Año 1 N° 1 Junio-Agosto 2018 Buenos Aires. Prohibida su venta. Distribución gratuita.
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BATEA BEATHEY: LO MEJOR DE LA ESCENA LOCAL ENTREVISTA CON ZETA BOSIO CIRCUITO BEAT DE FIESTAS ELECTRÓNICAS
HOUSE, LA HISTORIA DE TODO BEAT&DRINKS: LAS MEJORES BARRAS DE LA CITY PORTEÑA
LONDRES A LA VANGUARDIA ENTREVISTA EXCLUSIVA
HERNÁN CATTANEO
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Hacer una revista, editar música, ser un sello, e intentar construir una compañía discográfica va mucho más allá de géneros o convenciones. Está atado a una necesidad del hecho artístico, a una necesidad de mostrar un ángulo auténtico. Somos nosotros, quienes consumimos ciertos productos los que los llevamos a un determinado lugar. Somos nosotros quienes definimos en qué lugar queremos estar. Nosotros elegimos estar del lado de la oportunidad, el talento, el amor, la dedicacion, el compromiso con el arte. Arte es una palabra que parece o suena casi Santa; asimismo al decidir qué queremos representar con las palabras que escribimos y la música que editamos queremos corrernos del lugar convencional y ponernos en un lugar de visiones complementarias. Es por eso que hablaremos de todos aquellos artistas que al hacer música estén comprometidos con sus sentimientos, sus pensamientos y el arte que esto genera, los estados de ánimo que SU arte genera. Gracias a todos los que creen que hay una oportunidad de hacer algo diferente y lo apoyan, lo sostienen y lo hacen crecer. Gracias a todos los que aún no se dan cuenta del todo que tenemos la posibilidad en nuestras manos de realmente generar un cambio basado en la música ya que nos motivan mucho más a seguir mejorando. Los invitamos a sumarse y ser parte de esta comunidad que crece día a día #JoinUs www.beathey.com
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Hacer una revista, editar música, ser un sello, e intentar construir una compañía discográfica va mucho más allá de géneros o convenciones. Está atado a una necesidad del hecho artístico, a una necesidad de mostrar un ángulo auténtico. Somos nosotros, quienes consumimos ciertos productos los que los llevamos a un determinado lugar. Somos nosotros quienes definimos en qué lugar queremos estar. Nosotros elegimos estar del lado de la oportunidad, el talento, el amor, la dedicacion, el compromiso con el arte. Arte es una palabra que parece o suena casi Santa; asimismo al decidir qué queremos representar con las palabras que escribimos y la música que editamos queremos corrernos del lugar convencional y ponernos en un lugar de visiones complementarias. Es por eso que hablaremos de todos aquellos artistas que al hacer música estén comprometidos con sus sentimientos, sus pensamientos y el arte que esto genera, los estados de ánimo que SU arte genera. Gracias a todos los que creen que hay una oportunidad de hacer algo diferente y lo apoyan, lo sostienen y lo hacen crecer. Gracias a todos los que aún no se dan cuenta del todo que tenemos la posibilidad en nuestras manos de realmente generar un cambio basado en la música ya que nos motivan mucho más a seguir mejorando. Los invitamos a sumarse y ser parte de esta comunidad que crece día a día #JoinUs www.beathey.com
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BOKURA.C OM.AR / BOKURADENIM
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STAFF 2018 DIRECCIÓN
Julian Sorsaburu EDITOR Y PRODUCTOR DE CONTENIDOS
Rafa Sorol DIRECCIÓN EDITORIAL
Darío Rosemblat DIRECCIÓN DE ARTE
Alicia Sliwkin ESCRIBEN
Agustín Stoler Luis Nieva Rafael Sorol Juan Pablo Niemes Damian Levensohn Nicolas Castro (Brat Dreanks) (La nueva Cara Trash) Germán Figueroa Sebastian Da Vinn AGRADECIMIENTOS
Florencia Vilar Gabriel Santana Miguel Warlies Antonio Macadam Edmundo Iriart Toda la comunidad BeatHey CONTACTO COMERCIAL
Julian Sorsaburu 1160579992 PRENSA
julian@beathey.com
Suscribite y recibí Beathey Mag en tu casa: contacto@beathey.com
Imprenta Galt SA. Ayolas 496. Las notas de la revista corren bajo exclusiva responsabilidad de sus autores y las publicidades bajo exclusiva responsabilidad de los respectivos anunciantes.
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TECH POLYEND PERC PRO Claramente la tecnología no quiere más bateristas. Si ya existen mil aplicaciones para emular cualquier batería y programarla como uno quiera, ahora salió este producto que te permite tocar una batería real. Se instalan estas esferas, y se programa con Ableton Live. Resultado... magia... la batería se toca sola tal cual se programó. Además, cuenta con la sensibilidad que uno quiera para sentir que el mejor baterista del mundo está tocando con vos.
VRTIFY
Una nueva forma de vivir la música. Años atrás, cuando nos gustaba un artista, era fundamental tener el disco y escucharlo una y otra vez. Luego, aparecieron los videoclip, donde en una pieza audiovisual podíamos ver sólo una parte de lo que el artista nos quería mostrar o contar. Pero eso no bastaba, nos quedábamos con ganas de ver algo más… un contenido distinto. Le podemos sumar el CD / DVD y ver recitales u otras cosas. Frente a esa necesidad de ver más, surge VRTIFY, una empresa creada en USA por unos argentinos que tomaron esa necesidad de experimentar la música de forma más integral y la transformaron en una innovadora plataforma que ofrece un sinfín de propuestas para disfrutar de la música que nos gusta. Charlamos con Sebastián Patrich, desarrollador de negocios de la empresa para América Latina, y nos contó con más detalle acerca de esta propuesta. VRTIFY es una plataforma integral en la que se ofrece la música inmersiva, convirtiéndose en la videoteca mas grande del mundo con este tipo de contenidos. En VRTIFY se refieren a la inmersión como la posibilidad de crear un vinculo entre el artistas y sus fans como nunca antes ha sido posible, como por ejemplo tele transportar al público a un lugar donde nunca estuvo y, a través de un dispositivo
compatible con tecnología 360º (celular, tablet, PC o casco de Realidad Virtual), contar con la libertad de mirar a cualquier dirección que se desee. Gracias a la tecnología 360 inmersiva que ofrece VRTIFY, el usuario experimenta en vivo lo que sentiría si estuviera realmente en el lugar; con la profundidad, la sensación y la mismísima inquietud que tiene un espectador al sentir toda la emoción de estar más cerca del artista. Otro ejemplo de experiencia inmersiva disponible se define como realidad aumentada, que si bien radica en la misma idea que la realidad virtual, esta ofrece la posibilidad de crear experiencias dentro de tu propia realidad (el ambiente en el que estas) permitiéndonos así incorporar a nuestros artistas favoritos dentro del ambiente que nosotros mismos seleccionamos. VRTIFY, está enfocado en brindar experiencias inmersivas de calidad, y para esto cuenta con un departamento de producción y desarrollo, para que el público pueda interactuar con los artistas desde un lugar más novedoso, encontrando allí mucho más que recitales: desde ensayos hasta entrevistas. Hoy por hoy, el mayor desafío de VRTIFY es lograr que la gente se sienta lo más cerca del artista posible, que pueda vivir la experiencia de la mejor manera, sin olvidar que la tecnología avanza a pasos agigantados, por lo que ya se trabaja en la construcción de la realidad mixta, combinando realidad virtual, aumentada y 360. Para los fanáticos de la música y la tecnología, VRTIFY les ofrece un camino de ida hacia los sentidos.
HUJI CAM Esta app permite tomar fotografías como si la cámara de nuestro celular fuese analógica. Dependiendo de la toma, la cantidad de luz y el enfoque, se aplican distintos tipos de “errores” en la imagen final, logrando una estética de los 80. Huji Cam es compatible tanto en Android como en iOS.
ALTO’S ADVENTURE Los juegos en el teléfono son un arma imprescindible para llevar adelante los momentos en los que no hay nada para hacer, y éste es uno de esos que alimenta las ganas de seguir y seguir. Además, cuenta con un modo zen para no perder nunca y recorrer. Sobre la plácida nieve de color marfil yace una tranquila aldea montañesa rebosante de promesas de aventura. Unite a Alto y sus amigos y embarcate en una infinita odisea de snowboard. Viajá a través de bellas colinas alpinas, bosques antiguos y ruinas abandonadas.
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TECH POLYEND PERC PRO Claramente la tecnología no quiere más bateristas. Si ya existen mil aplicaciones para emular cualquier batería y programarla como uno quiera, ahora salió este producto que te permite tocar una batería real. Se instalan estas esferas, y se programa con Ableton Live. Resultado... magia... la batería se toca sola tal cual se programó. Además, cuenta con la sensibilidad que uno quiera para sentir que el mejor baterista del mundo está tocando con vos.
VRTIFY
Una nueva forma de vivir la música. Años atrás, cuando nos gustaba un artista, era fundamental tener el disco y escucharlo una y otra vez. Luego, aparecieron los videoclip, donde en una pieza audiovisual podíamos ver sólo una parte de lo que el artista nos quería mostrar o contar. Pero eso no bastaba, nos quedábamos con ganas de ver algo más… un contenido distinto. Le podemos sumar el CD / DVD y ver recitales u otras cosas. Frente a esa necesidad de ver más, surge VRTIFY, una empresa creada en USA por unos argentinos que tomaron esa necesidad de experimentar la música de forma más integral y la transformaron en una innovadora plataforma que ofrece un sinfín de propuestas para disfrutar de la música que nos gusta. Charlamos con Sebastián Patrich, desarrollador de negocios de la empresa para América Latina, y nos contó con más detalle acerca de esta propuesta. VRTIFY es una plataforma integral en la que se ofrece la música inmersiva, convirtiéndose en la videoteca mas grande del mundo con este tipo de contenidos. En VRTIFY se refieren a la inmersión como la posibilidad de crear un vinculo entre el artistas y sus fans como nunca antes ha sido posible, como por ejemplo tele transportar al público a un lugar donde nunca estuvo y, a través de un dispositivo
compatible con tecnología 360º (celular, tablet, PC o casco de Realidad Virtual), contar con la libertad de mirar a cualquier dirección que se desee. Gracias a la tecnología 360 inmersiva que ofrece VRTIFY, el usuario experimenta en vivo lo que sentiría si estuviera realmente en el lugar; con la profundidad, la sensación y la mismísima inquietud que tiene un espectador al sentir toda la emoción de estar más cerca del artista. Otro ejemplo de experiencia inmersiva disponible se define como realidad aumentada, que si bien radica en la misma idea que la realidad virtual, esta ofrece la posibilidad de crear experiencias dentro de tu propia realidad (el ambiente en el que estas) permitiéndonos así incorporar a nuestros artistas favoritos dentro del ambiente que nosotros mismos seleccionamos. VRTIFY, está enfocado en brindar experiencias inmersivas de calidad, y para esto cuenta con un departamento de producción y desarrollo, para que el público pueda interactuar con los artistas desde un lugar más novedoso, encontrando allí mucho más que recitales: desde ensayos hasta entrevistas. Hoy por hoy, el mayor desafío de VRTIFY es lograr que la gente se sienta lo más cerca del artista posible, que pueda vivir la experiencia de la mejor manera, sin olvidar que la tecnología avanza a pasos agigantados, por lo que ya se trabaja en la construcción de la realidad mixta, combinando realidad virtual, aumentada y 360. Para los fanáticos de la música y la tecnología, VRTIFY les ofrece un camino de ida hacia los sentidos.
HUJI CAM Esta app permite tomar fotografías como si la cámara de nuestro celular fuese analógica. Dependiendo de la toma, la cantidad de luz y el enfoque, se aplican distintos tipos de “errores” en la imagen final, logrando una estética de los 80. Huji Cam es compatible tanto en Android como en iOS.
ALTO’S ADVENTURE Los juegos en el teléfono son un arma imprescindible para llevar adelante los momentos en los que no hay nada para hacer, y éste es uno de esos que alimenta las ganas de seguir y seguir. Además, cuenta con un modo zen para no perder nunca y recorrer. Sobre la plácida nieve de color marfil yace una tranquila aldea montañesa rebosante de promesas de aventura. Unite a Alto y sus amigos y embarcate en una infinita odisea de snowboard. Viajá a través de bellas colinas alpinas, bosques antiguos y ruinas abandonadas.
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VINILOS
INXS - THE VERY BEST The Very Best, en 2×12” de 180 Gramos, brinda una compilación de algunos de los hits más importantes de la banda australiana formada por los hermanos Farriss. Esta edición llegará gracias al sello Atlantic.
GEMINI - BEGINNING Afortunadamente, Another Day Records Uk tuvo la brillante idea -luego de agotar las reediciones de A - Nation (2016) y Le Fusion (2017)- de ensamblar The Beginning, un box 4x12” limitado en 500 unidades donde incluye los primeros 4 lanzamientos para Relief/Chicago, recientemente masterizados. Gemini, también conocido como Spencer Kincy, realizó cientos de tracks durante la década del 90, donde llevó al house de Chicago a su plenitud.
DJ PIERRE - WILD PITCH (THE STORY) El acid house nació en 1985 con el sintetizador Roland TB-303 Bass Line de la mano de Nathaniel Pierre Jones, alias DJ Pierre. En más de 30 años de trayectoria, el músico grabó bajo docenas de nombres diferentes, y ahora presenta un resumen de su carrera en este 2x12” para el sello alemán Get Physical.
URBAN GROOVE RITMOS DE PISTAS El legendario colectivo de DJs formado por Diego Cid, Eduardo Criado, Juan Manuel Benedetti, Luis Nieva, Miguel Silver, Omar Amo regresa con un contundente quinto lanzamiento en vinilo 2x12” de 180 gramos, prensado en argentina por Laser Disc. A su vez, está editado por Beathey,
la primera plataforma nacional de música electrónica, quien realiza la venta directa por su portal y de forma exclusiva. El disco contiene ocho tracks que transmite el sonido actual de la agrupación basándose en los ingredientes del género techno.
COLIN CURTIS - JAZZ DANCE FUSION Colin Curtis es uno de los grandes interpretes de la música británica, y llega con una compilación de sus temas realizados entre 1974-1989. La edición vendrá en un 2x12”, producción de Z Records UK, el sello de Dave Lee, más conocido como Joey Negro.
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INXS - THE VERY BEST The Very Best, en 2×12” de 180 Gramos, brinda una compilación de algunos de los hits más importantes de la banda australiana formada por los hermanos Farriss. Esta edición llegará gracias al sello Atlantic.
GEMINI - BEGINNING Afortunadamente, Another Day Records Uk tuvo la brillante idea -luego de agotar las reediciones de A - Nation (2016) y Le Fusion (2017)- de ensamblar The Beginning, un box 4x12” limitado en 500 unidades donde incluye los primeros 4 lanzamientos para Relief/Chicago, recientemente masterizados. Gemini, también conocido como Spencer Kincy, realizó cientos de tracks durante la década del 90, donde llevó al house de Chicago a su plenitud.
DJ PIERRE - WILD PITCH (THE STORY) El acid house nació en 1985 con el sintetizador Roland TB-303 Bass Line de la mano de Nathaniel Pierre Jones, alias DJ Pierre. En más de 30 años de trayectoria, el músico grabó bajo docenas de nombres diferentes, y ahora presenta un resumen de su carrera en este 2x12” para el sello alemán Get Physical.
URBAN GROOVE RITMOS DE PISTAS El legendario colectivo de DJs formado por Diego Cid, Eduardo Criado, Juan Manuel Benedetti, Luis Nieva, Miguel Silver, Omar Amo regresa con un contundente quinto lanzamiento en vinilo 2x12” de 180 gramos, prensado en argentina por Laser Disc. A su vez, está editado por Beathey,
la primera plataforma nacional de música electrónica, quien realiza la venta directa por su portal y de forma exclusiva. El disco contiene ocho tracks que transmite el sonido actual de la agrupación basándose en los ingredientes del género techno.
COLIN CURTIS - JAZZ DANCE FUSION Colin Curtis es uno de los grandes interpretes de la música británica, y llega con una compilación de sus temas realizados entre 1974-1989. La edición vendrá en un 2x12”, producción de Z Records UK, el sello de Dave Lee, más conocido como Joey Negro.
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FEST
FIESTA D-TROY (La Plata)
D-TROY es un ciclo en la ciudad de La Plata dedicado a difundir la música techno en sus versiones más melódicas y profundas. Su nombre proviene de unos de los lugares de donde nació el género, pero también en referencia al GUERRERO que todos los amantes del techno tenemos dentro.
FIESTA OLD WAREHOUSE
Family Group presenta a OLD WAREHOUSE: Un formato de evento nómade, donde lo primordial es la música y el contacto cercano con el público. El concepto del evento se basa en la conexión entre los Djs, el espectador y toda su gama de colores en la decoración y los vestuarios de las bailarinas.
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FIESTA D-TROY (La Plata)
D-TROY es un ciclo en la ciudad de La Plata dedicado a difundir la música techno en sus versiones más melódicas y profundas. Su nombre proviene de unos de los lugares de donde nació el género, pero también en referencia al GUERRERO que todos los amantes del techno tenemos dentro.
FIESTA OLD WAREHOUSE
Family Group presenta a OLD WAREHOUSE: Un formato de evento nómade, donde lo primordial es la música y el contacto cercano con el público. El concepto del evento se basa en la conexión entre los Djs, el espectador y toda su gama de colores en la decoración y los vestuarios de las bailarinas.
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FEST
UNDERBEAT (Jujuy) La música, las visuales y el sonido se entremezclan para presentar al espectador una experiencia única en cada uno de los eventos realizados por un equipo de producción especializado. El ciclo de música electrónica underground de primer nivel cuenta con una experiencia de más de 80 eventos producidos, con un gran nivel de éxito en esa provincia.
AVE PORCO
Los años 90 fueron muy fuertes a nivel clubes… Merecen ser recordados intensamente. En esta oportunidad hablamos de Ave Porco, este mítico lugar que hoy sabe ser un supermercado. Un tubo largo era el lugar. Porco fue eso… la búsqueda de lo distinto, desde el arte y desde su público.
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UNDERBEAT (Jujuy) La música, las visuales y el sonido se entremezclan para presentar al espectador una experiencia única en cada uno de los eventos realizados por un equipo de producción especializado. El ciclo de música electrónica underground de primer nivel cuenta con una experiencia de más de 80 eventos producidos, con un gran nivel de éxito en esa provincia.
AVE PORCO
Los años 90 fueron muy fuertes a nivel clubes… Merecen ser recordados intensamente. En esta oportunidad hablamos de Ave Porco, este mítico lugar que hoy sabe ser un supermercado. Un tubo largo era el lugar. Porco fue eso… la búsqueda de lo distinto, desde el arte y desde su público.
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BeatHey Mag - 21
FEST
MUTA fue uno de los primeros pasos que dio la comunidad Beathey como conjunto. Fue, es y serรก la nave insignia de cientos de artistas que encontraron un lugar donde expresarse y crecer. Pero, sobre todo, es una forma de ver y sentir la realidad nocturna de una ciudad alienada.
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MUTA fue uno de los primeros pasos que dio la comunidad Beathey como conjunto. Fue, es y serรก la nave insignia de cientos de artistas que encontraron un lugar donde expresarse y crecer. Pero, sobre todo, es una forma de ver y sentir la realidad nocturna de una ciudad alienada.
