Bienaventurados, marzo 2020

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CatedraldeSanIsidro catedraldesanisidro

CATEDRAL DE SAN ISIDRO - SANTA MARÍA DE LA CABEZA NUESTRA SEÑORA DE LA RIBERA - STELLA MARIS

Año 15

Marzo 2020 n 158

Distribución gratuita

Foco Conozcamos lo diferente

Caminemos a la Pascua


INFO

CAPILLAS

Párroco

Nuestra Señora de la Ribera

P. Carlos Avellaneda

Párroco emérito P. Pedro Oeyen

Vicario parroquial P. Juan Manuel Bianchi Jazhal

Diáconos permanentes Wenceslao Gómez Caride José Hamed

Horarios de misa Lunes a viernes 8, 10 y 19 h Sábados y feriados 10 y 19 h Domingos 9.30, 12.30, 19 y 20.30 h

Confesiones Diarias: media hora antes de la misa de 19 h Dominicales: media hora antes de cada misa

Secretaría parroquial

Elcano 172, Acassuso Tel. 4742 7198 Horarios de misa:

sábados 19 h (de niños) domingos 11 h

Horarios de secretaría: jueves 15 a 17 h sábados 16 a 18 h

Santa María de la Cabeza 33 Orientales 1301, Beccar Horario de misa: domingos 11 h

Stella Maris

España 1016, Beccar Horarios de misa:

sábados 19.30 h (de niños) domingos 11 h Distribución gratuita Tirada: 3.000 ejemplares 1era edición: año 2004

STAFF Director Padre Pedro Oeyen Dirección y coordinación Mechi Ruiz Luque Diseñadora Mechi Brousson mercedesdesign@gmail.com Correctora Sofi Costa fb e inst: Lantia Traducciones Ilustradoras Ana Ugarte ugarteana@outlook.com Paula Martínez reynartallerdecuentos@gmail.com Redactores Cata Beccar Varela Mechi Ruiz Luque Juanjo Mayer Felipe Dondo Ignacio Rico Teby Mentruyt

De lunes a viernes de 8.30 a 12 y de 16 a 20 h Adrián Beccar Varela 530 Tel.: 4743 0291/4990

Cáritas Atiende en Anchorena 469

Si querés anunciar en Bienaventurados o hacernos llegar un comentario, escribí a bienaventurados_catedral@yahoo.com.ar


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CARTA DEL PÁRROCO

Pascua: un acontecimiento de amor Hace un tiempo vino a verme una joven para reconciliarse. Lo primero que me dijo fue que lo hacía porque quería prepararse para su casamiento. “¿Cuándo te casás?”, le pregunté. Su respuesta nos trasladó a 10 meses hacia adelante. Evidentemente, ella tenía conciencia del acontecimiento que iba a vivir. La mayoría de los novios dedican un gran empeño a preparar el “evento” de su boda. Para eso gastan bastante dinero en vestidos, salón de fiestas, catering, disc jockey, cotillón, maquilladora, viaje de bodas, etc., sin contar el armado de la vivienda donde habitarán, si es que todavía no lo hacen. Son muchos y costosos los preparativos para el “evento”. Todo vale la pena si se trata de celebrar el “acontecimiento”. ¿Cuál es el acontecimiento? El acontecimiento es unir libre y amorosamente la propia vida a la de una pareja, y juntos iniciar el proyecto de la nueva familia. Se trata del nacimiento de algo nuevo que depende del amor y sólo del amor. Entonces, ¿no queda justificada la cuidadosa preparación de un acontecimiento que cambia la vida para siempre, ofreciendo una oportunidad única de ser feliz y fecundo? Obvio que sí. Hay que reconocer que no son muchos los novios que se preparan para semejante acontecimiento. Tratándose de algo que no se puede contratar o comprar y pagar, sino que se logra mediante la propia disposición a asumir el compromiso de amar para siempre con la ayuda de Dios, entonces se comprende qué importante es prepararse. Si hay algo que requiere preparación es vivir un acontecimiento de amor que nos involucra para toda la vida. En este caso, prepararse implica ser consciente del amor que se recibirá y que se entregará, darse cuenta de las propias limitaciones y disponerse a dar un sí tan generoso que implica la propia vida. Todo con la gracia de Dios. En estos días los cristianos transitamos juntos la Cuaresma. ¿De qué se trata esto? De vivir un

