IV certame de microrrelatos
Se o vello simbad volvese Ies san Rosendo de mondo単edo
GAÑADORES La gran batalla
Imagina que nuestras paralelas se cruzan. Imagina que somos la mitad de uno más uno. Lucía López Cancio, 1ºBAC
Entro, veo una batalla que podría cambiar la historia de las Matemáticas, números pares contra impares. Tengo que detener esto o los números dejarán de existir. Tienen espadas, pistolas y hasta granadas. Cientos de números matándose entre ellos sin piedad, algo tendré que hacer, no se me ocurre nada hasta que veo un lanzacohetes tirado en el suelo. Lo cojo y disparo al frente, todos paran de luchar. Los números hacen un círculo a mi alrededor, parece que vienen a por mí. De repente me despierto, todo era un sueño. Ricardo Casabella, 2ºA
SISTEMÁTICA
DEL AMOR
No soy matemática. Pero sí sé los infinitos números que hay entre un número entero y su siguiente. Las infinitas cifras que caben entre el 0 y el 1. Pongamos que tú eres el primer número de la serie de los naturales, el uno. Y yo, lo que valgo para ti, el cero. El primer o último número, pues nunca se sabe dónde va colocado. Siempre está perdido, pero sin embargo sabe que donde debería ir es antes del uno, a su lado. Mas nos damos cuenta de una cosa, y es que el 1 y el 0 si los colocamos de esta manera, tú primero y yo después, hacen un 10. La combinación perfecta. No obstante si el cero va antes ya no vale nada. Siempre debo ir detrás de ti para significar algo. Sé que para ti no soy más que eso. Un maldito cero a la izquierda. Cuando me necesitas para tus sistemas, esos a los que llamas binarios porque sin tales dos números no funcionaría o para solucionar la suma de un número más su opuesto. Para todo. Porque pensándolo bien… ¿Qué sería de las Matemáticas sin el cero? Si es la solución de multitud de problemas. Pero tú no me dejas resolver la incógnita de tu vida. Y en el fondo sabes que yo no soy nada, pero me necesitas como si lo fuera todo. Ya sé que no hay un número para definir el amor, ni para explicar lo que no puedo con palabras. No diré que te quiero infinito, tampoco un número del 1 al 10. Tan sólo puedo decir que te quiero un 0. Porque yo soy tu cero, la nada de la que haces que surja nuestro todo. Pues el amor, como empecé a contarte, no tiene límites, desde el infinito al menos infinito. Claudia Mangas Alvite, 3ºA
FINALISTA EL FAVORITO Otra vez un tres. Había escogido el tres como su número favorito. Y esto parecía haber hecho cobrar vida al número. Pues sí; el tres, quizá como agradecimiento, también lo había elegido a él. Pronto el muchacho comenzó a arrepentirse de no haber enfocado su elección en un cardinal más alto. Que sí, que a veces venía bien: todos sabemos que tres son multitud, que el número Pi comienza por tres y que no es bueno buscarle tres pies al gato. Pero eso de sacar en cada examen un tres no podía ser casualidad. Definitivamente, el tres lo amaba. Antía Varela, 3ºA
El matemático Después de conectar el último cable, Alan se detuvo a admirar su obra. En sus paredes metálicas se reflejaba su taller. El matemático no pudo evitar admirar las hojas cubiertas de ecuaciones y planos que colgaban de las paredes. Con paso seguro, se acercó a la máquina y accionó la rueda que la encendía. El artilugio trabajó durante sesenta días y sus sesenta noches. Cuando la paciencia del científico comenzaba a escapársele entre los dedos, la máquina vomitó varias hojas cubiertas del texto que constituía el código descifrado. Alan leyó las primeras palabras –Heil Hitler- y sonrió. Carmen Pavón Souto, 3ºA
LA EXPLOSIÓN CERO A Matías Hernández le encantaban los números primos. Él sostenía que utilizando estos mismos números podría inventar un programa informático que elaborara una bomba que destruyera todo en 100 kilómetros a la redonda. Su objetivo era estallarla en el desierto del Sáhara para que el agua brotara y acabar con la sequía de los pueblos vecinos. Entonces llevó la bomba al punto marcado para su colocación y cuando empezó la cuenta atrás se dio cuenta de que se había olvidado del número primordial, el cero. Él intentó detenerla pero fracasó. La explosión fue tan grande que destruyó la Tierra. Iván Seco, 3ºA
