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Desafíos socioeconómicos en México hacia 2024
Por Martha Leticia González López
Experta en Liderazgo y Desarrollo de Proyectos
Tenemos que hablar del mercado laboral
2023 se ha ido desarrollando como un año en el que el mercado laboral contará aún con cierto dinamismo; vendrá acompañado, por ejemplo, de una informalidad evidente en la cual seis de cada diez empleados carece de seguridad social y muchas menos mujeres tienen trabajos bien remunerados, esto incluso si comparamos nuestras cifras con las de países en estados de desarrollos similares a México. En acompañamiento con la alta inflación de productos de primera necesidad como alimentos, medicamentos y productos de higiene personal, ha terminado por deslustrar los incrementos relativos del empleo formal registrados en el último semestre y dibujado un escenario en donde la normalidad permea con la pobreza laboral: un paisaje común en donde los ingresos de una casa tienden a no ser suficientes para contar con la comida mínima por integrante. Así pues, la movilidad social disminuye.
Estos fenómenos son responsabilidad del estado en gestión, es decir, del gobierno en turno, pero es también cierto que surgen como una herencia histórica relacionada a las políticas neoliberales de sexenios anteriores. Sin importar los criterios con los que se le analice o defina, México ha pasado por una serie de etapas históricas e interconectadas que han forjado su estado económico actual.
A la fecha, ha cubierto un plazo comprendido por seis sexenios que podríamos identificar como la era de experimentación neoliberal. Sin detener al lector a realizar las cuentas, a percibir el plazo de tiempo y generaciones que este plazo integra, una primera aproximación, urgente en materia de lo económico descansa en el tópico de los empleos dignos.
De 1983 a 2018, apenas se crearon 14.7 millones de empleos formales, de ellos, 14.2 fueron generaron un registro en el IMSS, ISSSTE, SEMAR o SEDENA. Si contrastamos esta cifra con la cantidad total poblacional en rotación durante el mismo periodo de tiempo, podemos caer en la cuenta de que la cifra corresponde a una tercera parte de los empleos que debieron estar disponibles para las nuevas generaciones en sus diferentes etapas. Ahora bien, de acuerdo a la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) del INEGI, correspondiente al cuarto trimestre de 2018, 32 millones de habitantes pertenecen al empleo informal, lo que corresponde con un 56.6% de la población económicamente activa.
En ese mismo periodo, la estrategia económica neoliberal también mermó los ingresos de millones de familias campesinas. En lo que corresponde al sector de producción de maíz en el campo mexicano, las pérdidas ascendieron a 53.2% respecto al poder adquisitivo real por tonelada de grano; en el caso de la producción de frijol, las pérdidas alcanzaron un 34.1% y en el caso de la soya, se reflejaron en un déficit de 42.3%; desde donde se puede atisbar el efecto consecuente en su bienestar familiar y estabilidad económica.
Así las cosas: en 2023 persisten las ausencias con respecto a políticas públicas que enfoquen los gastos en hitos que verdaderamente generen oportunidades: educación, cuidado preventivo de la salud y capacitación para el empleo; empujar el poder adquisitivo del salario mínimo en acompañamiento con una política progresiva de transformación de la informalidad, lo que aumentaría la recaudación y promovería mayor productividad en el sector PyME.
Alcanzar un hito de esta magnitud presupone un crecimiento económico que se corresponda o supere el 6.1% anual y, de momento, parece un objetivo francamente descabellado, con respecto a las crisis actuales y los principales conflictos globales a los que la nación se encuentra supeditada. Sin embargo, un fenómeno similar ha ocurrido antes y fue observado y documentado a profundidad durante un periodo de aplicación estratégica en el que el desarrollo económico fue liderado por el Estado; vigente y en continuidad con variables correspondientes a la izquierda y derecha de la política del país desde el comienzo del sexenio de Lázaro Cárdenas y hasta 1982.
Analizar los detalles de este periodo parece, ante los retos actuales y los paralelismos históricos entre aquella situación y la contemporánea, una materia urgente al menos en materia teórica. Este análisis debe segmentarse en distintos ejes. El primero de ellos es el de la infraestructura.
