Mi mundo ideal Trabajos de creaci贸n inspirados por la lectura de Fundido a blanco de Andrea Abello en el Club de lectura As mil e unha historias
Mundo perfecto “Durante años, hemos vivido oprimidos no solo por nuestros propias limitaciones, sino incluso por nuestros propios conocimientos. Nos despertábamos jornada tras jornada sabiendo que nos esperaba un día exactamente igual al anterior y exactamente igual al siguiente. Llegábamos al mundo con la única obligación de vivir una existencia gris y después desaparecer, a ser posible, dejando atrás una nueva vida que asegurase que la especie no moriría. Sabíamos que éramos menos que polvo en la inmensidad del universo. Aún peor, sabíamos que nuestro planeta era menos que una mota de polvo, y nosotros ni siquiera teníamos el poder de cambiarla.” El doctor hizo una pausa para comprobar que su audiencia lo escuchaba. “La mayoría de las personas se dedicaron a ignorar esto de todas las formas que se nos puedan imaginar. Algunos se refugiaron en la religión, otros simplemente se conformaron. Pero una pequeña minoría no se contentó con sentarse y ver la vida pasar. Nos refugiamos en algo más poderoso que nosotros mismos. Nos refugiamos”, e hizo otra pausa “en la ciencia.” Se detuvo una vez más para evaluar el efecto de sus palabras antes de continuar. “Gracias a los increíbles avances científicos de los últimos trescientos años, podemos llegar a lugares que antes eran inaccesibles. Podemos transformar nuestra existencia vacía (e imperceptible en el orden del universo) y convertirnos en una raza fuerte y poderosa, capaz de transformar el mundo que nos rodea y también a nosotros mismos para nuestro propio bienestar y, sobre todo, para dejar una huella que perdure. Tenemos lo necesario para hacer todo tipo de modificaciones sobre nuestra especie. Nosotros tenemos el control, en lugar de dejarlo todo en manos de la evolución, muy caprichosa y aún más lenta que una tortuga decrépita.” El científico imitó a una persona vieja y cansada, levantando risas entre el público. “Podemos adaptarnos a cualquier clima y ambiente, no solo los de nuestro planeta, sino más allá. Y podemos perfeccionarnos al máximo. Una visión perfecta, movimientos de precisión milimétrica… Y, por supuesto, también temas más superficiales, como el color de los ojos. Podemos modificar cualquier cosa.” La pasión y la ambición del doctor se reflejaban en sus ojos. “Hasta este momento, la existencia de leyes que impedían ciertos tipos de experimentación y, sobre todo, la poca certeza de que nuestros métodos fueran a funcionar han sido nuestro principal obstáculo. Pero ahora, con la libertad casi total de la que disponemos para nuestras investigaciones, tendremos acceso a todas estas mejoras, que son no solo una elección, sino un derecho. Nosotros tendremos el control.” Y, tras una pausa ligeramente inquietante, añadió, “Seremos dioses.”
-300 años más tarde
Cuando el sol se pone y las luces de la ciudad se apagan vuelvo dentro del edificio. El interior está totalmente a oscuras y apenas se oyen los sonidos de las personas que viven en su interior. Somos menos; hoy se han llevado a otro. Últimamente se llevan a muchos, así que suponemos que hay otra epidemia. Aparecen de vez en cuando, siempre que a alguien se le va la mano con las modificaciones genéticas y su cuerpo no responde bien. Entonces vienen a por nosotros y hacen pruebas para encontrar una cura. Nosotros somos los apartados. Vivimos a las afueras. No estamos modificados porque nuestros antepasados no tuvieron dinero para pagárselo, así que nosotros tampoco. Por lo que hemos oído, el planeta no está sano, igual que las personas. Fuera de nuestro edificio, donde antes crecía la hierba, ahora no hay nada. Los recuerdos de los pájaros que solía ver cuando era joven se van difuminando, porque ahora ya no hay pájaros. Dicen que se contagiaron en alguna de las epidemias. Las ciudades están llenas de personas que no se parecen en nada a nosotros. Los últimos que vimos tenían pelo blanco y un solo ojo blanco en mitad de la cara, pero hay más. Todos tienen capacidades perfeccionadas hasta el límite. Hay negros que decidieron que su lucha no valía la pena y simplemente se colorearon de blanco. Hay personas que se modificaron tanto que casi llegaron a formar un género único. Todos ellos fingen que no existimos, pero siempre nos recuerdan cuando necesitan una nueva rata de laboratorio. Al fin y al cabo, ratas es lo que somos. Carmen Pavón Souto, 3ºA
