Revista Psicologia del Comportamiento Anormal n11

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ANORMAL

Revista de Psicología Del Comportamiento

Edición: Agosto - Diciembre 2013

• TRASTORNOS DISOCIALES •

Psicología-

Trastornos Investigaciones

TrataMIENTOS

F91-

Trastornos

Disociales

de comienzo habitual en la infancia y adolescencia

-Limitado al Contexto Familiar -En NIños Socializados -En NIños No Socializados -Desafiantes y Oposicionistas

25

Pg.

Entrevista -

Dr. Jose Maria Sifontes Trastorno Disocial en Niños Socializados Relacionado a las Pandillas En El Salvador, Desde un Enfoque Conductista

R e v ista de P sicolo g ia del C o m porta m iento A nor m al


Índice : F91 TRASTORNOS DISOCIALES 07 Etiología “Las causas del trastorno...“ 12 Epidemiología Distribucion /frecuencias y determinantes. Revista de Psicología del comportamiento Anormal Departamento de Psicología. Universidad Centroamericana “José Simeón Cañas” Bulevar Los Proceres y Jardines de Guadalupe, San Salvador, El Salvador, Centro America.

13 Métodos de Evaluación Entrevistas e Instrumentos Psicometricos 14 Posibles Tratamientos Farmacológico Multisistémico 18 Investigaciones A. Trastornos de Conducta Infantiles en Medios Socioeconómicos Diferentes. B. Funciones Cognoscitivas en Niños y Niñas con Trastorno Disocial Comparados con Niños y Niñas sin el Trastorno

Integrantes: + Carlos Enrique Escalante Ruiz 00524111 + Tatiana Stephanie González Zelaya 00206110 + Ileana Gabriela Merino Artiga 00121511 + Guillermo Alejandro Ochóa Samour 00524411 + Adela Esmeralda Zayas Hernandez 00522911 2 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

F91.2 Trastorno disocial en niños socializados 24 Definicion y Diagnóstico “el grupo de compañeros lo constituyen otros jóvenes implicados en actividades delictivas o disociales.”

25 Trastorno Disocial en Niños Socializados Relacionado a las

Pandillas En El Salvador, Desde un Enfoque Conductista. - Entrevista Dr. Jose Maria Sifontes

27 Tratamientos para las Conductas Disociales en Niños Socializados en El Salvador

- Dr. José María Sifontes

F91.3 Trastorno Disocial Desafiante y Oposicionista 28

Concepto y Diagnóstico ”...tienden frecuentemente a oponerse activamente a las peticiones o reglas de los adultos.”

30

F91.0 Trastorno disocial limitado al contexto familiar 22 Concepto y Diagnóstico “...romper juguetes u objetos de adorno, ropas, hacer rayados en muebles, provocación de incen dios deliberados del hogar...”

Investigación: Evaluación de la sintomatología oposicionista desafiante en niños de seis a ocho años: concordancia entre padres y maestros

Angulo Rincón, R., Jané Ballabrig, M. C., Bonillo Martín, A., Viñas Poch, F., Corcoll-Champredond, A.,

González Rodríguez, G., Carbonè, J. - (2010)

32 Posibles Tratamientos

para el F91.3 Trastorno Disiocial Dasafiante y Oposicionista

Intervención Conductista

F91.1 Trastorno disocial en niños no socializados 23 Definicion y Diagnóstico “Si se presenta un comportamiento delictivo, lo típico, pero no indispensable, es que sea en solitario...”

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trastornos del comportamiento y de las emociones del comienzo habitual en la infancia y adolescencia

peleas o intimidaciones, crueldad hacia otras per-

sonas o animales, destrucción grave de pertenencias ajenas, incendio, robo...”

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño gritándole a una mujer]. Recuperado de http://www.tdahvalles.org/wp-content/uploads/2013/01/ninio-gritando.jpg.

TRASTORNOS F91

DISOCIALES

Los trastornos disociales, principalmente, se caracterizan por una forma de comportamiento disocial, agresivo o retador. Estos comportamientos pueden alcanzar violaciones de las normas, mayores de las que serían aceptables para la edad del individuo y para el contexto social en el que se encuentra. Los trastornos disociales suelen estar relacionados con un ambiente psicosocial desfavorable, como por ejemplo: problemas en el ambiente familiar, en el ámbito escolar o en las relaciones de amistad. Las formas en las que se basa el diagnóstico, para este trastorno, pueden ser los siguientes comportamientos: grados excesivos

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño apuntando con una pistola]. Recuperado de http://4.bp.blogspot.com/-0G7wqE4ns1o/TFEOENp3EI/AAAAAAAAAJY/lW1wyuJf81s/s1600/kid+gun.jpg. 4 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

de peleas o intimidaciones, crueldad hacia otras personas o animales, destrucción grave de pertenencias ajenas, incendio, robo, mentiras reiteradas, faltas a la escuela y fugas del hogar, rabietas frecuentes y graves, provocaciones, desafíos y desobediencia graves y persistentes. Cualquiera de estas conductas, si es intensa y recurrente, es suficiente para el diagnóstico, sin embargo un acto aislado no lo es. La recurrencia de alguno de esos comportamientos debe tener una duración de al menos

seis meses, para diagnosticar un Trastorno Disocial. El inicio del Trastorno Disocial puede producirse hacia los 5 ó 6 años de edad, pero usualmente se observa al final de la infancia o al inicio de la adolescencia. El curso del Trastorno Disocial es variable. En la mayoría de sujetos, el trastorno remite en la vida adulta. Sin embargo muchos sujetos con Trastorno Disocial, particularmente los del tipo de inicio adolescente y quienes presentan síntomas leves y

escasos, alcanzan en la vida adulta una adaptación social y laboral adecuada. El inicio precoz predice un pronóstico peor y un riesgo creciente en la vida adulta de sufrir un trastorno antisocial de la personalidad. Los individuos con Trastorno Disocial corren el riesgo de experimentar posteriormente trastornos del estado de ánimo, trastornos de ansiedad, trastornos somatomorfos y trastornos por consumo de sustancias. Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org • 5


Etiología

de los trastornos disociales En la formación de los Trastornos Disociales del niño y del adolescente intervienen muchos factores, estos interactúan de maneras complejas y su influencia varía en los diferentes eslabones de la cadena causal

En esta cadena

y también según las fases concretas de la

causal hay que

evolución.

tener en cuenta los siguientes factores:

I.Propensión

individual

II. Influencias sociales (Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de joven con un cuchillo]. Recuperado de http://www.folhadepalmeira.com.br/public/page/ modules/articles/articles/3352-5.jpg.