Sin Mates, no hay futuro Mónica se encontraba en su casa resolviendo unos problemas de Matemáticas que no conseguía entender. Después de estar dos horas haciéndolos, solo hizo dos de los seis que tenía. Ella nunca entendería para qué le serviría eso en el futuro. Al día siguiente, la profesora se los explicó y los comprendió. Pasados unos veinte años, Mónica ya tenía un hijo de seis. Este traía un problema que no llegaba a solucionar, así que acabó preguntándoselo a su madre. Esta se lo explicó y él lo consiguió. De esta forma, Mónica resolvió la cuestión que se había planteado hace años. Ana García, 3ºA
LOS
PROBLEMAS SIN SOLUCIÓN
¡Hola! Me llamo Aria, tengo 13 años y estoy en un hospital. Me diagnosticaron cáncer hace dos semanas y dicen que me queda menos de una hora de vida. Aún así, quiero dejar por escrito mi teoría sobre la vida. Para mí, la vida es un libro de Matemáticas lleno de problemas. Algunos son fáciles: una gran familia feliz y el trabajo que te gusta. La mayoría son un poco más difíciles: algunas enfermedades y dificultades económicas, pero todo sale bien siempre. Y al fin mi caso: los problemas que no tienen solución. Belén Ramos, 2ºA
Regla de tres No solo era sumar y restar. Todo se basaba en una mera regla de tres: si un camino no te lleva a ningún sitio, tal vez dos caminos te lleven a algún lado. Eso pasaba aquí, en Coqueto Diem, mi ciudad, en la que actualmente vivo. Coqueto Diem era una ciudad biosostenible y ecológica. Todo estaba construido a partir de materiales usados y reciclables. En la ciudad, había un total de 93 farolas, en cada una colgaban tres velas de tres colores diferentes (una roja, otra verde y otra blanca), teniendo así un total de 279 velas de las cuales 93 eran rojas, otras 93 eran verdes y las otras 93 eran blancas. El día vigésimo noveno del octogenario mes del año 1939025, una ráfaga de aire atravesó todas las calles de la ciudad, sumiéndola así en una terrible oscuridad. Nosotros nos guiábamos por las velas de las farolas, pero ese día no nos podíamos mover de nuestras casas. Corríamos el riesgo de perdernos en la oscuridad. Entonces ahí llegó él, mi actual marido, nuestro salvador. Era un vendedor de cerillas. Y tenía cerillas para que todos pudiéramos encender las velas. En tres horas, ya las habíamos encendido todas. Y fue ahí donde me di cuenta de que la regla de tres mencionada al principio es mentira. Si quieres encontrar algo, solo tienes que buscarlo. Nerea Bajatierra, 3ºA
Sin números Esta mañana me he despertado y he pasado por todas las casas y me he dado cuenta de que no había números en las casas. Me ha costado encontrar la casa de Inés, mi amiga. Le expliqué lo ocurrido y nos pusimos a investigar. Más adelante nos hemos dado cuenta de que no había números en la ciudad. Era muy sospechoso, la gente no sabía cuándo cruzar, los coches no sabían a qué velocidad ir… Era un lío total. Al final encontramos al ladrón, era una niña llamada Alma a la que se le daban fatal las Mates y quería que desapareciesen. Sandra Rodríguez, 2ºA
O falar Miña nai e meu pai cando eu non como dinme. “Meu neniño pequeniño, por que non comes un pouquiño?” Eu non sei que dicir, se falar con ese “ –iño” ou falar como falan as persoas maiores. Esperarei a ver se comezan a falar coma a unha persoa maior ou como me falan polo momento. Mentres eu seguirei contando 1+2+3+4+5+6 e ao mellor ata 7 as veces que pronuncian ese “-iño”. Diego Romay, 2ºA
