06 ¡la astrología ha muerto! ¡viva la astrología!
#06 “¡la astrología ha muerto! ¡viva la astrología!” agosto 2019
A Juan Simonovich por su gran ayuda en el trabajo de impresión de cobertores. Al Galpón de La Grieta por prestaronos el taller para imprimir. A María Brilla por abrirnos las puertas de su espacio, tirarnos las cartas y las runas, ofrecernos sus pensamientos y sus cantos. A quienes respondieron nuestras preguntas en las redes y a todes les que escribieron en este número.
¡eureka! no es un mapa, es una carta natal boba 11 de abril de 2015 La Plata - Buenos Aires Argentina Long: 57W57 Lat: 34S55 Hora nacimiento: 15:05 Tiempo Universal: 18:05 Signo Solar: Aries Signo Lunar: Capricornio Signo Ascendente: Géminis
colectivo editorial
bo ba a
www.boba.com.ar ISSN 2451-8166
Alicia Valente b Ana Contursi d Cecilia Cappannini (lic. art. 01) g Chempes Saurio (lic. art. 01) i Dani Lorenzo g Irene Bilmes e Lucía Álvarez i Marina Panfili b Matías López l Tatiana Staroselsky h Verónica Capasso k
contacto revistaboba@gmail.com /revistaboba /revistaboba @revistaboba
TRADUCCIÓN
NOTA EDITORIAL
¡a los astros y más acá!
brillantes altares de gemas berretas Jimena Ferreiro
COMUNIDAD
entropía zodiacal
¿quién necesita astrología? Tabitha Prado-Richardson
05 06 12 16 22 30 36 44 ¡la astrología ha muerto! ¡viva la astrología! boba
muerte y resurrección de una ciencia Nicolás Torres Ressa NOTA
BOBADA
activaciones impredictivas Catalina León ENTREVISTA
gatites que salen del closet esotérico transfemiastros astra.memes 1* PERSONA
#06
¡la astrología ha muerto! ¡viva la astrología!
VIDRIERA NOTA
NOTA
donde hay bruja hay aquelarre
burócratas de la Nueva Era
Tatiana Staroselsky
María Eray Arce
NOTA
salvavidas ocultos Agustín Luppi
armas secretas Garra Cortapluma
48 54 62 68 74 78 82 86 astro-rosa light y astro-Rosa Luxemburgo Lu Gaitán Gisella Di Matteo CAREO
una prensa de grabado como máquina del tiempo Tu K.K. & Pelu S.A. ENTREVISTA
familias estrelladas Laura Lugano INVESTIGACIÓN
glosario
EDITORIAL
¡a los astros y más acá! Hace un tiempo sonaron nuestros radares: “Mercurio retrógrado” se metió hasta en la sopa como latiguillo para explicar varios desastres, quizá demasiados. En boba sospechamos –a veces con algo de prejuicio, otras con enojo– pero también escuchamos, preguntamos y nos zambullimos con ganas de conocer y experimentar. Distintas formas de una renovada astrología comenzaron a tomar impulso y a instalarse en charlas de amigxs, grupos de Whatsapp, notas en los medios masivos de comunicación, conversaciones entre científicxs sociales mientras escriben un paper, perfiles en Instagram y, también, en movidas feministas. En este último caso, cartas natales, tiradas de tarot y curandería se mezclan con pañuelos verdes, gritos de lobas furiosas y ceremonias para bajar la Luna a la Tierra: todo pareciera ser parte de un mismo movimiento. Lo que se inició para boba como una búsqueda por las conexiones entre arte y espiritualidad –y un poco entre arte y sanación– tematizado como “nuevas espiritualidades”, se reubicó mayormente como una inmersión en la(s) astrología(s) entre la historia y la contemporaneidad. Nos tiramos las cartas, cantamos, prendimos palo santo, meditamos, conversamos con muchas personas, linkeamos y leímos bocha de cosas, visitamos muestras y viajamos por diferentes latitudes, casas y redes astrológicas. ¡A los astros y más acá! En este recorrido, buscamos trazar una cartografía plural y polifónica, como lo intentamos siempre. Mientras el mapa se fue configurando, escuchamos varias veces cómo la astrología se cruzaba con las cuestiones del presente que habitamos. Une de les chicxs que hacen astrología desde las redes sociales dijo algo así como que “Saturno en Capricornio explica mucho de esta etapa tan dura que vivimos”. A medida que amasamos este número hicimos conexiones que nos incomodan y nos interpelan. ¿Cómo se articula la astrología con los sectores que, con una sonrisa, nos cagan y piden que aguantemos el ajuste y la precariedad? ¿Cómo se conectan los saberes astrológicos con las experiencias colectivas que buscan cuestionar y tumbar el poder de aquellos amos, amantes del coaching ontológico y de todo tipo, los recortes presupuestarios y la timba financiera? El movimiento de los astros no puede ser la única explicación de los problemas personales y las catástrofes colectivas. Tampoco cuando el lado luminoso de la vida se nos revela. Lo sabemos.
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BOBADA
¡la astrología ha muerto! ¡viva la astrología! ~ boba ~
Hace unos años vemos cómo se recurre cada vez más a las consultas espirituales. Los carteles y volantes que ofrecen lectura de tarot o de cartas natales se multiplican en las calles y en las redes sociales. Lejos del estereotipo de la bruja con turbante y la bola de cristal que ve el futuro, quienes leen el tarot en el presente son personas que no necesitan vestir atuendos extravagantes. Se tiran las cartas con una app o en la sobremesa de un cumpleaños leyendo las instrucciones del libro que acompaña el mazo. Las visiones predictivas también quedaron en el pasado y la lectura de las cartas se aproxima más a una sesión psicoanalítica que a un pronóstico del clima. Algo similar
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sucede con la astrología. Ya no se trata de esperar al diario o la Cosmopolitan para leer las predicciones que nos tira el horóscopo y saber cómo nos irá en el amor, en el trabajo y en la salud, sino que se propone conectar las experiencias vitales cotidianas con los saberes astrológicos sobre casas, planetas y signos. En estas prácticas se hibridan lo mitológico y lo virtual, lo sagrado y lo profano, lo occidental y lo plebeyo: kines mayas, chamanas de Instagram, tomas de ayahuasca y otras plantas sagradas, miles de corazoncitos a memes astrológicos, coaching ontológico, santos populares, eclipses solares, cantos sanadores, choque de cometas, iluminará.
¿Estás hablando de una nueva luna, que en el cielo brillando está?
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8 No tan nueva: el recurso a las prácticas espirituales siempre acompañó a la humanidad. Pero en cada época adopta sus rasgos distintivos. En la actualidad no son únicamente las reuniones en secreto con la maga o la curandera, sino que nos encontramos con el zodiaco en charlas, mientras se toma una cerveza con amigues, en un almuerzo familiar o cuando conocemos a alguien. La configuración astral es un
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A mí me parece que este auge tiene que ver con la macrisis: mucha inflación, la plata no alcanza y nos refugiamos en lo espiritual.
Es una hipótesis posible pero bastante reduccionista. El fenómeno es mucho más complejo y se remonta varios años atrás. En Argentina este tipo de espiritualización se popularizó en los 90 vinculado a lo que conocemos como New Age. En ese momento reaparecieron los textos de gurúes como Osho, las prácticas de yoga, las tiradas de tarot y las lecturas astrales, y comenzaron a difundirse con fuerza la visión astral maya y los rituales chamánicos de diferentes regiones de Latinoamérica. Estas prácticas se han desarrollado y adaptado al capitalismo de nuestra era, lo que las hace más fáciles de asimilar: han mu-
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tema casi obligado en una primera cita, no solo el signo solar y el lunar, sino también el ascendente, los opuestos y toda la carta –mientras más se sepa mejor–. Se vuelve así una de las primeras formas de acceder al plano íntimo de una persona. Pero también se presenta como un diálogo abierto que redefine los asuntos astrológicos como problemas públicos, o incluso como asuntos de Estado.
tado para centrarse en la individualidad, la sanación y la posibilidad de dar lo mejor de une. Simultáneamente, las teorías científicas hegemónicas entraron en crisis –posmodernidad mediante–, lo que favoreció la recuperación de teorías olvidadas, desde el insólito terraplanismo hasta la astrología de bases babilónicas. La masificación de internet y de las redes sociales dio mayor circulación a los discursos astrales. El capitalismo se ha vuelto fluido y mutante: revisadas las creencias modernas, se revisitan algunas ideas medievales. Cada día se pone en crisis la normalidad del presente.
La revisión del presente me interesa; el tema de lo medieval me preocupa un poco.
Pobre Edad Media, siempre tan mal vista, ni siquiera logró conseguir un nombre propio. Para la modernidad es un bache, la edad que está en el medio, entre la gloriosa Antigüedad y el próspero Siglo de las Luces. Algunes autores hablan de la posibilidad apocalíptica que guarda el avance tecnológico. Al parecer, ante una catástrofe de grandes dimensiones –como en cualquier serie distópica– las personas tienden a agruparse y encerrarse para protegerse de otros
grupos. Algo así se vivió en algunos sectores durante la inundación de La Plata en 2013: mientras que las redes afectivas de solidaridad transformaban el desastre en abrazo y ayuda, vecinxs atrincheradxs tapaban los frentes vidriados de los palieres por temor a las invasiones bárbaras –saqueos– y, en algún caso, hasta sugirieron la idea de montar guardia durante la noche. Ese miedo que emerge en una situación extrema también habita el cotidiano de la seguridad
BOBADA vecinal y los botones antipánico. Le otrx se vive como una amenaza. A partir del 11S y el impulso de leyes antiterroristas, la persecución a sectores de la sociedad civil por el supuesto bien común se profundiza volviéndose moneda corriente. Así crecen los casos de linchamiento, la justicia por mano propia y el gatillo fácil. Quienes más dinero tienen se recluyen en aldeas contemporáneas, los llamados barrios privados, con muros que los separan del mundo bárbaro
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Me pierdo. Yo soy de Aries, ¿vos?
Aries, un signo de Fuego. Podríamos enumerar un sinfín de características que se encuentran con solo googlear pero también sabemos que el signo solar es una, entre otras, de las constelaciones que influyen en nosotres. Toda la carta astral funciona como la combinación de una caja fuerte con doce estaciones. Cada une, al girar la perilla una y otra vez, traza diagonales que pueden abrir rasgos y condiciones ocultas de su personalidad. Pero también es sabido que existen otras lecturas astrales que ponen en crisis los doce signos y proponen a la constelación del cazador de serpientes, Ofiuco, como el decimotercer signo en discordia. Es llamativa la cantidad de miradas que pueden encontrarse sobre la convención zodiacal de las
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y centinelas que custodian las puertas día y noche. Pero la Edad Media tiene cosas interesantes, como la desestructuración del cuerpo a partir del carnaval, el juego, la risa, la embriaguez y el grotesco. Pese a que el cristianismo reprimía el cuerpo y la pluralidad de cultos, creencias y prácticas rituales, extra oficialmente se vivía en una gran diversidad espiritual: los astros, el tarot y la brujería eran prácticas populares.
doce constelaciones y esta le sienta bien a un mundo que divide su año en doce meses y los días en doce horas. Matemáticamente hablando es un número redondo, divisible y flexible. El trece parece ser más complejo para las matemáticas pero resulta adecuado si hacemos lecturas astrales. Recordemos el ciclo del cuerpo celeste que tenemos más cerca, la Luna, que sucede trece veces durante un ciclo terrestre. Lxs mayas organizaron su tiempo por la Luna y dividieron su año en trece kines. Pero vivimos en un mundo de convenciones gregorianas donde hasta los huevos se venden por docena y las proporciones del sistema bootstrap, que hace que los sitios web puedan adaptarse a los diferentes dispositivos, se dividen en doce.
¿Y qué tiene que ver todo esto con el arte?
En el circuito artístico hemos escuchado hasta el hartazgo la palabra constelación, en algunos casos retomando a Benjamin y, más ligeramente, en otros, como una simple metáfora visual de redes, grupos y actividades. Pero, al parecer, muy lejos se sitúan estos usos de la palabra del sistema zodiacal y sus influencias. Hoy en día, este término se ha gastado de tal manera que utilizarlo en un statement de ar-
tista es sinónimo de una poética dudosa. Lo que sucede actualmente en el circuito artístico en relación a los astros podría organizarse en dos tendencias. Por un lado, las galerías y museos hacen lecturas, visitas guiadas, organizan talleres o convocan a curadorxs para que realicen muestras incorporando la temática zodiacal. Son conocidas las visitas guiadas a cargo de Martín Wollmann en el MAMBA, el MACBA, el Museo
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10 de Arte Decorativo y otras instituciones porteñas durante los dos últimos años. El Museo Provincial de Bellas Artes “Emilio Pettoruti” de La Plata no se quedó atrás y también propuso visitas guiadas astrológicas de una de sus muestras a cargo de Alfredo Azcona, artista y trabajador de la institución. Por otro lado, tan fuerte es la influencia de la astrología en el arte contemporáneo reciente que llegó a ser el tema de un proyecto de la artista Catalina León, Lluvia, astrología impredictiva, que lleva varias activaciones
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¿Entonces es algo reciente esto de la astrología en el arte?
Es justo hacer historia. En el arte local es ineludible la figura de Xul Solar, no solo por su vinculación con los astros sino por su mirada esotérica muy compleja, que cruzaba cábala, astrología, I-Ching, entre otras prácticas y creencias. En Occidente, la relación entre los astros y el arte tiene una larga historia: el relato canónico inicia con las representaciones de las divinidades grecorromanas, cuyos nombres remiten a los planetas del sistema solar. Un conocido motivo que relaciona a los planetas con mitos astrales y creencias terrenales es la de Saturno devorando a une de sus hijes. Seguramente recordemos la icónica y dramática obra de Francisco de Goya del siglo XIX pero la representación fue utilizada una y otra vez, desde Peter Paul Rubens y sus contemporánexs en 1600
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en diferentes instituciones artísticas de la ciudad de Buenos Aires. Paralelamente, les artistes dedican mucho tiempo al estudio del zodiaco aunque esto no se manifieste literalmente en sus obras. Intercalan sus horas de trabajo en el taller con la realización de sus propios altares, el estudio o el dictado de cursos astrológicos y la lectura de cartas astrales. Les artistes resultan, así, unxs de lxs agentes más indicadxs para transmitir los saberes astrológicos –¿tendrá que ver con la discutida idea de que son genixs creadorxs?–.
hasta diversas obras actuales. También las cartas de tarot han sido revisitadas infinidad de veces por dibujantxs, grabadorxs y pintorxs, como es el caso del mazo de cartas realizadas por Salvador Dalí, que se puede comprar en Mercadolibre por $1750. Durante 2018 la Pinacoteca de San Pablo realizó una muestra de Hilma af Klint, una artista sueca que hoy es considerada una pionera del arte abstracto de principios del siglo XX. Más allá del valioso rescate a partir de la relectura feminista de la historia del arte, ella pintaba influenciada por los movimientos espirituales como la Rosacruz, la Teosofía, la Antroposofía y además era médium. El arte, la astrología y la espiritualidad se relacionan, van y vienen en el tiempo. Hay quienes dicen que son cosas que no pueden separarse.
Me gusta la lectura feminista (no radfem), pero me hace ruido la idea de la astrología como cosa de mujeres…
Hay muchas perspectivas. Por un lado, tenés a Mia A Hay muchas perspectivas. Por un lado, tenés a Mia Astral, que analiza la posición de los astros y te dice qué habilitaría eso y en qué tendrías que enfocarte para dar tu mejor versión. Esta idea puede alinearse
fácilmente con las propuestas de las nuevas derechas en América Latina y ella no deja de ser una venezolana que vive en Miami pidiendo por “la libertad” de su pueblo. Termina haciendo una especie de autoayuda para mujeres con base en la astrología. Por otro
BOBADA lado, hay figuras como Chucha Astral, que asumen otra posición política. Chucha habla en inclusivo, se presenta como chola y hace algo parecido pero con un lenguaje feminista. Es difícil trazar las diferencias de fondo: ¿se trata simplemente de una estetización distinta? Se reiteran las imágenes que insisten en la construcción de lo femenino ligado a lo espiritual, el autoconocimiento y la naturaleza, algo así como mujer-intuición-menstruación-ciclos-luna-astros. Estas constelaciones son peligrosas si se vuelven una mirada biologicista que refuerza la dicotomía de la rela-
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¿Y Marie Kondo? Con ella aprendí a doblar la ropa y a ser feliz con mis pertenencias. ¿Eso también es espiritual?
Ella responde a una espiritualidad muy de nuestra era, con un toque de orientalismo, atravesada por el hedonismo individualista, la posesión de objetos y el mercado. Se une a un conjunto de gurúes que inciden no solo dentro de las casas sino también en las formas de hacer política. El macrismo, desde su llegada, realiza coaching ontológico para capa-
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ción entre la naturaleza y la mujer frente a la cultura y el hombre. Pareciera que mandan a las mujeres a conectar con el mar, la luna y sus ciclos mientras que los hombres gobiernan y llevan adelante la sociedad. Este tipo de representaciones de lo femenino acompaña el auge del fantasma del feminismo transfóbico. Un factor crucial en la proyección de estos estereotipos se fomenta en los medios de comunicación tradicionales que publican notas con temáticas espirituales en secciones específicas destinadas a mujeres, como lo hace Clarín en “Entremujeres”.
citar a funcionarios, que promueve el entusiasmo, la positividad, la meditación y la armonización. Un poquito más al norte, en Brasil, suceden cosas similares: Olavo de Carvalho, uno de los asesores más influyentes de Bolsonaro, es un filósofo, astrólogo y youtuber que vive en EE.UU., admira a Trump y niega la Inquisición.
¡Apa! ¡Qué fuerte! Estamos al horno.
Quién dijo que todo está perdido. Vivimos en una época en la que la palabra deconstrucción se repite diariamente en las calles, las escuelas, los centros sociales, los grupos de WhatsApp y hasta en ámbitos como los countries, los grupos de coaching ejecutivo y las altas esferas del poder político. Las deconstrucciones son las disputas de la época: qué deconstruir y cómo hacerlo. En el último tiempo, en Argentina, vivimos la resurrección de la antigua discusión entre ciencias académicas y ciencias del alma. En un contexto de desfinanciamiento de la investigación en el país, la pregunta acerca de si se puede llamar cien-
cia a la astrología fue tomada por algunos sectores académicos como parte de un ataque a su campo. Parece una discusión sin fin –¿y sin sentido?–. No sabemos bien la respuesta pero sin dudas es un debate de época que viene de la mano de otras deconstrucciones como las del género, la sexualidad y los relatos mediáticos. Tal vez las prácticas artísticas tengan la soltura para moverse por las grietas actuales poniendo en escena los dispositivos que nos enredan en discusiones sin fin –¿y sin sentido?–. boba viene a ofrecer su corazón y luces de emergencia en este agujero negro.
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NOTA
brillantes altares de gemas berretas ~ Jimena Ferreiro ~
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Eso que brilla no es oro, ¡pero cómo resplandece! A Jimena la conozco de los 90. No es que la haya cruzado en el Italpark, ella es una entusiasta del Centro Cultural Rojas y se refiere a les que andaban por ahí con palabras que les rinden divina justicia poética. La escuché hablar de una religión laica ¡¿cómo puede existir tal cosa?! Al parecer se refería a una capacidad de algunxs artistxs que pueden oficiar de magxs o chamanxs y transformar el dolor en purpurina y destellos: wooww, ¡alquimia berreta!
