Historias de terror

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Historiasdeterror

Yara Tristán Pais, Adrián Núñez Gonzales, Álvaro Elvira Porras BIBLIOTECA DO IES CASTRO ALOBRE

CENTRO DE MENORES

Cuando la cama parece estar más cómoda de lo normal, no hay nadie en casa,comísola yestá lloviendo,simplementemiro al techo y asimilo queno estoy bien. Esos días solo vivo para torturarme con mis propios pensamientos. Puede quealgunasvecessesientagenialycomolosmejoresdías,pero otrasvecessiento que estoy cayendo de nuevo en ese hoyo del que tanto me costó salir.

Creo que poco a poco estoy volviendo a dejarme llevar por los pensamientos que me han estado atormentando durante toda mi vida. Una vez, llegué al summum de la desesperación y de la impotencia, y por poco acabo con todo, pero no lo hice. A veces me alegro tanto de no haber sido capaz, que me odio a mí misma por haber deseado mi propia muerte, pero simplemente a veces no puedo, no soy capaz de asimilar la situación y pensar que todo va a salir bien, no cuando la situación no depende de mí.

Mis padres, de nuevo me abandonaron, dejándome sola durante una semana más en casa. No les importaba en absoluto mi bienestar, ya que de todas formas, sabían que me las sé apañar muy bien sola. No sabía los motivos de mi abandono, pero era mas frecuente de lo que quería. Cada dos semanas se volvían a marchar sin avisar. Únicamente me dejaban una nota en la que decía “nos tenemos que volver a ir, te queremos”, es gracioso cuando añaden un “te queremos” sarcástico en una nota de despedida sin siquiera añadir losmotivosde su desaparición,pero de todasformas, no le di importancia.Apesar de que esta situación me empezaba a cansar, prefería no hacer preguntas.

A la semana volvieron, y como siempre, me limité a saludarlos y preguntar que tal el viaje. Con una frialdad absoluta, simplemente me miraron y se quedaron en silencio.

La situación me empezaba a cansar, estaba harta de que no se me prestara la atención que reclamaba, yo les daba igual, mostraban una indiferencia total ante todo lo relacionado conmigo.

Así que para llamar su atención, comencé a comportarme de forma hostil, tanto en el instituto como en casa, para ver si sus reacciones cambiaban, pero no, ni siquiera eso, da igual los días que me pasara expulsada o la de veces que llamaban a mi casa, nada cambió.

Así que sólo se me ocurrió empeorar aún más todo lo que hacía, hasta el punto de que me llevaron internada a un centro de menores.

No tenía demasiada buena fama, allí llevaban a lo peor de lo peor.

Cuando llegué, observé con detención a cada uno de mis compañeros y compañeras, no se diferenciaba mucho del instituto, al fin de al cabo, no dejábamos de ser adolescentes, pero es cierto que se notaba un ambiente bastante cargado, como si estuviese sonando el tic tac continuo de una bomba a punto de explotar, como si faltara algo que la detonara por completo, y creo que el detonante soy yo.

De las miles de personas que debía haber allí, parece ser que les interesé a tres en concreto, se quedaron observándome durante una hora desde mi llegada, hasta que uno de ellos se me acercó y dijo:

-Yo de ti, iría buscándome un grupo al que acoplarme, no es por meterte miedo ni nada por el estilo, pero si no lo haces, este sitio acabará contigo.

Sin darme tiempoa responder,se fue caminando hasta lasescaleraspara volver a apoyarse en la barandilla mientras retomaba la conversación con lo que parecían ser susamigos.Pensaba que era una amenaza,por lo tanto,no presté mucha atención a sus palabras.

Poco después, sonó una especie de timbre que nos avisaba para ir a nuestras habitaciones. Y comenzó mi estancia durante un tiempo indeterminado en ese centro. Los días pasaban lentos, y se hacían inmensamente pesados por lo rutinarios que eran. Pero al quinto día, me di cuenta de donde me había metido de verdad.

