entrevista
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Ricardo Darín
despues de la tormenta En el verano, estreno la pelicula Tesis sobre un homicidio y protagonizo una discusion con la presidenta Cristina Fernandez de Kirchner. ahora, Darin habla sobre el episodio, dice que le gusto la carta de la presidenta, asegura no ser opositor, pide por un pais inclusivo y cuestiona a los medios que utilizaron sus declaraciones. tambien, claro, habla de cine, teatro y television.
texto Gisela Etlis
U
n amante de las contradicciones. Ricardo Darín se pasea entre la estrella internacional de cine y el tipo simpático que, con el fin de presentarse, sonríe y seduce con un chiste. Se burla de su propia altura y tiene una especial preferencia por autoproclamarse “un tipo con suerte”. Pese a haber protagonizado un entredicho con la presidenta de la Nación, Darín no deja de estrenar películas -la útima fue Tesis sobre un homicidio, de Hernán Goldfrid- aunque este año decidió hacer lo que más disfruta: teatro, en Escenas de la vida conyugal, de la mano de Norma Aleandro. En un mundo de halagos, premios y prestigio, no teme volver a dar su visión de la política en Argentina, tratando de conciliar y aclarar sus dichos. Tampoco se niega a reflexionar sobre la manipulación mediática que se le dio a sus declaraciones sobre el patrimonio de los
Fotos Jazmin Arellano
funcionarios públicos, sin importar su partido político ni alineamiento. “Los medios utilizaron una frase mía y me arrastraron por la vereda pública como quisieron. Y la verdad es que me parece que eso no se hace”, dice, después de la tormenta. -¿Qué fue lo primero que se te cruzó por la cabeza cuando viste la carta de la Presidenta dirigida a vos? -Lo primero que pensé fue: “En qué quilombo me metí”. No lo podía creer... Por lo menos, tuve la oportunidad de aclararle algo a Cristina, que me parece lo más importante, y es que yo no hablé sólo de la Presidenta. Hablé del patrimonio de todos los funcionarios, oficialistas y no oficialistas. -¿Sacaron de contexto lo que dijiste ? -Lo sintetizaron. Pero bueno... Les pareció mucho más jugoso ponerlo así, aunque tam-
poco digo que fue mala fe. Yo probablemente haya cometido un desajuste en tiempo y distancia, porque estamos en un momento jodido, los medios utilizaron una frase mía para un lado y para el otro, y me arrastraron por la vereda pública como quisieron. Y la verdad, me parece que eso no se hace. -¿Te molestó que Cristina te contestara? -Al contrario, me pareció bien. Creo que fue un gesto noble. Se sintió atacada por un ciudadano y le respondió con altura y respeto. -Sin embargo, en las redes sociales no fue tan respetuoso el trato. Muchos te proclamaron el líder anti K ... -Me contaron. Yo no apoyo a la gente que usó mi nombre para insultar a la Presidenta. No me gusta la grosería, ni la falta de respeto. Los debates tienen que ser más elevados porque no somos enemigos. Algunos me tratan de tibio o de que “estoy con la corpo”... ¡De qué
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corpo me hablan si yo ni sabía que Brando era de La Nación! -¿Sacás algo positivo de esto? -Que la gente se pudo expresar, incluso para putearme. Mucha gente que no me conoce me apoyó, y otros que me conocen desde hace más de 30 años se olvidaron de qué clase de persona soy. Por otro lado, me parece importante aclararlo: hay cosas de este gobierno que me gustan, tengo una opinión independiente pero no soy opositor. -Por ser una persona pública, ¿tenés una responsabilidad social cuando opinás? -Sí, tengo esa responsabilidad, pero siento que no me tengo que cuidar. Estamos en un momento de nuestro país en que la gente teme decir algunas cosas porque se van a enemistar con sus amigos. -¿Te alejaste de mucha gente por pensar distinto? -Tengo algunos amigos con los que difiero sobre algunos temas de actualidad y no los evito, pero los llamo con menor frecuencia. No quiero correr el riesgo de que alguno diga alguna de esas cosas de las que no se vuelve. Me gustaría que discutamos sin perder el