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14 “Suerte de deriva poética de cierto trance glosolálico, oracular o mántico” Néstor Perlongher. Prosa plebeya (2013) “El arte contemporáneo se ha convertido en una especie de religión alternativa para ateos”, afirmaba Sarah Thornton en su libro pochoclero Siete días en el mundo del arte. Debo decir que la primera vez que lo leí –ni bien salió la traducción al español en 2009– lo consideré frívolo e intrascendente: “Esto es una especie de revista Caras del arte”, pensé. Si bien es cierto que tiene el tono del relato ágil y muy signado por el presente, con el paso del tiempo descubrí algunos de sus aciertos, que justamente tienen que ver con ese “aquí y ahora” que enfatiza el texto todo el tiempo, con esa etnografía del presente súper estelar del arte global. Una dimensión que vista desde acá resulta tan remota como delirante, tan absurda como irreal. Es verdad que el arte contemporáneo es un acto de fe, una fantasía que se sostiene la mayoría de las veces por el trueque y la acumulación desigual del valor simbólico, que opera mediante la distinción y la exclusión, que invisibiliza las relaciones sociales de poder y que nos envuelve con su magnetismo y sus encantos de placebo. Yo perdí la fe en ese arte promediando el año 2010. Recuerdo como si fuese hoy la sensación de desencanto y perplejidad cuando me pregunté por primera vez cómo seguir, qué hacer cuando siempre había hecho lo mismo. Y decidí volver a estudiar como un modo de negociar mi verdadero deseo con la banalidad y el sinsentido en el que muchas veces caía mi trabajo en la gestión del arte. Así encontré mi Tao del arte. Mi propia religión que funciona a la inversa de la ritualización de la escena del arte global porque es mucho más sugestiva y encriptada, y descansa en el asombro que me provocan aquellos artistas que creo que tienen una verdadera capacidad de transformación de las cosas. Les artistas magos, chamanes, médiums. Y en ese camino –justamente esa palabra tan clave para el Tao– aparecieron los años 90 y su arte alquímico, y el asunto se puso de nuevo interesante. Entre el desencanto y la autoafirmación escribí un libro que procuró analizar los modelos curatoriales en los años 90. Ese momento fue seminal para la pro-
ducción de discursos ligados a la profesionalización del arte, que oscilaron entre las formas de resistencia localista –albergadas por el multiculturalismo poscolonial de la época– y la puesta al día en clave global del campo cultural. Así, el paisaje de la escena del arte en Argentina se vio transformado para siempre. Luego del intento de analizar quirúrgicamente el programa curatorial de Jorge Gumier Maier, emulando el procedimiento de la academia y sus lógicas también de logia secreta, tuve un satori una vez que entregué el texto pronto para entrar a imprenta. Una frase que deslizó la artista Magdalena Jitrik en una de las conversaciones que tuvimos me hizo volver a pensar todo de nuevo. ¿Y si el modelo curatorial doméstico de Gumier –y otras excentricidades conceptuales semejantes– en verdad se tratase de una historia de amor, la suya con Omar Schiliro, y el deseo de construir un contexto para que su obra pudiera brillar? Brillar como una gema berreta en el barro, brillar como las fantasías del Once, pero también como los altares paganos repletos de baratijas y espejitos de colores. Quizás esta sea una de las claves visuales de los 90: una mezcla de brillo opaco, aplastado y deforme como la banda de alpaca que reviste algunas de las pinturas de Alfredo Londaibere. Exvotos degradados, íconos sincréticos, una belleza que resiste obstinadamente su degradación y que al mismo tiempo no deja de ser tan deforme como hipnótica, tan dramática como esquiva al sufrimiento. Entonces la curaduría se vuelve una historia de folletín y una plegaria contra el dolor y la muerte. Un conjuro para evitar lo inevitable. Porque bien sabemos que en los 90 a muchos les tocó despedir a amores y amigues, pero para entonces ya eran una cofradía, un ghetto disidente que había inventado una nueva espiritualidad que corrió como antídoto para alimentar nuevas esperanzas. El 5 de mayo de 1991 Néstor Perlongher escribía una carta a su íntima amiga Beba Eguía confesando que intentaría “otras curas sagradas, también ligadas a una mujer muy espiritual y curadora del Daime carioca”. A través de toda su correspondencia visceral, que reunió amorosamente Cecilia Palmeiro, podemos recorrer el pasaje del habla de la marica descocada de los 80 al ascetismo religioso del final de su vida. Una curva de experiencia vital que es análoga a los
NOTA itinerarios de Feliciano Centurión y Omar Schiliro, y de un modo semejante a los de Liliana Maresca, Alfredo Londaibere y Jorge Gumier Maier. Perlongher le rezaba al Padre Mario y luego tomaba el brebaje amazónico que conocemos como ayahuasca para sanar su cuerpo y aquietar su alma. Maresca descubrió la alquimia de la trasmutación de los metales porque sabía que su cuerpo dejaría de tener vida en esta dimensión. Centurión bordaba para exorcizar el tiempo que le quedaba mientras que Schiliro convertía el plástico en joyas preciosas, heredero tal vez de la fe evangélica de su familia en el milagro de Jesús de transformar el agua en vino y multiplicar los panes y los peces. Con esa misma fe sincrética Londaibere abrazó la religión brasileña del umbanda en los primeros años 90, haciendo de esa práctica secreta y algo estigmatizada una reversión muy ad hoc donde confluía el I Ching, el budismo zen, el psicodrama que practicaba el psicoanalista y dramaturgo Tato Pavlovsky, el yoga, las terapias alternativas, la cábala, el tarot y el New Age: esa subcultura a la carta que promovía el retorno a las prácticas ancestrales. Ocultismo, hermetismo, magia y superstición, este es el trasfondo para comprender muchas de las prácticas artísticas de los 90 producidas entre la liberación sexual de los cuerpos en la década anterior de recuperación democrática y el disciplinamiento por efecto del terror desatado por la crisis del Sida. “... desde que llegué al Brasil me impresionaron los paganismos más o menos sincréticos, como el candomblé de estirpe africana y, más recientemente, la religión del Santo Daime, de origen amazónico, que sacraliza la experimentación de la poderosa ayahuasca (o yagé), de una forma altamente ritualizada, en que las mirações (visiones vibrantes) son ritmadas con himnos de un profuso sincretismo, con fuertes componentes de catolicismo popular. (…) Se trata de un acceso directo a la experiencia divina, a través de la bebida sagrada”, describía Perlongher en una entrevista aparecida en la revista Babel de San Pablo en 1989. Muchas de estas reflexiones surgidas al calor de la observación directa y la experiencia en primer plano con las “plantas de poder” las compartió en el curso “Antropología del éxtasis” que presentó en 1991 en el Colegio Argentino de Filosofía, durante su
último viaje a Buenos Aires. Al año siguiente moriría en San Pablo. El interés por una nueva espiritualidad que permitiera disolver el cuerpo individual monolítico, judeo-cristiano y heteronormativo del yo en una versión fluida, trascendente y colectiva del ser, es un síntoma que comparte parte de la subcultura artística e intelectual de Buenos Aires. Es el ethos que invoca Mariana Cerviño, ese modo de ser y estar en el mundo, secreto, epifánico e incomunicable. “Veo la naturaleza como unidad de forma y sentido”, decía Alfredo Londaibere. “Siento que a eso pertenezco, que eso soy. Parte y todo. Consciente de lo continuo, de lo integrado como verdad”. Alfredo creía que la pintura podía concentrar toda la capacidad expresiva de un artista y toda la verdad sobre el arte y el ser. La pintura era una invocación y una revelación, un ejercicio altamente ritualizado que exploró a lo largo de toda su vida. En paralelo a la experimentación formal que pautaba de manera sistemática a través del despliegue de profusas series de obras –la mayoría de las cuales nunca expuso–, iba conformando un sistema de prácticas de organización medieval. Como si fuese un gremio de artesanos, Alfredo trabajaba ocho horas al día, luego de practicar el saludo al sol y tirarse el I Ching, transformando la pintura en una religión por medio de la cual alcanzar un estado espiritual. Su espiritualidad se expresó en un modo de hacer metódico, intimista y solitario que delimitó un programa estético gobernado por el goce. Configuró así un ethos de trabajo austero y disciplinado que lo fue alejando de las rutinas de la sociabilidad contemporánea –esas que postulan que el arte contemporáneo es una religión laica– hasta encontrar en la imagen un medio para descifrar el lenguaje secreto de las cosas. JIMENA FERREIRO Nació en La Plata un día antes de que terminara el año 1976. Es muy de Capricornio y cada vez cree más en el destino que trazan los signos. Géminis es su ascendente por eso tiene una apariencia fluida. ¡Pero no se engañen! Su corazón es de tierra. Es perseverante y metódica, por eso se dedica a la curaduría y la investigación. Actualmente estudia la obra de Alfredo Londaibere, que le permite indagar en las tradiciones herméticas más remotas. Está en pleno viaje de iniciación.
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NOTA
muerte y resurrección de una ciencia ~ Nicolás Torres Ressa ~
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Fui a comer unas rabas al Centro Vasco y me llamó la atención un grupito que escuchaba con interés a un orador joven. Mientras esperaba la comida decidí acercarme y escucharlo. Aunque no entendí muy bien, conversaban sobre magos, almas de éter, buenos y malos. Pensé que estaban hablando del último capítulo de GOT pero, para mi sorpresa, era un taller de filosofía. La verdad, me pegué alto viaje con las conexiones que pueden hacerse entre rabas, euskera, ciencia, magia y filosofía.
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18 Hace algo más de 100 años, la mayoría de los científicos y filósofos estaban profundamente convencidos de que faltaba muy poco para que las religiones dejaran de existir: confiaban en que las luces de la ciencia y de la razón disiparían, de una vez por todas, las tinieblas de la superstición, la ignorancia y el fanatismo. De la mano del progreso científico, nuestro mundo –hasta aquel entonces, según ellos, bárbaro y sanguinario– se volvería civilizado y pacífico. Para estos filósofos y científicos era impensable que en el mundo del futuro tuviera cabida la creencia en una realidad sobrenatural; todas las religiones morirían de a poco: los hombres las abandonarían a medida que la ciencia continuara con su marcha triunfal. Nada de eso sucedió. Una vez arrancado el siglo XX, poco duró este optimismo intelectual: las dos guerras mundiales, que marcaron un tristísimo récord de muertes en la historia, pronto demostraron que el triunfalismo de los hombres del siglo XIX –que soñaban con la paz perpetua– era por lo menos cuestionable. Según los historiadores, nunca se vivió un siglo tan brutalmente violento como el XX, donde no solo no se alcanzó esa paz mundial que los filósofos racionalistas vaticinaban, sino que incluso las guerras se volvieron más cruentas que en los siglos inmediatamente anteriores. En los siglos XVIII y XIX declarar la guerra era el último recurso tras sucesivas instancias de negociación fallidas; los Estados beligerantes firmaban una declaración de guerra y, cuando terminaba, firmaban la paz. La última guerra que adoptó ese formato fue la Primera Guerra Mundial. El siglo XX, que finalizó hace ya casi 20 años, nos puede dejar varias enseñanzas: una de ellas es que la ciencia no es, por sí misma, garantía de progreso, pues fácilmente puede ser puesta al servicio del odio, la muerte y la destrucción. No solo se puede matar en nombre de la religión sino también en nombre de la ciencia. Tiempo después, los filósofos posmodernos advirtieron que lo que hasta el momento llamábamos “ciencia” y lo que hasta el momento llamábamos “razón” eran la ciencia y la razón de acuerdo con los parámetros del hombre blanco, europeo y burgués. El progreso de la ciencia, al fin y al cabo, resultó ser –en palabras de Jean François Lyotard– tan solo un relato más: una narrativa, una manera entre tantas otras de contar qué es el mundo, qué es la historia, qué es
el hombre y cuál es su rol en la historia. Los posmodernos nos hicieron dar un baño de humildad: hoy en día resulta más difícil comprometerse con el ideal de una ciencia neutral, con un conocimiento cabal y completo de la realidad. En la posmodernidad no tenemos verdades absolutas, sino locales; no tenemos discursos totalizadores y fuertes, sino pensamientos débiles –concepto del filósofo Gianni Vattimo–. Creo que en esa debilidad consiste la fortaleza de nuestros tiempos: estamos dotados de un sofisticado sistema de alarmas para sospechar al instante de cualquier discurso que se arrogue tener verdades últimas e incuestionables. Podemos detectar mejor que nunca los intereses que se esconden detrás de todo lo que se nos presenta como indudablemente cierto. En este contexto de crisis –y resignificación– de la ciencia, no es de extrañarse que haya surgido un revival de distintas formas de religión y de espiritualidad, muchas de las cuales se encuentran incluso en abierto conflicto con las instituciones religiosas hegemónicas. Actualmente, hay un marcado interés por la espiritualidad oriental y por las religiones paganas occidentales pre-cristianas y hay, a su vez, una fascinación cada vez más grande por la magia y la astrología. Con la magia y con la astrología ocurre algo muy peculiar. La ciencia occidental las considera un asunto de superstición, algo irracional. A los científicos del siglo XXI les provoca cierta perplejidad reparar en que pensadores de la talla de Isaac Newton escribieron tratados sobre alquimia, astrología y teología; piensan que es tan solo un resabio del pasado o una marca de la época. Ese juicio peca de soberbia, de creer que nuestro paradigma científico actual es el verdadero y el definitivo, y que los paradigmas anteriores serían torpes pasos iniciales, balbuceos infantiles de aquellos hombres del pasado que no habían alcanzado el grado de madurez intelectual que nosotros hemos conseguido. La ciencia es un discurso que produce resultados prácticos peores o mejores; no hay progreso sino cambios de narrativas. Soy un posmoderno. Volvamos a la magia y la astrología, lejos de haber sido mera superstición o algo irracional, en determinados contextos históricos –como en la Antigüedad y el Renacimiento– fueron la ciencia. Tanto la élite intelectual como las clases populares creían en la magia y en la astrología de la misma ma-
NOTA nera que hoy creemos en la ley de la gravedad. Más adelante, cuando la Iglesia comenzó a perseguir brujas y surgió la ciencia moderna, hablar de magia se convirtió en sinónimo de irracionalidad, superstición y pecado. En estos tiempos posmodernos, de posverdad y proliferación de relatos, es más que útil conocer las bases filosóficas a partir de las cuales los sabios antiguos y renacentistas fundamentaban la importancia de la magia. Estos filósofos no consideraban estar haciendo nada irracional sino que, por el contrario, creían haber llegado a la cumbre más alta de la filosofía y de la ciencia, precisamente por haber descubierto los secretos más profundos de la naturaleza. Los magos y astrólogos de la Antigüedad y del Renacimiento eran profundamente racionales, pero según el paradigma de racionalidad vigente en sus épocas. Puede que, dentro de algunos siglos, lo que hoy llamamos ciencia nos parezca tan irracional como nos pueden parecer hoy la magia o la astrología. Todos los sabios que se dedicaban a la magia compartían una misma manera de pensar la realidad. Para ellos, el universo era un ser vivo que poseía un alma, igual que nosotros. Esta manera de entender la realidad tiene varias consecuencias: en primer lugar, que todas las cosas tienen algo de vida, incluso las que parecen inanimadas; en segundo lugar, que todos los seres tienen un alma y, en tercer lugar, que todas las almas son, en el fondo, una sola: el alma universal. Las bases filosóficas de la magia nos dicen que todo es uno, es decir, que hay una unidad de la cual surge toda la realidad. Esto era lo que decían los pitagóricos en el siglo VI a.C. y lo que más tarde afirmarían en el siglo II d.C. los neoplatónicos y los herméticos, una secta greco-egipcia cuyos miembros escribieron tratados en los que, entre muchas otras cosas, se enseñaba cómo fabricar estatuas con el poder de predecir el futuro. Los magos consideraban el universo como un ser vivo y lo comparaban con un cuerpo. Cada cuerpo, por más que tenga miembros diferenciados, es al fin y al cabo una unidad. De la misma manera, los animales, los vegetales, los minerales, nuestro planeta y todos los cuerpos celestes serían partes del gran cuerpo universal. Profundicemos la analogía: en un cuerpo hay partes que son solidarias entre sí y otras que se encuentran en conflicto; en el inmenso cuerpo que es el
universo ocurre lo mismo, hay seres entre los que hay afinidad y otros entre los que hay discordia. Las partes que están en discordia luchan entre sí, mientras que las que tienen afinidad se potencian recíprocamente en la lucha por la supervivencia. El alma del universo coloca cada parte en el lugar donde tiene que estar para que la tensión resulte lo más armoniosa posible. Por eso, Plotino –un filósofo neoplatónico de la Antigüedad tardía– solía decir que el primer mago y el primer hechicero era el universo mismo. Para ser un mago era fundamental conocer las conexiones que existen entre las cosas, tanto las manifiestas como las ocultas. Esto último es importantísimo, los magos solían advertir hasta el hartazgo las conexiones secretas –o enemistades secretas– entre un animal y otro, entre un animal y un vegetal, o entre un planeta y una parte del cuerpo. ¿Cómo hacían para descubrir esas conexiones? Muchas veces, la forma de las cosas era un buen indicio para sospechar. Marsilio Ficino, un mago del Renacimiento, aconsejaba que si uno quería cuidar la salud de su cerebro, su hígado o su estómago debía comer sesos, hígados y estómagos de animales parecidos a los seres humanos. Ficino se dedicó también a la astrología, esa rama de la magia que se ocupa de las conexiones entre los planetas y las cosas de la Tierra. Decía, por ejemplo, que el influjo del planeta Saturno era de una ayuda inestimable para dedicarse a la filosofía o a las letras, pero llenaba el cuerpo de un líquido llamado bilis negra, que se creía era causante de depresión y de melancolía –de hecho, la palabra melancolía significa, en griego, bilis negra–. Para contrarrestar ese efecto secundario Ficino recomendaba acudir al influjo del Sol, utilizando adornos, ungüentos o aceites hechos de cosas afines a ese astro como el oro, el crisólito, el carbunclo o la mirra; alimentándose con miel amarilla o teniendo cerca animales solares, como el halcón, el gallo, el cisne, el león o el cocodrilo. La mayoría de los magos –paganos o cristianos– creían que existía un único Dios. Los que pensaban que el universo se había originado ex nihilo –es decir, que había sido creado a partir de la nada– sostenían que Dios era un creador. Por su parte, los que creían que el universo era eterno –es decir, sin comienzo ni final– consideraban que Dios no era un creador, sino una realidad superior de la cual el universo dependía
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20 para existir. Había posiciones más extremas, como la de Giordano Bruno, quien pensaba que el universo era Dios. Sin embargo, el monoteísmo de los magos era bastante particular. Los planetas eran considerados algo así como dioses. ¿Por qué ocurría esto? Porque ellos aceptaban el modelo astronómico geocéntrico heredado de Aristóteles y Ptolomeo, según el cual el universo consistía en una serie de esferas concéntricas –como una cebolla gigante– cuyo centro era la Tierra. En su concepción, el universo se dividía en dos regiones: la sublunar y la supralunar. El mundo de debajo de la Luna –es decir, el nuestro– era un mundo imperfecto, hecho de cuatro elementos: fuego, tierra, aire y agua. El de arriba de la Luna –donde estaban el Sol y todos los planetas– era un mundo superior, hecho de un quinto elemento perfecto e imperecedero: el éter. Los planetas, por lo tanto, eran considerados bajo esa óptica como seres superiores, con un alma superior al alma humana. De ahí a concebirlos como diosecillos, divinidades menores o en todo caso ángeles había muy pocos pasos. Los planetas eran dioses sospechosamente similares a los del panteón grecorromano. Por ejemplo, para elaborar pociones de amor, los magos buscaban ingredientes que tuvieran afinidad con el planeta Venus, nombre con el que los romanos designaban en su mitología a la diosa del amor –en griego, Afrodita–. Más allá de la cuestión del monoteísmo o del politeísmo, en la cosmovisión de los magos había otros seres no menos curiosos, que ellos llamaban démones, palabra que proviene del griego daímon. No se los debe confundir con los demonios del cristianismo, porque los démones no necesariamente eran malignos. El mago confiaba en que podía acudir a la ayuda de los démones para realizar sus encantamientos. Eran seres que estaban hechos de un solo elemento, a diferencia del hombre, que es resultado de una composición. Se creía que había démones hechos de agua, de fuego, de aire, de tierra y, los superiores, de éter. En todos los casos eran corpóreos, con cuerpos más o menos sutiles. Los magos consideraban, incluso, que el alma humana no era incorpórea, sino que estaba hecha de éter. De este modo respondían al difícil problema –que tanto ha desvelado a filósofos y a teólogos de todos los tiempos– de la relación entre el cuerpo y el alma.
La magia podía ser utilizada para el bien o para el mal. Se podía realizar, por ejemplo, un ritual para conseguir una influencia benéfica del Sol y así poder optimizar las cosechas. También se podían fabricar talismanes, amuletos o estatuas mágicas –como las que hacían los herméticos– para protegerse del mal. A estos instrumentos se los llamaba teurgia. Asimismo, el influjo de un planeta –o de un instrumento teúrgico– podía utilizarse para hacer el mal a alguien. Sin embargo, lo único que un mago no era capaz de hacer era burlarse de la naturaleza universal. Tanto el mago bueno como el malvado podían servirse de los poderes ocultos de la naturaleza, de la misma forma que tanto el hombre bueno como el malo pueden tomar agua de un río para beber. La naturaleza, dice Plotino, no niega sus recursos a nadie, pero tarde o temprano pone al bueno y al malo en el lugar en el que deben estar. La magia hecha con propósitos malignos nunca queda impune. Algunos estudiosos consideran que la astrología y la magia son versiones anteriores de la psiquiatría y de la biotecnología. Creo que tienen mucho de razón. Sin embargo, no debemos dejar de tener en cuenta que estos conocimientos pertenecían a un mundo distinto del nuestro, a una etapa histórica distinta de la actual. La caída de los grandes relatos ha producido una suerte de policronía, una simultaneidad de épocas que se entremezclan y dialogan entre sí. Algunos le bajan el precio a este suceso y sostienen que lo que hay es un auge de lo New Age y un retorno a la superstición. Pero se trata de algo más profundo. En estos tiempos en que la racionalidad moderna ha muerto, las racionalidades premodernas han resucitado. Estamos en busca de una nueva racionalidad y de un nuevo lenguaje. El creciente interés por la magia forma parte de esa búsqueda.
NICOLÁS TORRES RESSA Es licenciado en Filosofía por la Universidad Nacional de La Plata. Es redactor en el Diario Ciudad Capital. Organiza el taller de filosofía Banquete Filosófico en el Centro Vasco de La Plata. Tiene el Sol en Acuario, ascendente en Capricornio y Luna en Piscis. Actualmente en una relación amor-odio con Libra.
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COMUNIDAD
entropía zodiacal
bb
Andan diciendo que soy ariana y no entiendo bien qué implica eso. Alguien me cantó por ahí que me rige Marte ¡y que tengo cuernos de carnera! ¿Será por eso que soy tan obstinada? Dicen también que soy escéptica porque dudo de si subirme o no a la ola de pitonises e influencers astrales. La verdad es que aún no tengo una posición tomada, voy a hacerme la carta astral mientras veo el eclipse y pregunto a la comunidad de creyentes y atexs por esta fiebre mística que, por h o por b, nos está resonando a todxs.