UN MUNDO IDEAL Todos hemos pensado alguna vez como sería un mundo perfecto, un mundo en el que la felicidad fuera nuestra bandera. Pues bien, este es el mío. Para mí un mundo ideal sería aquel en el que para empezar se acabaran las disputas entre los territorios que lo componen, las luchas causadas por el afán de poder y por el dinero, por causas culturales y religiosas… Así viviríamos en un mundo en paz, conviviendo de manera tolerante con los que nos rodean. Esto me lleva al siguiente punto, fin de las discriminaciones: por sexo, raza, religión, idioma… en el momento en que todos los seres humanos comprendiéramos que todos somos iguales y nadie es superior a otro, que todos tenemos los mismos derechos y también los mismos deberes. En él nadie pasaría hambre, todos tendríamos la misma riqueza, habría cura para todas las enfermedades, desaparecería la explotación infantil, se acabaría la contaminación y buscaríamos la protección del medio ambiente por encima de todo. Pero no sólo eso, todas las personas estarían con sus familias y amigos, tendrían más tiempo libre en sus trabajos para ello, todos podríamos viajar alrededor del mundo para conocer nuevos lugares y todo el mundo se comportaría de manera adecuada, por lo que las leyes y todo tipo de seguridad no serían necesarias.
CRÍTICA Un mundo así es una utopía, teóricamente es perfecto pero en la práctica nunca podría ser llevado a cabo. Muchos de los puntos que mencioné pueden ser asumidos en nuestra actual sociedad tranquilamente, como el fin de las guerras y de las discriminaciones; entonces, ¿por qué no ocurren? La respuesta es sencilla: los conflictos de intereses entre países, económicos, de recursos etc. Ningún país renuncia a un monopolio de poder pudiendo tenerlo, somos avariciosos por naturaleza. El fin del hambre podría llevarse a cabo, actualmente tenemos la cantidad suficiente de alimentos para alimentar a todo el mundo pero simplemente están mal repartidos. Otros, como la contaminación, son problemas muy difíciles de solucionar. Podemos acabar con ella parando la emisión de gases a la atmósfera, pero tendríamos que encontrar un método que pudiera sustituir el uso de combustibles fósiles. La electricidad es un método que podríamos usar pero no estamos preparados para que toda nuestra energía provenga de ella, tendríamos que renunciar a muchas de nuestras actuales comodidades. Al buscar nuevas fuentes de energía, vamos indudablemente a la naturaleza y así no protegemos el medio ambiente. El reparto equitativo de la riqueza ya se probó en diferentes partes del mundo, es el comunismo y acaba llevando a la pobreza de la población y a que algunas personas se aprovechen. Sólo por esto ya sería imposible pero, además, el tener más tiempo libre haría que se necesitasen más trabajadores, lo que repercutiría en el precio de cualquier producto y si las enfermedades desapareciesen por completo, aunque muriésemos de forma natural tras muchos años, el mundo estaría superpoblado por lo que los recursos se agotarían. Muchas de estas ideas pueden ser aplicadas a nuestro mundo actual para mejorarlo, pero hay otras que necesitan ser pensadas y contrastadas para encontrar una buena manera de llevarlas a la práctica. Sara Muíña Ramil, 4ºESO
MI MUNDO IDEAL Aquella noche había tenido un sueño muy especial. Desde pequeña tengo una libreta en la que apunto todos los sueños de los que me acuerdo para así recordarlos siempre y esta vez no iba a ser menos. Me estiré para alcanzar el cuaderno y el bolígrafo que tenía en el tercer cajón de mi mesilla de noche. Lo abrí en una página en blanco y comencé a redactar mi sueño. “Papá y mamá se habían ido a trabajar muy temprano. Era un sábado de otoño y no había parado de llover en toda la noche. Bajé a desayunar pero la nevera estaba completamente vacía, así que decidí ir al supermercado. Este se encontraba a dos manzanas de mi casa. Por la calle la gente me miraba de un modo raro y me di cuenta de que no me había cambiado de ropa e iba en pijama y zapatillas de casa. Al llegar al supermercado cogí leche, cacao y cereales. Cuando llegué a la caja para pagar, miré en los bolsillos del pijama y no había