68 Balcei 203 septiembre 2022
#alcorisasaleunida
de opinión
Récords Seguimos batiendo récords. Pero no de aquellos del Libro Guinness, que siempre nos sacan una sonrisa. Como el de los dos youtubers haciendo dominadas colgados de las patas de un helicóptero, el de una joven que utiliza su propio pelo como cuerda de saltar, el de la persona más rápida caminando con las manos o el del perro más rápido en patinete. Eso sí, récords que nos gustan para criticar cómo alguien tiene interés en dedicar tanto tiempo de su vida a tan chorradas tan soberanas. Batimos récords preocupantes. De calor. El pasado mes de julio fue el más caluroso en España desde 1961, el año en el que comenzaron a registrarse las temperaturas. Se ha superado el récord de 2015 con una temperatura media de 26,6 grados, por una ola de calor que durante 17 días consecutivos ha afectado a 40 provincias de la pe-
nínsula Ibérica, con temperaturas por encima de los 40 grados. Una ola de calor que ha sido la más intensa y la más extensa desde que existen los ya citados registros. También ha sido el mes más seco de los últimos 15 años y el noveno más seco desde que se tienen registros. 8,6 litros de media por metro cuadrado llovió en España el pasado mes de julio, menos de la mitad de lo normal. Sube también la temperatura del mar Mediterráneo, que se asemeja ya casi al Caribe y ha alcanzado los 30 grados, cinco más de los valores normales registrados en esta época del año. Cifras también alarmantes las de los incendios. 162.000 hectáreas han ardido este año en toda España. Si bien es cierto, que la mayoría de los fuegos que se producen en nuestro país son provocados, la extrema sequedad del suelo ha revelado una si-
tuación dramática. En lo que llevamos de año ha habido 37 grandes incendios forestales, es decir, de más de 500 hectáreas. Si alguien dudaba del cambio climático… Aquí tan solo unos pocos datos. Quizá, a partir de ahora, las medidas que han entrado en vigor esta semana para el ahorro energético pasen de ser una excepción a algo habitual. El planeta está hablando y no puede pasar mucho más tiempo hasta que sigamos mirando hacia otro lado. Se ha hablado mucho estos días de la conveniencia o no de subir los grados del aire acondicionado, pero todavía falta abrir un debate mucho más intenso sobre nuestros hábitos de consumo como sociedad y el daño que provocan en el medio ambiente. Lucía Peralta. Zorros y gazapos
¿Qué fue del pacifismo israelí? En el año 2018, Meir Margalit, destacado miembro del Center for Advancement of Peace Iniciative, señalaba con pesar que el pacifismo israelí, del cual él es un activo miembro, estaba “desarticulado”, lo cual atribuía a la convergencia de tres factores: las políticas llevadas a cabo por el binomio Netanyahu-Trump, la impotencia europea y la falta de un liderazgo en la izquierda europea para desatascar las enquistadas y agónicas negociaciones de paz entre Israel y la Autoridad Palestina. A ello habría que añadir el debilitamiento del llamado “Campo de la Paz” israelí, lo cual ha trastocado profundamente el tablero político del Estado hebreo dada la creciente debilidad de los partidos de izquierda, tanto en el caso del laborista Avodá, como del pacifista Meretz y, por otra parte, el auge, peligroso y alarmante, de un nacionalismo fundamentalista religioso judío, profundamente racista e intolerante, que puede llegar a dinamitar la existencia misma de Israel como estado democrático. En este sentido, hemos de recordar que el Partido Laborista (Avodá) se halla en declive desde 1993, año de la firma de los Acuerdos de Oslo y del posterior e histórico apretón de manos entre Yitzhak Rabin y Yassir Arafat. Las causas hay que buscarlas, como señalaba Ignacio Álvarez-Ossorio, además de en una evidente crisis de liderazgo, en su falta de definición ante las negociaciones de paz, el apoyo a las políticas derechistas del Likud, así como su distanciamiento de los postulados socialistas y de su abandono de la agenda social, todo lo cual ha hecho que Avodá haya pasado de los 44 diputados que obtuvo en 1992 bajo el liderazgo de Rabin a tan sólo 7 en las últimas elecciones parlamentarias celebradas en marzo de 2021. Tampoco es mejor la situación del partido Meretz, que, si en 1992 tenía 12 escaños cuando estaba liderado por Shulamit Aloni, en la actualidad Nitzan Horowitz ha frenado su declive logrando 6 diputados en el Knesset en los citados comicios del año pasado, y ello pese a ser un firme defensor del establecimiento de un Estado Palestino y de haberse opuesto siempre a la construcción de asentamientos ilegales en Cisjordania. Finalmente, también el otrora pujante movimiento Paz Ahora (Shalom Ajshav) parece hallarse ahora en horas bajas y en declive. Un
dato resulta especialmente revelador: según el Israel Democracy Institute, en la actualidad, tan sólo un 7% de los israelíes consideran prioritarias las negociaciones de paz con los palestinos. Así las cosas, en los últimos años, el balance de Margalit deja un sombrío panorama para lograr una solución justa al sempiterno conflicto palestino-israelí, por lo que reconocía que “estamos pasando por una de las épocas más turbulentas” de la historia de Israel, debido a “una conjunción de factores estratégicos”: además de que las políticas de Netanyahu y Trump han dado un golpe mortal a las esperanzas de paz en Oriente Medio, la escalada islamista que azota a los países limítrofes y el que la Unión Europea haya desplazado el tema palestino a un segundo plano. Si a todo ello agregamos la impotencia europea, la falta de liderazgo alternativo en la llamada “izquierda israelí” y la debilidad palestina, producto del conflicto interno entre Fatah y Hamas, podemos entender el motivo por el cual el pacifismo israelí está tan desarticulado. Pese a tan sombrío panorama, tras 50 años de activismo pacifista israelí, según Margalit perviven algunos efectos que tampoco conviene minusvalorar, En primer lugar, el evitar que la ocupación se haya convertido en un hecho consumado, a pesar de los esfuerzos de la derecha israelí “por borrar la Línea Verde”, esto es, la frontera existente en 1967. Ello supone
que sigue viva la idea de que los territorios conquistados durante la Guerra de los Seis Días no pertenecen a Israel y que, tarde o temprano, habrá que negociar su devolución definitiva. En consecuencia, el análisis de Margalit, plenamente vigente en el contexto actual, reconoce que, desde la perspectiva de la izquierda pacifista israelí, “estamos pasando tiempos difíciles, pero no cabe duda que lo superaremos porque la situación actual es insostenible y la liberación del pueblo palestino es inevitable”. Por todo ello, el pacifismo israelí debe articular su acción en socavar los fundamentos del sistema que mantiene la ocupación ilegal de territorios palestinos, así como seguir demostrando que la ocupación atenta contra los fundamentos e intereses de un Israel democrático. Y, por todo ello, concluye Margalit que, la función del debilitado, pero todavía vivo pacifismo israelí debe ser “demostrar que la teoría derechista está basada en una premisa falsa, que por la fuerza no se puede vivir en paz y nuestra función es rebelar esta contradicción interna. Nuestra función es romper este círculo vicioso y estéril de las políticas nacionalistas, destrozar la dialéctica perversa del nacionalismo”. Este es el primer paso para abrir el camino hacia el logro de una paz justa. José Ramón Villanueva Herrero Fundación Bernardo Aladrén