13 minute read

ENTREVISTA A LA DECANA DE INGENIERIA EMPRESARIAL

Next Article
CULTURA

CULTURA

EL ANIVERSARIO DE MICHELLE RODRÍGUEZ

DECANA DE LA FACULTAD DE INGENIERÍA “Nosotros, profesores y alumnos, somos los llamados liderar una sociedad, en la cual se necesitan dar pasos grandes para poder avanzar. Debemos asumir esa responsabilidad”, dice Michelle Rodríguez, Decana de la Facultad de Ingeniería. Michelle tiene un año como Decana, pero trabaja en la UP desde hace 6 años. Antes de dar su paso por nuestra casa de estudios, la egresada de la Universidad de Lima, trabajó en IBM, Imgram y la ESAN por mucho tiempo. Hoy, nos abrió las puertas de la Facultad de Ingeniería para conocer un poco más de su agitada vida, de su paso por el mundo académico y de su compromiso con los alumnos. Quisiéramos conocerla un poco más ¿Podría, por favor, compartir con nosotros un poco sobre su infancia y adolescencia? Soy la segunda de 4 hermanas. Conocida por los psicólogos como el “sanguchito” (risas). Mis hermanas y yo nos llevamos un año o año y medio, somos bien cercanas. Mis padres se divorciaron cuando tenía 12 años y he vivido toda mi infancia con mi papá. Mi papá es ingeniero mecánico y me educó para ser independiente. Mi familia es numerosa. Mi mamá tiene 9 hermanos; mi papá, 4. Tenía muchos primos y los domingos siempre eran en la casa de la abuelita. Yo tengo 3 hijos. La gente me dice: “¿por qué tienes tantos hijos?” y yo respondo: “quería 5, pero mi esposo no quiso”. En la adolescencia, viajaba un montón. Mi papá pensaba que era importante conocer otras culturas, otros países, otras ciudades. Conozco casi todo el Perú. Cuando viajo, me gusta experimentar la vida de una ciudad. Mi infancia y adolescencia estuvieron llenas de muchas buenas experiencias. Tener 3 hermanas más era divertido, sobre todo cuando todas tienen la misma talla de pantalón y zapatos: mi closet era multiplicado por 4. ¿Hay alguna experiencia, en particular, que recuerde sobre su estancia como alumna universitaria? ¡Ah!, varias. Yo estudié Ingeniería Industrial en la Universidad de Lima. Éramos pocas mujeres, 4 en un salón de 60. En esa época muy pocas mujeres estudiaban ingeniería. Teníamos una maceta y nos decían “las maceteras”. Algunas tenían enamorados de la facultad, es más, yo me he casado con mi enamorado de la facultad. Otras tenían enamorados de la Cayetano o la Pacífico. Éramos un grupo diverso. Creo que lo más bonito de estar en la universidad es que eres tu misma. En el colegio me gustaba mucho leer y hasta ahora leo libros de 500 páginas para arriba; los de 100 me parecen condoritos, los acabo muy rápido (risas). Leía mucho aventuras y mis amigas no leían. No tenía Escribe: Elizabeth Salinas

Advertisement

“Uno puede hacer muchas cosas en la vida, pero debe tener una pasión por algo especial y llegar hasta la profundidad del conocimiento en esa pasión.”

Michelle Rodríguez

muchas cosas para compartir con ellas. En cambio, cuando entré a la universidad; encontré mucha gente que tenía los mismos intereses que yo. Con mis amigos de la universidad, hasta hoy nos vemos y eso que acabe en el 95. Lo divertido es que cuando mis hijos van al colegio, me encuentro con muchos de los hijos de mis amigos. Para mi la universidad fue una época maravillosa.

¿Estando en la universidad le entró la duda sobre cambiarse de carrera? No. Jamás. Me encantaba leer, pero también me encantaban las ciencias y cuando entré a la universidad me gustaron aún más. Nunca tuve ni siquiera la idea de cambiarme. En la de Lima es común que cuando te jalan en mate 2, te cambias a otras carreras. En mi caso no. Yo siempre he sido buena en números. Veía otras carreras, sin fuerte componente en ciencias, distantes a mi. He llevado física, química, geometría descriptiva, etc., y me parecía fascinante. Creo que si quitaran eso de mi carrera, perdería su esencia. Los abogados tienen una característica; los contadores, otra. Los ingenieros, independientemente de la especialidad, somos bien particulares, prácticos y siempre estamos buscando hacer cosas nuevas o mejorarlas. Somos personas muy curiosas, buscamos y escarbamos. Siempre me he sentido bien identificada con la ingeniería.