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DRINKS POR JULIÁN SORSABURU
CAIPI JAGER Ingredientes: lima, azúcar, hielo picado, Jägermeister. Un trago original, recomendado para quienes les gusta tomar fernet. En este trago se usa Jägermeister, un licor aleman a base de hierbas. Para su preparación se toma una lima, se le retira el cabo del medio y se corta en cuartos. Se agrega una cucharada y media de azucar y se machaca. Luego se agrega hielo picado y el Jager, se bate bien y voila! Tenemos un excelente cocktail para arrancar la noche.
APEROL SPRITZ Ingredientes: Espumante, Aperol y soda. El Aperol es un licor de origen italiano, de color rojo cereza, compuesto por varias hierbas y raíces. Para disfrutar este cóctel plenamente, hay que hacerlo en una copa de vino con mucho hielo. Se agrega primero el espumante, luego el Aperol y finalmente la soda. Para terminar, se agrega una rodaja de naranja y listo! A disfrutar y seguir bailando.
CYNAR JULEP Ingredientes: Cynar, jugo de lima, azúcar, menta fresca,jugo de pomelo rosado y media onza de gin (marca registrada de Dada)
En esta primera edición les traemos tres tragos recomendados por el dueño de uno de los spots mas lindos de Buenos Aires, DADA. Paulo Orcorchuck trabajo en la barra de lugares icónicos de la ciudad como FILO y OLSEN, antes de dedicarse de lleno a su propio lugar. Este bistro con reminisencias Parisinas y Neoyorkinas de
tan solo 8 mesas y una barra amplia y colorida es reconocido por la calidad de su comida, sus tragos y su atmosfera arististica, bohemia y trendi al mismo tiempo. Nos dejamos llevar por las recomendaciones de Paulo y les puedo asegurar que estos tres tragos pueden hacer que tu noche sea mucho mejor.
En un vaso de trago largo se machacan la menta junto con el azúcar y el jugo de lima. Agregar abundante hielo partido, el Cynar, media onza de gin y completar con el jugo de pomelo fresco. Batir con una cuchara larga para integrar todos los ingredientes y salud!
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DRINKS POR JULIÁN SORSABURU
CAIPI JAGER Ingredientes: lima, azúcar, hielo picado, Jägermeister. Un trago original, recomendado para quienes les gusta tomar fernet. En este trago se usa Jägermeister, un licor aleman a base de hierbas. Para su preparación se toma una lima, se le retira el cabo del medio y se corta en cuartos. Se agrega una cucharada y media de azucar y se machaca. Luego se agrega hielo picado y el Jager, se bate bien y voila! Tenemos un excelente cocktail para arrancar la noche.
APEROL SPRITZ Ingredientes: Espumante, Aperol y soda. El Aperol es un licor de origen italiano, de color rojo cereza, compuesto por varias hierbas y raíces. Para disfrutar este cóctel plenamente, hay que hacerlo en una copa de vino con mucho hielo. Se agrega primero el espumante, luego el Aperol y finalmente la soda. Para terminar, se agrega una rodaja de naranja y listo! A disfrutar y seguir bailando.
CYNAR JULEP Ingredientes: Cynar, jugo de lima, azúcar, menta fresca,jugo de pomelo rosado y media onza de gin (marca registrada de Dada)
En esta primera edición les traemos tres tragos recomendados por el dueño de uno de los spots mas lindos de Buenos Aires, DADA. Paulo Orcorchuck trabajo en la barra de lugares icónicos de la ciudad como FILO y OLSEN, antes de dedicarse de lleno a su propio lugar. Este bistro con reminisencias Parisinas y Neoyorkinas de
tan solo 8 mesas y una barra amplia y colorida es reconocido por la calidad de su comida, sus tragos y su atmosfera arististica, bohemia y trendi al mismo tiempo. Nos dejamos llevar por las recomendaciones de Paulo y les puedo asegurar que estos tres tragos pueden hacer que tu noche sea mucho mejor.
En un vaso de trago largo se machacan la menta junto con el azúcar y el jugo de lima. Agregar abundante hielo partido, el Cynar, media onza de gin y completar con el jugo de pomelo fresco. Batir con una cuchara larga para integrar todos los ingredientes y salud!
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COMO SE INICIÓ EL HOUSE MUSIC UN RELATO DE COMO LAS DIFERENCIAS DIERON FORMA A UN GENERO MUSICAL. POR JUAN PABLO NIEMES
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COMO SE INICIÓ EL HOUSE MUSIC UN RELATO DE COMO LAS DIFERENCIAS DIERON FORMA A UN GENERO MUSICAL. POR JUAN PABLO NIEMES
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Toda historia es un recorte parcial, una experiencia fragmentada. Solo se describe un lado de la vastedad de las experiencias de las sociedades. De esta manera, para entender los cimientos del house music, hay que explicar uno de los tantos orígenes que puedan datarse de un movimiento que aún perdura y que, aunque se debatan entre puristas y oportunistas, indudablemente forma parte del aluvión cultural que cubrió gran parte del globo. De acuerdo al ranking de preferencias de bautismo, “House Music” podría denominarse a un sonido perteneciente del lugar en donde gente como Frankie Knuckles comenzó a cultivar con mucha pasión un beat bien marcado. Ese beat era acompañado en la mayoría de las veces por las increíbles voces de Divas de la música disco. ¿El lugar? Warehouse, Chicago, Estados Unidos -durante los años ochenta-. Un club que fue el refugio para un sector social al que se hostigaba por sus comportamientos, pertenencia y rasgos físicos. Podríamos definir así que la palabra y el estilo tienen una denominación de origen. Debido a que la flecha del tiempo es problemática (incluso elegir la metáfora del tiempo como flecha), la historia que se elige describir comienza con un conflicto, como toda historia del siglo XX. Durante la decáda del sententa comenzó a tomar relevancia un género que se popularizo en Estados Unidos y en gran parte del mundo occidental, junto con la película protagonizada por John Travolta: Saturday Night Fever; la música disco y el funk. Se puede acertadamente decir que ésta y otras subculturas fueron portadoras de una manera de ver el mundo que se desprendió de uno de los principales países capitalista de occidente. Cultura, no obstante, que si se analizaría con más detenimiento nos dejaría ver la heterogeneidad clasista que se desprende del sistema. Pero para dar coherencia a esta historia nunca tendríamos que perder de vista que otra cultura, otra manera de ser y estar en el mundo predominantemente blanco -según el gran mercado del lado occidental del mundo-; los estereotipos del rock and roll que se venían imponiendo con sus maneras de ser desde aproximadamente los años cincuenta, sino más atrás. Si datamos el evento que nos atañe para esta
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observación, es el 12 de Julio de 1979: los hechos que tuvieron lugar en el estadio de baseball Comiskey Park en Chicago. Se denominó a través de los años como la Disco Demolition Night o, como también solían gritar los detractores de la música disco; “Disco Sucks!” (¡el disco apesta!). La curiosidad de la incipiente música disco hizo que la mayoría de las estaciones de radios comenzaran a reproducir este género musical. Tal es así, que un disc jockey de rock and roll norteamericano, llamado Steve Dahl, quien se especializaba en dicha cultura, fue removido de su lugar en la estación a la cual prestaba servicio ya que se opuso a reproducir aquella novedad; “Lo otro”, lo que muchas veces al no tener un conocimiento cabal produce rechazo. Dahl, inclusive, explícitamente había dicho que no aceptaba difundir esa música. La música disco fue desenvolviéndose como una de las tantas expresiones de aquellas minorías segregadas por las sociedades occidentales post industriales en las postrimerías del siglo XX. Negros, latinos o queens encontraban en sus melodías y grooves una válvula de escape a la rutina, a las miradas discriminadoras que resaltaban valores de una sociedad conservadora. En el imaginario de muchos artistas de dichas subculturas englobadas en el Disco Musicy, en el house se vaticinaba el advenimiento casi utópico clamando por una sociedad que no diera lugar a la violencia, como proclamaba en su lírica -más tarde en los ochentas-, Joe Smooth, en sutrack Promised Land. Aquel 12 de Julio, Steve Dahl, en respuesta a su desvinculación de la radio en la cual trabajaba, propuso hacer una gran quema de vinilos de música disco durante un partido de baseball disputado entre los Detroit Tigers y los Chicago White Sox. Para agregar más condimentos a su propuesta, ofertó a quienes trajeran discos para la gran quema un descuento en la entrada para ver el clásico partido. El resultado que más importa fue lo que desencadenó esa pretendida demolición de un estilo musical, pero demolición también en respuesta al miedo al avance de la integración social a través del escenario musical. En el entretiempo del partido, la explosión de un container lleno de vinilos hizo que la multitud
se descontrolara al grito de “Disco Sucks!”, arengado por Dahl con un micrófono. Se registraron incidentes y algunos hechos de violencia. Lo más interesante de este episodio es que al estar contemplándolo en retrospectiva, se puede llegar a comprender la profunda división social y étnica que yacía en aquella comunidad. Y más importante aún es poder comprender que una cultura que estaba pidiendo ser escuchada no se dio por vencida. Pero, en respuesta, se revitalizó en los ochentas sampleando la música que le precedió y agregó a estas nuevas creaciones unas bases elaboradas con máquinas de ritmo (Roland y sus modelos TR fueron grandes protagonistas junto a muchas otros dispositivos). Music Is The Answer es el título de un track de Danny Tenaglia años más tarde. Una auténtica amalgama de sonidos inspirados en el 4x4 experimental europeo (el viejo continente venia ya exponiendo a sus Giorgio Moroder, Kraftwerk, Stockhausen, por nombrar unos pocos). Junto con la energía del soul, el jazz, el funk, la música disco e inclusive ritmos latinoamericanos, el house abrazó en sus inicios muchas culturas: sus sonidos expresaron una respuesta feliz y paradójica a sus detractores y a la indiferencia. Podría parecer muy pertinente concluir que así nació lo que el mundo conoce hoy como House Music, pero como se reclama más arriba, se está intentado comprender solo una parte de algo que no se haría justicia de agotar en una columna. El problema ayuda a comprender en parte el devenir, casi como la sentencia de que sin problema no hay historia. El curso de los hechos a posterior se puede registrar hoy en día a través de varios medios. A partir de los años ochenta, la demanda de música house (lo que siempre sonaba en el Warehouse de Chicago, en el Paradise Garage de Nueva York) se incrementó y a su vez activó el funcionamiento de compañías discográficas. Y, con ello, muchos talentosos productores dejaron su huella en el estilo. Pero también aquí hay a la vez un amplio debate para establecer el primer grito de house, el primer hit, el primer track que establezca los fundamentos del género. Incluso, hablar de una primera generación de productores de música house que comenzaron
Negros, latinos y queers encontraban en las melodías y grooves una válvula de escape a la rutina, a las miradas discriminadoras que resaltaban valores de una sociedad conservadora.
a forjarse en los años ochenta; algunos de ellos son Chip E, Marshall Jefferson, Frankie Knuckles, Ron Hardy, Larry Levan, entre otros. También un impulso extra y no menos importante fueron los remixers como Shep Pettibone, Arthur Baker y muchos más que ayudaron a difundir a través de las remezclas y versiones extendidas de artistas Pop. No hay que perder de vista la sincronía del tiempo y el espacio para comentar que en otro lado de Estados Unidos, otro estilo estaba tomando forma: el techno. Pero esa es otra historia. En una ciudad no muy lejana a Chicago, otras personas se encargarían de que la música disco, el pop e inclusive el rock y el house se fusionaron para dar forma a este movimiento; la ciudad de Nueva York tuvo a sus héroes locales: Larry Levan, Francois Kevorkian, John Morales, Jellybean, Nicky Siano, David Mancuso y muchos difusores y productores seminales. Muchos de ellos aún continúan difundiendo en cada set y selección musical una parte de esa historia.
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Toda historia es un recorte parcial, una experiencia fragmentada. Solo se describe un lado de la vastedad de las experiencias de las sociedades. De esta manera, para entender los cimientos del house music, hay que explicar uno de los tantos orígenes que puedan datarse de un movimiento que aún perdura y que, aunque se debatan entre puristas y oportunistas, indudablemente forma parte del aluvión cultural que cubrió gran parte del globo. De acuerdo al ranking de preferencias de bautismo, “House Music” podría denominarse a un sonido perteneciente del lugar en donde gente como Frankie Knuckles comenzó a cultivar con mucha pasión un beat bien marcado. Ese beat era acompañado en la mayoría de las veces por las increíbles voces de Divas de la música disco. ¿El lugar? Warehouse, Chicago, Estados Unidos -durante los años ochenta-. Un club que fue el refugio para un sector social al que se hostigaba por sus comportamientos, pertenencia y rasgos físicos. Podríamos definir así que la palabra y el estilo tienen una denominación de origen. Debido a que la flecha del tiempo es problemática (incluso elegir la metáfora del tiempo como flecha), la historia que se elige describir comienza con un conflicto, como toda historia del siglo XX. Durante la decáda del sententa comenzó a tomar relevancia un género que se popularizo en Estados Unidos y en gran parte del mundo occidental, junto con la película protagonizada por John Travolta: Saturday Night Fever; la música disco y el funk. Se puede acertadamente decir que ésta y otras subculturas fueron portadoras de una manera de ver el mundo que se desprendió de uno de los principales países capitalista de occidente. Cultura, no obstante, que si se analizaría con más detenimiento nos dejaría ver la heterogeneidad clasista que se desprende del sistema. Pero para dar coherencia a esta historia nunca tendríamos que perder de vista que otra cultura, otra manera de ser y estar en el mundo predominantemente blanco -según el gran mercado del lado occidental del mundo-; los estereotipos del rock and roll que se venían imponiendo con sus maneras de ser desde aproximadamente los años cincuenta, sino más atrás. Si datamos el evento que nos atañe para esta
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observación, es el 12 de Julio de 1979: los hechos que tuvieron lugar en el estadio de baseball Comiskey Park en Chicago. Se denominó a través de los años como la Disco Demolition Night o, como también solían gritar los detractores de la música disco; “Disco Sucks!” (¡el disco apesta!). La curiosidad de la incipiente música disco hizo que la mayoría de las estaciones de radios comenzaran a reproducir este género musical. Tal es así, que un disc jockey de rock and roll norteamericano, llamado Steve Dahl, quien se especializaba en dicha cultura, fue removido de su lugar en la estación a la cual prestaba servicio ya que se opuso a reproducir aquella novedad; “Lo otro”, lo que muchas veces al no tener un conocimiento cabal produce rechazo. Dahl, inclusive, explícitamente había dicho que no aceptaba difundir esa música. La música disco fue desenvolviéndose como una de las tantas expresiones de aquellas minorías segregadas por las sociedades occidentales post industriales en las postrimerías del siglo XX. Negros, latinos o queens encontraban en sus melodías y grooves una válvula de escape a la rutina, a las miradas discriminadoras que resaltaban valores de una sociedad conservadora. En el imaginario de muchos artistas de dichas subculturas englobadas en el Disco Musicy, en el house se vaticinaba el advenimiento casi utópico clamando por una sociedad que no diera lugar a la violencia, como proclamaba en su lírica -más tarde en los ochentas-, Joe Smooth, en sutrack Promised Land. Aquel 12 de Julio, Steve Dahl, en respuesta a su desvinculación de la radio en la cual trabajaba, propuso hacer una gran quema de vinilos de música disco durante un partido de baseball disputado entre los Detroit Tigers y los Chicago White Sox. Para agregar más condimentos a su propuesta, ofertó a quienes trajeran discos para la gran quema un descuento en la entrada para ver el clásico partido. El resultado que más importa fue lo que desencadenó esa pretendida demolición de un estilo musical, pero demolición también en respuesta al miedo al avance de la integración social a través del escenario musical. En el entretiempo del partido, la explosión de un container lleno de vinilos hizo que la multitud
se descontrolara al grito de “Disco Sucks!”, arengado por Dahl con un micrófono. Se registraron incidentes y algunos hechos de violencia. Lo más interesante de este episodio es que al estar contemplándolo en retrospectiva, se puede llegar a comprender la profunda división social y étnica que yacía en aquella comunidad. Y más importante aún es poder comprender que una cultura que estaba pidiendo ser escuchada no se dio por vencida. Pero, en respuesta, se revitalizó en los ochentas sampleando la música que le precedió y agregó a estas nuevas creaciones unas bases elaboradas con máquinas de ritmo (Roland y sus modelos TR fueron grandes protagonistas junto a muchas otros dispositivos). Music Is The Answer es el título de un track de Danny Tenaglia años más tarde. Una auténtica amalgama de sonidos inspirados en el 4x4 experimental europeo (el viejo continente venia ya exponiendo a sus Giorgio Moroder, Kraftwerk, Stockhausen, por nombrar unos pocos). Junto con la energía del soul, el jazz, el funk, la música disco e inclusive ritmos latinoamericanos, el house abrazó en sus inicios muchas culturas: sus sonidos expresaron una respuesta feliz y paradójica a sus detractores y a la indiferencia. Podría parecer muy pertinente concluir que así nació lo que el mundo conoce hoy como House Music, pero como se reclama más arriba, se está intentado comprender solo una parte de algo que no se haría justicia de agotar en una columna. El problema ayuda a comprender en parte el devenir, casi como la sentencia de que sin problema no hay historia. El curso de los hechos a posterior se puede registrar hoy en día a través de varios medios. A partir de los años ochenta, la demanda de música house (lo que siempre sonaba en el Warehouse de Chicago, en el Paradise Garage de Nueva York) se incrementó y a su vez activó el funcionamiento de compañías discográficas. Y, con ello, muchos talentosos productores dejaron su huella en el estilo. Pero también aquí hay a la vez un amplio debate para establecer el primer grito de house, el primer hit, el primer track que establezca los fundamentos del género. Incluso, hablar de una primera generación de productores de música house que comenzaron
Negros, latinos y queers encontraban en las melodías y grooves una válvula de escape a la rutina, a las miradas discriminadoras que resaltaban valores de una sociedad conservadora.
a forjarse en los años ochenta; algunos de ellos son Chip E, Marshall Jefferson, Frankie Knuckles, Ron Hardy, Larry Levan, entre otros. También un impulso extra y no menos importante fueron los remixers como Shep Pettibone, Arthur Baker y muchos más que ayudaron a difundir a través de las remezclas y versiones extendidas de artistas Pop. No hay que perder de vista la sincronía del tiempo y el espacio para comentar que en otro lado de Estados Unidos, otro estilo estaba tomando forma: el techno. Pero esa es otra historia. En una ciudad no muy lejana a Chicago, otras personas se encargarían de que la música disco, el pop e inclusive el rock y el house se fusionaron para dar forma a este movimiento; la ciudad de Nueva York tuvo a sus héroes locales: Larry Levan, Francois Kevorkian, John Morales, Jellybean, Nicky Siano, David Mancuso y muchos difusores y productores seminales. Muchos de ellos aún continúan difundiendo en cada set y selección musical una parte de esa historia.