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(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño http://3. de Recuperado pistola]. una con apuntando b p. b lo g spot. co m / _ u D P d q 8 dpW D s / T Bt R X q p f 5 m I / A A A A A A A A A 2 k / w L iX 5 u E w KGM / s 1 6 0 0 / ni % C 3 % B 1 os + pistola + an g u lar . pn g .

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I.

Propensión Individual

Es evidente que las personas varían respecto a su mayor o menor propensión a la conducta disocial. En esta propensión intervienen dos factores: Los Factores Biológicos En todas las culturas se ha encontrado que los trastornos de conducta en general, y los disociales en particular, eran más frecuentes en varones que en mujeres, afirmando que aparecen cuatro veces más en los varones que en las mujeres, y que estas conductas tienden a culmi-

nar en la adolescencia. Esta afirmación se ha achacado a las hormonas sexuales, en particular a la testosterona. Al parecer, esta, intervendría en la gestación en un ‘‘período crítico’’ del desarrollo del cerebro del feto, favoreciendo ciertas conductas y actitudes ante la vida que se han considerado actitudes de género. No hay pruebas de que las variaciones de estas hormonas en dichos períodos sensibles contribuyan a las diferencias sexuales en la conducta

agresiva de los seres humanos, pero sí a una actitud diferente ante el aprendizaje de dichos comportamientos agresivos. Se ha observado que la administración experimental de testosterona a animales ha puesto de manifiesto un incremento en ellos del dominio social y de la agresividad. Krenz y Rose (1972) han afirmado que, en una población predispuesta a presentar conductas disociales, los niveles de testosterona podrían contribuir a que presentaran un mayor nivel de conductas disociales.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen borrosa de niños peleando]. Recuperado de http://www.mdzol.com/files/ image/49/49831/4827672b2f121.jpg

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Los Factores psicológicos: En el desarrollo del ser humano influye todo aquello que modifica su estructura psicológica. Existen dos teorías psicológicas que explican los trastornos disociales: a) Teorías internas, en ellas la formación de la agresividad parte de los impulsos internos del individuo. Consideran la agresividad como una reacción impulsiva e innata, relegada nivel inconsciente, casi fisiológico.

b) Teorías externas, son aquellas que hacen hincapié en los aspectos externos, basándose en que para que se produzca una agresión directa es necesario que existan señales de ataque desde el ambiente externo.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de joven con un cuchillo]. Recuperado de http://www.folhadepalmeira.com.br/public/page/ modules/articles/articles/3352-5.jpg.

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II.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de jóvenes fumando y bebiendo]. Recuperado de http://pask4.files.wordpress.com/2012/12/vicios.jpg.

Influencias Sociales

En el niño no sólo influyen en su desarrollo los factores biológicos, sino también todo lo que actúa modificando su estructura psicológica, entendida ésta como aquello que hace que cada individuo piense, sienta, se emocione, reaccione, etc., de modo diferente a los demás. Esta estructura psicológica se forma en una íntima interrelación entre dichos factores biológicos, como campo de cultivo, y los factores de aprendizaje, culturales y sociales. El niño y el adolescente viven inmersos en tres tipos de ámbitos socioculturales: la familia, que ejerce más influencia cuanto más pequeño es el niño; la escuela, donde

permanece a partir de determinada edad la mayor parte del tiempo; y los medios de comunicación social. Factores familiares: La familia es el componente fundamental para el desarrollo del niño. En la familia el niño aprende a relacionarse con los demás, a conocer sus limitaciones y cualidades, a enfrentarse a sus primeras complicaciones. Pero también asimila la conducta, los hábitos y los modos de vivir y funcionar de sus padres. Se han encontrado, en la mayoría de los niños, riesgos claros de presentar conducta disocial cuando hay factores familiares patogénicos del tipo de ruptura

familiar. Incluso en familias con poca problemática disocial, los padres suelen reforzar más las conductas agresivas de los varones que de las mujeres, lo cual hace presentar mayor riesgo de conducta disocial a los niños que a las niñas. Igualmente son más permisivos con las conductas disociales de los varones que de las mujeres. Factores escolares: La escuela ofrece esquemas, normas, pautas de comportamiento, procesos sociales, roles, al objeto de que el individuo pueda resolver los problemas profesionales y sociales que le demanda la sociedad. A veces este sistema de relaciones se configura bajo unas claves socialmente distorsionadas en las que se crean pautas de conducta que puede llegar a chocar abiertamente con los modelos establecidos en la sociedad, como es el hecho de que aquello que se quiere se puede conseguir de cualquier modo, incluida la agresividad y violencia. Así surgen en la escuela chicos que tratan de dominar a los demás, de abusar de ellos, de convertirse en líderes a través de una conducta provocativa y retadora. Cuando un chico se muestra violento con sus compañe-

ros, actuando al margen del respeto a las normas de convivencia, va presentando una socialización distorsionada, considerando que no deben existir normas de convivencia o que él puede saltárselas, lo que afecta gravemente a su desarrollo social y personal. Los problemas de conducta en la escuela constituyen un factor de riesgo importante para la aparición de trastornos disociales. Medios de comunicación: Uno de los factores más estudiados, por lo que se refiere a los trastornos disociales, es la

contemplación de la violencia en la televisión. Actualmente se ha llegado a la conclusión de que existen unos efectos pequeños, pero estadísticamente significativos, de las películas violentas en el incremento de la conducta agresiva. No se puede dudar que contemplar la violencia puede hacer más probable que los niños y los adolescentes se comporten de manera agresiva.

como un rasgo común y normal, tanto a nivel individual como colectivo, los efectos de la televisión no se desmarcan de estos rasgos de la sociedad, viéndose como algo normal a imitar. Es importante considerar el tipo de violencia que se exhibe en los medios de comunicación: si la violencia es de un tipo cercano a la vida real, o dicha violencia es premiada de algún modo, el efecto que ejerce sobre los niños y adolescentes se increTeniendo en cuenta que la menta mucho. sociedad actual contempla la agresividad y su correlato conductual, la violencia,

Referencia: De Dios De Vega, J. L. (2002). Trastornos Disociales en la Adolescencia, Estudio en su Incidencia en la Comunidad de Madrid. Madrid.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño viendo t.v]. Recuperado de http://lifecity.com.ua/blog/orig/1361208130-mult.jpg. 10 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

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Epidemiología del trastorno disocial

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de dos jóvenes cometiendo bullying]. Recuperado de http://www. actitudfem.com/media/files/images/bullying_ninos.preview.jpg. (Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen borrosa de personas caminando]. Recuperado de http://i.vcentre86. ru/u/9b/61d4a2268a11e38489c1136f6b2996/-/1251.jpg.

