EL AMOR SOBRE LOS LIBROS Amar sobre los libros es carnal, genial y libidinal ciencia, formidable uso de razón teórica que apunta muy lejos más allá del cielo y de la tierra, del fuego y el agua, más allá de que alguien diga que el amor es azul, salado ese alguien tiene que ser vano, ruidoso e inamistoso querubín de alas rotas que no sabe de lo que habla. El amor es fragancia de tierra húmeda y fragancia de aguas voluptuosas. El amor acerca de los libros tiene alma de pastor que recrea la vida sobre piedras placer e historia, canto anónimo del hombre que respira alud de pinares, arrayanes, siemprevivas, azucenas. No es para menos nacer entre ajos, cebollas y zanahorias agua de mar que corre por nuestras venas cejijuntas dolor de amar y dolor de no ser amado, dolor de olvidar. El amor es la espera continuada, sostenida y devenida en aprehensiones de reserva de sueños, espíritus atormentados, legión de soledades imaginarias, inventadas o recreadas con solo tocar los dedos de la carne para sentirnos perseguidos antología de recuerdos poéticos que escriben reverdecidas poesías, ausencia que grita tu ausencia me mata que no doy más amor. No puede ocurrírsele a alguien decir que el amor es azul, salado de dónde le viene de que la vida tiene sal de mar y sal de plenilunio si es que antes el orden natural de las cosas no ha parido un domingo de tentación, una fiesta de libros, una feria de alucinaciones, un festival de vida concurrida por viudas alegres y viudas vírgenes inmaculadas. Todo acierta a decir que todos somos hijos de la vida y del amor de otro modo, estaríamos filosofando partiendo de una base teórica equivocada, sociedad de papas fritas que guarda para el subconsciente. Fenomenologías anticuadas y epistemologías avinagradas que amoratan 135