URUGUAY / Tercera época / Año XL / Nº 1 / Marzo 2018 / www.issuu.com/bsuru
Patricia Hernández
La mujer líder y referente en el Movimiento Tacurú Sarah Ardaix
La escuela debe hacer visible en el mundo lo invisible
Lugares y NO Lugares
PÁG. 3 CARTA DEL DIRECTOR ¡Qué miedo!
PÁG. 10 HACIENDO HISTORIA Patricia Hernández Una joven madre, líder y referente del Movimiento Tacurú que ve más allá
PÁG. 4 ¡SÍ, HAY ALGO NUEVO BAJO EL SOL! Creciendo Juntos: Cuando los proyectos, los espacios y los tiempos personales se ven en aprietos
PÁG. 8 FAMILIA EN OBRA Lic. Javier Mazza “Habitar los NO lugares”
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SINTONIZANDO CON DON BOSCO Don Ángel Fernández Artime “¡El óbolo de la viuda!”
PÁG. 12 VALE LA PENA VIVIR ASÍ Sarah Ardaix, Directora del Colegio Salesiano de Salto “Nuestra Señora del Carmen” “La escuela debe hacer visible en su `estar en el mundo´ lo invisible, lo trascendente, la vida plena”
PÁG. 16 CON NOMBRE Y APELLIDO P. Juan Algorta sdb Un estudioso de la moral que parte de la vida misma para “reencender las cenizas de la fe”
PÁG. 23 ME GUSTA, COMENTO, COMPARTO P. Francisco Lezama sdb “Un lugar preparado para el encuentro”
PÁG. 22 GALERÍA DE FACEBOOK Y TWITTER
PAG. 21 SINTONIZANDO CON DON BOSCO Madre Yvonne Reungoat fma “Rompamos `la niebla de Carmagnola´"
PÁG. 29 SABOR A BUENAS NOCHES P. Adrián García sdb “Como en el baile de la yerra”
PÁG. 30 DEL ÁRBOL SALESIANO Nicolás Cabrera: exoratoriano, animador en el Oratorio “Nuevo Valdocco” “Con otros jóvenes que vienen a animar al Oratorio crecemos juntos”
PÁG. 24 AQUÍ Y AHORA Contradicciones de esta época: Sobremodernidad‐ Encuentros, Lugares ‐No lugares
PÁG. 32 UNA MANO AMIGA Las Obras Salesianas… Dispuestos para el Encuentro
PÁG. 35 GALERÍA DE INSTAGRAM
CARTADELDIRECTOR P. Sergio Álvarez sdb
¡QUÉ MIEDO! Ese fue el grito de uno de los jóvenes sobre el trapecio el 31 de enero en el encuentro “Equilibrista” * … enseguida, la adrenalina sostuvo la pirueta que le salió corajudamente. Ese grito es de alguien que estaba en sus primeras experiencias con las habilidades circenses, y poner el cuerpo y toda la persona en juego ¡exige coraje! Algo así es lo que proponemos en este primer Boletín Salesiano del año… subirnos con coraje a las experiencias que nos exigen vivir todos los encuentros con los demás como “lugares”. Porque hay “no lugares” … que de tanto habitarlos, se nos volvieron naturales y no nos ayudan a humanizarnos. Los jóvenes de los Centros Juveniles lograron en pocas horas estar sobre los trapecios, porque otros jóvenes los acompañaron e inspiraron con que ¡sí, se puede! Esperamos que el compartir en esta edición de experiencias y reflexiones de quienes reconocen que hay “lugares” y “no lugares”, y que implican una tarea para poder ser felices, te animen a “corajudamente” hacer lo mismo. Al Equipo de producción nos ha ayudado, y nos entusiasma cada mes hallar personas y experiencias para compartir; a todos nos hacen bien. Entendemos que nuestro trabajo construye cada mes un puente para que nos podamos reencontrar con la vivencia de la casa salesiana. Por eso a este Boletín Salesiano ¡léelo, te vas a encontrar!
* El encuentro al que estoy haciendo referencia convocó a jóvenes de Centros Juveniles de Oratorios y Obras Sociales del MJS de Uruguay, y a jóvenes del Circo “Saltimbanqui” de una obra salesiana de Córdoba (Argentina) que hemos presentado en el Boletín Salesiano de Noviembre del 2017.
Boletín Salesiano
Comunicación Salesiana ‐ Uruguay
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Revista de información sobre la Familia Salesiana y de cultura religiosa Director: P. Sergio Álvarez sdb Redactora Jefe: Adriana Porteiro Columnistas: P. Francisco Lezama sdb, Lic. Javier Mazza y P. José Adrián García sdb Equipo de redacción y responsables de secciones: P. Daniel Bernardoni sdb, Gianfranco Brandi sdb, Hna. María Baffundo hma,, Sofía Cayota, Lic. Natalia Roba, Lic. Marcelo Hernández, Lic. Joaquín Castro y Lic. Selene Cardarello. Fotografía: Sebastián Andión y Sofía Cayota Corrección: Graciela Rodríguez Diseño: gustavo@tanganika.com.uy
Impresión: Mosca Departamento Comercial: Luis Gómez E‐mail: boletinsalesianouruguay@gmail.com Celular: 092 432 286 Dirección, redacción y administración: Av. Agraciada 3181 CP 11800, Montevideo; tel. 2209 4521 Sitio web: www.issuu.com/bsuru Email: boletinsalesianouruguay@gmail.com Afiliado a la Cámara Uruguaya del Libro. / Depósito Legal: 366.191
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CRECIENDO JUNTOS
Cuando los proyectos, los espacios y los tiempos personales se ven en aprietos “Los jóvenes, a medida que van creciendo, encuentran menos luga‐ res que entiendan sus búsquedas y sus tiempos”. Así lo entienden Victoria Fagúndez y Pablo Sánchez, joven matrimonio que con el equipo del Centro Monseñor Lasagna (CML) lanzaron el pasado año un espacio de encuentro para novios donde son puestos en “diálogo” y en “conflicto” con vistas a crecer en el compromiso. Se trata de un LUGAR “lleno de encuentros” donde las jóvenes parejas conectan con su singular experien‐ cia de noviazgo y se enriquecen compartiendo con otros sus anhelos, sus conflictos, las dudas y todo lo que hace a la cotidianidad de la relación.
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¿Cómo surgió la propuesta? PABLO: La propuesta surge desde el equipo del Centro Monseñor Lasagna (CML) pensando en un espacio para muchas parejas jóvenes que están presentes en la vida del centro. Era importante pensar un grupo para encontrarse y acompañarse.
“El noviazgo implica renuncias a ciertos planes (no todos) y creemos que allí está lo rico de caminar de a dos” ¿Cuál es el objetivo y en qué consiste este espacio? PABLO: La idea es generar un espacio cuyo principal objetivo sea acompañarse en la vida de pareja. Varias parejas jóvenes encontrándose y compartiendo distintas instancias y experiencias. Nosotros llevamos ciertas propuestas para abordar algunos aspectos que se viven en la pareja: la comunicación, los conflictos, el camino de fe, la confianza, el proyecto en común, etc. A partir de ciertas dinámicas se genera un trabajo personal o de pareja, que en la mayoría de los casos también se compar‐ tían con el resto del grupo. El objetivo no es dar recetas de cómo debería ser una pareja sino propiciar un momento de encuentro y reflexión sobre cómo caminar juntos. ¿Qué suelen buscar las parejas que asisten a las charlas? ¿Cómo se las recibe? VICTORIA: Las parejas que se sumaron el año pasado llevaban al menos un año de novios, con un promedio de edad de 23 años, la mayoría en etapa universitaria. En cada encuentro se veía en ellos la necesidad de compartir con su pareja y, principalmen‐ te con las otras parejas, esas cosas típicas que les pasa en lo cotidiano. Aprovechaban ese momento en la semana para “bajar” y poder compartir con otros lo rico de vivir el noviazgo. Reconocían que lo que muchas veces les pasaba como pareja no estaba tan alejado de la realidad de otros. 6
¿Qué tanto de sus vidas y sus experiencias volcaron a la hora de ayudar a quienes asisten a los encuentros? VICTORIA: Para nosotros, que éramos nuevos animando este tipo de encuentros, también fue una experiencia enriquecedora. Pensábamos con el P. Daniel Bernardoni cada una de las dinámicas, pero a su vez, las hacíamos junto con ellos. Daniel nos ayudó a pensar estos encuentros desde un lugar rico en sí mismo, más allá de lo pastoral, y aportaba también una mirada desde lo psicológico que podría ayudar a enfocar ciertos asuntos en lo que realmente importaba. Nosotros compartimos mucho de nuestra experiencia de noviazgo y de cómo fuimos caminando hacia tomar ciertas decisiones importantes como el matri‐ monio.
