Profundamente humanos, profundamente santos | Boletín Salesiano - Agosto 2024

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11 DE PUÑO Y LETRA

Aprender y crecer contigo, Don Bosco

25 SABOR A BUENAS NOCHES

A la sombra de Don Bosco

Boletín Salesiano

12 VALE LA PENA VIVIR ASÍ

Entregar la vida donde uno esté

04 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO

EL SOL! Seguir siendo un sueño tuyo

08 CRECER DESDE ADENTRO

Francisco Merino y Federica Sonderegger

16 CON NOMBRE Y APELLIDO

El BS con el Vicario del Rector Mayor: “Toca pasar a la primera fila y lo hago con el mismo corazón”

26 DEL ÁRBOL SALESIANO

Verónica Trias

Animadora salesiana uruguaya en Perú

“El carisma es el mismo a donde vayas”

20 AQUÍ Y AHORA

Festejar tu sueño en nuestra tierra

28 UNA MANO AMIGA

El Paiva: Una experiencia “bien genuina” de la obra salesiana

Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa

Director: P. Sebastián Ferreyra sdb

Editor Jefe: Lic. Gonzalo Martínez

Columnistas: Juan Manuel Fernández sdb, Florencia Pozzi y María Pía Silva. Equipo de redacción de este mes Nahuel Durand y Elisa Juambletz. :

Fotografía: Alaihal Media, ANS, Sofía Cayota, Álvaro Sierra, Pixabay, archivo de las FMA y del BS.

Corrección: Graciela Rodríguez

07 SINTONIZANDO CON DON BOSCO Me despido, entre la admiración y el dolor

10 FAMILIA EN OBRA RECONOCER–NOS

24 DE OTROS LARES

Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora

31 GALERÍA DE INSTAGRAM

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Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191

En tiempos de incertidumbre, donde las crisis sociales y de sentido afectan hondamente la sociedad y especialmente a los jóvenes, el ejemplo de nuestro querido padre Don Bosco resuena más que nunca. Hoy, los jóvenes enfrentan desafíos como la soledad, la incomprensión, la imposibilidad de encontrar caminos en los que construir sus vidas. Ante este escenario, la paternidad de Don Bosco se hace cada vez más signicativa. Él, no solo fue un maestro y guía espiritual, sino un verdadero padre para los jóvenes más necesitados.

El corazón de la misión salesiana inspirada en él es la cercanía, el acompañamiento y el amor que comprende y se anticipa a las necesidades de los jóvenes. En una época donde la paternidad y la presencia de adultos signicativos muchas veces se encuentra ausente o distorsionada, Don Bosco nos convoca una vez más a la cercanía, a la escucha, a la comprensión, a la capacidad de hacer espacio para el encuentro y el acompañamiento. Él supo crear un hogar donde muchos jóvenes encontraban un lugar seguro, un espacio para crecer y soñar. Hoy nuestras escuelas, parroquias y obras sociales son esos sitios, pero sobre todo cada uno y cada una es ese espacio donde el otro puede crecer y encontrarse con Dios.

La paternidad espiritual que encarnó Don Bosco es un modelo que nos guía hoy, más que nunca, para

quienes trabajamos en la evangelización y educación de los jóvenes. En un mundo donde prevalece la exclusión y el individualismo, Don Bosco nos invita a cultivar relaciones basadas en la conanza, la familiaridad y el amor fraterno, recordándonos que cada joven, sin importar su contexto o su historia, tiene un potencial inmenso que necesita ser descubierto, alentado, acompañado.

Como salesianos, la actualidad nos desafía a ser puentes entre las generaciones, a escuchar con atención los gritos silenciosos de tantos jóvenes que buscan sentido y propósito. Estamos invitados a ser educadores capaces de responder con ternura, paciencia y sabiduría para ofrecer un acompañamiento integral que conduzca a una vida lo más plena posible.

Siguiendo el ejemplo de Don Bosco, tenemos la misión de ser padres y madres para estos jóvenes de hoy. De abrirles las puertas de nuestros corazones, así como él lo hizo en su Oratorio. Debemos estar presentes, no como guras lejanas, sino como compañeros de camino que los guían con amor, en el respeto de sus tiempos y procesos, porque, como decía Don Bosco, la educación es cosa del corazón

hay algo nuevo bajo el sol

A los nueve años, Juan Bosco tuvo un sueño que marcó su vida y la de toda la familia salesiana. Ese sueño cumple 200 años en 2024 y es en ese marco que, entre el 11 y el 16 de agosto, se llevó a cabo el Sínodo Salesiano de los Jóvenes (SYS, en inglés) en el Colle Don Bosco, en Turín.

Casi 300 jóvenes de distintas presencias de todo el mundo llegaron para reunirse en un encuentro que, además de una celebración, fue un espacio para imaginar y proyectar la acción educativa y evangelizadora salesiana de cara al futuro. Joaquín Du Pré, Victoria Vidal y Lucía Rodríguez fueron los tres jóvenes uruguayos que integraron la delegación uruguaya.

Una brisa refrescante Fue al regreso de las vacaciones de Carnaval que le llegó la invitación a participar a Joaquín Du Pré, animador del Colegio Maturana y tallerista de música en el Club de Niños de Centro

Bosco, en La Tablada. Sin dudarlo, dijo que sí, y si bien desde el primer momento estuvo entusiasmado, lo vivido superó sus expectativas.

Llegar a un lugar tan especial, cargado de historia, es algo que todavía no puede poner en palabras. Durante esa semana predominó la espiritualidad compartida, el descubrimiento, las charlas. Dinámicas de todo tipo acompañaron las jornadas: patios salesianos, instancias de conversación, actividades grupales, compartidas y tiempos de oración. Todo era parte de una gran celebración de Don Bosco, de nuestro sueño y nuestra fe, resume Joaquín.

Para pensar y proyectar la acción educativa y evangelizadora hubo espacios de trabajo grupal en equipos de diez personas. En esas instancias, todos partieron de una serie de preguntas guía con el objetivo de generar un documento que resumiera, de forma clara, los sueños y aspiraciones de la juventud. Luego, en las asambleas, ellos eran los únicos con voz y voto.

Joaquín entiende que este encuentro lo ayudó a dimensionar la realidad de la salesianidad en el mundo. Hay otras maneras, algunas muy parecidas y otras no tanto, de ser parte de esta familia, explica. Ver compartir a

casi 300 jóvenes de 94 países fue una experiencia muy motivadora y esperanzadora, cree Joaquín, en la que representar a los jóvenes uruguayos fue una responsabilidad porque tenía ganas de que todos estuvieran ahí. Si bien todavía sigue decantando lo vivido, señala que fue una oportunidad refrescante, como una brisa renovadora que todavía siente con fuerza.

La confianza de seguir soñando Victoria Vidal tiene 18 años, es estudiante de Ingeniería Química y profesora de danza clásica infantil. Desde 2021 forma parte de la familia salesiana, cuando se sumó a Huellas, un grupo de jóvenes que se dedica a animar y propagar el sueño de Don Bosco con gurises del oratorio de Zona Este, en Paysandú.

Cuando recibió la invitación, le tomó tiempo entender por qué era ella quien tenía que ir y cuál era su misión de estar ahí. Fue estando en Turín, en alguna de las asambleas, que entendió que hasta los anhelos más impensados se cumplen y que este también podía ser uno de ellos.

Compartir el encuentro con jóvenes de todo el mundo fue la parte más cálida y gratificante para ella. Reflexionar en grupo, ver cómo la fe y el carisma salesiano mueven a tantas personas de distintos países a soñar y a seguir construyendo camino juntos le resultó, simplemente, increíble

Las asambleas, en tanto, las define como interesantes Al igual que Joaquín, Victoria rescata el importante rol que cumplieron los jóvenes: Estoy segura de que logramos transmitir lo que son nuestros sueños y dar a conocer las realidades de cada casa salesiana, dice.

