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Vicarías

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Primera formación del curso Norte-Sur desde Ecuador

Con la misionera bilbaína Isabel Matilla

El 13 de noviembre, tuvo lugar la primera sesión del curso de formación Norte-Sur de la diócesis de Bilbao. La jornada, comenzó con una presentación de las personas asistentes en la que se compartieron también sus expectativas sobre el curso. Hablaron de “Tener una visión global del mundo; Profundización en la fe; desarrollar el pensamiento crítico...”. Participaron también personas del grupo Norte-Sur del año pasado, que continuarán su proceso de formación durante este curso.

En la segunda parte del encuentro, se contó con la colaboración, vía on line, de Isabel Matilla, misionera de la diócesis de Bilbao que se encuentra en Ecuador desde el pasado mes de septiembre, concretamente en la diócesis de Portoviejo.

Como misionera y desde su formación como antropóloga y economista, Isabel presentó claves para entender la realidad del mundo desde Ecuador y América latina. Claves para conocer la situación actual de las relaciones NorteSur y a animarnos a implicarnnos en esta tarea.

¿Cómo te sientes como acompañante del curso en este formato vía online?

Estas realidades tan novedosas, de lo virtual, demuestran las ventajas que ofrece la tecnología para la comunicación y en este caso, para la sensibilización misionera.

El curso Norte-Sur responde a la idea que subyacía en la filosofía de los inicios de la Misión Interdiocesana: un viaje de ida y vuelta, no sólo físico de cuerpos -misioneros y misioneras- sino también de saberes e ideas que se entrelazaban y retroalimentaban en esto que hoy se denomina mixtura cultural. En la conferencia les recordaba el simbolismo de llamarle Kresala a la primera casa que tuvieron en Bahía de Caraquez (Manabí); jugaron con el significante-significado mítico vasco para representar el flujo de ida y vuelta que se establece entre el mar y la tierra: todo va al mar y todo vuelve con otra textura.

Dices que tu labor es la de: “estar, sostener y abrazar”, ¿qué significa?

Cuando se piensa desde Euskadi en misión, es normal que la mente nos lleve a visualizar un trabajo de sol a sol, propio de intrépidos y/o soñadores. Me atrevería incluso a decir que todos los misioneros y misioneras han alimentado alguna vez, el sueño de poder ser motor de cambio. Decía al grupo de jóvenes que, después de 36 años vinculada a Ecuador -vine por primera vez en octubre de 1985- y con más de 15 años de estancia permanente en Manabí; he tenido que aprender a resignificar el término esperanza dejando de unirlo -como insisten todas las religiones, la católica también- al sacrificio.

La vida aquí fluye, te contagia y desata lo mejor (generosidad, entrega, saberes) y lo peor (ira, impotencia, desáni-

PARTICIPANTES EN EL CURSO NORTE-SUR mo) que hay en ti. El contexto de pobreza, vulnerabilidad y desigualdad es tan potente, tan visual, que no se puede embellecer con narraciones más o menos romantizadas, hay que actuar.

Y esa actuación en el hoy, pasa por estar cerca para escuchar y recoger sus opiniones; sostener el ánimo para que sigan elaborando propuestas y corri-

Alboan egon, adoreari eutsi eta besarkatu. Horreexek dira gaur egungo misinoaren giltzarriak

Pobreen aldeko aukera, erabaki politikoa da

COMUNIDAD LA MATILLA (MANABÍ-ECUADOR)

giendo disfunciones; y abrazar siempre porque este es un viaje compartido.

Hace ya algún tiempo se hablaba del Tercer Mundo. Luego se pasó a ser más precisos con lo de Norte-Sur. ¿Qué diferencias señalarías, y no sólo económicas, en esa relación NorteSur?

En la conferencia reiteré que las diferencias hoy entre el Norte y el Sur son cada vez más difusas e imperceptibles, sobre todo si nos centramos en el principal desafío de este tiempo que es la desigualdad.

La ideología neoliberal ha ganado el relato con eso de que no hay pobreza, que lo que hay son pobres; y los ricos lo son por méritos personales. De esta forma, lleva los desafíos políticos de inestabilidad económica y geopolítica a demandas de orden -militarización del conflicto social-; de seguridad -crisis migratoria- y de estabilidad nacional -conflicto étnico o identitario-. ¿Qué hay de diferente en este discurso entre el Norte y el Sur?

Tampoco lo hay en la desafección política (según el último Latinobarómetro (2020), el 70% no se encuentra a gusto con la democracia); ni en las incongruentes propuestas económicas (perdonar impuestos de patrimonio y herencia aumentando los de los combustibles, caso Ecuador) ¿A qué suena? ¿Creen de verdad que estamos muy alejados?

Entender esta ideología de la pobreza es ser consciente de que crea un mundo de humillados, de desesperanzados a los que se les recomienda resiliencia y conductas contemplativas.

¿Qué recomendarías a estos jóvenes para que aprovechen al máximo la oportunidad de este curso?

En este aspecto fui muy contundente, tal como lo he sido a lo largo de mi trayectoria (ya en 1985, en una entrevista para un periódico, dije que “la opción por los pobres era una opción política” y lo mantengo). Para mí, misericordia, compasión y esperanza son revulsivos políticos, es decir, todo lo contrario, a ese sistema que afea el acto revolucionario (la política) y sitúa la resistencia en individuos solitarios. Ahí no hay salida, al contrario, la crítica desprovista de alternativas colabora en la reproducción de lo que se critica y no sirve para generar ideas sobre cómo superarlo.

Las contradicciones del sistema, las grietas, existen y el trabajo misionero necesita gente convencida y dispuesta, pero, sobre todo; gente con fe en el trabajo colectivo.

Has llegado a Manabí hace un par de meses, pero este no es tu primer viaje a Ecuador. ¿Qué te ha hecho volver?

Personalmente vivo el proyecto misionero como algo vital, esté en Euskadi o en Ecuador; y siempre vinculo en mi trabajo cultura y economía. Haga lo que haga, esos son los dos ejes. Sigo implicada en la Universidad agropecuaria de Calceta, animando a la investigación científica de la comunidad educativa; acompañando a las comunidades campesinas de Estero Seco y la Papaya en Jama, en la gestión productiva y comercialización de productos agrícolas; y en estos días, elaborando un proyecto para la legalización de tierras que habilité a las familias para acceder a los fondos estatales que apoyan en la construcción de la vivienda (uno de los grandes déficits en un Manabí posterremoto) •

José Ignacio Iturmendi

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