Octubre (agenda nueva)

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Indice Qué Pasó? Los Motivos... Cómo llegué a la Biblio Homenajeando Reseña de una donación no anunciada Diversidad Cultural Agenda Perlas Escondidas

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Comisión Boletín Mensual BPS Melina Belén Agostini Federico Engelhardt Francisco de Fulop Daniel Ortiz Débora Pert Participan en este Nro. Textos de Comisión Boletín BPS Daniel Ortiz / LM / Débora Pert / Tusi Ilustración de tapa: Melina Belén Agostini Diseño y Diagramación Emiliano Ocantos

Qué Pasó? Los primeros dos conciertos a beneficio de la Orquesta Infantil Juvenil Don Alguito Algas (Ecunhi) El viernes 6 y el martes 10 de septiembre se realizaron en Tiempos Modernos los primeros dos (de cuatro) conciertos a beneficio de la Orquesta Infantil Juvenil Don Alguito Algas del Espacio Cultural Nuestros Hijos (Ecunhi, de Madres de Plaza de Mayo). Recordamos que la iniciativa partió de los directores de la Orquesta, los hermanos Emilia y Ezequiel Parodi. En cada concierto, los niños que la integran telonean a sus maestros, brindándoles la oportunidad de tocar en grupos más pequeños y en un espacio más próximo al público, que en aquellos ámbitos un tanto más masivos donde habitualmente toca el conjunto de cuarenta niños, que componen a los “Alguito Algas”. El viernes 6 tocó Standars de Jazz, el grupo integrado por Moira Sofía Morgulis y Matías Debanch, con un repertorio de jazz y blues casi íntegramente en inglés, aunque no faltaron las piezas en castellano. El concierto consistió tanto de piezas propias como de clásicos del jazz exquisitamente interpretados por la muy educada voz de Moira, bien secundada por Matías al teclado. Telonearon a los Standars de Jazz los niños mayores de la Orquesta, que con su banda Los Odio interpretaron temas de rock y blues (algunos eran piezas compuestas por ellos) en una muy rockera formación de guitarras, bajo y batería con algunas camperas de cuero tamaño small. El martes 10 fue el turno de Meladona, cultores de Rock Garage Alternative, la banda de Mark Colman integrada por Nahuel Maeso, profesor de guitarra eléctrica de la Orquesta. Los Meladona, se lucieron con un sonido cuidado en los menores detalles, para embeleso de los músicos más niños que se inician en la guitarra eléctrica. Están pisando fuerte, sacaron su primer CD y darán mucho más que hablar, si se nos permite el vaticinio.


El proyecto impulsado por la Biblioteca fue el más votado del barrio, y este gran logro fue posible por todos y cada uno de los vecinos que se acercaron a votar, por todos los amigos y voluntarios que apoyaron y difundieron la idea incansablemente, por los que además pudieron hacerse un ratito para ir a fiscalizar velando por la transparencia en las votaciones!! A todos ... gracias!!!

Los motivos de una pueblada en Primavera

Por DANIEL ORTIZ

Vengo a votar por el Paseo Cultural. “Pero… ¿qué edad tenés vos?”, le dicen. “Tengo dieciséis, acabo de cumplirlos.” Entonces, tenés derecho a votar. No será la primera vez –quizás hayas votado en tu centro de estudiantes- o quizás sí sea la primera vez. Y venís a votar por un lugar tuyo en tu barrio. Vengo a votar por el Paseo Cultural. Y te vi, con tus rastas, con tu morral, con el termo bajo el brazo, y me convidaste un mate. Pensás que ese lugar que va quedando chico, esa Biblio, como le decís cuando hablás con tus amigos, es un espacio de resistencia. Y después de votar te fuiste a buscar más votos. Vengo a votar por el Paseo Cultural. Una mamá joven, muy joven, que podrías ser mi hija, y los dos nenes que tenés de la mano podrían ser mis nietos si yo fuera un abuelo muy joven. Y a mí, que estoy fiscalizando todo eso, me pedís que los cuide, que no se escapen para la calle mientras completás el formulario del voto. Pero que cuando se haga ese Paseo Cultural, en la calle, ya nadie tendrá miedo de que los niños anden sueltos por la calle, porque entre todos los vamos a cuidar mientras

miramos un cuadro o apreciamos una escultura, o miramos una obrita de teatro en la vereda. Vengo a votar por el Paseo Cultural. Un tipo de mi edad. Decís que venís a votar por el Paseo porque la mentada seguridad no se consigue con más camaritas en las calles vacías, sino con más personas confraternizando en las calles vacías. Y que, luego de eso, pongan todas las cámaras que quieran para grabar el espectáculo de la gente haciendo auténticamente suyo el espacio público. Vengo a votar por el Paseo Cultural. “Porque vivo en la cuadra de la Biblio, y ese boulevard es un basural olvidado por la municipalidad. Le vendrá bien un poco de vida cultural.” Y me decís que en la semana pasarás a renovar el libro que te recomendé, que lo querés leer despacio, como si degustaras un buen vino. Vengo a votar por el Paseo Cultural. Y podrían ser muchas historias más, porque esta historia es tu historia, la que vos protagonizaste cuando viniste a votar. Y fue la más votada, la que hizo ganar al barrio. O sea, ganaste vos. ¡Y en el Día de la Primavera!