Pero más allá de los documentos, la experiencia fue, para Victoria, muy transformadora. Me desenvolví mucho, conversé con cientos de jóvenes, me animé a reflexionar y a compartir, incluso en diferentes idiomas. Trabajé mis fortalezas y mis debilidades. Crecí en mi fe, conocí en profundidad la historia del sueño que nos mueve, aprendí sobre las diferentes culturas y me dio la confianza

necesaria para seguir soñando, cuenta.

El lugar donde todo comenzó

Lucía Rodríguez es estudiante de Trabajo Social, tiene 22 años y trabaja como animadora de curso en el Instituto Doctor Andrés Pastorino (IDAP) desde hace dos años. Además, es exalumna de esa casa salesiana y animadora del oratorio Sociedad de la Alegría, en La Carbonera.

Sobre la experiencia, Lucía rescata lo especial que fue visitar el lugar donde todo comenzó. Ser testigo de sus obras, ver desde cerca su humildad y su sencillez significó algo muy especial para mí, asegura tras haber recorrido el Colle Don Bosco, la Basílica de María Auxiliadora, la capilla Pinardi y el patio salesiano de Valdocco. Esta experiencia me invitó a seguir insistiendo y transitando mi camino de fe, mientras se lo transmito a otros, cuenta.

Estar abierta al encuentro y vivir con alegría fueron los dos objetivos que se planteó para estos días y a unas

semanas de haber regresado, asegura haberlo logrado. Pudimos generar una linda comunidad de jóvenes con los que todavía estoy en contacto, cuenta luego de haber conocido diversas historias y vivencias cotidianas de otros jóvenes de distintas partes del mundo, con los que cantaron, bailaron, reflexionaron y compartieron la fe.

Sobre las asambleas, lo que más le llamó la atención y le quedó resonando fue lo significativo de tener la oportunidad de generar un documento que llegue a las inspectorías de cada país. Fue una responsabilidad para los que estábamos allí, pero también fue algo que generamos con mucha dedicación. Buscamos ser representantes de los sueños de todos los jóvenes que no estaban allí, asegura. Es a ellos, justamente, que le dedica sus últimas palabras en el diálogo con el BS: Don Bosco soñó y aquí estamos nosotros, sus sueños. Atrevámonos a seguir soñando, que tenemos a quien confiarle todo eso

Rector Mayor Cardenal Ángel Fernández Artime SDB

Me despido, entre la admiración y el dolor

Saludo a todos los que con interés se acercan al Boletín Salesiano, este instrumento de comunicación que tanto amaba Don Bosco y que él mismo fundó.

Hoy los estoy saludando por última vez desde esta página del Boletín Salesiano. El 16 de agosto, en memoria del nacimiento de Don Bosco, terminó mi servicio como Rector Mayor de los Salesianos de Don Bosco. Este es un momento para dar gracias: a Dios ante todo, a la congregación y la familia salesiana, a tantas personas queridas, a tantos amigos y amigas del carisma de Don Bosco, muchos de ellos bienhechores.

Quiero que mi último mensaje conecte, también, con algo de lo que viví recientemente. Me refiero a la alegría que llenó mi corazón en la República Democrática del Congo, más en concreto en la región de Goma, hoy golpeada por verse inmersa en un conflicto bélico.

En uno de sus barrios, en Gangi, está la presencia salesiana Don Bosco Mi alegría ha sido inmensa al ver el bien que se hace allí. Centenares de muchachos y muchachas tienen allí su casa. Allí mismo, a causa de la guerra, tienen su casa 82 bebés, algunos recién nacidos, también niños y niñas pequeñitos que han perdido a sus padres o han sido abandonados. Y allí, en ese otro Valdocco, una comunidad de tres religiosas de San Salvador, junto con un grupo de señoras, todas ellas sostenidas por la generosidad de los bienhechores y la Providencia, cuidan de esos bebés y esos pequeños. Cuando los visité, las hermanas habían vestido de fiesta a todos. ¡Cómo no sentir el corazón lleno de alegría ante esta realidad de bondad, a pesar del dolor que produce la guerra!

Pero mi corazón quedó golpeado al encontrarme con varios centenares de personas que, con motivo de mi

visita, se acercaron a saludarme. Forman parte de los 32 mil desplazados que han dejado sus casas a causa de las bombas. Lo han encontrado en los campos de juego y los terrenos de la casa Don Bosco de Gangi. Viven en unos pocos metros cuadrados de tierra, bajo unas lonas o telas, y juntos buscan cómo encontrar alimento cada día. Pero ¿saben lo que más me ha impresionado?: que cuando estuve con estas cientos de personas no habían perdido su dignidad, ni su alegría, ni su sonrisa. Me he quedado maravillado y con el corazón triste ante tanto sufrimiento, por más que nosotros estemos poniendo, en el nombre del Señor, nuestro granito de arena.

Otra gran alegría me la he llevado al recibir un testimonio de vida que me ha hecho pensar en adolescentes y jóvenes de nuestras presencias que se aburren con la vida, o que no sienten pasión por casi nada. Se trata de lo siguiente: en estos días nos visitó una extraordinaria pianista que ha recorrido el mundo dando conciertos y que ha formado parte de grandes orquestas filarmónicas. Ella es antigua alumna de los salesianos y quiso ofrecernos un pequeño concierto en el atrio del templo del

Sacro Cuore, como homenaje a María Auxiliadora, a quien tanto ama. Nuestra querida amiga nos ha ofrecido un maravilloso espectáculo a sus 81 años.

Con esa edad, quizá en la que algunos de nuestros mayores ya nos han dicho que no tienen ganas de hacer nada, ella movía sus manos con una agilidad maravillosa, sumergida en la belleza de la música. Una sonrisa generosa al final de su actuación y la entrega de unas flores a la Auxiliadora fue todo lo que necesitábamos en esa mañana. Otra lección de vida y otro testimonio que no deja indiferente el corazón.

Por eso, mis amigos y amigas, gracias de todo corazón por todo lo bueno que vamos haciendo juntos. Por poco que sea ayuda a que nuestro mundo sea un poquito más humano y más bello. Que el buen Dios les bendiga.

Tiene 25 años. Vive con su madre, estudia Medicina y vende juegos de mesa. Es animadora del Oratorio Sociedad de la Alegría.

Si tus amigos te definieran en tres palabras, ¿qué crees que dirían de vos?

Alegre, empática y compañera.

Una persona importante en tu vida

Sin lugar a dudas, mis padres son las personas más importantes en mi vida. Son mi ejemplo a seguir por reflejarme valores como el esfuerzo, la dedicación, la sencillez y el amor incondicional.

¿Qué cosas te hacen feliz?

El oratorio, mi familia, mis amigos, la música y mis perras.

Disfruto mucho de los atardeceres con un pareo en el piso y una buena compañía. Tu lugar en el mundo

La Carbonera, sobre todo llena de gurises, con un mate en la mano y con un lindo atardecer de fondo.

Una certeza que te acompañe

Puede sonar un poco trillado, pero que una vida se hace vida, si la entregas sin medida.

¿Quién es Don Bosco para vos?

Es un referente, un ejemplo de cercanía, sencillez, valentía, alegría y amor que me enseñó un modo distinto de ver y vivir mi vida. Me inspira mucho de él el ir a contracorriente y no ser indiferente a las necesidades, siempre con

humildad y plena confianza en María, reconociéndose como un instrumento de algo más grande y no un fin en sí mismo. Son muchas las cosas que aprendí de él que me inspiran y motivan a reflejarlas en mi vida, en los diferentes espacios en donde habito. Pero todavía hay mucho más por descubrir y aplicar.

¿Qué te dejó el participar de la reversión de Piruetas en la cuerda?