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LONDRES CULTURA Y CIUDAD. DOS PALABRAS QUE TIENEN UN PAR DE REFERENCIAS INMEDIATAS: NUEVA YORK, BERLÍN, LONDRES. SI SE ES MÁS PRECISO, Y LA ASOCIACIÓN ES CON LA MÚSICA ELECTRÓNICA, LA CIUDAD INGLESA SE CONVIERTE EN UN LIBRO INTERMINABLE DE TENDENCIAS, VANGUARDIA Y ESCENA. EN ESTE PRIMER NÚMERO DE BEATHEY MAG LOS INVITAMOS A SUMERGIRSE DE LLENO EN LA ACTUALIDAD Y ALGUNOS DE LOS HECHOS QUE POSICIONARON A LA CAPITAL DE INGLATERRA COMO UN FARO INELUDIBLE EN ESTA MATERIA A NIVEL GLOBAL. POR DAMIÁN LEVENSOHN
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LONDRES CULTURA Y CIUDAD. DOS PALABRAS QUE TIENEN UN PAR DE REFERENCIAS INMEDIATAS: NUEVA YORK, BERLÍN, LONDRES. SI SE ES MÁS PRECISO, Y LA ASOCIACIÓN ES CON LA MÚSICA ELECTRÓNICA, LA CIUDAD INGLESA SE CONVIERTE EN UN LIBRO INTERMINABLE DE TENDENCIAS, VANGUARDIA Y ESCENA. EN ESTE PRIMER NÚMERO DE BEATHEY MAG LOS INVITAMOS A SUMERGIRSE DE LLENO EN LA ACTUALIDAD Y ALGUNOS DE LOS HECHOS QUE POSICIONARON A LA CAPITAL DE INGLATERRA COMO UN FARO INELUDIBLE EN ESTA MATERIA A NIVEL GLOBAL. POR DAMIÁN LEVENSOHN
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EL ORIGEN La rica cultura británica es desde tiempos inmemorables, fruto de la apropiación y mestizaje de otras culturas: la india, por ejemplo. El caso electrónico tiene como antecedente lo que sucedía en las incipientes Chicago y Detroit, cunas del house y techno. El mapa también mostraba en esos 80s una Nueva York sede del disco y la escena gay. Así, fue que teniendo como influencia lo que sucedía en Estados Unidos –a nivel musical-, un par de productores británicos tomaron el house y lo hicieron propio, dando lugar a los primeros tracks de house originarios de Inglaterra. La segunda parte de la década del 80 catapultó como grandes referencias, por ejemplo, al track On The House de Midnight Sunrise feat Jackie Rawe. Seguido de lo musical, se desató el movimiento “la rave” –aunque el término se usó desde los cincuentas, designando a otros tipos de encuentros-. De carácter radical, ilegal y emparentado con el consumo de drogas sintéticas, algo único se gestó en esos años de liberación. Los seguidores del acid house y las fiestas interminables se multiplicaron, llegando a generar eventos masivos, de un tamaño inimaginable unos años atrás. La masificación puso bajo la lupa de la sociedad y los políticos, todo eso que estaba pasando que no resultaba positivo por el alto índice de drogas que subyacía al movimiento. Con una importante cacería que tuvo como voz a los medios sensacionalistas, el inicio de los noventas mostró una escena un tanto más regularizada con el advenimiento de los primeros grandes clubes. La experiencia británica a la hora de comercializar y profesionalizar industrias, también se hizo presente a la hora de instalar a la electrónica en el mainstream. Con tracks en los primeros lugares de los principales charts, la aparición de clubs como grandes marcas no se hizo esperar. Un buen ejemplo de esto es Ministry of Sound. Nacido en 1991, se convirtió instantáneamente en uno de los favoritos del público clubber, con una programación ampliamente orientada al house music. El desarrollo del plan empresarial detrás del club, trajo
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consigo el sello y la apertura de la marca al exterior con eventos en buena parte del mundo. Actualmente en actividad, no se lo puede considerar como uno de los spots más interesantes de Londres –cuenta con una programación de lo más mainstream- pero su popularidad se mantiene casi intacta. Si hablamos de creación de gigantes, los festivales también fueron protagonistas. Del mismo país donde se generó uno de los conceptos de festival más interesantes, como lo es Glastonbury, esperar una referencia para la música electrónica era un paso lógico. Ahí es donde aparece Creamfields (1998). Masivo como pocos y de una expansión territorial única, los argentinos mejor que nadie para comprender la magnitud que es capaz de alcanzar -sí, la Argentina fue el país de las Creamfields más multitudinarias, incluso superando al evento madre-. LOS MEDIOS Toda escena, de cualquier arte que se precie de tal, debe contar con el aporte de respetados y plurales
medio de comunicación. La radio siempre se caracterizó por tener a la música como protagonista. Y si hablamos del Reino Unido, es imposible no detenerse en el fenómeno de las radios pirata, una respuesta ilegal al sistema oficial de radios impuesto por las autoridades gubernamentales. Este sistema se convirtió en un medio indispensable para la difusión de las raves y la música electrónica. Para inicios de los noventas, se calcula que existían unas 600 radios pirata en Inglaterra, de las cuales, 60 tenían su base en Londres. Como respuesta, el gobierno presentó un plan para homologar algunas de esas radios. Entre los casos más significativos del traspaso a la legalidad se encuentra la popular Kiss FM. Radio y Reino Unido tienen un sinónimo: BBC, uno de los medios de comunicación más respetados a nivel global. Con el auge de la cultura rave, estos nuevos sonidos no tardaron en hacerse presentes, y se tornó en algo habitual escuchar acid house, por ejemplo, con un alcance de masas. Uno de
los programas más notorios –que se mantiene en actividad- es EssentialMix conducido por Pete Tong. La serie de sets más popular, que sirvió como espacio de consagración para muchísimos artistas que se convertirían en referentes. Teniendo como contexto la era pre-Internet, la importancia de las revistas impresas fue suprema. Entre varias publicaciones importantes, la más destacada por su consistencia en el tiempo es DJ MAG. Los avances tecnológicos, nuevos lanzamientos e información en general, era lo que los DJs y clubbers esperaban ansiosamente, mes a mes, para ponerse al día sobre la escena electrónica. Con los cambios en el modo de consumo que significaron los medios web, la revista británica supo adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin dudas perdió espacio frente a medios nacidos en la era digital. La expresión artística que mejor plasmó lo que pasó en la efervescente Londres rave es el cine documental. Uno de los títulos más reconocidos y revisitados es The Summer of Rave 1989, un trabajo de la BBC estrenado en 2006. Muestra, con una claridad envidiable, las desventuras de los ravers, la expansión musical y la contracara fascista del gobierno liderado por Margaret Tatcher. Otros documentales destacados son The Chemical Generation (2001), narrado por Boy George, y E is for Ecstasy (1992). EL CAMINO SONORO La apropiación de la influencia extranjera y transformación en algo nuevo y evolucionado tuvo un par de ramificaciones muy interesantes en Londres. Con el house estadounidense y la reproducción made in UK ya establecidos, se empezó a generar una nueva corriente sonora: el UK Garage. BPMs arriba, poderosas líneas de bajo, quiebre en el ritmo y populares voces, caracterizaron a este nuevo estilo naciente por el año 1993. Sonando en todos los clubes de la ciudad, se convirtió en una música atractiva, no solo para los clubbers entendidos, sino también para el público general. La evolución nunca se detuvo y con el correr de los años, esto llevó al nacimiento de estilos
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EL ORIGEN La rica cultura británica es desde tiempos inmemorables, fruto de la apropiación y mestizaje de otras culturas: la india, por ejemplo. El caso electrónico tiene como antecedente lo que sucedía en las incipientes Chicago y Detroit, cunas del house y techno. El mapa también mostraba en esos 80s una Nueva York sede del disco y la escena gay. Así, fue que teniendo como influencia lo que sucedía en Estados Unidos –a nivel musical-, un par de productores británicos tomaron el house y lo hicieron propio, dando lugar a los primeros tracks de house originarios de Inglaterra. La segunda parte de la década del 80 catapultó como grandes referencias, por ejemplo, al track On The House de Midnight Sunrise feat Jackie Rawe. Seguido de lo musical, se desató el movimiento “la rave” –aunque el término se usó desde los cincuentas, designando a otros tipos de encuentros-. De carácter radical, ilegal y emparentado con el consumo de drogas sintéticas, algo único se gestó en esos años de liberación. Los seguidores del acid house y las fiestas interminables se multiplicaron, llegando a generar eventos masivos, de un tamaño inimaginable unos años atrás. La masificación puso bajo la lupa de la sociedad y los políticos, todo eso que estaba pasando que no resultaba positivo por el alto índice de drogas que subyacía al movimiento. Con una importante cacería que tuvo como voz a los medios sensacionalistas, el inicio de los noventas mostró una escena un tanto más regularizada con el advenimiento de los primeros grandes clubes. La experiencia británica a la hora de comercializar y profesionalizar industrias, también se hizo presente a la hora de instalar a la electrónica en el mainstream. Con tracks en los primeros lugares de los principales charts, la aparición de clubs como grandes marcas no se hizo esperar. Un buen ejemplo de esto es Ministry of Sound. Nacido en 1991, se convirtió instantáneamente en uno de los favoritos del público clubber, con una programación ampliamente orientada al house music. El desarrollo del plan empresarial detrás del club, trajo
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consigo el sello y la apertura de la marca al exterior con eventos en buena parte del mundo. Actualmente en actividad, no se lo puede considerar como uno de los spots más interesantes de Londres –cuenta con una programación de lo más mainstream- pero su popularidad se mantiene casi intacta. Si hablamos de creación de gigantes, los festivales también fueron protagonistas. Del mismo país donde se generó uno de los conceptos de festival más interesantes, como lo es Glastonbury, esperar una referencia para la música electrónica era un paso lógico. Ahí es donde aparece Creamfields (1998). Masivo como pocos y de una expansión territorial única, los argentinos mejor que nadie para comprender la magnitud que es capaz de alcanzar -sí, la Argentina fue el país de las Creamfields más multitudinarias, incluso superando al evento madre-. LOS MEDIOS Toda escena, de cualquier arte que se precie de tal, debe contar con el aporte de respetados y plurales
medio de comunicación. La radio siempre se caracterizó por tener a la música como protagonista. Y si hablamos del Reino Unido, es imposible no detenerse en el fenómeno de las radios pirata, una respuesta ilegal al sistema oficial de radios impuesto por las autoridades gubernamentales. Este sistema se convirtió en un medio indispensable para la difusión de las raves y la música electrónica. Para inicios de los noventas, se calcula que existían unas 600 radios pirata en Inglaterra, de las cuales, 60 tenían su base en Londres. Como respuesta, el gobierno presentó un plan para homologar algunas de esas radios. Entre los casos más significativos del traspaso a la legalidad se encuentra la popular Kiss FM. Radio y Reino Unido tienen un sinónimo: BBC, uno de los medios de comunicación más respetados a nivel global. Con el auge de la cultura rave, estos nuevos sonidos no tardaron en hacerse presentes, y se tornó en algo habitual escuchar acid house, por ejemplo, con un alcance de masas. Uno de
los programas más notorios –que se mantiene en actividad- es EssentialMix conducido por Pete Tong. La serie de sets más popular, que sirvió como espacio de consagración para muchísimos artistas que se convertirían en referentes. Teniendo como contexto la era pre-Internet, la importancia de las revistas impresas fue suprema. Entre varias publicaciones importantes, la más destacada por su consistencia en el tiempo es DJ MAG. Los avances tecnológicos, nuevos lanzamientos e información en general, era lo que los DJs y clubbers esperaban ansiosamente, mes a mes, para ponerse al día sobre la escena electrónica. Con los cambios en el modo de consumo que significaron los medios web, la revista británica supo adaptarse a los nuevos tiempos, pero sin dudas perdió espacio frente a medios nacidos en la era digital. La expresión artística que mejor plasmó lo que pasó en la efervescente Londres rave es el cine documental. Uno de los títulos más reconocidos y revisitados es The Summer of Rave 1989, un trabajo de la BBC estrenado en 2006. Muestra, con una claridad envidiable, las desventuras de los ravers, la expansión musical y la contracara fascista del gobierno liderado por Margaret Tatcher. Otros documentales destacados son The Chemical Generation (2001), narrado por Boy George, y E is for Ecstasy (1992). EL CAMINO SONORO La apropiación de la influencia extranjera y transformación en algo nuevo y evolucionado tuvo un par de ramificaciones muy interesantes en Londres. Con el house estadounidense y la reproducción made in UK ya establecidos, se empezó a generar una nueva corriente sonora: el UK Garage. BPMs arriba, poderosas líneas de bajo, quiebre en el ritmo y populares voces, caracterizaron a este nuevo estilo naciente por el año 1993. Sonando en todos los clubes de la ciudad, se convirtió en una música atractiva, no solo para los clubbers entendidos, sino también para el público general. La evolución nunca se detuvo y con el correr de los años, esto llevó al nacimiento de estilos
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como el grime y dubstep -el británico, nada que ver con lo de Skrillex y compañía-. En paralelo, y con elementos del reggae y dub, nacía otra gran familia sonora, la del drum&bass y jungle. En resumen, se podría decir que los ritmos quebrados son uno de los grandes aportes musicales de la ciudad londinense para con la cultura global. Música aún más experimental también tuvo su nacimiento en la isla, todo enmarcado dentro de lo que se denominó como IDM (intelligent dance music). Emergiendo en los noventas, y establecido hasta la actualidad, se convirtió en una vertiente que tiene como foco no ponerle límites a la búsqueda sonora. Así, se catapultaron a la fama nombres como Aphex Twin, Plaid, The Orb o Autechre, y sellos como Warp y Planet Mu. A su vez, géneros tradicionales como el house, techno, progressive y trance, también tuvieron un recorrido propio en Londres. Alcanza con nombrar ejemplos como John Digweed y su Bedrock Records. LA CIUDAD HOY Cuando nos referimos al momento histórico de los noventas, destacamos a Ministry of Sound como un club insignia. Si nos movemos hacia la década siguiente y la actual, aparece una referencia indiscutible, Fabric. Gracias a una programación semanal que muestra en sus tres salas a los principales referentes del house y techno, pero también del drum&bass y aledaños, supo ganarse un reconocimiento, hasta posicionarlo como uno de los clubes más populares del planeta. Entre los puntos distintivos del club, se encuentran las residencias de Craig Richards y Terry Francis, marcando el pulso musical en base a su experiencia
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como selectores. Pero también, buena parte de la fama de Fabric, se da como consecuencia de su label y la clásica serie Fabric Mix. Con sus inicios por el año 2001, la compilación de sets exclusivos de la casa londinense fue imponiéndose como una de las más veneradas, llegando por estos días hasta la referencia número 97, y por donde pasaron todos los pesos pesados: Ricardo Villalobos, Robert Hood o Adam Beyer, solo por nombras algunos. Por el año 2016 se dio un hecho inesperado que presagió lo peor. Tras la muerte de un par de jóvenes en las instalaciones del club –en una causa vinculada con el consumo de drogas-, las entidades estatales decidieron revocarle la licencia a Fabric. Entre versiones polémicas que indicaban el interés de ciertos grupos económicos por levantar edificios en el espacio que ocupa el club, se lanzó por parte de allegados y artistas la campaña “Save Fabric”. Vale destacar que lo sucedido en Londres dista bastante de la caza de brujas que sentimos bien de cerca en Buenos Aires después de Time Warp. Dado que allá, buena parte de la sociedad era consciente de la importancia cultural y turística que significa el club. Luego de algunos meses de lucha y negociaciones, se pudo llegar a un acuerdo y la licencia de Fabric fue recuperada. Más allá de este recinto, el panorama de venues londinense es tan amplio como interesante. Con espacios dedicados a todo tipo de estilos –la amplitud sonora es una característica de la idiosincrasia musical británica-, se destacan clubes como Corsica Studios, Egg London, XOYO y Printworks. Este último tuvo su apertura hace solo 2 años y se plantea como uno de los nuevos highlights londinenses.
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como el grime y dubstep -el británico, nada que ver con lo de Skrillex y compañía-. En paralelo, y con elementos del reggae y dub, nacía otra gran familia sonora, la del drum&bass y jungle. En resumen, se podría decir que los ritmos quebrados son uno de los grandes aportes musicales de la ciudad londinense para con la cultura global. Música aún más experimental también tuvo su nacimiento en la isla, todo enmarcado dentro de lo que se denominó como IDM (intelligent dance music). Emergiendo en los noventas, y establecido hasta la actualidad, se convirtió en una vertiente que tiene como foco no ponerle límites a la búsqueda sonora. Así, se catapultaron a la fama nombres como Aphex Twin, Plaid, The Orb o Autechre, y sellos como Warp y Planet Mu. A su vez, géneros tradicionales como el house, techno, progressive y trance, también tuvieron un recorrido propio en Londres. Alcanza con nombrar ejemplos como John Digweed y su Bedrock Records. LA CIUDAD HOY Cuando nos referimos al momento histórico de los noventas, destacamos a Ministry of Sound como un club insignia. Si nos movemos hacia la década siguiente y la actual, aparece una referencia indiscutible, Fabric. Gracias a una programación semanal que muestra en sus tres salas a los principales referentes del house y techno, pero también del drum&bass y aledaños, supo ganarse un reconocimiento, hasta posicionarlo como uno de los clubes más populares del planeta. Entre los puntos distintivos del club, se encuentran las residencias de Craig Richards y Terry Francis, marcando el pulso musical en base a su experiencia
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como selectores. Pero también, buena parte de la fama de Fabric, se da como consecuencia de su label y la clásica serie Fabric Mix. Con sus inicios por el año 2001, la compilación de sets exclusivos de la casa londinense fue imponiéndose como una de las más veneradas, llegando por estos días hasta la referencia número 97, y por donde pasaron todos los pesos pesados: Ricardo Villalobos, Robert Hood o Adam Beyer, solo por nombras algunos. Por el año 2016 se dio un hecho inesperado que presagió lo peor. Tras la muerte de un par de jóvenes en las instalaciones del club –en una causa vinculada con el consumo de drogas-, las entidades estatales decidieron revocarle la licencia a Fabric. Entre versiones polémicas que indicaban el interés de ciertos grupos económicos por levantar edificios en el espacio que ocupa el club, se lanzó por parte de allegados y artistas la campaña “Save Fabric”. Vale destacar que lo sucedido en Londres dista bastante de la caza de brujas que sentimos bien de cerca en Buenos Aires después de Time Warp. Dado que allá, buena parte de la sociedad era consciente de la importancia cultural y turística que significa el club. Luego de algunos meses de lucha y negociaciones, se pudo llegar a un acuerdo y la licencia de Fabric fue recuperada. Más allá de este recinto, el panorama de venues londinense es tan amplio como interesante. Con espacios dedicados a todo tipo de estilos –la amplitud sonora es una característica de la idiosincrasia musical británica-, se destacan clubes como Corsica Studios, Egg London, XOYO y Printworks. Este último tuvo su apertura hace solo 2 años y se plantea como uno de los nuevos highlights londinenses.
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CUANDO LA NOSTALGIA ES UN VIAJE DE IDA POR SEBASTIÁN DA VINN
“Drive” tiene esa clase de bandas sonoras que uno no puede disociar de su guión, el ritmo del montaje y su fotografía. Esta pequeña gran historia de 2011 viene acompañada de un concepto consolidado y pone su testimonio en la historia del cine; tanto es así que hoy en día se considera, para algunos, una película de culto. Pero hablemos de la música que regala este film de suspenso y drama con toques Neo-noir dirigido por el danés Nicolás Winding Refn y Ryan Gosling en el papel protagónico. Cliff Martínez, quien fuera ex baterista de los “Red Hot Chili Peppers” en sus dos primeros discos, se ocupó de darle forma e identidad a la música de este relato en donde Gosling es un doble de acción de día y un experto en fugas al volante por las noches. La música de Martínez ya había estado presente en títulos como “Sexo, mentiras y cintas de video”, “Solaris”, “Traffic” y “Wonderland”, entre otras. Con una clara influencia en los sonidos de los años ochenta y los sintetizadores, en esta ocasión logra atmósferas y ritmos que darán por resultado una gran banda sonora. Además de contar con varias colaboraciones con un estilo definido junto a las baterías electrónicas como las de “Desire”, “Collage” o “Kavinsky” y su tema “Nightcall” el cual suena al principio del film y logra rápidamente conceptualizar el sonido que acompañara esta historia. Indudablemente, “Drive” es una película para los que quieren una refrescada entre tanto pochoclo, persecuciones y explosiones espectaculares junto a los últimos hits del verano que suenan en la radio: si van a verla con esa idea lo mejor sería ver alguna de la saga “Rápido y furioso”. Y, para los amantes de los sonidos atmosféricos del “Synthwave” y del “Retrowave”, este disco es más que recomendable para sus oídos.