Preparémonos para vivir juntos el acontecimiento de amor más grande. tiempo de preparación para vivir un “acontecimiento de amor”. El mayor de ellos, el que implica dar la vida. La Cuaresma nos conduce a la celebración de la Pascua, cuando Jesús “habiendo amado a los suyos, los amó hasta el extremo”. Él mismo había dicho a sus discípulos: “No hay amor más grande que dar la vida por los amigos”. Y también: “Yo soy el buen pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas”. La Pascua es el acontecimiento del amor más grande, del amor de Dios que, hecho hombre, da la vida por nosotros, sus ovejas, sus amigos. La Cuaresma es el tiempo que necesitamos vivir cada año para prepararnos para recibir semejante amor de Dios y dar una vez más, pero ojalá más que otra vez, una respuesta a ese amor. La única manera de celebrar la Pascua es disponernos a involucrarnos en un acontecimiento de amor total. Dios se desapropió de su condición divina y se hizo hombre para entregársenos por amor y así hacerse nuestro Señor. Vivir la Pascua es asumir una respuesta equivalente. Desapropiarnos de nosotros mismos y entregarnos a Dios como suyos, como sus hijos, y a Jesús como sus amigos. Si hay un acontecimiento que vale la pena preparar en la vida es un acontecimiento de amor. La Pascua es sólo eso: un acontecimiento en el que Dios se hace nuestro por amor y en el que nosotros podemos renovar nuestra entrega a Él, haciéndonos suyos por amor. Caminemos juntos este tiempo para prepararnos espiritualmente para la Pascua. Les dejo un abrazo. Padre Carlos.


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PADRE PEDRO

Vivamos este año con la Virgen María La solemnidad de la Anunciación, el 25 de marzo, es una buena ocasión para recordar que este año se celebra en Argentina el Año Mariano Nacional, cuyo acto principal se hará en Catamarca con un Congreso Mariano. Fue instituido para conmemorar los 400 años del descubrimiento de la Virgen del Valle en ese lugar; y coincide providencialmente con la celebración de los 500 años de la primera misa que se celebró en nuestro suelo, en Puerto San Julián, Provincia de Santa Cruz (la presidió un sacerdote que acompañaba a Magallanes). ¿Qué se busca? Por una parte, dar gracias a Dios por la maternal protección de María para con nuestro pueblo y valorar la extendida devoción a la Virgen por parte de la gran mayoría de los habitantes de nuestra patria. Al mismo tiempo, orientar adecuadamente esa devoción para evitar excesos y desviaciones, que a veces se manifiestan. Para ello, habrá que volver a leer y reflexionar los principales documentos de la Iglesia sobre el tema: a. El capítulo 8º de la constitución dogmática sobre la Iglesia, Lumen gentium , del Concilio Vaticano II. b. La exhortación apostólica Marialis cultus , de San Pablo VI. c. La encíclica Redemptoris Mater , de San Juan Pablo II. Estos sabios documentos nos invitan a: 1. Redescubrir la figura de María tal como se la presenta en la Biblia, en particular en los Evangelios y el Nuevo Testamento,

purificándola de las exageraciones devocionales que con el paso del tiempo se le añadieron. Para esto es clave volver a la fuente, es decir a la Palabra de Dios, relativizando los miles de mensajes que circulan y que son atribuidos a visiones y revelaciones (muy pocas son avaladas por la Iglesia). 2. Ver cómo todos los privilegios y gracias de los que gozó (la Inmaculada Concepción, la Concepción Virginal de Jesús, la Asunción en cuerpo y alma al cielo, etc.) se le dieron por la misión extraordinaria que se le encomendó, ser la Madre del Hijo de Dios, Redentor de todo el mundo y Único Mediador entre Dios y los hombres. 3. Recordar que su culto siempre debe unirse y subordinarse al que se le debe a Jesús, a Dios Padre y al Espíritu Santo. Es decir, que el amor a María siempre nos debe llevar a Jesús y a Dios. En este sentido, es providencial que conmemoremos la presencia continuada de la Eucaristía en nuestro suelo a lo largo de cinco siglos. 4. Ver en María el modelo de aquella que se entregó por completo a Dios para hacer su voluntad y tratar de imitarla en nuestro propio estado de vida. Sin duda, son pocos los que podrán asistir al Congreso Mariano, pero este año nos brinda la oportunidad de reflexionar estos temas también personalmente y en los grupos que se reúnen para meditar o rezar el rosario. Espero que muchos lo hagan. Con un gran abrazo, que Jesús los bendiga y la Virgen los acompañe.