Me encantó formar parte. Es una canción que te vuela la cabeza, con una letra que te impulsa y te transforma. Las canciones del P Jorge siempre dejan esa sensación, y ser parte de una de ellas y más aún cantada por él, es un verdadero orgullo para mí. Los que me conocen saben que para mí las letras son muy importantes; antes de cantarlas necesito leerlas a modo de relato o poema para que tengan sentido. La estrofa que me tocó cantar es de las que más me llega, en especial: un gesto amable, una sonrisa, y los lobos se convierten en corderos. Aprovecho a darle un enorme gracias al P. Jorge y a todo el equipo por dejarme ser parte de este proyecto y ojalá se pueda volver a hacer con todas las joyitas que aún tiene guardadas.

Lo que más disfrutás de cantar

Lo respondo con la frase de una canción de El Alemán, que me gusta mucho y creo que expresa lo que siento: Para mí, cantar me calma y me cambia todo. Creo que esta es la razón por la que lo disfruto tanto. Es una forma de comunicación, de expresión y de oración.

Tiene 18 años. Vive en Melilla y está estudiando 6to Agronomía. Es animador de los grupos asociativos de educación primaria del Colegio Pío IX.

Si tus amigos te definieran en tres palabras, ¿qué crees que dirían de vos?

Creo que dirían que soy atento, dispuesto y alegre. Una persona importante en tu vida

Una de las personas que más me ha marcado es mi padre. Él me enseñó prácticamente todo lo que sé sobre la vida y, además, comparto su manera de vivirla. Las personas que nos conocen a ambos siempre nos comparan y nos dicen que somos idénticos.

¿Qué cosas te hacen feliz?

Esa es una pregunta que me hago constantemente en la vida. Muchas veces las respuestas no las sé explicar con palabras, sino con momentos, experiencias y lugares compartidos Eso es lo que me hace muy feliz: pasar tiempo con gente, compartir situaciones, lugares y muchas risas.

Tu lugar en el mundo

La naturaleza. Es un lugar donde me siento conectado y seguro, donde solo pienso en lo lindo que es el lugar donde vivimos. Me ayuda mucho a desconectar, a dejar de pensar en todo y sentirme libre y suelto. Siempre que podemos, con mi familia hacemos viajes, sobre todo, a lugares donde hay naturaleza y cuando no, paseo por el campo de casa para desconectar un rato.

Una certeza que te acompañe

Que, en cada momento y en todo lo que haga, Jesús va a estar para acompañarme y acompañarnos.

¿Quién es Don Bosco para vos?

Don Bosco es quien le trajo a mi vida una alegría y felicidad incomparable. Siempre me pongo a pensar cómo sería si nunca hubiera ido a un colegio salesiano, si no

hubiera tenido fiestas como las de María o las de Don Bosco, si no hubiera tenido las mejores celebraciones que pude tener; y sobre todo, si no hubiera reconocido a Jesús acompañándome. Gracias a Dios tuve el privilegio de ir al Pío, ese lugar que me enseñó a valorar, a sentir, a acompañar y a tener presente los valores de Jesús y de Don Bosco. Como él mismo mandó a fundar el colegio en Villa Colón siempre lo tuve presente. Nos enseñaban mucho sobre él y estoy convencido que eso influyó mucho en mí, en lo que me motiva a ser la persona que soy hoy en día y en seguir vinculado al movimiento salesiano.

¿Cómo celebraron a Don Bosco en tu comunidad?

Arrancó sobre la mañana del 16, celebrando todos juntos. Primero, en el Santuario y, después, en el patio, con toda la comunidad reunida con juegos, música, comida, oraciones y más. En la tarde, tanto Secundaria como Primaria tuvieron sus respectivos grupos asociativos en los que se siguió celebrando y luego, en la noche, nos juntamos todos los educadores de la casa a tener un momento más especial de reflexión y festejo.

Lo más lindo de la celebración fue

Ver a toda la comunidad junta, celebrando a alguien que influyó mucho en la vida de cada uno de nosotros y en la creación de la obra a la que pertenecemos.

Una

mirada a la

actualidad con los ojos de Don Bosco: Día de la Niñez

RECONOCERNOS

Alguna vez habrás escuchado frases como tengo alma de niño/a o soy como un niño/a Y es que todos anhelamos, en cierto modo, aquellas épocas donde jugábamos casi todo el día, no había preocupaciones y disfrutábamos de nuestros amigos a pleno. Hacemos contacto con eso hoy por hoy cuando nos reímos tentados por alguna pavada, cuando nos descubrimos jugando y compitiendo, o cuando nos mandamos alguna travesura

Trabajar en Aires Puros tiene mucho de esto. El compartir todos los días con chicos y adolescentes te vuelve un poco niño a veces. Ahí sonreímos a menudo, jugamos juegos de caja, tiramos un gancho en el manchado y, por un ratito, parece que nada más importara.

El mes de agosto es tan esperado Seguro tiene que ver con el reconocer o reconocerse. Festejamos a Don Bosco y, además, el Día de la Niñez: ¿qué más se puede pedir? A la mayoría nos gusta cuando nos felicitan, cuando es nuestro cumpleaños o cuando te dicen feliz día de A los niños les gusta que los reconozcan como niños, consciente o inconscientemente. Si bien no es una cualidad que eligieron, sino que les está tocando en este momento, aprender a

ser niño no es para cualquiera.

El barrio está difícil. Cada casa es un mundo. Por momentos, parece que los niños solo son niños en el patio del club, o en el de la escuela y, a veces, ni siquiera allí. Así que, cuando pueden hacer algo fuera de las reglas parece que lo disfrutan el doble. Están aprendiendo a ser chicos y a comportarse como tal. Nadie tiene manuales ni diccionarios de valores. Acá se aprende a respetar, a jugar, a llorar y a poder emocionarse. También a saber enojarse. Qué difícil es ayudar al gurí a transitar o canalizar algo que le está pasando y que no podemos explicar: algo que le pasa en la casa, la partida de un ser querido o cosas raras de los adultos

Muchas veces, nos complicamos y mareamos un poco en este proceso, porque queremos que los niños comprendan o reflexionen sobre cosas que son propias del mundo adulto: a la maestra le duele la cabeza, hoy todos tienen que susurrar, deben comer todo lo que está en el plato porque hay gente a la que le falta la comida, sería bueno que aprovecharan el espacio porque es un privilegio de pocos

En el fondo, como educadores que somos, anhelamos que se genere un

tipo de pensamiento mágico, en donde el niño comprenda lo que es bueno para él, pero eso no siempre sucede y, a veces, puede ser muy frustrante para los que intentan que se procese el mensaje.

Pensémoslo como adultos si no. ¿Cuántas veces se acercaron a darme un consejo y me molesté? ¿Cómo me siento cuando alguien me dice lo que tengo que hacer o cómo me tengo que sentir? A los niños de seguro les pasa lo mismo, pero no tienen ni idea de cómo expresarlo y tampoco lo pueden decodificar. Tampoco saben cómo deben sentirse.

Puede ser que el Día de la Niñez sea comercial, pero si eso sirve para que un niño sea reconocido como tal, entonces vale la pena.

Que los jóvenes no solo sean amados, ¡sino que ellos mismos se den cuenta de que son amados!. Esta frase que Don Bosco escribió a la comunidad salesiana del oratorio de Valdocco en 1884, me transmite una profunda sensación a la hora de animar y compartir. La veo constantemente en quienes me han enseñado y en mi entorno: es una huella que deseo continuar transmitiendo. No debemos estar apagados, sin luz ni entusiasmo; no es eso lo que hemos aprendido. Con nuestros corazones humildes, llenos de alegría, amor y esperanza es como Juan Bosco nos invitó a vivir y nos mostró su ejemplo.

