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Centro de estudios.................................. 59 a
Rafael Catalán Casas, joven graduado en Historia, con dos másteres de especialización y experiencia en la docencia con jóvenes estudiantes de Secundaria. Participa, así, de una visión profesoral que le permite comprobar cómo se debe trabajar la Historia con jóvenes en vías de madurez, pero incompletos todavía para conceptualizar nociones que se necesitan para comprender la materia (por ej. la causalidad múltiple). Es un provechoso estudioso de la Historia Contemporánea, que le lleva a tener abiertos varios temas de investigación y, sobre todo, a practicar una pasión por su pueblo, que se traduce en un compromiso serio y provechoso con la cultura, en general, y las actividades asociativas. Su ejemplo puede servir para animar a seguir sus pasos a tantos jóvenes universitarios, nacidos en Alcorisa.
En tercer lugar, forma parte de este proyecto el historiador José Luis Ledesma, doctorado europeo y profesor en la Universidad Complutense. Su alma mater es la Universidad de Zaragoza, por lo que está muy implicado como ponente y organizador de los Congresos de Historia Local de Aragón. El profesor Ledesma ha guiado la investigación, aportando su experiencia en el campo de la historiografía e interpretando los materiales a la luz de su especialización en el estudio de la violencia durante la Guerra Civil y su posguerra. Él, junto a la profesora Pilar Salomón, son reconocidos investigadores de este período. Si recordamos la lección magistral que nos dio en la presentación sobre el estudio, podemos hacernos idea de la importancia de su papel y de las conclusiones que desean los autores que extraigamos del libro. Son importantes porque aluden, por la naturaleza de los hechos estudiados, a un aspecto clave en la metodología histórica: su carácter científico, alejado de sesgos y contaminaciones partidistas o ideologizadas.
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Los desgraciados episodios que se analizan, han dejado una secuela muy negativa en el imaginario comunitario, ocasionando ocultaciones, olvido de los hechos y alimentando numerosos sentimientos destructivos para la convivencia. La misión del historiador, sin embargo, es la de Interpretar desde el método científico, sin apriorismos, sin sesgos o intenciones ideologizadas, las causas y el sentido de los hechos. Para ello, se comparan fuentes, criticando la fiabilidad de las mismas; se relacionan los hechos con otros contextos análogos y, teniendo siempre presente, como idea que envuelve todo el estudio, la dignidad de la sociedad en su conjunto, que sufrió las consecuencias. También cuida la aplicación al análisis de la razón, por encima de posiciones afectivas que alteran el mismo.
Es necesario que una sociedad democrática, con una ética basada en los derechos humanos, sea conocedora de una historia reciente, ¿qué son ochenta y cinco años, además del lastre de los sucesivos para el tiempo histórico? Todo ello, para que pueda hablar de estos episodios desde la voz de la historia, no desde narraciones interesadas, y desde la paz que da el conocimiento. Las generaciones, ya mayores, que no conocieron la Guerra Civil o se aproximaron desde narraciones nacidas en un ambiente carente de serenidad, tienen derecho a conocer la Historia reciente, que se proyecta sobre un presente condicionado a ella. Todo lo que aquí expresamos, supo transmitirlo, con mejor verbo, el profesor Ledesma, a un auditorio que no quedó indiferente ante su lección clara y respetuosa con la Historia y con sus protagonistas.
Con este proyecto, el Centro de Estudios Locales de Alcorisa, el CELA, vuelve la vista a una de las líneas básicas de su razón de ser: el servir a la comunidad, construyendo una historia local, a la que los alcorisanos interrogan desde los intereses del siglo XXI. Y hablamos de construcción, porque Historia no es el relato de los hechos, simplemente, sino la interpretación de los mismos. Y para interpretar los hechos que en este libro aparecen, interrogamos a la Historia desde las preguntas que hoy, en junio del 2021, no pueden ser las mismas que las que se hacían los alcorisanos en la década de los años cincuenta del siglo pasado, por poner un ejemplo. Así, como decía un admirado profesor que tuve en la Universidad de Valencia, el profesor Reglá, la Historia, con mayúscula, no el relato, está siempre en construcción”.
Sin embargo, no solo queríamos quedarnos con un sentir de claro carácter académico, sino que deseábamos que aquel grupo de autodidactas y enamorados de periodos como la II República española o la Guerra Civil, también actuarán en este escenario de opiniones. De este modo, Víctor Asensio nos plasmó su visión sobre cómo vivió de cerca aquellos años de investigación que a nivel personal tanto le emocionaron y sintió de cerca junto a su tío abuelo. Así es, que a continuación os dejaremos con la perspectiva que nuestro extraordinario colaborador quiso compartir:
“Desde mi punto de vista, la palabra que define el Proyecto Daudén es ilusión, con mayúsculas. La ilusión de las personas que lo han dirigido y que nos han contagiado de ese sentimiento a todos los colaboradores, los cuales les hemos acompañado a lo largo de esos años, viviendo día a día cómo se iba construyendo esta historia de un hombre bueno. De algún modo, podría decir que es un proyecto valiente, hecho con mucho esfuerzo y que viene a llenar un vacío de información de una época trágica en Alcorisa, en la que muchas familias alcorisanas verán el reflejo de su historia.
Empezó con la localización de Arlene, su nieta, que aportó una serie de documentos manuscritos únicos escritos de puño y letra por el propio Jaime, y que han supuesto la base para dicha investigación, dándole un gran impulso. Poco después, la misma siguió con los hallazgos documentales sobre su proceso, donde aparecieron testimonios orales y otras fuentes primarias que permanecían inalterables en la memoria del recuerdo. Sin embargo, el hallazgo supremo llegó de la mano de una fotografía de Jaime, que fue de alguna manera el broche de oro de aquel proyecto, y, que debo reconocer, me llenó de emoción. De esta manera, era importantísimo ponerle cara a todo este esfuerzo; era el rostro de un hombre que nos había generado tanta y tanta ilusión a aquellos que lo seguíamos desde cerca.
El nombre del “Segovia”, como le llamaba mi tío abuelo Jesús, salía frecuentemente en las historias que me contaba de la familia, y que yo atentamente escuchaba con interés. Su narración era poética y le costaba muy poco sumergirse en sus recuerdos, por lo tanto, este proyecto hizo que le bombardeara con preguntas sobre el pasado de nuestra localidad. Es por ello, que bajo mi afán por conocer alguna información que pudiera sumar al conjunto, cuando le nombraba a Daudén se notaba que lo hacía con admiración, es más, recuerdo el momento en el que le dije que había un interés por conocer la historia del “Segovia”. Él me miró y me respondió: “Pues ya es interesante que la saquen”.
Después de esta respuesta, y, viéndole la cara, enseguida noté que a él, un anciano de avanzada edad, también le había generado mucha ilusión haber podido vivir para ver el final de esta historia. Seguramente me habría preguntado: “A ver qué dicen”.
Una vez leídas ambas miradas, el lector debería sacar su propia conclusión e interés por querer conocer un poco más la figura de un hombre que, como otros convecinos suyos, vivieron, disfrutaron y sufrieron aquella primera mitad del siglo pasado. Así, desde el CELA, hemos querido cambiar el formato de nuestros artículos para que ustedes crean y confíen en un centro de estudios que tienen a su disposición y del cual somos todos partícipes, especialmente en sus resultados. Disfruten y aprendan leyendo.
Joaquín Macipe autor de las ilustraciones del libro.
Balcei 196 julio 2021