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CUANDO LA NOSTALGIA ES UN VIAJE DE IDA POR SEBASTIÁN DA VINN
“Drive” tiene esa clase de bandas sonoras que uno no puede disociar de su guión, el ritmo del montaje y su fotografía. Esta pequeña gran historia de 2011 viene acompañada de un concepto consolidado y pone su testimonio en la historia del cine; tanto es así que hoy en día se considera, para algunos, una película de culto. Pero hablemos de la música que regala este film de suspenso y drama con toques Neo-noir dirigido por el danés Nicolás Winding Refn y Ryan Gosling en el papel protagónico. Cliff Martínez, quien fuera ex baterista de los “Red Hot Chili Peppers” en sus dos primeros discos, se ocupó de darle forma e identidad a la música de este relato en donde Gosling es un doble de acción de día y un experto en fugas al volante por las noches. La música de Martínez ya había estado presente en títulos como “Sexo, mentiras y cintas de video”, “Solaris”, “Traffic” y “Wonderland”, entre otras. Con una clara influencia en los sonidos de los años ochenta y los sintetizadores, en esta ocasión logra atmósferas y ritmos que darán por resultado una gran banda sonora. Además de contar con varias colaboraciones con un estilo definido junto a las baterías electrónicas como las de “Desire”, “Collage” o “Kavinsky” y su tema “Nightcall” el cual suena al principio del film y logra rápidamente conceptualizar el sonido que acompañara esta historia. Indudablemente, “Drive” es una película para los que quieren una refrescada entre tanto pochoclo, persecuciones y explosiones espectaculares junto a los últimos hits del verano que suenan en la radio: si van a verla con esa idea lo mejor sería ver alguna de la saga “Rápido y furioso”. Y, para los amantes de los sonidos atmosféricos del “Synthwave” y del “Retrowave”, este disco es más que recomendable para sus oídos.
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TIMO PADILLA
UN ARTISTA QUE ENTENDIÓ MUY RÁPIDO QUE EL ARTE ES UNA FORMA DE VIDA Y NO UN RESULTADO ESPONTÁNEO.
Egresaste del colegio Carlos Pellegrini. ¿Sos un niño bien de Buenos Aires, un rebelde chetón, o una persona con mucha sensibilidad para con el arte? Chetón... me gustó (Risas). Tengo una parte artística muy grande de parte de mi vieja, ella era bailarina. Y mi tío y mi abuelo, fotógrafos. Nací en camarines. De chico, salía de la escuela y me iba a ver una obra de teatro de mi mamá, o iba a ver los ensayos. De hecho, participé de una de esas obras cuando tenía siete años. Era hijo único, mimado y chetón, y le pedí estar en una, que la verdad estuvo muy buena. Por ese lado se explica un poco mi parte artística. ¿Cómo llegaste a la música electrónica? Más allá de tener mucho gusto por el arte, en la búsqueda de lo que yo quería empecé a verme más a mí mismo. Y, la verdad, que no tardó en llegar. A mi papá le gusta
mucho la música electrónica, me mostró miles de sets desde que soy muy chico. No es que él sea un sabiondo, pero al escucharla me daban ganas de hacerlo. Y luego, con toda esta mezcla de arte, se formó esta idea de DJ. En este momento, ¿qué música te gusta poner y escuchar? Hay una oleada Yoyaku que me enganchó bastante. Soy mas housero que techno. Me gusta el minimal, me gusta el microhouse, pero no como el sello Perlon. Es decir, sí me gusta, pero no lo paso. Me satisface mucho que los temas tengan presencia más que un estilo, ese enganche que tienen. Busco esa magia. Y, a la hora de producir, siempre hago temas que toco. No varío mucho entre producir y set de DJ, lo siento así. No siempre van en sintonía producir y tocar. ¿Qué esperas que suceda en tu futuro? Hace poco mi tío me dijo: “¿Vos
que querés hacer? Tenés tu trabajo, estudios”. Le dije que yo quiero hacer música y seguir trabajando. Y me respondió que el arte no es hacer un cuadro lindo, sino que ser artista es una forma de vivir. El arte es un estilo de vida. Y eso me hizo un click, ya que venía con un proceso desde el año pasado de encarar la música más en serio. Y ahora lo que veo a futuro, aunque no lo pienso tanto. Para mí, el futuro es lo que me está pasando constantemente. Estoy decidido que lo voy a hacer... Quiero pasar música atrás de esa montaña, y un poco más o un poco menos lo voy a lograr. Tengo menos ansiedad, porque estoy cada vez más confiado en lo que hago y cada vez tengo más ganas de hacerlo. Así que el futuro me resulta redundante. Me importa donde tengo el corazón en base a la música, que es lo que voy a hacer mañana.
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TIMO PADILLA
UN ARTISTA QUE ENTENDIÓ MUY RÁPIDO QUE EL ARTE ES UNA FORMA DE VIDA Y NO UN RESULTADO ESPONTÁNEO.
Egresaste del colegio Carlos Pellegrini. ¿Sos un niño bien de Buenos Aires, un rebelde chetón, o una persona con mucha sensibilidad para con el arte? Chetón... me gustó (Risas). Tengo una parte artística muy grande de parte de mi vieja, ella era bailarina. Y mi tío y mi abuelo, fotógrafos. Nací en camarines. De chico, salía de la escuela y me iba a ver una obra de teatro de mi mamá, o iba a ver los ensayos. De hecho, participé de una de esas obras cuando tenía siete años. Era hijo único, mimado y chetón, y le pedí estar en una, que la verdad estuvo muy buena. Por ese lado se explica un poco mi parte artística. ¿Cómo llegaste a la música electrónica? Más allá de tener mucho gusto por el arte, en la búsqueda de lo que yo quería empecé a verme más a mí mismo. Y, la verdad, que no tardó en llegar. A mi papá le gusta
mucho la música electrónica, me mostró miles de sets desde que soy muy chico. No es que él sea un sabiondo, pero al escucharla me daban ganas de hacerlo. Y luego, con toda esta mezcla de arte, se formó esta idea de DJ. En este momento, ¿qué música te gusta poner y escuchar? Hay una oleada Yoyaku que me enganchó bastante. Soy mas housero que techno. Me gusta el minimal, me gusta el microhouse, pero no como el sello Perlon. Es decir, sí me gusta, pero no lo paso. Me satisface mucho que los temas tengan presencia más que un estilo, ese enganche que tienen. Busco esa magia. Y, a la hora de producir, siempre hago temas que toco. No varío mucho entre producir y set de DJ, lo siento así. No siempre van en sintonía producir y tocar. ¿Qué esperas que suceda en tu futuro? Hace poco mi tío me dijo: “¿Vos
que querés hacer? Tenés tu trabajo, estudios”. Le dije que yo quiero hacer música y seguir trabajando. Y me respondió que el arte no es hacer un cuadro lindo, sino que ser artista es una forma de vivir. El arte es un estilo de vida. Y eso me hizo un click, ya que venía con un proceso desde el año pasado de encarar la música más en serio. Y ahora lo que veo a futuro, aunque no lo pienso tanto. Para mí, el futuro es lo que me está pasando constantemente. Estoy decidido que lo voy a hacer... Quiero pasar música atrás de esa montaña, y un poco más o un poco menos lo voy a lograr. Tengo menos ansiedad, porque estoy cada vez más confiado en lo que hago y cada vez tengo más ganas de hacerlo. Así que el futuro me resulta redundante. Me importa donde tengo el corazón en base a la música, que es lo que voy a hacer mañana.
38 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 39
DJ KAREN
SIN ENTRAR EN LA VORÁGINE POR LA BÚSQUEDA DE GRANDES LOGROS, ESTA ARTISTA DISFRUTA DE LO QUE LA VIDA LE PROPONE, TRATANDO DE IMPRIMIR SU MAGIA, SU GUSTO Y SU CREATIVIDAD.
¿Tu nombre es? Valentina
gusta ser autocrítica, pero es lo que me sale.
¿Y porque DJ Karen? Empezó medio como un chiste que me pusieron... ¿Viste que dicen que hay que dejarse los nombres cuando te rebautizan? Y quedó así.
Estuviste muchos años radicada en Brasil. ¿Cómo fue esa experiencia? Es una locura. Yo lo tomé para investigar todo lo que hay, pero es un universo paralelo. De alguna forma, hay tanto para conocer que te quedás corto. Recomiendo que si andan por allá, pasen por alguna disquería. Comprar cosas, así sea por la tapa. Es una cultura muy fuerte, muy diferente y muy cerca a la vez. Particularmente, lo que más me gusta son los ritmos africanos, latinos y, de ahí, los brasileños. Entonces eso lo uso tanto para producir como para pasar en mis sets.
¿Cuándo comenzaste a trabajar como DJ profesional? No sé, para mí es algo natural. Que se haya desarrollado como forma de DJ fue medio de casualidad. Siempre estuve relacionada y atenta a la música. De chiquita tocaba el piano. Grababa casetes con música de la radio. Hoy en día, no muchas mujeres producen, algo que vos sí hacés. ¿De dónde te surgió la necesidad de hacerlo? Voy haciendo por etapas lo que me va pintando en el momento. Pienso en cierta música que me gustaría pasar. Y eso quizás no existe o no la encuentro, entonces me gusta crear el sonido que quiero escuchar o pasar. ¿Y sentís que te sale bien? Sí, a veces sí. Pero también paso mucha música de otros. No me
Se viene un LP tuyo, algo que cuesta mucho hacer. Son nueve temas que los produje cuando vivía en Brasil, y va a salir por Get Low. Fue mucho trabajo pero quedé muy contenta. ¡Y sale al fin! Después de un tiempo… ¿Qué se podrá escuchar en ese trabajo? Yo lo pensé como un viaje o una banda de sonido. No es lineal sino que va subiendo y bajando. Es difícil de explicar la música
con palabras. Podríamos poner un link y que cada uno saque sus conclusiones. Tiene de todo, algunos tracks más tranquis, algunos houseros clásicos, otros más latinos o mas brasileños. Pero también cosas de acid jazz. Es como un popurrí. La música electrónica trata de re mezclar estilos y en ese proceso uno encuentra lo que le gusta. Sí, una logra encontrar su propia interpretación de lo que está flasheando. ¿Cómo te imaginás la música que se viene? No sé, me cuesta pensar. Incluso pensar de acá a dos meses lo que va a ser de mi vida. Yo sé que la música va a seguir siempre. No sé si voy a hacer lo mismo o me va a pintar hacer una cosa diferente. ¡Chau DJ Karen y voy a agarrar una flautita! (Risas). Pero por el momento, me gustaría seguir produciendo. Me estoy armando un estudio que es algo que nunca pude hacer porque siempre estuve viajando y eso impedía un poco el situarme en un lugar y ponerme las pilas con eso. ¡Espero estar con un estudio bien pulenta! (Risas). Y el resto, como vaya llegando.
38 - BeatHey Mag
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DJ KAREN
SIN ENTRAR EN LA VORÁGINE POR LA BÚSQUEDA DE GRANDES LOGROS, ESTA ARTISTA DISFRUTA DE LO QUE LA VIDA LE PROPONE, TRATANDO DE IMPRIMIR SU MAGIA, SU GUSTO Y SU CREATIVIDAD.
¿Tu nombre es? Valentina
gusta ser autocrítica, pero es lo que me sale.
¿Y porque DJ Karen? Empezó medio como un chiste que me pusieron... ¿Viste que dicen que hay que dejarse los nombres cuando te rebautizan? Y quedó así.
Estuviste muchos años radicada en Brasil. ¿Cómo fue esa experiencia? Es una locura. Yo lo tomé para investigar todo lo que hay, pero es un universo paralelo. De alguna forma, hay tanto para conocer que te quedás corto. Recomiendo que si andan por allá, pasen por alguna disquería. Comprar cosas, así sea por la tapa. Es una cultura muy fuerte, muy diferente y muy cerca a la vez. Particularmente, lo que más me gusta son los ritmos africanos, latinos y, de ahí, los brasileños. Entonces eso lo uso tanto para producir como para pasar en mis sets.
¿Cuándo comenzaste a trabajar como DJ profesional? No sé, para mí es algo natural. Que se haya desarrollado como forma de DJ fue medio de casualidad. Siempre estuve relacionada y atenta a la música. De chiquita tocaba el piano. Grababa casetes con música de la radio. Hoy en día, no muchas mujeres producen, algo que vos sí hacés. ¿De dónde te surgió la necesidad de hacerlo? Voy haciendo por etapas lo que me va pintando en el momento. Pienso en cierta música que me gustaría pasar. Y eso quizás no existe o no la encuentro, entonces me gusta crear el sonido que quiero escuchar o pasar. ¿Y sentís que te sale bien? Sí, a veces sí. Pero también paso mucha música de otros. No me
Se viene un LP tuyo, algo que cuesta mucho hacer. Son nueve temas que los produje cuando vivía en Brasil, y va a salir por Get Low. Fue mucho trabajo pero quedé muy contenta. ¡Y sale al fin! Después de un tiempo… ¿Qué se podrá escuchar en ese trabajo? Yo lo pensé como un viaje o una banda de sonido. No es lineal sino que va subiendo y bajando. Es difícil de explicar la música
con palabras. Podríamos poner un link y que cada uno saque sus conclusiones. Tiene de todo, algunos tracks más tranquis, algunos houseros clásicos, otros más latinos o mas brasileños. Pero también cosas de acid jazz. Es como un popurrí. La música electrónica trata de re mezclar estilos y en ese proceso uno encuentra lo que le gusta. Sí, una logra encontrar su propia interpretación de lo que está flasheando. ¿Cómo te imaginás la música que se viene? No sé, me cuesta pensar. Incluso pensar de acá a dos meses lo que va a ser de mi vida. Yo sé que la música va a seguir siempre. No sé si voy a hacer lo mismo o me va a pintar hacer una cosa diferente. ¡Chau DJ Karen y voy a agarrar una flautita! (Risas). Pero por el momento, me gustaría seguir produciendo. Me estoy armando un estudio que es algo que nunca pude hacer porque siempre estuve viajando y eso impedía un poco el situarme en un lugar y ponerme las pilas con eso. ¡Espero estar con un estudio bien pulenta! (Risas). Y el resto, como vaya llegando.
40 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 41
ZETA BOSIO
UNO DE LOS ARTISTAS MÁS IMPORTANTE QUE TIENE EL PAÍS NOS CUENTA CÓMO LOGRÓ REINVENTARSEA LO LARGO DE SU VIDA.
POR RAFA SOROL
40 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 41
ZETA BOSIO
UNO DE LOS ARTISTAS MÁS IMPORTANTE QUE TIENE EL PAÍS NOS CUENTA CÓMO LOGRÓ REINVENTARSEA LO LARGO DE SU VIDA.
POR RAFA SOROL
42 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 43
¿Cuando empieza la idea de experimentar con la música? La música es un mundo que empezó en la preadolescencia. Tenía compañeros de colegio en quinto y sexto grado que tocaban haciendo covers de The Beatles. Los vi tocar en una presentación en el teatro del colegio y quedé impactado. Vi algo fantástico, y me llegó la necesidad de tener un tocadiscos, pedírselo a mi mamá como regalo. Lo necesitaba para seguir viviendo. A partir de ese momento era trabajar para comprar discos y aprender a tocar un instrumento. Así que arranqué con la guitarra. Eras muy chico, ¿de qué trabajabas? ¿Qué te decían tus padres? Mi papá tenía una fundición, y en mi familia, de origen italiano, había que trabajar ahí. Lo hacía contando manijas todo el día. O con una lima había que sacar las rebarbas, un embole. Eso te dejaba en claro que si no encontrabas otra cosa en la vida ibas a trabajar siempre en la fundición contando manijas. Y la música era una salida. La música se volvió un mundo interesante. Ya había pasado la época de los asaltos a principios de los setenta, donde cada uno llevaba música, la ponía en un tocadiscos donde caían los discos de a uno y la gente tenía que esperar un rato hasta que se acomodaba la púa y empezaba el otro tema. Era muy parecido a lo que pasaba con las orquestas y las bandas en vivo. Caía un disco y era una locura… Claro. Pero en un momento cambió la cosa. Se empezó a enganchar la música y aparecieron las primeras mezcladoras. Entonces, con dos bandejas podías pasar de un tema a otro y hacer que no se corte la música. Esos fueron los primeros DJs, que venían de la mano de Pont Lesica con una música muy copada: soul, disco, rock… Podías tocar Deep Purple en el medio de un set. De esa forma se podía estar de ese lado y compartir la música sin tener que formar una banda. Así que con unos amigos nos juntamos y compramos las bandejas, los parlantes, las luces audiorítmicas y el sistema de sonido. Nos
llamábamos Sir Joys, y habremos hecho unas quince fiestas. Lo lindo era armar un set, sorprender a la gente con música nueva y buena para bailar, y que guste. Para los enganches había que estudiar donde encontrar el momento para cortar un tema para poner el otro y que quede bien. Después de eso tuviste bandas de adolescente. Sí, eran intentos, con compañeros de colegio compramos instrumentos y nos juntábamos en el fondo de casa. Pero lo de Sir Joys era trabajar para ganar unos mangos como DJs. Con las bandas ni se soñaba en ganar algo. ¿Estuviste en la Marina después del colegio? Sí, me tocó el servicio militar obligatorio, en la infantería de la marina. Tocaba en la banda de música, y aprendí a tocar la trompeta. ¿Y qué tocabas? Hacía toques como de dianas, toques de atención como cuando viene un comandante. Yo hacia “tu tututú” y todos se paraban tildados. Ahí llegaron mis primeras apariciones en la tele, en los noticieros de esa época. Recuerdo una noche que fui a una inauguración de una escuela en Almirante Brown, donde fue el almirante Masera y yo tenía que hacer el toque de atención. Así que en la tele estaba el almirante y aparecía yo haciendo el toque con toda la familia mirándome.
¿Después de esa etapa viene la universidad? Sí, pero tuve que cortar porque no me daban la baja por el conflicto con Chile y me mandaron a la Fragata Libertad, donde tocaba el bajo en la orquesta de abordo. ¿Vestido de blanco? No. Nosotros teníamos el uniforme verde. Igual, mucho no puedo decir de la ropa porque nos dieron el traje especial de músico: un smoking con moño negro y faja… ¡Muy grasa! Éramos la orquesta de abordo de la Fragata y tocábamos en las fiestas que se hacían cuando llegábamos a cada puerto. Teníamos tres o cuatro entradas con diferentes estilos de música, había que tocar de todo. Para eso ensayábamos mucho, buscábamos cosas locales y tratábamos de sacar los temas. En Turquía conocimos al dueño de un cabaret e hicimos un show a cambio de tragos. Nos hicimos amigos de la banda local y nos pasaban temas. De ahí me queda la experiencia de haber tocado en un cabaret turco.
