Cuando miro lo que genera el acompañamiento personal al modo salesiano
veo una labor profundamente humana.
Es estar a disposición para el encuentro humano, e involucrarse como para
que surja lo original de cada uno.
Tiene notas que necesitan de mucha escucha porque son parte de una
melodía que suena bien si hay dedicación y amor por el instrumento.
Te comparto algunas claves para decodificar esta imagen:
El instrumento es la vida.
En su misterio inagotable la vida tiene por descubrir alguna cuerda que quien
busca, como un tesoro escondido en un campo, la encuentra.
Al instrumento lo interpreta cada uno guiado por inspiración y partituras, con
ensayos, conmoción por el sonido que entrega, y junto a otros instrumentos se
crean bellas piezas y más complejas que si fuera un solista.
Descubrir la cuerda propia y su afinación, animarse a sonar con la originalidad de
la propia madera, crear con cada interpretación de la música algo nuevo en sí
mismo y en los demás… es la sorprendente realidad que se encuentra.