Emilio Pascual no Fesquío

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Emilio Pascual Martín Emilio Pascual Martín, varón de cierta edad –como todos– y sobre todo avanzada –porque de avanzar nunca deja–. Segoviano de origen, es madrileño de adopción, que es tanto como decir del mundo. Se licenció en Filología Hispánica, cautivado por la melancolía de don Quijote y las octavas del Polifemo. Con El Purgatorio de don Oficinio y Aventura en el gris se inició en el arte de la creación. Además de escritor se dedica a la edición, primero en Ediciones Paulinas, en Cátedra con Anaya, y ahora dirige Oportet ediciones, proyecto donde ayuda a quien necesite editar libros de la forma más completa y rigurosa posible, aquello que “sea necesario y conveniente publicar” porque oportet significa eso “es conveniente, necesario”. Obtuvo el premio «Lazarillo» por el libro Días de Reyes Magos, corroborado luego con el «Nacional de Literatura», en ella se narra la historia sobre la etapa crítica en la vida de Ulises, un adolescente de 16 años, quien hallará, a partir de su azaroso encuentro con los libros el camino para superar esa difícil encrucijada vital en la que se encontraba.


Con El fantasma anidó bajo el alero, obra salpicada de referencias literarias y juegos verbales, el autor consiguió realizar un hermoso elogio a la literatura oral en los turbulentos tiempos de la Guerra Civil. Coqueteos permanentes con la literatura quedaron atestiguados en cuentos y relatos dispersos (Las trompetas de Jericó, La Virgen tuerta, etc.), alguna obra de teatro inédita, ciertos endecasílabos, unas inquietantes glosas bíblicas, Apócrifos del libro; Trío de color (Tres historias de Mesterosos, Apisonados y Dolorientes) y El número de la bella ambientado en el monasterio de Liébana en el siglo VIII, que trata de personajes históricos como el Beato lebaniego o Carlomagno.

Libros nacidos de los libros, alimentados de muchos siglos de literatura en el alma y colmado de la sabiduría que dan las lecturas asimiladas hasta ser ya carne de vida.


También ha realizado ediciones críticas de autores como Antoine de SaintExupéry, Perrault, Quiroga, Cervantes, Defoe, entre otros. Ha traducido obras de Emilio Salgari o Alejandro Dumas, y publicado artículos en revistas especializadas, entre los que se pueden citar "Litterae, libros, biblia, bibliotecas...“ , "Los mundos imaginarios de Cervantes”, y "La revisión de traducciones literarias" . Tras los éxitos que recibe con su interpretación de Miguel de Cervantes ante los escolares (CervantesVisita.com) el autor afirma, no sin cierta ironía, estar planteándose la carrera teatral. Sabemos de fuentes contrastadas que es un erudito no sólo en cuestiones literarias como atestiguan sus obras sino que domina los programas informáticos más modernos: se sienta tan cómodo ante su modernísimo Macintosh como con un incunable entre las manos. No sabe si es un buen lector, pero, como Borges, se considera “un lector agradecido”.


Días de Reyes Magos • Premio Lazarillo en su edición de 1998 • Premio Nacional de literatura infantil y juvenil de 2000

Con 8 años Ulises descubre que los Reyes Magos no existen. La situación familiar empeora en los siguientes años y con 16 años decide iniciar su peculiar viaje iniciático. Ulises descubrirá quién es y el porqué de las cosas mediante la lectura con la ayuda de las personas que le quieren: sus padres, su amiga Cali, el padre de ésta y su profesora de literatura… porque

“Los reyes son la gente que te ama”


“Sabemos que el día 4 de agosto de 1895, el reverendo K. Hilyer, vicario de Siddermorton, disparó por error contra un ángel, fracturándole (si es lícito hablar así) el ala diestra. Cien años después podría afirmarse que otro ángel, no clasificado por Linneo, se paseó por nuestra ciudad durante los meses de verano. Se desconoce su nombre científico, porque afortunadamente no todos los ángeles tienen alas, y algunos comen judías.” “Hay tres clases de libros: los que no has leído ni hace falta que leas; los que empezaste a leer una vez por equivocación y no tuviste el valor de abandonar en la página merecida, y los que lees y relees como quien visita al amigo o a la amada”


“Esas obras no solo me enseñaron a leer, sino a vivir”


“La pasión por los libros es como el amor: no puede ocultarse. No intentes engañarlo. Todo el mundo tiene su libro. ¿Es posible que no exista un libro que te haya conmovido especialmente?”