¿Cómo fue para usted pasar de la universidad al mundo laboral? ¿Cree que hoy en día se da la misma situación? Mi primera práctica fue en Castrol, en la Av. Argentina, ahí me di cuenta de que lo mío no eran las plantas. Me parecen lugares bien rutinarios. Lo mío eran los servicios relacionados con tecnología. Por ello, trabajé en Ingram e IBM. En mi época, nosotros estudiábamos a tiempo completo. Uno iba a la universidad y estaba todo el tiempo ahí. Nuestra máxima preocupación era sacar buenas notas y aprender. Si empezábamos a practicar era porque necesitábamos ese certificado para egresar. No teníamos tanta presión. Lo que veo ahora es que existe mucho estrés en los jóvenes por querer hacer muchas cosas. Uno puede hacer muchas cosas en la vida, pero debe tener una pasión por algo especial y llegar hasta la profundidad del conocimiento en esa pasión. A mi me gusta cocinar, hacer manualidades, tomar fotos. No soy fotógrafa, ni chef profesional. Pero, si soy profesional en lo que he decidido serlo. Será porque, hoy en día, hay más competencia o presión de ser exitosos. Es diferente y paradójico a la vez. Cuando nosotros practicábamos, la oferta laboral era escasa; hoy en cambio, es más amplia. Sin embargo, veo chicos de 5to ciclo que ya quieren practicar, yo no veo ningún apuro. Creo que se auto-exigen demasiado, se auto-estresan solos. Entrando al campo profesional, ¿Cómo así decidió ser parte de la UP? ¿Cuáles fueron sus expectativas? Jamás pensé trabajar en una universidad. Eso era lejano a lo que quería como carrera. He trabajado muchos años en empresas transnacionales con culturas corporativas muy fuertes y enfoques diferentes. Cuando pasé al mundo de la academia lo que más me chocó fue la cultura organizacional. Y fue totalmente casual. Estaba trabajando en IBM y salí embarazada, decidí dejarlo y pasar más tiempo con mi familia. Paralelamente estaba estudiando una maestría en la ESAN y quien fue mi asesor de tesis, me ofreció trabajar ahí. Acepté el reto. Estuve varios años en postgrado y me gustó mucho. Me fui de ESAN porque nació mi tercera hija. Un día me llamó un headhunter y me ofreció venir a la Pacífico. Llegué a la entrevista una hora antes, porque no conocía la distancia desde La Molina; y pensé: “ni muerta trabajo aquí, es muy lejos”. Ya voy 6 años. Me entrevistó, en esa época, el Decano de la escuela de postgrado, Daniel Córdova, una persona bien revolucionaria. Él tenía el proyecto de relanzamiento de la escuela de postgrado. Me lo explicó y me pareció increíble. Salí de la entrevista y dije: “de repente no es tan lejos”. Así vine a trabajar a la Pacífico. Hicimos muchas cosas en postgrado. Fue una experiencia, personal

y profesionalmente, muy enriquecedora. La escuela de postgrado se ha quintuplicado en los 5 años que trabajé ahí. Después Óscar de Azambuja me invitó a asumir el reto de ser Vicedecana de Ingeniería de la Información. A mi la tecnología me encanta y esa carrera me parece espectacular, entonces acepté. No vine de Decana, eso se dio eventualmente. El año que tengo como Decana de la Facultad de ingeniería ha sido sumamente retador y creo que hemos avanzado bastante, todavía nos falta, pero hemos armado un buen grupo humano de profesores y colaboradores. Pregrado es diferente a postgrado. Es otra mirada, una mucho más fresca. Los alumnos tienen más energía.