el abogado de Tesis sobre un homicidio, obsesionado por encontrar a un asesino, quizá para ganar el juego, más que para hacer justicia. "No hago personajes lineales porque soy contradictorio. Creo que la vida es un poco así, compleja. Vos estás defendiendo no sé qué teoría y de pronto la vida te empuja y obliga a que revises eso. ¡Demostrame hasta qué punto sos pacifista cuando te acaban de secuestrar un hijo! La vida es muy guacha en ese sentido", afirma. -En una nota de la web, un lector comentó: “Si es una peli de Ricardo Darín, seguro es un éxito”. ¿Cómo llegaste a eso? -También la leí. Es un concepto errado. Si una persona vio cinco o seis películas mías y le gustaron, es lógico que esa persona se sienta habilitada a decir “si es una peli de Darín, es de calidad”, y contra eso no puedo hacer nada, al contrario, me resulta un halago. Pero es injusto con los demás. No estoy subido a una falsa modestia; digo que no estoy solo, muchos laburan para una película. -¿Reconocés el momento en que cruzaste esa línea en tu carrera? -Primero tuve que salir de un encasilla-
-¿Qué recuerdo tenés de Bielinsky? -El mejor... Prefiero hablar de otra cosa. No porque no quiera, pero me cuesta mucho hablar de él, de su muerte. Es como si no hubiera hecho el duelo. Es muy raro. -Roberto Bermúdez, tu personaje en Tesis sobre un homicidio, es un abogado retirado que busca seguir activo en su carrera. ¿Pensaste alguna vez en retirarte de la actuación? -La verdad es que no tengo mucha fantasía respecto de mi futuro, aunque sí lo hago con el futuro de la sociedad, de mi familia. Quizá es por una deformación de oficio, que siempre juego a ser otra persona y me cuesta hacer foco en mí mismo... Tendría que hacer terapia, ahora que lo pienso. En lo profesional, no me veo en la docencia, no tengo la paciencia necesaria. Creo que mi futuro está en la dirección. Es una de las cosas que más me gusta hacer, ya lo he probado y me sentí cómodo. cambiar el mundo En Elefante Blanco, Darín encarnó a un sacerdote dedicado a ayudar a familias que viven en una villa de Buenos Aires. Dedicada al padre Mugica y dirigida por Pablo Trapero, la his-
“no apoyo a los que usaron mi nombre para insultar a la Presidenta. Y me parece importante aclararlo: hay cosas de este gobierno que me gustan, tengo una opinion independiente pero no soy opositor." amor. Finalmente, queremos que las cosas sean mejores para todos. -Sin embargo, hay quienes no creen en un país inclusivo. -Es una minoría, es la que está en contra de todo por las dudas, y se desenmascaran solos. Pero yo hablo del otro enorme porcentaje de gente que sí quiere un país mejor para todos. -¿No hay temas que son blanco o negro, que dividen? -Es que no puede ser así. ¿Por qué estigmatizamos todo? Si soy de River y otro de Boca, ¿por qué no nos divertimos debatiendo, aunque yo siga amando a River y el otro a Boca? Cuando un amigo dice, por ejemplo, “qué negros de mierda” pienso ¿se lo dejo pasar? No me voy a hacer el boludo porque después me queda atravesado y me sale un quiste... Creo que la discusión es sana entre gente civilizada. bisagras Cuando se apagan las luces y comienza la película, es inevitable pensar en Ricardo Darín como un actor que se destaca por interpretar papeles tan complejos como humanos. Así fue
miento al que fui sometido como el galancito. Pero nunca me quedé quieto. Quería algo que me hiciera sentir bien a mí, más allá del reconocimiento popular que todos buscan. -¿Vos buscaste el reconocimiento? -No, a mí me llegó de la mano de laburos en los que participaba, pero no era el factor principal. La bisagra fue después, a partir de Nueve Reinas y El hijo de la novia. Cuando se mezclan trabajos tan distintos uno de otro, te dan profundidad y textura. Porque si ves a un tipo que hace un buen papel, empezás a sospechar y decís “era su papel ideal”. -¿El personaje de Nueve Reinas fue tan importante para vos como para los espectadores y la crítica? -Nueve Reinas surgió “de la nada”, sin una gran promoción, ni bombos ni platillos. Se hizo sólida desde abajo, con la gente. Además, los críticos más reacios a lo que llaman “cine comercial” no se imaginaban que iba a ser un éxito de taquilla, entonces la pusieron por las nubes. Se armó una ensalada que hasta a Fabián Bielinsky le tomó cinco años salir de eso. Y yo todavía sigo hablando del tema.