Lo lindo era armar un set, sorprender a la gente con musica nueva y buena para bailar
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¿Cuando empieza la idea de experimentar con la música? La música es un mundo que empezó en la preadolescencia. Tenía compañeros de colegio en quinto y sexto grado que tocaban haciendo covers de The Beatles. Los vi tocar en una presentación en el teatro del colegio y quedé impactado. Vi algo fantástico, y me llegó la necesidad de tener un tocadiscos, pedírselo a mi mamá como regalo. Lo necesitaba para seguir viviendo. A partir de ese momento era trabajar para comprar discos y aprender a tocar un instrumento. Así que arranqué con la guitarra. Eras muy chico, ¿de qué trabajabas? ¿Qué te decían tus padres? Mi papá tenía una fundición, y en mi familia, de origen italiano, había que trabajar ahí. Lo hacía contando manijas todo el día. O con una lima había que sacar las rebarbas, un embole. Eso te dejaba en claro que si no encontrabas otra cosa en la vida ibas a trabajar siempre en la fundición contando manijas. Y la música era una salida. La música se volvió un mundo interesante. Ya había pasado la época de los asaltos a principios de los setenta, donde cada uno llevaba música, la ponía en un tocadiscos donde caían los discos de a uno y la gente tenía que esperar un rato hasta que se acomodaba la púa y empezaba el otro tema. Era muy parecido a lo que pasaba con las orquestas y las bandas en vivo. Caía un disco y era una locura… Claro. Pero en un momento cambió la cosa. Se empezó a enganchar la música y aparecieron las primeras mezcladoras. Entonces, con dos bandejas podías pasar de un tema a otro y hacer que no se corte la música. Esos fueron los primeros DJs, que venían de la mano de Pont Lesica con una música muy copada: soul, disco, rock… Podías tocar Deep Purple en el medio de un set. De esa forma se podía estar de ese lado y compartir la música sin tener que formar una banda. Así que con unos amigos nos juntamos y compramos las bandejas, los parlantes, las luces audiorítmicas y el sistema de sonido. Nos
llamábamos Sir Joys, y habremos hecho unas quince fiestas. Lo lindo era armar un set, sorprender a la gente con música nueva y buena para bailar, y que guste. Para los enganches había que estudiar donde encontrar el momento para cortar un tema para poner el otro y que quede bien. Después de eso tuviste bandas de adolescente. Sí, eran intentos, con compañeros de colegio compramos instrumentos y nos juntábamos en el fondo de casa. Pero lo de Sir Joys era trabajar para ganar unos mangos como DJs. Con las bandas ni se soñaba en ganar algo. ¿Estuviste en la Marina después del colegio? Sí, me tocó el servicio militar obligatorio, en la infantería de la marina. Tocaba en la banda de música, y aprendí a tocar la trompeta. ¿Y qué tocabas? Hacía toques como de dianas, toques de atención como cuando viene un comandante. Yo hacia “tu tututú” y todos se paraban tildados. Ahí llegaron mis primeras apariciones en la tele, en los noticieros de esa época. Recuerdo una noche que fui a una inauguración de una escuela en Almirante Brown, donde fue el almirante Masera y yo tenía que hacer el toque de atención. Así que en la tele estaba el almirante y aparecía yo haciendo el toque con toda la familia mirándome.
¿Después de esa etapa viene la universidad? Sí, pero tuve que cortar porque no me daban la baja por el conflicto con Chile y me mandaron a la Fragata Libertad, donde tocaba el bajo en la orquesta de abordo. ¿Vestido de blanco? No. Nosotros teníamos el uniforme verde. Igual, mucho no puedo decir de la ropa porque nos dieron el traje especial de músico: un smoking con moño negro y faja… ¡Muy grasa! Éramos la orquesta de abordo de la Fragata y tocábamos en las fiestas que se hacían cuando llegábamos a cada puerto. Teníamos tres o cuatro entradas con diferentes estilos de música, había que tocar de todo. Para eso ensayábamos mucho, buscábamos cosas locales y tratábamos de sacar los temas. En Turquía conocimos al dueño de un cabaret e hicimos un show a cambio de tragos. Nos hicimos amigos de la banda local y nos pasaban temas. De ahí me queda la experiencia de haber tocado en un cabaret turco.
Lo lindo era armar un set, sorprender a la gente con musica nueva y buena para bailar
44 - BeatHey Mag
Después llega The Morgan, una banda corta con muchos nombres… The Morgan fue un proyecto rarísimo. En ese momento me estaba dedicando más de lleno a la facultad y menos a la música, porque ya estaba tocando cualquier cosa. El camino del profesionalismo me había llevado a un punto donde la música no me gustaba, aunque se ganaba buen dinero. Cuando me empezó a ir mal en los estudios tuve que dejar la música de lado por un tiempo porque mi viejo me estaba pagando la universidad privada. Cuando estaba terminando el año, un amigo me llamó para tocar en una banda que se iba a Punta del Este, y aproveché para irme de vacaciones de esa forma. Nos juntamos y así nació The Morgan, que fue como la prehistoria de lo que fue Soda Stereo. Ahí aparecen Gustavo Cerati, Andrés Calamaro… Gustavo era compañero de facultad, también había ido a Punta del Este con otra banda. Se quedó unos días más, pero su banda se tuvo que volver. Ahí se hizo amigo del resto de los integrantes de The Morgan y cuando volvimos, como teníamos que cambiar al cantante de la banda, él quedó naturalmente como reemplazo. Gustavo tocaba la guitarra muy bien y solucionaba un montón de cosas. Después, tuvimos que cambiar al tecladista, y buscando aparece este chico, muy chiquito, que resultó ser Andrés Calamaro. ¿En ese momento era sólo un tecladista? Andrés ya tenia una carrera interesante porque siendo tan joven había podido entrar en Raíces, una banda jazz rock donde hizo una gran carrera. A fines de los setenta, todos los músicos escuchábamos ese estilo, porque era música elevada. Pero a él le gustaba la movida new wave y post punk. Andrés compraba muchísima música y le gustaban muchísimas bandas. Lo que estábamos haciendo nosotros, que eran covers de esas bandas, le encantó. Hasta llegamos a hacer presentaciones en televisión.
BeatHey Mag - 45
En el viejo Feliz Domingo. Así es. Con The Morgan salimos en Canal Nueve, en blanco y negro… Cuando escuché el single que editaron, “Lanza Perfumes”, descubrí que algo que ya conocía. (Risas). ¡Sí, era un hitazo! Después de un par de proyectos fracasados con The Morgan, Andrés se fue a Los Abuelos de la Nada, y con Gustavo decidimos hacer una banda, una aventura alocada. Un mes de febrero, con una guitarra improvisando canciones, tocando covers, era una forma. Pero esto era algo nuevo… Vivís de aventura en aventura: de chico con los discos, ser DJ, banda militar... Y esto empezó de la misma forma. La sensación era un poco hacer lo que salía. Ahora, antes de dar un salto, uno lo piensa más. Antes, ibas caminando y sentías que lo hacías sobre terreno seguro. Con Gustavo, ese verano estuvimos improvisando cosas, jugando con los teclados de Andrés que los dejó como un mes. Grabábamos casetes de 45 minutos por lado, y era una cosa improvisada, no sabíamos qué íbamos a tocar desde que empezaba hasta que terminaba. Era un soundtrack, algo ambiental que pasaba por momentos más dramáticos y otros más felices. Después armábamos una película de lo que había salido. Todo ese juego me demostraba que ese sonido, un poquito más trabajado, podía tener buena forma para mostrarlo o publicarlo. A partir de ahí era muy natural que con Gustavo nos larguemos, porque el juego nuestro era natural de ida y vuelta… Daban ganas de grabarlo. Qué grosso Andrés que se dejó los teclados un mes. (Risas). ¡Un capo! Y bueno, se iba con Los Abuelos, que tenían todo nuevo. Después necesitó algunas de esas cosas, había un
set típico para trabajar en esa época. Cualquier tecladista tenía que tener eso y estaba súper bien: el arpo sample, que hacía unas cuerdas increíbles, un micro moog raro que tenia él y un piano roll. Con eso podía hacer toda la música comercial y no comercial del momento. Y de ahí se suma Charly Alberti. Buscamos un baterista para este proyecto y empezamos a ensayar con “Charlito” en la sala que tenía en la casa. Era mas cómodo para Gustavo y para mí, y además estaba genial. La sala de Tito Alberti era re pro para la época. Ahí nos encerramos casi un año a componer canciones, de las cuales muchas de ellas fueron a parar al primer disco. ¿Y cuando no ensayaban qué hacían? La verdad es que nos dedicábamos mucho a eso, pero los ensayos eran los fines de semana. En la semana había muchas obligaciones. Por eso, más allá de todo, hay que tener mucha pasión para poder dedicarte a un proyecto con la música. Hablamos muchas veces con músicos y DJs, y la verdad es que tenés que ser un poco nerd, porque son muchas las horas que le tenés que dedicar para que salga algo que esté bien. Si no lo disfrutás, mejor dedicate a otra cosa. El ejemplo es ese año de esanyos que decís. El primer año se lo llevó el definir que íbamos a tocar como un trío, y después dedicamos otro año más a recorrer el incipiente underground, que empezaba a crecer en Buenos Aires, donde aparecieron espacios para todo esto. Fue una época muy linda en lugares como Lucero o Café Einstein, espacios donde se juntaban artistas de todo tipo, no solamente músicos. Sumo, por ejemplo, tenía una performance tipo teatro underground con música. Los Bay Biscuits, Divina Gloria... todos los artistas. Había como una premisa de que tenías que tener algo distinto. No podías decir que te gustaba Sumo y hacer algo parecido, no iba a funcionar. No es como ahora que si algo funciona van todos a hacer lo mismo. Por ejemplo, a nosotros nos gustaban Los Encargados, pero jamás se nos hubiera ocurrido hacer una banda de música electrónica como ellos.
Con Charito y con Gustavo nos encerramos casi un año a componer canciones de las cuales muchas fueron al primer disco
Nos gustaba Sumo, pero nunca pensamos en copiar el reaggae como lo hacía Luca. Había que buscar otra cosa. Ahora te presentás como DJ, hacés un programa de música electrónica, y así varios proyectos más. Pasado Soda Stereo, ¿qué te queda? Por como se dieron las cosas, Soda no me dejó económicamente resuelto eternamente. Salí a buscar cosas y reinventarme, tratando de respetar lo grosso que había sido lo anterior, lo cual no es fácil. El día después de la separación de la banda me tomé un tiempo para pensar, más allá de la depresión que te trae la muerte de la banda a la que le dedicaste toda tu vida. Después de ese duelo empecé a buscar cómo me sentía yo como artista. Y fue volver a sentirme como cuando tenia 20 años. Además, me había separado. No tenía la banda ni la mujer que me acompañó muchísimos años. Era una segunda oportunidad para hacer lo que me gustaba. Ahí arranqué con la conducción, una parte de la comunicación que noté que se me daba. También la parte DJ, que había hecho en algún momento, y la escena que había crecido tanto… Viajaba a los festivales de Europa, y en donde mejor me sentía era en las pistas electrónicas. Notaba que había mucho rock: empecé a ver gente de distintos estilos, le encontraba mucha conexión con lo hecho en los ochentas y noventas. Eso fue lo que me llevó a volver a ponerme en contacto con mi lado DJ, a raíz de una propuesta de tocar un día en el Soul Café, así que me puse a probar las Pioneer.
44 - BeatHey Mag
Después llega The Morgan, una banda corta con muchos nombres… The Morgan fue un proyecto rarísimo. En ese momento me estaba dedicando más de lleno a la facultad y menos a la música, porque ya estaba tocando cualquier cosa. El camino del profesionalismo me había llevado a un punto donde la música no me gustaba, aunque se ganaba buen dinero. Cuando me empezó a ir mal en los estudios tuve que dejar la música de lado por un tiempo porque mi viejo me estaba pagando la universidad privada. Cuando estaba terminando el año, un amigo me llamó para tocar en una banda que se iba a Punta del Este, y aproveché para irme de vacaciones de esa forma. Nos juntamos y así nació The Morgan, que fue como la prehistoria de lo que fue Soda Stereo. Ahí aparecen Gustavo Cerati, Andrés Calamaro… Gustavo era compañero de facultad, también había ido a Punta del Este con otra banda. Se quedó unos días más, pero su banda se tuvo que volver. Ahí se hizo amigo del resto de los integrantes de The Morgan y cuando volvimos, como teníamos que cambiar al cantante de la banda, él quedó naturalmente como reemplazo. Gustavo tocaba la guitarra muy bien y solucionaba un montón de cosas. Después, tuvimos que cambiar al tecladista, y buscando aparece este chico, muy chiquito, que resultó ser Andrés Calamaro. ¿En ese momento era sólo un tecladista? Andrés ya tenia una carrera interesante porque siendo tan joven había podido entrar en Raíces, una banda jazz rock donde hizo una gran carrera. A fines de los setenta, todos los músicos escuchábamos ese estilo, porque era música elevada. Pero a él le gustaba la movida new wave y post punk. Andrés compraba muchísima música y le gustaban muchísimas bandas. Lo que estábamos haciendo nosotros, que eran covers de esas bandas, le encantó. Hasta llegamos a hacer presentaciones en televisión.
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En el viejo Feliz Domingo. Así es. Con The Morgan salimos en Canal Nueve, en blanco y negro… Cuando escuché el single que editaron, “Lanza Perfumes”, descubrí que algo que ya conocía. (Risas). ¡Sí, era un hitazo! Después de un par de proyectos fracasados con The Morgan, Andrés se fue a Los Abuelos de la Nada, y con Gustavo decidimos hacer una banda, una aventura alocada. Un mes de febrero, con una guitarra improvisando canciones, tocando covers, era una forma. Pero esto era algo nuevo… Vivís de aventura en aventura: de chico con los discos, ser DJ, banda militar... Y esto empezó de la misma forma. La sensación era un poco hacer lo que salía. Ahora, antes de dar un salto, uno lo piensa más. Antes, ibas caminando y sentías que lo hacías sobre terreno seguro. Con Gustavo, ese verano estuvimos improvisando cosas, jugando con los teclados de Andrés que los dejó como un mes. Grabábamos casetes de 45 minutos por lado, y era una cosa improvisada, no sabíamos qué íbamos a tocar desde que empezaba hasta que terminaba. Era un soundtrack, algo ambiental que pasaba por momentos más dramáticos y otros más felices. Después armábamos una película de lo que había salido. Todo ese juego me demostraba que ese sonido, un poquito más trabajado, podía tener buena forma para mostrarlo o publicarlo. A partir de ahí era muy natural que con Gustavo nos larguemos, porque el juego nuestro era natural de ida y vuelta… Daban ganas de grabarlo. Qué grosso Andrés que se dejó los teclados un mes. (Risas). ¡Un capo! Y bueno, se iba con Los Abuelos, que tenían todo nuevo. Después necesitó algunas de esas cosas, había un
set típico para trabajar en esa época. Cualquier tecladista tenía que tener eso y estaba súper bien: el arpo sample, que hacía unas cuerdas increíbles, un micro moog raro que tenia él y un piano roll. Con eso podía hacer toda la música comercial y no comercial del momento. Y de ahí se suma Charly Alberti. Buscamos un baterista para este proyecto y empezamos a ensayar con “Charlito” en la sala que tenía en la casa. Era mas cómodo para Gustavo y para mí, y además estaba genial. La sala de Tito Alberti era re pro para la época. Ahí nos encerramos casi un año a componer canciones, de las cuales muchas de ellas fueron a parar al primer disco. ¿Y cuando no ensayaban qué hacían? La verdad es que nos dedicábamos mucho a eso, pero los ensayos eran los fines de semana. En la semana había muchas obligaciones. Por eso, más allá de todo, hay que tener mucha pasión para poder dedicarte a un proyecto con la música. Hablamos muchas veces con músicos y DJs, y la verdad es que tenés que ser un poco nerd, porque son muchas las horas que le tenés que dedicar para que salga algo que esté bien. Si no lo disfrutás, mejor dedicate a otra cosa. El ejemplo es ese año de esanyos que decís. El primer año se lo llevó el definir que íbamos a tocar como un trío, y después dedicamos otro año más a recorrer el incipiente underground, que empezaba a crecer en Buenos Aires, donde aparecieron espacios para todo esto. Fue una época muy linda en lugares como Lucero o Café Einstein, espacios donde se juntaban artistas de todo tipo, no solamente músicos. Sumo, por ejemplo, tenía una performance tipo teatro underground con música. Los Bay Biscuits, Divina Gloria... todos los artistas. Había como una premisa de que tenías que tener algo distinto. No podías decir que te gustaba Sumo y hacer algo parecido, no iba a funcionar. No es como ahora que si algo funciona van todos a hacer lo mismo. Por ejemplo, a nosotros nos gustaban Los Encargados, pero jamás se nos hubiera ocurrido hacer una banda de música electrónica como ellos.
Con Charito y con Gustavo nos encerramos casi un año a componer canciones de las cuales muchas fueron al primer disco
Nos gustaba Sumo, pero nunca pensamos en copiar el reaggae como lo hacía Luca. Había que buscar otra cosa. Ahora te presentás como DJ, hacés un programa de música electrónica, y así varios proyectos más. Pasado Soda Stereo, ¿qué te queda? Por como se dieron las cosas, Soda no me dejó económicamente resuelto eternamente. Salí a buscar cosas y reinventarme, tratando de respetar lo grosso que había sido lo anterior, lo cual no es fácil. El día después de la separación de la banda me tomé un tiempo para pensar, más allá de la depresión que te trae la muerte de la banda a la que le dedicaste toda tu vida. Después de ese duelo empecé a buscar cómo me sentía yo como artista. Y fue volver a sentirme como cuando tenia 20 años. Además, me había separado. No tenía la banda ni la mujer que me acompañó muchísimos años. Era una segunda oportunidad para hacer lo que me gustaba. Ahí arranqué con la conducción, una parte de la comunicación que noté que se me daba. También la parte DJ, que había hecho en algún momento, y la escena que había crecido tanto… Viajaba a los festivales de Europa, y en donde mejor me sentía era en las pistas electrónicas. Notaba que había mucho rock: empecé a ver gente de distintos estilos, le encontraba mucha conexión con lo hecho en los ochentas y noventas. Eso fue lo que me llevó a volver a ponerme en contacto con mi lado DJ, a raíz de una propuesta de tocar un día en el Soul Café, así que me puse a probar las Pioneer.
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Nada que ver a las bandejas que usaste antes.... (Risas). Las Galileo, que las encontré hace un tiempo y después de una limpieza las tengo ahí. ¿Cómo ves ahora esa aventura de empezar a producir y dedicarse a trabajar con la música? El arte es siempre para los mandados, para los que tienen actitud, para los que tienen huevos. Una persona que quiere llegar a algo, que estudia la forma, los distintos caminos, y los va probando, tiene que tener mucha tenacidad. Una vez, Alfonsín me dijo algo que me parece buenísimo como consejo a las nuevas generaciones: “Hay que formar parte de las escenas. Si a vos te gusta lo que está pasando en algún lugar, empezá a frecuentar eso porque ahí es donde vas poder entender más y tomar consciencia de cómo es todo. No es ir una vez a una fiesta electrónica y ya querer ser DJ”. ¿Qué más agregarías desde tu experiencia? Hay que ser feliz y disfrutar mucho. La música es un lugar de felicidad para todo el mundo. Esto no se termina nunca. Voy a cumplir 60 y todavía no llegué. La sensación es que me falta aprender un montón, todavía se pueden hacer muchas cosas. Se abren todo el tiempo nuevos mundos, nuevas puertas, nuevas burbujas y en todas me quiero meter a experimentar. Hoy en día hay que tener un
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Salí a buscar cosas y reinventarme, tratando de respetar lo groso que había sido lo anterior
poco de criterio de selección para saber en que meterte, porque todo está muy interesante y no se puede abarcarlo por completo. C
Hay muchas cosas interesantes, tanto en la música como en lo visual. Sí, pero hay que laburar. Los chicos que empiezan tienen que mandarse. Parece que es fundamental ser productor, pero siempre va a aparecer gente más joven que tiene más posibilidades de trabajar que el que solo toca. Pero también conozco un montón de gente que solo toca y la rompe. Para mí no es condición obligatoria, aunque seguro te va a dar muchas posibilidades de expresión si podés manejar herramientas de producción musical.
