Sola con ella

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SABRINA GARCIARENA

SOLA CON ELLA sabrina Garciarena es una chica de bajo perfil y espiritu luminoso. Luego de triunfar en Europa, regresa a la Argentina, donde se estrenara la pelicula Sola contigo de Alberto Lecchi, la miniserie Siete vuelos, con Lito Cruz, y donde participara en los unitarios Historias del corazon. Una vuelta al trabajo, pero por sobre todo, a sus afectos y al amor. texto Susana Parejas

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Fotos Alejandra Lopez PRODUCCION Andy Benegas

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n mi familia son todos médicos", advierte Sabrina Garciarena dando cuenta que la profesión no le vino como herencia familiar. Su mamá es odontóloga, su papá bioquímico. Para Sabrina recordar por qué se volcó a la actuación son flashes que aparecen como picoteando la memoria. Y si bien el presente la encuentra triunfando como actriz, no todo fue tan claro al principio. Un poco tuvo que "amigarse" con la profesión que hoy la lleva a ser una de las actrices jóvenes que más trabaja en el exterior.

Para quien no conoce su hoja de ruta, hay que aclarar que no arrancó hace poco, sino en plena adolescencia: a los quince formó parte de Verano del 98, también fue una chica Suar y actuó en telenovelas como Rebelde Way, Amor en custodia y Son amores, entre otras. En la pantalla grande, compuso al personaje entrañable de Felicitas Guerrero. Para sus treinta años, edad que queda sólo como un dato más ya que su look es el de una eterna adolescente, lleva muchos personajes en su haber.

-¿Cuál es el primer recuerdo de cuando decidiste "quiero ser actriz"?

-Mi mamá me llevaba mucho al teatro, pero en mi familia son todos médicos, no me podía dar cuenta de que actuar era mi vocación. Sí tenía un primo, Hernán, que es periodista y trabaja en los medios, que hacía obras de teatro, y yo veía cómo escribía, ensayaba y dirigía sus obras a los 14 años.

Eso fue lo primero que vi. Después la mamá de mi primer novio era actriz, se había formado con Agustín Alezzo y tenía una escuelita de arte en Ramos Mejía. Son flashes que me aparecen. Me acuerdo de haber ido a ver Cyrano de Bergerac, con Juan Leyrado e Inés Esteves, que siempre me pareció una actriz maravillosa. Me apena que no esté trabajando más.

-En tu familia son todos profesionales, ¿sentías que tenías que estudiar una carrera?

-La verdad que me resistía un poco, porque hacía cosas de teatro, pero decía: "No, mi carrera va a ser otra, psicóloga o algo parecido". Luego me fui amigando un poco más con la historia. Te digo la verdad, no es fácil esto de la vocación, de darse cuenta, hay tanta gente que hace cosas que no le gustan. Pero yo siempre tuve mucha facilidad con las señales de la vida. Al principio me sentía incómoda, con el tiempo todo se

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fue acomodando.

-¿Cómo vivís esto de ser conocida desde tan chica?

-Como hace cinco años que estoy haciendo cine y trabajo afuera, mi vida es más tranquila en Buenos Aires. Yo sé que mañana hago tele y entonces ¡ufff! de nuevo. Igual siempre la gente que se te acerca es súper respetuosa. En mí está muy naturalizado esto, porque tengo mis amigas de toda la vida de mi barrio, pero también tengo mis amigas del trabajo, y estoy acostumbrada que a cualquier lado que voy todos saben que me llamo de esta manera y ellas se llaman de esa manera.

“Como hace cinco años que estoy haciendo cine y trabajo afuera, mi vida es mas tranquila en Buenos Aires. Yo se que mañana hago tele y entonces ¡ufff! de nuevo”.

-¿Leí que eras un poco tímida, cómo te llevas con eso?

-Era muy tímida de chica, después me lancé. Todo lo nuevo me da un poco de temor, lo desconocido, pero no soy de las que tienen miedo y se quedan.

-¿Por tercer año sos la cara de Sol y Oro, cómo te pega verte en gigantografías en ropa interior?

-Me gusta, no molesta. Tampoco me da timidez verme en la tele, o en el cine, soy muy exigente. Y cuando veo la escena pienso que la pude haber hecho mejor, es muy raro que un actor se vea y diga, “qué bien que estoy”. Yo creo que hasta el actor más importante de Hollywood cuando se ve se critica algo. entre el cine y la tele El presente la encuentra en Buenos Aires y con varios proyectos por estrenar. En abril, Sola contigo, la película de Alberto Lecchi ("Lo amo, lo quiero como amigo además de admirarlo como director"), con Leonardo Sbaraglia y la actriz española Ariadna Gil. Sabrina compone a la secretaria de

Ariadna. “Su personaje es una mujer que tuvo muchos golpes en la vida y que trata de reponerse. Mi personaje la conoce mucho y tiene una relación muy amorosa con ella. El guión me encantó, es un thriller con mucho suspenso", adelanta.

También este año se emitirá la miniserie Siete vuelos, que grabó en Misiones junto con Lito Cruz y Víctor Laplace, donde compone a una ingeniera química que se entera de que tiene otro padre y viaja a Misiones a descubrir la verdad. "Más allá de que la naturaleza y el lugar son increíblemente bellos, me sentí muy a gusto con la gente misionera", asegura la actriz.

