moda
de la moda simbolo de poder y estatus social, desde la edad de piedra hombres y mujeres se vienen colgando accesorios al cuello. Desde la gargantilla con plumas de la ultima coleccion de Ralph Lauren hasta el diamante Stuart que lucio Maxima en su coronacion, y en el medio, tachas, cadenas, piedras y animales, los collares son el nuevo fetiche de la temporada. texto MELINA BARRERA fotos GENTILEZA DE LAS MARCAS
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1. Complot 2. La Mercería 3. Penélope 4. Male Kelsey 5. Las Pepas
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n su libro La Parisienne, la exmodelo francesa y siempre referente de moda Inés de la Fressange, introduce el concepto de “dècalage”, que sería algo así como “desajuste”. En este capítulo de su manual de estilo ella propone llevar un collar de diamantes sobre una camisa de jean, o un collar de perlas sobre una camiseta. Y es que hoy los collares ya no son lo que eran, y a la vez, esta temporada lo son todo. Compañeros de noches elegantes y formales, pero también ítem imprescindible del street style más casual, incluso si son piezas de gran tamaño -collares XXL como también se los llama-, los collares son el accesorio del invierno, llevándose todo el protagonismo. Se usan con prendas con escotes más bien discretos o inexistentes, incluso sobre camisas cerradas y hasta pegados a la prenda misma. Y de la mano de los collares, los cuellos pasaron a un primer plano. Así es que también vemos, a modo de collar más extravagante, cuellos bordados, tejidos, e incluso engarzados, en diferentes metales, con piedras o cadenas. Los animales son otros que se cuelgan del cuello, y tienen lugar en forma de tigres, leones y elefantes, que se suman a los búhos y
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lechuzas que ya venían invadiendo accesorios y estampas desde temporadas anteriores. En un breve repaso por el diseño local, Kabinett lanzó Kabinett Collaborations, una línea exclusiva de prendas y accesorios realizados por diferentes marcas y autores, proyecto al que se sumó Male Kelsey, con una colección de diez collares realizados con piedras semipreciosas, plumas y cadenas, piezas únicas hechas a mano por la diseñadora. La Penélope rescata y destaca al collar en todas su líneas, como en Metálica -con metales combinados en diferentes tamaños, formas y colores-, Cleopatra -que acepta una vez más todo tipo de perlas-, Resplandeciente -con strass, piedras y metales-, o Naturaleza Corazón -en dorados y negros-. La Mercería tiene una gran variedad de collares cortos, desde cadenas en diferentes metales y piedras multicolores, hasta de raso negro con canutillos. Blackmamba suma águilas y arañas a una línea que admite diseños étnicos con grandes chapones combinados con piedras en su última colección, Tarot. Besha completa su línea de bolsos y carteras con una selección de accesorios, collares incluidos, con guiños rockeros y hasta punkies. E India Style, como nunca, exhibe collares largos y cortos, con un
sinfín de piedras y diseños, cadenas, cuentas, dijes, entre infinitos. Y muchas marcas como Complot, Las Pepas, Ayres, Rapsodia, entre tantas, también usaron el accesorio del collar en todos sus formatos para complementar sus looks.
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1. Besha 2. Las Penélope 3. Blackmamba 4. Las Pepas 5. La Mercería
breve historia del collar El collar siempre fue una pieza importante de la joyería de todas las civilizaciones, desde la edad de piedra, cuando se decoraban con moluscos. Luego le siguieron diseños con piedras, huesos, conchas de mar y dientes de animales, entre los más populares. Con el oro, el cobre, la plata y otros metales, los collares se volvieron cada vez más llamativos y sofisticados. Anterior a los aros y anillos, el collar siempre estuvo relacionado a la magia y la brujería, ya que representaba los poderes del mundo oculto. No hubo hombre o mujer poderosos en la antigüedad -ni reyes ni sacerdotes más adelante- que no llevaran alrededor de su cuello algún accesorio destacado que aludiera a su poder o condición social. Basta pensar en los collares anchos de Cleopatra -el collar fue pieza clave de la orfebrería egipcia-, en las cruces con engarces de piedras preciosas exhibidas en los museos del mundo que prueban el poder de la iglesia católica en la Edad Media, y la importancia de los collares de la realeza, incluso en la actualidad. ¿O alguien pudo ser indiferente en la cena de gala, parte de los festejos de la gran coronación de Holanda, al collar que llevaba Máxima, que combinó su vestido rojo de Valentino con un diamante de 36 quilates de la India, llegado a los Países Bajos a fines del siglo XVII a través del gobernador Guillermo de Orange, y de su esposa, la princesa Mary. Una gema conocida con el nombre de Stuart, en recuerdo de la primera reina que la llevó. En las diferentes civilizaciones de la antigüedad los collares más frecuentes consistían en una cadena fina de metal precioso con algún colgante de diseño, según el estilo de cada región. Hubo perlas, cuentas de vidrio y piedras preciosas desde las civilizaciones pre5.
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No hubo hombre o mujer poderosos que no llevaran alrededor de su cuello algun accesorio que aludiera a su poder o condicion social. helénicas. En la Edad Media se extendió el uso de las cadenas finas con varias vueltas alrededor del cuello, y la variante bizantina incluyó medallas y monedas de oro como colgantes. Hasta el siglo XII las mujeres provenzales de los medios cortesanos pusieron de moda la gargantilla de tela ajustada al cuello en la que se cosía un hilo de perlas pequeñas. En el siglo XV se puso de moda el collar sobre el escote y no sobre el vestido. Y ya en los siglos XVI y XVII se empezaron a usar collares de esferas gruesas huecas, caladas o con filigranas. La Revolución Industrial trajo nuevos materiales como el caucho, el acrílico y el policarbonato, además del cromo, el aluminio y el titanio. Todos, en todas las épocas, con un denominador común: enmarcando la cabeza, descansando en el cuello y en el pecho, muy cerca del corazón. collares de autor Dicen que María Antonieta fue a la guillotina por culpa de un collar, ya que fue acusada injustamente de encargar un collar de diamantes mientras su pueblo moría de hambre. En otro contexto, entrar a la tienda de Celedonio Lohidoy, le hace perder la cabeza a cualquiera. El arquitecto-joyero maneja
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como nadie las combinaciones de materiales, en diseños eclécticos en los que trabaja con las transparencias, el color, la luz y las formas. Flores, hojas, insectos, siempre la naturaleza en forma de collar, exquisita alianza de cristales, perlas y piedras semipreciosas. Fernanda Sibilia esta temporada diseñó collares cuello camisa, que se consiguen en el local de Condimentos. Son de bronce enchapado y esmaltado. Fahoma, con sucursal porteña y española, diseña producciones limitadas y tiene firmas invitadas exclusivas. Cada uno de sus collares combina sabia y elegantemente tradición y modernidad. Este invierno, un tejido de piedras, cristales y metales que resultan flores multicolores en primer lugar. Por su lado, Dolores Iguacel, siempre con un ojo en lo que pasa en las grandes capitales de la moda, impuso el águila que tanto está copando el mundo de los accesorios, con unas pocas piezas con la enorme ave protagonista. Entre su propuesta, maxi collares para usar sobre sweaters, camisas y vestidos, y los más arreglados, para lucir sobre remeras estampadas con logos, siguiendo el concepto de Inés de la Fressange de “dècalage”. Ese desajuste tan necesario para sumar estilo a cualquier outfit de este invierno 2013.
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