Últimamente, cuando no me siento bien o veo algo que no me gusta en el patio, me cuestiono muchas cosas. En esos momentos, acudo a esa misma carta que me despierta emociones y sentimientos que aún no logro canalizar por completo.

Si la asociamos a la actualidad, podríamos preguntarnos si estamos haciendo las cosas bien, ya que los jóvenes de antes no son los mismos que ahora. Pero recuerdo bien sus palabras: no siempre hay suficiente amor, pero debemos aprender a combinar lo que les agrada con lo que les cuesta aceptar, para que ellos vean y aprendan lo que se hace por amor y con amor. Debemos ser perseverantes en el cambio.

Al principio, en los Grupos de Compromiso Salesiano (GCS) del Colegio San José de Las Piedras, todo era un desafío. Sentía frustración al intentar encontrar actividades que captaran la atención de los niños para que se involucraran. Recuerdo mis primeros años como animadora, cuando tenía que alzar la voz para llamar su atención y me sentía abrumada por el alboroto. Hoy, esos mismos niños, ahora ya jóvenes, me saludan con alegría y amor y me doy cuenta de lo que se ha logrado. No siempre lo más llamativo es lo más efectivo: a veces, compartir y dialogar desde el corazón genera mucho más. Comprendí que la familiaridad genera amor, y el amor, confianza.

Cuando esos jóvenes se acercan agradecidos, veo cómo las dificultades iniciales se transformaron en relaciones de confianza y respeto. Los desafíos que antes me agobiaban ahora son recuerdos de orgullo. Cada obstáculo superado ha contribuido a construir un espacio donde el amor y la comprensión prevalecen.

Ellos comprenden que son valorados no por lo que hacen, sino por quiénes son y eso les da seguridad y alegría. Cuando los animadores vienen con genuinas ganas de estar presentes, los niños lo reconocen y ahí es cuando fluye el carisma, haciendo que los jóvenes se sientan parte de algo más grande y llenando el corazón.

Mirando atrás, me digo: lo he comprendido. A veces, en los detalles más pequeños se encuentran las verdades más profundas. Las dificultades se transforman en algo hermoso, en lo que todos deberíamos aspirar: verlos felices en el tiempo y en la eternidad. Este es el verdadero legado de Don Bosco, que trasciende el tiempo y las generaciones, invitándonos a ser portadores de amor en un mundo que tanto lo necesita.

vale la pena vivir

Álvaro Sierra es un joven español y estuvo de misión en el Movimiento Tacurú

Entregar la vida donde uno esté

Álvaro Sierra tiene la valija pronta cuando recibe al BS, pero todavía no le ha hecho lugar a una bolsa de alfajores, tres bollones de dulce de leche y dos paquetes de yerba que se lleva para compartir con los suyos al otro lado del océano.

Al terminar sus días de misión en Uruguay, cuenta que quiere mostrarles un pedacito del país donde estuvo durante más de un mes, pero cuando comienza a narrar lo que vivió, en el aire empieza a permear el hecho de que hay cosas que no entrarán en la valija: su enorme agradecimiento a la comunidad de Tacurú, donde vivió esta experiencia, y el cariño por un país al que, está seguro, volverá, porque siempre se quedará con toda su gente y con todo el amor que ha encontrado en esta parte del mapa.

Hay otros aprendizajes que, sin guardar en ningún sitio, se van muy dentro de él: lo maravilloso de la vida en comunidad, la vivencia del del Reino de los Cielos en ayudar a otros y la presencia de Dios en cada uno de los chavales con los que se cruzó.

De Madrid a Uruguay Álvaro nació en Madrid, tiene 24 años y conoció a la familia salesiana en un colegio de Aranjuez, una pequeña ciudad al sur de la capital española. Su infancia, su adolescencia e incluso sus estudios terciarios se dieron en instituciones empapadas por el carisma de Don Bosco, aunque el oratorio fue lo que lo cambió todo. Descubrí allí la posibilidad de trabajar mi fe y crecer, y eso es lo que me ha generado la necesidad de seguir entregándome, sin importar la persona ni el lugar en el que esté, asegura.

Cuando se decidió por la misión del verano europeo y se le comunicó que su destino sería el frío invierno uruguayo, se emocionó: era la primera vez que venía un misionero después de tantos años y que confiaran en mí para venir fue maravilloso.

Si bien nunca había estado en el país, se hacía la idea de una sociedad establecida y económicamente sin problemas, pero al pisar estas tierras y conocer Tacurú se dio cuenta que no todo era tan lindo como parece. Eso rompió sus esquemas, pero dejar de lado sus preconceptos y abrirse a ese otro Uruguay que desconocía fue parte de un movimiento interior que lo ayudó a vivir la misión de una manera distinta. Cuando llegas, vienes con una idea primermundista de oh, el salvador misionero y cuando estás en el barrio te das cuenta de que ellos saben mucho más que tú y de lo que necesitan, dice. Pese a que eso lo ayudó a bajarse del escalón, no fue el único esquema que debió romper durante sus días de misión.

Tacurú: estar, estar y estar Aunque estudió magisterio, pedagogía y luego se especializó en necesidades educativas especiales, Álvaro se describe como una persona muy cuadrada. Cuando llegó a Uruguay y se encontró que su rol era acompañar así le dijeron quedó un poco mal parado. Su estructura se había

Yo creo que la mejor referencia que me guardo de Uruguay es el compartir el mate, el dar todo lo que tienes de ti a la persona que tienes al lado.

imaginado otra cosa y a priori pensaba que tendría una tarea más específica, pero en perspectiva se da cuenta que estar, estar y estar es lo que identifica a los educadores salesianos. Y si hay una obra donde el estar, estar y estar es una constante, esa es Tacurú.

Sus días de misión fueron bastante intensos, así que procuró ir anotando sus pensamientos en un cuaderno para poder refrescarlos cuando, más adelante, vengan tiempos de quietud. Por ahora, el joven español narra su rutina de memoria y con lujo de detalles. La ducha matinal, la oración de laudes y luego, el centro juvenil Casa Joven. Más tarde, ya después del mediodía, Tupambaé. Sobre la noche, Huellas, una experiencia en la que Álvaro se detiene especialmente. Es maravillosa, describe.

Se trata, ni más ni menos, de una olla que se prepara en Tacurú y se reparte en diferentes barrios de la ciudad, con una particularidad que la hace conmovedora. Los que entregan la comida son muchos de los chavales que no tienen un plato caliente de comida en su casa y están allí, repartiendo a los que están en situación de calle, explica hasta que su emoción frena el relato. Dice que es una experiencia verdaderamente transformadora, que te hace comprender lo que es el Reino porque incluso sin tener nada para ofrecer, lo doy. Eso es Jesús, eso te cambia, remata.

Un pensamiento similar comparte cuando se le pregunta por Tacurú. Es que, asegura, la obra es básicamente estar pendiente de lo que el otro pueda necesitar. Apenas 40 días le bastan para conmoverse ante los desafíos del barrio, pero también ante el trabajo de la presencia salesiana en la zona. Hay realidades difíciles, pero cuando los chicos llegan a Tacurú están en un ambiente seguro para ellos y esto les tranquiliza y les hace ser mejores, cuenta Álvaro. Por esa razón es que, a cada grupo de chiquilines, les ha dicho y repetido tres palabras durante sus

Cuando llegas, vienes con una idea primermundista de oh, el salvador misionero y cuando
estás en el barrio te das cuenta de que ellos saben mucho más que tú y eso te baja un escalón.

últimos días en Uruguay: no dejen Tacurú

¿Quieres un mate?