“En los seres humanos, la vida no es tanto sostenerse en pie cuanto percibir la realidad de un modo determinado e ir asentĂĄndola en los sucesivos estratos de la memoriaâ€?


“En verdad hay mucha gente que lee sólo para no pensar” (Georg Christoph Lichtenberg) No siempre se tiene la suerte de que te cuente cuentos un fantasma; no siempre el dudoso privilegio de asustarlo; tampoco la fortuna de que las historias que te contaba en el silencio de la noche te abrieran más tarde las puertas de otras que te descifrarían su misterio. No siempre. Pero a veces sí. Pues, si quien te lo cuenta te quiere, y lo hace con el alma en la boca, sin otra luz y guía, sino la que en el corazón ardía, oirás con el mismo amor, con un entendimiento oculto, lo mismo El soldadito de plomo que Hegel o Platón o la Odisea. Un elogio a la literatura oral, al arte de narrar, a la vida, a los secretos, al amor que nace del odio.


Tras la Guerra Civil la vida no era fácil en el pueblo. Los niños no sabían a qué se debían los rencores de los mayores, pero los sufrían. Entonces apareció el abuelo fantasma para brindar a su nieto un remanso de cariño y alegría con las historias que le contaba cada noche. Cuando dejó de aparecerse, todo se torció. “Mi abuelo apagó la linterna y abrió la ventana a la luna. Entraron confundidos los pálidos rayos de los grillos y el agudo cri-cri de las estrellas” “-(...) se titula Odisea. Y todo viaje largo y difícil es una odisea. Y la odisea de la conciencia es infinita. ¿Lo entiendes? -No sé... –nos miramos en silencio, bajo la tibia luminiscencia de su calva-. Abuelo, solo tengo ocho años. -Pero tumbado eres infinito. Y, por suerte, tú ya has aprendido a elevar la mirada a las estrellas. Por entonces yo no sabía que un ocho acostado representa la eternidad del tiempo.”


“Parece que en la vida de todo ser humano siempre ha de haber un libro y un amor”

“—Quiérela más, porque es dos veces tu madre. ---¿Dos veces? ---Sí. Porque te enseñó a leer, que es como nacer de nuevo.” “Ahora con el tamiz del tiempo y de la letra impresa, sé que muchos los adobó a su modo, los recontó a su aire, los recreó de nuevo. Quizá no siempre superó a la página, pero jamás el papel podrá reproducir la misma melodía: aquel susurro fosforescente que iluminó el negror de las noches infantiles y que me deslizó al oído historias que de otro modo habrían estado fuera de mi alcance” “¿Por qué no habrá una rosa sin espinas?”


“Dice mi abuelo que los amigos lo comparten todo y si yo te doy una perra y tu a mi otra seguimos con una perra cada uno pero si te cambio un cuento por otro o un secreto por otro los dos tenemos dos cuentos o dos secretos”

“Podrías preguntarte por qué escribo esto ahora si no lo entendía entonces. Y podría responderte, como he sabido después que la conciencia conserva en el recuerdo al riqueza de sus existencia anterior”

“Alguien acababa de escribir –pero no podíamos saberlo– que, si llegáramos al fondo de las cosas tendríamos compasión de las estrellas. Fue la primera señal”


“Se notaba que mi abuelo era fantasma en que podía decirme las cosas más difíciles sin que lo parecieran, y yo sabía lo que querían decir sin entenderlas”

“La del crecimiento es una dura prueba, que te obliga al expolio progresivo de las confortables seguridades de la niñez. La dudosa sabiduría de los años va derribando lienzos de muralla hasta dejarte a la intemperie… primero son los Reyes Magos, luego la fortaleza y omnisciencia de tus padres, el descubrimiento de las primeras debilidades y vilezas”.