ESPIRITUALIDAD

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Una experiencia enriquecedora El verano fue mi oportunidad para buscar el retiro que estaba necesitando. Para mi sorpresa, el jesuita Ángel Rossi se iba a la semana del cura Brochero, en Traslasierra, Córdoba, y me invitó a acompañarlo. Cruzamos las Altas Cumbres, casi 2000 metros sobre el mar, pasando por los mismos caminos que el cura Brochero había andado con su burro. En un momento, Ángel, señalando a lo lejos, dijo: “Desde ahí arriba, para un lado y para el otro, era la zona parroquial que le asignaron al cura Brochero a los 26 años, doscientos kilómetros que recorrió siempre en burro”. Me alojaron las esclavas del corazón de Jesús, en el convento construido por el cura Brochero, en la manzana donde está la iglesia de la Virgen del Tránsito con las reliquias del santo, y también la casa de retiros y el museo. Fueron diez días de convivir con sacerdotes, obispos, hermanas religiosas y peregrinos en una verdadera fiesta de admiración por el cura santo; y durante la que aprendí mucho sobre su historia y espiritualidad. José Gabriel Brochero tenía orejas grandes, rostro hirsuto, boca enorme, nariz gruesa y color tostado. Pero, debajo de esa corteza grotesca, latía un corazón invaluable. Me lo imagino montado sobre su mula malacara, con su pañuelo rojo atado a su cintura, con el que sostenía el breviario, y del otro lado, en la otra mano, el santo rosario. Su humildad no le impedía ser corajudo y aventurarse en distintas travesías para invitar a la gente a realizar ejercicios espirituales. Golpeaba a la puerta, y a veces se quedaba a pasar la noche en la casa de los más humildes (y, muy a menudo, gente difícil).

Con gran intuición podía conocer rápido el corazón de las personas. Buscaba especialmente a los mal habidos, que decía eran los más necesitados de descubrir en el fondo de su corazón la bondad que siempre Dios le pone a todo el mundo. Decía: “Si consigo que los más duros de corazón realicen los ejercicios espirituales, no habrá excusa ya para el resto y todos dejarán entrar a Jesús en sus vidas”. Era pastor, su misión no sólo era convertir corazones sino también velar por el bienestar de su gente. Fue por eso que luchó tanto por incorporar el ferrocarril para que los pueblos de la zona pudieran trasladar su mercadería. Las cartas que han quedado como testimonio, pidiendo por escuelas, caminos, puentes, en donde él mismo se arremangaba la sotana y ayudaba, no lo hacen un hombre poco espiritual sino que se vislumbra un hombre olvidado de sí mismo, con los pies en la tierra y con la cristiana obsesión de que su rebaño tenga una vida más digna. Después de años de asistir enfermos y hacer obras y retiros, se fue quedando ciego, y empezó a perder la sensibilidad en las manos. Era lepra. Dicen que se contagió compartiendo mates con un leproso. Esos días estuve verdaderamente ante la vida de un santo que me enseñó que nadie debe guardarse los talentos que tiene, porque son lo que necesita el prójimo. Y me enseñó también a estar disponible para Cristo a cualquier edad. No esperar, salir a buscar para compartir y ayudar con el corazón abierto. EJR - Ernesto Jorge Rezzonico

Oscar, un viejito de 97 ciego que está siempre sentado al lado de donde murió Brochero, en una sillita de paja. Me contó toda su vida y sobre cómo le preparaba el burrito al Santo.

El camino que caminaba el cura Brochero ahora lo recorren cientos de peregrinos.

El padre Rossi y yo.


6 Felipe Dondo

SOCIEDAD felipejmdondo@gmail.com

1 de marzo: Día nacional del transporte

El mundo cabe en un vagón Cuando era chico, odiaba tanto viajar que soñaba con que alguien inventara la máquina para teletransportarse. Creo que no hay niño que no sueñe con romper esta molesta jaula de tiempo y espacio en la que vivimos. Pero la realidad es que pasamos toda la vida trasladándonos. Varias horas de cada día las pasamos en el tren, el colectivo, el auto o lo que sea. Si crecer no sirviera de nada, hoy todavía diría que es tiempo perdido, y que el transporte es una de las peores maldiciones de la vida moderna. ¡Pero sabemos que no es así! No sé exactamente cuándo empecé a disfrutar de los traslados. Tal vez tuvo que ver con la creatividad familiar y la cantidad de recuerdos lindos relacionados con cada viaje: las canciones de retahílas eternas, los juegos, los mates, las lecturas, las paradas, la música y lo mejor de todo: las conversaciones. De a poco la instancia del viaje en sí mismo, más allá del destino, se fue convirtiendo para mí en un pedazo de tiempo rico y valioso. El viaje de cada día es un tiem-

