Entrevista
MIGUEL ANGEL SOLA
EL REGRESO DEL HIJO PRODIGO
Volvio para reflotar La Tipica en Leve Ascenso y ponerse en la piel del autor de El Eternauta, en la miniserie German, ultimas viñetas. Vida y pasion de un actor que sabe que cada round puede ser el ultimo. texto Jessica Fainsod fotos Juan Carlos Casas
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erio. Más que serio, adusto. Pero gentil. Le tiende la mano a los mozos del Bar La Poesía, de San Telmo. Miguel Angel Solá ya es un habitué del lugar desde hace más de un mes. Se sienta, pide un café americano con azúcar, otea los retratos de los poetas que envuelven las paredes. Poetas como Homero Expósito o Juan José Manauta o
"el eternauta es Un fragil que debe ser fuerte; un humano despojado de su condicion; obligado por gurbos y cascarudos (traduzcanse segun idea y sentir) a armarse de bronca, odio y tambien de locura que lo ayude a luchar."
Carlos Mastronardi. “¡Qué caras”, lanza con una tonada que no suena porteña. Ni española. “Mi tonada es del Paraná. Elegí este modo de hablar de mi primera novia, a los 13 años. El porteño me parece un idioma muy punzante. Yo soy más del campo. En España vivo a 6 kilómetros de Madrid, en Majadaonda”, aclara mientras gesticula con
sus dedos largos y cuidados. Pero su rostro está contraído. Hace 13 años que se fue del país a vivir a España con quien fue su mujer hasta hace un año, la actriz Blanca Oteyza. Con Blanca tuvo a sus dos hijas: María y Cayetana, de 15 y 11 años. Con Blanca actuaron juntos en España, en El diario de Adán y Eva, que batió todos los records de permanencia -estuvo un década de gira y superó el 1,5 millón de espectadores-, y repitió el éxito con Por el placer de volver a verla, y el año pasado la dirigió en Antes te gustaba la lluvia. “Era la primera vez que dirigía, porque no podía actuar. Me estaba recomponiendo de los accidentes que tuve. Primero el grave accidente en el mar, que me dejó una lesión medular. La noche anterior al estreno de Por el placer de volver a verla, me desmayé a las tres de la mañana en el baño de mi casa y tuve la mala suerte de encontrarme con el terrario de tortugas de las nenas, que es de cristal y acero y me hundió el pómulo. Tengo 133 puntos”, describe casi sin detenerse. “Lo último, un terrible dolor en el hombro que después de un año descubrieron que se debía a dos tendones cortados. Blanca se fue con las niñas de vacaciones y al volver me dijo que sentía que ya no podíamos seguir juntos”. Fueron años duros. “Ya no lloro. Pero lo hice durante un año entero, caminado por la calle, en los colectivos, en el subte. No podía parar.” Habla sobre la separación y su cuerpo tiembla. Son sus piernas que insisten en moverse. ¿Dónde quedó la fama de mujeriego? “Esa es la gente que habla. Tuve mis historias. Pero cuando me enamoré, planté bandera.” De hecho hace tan sólo tres años, declaró devoción hacia su mujer con quien llevaban quince años de casados. “Amor es su olor. Y su despertar. Y su dormirse confiando en mí. En nosotros. En lo que nos animamos a hacer juntos”, dijo en aquel tiempo. Un tiempo bien distinto a este, sin dudas. - ¿En qué se transforma el amor cuando se termina?