RICARDO Y SU SUEÑO Ricardo, como todos los días, se sentaba en su mesa a hacer los deberes de sus odiadas Matemáticas. Todo era como siempre, hasta que empezaron a pasar cosas extrañas, le salían bien todos los ejercicios de Matemáticas, lo cual hizo que se alegrara. Al día siguiente llegaba a clase de su odiado profesor José. Este le preguntó si había hecho los deberes bien o mal como siempre en tono despectivo. Ricardo le enseñó la libreta y el profesor se quedó boquiabierto. Dos horas más tarde Ricardo escucha el despertador y se da cuenta de que todo había sido un sueño. Iván López Cabanas, 3ºA
Contos do Insti Tropecei con alguén, el. Nunca me fixara nel, pero dende aquel día só pensei en telo de mozo. Entereime de algo: tiña noiva, era perfecta, eu non era nada ao lado dela. Ao pricipio cría que non me importaba, pero despois empecei a sentirme triste. Comeza outro curso, estou decidida a falar con el. Entereime de que deixou a Xulia, polo que estou mais eufórica. Estou en Galego, falando con el, pero o que non sei é que na clase seguinte, na de Matemáticas el dirame esas palabras coas que soño: "Queres saír comigo?" Mariana Pérez, 3ºA
Ahora o nunca
En un lado de la barra, María. En el otro, Francisco. Miradas congeladas rompían el intenso aire. Juan seguía enumerando los vasos, ya que el camarero se los había contado mal, y poniéndolos cada uno en su sitio. Se podía ver cómo, a pesar de no poder mirarse el uno al otro, se amaban desde los hondos latidos de su corazón. María se levantó, dio un paso hacia delante y se dirigió hacia la puerta. Francisco se dio cuenta de que era ahora o nunca. Agarró a María por detrás, ella se giró y le besó en la frente. Sin palabra alguna, se habían perdonado el uno al otro. Xana Rodríguez, 3ºA
Estaba el joven Jimmy Stamford una cálida noche de abril estudiando para un examen de Matemáticas que tenía al día siguiente hasta que se quedó dormido. Al día siguiente se levantó sin saber casi nada poco tiempo antes del examen y, como es de suponer, lo suspendió. Su madre, muy decepcionada, contrató un profesor particular. Era una chica de ojos azules, cabello marrón de la que Jimmy se enamoró. Este ideó un plan para seducirla basado en las Matemáticas. Al final ella se acabó enamorando de él y le pidió una cita. Tras varios años juntos se casaron. David Fernández Polo, 3ºA
LAS MATEMÁTICAS ¿Qué son las Matemáticas? Sí, esos números que nos enseñan en el colegio y que nos hacen el mismo efecto que una nana a un bebé en su hora de la siesta. Siempre se me dieron bien. Pero un día empezamos con el álgebra. Si ya bastaba con los números, para qué aprender a hacer esas sopas de números y letras que nos hacen perder el sentido común. Y que también nos hacen cometer los errores más catastróficos de la historia de las Matemáticas y poner de los nervios a nuestros profesores. Marco Ángel, 2ºA
MAIO Maio. Un mes no que nin vai moito frío nin moita calor. Un mes que comeza coas Quendas e remata con milleiros de exames. Despois de maio ven xuño, con todo o que implica, exames por aquí e por aló: Matemáticas, Castelán, Sociais… Matemáticas, a materia que máis problemas me deu. Con tantas fórmulas que xa recordarei ata a morte, ou ata que se me esquezan, porque coa miña memoria… Unha que me quedou grabada foi: (a+b)2 = a2+2ab+b2 A miña cabeza necesita un respiro despois de tanto estrés; menos mal que ven aí o verán! Mara Otero, 2ºA
Día de compras Un sábado del mes pasado, mis amigas Mara, Lidia y yo nos fuimos de compras. Cogimos el coche y nos dirigimos el centro comercial As Termas. Compramos ropa, comimos allí y por la tarde fuimos al cine. En el cine, gasté 9€ y en comer, gasté 10€ en el McDonald’s. También compré un pantalón vaquero por 29,95€, una camisa blanca por 25,50€, una sudadera por 16€, una cazadora por 50€ y tres camisetas por 20€. Cuando llegué a casa quise saber cuánto había gastado, de modo que sumé todas las cifras: 95+10€+29,95€+25,50€+16€+50€+20€=160,45€ Y así de caro me salió el día. Alejandra Rico, 2ºA