Suspiro limeño

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viajero

Suspiro Limeño En el mes del Festival Mistura, la cronica de una ciudad donde la comida, los dioses y las culturas mas diversas estan siempre presentes. Todo se da cita en Lima: los pueblos perdidos, los conventos misteriosos y los mercados repletos de colores y aromas. texto y fotos: Guido Piotrkowski (desde peru)

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n Lima hablamos todo el día de comida”, dice y sonríe mi nuevo amigo Cristian, limeño de pura cepa. No es para menos, hay cerca de ¡22 mil restaurantes! y más de treinta escuelas de cocina en Lima, cuya feria gastronómica, Mistura, atraerá más de 500 mil personas del 7 al 16 de septiembre. Además, la gastronomía peruana fue reconocida por la OEA (Organización de Estados Americanos) como Patrimonio Cultural de las Américas en 2011. Y, sin exagerar, aquí se come como los dioses. Lima, la única capital sudamericana que balconea al Pacífico, es romántica. Basta darse una vuelta por el Parque del Amor, donde las parejitas van a contemplar el atardecer frente al mar y los recién casados a tomarse las fotos de rigor junto a la escultura de El Beso. El perímetro del parque está rodeado de un muro de azulejos coloridos, ondulado e irregular. “Amor es como luz”, dice la frase del poeta Martín Adán, una de las tantas que se leen en el muro

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BACANAL septiembre 2012

azulejado. Y el 14 de febrero, para el Día de los Enamorados, cientos de parejas participan de un peculiar concurso: “El beso más largo”. Lima también tiene un puente que le hace el juego al amor, el Puente de los Suspiros, que atraviesa el bohemio barrio de Barranco, donde alguna vez habitó Mario Vargas Llosa. Dicen

Describir la cantidad y variedad de los productos es imposible. Pero aqui estan los alcauciles mas grandes del mundo y las paltas mas sabrosas, los frutos mas extraños y los mariscos mas frescos.

que hay que pedir un deseo -de amor- antes de cruzarlo, contener la respiración y soltarla al otro lado. gastronolima Para intentar comprender la pasión de esta ciudad por la comida, hay que arrancar el recorrido por el Mercado de Surquillo. Un festín de colores, aromas, sabores y texturas se revelan dentro de este predio de estrechos pasillos. Es media mañana y no hay mucho movimiento. Describir la cantidad y variedad de los productos que hay es imposible. Pero podemos asegurar que se encuentran los alcauciles más grandes del mundo y las paltas más sabrosas del planeta, los frutos más extraños y los mariscos más frescos, todos los ajíes habidos y por haber. Este es el ingrediente insustituible en la culinaria loca, e incluye los rocoto, amarillo, panca, arnaucho, limo, cerezo, mochero y más. Una centena de puestos atesora infinidad de frutas y verduras exóticas, especias y plantas con propiedades curativas. Cortes varios de carnes, cerdo, sinfín de mariscos y pescados. La geografía supo ser generosa con este país, todo lo necesario para un banquete se cultiva de los Andes a la selva y al Pacífico, y aquí lo aprovechan de maravillas: Perú supo cosechar sus frutos y hoy es referente mundial en gastronomía. Lúcuma, chirimoya, granadina, aguaymanto; limón sutil -indispensable para el mejor pisco del globo-; decenas de papas: papa huayo, papa amarilla, papa boutique o papa nativa, “de corazón morado, dulce como el camote”, me sopla una vendedora. Choclos gigantes y yuca; la maca, el ginseng peruano o viagra natural. Las hojas de coca, sagradas e infaltables. “Eso es lo que me tiene así, la coca de los incas, que tiene bastante calcio”, comenta Nico, un antiguo puestero que asegura tener setenta, y de verdad que no los aparenta. “Tiene tres veces más calcio que la leche. La tomo en


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