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Nada que ver a las bandejas que usaste antes.... (Risas). Las Galileo, que las encontré hace un tiempo y después de una limpieza las tengo ahí. ¿Cómo ves ahora esa aventura de empezar a producir y dedicarse a trabajar con la música? El arte es siempre para los mandados, para los que tienen actitud, para los que tienen huevos. Una persona que quiere llegar a algo, que estudia la forma, los distintos caminos, y los va probando, tiene que tener mucha tenacidad. Una vez, Alfonsín me dijo algo que me parece buenísimo como consejo a las nuevas generaciones: “Hay que formar parte de las escenas. Si a vos te gusta lo que está pasando en algún lugar, empezá a frecuentar eso porque ahí es donde vas poder entender más y tomar consciencia de cómo es todo. No es ir una vez a una fiesta electrónica y ya querer ser DJ”. ¿Qué más agregarías desde tu experiencia? Hay que ser feliz y disfrutar mucho. La música es un lugar de felicidad para todo el mundo. Esto no se termina nunca. Voy a cumplir 60 y todavía no llegué. La sensación es que me falta aprender un montón, todavía se pueden hacer muchas cosas. Se abren todo el tiempo nuevos mundos, nuevas puertas, nuevas burbujas y en todas me quiero meter a experimentar. Hoy en día hay que tener un
BeatHey Mag - 47
Salí a buscar cosas y reinventarme, tratando de respetar lo groso que había sido lo anterior
poco de criterio de selección para saber en que meterte, porque todo está muy interesante y no se puede abarcarlo por completo. C
Hay muchas cosas interesantes, tanto en la música como en lo visual. Sí, pero hay que laburar. Los chicos que empiezan tienen que mandarse. Parece que es fundamental ser productor, pero siempre va a aparecer gente más joven que tiene más posibilidades de trabajar que el que solo toca. Pero también conozco un montón de gente que solo toca y la rompe. Para mí no es condición obligatoria, aunque seguro te va a dar muchas posibilidades de expresión si podés manejar herramientas de producción musical.
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BeatHey Mag - 49
EL OTRO HERNÁN
EL DJ MÁS IMPORTANTE QUE TIENE LA ARGENTINA ES HERNÁN CATTANEO. CON SUS GIRAS ALREDEDOR DEL MUNDO Y PARTICIPACIÓN EN MEGA FESTIVALES DESLUMBRA A TODOS. PERO, EN ESTA CHARLA, DESCUBRIMOS AL OTRO HERNÁN. EL DE LA LUCHA, EL BUEN COLEGA Y COMPAÑERO, EL QUE CREE QUE TUVO SUERTE PERO EN REALIDAD HUBO MUCHÍSIMO TRABAJO PARA QUE LAS COSAS PASEN. POR RAFA SOROL FOTOGRAFÍAS ESTEBAN SALINO
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EL OTRO HERNÁN
EL DJ MÁS IMPORTANTE QUE TIENE LA ARGENTINA ES HERNÁN CATTANEO. CON SUS GIRAS ALREDEDOR DEL MUNDO Y PARTICIPACIÓN EN MEGA FESTIVALES DESLUMBRA A TODOS. PERO, EN ESTA CHARLA, DESCUBRIMOS AL OTRO HERNÁN. EL DE LA LUCHA, EL BUEN COLEGA Y COMPAÑERO, EL QUE CREE QUE TUVO SUERTE PERO EN REALIDAD HUBO MUCHÍSIMO TRABAJO PARA QUE LAS COSAS PASEN. POR RAFA SOROL FOTOGRAFÍAS ESTEBAN SALINO
50 - BeatHey Mag
En los últimos veinte años tuviste una carrera increíble, pero un artista es lucha, hay un montón de problemas que sortear para que a uno le pasen cosas. ¿Recordás momento de frustración, previo al éxito? Sí, por supuesto. En una carrera larga hay diferentes etapas. Empecé a pasar música a los 12, ahora tengo 53. Son 41 años de poner música. Todos los fines de semana de mi vida estuve musicalizando algún lugar, ya sea acá o en otros sitios del mundo. Y fue buenísimo, porque ya de chiquito, algo que parecía un hobby se transformó en una profesión. Empecé a trabajar haciendo fiestas de cumpleaños, cosas como empiezan casi todos. Luego, cuando empezó el house, comenzó la época de lucha. Porque en la Argentina no había una escena de este estilo de música. La gente escuchaba pop, música nacional, y había unos doce DJs que habíamos descubierto este tipo de música a mediados de los ochenta. Estábamos muy obsesionados y determinados a crear una escena así, y la mayoría de las veces no funcionaba. Considerabas una noche como buena cuando en la última hora podías poner diez temas de house. También pasaba que ibas a una discoteca y te decían que esa música no iba. “Mejor poné música nacional”. Había que decir “yo música nacional no pongo”. Y te echaban de las discotecas. ¿Y de qué vivías en ese momento? Vivías de lo que podías, pero no transabas. Por suerte nunca lo viví como un drama. Siempre fui un cabeza dura. Estaba convencido que esta música estaba buenísima y que el problema de que no funcionara era que la gente no la había escuchado lo suficiente. En ningún momento pensé que la música era un problema. “¿No les gusta? Escúchenlo bien, ¡van a ver como les va a gustar!”. ¿Te angustiaba que la gente no comprendiera al estilo? Me daba pena, me frustraba. Pero me frustraba porque pensaba que ellos no estaban viendo esto, que está tan bueno. Pero la pasión era muy grande, y creo que eso me trajo hasta acá. Luego, los últimos veinte años fueron mucho más agradables. Pero tiene que haber habido una parte así, porque
BeatHey Mag - 51
además, sino no sería real. No había escena en esa época. Comenzaste a jugar con música de muy chico. Desde los seis años. No sabía lo que era ser DJ, ni conocía la palabra. Tenía un tocadiscos en casa, estaba todo el día escuchando música. ¿Y los discos de quién eran? De mis hermanas. La suerte de tener dos hermanas mayores. Cuando todos escuchaban música para niños, ellas me hacían escuchar The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd. Música que no era para mí, y jamás hubiese escuchado ese disco a esa edad. Pero me lo imponían. Ahora, yo tengo tres hijas, y la más chiquitita nunca puede elegir ni la música ni las películas. Las grandes imponen qué se ve o escucha. Mis hermanas me ponían Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Giorgio Moroder. Me vino buenísimo. Siempre cito que ellas fueron mi primera gran influencia en mi vida. De haber elegido por mi cuenta, hubiese sido otra cosa a esa edad. ¿Y la parte de jugar cómo llegó? ¿Con la púa, por ejemplo? Me gustaban los parlantes. Que saliera música de eso era guau. Y después me pasó algo, que fue el comienzo de ser DJ. Había muchas partes de la música que escuchaba que me ponía la piel de gallina. Lo sentía como un fenómeno especial. Entonces invitaba amigos a mi casa a ver si les pasaba lo mismo que a mí en la misma parte. Cuando uno es DJ, está compartiendo lo que a uno le gusta con los demás, tratar de que pasen un buen rato con la música que le gusta a uno. Y eso lo hago desde que tengo siete años. Me encantaba jugar a la pelota pero era muy malo. Y en la música encontré un refugio impresionante, y me hice popular entre mis amigos porque yo era el de la música. Era muy tímido -seguí siéndolo como hasta hace 10 años, mi mujer me sacó de la timidez-, pero cuando era chico lo era extremadamente. Y tenía esa zona de seguridad atrás de las bandejas. Porque las chicas no bailaban conmigo... ¿Cómo era el rol de tu padre en todo esto? Era un tema, porque él era hijo de inmigrantes pobres.
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En los últimos veinte años tuviste una carrera increíble, pero un artista es lucha, hay un montón de problemas que sortear para que a uno le pasen cosas. ¿Recordás momento de frustración, previo al éxito? Sí, por supuesto. En una carrera larga hay diferentes etapas. Empecé a pasar música a los 12, ahora tengo 53. Son 41 años de poner música. Todos los fines de semana de mi vida estuve musicalizando algún lugar, ya sea acá o en otros sitios del mundo. Y fue buenísimo, porque ya de chiquito, algo que parecía un hobby se transformó en una profesión. Empecé a trabajar haciendo fiestas de cumpleaños, cosas como empiezan casi todos. Luego, cuando empezó el house, comenzó la época de lucha. Porque en la Argentina no había una escena de este estilo de música. La gente escuchaba pop, música nacional, y había unos doce DJs que habíamos descubierto este tipo de música a mediados de los ochenta. Estábamos muy obsesionados y determinados a crear una escena así, y la mayoría de las veces no funcionaba. Considerabas una noche como buena cuando en la última hora podías poner diez temas de house. También pasaba que ibas a una discoteca y te decían que esa música no iba. “Mejor poné música nacional”. Había que decir “yo música nacional no pongo”. Y te echaban de las discotecas. ¿Y de qué vivías en ese momento? Vivías de lo que podías, pero no transabas. Por suerte nunca lo viví como un drama. Siempre fui un cabeza dura. Estaba convencido que esta música estaba buenísima y que el problema de que no funcionara era que la gente no la había escuchado lo suficiente. En ningún momento pensé que la música era un problema. “¿No les gusta? Escúchenlo bien, ¡van a ver como les va a gustar!”. ¿Te angustiaba que la gente no comprendiera al estilo? Me daba pena, me frustraba. Pero me frustraba porque pensaba que ellos no estaban viendo esto, que está tan bueno. Pero la pasión era muy grande, y creo que eso me trajo hasta acá. Luego, los últimos veinte años fueron mucho más agradables. Pero tiene que haber habido una parte así, porque
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además, sino no sería real. No había escena en esa época. Comenzaste a jugar con música de muy chico. Desde los seis años. No sabía lo que era ser DJ, ni conocía la palabra. Tenía un tocadiscos en casa, estaba todo el día escuchando música. ¿Y los discos de quién eran? De mis hermanas. La suerte de tener dos hermanas mayores. Cuando todos escuchaban música para niños, ellas me hacían escuchar The Dark Side of the Moon, de Pink Floyd. Música que no era para mí, y jamás hubiese escuchado ese disco a esa edad. Pero me lo imponían. Ahora, yo tengo tres hijas, y la más chiquitita nunca puede elegir ni la música ni las películas. Las grandes imponen qué se ve o escucha. Mis hermanas me ponían Jimi Hendrix, Led Zeppelin, Giorgio Moroder. Me vino buenísimo. Siempre cito que ellas fueron mi primera gran influencia en mi vida. De haber elegido por mi cuenta, hubiese sido otra cosa a esa edad. ¿Y la parte de jugar cómo llegó? ¿Con la púa, por ejemplo? Me gustaban los parlantes. Que saliera música de eso era guau. Y después me pasó algo, que fue el comienzo de ser DJ. Había muchas partes de la música que escuchaba que me ponía la piel de gallina. Lo sentía como un fenómeno especial. Entonces invitaba amigos a mi casa a ver si les pasaba lo mismo que a mí en la misma parte. Cuando uno es DJ, está compartiendo lo que a uno le gusta con los demás, tratar de que pasen un buen rato con la música que le gusta a uno. Y eso lo hago desde que tengo siete años. Me encantaba jugar a la pelota pero era muy malo. Y en la música encontré un refugio impresionante, y me hice popular entre mis amigos porque yo era el de la música. Era muy tímido -seguí siéndolo como hasta hace 10 años, mi mujer me sacó de la timidez-, pero cuando era chico lo era extremadamente. Y tenía esa zona de seguridad atrás de las bandejas. Porque las chicas no bailaban conmigo... ¿Cómo era el rol de tu padre en todo esto? Era un tema, porque él era hijo de inmigrantes pobres.
52 - BeatHey Mag
Había sido la primera generación que pudo avanzar e ir a la universidad. Imaginate que cuando renuncié a la universidad y me dediqué a algo que en ese momento no era para nada tangible, fue muy frustrante para él. Con su razón me decía que tenía que estudiar, sino no iba a poder progresar en la vida. Y en ese momento tenía razón. Salvo Pont Lezica, Rafael Sarmiento y dos o tres más, no había ningún DJ que pudiera vivir de esto. Pero a los 15 dije “no voy más al colegio”. Sólo quería ser DJ. ¿En el colegio te iba bien? Normal. Igual mi papá se plantó fuerte. Me compró dos bandejas Sony PS111 y un mixer, pero con la condición de que siga en el colegio. Y así es como terminé la secundaria. Yo era un inconsciente cuando decía eso, pero estaba convencido que iba a vivir de esto. No tenía todo planeado porque no lo sabía, pero creía que sí. ¿Tu mamá era más flexible? Era muy sensible con el arte, la música y la pintura, así que entendía más mi amor por la esto que mi papá. Me ayudaba mucho más. “Vos trata de terminar el colegio que yo te ayudo con esto”. Me daba plata para discos. ¿Y te acordás cuáles fueron los primeros que compraste? El primer disco que compré creo que fue C’est Chic, de Chic. Vivía en Caballito, y en las galerías París y Rivadavia habían disquerías donde compraba un montón. Después, en Campichuelo y Rivadavia, había otra llamada Musical Adagio, y vivía ahí adentro. Cuando mi mamá no me encontraba me iba a buscar ahí. Me había hecho amigo de los chicos que vendian discos y estaba todo el día en el club o en la disquería. Era un paraíso. Para mi cumpleaños solo quería que me regalen discos. Salía con mi cajita de 100 o 150 discos a donde fuese. En esa época, para cualquier evento o fiesta de 15 tenías que arreglártelas con solamente eso.
BeatHey Mag - 53
No como ahora, que con un par de pen drive tenés miles de temas… Era interesante porque aprendías un montón. Para el año 82 trabajaba en una empresa llamada Música en el Aire, que hice distintos tipos de eventos. Y una vez me mandaron a poner música para el sindicato de obreros metalúrgicos en zona sur. Vino un señor a pedirnos rock de los cincuenta, y no teníamos nada. Pero tenía uno de Los Twist, y se puso buenísimo. Es el trabajo del Disc Jockey, el de oficio… Luego de esa etapa vino la discoteca Sabash de Villa Gesell. Entré cuando tenía unos 19 años. Pero eso ya era enorme. Tuve suerte porque el año anterior, los dueños tenían un bar que se llamaba Dogos y empecé a trabajar ahí. Y se ve que les gustó, así que al año siguiente me llamaron para la Sabash. En esa época, la temporada de verano era parte de diciembre, enero y febrero: lleno todos los días, no como ahora, que son tiempos muchísimos más cortos. Eras muy chico, ¿no tenían miedo tus padres que fueras de acá para allá en esa época? Villa Gesell fue el lugar de vacaciones de siempre con mi familia, así que me conocía un montón de gente. Creo que si le hubiese dicho otro lugar, no sé que me hubiese pasado. La ciudad en ese momento todavía era medio jipona, la gente se conocía. Y los dueños de Sabash me recibieron muy bien, como si fuesen mis tíos. Me cuidaban mucho en todo sentido, así que mis padres estaban tranquilos. Esa época fue un paraíso; era poner música todos los días en una discoteca de 1500 personas, llena. Fue el lugar donde por primera vez usaste una Technics 1200. ¿Qué sentiste esa primera vez? Sí, antes nunca. Al principio era difícil. El plato era mucho más pesado, son de transmisión directa y no a correa. El pich era más exacto pero también mucho más duro. Y me llevó un tiempo acostumbrarme. Algo parecido me pasó años
después, al tocar en la Cream de Liverpool con la 1200 flotantes, para que no tengan ningún tipo de acople. Son detalles técnicos que tal vez la gente no nota, pero pasan. Y luego llegó el mundo de las discotecas en general. Empecé en una chiquitita cerca del Jardín Botánico, llamada Filia, y luego los dueños decidieron dar un gran salto y abrieron la discoteca Cinema. Era un mega club. Si me decían “hasta acá llegaste”, lo hubiese aceptado feliz. Era un cine hecho discoteca pero respetando la pantalla, donde había proyecciones. Para mí, era ciencia ficción. Arrancó en el año 88, que además fue cuando explotó el house. Los días que no trabajaba me pasaba toda la noche ahí, practicando. En esa época no había tutoriales ni nada que te enseñe, la cuadratura la entendías por naturaleza y la práctica. Esos conceptos los terminé de aprender con el hip house [canciones de Hip Hop en versiones de house], y la cuadratura estaba perfectamente marcada. Para mí,
Desde ahí empece a ser dj, porque cuando uno es dj esta compartiendo lo que a uno le gusta con el otro
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Había sido la primera generación que pudo avanzar e ir a la universidad. Imaginate que cuando renuncié a la universidad y me dediqué a algo que en ese momento no era para nada tangible, fue muy frustrante para él. Con su razón me decía que tenía que estudiar, sino no iba a poder progresar en la vida. Y en ese momento tenía razón. Salvo Pont Lezica, Rafael Sarmiento y dos o tres más, no había ningún DJ que pudiera vivir de esto. Pero a los 15 dije “no voy más al colegio”. Sólo quería ser DJ. ¿En el colegio te iba bien? Normal. Igual mi papá se plantó fuerte. Me compró dos bandejas Sony PS111 y un mixer, pero con la condición de que siga en el colegio. Y así es como terminé la secundaria. Yo era un inconsciente cuando decía eso, pero estaba convencido que iba a vivir de esto. No tenía todo planeado porque no lo sabía, pero creía que sí. ¿Tu mamá era más flexible? Era muy sensible con el arte, la música y la pintura, así que entendía más mi amor por la esto que mi papá. Me ayudaba mucho más. “Vos trata de terminar el colegio que yo te ayudo con esto”. Me daba plata para discos. ¿Y te acordás cuáles fueron los primeros que compraste? El primer disco que compré creo que fue C’est Chic, de Chic. Vivía en Caballito, y en las galerías París y Rivadavia habían disquerías donde compraba un montón. Después, en Campichuelo y Rivadavia, había otra llamada Musical Adagio, y vivía ahí adentro. Cuando mi mamá no me encontraba me iba a buscar ahí. Me había hecho amigo de los chicos que vendian discos y estaba todo el día en el club o en la disquería. Era un paraíso. Para mi cumpleaños solo quería que me regalen discos. Salía con mi cajita de 100 o 150 discos a donde fuese. En esa época, para cualquier evento o fiesta de 15 tenías que arreglártelas con solamente eso.
