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GRANDIOSA PEREGRINACIÓN AL PUIG

Otoño de 1915

Fray Luis de Massamagrell fue un gran promotor de peregrinaciones. Lo sabemos. Pero ninguna tan grandiosa como la llevada a efecto en el otoño del año 1915. “El motivo de esta gran manifestación católica era, como se vio en el programa, pedir a la Santísima Virgen la terminación de la sangrienta guerra europea, “que irrita al cielo, empobrece la tierra y deshonra a Europa”, en frase de Su Santidad Benedicto XV. La organización corrió a cargo de la Orden Tercera de Penitencia capuchina, dirigida por su director el P. Mateo de Valencia, y con la presencia y la anuencia de quien fuera el primer director de la Orden Tercera, el obispo de Segorbe Mons. Luis Amigó.

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En la peregrinación participaron, además de los hermanos terceros de numerosos poblados y asociaciones, también las autoridades civiles y religiosas de los pueblos presidiendo la comitiva con la propia bandera y a los sones de la música popular.

“En Valencia -seguimos el relato del cronista- a las cinco de la mañana salió para Masamagrell el primer tren conduciendo 200 pasajeros, y a las seis el segundo en un convoy formado por catorce unidades, donde se acondicionaron a más de 600 romeros. Este tren partió con exceso de pasajeros, y no pudieron en el tránsito subir numerosos adheridos, entre ellos los de Alfara y los de Moncada, que esperaban en la estación de Foyos. Después salieron dos trenes especiales, también con el completo, llevando, entre otros, a los expedicionarios de Torrente y recogiendo en el tránsito de los de Alboraya. En Masamagrell ocupaba la estación gran gentío, y las músicas Nueva de Massamagrell y Jaimista de Rafelbuñol, tocaban alegres composiciones, mientras el P. Mateo daba la bienvenida a los peregrinos”.

“En Masamagrell -sigue relatando el cronista- la población aparecía engalanada, y fuerzas de la Guardia Civil guardaban el orden. Los romeros se dirigían en procesión a la iglesia, donde depositaban los estandartes. Desde las cuatro de la mañana no cesó la celebración de misas en el hermoso templo parroquial, ni de administrarse la sagrada comunión. Próximamente a las siete, fue la misa de comunión general, que celebró el Excmo. y Rvmo. señor don Fray Luis Amigó, obispo de Segorbe, quien, ayudado por cinco sacerdotes, distribuyó la sagrada Forma a más de 6.000 fieles. Antes de la comunión el incansable Padre Mateo de Valencia subió al púlpito y pronunció una elocuente y sentida plática. Durante la peregrinación, puede afirmarse, según cálculo aproximado, que no bajaría de 12.000 las comuniones recibidas”.

“Poco después –sigue narrando el cronista– cuando los comulgantes pudieron desayunarse, se organizó la grandiosa romería, que salió de Masamagrell a las nueve. De Masamagrell al Puig, más de catorce mil personas formaban aquel grupo que, como gusano inmenso de luz, serpenteaba por los caminos, destacándose del fondo verde de los campos, los colores de los estandartes, guiones y banderas realzando el cuadro y el afecto con las armonías de los cantos y los alegres sones de las bandas”. Sobre el número total de romeros que tomaron parte en la peregrinación, asegura así mismo el cronista, a los catorce mil aproximadamente que formaban en el cuerpo de la Romería, abría que añadir seis mil más que llegaron a primeras horas de la mañana a pie y con diversos medios, por lo que puede calcularse el número total en 20.000 romeros.

A continuación –refiere el cronista– y ante la imposibilidad de ofrecer una información completa, como fuera su deseo, da los datos de los 32 pueblos participantes en la peregrinación y de las numerosísimas asociaciones y bandas de música. Al hecho dedica la mitad de su crónica, por lo que nos permitimos omitir su relación por razones obvias.

Seguidamente el cronista se detiene en describir las innumerables muestras de afecto y respeto de la gente a la persona del Obispo Luis Amigó al paso de la peregrinación por Puebla de Farnals hasta la llegada al poblado del Puig de Santa María (Valencia). De ambos pueblos nos presenta a las diversas autoridades civiles y religiosas que reciben a Luis Amigó a su llegada o despedida.

En la población del Puig de Santa María Luis Amigó se acercó a visitar la histórica casa del Hort de Dalt, en la que se halla el oratorio en que se casó el Rey Felipe III. La misa solemne la ofició de medio pontifical Mons. Luis Amigó y el sermón corrió a cargo del capuchino P. Mateo de Valencia. Se interpretó la misa de D. Salvador Giner, cantado por el colegio seráfico de la Magdalena, de Masamagrell (Valencia).

El elocuentísimo sermón central de la peregrinación corrió a cargo del P. Ignacio de Chulilla, quien afirmó que el Real Monasterio del Puig es la Covadonga de nuestra fe, y solicitó de la Santísima Virgen consiguiese la ansiada paz para Europa, dio el parabién más cumplido a todos los asistentes y en especial pidió bendiciones para el señor Obispo Amigó, como organizador de las Romerías de Terciarios al Puig en los años 1884, 1886 y 1889 y concluyó dando un viva a la Santísimo Virgen, que fue entusiásticamente contestado por el numerosísimo público.

“Al finalizar la santa misa –señala el cronista– se dirigieron el señor Obispo e invitados a la casa abadía, donde fue servida una comida íntima, a cuyo final se hicieron votos por la prosperidad del Puig y porque se repitan actos de esta naturaleza.

Luego se dirigieron al Monasterio, y el P. Mateo de Valencia subió al púlpito y habló en valenciano, dando las gracias a todos los peregrinos por su cooperación y, acto seguido, ofreció la bandera regionalista a la Santísimo Virgen, como regalo y recuerdo de la Peregrinación, ya que desde antiguo en todas las romerías han entregado alguna ofrenda para testimoniar la celebración del suceso.

Acto seguido comenzó el desfile, que fue tan brillante como el de la mañana, marchando cada asociación a sus respectivos pueblos, cantando varias composiciones, todas ellas propios de tan hermoso acto.

A la salida de la población, fue despedido el señor Obispo Amigó por las autoridades civiles y eclesiásticas, dándose por terminada la peregrinación que, sin duda alguna, perdurará en la memoria de cuantos tuvieron la dicha de asistir”.

Cfr. Florecillas de San Francisco. Noviembre de 1915; págs. 338-242 peregrinación al Puig

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