“Los lugares se renuevan, no hay que tener miedo a cambiar y dejar de hacer lo que `siempre se hizo´” ESPACIOS DE ENCUENTRO ¿Cómo ayudan estos espacios de charla para generar lugares de encuentro? PABLO: En el CML se reconoce el encuentro como la principal riqueza que ofrece esta casa. Es lo que permite y abre otras puertas para seguir profundizando distintos aspec‐ tos de la vida de los jóvenes. Todo surge a partir de los encuentros espontáneos, donde muchos jóvenes comparten sus búsquedas y necesidades. Allí se vio la oportunidad de generar este grupo
también como otro espacio de encuentro, pero esta vez a partir de la experiencia de vivir el noviazgo. En su mayoría, eran parejas que se conocían, pero otras no, y se fue generando comunidad desde la confianza y el compartir algo tan lindo e íntimo como el amor de novios. El espacio del CML también ayudó a generar todo esto. ¿La dificultad que se percibe hoy para tomar decisiones a largo plazo o en la elección de un proyecto de vida es parte de una crisis? ¿Cómo se hace para afrontar esta realidad? VICTORIA: No es que haya una crisis al respecto, sino que se postergan decisiones sobre el noviazgo por otras decisiones que también implican un proyectarse a largo plazo. Sí es verdad que en el noviazgo están en juego otros proyectos personales que
muchas veces “compiten”: estudio, viajes, intercambios, ahorros, entre otras… por lo que se postergan algunas decisiones que harían crecer a las parejas. PABLO: La clave es poner estas realidades en diálogo con la pareja, reconociendo que ahora somos dos y no hay un proyecto personal aislado. El noviazgo implica renun‐ cias a ciertos planes (no todos) y creemos que allí está lo rico de caminar de a dos. Estas renuncias son muy valiosas y muchas
veces vienen acompañadas de otras opor‐ tunidades que se abren en la pareja. Poner todo esto en diálogo y “conflicto” es lo más importante para crecer en el compromiso. Considerando que cada vez son más los lugares que terminan convirtiéndose en “NO lugares” ¿Por qué creen que se da esto? VICTORIA: Los NO lugares se pueden gene‐ rar por dos razones, quizás porque los espacios que se ofrecen no permiten el diálogo por tener un discurso unidireccio‐ nal: “nosotros queremos decirte esto…”, o también se da porque los que nos acerca‐ mos a estos espacios creemos que no tenemos nada para decir o aportar y nos acostumbramos a adaptarnos a lo que hay, desgastando el encuentro. Un lugar que no se renueva permanentemente se va alejan‐ do de la identidad de los que llegan y estos
se sienten cada vez más ajenos y “sapo de otro pozo”. Los jóvenes, a medida que van creciendo, encuentran menos lugares que entiendan sus búsquedas y sus tiempos. Las parejas y matrimonios jóvenes necesitan encuen‐ tros, pero el ritmo de trabajo y vida familiar no le deja mucho margen para comprome‐ terse demasiado como ciertas instancias lo requieren. Hay un divorcio, un alejamiento cada vez mayor, donde uno cree que ya no tiene nada que aportar, y los otros creen
que las personas se alejan porque quieren, sin revisar lo que estamos ofreciendo. ¿Existe alguna forma de poder revertir esta situación? PABLO: Sí claro, escuchando de verdad. Abrir diálogos verdaderos que transformen las propuestas, espacios que generen nuevas formas de hacer y ver la realidad. Permitir el diálogo es escuchar qué quieren los jóvenes y qué proponen, a la vez que les damos el protagonismo de estos cambios. VICTORIA: Los lugares se renuevan, no hay que tener miedo a cambiar y dejar de hacer lo que “siempre se hizo”. Allí hay diálogo y los lugares se llenan de encuentros, donde la presencia del otro no es un número más sino es relevante e indispensable contar con él. 7
FAMILIAENOBRA
Habitar
los no lugares Uno de mis ejercicios preferidos ‐en clase y en la vida en general – es tratar que cada uno intente localizarse en otro momento y en otro lugar. Por ejemplo, vamos a tratar de pensar cómo era la vida cotidiana para un granjero en el siglo X, sobre todo en relación a lo que ese granjero sabía del mundo que lo rodeaba. Nosotros hoy estamos muy acostumbrados a mirar por la ventana y a entender. Miramos por la ventana: vemos árboles, vemos nubes, vemos pavimento, vemos autos que se mueven, y entendemos. Entendemos por qué los árboles tienen hojas, sabemos que tienen clorofila, sabemos que tienen hojas perennes u hojas caducas, sabemos que las nubes están compuestas de vapor, etcétera, etcétera. Sin embargo, un granjero en el siglo X miraba y no sabía, no entendía. ¿Cuál es la diferencia entre nosotros y ese granjero del sigo X? La diferencia es que para nosotros hoy el mundo está lleno de certidum‐ bres, de certezas, de cosas que sabemos, y eso de alguna forma nos empodera, nos da una cierta sensación de “dominio”. Tenemos las cosas controladas porque conocemos por qué suceden los acontecimientos. El granjero del siglo X no tiene esa certidumbre. El granjero del siglo X tiene incertidumbres. Lo que se genera cuando nosotros tenemos más incertidumbres que certidumbres es un 8
sentimiento de respeto y, sobre todo, cierta humildad que acompaña ese respeto, porque no sé qué es lo que va a pasar. El mundo moderno tuvo un gran auge de conocimiento, sobre todo en el ámbito científi‐ co, y ese auge dotó al hombre moderno de una gran soberbia. Soberbia que, lamentablemente ‐en el análisis que hacen muchísimos filósofos contemporáneos como Adorno, Horkheimer, Marcuse, Bauman‐, culminó en acontecimien‐ tos como la bomba atómica. Acontecimientos que dieron cuenta de la gran capacidad del conocimiento del hombre pero también de su gran soberbia. El gran llamado de la filosofía contemporánea es un poco a recuperar el desconocimiento, sobre todo para recuperar esa humildad y ese respeto por el otro, por lo otro, que genera lo desconocido. De todos modos, una cosa es conocer y otra re‐conocer, no como un conoci‐ miento que se realiza por segunda vez sino como una profundización e interiorización del conocimiento, por “primitivo” que sea. Ello requiere esfuerzo, humildad y respeto, como venimos diciendo. A su vez, ello implica tiempo y espacios que deben compartirse, darse lugar. Estas consideraciones conectan con la noción de “no lugar” del antropólogo Marc Augé, ya que se refiere a ellos como espacios de gran escala de nuestros tiempos contemporáneos
que están pensados para circular, pero no para detenerse y reconocernos: aeropuertos, shoppings, grandes metrópolis, etc. Circular para no encontrarse con lo desconocido, circular para evitar al otro y el otro se vuelve un extraño. Son espacios que profundizan el anonimato, diluyendo las causas comunes, y en los que la convivencia se regula básicamente por pautas de consumo. Potencialmente, todo lugar se puede volver “no lugar”, si nuestras prácticas no forjan sujetos protagonistas en la historia que se reconocen como tales, precisamente, en una relación mutua: un aula de una institución educativa, un espectáculo musical, una cena familiar, la celebración de un sacramento, un grupo de reflexión, la experiencia del voluntariado, el viaje en un ómnibus, el ejercicio físico en un gimnasio. Podemos estar próximos, pero no hay prójimo. El desafío está no solo en circular, sino en habitar. Como aquel hombre del siglo X en su granja.
Lic. Javier Mazza. Licenciado en Humanidades (UM). Docente de Antropología filosófica y cultural en UCU. Integró el equipo docente de la Tecnicatura en Educación Social (UCU – ISF).
SINTONIZANDO CONDONBOSCO P. Ángel Fernández Artime / Rector Mayor de los SDB
Sin duda que la mayoría de nosotros recor‐ damos que en un pasaje del Evangelio, Jesús nos habla del gran valor que tenía la pequeña donación de aquella viuda que echaba en el cepillo del Templo de Jerusa‐ lén su 'pobre' donativo (quizá pobre a los ojos humanos), pero que por ser todo cuanto tenía era algo grandioso ante Dios. Hoy deseo contarles que he vivido esto muchas veces, y la última ha sido ayer mismo. Llegaba a Roma después de haber celebrado unas intensas y hermosas Jorna‐ das de Espiritualidad de la Familia Salesiana en Valdocco (Turín), con una participación de 367 personas de 22 de los 31 grupos oficiales que pertenecen, cual ramas, a este gran árbol que es la Familia Salesiana de Don Bosco. Al llegar me encontré con un sobre en mi mesa. Provenía de una pequeña población en Francia. Confío en que guardando el necesario anonimato, nuestra amiga me permita hablar de esto puesto que el bien y las cosas hermosas también se tienen que dar a conocer. Quien me escribía es una persona de muy avanzada edad, 92 años, emigrante italiana, esposa y madre de familia, hoy viuda. Se preguntarán qué tuvo de especial recibir esta carta de entre las decenas que cada día llegan. Pues, la hizo especial la remitente por su sencilla carta escrita a los 92 años de 'su puño y letra', y con el envío de una ayuda para los más pobres en cualquier lugar de las Misiones Salesianas en el mundo.
Pero ni siquiera esto lo hace tan especial, dado que son muchas las personas que envían sus humildes donativos para los más pobres, y con ello se hace tanto bien. Lo que lo hace tan especial es que nuestra amiga ofrecía algo muy suyo y de profundo valor sentimental: ofrecía sus alianzas de matrimonio, la de ella y la de su esposo ya fallecido, y una teca de plata en la que se lleva la Sagrada Eucaristía a los enfermos que se visitan en sus casas. Les confieso que me conmoví profunda‐ mente. Varias veces he leído la carta y he contemplado las Alianzas, signo de su amor esponsal. Y me prometí a mí mismo que sería yo quien personalmente entregaría su donativo, ya transformado en dinero, en alguno de los lugares más pobres de las misiones. Con ello se ayudará a las primeras necesidades de algunas familias muy pobres y también a la educación de alguna niña menos favorecida (pues pensé que en su condición de mujer, nuestra amiga donante se sentiría feliz al saber que su donativo ayuda a la educación de alguna niña para tener las posibilidades de un futuro mejor).
Y pensé: “¿Por qué algo tan profundamente humano y lleno de verdadero sentimiento en favor de los otros, como lo que les he compartido, no puede ser noticia? Debe ser noticia”. Y eso es lo que estoy haciendo porque he pensado que, al igual que a mí, también a ustedes les alegraría. Cuando les estoy escribiendo esta página me encuentro en Timor Oriental, en medio de personas muy sencillas, mujeres y hombres del campo de mucha bondad, mucha fe, muy curtidos en el sufrimiento y en el sacrificio. Hemos celebrado ayer la fiesta de Don Bosco. Ahora mismo, en Fatumaca, celebraré con miles de personas un encuentro y Eucaristía con los miembros de la Asociación de María Auxiliadora. Y veo cómo el carisma salesiano sigue echando profundas raíces en este pueblo bueno, religioso y acogedor. Esto también es nuestro mundo. Estas también son noticias. A todos ustedes mi deseo de todo bien y de bendición.