po ideal para pensar un rato, rezar, leer, charlar con alguien, mirar el paisaje (la ciudad también tiene paisajes sorprendentes), observar a la gente (la gente es muy interesante)... Pero ¡ojo! También es un gran momento para ponerse al día con las redes sociales, mirar una serie, leer el diario o jugar al Candy Crush: el celular pareciera ser el compañero ideal para amenizar los viajes, ¿no? Para amenizarlos puede ser, para olvidarse de todo un rato también, pero… ¿es que acaso vamos solos en el vagón? Cuando compartimos un medio de transporte con otros (auto, tren, lancha, bondi, avión, lo que sea), formamos una pequeña comunidad efímera. Se hace y se deshace en cada estación, pero hay algo comunitario ahí. Si estamos atentos, podemos sacarle muchísimo jugo a ese momento. Desde dar un asiento hasta conversar inesperadamente con alguien que lo necesita. Compartir el aplauso y la sonrisa con un artista callejero, participar en una discusión, ayudar a alguien que se descompuso, escuchar una historia, intercambiar morisquetas con un bebé, y

tantas situaciones más que acá no entran. Las conversaciones en transportes de larga distancia surgen con una naturalidad pasmosa y a veces devienen en jugosos diálogos con alguien que nunca más veremos pero siempre recordaremos. Basta estar con la cabeza levantada, el oído abierto y la palabra suelta para que un rutinario trayecto en subte o similar se transforme en un auténtico encuentro con otros. Estamos llamados a ser luz. Podemos reservar esa luz solamente para los espacios de siempre (casa, trabajo, amigos) o también llevarla en nuestras largas horas de transporte (no la luz de la pantalla, sino la de nuestros ojos), animándonos a mirar a la cara a nuestros compañeros de viaje. Animándonos a sorprendernos a cada paso porque, aunque el transporte sea rutinario, las sorpresas están ahí todos los días para el que sabe encontrarlas. Que lo importante no es la meta sino el camino, eso lo sabe todo el mundo.


7 SOCIEDAD COMUNIDAD 7 Grandes personajes se destacaron en la historia por alzar su voz en contra de la discriminación étnica: Nelson Mandela, Martin Luther King, Ana Frank y Louis Armstrong, por ejemplo. Sus sólidos discursos marcaron generaciones y cambiaron paradigmas sociales. Sin embargo, pareciera que la sociedad en general, aunque en público maneja su discurso de forma política para evitar ofensas, muchas veces en ámbitos privados continúa rasgando heridas, afirmando estereotipos y prejuzgando a grupos de personas diferentes. Durante los últimos años, la diversidad escaló en la agenda pública. Diversidad: un término que para el contexto de nuestra comunidad pareciera que su significado está íntimamente relacionado con determinados movimientos políticos. Pienso que tenemos la oportunidad de resignificar esta idea de diversidad, entendiéndose o relacionándola con la unicidad de las personas. Ya sabemos que todos somos distintos, que cada persona es única realmente; y la Iglesia enseña que Dios nos hace, y nos ama en tanto seres únicos e irrepetibles. Pero parece, nuevamente, que nos olvidamos de esta cualidad o virtud humana. Y asociamos las actitudes de las personas a grupos de personas que tienen algunos aspectos en co-

Juanjo Mayer

juanjomayer@gmail.com

Conozcamos lo diferente

mún, ya sean religiosos, ciudadanos de otros países, personas de color, personas con discapacidad, personas con una sexualidad alternativa, personas que practican cierto deporte, personas con determinada posición económica o personas que tienen determinados trabajos. La costumbre de etiquetar es innata, pero esta asociación o prejuicio se derrumba en el encuentro cara a cara, en el conocimiento de la otra persona. Allí donde se es consciente de que todos tenemos cosas en común, que primero importa que somos personas, y que lo demás no es motivo de exclusión, de crítica, de prejuicio. Cuando la Iglesia habla de encuentro, de salir al encuentro, ¿qué tipo de encuentro se imaginan? Estoy seguro de que no sólo habla de juntarse con las personas con las que compartimos nuestro día a día a comer un asado o tomar unas cervezas. ¿Acaso Jesús

sólo se reunía con sus discípulos o iba al encuentro de esta diversidad? En el diálogo, en el re-conocimiento del que es diferente a mí, en la escucha abierta es posible encontrar puntos en común que cambian la perspectiva, la idea que teníamos preformada sobre el otro. Sí, el otro puede no estar abierto al diálogo, a escucharnos, pero podemos ponernos en su lugar, entender por qué tiene actitudes que nos molestan. No podemos esperar que los demás sean como nosotros queremos que sean, no podemos esperar que los demás cambien o se comporten como a nosotros nos queda cómodo. Tampoco nos pongamos caretas y pretendamos que todo nos cae bien, porque perderíamos la autenticidad. En la diversidad se encuentra la riqueza de lo humano, de las miradas y las experiencias. Conozcamos lo diferente, antes de hablar sin saber.