El Trastorno Disocial (de conducta) es considerado como una de las formas más frecuentes de psicopatología en niños y adolescentes. Al parecer, la prevalencia del Trastorno Disocial se ha incrementado durante las últimas décadas, puede ser más elevada en los núcleos urbanos que en las zonas rurales. También existe una relación entre el bajo nivel socioeconómico y el Trastorno Disocial. Las tasas varían ampliamente en función de la naturaleza de la población estudiada y los métodos de análisis: en los varones de edad inferior a 18 años, las tasas

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oscilan entre el 6 y el 16%; en las mujeres las tasas se mueven entre el 2 y el 9%, y en la población general entre 1.5 y 3.4%. La edad media de aparición es más temprana en los hombres que en las mujeres. En los varones puede desarrollarse entre los 10 y 12 años de edad, mientras que en las mujeres entre los 14 y 16 años. Cuando el Trastorno Disocial inicia antes de los 10 años es un fuerte indicador de persistencia. Referencia: Vásquez, J., Feria, M., Palacios, L., & De la Peña, F. (2010). Guía Clínica para el Trastorno Disocial. México D.F.

Métodos de Evaluación ¿Qué métodos de evaluación se utilizan para el Trastorno Disocial?

Se pueden considerar los siguientes: - Entrevistas como NIMH Diagnostic Interview Schedule for Children Version IV, The Child and Adolescent Psychiatric Assessment y Diagnostic Interviews for Children and Adolescents. - Existen instrumentos de evaluación mediante el dibujo como el Pictorial Instrument for Children and Adolescents-III-R y el Dominic-R.

- Se puede contar con instrumentos psicométricos del tipo Conner Parent-Teacher Rating Scales (que contiene un factor de dificultades de conducta), el Jessness Inventory, el Carlson Psycological Survey y el Hare Psycopathy Checklist, desarrollados con poblaciones delincuentes que proporcionan mucha información sobre el Trastorno Disocial. Referencia: Familanova, Schola. (2008). Trastorno Disocial. Barcelona.

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Posibles Tratamientos : A. Tratamiento Farmacológico Los fármacos pueden ser útiles en situaciones de crisis y/o severidad del Trastorno Disocial. No conviene olvidar que los síntomas pueden ser secundarios a otro trastorno y que el tratamiento puede hacer remitir los síntomas. Los fármacos pueden ser de gran ayuda, puesto que inciden sobre el funcionalismo alterado del sistema nervioso relacionado con la conducta disruptiva. Cabe señalar que la comorbilidad del Trastorno Disocial es alta; entre 29% y 71% de los trastornos externalizados (TD, TDAH y TOD) tienen al menos uno de los otros dos diagnósticos, tanto en muestras epidemiológicas, como clínicas. Mientras exista una mayor comorbilidad, el pronóstico es menos favorable, por lo tanto es necesario considerar una interconsulta o referencia a un especialista. Los fármacos más usados son:

nado con la impulsividad, el autocontrol o la dificultad para procesar la información del entorno. Es necesario usar el metilfenidato de acción sostenida con el fin de obviar el efecto rebote que por sí mismo puede empeorar la conducta en el entorno familiar. También es preciso no hacer descansos de fin de semana o vacaciones terapéuticas. Dosis recomendada: 0.6 a 1 mg/kg/día (sin exceder de 72 mg/día). Prescriba el medicamento logrando una dosis óptima. 3. Inhibidores selectivos de la recaptación de noradrenalina. Atomoxetina (ATX) Este medicamento se administra una vez al día, tiene un bajo potencial cardiotóxico y no afecta al crecimiento. Los efectos adversos más frecuentes son los gastrointestinales (náusea y disminución del apetito).Se ha reportado daño hepático de forma rara, ocasional y transitoria. También se ha registrado la presencia de hipomanía o manía, edema angioneurótico, rash y urticaria como reacciones alérgicas. No se ha establecido perfil de seguridad en menores de seis años. Dosis recomendada: 0.5 mg/kg/día hasta alcanzar de 1 a 3 semanas después 1.2 a 1.8 mg/día (una o dos dosis); asimismo, el efecto clínico se observa posterior a la cuarta semana de tratamiento. 4. Antipsicóticos de segunda generación (atípicos). (Risperidona, Olanzapina, Quetiapina, Ziprazidona, Aripiprazol, Clozapina). Cada vez hay mayor evidencia de su eficacia y seguridad en niños y adolescentes, mostrando su utilidad en el tratamiento de conductas de agresividad e impulsividad en población pediátrica. Todos ellos (risperidona, olanzapina, quetiapina, ziprazidona, aripiprazol, clozapina) han demostrado una menor tendencia a inducir síntomas extrapiramidales que los antipsicóticos de primera generación (clásicos) y pueden ser usados en casos de conducta agresiva de carácter grave. No obstante, en niños y adolescentes, hay que tomar en consideración otros posibles Dosis recomendada: 0.5-1 mg/día, monitorizando la presencia de efectos adversos.

1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina Fluoxetina, Sertralina, Paroxetina y Citalopram. 2. Estimulantes , inhibidores selectivos de la recaptación de dopamina Metilfenidato (MFD). 3. Inhibidores

selectivos

recaptación

de

de

la

noradrenalina.

Atomoxetina (ATX). 4. Antipsicóticos de segunda generación (atípicos).

Referencia: Vásquez, J., Feria, M., Palacios, L., & De la Peña, F. (2010). Guía Clínica para el Trastorno Disocial. Mexico D.F.

1. Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina Fluoxetina, Sertralina, Paroxetina y Citalopram Están indicados cuando existe un componente importante de ansiedad o conducta obsesiva Dosis recomendada: Se recomienda fluoxetina: 20-40 mg/día. 2. Estimulantes, inhibidores selectivos de la recaptación de dopamina Metilfenidato (MFD) Están indicados cuando existe comorbilidad con el TDAH y el problema conductual está relacio (Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un joven apuntando con una pistola]. Recuperado de http://pics.nattstad.se/6/1000000/970000/966845/ 14 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de pastillas de colores]. Recuperado de http:// www.fotosimagenes.org/imagenes/medicamentos-4.jpg.pics/201311251620224900_sbig.jpg. Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org • 15


Posibles Tratamientos :

1.

- Comprender la interacción de los problemas más identificados y el contexto sistémico. 2.