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No como ahora, que con un par de pen drive tenés miles de temas… Era interesante porque aprendías un montón. Para el año 82 trabajaba en una empresa llamada Música en el Aire, que hice distintos tipos de eventos. Y una vez me mandaron a poner música para el sindicato de obreros metalúrgicos en zona sur. Vino un señor a pedirnos rock de los cincuenta, y no teníamos nada. Pero tenía uno de Los Twist, y se puso buenísimo. Es el trabajo del Disc Jockey, el de oficio… Luego de esa etapa vino la discoteca Sabash de Villa Gesell. Entré cuando tenía unos 19 años. Pero eso ya era enorme. Tuve suerte porque el año anterior, los dueños tenían un bar que se llamaba Dogos y empecé a trabajar ahí. Y se ve que les gustó, así que al año siguiente me llamaron para la Sabash. En esa época, la temporada de verano era parte de diciembre, enero y febrero: lleno todos los días, no como ahora, que son tiempos muchísimos más cortos. Eras muy chico, ¿no tenían miedo tus padres que fueras de acá para allá en esa época? Villa Gesell fue el lugar de vacaciones de siempre con mi familia, así que me conocía un montón de gente. Creo que si le hubiese dicho otro lugar, no sé que me hubiese pasado. La ciudad en ese momento todavía era medio jipona, la gente se conocía. Y los dueños de Sabash me recibieron muy bien, como si fuesen mis tíos. Me cuidaban mucho en todo sentido, así que mis padres estaban tranquilos. Esa época fue un paraíso; era poner música todos los días en una discoteca de 1500 personas, llena. Fue el lugar donde por primera vez usaste una Technics 1200. ¿Qué sentiste esa primera vez? Sí, antes nunca. Al principio era difícil. El plato era mucho más pesado, son de transmisión directa y no a correa. El pich era más exacto pero también mucho más duro. Y me llevó un tiempo acostumbrarme. Algo parecido me pasó años
después, al tocar en la Cream de Liverpool con la 1200 flotantes, para que no tengan ningún tipo de acople. Son detalles técnicos que tal vez la gente no nota, pero pasan. Y luego llegó el mundo de las discotecas en general. Empecé en una chiquitita cerca del Jardín Botánico, llamada Filia, y luego los dueños decidieron dar un gran salto y abrieron la discoteca Cinema. Era un mega club. Si me decían “hasta acá llegaste”, lo hubiese aceptado feliz. Era un cine hecho discoteca pero respetando la pantalla, donde había proyecciones. Para mí, era ciencia ficción. Arrancó en el año 88, que además fue cuando explotó el house. Los días que no trabajaba me pasaba toda la noche ahí, practicando. En esa época no había tutoriales ni nada que te enseñe, la cuadratura la entendías por naturaleza y la práctica. Esos conceptos los terminé de aprender con el hip house [canciones de Hip Hop en versiones de house], y la cuadratura estaba perfectamente marcada. Para mí,
Desde ahí empece a ser dj, porque cuando uno es dj esta compartiendo lo que a uno le gusta con el otro
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que no soy músico, era muy sencillo de entender. Después vi que eso lo podía aplicar a todo. Así que de lunes a jueves, con dos botellas de Coca Cola, usaba toda esa tremenda discoteca para mí solo, practicando hasta las cinco de la mañana. Alguien podría decir que eso era un poco obsesivo. Pero todos los DJs somos así. Mirá, los domingos terminaba la disco como a las tres de la mañana. Y había una disquería llamada Big Bear, que traía muchos discos importados los lunes a la mañana. Como eran pocos, para poder escucharlos había que estar temprano para hacer la cola. Y nos juntábamos varios a comer pizza y hacer tiempo para estar primeros en la disquería. Ese era el mundo que se recorría para poder poner la música que nosotros queríamos. Y luego fue igual, Kisieluk nos atendía a las tres de la mañana a muchos. Si no comprabas el disco en ese momento no lo conseguías nunca más. ¿Tener tu propia disquería fue un capricho? Me encantó pero a su vez fue pésimo, el peor momento de mi vida. Como era DJ, entendía que todos querían los discos: los daba y luego no me los pagaban. Estaba mal administrada. Nunca más quise tener un negocio. No me arrepiento de haberlo hecho, pero nunca más lo volvería a hacer. Pero lo increíble de esa época fue cuando conocí a Frankie Knuckles. Iba a Estados Unidos, lo escuchaba toda la noche poner música en el Sound factory Bar, y con la poca plata que me quedaba me compraba algunos discos. Volvía a Buenos Aires quebrado, pero súper feliz, y a esperar otros seis meses para poder repetirlo. Me costaba unos 1500 dólares: pasaje, dos noches de hotel, y 300 o 400 para discos, que costaban cuatro o cinco dólares cada uno… Y la aduana acá que no te incautaba los vinilos como ahora… Era otra época, todo eso para mí fue como ir a la universidad de DJ.
Hiciste cuatro presentaciones en el Teatro Colón, algo único e inimaginable. ¿Cómo te sentiste? Antes de eso, había ido tres veces en mi vida. La última no hace tanto, ya que había llevado a mis hijas con Oliverio y sus hijos. Es una emoción fuertísima. Entrar a ver el teatro es una aplanadora de emociones. Te quedás petrificado por el respeto que impone. Cuando nos llegó la invitación, por un lado hubo un entusiasmo enorme, aunque también pensamos qué podíamos hacer para merecer estar ahí. No soy muy mandado, pero tengo dignidad. Y ahí no se puede hacer un papelón. Y si lo hacés, te tenés que hacer el harakiri. Había que encontrar un formato que se justificará para que estuviera ahí. El leitmotiv que tomamos fue para que con la música electrónica, que está tan vapuleada en este país, se demuestre que la gente puede comportarse. Que la música tiene mucho más que lo que hace de David Guetta. Si vos ponés todo el énfasis en el plano de discoteca, donde sobresale el ritmo, el groove y el kick, a veces la musicalidad queda un poco apagada. Pero en este caso, que fue al revés y nadie tenía que bailar, tomamos todas las melodías y las arreglamos a través de una sinfónica. Así tenés un millón de colores musicales, ideales para el Colón. ¿Y cómo fue la producción de todo ese plan? Salió milagrosamente adelante. Y lo digo así porque fue muy complicado, era muchas cosas a tener en cuenta. Muchas voluntades que acomodar. Fueron 64 artistas en el escenario a la vez. Y no tuvimos la cantidad de ensayos que esperábamos. Fue muy estresante. Había mucha presión por que salga muy bien. Y sabiendo que siempre hay otros esperando que salga mal… ¿Qué sentiste al salir al escenario? Bajaba de peso por minuto. Una mezcla de ansiedad y angustia. Y no solo yo, todos los que lo hacíamos. Sabíamos lo que nos jugábamos. Me preguntaba “¿para qué me metí en esto?”, si va bien como DJ.
¿Porque te gusta romper barreras, quizás? Y porque era una oportunidad única para todos. Yo considero que la que llegó al Colón fue la música electrónica. Yo fui el intermediario, el que vendió los tickets. El triunfo es que en el escenario del Colón haya una cabina de DJ. Para todos los que amamos la música electrónica, eso es muy importante. Y se logró cambiar el modo de pensar de un montón de personas y de opiniones. Ellos estaban súper felices porque la mitad de la gente no había ido nunca al teatro. Y eso abre un montón de puertas. No quiere decir que siempre lleven DJs, pero hay un montón de variantes musicales más contemporáneas que se pueden hacer. Sin ni siquiera pensar que hay que correr de lugar lo que ya está. El teatro está hecho para eso, para la ópera, para la lírica, para el ballet. Pero, de vez en cuando, un poco de aire fresco les viene bien a todos. ¿Seguís nervioso? (Risas).A veces pienso lo cerca que estuvo de que salga mal por diferentes motivos, como lo de los
ensayos… Como DJ, estás solo con tus discos, pen o compu, y te arreglás. Acá éramos muchos a la vez, y hacer que todos sonáramos bien no fue tarea fácil. La electrónica tiene una exactitud, no es un cambalache, e incorporar 50 músicos tiene su dificultad. Pero por suerte llegamos justito, y salió todo perfecto. Además, siempre estás dando espacios para apoyar a otros artistas. No llegué hasta acá solo: desde mis hermanas, los dueños de discotecas, Paul Oakenfold y tanta otra gente que compartió conmigo todos estos años. Uno tiene que devolver, aunque sea un poco, con ayuda al que lo necesita. Sé lo difícil que es esto, ya que si bien con la tecnología es más sencillo, hay mucha gente haciendo cosa, y la dificultad sigue siendo altísima. Los que estamos en un nivel más importante o más arriba tenemos una obligación moral de apoyar a otros artistas que están tratando de crecer.
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que no soy músico, era muy sencillo de entender. Después vi que eso lo podía aplicar a todo. Así que de lunes a jueves, con dos botellas de Coca Cola, usaba toda esa tremenda discoteca para mí solo, practicando hasta las cinco de la mañana. Alguien podría decir que eso era un poco obsesivo. Pero todos los DJs somos así. Mirá, los domingos terminaba la disco como a las tres de la mañana. Y había una disquería llamada Big Bear, que traía muchos discos importados los lunes a la mañana. Como eran pocos, para poder escucharlos había que estar temprano para hacer la cola. Y nos juntábamos varios a comer pizza y hacer tiempo para estar primeros en la disquería. Ese era el mundo que se recorría para poder poner la música que nosotros queríamos. Y luego fue igual, Kisieluk nos atendía a las tres de la mañana a muchos. Si no comprabas el disco en ese momento no lo conseguías nunca más. ¿Tener tu propia disquería fue un capricho? Me encantó pero a su vez fue pésimo, el peor momento de mi vida. Como era DJ, entendía que todos querían los discos: los daba y luego no me los pagaban. Estaba mal administrada. Nunca más quise tener un negocio. No me arrepiento de haberlo hecho, pero nunca más lo volvería a hacer. Pero lo increíble de esa época fue cuando conocí a Frankie Knuckles. Iba a Estados Unidos, lo escuchaba toda la noche poner música en el Sound factory Bar, y con la poca plata que me quedaba me compraba algunos discos. Volvía a Buenos Aires quebrado, pero súper feliz, y a esperar otros seis meses para poder repetirlo. Me costaba unos 1500 dólares: pasaje, dos noches de hotel, y 300 o 400 para discos, que costaban cuatro o cinco dólares cada uno… Y la aduana acá que no te incautaba los vinilos como ahora… Era otra época, todo eso para mí fue como ir a la universidad de DJ.
Hiciste cuatro presentaciones en el Teatro Colón, algo único e inimaginable. ¿Cómo te sentiste? Antes de eso, había ido tres veces en mi vida. La última no hace tanto, ya que había llevado a mis hijas con Oliverio y sus hijos. Es una emoción fuertísima. Entrar a ver el teatro es una aplanadora de emociones. Te quedás petrificado por el respeto que impone. Cuando nos llegó la invitación, por un lado hubo un entusiasmo enorme, aunque también pensamos qué podíamos hacer para merecer estar ahí. No soy muy mandado, pero tengo dignidad. Y ahí no se puede hacer un papelón. Y si lo hacés, te tenés que hacer el harakiri. Había que encontrar un formato que se justificará para que estuviera ahí. El leitmotiv que tomamos fue para que con la música electrónica, que está tan vapuleada en este país, se demuestre que la gente puede comportarse. Que la música tiene mucho más que lo que hace de David Guetta. Si vos ponés todo el énfasis en el plano de discoteca, donde sobresale el ritmo, el groove y el kick, a veces la musicalidad queda un poco apagada. Pero en este caso, que fue al revés y nadie tenía que bailar, tomamos todas las melodías y las arreglamos a través de una sinfónica. Así tenés un millón de colores musicales, ideales para el Colón. ¿Y cómo fue la producción de todo ese plan? Salió milagrosamente adelante. Y lo digo así porque fue muy complicado, era muchas cosas a tener en cuenta. Muchas voluntades que acomodar. Fueron 64 artistas en el escenario a la vez. Y no tuvimos la cantidad de ensayos que esperábamos. Fue muy estresante. Había mucha presión por que salga muy bien. Y sabiendo que siempre hay otros esperando que salga mal… ¿Qué sentiste al salir al escenario? Bajaba de peso por minuto. Una mezcla de ansiedad y angustia. Y no solo yo, todos los que lo hacíamos. Sabíamos lo que nos jugábamos. Me preguntaba “¿para qué me metí en esto?”, si va bien como DJ.
¿Porque te gusta romper barreras, quizás? Y porque era una oportunidad única para todos. Yo considero que la que llegó al Colón fue la música electrónica. Yo fui el intermediario, el que vendió los tickets. El triunfo es que en el escenario del Colón haya una cabina de DJ. Para todos los que amamos la música electrónica, eso es muy importante. Y se logró cambiar el modo de pensar de un montón de personas y de opiniones. Ellos estaban súper felices porque la mitad de la gente no había ido nunca al teatro. Y eso abre un montón de puertas. No quiere decir que siempre lleven DJs, pero hay un montón de variantes musicales más contemporáneas que se pueden hacer. Sin ni siquiera pensar que hay que correr de lugar lo que ya está. El teatro está hecho para eso, para la ópera, para la lírica, para el ballet. Pero, de vez en cuando, un poco de aire fresco les viene bien a todos. ¿Seguís nervioso? (Risas).A veces pienso lo cerca que estuvo de que salga mal por diferentes motivos, como lo de los
ensayos… Como DJ, estás solo con tus discos, pen o compu, y te arreglás. Acá éramos muchos a la vez, y hacer que todos sonáramos bien no fue tarea fácil. La electrónica tiene una exactitud, no es un cambalache, e incorporar 50 músicos tiene su dificultad. Pero por suerte llegamos justito, y salió todo perfecto. Además, siempre estás dando espacios para apoyar a otros artistas. No llegué hasta acá solo: desde mis hermanas, los dueños de discotecas, Paul Oakenfold y tanta otra gente que compartió conmigo todos estos años. Uno tiene que devolver, aunque sea un poco, con ayuda al que lo necesita. Sé lo difícil que es esto, ya que si bien con la tecnología es más sencillo, hay mucha gente haciendo cosa, y la dificultad sigue siendo altísima. Los que estamos en un nivel más importante o más arriba tenemos una obligación moral de apoyar a otros artistas que están tratando de crecer.
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BATEA POR AGUSTÍN STOLER
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GUS BONANI Love Affairs Un productor con una versatilidad y carrera admirables, con lanzamientos en diversos sellos y remixes que van desde el habla hispana hasta la oriental, en este caso nos trae una pieza única en su colección deep house.
FEMMES ON DECKS El crecimiento exponencial de la escena electrónica nacional, tanto en público como en material para escuchar -productores, DJs y melómanos del sonido-, despierta en nosotros, los que hacemos Beathey!, la responsabilidad de actuar sobre los hechos que se suceden día a día. Es por esto que seguimos persiguiendo nuestra premisa principal, federalizando los sonidos, de norte a sur, desde el Chaco hasta Tierra Del Fuego, y desde Beathey! hasta tus oídos. Nos proponemos a presentar, número a número, una columna curada y seleccionada específicamente para introducir los lanzamientos, talentos, novedades y todo lo que vaya sucediendo a futuro con el desarrollo de la música de nuestro país. Es muy importante descentralizar el núcleo principal (Capital Federal) para poder llegar a todos los rincones donde estalla un beat en busca de alguien que los escuche y sacuda su cuerpo al unísono. En la misma no encontrarán una crítica sonora ni un análisis exhaustivo del artista, sino por el contrario: será una inmersión a los sentidos, a lo intuitivo y a lo predominante en el gusto musical particular de cada uno de los escuchas. Serán diez los elegidos que irán apareciendo con el correr de nuestras páginas, ejemplificando en lo que más nos gusta hacer desde la función periodística que nos toca, exponiendo y acercando una variante de calidad más a lo que ya estamos acostumbrados a escuchar diariamente. Es importante recordar que no se trata de un ranking, ni se pretende posicionar con números u órdenes a ninguno de los artistas mencionados, sino más bien un menú musical para que degusten las novedades propuestas. Abran sus oídos, ¡el banquete musical está servido!
What you left behind Un dúo conformado por Laura Seh y Romix que pisa fuerte tanto individualmente como en conjunto, y traen una de sus primeras producciones para ejemplificar todo lo que vuelcan en las pistas con su amplia gama de house.
MANUEL BELGRANO Seek Motion Este particular y joven productor que no para de sorprender, oriundo de Tandil e instalado definitivamente en la capital, derrama en sus tracks la amplitud sonora que posee sin dejar de mostrar un crecimiento enorme en la calidad de su material.
RAFAEL SOROL Iko Iko (Sascha Dive´s Fernet Branca Remix) Un track que el mismo Rafa Sorol nos describe como una pieza que compuso queriendo salir del clásico “Four to the Floor” para traer tintes experimentales, y que, el mismísimo Sascha Dive´s supo remixar en una versión muy propia que nos transporta hacia los sentidos mismos, sin excluir ese feeling de pista y calidez como solo un artista de su talla sabe contar. Dato curioso que pueden apreciar en el Tag del tema: ¡ama el Fernet con cola argentino!
56 - BeatHey Mag
BATEA POR AGUSTÍN STOLER
BeatHey Mag - 57
GUS BONANI Love Affairs Un productor con una versatilidad y carrera admirables, con lanzamientos en diversos sellos y remixes que van desde el habla hispana hasta la oriental, en este caso nos trae una pieza única en su colección deep house.
FEMMES ON DECKS El crecimiento exponencial de la escena electrónica nacional, tanto en público como en material para escuchar -productores, DJs y melómanos del sonido-, despierta en nosotros, los que hacemos Beathey!, la responsabilidad de actuar sobre los hechos que se suceden día a día. Es por esto que seguimos persiguiendo nuestra premisa principal, federalizando los sonidos, de norte a sur, desde el Chaco hasta Tierra Del Fuego, y desde Beathey! hasta tus oídos. Nos proponemos a presentar, número a número, una columna curada y seleccionada específicamente para introducir los lanzamientos, talentos, novedades y todo lo que vaya sucediendo a futuro con el desarrollo de la música de nuestro país. Es muy importante descentralizar el núcleo principal (Capital Federal) para poder llegar a todos los rincones donde estalla un beat en busca de alguien que los escuche y sacuda su cuerpo al unísono. En la misma no encontrarán una crítica sonora ni un análisis exhaustivo del artista, sino por el contrario: será una inmersión a los sentidos, a lo intuitivo y a lo predominante en el gusto musical particular de cada uno de los escuchas. Serán diez los elegidos que irán apareciendo con el correr de nuestras páginas, ejemplificando en lo que más nos gusta hacer desde la función periodística que nos toca, exponiendo y acercando una variante de calidad más a lo que ya estamos acostumbrados a escuchar diariamente. Es importante recordar que no se trata de un ranking, ni se pretende posicionar con números u órdenes a ninguno de los artistas mencionados, sino más bien un menú musical para que degusten las novedades propuestas. Abran sus oídos, ¡el banquete musical está servido!
What you left behind Un dúo conformado por Laura Seh y Romix que pisa fuerte tanto individualmente como en conjunto, y traen una de sus primeras producciones para ejemplificar todo lo que vuelcan en las pistas con su amplia gama de house.
MANUEL BELGRANO Seek Motion Este particular y joven productor que no para de sorprender, oriundo de Tandil e instalado definitivamente en la capital, derrama en sus tracks la amplitud sonora que posee sin dejar de mostrar un crecimiento enorme en la calidad de su material.
RAFAEL SOROL Iko Iko (Sascha Dive´s Fernet Branca Remix) Un track que el mismo Rafa Sorol nos describe como una pieza que compuso queriendo salir del clásico “Four to the Floor” para traer tintes experimentales, y que, el mismísimo Sascha Dive´s supo remixar en una versión muy propia que nos transporta hacia los sentidos mismos, sin excluir ese feeling de pista y calidez como solo un artista de su talla sabe contar. Dato curioso que pueden apreciar en el Tag del tema: ¡ama el Fernet con cola argentino!
58 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 59
SOUND PROCESS Moves (Sanchez & Narvaez Remix))
EME KULHNEK Init
Uno de los dúos jóvenes que ya mostró ser revelación en sus comienzos y continua profundizando su desarrollo musical y sonoro con el correr del tiempo, brinda un track pensado para el club, con rítmicas UK Techhouse y melodías un tanto oscuras y retorcidas, remixado para otro gran
Este artista emergente de Mar Del Plata nos muestra una gran solidez en cada una de sus producciones cargadas al portal. Con una gran definición y un marcado estilo techno, nos dejamos llevar por sus rítmicas oscuras y sutiles, con una calidad increíble.
artista perteneciente a la plataforma, Soundprocess.