JÓVENES 88 SOCIEDAD

VOLVER A VERA Este año, el grupo misionero Jeremías volvió a Vera, provincia de Santa Fe. Después de compartir la navidad con sus familias, el 26 a la mañana los 37 misioneros viajaron para reencontrarse con el pueblo. En esta edición, charlamos con algunos de los integrantes del grupo para que nos cuenten cómo fue el ansiado reencuentro. TESTIMONIO de Agus Penzotti (20 años) 1. ¿Cuál fue el lema de la misión este año y por qué? En un principio, decidimos trabajar los lemas de los 3 años de misión en Vera en base a las virtudes teologales: Fe, Esperanza y Caridad. En la misión pasada tratamos la Esperanza; en esta, la Fe; y la próxima vez trabajaremos sobre la Caridad. Siguiendo este hilo, el lema de este año fue: “Por medio de las obras, te demostraré mi Fe”. Con él, buscamos hacer presente que Jesús está en cada uno de nosotros y tratar de mostrarlo con gestos, actitudes, obras. La idea era incorporar esto y ponerlo en práctica, entre nosotros, con ellos y entre ellos. 2. ¿Cómo encontraron a la comunidad que los recibió? Nos encontramos con una comunidad que realmente nos esperó un año entero a que volvamos. Nos volvieron a recibir con ese cariño y entusiasmo verenses que algunos habíamos olvidado. Nos encontramos con algunas caras nuevas, y extrañamos a otras que ya no estaban. Una parte de la comunidad de Vera se nota apagada, carente de proyectos o sueños. Más que nada los jóvenes, muchos de ellos dejan sus estudios a temprana edad sin priorizar su futuro. También está dividida: algunos de los barrios

están enfrentados entre sí, lo que da lugar a conflictos y rivalidades entre familias y vecinos. Así fue que se perdió un poco esa identidad de comunidad que se necesita para poder progresar. Desde nuestro lugar, buscamos acercarnos y ayudar a recuperar ese sentimiento de pertenencia, una idea de comunidad, e invitarlos a que busquen y conozcan al otro. 3. ¿Cómo vuelve tu corazón después de esta experiencia? Después de este segundo año en Vera, uno se reencuentra y se vuelve a encariñar con la gente. Claramente, con algunos los vínculos son más fuertes. Yo especialmente me llevo en el corazón a la familia Monje, que desde nuestro primer día acompañaron al grupo en las diferentes actividades y ceremonias. Ellos me recordaron y me mostraron lo importante que es la familia


JÓVENES 9 y lo agradecido que debo estar para con la mía. Este grupo me vuelve a sorprender por su predisposición y entusiasmo. Encarnó tal cual los pilares de Jeremías (encuentro, fraternidad, oración), tanto internamente como con el pueblo. Vuelvo con el corazón lleno de energía, con ganas de no dejar lo que vivimos en una sola experiencia de verano sino seguir misionando y yendo al encuentro del otro en mi día a día. Espero que no se trate sólo de un comentario que uno dice al pasar: que sea sincero y sentido. TESTIMONIO de Bauti Palma (19 años) 1. ¿Es fácil encontrarse con Dios misionando?, ¿por qué? Por lo general, varios de los que van a misionar buscan una oportunidad para encontrarse con Dios y acercarse un poco más a Él. Y casi siempre pasa que, al volver de la misión, vuelven al menos un poquito más cerca de Dios. Cuando uno misiona, es más fácil encontrarse con Dios. Pero no solamente por el hecho de ir en nombre de Dios a ayudar y escuchar a un pueblo, sino por los encuentros que se generan con el otro, tanto con la gente del lugar como con aquellos que nos acompañan a misionar. Esta es la forma de acercarse más fácil a Dios: el encuentro con el otro. En una misión esto se hace más fácil ya que todos van con el mismo objetivo y, en el caso de Vera, la gente está abierta a compartir unos mates, un encuentro. Ir a misionar es una gran

oportunidad para darse cuenta de que Dios está en el otro, en el prójimo. Por eso, el desafío que nos proponemos al volver de misionar es tratar de llevar esos mismos encuentros, con esa misma intención, a lo cotidiano, para ir acercándonos a Dios en nuestro día a día. 2. ¿Qué le dirías al pueblo de allá ahora que ya los conociste? El pueblo de Vera me sorprendió desde el primer día que llegamos. Nos recibieron con unas ricas pizzas la primera noche y, en esa comida compartida, ya se veían las ganas que tenían de compartir sus experiencias y ser escuchados. Se notaba que necesitan de alguien que les preste atención, que los escuche, alguien en quien poder apoyarse. Pero también era clara la desconfianza que había entre los distintos barrios de la ciudad.