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¿Cómo se relacionan astrología y actualidad? 1
Luci
Me parece la moda más interesante de la actualidad. Hay un deseo colectivo de conectar con el interior de cada une y su lado más espiritual. La astrología es una herramienta de autoconocimiento que ayuda a esa exploración. 2
Juan
La búsqueda de respuestas en la astrología por parte de la sociedad –quitando los casos de mera indagación por hobby– responde a una crisis de los modelos de creencias. La astrología, que parece imitar y provenir de cierto modelo de creencia panteísta, crece en adeptxs en la medida en que se va produciendo una merma de la legitimidad eclesiástica 3
Roque
La astrología ofrece una alternativa al paradigma de la ciencia material. Aunque quizás ciencia, religión y arte sean manifestaciones de una pulsión de trascendencia humana que parece estar compuesta de aspectos expresados en el zodiaco. Entiendo al zodiaco como un sistema que no solo contempla los típicos signos solares, sino que organiza el universo en tres naturalezas –cardinal, mutable y fija–; en cuatro elementos –aire, agua, tierra y fuego–; y en distintos niveles que rigen lo afectivo, emocional, discursivo, transcendental, (in)definido, relacional. Cada individuo es una constelación única de múltiples variables, a la cual se le suma un elemento que
escapa a la ecuación zodiacal: la individualidad y su progresión biográfica. 4
Savia
Leo casi todos los días a Mia Astral, Lu Gaitán y el horóscopo negro. Muchxs de mis conocidxs lo hacen, en la calle escuchás: “soy de tal” o “ah, es porque tenés Mercurio en no sé dónde”. Creo que está ahí, en el aire y en este momento lo estamos mirando. 5
Durnzno
Podríamos pensar que la astrología está de moda. Creo importante suponer una diferencia entre moda y tendencia. Hoy la sociedad en general y sobre todo lxs jóvenes buscamos nuevas formas de conectarnos con la realidad y con otras maneras de generar conciencia. Para ello cuestionamos lo establecido, como la ciencia, las costumbres, la biología, los mandatos constituyentes. Es la forma de pensar nuestro nuevo estar aquí y ahora para una revolución que es feminista antes que todo. En esta nueva configuración aparece la astrología, no como una moda impuesta sino como una tendencia de un nuevo orden emocional de la conciencia, como una expresión de época. 6
Sofía
La astrología se relaciona actualmente con una nueva forma de entender o analizar las relaciones afectivas y también de conocerse a une misme. Entender lo que sucede, recibir los causales y traba-
COMUNIDAD jarlos para resolver los conflictos propios o ajenos, una transformación energética. Se me ocurren dos teorías en relación a la actualidad. Una tiene que ver con el (re)surgimiento de una especie de creencia vinculada a lo que dicen los astros frente al decaimiento de las creencias tradicionales religiosas –no creo en Yisus, pues no existe, pero sí creo en lo que ocurre cuando Marte se alinea con Venus, pues eso existe– . La otra es pensar la mirada astral como parte de una nueva forma de relacionarnos con la naturaleza: las personas prestan más atención al medio ambiente, se preocupan por la forma de alimentarse –prefieren productos orgánicos o agroecológicos–, se hacen veganxs, se inclinan por formas más ecológicas de generar energía o construir casas, disminuyen el consumo de la industria farmacéutica y aumentan su interés por las plantas medicinales. 7
Fede
Se relaciona a través de la farsa del destino predeterminado, no condicionado por el más acá presente, real y tangible, sino por el más allá cósmico de un universo que está atento a la voluntad y los deseos personales.
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Nahuel
Astrología y actualidad tienen 10 letras cada una –relación numerológica–. Hay en la astrología cierta claridad que hace que podamos entenderla, es un sistema complejo organizado. En cambio, la actualidad es oscura, densa y complicada. 9
Fernando
Siempre me pareció fascinante la astrología como sistema, los atributos de cada planeta y la compleja trama de interrelaciones que pueden definirse en
ese tablero multidimensional de los cielos. Desde ese interés, nunca me pareció desdeñable el saber astrológico –ni quienes lo practican–, más allá de su estatuto de verdad, que supuestamente es el que lo habilita a vincular el plano de los astros con el plano de la actualidad. 10
Vicky
La astrología viene a ser una respuesta del más allá –con origen desconocido– que le muestra a sus seguidores lo que les depara el destino según los astros y, en muchos casos, aconseja sobre lo que es más correcto hacer. Actualmente para muchas personas funciona como una salida de emergencia o como un refugio, un creer en algo para soportar el malestar social que nos atañe cada día, de la misma forma que otras optan por ser seguidores de una religión o miembros de alguna iglesia.
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Clave
La actualidad está signada por cierta sensación de pérdida. Este desenfoque global indica la desconexión de las sociedades con la naturaleza y de los corazones humanos con los astros fundantes de toda partícula viva. La humanidad está recuperando la atención que a lo largo de la historia perdió de la presencia profunda y de su concepción de alma o bien de espíritu. 12
Nico
De la misma forma que siempre. Solo que ahora se resquebraja la mirada positivista, lineal, racional y poco vincular con otras formas de sentir. Existe un universo infinito en el cual todo se relaciona con todo –de forma más o menos directa–. Entender esas distancias y potencias son claves para relacionarlas
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26 con aspectos micro y macro. El mundo mágico se esconde bajo muchas estructuras que nos han hecho olvidar la posibilidad de estar abiertos a otras cosas que suceden. Las percepciones han sido atrofiadas, desvinculadas del cuerpo y de escuchas que son tan importantes como lo estrictamente racional. 13
Sil
Me di cuenta de que, entre otras cosas, se trataba un poco de eso, de aprender, intercambiar y transmitir conocimientos varios y múltiples. Tomando un poquito de aquí y otro poco de allá pude hacer algo nuevo. Dejé de padecerlo y comencé a potenciarlo. Tal vez lo hubiera podido procesar sin la astrología, pero no fue el caso. De hecho soy tan manija que a todos mis proyectos les hago la carta natal. 15
A veces pienso que vivimos en una época caótica, que solo es una era astral, que pasará. Otras veces, que nos aferramos a ideas como la que acabo de escribir para llenar el casillero espiritual ante la ausencia de toda fe o la soledad de no tener explicaciones mágicas. De alguna manera, la astrología da seguridades o respuestas ahí donde, de otra manera, no habría nada. 14
Yerman
Supongo que la astrología viene dentro del pack de esta oleada New Age que creció en los últimos años. Este despertar de una nueva consciencia surge como reacción al avasallamiento tecnológico, el auge de las redes sociales y las nuevas y sofisticadas formas de control que nos atraviesan. Pero la astrología también habilita la posibilidad de desarrollar un pensamiento mágico y concebirnos más allá de lo consciente y lo tangible. Su conexión con lo mitológico, junto con el lenguaje simbólico que se utiliza para su estudio y comprensión nos abre portales, posibilidades y, en ese sentido, arte y astrología van de la mano. Asimismo, no hay una sola astrología, a mí me interesa aquella que se vincula con lo psicológico del ser humano, con lo cíclico. Me ayuda a pensar(me) dentro de los proyectos en los que trabajo. Por ejemplo, hace unos años, me pesaba el hecho de no poder hacer foco en alguna disciplina –me interesa el teatro, la danza, las artes plásticas, la acrobacia, el canto–. Siempre intentaba fusionar todo. Desde que descubrí que mi ascendente es Géminis algo se acomodó y pude capitalizarlo.
Leopoldo
Si bien me parecen acertadas ciertas descripciones generales, tengo mis sospechas acerca del rol de la astrología en la época presente. Veo cómo a veces se usa como exculpatoria y como una forma de desligarnos de la responsabilidad de recrearnos a nosotrxs mismxs y de tomar las riendas de nuestro propio acaecer. 16
Mel
Considero que en este momento la astrología viene a ocupar ese espacio de respuestas que ninguna otra ciencia logra garantizar. Por momentos, la astrología parecería ser la única disciplina que tiene certezas, frente a la incertidumbre y el desconcierto generalizado de este momento. Cada predicción acorde a un signo zodiacal –sin dejar de ser parcial– cala hondo en la esencia o destino de cada individuo. Este borramiento de la subjetividad, se combina con frases para poder superar tal o cual cosa –relaciones, miedos, fobias, límites– que promueven a veces una salida individual, cuasi meritocrática, a problemas que tienen que ver con un malestar de época. 17
So
Hablo mucho de astrología y lo tomo como puntapié para hablar con otras chicas –suele ser algo en lo que estamos todas–. También utilizo a los planetas y
COMUNIDAD signos como modelo: conocés a alguien con Marte en Leo y decís: “claaa, por eso tal cosa” y ves cómo sobrellevarlo sin pensar en el capitalismo, el patriarcado, la autoexplotación y la mercantilización del propio ser. Creo que es una anestesia para el tiempo en el que vivimos, pero al mismo tiempo, se la reivindica mucho en espacios de mujeres y disidencias –lo cual todavía no sé si es algo de doble filo o no–. 18
Tata
En la actualidad la astrología funciona porque es uno de los pocos momentos en los cuales las personas pueden, de manera creativa, encajar una narrativa en sus vidas y crear una nueva ficción. Una instancia lúdica de creación con aval social, algo que hoy por hoy escasea.
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Federico
Yo relaciono la astrología con los noventa y me parece algo muy menemista. Recuerdo que muchos programas tenían sus astrólogas y astrólogos. Incluso en los programas de la tarde, en años de elecciones, algún personaje realizaba predicciones según el movimiento de los astros. Por otro lado, la astrología me parece algo entretenido que se presta para boludear un rato. Tal vez por eso, me parece un fenómeno bastante neoliberal, una suerte de individualismo cósmico –los astros influyendo en o posibilitando mi vida individual– que es la otra cara del discurso de la a-política, un discurso que tiende a desconocer el contexto social y que a cambio trae el contexto cósmico. Lo que es curioso es que el neoliberalismo de los 90 tenía un discurso cientificista: la economía describía las leyes inexorables del mercado, leyes que no podían cambiarse y cualquier intento de discutirlas era ideología barata. Ese modelo se construía sobre la oposición ciencia vs. ideología. En cambio, el neoliberalismo actual se lleva muy bien con lo que antes se llamaba New Age –que incluye a
la astrología– y apela a lo que sus ideólogos llamaban pseudociencia. 20
Fran
A través del optimismo cruel.
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Antonio
La astrología puede ser un refugio que nos permita entender cosas que no comprendemos de manera racional. Otras personas eligen una religión. Hoy en día, en la situación en la que estamos, de crisis y malestar, los astros pueden ser una herramienta para curar la desesperanza.
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Mateo
Se relacionan a través de las redes sociales y la gente sin fundamentos científicos que le da tanta importancia. Porque, para ser francos, los únicos astros que nos afectan directamente son el Sol y la Luna.
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Paula
Pensar el presente es tarea poco sencilla, pero es posible que los astros ayuden. Habría que consultar periódicamente a la favorita de muchos, la renombrada Ludovica Squirru, que hace poco fue contratada para presentar su libro en el Consulado General de Argentina en Nueva York. Con auspicio del Estado, los vaticinios del horóscopo chino fueron anticipados en el país del Norte. Desgraciadamente, los fondos invertidos no incluían su transmisión en vivo por Radio Nacional. Así, la posición de los astros se nos escapa y quizás por ello no logremos entender aún lo
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28 que está escrito para nuestro futuro en este 2019. Por fortuna, aquí quedan otras brujas. Como reza el viejo dicho, aunque digan que las brujas no existen, que las hay las hay y están con nosotras. 24
Luciana
Hace muy poquito comencé a estudiar el tarot de Marsella y me sorprendió como un nuevo lenguaje que me permite construir historias a partir de imágenes arquetípicas. Quizás muches encontramos en esos tejidos discursivos otras formas de narrar que permiten leer la escena actual a partir de pinturas raras y, algunas veces, hasta incómodas. Por ejemplo, podemos deconstruir la idea de que el arcano XIII es cagarse en las patas porque es esqueleto y guadaña, y pensar que entre sus significados se narra la muda de piel luego de las transformaciones. Se me ocurren otras dos cartas que se suceden numéricamente, el arcano XVI, La Maison Dieu, y el arcano XVII –me gusta más la arcana–, L’ étoile. Nunca mejor pintada la escena histórica verde pañuelo: solo estallando en mil pedazos las estructuras patriarcales –como en la primera carta donde la corona cae, la casa dios se derrumba y los bufones están de cabeza–, es posible una mujer –como la de la segunda carta–, vuelta cuerpa colectiva como La Estrella, tan panza, tan tetas, tan libre y gibré. #sevacaer
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Lu
¿Quién podría argumentar que un planetoide como Plutón ejerce alguna influencia sobre una persona en la Tierra? –pobre Plutón–. Como hipótesis, me tienta decir que el juego de arquetipos y posiciones zodiacales funciona como herramienta de autoconocimiento, reflexión e introspección. Pero creo que va un poco más allá de eso, que la teca está en lxs youtubers y demases fenómenos de las redes sociales que bajan la data de los tránsitos planetarios a una clave cotidiana que se inserta y da sentido a los
eventos de todos los días. Una suerte de profetas astrológicxs, que se multiplicaron en el último tiempo y que son seguidxs religiosamente por un montón de personas. Creo que el rol de estos astro influencers es proveernos de una suerte de líneas guía para hacer revisiones concretas de lo que nos pasa y, a la vez, permitirnos encuadrar nuestras reflexiones en un sistema de coordenadas que nos vincula con el resto del universo. En fin, creo que en todo eso hay algo re clave para entender los sentidos que cobra la reflexión astrológica en la actualidad. Dar una interpretación para el devenir cotidiano, universal y al mismo tiempo infinitamente customizable. 26
Daniela
En la actualidad la astrología es una fuente de trabajo para compañeros dedicados al tema que antes era exclusivo de horangeles y ludovicas.
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Fernando
Conozco muy poco de astrología como para responder la pregunta. Lo que me resulta extraño es la poca importancia que le damos al ámbito mayor en el que vivimos, en el sentido de su influencia. Quiero decir: desconozco cuál es el efecto de los astros en mi cotidianidad pero si la Luna es capaz de alterar los ritmos del agua y el Sol es capaz de alterar complejos procesos en las personas –y esto es algo que está comprobado– suena lógico pensar que la interacción de los elementos del universo debe ejercer alguna influencia sobre nuestro planeta y sobre quienes lo habitamos. En este sentido, me llama la atención la poca importancia que la ciencia le da a este tema. Digo, seguramente haya prácticas de astrología cuestionables, como las hay de medicina, de economía o de tantos otros campos que a nadie se le ocurre desacreditar.
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ENTREVISTA
activaciones impredictivas ~ Catalina León ~
bb
Cosa de algoritmos, de repente me apareció en Instagram una nueva seguidora: Lluvia Astrología Impredictiva. Pensé que era otro perfil más de memes astrológicos. Intrigada, me metí en su feed y me llevé una sorpresa: ¡es un proyecto artístico! Enseguida le escribí y acordé una videollamada para saber más. Cata, la artista a cargo del proyecto, me contó algunos detalles de cómo lleva adelante sus obras en las que siempre se establece un diálogo activo con les otres.
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Catalina León
¿Cómo fue tu llegada a la astrología?
Empecé a estudiar astrología en el año 2003, más o menos al mismo tiempo que inicié mi carrera de artista. Fue una casualidad: la mamá de una amiga empezó a tomar clases de astrología. Entonces mi amiga fue, me contó y junto a otras amigas formamos un grupo de estudio con Elisa Garrone –que es la astróloga de quien yo sigo aprendiendo–. Luego el grupo se desarmó pero seguí visitándola durante siete años. Hacía una especie de clase de astrología y terapia una vez a la semana. Al principio no tuve el interés de mezclarlo con el arte, los vivía como mundos separados. Después de tantos años de estudiar astrología percibí que ese era el lenguaje que utilizaba para decodificar lo que sucedía: si bien no aplicaba la astrología directamente a mi obra, entiendo que posibilita una mayor creatividad ante lo que acontece. En un momento me quedé sin dinero y armé un taller de astrología, funcionó bien y me di cuenta de que podía hacer clínica de obra teniendo en cuenta la carta astral. cl
¿Cómo vivís el vínculo entre arte y la astrología?
Me pasa que hay días en los que me canso de ser artista y quiero ser otra cosa. Así fue también como empecé Vergel, que es la ONG de arte y salud a la que le dedico muchas horas. A fines de 2015 tuve uno de esos días y me dije: “voy a dedicarme a la astrología”. Fui a anotarme a Casa XI para hacer la carrera y cuando llegué tuve la sensación de que no me sería fácil sostener el estudio durante tres o cuatro años. Además, cuando me acerco a personas que están es-
tudiando astrología siento que se vuelven muy estereotipadas. ¿Será porque culturalmente tenemos naturalizada una forma de analizarnos? El pensamiento psicoanalítico está muy aceitado en nuestra cultura y la astrología, a veces, cae en ese lugar. Uno no puede saber más que el otro por tener los datos de su carta astral, el boom astrológico se desperdicia si se centra solo en analizar personas. Entonces volví al arte porque me interesa la creatividad y la errancia en los procesos de lxs artistxs.
cl
¿Cómo llegaste a concretar Lluvia, astrología impredictiva?
Pensé ¿qué es lo que el arte puede aportar a la astrología? ¿Qué es lo que puedo hacer yo como artista en relación con esto? Ahí dije: puedo generar una instancia para ampliar las representaciones y nociones del zodiaco, intentar tener un abordaje más diverso, amplio y curativo. También me di cuenta de que podía explorar otras formas de transmisión del conocimiento que no fuesen solo leer libros o hablar. Así fue que pensé Lluvia, astrología impredictiva, que ahora está en construcción pero la idea es que cuando termine sea una experiencia sensorial y simbólica que permita hacer una lectura zodiacal de otras maneras.
cl
Astrología impredictiva y zodiacos posibles. ¿A qué te referís con esos conceptos?
Por un lado, astrología impredictiva se centra en desarmar la idea de ver a la astrología como una herramienta de predicción y pensarla como una disciplina en construcción. Si bien los dioses están representados en los planetas, también son construidos todo el tiempo por nosotros. Todos conocemos la experiencia Aries pero, a la vez, seguimos participando de la construcción de las posibilidades que tiene esta experiencia. Un zodiaco posible es porque es uno de muchos, otros artistas podrían hacer zodiacos de diferentes maneras.
ENTREVISTA
cl
¿Cómo fue el proyecto? ¿Cómo intervinieron otras personas?
Lo primero que hice fue una acción en Bienalsur en 2017. Fue algo chiquito: presenté un trabajo de archivo en el cual expuse doce paneles, cada uno de los cuales tenía asignado un signo. Durante un tiempo daba talleres y atendía consultas sobre astrología en la sala. A las personas que venían les pedía que me ayudaran a buscar nuevas imágenes para representar los signos del zodiaco. Esas imágenes empezaron a servir de base de datos para la construcción de la instalación. También, en esa muestra, comencé a hacer una encuesta acerca de cómo las personas utilizan la astrología: ¿qué piensan de la astrología?, ¿cómo la viven?, ¿cuáles son sus fuentes de información?, etc.
cl
¿Qué datos te devolvió esa encuesta?
No procesé todos los datos aún pero hay desde personas escépticas hasta las que ven a la astrología como una herramienta de autoconocimiento. Es un material muy jugoso. Ahora tengo otra fuente de datos porque en la muestra que estoy realizando en la Usina del arte, además de la encuesta, dejé unos papeles donde las personas pueden sugerir ideas para que yo pinte otras representaciones de los signos. Voy a leer uno que tengo pegado en la heladera, es de una nena de 5 años y me encanta. En Libra puso: “una balanza, un estante con vidrio en el piso”. En Virgo: “techo de una casa con tejas”. En Géminis: “olor a mar”. ¿Entendés? No es para Géminis, pero es hermoso que me sugiera poner en el zodiaco olor a mar. Sucede esto, las personas dejan imágenes que no coinciden con el signo pero sirven para pensar. También sucede que, como hay libros sobre el tema en la misma mesa, algunas personas anotan algo de lo que está en sus páginas, tipo: “la imagen que está en la página X del libro tal”. También, en la hoja de sala hice un recorrido, dibujé la planta de la instalación y puse un texto donde se describe lo que
sucede en cada momento. Por ejemplo, dice en Aries: “movimiento en el cual se produce una explosión de energía, de vitalidad, fuerza, entusiasmo, potencia, dirección” y así en cada signo. Y en los paneles hay listados de palabras asociadas a los signos para facilitar la búsqueda de imágenes.
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¿Qué otras cosas ponés en práctica para desarmar los prejuicios?
Las chicas de sala me contaron que van parejas y se dicen: “ves, yo te dije que vos eras así”. Todas cosas prejuiciosas que no quiero que sucedan. Para intentar evitar esto, las chicas les proponen a las personas recorrer la colección de imágenes de forma más sensorial. Si hay niñxs que no saben su signo solar se les dice que elijan el que los atraiga por algún motivo, que se queden ahí y que piensen qué otra imagen podría estar ahí. Pero desarmar los prejuicios es uno de los grandes desafíos. Por eso estoy pensando, para futuras oportunidades, mostrar el zodiaco más avanzado y apuntar a trabajar en talleres y activaciones para construir cosas nuevas.
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Uno de tus objetivos es crear puentes entre lo individual y lo colectivo. ¿Qué rol cumpliría la astrología ahí?
Mucho de lo que se está hablando sobre astrología es desde un lugar muy freaky individualista. Cuando se piensa en influencias colectivas se hace con una globalidad imposible, algo así como: “Venus está en Capricornio y esto va a significar pruebas para la vida afectiva”. Para mí el zodiaco consiste en entender que lo que se describe es un proceso donde cada una de las partes es necesaria. Dejar de lado la tendencia dicotómica y excluyente que tenemos de identificarnos con una parte del proceso y rechazar otras. La astrología es una herramienta para pensar-
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34 nos como inteligencia colectiva, entendiendo que la energía que representa cada una de las partes tiene una función, una razón de ser y un motivo. La riqueza es ver cómo las diferentes energías entran en contacto y se enriquecen. Porque si el caos no encuentra un orden que lo vuelva conducente es intraducible y si la capacidad de discernimiento y ordenamiento no está puesta en función de algo trascendente e impredecible se vuelve estéril. Hay que entender esa tensión entre la pertenencia a un grupo y el deseo de generar movimientos sociales, cambios y transformaciones. Se trata de tomar el zodiaco para entender los procesos y articular una inteligencia colectiva.
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El bordado, la pintura y el dibujo son prácticas tan ancestrales como la astrología. ¿Hubo algo de eso en tu selección?
No es consciente pero de algún modo estoy hablando de esas cosas. Todos son saberes que me interesa resaltar. La pintura y el bordado son fuentes de conocimiento a través de una acción que es emocional, instintiva y física, casi perfecta. Son formas de iniciar diálogos y procesar ideas. Es lo que me sale naturalmente, nunca pensé en hacerlo de esa manera. La pintura y el bordado son formas de transmitir un saber, son el universo en el cual me muevo y me gusta compartirlo.
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Colaboran muchas personas en tus proyectos, ¿hay una división astral del trabajo?
No, jajaja. Tampoco me fijo cómo está resultando el proyecto en relación a los astros. Confío en que las energías zodiacales se develan solas. Lo que sí puedo entender es por qué los proyectos terminan siendo de invitación a conocer otros saberes: desde mi carta astral esto se relaciona con la materia y el hacer porque tengo Júpiter y Saturno en conjunción en la Casa
II. Júpiter se relaciona a los sistemas de creencias, la filosofía y las religiones y al estar en la Casa II, que es la de la materia y del hacer con las manos, hace que todo tenga sentido.
