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Celina Vargas Fuentes

CELINA VARGAS FUENTES (Bolivia)

Nació en Oruro, Bolivia el 6 de junio de 1950. Profesora, compositora, poeta y narradora. Forma parte de la directiva de la UPEQ como secretaria de Hacienda (2012-2020). Fue distinguida por la Brigada Parlamentaria de Cochabamba como Maestra Meritoria del Estado Plurinacional de Bolivia. Sus escritos forman parte de varias Antologías nacionales e internacionales. Mencionada en el libro monumental: Historia de la literatura infantil y juvenil de Bolivia de Isabel Mesa Gisbert (2019). Ganadora del Primer lugar del concurso literario “Relatos Inéditos de Gente Grande en Tiempo de Pandemia”, en la categoría principiantes (2020). por lo que forma parte del libro, publicado por el periódico nacional Los Tiempos, titulado: Relatos inéditos de gente grande en tiempo de pandemia (2020). Libros. Poesía: Nostalgias (2006). Cuento: La ranita enamorada (2012, 2ª. ed. 2014), La travesía de Disky (2013, 2ª. ed. 2014 Kipus), El ratón hablador (2014), Anayde y las estrellas más otros cuentos (2015), El pez dorado (2016). Varios: Leyendas y otros cuentos (2019), Las Frutillas de Lucia (2018), Pinta mi cumpleaños (2018), Colorea mi granjita (2018) y “Leyendas y otros cuentos (2019).

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CHARLANDO ENTRE ABUELITAS (cuento) Celina Vargas Fuentes

Una tarde cualquiera, entraron a la heladería, un grupo de abuelitas, alrededor de una mesa, dispuesta exclusivamente para ellas, por ser tan numerosas, las edades fluctuaban entre sesenta y setenta años, aunque algunas parecían pasar los ochenta años.

Todas muy animadas en bulliciosa charla, se veían felices de estar en esa reunión. Lo que más me llamó la atención, fue cuando llegó la líder del grupo. Todas se pusieron de pie y casi gritando “¡Por fin estamos completas!” —Me olvidaba comentar que soy la cajera de la heladería MIKY—, ellas estaban cerca de donde me encontraba, así que pude escuchar y seguir la conversación de las señoras, era inevitable. No siempre se ve en esta heladería, una reunión tan numerosa de abuelitas.

Todas pidieron sus helados de preferencia. A medida que se servían, entre chistes y muchas risas, una de ellas, empezó a preguntar en voz alta. Oigan chicas ¿Todas tenemos nietos, ¿verdad? Entonces hablemos como abuelitas que somos de nuestros nietos, sus travesuras, ocurrencias, cuanto los queremos, etc. Todas contestan, ¡Claro Mechi es un buen tema para hablar en este momento!

Así, empezaron pidiendo o levantando la mano para hablar. Me gustaba como eran de organizadas y muy respetuosas entre ellas. La señora Teresa dijo: “Estoy muy feliz con mi nieto, es maravilloso, volvió a renacer

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mi corazón, alegrar mi vida e hizo que olvidara mis dolores”.

Si tienes razón, —interrumpió Rosa—, también soy feliz de ser abuela, de una niña de un mes de nacida y estoy fascinada, de verla tan delicadita y bonita, ver sus gestos tan graciosos y a la vez, no sé por qué razón se pone a sonreír ¿Serán que sus ángeles la hacen reír? Y saben, me llena la vida, es un pedacito de cielo. Por eso digo que es el mejor regalo que podemos tener, todas nosotras, queridas amigas.

—Claro, dijo Eva, con los nietitos se alarga la vida, y el corazón nuevamente palpita, al ver sus caritas angelicales, traviesos, bonachones y con cada ocurrencia, además son los hijos de nuestros hijos que tanto amamos, cómo no amarlos de verdad. Todas sonríen y aplauden.

En su turno doña Claudia dijo, “mis nietos, me renovaron la esperanza de vivir, era un anhelo convertido en realidad. Quisiera decir tantas cosas mis amigas, pero sé que todas nosotras de alguna manera, sentimos lo mismo, ¿Verdad? A todas se las ve más nostálgicas”.

Luego la señora Zulma, se levantó y dijo, “tienen razón, yo no podría vivir, sin su amor, sin sus besos sinceros de niña inocente, cuando ella me rodea el cuello con sus manitas chiquitas y suavecitas y me dice: Abuelita te quiero mucho, estos besos son para ti. Mi corazón se estremece ante tanto cariño”.

Doña Alicia dijo, “miren amigas mías, yo creo que todas las abuelas y abuelos somos muy felices de compartir

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con ellos, recibiendo sus caricias, besos, compartiendo sus travesuras, que nos recuerdan la etapa de nuestros hijos a esa edad, que quizá muchos de nosotros, no pudimos compartir con nuestros hijos por nuestro trabajo. Ahora es nuestra oportunidad de disfrutarlos.

Eso es verdad, dijo Margarita, las abuelitas y abuelitos, somos las figuras más importantes en las vidas de nuestros nietos, ya que los hijos, muchas veces, los dejan a nuestro cuidado, mientras ellos tienen que ganar el sustento de la familia trabajando, para suplir las necesidades de sus hijos. Ahora dejen que hable Mary.