Por eso, yo les diría que confíen en los demás. Arrancando por sus familias, y también por sus vecinos. Que se animen a abrirse también a ellos como lo hicieron con nosotros. Que no se encierren en sus casas y que salgan al encuentro del otro, principalmente al del más necesitado. Pienso que, en pueblos como este, la cooperación entre las familias es muy importante porque de esta manera, compartiendo, es más fácil que la comida, el lugar y la felicidad alcancen para todos. Todos los misioneros presenciamos la bondad y generosidad de los verenses en todas las visitas a las casas y en todos los encuentros. Me encantaría que, al igual que lo hicieron con nosotros, lo puedan hacer entre ellos a diario. 3. Contanos alguna linda experiencia de misión. Un día, con otros 4 misio-

neros, fuimos a visitar un centro de rehabilitación llamado “El buen samaritano”. Fuimos sin expectativas; cuando volvimos, creo que todos coincidimos en que esa había sido una de las mejores experiencias de la misión. Ni hicimos esfuerzo para arrancar la conversación, y ellos ya estaban compartiendo sus momentos más difíciles y cómo pudieron sobrellevarlos gracias a Dios y a este lugar en el que viven. Lo que más me llamó la atención, más que nada porque ellos lo repetían constantemente, fue su agradecimiento por tener un lugar en el cual pueden ser escuchados, apoyados, y donde pueden encontrarse con Dios que los ayuda con sus problemas. Pero también nos contaron que con este centro no alcanza, que hay gente que se queda afuera. Esto me hizo pensar en lo importantes que son los grupos de jóvenes de la Catedral, que nos dan la oportunidad de encontrar un lugar de apoyo, y en lo agradecidos que tenemos que estar por tener estas actividades a nuestro alcance. Fue una experiencia que nunca voy a olvidar.


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REFLEXIONES

Cata Beccar Varela

catalinabeccarvarela@gmail.com

Los mil y un aplausos Hace un par de semanas descansaba en la playa, siempre la misma desde hace 23 años. Tranquila en mi reposera, disfrutaba de esa sinigual sensación de tener el cuerpo empapado por el mar y a la vez sentir cómo el sol calienta la piel. Estaba en eso cuando de repente escuché aplausos, aplausos de esos que tienen el sabor amargo y angustiante de un niño perdido. El aplauso se fue extendiendo entre la gente y unos minutos después un pequeño de traje de baño cortito y azul se reencontraba con su familia. Entonces, en ese momento, sin saber muy bien por qué, noté que soplar las velas de cumpleaños, ser parte de una manifestación, celebrar en grupo, agradecer, preparar un buen asado, bailar al ritmo de una

chacarera e incluso buscar a un niño perdido son todas acciones con un aspecto compartido: la importancia del aplauso. Como amante de la playa, de la arena, del sol que es vida, del viento cálido y del mar gigantesco que moja nuestra costa, hoy me vuelvo a casa después de unas lindísimas vacaciones entendiendo al aplauso como un acto de hermandad. El aplauso nos une y nos iguala, nos demuestra el increíble poder del ruido. El aplauso es la sinergia que nos muestra que juntos podemos hacernos oír. Hace 23 años que ese pedacito de playa es algo así como una parte de mí. Es por eso que hoy, siguiendo con el hilo playero, creo también necesario y honesto aplaudir a aquellos que corren tras la sombrilla de un desconocido para que el viento no la vuele por los aires; hoy aplaudo a aquellos adultos que vuelven a ser niños emprendiendo con una palita de plástico la gran tarea de hacer un pozo o un castillo; aplaudo a quienes sin ganas se ofrecen a meterse en el mar para acompañar a quienes no se animan a hacerlo solos; aplaudo también a los atentos que ofrecen agua fresca a los vendedores ambulantes; aplaudo a quienes juntan la basura de otros; a los balnearios que eligen la inclusión permitiendo el acceso cómodo de quienes presentan discapacidades; y a todos los valientes que con humildad veces se te acercan para ayudar a armar la carpa. Hoy me pongo de pie para aplaudir a los que aplauden por el niño perdido y me animo a decir que en cada aplauso me lleno de alegría y gratitud por mi mundo. Que este 2020 que comienza nos dé mil y un motivos para aplaudir.