El último día de misión, Álvaro actualiza su foto de perfil en WhatsApp: sonriente, en la nueva imagen tiene un mate en su mano y un termo bajo un brazo. Ese objeto tan característico de la idiosincrasia uruguaya es el que utiliza para definir lo que se lleva como aprendizaje de estas tierras. Yo creo que la mejor referencia que me guardo de Uruguay es compartir

el mate, el dar todo lo que tienes de ti a la persona que tienes al lado. Me han abierto las puertas de muchos sitios y de muchos corazones. Me han invitado, me han acompañado. Eso es Uruguay: compartir, estar, asegura. Para el español, la pregunta ¿quieres un mate? es la excusa de la cercanía y esa es la síntesis que hace de nuestro país.

El amor que le han mostrado los destinatarios de su experiencia se lo han terminado de confirmar. El saludo de los gurises, uno a uno, lo conmueve: no tiene precio lo que me han ofrecido, cada uno de manera desinteresada, abriéndome sus vidas y sus historias, señala, otra vez, emocionado. La lista de reconocimientos tiene a ellos, los jóvenes, en primer lugar, pero también a varios salesianos, a distintas personas del Voluntariado Misionero Salesiano (VMS) y tantos más.

Al volver a España, en Madrid lo espera su madre, con quien ahora sueña poder compartir una experiencia como la que vivió en Uruguay, para que ella sea la Mamá Margarita de tantos chavales que no tienen una mamá

con nombre y apellido

El BS con el Vicario del Rector Mayor:

“Toca pasar a la primera fila y lo hago con el mismo corazón”
“Toca pasar a la primera fila y lo hago con el mismo corazón”

El P. Stefano Martoglio asumió el gobierno de la congregación hasta el próximo Capítulo General: contó cómo vive este nuevo servicio y envió un mensaje a la familia salesiana de Uruguay

Gonzalo Martínez

Hace cuatro años le preguntaron al P. Stefano Martoglio cómo proyectaba la congregación al terminar su período como Vicario General y, en ese entonces, aseguró que soñaba con una familia salesiana viva y profética. Lo que no imaginaba es que por estos días asumiría la máxima responsabilidad de animación de la congregación, luego de que renunciara el Rector Mayor

La salida del cardenal Ángel Fernández Artime se concretó este 16 de agosto, en un hecho histórico para la familia salesiana, tras ser convocado a una nueva misión en la Iglesia por el Papa Francisco. Martoglio, en su calidad de Vicario General y, por tanto, primer colaborador del Rector Mayor, asumió ad interim el gobierno de la congregación salesiana hasta el próximo Capítulo General, que por estas mismas circunstancias se adelantó un año y se celebrará entre febrero y abril de 2025.

Sobre los desafíos que vienen, los aprendizajes de este tiempo y el significado personal que le da a este

nuevo servicio, el P. Stefano dialogó con el BS.

¿Cómo te presentarías con aquellos que no te conocen?

Soy Stefano y nací en Turín, hijo de un padre exalumno salesiano, que quiso enviarme a la misma escuela en la que él había estado, y de una madre maestra, también exalumna de una escuela católica. De ellos recibí la vida y la vida de fe, sencilla y concreta. Salesianamente hablando,

El centro de esta nueva experiencia es la continuidad.

siempre he pertenecido a la Inspectoría Salesiana del Piamonte Valle de Aosta (Italia), hasta que en el Capítulo General 27, en 2014, me pidieron que coordinara la región Mediterránea. Una experiencia salesiana maravillosa que me transformó. El Capítulo General 28 dio el segundo paso, cuando me pidieron que fuera el Vicario del Rector Mayor. Y aquí

estoy, diez años después.

¿Cómo ha sido este tiempo, siempre al lado del Rector Mayor?

Fue, y todavía sigue siendo, una gran experiencia de fraternidad y de salesianidad, gracias a la humanidad que ha tenido don Ángel (Fernández Artime). Para mí ha sido una gran enseñanza de vida y también lo ha sido para toda la congregación, que ha tenido mucha mirada internacional.

¿Qué has aprendido del Rector Mayor? ¿Te dejó algún consejo para estos meses?

He aprendido mucho de él, eso es evidente. La cercanía de tantos años trabajando en el Consejo me ayudó mucho a observar su experiencia de humanidad, que se manifestó siempre a la hora de tomar decisiones. También su gran positividad para mirar a las personas y las situaciones. Otra gran enseñanza es ser consciente y ver la presencia del Señor en toda circunstancia y en cada ser humano, para acompañar todo lo que va pasando con sabiduría.

Les diría que sigan adelante con mucho ánimo porque el mundo y la Iglesia necesitan el don del carisma salesiano y de personas apasionadas por Don Bosco y por Dios.

¿Cómo tomas este servicio que te pide la congregación?

Yo continuaré siendo el Vicario General, en ese sentido, será como siempre en estos años, pero a la vez acompañaré a la congregación hasta el próximo Capítulo General, que se celebrará en Turín el año que viene. De todos modos, hay una absoluta continuidad con los años anteriores. Si bien el proceso que estamos viviendo es muy importante y necesita ser muy bien acompañado, fundamentalmente el centro de esta nueva experiencia es la continuidad.

¿Qué significa personalmente, y como salesiano, asumir este servicio?

Como salesiano es algo que no te imaginas. Todos estamos acostumbrados a mirar, obedecer, y practicar las indicaciones que el Rector Mayor hace en nombre de Don Bosco: esa es nuestra vida. Ahora, por un ratito, toca pasar a la primera fila y lo hago con el mismo corazón, preguntándome ¿qué haría Don Bosco en mi

lugar? y ¿qué diría a sus salesianos en estas situaciones?

¿Cómo será tu día a día de ahora en más?

Serán meses muy intensos porque se suman los papeles del Vicario, además de algunos servicios y viajes como salesiano a algunos países, que son compromisos tomados desde antes, que se deben cumplir. Dicho esto, espero que sean días llenos de personas y encuentros, pero, de nuevo, siempre en tranquilidad y continuidad con lo que la congregación ya viene haciendo.

¿Qué desafíos tiene la congregación en este tiempo?

Los desafíos están muy bien marcados en el camino de preparación al próximo Capítulo General, que ya está en marcha involucrando a todas las inspectorías del mundo bajo el

lema Apasionados por Jesucristo, dedicados a los jóvenes. El centro de la energía está puesto en eso. Desde allí tenemos la capacidad de reversionarnos, personal y comunitariamente, pero también en el sentido institucional como congregación.

¿Qué mensaje le darías en este momento a la familia salesiana de Uruguay y del mundo?

Que el Señor está con nosotros, en medio de nosotros, siempre Su presencia es nuestra providencia. Que descubrir que Él está y no perder el sentido de su presencia es nuestra fuerza. Les diría que sigan adelante con mucho ánimo porque el mundo y la Iglesia necesitan el don del carisma salesiano y de personas apasionadas por Don Bosco y por Dios, para darlo a conocer a todos, pero de especial manera, a todos los jóvenes del mundo.

La historia de Martoglio está vinculada a los lugares salesianos más icónicos. Nació en la tierra de Don Bosco, en Turín, el 30 de noviembre de 1965 y realizó su primera profesión religiosa en la Basílica de María Auxiliadora, en Valdocco, en 1985. Los votos perpetuos los realizó en Castelnuovo Don Bosco donde creció el santo salesiano en 1992. Dos años más tarde fue ordenado sacerdote.

Integró la obra de Pinerdo y de Domingo Savio de Turín hasta 2004, cuando fue nombrado director de la Casa Madre de la congregación en la misma ciudad. En 2008 pasó a ser el Padre Inspector de una de las tres provincias de Italia y antes de ser elegido Vicario General, fue consejero regional por la región Mediterránea.

Este año, dos comunidades del sector escolar salesiano están de aniversario. El Colegio y Liceo La Divina Providencia y el Instituto Juan XXIII celebran su historia, el camino recorrido y el presente que transitan. En cada obra los festejos son distintos, pero hay algo que los atraviesa a ambos: el espíritu de Don Bosco.