¿Cómo describiría la experiencia de ser Decana, desde octubre del 2015? Estresante sería la primera palabra. No hay un manual. Si bien existe el estatuto de la universidad, el plan estratégico y los lineamientos, uno va creando. Ese proceso creativo es desafiante. En un cargo como Decana la Pacífico, no solo se hace trabajo interno; sino mucho trabajo externo. Pertenezco a diferentes comités, conozco a gente de otras organizaciones, empresas y estado. Viajo bastante. Me relaciono con universidades de otros países, profesores de otros países, Decanos de otros países. Estas interacciones me enriquecen profesionalmente. Tengo que ir cada 15 días a provincias. La semana pasada estuve en la Cámara de Comercio de Lima. Voy a muchas empresas, entiendo los retos que tienen y de qué manera nosotros les podemos ayudar con nuestros alumnos o profesores. La universidad es una bisagra entre el gobierno, las empresas y la sociedad. El trabajo hacia afuera es importante, pero sin descuidar el trabajo hacia adentro, siempre con un foco en los alumnos, enriqueciendo los planes de estudio. Por otra parte, siempre digo que esta universidad es un lugar infinito; porque con todas las ideas de proyectos que he tenido, siempre he tenido apoyo para desarrollarlas. Aquí hay buenas ideas, gente valiosa que tiene iniciativa de innovación, de hacer más cosas que sean valiosas para los alumnos. En ese sentido, el cargo de Decana me da mucha posibilidad de materializar esas ideas.

Con respecto a su experiencia como docente de pregrado, ¿Qué es lo que más le motiva? Los alumnos son lo más valioso. El año pasado el jefe de departamento me decía: “si vas a tener un cargo administrativo, puedes dejar de dictar”. Dictar consume muchísimo recurso de un profesor. Para nosotros no solo son 50 minutos que dura cada clase, detrás de eso tenemos 5 o 6 horas de preparación.

51 “El año que tengo como Decana de la Facultad de ingeniería ha sido sumamente retador y creo que hemos avanzado bastante.” 55

Michelle Rodríguez

Las fechas, para mi, son lo más complicado, porque viajo o tengo reuniones. Y reprogramar una clase es horrible para mi y para los alumnos, por eso a veces he hecho clases virtuales. Por el cargo que tengo es complicado, pero nunca dejaría de dictar. La razón por la cual yo trabajo en una universidad es porque lo más valioso es dictar una clase. Y un buen profesor es aquel que tiene mucha cercanía con sus alumnos. Por ejemplo, me metí a un taller con una coach sobre cómo entender a la juventud del siglo XXI, porque la juventud hoy en día es muy diferente a la que yo viví. No entendía mucho como era eso de “fluir”, por ejemplo (risas). Para hacer un buen trabajo con jóvenes, tienes que entenderlos. Aprendí un montón y ahora entiendo más.

Siendo ingeniería de la información una de las carreras más nuevas, ¿Qué expectativas tiene de su primera promoción? Son 5. “Los pollos” son la primera promoción. Estoy bien contenta con ellos porque son sumamente talentosos. Tienen un perfil súper bueno. Son bien “multis”. Son chicos que programan, pero que también toman fotos o tocan el violín. He tenido excelentes experiencias con ellos: Samanta, la única mujer, es súper creativa, Javier ha sido mi asistente el año pasado, he viajado con Kinley a un evento en cuzco, Isaías presentó un paper y ahora está trabajando como asistente de investigación de un profesor, José Naranjo trabaja en uno de los proyectos más grandes del País de BI analítica. Tengo expectativas bien altas de ellos. Les hemos dado creo que poco y quisiéramos darles más. Mi gran anhelo es que alguno pueda hacer un doctorado. Los veo muy bien posicionados y formados. La segunda promoción es un poco más grande, pero Victoria es la única mujer. Una mujer por promoción. Los chicos están bien motivados e involucrados, les interesa mucho conocer y saber cosas nuevas. Cuando hay alumnos así, nuestro trabajo es traer más cosas para ellos. Hoy en día, tenemos en el curso de técnicas de programación a alumnos de Ingeniería Empresarial y un alumno de Administración, que ya acabó y está haciendo agregación de carrera con Ingeniería de la Información. Le veo mucho futuro a esta carrera.