cogido ni un céntimo. Dejé las cosas otra vez en su sitio y eché a correr hacia casa de nuevo. Crucé la calle sin mirar apenas cuando, de repente, oigo el frenazo de un camión muy cerca de mí y me atropella. En ese momento lo empecé a ver todo borroso hasta que aparecí en una playa. Debía estar soñando en un sueño al mismo tiempo. La playa estaba aparentemente vacía, hacía mucho calor y yo seguía con mi pijama de franela. A lo lejos vi un pequeño bar, así que me acerqué para, por lo menos, desayunar. Bianca, la camarera, me sirvió un desayuno totalmente tropical, ¡estaba delicioso! Después de desayunar continué caminando hasta que me encontré con un grupo de gente que gritó mi nombre nada más verla, pero yo no la conocía. Me dijeron que me estaban esperando y me tenían preparada una habitación en su casa de madera. Fuimos allí, aquello era inmenso, era un paraíso. La casa estaba construida sobre un árbol gigante y tenía un montón de habitaciones. Me dijeron que me esperaban en el salón en quince minutos para ir a bucear. Me cambié rápidamente y en menos de cinco minutos ya estábamos de camino a la playa. Nos pasamos el día en el mar, ¡fue genial! Y por la noche, no iba a ser menos. Como había luna llena, Dan, uno de los chicos, nos dijo que podíamos ir a nadar con delfines. Y así fue. Paola y yo nos lo pasamos en bomba con Flipper, la mamá delfín. Cuando ya empezaba a refrescar salimos del agua, nos secamos y nos fuimos a dormir cada uno a su habitación. A la mañana siguiente, me despertó la claridad que se colaba entre las maderas. Hasta el mediodía estuvimos en la playa haciendo manualidades con las conchas y la arena. Comencé a echar de menos a mi hermana, con la que siempre hacía este tipo de manualidades. A la hora de comer les conté a los chicos que me estaba disfrutando y que había pasado los mejores dos días de mi vida allí, pero que debía volver a la realidad. Ellos asintieron ya que no podían hacer nada más para que yo me quedase allí. Mientras recogía mis cosas sonaba la canción de ‘Mi mundo ideal’ de Lagarto Amarillo. Me la sabía de memoria, era una de mis canciones favoritas y me di cuenta de que los chicos, la playa de Bora y los delfines eran ‘Mi mundo ideal’. De repente, abro los ojos y veo a mi madre sonriendo y a un médico muy serio anotando algo en un papel. Estaba en el hospital y no sabía por qué. Un poco más tarde mi madre me explicó que me habían atropellado a la salida del supermercado y que solo tenía un golpe en el tobillo izquierdo. En unos días volveríamos a casa”. Al acabar de escribir mi sueño pensé que ese mundo ideal no sería tan ideal ya que no podría compartirlo con todos mis amigos, ni con mi familia, ni con mi perro Ben. Al fin y al cabo prefiero mi mundo, con todas sus cosas buenas y malas. En el otro mundo me acabaría aburriendo de pasarme todo el día en el agua, pronto llegaría el invierno y haría frío, mis amigos de allí se tendrían que ir a otro sitio y yo me quedaría sola sin tener qué hacer. Gemma Muíña Bermúdez, 4ºESO B
MI MUNDO PERFECTO En mi mundo perfecto la ciencia habría avanzado tanto que todas las enfermedades tendrían cura y, si aparecía alguna nueva, se la encontrarían en muy poco tiempo. El hambre en el mundo habría sido erradicada, ya que este avance habría hecho que en lugares desérticos pudieran tener agua con la que hidratarse y regar sus cultivos. Tampoco habría racismo u homofobia y todo el mundo tendría una casa en la que vivir, ya que, si no pudieras conseguir un trabajo para pagarla, te darían una casa y todo lo necesario para poder vivir hasta conseguir una forma de pagarlo. Los trabajos más peligrosos serían hechos por ordenadores o robots, para que nadie pudiera correr peligro alguno. Además, muchos productos que compramos tendrían precios más bajos, por lo que muchas más personas podrían acceder a estos. Todos los países tendrían la misma riqueza (en todos los sentidos), por lo que tampoco habría guerras, ya que, al ser todos los países igual de ricos, no hay nada que un país quiera arrebatarle a otro. Sin embargo, al poder tener una casa y comida sin tener que pagarla, aunque sea solo con lo estrictamente necesario para su supervivencia, mucha gente se conformaría y no trabajaría y, al final, nadie, o muy pocos, trabajarían, por lo que no habría nadie que cultivara verduras o que criara animales para conseguir carne de ellos, por lo que no tendríamos comida. Tampoco habría gente que construyera casas, hiciera ropa, muebles, etc. Además, los ordenadores o robots pueden fallar, por lo que una persona debería ir a arreglarlos y podría llegar a correr peligro. Uxía Paz, 3ºESO A