toria fue filmada en dos villas porteñas. "La película fue toda una revelación para mí en muchos sentidos, hasta el punto de poner en duda mi falta de fe. Acercarte a la gente real, sufrir con las cosas que les pasan, reír con las cosas que les causa gracia, me redimió", dice. -¿No sentiste culpa? - En ningún momento me sentí tratado distinto, ni discriminado, ni yo discriminé a nadie. Pero es imposible no sentir culpa, porque yo llego a mi casa y me ducho con agua caliente, levanto el teléfono y funciona y mis chicos tienen comida en la mesa. - Varios salieron del cine con ganas de cambiar el mundo, pero les duró poco... -Es que cuando algo te pega emocionalmente, lo ponés como prioridad. Al otro día, no tenés para pagar el alquiler, tenés que laburar, y resulta que eso pasó al séptimo puesto. -¿Y eso te convierte en un insensible? -Es que para volver a subirlo tenés que hacer todo un laburo que te da paja, y te empieza a picotear en la cabeza la opinión de alguien que piensa que ese impulso repentino no vale la pena. Y en el mano a mano, aunque sea uno,
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siempre vale la pena. -¿Para esto, fue importante tu relación con Juan Carr? -Hace diez años que Juan dedica su vida a ayudar a los demás, a cambiar el mundo. Y a mí me contagió sus ganas. Los que no se corren del eje consiguen que sus sentimientos estén en armonía con sus pensamientos. Juan Carr es un tipo que me produce el efecto de recordar de qué eje no me tengo que correr. Cuando se le ocurre una idea, la discutimos y el resultado es que tres chicos estén abrigados en invierno. Eso no me hace la madre Teresa de Calcuta. -¿Y por qué cuesta tanto ayudar? -Es por el sistema, que es muy hijo de puta, pero va a colapsar, aunque nosotros no lo veamos. Porque la acumulación de la riqueza está cada vez más concentrada en menos personas. Europa y Estados Unidos están en llamas y pensábamos que eran los más capos de la Tierra. El sistema es perverso con los seres humanos y a estos tipos que acumulan mil millones de dólares, no les importa ni su propia familia. -¿Se puede criticar, técnicamente hablando, una película que aborda temas como la última dictadura o la pobreza extrema? -Hay una tendencia generalizada a respetar la temática y enmascarar o esconder ciertos aspectos que tienen que ver con lo técnico. Yo no estoy muy de acuerdo con eso, a mí me gusta que las cosas se hagan bien. Pero hoy en día el público está muy entrenado: el espectador sabe de diálogo, de iluminación, de música, de montaje. Hoy podemos ver diez películas por día desde casa y cinco veces la misma. Entonces podemos darnos cuenta por qué esa escena nos atrapó tanto. Cada vez es más dificil hacer cine y satisfacer al ojo entrenado. un tipo con suerte “Yo soy un enfermo, nunca puedo hacer las cosas de taquito, porque salen mal. No me siento bien, necesito otra cosa, necesito sentir que tengo los pies metidos en el barro”, dice casi sin pagar peaje. La reflexión llega sin aviso previo, como una tarjeta de identidad presentada tardíamente. Como una definición o una manera de confirmar una manera de actuar. -Entonces, ¿volverías a hacer televisión? -Sí, pero no una tira diaria. Aunque no quiero decir que nunca lo haría, porque de repente me quedo sin un mango y tengo que pedir por favor hacer una telenovela. Yo estoy bien así, ya hice mucha televisión, demasiada. Hice de todo: cosas horribles, pésimas, banales, algunas muy buenas, excelentes, estupideces, telenovelas de mierda con diálogos insoportables, haciéndole creer a la gente que estaba enamorado de una mina a la que, en realidad, no soportaba. La tele no me debe nada y yo no le debo nada a ella.
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"Creo que fue un gesto noble que cristina me contestara. Se sintio atacada por un ciudadano y le respondio con altura y respeto". -Preferís, claramente, el cine. -Por suerte, encontré este refugio llamado cine, en el que puedo meterme en una historia y sacármela de encima rápido. Y cuando nos sacamos de encima la televisión y el cine, nos queda el teatro, que es lo que más me gusta. Ahí no hay chamuyo: es peligroso, es un juego con adrenalina. Porque a un tipo no le gustó lo que hiciste y se levanta y te tira con algo. Ha pasado. -En una filmación ¿marcás errores ajenos? -Sí, pero trato de que lo tomen bien. A mí me encanta que un colega me diga que mejor no me vista de negro para tal escena porque no hace contraste con el fondo, o que me peine de tal forma... Aunque cada vez son menos los que se animan, por ese tema de uy, es Darín. Yo lo hago y en el set soy peinador, maquillador, iluminador, guionista, director, actor, todo. Porque entiendo el trabajo de equipo de esa forma: sé dónde está el cable del micrófono, de dónde viene la luz, cómo está colocada la cámara y qué necesito hacer para
que el plano de mi compañero o compañera esté favorecido. Por eso soy un dolor de huevos en un rodaje. -¿Disfrutás siempre de lo que hacés o hay ocasiones en que lo ves como un trabajo? -Yo esa premisa la tengo clarísima desde mis diez años. Tuve la suerte que no tuvieron mis viejos, dos buenos actores que fueron pioneros de la radio y la televisión, hicieron cine, teatro, de todo, y nunca encontraron estabilidad. Es decir, nunca tuvieron una cena con sus hijos sentados sintiendo que por los próximos seis meses iba a estar todo bien y sin penurias económicas. Visto desde la mirada de mi papá o de mi mamá, yo soy Tom Hanks. Eso de que “tengo la vaca atada”...¡Sí, es flaca, pero la tengo atada para que no se escape! He tenido mucha suerte, no es que no trabajé, pero hay tantos actores talentosos que no pudieron hilvanar tres trabajos seguidos para hacerse conocidos que, entonces, tengo que hablar de cierto privilegio y fortuna. Y no está mal que me considere un tipo con suerte.
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