Cómo llegué a la biblio? Buscando un Taller de Literatura, una compañera me habla de Sudestada y de los talleres que tiene. Así me incorporo yo a este centro. Lo que encontré en el Taller, es tema para otra nota. A medida que transcurrieron los encuentros, empecé a mirar a mi alrededor: un enjambre de personas afanosas trabajando para la comunidad con una entrega que

Por TUSI

yo jamás hubiera imaginado. Gente valiosa que lucha por dar al vecino un nivel cultural de excelencia, fomentando la educación en todos los niveles. No se puede permanecer indiferente ante semejante entrega, así que hoy digo con mucho orgullo: SOY UNA VOLUNTARIA MÁS de la Biblioteca Sudestada. ¡Gracias querida gente!


Homenajeando

Violeta Parra

ILUSTRACION: DANIELA MONCADA

Por DÉBORA PERT

“Entró Violeta Parrón violeteando la guitarra guitarreando el guitarrón entró la Violeta Parra”. Pablo Neruda Violeta del Carmen Parra Sandoval nació en el pueblo de San Carlos, al sur de Chile, un 4 de octubre de 1917. A los 9 años empezó a tocar la guitarra y a los 12 compuso sus primeras canciones. A principios de los ‘50, comenzó su extensa labor de recopilación de tradiciones musicales por todo el país. Es así como su repertorio, hasta entonces basado en valses peruanos, corridos mexicanos, boleros y cantos españoles, pasa a comprender canciones tradicionales del campo chileno, que le permiten descubrir los valores de la identidad nacional, como ningún otro artista lo había hecho antes. Esta labor de recopilación está plasmada en más de tres mil canciones, reunidas en el libro Cantos Folclóricos Chilenos y en sus primeros discos como solista. Su actividad artística se diversificó: trabajó en cerámicas, pinturas al óleo y arpilleras. Trabajó un tiempo en el Museo de Arte Popular y Folclórico que ella misma fomentó a crear, en la Universidad de Concepción, y luego viajó por casi todo Chile, ofreciendo cursos de folclore y recitales. Después, se instaló en París. En este período, forjó una firme relación junto al musicólogo y antropólogo suizo Gilbert Favre, el gran amor de su vida y destinatario de sus más importantes composiciones de amor y desamor (Corazón maldito, El gavilán, gavilán, Qué he sacado con quererte, entre muchas otras). Sus textos más combativos surgieron en esta época: Miren cómo sonríen, Qué dirá el Santo Padre, Arauco tiene una pena y Según el favor del viento formarían la base de la corriente musical conocida como la Nueva Canción Chilena.

En junio de 1965 Violeta regresó a Chile. A fines de ese año, instaló una gran carpa en la comuna de La Reina, con el plan de convertirla en un importante centro de cultura folclórica, junto con sus hijos y los folcloristas Patricio Manns, Rolando Alarcón y Víctor Jara, entre otros. La indiferencia del público chileno fue uno de los factores que desencadenó su muerte. El 5 de febrero de 1967, a los 49 años de vida, y tras varios intentos fallidos, Violeta Parra se suicidó en la carpa de La Reina. Su trabajo sirvió de inspiración a muchos artistas posteriores que continuaron con su ardua tarea de rescate de la música del campo chileno y de las manifestaciones constituyentes del folclore del país y de Latinoamérica


Por LM

Reseña de una donación no anunciada Colección Libros Raros, Olvidados y Curiosos, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires. Abandonemos las precisiones de la crónica respecto a cómo llega a nuestra biblioteca la donación de 9 de los 13 libros de la colección Libros Raros, Olvidados y Curiosos, editada por la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Buenos Aires, para pasar rápidamente a la calidad del contenido de este trabajo inmenso de traducción de manuscritos, cuadernos y libros antiguos. Editados y reeditados entre los años 1997 y 2003, los títulos abarcan desde crónicas expedicionarias, diálogos, obras teatrales, una obra poética, tratados filosóficos, un trabajo expositivo de seis aspectos del Génesis hasta, por ejemplo, un trabajo de contaminación ambiental del S. XVII. Si tomamos, por ejemplo, los Diálogos Económicos en la España Ilustrada (S. XVII, Fray J. A .Morfi) y Tres Tratados Averroístas (S. XIII, S. Brabante, Boecio de Dacia, J. de Pistoia) encontramos la honesta reflexión de muchos de los puntos oscuros que atormentaban al pensamiento filosófico más radical. En El Viage Estático al Mundo Planetario (1794, L. Hervás y Panduro), se plasma un viaje astronómico sobre el diseño estelar y su relación con el origen religioso del universo, tesis en la que se adivina un movimiento similar al que ocupó a Swedemborg en su Arquitectura del Cielo: la construcción de una utopía más allá de los dominios omnipresentes de la teología.