“Algún dios benévolo me condujo hacia los volúmenes de historias que contenían, deformados, muchos de los cuentos de mi abuelo. Sólo mucho tiempo después comprendería la osadía e intención de algunos” “Los ruiseñores no se dedican a otra cosa que a cantar para alegrarnos. No devoran los frutos de los huertos , no anidan en los arcones del maíz, no hacen más que derramar el corazón, cantando para nuestro deleite. Por eso es pecado matar un ruiseñor” (Miss Maudie en Harper Lee, Matar un ruiseñor, 10)

“La bombilla mínima, cubierta de polvo y telarañas, alumbró débilmente los pecios abandonados de múltiples naufragios. Reconocí jirones de mi infancia”. Emilio Pascual: «El amor a la lectura no puede imponerse, sólo contagiarse»


Entrevista con el autor: Extracto ver en Muface Antes de nada, ¿usted sólo escribe cuando le visita el fantasma, vale decir la inspiración? Esta novela está escrita en tres retiros en un monasterio; así que puedo aceptar la idea de la inspiración... Al fondo de esta novela está la guerra civil. Alguien dirá que todavía. Los que tenemos más de cincuenta años hemos vivido una época como la que se describe en la novela, una sociedad que ya no existe pero en la que todavía llegan ecos de la guerra. Yo quería que esta novela fuera un elogio de la literatura oral, igual que Días de Reyes Magos lo era de la literatura escrita. Me interesaba unir la historia personal de alguien que, con riesgo de su vida, va a despertar al que duerme por medio de la literatura oral, de esos cuentos que te trastocan, con la de ese niño que escucha los cuentos. Eso es lo que me interesaba especialmente. La guerra está al fondo porque esa época era así. Igual que en las colecciones que dirige, no parece que su novela distinga claramente entre literatura para jóvenes y para adultos. ¿A quiénes se dirige, en su opinión? Llevamos años intentando definir lo que es literatura juvenil y no lo conseguimos, en realidad no sabemos ni qué es literatura. Ésta es una literatura fronteriza que puede leer cualquiera. No sé si existe literatura juvenil, pero sí sé que existen determinados libros cuya edad idónea de lectura es la juventud. Stevenson es un autor sin edad, pero sus novelas sí tienen una edad de primera lectura estupenda; como la primera vez que lo lees ya no vuelves a leerlo. En ese aspecto, este libro tiene dos lecturas: la adulta, y ya he tenido reacciones conmovedoras de quien reconoce lo que hay debajo; y la de quienes ven muy lejana la guerra, pero ven la aventura interna de quien decide despertar a su nieto y abrirle los ojos a la vida, a las estrellas, a los libros.


Entrevista con el autor: Extracto ver en Muface La novela está salpicada de juegos verbales, de referencias literarias, de humor y amor a los libros. No sé por qué hemos cometido algunas torpezas con los niños y adolescentes, como el ir detrás de ellos cuando hay que ir delante. Ahí no he hecho concesiones; hablo como hay que hablar, y si hay una palabra que se supone que el lector joven no entiende, se explica. Pero no rebajo el lenguaje. A los niños no hay que hablarles de flores o de pájaros, hay que decirles caléndula o estornino o vencejo, y así se enriquecen. Si al perro le llamamos guau guau, tú me contarás. Pero no me refería sólo a la riqueza del lenguaje de la novela, sino a lo que tiene de libresco en el buen sentido. Es verdad que está llena de literatura, pero la literatura siempre se ha hecho sobre literatura anterior, igual que las ciudades se han construido sobre ciudades anteriores, qué pretensión de originalidad vamos a tener. Eso es algo en lo que creo profundamente. Y ahí está también la gracia de la búsqueda, de excavar en busca de un título que aparezca en la novela. Eso me parece bueno en sí; por eso hay cosas que, deliberadamente, no se explican; para que el lector prosiga la búsqueda.


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