Una tarde, fui al baño mientras mis compañeros estaban en el módulo, cuando de repente, empezaron a golpear la puerta; “está ocupado” dije, pero sin respuesta, volvieron a golpear la puerta mientras pedía que le dejase pasar; volví a vociferar de forma más enérgica que estaba ocupado; de nuevo, volvieron a golpear y gritar mientras me suplicaba que le dejase pasar, pero esta vez entre gritos de sufrimiento. Me asusté,esosgritosno eran de enfado,eran de miedo,esa persona temía porsu vida, temía tanto que me estaba suplicando. Pero no pude contestar, estaba paralizada. Me quedé en silencio, esperando a que se acabasen los gritos de desesperación, hasta que por fin cesaron y pude abrir la puerta para comprobar que no había nadie. Salí asustada, no dejaba de darle vueltas a todo, no parecía que hubiese nadie en peligro cerca del módulo como para llegar a ese punto, todo el mundo actuaba de forma normal y ninguno de los guardias estaba alerta, todo continuaba como siempre. Pensé que simplemente me querían gastar una broma y todo se quedó ahí

Al parecer, desde que comencé a comportarme de forma agresiva, solo he empeorado cada vez más mi comportamiento, hasta el punto de que me encuentro en observación, donde te meten cuando se te van las cosas un poco de las manos y como castigo, te privan de muchos de los derechos que supuestamente tienes.

Eran las cuatro o cinco de la madrugada, y de pronto, mientras dormía, me despertó un ruido de lo más terrorífico que he escuchado en mi vida. Un sonido atronador, un grito desgarrado de dolor que nunca he escuchado ni volveré a escuchar en mi vida. No supe de que era, pero no pude volver a dormir

Al día siguiente, resulta que fue un chico que se había arrancado las venas con su propia boca. Me lo encontré desayunando por la mañana con todo el brazo lleno de vendas y escayolado, además de eso, tenía un ojo de cristal, porque al parecer anteriormente, se había arrancado un ojo. Es sorprendente que aún siga vivo. Medía 1,90m y pesaría unos 40kg, era puro hueso, y al tenerlo desayunando a mi lado, lo veía como una especie de extraterrestre, no parecía ni siquiera un ser humano, era una especie de demonio en vida.

Cada día, los sucesos eran peores. Desde mi llegada, todo iba de mal en peor, y en absolutamente todos los frecuentes sucesos yo estaba involucrada, no podía aguantarlo más. Hasta que por fin, una semana antes de irme de allí, encontraron mi cadáver tirado en el módulo principal del centro. Al fin, pude descansar en paz y no ser consumida por los llantos de las víctimas que escuchaba diariamente en micabeza, o sentir rabia por la frialdad y negligencia de mis padres. Tendría que haber prestado atención a las palabras de aquel chico. ¿Le puse fin a mi vida yo misma, o fue este sitio el que le puso fin a ella?

B

HISTORIA DE TERROR

Llegaba verano, y mis amigos y yo queríamos hacer muchas cosas. Una de esas cosas, y la que más llamó la atención, fue acampar todos juntos al aire libre, y como a todos nos gustan las películas de terror, decidimos ir a un bosque

Hay que admitir que nos gusta infringir las leyes, pues en la entrada del bosque, había un cartel que indicaba que el paso estaba prohibido, pero no le hicimos mucho caso, saltamos la valla y nos dirigimos al corazón del bosque a preparar nuestro campamento

Al entrar al bosque, nos dimos cuenta de que la cobertura de nuestros teléfonos desaparecía del todo, y además la batería se acababa mucho más rápido. Pensamos que así podríamos disfrutar más de la naturaleza, por lo que lo ignoramos. Llegamos al centro del bosque,que era una explanada un tanto solitaria y silenciosa. Montamos nuestras cosas y nos fuimos rápidamente a bañarnos al lago que estaba cerca

Uno de mis amigos, Carlos, nos dijo que él se iba a retrasar, que tenía que avisar a su madre por lo que estaba en busca de cobertura Después de un rato bañándonos, Carlos seguía sin venir, pero como nos estábamos divirtiendo tanto, lo dejamos pasar. Al salir del lago, fuimos al campamento para ver si encontrábamos a nuestro amigo, pero no había ni rastro. No podíamos llamarlo, por lo que solo podíamosesperar a que volviera.