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¿Identificás que ahora hay una política cultural más permeable a este tipo de saberes?
Me parece que empezó a pasar que en los últimos cinco o siete años muchos artistas comenzaron a hablar más sobre astrología. Algunos hasta comenzaron a estudiar astrología. Me parece que cuando algo se instala en la comunidad artística las instituciones entienden que es algo de lo que se puede hablar. También hay una licencia por el hecho de que se trabaja en una experiencia artística. En otros ámbitos, como en el de la ciencia, la discusión se vuelve más compleja por los lugares que se le está dando a estos saberes empíricos.
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Nos comentaste sobre Vergel, ¿existe una relación con Lluvia?
Los dos proyectos tienen que ver con arte y transformación. En ambos casos el arte está puesto al servicio de mejorar la calidad de vida. En el contexto hospitalario, donde se desarrolla Vergel, hacer arte es un impacto positivo inmediato, se transforma el tiempo y las personas comienzan a sentirse mejor. Hay un disfrute inmediato que hace bien. Y en Lluvia, la astrología amplía las posibilidades de lectura de las cosas que suceden, ofrece otra perspectiva y eso le da a las personas mayor capacidad de acción. Hace que no vean las situaciones difíciles como algo externo, de una manera disociada. En el contacto con otros se genera un enriquecimiento para todos. También disfruto de estar encerrada en mi taller pero me parece que la riqueza de encontrarse y el intercambio siempre dan más. Y desde una perspectiva astral ambos proyectos se relacionan con la Casa VIII.
ENTREVISTA
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¿Cómo es lo de la Casa VIII? Vimos que es parte del título de tu libro...
En la astrología vos tenés signos, planetas, casas y aspectos. Podemos pensar que los planetas representan una acción, el signo una cualidad de la acción –¿qué se hace?, ¿cómo se hace?– y las casas son los escenarios donde suceden. La Casa VIII, que es normalmente vinculada a Escorpio, es el escenario de las crisis, de lo oculto, de la pérdida y de la resignación, esa instancia donde el dolor puede transformarse en otra cosa. Los saberes ocultos, los tabúes, todo eso y la medicina también están vinculadas con la Casa VIII.
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Nombraste la crisis, ¿la astrología puede ofrecernos un horizonte a la situación actual del país?
Ah, a ver, hay un tránsito de Plutón en Capricornio sobre la Luna de la Argentina, que está pasando. Pienso que sí pero pienso que es algo que pueden hacer personas que se han dedicado a estudiar de
manera muy comprometida y exhaustiva lo que es la astrología mundana y la relación entre historia y astrología. Decir algo puede ser tomado como para simplificar. Hay que ser cuidadosa cuando los saberes esotéricos se cruzan con el análisis de realidad política y económica donde es tan claro identificar lo que está conduciendo lo existencial.
CATALINA LEÓN Es artista y gestora cultural. Le interesan las prácticas comunitarias, generar quiebres y salir de las convenciones. Es de Aries con un stellium en la Casa VIII en oposición a Plutón y un Urano prominente en ángulo en la Casa IV.
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TRADUCCIÓN
¿quién necesita astrología? ~ Tabitha Prado-Richardson ~
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Una noche, mirando las estrellas, me empecé a preguntar: si soy ariana ¿qué dice eso sobre mí? ¿Y eso me afecta en algo? Como las estrellas no me respondían, me acordé de mi amiga Tabitha, que sabe mucho de astrología y estudios culturales. Ella escribe bocha y re lindo, y me mandó un texto en el que cuenta su experiencia con la astrología para pensar cosas como la identidad, el patriarcado y el neoliberalismo. También habla de la astrología tradicional, la moderna, la psicológica, la occidental y la feminista. ¡Cuántos tipos de astrologías y formas de leer el cielo!
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38 Recuerdo la pequeña lonchera de lata que mi mamá me preparaba con arroz y pollo vibrando en mis manos mientras realizábamos el viaje semanal en nuestro Volvo celeste, desde Summer Hill hasta Hoxton Park, para asistir a las lecciones de astrología de mi abuela. Camuflada en el bloque de viviendas del gobierno, su casa era, a mis ojos, legendaria. La decoración interior se modificaba año a año, como la obra de un pintor. Más tarde supe que esos estados cambiantes eran estratégicos y respondían a tránsitos astrológicos. Mientras que los tapizados, alfombras y empapelados cambiaban de color, otras cosas eran constantes: las piedras semipreciosas dispersas en la mesa de arrime con espejo, la biblioteca con manuales de astrología y cristales mágicos, los textos mitológicos y el tazón de frutas de plástico en la pequeña mesa del comedor cuyas uvas intenté masticar más de una vez en mi infancia. Había también una gran PC beige con Windows 98 y la pantalla permanentemente magenta. Mi abuela me recordaba a una Eartha Kitt de mediana edad, pequeña y expresiva, con un acento que solo he escuchado en la costa caribeña de Nicaragua. Un atardecer, cuando se preparaba para comenzar la lección, el monitor proyectó una luz azul-rosada sobre la habitación y ella repartió las tarjetas que le había hecho a cada estudiante –tres mujeres cuyas edades iban de los veinte hasta los cincuenta y yo, de diez años–. Había una tarjeta lila para cada signo con una breve descripción: elemento, modo, planeta regente y frase clave. Recuerdo haber mirado Capricornio –mi signo solar– y encontrar la frase clave “yo suelo”. *** ¿Qué significa identificarse con la astrología? Dentro del discurso astrológico, la pregunta suele relacionarse al Sol. La astrología mainstream predictiva y la escalada de las creencias contraculturales New Age en los años 60 popularizaron el signo solar como la parte más accesible y determinante de nuestra carta. Este discurso que prevalece en la astrología occidental tiene como contrapunto a la astrología védica, que se focaliza en la Luna. Pero al igual que el concepto de identidad, nuestros signos solares no pueden abarcar todo lo que somos.
Stuart Hall, teórico de los estudios culturales y acuariano, escribió sobre la identidad para despegarla de su falsa premisa de estabilidad. Su enfoque discursivo visibiliza que la identidad es un proceso, a menudo ambivalente e indeterminado, nunca ganado ni perdido, sostenido ni abandonado. En su ensayo “¿Quién necesita identidad?” sostiene que esta constituye, a menudo, un impulso hacia la estabilidad, una inversión en la “fantasía de asimilación”, que a veces trata y siempre falla en el intento por borrar las diferencias internas. No obstante, las identidades también se constituyen como una forma de marcar la diferencia y la exclusión, ya que son “producidas en ámbitos históricos e institucionales específicos en el interior de formaciones y prácticas discursivas específicas, mediante estrategias enunciativas específicas”. Hall aclara que la identidad va unida a los significados culturales, que es modelada por la interacción entre el contexto político e histórico. La identidad, entonces, en parte inconsciente y en parte intencional, es, más que una afiliación, un proyecto político. A veces trato de imaginar lo que diría Stuart Hall sobre muchas cosas, incluida la astrología, aprovechando su cálida e incisiva voz crítica. La astrología de signos solares es, ciertamente, un esencialismo. ¿Qué significa identificarse con una descripción invariable de la personalidad, especialmente con una escrita para perpetuar los supuestos sobre las motivaciones de las personas? Escépticxs como Benjamin Radford compararon la astrología con el racismo debido al pensamiento estereotipado y determinista. Estxs críticxs definen al racismo como un fenómeno puramente interpersonal antes que como una matriz de dominación. Sin embargo, hasta el momento, la astrología no manifestó estructuras de poder a lo largo de las líneas de sus signos, lo que molesta bastante a sus detractorxs. En contraste, muchas falsedades sí se expresan dentro del pensamiento estereotipado y determinista del patriarcado, la supremacía blanca, el racismo, la transfobia, el capitalismo, el capacitismo y la homofobia, pero estas formaciones estructurales nunca serán consideradas irracionales mientras beneficien a quienes están en el poder. ***
TRADUCCIÓN Desafortunadamente, cuando era chica no había libros de astrología para niñes. Yo estaba luchando con el boom de la autoayuda New Age posfeminista de los 90, que alentaba a las mujeres de Capricornio a explotar sus habilidades de inversión y estratégicamente salir con hombres mayores. Eso me dejó un autoconocimiento confuso y prematuro, de ser seria, depresiva y orientada a los logros. Capricornio está regido por Saturno, tradicionalmente conocido como un planeta maléfico que trae sufrimiento, y mis experiencias tempranas con la astrología estuvieron teñidas por esa visión. Era bastante embarazoso, porque no muchas personas se entretenían con la astrología, pero también era doloroso –no contaba con las herramientas emocionales para protegerme de ser encasillada por la astrología–. Mi madurez capricorniana se volvió una manera de justificar mi aislamiento y la distancia con otres niñes. Pero mi interés en la astrología tiene un fundamento más profundo que las lecciones de la abuela: vino con mi obsesión infantil con la serie Sailor Moon. Cada Sailor Senshi tenía su propio tipo de poder elemental, que, como supe luego, mantenía cierta correlación con el significado astrológico de su planeta. Yo quería pertenecer al espacio exterior y tener mi propio poder especial. El simbolismo celestial del creador de Sailor Moon, Naoko Takeuchi, se fusionó con un romanticismo mundano, dirigido a amigues y amantes por igual. Las relaciones tenían un peso equivalente al de las misiones y los objetivos de las Sailor Senshi; a menudo, era el poder de la relación lo que fomentaba la fuerza para derrotar al villano y restaurar la paz. Estas lecciones emocionales se imprimieron en mí y, como la niña solitaria que era, fue razonable recurrir a la astrología para conocer mi poder elemental. Solo vi las dos primeras temporadas de Sailor Moon. La secuela introdujo a Hotaru Tomoe, quien se transformó en Sailor Saturn. Su enfermedad crónica y su conducta tranquila escondían su poder para destruir y hacer renacer el universo. Takeuchi fusionó y combinó algunos de los temas astrológicos de Saturno y Plutón en las habilidades de Sailor Saturn, representadas por la larga guadaña que empuña como atributo: el símbolo de la cosecha y el ciclo de vida agrícola –de primavera-verano a otoño-invierno–. En la astrología antigua Saturno era el cuerpo ce-
leste más lejano y se pensaba que era el borde del sistema solar, por lo que se lo conceptualizó como el planeta que gobierna la muerte, la enfermedad y la pérdida. Las antiguas interpretaciones para una persona nacida con el Sol en Capricornio –bajo el signo de Saturno–, eran considerablemente más ásperas que las imágenes heladas que recibí de los manuales de astrología para “la mujer moderna”. Tenía una comprensión terriblemente precoz de mí misma como atada a la muerte. Ya aliviada, a veces lloro al bebé gótico que pude haber sido. La astrología tradicional, derivada de la astrología antigua, se enfoca menos en la experiencia interna y más en los eventos de la vida de un individuo, en línea con la práctica astrológica como adivinación. El Sol puede indicar cómo será el camino de tu vida, pero también puede ser interpretado como una representación de tu padre. Del mismo modo, la posición de la Luna puede utilizarse para adivinar la salud, la fertilidad o los eventos que afectan a tu madre o incluso a cualquier mujer importante en tu vida. Sin embargo, la astrología más moderna rechaza este enfoque causal y fatalista. La escuela contemporánea de astrología psicológica, basada en la psicología analítica de Carl Jung, ve la carta astral como una correlación y no como una causación, reflejando coincidencias significativas que pueden usarse para rastrear información sobre la experiencia del individuo. Una piedra angular de esta astrología es el manual de Liz Greene sobre Saturno, Una nueva mirada al viejo diablo, que proporciona una visión del planeta como aquel capaz de movilizar una sabiduría valiosa en una situación difícil. En línea con el símbolo de la guadaña, los tránsitos de Saturno pueden darte la oportunidad de “cosechar lo que siembres”. *** En muchos sentidos, la aplicación de la astrología psicológica es una forma de autoayuda emocional que fomenta la reflexión y la introspección, brinda estrategias para el crecimiento y, a veces, desbloquea el poder interno. Mucho se puede decir sobre la autoayuda en la era neoliberal, que promete felicidad y satisfacción sin cuestionar las estructuras sociales opresivas, individualizando y despolitizando la angus-
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40 tia mental y la falta de satisfacción. La investigación de Joanne Baker sobre las jóvenes australianas, por ejemplo, documenta la autoayuda y la astrología como estrategias psicológicas para navegar por la contradicción neoliberal y posfeminista. El posfeminismo neoliberal dice que podés hacerlo todo y que para eso tenés que encontrar tu poder interno y aprovechar al máximo tus oportunidades. Si estás luchando para pagar el alquiler, tenés un trabajo precario y mal pago, necesitás una maestría para obtener el puesto que deseás o tu novio no respeta tus límites, la salida se reduce a revisar cómo estás atrayendo estas circunstancias. La solución es mejorarte y sanarte, porque vos tenés la agencia para construir una vida feliz, satisfactoria y exitosa. Debés mantener una actitud positiva. Las estrategias psicológicas que investiga Baker proponen un optimismo general donde siempre hay alguien peor que unx e interpreta las dificultades como experiencias de aprendizaje. Si fracasás, la responsabilidad es completamente tuya y esto resulta demoledor, considerando que el fracaso no puede evitarse. Este optimismo oscurece los patrones de explotación y desventaja presentes en las vidas de las jóvenes estudiadas por la autora y, al mismo tiempo, evita etiquetarlas abiertamente como desfavorecidas u oprimidas. Baker señala que el fatalismo pragmático –creer que ciertas cosas como perder un trabajo, un embarazo no planificado u otros fracasos están predestinados– es incongruente con la creencia neoliberal de que todo es posible si se intenta lo suficiente. La creencia extendida en la meritocracia y la negación de la condición de víctima, sometida a fuerzas fuera de su control, se proyecta sobre aquelles que son considerades como fracasades perpetues a los ojos del capitalismo neoliberal: personas desempleadas, madres solteras, migrantes, personas con discapacidad y enfermedades crónicas y comunidades originarias. Esta falta de autocompasión se traduce en una menor empatía hacia les demás, lo que Baker reconoce como algo que reduce las posibilidades de movilización para el cambio social. El fatalismo pragmático es omnipresente en la astrología, incluso en la astrología psicológica actual. El porqué del renacimiento de la astrología entre les millennials se ha planteado una y otra vez. La astrología es lo suficientemente vaga como para movilizar tanto
el optimismo como el pesimismo dependiendo de la necesidad emocional. Podés leer la astrología psicológica contemporánea para desbloquear tu futuro y convertirte en una mejor persona e indagar en la astrología tradicional para procesar tu pasado y aceptar radicalmente lo que sos. Pero este es, por supuesto, un binarismo simplificado y dudo que la mayoría de las personas se acerque a la astrología de una manera tan puramente pragmática. Aunque no tengo experiencia en ninguna otra práctica espiritual, soy consciente de que parte del atractivo de la astrología es la trascendencia, que te hace creer que, con fe y un poco de ayuda del destino, podés llegar más allá de tus circunstancias. Hay algo más de tu lado: planetas, arquetipos, espíritus, ancestros y poderes mucho más antiguos que los sistemas destructivos en los que estás enredade. El amor, posiblemente, sea uno de estos poderes antiguos. En Sailor Moon, los poderes elementales de Serena, el personaje principal, son el amor y la curación, que lanza desde su cetro en forma de corazones rosados. Estas cualidades se corresponden con la asociación astrológica de la Luna al cuerpo emocional, a la respuesta fisiológica, a la maternidad, a los vínculos de apego, al linaje y al parentesco. La autosanación y la curación de les demás se encuentran en la misma línea, donde ser capaz de reconocer las vulnerabilidades propias implica también empatizar con las de les otres. Esta idea de Joanne Baker me recuerda los escritos de Sara Ahmed sobre la fragilidad, en los que alienta y abraza un sentimiento de-estar-rotx, desde la vulnerabilidad y el dolor emocional, político, colectivo, para ver y conectar con el mismo sentimiento en les demás. *** Como en otras disciplinas, históricamente la mayoría de las lecturas astrológicas fueron hechas por hombres, pero la ola más reciente de interés en la astrología está dirigida por mujeres y personas LGBTQI+. En el libro Símbolos para mujeres: una guía feminista para el zodiaco, Sheila Farrant critica el encuadre de género de los signos y propone un zodiaco matrilineal basado en figuras mitológicas femeninas. En ese sentido, invoca a la escritora Simone
TRADUCCIÓN Weil como figura para las mujeres acuarianas. Como astróloga y especialista en estudios de género, encontrar Símbolos para mujeres en una feria de libros fue asombroso. Farrant cambió la valencia de cada elemento, mostrando cómo cada uno podría interpretarse de manera masculina o femenina y, más aún, cómo la ideología patriarcal sustentaba nuestra comprensión de la personalidad. Al deconstruir los binarios jerárquicos presentes en la astrología, donde se supone que el cuerpo-emoción es de orden inferior a la mente-razón, Farrant abre radicalmente el zodiaco. La autora vuelve visible la manera en que cada signo opera bajo el patriarcado, reconociendo que la estructura social restringe la personalidad a través de la defensa de valores específicos. Mientras que la astrología psicológica presenta oportunidades aparentemente ilimitadas para el crecimiento y la astrología tradicional predestina la fortuna, la astrología feminista de Farrant trabaja sobre energías y arquetipos sofocados por el orden social vigente. Por ejemplo, ella vuelve a los temas centrales de Piscis: capacidad de respuesta, vulnerabilidad, interconexión, sueños, subconsciente y creatividad –frente a la interpretación estereotipada que ve a este signo como excesivo, recluido y con tendencias adictivas y auto-saboteadoras–. Ferrant especula que existir en la modernidad capitalista de Europa Occidental como Piscis es increíblemente difícil porque sus valores no se respetan ni se integran en la sociedad actual, de ahí el escapismo y la necesidad de un santuario. *** La invención del telescopio fue revolucionaria para la astrología occidental. Saturno ya no era el límite del sistema solar. Urano fue el primer planeta descubierto por un telescopio, que luego se conoció como el planeta que controla la agitación y la repentina inspiración. Luego, Neptuno y Plutón. Debido a sus largas órbitas, se dice que corresponden a los cambios sociales más amplios en la astrología. Con el paso del tiempo, más cuerpos astronómicos se consideraron como puntos astrológicos: asteroides, objetos trans-neptunianos, estrellas fijas. De vez en cuando, la app de carta natal de mi telé-
fono se actualiza para incluir nuevos objetos utilizados por les astrólogues, junto con su interpretación. Me sorprendió ver un nuevo planeta enano llamado Makemake, un nombre que no parecía encajar con los de la mitología clásica grecorromana. Originalmente conocido como Easterbunny (conejo de pascua), este planeta enano fue renombrado oficialmente como la deidad de la fertilidad de Rapa Nui (Isla de Pascua). Fue entonces cuando supe que los nuevos planetas se nombran a partir de leyendas y mitos de pueblos originarios. No todas las tradiciones astrológicas creen en la interminable acumulación de cuerpos astrológicos, pero esta expansión hacia mitologías no occidentales refleja el derecho colonial y blanco a usar la diferencia racial, étnica y cultural como el condimento para sazonar el “plato sin brillo que es la cultura blanca dominante”. Como bien se expresa en Devorar al otro: deseo y resistencia, el nuevo interés en el primitivismo en el centro del deseo blanco de diferencia hace eco en las asociaciones astrológicas de Makemake como un planeta capaz de devolvernos a la “sabiduría de la tierra”. Es fácil ser frívole con la astrología cuando sus deidades grecorromanas han sido reconocidas durante milenios en la cultura y el lenguaje occidentales, pero me da miedo la idea de un astrólogo blanco haciendo memes sobre Makemake. No sé cómo se sentiría la gente de Rapa Nui sobre el uso de su dios como otro arquetipo astrológico; tampoco sé si fueron consultades antes de que se nombrara al planeta enano. Puedo anticipar que la subsunción de sus historias a la astrología occidental sería potencialmente corrosiva, como muchos otros casos en los que los movimientos de la New Age cooptaron espiritualidades indígenas y negras. Probablemente hay muchas otras formas de leer el cielo nocturno. Si la colonización occidental no hubiese fracturado y destruido los conocimientos y las ciencias indígenas de todo el mundo, podríamos conocer muchos nombres e historias diferentes para las constelaciones y los planetas. La astróloga Alice Sparkly Kat cree que no hay necesidad de que las personas de color veneren la astrología clásica y occidental en la medida en que la cultura occidental les fue hostil. Pero también tenemos la responsabilidad de proteger y preservar las culturas no occidentales y respetar sus
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42 tradiciones. Si estamos viviendo en tierras indígenas, podemos aprender más sobre los sistemas de astrología y astronomía que precedieron a la colonización, no para comenzar a usarlos como propios, sino para hacer espacio a múltiples interpretaciones. *** No estoy segura de que hubiese podido considerar mi propio trauma personal sin el marco guía de la astrología. Hay poco apoyo estructural para ayudar con ese trabajo de autoconocimiento. Me ha dado fe, tal vez no necesariamente en algo tangible, sino en que hay pequeños cambios que ocurren todos los días, en que hay focos de libertad y personas que se resisten a su manera. El mundo no está sobredeterminado, ni por las estrellas ni por las estructuras. Nuestra creatividad y agencia están interconectadas, extendiéndo-
se una a la otra a través del movimiento y la inspiración. El aprendizaje experiencial, entendido como una necesidad en lugar de una responsabilidad, se basa tanto en el error y el fracaso como en el éxito, y es la base de cómo aprendemos a ser responsables. Después de años de estudio astrológico aprendí que la alegría se debía más a aceptar lo que era desconocido en lugar de intentar saberlo todo. Cuando comencé a expandir mi conocimiento astrológico aprendí que no era solo un Sol de Capricornio terrenal, sino que tenía Luna en Cáncer y Venus en Piscis, dos ubicaciones de signos de agua muy conectivas y lúdicas que valoran el amor, la crianza y la bondad. Me dio mucho alivio comenzar a pensar que tenía diferentes energías y modalidades dentro de mí que provenían de contextos diferentes, y aprendí que otras personas eran iguales: siempre tendrán muchas caras diferentes, algunas de las cuales nunca veremos.