La era comenzada por el presidente Lázaro Cárdenas se caracterizó por la formación sistemática de recursos humanos cada vez más especializados mediante el desarrollo de un sistema de instituciones públicas relacionadas con la infraestructura, lo que en un primer momento correspondió a una respuesta por el estado por atender las graves y urgentes condiciones imperantes de educación y atención a la salud inmersas en la cotidianidad de todos los habitantes del país. La aceleración de esta infraestructura se facilitó con la creación de un sistema de bancos nacionales de desarrollo y una regulación desarrollista del sistema de banca comercial (se limitaron las tasas de interés, se generaron reservas de carácter obligatorio depositadas por los bancos comerciales en el banco central que se regularon con cajones de asignación selectiva de créditos), se desarrolló un sector energético nacional solvente con la fundación de la empresa pública de petróleo (PEMEX) y la de la electricidad (CFE) y todo esto se acompañó con un marco legislativo e institucional que pautó un funcionamiento sano de todos los mercados.
En una reconversión de este plan, el enfoque parece llamarnos al incremento de la participación económica de las mujeres con acciones que mejoren su bienestar y así mismo, este sector cuenta con rasgos prometedores a largo plazo en materia de impacto tanto social, como cultural; un escenario que lo contemple incluiría mayor formalidad, mejores pagos, incentivos de carácter fiscal respecto a la contratación, sistemas locales de cuidados, escuelas de tiempo completo y estancias infantiles.
Tenemos que hablar de nuestra cultura política
Un estudio de neuropolítica realizado sobre las evidencias del comportamiento político del mexicano en el México actual, que busca establecer ejes de análisis y puntos de oportunidad con rumbo a los comicios que ocurrirán el siguiente año (2024), subraya como principal hallazgo de la revisión de material y la aplicación de encuestas para determinar las emociones primarias que gobiernan la decisión del ciudadano como votante al miedo y a la preocupación como los principales activos de intercambio dentro del impacto de las facciones políticas que definirán el rumbo del país.
Este escenario, ciertamente palpable e inquietante para la mayoría de nosotros, es una consecuencia de un fenómeno multifactorial: por un lado, existe un grave problema en la percepción pública de la participación política.
En una encuesta realizada a mexicanos de 18 a 60 años o más (Martín, 2022), a la pregunta de si el entrevistado tenía algún tipo de participación política en su localidad, contando como opciones el sí, el no y algunas veces, el 80.7% de los encuestados contestó que no tiene ninguna participación política, lo que en un porcentaje no total, pero considerable contra la cantidad de votantes en las últimas elecciones es por completo falso. En la segunda opción, la respuesta de que sí la tuvieron alcanzó un 10.9%.
En concreto: la amplia mayoría social no suele procesar la misma como un derecho que se encuentra garantizado por la constitución y evidencia serias confusiones respecto a su nivel de decisión en los mismos, lo que retrata una sociedad que relaciona profundamente dicha participación tanto con el activismo como con la complicación de la cotidianidad, ya de por sí rica en las problemáticas que se han venido asomando a lo largo de este artículo.
Este derecho inalienable que, al menos en teoría, tiene la finalidad de permitir la soberanía del pueblo sobre el estado y el albedrío sobre su destino es poco difundido como uno de los pocos recursos con los que la ciudadanía de a pie cuenta para cambiar sus problemáticas y en la viñeta, causa como producto a un ciudadano apático, desinteresado y gravemente desinformado.
Las razones son varias. Entre ellas, se encuentra la falta de información abierta y real por parte del gobierno en turno, que a su vez regula a las instituciones y partidos y así, concentra la información solamente para su simpatizantes, evitando difundirla con un criterio verdaderamente público. Con el rumbo actual, este escenario dibuja como consecuencia unas elecciones donde las estrategias políticas se basarán en la detonación de emociones. En un extremo de la balanza, la ahora oposición se enfocará sobre el presente y todo lo negativo del gobierno actual. En el otro, el gobierno se enfocará en el pasado, señalando los sexenios de sus principales opositores como la causa primigenia de todos los problemas actuales.
En general, sea cual sea la respuesta global que domine a la otra, una mayoría razonablemente unánime parece ciertamente imposible y esto garantiza un futuro donde las divisiones ideológicas acarrearán problemáticas no vistas en tal magnitud durante varias décadas.
Volviendo al plan Cardenista de desarrollo social mencionado líneas arriba, un si guiente eje estaría comprendido sobre las políticas de empleo de la inversión extranjera directa, con la intención de captarla y aplicarla sobre los objetivos del plan nacional, llevándola a las ramas de desarrollo que no se encontraban reservadas al capital nacional o proyectos donde era requisitorio trabajar en conjunto con dicho capital; la hegemonía mayoritaria en las inversiones más importantes garantizaba además la transferencia de tecnología, de empresas internacionales a nacionales.