(continuación)

B. Tratamiento multisistémico En adolescentes con trastorno disocial, la terapia multisistémica es una herramienta integradora y multimodal que involucra procedimientos biológicos, psicosociales y psicoeducativos, orientados por un principio ecológico. Esta teoría se inclina a la identificación de problemas en adolescentes y sus familias en un contexto comunitario. Llevando a cabo sus intervenciones en ambientes naturales. El objetivo principal de la terapia multisistemica es brindar a los padres las herramientas necesarias para que estos las apliquen en la vida cotidiana en la crianza de sus hijos. También para que estos puedan enfrentarse a problemas familiares y extra familiares. Las estrategias a utilizar por la terapia multisistemica son de carácter familiares, individuales y farmacológicas, y están dirigidas a la participación activa de los padres y del profesional, el cual debe tener una alta disponibilidad para estar atento a las demandas de la familia. Las intervenciones familiares pueden tener una duración de tres a cinco meses, ya sean diarias o semanales. El equipo que conforma el apoyo y consecución de estas terapias es un equipo multidisciplinario integrado por psiquiatras, trabajadores sociales, psicólogos, pediatras, neurólogos, pedagogos y psicoterapeutas.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un joven apuntando con una pistola]. Recuperado de http://pics.nattstad.se/6/1000000/970000/966845/ 16 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

Los

principios fundamentales

de la terapia

multi sistemica

son los siguientes:

- Destacar lo positivo y las fortalezas de optar por un abordaje sistémico para lograr el cambio. 3.

- Contribuir a las acciones responsables y minimizar las irresponsables. 4. - Las intervenciones están orientadas hacia los sistemas que mantiene el problema.

5.

- Las intervenciones están diseñadas de acuerdo al nivel de desarrollo del adolescente.

6.

- Las intervenciones están orientadas a la contribución por parte de la familia, siendo este un esfuerzo diario o semanal.

7.

- La efectividad de las intervenciones es evaluada desde diferentes perspectivas.

8.

- Las intervenciones están diseñadas para promover la generalización del tratamiento y para mantener los cambios terapéuticos a largo plazo y reforzar a los cuidadores en las necesidades de la familia en diferentes contextos. Referencia: De la Peña, F. (2003). Tratamiento Multisistémico en Adolescencia con Trastorno Disocial.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de joven rechazada]. Recuperado de http:// estaticos04.cache.elmundo.net/elmundo/imagenes/2012/01/20/espana/1327048920_0.jpg.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de padres regañando a una pareja de jóvenes]. Recuperado de http://www.eldiario.net/noticias/2012/2012_10/nt121018/f_2012-10-18_6.jpg.

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INVESTIGACIONES :

a.

Trastornos de conducta infantiles en medios socioeconómicos diferentes

Se han desarrollado numerosos trabajos que intentan investigar los factores de riesgo involucrados en la génesis de los trastornos disociales. En este estudio se tomó una muestra de dos niveles socioeconómicos distintos, a la que se le aplicó un cuestionario sobre estas conductas y los factores de riesgo descritos para estos trastornos. Los resultados se

analizaron con el provey (EPIINFO) estadístico EPI-INFO. Se encontraron importantes diferencias entre los dos grupos. Del total de la muestra entrevistada un 13,7% presentaba frecuentes conductas disruptivas, frente al 86,3% cuya frecuencia era escasa (véase tabla 111). Dividiéndolos por colegios este porcentaje es

más importante en el colegio I (nivel socioeconómico medio-alto) donde la presencia de conductas disruptivas supone e~ 16 frente al 10 del colegio II (nivel socioeconómico medio-bajo) (ver tabla IV). La división por sexos en ambos colegios nos muestra un claro predominio de conductas disruptivas en varones en el colegio 1; del total de varones, el 21,3%

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño representando pobreza]. Recuperado de http://2.bp.blogspot.com/HKZX5SsBPs8/TreDRtU2auI/AAAAAAAAAQ8/8zVwvzvM-RY/ s1600/photo-742394.jpg.

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presentan estas conductas frente a un 8,7% entre las mujeres. En el colegio 11 apenas existen diferencias; 9,3% de los varones y 10,9% de las mujeres presentan estas conductas (ver tablas V y VI). 2. En este segundo apartado pretendemos relacionar la presencia de conductas disruptivas con posibles factores de riesgo según los colegios: a) Sexo: en el colegio I el factor sexo varón era estadísticamente significativo (p < 0,03); en el colegio 11 el factor sexo no parecía tener relación con la variable estudiada. b) El grado de intimidad se medía mediante tres ítems (ver tablas VII y VIII). Compartir dormitorio: en el colegio 1 se acercaba bastante a los niveles de significación (p =0,08), no así en el colegio II (p =0,41). Presencia de un adulto en el dormitorio: en ambos colegios este factor se acercaba a los niveles de significación p =0,06). Presencia de tres o más hermanos en el dormitorio: tanto en el colegio I (p =0,02) como en el 11 (p =0,00) este factor era significativo. c) La estructura familiar se medía con cuatro ítems (ver tablas IX y X). Familia con más de tres hermanos: significativo en el Colegio I (p =0,00) pero no significativo en el Colegio 11. Lugar que ocupa entre los hermanos: no se encontró significación. Convivencia de los padres: tampoco se encontró significación, Presencia en el domicilio sólo de la familia nuclear: no fue significativo, pero en el colegio I (p = 0,09) se acercaba bastante más a la significación que en el colegio II (p =0,67). d) El ambiente familiar se valoró con tres Ítems (ver tablas XI y XII).

con los siguientes ítems (ver tablas XIII y XIV. Situación laboral del padre: fue significativo en el colegio I (p = 0,02), Yno en el 11 (p = 0,91). Situación laboral de la madre: no fue significativo en ninguno de los colegios. Edad de la madre al nacimiento: no fue significativo en ninguno de los dos colegios; no obstante habría que señalar el alto porcentaje de niños que desconocía este ítem (17,17% Y 31,31 % respectivamente). Consumo de alcohol por el padre: no fue significativo en ningún colegio. El consumo de alcohol en la madre tampoco lo fue. f ) Sobre el rol de los padres; analizamos los siguientes ítems (ver tablas XV y XVI). ¿Realiza actividades con el padre?: fue significativo tanto en el colegio I (p = 0,00) como en el 11 (p = 0,04). ¿Desearía compartir más actividades con el padre?: significativo en el colegio I (p = 0,03) pero no en el 11 (p = 0,08). ¿Realiza actividades con la madre?: no fue significativo en ninguno de los colegios. ¿Desearía compartir más actividades con la madre? Este factor sólo fue significativo para el colegio 11 (p = 0,03). g) El empleo del tiempo libre se midió mediante estos dos ítems (ver tablas XVII y XVIII). Tipo de película preferida: la preferencia de películas cuya temática principal es la violencia-terror es significativo en el colegio I (p = 0,02), pero no en el 11 (p = 0,86). Lugar que ocupa la televisión entre sus actividades preferidas: cuando ésta es la ocupación preferida en los ratos de ocio, no aparece como factor de riesgo al no ser significativo en ninguno de los colegios.