- Lo que voy sintiendo es muy cambiante, no puedo hablar de eso ahora. Junto a mi mujer, yo estaba anclado en una orilla. Algún eslabón oxidado de la cadena se partió y hoy me encuentro en medio de un océano que no solía navegar solo. Algún día, podré contestar convencido. Lo dicho, dicho está, como lo sentido y lo pensado. Nada de eso queda. Ignoro dónde va a morir el amor. Sé que sobreviví. Sé que tengo dos hijas y que ella es la madre, lo demás es niebla. otra vuelta de pagina Tiene fama de gran actor. Y la fama en este caso no es puro cuento. Hace 13 años que Miguel Angel Solá no vuelve a Buenos Aires con un espectáculo propio. Hoy regresa con la mítica banda de un puñado de virtuosos de la que fue partícipe: La Típica en Leve Ascenso. Con la nueva formación presentará un género único, la comitragedia musical telefónica, en la obra Como por un tubo. El teatro Sha está lleno. Muchas, muuuchas mujeres que quieren volver a ver a su amor imposible, al actor que comenzó a los 23 años en la televisión argentina, allá por 1973 y que actuó en cientos de películas y obras de teatro. Muchas mujeres acompañadas por sus parejas, maridos, amigos. El programa de mano es un periódico de cuatro páginas donde se describe la obra y una carta de presentación. “Para saber de qué trata la vida hay que vivirla. Esta obviedad se hace más que evidente cuando es la propia. Y uno, que no sabe qué hacer consigo mismo, se encuentra frente a frente con ella. Ella, la vida; ella, la amada; ella y la idea de ella; ella pensada; ella, abismo sagrado, caída en vertical, luz que ilumina el comienzo de una calle que no sabés cuándo y cómo ha de cortarse; ella, la esperanza de ser único, de no estar solo y la recta final del aprendizaje; ella, silla donde sentarse, mesa donde comer, cama donde empadronar tus datos de ave migratoria (…)"
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Mientras el público se acomoda en las butacas, se escuchan publicidades radiales que semejan a la de los años 50, cuando Solá aún no había nacido. Se escucha una canción: “Frota tus manchas oscuras con este nuevo jabón, con aromas a verduras, menuditos o salmón, lo que importa no es la moda, mucho menos el olor, Lo que importa es que te cura. Que te cura y se acabó.” En 1983 nació La Típica en Leve Ascenso. Por entonces, Juan Leyrado, Daniel Giménez, Oscar Righi (quien luego integraría la Bersuit Vergarabat) y Carlos Sturze le dieron vida a esta agrupación de casi veinte miembros que hasta grabaron un disco. Dos de sus integrantes originales retoman este invento en una "comitragedia radial telefónica teatralizada", Solá y Giménez. Y a ellos se suman Graciela Baquero, Enrique Quintanilla, Néstor Ballesteros, Daniel Giménez y Juan Giménez. Solá cuenta que como se hacía imposible coordinar el encuentro entre todos los miembros de la banda, comenzaron a ensayar por teléfono. "Por eso se llama Como por un tubo, es decir, un tubo telefónico, y es genial la cantidad de recursos que te permite este formato y esta experiencia", explica. La Típica del siglo XXI logró presentar el espectáculo en una sala pequeña de Madrid, los días lunes y martes: "Mientras ensayábamos, cobrábamos una entrada simbólica de 4 euros y luego de 6 hasta tener la certeza de tener un buen espectáculo entre manos. El boca a boca nos hizo muy bien, y nos ofrecieron una sala más grande para los fines de semana. Desde entonces, empezamos a fantasear con traerla a la Argentina". Como por un tubo narra los desamores de un peculiar personaje, interpretado por Solá. Se trata de Alberto Carlos Bustos, un especialista en el arte del adoquinado pictórico plano: "El tal Alberto Carlos Bustos existió de verdad”, confirma Solá. “En la obra está el ridículo, el desamor, el drama, la tragedia, donde se combinan poemas y canciones originales, en un homenaje a la radio de los cincuenta. Me hace muy bien escribir estos guiones, con tanto humor". A Bustos lo ha dejado su mujer y pena por ella. -¿Algún parecido con la realidad…? -Curiosamente la base de este espectáculo estaba escrita en el 95, cuando conocí a Blanca. Por supuesto tiene que ver con este momento de mi vida, si no hubiese elegido otro pasaje de Alberto Carlos Bustos para contar. -¿Es posible separar la vida real de la ficción? -Es una obligación y una necesidad de la
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salud psicofísica. Y un fracaso a todo nivel si no se logra. -¿Cuándo se cruzan esos caminos? - Se cruzan en la digestión, si vida y obra te permiten comer. Y vuelven a cruzarse al sentir que la tarea ha sido proba, bien hecha, disfrutada. Y otra vez se cruzan en la alegría del reconocimiento, si éste sucede. el eternauta Miguel Angel Solá tiene 62 años y quizás muchas más huellas. Es heredero y representante de una estirpe de artistas catalanes -nueve generaciones en total- del teatro, la radio, el cine y la TV. Sobrino de Luisa Vehil e hijo de Paquita Vehil. Protagonizó obras que escribieron un capítulo en la historia de nuestros escenarios: Equus, El hombre elefante, Camino negro, entre tantas otras. Actuó en películas que hicieron historia como El exilio de Gardel y Sur, de Fernando Solanas o Tango, de Carlos Saura. En la TV española, protagonizó Bruno Sierra, el rostro de la ley, que aquí