Vivir la alegría en comunidad es algo central en la vida de una obra salesiana. Siempre hay un porqué para agradecer y disfrutar del tiempo compartido, pero los aniversarios, naturalmente, son momentos donde celebrar se vuelve casi un imperativo.

El Colegio y Liceo La Divina Providencia (Salesianos La Teja) y el Instituto Juan XXIII cumplen sus primeros 100 y 60 años, respectivamente. De distintas formas, ambas comunidades están transitando y celebrando historia, presente y futuro. Estudiantes, docentes, educadores y exalumnos se han reunido para revivir historias, compartir anécdotas y rendir homenaje a esos lugares que han dejado huella con encuentros, anécdotas, juegos, historias, emociones.

Una referencia barrial

Tener un centro de referencia para el barrio en diferentes ámbitos ha sido el principal logro del camino recorrido por el colegio de La Teja, según cuenta Esteban Gaspa Rodríguez,

encargado de Pastoral. El oratorio fue la primera actividad que comenzó en el barrio en 1924 y, este año, festejan los primeros 100 años de presencia salesiana.

La devoción a María Auxiliadora, la inauguración de la Ola Giratoria como punto de encuentro, el centro de exalumnos (actual Club de la Alegría), la transición en la gestión, la apertura del liceo y el trabajo en la educación inicial y primaria han sido algunos de los hitos históricos.

Sobre los festejos, Gaspa cuenta que el 10 de agosto se celebró la Eucaristía por los 100 años, donde se propuso, además de la misa, una galería de fotos que recorrió la historia del centenario, un espacio de juegos de mesa y, por supuesto, un fecundo tiempo de encuentro que se coronó con un brindis entre los allegados a la obra. El domingo 8 de setiembre, a su vez, se realizó una correcaminata en el circuito del Prado, con motivo de los festejos de

la comunidad. Hubo una linda participación de familias, exalumnos, educadores y algunas personas de otras casas salesianas, dice Esteban.

La comunidad está viviendo los 60 años con mucho entusiasmo y agradecimiento

P. Juan Gastón Dubourdieu

Por delante queda una cena show especial para educadores, una feria artística abierta al barrio, que se realizará en octubre, un asado para exalumnos y un almuerzo con jóvenes del colegio y hermanos salesianos que han formado parte de la presencia a lo largo del tiempo. Según Gaspa, esta celebración renueva la corresponsabilidad de sabernos continuadores de un sueño que muchísima gente ha construido en estos años y para el que se ha trabajado con tanta dedicación.

El Juan, tu casa El 3 de junio de 1963, en el Vaticano, murió el Papa Juan XXIII, uno de los pontífices más reconocidos de la historia de la Iglesia. Un año después, en Montevideo, su nombre daría origen al Instituto Preuniversitario

Salesiano Juan XXIII, mejor conocido como el Juan. Pasaron 60 años desde que aquella primera generación de estudiantes, en ese entonces solo de varones algo que se mantendría hasta 1973, se manifestara muy satisfecha con la disciplina flexible y familiar, además de la formación académica y humana de la institución, que la caracteriza hasta el día de hoy.

El P Juan Gastón Dubourdieu, director del Instituto, dice que la comunidad está viviendo los 60 años con mucho entusiasmo y agradecimiento. Para él, la celebración implica reconocer tanta vida que ha pasado por este patio y estas aulas, en tanto incluso para los exalumnos y exfuncionarios que llegan de visita se percibe un gran sentido de pertenencia, amor a la casa y agradecimiento a Don Bosco y a la Virgen por tantas experiencias vividas

El paso del tiempo se ve reflejado en un edificio que en los últimos años no ha parado de crecer, pero casi todos coinciden en que el ambiente del Juan sigue siendo el mismo de siempre. Patio, estudio, docentes, jóvenes, 'convis', charlas, 'Campajuan' Hay propuestas que trascienden, explica Juan Gastón.

Queremos seguir el sueño de Don Bosco, siendo fieles al carisma salesiano

Esteban Gaspa Rodríguez

En relación a los festejos, las actuales generaciones y funcionarios conformaron un número 60 gigante en el patio del colegio, con camisetas preparadas especialmente para la ocasión, y se concretó la grabación de El Juan, tu casa, un podcast en el que exalumnos de distintas épocas se reunieron para dialogar y construir juntos un relato intergeneracional de las vivencias que han identificado al Juan en sus seis décadas. El estreno de los tres capítulos está previsto para octubre, mientras también se planifica una misa y un agradecimiento de los funcionarios que han pasado por el colegio a lo largo del

tiempo.

El compromiso sigue vivo

Al mirar el camino recorrido, tanto Esteban como Juan Gastón están seguros de que la cercanía, la fe, la sencillez, el optimismo, el servicio y la gratitud han sido señas identitarias de ambas obras. Y también señalan su vigencia.

El director del Juan asegura que, como expresa el objetivo institucional, se sigue buscando plasmar los valores del Evangelio en el corazón de Don Bosco, en este tiempo y en esta cultura, mientras Gaspa señala que esto se ve en tantas personas que han asumido esta misión encarnando el carisma salesiano y trabajando 'hasta el último aliento', en especial en los momentos más difíciles.

Según el encargado de Pastoral, el colegio de La Teja se encuentra en un momento de trabajo, esperanza y optimismo, de mucho discernimiento, que nos pide trabajar codo a codo, dando nuestro máximo esfuerzo. Eso le permite a él y a toda la comunidad, proyectarse y seguir creciendo para responder a las realidades de niñas, niños y jóvenes del entorno. Queremos seguir el sueño de Don Bosco, siendo fieles al carisma salesiano, concluye.

Chiara Cazzuola

Don Bosco y las Hijas de María Auxiliadora

A los queridos lectores del Boletín Salesiano de Uruguay:

Cada año, con intensa gratitud, el 5 de agosto recordamos la fundación del Instituto de las Hijas de María Auxiliadora en Mornese, Italia, por Don Bosco. Muchas veces le habían pedido que hiciera por las chicas lo que estaba haciendo por los chicos, pero al principio no creía que hubiera llegado el momento de tal desafío.

Las crónicas de las Hijas de María Auxiliadora recogen un interesante testimonio de Giovanni Battista Francesia. En su libro sobre Madre Mazzarello, sin precisar la época, cuenta que Don Bosco había soñado dos veces con encontrarse en la plaza Vittorio de Turín, entre un gran número de muchachas ruidosas que parecían abandonadas. En cuanto aquellas niñas lo vieron, dejaron de divertirse y todas corrieron hacia él gritando: ¡Viva Don Bosco! y le rogaron que las cuidara. Él recordaba: Traté de distanciarme de ellas, diciendo que no podía, que otros vendrían a su salvación, porque mi misión era otra. Había, sobre todo, una multitud de hijas mayores, que parecían ajenas a aquellos entretenimientos. Entonces vi aparecer una noble dama, la cual, con rostro resplandeciente, con hermosas palabras me animó a satisfacer su deseo. Y mientras parecía desaparecer entre ellas, me repetía: "¡Cuídalas: son mis hijas!"

Cuando Don Bosco encontró por primera vez, en Mornese, a María Dominga Mazzarello y al grupo de las Hijas de la Inmaculada, seguramente pensó que aquellas eran las "hijas" que María le había confiado en el sueño. A partir de aquel encuentro, el proceso de preparación para la fundación del Instituto no fue fácil ni exento de dolores. Pero finalmente, el 5 de agosto de 1872, tomó forma la nueva familia religiosa y el nombre que eligió el fundador fue programático: Hijas de María Auxiliadora, porque debían ser monumento vivo del agradecimiento de Don Bosco a la Virgen. Hijas que reflejaran en sus vidas los rasgos de la Madre para ser auxilio, especialmente entre los jóvenes, signo de la bondad y misericordia de Dios.

moleste. Las cosas cambiarán pronto y tendrán tantas huéspedes que ya no sabrán dónde ponerlas Y no solo internas, sino también tantas postulantes que les resultará embarazoso elegirlas. Tengan como gloria su hermoso título de Hijas de María Auxiliadora, y piensen muchas veces que su Instituto tendrá que ser el monumento vivo del agradecimiento de Don Bosco a la Madre de Dios, invocada bajo el título de Auxiliadora".