TABITHA PRADO-RICHARDSON Es afrodescendiente y australiana. Tiene Sol en Capricornio, ascendente en Virgo, Luna en Cáncer, Venus en Piscis y Mercurio en Capricornio. Actualmente se encuentra haciendo un doctorado en la Western Sydney University. Sus áreas de interés son la negritud, los estudios culturales y los estudios de género.
Iglesia y Estado asuntos separados
1* PERSONA
gatites que salen del closet esotérico ~ TransFemiAstros ~ ~ astra.memes ~
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Ando media adicta a la pantalla del celu y los memes son mi debilidad. ¡Tendría que dedicarles un número! La cosa es que memes y astrología se llevan bárbaro, hay un montón de perfiles de Instagram re diver ♥. Les escribí a dos que me gustan, con los que me río y aprendo bocha, para ver qué tienen para decir.
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trans femi atros
Hoy en día, las personas están conociéndose con la astrología y hablan sobre sus sentires, pensamientos y perspectivas. Se puede aprender mucho sobre astrología a través de internet; hay textos, memes y libros disponibles online. Sigo estudiando astrología de manera autodidacta, siempre se puede seguir profundizando. Mis talleres invitan a las personas a que estudien, lean y entiendan la carta natal desde elles mismes. No me interesa identificar a la astrología con una lectura mesiánica o salvadora. La posta de une la tiene une y nadie más. Puedo saber sobre las energías pero no hay posibilidad de habitar otro cuerpo, entonces quien las va a llevar a la práctica es quien las siente. Para trabajar esta perspectiva desde el humor comencé a ser instagrammer con el nombre de Transfemiastros. Le puse así al perfil para invitar a quienes no nos sentimos representades en las visualizaciones hetero-cis del mundo, personas de la disidencia, trans, no binaries, maricas, putos, lesbianas, trabajadorxs sexuales; no quiero que personas violentas, terf, trolls y demás se sientan invitades. Observé que había muchas imágenes astrológicas en las re-
des pero sentí que no me representaban, entonces, a medida que estudiaba comencé a hacer mis propios memes y compartirlos en Instagram con lo que tenía –y aún tengo–: un celular re viejo en el que casi no entra la aplicación y una computadora donde apenas puedo editar imágenes. La identidad es cutre, desprolija y bizarra –yo soy así–, es una reivindicación del hablar mal y de la idea de que con cualquier cosa podemos hacer algo. Otra cosa importante son les gatites, porque si se utilizan imágenes de humanes hay que pensarlas bien porque dicen muchas cosas. Les animalites en los memes son parte de mi estética, son un aporte político antiespecista. Asimismo trato de que mis publicaciones sean muy pulidas en relación a la información que comparto y en cómo me relaciono. Ahí está la responsabilidad en Instagram. Como administrador del perfil propongo juegos y actividades que funcionan como alternativas y aperturas para que la gente pueda participar y colaborar. Las personas confían en mí, me consultan cosas, son re buena onda, hasta me envían recomendaciones y fotos de gatites bizarras para hacer memes. Eso me parece muy piola.
@TRANSFEMIASTROS Nació en San Juan en febrero de 1989 con la caída del muro de Berlín. Tiene Plutón en Escorpio, Saturno en Capricornio, un stellium en Acuario y el ascendente en Aries. Estudió historia y políticas sociales. Tuvo que romper sus muros y construir muchos puentes para llegar a la astrología. Hoy les memes, les amigxs, les gatites y la astrología son el mullidito caparazón de su Luna en Cáncer.
1* PERSONA
astra. memes
Adentrarme en la astrología fue un viaje de ida. Estudié durante un año y después seguí por mi cuenta leyendo mucho a Eugenio Carutti y desarrollando una mirada astrológica no desde un lugar racional y de estudio, sino reconociendo la astrología en situaciones de la vida y en las personas. Unx se empieza a dar cuenta de que está como hechizadx por un montón de patrones inconscientes. La astrología permite ponerlo en palabras y trabajarte, conocerte más libremente. Astra.memes nació este verano en plena macrisis y tiempo libre. Creé la cuenta un día que tuve un casting que me frustró bastante e inconscientemente, creo, a partir de eso, empecé a fusionar y generar por mi cuenta todo lo que me apasiona de la astrología con las ganas de actuar que tenía. Empecé haciendo memes y después, como buena leonina, dije “voy a figurar más acá” y comencé a hacer videos y memes conmigo misma. Antes de tener este espacio virtual me sentía una goma de la astrología porque en mi círculo no hay
mucha gente que le cope, entonces cuando empecé a generar esto fue como salir del closet esotérico. Al principio hacía más memes de cada signo en particular. Pero ahora me gusta más la idea de hablar de astrología en general, de lo que sería el autoconocimiento –cosa que me encanta porque soy de Leo– y la carta natal. Lo que para mí y para otre es una herramienta de autoconocimiento en la que por momentos puede estar re bueno y por otros ser un garrón y hacerte entrar en crisis. Me interesa transmitir con humor las astro contradicciones que tenemos y generar contenido astrológico, aunque sea un meme, que nos hable e incluya a todxs, no binarie, ni sexista. Porque algo que suele pasar es, por ejemplo, asociar Marte=varón y Venus=mujer, y también la idea de creer que la astrología nos determina, pensar los planetas en tal signo como maléfico o benéfico. Todo esto está muy lejos de ayudar a deconstruirnos o acercarnos a nosotrxs mismxs.
@ASTRA.MEMES Es de Leo y hace memes y videos con su propia cara. Tiene la Luna en Sagitario, lo que le permite reírse de sí misma. Su ascendente en Piscis le da una dosis espiritual astrológica. Su Sol en Leo en Casa V potencia su perfil teatral multidimensional.
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NOTA
donde hay bruja hay aquelarre ~ Tatiana Staroselsky ~
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Conocí a Tati unos días antes de que se fuera a investigar sobre Benjamin a Berlín. Nos tomamos una birra y discutimos un montón sobre mujeres biológicas, hadas superdulces del bosque y lobas que saben olfatear profundidades. ¿Se tratará de una logia marketinera con gustito a Cosmopolitan? Se me hacía tarde y ella no paraba, así que quedamos en contacto. A los días me envió este texto sobre el boom astrológico en clave de campo estrellado de batalla, desde la Coca Sarli a la Coca Zero sin retorno y baja en calorías.
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50 Que se trata de una pseudociencia, que es una herramienta para la reflexión sobre la propia vida, que recupera un aspecto lúdico perdido, que refuerza un determinismo que se suponía superado, que reivindica saberes arrasados por la violencia de las instituciones que regulan nuestras verdades, que es una moda –como las riñoneras–, que se trata de una distracción –el opio del pueblo–, que representa un oasis en nuestra vida estructurada violentamente por aparatos técnicos o que es una nueva forma de la revista Para Ti. En el marco de lo que parece ser el último boom de los astros, todxs tenemos una opinión: estamos a favor o estamos en contra, y no solo eso, pensamos que lxs que están a favor son crédulxs o que lxs que están en contra son cerradxs. El debate que publicó la revista Anfibia es en este sentido un ejemplo ideal: las notas “A favor de la astrología” y “En contra de la astrología” son perfectas para aquellxs que, habiendo decidido ya su bando valorativo, buscan argumentos que sustenten esta opinión por si sale el tema en la mesa del domingo, con la tía tarotista y la hermana que se define como muy racional y aplaudió de pie a la Tana Ferro en el cine hace ya unos buenos diez años. Ahora bien, permitámonos pensar el boom astrológico que percibimos hoy en lo cotidiano como un fenómeno social complejo, atravesado por dinámicas políticas, económicas y culturales de gran alcance, en diálogo con la historia misma del desarrollo del pensamiento en Occidente y con la conformación y la legitimación de un orden de cosas que, lejos de surgir naturalmente, es el resultado de luchas sanguinarias. Así, estar a favor o en contra se revela un poco fuera de lugar, o al menos no tan productivo a la hora de pensar el presente. Al final, nadie está proponiendo Educación Astrológica Integral, Astrología legal, segura y gratuita ni Servicio astrológico obligatorio. No todo es un campo de batalla. ¿No todo es un campo de batalla? Partamos de dos hechos más o menos consensuados: por un lado, que este boom, quizá como todos, tiene antecedentes; por el otro, que, de nuevo, quizá como todos, está impregnado de las luchas de la época. El mapa geopolítico del pensamiento actual es intrincado y confuso, y las alianzas que la astrología establece en sus terrenos siempre en disputa son dig-
nas de ser cartografiadas, aun a sabiendas de que los territorios se conquistan y renegocian a la vez que las poblaciones migran. La astrología supo ser, en sus años mozos, considerada una ciencia o al menos una aliada de las ciencias y ese pasado, en vez de otorgarle hoy alguna credibilidad, la mancha posicionándola en un lugar incómodo: el de pseudociencia, la que quiere y no puede, la que intenta pero no llega. Pobre ciencia wannabe, la astrología tuvo que aprender a sobrevivir en un mundo donde lxs científicxs que quedaron –o quizá más fielmente, los científicos que quedaron– tras el tamiz de la Ilustración y el del positivismo, si miran el cielo, lo hacen de maneras que le son ajenas: con otras herramientas, con otra agenda, con otros fines. Ya en 1928, en “Hacia el planetario”, Walter Benjamin se refirió al modo en que nuestra experiencia de algo así como los astros se vio modificada. “Nada diferencia tanto al hombre antiguo del moderno”, escribió, “como su entrega a una experiencia cósmica que el último casi no conoce. La caída de esta experiencia se anuncia ya en el florecimiento de la astronomía a principios de la Edad Moderna”. En su análisis, la relación de observación distanciada del mundo y de experimentación controlada –tal y como se da con el despuntar de la forma moderna de hacer ciencia– es incompatible con una forma de experiencia que exalta la cercanía y la comunión, la conexión en el éxtasis, con eso que ahora vemos como un frío objeto de estudio. Nos puede gustar más o menos, pero en el mundo que habitamos estamos lejos de regirnos por ciclos, de pensar el futuro en términos de destino y de pensarnos, sin esfuerzo, como parte de un todo o en comunión con él. Los intentos de reconectar con lo natural o con lo astrológico, de volver a resonar con las energías disponibles, de recuperar saberes acallados, asumen –revelándolo en sus prefijos– que aquello que buscan está de algún modo perdido. Las prácticas, los saberes, las figuras, no operan de la misma forma cuando son oficialismo que cuando forman parte de la oposición y la astrología dejó de gobernar nuestras vidas hace rato, aunque sus palabras vuelvan a importar en un contexto en el que los saberes oficiales parecen no ser suficientes. Algunos años después, en un texto de 1933, con
NOTA una actualidad inquietante, Benjamin se refiere a la pobreza de experiencia que, junto con el enorme desarrollo de la técnica, ha caído sobre el hombre [¿las personas?], en el sentido de una cierta crisis de la tradición y una sensación generalizada de pérdida de sentido e implicación con el mundo. “Y el reverso de esa pobreza”, dirá, “es la sofocante riqueza de ideas que se dio entre la gente –o más bien que se les vino encima– al reanimarse la astrología y la sabiduría yoga, la Christian Science y la quiromancia, el vegetarianismo y la gnosis, la escolástica y el espiritismo”. Para terminar, dispara: “porque además no es un reanimarse auténtico, sino una galvanización lo que tuvo lugar”. Reactivación súbita de algo que estaba inactivo, la galvanización se puede referir tanto al proceso por el cual un sentimiento o recuerdo olvidado es recobrado súbitamente al modo de Marcel Proust, como a aquel por el cual una rana muerta vuelve al movimiento mediante la aplicación de impulsos eléctricos. A más de 80 años y a unos cuantos kilómetros del diagnóstico de Benjamin, ¿estamos viviendo una galvanización de la astrología? ¿Qué es o qué sería un reanimarse auténtico? Un punto resulta central en la argumentación de Benjamin y es que “el hombre [¿le humane?] solo puede comunicarse de manera extática con el cosmos en comunidad”, y no solo eso, “el amenazante equívoco del hombre moderno [¿de lxs bichxs que somos?] está en tomar esta experiencia como algo intrascendente, evitable, y dejarla a discreción del individuo como desvarío en bellas noches estrelladas”. Claro, si algo no es Benjamin es un pensador del sujeto y de la búsqueda individual de autenticidad que se mira el ombligo. El reanimarse será auténtico no cuando el individuo realmente así lo sienta, sino cuando abrace una dimensión colectiva y tenga injerencia en las formas de lo social. Arriesguemos: auténtico, en Benjamin, se puede traducir como político. Políticos son los modos de organizar la experiencia, la percepción, el conocimiento y los vínculos, pero política es también la política, si unx no tiene demasiado miedo de meter las patas en el barro. Cabe preguntarse entonces cómo opera políticamente la astrología en épocas de movilizaciones, definiciones y pactos de caballeros.
Tras aquella traición de la astronomía y otrxs que, como compañerxs que lograron entrar a la universidad famosa, dejaron el pueblo atrás, la astrología no se da por vencida y encuentra formas de hacerse un camino. Lejos de hacerlo sola, busca alianzas nuevas en constelaciones que la fuerzan a explorar otras prácticas y otras formas de enunciar. Desterrada del campo científico, se alía con algunxs otrxs desterradxs y con quienes siempre pertenecieron a otras naciones para ocupar territorios nuevos. El psicoanálisis, la literatura, la religión, el arte y la autoayuda aparecen como interlocutorxs posibles ante lxs cuales la astrología no debe ocultar más su cara lúdica y se anima a proponer un programa más creativo: de la predicción se corre al autoconocimiento, del determinismo a la transformación, de la adivinación a la interpretación. La primera alianza está entonces al menos intentada, pero entre lxs excluidxs de la ciencia hay de todo. Están les que, habiendo logrado una cierta inclusión, siguen votando en función de los intereses de aquella que se deshace de sus investigaciones al primer recorte. Entre psicoanalistas positivistas y filósofes cientificistas desfilan quienes no sin razones desconfían de la astrología porque la vieron ponerse a disposición de discursos despolitizadores, individualistas y exitistas, bancando conceptos de libertad y de felicidad que se han cobrado ya unas cuantas vidas, jugando para el bando de lxs meritócratas y lxs triunfadores de Silicon Valley y Puerto Madero y hasta coacheando fascistas de la nueva era. Y bueno, “mejor solx que mal acompañadx” servirá en el amor, pero en política se juega con otras reglas. De todas maneras la astrología no se conforma y tiende otras redes. Existe otro lugar donde se juntan lxs dejadxs afuera, con miles de las voces más vivas de la escena política actual: el feminismo, ese espacio que se extiende en torno al deseo de cuestionarlo todo que surge al calor del descubrimiento desgarrador de que algo de eso que alimentamos con nuestro trabajo y nuestros decires es lo que nos mata. El consumo de astrología –en forma de cursos, canales de Youtube, cuentas de Instagram, compra de libros– es, desde hace un par de booms, cosa mayoritariamente de mujeres; el hacer, gestionar y vender astrología, también. Se trata de una conjunción a la
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52 que ya nos acostumbramos porque atraviesa las olas astrológicas que recordamos, desde Ludovica Squirru en los 90 hasta las notas sobre cuál es el signo más compatible con el tuyo para el amor en la Cosmopolitan, pasando por los miles de horóscopos que –en un mar de letras de molde en estricto masculino que nunca osarían desafiar a la RAE– enuncian en femenino porque saben a quién se dirigen y quién los lee. Lxs astrofans actuales dirán que eso era poco serio, que no es lo mismo, porque la astrología de millennials y centennials propone otra cosa, y palabras como horóscopo o predicción suenan, como mínimo, menemistas. Y es que de saber nuestro signo pasamos a hablar de Sol, Luna y ascendente; de buscar respuestas pasamos a explorar preguntas y de aceptar las certezas de la autoridad pasamos a gestionar esos saberes con un nivel nuevo de iniciativa. Entre identificaciones múltiples, autorreferencia, posverdad y algo a medio camino entre el antiautoritarismo heredado de lxs xadres setenterxs y un emprendedurismo cambiemita que lxs haría desconfiar, nodos, cuadraturas, alineaciones y retrogradaciones se ponen en juego para gritar que si la biología no es destino tampoco la astrología debería serlo. Pero el femenino en que hablaban las estrellas astrales en los 90 era el femenino de quienes se decían “femeninas, no feministas”. Mujeres y astrología se encontraban en lugares que, como las revistas del corazón, de revolucionarios tenían muy poco. Entre tanto el feminismo, viejo y sabio, nunca dejó de hacer alianzas y tampoco, como todx políticx que se precie de tal, de desconfiar de ellas. ¿Qué pasa entonces hoy en la intersección entre feminismo y astrología? En el centro, el concepto mismo de mujer aparece tironeado. Excluyendo cierto esencialismo minoritario, entre las diferentes corrientes, organizaciones, movimientos y voluntades que conforman el feminismo actual hay consenso suficiente en contra de poner el eje en el concepto biológico de mujer, pero también en arquetipos espirituales. Ambas variantes –que se parecen bastante– ponen en juego una batería conceptual polémica en torno a la naturaleza, la maternidad, lo instintivo y un poder femenino que parece salir del útero y le escapa al manejo del poder político o económico retirándose a bosques místicos
con hadas y lobas. La astrología ha sabido y sabe rodearse de algunos de estos discursos que coquetean, negocian y/o dialogan con el feminismo pero que trabajan con la misma red discursiva que este trata de desbaratar. Un fenómeno masivo en este sentido es el de Mia Astral. Astróloga pero también abogada y coach, trabaja con conceptos border como los de alpha female, diosa, energía femenina y mujer moderna, y aclara en su página que sus horóscopos son exclusivos para mujeres. Su feminismo New Age, como lo llamó Anfibia, a caballo entre una autoayuda neoliberal para el éxito, una misa con buen timing y una batería de apropiaciones culturales al menos atendible, empieza por hacer algo que no haría ningún feminismo: propone un modelo de mujer. Por si fuera poco, una vez traducidos algunos eufemismos, la mujer que propone se nos revela exitosa, amorosa y sexy, blanca, heterosexual y rica, sabe empoderarse manteniendo la calma. Su equilibrio, como el de la Coca Zero, implica ser apta para todos los mercados, sin ofender a ninguno. Aun así, entre las figuras míticas que se ponen en juego en el imaginario de este recomenzar de lo astral, al lado de las hadas del bosque y las lobas instintivas, se alza también un arquetipo que se escapa del mito y se empapa de historia: la bruja, que logra generar identificación en quienes hace rato se rebelaron contra el instinto y otras invenciones afines. En la figura de la bruja, como en ninguna otra, se tensan debates no siempre formulados en torno a la posibilidad de que aquella astrología femenina anclada en los binomios naturaleza-cultura y femenino-masculino se transfigure en una astrología feminista apta para la cuarta ola. En la épica feminista que falta y que tantas manos intentan escribir, la bruja reaparece politizada, más cerca de Juana de Arco que de una ninfa del bosque. Su figura tiene la potencialidad de apartarse de aquello que algunas astrologías –o algunas astrólogas– arrastran de patriarcal: dispara contra la Iglesia a la que supo disputarle poder real, se aparta del biologicismo porque se enfrenta al poder médico defendiendo la soberanía sobre el propio cuerpo, sortea al capitalismo a fuerza de estudio y autogestión y huye, por último, del individualismo, porque donde hay brujx hay aquelarre.
NOTA En tiempos de feminismo y confusión, de astrología y confusión y de política y confusión, que seguimos defendiendo con el cuerpo y con la angustia frente a tiempos de verdades inmóviles, quizá venga a cuento el viejo consejo de Benjamin. Para pensar cruces posibles entre los intrincados caminos de la astrología y el feminismo, es válido el intento de enmendar aquel error moderno de dejar la conexión con algo así como un cosmos a discreción del individuo
como desvarío en bellas noches estrelladas. Para ser feminista, la astrología tendrá que volver a la brujas y recordar que la conexión extática con el cosmos se da en comunidad, como sabrá cualquiera que haya sido parte de la marea que, en cada marcha y cada encuentro, enfrenta a aquel viejo modelo de mujer. El revival de lo astral, hablando en benjaminiano y en feminista, solo será auténtico cuando sea político.
TATIANA STAROSELSKY Según la carta natal que encontró en internet (Sol en Escorpio, ascendente en Acuario, Luna en Piscis) tiene urgencia por llegar al fondo de las cosas y es propensa a la abstracción. Su CV dice algo parecido. Estudió y hace el doctorado en Filosofía en La Plata, está cocinando la tesis en Berlín y siempre que puede escribe otras cosas.
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CAREO
astro-rosa light y astro-Rosa Luxemburgo ~ Lu Gaitán ~ ~ Gisella Di Matteo ~
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¿La astrología es algo individual? Es una pregunta que da vueltas en charlas con amigxs. Busqué respuestas en mis redes sociales y afectivas. Encontré a Lu que, entre otras cosas, difunde la astrología mundana que, simplificando, se enfoca en los movimientos planetarios que coinciden con cambios importantes en los países y grupos de personas. Y hablé con Gise, una amiga que estudia astrología hace mucho tiempo y la encuentro en todas las marchas y asambleas feministas que suceden en la ciudad.
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Lu Gaitán
¿Cómo llegaste a la astrología? ¿Qué impacto tuvo en tu vida?
Podría decir que la astrología estuvo presente en mi vida desde siempre, desde que era muy chica, pero no tenía nada que ver con mi familia de origen. Mis xadres son más bien del perfil intelectual y militantes de izquierda, así que mi conexión con lo esotérico/espiritual creció de manera secreta, en mi fuero interno, mientras me desarrollaba en el mundo. Y finalmente, apareció con muchísima fuerza una vez que me recibí de politóloga. Creo que ahí sentí el permiso para buscar por otro lado. Siempre digo que la astrología, más que un conocimiento, es una forma de percibir y sentir.