"volver Es retomar una tarea que aun no ha concluido, y tambien un volver a empezar desde otro lugar muy diferente al que alguna vez tuve. Y un termometro para saber si existe un publico que elige verme." se vio por Canal 7. Fue además uno de los creadores del teatro El Callejón de los Deseos. Se crió en los escenarios y allí crió a sus hijas. Siempre escribió poesías, guiones, canciones, cuentos “muy malos” -dirá-, cartas indignadas. “Siempre me llamó la atención la indecencia de la gente. Si no hubiese sido un escritor, me dijo una vez un amigo, habría sido un asesino serial”, dice y se ríe. Pero no le dura mucho la risa. Se indigna con las paredes pintarrajeadas de Buenos Aires, con los adoquines rotos, la basura esparcida, con que nadie haga nada por la gente que duerme tapada con cartones en la calle. “Aquí es un orgullo ser transgresor”, dice. Le preocupan los cables que atraviesan la ciudad y la afean. “Ves ese cable que une el edificio de enfrente con este. ¿Por qué? ¿Qué necesidad? Mirá aquel otro, llega hasta la otra cuadra. ¿Por qué dejan que hagan eso?”, señala desde
la terraza del Hotel boutique San Telmo Luxury, donde se aloja. Solá sabe componer a personajes históricos como cuando hizo de Jorge Luis Borges en Entre el amor y el espanto, dirigido por Juan Carlos Desanzo. También fue Salvador Mazza, en Casas de fuego, de Juan Bautista Stagnaro. Ahora se pondrá en la piel de Héctor Germán Oesterheld, en la miniserie de trece capítulos Germán, últimas viñetas, con guión de Luciano Saracino, y dirigido por Cristian Bernard y Flavio Nardini. También trabajará junto con Adrián Navarro en el policial Quién mató al Bebé Uriarte, dirigido por Alejandro Carreras, Gastón del Porto y Juan Pablo Arroyo, con guión de Marcelo Figueras. Luego, regresará a Madrid para ensayar y debutar con El veneno del teatro, ambientada en París del siglo XVIII, sobre el encuentro entre un excéntrico marqués y un actor. El argentino radicado en España, Daniel Freire, también participa de esta obra, dirigida por Mario Gas. En enero de 2013, Solá traerá esta pieza al escenario del Maipo. - ¿Qué implica esta vuelta a los escenarios porteños? - Mucho. Es retomar una tarea que aún no ha concluido, y también un volver a empezar desde otro lugar muy diferente al que alguna vez tuve. Y un termómetro para saber si existe un público que elige verme. Y una ilusión que se hizo realidad en cuanto la necesité con el corazón y la cabeza. - ¿Por qué decidiste volver? - En esta ocasión, porque me llamaron para hacer una miniserie sobre Germán Oesterheld, uno de los enormes guionistas de historietas del mundo -artista argentino, autor de El eternauta, Ernie Pike, Sargento Kirk y Ticonderoga, entre decenas de creaciones-; desaparecido durante la dictadura militar junto con sus cuatro hijas, cuatro yernos y tres de sus cinco nietos; quizás el mayor caso de genocidio familiar de todos los perpetrados por militares, civiles y religiosos asociados en esa cruzada contra natura que nos dejó a cuatro patas y sin respeto por la vida propia y ajena. -¿Cómo es ponerse en la piel de Oesterheld? - Por ahora es una hermosísima aventura. Los libros son preciosos y permiten un trabajo conjunto fantástico. Los directores son una delicia. Actores y técnicos trabajamos en armonía y con muchas ganas. Todo es ganancia, todo es prueba y error, prueba y acierto, prueba y más prueba. Estamos entrando en una época en la que Kodak no va a condicionar la producción de cine y TV. Ojalá esto
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"hoy mi pasado, presente y futuro son indivisibles. En el ultimo round me salvo la campanilla, me estoy recuperando en el descanso; no tengo idea de lo que me aguarda en los proximos tres minutos." dé aún más ganas a productores y directores que han vivido agobiados por los costos del material en todos sus procesos. -¿Cómo sería ser un eternauta? -Un frágil que debe ser fuerte; un humano a quien se ha querido despojar de su condición y que no posee otras fuerzas que la que surge del instinto de conservación para lograr sub-
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sistir; un ser obligado por gurbos y cascarudos (tradúzcanse según idea y sentir) a armarse de bronca, desesperación, odio, y también de la locura suficiente que ayude a luchar, aún en desigualdad de condiciones, con esos invasores que destruyen la vida a su alrededor. -¿Cuáles son tus planes para el futuro? -Estoy pasando por un momento en el que
pasado, presente y futuro son indivisibles. En el último round me salvó la campanilla, en el descanso estoy recuperándome de un virtual knock-out técnico; no tengo idea de lo que me aguarda en los próximos tres minutos. Subiré la guardia y trataré de no quedar en peores condiciones. Si lo logro, el próximo descanso tal vez me sirva para hacer planes.
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