¿Es posible que se pueda hacer una segunda carrera entre ingeniería empresarial e ingeniería de la información, como administración y contabilidad? Ya lo hicimos. Por ejemplo, en relación a la dos mallas, había un curso de procesos que tenía Ingeniería Empresarial y otro de procesos que tenía Ingeniería de la Información; por ello, hemos hecho un benchmarking entre varios cursos, para que sean convalidables entre sí. El proceso fue largo. Hemos trabajado más un año y medio en el diseño de los planes, en los paraacadémicos, que ahora van a tener contenidos de liderazgo e innovación. Todo este cambio de plan nos ha dado la oportunidad de mejorar contenidos. Esa es la parte más difícil, porque tenemos que compaginar entre muchos profesores y muchas opiniones. Nos ha tomado todo este año. Hemos trabajado para permitir que aquellos cursos que tenían convalidables el 60%, puedan tener mayor porcentaje de contenidos o prerrequisitos similares. Este cambio va a permitir que los alumnos de Ingeniería Empresarial puedan hacer una agregación en Ingeniería de la Información y viceversa. Este nuevo plan se hará visible en el 2017-I, en donde estarán las tablas de convalidación. Pero, sí, son procesos largos.

Dentro de la Facultad de ingeniería ¿Cuáles son sus objetivos? El principal objetivo, dentro de la facultad, es impulsar la investigación tanto en profesores como alumnos. Este año se han materializado varios proyectos de investigación de alumnos y profesores; con el MIT, la UTEC y la Universidad de Piura. Otro tema es el de internacionalización. Hemos trabajado muy de cerca con la ORI, para ampliar la cantidad de convenios específicos para ingeniería. Si bien, existen convenios para muchas facultades,

veíamos que alumnos de ingeniería llevaban cursos de otras especialidades. Por ello, nos interesa ahondar en ingeniería. Estuve este año en Boston y Nueva York visitando universidades. Ahora estoy viajando a Corea, porque nos interesa tener lazos con Asia, donde existe mucho avance tecnológico. Espero poder ir antes de que acabe el año, porque mi gran problema siempre es el tiempo. La idea es generar una plataforma con múltiples opciones para los alumnos. Por ejemplo, hay dos alumnas que ya se colegiaron en el Colegio de Ingenieros, 8 alumnos se fueron en verano a Madrid a hacer un curso en robótica, impresión 3D y al museo thyssen de tecnología y arte. El año pasado vinieron de Google. Este, vino Luis Alonso del MIT y un profesor de Suiza dio una conferencia sobre Big Data analítica. Entonces lo que me quita el sueño es la investigación, la internacionalización, la acreditación y el impacto en la sociedad.

¿Cuáles son sus mayores logros y metas aún por cumplir? Trato de buscar el equilibrio, soy mamá de tres niños, esposa, a tiempo parcial dice mi esposo (risas). Personalmente he cumplido todo lo que he querido, no me queda nada pendiente. Disfruto la vida. Mis meta está enfocada en tener un mejor balance personal y profesional. Trabajo y tengo una familia, y a veces es difícil porque no hay FOTO: FIORELLA BUSTAMANTE

tiempo y el día solo tiene 24 horas. Profesionalmente he desarrollado todo lo que he querido también. De repente, otro cambio sería interesante, pero pasar del mundo corporativo al académico ha sido muy retador. Mi objetivo es siempre tener retos y no escogerlos, sino que ellos me escojan. Tendría que ser algo que ni imagine. Yo nunca imagine, por ejemplo, ser Decana de la Facultad de Ingeniería. A eso me refiero: tener actitud y disposición para enfrentarlo y superarlo. Quiero metas que yo no me ponga, metas diferentes.

Finalmente, ¿Qué mensaje compartiría con todos los estudiantes de ingeniería o en general a todos los estudiantes de la UP? Siempre digo: “nosotros en esta universidad tenemos un rol que es protagónico en el país, tenemos la obligación de hacer de este país, un país grande”. Soy consciente de que estamos atrasados en muchos aspectos sociales, culturales y hasta patrióticos. Quien viaja y ve otra realidad, puede saberlo. Siempre me pongo a pensar: ¿el hecho de que haya más dinero en las regiones hace que Huaraz, Cuzco o Arequipa sean ciudades más justas? Es un cuestionamiento personal, porque no estoy tan segura de que el crecimiento haya incidido positivamente en nuestra calidad de vida como peruanos. Ahora, si nosotros somos los alumnos y profesores de la mejor universidad de nuestro país, tenemos una gran responsabilidad con nuestra sociedad. La asociación de alumnos ECAI, me parece una gran iniciativa, eso es tomar liderazgo. El éxito de nuestra sociedad, es el éxito de los alumnos. Por ello, los invitó a asumir su responsabilidad de ser el modelo de lo que debe ser nuestro país, de respeto, de reciclaje, de responsabilidad, de madurez y de exigencia.

This article is from: