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Jaime Edgar Salinas Reque

JAIME EDGAR SALINAS REQUE (Bolivia)

Nació el 3 de febrero de 1947, en Tarija, Bolivia. Poeta, ensayista y gestor cultural. Estudió Ciencias Jurídicas, Políticas y Sociales en la Universidad Técnica de Oruro. Fue docente de materias del área social y francés en varios colegios y universidades. Ocupó varios cargos ejecutivos en diferentes instituciones culturales, folklóricas y de servicio social. En la actualidad desempeña el cargo de director del prestigioso instituto CATEC-Tarija. Es miembro y secretario de la Casa Patrimonial Edmundo Torrejón Jurado de Tarija y miembro activo y fundador del PEN Tarija. Publicó muchos artículos y poesía sobre diferentes temas en periódicos y revistas nacionales. Participa asiduamente en eventos virtuales literarios. Sus poesías forman parte de libros digitales: Poesías, cuentos y ensayos sobre el maestro (2021), Solsticio de invierno. Poesías, cuentos y ensayos (2021), Cuentos y poesías en tiempo de pandemia (2021), Gala poética internacional el mar boliviano (2ª ed., 2021).

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JOVEN ABUELO (poesía) Jaime Edgar Salinas Reque

No hay corazón que se canse de amar, ni ser humano que deje de soñar cuando los años le otorgan el título de abuelo.

Cada jornada poco a poco, cada mañana a su tiempo, suman los días y se alejan más de la juventud,

Los hijos se apartan uno tras otro, se vuelven aves, vuelan más alto solos y aprenden a hacer nidos con sendos polluelos.

Todos seremos un día abuelos y reaprenderemos arrullar a los nietos, jugaremos con ellos,

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cantaremos para ellos, veremos de nuevo el principio de la vida,

Aprenderemos A soñar diferente, sin ser otra persona, el límite de nuestro espacio es el todo y la nada no existe.

Acosaremos al tiempo, no dejaremos que él nos encuentre, por lo menos, lo haremos esperar una fracción de espacio.

La potencia humana no termina nunca, si estamos conscientes de su retardación, hasta encontrar el triunfo oculto en algún recodo.

Como abuelos, empezaremos a pintar canas, a mostrar surcos, a ser más serenos, pero nunca dejaremos

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de ser padres y mostraremos siempre un rostro alegre.

Podremos repartir consejos, podremos compartir juegos, las caminatas con los nietos los hijos y los amigos serán siempre un espectáculo permanente.

Las fiestas, las comilonas y las reuniones continuarán, como siempre, junto a los cumpleaños de cada cual y si hay que cantar ritmo y melodía habrá que juntar.

La vida del abuelo solo cambia de nombre, ayer niño, luego joven más tarde señor, hoy abuelo; pero es el mismo hombre.

Seremos abuelos y esperaremos el mañana con las mismas ganas de ayer y cuando la vejez llegue ni sentiremos su presencia, el ejercicio nos mantendrá ocupados.

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Llevaremos en el alma el sentimiento pegado al ser humano mantendremos el amor como el primer día. ¡Nunca seremos viejos!

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