Finalmente y como el eslabón de seguridad necesario entre la actividad monetaria y la creación de infraestructura, una serie de políticas macroeconómicas basadas en la prudencia garantizaron un escenario sin volatilidades que perduraría hasta el final de la década de 1970 y comienzos de la siguiente.
Respecto al fenómeno de criminalidad y violencia endémica relacionada a las actividades del crimen organizado, el Banco Mundial realizó una investigación cuyas encuestas revelaron un planteamiento común entre los ciudadanos que experimentan el fenómeno de primera mano con relación a las razones del mismo: el bienestar económico individual (es decir, la pobreza y el desempleo como rasgos generalizados) y la injusticia (la desigualdad y la corrupción de los procesos del mismo estado) resultan ser a sus ojos los principales factores determinantes de todos los conflictos; en concreto:
"Las principales razones citadas para explicar por qué los jóvenes se suman a bandas de delincuentes son muy semejantes; el desempleo predomina en ambos casos." (Calva, 2023)
El origen correspondiente, al menos a nivel teórico respecto a las aplicaciones del modelo neoliberal, se encuentran en la defensa del libre comercio, que desde un punto de vista idealizado, ha caducado por las complejidades socioculturales a los que la teoría quedó expuesta a lo largo de décadas; mismas complejidades que, por otro lado, sugieren la posibilidad de una política comercial e industrial mucho más activa y exitosa (Calva, 2023).
Retomando la estrategia comenzada con el gobierno de Lázaro Cárdenas, el segundo eje se constituye en la funcionalidad del primero, y este se basa en una dinámica de fomento económico al desarrollo de sectores y ramas productivas prioritarias.
Mediante el establecimiento de paquetes de instrumentos promocionales a la industria de la manufactura y que así mismo persiguieron como objetivo regular el comercio exterior con una perspectiva nacionalista, otorgar créditos preferenciales a actividades prioritarias por medio de la banca nacional de desarrollo o bien, mediante la banca comercial, con créditos con tasas de interés preferencial reguladas por el Banco de México; la exención fiscal sobre la industria de exportación y las inversiones elegibles y el estímulo a nuevas industrias con necesidad justificada y un sistema de compras de gobierno que buscaba favorecer la industria mexicana. El gobierno generaría asociaciones con empresarios, emplearía capital de riesgo en proyectos concretos y se realizarían inversiones directas a industrias de procesamiento de primas: petroquímica, fertilizantes, acero, por mencionar algunos ejemplos. Entonces, por otro lado, las políticas respecto del campo se asentaron en una reforma agraria que volcaría más de la mitad de las mejores tierras agrícolas a los campesinos, mismas que se verían beneficiadas con mejoras de infraestructura de riego, investigación tecnológica y un sistema de financiamiento especializado.
Considerando el efecto postpandémico, nos encontramos a niveles prepandemia respecto a la actividad económica a nivel nacional, pero la recuperación no es uniforme; regiones y sectores exhiben diferentes carencias y estas carencias constituyen un mosaico diverso de oportunidades donde una sola estrategia se encuentra lejos de ser efectiva a nivel general.
El trabajo real se encuentra en localizar las causas específicas y unificarlas por los rasgos que resultan concluyentemente comunes y en ese sentido es necesario localizar las oportunidades de crecimiento y los recursos necesarios para cada gobierno local para adaptar algunos ejes que parecen ser una materia común: disminuir las brechas salariales, incrementar la seguridad pública y social, al tiempo que se formulan políticas de intercambio macroeconómico internacionales que impacten verdaderamente en el bienestar de la población tomando en cuenta la presencia de factores internacionales tales como el T-MEC, la llegada de Tesla al país y los conflictos bélicos internacionales.
La historia es, en este sentido, un ejemplo patrimonial cuyas consecuencias forman parte de la cotidianidad contrastante del México contemporáneo y también una memoria disponible desde donde pueden realizarse adaptaciones: un regreso a lo básico que funcionó tan bien, con los ajustes y actualizaciones necesarias para las características específicas de nuestro tiempo parece ser una propuesta que lejos de resultar descabellada, con el avance de los escenarios de intervención internacional que se desenvuelven actualmente en el mundo y que retroalimentan problemáticas que se miden en lo global, pero se sienten en lo local, extender una estrategia de reconversión de activos locales, basados en las necesidades internacionales cae en la materia de lo urgente.
Referencias
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