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Gisella Di Matteo
La llegada a la astrología fue en 1992. Ese año se armó una mini escuela de astrología en el fondo de casa. Comencé a participar de los talleres que se hacían en la familia, así que el impacto fue integral. Desde ese momento tuve una visión distinta de las relaciones entre las personas y me sirvió mucho para entender cosas de la vida cotidiana. La visión de la astrología que aprendí en ese momento fue la clásica, que es más determinista y oracular. Después estudié en Casa XI, donde cuestioné aquella visión e incorporé nuevas formas de ver, leer y vincularme con la astrología. Esta se convirtió así en una herramienta para analizar, conocer y aprender sobre el mundo interior y el inconsciente colectivo; explorar cómo la energía planetaria prima en cada unx, transformar algunos aspectos personales y potenciar otros.
¿De qué manera la astrología articula lo individual y lo colectivo?
La astrología más conocida en estos momentos es aquella que está centrada en las personas, pero esta es una versión muy moderna. Pensemos que la idea de individuo es post Revolución Francesa y post Psicoanálisis. La astrología más popular en Buenos Aires viene de la llamada corriente Humanista, que buscó conectar la psicología con la astrología y donde la carta natal juega un rol protagónico. Pero la primera astrología era necesariamente colectiva y se llama Astrología Mundana, es decir, del mundo. La astrología era utilizada para tomar decisiones, para pensar en las lluvias, las sequías, las cosechas, las guerras, las invasiones, etc. No era importante tematizar a las personas, más bien, era siempre lo colectivo lo que importaba. Si queremos analizar los movimientos sociales, es importante que observemos los llamados planetas transpersonales, es decir, los que están más alejados de la Tierra y cuyo movimiento es sincrónico con cambios, crisis y eventos muy fuertes a nivel mundial. Un ejemplo simple y bastante reciente fue la entrada de Plutón en el signo de Capricornio. El descubrimiento de Plutón en 1930 coincidió con la crisis
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En otro momento histórico, la astrología era una mancia, un saber popular y cercano a la vida cotidiana. No era un saber exclusivo de estudiosos sino que era compartido y se transmitía de generación en generación. Hoy por hoy eso no es así pero, de todos modos, la astrología hace un aporte significativo a los procesos comunitarios. También podemos pensar la relación entre lo individual y lo colectivo en la carta natal. La carta es un mapa que se conforma a partir de una serie de aspectaciones y vinculaciones entre los arquetipos –los significados y las características cualitativas de los planetas–, los signos y las casas. Todo eso tributa a la construcción de la individualidad. Como una herramienta muy añeja, la astrología posibilita conocernos como parte de la naturaleza, creando y analizando las vinculaciones
CAREO económica de esa década. Para la astrología, este planeta está asociado a grandes crisis y transformaciones y, sobre todo, develar aquello que sea espurio. Cuando Plutón entró en Capricornio en 2008 también hubo una crisis a nivel mundial. En astrología no decimos que los planetas son la causa de lo que nos pasa, sino que un movimiento en el cielo coincide con un movimiento en la Tierra.
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Actualmente el discurso astrológico se ha expandido mucho. ¿Qué factores creés que lo hicieron posible?
Hay uno muy concreto: la tecnología y las redes sociales hicieron que el conocimiento que antes era secreto se democratice. Por otro lado, es un momento para recuperar antiguas tradiciones y conocimientos de la Humanidad, tal vez por la crisis de sentido, la apatía y la desazón de nuestra sociedad. Lo que estoy viendo es a Occidente buscando desesperadamente la sabiduría de Oriente y a Oriente buscando el desarrollo económico de Occidente.
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energéticas entre lo subjetivo y lo colectivo. Los ciclos de los planetas nos llevan a ver nuestros procesos insertos en un momento histórico: mi caminar no solo se relaciona con la interpretación del sistema de influencia de los astros sino también con nuestra capacidad de creación.
El interés en el tema es histórico. Desde que la humanidad comenzó a sembrar, este saber fue útil en las lecturas de cielo. En la modernidad la ciencia dividió lo espiritual de lo científico y hoy necesitamos volver a integrar estas dos miradas. En los barrios siempre ha habido consultorios y personas que se dedican al tarot y la astrología, pero su validación comenzó en el último siglo a partir de su utilización por la psicología. Ahora las redes sociales hacen visible la masificación del interés por parte de determinados sectores de la sociedad, como la clase media, pero en realidad las consultas siempre fueron masivas en sectores populares. A su vez, la gran diversidad de sitios de internet especializados ha facilitado el acceso a información sobre determinadas líneas y visiones astrológicas.
¿Cómo resuena la astrología en la práctica artística?
La astrología muchas veces es definida como un arte, porque no entra dentro de los parámetros habituales de la ciencia. Como a los seres humanos nos gusta definir, la categoría de arte parece quedarle muy bien. Y por supuesto, la astrología no es una sino que tiene múltiples vertientes, visiones, debates y grietas. La astrología contemporánea tiene conocimiento de psicología, de física cuántica, de constelaciones familiares, etc.
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Dependiendo desde qué paradigma te pares, el arte y la astrología son herramientas instituyentes para sanar, transformar y recrear nuestra realidad individual y colectiva, por lo tanto, se encuentran y entrelazan desde ahí. Ambas aportan a la construcción constante de signos y significados. No podemos apartar las construcciones del arte y de la astrología que se dan en una coyuntura histórica. Aunque estas praćticas siempre van de la mano, hay momentos en los que la participación conjunta se exalta aún más. Los cambios en los movimientos de los planetas de los últimos tiempos revitalizaron el arte callejero y las intervenciones colectivas en el espacio público. Esto se debió a un cambio en los tránsitos de Plutón y Urano desde 2008. Para algunos sectores políticos el arte suele ser una herramienta que ayuda a resignificar los procesos subterráneos para darles luz pública. Los ciclos astrológicos de hoy permiten reconocer la necesidad del arte como rizoma y acción colectiva que aporta al cambio energético que se está gestando.
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¿La astrología interpela principalmente a las mujeres y a la comunidad LGBTIQ+?
El arquetipo de macho es reacio a la conexión con las emociones y a la investigación esotérica, pero hay varones que están buscando ir más allá de esa forma, registrando su sensibilidad, haciéndose preguntas e indagando otras formas de pensarse. De hecho, así como estamos experimentando un boom de la astrología y la creciente fuerza del movimiento de género y disidencias sexuales, también está resurgiendo la figura de la bruja. Las brujas, la astrología y la comunidad LGBTIQ+ tienen algo en común: fueron excluidos y rechazados durante muchísimo tiempo. Además, hay algo interesante de la astrología y es que, en algún punto, no importa cuál sea el género o la identidad sexual que hayas asumido, porque al fin de cuentas todo es energía.
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Me parece una pregunta sexista y machista. Hay mucho runrún alrededor de eso, pero no acuerdo con que sea una moda para las mujeres y las disidencias sexuales. Hago astrología desde la década del 90 y he tenido muchas consultas de personas que se autoperciben varones, de distintas clases sociales, y también de la comunidad LGBTIQ+. Sí creo que el aporte del feminismo es tan transversal que atraviesa a la astrología. La cuarta ola del movimiento feminista hace posible que nos pongamos los anteojos violetas para vincularnos con la astrología desde una visión no binaria.
En vínculo con el feminismo, ¿existe una astrología rosa light y una astrología Rosa Luxemburgo?
Sí, encuentro una conexión. La astrología tradicional decía que las mujeres se identifican con la Luna de su carta natal y los varones, con el Sol, pero todxs tenemos todo en nuestra carta. Lo que las luchas feministas están haciendo es generar un espacio social para que podamos expresar la complejidad de lo que somos. Entonces, si nací mujer, pero tengo mucho fuego en mi carta y quiero jugar al fútbol y competir, ¿cuál sería el problema? ¿Y si nací varón, soy de cáncer y quiero dedicarme a cuidar a mis hijxs y llevarlos conmigo en un fular? Estoy dando ejemplos muy simples para que se vea. Me gustó eso de la astrología Rosa Luxemburgo, porque la verdad es que muchas veces me siento como el Grinch de la espiritualidad. En esta época, hay mucho de romantizar la intuición en contraposición al desarrollo intelectual o la formación académica. Creo que las dos formas de inteligencia son necesarias. Desde mi percepción, la astrología rosa light está muy centrada en “confiá en tu intuición”, “si yo lo deseo, va a suceder”, o “¿cuál es la mejor fecha para hablar con mi pareja?”. De más está decir que el deseo es importante, porque es una fuerza motora, pero no es lo único, porque vivimos en una sociedad, en determinado contexto socio económico, hay un clima de época, hay procesos que uno tiene que
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El año pasado la Campaña contra las violencias me vino a hacer una consulta sobre el resultado de la votación de la ley por el aborto legal, seguro y gratuito en el Congreso. Una de las cosas que les dije fue que las aspectaciones de ese momento generaban una frase de Gramsci: “Lo viejo nunca termina de morir y lo nuevo nunca termina de nacer”. Por eso digo que depende de la perspectiva del astrólogo con el que te atiendas. Para mí existe una astrología Rosa Luxemburgo y también existen astrologías light porque claramente hay visiones astrológicas liberales –de hecho, la clásica o la cultista tiene una forma mucho más determinista– y hay visiones –que pueden ser también modernas– que no se plantean desde los anteojos violetas en términos revolu-
CAREO hacer y no todo depende de la voluntad. Entonces no creo que el proceso de conocimiento que viene con la carta natal sea excluyente de cuestionamientos más profundos o de la militancia política.
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¿Se puede pensar la circulación de la astrología en términos de clase social?
La astrología, igual que la psicología, la filosofía o el arte, aparecen con fuerza cuando tenemos las necesidades básicas satisfechas. Sin ese piso no hay forma de que nos hagamos otros cuestionamientos.
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¿Cómo se puede vincular la astrología con la política y/o la militancia?
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Los movimientos sociales y los partidos políticos deberían abrir sus dogmas y paradigmas para vincularse con estos saberes ancestrales que aportan a la reconfiguración de la vida cotidiana y la realidad social. La astrología es una herramienta para la transformación del sistema capitalista patriarcal, sobre todo porque problematiza el tiempo. Desde ese punto de vista puede hacer una gran contribución a las organizaciones sociales.
La inflación y la pobreza crecieron en Argentina en el último tiempo. ¿La astrología nos ofrece algún horizonte?
No soy muy optimista al respecto, la verdad. Creo que faltan unos años para que Argentina pueda comenzar un nuevo ciclo, tal vez en el 2023 post retorno de Saturno. Creo que estamos agotando una forma vieja y, en ese
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Sí, se puede pensar la circulación de la astrología en términos de clase social pero no por el acceso. El acceso y la consulta son transversales a todas las clases sociales, pero la búsqueda es diferente. La interpelación y el acercamiento a la astrología, las cuestiones a pensar, resolver o problematizar son claramente distintas. Lo que cambia es la pregunta de acuerdo a la situación socioeconómica y afectiva.
La astrología y la militancia tienen un sentido de trascendencia, de ir más allá del individuo. Creo que puede ser muy rico el maridaje. Me rijo por el lema de “lo personal es político”, entendiendo que lo político es sinónimo de colectivo. Si hago cambios en mi vida personal, eso va a tener un impacto a gran escala y, si el colectivo del que formo parte hace movimientos, eso va a impactar en mi vida. Con la astrología nunca nos desconectamos de lo social, aunque esa sea la pretensión de algunxs astrólogxs.
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cionarios. De hecho hay un montón de aspectaciones y vinculaciones que en la actualidad aportan a eso.
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La astrología puede ofrecer un horizonte, la dificultad está en que la economía, las relaciones sociales y lo estructural del sistema están siendo planificados y dirigidos por una forma social histórica capitalista patriarcal. Los movimientos planetarios nos aportan una lectura muy rica de estos ciclos. Por ejemplo, nuestro país tiene una carta natal, pero para hacer una lectura astrológica completa habría que
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60 sentido, considero que el movimiento feminista y de disidencias sexuales es lo más revolucionario que está sucediendo hoy, porque modifica y cuestiona las bases de la vida cotidiana.
vincularla con todos los actores y estructuras que influyen sobre ese aspecto. Sería un análisis muy complejo. La astrología política es bellísima, lo necesario es saber la visión política del astrologx consultadx, sus ideologías y creencias. Luego, el problema es que quienes llevan adelante las decisiones económicas quieran o no tomar esta visión.
LU GAITÁN Tiene el Sol en Géminis, ascendente en Escorpio y Luna en Capricornio. Como buena geminiana estudió muchas cosas. Es astróloga, politóloga y astroyogui. También es reikista y lectora de registros akáshicos. Además, se acercó a la bioenergética y al tantra.
GISELLA DI MATTEO Sagitariana con ascendente en Géminis. Júpiter y todo lo que tiene en Sagitario le permite tener gran empatía y dedicarse profesionalmente a la sociología. Neptuno le da brillo a su ser bruja. Viajar le permite manejar de forma diversa el pavo real que le da Marte. La Luna y Mercurio la hacen investigar el pasado reciente y ser una militante de otra humanidad con anteojos violetas y clasistas.
leé más entrevistas bobas en boba.com.ar
NOTA
burócratas de la Nueva Era ~ María Eray Arce ~
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Une amigue de La Plata que trabaja en un ministerio me contó que desde que llegó Cambiemos al poder pasaron cosas. Muches empleades perdieron su trabajo. También vio desembarcar un puñado de personas que venían desde CABA para ocupar cargos jerárquicos. Junto con elles llegó el coaching ontológico y se reforzó la visión espiritual individualista y meritocrática. ¡Qué locura! ¿Andarán los gurúes por la oficinas? Para saber un poco más invité a Eray, que estudia estos procesos de transformación neoliberales en el sector público.
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“Eso es el new age: la búsqueda individual de lo sagrado. Pero esa búsqueda no te une a nadie, salvo con tu dios privado. Por eso les gusta el Tarot. Es atención al cliente personalizada”. Juan Sklar. Nunca llegamos a la India (2018)
Hace un tiempo, en un viaje a Entre Ríos con amigxs, charlamos sobre una posible genealogía de las nuevas espiritualidades. Buscábamos trazar una periodicidad histórica y conceptual que dé cuenta de la actual proliferación de gurús, cursos y libros temáticos, centros de meditación, dietas veganas y ayurvédicas y un sinfín de prácticas de este tipo. Observamos cómo a partir de la asunción del macrismo en 2015 en la gestión de la Nación y la provincia de Buenos Aires y su continuidad en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires se masificaron los discursos y experiencias que vinculan al Estado con el New Age y las nuevas espiritualidades basadas en la prosperidad y el bienestar individual. Me entusiasmó entonces la oportunidad de poner en diálogo algunas ideas en torno a la irrupción, manifestación, aparición, circulación y masificación de dichos discursos, prácticas y experiencias. Me enfrento a un primer problema: hablar desde una supuesta distancia disciplinar. Como investigadora enfoco mi trabajo en los procesos de mejora en las organizaciones públicas y revista boba se trata de una publicación vinculada al arte contemporáneo. A primera vista pueden parecer prácticas desancladas. Pero es preciso observar que el proceso de masificación de las espiritualidades de la Nueva Era se trata de un fenómeno de cambio sociocultural que traspasa el campo religioso –como señalan Pablo Semán y Nicolás Viotti– y que se constituye a su vez como causa y efecto de un cambio que redefine el concepto más tradicional de religión. Ya no se trata solo de la aparición de nuevas creencias, sino del crecimiento de una religiosidad que dejó de estar restringida a grupos minoritarios de la sociedad y que pasó a ser una plataforma de prácticas y de representaciones
que integran hoy el sentido común. El proceso que estamos viviendo parece tratarse de uno de fuerte transformación en la matriz sociocultural, que excede lo tradicionalmente entendido como religión y se masifica articulando diferentes prácticas, discursos y biografías personales. Pero ¿qué potencia adquiere la masificación de las nuevas espiritualidades cuando se impulsa como discurso legítimo desde el propio Estado? ¿Cómo se vivencia la transformación cuando estos discursos y prácticas se vuelven parte del sentido común de la política y de la gestión de lo público? ¿Qué otros procesos habilita la incorporación de dichos discursos, experiencias y representaciones en el Estado?
Tentaciones y miradas genealógicas La primera tentación es considerar a este fenómeno como un proceso nuevo que irrumpe de manera desanclada en la tradición política argentina en general y en el Estado en particular. Ante esta idea, Semán y Viotti reponen en una línea histórica este proceso que se inspira en la contracultura estadounidense de los años 60 y se masifica durante las últimas décadas en un conjunto de experiencias y de biografías que se dan en el cruce entre la filosofía positiva, la ecología, el vegetarianismo y el crecimiento personal. Una segunda tentación es considerar que la complejidad y la dispersión que se observa en la llamada espiritualidad de la Nueva Era antes no existía. De manera muy esquemática se podrían sintetizar dos posibles miradas no antagónicas sobre este proceso de espiritualización de la política. Por un lado, aquella que vincula más linealmente la crisis económica y su correlato con la espiritualización del mercado y de la política. Desde esta postura, se afirma que se asiste a un cambio en la estructura de valores en aquellos sectores de la sociedad que han alcanzado un piso de satisfacción de necesidades materiales, con la incorporación de valores posmateriales vinculados a la autonomía, la autoexpresión y la autorrealización personal. Por otro lado, algunos autores señalan que esta mirada lineal que vincula el crecimiento de estas prácticas con la crisis económica pierde de vista la potencia productiva y creativa que estas ofer-
NOTA tas espirituales de bienestar tienen en las biografías de las personas, desde donde se interpela el deseo y el bienestar personal. Los estudios de Gabriel Vommaro, Sergio Morresi y Alejandro Bellotti sobre el mundo PRO permiten reponer el entramado de religiosidades que dio nacimiento y configuró la experiencia del macrismo como una fuerza política espiritual en la que conviven catolicismo, judaísmo, budismo, hinduismo con todo tipo de discursos y de prácticas de búsqueda del bienestar personal. Al respecto, José Natanson señala que estos valores fueron recuperados tempranamente por el macrismo mediante dos vertientes concretas: el discurso verde de ecología y vida sana y el budismo New Age, como una filosofía práctica. Así, el PRO ha tenido un papel protagónico en el proceso de espiritualización de la política y de la gestión de lo público. Esta espiritualidad tiene una afinidad electiva con el sistema de creencias del macrismo que permite pensar de manera vinculada la gestión de lo público, el bien público y el bienestar personal.
La misma bicisenda La magnitud del fenómeno podría tener más que ver con la amplificación de la escala que con la novedad. De forma similar, actualmente vemos cómo se replica la implementación de políticas en las gestiones de CABA, la provincia de Buenos Aires y la Nación. ¿Acaso no se trata siempre de la misma bicisenda? La presencia de estas nuevas espiritualidades se observa ya en la primera gestión de Mauricio Macri como Jefe de Gobierno de CABA (2007-2011). Durante la misma se comenzaron a implementar políticas ambientales con un discurso ecologista, se recurrió a las técnicas de respiración y meditación antiestrés en las oficinas públicas y se financió la incorporación de ONGs vinculadas a prácticas New Age para el desarrollo de estas actividades de meditación. El cenit de este proceso estuvo representado por el primer encuentro de espiritualidad de Latinoamérica –FeVida 2012– organizado por el gobierno de CABA y que contó con la presencia de Sri Sri Ravi Shankar, el célebre gurú indio de la ONG “El Arte de Vivir”. Con anteriori-
dad, en 2008, la organización de este líder espiritual había firmado un convenio con el PRO para “promover el mejoramiento de la calidad de vida de la Ciudad de Buenos Aires”, postulada en aquel momento como la “Capital mundial del Amor”. Como señala Alejandro Rozitchner –el asesor filosófico de Macri– la relación entre espiritualidad de la Nueva Era y macrismo es concebida como un puente natural. Se puede reconocer una identificación de la recepción occidental del budismo, entendida como búsqueda del bienestar personal, con el discurso del progreso individual y de la meritocracia propuesto por las nuevas derechas. Se trata de un hilo que une la tradición del liberalismo clásico con la búsqueda de la felicidad personal como una construcción cuidadosa del vínculo entre el individuo y el mundo social. Estas ideas permiten trazar un puente entre el deseo, la libertad y la felicidad como parte de la sensibilidad estructurante de la concepción de la vida y de la política del PRO. Pero veamos lo que sucedió en la provincia de Buenos Aires con la incorporación de esta perspectiva en la gestión estatal. Por un lado, la inclusión del activismo espiritual en esta región fue vivida como algo novedoso, a pesar de que existieron antecedentes durante la gestión anterior –como la incorporación de estas temáticas en los cursos de capacitación institucionales–. Por otro lado, esta novedad fue percibida como una amenaza más en un contexto general de ataque a lxs trabajadorxs del Estado –despidos, cese de contratos de locación, retiros voluntarios, entre otras medidas– y de discursos orientados a construir la imagen de las burocracias estatales como atrasadas, rudimentarias y, en definitiva, prescindibles, como una capa geológica que impide el proceso de modernización que el PRO quiere para la Provincia. Al mismo tiempo, desembarcaron nuevos perfiles en la administración pública provincial: jóvenes provenientes de CABA con nula experiencia en el ámbito público y/o el mercado laboral en general, que ocuparon puestos de coordinación en áreas estratégicas para el impulso de la modernización. Este desembarco da cuenta de dos procesos no expresamente vinculados. Por un lado, la implementación de políticas diseñadas originalmente para CABA que fueron replicadas indistintamente en las provin-
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66 cias y en Nación. En el caso de la provincia de Buenos Aires, esta descontextualización tuvo un impacto mayor dada su dimensión y complejidad, situación que trajo enormes dificultades al momento de la implementación y una parálisis de las oficinas públicas durante los primeros meses de la gestión. A su vez, este esquema de replicación de políticas enlatadas facilitó la incorporación de nuevos valores, prácticas y formas de gestionar lo público que habían estado presentes en la gestión del PRO en CABA. Las nuevas políticas y proyectos permitieron incorporar así una serie de novedades: la realización de retiros espirituales del gabinete de ministros; el enfoque del coaching ontológico, la Programación Neurolingüística (PNL) y las neurociencias a la formación de trabajadores del Estado; el reemplazo de las estructuras burocráticas por los grupos de trabajo; la incorporación de desayunos de trabajo vegetarianos y veganos; las estrategias de diseño de políticas públicas basadas en el brainstorming; el financiamiento de consultoras y ONGs vinculadas a las nuevas espiritualidades para el desarrollo de capacitaciones
institucionales y para la revisión de programas en el ámbito de la educación, entre otros.