Es evidente que, desde el principio, la visión de Don Bosco del Instituto era la de una gran familia que integra la vida activa y contemplativa, en la que la pertenencia a Dios consiste en aceptar con serenidad y con fe todas las consecuencias del seguimiento total de Jesús. Ser monumento vivo de gratitud a María Auxiliadora sigue siendo siempre expresión profunda de su identidad; un paradigma lleno de dinamismo espiritual y novedad perenne.

Don Bosco, de hecho, quería que el monumento a la Virgen fuera dinámico y esté impregnado de una tensión interna de crecimiento, de una fuerza vital de desarrollo y expansión en la que las fronteras geográficas se amplíen cada vez más. En todas partes, las Hijas de María Auxiliadora están llamadas, como Iglesia y en la Iglesia, a entregar total y gozosamente su vida a los jóvenes y a ser para ellos signo del amor preventivo del Dios Padre.

Hay un pasaje clave en la homilía que el mismo Don Bosco pronunció a las primeras hermanas en la celebración de la profesión religiosa: Ahora pertenecen a una familia religiosa enteramente de la Virgen; son pocas, sin muchos medios y sin demasiada aprobación. Que no les

Cada uno, en cualquier parte del mundo, puede encontrar en sí mismo un espacio abierto donde experimentar el estilo materno de María, madre, maestra y educadora, y donde resplandezca la genuina belleza del carisma salesiano vivido en clave típicamente femenina.

A la sombra de Don Bosco

Hemos crecido con una imagen edulcorada y romantizada de Don Bosco y su obra. Lo vemos y lo imaginamos casi como un superhéroe, un llanero solitario que enfrentó muchas dificultades gracias a sus dones personales y una personalidad fuerte. Lo imaginamos como el alma del Oratorio: enseñando música, jugando, dando catequesis, preparando la comida. Un verdadero equilibrista haciendo piruetas todo el día, todos los días. No nos imaginamos Valdocco sin un Don Bosco así, capaz de todo, y ya en sus años desperdigando fama de santidad entre sus muchachos.

Pero nada más errado que esto. Dijo Don Bosco una vez: ¡Siempre tuve necesidad de todos!. Sería poco fiel a nuestro padre recordarlo así y no detenernos en las tantas personas que lo rodearon desde el primer momento. Sin ellos, Don Bosco no podría haber hecho lo que hizo. Así como suena.

Pensar en nuestro fundador debería ser como imaginar al líder de un gran engranaje de personas que dieron su vida por los jóvenes pobres y abandonados de la Turín de mediados del siglo XIX. Ellos y ellas son la sombra de Don Bosco: ocultas muchas veces, anónimas, desconocidas, pero que lo acompañaban siempre, de forma incondicional.

Allí estaban Don Cafasso y el teólogo Borel, dos grandes sacerdotes que desde el primer momento estuvieron con Don Bosco codo a codo. Los primeros jóvenes que reunió para dar catequesis, entre ellos Bartolomé Garelli, no los convocó él, sino que eran el grupito de jóvenes albañiles al que Cafasso enseñaba catequesis. En un momento se los dejó a Don Bosco, porque ya intuía en él madera de educador. Cuando el oratorio se instaló en Valdocco, no fue Don Bosco quien firmó los papeles de compra de la casita Pinardi, sino que quien se puso al frente y aportó gran parte del dinero, fue el teólogo Borel.

A la sombra de Don Bosco estaban Mamá Margarita y la Marquesa de Barolo. Margarita, que con 58 años se fue a vivir a Valdocco, para hacer de madre de los jóvenes del oratorio, cocinar, hacer las compras, cuidar la huerta, lavar y remendar la ropa, limpiar la casa y otras mil tareas La Marquesa, en tanto, fue la segunda madre de Don Bosco y cuando este se enfermó hasta escupir sangre, fue ella quien movió sus contactos para que el santo fuera a descansar a su pueblo natal, con su familia. También se preocupaba de colaborar con mucho dinero para que en el oratorio no faltara nada. Estos son solo algunos ejemplos.

Cuando veamos a Don Bosco, también miremos su sombra, hecha de tantos hombres y mujeres que, junto a él, entregaron su vida por los jóvenes.

sabor a buenas noches

Animadora salesiana uruguaya en Perú

Verónica Trias:

“El carisma es el mismo a donde vayas”

Verónica Trias nació en una familia muy identificada con el carisma salesiano, creció en el Instituto María Auxiliadora y luego fue animadora en esa comunidad y en el Juan XXIII. Con 21 años se recibió de maestra y junto a su esposo, Diego, tuvieron tres hijas. Trabajó como directora pedagógica en la Fundación Sophia.

En 2022, sin embargo, su vida dio un giro cuando una propuesta laboral la llevó a mudarse con su familia a Lima. Tiempo después volvió a encontrarse con Don Bosco, cuando fue convocada por la congregación en Perú a trabajar como formadora de jóvenes animadores. Desde su nuevo hogar, Verónica habló con el BS sobre su historia, el carisma salesiano y su trabajo.

¿Por qué circunstancias se radicaron con tu familia en Perú?

Llegué hace dos años y cuatro meses, vine con Juana, mi hija menor, con apenas tres meses. En plena pandemia, a mi esposo le dijeron de cambiar de rol en el trabajo a un nuevo puesto en la ciudad de Lima. Evaluamos la situación, lo discernimos y le dimos para adelante.

¿Cómo fue enfrentar esta nueva realidad?

Con mi esposo siempre pensamos que era una oportunidad de aprender, aunque sabíamos que nos iba a costar familiarmente. Nos encontramos con gente hermosa, todo fue rodando. Al día de hoy me siento recontra peruana, le debo un montón al país, pero al principio fue difícil no trabajar formalmente. Hice mi propio emprendimiento de dulce de leche y un taller de canto que tengo hasta el día de hoy

Entendí que se necesita muy poco para que un joven se encuentre con Jesús, es tan fácil como preparar el corazón, ponerlo a Él adelante y que haga el resto.

¿Cómo surgió la posibilidad de trabajar con la congregación salesiana de Perú?

Cuando nosotros recién llegamos, el P Pancho Lezama nos pasó el contacto del delegado pastoral de acá, por si algún día necesitábamos algo. El primer encuentro que tuve con él fue el 24 de mayo de 2022. Recuerdo que mi madre estaba acá y quería ir a la peregrinación, entonces fuimos con mi bebita de seis meses. En la peregrinación lo conocí y tiempo después, en 2023, me contactó para reunirnos. Nos juntamos a charlar y me enumeró un montón de cosas que necesitaban trabajar en la congregación, entre las que estaba la formación de animadores. Y si hay algo que atesoré en Uruguay fue haber acompañado a animadores y jóvenes. Creí que podía aportar a ese desafío.

¿Fue una propuesta que te entusiasmó desde un comienzo?

Sí, me encantó. Me hizo sentir que Don Bosco creía que podía aportar en ese rol. Después de años en que me había desempeñado como directora pedagógica en otra institución y de haber dejado la animación en el Juan XXIII, con hijas y mudanza de por medio, sentí el llamado de Dios.

¿Cómo fue el comienzo del proyecto?

Fue soñar, pensar y armar, realicé una presentación llamada "Proyecto de formación de animadores salesianos" que consta de tres etapas: encuentro de animadores, talleres virtuales y experiencia de acompañamiento a algunos referentes. Aprobaron el proyecto y a partir de febrero de este año comenzamos a coordinar las acciones. Mi rol es de animadora y formadora.