Para no perder su presencia en Europa, viajará a España a redondear unos proyectos. "Pero estaré dos meses", aclara. Es que los últimos años la tuvieron haciendo maletas. Estuvo en Italia, por la miniserie Tierra Rebelde, de la RAI, en la cual es protagonista, también filmó en Túnez La sombra del destino.

Si bien reconoce que en la tele se siente "como en casa", no duda en decir que "el cine la enamora", tanto que si tiene una decidir entre uno y otro, el séptimo arte siempre gana. "Quiero filmar siempre. El cine es mi primer amor", declara con énfasis. Este año volvió a la tele personificando a Roxy, en los unitarios Historias del corazón, por Telefé y, aunque no quiere adelantar mucho para que no se pinche, hay un proyecto en el canal de la calle Pavón que la puede tentar a volver a las telenovelas para mediados de año.

-Hiciste muchos personajes de época, ¿te gusta hacer películas históricas?

-Sí, me tocó hacer mucho de 1800. Me gusta hacer cosas contemporáneas, pero también me gustaría hacer algo de los años 20, 40 o 50.

-¿Qué te atrapa de esos años?

-Me parece que los tiempos de las cosas eran diferentes, las conversaciones, las cartas escritas... En los últimos años, me tocó vivir en Europa por trabajo y la verdad es que veo la arquitectura, la historia... Los bares se mantienen, los edificios se remodelan, pero las fachadas quedan igual. Eso tiene que ver con cómo vivían nuestros ancestros.

-¿Ahora te vas de nuevo a trabajar al exterior?

-Sí, viajo a España porque tengo unos proyectos, pero estaré dos meses. Tengo representantes en el exterior y trabajo donde

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¨Tengo representantes en el exterior y trabajo donde me toca. Pero estoy poniendo mucha prioridad a estar aca. este es mi lugar en el mundo. Se extraña mucho cuando estas afuera¨.

me toca. Pero estoy poniendo mucha prioridad a estar acá. Este es mi lugar en el mundo.

Se extraña mucho cuando estás afuera. volver a las raices Sabrina se mete en la charla sin reservas, habla de todo, revela que está triste porque murió hace muy poco su abuelo paterno, Osvaldo. "Fue la persona más importante en mi vida porque cumplió con los cuatro abuelos en uno". Pero más allá de la tristeza de estos días, se siente bien. Volvió a la Argentina luego de rumbear buscando otros puertos laborales por el mundo, volvió a sus afectos, volvió al amor.

- Te criaste en Ramos Mejía. ¿Qué recuerdos tenés de tu infancia en el barrio?

-Me acuerdo de que mi papá nos hizo en el parquecito de mi casa una miniplaza.

Teníamos tobogán, calesita, sube y baja.

Con mis amigos íbamos ahí, después andábamos en bicicleta por el barrio. Yo no le decía nada a mi mamá y salía de mi casa y me iba a la casa de mi vecina, entonces se podía hacer eso.

-De Ramos Mejía a un piso 38 en Puerto Madero. ¿Te sentís parte de este barrio?

-Yo digo, "de Ramos Mejía al mundo". Mi abuelo fue uno de los primeros pobladores de Ramos, cuando no había estación de tren, él nació ahí incluso. Para mí Ramos es mi raíz, absolutamente, toda mi familia, tíos, primos, viven ahí, yo soy la única que me mudé a Capital por un tema laboral, y después me fui al mundo. Viví en un montón de lugares, estuve en el desierto de Sahara, y entonces desde Ramos Mejía a ese punto del mundo me suena raro (risas). Es medio transitorio Puerto Madero en mi vida, estoy esperando que terminen mi departamento en Palermo.

-¿Y vas a vivir sola o a convivir?

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-¡Ay!, no sé. Pero se supone que ya estamos en edad...

-¿Y cómo estás ahora con Germán (Paoloski, conductor de Telefe)?

-Muy bien.

-¿Se casan, no se casan? Salen rumores todo el tiempo.

-Nosotros estamos construyendo este amor, que no es perfecto. Entre nosotros hay amor, cariño, amistad, compañerismo y hay un querer construir y estar parados en el aquí y ahora. Yo estoy bien en este momento y él también.

-¿Sos de creer en la grandilocuencia del amor o más en los detalles?

- Creo que el amor se construye, no creo en ese “flash” de primera vista, porque esosflashes, que a veces son del alma, que vos decís "nunca más voy a sentir algo así", y probablemente no lo vuelvas a sentir, esos amores son los que menos funcionan. Creo en el amor pero no en el perfecto, sino en el que se lucha, se construye.

-¿En qué momento de tu vida sentís que estás?

-Estoy muy plantada en el ahora, pero no por los libros de moda, porque tampoco es que los leí demasiado. Estoy plantada en el ahora porque siento que lo que uno va construyendo en el ahora es un poco lo que recordás del pasado y lo que viene también, es la huella que va dejando. Soy muy consciente de cada una de las cosas que me van pasando. Hay gente que le pasa la vida y no se da cuenta porque está metida en los problemas, en el trabajo. A mí me gusta mucho mi trabajo, pero me gusta disfrutar de los momentos también. Hoy estoy como esperando lo que va a pasar, no puedo saber lo que va a pasar mañana, pero me da curiosidad.

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