Discusión con los padres: fue significativo en los dos colegios (p = 0,00). Discusión entre los padres: significativo en el colegio I (p = 0,02) pero no en el 11 (p=0,35). Ver peleas entre los padres: también fue significativo en el I (p = 0,00) pero no en el 11 (p = 0,05). e) Las características de los padres: se valoró

Referencia: Bordallo, A., Zagalaz, M., & Arenas, B. (1995). Trastorno de Conducta Infantiles en Medios Socioeconomicos Diferentes . Madrid.

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INVESTIGACIONES :

B.

FUNCIONES COGNOSCITIVAS EN NIÑOS Y NIÑAS CON TRASTORNO DISOCIAL COMPARADOS CON NIÑOS Y NIÑAS SIN EL TRASTORNO

En una investigación se propuso evaluar y caracterizar las funciones cognoscitivas de un grupo de niños y niñas con Trastorno Disocial (TD), comparándolas con las de un grupo de niños y niñas normales. Se utilizó un diseño de casos y controles con una muestra de 39 niños y niñas entre 6 y 12 años de edad con TD y 39 niños y niñas del mismo rango de edades y los mismos estratos

socioeconómicos. Los participantes fueron seleccionados de diferentes instituciones educativas de Bogotá y no presentaban discapacidad intelectual, enfermedades físicas o mentales graves o signos neurológicos mayores. A través de la batería Evaluación Neuropsicológica Infantil (Matute, Roselli, Ardila & Ostrosky-Solis, 2007), se encontró que el perfil neuropsicológico de

los niños y niñas con TD es significativamente más deficiente en todos los dominios de funciones cognoscitivas con relación al grupo sin el trastorno. Resultados A continuación se presentan los resultados de las comparaciones realizadas entre los participantes del grupo con TD y el grupo sin el

trastorno. Los datos obtenidos evidencian menor rendimiento por parte del grupo de participantes con TD en varias funciones cognoscitivas en comparación con el grupo de participantes sin el trastorno. En el dominio de habilidades construccionales se obtuvieron diferencias estadísticamente significativas. Construcción con palillos F(1,78)=25.97, p=.000 y en Habilidades gráficas 1|F(1,78)=16.76,p=.000. En el dominio de Memoria se hallaron diferencias significativas en evocación diferida tanto verbal F(1,78)=10.30, p=.002 como en visual F(1,78)=10.30, p=.002. En cuanto al dominio de Habilidades perceptuales se encontraron diferencias significativas en los tres subdominios, en percepción táctil F(1,78)=5.10,p=.027, enpercepción visual F(1,78)=17.48,p=.000 y en percepción auditiva F(1,77)=18.05, p=.000. Así mismo, en el dominio de Lenguaje se encontraron diferencias en los tres sudbominios, a saber, repetición F(1,78)=6.51,p=.013, Expresión F(1,78)=14.01,p=.000 y Comprensión F(1,77)=12.71,p=.001. En el dominio de Habilidades metalingüísticas se evidencia una diferencia altamente significativa F(1,78)=18.71,p=.000 y de la misma forma, se encontraron diferencias en Habilidades espaciales F(1,78)=36.91,p=.000. En el dominio de Atención el grupo de participantes con TD evidencia una media de desempeño significativamente más baja que la del grupo sin el trastorno, en atención visual F(1,77)=8.58,p=.004 y en atención auditiva F(1,76)=5.84,p=.018. Finalmente, en el dominio de Habilidades conceptuales se encontró F(1,77)=5.84,p=.018. Las diferencias descritas con un nivel de significancia de p ≤ .001 indican que existe un menor rendimiento en el grupo de niños con TD en comparación con el grupo de niños sin TD y que dicha diferencia estadísticamente posee el mayor nivel de significancia. En este nivel encontramos los subdominios de Construcción con palillos, Habilidades gráfi-

cas, Percepción visual, Percepción auditiva, Expresión, Comprensión, Atención auditiva y los dominios de Habilidades metalingüísticas y Habilidades espaciales. Los resultados mencionados anteriormente indican que existe un desempeño global más bajo en funciones cognoscitivas en los niños y niñas con TD con respecto a los niños y niñas sin el trastorno, teniendo en cuenta que luego de hacer el análisis estadístico se encontraron diferencias significativas en los 8 dominios evaluados. Con lo anterior, se sugiere que algunas de las manifestaciones del TD pueden estar ligadas a un deficiente funcionamiento cognitivo en los niños y niñas que presentan este trastorno.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de revolucionarios]. Recuperado de http://www.asianews.it/files/img/INDIA_-_ KASHMIR_PROTEST.jpg.

Referencia: Urazán Torres, G. R. (2011). Funciones Cognoscitivas en Niños y Niñas con Trastorno Disocial Comparados con Niños y Niñas sin el Trastorno.Bogotáa.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño agresivo]. Recuperado de http://i2.dir-i.net/CMS/2013/10/21/5e_rcxfbg.jpg. 20 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

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(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un hombre en llamas]. Recuperado de http://stmedia.startribune.com/images/4pod031513.jpg.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de padres regañando a una pareja de jóvenes]. Recuperado de http://www.eldiario.net/noticias/2012/2012_10/nt121018/f_2012-10-18_6.jpg.

F91.0 Trastorno disocial limitado al

contexto

fa m iliar

En esta categoría de los trastornos disociales, el comportamiento antisocial está completamente restringido al hogar o a las relaciones con miembros de la familia nuclear o allegados. Las manifestaciones más frecuentes son robos en el hogar referidos con frecuencia específicamente al dinero o a pertenencias de una o dos personas concretas, lo cual puede acompañarse de un comportamiento destructivo deliberado, tal como: romper juguetes u objetos de adorno, ropas, hacer

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rayados en muebles, provocación de incendios deliberados del hogar o destrucción de pertenencias apreciadas. Para el diagnóstico se requiere que no esté presente ninguna alteración significativa del comportamiento antisocial fuera del ambiente familiar y que la relación social del niño fuera de la familia estén dentro de un rango normal. En la mayoría de los casos, estos trastornos disociales limitados al contexto familiar han comenzado en relación con algún tipo de alteración intensa de las relaciones del chico con uno o más miembros de la familia nuclear.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un niño psicópata]. Recuperado de http://1. bp.blogspot.com/-ZTH8F6AP0Rw/UGdEpO5JsjI/AAAAAAAAAls/MlqVJ4yZX-g/s320/disocial.jpg.