Se hizo de noche y vimos una silueta a lo lejos. Fuimos corriendo a junto de ella por si era Carlos, pero cuando nos acercamos la silueta desapareció. Nos quedamos algo confundidos, así que volvimos al campamento, y lo que encontramos nos dejó a todos paralizados. En el suelo del campamento, se encontraba la cabeza ensangrentada y sin ojos de nuestro querido amigo, junto con un escrito con sangre que decía: “NO HAYSALIDA”

Absolutamente todos estábamos muy asustados y completamente paralizados. Despuésde llorar la muertede nuestro amigo, los demás querían salir del bosque lo antes posible,pero yo pensabaque lo mejor era esperarun poco más. Es cierto que yo también quería salir de allí, pero si Carlos murió intentando salir para coger cobertura, es posible que en este bosque haya alguien o algo que nos lo quiera impedir.

Aún después de escuchar mis teorías, Luis y Andrés, los dos más mayores del grupo, decidieron irse por su propia cuenta. Les dijimos que no fueran, pero estaban tan asustados que se cogieron de la mano y se perdieron en el bosque Cuando su silueta se hacía más pequeña, vimos una tercera sombra, algo más grande, aparecer en el fondo del bosque, la cual agarró a uno de los dos y se lo llevó. El otro, que no se distinguía si era Andrés o Luis, inició una carrera hacia nuestraposición,pero despuésde avanzar unos cuantos metros, la sombra apareció de nuevo y le golpeó, dejándolo en el suelo, totalmente inmóvil

Nosagrupamos todos,yllenos de valor fuimos a investigar elcuerpo. Alllegar, volvimos a estar temblando de miedo, pues vimos a Luis,aún vivo pero moribundo, con la barriga totalmente al descubierto y con la cabeza de Andrés dentro. Antes de morir, Luis soltó unas palabras que nos aterraron a todos al instante: “Esacosa no os dejará huir” , para posteriormente dejar este mundo Solo quedábamos tres, yo, Javier y Bruno. Javier y Bruno se pusieron a gritar de tristeza y dijeron que íban a intentar salir de ese bosque maldito. Yo seguía pensando que intentar huir era una muerte segura, pero peor era quedarme solo, por lo que les acompañé Fuimos silenciosamente, hasta que empezamos a ver movimiento en los arbustos, por lo que decidimos empezar a correr.

Estábamoscorriendo a nuestra máxima velocidad, y detrás nuestra apareció de repenteun animal,o lo que quiera que fuera esa cosa,yempezó a perseguirnos. Caminaba a dos patas, medía unos 3 metros y parecía una combinación entre un oso y un ciervo,perocon un color verdoso que locamuflaba en la naturaleza.Bruno se tropezó con una rama y se cayó al suelo. Javier y yo miramos hacia él y vimos como, llorando, suplicaba nuestra ayuda. No podíamos frenar, por lo que vimos a nuestro amigo siendo devorado salvajemente por esa cosa. La muerte de Bruno nos hizo ganar distancia con el monstruo, así que llegamos a la valla que anteriormente saltamos sin verlo. Cuando estábamos por pasar al otro lado, el monstruo llegó con la intención de saltar y cogernos a los dos, por lo que miré a Javi y me disculpé con él, para después empujarlo de vuelta al bosque Mientras que ese monstruo devoraba al amigo el cual yo mismo le serví, aproveché para acabar de saltar la valla y huir por fin de este maldito bosque

Ahora pasaron tres meses desde lo sucedido, y no hubo día donde no viera a ese monstruo devorándosea misamigos, en especial a Javier,elcual yo mismo traicioné por sobrevivir. Mi mente no resiste más; cada vez que los veo es como si volviera ese momento tan terrorífico. Quiero verlos de nuevo para disculparme por lo mal amigo que fui, es por eso que tengo una soga alrededor del cuello.

MIS PADRES

Cada noche mis padres me dicen que no baje al salón, ya que dicen que puede ser peligroso. Una noche me asomé por la barandilla de las escaleras, no había nadie, pero al irme a la habitación escuché un grito procedente del sótano, era un grito desgarrador que rompió el silencio de la noche. Bajé a ver que pasaba, pero oí un crujido, como si alguien subiera las escaleras del sótano, corí lo más rápido que pude a mi habitación, me metí en las sábanas de la cama cuando de repente tocan la puerta. Se oía una voz de una mujer, era una voz con un tono angelical y la reconocí enseguida, era la de mi madre. No tenía el valor de abrir la puerta, solo me quedé escuchando esa voz a través de la puerta.