VICKY SAND Something Wicked this way comes
JESSICA BELLOMO Gail
Un sonido old school con tintes house, baterías rítmicas bien marcadas y un bajo movedizo. Se pueden escuchar dos caras en el mismo; por un lado el tono melancólico generado por el sinte y la contracara de las percusiones juguetonas y coloridas, que le dan el concepto minimal que caracteriza a esta versátil productora.
Una artista multifacética: productora, DJ y diseñadora de alta costura. En este caso, podemos encontrar varias de sus producciones experimentales en Beathey!, utilizadas especialmente para muestras artísticas y vídeos. Cuenta con un sonido muy personal y armonías suaves que nos introducen en una electrónica relajada y disfrutable sin obligación de transmitir sensación de pista, y para cualquiera momento del día.
FEDER Jo
AWSI PROJECT Dissected(original mix)
Podemos nombrar a Feder como un productor con marcada madurez sonora en relación a su carrera. Sus sonidos minimal, tech y house no dejan de fusionar un eclecticismo y fluidez que nos mantienen atentos a todas sus producciones. En este caso, le damos play a Jo y nos sumergimos en los sonidos que propone.
Sonidos deep house y minimal se conjugan en esta hermosa producción. Desde salta AWSI es uno de los productores/djs con mas proyección y talento de la nueva generación..
AWSI PROJECT Dissected Con 23 años, proveniente de Salta, Guillermo Dieguez aka Awsi Project nos ofrece un track que sorprende gratamente. Algo de glitch, unos bajos melódicos y dinámicos, un minimal cargado de suspenso y climas, y lo más increíble es que produce y masteriza hace muy poco. Como nos costó elegir entre su material cargado, los invitamos a escucharlo completo.
ROTWANG The Spice Must Flow. Techno. Del bueno. Rotwang es un proyecto audiovisual de Franco Rossi y Francisco Lamponi. Desde Codoba llega música a un gran nivel. Un must, sin dudas.
58 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 59
SOUND PROCESS Moves (Sanchez & Narvaez Remix))
EME KULHNEK Init
Uno de los dúos jóvenes que ya mostró ser revelación en sus comienzos y continua profundizando su desarrollo musical y sonoro con el correr del tiempo, brinda un track pensado para el club, con rítmicas UK Techhouse y melodías un tanto oscuras y retorcidas, remixado para otro gran
Este artista emergente de Mar Del Plata nos muestra una gran solidez en cada una de sus producciones cargadas al portal. Con una gran definición y un marcado estilo techno, nos dejamos llevar por sus rítmicas oscuras y sutiles, con una calidad increíble.
artista perteneciente a la plataforma, Soundprocess.
VICKY SAND Something Wicked this way comes
JESSICA BELLOMO Gail
Un sonido old school con tintes house, baterías rítmicas bien marcadas y un bajo movedizo. Se pueden escuchar dos caras en el mismo; por un lado el tono melancólico generado por el sinte y la contracara de las percusiones juguetonas y coloridas, que le dan el concepto minimal que caracteriza a esta versátil productora.
Una artista multifacética: productora, DJ y diseñadora de alta costura. En este caso, podemos encontrar varias de sus producciones experimentales en Beathey!, utilizadas especialmente para muestras artísticas y vídeos. Cuenta con un sonido muy personal y armonías suaves que nos introducen en una electrónica relajada y disfrutable sin obligación de transmitir sensación de pista, y para cualquiera momento del día.
FEDER Jo
AWSI PROJECT Dissected(original mix)
Podemos nombrar a Feder como un productor con marcada madurez sonora en relación a su carrera. Sus sonidos minimal, tech y house no dejan de fusionar un eclecticismo y fluidez que nos mantienen atentos a todas sus producciones. En este caso, le damos play a Jo y nos sumergimos en los sonidos que propone.
Sonidos deep house y minimal se conjugan en esta hermosa producción. Desde salta AWSI es uno de los productores/djs con mas proyección y talento de la nueva generación..
AWSI PROJECT Dissected Con 23 años, proveniente de Salta, Guillermo Dieguez aka Awsi Project nos ofrece un track que sorprende gratamente. Algo de glitch, unos bajos melódicos y dinámicos, un minimal cargado de suspenso y climas, y lo más increíble es que produce y masteriza hace muy poco. Como nos costó elegir entre su material cargado, los invitamos a escucharlo completo.
ROTWANG The Spice Must Flow. Techno. Del bueno. Rotwang es un proyecto audiovisual de Franco Rossi y Francisco Lamponi. Desde Codoba llega música a un gran nivel. Un must, sin dudas.
60 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 61
LA NUEVA CARA TRASH DE BUENOS AIRES INFLUENCIADOS POR LA MÚSICA ELECTRÓNICA DE LOS 80S Y DE LOS 90S, MUCHOS ARTISTAS ESTÁN GENERANDO EN BUENOS AIRES UNA ESCENA DONDE PREDOMINAN SONIDOS MÁS ÁCIDOS, EL ELECTRO, EL EBM Y UN TECHNO MÁS CRUDO, ALEJADO DE LOS SONIDOS TRADICIONALES. POR GONZALO ARZUA
60 - BeatHey Mag
BeatHey Mag - 61
LA NUEVA CARA TRASH DE BUENOS AIRES INFLUENCIADOS POR LA MÚSICA ELECTRÓNICA DE LOS 80S Y DE LOS 90S, MUCHOS ARTISTAS ESTÁN GENERANDO EN BUENOS AIRES UNA ESCENA DONDE PREDOMINAN SONIDOS MÁS ÁCIDOS, EL ELECTRO, EL EBM Y UN TECHNO MÁS CRUDO, ALEJADO DE LOS SONIDOS TRADICIONALES. POR GONZALO ARZUA
62 - BeatHey Mag
Es un hecho que en la música -para bien o para maltodo se re-inventa. Es como una constante en la que, a modo circular, los estilos vuelven en plan revival. A veces renovados y rejuvenecidos, en otros casos por simple decante, por el agotamiento de otros géneros musicales o la sobrecarga de información que hoy nos domina mediante las redes sociales. Lo bueno es que, en muchos casos, surgen como método de escape o desahogo a las tendencias populares y sirven como refugio para mantener el alma underground intacta. En ese sentido hace un tiempo se esta dando un fenómeno musical que entremezcla el espíritu del techno y el electro de Berlín y Detroit de los 90’s con el acid, la crudeza del EBM y el sonido industrial con el IDM y el breakbeat. Todo eso sumado a una auténtica actitud raver que parecía haber quedado perdida casi dos décadas atrás. De este modo nombres como los de Drexciya, DJ Stingray, DMX Krew y AFX (más conocido en el barrio como Aphex Twin) comienzan a tomar peso en la escena nuevamente, mientras que el sello Warp vuelve a editar discos como “Lifetimes At The The Laptop Cafe” de The Other People Place (un disco de culto que había quedado en el olvido colectivo generado por la sobrecarga de información, típica la era de la comunicación 2.0). A su vez aparecen nuevos exponentes más jóvenes que dejan las computadoras de lado para encerrarse de vuelta a producir en estudios llenos de maquinas e instrumentos analógicos y cintas DAT. Y todo esto nivel local no es excepción. Con un puñado de artistas emergentes (y otros no tanto) de a poco la escena va copando el lugar que se merece. Lejos de autoproclamarse “under” -y más aún, sin interesarles en caer en esos clichés- montan fiestas en clubes, centros culturales, sótanos, patios y terrazas de casas. Todo sea por pasar un buen rato y escuchar algo distinto a las propuestas que brinda de una Buenos Aires saturada de ideas
BeatHey Mag - 63
monotemáticas. “Específicamente hablando de estos géneros, como son el EBM, el techno, el electro y el jungle, me parece que hay muchos artistas que se inclinan por este sonido, principalmente por que se sienten mas identificados con la movida en si en si y el concepto que esta música conlleva” comenta Waly Trupiano, creador y alma matter de la fiesta 808, y resalta que “tienen un concepto de la música diferentes al de otros claramente. Y me parece q es como lo opuesto a géneros con otros matices como los son el house, el disco” Diamin (Amapola, para los amigos) es la DJ residente de la fiesta New Trash Is The New Acid y una se las mentoras de Family Affair. Ella comenta que en su caso particular se siente muy cómoda con este revival y con la posibilidad de poder pinchar música más densa en lugares donde la gente esté con ganas de escuchar algo así, y asegura: “abandonar un poco el easy-listening y volcarse en
sonidos más crudos y rupturistas me parece de más interesante”. De golpe, algunos productores se están volcando a la producción de estos estilos. Con May Mclaren editando hace ya unos años para sellos como Cognition Audioworks, Soviet Luxury, algunos referentes locales ya se le sumaron a esta movida, como Crash ID -A.K.A. KRZ- quien acaba de lanzar, bajo ese seudónimo, su primer vinilo “Sacrificio” con 6 tracks impecables para el sello Private Collection y NGLY, un porteño errante por el mundo que supo ganarse hace un tiempo su lugar en el sello holandés L.I.E.S.(long island electrical systems). La lista sigue. El hecho es que puntualmente en Argentina sucedió algo distinto a lo que se estuvo dando en otros sitios. Para Amapola “así como en otro lugares del mundo hubo un revival más del Disco o el Funk con sellos re-editando o haciendo edits Nu-Disco de clásicos de los 70’s, en Buenos Aires se vió más una
vuelta a los 80’s tardíos y 90’s plenos”. A modo de retrospectiva, ella hace un intento de recrear la linea temporal de como se fueron dando los sucesos en estos últimos años: “Del chicago house (principalmente del sello Trax) muchos se agarraron de los primeros acid y pegaron un salto a Bélgica, desenterraron el new beat, y de ahí al EBM, el technopop y al industrial hay, digamos, un solo paso. Esto se fue mechando con techno detroit clásico y sin que nadie se diera cuenta (supongo que para salir un poco de la estridencia que veníamos escuchando en la mayoría de las fiestas) se fue colando el electro y el breakbeat, quebrando un poco el tempo 4x4, aportando reflexión y hasta me arriesgaría a decir introspección en la pista.” Si nos ponemos a analizar las raíces de estos géneros, por un lado podemos considerar al Electronic Body Music como el instigador que dío en la década de los 80s el puntapié inicial, presentándose en ese entonces como la “versión electrónica” del punk de aquellos días, de la mano de bandas como Nietzer Ebb, Front 242 y Front Line Assambly, muy influenciados también por la música industrial de ese entonces. Pero más aun, miramos unos años antes, no podemos evitar hablar del electro que, de la mano de Kraftwek, sin lugar a duda marcaron un antes y un después en la historia de la música y no solo sirvió como pilar fundacional del género electrónico sino que también de algún modo influyó en la creación de otros estilos como el hip hop, de la mano de Afrika Bambaataa. Para Trupiano “es super interesante este ‘resurgimiento’ ”, enfatizando las comillas ya que a su entender son sonidos que siempre sonaron en el under: “Al menos en Buenos Aires Requiem Club, siempre se caracterizó por manejar varios de estos estilos hace rato”. Él ve este revival como una mutación de toda esa movida y comenta que “en la fiesta This Order,
62 - BeatHey Mag
Es un hecho que en la música -para bien o para maltodo se re-inventa. Es como una constante en la que, a modo circular, los estilos vuelven en plan revival. A veces renovados y rejuvenecidos, en otros casos por simple decante, por el agotamiento de otros géneros musicales o la sobrecarga de información que hoy nos domina mediante las redes sociales. Lo bueno es que, en muchos casos, surgen como método de escape o desahogo a las tendencias populares y sirven como refugio para mantener el alma underground intacta. En ese sentido hace un tiempo se esta dando un fenómeno musical que entremezcla el espíritu del techno y el electro de Berlín y Detroit de los 90’s con el acid, la crudeza del EBM y el sonido industrial con el IDM y el breakbeat. Todo eso sumado a una auténtica actitud raver que parecía haber quedado perdida casi dos décadas atrás. De este modo nombres como los de Drexciya, DJ Stingray, DMX Krew y AFX (más conocido en el barrio como Aphex Twin) comienzan a tomar peso en la escena nuevamente, mientras que el sello Warp vuelve a editar discos como “Lifetimes At The The Laptop Cafe” de The Other People Place (un disco de culto que había quedado en el olvido colectivo generado por la sobrecarga de información, típica la era de la comunicación 2.0). A su vez aparecen nuevos exponentes más jóvenes que dejan las computadoras de lado para encerrarse de vuelta a producir en estudios llenos de maquinas e instrumentos analógicos y cintas DAT. Y todo esto nivel local no es excepción. Con un puñado de artistas emergentes (y otros no tanto) de a poco la escena va copando el lugar que se merece. Lejos de autoproclamarse “under” -y más aún, sin interesarles en caer en esos clichés- montan fiestas en clubes, centros culturales, sótanos, patios y terrazas de casas. Todo sea por pasar un buen rato y escuchar algo distinto a las propuestas que brinda de una Buenos Aires saturada de ideas
BeatHey Mag - 63
monotemáticas. “Específicamente hablando de estos géneros, como son el EBM, el techno, el electro y el jungle, me parece que hay muchos artistas que se inclinan por este sonido, principalmente por que se sienten mas identificados con la movida en si en si y el concepto que esta música conlleva” comenta Waly Trupiano, creador y alma matter de la fiesta 808, y resalta que “tienen un concepto de la música diferentes al de otros claramente. Y me parece q es como lo opuesto a géneros con otros matices como los son el house, el disco” Diamin (Amapola, para los amigos) es la DJ residente de la fiesta New Trash Is The New Acid y una se las mentoras de Family Affair. Ella comenta que en su caso particular se siente muy cómoda con este revival y con la posibilidad de poder pinchar música más densa en lugares donde la gente esté con ganas de escuchar algo así, y asegura: “abandonar un poco el easy-listening y volcarse en
sonidos más crudos y rupturistas me parece de más interesante”. De golpe, algunos productores se están volcando a la producción de estos estilos. Con May Mclaren editando hace ya unos años para sellos como Cognition Audioworks, Soviet Luxury, algunos referentes locales ya se le sumaron a esta movida, como Crash ID -A.K.A. KRZ- quien acaba de lanzar, bajo ese seudónimo, su primer vinilo “Sacrificio” con 6 tracks impecables para el sello Private Collection y NGLY, un porteño errante por el mundo que supo ganarse hace un tiempo su lugar en el sello holandés L.I.E.S.(long island electrical systems). La lista sigue. El hecho es que puntualmente en Argentina sucedió algo distinto a lo que se estuvo dando en otros sitios. Para Amapola “así como en otro lugares del mundo hubo un revival más del Disco o el Funk con sellos re-editando o haciendo edits Nu-Disco de clásicos de los 70’s, en Buenos Aires se vió más una
vuelta a los 80’s tardíos y 90’s plenos”. A modo de retrospectiva, ella hace un intento de recrear la linea temporal de como se fueron dando los sucesos en estos últimos años: “Del chicago house (principalmente del sello Trax) muchos se agarraron de los primeros acid y pegaron un salto a Bélgica, desenterraron el new beat, y de ahí al EBM, el technopop y al industrial hay, digamos, un solo paso. Esto se fue mechando con techno detroit clásico y sin que nadie se diera cuenta (supongo que para salir un poco de la estridencia que veníamos escuchando en la mayoría de las fiestas) se fue colando el electro y el breakbeat, quebrando un poco el tempo 4x4, aportando reflexión y hasta me arriesgaría a decir introspección en la pista.” Si nos ponemos a analizar las raíces de estos géneros, por un lado podemos considerar al Electronic Body Music como el instigador que dío en la década de los 80s el puntapié inicial, presentándose en ese entonces como la “versión electrónica” del punk de aquellos días, de la mano de bandas como Nietzer Ebb, Front 242 y Front Line Assambly, muy influenciados también por la música industrial de ese entonces. Pero más aun, miramos unos años antes, no podemos evitar hablar del electro que, de la mano de Kraftwek, sin lugar a duda marcaron un antes y un después en la historia de la música y no solo sirvió como pilar fundacional del género electrónico sino que también de algún modo influyó en la creación de otros estilos como el hip hop, de la mano de Afrika Bambaataa. Para Trupiano “es super interesante este ‘resurgimiento’ ”, enfatizando las comillas ya que a su entender son sonidos que siempre sonaron en el under: “Al menos en Buenos Aires Requiem Club, siempre se caracterizó por manejar varios de estos estilos hace rato”. Él ve este revival como una mutación de toda esa movida y comenta que “en la fiesta This Order,
64 - BeatHey Mag
los chicos trajeron al holandés Mark Van de Maat, dueño del sello Knekelhuis y miembro del dúo de EMB Punk, Volition Immanent. Ese día se armo pogo, la gente saltaba y se bailó de todo. Eso lo que tienen estos géneros, me parece que se presta mas al agite también, y para muchos jóvenes de hoy en día es como su escena punk, es su música para ir a descargarse, y eso es lo que más nos gusta.” En ese sentido Diamin resalta que hay un poco de punk y rupturista en todo esto, pero ligado al concepto de D.I.Y. (do it yourself): “me parece que estas escenas de contracultura surgen en respuesta a generar un lugar propio, desligado de club y la cultura dance más tradicional, en parte por no inclusión y por no tener un sentido de pertenencia, y sobre todo por ser chicos muy jóvenes que quizás no se vincularon tanto (por cuestiones generacionales) con la gente ya establecida en la escena porteña”. En definitiva, esta vuelta de rosca a la movida underground local no hace más que reforzar la avidez innata que tenemos muchos en la búsqueda
BeatHey Mag - 65
de nuevas propuestas y lugres distintos donde refugiarnos, alejados de lo tradicional, y en algún punto invita a superarse y evolucionar, quién sabe hacia dónde.
¿A DÓNDE IR? 808: www.facebook.com/808ochoceroocho/ New Trash Is The New Acid: www.facebook.com/ New-Trash-is-the-New-Acid Waves: www.facebook.com/WAVES
¿QUE ESCUCHAR? Crash ID – Sacrificio EP (Private Collection) NGLY – NGLY (L.I.E.S.) Lamaze - No dusk (Bliq Records)
64 - BeatHey Mag
los chicos trajeron al holandés Mark Van de Maat, dueño del sello Knekelhuis y miembro del dúo de EMB Punk, Volition Immanent. Ese día se armo pogo, la gente saltaba y se bailó de todo. Eso lo que tienen estos géneros, me parece que se presta mas al agite también, y para muchos jóvenes de hoy en día es como su escena punk, es su música para ir a descargarse, y eso es lo que más nos gusta.” En ese sentido Diamin resalta que hay un poco de punk y rupturista en todo esto, pero ligado al concepto de D.I.Y. (do it yourself): “me parece que estas escenas de contracultura surgen en respuesta a generar un lugar propio, desligado de club y la cultura dance más tradicional, en parte por no inclusión y por no tener un sentido de pertenencia, y sobre todo por ser chicos muy jóvenes que quizás no se vincularon tanto (por cuestiones generacionales) con la gente ya establecida en la escena porteña”. En definitiva, esta vuelta de rosca a la movida underground local no hace más que reforzar la avidez innata que tenemos muchos en la búsqueda
BeatHey Mag - 65
de nuevas propuestas y lugres distintos donde refugiarnos, alejados de lo tradicional, y en algún punto invita a superarse y evolucionar, quién sabe hacia dónde.
¿A DÓNDE IR? 808: www.facebook.com/808ochoceroocho/ New Trash Is The New Acid: www.facebook.com/ New-Trash-is-the-New-Acid Waves: www.facebook.com/WAVES
¿QUE ESCUCHAR? Crash ID – Sacrificio EP (Private Collection) NGLY – NGLY (L.I.E.S.) Lamaze - No dusk (Bliq Records)
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