F91.1 Trastorno disocial

en niños no socializados

Este tipo de Trastorno Disocial se caracteriza por la combinación de un comportamiento disocial persistente o agresivo con una significativa y profunda dificultad para las relaciones interpersonales. Dichas relaciones afectivas son escasas o nulas. El factor distintivo clave del Trastorno Disocial en niños no socializados lo constituye la falta de una integración efectiva entre los compañeros. Los problemas de las relaciones con los compañeros se manifiestan principalmente por un aislamiento o un rechazo, por la impopularidad y por una falta de

amigos íntimos o de relaciones afectivas recíprocas y duraderas con los compañeros de la misma edad. Las relaciones con adultos tienden a estar marcadas por la discordia, la hostilidad y el resentimiento, pero pueden existir buenas relaciones con algunos adultos, lo cual no descarta el diagnóstico. Si se presenta un comportamiento delictivo, lo típico, pero no indispensable, es que sea en solitario. Las formas características de comportamiento son: intimidaciones, peleas excesivas, y (en chicos mayores) extorsiones o atracos violentos y niveles excesivos de desobediencia, agresividad, falta de cooperación y resistencia a la autoridad, rabietas graves y accesos incontrolados de cólera, destrucción de propiedades ajenas, incendios y crueldad con otros niños y animales. El trastorno es, por lo general, persistente en distintas situaciones, pero puede ser más notorio en el colegio o en la escuela. Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org • 23


(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niños armados]. Recuperado de https://lh6.ggpht. com/DkVF3Odg_dFqI7wDdLJO6GEDnMtXFlq2zh6Fz3UMudFL0A3wluoB-sq4Dlyd4jS1e0hFnw=s128.

F91.2 Trastorno disocial En Niños

Socializados En esta categoría de los trastornos disociales, el comportamiento antisocial está completamente restringido al hogar o a las relaciones con miembros de la familia nuclear o allegados. Las manifestaciones más frecuentes son robos en el hogar referidos con frecuencia específicamente al dinero o a pertenencias de una o dos personas concretas, lo cual puede acompañarse de un comportamiento destructivo deliberado, tal como: romper juguetes u objetos de adorno, ropas, hacer

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rayados en muebles, provocación de incendios deliberados del hogar o destrucción de pertenencias apreciadas. Para el diagnóstico se requiere que no esté presente ninguna alteración significativa del comportamiento antisocial fuera del ambiente familiar y que la relación social del niño fuera de la familia estén dentro de un rango normal. En la mayoría de los casos, estos trastornos disociales limitados al contexto familiar han comenzado en relación con algún tipo de alteración intensa de las relaciones del chico con uno o más miembros de la familia nuclear.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de dos pandilleros]. Recuperado de http://img46.imageshack.us/img46/1032/sinnombre023.jpg.

Entrevista:

Trastorno Disocial en Niños Socializados Relacionado a las Pandillas En El Salvador, Desde un Enfoque Conductista.

- Dr. José María Sifontes

Los Trastornos Disociales pueden tener bases biológicas. Cualquier persona puede adquirir un Trastorno Disocial, sin importar la sociedad en la que se encuentre; incluso en ciudades donde reina la paz, ciudades donde hay niveles muy bajos de criminalidad. Una persona que vive en un contexto social en el cual hay bajos índices de violencia, digamos en Suecia o en Noruega, y adquiere un Trastorno Disocial eso ya es un rasgo genético, cerebral, cuestiones hereditarias. La mejor explicación es lo genético, porque el ambiente no está estimulando a la persona para que cometa delitos contra otras personas, incumpla las

normas o presente conductas agresivas. Sin embargo, aquí en El Salvador donde hay bastantes personas con Trastornos Disociales tal vez la carga genética no es la causa, sino más bien el entorno donde estas personas viven. Si un niño nace en una zona donde su vecino de la par es marero, el de enfrente también y el de la casa de abajo también, entonces la vida de las pandillas se ve como normal. Es decir, que es parte de su proceso de socialización, ellos piensan que esa es la forma correcta. Sería un problema de aprendizaje, más que genético, porque un niño aprende desde pequeños forDesignfreebies Magazine • www.designfreebies.org • 25


mas incorrectas de comportamiento, formas fáciles de vivir la vida a través de conductas antisociales. Aquí en El Salvador, aunque no se tengan cargas genéticas, es bien fácil desarrollar un Trastorno Disocial por modelamiento; Se imita lo que el otro hace. Los niños y jóvenes ven las conductas disociales como una forma aceptable de vida. Aquí en el país se aprende por modelamiento ese tipo de comportamientos; por el peso crítico, la más crítica. Llega un momento donde el ambiente está saturado por trastornos antisociales por simple efecto de la masa.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen del Doctor José María Sinfontes]. Recuperado de http://www.medicosdeelsalvador.com/uploads/curriculum/3/4213-03caraydrsifontes.jpg.

Entrevista:

Tratamientos para las Conductas Disociales en Niños Socializados . en

El Salvador

- Dr. José María Sifontes

- dR. jOSÉ mARIA sIFONTES

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de dos miembros de la pandilla 18]. Recuperado de http://cb24.tv/wp-content/uploads/2013/05/ mara-18.jpg.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un pandillero sosteniendo a un bebé]. Recuperado de http://i52.tinypic.com/28bxvk3.jpg.

Aquí en El Salvador no hay tratamientos adecuados para este tipo de trastornos, lo que hay es granjas de rehabilitación, pero tienen niveles muy bajos de éxito. Al mes ya todos se escaparon y se robaron hasta la última cafetera. Una granja no es la mejor solución, porque la resocialización debería ser a nivel general, no en centros específicos. Hay un factor que nos dice que hay un chance de que las cosas mejoren, porque la mayoría de las conductas disociales, en el país, no son genéticas. Por modelamiento uno puede aprender a ser violento, pero también por modelamiento uno puede aprender a dejar de ser así. Hay esperanza. Existen tratamientos como psicoterapia de grupo, terapias de resocialización aquí en el país, pero estas no funcionan como deberían hacerlo. Este tipo de terapias no funcionan porque fueron creadas en otros países, por lo que no tienen en cuenta el contexto en el que vivimos. El mejor tratamiento para este tipo de trastornos es la transformación de lo social. Debe haber mayor oportunidad de escolarización y de trabajo. Mientras mayor es el nivel cultural de un país, hay menos chance para las conductas disociales. Porque la educación y el trabajo son elementos socializadores. Tienen que haber más escuelas, más retención escolar. Más actividades recreativas positivas.

tro de un ámbito laboral se tiene que apegar a ciertas normas y reglas. Los compañeros de trabajo son elementos socializadores también, los compañeros de trabajo enseñan ciertos patrones de conducta positivos. La persona tiene que aprender que se tiene que trabajar, para tener salud mental. Una vez le preguntaron a Freud que cual era la felicidad, él dijo que era la capacidad de amar y trabajar. Por eso es que el ocio es bien peligroso “manos desocupadas no tarda en ocuparlas el diablo”.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de miembros de pandillas]. Recuperado de http://cde.peru.com/ ima/0/0/6/0/2/602592/924x530/mara-salvatrucha.jpg.