Al día siguiente todo era normal, como si nada hubiera pasado en toda la noche. Yo intenté sacar un tema de conversación, pero justo en ese momento apareció en la tele el anuncio de una persona desaparecida. Era de unos 22 años con pelo corto negro y una poblada barba, decían que tenia unos vaqueros y una camiseta de color blanco y morado. Nos quedamos mudos en ese momento, ya que se trataba del vecino del frente. También anunciaron que iban a hacer una búsqueda por el campo cercano que había en nuestro pueblo. Mis padres dijeron que me quedase en casa que iban a ir a ayudar en la búsqueda del vecino, en ese momento pensé en explorar que había en el sótano.

Mis padres cerraron la puerta con llave y me quedé solo en mi casa, tenía todo el tiempo para investigar el sótano y lo que sea que hay allí, no tenía valentía a entrar en ese cuarto oscuro, pero al fin me decidí entrar.

La bajada se me hizo eterna, pero al bajar había una luz roja y una pared muy antigua, con varios utensilios con filo y unas cuantas cuerdas con varios pinchos, era como una habitación de la tortura. En una esquina de aquel cuarto había varias prendas ensangrentadas y una de ellas era una camiseta de color blanco y morado. Pensé que era pura coincidencia, hasta que vi otra puerta un poco más pequeña y cuando entré, vi una montaña de cuerpos de personas y entre todas esas estaba el cuerpo de nuestro vecino. En ese momento decidí salir de allí lo más rápido posible hasta que la puerta empezó a abrirse.

Lo que vi me dejó impactado, era algo de otro mundo, era un monstruo de color blanco pálido y en vez de brazos tenía dos ganchos en cada brazo, tenía una boca muy grande y con unos dientes muy afilados y unos ojos de color rojo y grandes como la luna. No solo había uno, sino que había dos. Los dos entraron como si estuvieran en su casa, intenté salir de allí lo mas rápido posible pero la madera del suelo crujió y en ese momento empecé a correr lo más rápido posible. Corrí hacia el bosque cercano, detrás mio se escuchaban cosas que no eran de este

mundo, al final llegué a una autopista, decidí cruzarla ya que al otro lado había una parada de descanso para camiones.

Crucé lo más rápido posible, cuando llegué parecía que la pesadilla paró. En la parada vi a un hombre con un peto vaquero, con una camiseta gris desgastada y una gorra sucia y mal estado. Le expliqué lo que me pasó y le dije si podía llevarme a la comisaría más cercana. No me creyó, pero accedió a llevarme a la comisaria.

Durante el viaje le expliqué lo que me sucedió, lo que me pasó más detalladamente. Me creyó un poco más, al cabo de un rato ya casi eran las 5 de la mañana y no había ningún coche, estábamos a punto de llegar cuando algo se subió encimadeltrailer. Elcamionero dio elavisoalapolicíaporlaradio, después un segundo golpe apareció, pero esta vez por el lateral, volcando el camión. Me quedé inconsciente un rato, al igual que el camionero. Cuando justo después apareció unas sirenas junto a unas luces rojas y azules, se escuchaban dos voces, una más grave que otra. Intenté gritar para advertirles, pero mi voz no dio para tanto. Era inevitable, escuché los gritos de ambos policías, las dos criaturas levantaron el camión y esa voz angelical calmándome.

Me desperté en mi casa, en el sótano, junto a los dos monstruos. Me empezaron a hablar con la voz de mis padres, en ese momento giré la cabeza y vi al camionero atado a aquella mesa. Esas cosas me dijeron que lo matase, pero el camionero me decía que no. Me contó que tenía una esposa y dos hijos de 5 y 8 años; en ese momento me desmallé. Al rato me desperté y vi al camionero abierto en canal mientras esas cosas me felicitaban, estaba lleno de sangre.

No se lo que pasó, pero se sentía muy bien.

Alvaro Elvira Porras de 4º ESO D

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