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El amor sobre los libros
EL AMOR SOBRE LOS LIBROS
Amar sobre los libros es carnal, genial y libidinal ciencia, formidable uso de razón teórica que apunta muy lejos más allá del cielo y de la tierra, del fuego y el agua, más allá de que alguien diga que el amor es azul, salado ese alguien tiene que ser vano, ruidoso e inamistoso querubín de alas rotas que no sabe de lo que habla.
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El amor es fragancia de tierra húmeda y fragancia de aguas voluptuosas. El amor acerca de los libros tiene alma de pastor que recrea la vida sobre piedras placer e historia, canto anónimo del hombre que respira alud de pinares, arrayanes, siemprevivas, azucenas. No es para menos nacer entre ajos, cebollas y zanahorias agua de mar que corre por nuestras venas cejijuntas dolor de amar y dolor de no ser amado, dolor de olvidar.
El amor es la espera continuada, sostenida y devenida en aprehensiones de reserva de sueños, espíritus atormentados, legión de soledades imaginarias, inventadas o recreadas con solo tocar los dedos de la carne para sentirnos perseguidos antología de recuerdos poéticos que escriben reverdecidas poesías, ausencia que grita tu ausencia me mata que no doy más amor.
No puede ocurrírsele a alguien decir que el amor es azul, salado de dónde le viene de que la vida tiene sal de mar y sal de plenilunio si es que antes el orden natural de las cosas no ha parido un domingo de tentación, una fiesta de libros, una feria de alucinaciones, un festival de vida concurrida por viudas alegres y viudas vírgenes inmaculadas. Todo acierta a decir que todos somos hijos de la vida y del amor de otro modo, estaríamos filosofando partiendo de una base teórica equivocada, sociedad de papas fritas que guarda para el subconsciente.
Fenomenologías anticuadas y epistemologías avinagradas que amoratan
el ojo izquierdo y el ojo derecho con solo despuntar el alba rosa. El amor sobre los libros hace diferencia entre la ficción y la realidad lo que vale la pena vivir y lo que da la razón suficiente para morir de pena, amargura y desdicha, estrategia ininteligible, método muerto de cirrosis, academia o vaca sagrada que vive de arrodillarse a sapos.
Lástima que el amor siga siendo definido azul, conciencia culpable, pecado original, juicio final, ojos de cocodrilo, patas de dinosaurio, análisis que no permite ninguna conclusión arrebolada de álamos pobres razones apergaminadas que discuten tiempos pretéritos, tiempos subliminales, tiempos acorazados de piedras de calicanto y estos tiempos asexuados, bisexuales, unisexuales, unidimensionales, teóricos descremados, deslactosados y unimimbres vestidos de negro reyes o magos con cara de hombres que desconocen adverbios arabescos. ridículo psicoanalista que escandaliza lo amoroso negándole alegrías.
El amor sobre los libros es otra cosa que azul, salado o código de angustia lloro grave, crujir de dientes, muro de lamentaciones o paraíso perdido. El amor sobre los libros es carne con carne, práctica sobre práctica poética el amor es fragancia de tierra húmeda y fragancia de aguas voluptuosas. El amor es beberse el día en un vaso de luna llena un septiembre homérico, situarse en el horizonte primigenio del punto correcto de bosques y selvas a campo traviesa correr de puro locos para no perdernos a la mujer que espera, riqueza de verdad con autoridad diametralmente opuesta al hombre desesperado que conjetura explícita anti explicaciones anti científicas, pulsiones antilibidinales.