Un mundo ideal Si me preguntan sobre un mundo ideal, alguna de las cosas que deseo es que vivamos en un mundo donde todos vayamos cogidos de la mano, sin importarnos nuestra raza, nuestro sexo o nuestro dinero. Un mundo en el que a los niños se les enseñe a ser personas, a aprender a aprender y no a que sean máquinas. Un lugar donde todos tengamos agua, un hogar, unos derechos, donde se nos considere a todas las personas iguales. Un sitio en el que todos podamos pensar lo que queramos y no lo que nos digan. Sueño con que todos contemos con alguien que nos quiera, nos apoye y nos ayude cuando lo necesitamos. Que todos seamos hermosos sin tener un ideal al que aspiremos a llegar. Imagino un mundo en el que no se piense que la violencia es un recurso para solucionar nuestros problemas, una sociedad capaz de dialogar para llegar a un acuerdo. También sueño con que todos tengamos una asistencia sanitaria de calidad y que se nos deje de considerar como simples números de DNI. Soy consciente de que un mundo como el que acabo de describir es una utopía y, como toda utopía, es algo ideal que nunca se puede llegar a realizar tal y como nosotros queremos. Aun así, yo creo que si cada uno de los siete mil millones de personas que vivimos en este planeta aportamos nuestro pequeño granito de arena conseguiremos acercarnos, aunque sea un poquito a este mundo ideal. Ángela Van der Mel, 3ºESO B
Mi mundo ideal A veces, sueño que nuestro mundo es como una piña o un hormiguero, en el que la gente se apoya mutuamente. En el que no hay discriminación y no importa que seamos blancos, negros o amarillos; donde no existe el maltrato ni el egoísmo. Imagino un universo sin guerras, en el cual los representantes de nuestros países son justos y en el que la justicia no está del lado de los ricos, sino de los que tienen la razón. Y cuando despierto me encuentro en un mundo en el que la mayoría de las cosas que yo sueño no son ciertas, al contrario; si podemos hacer daño, lo hacemos sin mirar a quien o como se siente la otra persona; juzgamos a la gente sin conocerla, simplemente por como viste, como se peina o cualquier otro aspecto que realmente no tiene una gran importancia, probablemente sea una persona novel, la cual merece nuestro respeto y confianza. Pienso que el mundo de mis sueños nunca será real, puesto que nadie de los que tiran de la cuerda tiene el valor de aflojar, ceder, saber escuchar y con eso no llegamos a ninguna parte. A) ¿POR QUÉ NO ES POSIBLE UN MUNDO COMO EL MENCIONADO? No es posible porque, la mayoría de la gente, no es capaz de entender que una persona no se juzga por su aspecto físico, sino por su interior. Los poderosos no quieren perder sus puestos, la mayoría de los representantes de las leyes se dejan llevar por la codicia y las influencias y no deberían hacerlo, puesto que tenían que dar ejemplo de buenos ciudadanos; realmente sería difícil conservar un mundo tan organizado, puesto que somos muchos y es difícil hacer que todos cumpliésemos las leyes. B) DEFECTOS DE MI MUNDO IDEAL Al intentar igualar tanto la sociedad, podría darse el caso de que se pudieran perder algunas tradiciones, culturas o idiomas los cuales enriquecen nuestra sociedad. Por otra parte, si una serie de personas no tuvieran más o menos poder económico, todos seríamos jefes de una empresa o trabajadores y no es posible que haya un puesto de trabajo sin el otro; pero no por tener un cargo superior se debería abusar. Realmente, de puertas para fuera somos casi todos iguales, unos mejores, otros peores, pero somos personas. María Díaz Pardo, 4ºESO A