El mejor tratamiento es el trabajo, esté es un elemento socializador bien importante, porque cuando uno está aden-

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de revolucionarios]. Recuperado de http://www.asianews.it/files/img/ INDIA_-_KASHMIR_PROTEST.jpg. 26 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

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F91.3

Trastorno disocial desafiante y oposicionista COMPORTAMIENTO pERSISTENTEMENTE NEGATIVO, DESOBEDIENTE Y HOSTIL, DIRIGIDO HACIA FIGURAS DE AUTORIDAD

Este tipo de Trastorno Disocial es característico de niños con edades por debajo de los 9 ó 10 años. El rasgo característico de este trastorno es una forma de comportamiento persistentemente negativista, hostil, desafiante, provocadora y subversiva que está claramente fuera de los límites normales de comportamiento de los niños de la misma edad y contexto sociocultural, pero este comportamiento no incluye las violaciones más importantes de los derechos ajenos que se reflejan en el comportamiento disocial. Los niños con este trastorno tienden frecuentemente a oponerse activamente a las peticiones o reglas de los adultos y a molestar deliberadamente a otras personas.

Suelen tender a sentirse enojados, resentidos y fácilmente irritados por aquellas personas que les culpan por sus propios errores. Generalmente tienen una baja tolerancia a la frustración y pierden el control fácilmente. Lo más característico es que sus desafíos sean en forma de provocaciones, que dan lugar a enfrentamientos. Por lo general se comportan con niveles excesivos de grosería, falta de colaboración y resistencia a la autoridad. Este tipo de comportamiento suele ser más evidente en el contacto con los adultos o compañeros que el niño conoce bien y los síntomas del trastorno pueden no ponerse de manifiesto durante el contacto con extraños.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niño que aruña y muerde]. Recuperado de http://www.carapuzic.ru/uploads/posts/2013-02/1361518168_angry-boy1.jpg.

Según la APA, el Trastorno Oposicionista Desafiante consiste en un modelo recurrente de comportamiento negativo, desobediente y hostil dirigido hacia figuras de autoridad y que persiste durante al menos seis meses (DSM-IV-TR, APA, 2002). Los síntomas básicos son: se encoleriza e irrumpe en pataletas, discute con los adultos, desafía activamente a los adultos o rehúsa cumplir sus demandas, molesta deliberadamente a otras personas, acusa a otros de sus errores o mal comportamiento, es susceptible o fácilmente molestado por otros, colérico y resentido y rencoroso o vengativo.

Lo más característico es que sus desafíos sean en forma de provocaciones, que dan lugar a enfrentamientos.” (Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niños armados]. Recuperado de https://lh6.ggpht.com/DkVF3Odg_dFqI7wDdLJO6GEDnMtXFlq2zh6Fz3UMudFL0A3wluoB-sq4Dlyd4jS1e0hFnw=s128.

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Investigaciones: Evaluación de la sintomatología oposicionista desafiante en niños de seis a ocho años: concordancia entre padres y maestros

go, estos valores no representan una diferencia significativa en la valoración de los síntomas de ambos sexos. Con respecto a la edad los valores Kappa, obtenidos en la valoración de los síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante, no muestran una diferencia significativa. Los resultados obtenidos en la valoración de la severidad de los síntomas del TND para padres y maestros, tomando la puntuación total de la escala, mediante la prueba T para grupos relacionados, muestran que los padres son quienes evalúan con mayor intensidad los síntomas (media= 3,68; sd= 3,21) en comparación con los maestros (media= 1,68; sd= 2,78), hallándose una correlación baja entre ambas valoraciones (r= 0,23).

En una investigación se intentó conocer el grado de concordancia entre los informes proporcionados por padres y maestros acerca de la sintomatología negativista desafiante en niños en edad escolar. Además, pretendía analizar si la edad y el sexo del niño afectan el nivel de acuerdo entre informantes. Padres y maestros evaluaron a 702 niños y niñas de 25 escuelas de la Comarca de Osona, Barcelona (España), mediante el Child Sympton Inventory-4 (versión padres y maestros). Sin embargo los resultados indicaron una concordancia muy baja, casi nula, entre las valoraciones de ambos informantes; además, las variables edad y sexo de los niños no representan una diferencia significativa en dichas valoraciones. Los padres tienden a evaluar más síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante como presentes, y a percibir con mayor intensidad su severidad. El diagnóstico del TND en edad escolar generalmente se realiza a través de la obtención de información proporcionada por múltiples informantes. En esta etapa del desarrollo infantil, los padres y los maestros son los adultos más cercanos al niño, quienes interactúan con él en diferentes contextos, lo que permite disponer de una información más amplia y detallada de su repertorio conductual. Sin embargo, en muchos casos, estos informantes no coinciden en la valoración de los problemas de conducta, fenómeno que es más norma que excepción. Así lo demuestra el meta-análisis de 119 trabajos realizado por Achenbach, McConaughy y Howell (1987), en el que comparan los datos suministrados por múltiples informantes (padres, maestros, profesionales de la salud y el mismo niño) sobre problemas emocionales y de conducta en niños y adolescentes de 6 a 19 años. El principal objetivo de este estudio es conocer el grado de acuerdo entre padres y maestros en la evaluación de los síntomas del TND en niños/as de 6-8 años. Adicionalmente, se pretende analizar si algunas características del niño como la edad y el sexo pueden relacionarse con dicha concordancia. Análisis de Datos Para conocer el grado de concordancia entre padres y maestros en la valoración de los síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante y analizar si el sexo y la edad del niño pueden afectar los niveles de acuerdo, se ha calculado la concordancia entre informantes —en la valoración de cada síntoma— mediante el índice de Kappa (Cohen, 1960). La interpretación de los valores del índice de Kappa se han basado en los criterios de Altmann (1991), donde la concordancia puede ser: pobre (<.20); débil (0,21-0,40); moderada (0,41-0,60); buena (0,61-0,80) o muy buena (0,81-1,00). Para calcular la valoración de la severidad de padres vs. maestros se han comparado las medias obtenidas a partir de la suma de los síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante valorados como presentes mediante la prueba T de Student para grupos relacionados y se ha calculado la correlación. El nivel de significación requerido en todas las pruebas estadísticas fue de p= 0,05 y el análisis de datos se realizó mediante SPSS. Los resultados obtenidos para analizar la concordancia entre padres y maestros en la valoración de los síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante indican que los padres informan en mayor medida de la presencia de los síntomas. El mayor grado de concordancia se da en la valoración del síntoma 1: «se enoja fácilmente» (0,9%), y el menor acuerdo en el del síntoma 3: «es insolente o desobediente» (0,0%). Cabe anotar que el grado de coincidencia para cada uno de los síntomas del Trastorno Oposicionista Desafiante es casi nula.