¿De qué tratan las tres instancias de la formación?

El encuentro de animadores fue este año y acudieron unos 200 jóvenes de todo Perú. Fue una experiencia en donde nos encontramos para conocer qué es lo que nos mueve el ser animador y qué soñamos. El objetivo era sacudirnos, motivarnos y entender que vale la pena ser animador salesiano. Salió precioso, vibramos con alegría salesiana. Los talleres virtuales, ahora, serán cuatro. No son espacios abiertos, sino que están más pensados para jóvenes que trabajan como referentes. Trabajaremos el método experiencial, algún taller de

oración más amplio, psicología juvenil, herramientas para preparar dinámicas, además de ahondar en el Sistema Preventivo y en la Espiritualidad Juvenil Salesiana. La tercera etapa es el acompañamiento a algunos de los jóvenes por núcleos de casas. La idea es aterrizar los cursos y los conocimientos para poder armar los itinerarios de catequesis o formación, según las necesidades de los grupos.

¿Con qué Movimiento Juvenil Salesiano te encontraste?

Funciona muy distinto al de Uruguay, recién se están dando los primeros pasos de formación a animadores. Es una cultura muy respetuosa, se educa mucho desde la disciplina, es otra experiencia de fe con respecto a Uruguay. Por ejemplo, el grupo del MJS de acá no permite participar a mayores de 30 años y son cosas que tenemos que problematizar. Siento que hay muchísimo para hacer y voluntad de cambiar miradas, creo que desde mi lugar puedo sumar con los salesianos y salesianas porque hay mucha tierra fértil. Me gustaría que el joven sea más protagonista en eso estamos.

¿Cuáles fueron tus principales aprendizajes de esta experiencia?

Aprendí que el carisma es el mismo a donde vayas, está muy bien trasplantado. Entendí que se necesita muy poco para que un joven se encuentre con Jesús, es tan fácil como preparar el corazón, ponerlo a Él adelante y que haga el resto. También, que se necesita poco para acompañar a los jóvenes. Redescubrí lo sencillo que es generar el canal de diálogo para acompañar Me siento instrumento, vamos logrando lindas cosas, me parece que estamos transitando una experiencia de Dios preciosa.

¿Por dónde pasan tus sueños con respecto a tu vocación de animadora? Sueño con que la educación y la animación me lleven a conectar con más gente. Quiero acompañar a jóvenes para que redescubran quiénes son, a dónde van y que puedan preguntarse por sus sueños. Anhelo que los jóvenes puedan ir a lo profundo de su ser, de su corazón y de su fe. Me siento llamada por Dios, soy una privilegiada de poder trabajar con los salesianos de Perú.

Una experiencia “bien genuina” de la obra salesiana El Paiva:

A sus 43 años, el P. Adrián García recibió una propuesta que lo sedujo enseguida: tomar las riendas de la dirección del Instituto Paiva. Volver a la obra de Sarandí del Yí significó conectarse con su hábitat natural, el campo, y con un espacio donde, como él manifiesta, se puede vivir de forma muy genuina la vida de Don Bosco.

Desde Durazno, el Cholo habló con el BS y reflexionó sobre las particularidades que tiene la obra, sus propuestas y la importancia del acompañamiento.

¿Qué significó volver al Paiva como director?

Es un espacio donde me siento cómodo, un lugar donde se puede vivir de forma muy auténtica la vida de Don Bosco. Es lo más parecido que tenemos en Uruguay a Valdocco y al origen de los salesianos. El Paiva es vivir, trabajar y rezar juntos, con educadores y gurises, una experiencia bien genuina de la obra salesiana. Es una institución en donde los jóvenes descubren su vocación a través del carisma de Don Bosco; pretendemos que cada joven se desarrolle en todas sus dimensiones. Una casa muy integral donde atendemos desde el estudio hasta el abrigo, la oración, el cuidado del cuerpo, entre otros aspectos de la cotidianidad. Queremos que los chiquilines se autoconozcan y descubran el sueño que Dios tiene para ellos.

¿Cuál es la actualidad de la obra?

Estamos elaborando el Proyecto Educativo Pastoral Salesiano y tenemos mucha esperanza. Son tiempos muy colectivos, donde todos aportan desde su rol: educadores, alumnos, familias, directores de UTU y liceo. Reflexionamos de forma conjunta para construir el Paiva que queremos. Tenemos el valor de la educación en la acción, que es aprender haciendo, una pieza fundamental para los jóvenes. Entre todos mantenemos la casa, buscamos que com-

prendan las dinámicas no como una obligación, sino como una oportunidad de aprender a crecer

¿Cuáles son las propuestas que tiene el Paiva en sus instalaciones?

Hay 53 alumnos de 12 a 17 años. Tenemos el estudio y las áreas formativas, que es lo propio del centro. Los jóvenes estudian en la ciudad, luego acá, por la tarde, tienen la propuesta educativa propia, que consta de seis áreas que son: mantenimiento, parques y jardines, carpintería, quesería,

Nahuel Durand

granja y campo. Ir rotando por estas áreas es una posibilidad de ir descubriéndose, ver qué es lo que les gusta y soñarse.

¿De qué se trata la propuesta religiosa?

Tenemos una propuesta religiosa que nos acompaña en lo cotidiano, comenzando por dar gracias a Dios por haber amanecido, por los alimentos compartidos o las buenas noches tradicionales de Don Bosco, con mensajes que los dejen pensando en algo positivo antes de ir a descansar A su vez, hay una propuesta asociativa y de iniciación cristiana. Este año conformamos el Movimiento Juvenil Salesiano (MJS) con una integración de adolescentes y jóvenes de la ciudad, algunos compañeros de ellos que vienen cada dos semanas y se integran con los alumnos de acá.

¿Qué importancia tiene el acompañamiento a los jóvenes en la casa?

Es uno de los grandes desafíos de nuestra propuesta educativa. Tenemos un acompañamiento personalizado, con un equipo con el que hacemos seguimiento a los procesos. Eso es fundamental porque queremos hacer crecer personas, que son únicas, que tienen sus historias y conflic-

tos que hay que ayudar a destrabar. Trabajamos desde una relación cercana, de confianza y familiaridad para que el milagro del crecimiento pueda suceder. Lo bueno es que llegamos de forma integral y abordamos a toda la persona. Es un desafío intenso, que puede ser cansador, pero que vale la pena porque se producen transformaciones singulares con gran impacto en cada joven.

¿Cómo trabajan en conjunto con educadores y equipo?

Trabajamos articuladamente. Está el

equipo de acompañamiento, integrado por técnicos y asistentes salesianos, con quienes nos reunimos quincenalmente para coordinarlo. Los asistentes estamos todo el día con ellos, disponemos normas de convivencia, vemos casos particulares, propuestas deportivas y recreativas y distintos aspectos de casa. A su vez, hay un equipo de estudio, donde se intenta abordar casos escolares difíciles. Después está la comunidad salesiana, que somos los religiosos que vivimos acá y nos integramos en todos los ámbitos.

¿Qué desafíos tiene el Paiva por delante?

Al tener edades tan diversas y la mayor parte de primera adolescencia, de 12 a 15 años, a veces no es fácil poder diferenciar la propuesta y los que quedan más rezagados son los mayores, que necesitan espacios y criterios distintos. Es un enorme desafío distinguir las propuestas según las edades y todavía le estamos buscando la vuelta. Por otro lado, queremos fortalecer la comunidad educativa y el lugar de los laicos en la casa. La presencia de algunos voluntarios reforzó la propuesta, es un aporte importante que ojalá tenga permanencia. Queremos seguir fortaleciendo el equipo y consolidando las propuestas.

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