ESPIRITUALIDAD Mechi Ruiz Luque

mechiruizluque@gmail.com

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@mechiruizluque

El Dios latente Queridos amigos, ¡qué alegría volvernos a encontrar en estas páginas! Durante las vacaciones, uno de los temas en los que estuve pensando fue la presencia de Dios en nuestra vida. Les comparto esta reflexión con la esperanza de que sea un disparador para que cada uno pueda seguir profundizando. En el comienzo del evangelio de Juan, se manifiesta que “la palabra se hizo carne y habitó entre nosotros” (Jn. 1, 14). ¿Somos conscientes de lo que esto significa? Dios mismo (“que era de condición divina...”) se hizo hombre. Eligió abajarse y ser carne, ser debilidad. Sin dejar de ser lo que era, Dios se hizo lo que no era. Es por esto que Dios está presente en cada uno de nosotros. Incluso en los que piensan distinto. Incluso en los que no me banco. Incluso en los que me hacen mal. Dios habita en todas esas personas… Está latente justamente ahí, en sus vidas. Nuestra misión es descubrirlo y ayudarlo a manifestarse en esas personas. Despertar al otro para que sea consciente del gran tesoro que tiene en su interior. Y para que sea consciente, también, de lo valioso y sagrado que él es para Dios. El Dios latente es ese que está ahí, en esa otra persona, a la espera de ser descubierto. Pero, además, es un Dios latente porque “late” en el corazón de cada uno. No se queda quieto. Vive en nosotros. Salta de alegría en nosotros, a la espera de ser escuchado. Sólo que, la mayoría de las veces, nosotros estamos tan distraídos que no nos damos cuenta. Lo mismo pasa con nuestro propio latido: nos pasa desapercibido. Porque estuvo siempre, porque lo tomamos como lo más obvio y natural

del mundo, porque prestamos atención a otras cosas que nos parecen más esenciales… y así nos olvidamos de que estamos vivos y vivimos. Que podamos reconocer al Dios que se hizo carne y que vive en cada uno de nosotros.

Que podamos ayudarlo a manifestarse en la vida de los otros. Y que seamos testigos y discípulos de este Dios que nos ama tanto que se pone a nuestra altura para estar más cerca y acompañarnos en el peregrinar de la vida.


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REFLEXIONES

Nacho Rico

ignaciorico01@gmail.com

Foco

En el año 2020, la capacidad de poner foco es considerada ya un superpoder por revistas de investigación en desarrollo personal. Es curioso que una habilidad sumamente modesta como la concentración cobre tanto protagonismo recién ahora. Pero los estímulos de las disrupciones digitales en redes sociales (sobre todo), con sus modelos de “atención extractiva” como los llaman, atentan contra nuestra capacidad de concentración, haciendo que el foco sea el ancla para asegurar la efectividad de lo que hacemos y quien nos recuerde a quién tenemos al lado físicamente. ¿De qué se trata este superpoder? El arte de alinear los cañones, de gestionar nuestra atención, que es nuestra fuerza transformadora, cual lupa que concentra concreción y efectividad. Recién pasar a la actividad B cuando termino la actividad A: eso es unitasking, una tarea a la vez. Y a la concatenación de tareas unitasking, le dicen flow: la capacidad de ir fluyendo en el hacer. Por el contrario, ir de una actividad a la otra continuamente sin terminarlas y agregando nuevas es multitasking, y el cerebro humano no está diseñado para eso. Alinear los cañones nos permite ir objetivo por objetivo sin difuminar esfuerzos. La imagen de los cañones es muy poderosa ya que hace converger los esfuerzos hacia un punto, que una vez que se alcanza, ahí se puede pasar al otro. Está muy estudiado que, desde que nuestra mente

cambia de una actividad a otra, hay una merma de energía hasta que se vuelve a enfocar. La misma energía que me imagino tendría el cañonero que tiene que mover el cañón, limpiarlo, apuntar de nuevo, e iterar la precisión hasta dar con el nuevo blanco. Tenía una jefa que usaba una imagen de una casa con varias canillas: la de la pileta, ducha, lavarropas, baño y bacha. Si prendo todas a la vez, el agua va a salir con muy poca presión; y, si pasa un rato, el agua del tanque seguramente se agote ya que no llegará a reponer tan rápido. Eso sería la extenuación, el burnout. El foco es un superpoder, de la misma manera que el agua que gotea repetidamente en una roca la perfora, no por su fuerza sino por su persistencia. Los que hemos intentado dibujar algo con lupa alguna vez sabemos que lo que genera calor no es la lupa sino el hecho de mantener el ángulo que condensa el calor en un punto. Y que, para manejar ese foco de fuego, se cumple la sabia paradoja: “cuanto más lento, más rápido”. Si trato de hacer el dibujo o escribir mi nombre rápido, la lupa no concentra el suficiente calor para quemar. Que nuestro artillero naval interno que alinea los cañones de nuestros esfuerzos, la lupa de la concentración (y no la de Instagram), y los torrentes de agua y energía vital, nos hagan enfocar este 2020 para, como dicen el libro y podcast La Fábrica de tiempo, hacer mejor y no más.


El staff de Bienaventurados selecciona sus preferidos y te los comparte. ¡No te los pierdas! Historias mínimas (Argentina, 2002)

Maus, de Art Spiegelman (Reservoir Books)

Una película injustamente olvidada. Varios personajes recorren las rutas de la Patagonia: Don Justo está buscando a su perro perdido, Roberto viaja a un cumpleaños, María Flores va a participar en un programa de televisión. Las pequeñas cosas de la vida, cruzándose en la inmensidad de nuestro desierto.

Un dibujante escucha los relatos autobiográficos de su padre sobre los años del Tercer Reich y el holocausto judío. El resultado es esta cruda novela gráfica que, por su profundidad, su estética y su originalidad, marcó un antes y un después en el desarrollo del género.

Metegol (Argentina, 2013)

Rosy & John, de Pierre Lemaitre (Alfaguara) Una novela breve que no da respiro. Explota una bomba en París y el responsable se presenta en la comisaría para informar que todavía falta que exploten seis más… La segunda entrega de la saga del detective Camille Verhoeven.

El cuento original lo escribió Fontanarrosa, el guión adaptado lo hizo Sacheri y la película la dirigió Campanella. Un tridente perfecto para contar esta historia de amistad, valores, fútbol y amor. Para ver en familia y debatir.

Canticuénticos Este grupo genial logró que los chicos se acerquen a los ritmos del folklore argentino y latinoamericano. Juegan con el humor, la sorpresa, la emoción y la creatividad. No se van a arrepentir. Lunes 23 de marzo a las 16 h en el CCSI (Centro Cultural San Isidro). Entradas por www.ticketek.com.ar.

Carlos Keen Este simpático pueblito de 400 habitantes está acá nomás, a 16 kilómetros de Luján. Es un lugar ideal para ir a pasar el día o el fin de semana. Callecitas tranquilas, casonas de principios de siglo, la vieja estación de ferrocarril y mucha tranquilidad. Para más información, entrá a www.carloskeen.org.


ADORACIÓN AL SANTÍSIMO En la Capilla del Santísimo, a partir del lunes 9 de marzo, de lunes a viernes de 10.30 a 12 h. ESCUELA DE MINISTROS DE LA ESCUCHA Está abierta la inscripción para el curso anual destinado a la formación humana, espiritual y cristiana de todos los que quieran aprender a escuchar a los hermanos. Se dictará todos los sábados en la casa parroquial (Anchorena 469), a partir del 7 de marzo y hasta el mes de diciembre. Primer año: de 11 a 12.30 h. Segundo año: de 9 a 11 h. Informes e inscripción: retirosvic@gmail.com / Posada del orante (4703-2627). RETIRO DIOCESANO DE AGENTES DE PASTORAL Destinado a todos los que tienen alguna actividad en parroquias y capillas. En el colegio Marín, el sábado 14 de marzo de 9 a 17 h (no es obligatorio inscribirse previamente, ni participar todo el día). Almuerzo a la canasta. El encuentro finaliza con Misa. Habrá momentos de oración y de encuentro con los miembros de otras comunidades. Predican nuestros obispos. CHARLA PARA MATRIMONIOS El martes 20 de marzo a las 20 h, el P. Carlos Avellaneda dará una meditación para matrimonios en la Catedral. INSCRIPCIÓN PARA CATEQUESIS “Dejen que los niños vengan a mí” (Mt. 19, 13) El 16 de marzo abre la inscripción para catequesis de Primera Comunión. Se pueden anotar personalmente en la secretaría de la parroquia o a través de los siguientes teléfonos y direcciones de e-mail: CATEDRAL Cecilia: 4743-1439 CAPILLA STELLA MARIS (España 1016, Bajo de San Isidro) Angie: 15-5375-4822 Pulgui: 15-6161-0348 catequesisdelbuenpastor@gmail.com CAPILLA DE LA RIBERA (El Cano 172, Bajo de Acassuso) Ana: 4743-8062 / 15-6940-6920 / anamdevb@hotmail.com CAPILLA STA. MARÍA de la CABEZA (33 Orientales 1301, Bajo de Beccar) María Marta: 15-3843-8788 / mariamartamaz@gmail.com




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