Perfección genética Si tuviera que describir mi mundo ideal sería un lugar donde cada persona acomplejada por su aspecto pudiera modificarse para poder ser su ideal de belleza sin necesidad de recurrir a la cirugía, sino tomándose una dosis de un determinado suero todas las mañanas. Lógicamente, el suero sería distinto para cada persona. En este mundo podrías incluso tener hijos sin la necesidad de llevarlos dentro de ti nueve meses. Tan solo se metería el embrión en una máquina cuando tuviera unas pocas semanas de gestación y allí se iría formando hasta llegar a ser un bebé, sacándote de problemas como el incremento de peso durante el embarazo o las antiestéticas estrías propias del proceso. Pero este prototipo de sociedad tiene muchos problemas, ya que mucha gente tienes el mismo ideal de belleza y, por lo tanto, nos pareceríamos mucho los unos a los otros. Además, las mujeres que decidieran ser madres por ese método no acabarían teniendo la conexión que se tiene de madre a hijo, incluso muchas de ellas llegarían a desentenderse del bebé cuando este fuese a “nacer” y lo darían en adop-
ción por la simple razón de no sentirlo como su hijo. Y es que por mucho que las personas nos sintamos superpoderosas en el mundo, no podemos luchar contra las leyes de la naturaleza. Irene Cela, 4ºA
Mi mundo ideal Un mundo ideal…. En mi opinión, eso no creo que existiese del todo, puesto que cada persona tiene su opinión sobre lo que es bueno y lo que es malo, y hacer coincidir todas esas opiniones me parece una tarea imposible, o si no lo es puede decirse que muy poco probable. He dicho esto porque para mí un mundo ideal sería aquel en el que todas las personas fuesen felices y no tuviesen ningún problema de relación con los demás, en que las personas no sintiesen envidia de otras, en el que no hubiese ninguna discriminación, ya sea del tipo del racismo o del tipo que sea. En mi mundo ideal tampoco querría que hubiese una poca gente rica y todos los demás tuviésemos problemas económicos; querría que toda la gente tuviera, a ser posible, unas buenas condiciones de vida. También pediría a la gente que, cuando hubiese algún problema, fuese cual fuese, reaccionara de forma racional, no como hizo Charlotte cuando vio que Gunter y Sabrina se estaban besando. Eso me parece una forma de reaccionar propia de un animal salvaje, pero no de unos seres humanos civilizados y que, como se dice por donde yo vivo, “tengan cuatro dedos de frente”. A simple vista yo no le veo ningún defecto a mi mundo, pero pensándolo algo de tiempo le he visto algunos. El primer problema es que un mundo en el cual no se pueda adquirir experiencia de las cosas que son mejores o peores para uno mismo me parece un demasiado previsible en el que las personas pueden hacer lo que crean oportuno, sabiendo que no le va a parecer mal a nadie y por lo tanto nadie se va a quejar de ello. Todos los demás defectos que le veo tienen que ver con la experiencia, puesto que una persona no puede nacer con la experiencia que tiene un señor mayor el cual ha pasado por todo lo que tienes que pasar para adquirirla. Ángel Anido Oseira 4ºESO
Mi mundo ideal Mi mundo ideal sería un mundo en el que la violencia no existiera y que los problemas entre las personas se solucionaran de la mejor manera hablando. Un mundo en el que las personas de otro país fueran tratadas como si fueran personas que hubieran nacido en nuestro país. Y en el que no existiera el abandono, para que no hubiera animales vagando sueltos por las calles sin tener nada de comer y pasando mucho frío. En él tampoco habría personas teniendo que ganarse la vida para poder comer pidiendo dinero, ni personas viviendo debajo de puentes. En mi mundo ideal todo el mundo tendría un trabajo y su propio hogar donde poder desarrollar de la mejor manera su propia vida. En ese mundo, para que fuera genial, debería haber una ley a la que todo el mundo tendría que hacer caso: todas las personas de la sociedad ayudarían a las otras a poder conseguir sus mayores sueños en la vida. Alba Ramos Pedreira 4º A
MI MUNDO IDEAL Mi mundo ideal en este momento sería poder estar siempre en un ambiente de gente adirenada que en todo momento cubriese todas mis necesidades económicas. Poder divertirme y asistir a todos los partidos de los campeonatos y ligas de fútbol para así acompañar en todo momento a mis jugadores favoritos. También poder asistir a fiestas y reuniones de chicos y chicas de mi edad con la ropa y el calzado de las mejores marcas. Con todo ello, de momento, tendría mi mundo soñado. DEFECTOS No me daría cuenta del valor que tiene todo lo que me rodea, perdería el hábito al trabajo y el deseo de superación. Tampoco tendría conocimientos para desenvolverme en la vida. Farid Trih, 4ºESO