Tips de la Nueva Era La incorporación de estas nuevas herramientas, ideas, representaciones, tips, valores y discursos reafirmó la construcción de un ellxs fuertemente vinculado a las ideas de modernización, agilidad, juventud, simplificación y creatividad, frente a un nosotrxs analógico, vinculado a viejas prácticas y valores. Así, la modernización cultural de las burocracias se potenció a partir de este activismo espiritual en sentido ampliado y de la circulación de una serie de discursos y de prácticas que legitiman dentro del Estado la búsqueda personal, la aceptación, la transformación, la redención, la tolerancia y el diálogo como motores para la búsqueda del bienestar personal. Porque, en definitiva, en la Nueva Era de lo que se trata es de “aprender a respirar y soltar”.
MARÍA ERAY ARCE Socióloga y docente de la Universidad Nacional de La Plata. Trabaja en la administración pública de la provincia de Buenos Aires. Impulsa y estudia procesos de cambio en las organizaciones públicas en temas de modernización, incorporación de tecnologías, formación y capacitación, planificación, evaluación, entre otros. Escorpiana, con ascendente en Acuario y Luna en Capricornio. Desde que empezó a seguir a Mia Astral, los eclipses de Luna llena le dan insomnio. Actualmente en una relación amor-odio con Tauro.
ENTREVISTA
una prensa de grabado como máquina del tiempo ~ Tu KK & Pelu S.A. ~
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Cuando comencé a idear el número me gasté todo el Óleo 31 intentando alinear las energías para pensar con claridad. Tuve que salir corriendo a buscar más a la casa de Fabio, mi dealer. No me vas a creer lo que te voy a contar: le dije que estaba investigando sobre arte y espiritualidad y se puso re contento. Llamó a Gabriel, su compañero, y me contaron que ellos son parte de Tu KK & Pelu S.A., un grupo artístico que trabaja desde hace años con el Calendario Maya y el arte público. Un flash, hablamos como dos horas.
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Tu KK & Pelu S.A.
¿Cómo comenzaron a articular arte y espiritualidad?
Lxs integrantes de Tu KK & Pelu S.A. nos conocimos cursando en la Facultad de Bellas Artes a fines de los 80 y principios de los 90. En ese momento compartíamos un interés por el pensamiento mítico y comenzamos a realizar algunas acciones artísticas, pero todavía no como grupo. Cuando terminamos de cursar se produjo algo sincrónico. Veníamos de haber escuchado el Llamado Mítico de la Nación Arco Iris a través de una amiga que nos había hablado del Factor Maya. Eso se mezcló con información que traíamos de unos talleres de visualización creativa que hicimos con una historiadora del arte. A partir de ahí nos introdujimos al reiki, las meditaciones de Osho, la hidropuntura –un trabajo con agua activando determinados puntos del cuerpo– y el calendario maya. Al mismo tiempo, conocimos una revista que se llamaba Conexión planetaria. Algunxs integrantes del colectivo traían lecturas de tiempos anteriores, alguien hablaba de la biblioteca de su padre, de textos relacionados con la radiónica, una ciencia que se desarrolló en el siglo XIX y que hablaba de la influencia de unas formas en otras, de cómo generan ondas de forma e influyen en cualquier situación. Era como una entrada científica al mundo de la magia, cosas súper silenciadas en nuestra cultura. En ese momento nos encontramos decantando la academia y descubriendo muchas cosas, dejando venir el aluvión de “¡Oh, sale energía de mis manos!”. Todo eso confluyó, y arte y sanación pasaron a conformar un tejido.
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¿Entonces tendríamos que hablar de arte y sanación?
Arte, sanación, espiritualidad: estamos hablando de lo mismo. Podés no vivirlo desde tu ser espiritual, ser súper pragmático, pero es muy difícil que el arte no sea emoción, incluso el arte de sistemas que pa-
rece tan distante. Siempre hay una emoción que va a lo profundo y eso se encuentra ligado al arte. El arte como la capacidad de asociar fue y es la herramienta que utilizamos para entender el mundo. El arte es eso y más ahora en este momento de conexión y multiplicidad de significados. Arte y espiritualidad. Es que siempre estuvo todo entrelazado. Recién recordaba una anécdota: en Bariloche iba a haber un encuentro de ciencia y espiritualidad donde citaban a personas de diferentes extracciones espirituales. Entre ellxs había una machi mapuche que se negó a participar porque para ella la espiritualidad no estaba separada de la ciencia; es como si dijeran cuerpo y alma, no se pueden distinguir. En nuestro caso, con Tu KK & Pelu S.A., a partir de 1995 la espiritualidad se volvió algo indisociable de la producción. Entender esto hace una cuña en tu visión, comenzás a ver determinado sentido de las cosas y no podés dejar de leerlo de esa manera. Aunque intentes silenciar esa faceta, que implica un trabajo personal para que no aparezca, eso siempre va a saltar.
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¿Qué aspectos espirituales trabajaron en la producción del colectivo?
Era como una militancia. Nosotrxs trabajábamos con el Dreamspell basado en el calendario maya. La astrología occidental, de origen babilónico, establece la proporción de 12:60, que tiene que ver con el tiempo mecánico, gregoriano. En cambio, la proporción con la que trabajábamos nosotrxs era de 13:20. En este caso, la diferencia es que se multiplica el 20 por 3 para darle poder a Júpiter. En Occidente el 13 se niega, porque es lo que posibilita la transformación, y se baja al 12, que es más orgánico. En Egipto se divide un círculo en 12 partes, una estructura que se establece como una visión del mundo. Pero tiene un problema: es un círculo, es bidimensional. Es una complicación porque se quiere entender el tiempo tetradimensional con una unidad de medida de distancia en el plano. El calendario occidental tiene tanta hegemonía que hace creer que siempre fue así,
ENTREVISTA que el día comienza a medianoche y que las horas siempre fueron regulares. Hay que recordar que es una convención que se establece después de la Edad Media y se expande con la conquista de América. Los conquistadores llegan e imponen, entre tantas otras cosas, su forma de medir el tiempo y quitan el tiempo originario que empoderaba y daba sentido a la vida de lxs pobladorxs ancestrales. Estipulan así una misma unidad de tiempo para todxs, un sistema para sacudir la cabeza y dominar al diferente.
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¿Cómo fue el trabajo con el calendario maya?
El primer evento con estampas que hicimos en la calle tuvo relación con el año nuevo Wicca, que es el mismo día que Halloween –se superponen porque el Samhain es el día previo al día de los muertos–. El calendario Wicca tiene ese comienzo de año y el día comienza a las 12 del mediodía, hablando de convenciones –no es que nos levantamos tarde, nos levantamos al alba Wicca, jajaja–. A partir de ese primer evento se abrió una puerta que conjugaba muy bien con lo que veníamos pensando en cuanto a la relación entre la obra y el tiempo. Comenzamos a nombrar nuestros eventos como artepuntura. Los eventos eran pegatinas muy grandes en distintos lugares de la ciudad, planificados con mucho tiempo, que sucedían un día específico. Desde los primeros años se empezó a marcar esta relación entre el arte y el tiempo, o el arte que se desarrolla en el tiempo, vinculado al calendario maya. Eso nos llevó un par de años hasta 1998. Por ejemplo, la tercera salida fue un 12 de abril. ¿Por qué esta fecha? Porque ese día está a 260 días del 26 de julio, que es el inicio del año maya, el segundo cenit del sol en el Ecuador. Entonces a 260 días se repite el kin, porque son 260 kines, entonces es la misma energía el 26 de julio que el 12 de abril del gregoriano siguiente. Era una obra en la que queríamos calibrar eso, ir al 12 era armar un pasillo temporal al otro lado. Viajamos en el tiempo con nuestra máquina, que era una prensa de grabado, y fue maravilloso. Fue comenzar a entender que no hay un antes ni un después.
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¿Cómo se vivía en esos años el pensamiento astral?
En los 90 hubo una explosión de información. Antes era de revista y horóscopo. Había dos vertientes, una a nivel espiritual o energético y otra, la New Age, que estaba mal vista: era secta u horóscopo, y eso no era correcto. Comenzó a haber muchas prácticas espirituales de chamanismo y otros tipos de conexiones. También aparecieron temas como los de José Argüelles, con el análisis y la dinámica del tiempo. Él escribió muchos libros fundantes como Factor maya, La tierra asciende, La ola de Zuvuya. Era un antropólogo y plástico que diseñó lo que nosotrxs conocemos como el calendario maya, que es un juego de rol donde te asumís como kin planetario y empezás a trabajar en una Red de Arte Planetario por la biosfera –esa es una interpretación, después es un mundo–. La primera cosa a la que te enfrenta es que los mayas, los tradicionales, seguían 17 cuentas calendáricas. El tiempo es la atmósfera de la mente, entonces, que haya esta cantidad de cuentas quiere decir tener 17 atmósferas de la mente. Estamos hablando de una visión amplificada de la realidad. Pero para Occidente les mayas no eran civilizades porque no usaban la rueda y no tenían comercio. Es muy difícil de pensar una civilización sin comercio para nosotrxs hoy, se vuelve una utopía o algo de tribu chiquita, menor, pero no de imperio como ellxs. Toda esa información nos abría a otra dimensión de la situación y la producción. Se hablaba mucho de eso, pero había pudor en el momento de transportarlo a la obra. La obra tenía que ir por otro lado.
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¿Estas atmósferas se relacionan con las obras telepáticas?
Hay que entender que hay arte telepático porque hay telepatía. Tele y pathos, se trata de la pasión a distancia. Y si usamos la telepatía como soporte, allí puede pasar cualquier cosa. Existen hasta medicinas telepáticas. Una obra que se piensa, que se visualiza
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72 y que uno puede fijar ya entra en un plano de creación concreto, o sea, es posible de ser manifestada. Si no es pensada ni siquiera tiene esa forma. Esencia y forma van juntas, son correlato, entonces cuando cargás de sentido o conectás con una esencia tiene que aparecer la forma para que esta se manifieste. La forma no necesariamente tiene que ser material, entonces es necesario entender lo telepático como un canal psíquico de conexión, como un tejido eléctrico. Es algo que tenemos naturalizado pero no es inconsciente, es instintivo. Lo que sucede es que Hollywood simplificó la telepatía y sembró la idea de que es algo mental, algo así como enviar un mensaje o mover un objeto con la mente. Como si mediumnizar o canalizar algo fuera poner las manos sobre un mesa y que se mueva o girar la cabeza y que aparezca un fantasma. Crearon todo un folclore de la telepatía que no es necesario. Si te sucede así buenísimo, pero no es la única forma en que sucede. De hecho la comunicación actual le da forma material a algo que ya existía antes. Lo que sentís, ese recuerdo no es ni sincrónico, ni casual, ni nada, simplemente el otro está emitiendo algo hacia vos aunque no esté usando ninguno de los otros sistemas de comunicación. Es como activar una memoria colectiva o un fondo colectivo.
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¿Estas obras fueron simultáneas a las pegatinas?
Después de mucho tiempo de salir a la calle nos dimos cuenta de que si bien la obra estaba anclada en los grabados, en esa intervención física, también se daba en otros planos. Nos comenzó a pasar que, cuando nos reuníamos, parte de la obra que empezábamos a crear, con solo ser pensada ya se estaba manifestando en algún lugar y ya estaba resuelta. Luego volvimos a las herramientas y a lo material. A veces la forma tiene un límite porque lo amorfo es –más allá de lo que impacta– lo que nos desborda, lo sin borde, lo inasible. Lo que sucedía es que en el plano mental vos podías crear y operar libremente, sin ningún tipo de limitación. También hay un prejuicio de que a la forma hay que iluminarla, sutilizarla o espiritualizarla, pero forma y esencia van a estar
correspondidas siempre. Lo que es maravilloso es conectar con ese plano esencial o espiritual, es muy placentero. Justamente una de las tareas más difíciles es bajar los trabajos a este plano. Precisamente uno de los trabajos del artista es ese, anclar una obra que es energía dispersa.
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¿Cómo era bajar esas ideas al plano terrenal?
Hubo muchas experiencias. Una de las últimas de esa época fue en un encuentro de escultores en la plaza Islas Malvinas de La Plata en 2002. Nuestra propuesta era una escultura virtual que estaba anclada a este plano por unas plataformas que eran unos mandalas pegados en el piso, patrones hechos con grabados que funcionaban de anclaje de una estructura gigante. A partir de esas plataformas se podían visualizar verticales que se unían en determinado punto y formaban una figura específica. Había un diagrama para entender cómo se proyectaban hacia adentro de la tierra y hacia el cielo. Era una estructura enorme, pensada y visualizada por un colectivo. Si esa escultura no existía era porque no la estabas logrando ver. Eso ponía de los pelos a los que estaban con la motosierra y el tronco. Ellos veían lo que íbamos haciendo con las manos, muchas matrices de diferentes geometrías. Hubo una tormenta muy fuerte la noche anterior al cierre del evento y se empaparon las estampas. Habíamos impreso cantidad pero no habíamos calculado ese tipo de tormenta. Terminamos haciendo unos bollitos, Bochas de copias lo llamamos.
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¿Y encontraron una comunidad en el circuito del arte?
A nivel artístico sí había gente afín, íbamos relacionándonos con distintxs artistas que tenían otras iconografías u otros sesgos pero que conectaban también con otras dimensiones. Veníamos de unos 80 muy povera en Argentina, como un resabio de los 70, una cosa que nos encantaba a todxs –era lo que
ENTREVISTA teníamos–. Pero en los 90 se comenzó a asumir a nivel académico lo que era el arte conceptual, a dejar de pensarlo como algo solo del imperio y a digerirlo para hacer cosas. La realidad de este país, la gran represión política y mental continua y cíclica, nos hizo retrasar décadas. Pero de repente había atisbos que nos hacían contemporánexs o personas que nos vislumbraban, contemporánexs más avispados, que nos abrían el siglo siguiente. Transitamos un poco eso. Igual hay que pensar que nuestra contemporaneidad es esta, es la que es. Tenemos esto para compartir o aportar. Volviendo a la pregunta, por lo general, nos hemos encontrado con otra gente. Conocimos a Sergio Logiurato con el arte psíquico, que venía de estar trabajando en Italia con un gran maestro en técnicas vibracionales que hablan de expandir la visión –la sensibilidad psíquica– con un enfoque terapéutico a través del arte que supera la idea de arte-terapia que tenemos acá. Con Magdalena Catoggio también trabajamos muy intensamente y fuimos conectando con distintxs colegas en ese sentido. Después trabajamos mucho con la Red de Arte Planetario.
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cada unx. Era el colectivo pero a la vez cada unx tenía su momento y su firma. De hecho, al sucederse los eventos la firma se fue agrandando hasta que ocupaba casi todo, después se redujo y desapareció. Los últimos eventos ya no tenían firmas particulares. Pero costó porque al principio era una convención.
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¿Cómo lo combinaban con lo espiritual?
Es inseparable, somos la conciencia humana dentro de la conciencia planetaria. Entonces es inherente a nuestro arte devenir en conciencia astrológica si entendemos que los planetas rigen determinadas características o cosas. Somos un fractal de lo mismo.
Muchxs artistas trabajando con un fin espiritual, ¿cómo fue esa experiencia?
El calendario y el tiempo le fueron dando forma al grupo, como un hilo que enlaza diferentes cosas. Pero uno de los grandes temas fue la producción colectiva. Siempre existió una tensión entre lo colectivo y lo individual. Existe una diferencia que se da entre el colectivo y la colectiva. En una colectiva se marca la individualidad de cada una de las miradas dentro del grupo, en cambio en el colectivo suceden otras cosas, se borran las autorías particulares y la producción se vuelve indisociable. Actualmente nos estamos dando cuenta de la diferencia entre el colectivo y la masa, pensando que el colectivo también puede ser una individualidad frente al todo. Dentro de Tu KK & Pelu S.A. las dinámicas fueron cambiando en el tiempo. Al principio combinamos lo individual y lo colectivo: de hecho, en los primeros eventos había un espacio para
TU KK & PELU S.A. Es un colectivo de acción gráfica de la Red de Arte Planetario activo desde 1995 AG en La Plata. Intervino en fachadas, muros y pisos, puntos estratégicos de la ciudad, con el fin de generar un impulso, una sanación urbana. Sus integrantes transitaron juntos la etapa florida 1987-2013, el gran final de ciclo y también el tránsito de un milenio a otro. Son de diferentes razas raíz, predominancia blanca con medios rojos y destellos amarillos y azules. Refinaron iniciando transformación y maduración. La humildad del conocimiento con paciencia y poder. Lunas vientos tierras perros enlazadores de mundos semillas. t.(e) = arte
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NOTA
salvavidas ocultos ~ Agustín Luppi ~
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Me enteré por un amigx de un amigue de un amigui de Instagram que Agus coordinaba un seminario sobre astrología y reflexión creativa. Me pareció que a él le interesaban las cosas relacionadas con eso del inconsciente colectivo, los lenguajes simbólicos y la espiritualidad, así que le conté la idea de este número. Me invitó a navegar por el río místico donde se cruzan la astrología, la psicología jungiana y el arte. ¡Ahre-mar!
En nuestra contemporaneidad, donde cada segundo cuenta, cualquier proceso se enfrenta a una inevitable aceleración vertiginosa y muchas veces el tiempo para la introspección escasea, pareciera que hemos redescubierto nuestro interés por las ciencias ocultas. Me refiero a una creciente inclinación dentro de ciertos ámbitos sociales por lo que algunxs llaman formas alternativas de espiritualidad, artes esotéricas, ocultismo, adivinación, lenguajes sagra-
dos y simbólicos. Para nuestro análisis cualquiera de estas definiciones es válida, aunque es importante destacar que en su área específica cada una designa prácticas diferenciadas. Este resurgido interés por las ciencias ocultas parece una consecuencia del distanciamiento y deterioro de las formas tradicionales de la fe occidental, me refiero a la religión en términos judeo-cristianos. Diversos procesos sociales e históricos condujeron
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La energía artística El arte siempre ha sido un catalizador de los procesos sociales. Es decir, un indicador de las necesidades que emergen en una cultura determinada, que ensaya diversas respuestas a interrogantes del colectivo. Esto no es tan evidente, pero pensarlo así puede servirnos para profundizar en este tema. La práctica artística como área específica se ve influenciada por la búsqueda de nuevas formas o caminos. Allí donde las rupturas ya se sucedieron en cascada aparecen aportes de otros campos, tales como el esoterismo o las llamadas ciencias ocultas, en tanto conjunto de conocimientos y prácticas relacionadas con la magia, la alquimia, la astrología y materias semejantes, que no se basan en la experimentación científica.
¿A qué se debe que cada vez más artistas contemporánexs se inclinen por la dimensión esotérica/espiritual? ¿Qué relación hay entre el arte y las ciencias ocultas? La incorporación al arte de nuevos lenguajes tales como la astrología o el tarot nos permite pensar en una sociedad que se transforma y comienza a dar mayor crédito a sistemas de fe más acordes o flexibles que los anteriores. El arte siempre estuvo emparentado con las ciencias ocultas. Tal como señalan Mircea Eliade, José Jiménez, y el mitólogo Joseph Campbell, el arte se origina en el ritual, en la necesidad de simbolizar una conexión con lo sagrado. Y a lo largo de los siglos su función continúa siendo la de transportarnos a otras realidades vedadas por la consciencia. Asimismo, el concepto de inconsciente colectivo fue acuñado por el psicólogo Carl Jung a principios del siglo XX y actualmente es un pilar fundamental para la comprensión de las religiones, la mitología y cualquier proceso social. Junto con el principio de sincronicidad, Jung logró exponer la lógica de los sistemas esotéricos y los procesos creativos. Ahora nos es posible afirmar que tanto el arte como el esoterismo hacen uso de la misma caja de herramientas para elaborar sus contenidos, los cuales emergen a la consciencia mediante el juego, la improvisación, la consulta esotérica o el análisis histórico de circunstancias sociales. Podemos referirnos entonces a El Bosco, Caravaggio, William Blake, Goya, Picasso, Kandinsky, y más localmente a Xul Solar, grandes artistas que han utilizado la mitología y el esoterismo como fuente de inspiración –si es que existe tal cosa–. Es posible afirmar que todxs lxs artistas, en tanto gestorxs culturales, producimos contenidos ligados al inconsciente colectivo. Denominamos así al conjunto de imágenes archiconocidas que estructuran a las sociedades. Son aquellxs personajes universales o mitos colectivos que resuenan íntimamente en cada individuo a través del mundo de los sueños o la fantasía y tienen una carga de sentido intrínseca en nuestra conciencia individual. De este mismo punto derivan los llamados lenguajes simbólicos, o matrices, que las prácticas esotéricas utilizan: por ejemplo, las 78 cartas de tarot, los 12 signos del zodiaco o los 64 hexagramas del I-Ching. Cada carta, signo o hexagrama representa
NOTA una figura típica: una dama, un caballero, un ángel, un animal, la muerte o el nacimiento. Podemos utilizar la matriz astrológica para pensar históricamente el rol del artista en Occidente. Entre los siglos XV y XVIII, el arte estaba asociado a la búsqueda de armonía, perfección y belleza, todos conceptos afines a Libra. Con el paso del tiempo la figura estereotipada del artista se fue identificando con el signo Piscis: bohemio, imaginativo, sensible y soñador. A comienzos del siglo XX, con la irrupción de las vanguardias artísticas, podemos reconocer una fuerte energía acuariana, es decir, una sucesión de rupturas contra el orden imperante, distorsión de las identidades, formación de colectivos o escuelas visionarias, programas artísticos fundados en ideologías políticas. Una vertiginosa revolución creativa y desafiante. En la actualidad la matriz astrológica se ha diversificado y se han roto los estereotipos de artista. Hoy se puede ejercer la práctica artística desde cualquier punto del zodiaco. La pluralidad de propuestas es inabarcable y un análisis astrológico nos permite evidenciar qué movimientos se pueden generar al inclinarnos por uno u otro modo de ser artista.