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de un joven guardando un arma]. Recuperado de http://latimesphoto.files.wordpress. com/2010/06/mark_observers2.jpg.

Referencia: Angulo Rincón, R., Jané Ballabrig, M. C., Bonillo Martín, A., Viñas Poch, F., Corcoll-Champredond, A., González Rodríguez, G., Carbonè, J. (2010). Evaluación de la sintomatología negativista desafiante en niños de seis a ocho años: concordancia entre padres y maestros. Barcelona.

Los valores Kappa hallados a partir de la valoración dicotómica de los síntomas del TND para todos los casos y en función de la edad y el sexo de los niños. En el primer caso, los valores Kappa oscilan entre -.014 y .154, lo que indica una concordancia pobre (<.20). Los resultados de la evaluación según el sexo del niño muestran un valor ligeramente mayor en el grado de concordancia entre padres y maestros en la valoración de las niñas. Sin embar30 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

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P osi b les

Tratamientos-

La Intervención Conductista:

La conceptualización conductista parte de la idea de que la mala conducta es la consecuencia de prácticas parentales inadecuadas. Por este motivo, el niño ha aprendido que la conducta oposicionista es eficaz para manipular a los adultos con el fin de que cumplan sus deseos.

ducta explosiva, empieza el abordaje terapéutico. Una vez que se conoce cuándo el niño es explosivo, se tiene que encontrar la explicación cognitiva de cuáles son las funciones que no tiene. Por tanto, al tiempo que se reconocen las habilidades cognitivas, éstas han de entrenarse. Los pasos iniciales consisten en mostrarse empático, definir el problema e invitar al niño a encontrar una solución aceptable para él y para el adulto. La empatía facilita que el niño y el adulto conserven la calma. La definición del problema asegura que la preocupación del niño está sobre la mesa, permite que el niño detecte que estamos haciendo algo ‘con él’ más que ‘a él’. Se debe ofrecer al niño la primera oportunidad para generar soluciones. Se debe alcanzar una solución ingeniosa, entendiendo como tal cualquier solución en la que padres e hijos están de acuerdo. En realidad, lo importante es el proceso en sí mismo.

Los programas de intervención desde una perspectiva conductista abarcan todos los contextos: familiar, escolar y del propio niño. Uno de los programas más comúnmente usados es el programa de base conductista Defiant Children, adaptado por Barkley. Éste ha sido uno de los tratamientos conductuales más comúnmente empleados en el tratamiento del Trastorno Oposicionista Desafiante. En él se contempla la intervención de los padres mediante unas pautas muy estructuradas y sistematizadas. El programa de Barkley consta de ocho pasos con los que se pretende mejorar la conducta del niño, las relaciones sociales y la adaptación general en casa, estos son: 1. Aprenda a prestar atención positiva a su hijo 2. Use el poder de su atención para ganar su obediencia 3. Dé órdenes más eficaces 4. Enseñe a su hijo a no interrumpir sus quehaceres 5. Establezca un sistema de recompensas con fichas en casa 6. Aprenda a castigar el mal comportamiento de forma constructiva 7. Amplíe el uso del tiempo fuera 8. Aprenda a controlar a su hijo en lugares públicos Los primeros cuatro pasos están orientados a que los propios padres cambien la conducta y la relación con sus hijos. A partir del quinto paso es cuando el cambio empieza a darse también en el niño. Se intenta conseguir que el niño adquiera un abanico de conductas positivas que le ayuden a alcanzar el éxito en el colegio y en sus relaciones sociales. Las estrategias usadas están diseñadas para reducir la terquedad, el comportamiento oposicionista y aumentar las conductas de colaboración.

La Intervención Cognitiva :

Este enfoque se basa en las relaciones recíprocas existentes entre el niño y el adulto. Se enfatiza que la regulación de las emociones, la tolerancia a la frustración y la habilidad para resolver problemas por parte del niño no se desarrollan independientemente, sino que dependen, en gran parte, de la manera y de los modelos usados por los adultos para enseñar a los niños. Desde esta perspectiva, el comportamiento oposicionista debe considerarse influenciado por una incompatibilidad entre padres e hijos, dentro de la cual las características de la interacción de una de las partes (por ejemplo, el hijo) son valoradas negativamente por el segundo componente de la interacción (el padre), lo que contribuye a comportamientos desadaptativos. Por tanto, el objetivo consiste en resolver aquellos puntos en los que se observan incompatibilidades entre las dos partes. Teniendo en cuenta que se requieren unas habilidades básicas para regular la conducta, pues en todos ellos pueden estar alteradas las funciones cognitivas implicadas en la conducta. Cuando aparece la frustración en una situación determinada y ésta puede desencadenar una con32 • Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org

(Sin autor, ni título, ni fecha) [Imagen de niñas peleando]. Recuperado de http://2.bp.blogspot.com/-2g2UqQ1DkIg/T4WjUlK3MwI/AAAAAAAABnA/1tc-Y4NbEK8/s320/ni%25C3%25B1os+peleando.jpg.

La Intervención con fármacos :

Los fármacos pueden ser de gran ayuda, puesto que inciden sobre el funcionalismo alterado del sistema nervioso relacionado con la conducta disruptiva. Los fármacos más usados son: – Inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (sertralina, fluoxetina, paroxetina). Indicados cuando existe un componente importante de ansiedad o conducta obsesiva. – Estimulantes, inhibidores selectivos de la recaptación de dopamina (metilfenidato). Indicados cuando existe comorbilidad con el TDAH y el problema conductual está relacionado con la impulsividad, el autocontrol o la dificultad para procesar la información del entorno. Es necesario usar el metilfenidato de acción sostenida con el fin de obviar el efecto rebote que por sí mismo puede empeorar la conducta en el entorno familiar. También es preciso no hacer descansos de fin de semana o vacaciones terapéuticas. – Antipsicóticos atípicos (risperidona, aripiprazol). Únicamente el primero está autorizado para su utilización en niños y tiene como indicación en su ficha técnica los problemas de conducta en niños con trastorno de espectro autista. Pueden ser usados en casos de conducta agresiva de carácter grave. Referencia: Rigau-Ratera, E., García-Nonell, C., & Artigas-Pallarés, J. (2006). Tratamiento del Trastorno de Oposición Desafiante. Barcelona. Designfreebies Magazine • www.designfreebies.org • 33


PSICOLOGÍA UCA a N O R M A L 2 0 1 3


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