Yo ¿Por qué? Preguntó Mary no muy contenta. Está bien. Ya que insisten hablaré, —se le nublaron los ojos, apenas conteniendo las lágrimas y todas le preguntaron qué le pasa— ¡Te sientes mal! ¿Dijimos algo que te molestara? No —dijo Mary— es que estoy muy triste y sola, yo amo a mis nietos igual que ustedes, pero ellos están tan lejos, que no disfruto al igual que ustedes la presencia de ellos.

Cálmate —dijeron las demás— estamos contigo amiga, comprendemos tu dolor por la ausencia de tus nietos, quizá vengan para la navidad.

Eso es muy difícil, ya que no tienen para los pasajes, el esposo no tiene trabajo, respondió.

¡Hay que pena —dicen todas las amigas—, se miran preguntándose ¿Ahora qué hacemos?, ¿Cómo ayudarla? Entre murmullos se escuchaba decir: “hay que hacer algo, ella me ayudo cuando no tenía que darles de comer a mis hijos. —En ese momento dice Mary— disculpen

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tengo que ir al baño a lavarme la cara— te acompaño dijo Teresa. No te preocupes, quédate iré sola, no tardo.

Ese fue el momento, en el que Eva dijo al grupo: “Miren no podemos dejar que Mary esté sola y sin sus nietos, tenemos que ayudarla a que ella viaje al encuentro de sus nietos e hija, no les parece?” La idea es buena, dijeron, pero cómo ¿con qué? Las que podamos daremos una cuota para el pasaje del avión y dinero en efectivo para sus gastos y alguna de nosotras, puede comprar un recuerdo para que lleve a sus nietos e hija. Eso sería una maravilla, estaría muy feliz, dijo otra. Yo puedo ayudar en eso, dijo Eva. Todas se pusieron muy felices al encontrar una solución, para que Mary viaje al encuentro de su única hija y nietos. Ese mismo momento fijaron la cuota que cada una debe dar para el viaje de Mary, amén de los recuerdos que comprará Eva y todas las que quieran comprar más recuerdos. Ella podría quedarse tres o cuatro meses con su familia de acuerdo a su tiempo y dinero.

Cuando Mary regresa del baño, nota algo extraño en la mirada de sus amigas, todas risueñas, parecen todas felices por decir algo— ¡Que pasó en mi ausencia, Díganme ¿qué me están ocultando?

Alina, la líder del grupo le dijo, Querida amiga escucha: “Entre todas decidimos que viajarás a ver a tu familia para la navidad. ¿No digas nada, no aceptaremos una negativa tuya, esto lo hacemos con mucho cariño entre todas, ¿verdad amigas?” ¡Sí! Contestaron con mucho entusiasmo —¿Qué, eso decidieron en mi ausencia? Estoy preocupada— .

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Tranquila amiga le dijo Alina, sabemos que tu hija y nietos no podrán venir para la navidad. Pero tu viajarás al encuentro de ellos a pasar la navidad con ellos y hasta quizás te quedes con ellos. Mary dijo: estoy sorprendida, pero no puedo, no tengo mucha plata. —No te preocupes, nosotras compraremos tus pasajes de ida y vuelta y también algunos regalos para tus nietos y tu hija.

Ella lloraba de felicidad, sabiendo que tiene las amigas más nobles y cariñosas del planeta, solo atinó a decirles: Gracias, muchas gracias, un día quizá yo también les devuelva este esfuerzo y favor enorme que me hacen. Luego las abrazó a cada una de ellas llorando de agradecimiento. Todas de pie empezaron a aplaudir felices de ser útiles con el prójimo. Luego, varias preguntaron: ¿A quién le toca hablar?

Alina, empezó diciendo: ¡Las felicito! nosotras las abuelitas somos personas magníficas, mágicas en la vida de nuestros nietos y también de nuestros hijos, somos también heroínas al igual que los héroes que existen en la vida, con ello pueden contar nuestros nietos. Tenemos paciencia, somos amables, consideradas, consentidoras, protectoras y un largo etcétera a favor de nuestros nietos, sabemos también educarlos con mucho amor y sabiduría por nuestra experiencia. En fin, somos maestras en la vida de esos tesoros que hoy podemos gozar compartiendo la vida con ellos, durante su crecimiento, hasta donde nos permita Dios, vivir cerca de ellos, darnos esa felicidad en las decadencias de nuestra existencia, mientras podamos seguiremos ayudando en su crecimiento, de este modo también los nietos nos rejuvenecen.

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Todas aplaudieron muy emocionadas y contentas de ser abuelas útiles en la vida. Todas se pusieron de pie para hacer un brindis de despedida. Zulma tomó la palabra y dijo: Quiero proponerles algo, hoy 26 de agosto instauremos el día de las abuelitas y nos reuniremos cada año en esta fecha, comunicándonos para definir el lugar de reunión, ¡Que les parece? Estoy de acuerdo — dijo Alina— y de este modo, todas las abuelitas festejaran un día como hoy. Todas estaban de acuerdo, comprometiéndose para el próximo encuentro.

Alina, pasó a la caja a pagar la cuenta de lo consumido de todas ellas, era el gasto destinado para ese encuentro, en ese momento se me aproximó y dijo: —Hay señorita, tuvo mucha paciencia en escucharnos hablar de nuestros nietos, fue maravilloso para nosotras, ¿no cree?

—Hoy tuve el privilegio de escuchar a tan selecto grupo, hablar de un tema tan bonito el de los nietos. Dios las bendiga por su bondad.

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