Todo se transforma Si bien una parte de las prácticas esotéricas permanece intacta, lo cierto es que se han visto fuertemente influenciadas por los procesos sociales de los últimos tiempos, al menos en Occidente. Para ser más claros, reconocemos una nueva comprensión de la matriz astrológica, una readaptación de sus contenidos a los tiempos que corren causada por el deterioro de los valores tradicionales. Es decir, en la astrología o el tarot existen una versión tradicional, poco útil, restrictiva y específicamente predictiva, y una visión contemporánea. Las prácticas esotéricas actualmente están abandonando su aspecto predictivo, debido a la incorporación de conceptos de la psicología tales como arquetipos, luz y sombra, destino y polaridad ya que las predicciones anticipan sucesos destinados a ocurrir sin tener en cuenta las posibilidades de aprendizaje que encierra dicho evento. Podemos redefinir las estructuras y continuar
utilizándolas. Hoy pensamos en Saturno como una representación de esfuerzo, estructuración y perfeccionamiento, y ya no como el padre tirano y envejecido que Goya representó en Saturno devorando a un hijo (1820). Continuamente el arte enuncia sucesos que comienzan a manifestarse en la sociedad y de la misma forma las ciencias ocultas hacen lo suyo con cada sujetx que consulta un oráculo. El primero actúa de forma colectiva y sutil, mientras que las segundas actúan en lo particular. Pero ambas esferas generan transformación a partir de la toma de consciencia y llenan nuestro mundo de posibilidades insospechadas. ¿Enriquecemos nuestra práctica haciendo uso de las ciencias ocultas? Nos inclinamos por ellas buscando respuestas, sin ser conscientes de que somos nosotrxs quienes estamos reconfigurando esas matrices, extendiéndolas, readaptándolas a nuestros tiempos. De esta forma podemos extraer nuevos sentidos, hacer nuevas preguntas. La astrología de la antigüedad estaba pensada para resolver los interrogantes de su época, los hexagramas del I-Ching nos hablan de emperadores y súbditxs orientales, mientras que en el presente solo vemos símbolos y proyecciones psicológicas. El trabajo a realizar es interno, cada quien consigo mismx. Podemos afirmar que es la sociedad quien da forma a los lenguajes simbólicos de su tiempo, tanto en las prácticas artísticas como en las espirituales, sociales y políticas. Ser conscientes del uso y manipulación de estas estructuras de sentido es una herramienta crucial para el presente en que vivimos, y el mundo de las ciencias ocultas puede ayudarnos a pensar críticamente y a construir en colectivo.
AGUSTÍN LUPPI Nacido bajo el signo de Cáncer, Luna en Tauro y ascendente en Libra. Sus hexagramas natales del I-Ching son Kou –venir al encuentro– y Chien –lo creativo–. Es de La Plata, tiene 25 años y se formó como dibujante y ceramista en la Facultad de Bellas Artes de la UNLP. Paralelamente estudia astrología y psicología jungiana desde hace cuatro años y se interesa por el trabajo corporal como herramienta de autoconocimiento.
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INVESTIGACIÓN
familias estrelladas ~ Laura Lugano ~
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No sé si tendría que contar esto: vengo intentando resolver algunas cositas personales hace un tiempo. El mes pasado tuve unas diferencias con mi psicólogue. Quedé medio desamparada y comencé a probar cosas nuevas. Hice una toma de ayahuasca que me ayudó bastante, también me hice una lectura intensiva de la carta astral y luego me sumé a un grupo de Constelaciones Familiares. Quedé re copada y en el grupo conocí a Lau, que me contó un montón de detalles de esta terapia alternativa.
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“El amor es una parte del orden. El orden precede al amor, y el amor únicamente puede desarrollarse en el marco del orden.” Bert Hellinger En el marco del estudio de las nuevas espiritualidades, investigo las Constelaciones Familiares como parte del circuito de terapias alternativas de la ciudad de La Plata. Estas prácticas constituyen un fenómeno en boga que ha irrumpido vertiginosamente dentro de los itinerarios terapéuticos de una amplia variedad de personas, incluida yo misma. Particularmente, en los últimos años he sido usuaria de muchas terapias alternativas, como el shiatsu, el yoga y particularmente las Constelaciones Familiares. También me siento cada vez más interpelada por discursos tradicionalmente asociados a la Nueva Era, como la física cuántica y la astrología. Esta participación me trajo aparejada una serie de reflexiones en torno a cómo confluyen, se tejen y tensionan este tipo prácticas con mi formación como antropóloga. Pretendo plantear algunos interrogantes vinculados a los significados atribuidos a las Constelaciones Familiares, el modo en que se entrelazan en el tejido social y cómo impactan en las representaciones y discursos construidos en torno a la salud, la espiritualidad y los vínculos. Asimismo me interesa indagar sobre los sentidos asignados por parte de los usuarios y su incidencia en los procesos de subjetivación. Las Constelaciones Familiares consisten en una psicoterapia sistémica creada a principios de los años 80 por el teólogo, pedagogo y filósofo alemán Bert Hellinger. Al principio tuvieron una importante difusión por Europa y en los últimos años por Latinoamérica, donde cuentan con varios institutos de formación. En Argentina fueron introducidas en 1999 por el Centro Latinoamericano de Constelaciones Familiares y Soluciones Sistémicas (CLCF) de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. Las Constelaciones Familiares sintetizan elementos provenientes de la psicología –en particular, la sistémica– con elementos propios de la espiritualidad New Age y son definidas como “un método sumamente eficaz para descubrir los enredos in-
conscientes y reunir el amor con el orden para que los vínculos puedan sanarse”. Esta terapia reposa sobre una visión de la familia concebida como un sistema en donde sus integrantes tienen un lugar determinado. Cuando alguno está negado o excluido –como puede ser el caso de miembros muertos trágicamente y nunca más nombrados–, el sistema actúa de una manera compensatoria, involucrando a otros familiares que no tienen relación directa con las personas excluidas y ni siquiera saben de ellos. Una vez incluidos todos los miembros, el “orden se restablece” y el “amor” puede “fluir” de una manera beneficiosa para todos. Estas prácticas se realizan de manera grupal o individual. En ellas se escenifica una problemática traída por un/a consultante, a través de la representación de su sistema familiar o de pertenencia. Sus miembros son puestos en escena por las personas participantes del taller y, a partir de lo que experimentan –una emoción, un impulso, una molestia en el cuerpo, etc.–, el/la facilitador/a lee y traduce intuitivamente lo que ocurre e interviene poniendo orden por medio de frases curativas, acciones y desplazamientos de los miembros. Estas operaciones posibilitan la sanación de la problemática o contribuyen a que ello suceda. Los mecanismos descritos persiguen ordenar el sistema bajo leyes consideradas universales que son: “el derecho a pertenecer”, “el equilibrio de dar y tomar” y “el orden de llegada (de los miembros al sistema)”.
Constelaciones conceptuales Me propuse abordar las Constelaciones Familiares desde la perspectiva de la performance ritual a partir de autores como Victor Turner, Judith Butler, Silvia Citro, entre otros. Dicho enfoque brinda la posibilidad de observar tanto la actuación del ritual –constelación– y su capacidad de provocar y reproducir –por su fuerte carácter mimético– estados emocionales, sensoriales y de pensamiento. Un aspecto que me llamó poderosamente la atención es cómo en la performance –constelación– se establece una temporalidad que se diferencia de la concepción hegemónica lineal del tiempo. En las
INVESTIGACIÓN Constelaciones Familiares es posible, de hecho es clave en su funcionamiento, la presencia simultánea en el mismo espacio de distintas generaciones de un sistema familiar, lo que permite generar movimientos que afectan a los miembros de las distintas generaciones. A su vez, decidí poner en relación el concepto de performance con el de experiencia de Michael Jackson y el de embodiment de Thomas Csordas. Así, pude pensar los modos en los que las Constelaciones Familiares impactan en los procesos de subjetivación, en las concepciones de los participantes sobre el mundo, su propio cuerpo y sus malestares y en las temporalidades construidas. En las últimas décadas en el campo de las ciencias sociales encontramos estudios que resaltan la creciente presencia de las medicinas y terapias alternativas o complementarias que interpelan el modelo de la biomedicina y pugnan por reconfigurar las concepciones de persona y salud hegemónicas. El concepto de prácticas New Age me resultó útil en varios aspectos aunque demasiado abarcativo y por lo tanto poco explicativo para dar cuenta de este fenómeno. A través de las lecturas de las cientistas sociales Eva Illouz y Vanina Papalini, pude enmarcar el fenómeno de crecimiento y consolidación de estas prácticas como una evidencia del surgimiento de construcciones culturales de otro signo, caracterizadas por la convergencia de dos esferas que en la modernidad estaban escindidas: la salud y la espiritualidad. Para contextualizar este proceso, resultó más adecuado el concepto de culturas terapéuticas de Papalini ya que da cuenta del surgimiento de constelaciones culturales que articulan modelos normativos de sociedad y política, cosmovisiones seculares o trascendentes y nociones de cuidado de sí que involucran creencias y legitimidades apartadas del discurso científico. Bajo este rótulo se condensan diversas experiencias atravesadas por los lenguajes de la energía, la ecología, el vegetarianismo, los hábitos desintoxicantes, la armonización de cuerpo-mente-espíritu, el autoconocimiento y el crecimiento personal. Esta matriz cultural emergente se vuelve un campo fértil, generando las condiciones de posibilidad
para la irrupción y expansión de las Constelaciones Familiares como recurso terapéutico para una amplia variedad de personas que desbordan el circuito típico de consumo New Age.
Algunas discusiones Estas terapias alternativas funcionan como dispositivos de adecuación de las subjetividades, vinculadas a nuevos modos de relacionarse con lo espiritual que se articulan con discursos desencantados y experiencias secularizadas propias del momento actual. Creo importante indagar, desde un enfoque deleuziano, en los agenciamientos que producen las Constelaciones Familiares en particular y las terapias alternativas en general. Desde esta perspectiva se puede recuperar el potencial transformador de estas prácticas en los procesos de subjetivación, en la búsqueda de trascender el dualismo cuerpo-mente, la revalorización de la dimensión sensible y afectiva del propio cuerpo, así como la experiencia de otro tipo de temporalidad. A su vez canalizan el deseo por nuevos fundamentos para los lazos sociales y por el bienestar individual y colectivo.
LAURA LUGANO Antropóloga pisciana, con un fuerte vínculo con la comida gracias a la Luna en Tauro y un ascendente en Virgo que exige un orden constante. Curiosamente las Constelaciones Familiares tienen mucho que ver con el eje Piscis-Virgo en tanto proponen “ordenar los sistemas para que el amor fluya”. Integrante del Grupo de Estudios sobre Cuerpo (CICES-IdIHCS-UNLP) y de “El Cisne del Arte”. Se formó en Lenguaje Audiovisual, Educación Popular y Salud Mental Comunitaria.
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VIDRIERA
armas secretas ~ Garra ~ ~ Cortapluma ~
bb
Siempre me tomo unos días para conocer nuevos horizontes. Esta vez me fui a acampar al Impenetrable chaqueño. Están deforestando a lo loco para plantar soja. Me encontré con unes pibes que tienen Garra, una galería de por allá. Buena onda. Armé la carpa cerca de la de elles y decidí pasar unas noches. Perdí el cortaplumas en el viaje y cuando volví a La Plata quise comprarme uno nuevo. Puse en el map “cortapluma”, me indicó un lugar y fui. Cuando llegué no había artículos de camping ni cuchillos: ¡era otro espacio dedicado a las artes visuales!
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garra galería
Como artistxs y gestorxs chaqueñxs vemos necesaria la federalización del arte, es por esto que buscamos formas y métodos para dar lugar y hacer visible la producción joven proveniente de cualquier parte del país. La naturaleza de GARRA Galería se sostiene en la creencia del hacer autogestivo, tanto en formatos virtuales como físicos, para la exhibición de múltiples proyectos. La galería nace en 2017 y para 2018 aumenta sus capacidades de organización, aprendizaje y estrategias para una gestión autosuficiente. La agenda se organiza a partir de convocatorias y la selección es realizada por juradxs artistxs de todo el país. En 2019 se crea la sección Artistxs Invitadxs. El formato físi-
garra chaqueña co consiste en muestras de una duración máxima de dos días. Cada proyecto se trabaja en conjunto entre lxs artistxs seleccionadxs, curadorxs y gestorxs garras. Lxs artistxs locales nos ofrecen apoyo logístico y facilitan los espacios de exhibición en la ciudad de Resistencia. En simultáneo, el formato virtual ofrece una propuesta alternativa de y para cada proyecto, al mismo tiempo que aloja datos de lxs artistxs. Cada propuesta se difunde por dos o tres meses y perdura en el tiempo para que cualquiera pueda acceder en todo momento desde donde esté. Motores de Garra Galería: Federico Fischer, Lautaro Fernández y Aldana Bit.
web: https://garragaleria.wixsite.com/garragaleria mail: garragaleria@gmail.com ig @garra_galeria
VIDRIERA
cortapluma
Cortapluma nació en la ciudad de La Plata a principios de 2018 en un contexto de intemperie. A partir del deseo de contar con un cuarto propio para pensar y construir nuevas posibilidades de ser y estar en la práctica artística, armamos las mochilas con lo recolectado en nuestros aprendizajes de historia del arte y artes visuales para lanzarnos a la aventura con una herramienta-amuleto versátil y mágica, bordeando los senderos ya transitados por otros proyectos propios y ajenos. En un espacio pequeño y fértil, armamos campamento y desplegamos nuestras habilidades para sobrevivir a un invierno incierto. Por ahora, es un espacio de intenciones más que de definiciones o descripciones, que nace de los cauces de las artes visuales para explorar otros territorios linderos. En su interior, alberga trayectos compartidos, estrategias afectivas para habitar el cotidiano con amigues y colegas, tales como los tiempos de coworking y estudio para alguna materia de la Facultad Bellas Artes de la UNLP, como los talleres anuales de seguimiento de obra, o los que duran dos o cuatro encuentros, pensados según el interés personal y colectivo. Nos interesa explorar otras formas de economía e intercambio, que nos encuentren trasubiendo, en vez de trabajando. Queremos ser huéspedes de
una mochila de encuentros los proyectos de otres que buscan refugio; para luego partir hacia la próxima aventura. Cortapluma también gestiona exposiciones que convivan con las otras actividades e inquietudes que nos movilizan, con la pregunta y la reflexión. Le damos lugar al proceso, otorgando la posta a quienes se acercan. Creemos que militar desde lo afectivo, desde el apoyo mutuo, nos propulsa a avivar las llamas de lo individual y lo colectivo. Nuestro interés es compartir alrededor del fuego las certezas que supimos e invitamos a que muten a nuevas formas. Deseamos habitar el espacio como un hogar para nuestros tiempos de trabajo, pero también para alimentar los espacios de lo improductivo, del arte en pantuflas, de descubrirnos ocioses sentades tomando mate en la vereda, y cruzando saludos con les vecines humanes y no humanes, intercambiando recetas después de haberlas degustado. Logramos transformar la pregunta de “amiga, ¿llegaste bien?” por “amiga, ¿estás en cortapluma?”, en donde nos permitimos, como dice una remera, la gedencia y la ternura. Habitamos este espacio y lo abrimos para el encuentro, desde una visita fugaz para dejar un beso en el medio de la jornada, como para bajar la persiana y que se arme alto boliche.
mail: cortaplumaestudio@gmail.com ig @cortaplumaestudio
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glosario antroposofía: Corriente espiritual fundada a principios del siglo XX por el filósofo Rudolf Steiner. Se define como “ciencia del espíritu” y busca elaborar una comprensión global del ser humano y del mundo. Se basa en el postulado de que la naturaleza última de la realidad descansa en el espíritu. En la línea de los románticos alemanes, Steiner sostiene que la intuición y el arte abren caminos para el conocimiento de la verdad. La pedagogía Waldorf, por ejemplo, se basa en los principios antroposóficos. arquetipos: Para Carl Jung representan un “fondo de imágenes antiguas que pertenecen al tesoro común de la humanidad” y se encuentran en todos los tiempos, lugares y culturas, en la mitología y en las leyendas. Muchos de estos símbolos son de naturaleza universal. aspectación: Se llama aspecto a la relación an-
gular entre dos puntos de la carta natal. Se suele hablar de aspectación planetaria, de planetas bien o mal aspectados, es decir, de relaciones armoniosas o relaciones tensas.
ayurveda: En sánscrito proviene de: Ayur “vida” y Veda “conocimiento”. Es un antiquísimo arte o sistema de curación tradicional que se practica en la India desde hace más de 3000 años. Una forma de medicina preventiva para mantener la salud emocional, física y mental y prevenir las enfermedades antes de su aparición. Vinculado con esto, también existe la dieta ayurvédica.
Casa XI: Escuela de astrología ubicada en CABA, muy popular en Argentina. coaching ontológico: Coaching significa “entrenamiento” y ontología es una rama de la filosofía que estudia el ser y las cosas que existen: coaching ontológico significa “entrenamiento en el ser”. Se presenta como “una dinámica de transformación mediante la cual las personas y organizaciones revisan, desarrollan y optimizan sus formas de estar siendo en el mundo”, pero la oferta de cursos y programas de formación evidencia su condición de técnica orientada al éxito y al rendimiento, que prioriza la eficacia en el alcance de objetivos. Surge en los años 80 en el ámbito del deporte y luego pasa al mundo empresarial y de la política. Daime: Culto cristiano que surgió en la Amazonia. Reúne elementos de la cosmovisión indígena de la región con otros del cristianismo, el espiritismo europeo y las tradiciones africanas. Sus rituales buscan estados alterados de la conciencia y de la mente y contemplan la ingestión de bebidas hechas con ayahuasca y otras plantas sagradas. Dreamspell o Calendario de las Trece Lunas:
Obra visionaria multidimensional realizada por José y Lloydine Argüelles. Está inspirada en la sabiduría ancestral del Tzolkin, la cuenta sagrada de los mayas para pensar el tiempo: el Calendario Maya de 260 días (260 Kin). En 1992 fue lanzado bajo el formato de un juego de roles.
GLOSARIO
exvoto: Ofrenda hecha a la divinidad en cumplimiento de una promesa o en agradecimiento por un favor recibido, depositada en santuarios o lugares de culto. mancia: Término para denominar las técnicas de
adivinación o predicción del futuro.
modelo curatorial doméstico: Práctica curatorial
micropolítica esbozada e implementada por Jorge Gumier Maier entre los años 1989 y 1997 en la galería del Centro Cultural Rojas y en otros espacios de Buenos Aires.
Nación Arco Iris: De acuerdo con la profecía maya, es la nación resultante de la hibridación de todas las razas cósmicas: roja, blanca, azul y amarilla. También se la conoce como quinta raza. Su aparición representa la unidad humana. planetas transgeneracionales o transpersonales: Refiere a los últimos planetas descubiertos del
sistema solar: Urano, Neptuno y Plutón. Se los llama así porque al ser los más alejados del Sol tienen una órbita muy amplia y, por eso, tardan mucho en recorrerla.
psicología sistémica: Técnica de la psicología que aborda casos vinculados con problemas en las comunicaciones, en las relaciones o en las dificultades que le puede ocasionar a una persona el requisito de adaptarse a un nuevo ambiente. quiromancia: Lectura interpretativa y de tinte adi-
vinatorio de las líneas de la palma de la mano.
Red de Arte Planetario: Red de monitoreo de la actividad arte en el planeta que ve al planeta como obra de arte. Rosacruz: Orden antigua y mística que se caracteriza por unir ciertas concepciones religiosas orientales con otras derivadas del cristianismo.
satori: Término japonés que designa la iluminación en el budismo zen. La palabra significa literalmente “comprensión”. shiatsu: Shiatsu o digitopunturaes una medicina alternativa originaria de Japón. Tao del arte: Muestra realizada en el Centro Cultural Recoleta curada por Jorge Gumier Maier donde expusieron Sergio Avello, Elba Bairon, Jane Brodie, Fabián Burgos, Feliciano Centurión, Alberto Goldenstein, Sebastián Gordin, Miguel Harte, Graciela Hasper, Agustín Inchausti, Fabio Kacero, Alejandro Kuropatwa, Fernanda Laguna, Benito Laren, Luis Lindner, Alfredo Londaibere, Liliana Maresca, Ziliante Mussetti, Ariadna Pastorini, Marcelo Pombo, Cristina Schiavi, Omar Schiliro, Pablo Siquier y Marcelo Zanelli. El título de la muestra aludía a la cercanía con la filosofía taoísta, pero la referencia explícita fue El Tao de la Física, del científico Fritjof Capra. TERFs: Término con el que se denomina a las feministas radicales trans excluyentes (por las siglas en inglés: Trans-Exclusionary Radical Feminists). También hay quien las llama Feministas Críticas de Género, o RadFems. transubstanciación: Según la fe católica, es la conversión total de una sustancia en otra, en especial la del pan y el vino en cuerpo y sangre de Jesucristo en la eucaristía. Wicca: Religión neopagana, vinculada con la brujería y otras religiones antiguas. Fue desarrollada en Inglaterra durante la primera mitad del siglo XX y presentada al público en 1954 por Gerald Gardner, un funcionario jubilado británico.
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este número terminó de imprimirse en agosto de 2019
El trabajo con la palabra en la lengua castellana nos enfrenta con el problema del binarismo femenino/masculino y el uso del masculino cuando en realidad se expresa una multiplicidad. Como muchxs otres, venimos reflexionando sobre la posibilidad de incorporar el lenguaje inclusivo en la edición de la revista, así como lo hacemos en otros ámbitos. En este número optamos por dar lugar a las múltiples maneras de activar el lenguaje que se empiezan a expresar cada vez con mayor fuerza. Por ser parte de un proceso y no haber acuerdos cerrados sobre cuál forma utilizar, en los textos de este número aparecen de forma intermitente las e, x, o/a, en un proto intento por hacer confluir los modos que encontró cada une de les colaboradores.