Vivimos en un mundo global y en socieda‐ des en las que solo son noticia las malas noticias: las tragedias, los desastres natura‐ les, las muertes por violencia etc. 9
HACIENDOHISTORIA
Patricia Hernández
Una joven madre, líder y referente del Movimiento Tacurú que ve más allá Patricia Hernández ingresó al Movimiento Tacurú para trabajar en el barrido callejero. Poco después se convirtió en coordinadora y educadora. Hoy, a sus 29 años, tiene un hijo de 10 y en marzo inicia el Liceo en el Jubilar. Su frase de cabecera es “mirá más allá de lo que se ve”. “Esto no es trabajar en una empresa, sino tratar de ayudar a crecer a jóvenes de barrio como yo, y aprender de ellos”, asegura. 10
No doy soluciones, doy herramientas
¿Cómo fue tu infancia? Nací en el Prado y cuando tenía 12 años mis padres se separaron. A partir de ahí, con mi madre y mi hermana (dos años menor), nos mudamos varias veces. Si bien mi madre nunca nos dejó, tras la separación se hizo alcohólica y adicta al juego. En un mes llega‐ mos a vivir en seis lugares diferentes. Des‐ pués, una tía nos dio un terrenito en Casavalle y ahí hicimos nuestro ranchito. Luego mi madre formalizó con su pareja y con mi hermana decidimos apartarnos de ella yéndo‐ nos a vivir cada una con su pareja. Igual nunca la dejamos sola. ¿Cómo y cuándo te vinculaste con el Movi‐ miento Tacurú? Durante seis años fui a la Iglesia y después dejé. Un día mí cuñado me dijo: “Vamos a anotarnos en el Tacu”. A mis 18 años muchas ganas de trabajar no tenía, pero me anoté y me llamaron. En ese momento estaba traba‐ jando haciendo limpieza en una casa y dándo‐ le una mano a mi viejo que tenía un lavadero de autos. Arranqué con el barrido callejero a través de “Convenios Educativos para Prepa‐ rarte para el Futuro”. Ahí te escuchan y te dan muchas más posibilidades de seguir. Tras un año y medio dejé y al tiempo me volvieron a llamar para ofrecerme hacer una suplencia de coordinación. Me evaluaron, me fue bien, y me quedé como coordinadora educadora hasta hoy. Estuve en todos los proyectos y desde hace un tiempo tengo una cuadrilla de 15 jóvenes en la tarde, en Pocitos. ¿En qué cambiaste en estos 10 años en que eres parte de Tacurú? Es un aprendizaje constante. Esto no es trabajar en una empresa, sino tratar de ayudar a crecer a jóvenes de barrio como yo, y apren‐ der de ellos. Uno escucha, está con ellos. Me cruzo con gurises que estuvieron hace años y me agradecen, y eso es lo más gratificante. He crecido y tengo una madurez enorme. Voy para adelante todo el tiempo, poniéndome
metas y ayudándolos a ellos a que hagan lo mismo. Les cuento que arranqué como ellos, que sé lo que es carpir al sol, barrer una vereda. Además, desde la dirección, me han dado oportunidades y he trabajado en la Escuela de Deportes, siendo delegada en un cuadro de niños y como comunity manager. También he coordinado acampadas. Es importante demostrar que se puede, más allá de donde vengas. ¿Qué tiene de especial el Movimiento Tacurú? Una de mis frases de cabecera es 'mirá más allá de lo que ves'. Creo que los Salesianos son así, ya que no solo miran, sino dan oportuni‐ dades a los jóvenes, creen en ellos, creen en que realmente somos iguales. Siempre te están abriendo una puerta y lo único que te piden es que quieras tener esa chance.
los proyectos son personas adultas y no estoy para solucionarles la vida. Les paso una dirección, un teléfono, un nombre, pero ellos deben dar el paso. Imagino qué también te ha pasado de encon‐ trarte en una esquina con alguno que trabajó contigo y hoy está por el mal camino… Al principio, quería salvar a todos, pero con el paso del tiempo me fui dando cuenta de que era imposible. Tengo gurises que están presos o en la droga, pero si paso por al lado de ellos, los saludo, me reconocen y me lo devuelven con gratitud. Me dicen 'no pude' y trato de ser herramienta. Doy todo cuando están conmi‐ go, pero depende de ellos. Les digo que se puede. Siempre hay esperanza a pesar de que la
Es importante demostrar que se puede, más allá de donde vengas ¿Cómo es ser mujer, líder y referente? Me considero una mujer que siempre va para adelante. Lo hago por mí, intentando superar‐ me, y sin tener que pisar a nadie. En ese camino tras la meta no dejo de ayudar a los demás, a los que lo necesitan. Tengo la forta‐ leza que saqué de todo lo que he vivido. Y mi pareja me acompaña porque desde hace 4 años es director técnico de una de las categor‐ ías de fútbol de niños de Tacurú, y lo hace gratuitamente y con gusto. No doy solucio‐ nes, doy herramientas. Los que trabajan en
juventud está difícil. Hay que buscar armar grupos porque la unión hace la fuerza. Tengo que tenerlos motivados, escucharlos, estar pendientes de ellos, no dejarlos. Muchas veces les faltan referentes y hay que lograr que se enfoquen. Hay que estar arriba de muchos para que no se desconcentren. Tenés que estar ahí para el otro que te necesi‐ ta, al que no podés fallarle, tenés que enseñarle lo que son las responsabilidades. 11
VALELAPENAVIVIRASÍ
Sarah Ardaix Directora del Colegio Salesiano de Salto, Nuestra Señora del Carmen
“La escuela debe hacer visible en su `estar en el mundo´ lo invisible, lo trascendente, la vida plena” EL LUGAR Y EL TIEMPO COMO SOPORTES DEL ENCUENTRO ENTRE EL EDUCADOR Y LOS JÓVENES
“Cuando se toma conciencia de la experiencia de ser querido incondicionalmente por personas que entregan la vida en el día a día, sin aspavientos, pero con la fortaleza de carácter de quien ha fraguado su ánimo en el amor de Dios, solo se puede responder poniendo a disposición la propia vida”. Esa es la experiencia que anida en Sarah Ardaix y que, afirma, continuará siendo el vergel al que se acercará a beber. Como directora de un colegio salesiano está profundamente involucrada con el proceso de búsquedas y resignificaciones que emprendió la Congregación para generar respuestas educativas oportunas, apropiadas y eficaces para alumnos protagonistas de “una cultu‐ ra nueva, comprometida con el bien común”. Pero más allá de todos los retos que tiene en su horizonte, el principal sigue siendo vivir su amistad con Dios “queriendo a la manera de Don Bosco”. 12
de Pastoral de Secundaria y me dijo `No te tenés que ir. Hay mucho para hacer acá´. Esa invitación animó todos los años por venir de corresponsabilidad en la misión, la animación de oratorio, de grupos asociati‐ vos, Juventud Misionera, catequesis, asis‐ tencia, VMS... ¡Siempre hay algo para hacer con Don Bosco!”. Su primera formación profesional fue el Derecho, que entiende como “un hermosí‐ simo instrumento” que le permite al hom‐ bre abocarse a la búsqueda y la realización de principios como la verdad y la justicia, perfeccionando la convivencia social. Pronto, al estar estrechamente vinculada con la educación, se hizo evidente la necesi‐ dad de acompañar las experiencias de los jóvenes con formación específica en ese campo. Con una beca otorgada por el Rector Mayor don Pascual Chaves, Sarah cursó en la UPS en Roma una Licenciatura en Ciencias de la Educación con especializa‐ ción en Pedagogía para la Escuela y la Formación Profesional. En ese momento estaba abocada, además, a la elaboración de la tesis de un Doctorado en Educación en Argentina.
Sarah Ardaix tenía casi tres años cuando acompañaba a sus padres al colegio del cual ahora es directora. Mientras ellos enseña‐ ban a un grupo de alumnos del liceo a bailar el pericón, ella jugaba en el patio y por el corredor. Entró oficialmente al colegio a los 5 años y todos los que permaneció allí fueron años muy felices, marcados por la presencia del P. Victorio Massarino sdb. “Cuando terminé cuarto del liceo y recibí el pase, recuerdo que me senté a llorar escon‐ dida en el descanso de la escalera del segun‐ do piso. Yo no me quería ir por nada del mundo. Me encontró ahí Paco, el encargado
En su rol como directora encuentra muchos desafíos, pero el principal sigue siendo vivir su amistad con Dios queriendo a la manera de Don Bosco. Le entusiasman todos los retos que interpelan a la Congregación y en especial a la comunidad educativa salesia‐ na de Salto. “La escuela salesiana está inmersa en un proceso de búsquedas y resignificaciones que nos permitan conocer e interpretar la realidad, los signos de los tiempos en que viven nuestros educandos junto con ellos. Que nos hagan capaces de generar respuestas educativas oportunas, apropiadas y eficaces que favorezcan la adquisición de una conciencia ética, dispo‐ siciones del carácter, herramientas concep‐ tuales y técnicas que les permitan a nues‐ tros alumnos, no solo solucionar los proble‐ mas emergentes de la vida, sino ser genera‐ dores activos y solidarios de una cultura
nueva, comprometida con el bien común. Una escuela capaz de hacer visible en su “estar en el mundo” lo invisible, lo Trascen‐ dente, la vida plena”. PROPICIANDO EL ENCUENTRO TRANSFOR‐ MADOR CON LOS JÓVENES Para Sarah, salir al encuentro transforma‐ dor con los jóvenes es ante todo un ejerci‐ cio de disponibilidad, que va profesando día a día. Pero una disponibilidad que parte de la certeza de que la cercanía hacia los elegidos de Don Bosco es un don maravillo‐ so. “Me gusta mucho observar en las noches nítidas el cielo estrellado. Ese solo espectáculo es capaz de despertar en el corazón admiración por lo creado, regocijo en la belleza, deseos de alabar al Creador… Una vez leí a un autor que sugería que si la humanidad supiera que puede gozar de ese espectáculo una sola vez en cientos de años, el mundo se prepararía para el acon‐ tecimiento y detendríamos todo lo demás para no perdernos esa maravillosa expe‐ riencia. Bueno, lo jóvenes son nuestro firmamento. Disponernos para el encuen‐ tro significa en primer lugar no darlos por sentado, saber que son un don precioso. Entonces el encuentro se vuelve fiesta, celebración. Las vivencias sencillas son oportunidad para ir descubriendo y cons‐ truyendo sentidos de vida, que nos permi‐ ten reconocernos como hijos de Dios, y estar agradecidos porque se nos ha confia‐ do la tarea de acompañarlos, cuidarlos, quererlos. Esa es la capacidad de contem‐ plación en la acción que nos ha enseñado Don Bosco. Del encuentro nace el gozo profundo de ser partícipes del misterio vivo de la presencia de Cristo aquí y ahora. ¡Por eso nuestra vida es una fiesta!”. El encuentro con las familias también es un desafío, una experiencia en permanente construcción. La escucha, el ejercicio de la empatía, la posibilidad de generar expe‐ riencias que les permitan conocerse, com‐ partir criterios, ejercitarse en el arte de la confianza mutua en la resolución de las 13
“Del encuentro nace el gozo profundo de ser partícipes del misterio vivo de la presencia de Cristo aquí y ahora. ¡Por eso nuestra vida es una fiesta!”
contribuyo a desnaturalizar el patio. Cada uno de nosotros puede convertirse en sí mismo en un NO lugar, cuando dejamos pasar a nuestro lado al otro sin reconocerlo a través de la mirada, la palabra o el gesto de cariño. La indiferencia, la negligencia en el trato, la falta de atención, el no ser capaces de salir de nuestra zona de confort, nos convierten en no lugares”. La directora advierte que es necesario estar atentos al cuidado de los detalles que hacen a la mística del encuentro, a generar experiencias de comunicación profundas, a cuidar el bienestar del otro. eventuales situaciones conflictivas, son importantes pilares de la relación. “Como toda relación, necesita ser fraguada en el tiempo. En mi experiencia, la participación comprometida de las familias en la vida del colegio y la gratitud manifiesta hacia la obra de Don Bosco es uno de los tesoros de la casa, y es producto del testimonio diligente de los salesianos en todos estos años”. LA ANTÍTESIS DEL “NO LUGAR” Algunos expertos hablan de la existencia de lugares y de NO luga‐ res. “Un NO lugar no está pensado para el encuentro sino para la circulación o el pasaje. El otro es visto como `transeúnte´. No se valora a la persona como don y riqueza, sino como `dato´ o usuario”. Si vinculamos la obra de Don Bosco con esta idea, la directora afirma que “la experiencia de patio salesiano es la antítesis de un NO lugar. Bastaba la presencia de Don Bosco para que cualquier esquina, plaza o descampado se convirtiera en patio. Los jóvenes reclaman hoy nuestra presencia entre ellos. Si estoy a medias, 14
El propio colegio podría transformarse en un NO lugar. Para que esto no suceda la presencia del educador es clave. Sarah cree firmemente que el lugar y el tiempo son los soportes del encuentro del educador con los jóvenes. La actitud de “estar” lisa y llanamente es imprescindible. Una presencia capaz de generar experiencias de familiaridad, confianza, afecto. “Los gurises sobrellevan muchas realidades en las que se sienten `inquilinos´, marcadas por la precariedad, la fragilidad y banalización de las relaciones y de los tiempos, la despersonalización de los espacios físicos y virtuales. El colegio es casa propia, porque en él se cultivan los afectos, se encuentran significados a las experiencias de vida, se atesoran recuerdos significativos, se valora la historia compartida, se afianzan relaciones de amistad en un clima de serenidad y alegría. El colegio es casa, porque aquí se conoce por nombre propio y se invita a soñar, se acoge al otro en todas sus realidades y posibilida‐ des de crecimiento. Querer incondicionalmente a los jóvenes no es una estrategia, es la explicitación de nuestra vocación”.
En marzo vuelve…
HAY ALGO MÁS ¡Un espacio de Encuentro contigo y con Dios que te va a Transformar!
Los segundos jueves de cada mes De 20 a 21.30 hs / Capilla de Maturana
CONNOMBREYAPELLIDO
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Entrevista | P. JUAN ALGORTA sdb
Un estudioso de la moral que parte de la vida misma para “reencender las cenizas de la fe” Las dudas no faltaron en sus 78 años de edad y 51 años de sacerdocio. Quizás por eso, le resulta fácil ponerse en la piel de sus interlocutores e interpretar las posibles “fallas” como parte del crecimiento. Advierte que la gente no entiende el lenguaje de la Iglesia y se plantea “reencender las cenizas de la fe”, junto con otros, encarnando el Evangelio en la vida de todos los días. Padre Juan vayamos al principio… ¿cómo era su familia de origen? Nací en Montevideo. Somos 11 hermanos. Mis padres vivieron unos años en Durazno donde llegaron los primeros hijos y después los demás nacimos en Montevideo. Yo soy el número cinco. Mis padres eran muy católicos, vivíamos en el Prado y participábamos en la Parroquia de Paso Molino o en la Iglesia de los Carmelitas que ahora es Parroquia. Mis hermanos mayores iban al Colegio Sagrada Familia y entonces yo empecé ahí la Primaria. Recuerdo que teníamos que tomar el tranvía para llegar. Cuando estaba en quinto año mis padres me plantearon el pase a los Salesianos porque estaba más cercano a nuestra casa. Dos hermanos menores más fueron también a Maturana en tanto que tres hermanas estudiaron en el Colegio de las Hermanas Alemanas. Algunos hermanos se casaron, otros son solteros, hay una viuda y tengo un hermano menor que es sacerdote del Opus Dei (ahora está en Chile) y una hermana también pertenece a la Prelatura. Asimismo un sobrino es Sacerdote Salesiano, Andrés Algorta, que está en Angola. Tengo 25 sobrinos. ¿Cómo se gestó su vocación sacerdotal? En forma muy natural. Mi familia era de misa dominical, todos íbamos, era una norma. Y todos mis hermanos desde siempre fueron muy religio‐ sos. Con algunas diferencias, todos tienen fe. Pertenecí mucho tiempo al pequeño clero del Paso Molino. En el Colegio
Sagrada Familia en una oportunidad me invitaron a ser Hermano pero en ese momento lo descarté porque era muy chico. Años después, en Maturana, me encontré con una comunidad de sacerdotes muy fraterna (entre ellos los Padres Francisco Fernández, Juan Magnabosco, Lecaroz, Colinet, Ellis ‐que es primo hermano mío‐) y me invitaron a ir al Aspirantado de Manga. Lo hablé con mis padres pero como tenía 12 años me dijeron: "Nosotros no te negamos la vocación pero… cuando seas más gran‐ de". Y a los 16 años entré finalmente al Manga. Fui sintiendo la vocación y el llamado con mucha naturalidad, sin ninguna particulari‐ dad, participando en la vida del Colegio, y compartiendo mucho con los sacerdotes también. Ya van 51 años de sacerdocio y 60 años de profesión religiosa. 17
¿Por qué comunidades ha pasado? La primera comunidad fue la del Aspiranta‐ do. Luego me propusieron ir a estudiar Teo‐ logía en Europa. Cursé el primer año en Santiago de Chile y luego cinco años en Roma donde estudié Teología Moral en la Academia Alfonsiana de la Pontificia Uni‐ versidad Lateranense. Al retornar a Uruguay volví al Manga con los estudiantes de Filosofía y comencé a dar Teología Moral en el Teologado. Después comenzó una serie de vueltas: estuve en las comunidades de Buceo, Sayago, Paysandú, Las Piedras, Juan XXIII, después fui Provin‐ cial, luego fui a Tacurú, a Juan Lacaze y volví al Juan XXIII. REENCENDER LAS CENIZAS DE LA FE ¿Cómo ha sido su contacto con los jóve‐ nes? ¿Es más difícil actualmente llegar a los jóvenes? Estar rodeado de jóvenes me ha hecho siempre muy feliz. Recuerdo tantas anécdo‐ tas y aventuras de los años de trabajo en la Pastoral Juvenil, en el Centro Juvenil de Sayago, en Paysandú. En los años 60, cuando estuve en Sayago y Paysandú, la juventud estaba muy interesada en toda la cuestión social y política. Era una inquietud grande. Me acuerdo que desde Sayago íbamos en peregrinación a la Catedral cuando Mons. Carlos Parteli celebraba la Eucaristía. Sus homilías eran muy tajantes, muy al punto de actualidad. Esa era la situación de entonces. Hoy en día se ve al joven más fragmentado, con muchos más intereses y mucho más distractivos. Desde el punto de vista de la vida de fe pienso que hoy es más difícil llegar a ellos. Se llega a través de algún compromiso social pero es más fragmentado. ¿Por qué eligió especializarse en Teología Moral? Los primeros años fueron de estudio de la Teología como cualquier seminarista. Cuando me ordené sacerdote en Roma (gracias a Dios pudieron ir mis padres a la ordenación aunque fue una gran aventura para ellos ‐ya mayores‐ con 15 días de barco para ir, luego 15 días en Roma y 15 días más para regresar) me propusieron continuar estudiando y la opción era Dogma o Moral. El Dogma me resultaba duro porque es la expresión intelectual de la fe que está en el Evangelio. Estar trabajando en lo que se 18
llama el Dogma es difícil muchas veces, y surgen las dudas cuando desde una deter‐ minada filosofía se plantea una verdad que no toca la vida. En cambio la Moral es algo que toca mucho la vida de todos los días y me parecía que era un estudio más concre‐ to y una manera de transmitir algo más vital. Habiendo en la fe tanto de misterio, o de cosas que no terminamos de definir ¿có‐ mo es posible tener tantas certezas? Hay dos lenguajes para interpretar la fe: uno es el científico y otro es el más sapien‐ cial, más simbólico, que es el del Evangelio. Y el Evangelio toca la vida. Muchas veces cuando nos quedamos en un lenguaje puramente científico decimos cosas que la gente no entiende. ¿Es posible que la gente tenga anhelos de Dios pero esté alejada de la institución Iglesia porque no logramos “tocar” su vida? Puede ser que pase por ahí. De hecho, próximamente voy a invitar a un taller en el marco de lo que llamamos la Mesa de
reflexión ética y este año vamos a tratar de “Reencender las cenizas de la fe”. Constata‐ mos que si hoy en día medimos la fe desde el punto de vista de la práctica religiosa vamos a pérdida. Es cierto que hay movi‐ mientos y manifestaciones de una determi‐ nada fe piadosa pero hay otro lenguaje de fe que es este simbólico, que se va elabo‐ rando en la vida. Para reencender las cenizas de la fe vamos a tratar de madurar este lenguaje que parte no de una verdad sino de la experiencia de vida. La Iglesia sostiene que el matrimonio es el fundamento de la familia y que es el ámbito exclusivo para la transmisión de la vida humana. ¿Cómo se dialoga desde esta perspectiva con el dato real de que solo el 20 por ciento de las parejas son casadas? En la Exhortación Apostólica del Papa Juan Pablo II “Familiaris Consortio" (que lamen‐ tablemente no es muy conocida y debería estudiarse más) se dicen cosas muy impor‐ tantes, entre otras que si bien ese es el ideal, en la realidad existen muchas formas de familias que deben ser acompañadas. No se debe condenar diciendo esto está
avances científicos y tecnológicos, y eso, si no se sabe enfrentar, hace que la fe en el lenguaje simbólico se vaya retirando. El modernismo me habla de un Dios que ha muerto (Nietzsche) y entonces hay que sa‐ ber aceptar que cada avance científico supone una modificación de nuestra ima‐ gen de Dios, no porque perdamos terreno sino porque estamos más encarnados en la vida. De ese desafío se derivan todos los demás. ¿Y cuáles son los principales desafíos que afronta la Congregación? El gran desafío para la Congregación es acompañar a los jóvenes en la realidad presente, en el modo en que están vivien‐ do. Descubrir todo lo positivo que hay en ellos, aún en lo que puede ser para nosotros fallas (que no necesariamente lo son, sino caminos de crecimiento) y acompañarlos en la libertad. Se trata de que el acompaña‐ miento sea para un crecimiento libre que les permita crecer como personas del mejor modo posible.
bien y esto está mal. Cada uno está haciendo un camino y hay que acompañar a cada pareja para que puedan crecer. Y es en esto en lo que el Papa insiste. Lamentablemente se han quedado solo con la polémica. Hay que acom‐ pañar, estar disponibles, escuchar mucho y ayudar a hacer un discernimiento de esa realidad. Evidentemente estábamos acostumbrados a otro tipo de enseñanza pero hay que prepararse para acompañar esta realidad. ¿Los sacerdotes están preparados para a‐ compañar esas situaciones? En realidad me parece que no. Nos estamos dando absolutamente de cara con esta problemática que no se soluciona con condenas sino con un “vamos a caminar juntos a ver si crecemos”, a ver qué es lo mejor para la pareja, por ejemplo. LOS DESAFÍOS DE LA MODERNIDAD ¿Cuáles son los principales desafíos que a su entender afronta la Iglesia actualmente? El gran desafío en el que estamos inmersos es el modernismo que le ha dado, y con razón, una importancia muy grande a los
¿Qué le dejó su tiempo de Superior de los Salesianos en Uruguay? Mucha experiencia y la posibilidad de admirar la vida de muchos Salesianos más desde adentro, desde la interioridad, en las diferentes situaciones que se encontraban. Supuso también una gran alegría de poder estar viviendo de esa manera mi sacerdocio salesiano. En sus 51 años de sacerdocio ¿tuvo dudas acerca de su vocación? ¡Muchísimas! La duda es una realidad del ser humano. Si no tuviera dudas no creo que hubiera llegado a una verdad que me convenciera. Recuerdo que estudiando, siendo alumno, discutía mucho con los profesores porque percibía que había afirmaciones que se hacían que no me convencían. También próximo a la ordena‐ ción una gran duda fue ese paso a dar, si eso era lo mejor para mí o no. Y después, desde el punto de vista afectivo, se dieron muchas situaciones, soy humano. Dudas he tenido pero no tuve nunca un replanteo de la vocación. ¿Y cómo afrontó esas situaciones de duda? San Ignacio decía que en tiempos de pertur‐ bación no se debían tomar decisiones. Es
preciso dar tiempo a las cosas. Eso es fundamental para la vida personal y de relación. Después, es importante no guardárselo solo para sí sino tener un acompañante en el cual se pueda confiar. Es fundamental la coherencia consigo mismo y todo va pasando. ¿Qué le recomendaría a un sacerdote jo‐ ven? Que asuma el sacerdocio no como un honor, sino como un servicio. La ordenación sacerdotal no debe ser la exaltación de la persona que se hace sacerdote sino la afirmación de un servidor que va a servir en la vida. No es un poder que asume sino un servicio. ¿Cuál es la mayor fortaleza de los Salesia‐ nos de Don Bosco? ¿Y cuál su debilidad? La mayor debilidad puede ser la hiperactivi‐ dad. Nos volcamos tanto a la actividad que al final podemos perder consistencia. Y la mayor fortaleza es el espíritu de familia, la amabilidad en el trato, que los jóvenes y todas las personas encuentren a alguien que los reciba y los acoja. ¿Cómo quisiera que lo recuerden? Como Juan. Yo participo en un grupo deno‐ minado “Amor Exigente” y una de sus características es que es un grupo pluralis‐ ta, donde se recibe a la gente no por una adhesión filosófica sino porque tiene un problema de vida y quiere encontrar cami‐ nos de superación. Yo me presenté como Salesiano sacerdote desde el principio, pero cuando comenzaron a llamarme Padre Juan les dije que me llamaran “Juan” por‐ que yo estaba para acompañarlos, no para dar la última palabra. Yo sufrí mucho en mis primeros años de Párroco porque me decían: “A ver usted padre que sabe tanto….”. Acá es diferente, la gente habla, cuenta lo suyo y yo también hablo pero poco, mi perfil es bajo. ¿Cómo es posible conectar hoy con el no creyente? Fundamentalmente escuchando sin juzgar. Alguien dijo: ¿Mi verdad? No, ¿Tu verdad? No, la verdad; y ven conmigo a buscarla.
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SINTONIZANDO CONDONBOSCO
Sor Yvonne Reungoat Superiora General de las FMA
ROMPAMOS "LA NIEBLA DE CARMAGNOLA" Queridos amigos de la Familia Salesiana de Uruguay: Toda la Iglesia se está preparando para celebrar en octubre el Sínodo de Obispos dedicado a los jóvenes. El documento que prepara este encuen‐ tro trae una característica particular: expresa el interés de querer escuchar cómo se ven, qué sienten y qué dicen los jóvenes sobre sí mismos y su relación con el resto de la sociedad. Por carisma y misión toda la familia de Don Bosco sabe que el tema le toca en lo más hondo. Todos recordamos el encuentro en la neblinosa estación de Carmagnola… Don Bosco escucha que alguien se distingue entre sus compañeros por su voz y se acerca a conocerlo. Cuando la campana ya anunciaba la partida del tren, las últimas palabras entre el santo y el muchacho son: ‐Querido Magone, ¿deseas abandonar esta vida de vago y ponerte a aprender algún oficio o a seguir estudiando? ‐Sí, lo deseo –respondió conmovido–; no me gusta nada esta vida. Algunos conocidos míos ya están en la cárcel y yo puedo terminar igual. Pero, ¿qué
voy a hacer? ¡Mi padre ha muerto; mi madre es pobre! ¿Quién me ayudará? En todos los jóvenes, en particular en aquellos que aparentemente "optan" por alienarse, siem‐ pre está el deseo renovado de ser, de contar, de poder elegir, de crear su propio futuro. Y por eso, siempre necesitan que haya educadores dispues‐ tos a confiar en ellos y que los acompañen cuando el camino para superarse se pone más difícil. Es cierto que el mundo ha cambiado. Los jóvenes ahora socializan en sitios diferentes a los que eran tradicionales, que ni siquiera están dedicados a actividades culturales o recreativas, como los llamados "no lugares". Pero "la neblina de Carma‐ gnola" no ocurre solo por las dificultades de algunos adultos para entenderse con la tecno‐ logía… Todos experimentamos, incluso en lo íntimo de las familias y de las comunidades reli‐ giosas, el riesgo de atender prioritariamente nuestras necesidades individuales, de correr de‐ trás de gratificaciones emocionales, de debilitar nuestra capacidad de reflexión y de silencio, y de impacientarnos ante los ritmos personales de
DEOTROSLARES El segundo Salesiano más anciano de la Congregación celebró 75 años de sacer‐ docio El 8 de febrero, en la Parroquia Santa Teresinha de São Paulo, Brasil, se celebró una Misa de acción de gracias por los 75 años de Ordenación Sacerdotal del Padre Ladislao Klinicki, quien con 103 años es el segundo sacerdote más anciano de la Congregación. Nació el 1 de junio de 1914 en Polonia. Durante la Segunda Guerra Mundial fue prisionero por cinco años en los campos de concentración nazi. La acción pastoral y misionera del P. Ladislao se evidencia en el ministerio de las confesiones. “Es el sacerdote exacto en las palabras, conciso en las expresiones. Suplica a los que se acercan a confesarse que se orienten por buen camino y derrama en el alma de los penitentes el bálsamo del perdón y de la misericordia divina”. Fuente: ANS
maduración humana y espiritual. No se trata únicamente de capacitarnos para "movernos en las redes". En toda comunicación, el silencio tiene un lugar privilegiado. Un silencio que se convierte en atención a la persona, que entra en sintonía con su mundo y se hace acogida, con respeto, paciencia, humildad y discreción. Ahí estuvo el secreto del encuentro de Carmagno‐ la. Esa es la clave para que nosotros, y todos los ambientes donde nos encontramos con los muchachos, sean verdaderos lugares. Camine‐ mos hacia ellos; rompamos "la niebla de Carmag‐ nola" y vayamos a su encuentro para distinguirlos, conocerlos personalmente y facilitar su encuen‐ tro con el Señor. Quizás hoy también nos encon‐ tramos envueltos por cierta niebla para distin‐ guirlos, conocerlos y facilitar su encuentro con el Señor.
Uganda ‐ Campo de Refugiados en Palabek recibe nueva presencia salesiana “El día de la fiesta de Don Bosco, hemos inaugurado con los cristianos de una de las siete comunidades, la presencia salesiana en el campo de Refugiados de Palabek”, anunció el P. Martín Lasarte del Dicasterio de las Misiones. La Comunidad Salesiana sueña construir escuelas pri‐ marias, secundarias, Centros de forma‐ ción profesional y sobre todo, ofrecer consuelo a todos los refugiados desde la fe y desde la esperanza. En el campo de refugiados se encuentran un promedio de 42.000 personas y se sabe que cada semana llegan cerca de 300 nuevos que provienen del Sud Sudán. Los demás campos acogen cerca de 1.200.000 refugiados. La mayoría de la población está formada por mujeres, niños y jóvenes. Fuente: ANS 21
MEGUSTACOMENTOCOMPARTO
MEGUSTACOMENTOCOMPARTO
Un lugar preparado para el encuentro Esta página se refiere a la lectura de la Pasión según San Marcos (14,1‐15,47) proclamada en la Misa del 25 de marzo, Domingo de Ramos y de la Pasión del Señor. “¿Qué lugar querés que vayamos a preparar para que comas la pascua?” (Mc 14,12). La pre‐ gunta no era extraña… Qui‐ zás se habían dejado estar un poco los discípulos, porquelafecha se les P. Francisco Lezama sdb había venido encima. Seguramente les habría venido a la mente la expresión del profeta Isaías: “¡Se prepara la mesa, se ex ende el mantel, se come y se bebe!” (Is 21,5). Pero la respuesta de Jesús a esta pregunta común y corriente seguramen‐ te los desconcertó. Primero dio unas confusas indicaciones sobre seguir a un po cargando un cántaro con agua… Hay quien opina que Jesús confiaría en un hombre que no tuviera inconveniente en realizar públicamente las tareas que la sociedad de la época relegaba a las mujeres, como juntar el agua. Incluso hay quien arriesga que esto era caracterís co de los seguidores de Jesús y de otros grupos judíos con ciertas afinidades con ellos, como
los esenios. Lo cierto es que, más allá de las diversas teorías sobre este detalle, lo que desconcierta es lo siguiente: “Él les mostrará en el piso alto una pieza grande… ya prepara‐ da. Preparen allí para nosotros”. ¡La sala ya está preparada! ¿Cómo puede ser eso? Para los lectores del Evangelio familiari‐ zados con el An guo Testamento, y con el proceder del Dios de Israel, quizás no se trata de una gran sorpresa. El verbo griego que usa Marcos, hetoimazo, es una palabra muy importante en la tradición creyente. En el pico himno de Pascua judío, que aparece en el libro del Éxodo y que los católicos seguimos cantando cada Vigilia Pascual (“¡Cantemos al Señor, Él ha manifestado su gloria…!”), se u liza este verbo para hablar del lugar de culto por excelencia, el Templo: “santuario, Señor, que prepararon tus manos” (Ex 15,17). Pero Dios no solo preparó el Templo para Israel, sino que prepara el mundo entero (Jer 51,15), y lo sigue haciendo. “Tú cuidas de la erra, la riegas, la enriqueces sin medida… Preparas los trigales” (Sal 65,10).
encuentra con un Dios que prepara la expe‐ riencia del encuentro: “Preparas para mí una mesa” (Sal 23,5). Es la realidad del Reino, que es un banquete que ha sido preparado y al que todos son convocados (Mt 22,4). El mismo Jesús lo dice con meridiana claridad: es él quien nos prepara un lugar (Jn 14,3). Pero como dijo Jesús a los discípulos en la previa de la Úl ma Cena, ese lugar “ya prepa‐ rado” precisa también de nuestra par cipa‐ ción: Toda la Iglesia está invitada a ir hacia el abrazo con Jesús, preparada como una novia que va al encuentro de su prome do (Ap 21,2), pero preparando sobre todo un lugar especial: el propio corazón (Sir 2,17; Sal 56,8). Al acercarse nuevamente otra Pascua, Jesús nos vuelve a invitar a buscar el lugar apropia‐ do, ese ya está preparado, en el que se va a dar la magia del encuentro que transforma.
La experiencia de cada creyente es que se 23
AQUÍYAHORA
Contradicciones de esta época SOBREMODERNIDAD LUGARES
ENCUENTROS
NO LUGARES
José Ignacio Barbosa (22 años) recuerda su primer día en el Liceo Salesiano “Monseñor Lasagna” de Melo, y a aquel adolescente que venía de Quebracho (un pequeño pueblo del departamento de Cerro Largo), y que no conocía a nadie. De a poco lo invitó a participar de las charlas de sus amigos, a tomar un mate, y se fueron acercando hasta que se hicieron grandes amigos. 24
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También rememora a aquellos dos niños fatales que iban por el Oratorio que desarrollaban en la Obra Social “Picapie‐ dras” de esa ciudad. “Eran terribles, precisabas tres animadores para ellos solos, pero al final del año terminaron repartiendo la merienda con nosotros, y felices de poder compartir con los
los que le permitieron integrarse cuando se trasladó a Montevideo para continuar con sus estudios en el Instituto Juan XXIII. La integra‐ ción le costó pero sentía que no estaba solo y que “no podía bajar los brazos”, asegura. “Entré en un grupo en el que ya se conocían todos, el único nuevo era yo, pero llevaba el mate y fuimos compartiendo con el resto”, dice. Su participación en el Oratorio de los sábados en el barrio Maracaná fue otra manera de integrarse y de hacerse amigos.
“La integración pasa por la fe, vivirla y compartirla: no te vale de nada vivirla si no la compartís” José Ignacio Barbosa
demás”, cuenta Barbosa al ilustrar el cambio que percibió en esos niños.
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Esos valores –integrar al nuevo, compar‐ tir, el diálogo, la solidaridad, la amistad‐ que sus padres le inculcaron y los Salesia‐ nos le ayudaron a grabar a fuego, fueron
Desde su visión “salesiana”, “la esencia del oratorio pasa por compartir lo que se tiene con los demás ‐tiempo, amistad, y también la fe‐ y todo eso hace que se vayan con una alegría que se les ve en la cara”. “La integración pasa por la fe, vivirla y compartirla: no te vale de nada vivirla si no la compartís”, asegura este joven que combina su trabajo en la empresa EGA, en Tres Cruces, con sus estudios de Medicina. El trabajo le impide seguir asistiendo al Oratorio pero sigue en contacto con las actividades a través del programa de radio en internet que el grupo Juventudes Radio, saca adelante. En su caso conduce un programa sobre la Agenda Salesiana, “y es una forma de seguir en contacto con esas actividades”, dice.
Los no lugares “son más bien lugares interiores propiciados por lugares de afuera, en donde el hombre se evade, donde quiere no ser más…” Lic. Susana Sanguinetti LA “SOBREMODERNIDAD” La experiencia que relata Barbosa se encuadra en lo que diferencia a “los lugares” de los “no lugares”. Según la teoría desarrollada por el antropólogo francés Marc Auge, no lugares serían, por ejemplo, los shopping, los aeropuertos, los supermercados, esos lugares donde circulan decenas o cientos de personas que se cruzan sin interactuar. Pero también pueden ser no lugares colegios, instituciones, empresas, que se convierten en lugares inhóspitos, donde no hay espacio para el encuentro, y donde los jóvenes no encuentran un lugar donde ser amigos, donde amar, donde proyectarse. Auge cree que la “sobremodernidad” (otro concepto que desarrolla para referirse a la nueva relación con los espacios del planeta, y la nueva individualización) es la responsable de borrar los lugares propicios para el encuentro y de crear otros en donde el hombre pareciera destinado a estar solo, callado, envuelto en su individualidad. Al respecto, el Doctor en Comunicación y periodista Luciano Álvarez, explica que “el lugar”, en contraposición con el “no lugar”, “va directamente al centro de la figura de Don Bosco y de sus enseñanzas”. Los dos años en que pasó por el Juan XXIII –formó parte de las primeras generaciones del Colegio‐, le permitieron vivir en carne propia esa experiencia de “lugar” que acoge, y tan así fue que lo definió como “un shock”.
Desde su visión del tema, “los lugares” son un acto de fiesta “cuyo destino tiene una función mediadora y no finalista”. “Son en sí mismo un valor que me parece fundamen‐ tal. Creo que justamente esa es la ruptura con el no lugar”, agrega. Álvarez señala que las instituciones “suelen equivocarse al generar lugares”. “¿Qué mayor alegría debería ser para un docente transmitir la pasión por el conocimiento que transmiten? Recomendarle a los alum‐ nos ver una buena película y disfrutar viéndola en clase con ellos”. En ese sentido, puso el ejemplo de un docente que tiene que enseñar sobre la figura de Otelo, el personaje de la obra teatral de Shakespeare, y de cuánto mejor es enseñarlo desde la reflexión. “Si yo planteo en clase a los alumnos que piensen en personas como Otelo, que viven enfer‐ mas por celos, seguramente aprenderán mejor, se trata de generar empatía con la cuestión que se está enseñando. Uno ve a Shakespeare y piensa 'acá están las pasio‐ nes humanas más fuertes', y hay que poder transmitirlo”, dice. El Doctor en Comunicación cree que “las instituciones no lo hacen y equivocan el camino”. En ese sentido puso el ejemplo de una institución religiosa que decidió explo‐ rar la religiosidad de los funcionarios y docentes, y envió a una persona a pregun‐ tarles si iban a Misa. “Ese es el camino corto, burocrático y malo”, señala.
Marc Auge
“Cuando San Juan Bosco crea los oratorios festivos crea una sensación de comunidad que es distinta a lo que se puede ver en otros ámbitos de la Iglesia, donde se puede percibir el `afíliate y baila´, como decían los comunistas: `Te traigo a la parroquia para engancharte´. Pero la idea del Oratorio es otra, compartir con otros, es una forma de oración, y de vincularse con algo que nos trasciende”, explica.
NO LUGARES PERSONALES La Licenciada de Comunicación y Cultura Contemporánea de la Universidad Nacional de Córdoba, Argentina, Susana Sanguinetti, explica que la propia existencia puede ser un no lugar cuando la persona se evade, o cuando llega a su casa y se encierra en la soledad de su habitación para meterse en el mundo de la computadora y en las redes sociales. 27
“El lugar antropológico es lugar de encuen‐ tro, de cruce. Pueden ser itinerarios que pasan y recorren distintos lugares de reunión, caminos que conducen de un lugar a otro en los cuales los individuos se reco‐ nocen dentro de un espacio que le es propio; encrucijadas donde los hombres se citan; lugares de reunión como los merca‐ dos, ciertas plazas, ciertas calles, siempre las mismas, donde bailan los celebrantes espontáneos en carnaval”, ejemplifica esta estudiosa de Auge. En contraposición, afirma que el “no espacio es el lugar de paso, el que no da lugar al diálogo, ni siquiera a la mirada detenida. Es el lugar donde hay que apurar‐ se a caminar, porque si no lo atropellan los que vienen atrás. Es la máquina que contes‐ ta (…), el semáforo que saca fotos y la máquina expendedora de tickets para ingresar al aeropuerto y luego la máquina que se lleva las maletas”. Pero Sanguinetti va un paso más y afirma que los no lugares “son más bien lugares interiores propiciados por lugares de afue‐ ra, en donde el hombre se evade, donde quiere no ser más, donde quiere no perte‐ necer, ser uno más no diferenciado. Como el adolescente que en algún momento quiere irse no le importa adonde pero solo, donde nadie lo conozca, ni lo asfixie con cariño ni con requerimientos”, ejemplifica. Para la experta sucede eso también cuando “el tiempo de trabajo” lo invade al hombre de forma tal que no puede pensar en ningu‐ na otra cosa, y cuando su vida está domina‐ da por “los actos rituales del trabajo”. De ese modo, la persona puede seguir pensan‐ do sin ver, ni oír, “envuelto herméticamente en su individualidad”. 28
“Cuando San Juan Bosco crea los oratorios festivos crea una sensación de comunidad que es distinta a lo que se puede ver en otros ámbitos de la Iglesia” Dr. Luciano Álvarez Desde esa actitud, “el camino hacia la casa no es ni itinerario ni encrucijada sino simple‐ mente trazado de cemento que lo lleva a un lugar. A la casa, su casa, lugar antropológico sin resquicios de duda, que deja de serlo cuando el hombre se pone la ropa de entre casa, una sonrisa amplia o un ceño fruncido, prende el televisor o la computadora y se esconde detrás de la imagen ajena para seguir pensando sin interferencias, anónimamente, en soledad o en soledad acompañada, igual que lo hizo esa mañana en la sala de espera de un aeropuer‐ to”, concluye Sanguinetti. Sobre el punto de “esconderse” en la tecnología, Álvarez dice que no se anima a asegurar si durará para siempre o terminará agotándose. “La gente va a necesitar el contacto personal, cuando estás en contacto con el otro ser humano, percibís y sos percibido, desde el perfume que tenés, hasta los gestos. En las redes es distinto, podés decir cualquier dispara‐ te que no tiene costo. Pero la interacción humana tiene costos y beneficios”, reflexiona el Doctor en Comunicación. 27
SABORABUENASNOCHES
COMO EN EL BAILE DE LA YERRA Pa ponerle fin a la yerra en la estancia “Encarnación” regar, ordenó el patrón, el galpón piso de tierra; anda un mujerío que aterra con trabajos y apurones: que armar bancos con tablones, que'l vino, las empanadas y el estar bien arregladas entre otras preocupaciones.
Ya la pionada regresa dispués del trajín del día y entre dichos de alegría cada cual, busca su pieza; es que habrá aseo y limpieza pa' lucir bien en la fiesta que ocasiones como ésta no es justo desperdiciar… y hay que sacar a bailar en cuanto apure la orquesta. Y al trote como zorrinos cái gente de tuitos lao: que puebleros invitaos… que familias de vecinos… Y ya se arman remolinos en el palenque, al toparse, manos que aprietan al darse, risas, abrazos, palmiadas,
y las damas, más calmadas, se besan al saludarse.
Y se aprontó la bailada cuando el patrón, soberano: “‐¡Bastonero es Don Mariano…!” dijo alto, con voz templada. Se alborotó la mozada anunciando el encontrón y cuando el anciano al son de un 'valse', armó unas parejas, murmuraron varias viejas y empezó la junción. Sobre un costao del galpón unas de pie, otras sentadas, las mozas como empacadas disimulan su emoción, y en desordenao montón hacia la entrada, los mozos, asujetan su alborozo maliciando algún mordisco aunque no falta el arisco que se aparta, temeroso. “¡Polca!”, gritó el bastonero ni bien terminara el 'valse' y a otras parejas dio calce agrandando el avispero, y más de un mozo ligero
Estas estrofas nos pueden sonar algo anticuadas, de un mundo lejano, de fotos en blanco y negro, historias de abuelos, de costumbres olvi‐ dadas. Pero qué bien nos hace recor‐ P. Adrián García sdb dar y valorar estos tiempos de antaño, para continuar conservando estas y otras buenas costumbres, que nos hacen protagonistas del encuentro fraterno. Lugares donde parece que el “apuro no existe”, porque se sabe estar sin el reloj o el celular en la mano y disfrutar de encuentros espontáneos, envueltos en la magia de la tradición. Allí donde el peón hasta el patrón, el hombre y la mujer, el niño y el abuelo, el guapo y el chambón, todos conviven en un mismo ambiente, teniendo cada cual su
eligió pa' compañera a'quella muchacha qu'era el desvelo de su antojo, por eso, más de un sonrojo dijo “sí”, al que la pidiera.
Al rato, tuito el galpón se pobló de bailarines aprontao pa' los trajines que ditaba el acordeón. A un 'paso doble' zumbón le entró de lleno 'la orquesta', se hace más linda la fiesta, la música… ¡el aire surca! y al compás de una 'mazurca' la gente se manifiesta. “‐Un 'chotis' pa' los patrones ansí al baile los encausó!”, y al despuntar un aplauso tuitos se hicieron mirones. “‐¡Ranchera con relaciones!” ordenó “el viejo” dispués y dispuso vez a vez “‐Éste hace punta, éste sigue…”, y ante algún pícaro obligue otro puso sensatez. Y al llegar la medianoche cuando el nuevo día se'nsiya
valioso lugar, allí donde realmente se puede ser uno mismo. Quizás tu ámbito no sea el de un baile de campaña, pero desde allí, desde tu propia realidad, ¿con qué motivo te querés encontrar con los demás? ¿Qué es lo que te vincula con el que tenés a tu lado? ¿Cuáles son las similitu‐ des que podes encontrar en aquellos que aparentemente son totalmente ajenos a tu realidad? ¿Cómo buscás acercarte? Te invito a tender puentes, donde tus vínculos sean lo más genuinos posibles, desinteresados, lejos de un afán materialista o de vínculos por conveniencia económica o social. Que tu vida convoque al encuentro verdadero. Dejemos de lado los lugares ficticios, dejemos de lado los encuentros condicionados, los prejuicios, los conceptos que nos dijeron que teníamos que tener, pero que hoy nos damos cuenta que en vez de humanizarnos más bien
con 'la polca de la silla' pone la'legría derroche, no falta el que hace un sancoche y en el bailar se alborota, la broma y la risa brota espontanea, fácil, mansa y en ambiente de confianza es regüelo, la chacota.
Las lámparas se revisan pa' que la luz no se merme y pa' una niña que duerme una cuna le improvisan. “‐¡Que siga el baile!” le avisan al 'máistro' del acordeón y retoman el trotón de sacudirse parejos hombres jóvenes y viejos y ellas… de igual condición. Y pa' cerrar la junción ya que al sol el rastro le hayan, hay dos cantores que payan a cual con más condición, ganándose l'atención ninguno a un conceto le'rra, y como quien algo entierra a un pedido del patrón dice la improvisación: “termina el baile 'e la yerra”.
nos alejan. Miremos a los ojos, donde anida la verdad de lo que somos, nuestra verdadera identidad. Vinculémonos desde ahí, sin mascaras ni mentiras, de corazón a corazón. Derribemos las barreras que nos clasifican socialmente, aceptémonos así con nuestras diferencias y procuremos que nuestros víncu‐ los sean sanadores. Abracémonos más con los ojos cerrados y el corazón abierto, generando un hilo invisible de empatía y confianza reciproca. De esta manera, juntos como en el “baile de la yerra”, celebremos lo que Tata Dios nos ha regalado, para que todos en un encuen‐ tro más genuino, anticipemos su Reino, que es fiesta, familia grande, donde tú y yo, como “los otros”, estamos todos invitados.
DELÁRBOLSALESIANO
Un exoratoriano, hoy animador, que “se plantó” en “Nuevo Valdocco” y “echó raíces”
Nicolás Cabrera: “Con otros jóvenes que vienen a animar al Oratorio crecemos juntos” ¿Dónde naciste?, ¿cómo se conforma tu familia? Nací en Malvín Norte y viví ahí, cerca de “la cantera de los presos” hasta que, cuando tenía seis o siete años mi casa se prendió fuego. Mi padre era hurgador. Entonces, junto a mis padres y mis hermanos nos fuimos a vivir a lo de una tía en el barrio Guayabo, que está en la zona de Colón‐Lezica. Cuando tenía ocho años salieron los terrenos para un asentamiento y a esa edad, con lluvia o sol, ayudé a mi viejo a limpiar el terreno y todo lo demás. Hoy se llama Torre 8. ¿Y cómo te fuiste vinculando al Oratorio? Atrás del asentamiento había un campo que las monjas del Colegio San Luis prestaban para que se hicieran animaciones y se llevara adelante el Oratorio. Cuando era chico aún vino un amigo que me contó que ahí había juegos y que estaba “demás”. Fui a ver y ahí me fui criando, creciendo. Algunos armaron sus familias, otros andan en la mala, están en la droga o presos, otros son compañeros animadores y yo sigo siendo un botija de barrio. 30
“Veo a los gurises de los colegios que vienen a animar y los ayudo contándoles lo que es verdaderamente la pobreza” que llegara el sábado porque ahí encontra‐ ba todo. Me cuidaban, me entretenía, aprendía valores. Una animadora, Andrea Martínez, nos juntó a los jóvenes e hizo una escuelita de preanimadores. Éramos 20 y de todos solo yo quedé, porque los otros fueron agarrando para otros lados o se aburrieron. Sabía que tenía madera. Me gustaba todo y empecé a preanimar. Fue divino… ¿Y a pesar de todo seguís adelante con más fuerza? Sí, porque el mensaje que me gusta dar, es que “si yo puedo, si tengo voluntad, todos los demás también pueden”. Estoy animan‐ do hace unos años y desde ese rol transmito ganas, voluntad y que siempre hay que ayudar al otro. Hay personas que se recar‐ gan con todo y no se dejan ayudar, y está bueno que otros te puedan dar una mano aunque sea de vez en cuando. Y aprendés de todos, de otros animadores, de los gurises, de sus padres, de sus historias de vida. Cada uno tiene la suya. Nos contamos las cosas. El Oratorio es mi segunda casa. Y siempre me decían que fuera como soy, nada inventado. Juego al fútbol con los gurises chicos, converso con los jóvenes, tomo mate con las familias. Les escucho los problemas, les presto mi oído. Además los conozco a todos porque mi familia es de las primeras del asentamiento. Los vi llegar, crecer. En el Oratorio me planté y tengo raíces. ¿Cómo te relacionás con los Salesianos? ¿Conocés a muchos? Sí, y ellos a mí. Incluso al Cardenal Sturla,
con quien tomé la comunión. Fue un momento hermoso. En casa tengo un cuadrito de Jesús y cuando tengo un pensa‐ miento malo o pasa algo malo en mi familia hablo con Él. Rezo. Tengo también una estampita de María y un Rosario. Es mi pequeña Capilla de mi casa. Mi familia me apoya en esto. Un hermano chico va al Oratorio también, sigue mis pasos. A los que me piden ayuda los aliento, les doy para adelante. Les doy todo lo que tengo, sin maldad, con una sonrisa siempre. ¿Qué te gustaría hacer más adelante en tu vida? Seguir en el Oratorio porque me deja contento. Es mi vida. Ser animador por siempre. En lo laboral, ahora estoy sin trabajo pero quiero conseguir uno. Hago lo que sea. Me gusta trabajar. Y si me enseñan, aprendo. Y en esto me ayudan mucho los animadores, como Fede y Sofía que son mis padrinos, no solo en el Oratorio sino en la vida. Me gustaría tener una familia tam‐ bién, pero ahora no me veo. Tengo que tener un trabajo, mi casa propia, sino no tiene sentido formar una familia, tener hijos. No es que quiera cambiar el mundo, pero sí ayudar a que sea mejor. Veo a los gurises de los colegios que vienen a animar y los ayudo contándoles lo que es verdade‐ ramente la pobreza. Ellos son humildes y quieren ayudar. Ellos saben cosas que yo no sé y sé cosas que ellos no saben. Nos complementamos y crecemos juntos. También me gusta ir a Misa los domingos. A veces voy a Villa Colón y otras a la del Maturana porque me gusta.
¿Ibas a la escuela? Si. Al Oratorio iba los sábados y de lunes a viernes a la escuela. Al mismo tiempo ayudaba a mi viejo con su trabajo de hurga‐ dor. Hice un cursito de informática y tam‐ bién laburé en varias cosas que precisaran mi fuerza, mis brazos. En medio de eso empezó la idea de formar animadores entre los gurises del barrio. A mí me conocían todos y me ayudaban, y hasta hoy me saludan todos los que pasaron por allá. ¿Qué te genera el estar ahí en el Oratorio? Contaba los días de la semana y rezaba para 31
UNAMANOAMIGA
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“… si estos jóvenes hubieran tenido un amigo que se preocupara por ellos, los acompañara y les mostrase el amor de Dios, quien sabe si no se hubieran alejado de esta vida que llevan…” Don Bosco (MO)
DISPUESTOS PARA EL ENCUENTRO
“Señor, Dame de esa agua” Cultivemos el arte de escuchar y acompañar… (Aguinaldo 2018 para la Familia Salesiana) El agua es vida. El agua es aquella realidad básica y esencial que precisamos para poder seguir adelante. En el pasaje de la Palabra de Dios en el que Jesús comparte con la mujer Samaritana, el agua es el vehículo para que se genere el ENCUENTRO y el enriquecimiento mutuo. 33
La presencia en el patio, la amabilidad en el trato, la palabrita al oído, el encuentro personalizado son herramientas pedagógicas que Don Bosco utilizaba y que nosotros estamos invitados a utilizar para estar disponibles a lograr con los gurises encuentros que transforman. Compartir nuestra Agua, nuestras vidas y nuestros recursos materiales, humanos y espirituales muestra como somos, nos enriquece en nuestra condición de Herma‐ nos. El Rector Mayor de los Salesianos, Ángel Fernández, nos propone abrirnos a esta dinámica del Encuentro con la realidad del otro, particularmente del más necesita‐ do. Un encuentro que no te deja indiferen‐ te sino que te lanza a entrar en contacto con otras realidades que pueden enriquecer tu mirada y tu corazón. Desde las Obras Sociales buscamos, cada año, acercarnos a estas realidades de nuestros gurises para escuchar y acompa‐ ñar sus procesos, compartiendo el Agua de Vida. La propuesta del Rector Mayor para este año 2018 nos encuentra en clara sintonía con el título de este espacio del Boletín. El mismo Don Bosco, desde sus primeros años como sacerdote, se propo‐ nía este arte de escuchar y acompañar. “Quien sabe –decía para mí‐ si estos muchachos tuvieran afuera un amigo que se preocupase de ellos y los atendiera e instruyera en la religión los días festivos, quien sabe si no se mantendrían alejados de su ruina, o por lo menos, si no se reduci‐ ría el número de los que llegan o vuelven a la cárcel”. Comuniqué mi pensamiento a Don Cafasso y, con su consejo y luz, me puse a estudiar la manera de llevarlo a cabo” (MO, 130) Don Bosco tiene claro, desde su intuición pedagógica, que amar lo que los jóvenes aman para que ellos lleguen a gustar lo que nosotros amamos, es el camino a recorrer cada día en nuestros proyectos si queremos ser fieles al espíritu salesiano. La presencia 34
en el patio, la amabilidad en el trato, la palabrita al oído, el encuentro personaliza‐ do son herramientas pedagógicas que Don Bosco utilizaba y que nosotros estamos invitados a utilizar para estar disponibles a lograr con los gurises encuentros que transforman:
“Por tanto, tengan siempre presente esto en su memoria, que yo estoy muy contento siempre que vienen a encontrarse conmigo, y no solo en la Iglesia, sino también en cualquier otro lugar. Lo que deseo es que vengan no solo para darme el gusto, sino para que puedan recibir de Don Bosco algún buen consejo, que suelo dar a los jóvenes que se me acercan” (MB XII, 151)
PROPUESTAS 2018 Animados entonces por esta invitación a escuchar y acompañar especialmente a nuestros jóvenes pero también a los educa‐ dores que día a día entregan su vida para acompañarlos, desde el Sector Obras Sociales nos proponemos para este 2018: Aprovechar para enriquecer nuestra expe‐ riencia, la presencia en Uruguay tanto del Rector Mayor en su encuentro con los equipos de Coordinación de nuestras Obras Sociales como la del P. Daniel García, encar‐ gado a nivel mundial de acompañar las Inspectorías salesianas de América en el Sector Obras y Servicios Sociales. Realizar nuestros encuentros formativos de educadores, centrados en revisar, fortale‐ cer y renovar las diferentes estrategias de acompañamiento con quienes participan de nuestros proyectos.
Acompañar más de cerca algunos procesos locales que se vienen llevando con INAU para alcanzar condiciones que favorezcan el servicio educativo‐pastoral que buscamos brindar a los niños, niñas y adolescentes con los que compartimos. Continuar el proceso de definición de algunos roles presentes en nuestras Obras así como seguir revisando y formándonos para acompañar algunos procesos de gestión que nos ayuden a un mejor trabajo en equipo. Profundizar la posibilidad de sistematizar algunas experiencias educativas que se dan en nuestras Obras para que podamos aprender unos de otras a partir de nuestros saberes. Dar a conocer y comunicar la vida de nues‐ tras presencias como signos del Reino de Dios que queremos construir y compartir. El Boletín Salesiano, que generosamente nos ha invitado a tener este espacio men‐ sual, es una valiosa herramienta para ello. En este año, además de continuar presen‐ tando los diferentes proyectos educativo pastorales de nuestras Obras, pensamos en compartir también algunos testimonios de educadores que, desde su formación y experiencia, nos ayuden a profundizar y enriquecernos con los procesos de acom‐ pañamiento y escucha que hacen a los niños, niñas y adolescentes que acompa‐ ñan. Creemos que nos espera un buen año, rico en oportunidades y experiencias para poder seguir siendo fieles a nuestro caris‐ ma…
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Peregrinamos a los Cerros del Verdún y de Aguas Blancas El peregrino es alguien que busca, que se pone en camino tras una esperanza.
Domingo 8 de abril de 2018 Inscripciones: Andreína Rodríguez / 095494716