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HUMORISMO DE QUEVEDO

POR P. DOMINGO DE ALBORAYA, T.C.

Don Juan Díaz de Esquivel pretendió por más de un año del Autor del “Gran Tacaño” unos versos para él.

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Una noche que los dos en casa de un amigo estaban, otra vez los versos daban nuevo golpe y no de tos.

No sabiendo ya Quevedo cómo a Esquivel esquivar le dijo: “¿Me va usted a dar asunto, trama o enredo?”

– En los versos, replicó, procure que, a poder ser, entremos, con mi mujer Margarita, usted y yo.

“¿Y qué diré de los tres?” preguntóle el gran poeta. – Alguna frase discreta que despierte el interés.

Y, después de meditar su copla por un instante, el satírico tunante comenzó así a declamar:

Don Juan Díaz Esquivel (aquí entra él) unos versos me pidió (aquí entro yo) para Margarita bella (aquí entra ella)

Y es tan infeliz mi estrella en esto de discurrir que no sabré qué decir de Don Juan, de mí, ni de ella.

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