Continuando el recorrido, dos piezas teatrales: Candelero (1582), la única obra teatral de Giordano Bruno y La Cassaria (1530, Ludovico Ariosto), considerada la primera comedia italiana y escrita originalmente en verso. Luego, la presencia de la filosofía humanista del Renacimiento se deja entrever en una obra poética, tan críptica como fascinante, Cymbalum Mundi (1584, B. Des Périers) y en la reinterpretación cosmológica del Génesis bíblico en los Heptaplus (1489, P. della Mirandola). Sorprende que a pesar de su manifiesta anacronía, Fumifugium o La Inconveniencia del Aire y del Humo Diseminado de Londres (1660, J. Evelyn) no tenga nada que envidiarle a los trabajos ambientalistas de nuestro tiempo; informe exhaustivo de los factores contaminantes de una ciudad por entonces en crecimiento, que concluye con un programa para contrarrestar sus efectos y prevenirlos. Finalizando, Cuaderno de Bitácora del Primer Viaje de la Fragata Sarmiento. 1899-1900 (Estudio a cargo de H. Silva) una aventura escrita con belleza y adornada de detalles náuticos aptos para todo tipo de público. Los nueve libros ya se encuentran atesorados en nuestra biblioteca y disponibles para su préstamo.

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Por COMISIÓN BOLETÍN MENSUAL BPS

Diversidad cultural, Latinoamérica y literatura: escuchando la biblioteca latir Perdoname si te digo, Negro José que eres diablo, pero amigo, Negro José, tu futuro va conmigo, Negro José, yo te digo porque sé […] Roberto Ternán Imaginemos un lugar en el que simultáneamente coincidan todas las voces, todos los autores, todas las ideologías, todas las culturas, todas las estéticas, todos los estilos. Avancemos un poco más: imaginar que entre ellos se abre un diálogo, se comparten, se entrecruzan, se debaten, se influencian y de esta orquestación la literatura, y por extensión la cultura de nuestro pueblo, solo sale fortalecida. Un sueño que no es tal. Dos escenarios vienen a prestarle a nuestra imaginación un pase a la realidad: la sensibilidad del lector y la biblioteca popular. ¿En qué lugar si no en la biblioteca del pueblo es que se produce este extático encuentro entre las diversas voces, lecturas y expresiones, reflejo casi perfecto de nuestra creación y recreación como sociedad? ¿No es acaso la biblioteca popular el espejo y el negativo de la diversidad cultural en la que se sostiene y sin la cual su función social no encuentra lugar?

Ahora bien, en estos últimos años también fue mucho el esfuerzo colectivo asonante por devolverle la voz a las minorías que bajo el argumento ensordecedor de canon y cultura oficial, permanecieron por largos períodos silenciadas o exaltadas en su condición de peligro y rareza. Si hacemos el ejercicio de desplazar este espíritu reivindicativo, y porque no, de reparación hacia el estado actual de la literatura latinoamericana, no haremos otra cosa que confirmar que hoy y siempre la cultura popular construye donde la cultura oficial se distrae. Y es en la biblioteca popular entonces donde vienen a coincidir y a reincidir autores, ideologías y estéticas, complementarias algunas, contrapuestas otras. Entonces se convierte en una esperanza conocer que en las últimas décadas América Latina, y la literatura latinoamericana en particular, ya no son la ilusión de mayorías contra minorías, protagonistas contra invisibles, centros contra periferias, sino por el contrario, existe un trabajo conjunto por


ILUSTRACION: MELINA BELEN AGOSTINI

integrar y aceptar los materiales de los que está hecha nuestra identidad: mezcla de sonido, de palabras, de colores y de emociones que nos representan, nos definen y nos congregan como pueblo. Suenan así en la biblioteca en una cadencia estridente y al unísono el drama del gaucho, del mulato, del mestizo, del indio, del pardo, del cholo, del zambo, del moreno, del criollo, del cabeza negra, del europeo, del asiático, del migrante en general. La literatura latinoamericana según el momento

histórico y el programa político se ha ocupado de todos, pero jerarquizando y discriminando injustamente ciertas expresiones en privilegio de otras. La exaltación de lo diferente o su invisibilización fueron moneda corriente. Hoy el panorama de la literatura latinoamericana parece haber madurado. Y es en la armonía entre memoria colectiva, respeto de la diferencia y voluntad de cambio, como se descubre ella misma pueblo.



19 CI NEPARAPENSARENCLAVEDEGÉNERO Fi l m: “ Ca r a me l ”Di r e c t or : Na ddi neLa ba ki Lapr opue s t ae sg e ne r a rune s pa c i odede ba t eyr e e x i ónde s deune nf oquedeg é ne r o, a r t i c ul á ndol o c onl os oc i a l , c ul t ur a l , pol í t i c o. Ent r a dal i br eyg r a t ui t a


Por DANIEL ORTIZ

Perlas Escondidas

Los hallazgos bibliográficos en La Biblio. Domingo A. Bravo, Diccionario Castellano – Quichua Santiagueño, Buenos Aires, Eudeba, 1977, 1ra. edición. Una socia de la Biblio nos alertó sobre el valor de este libro. En el acto pasó a ser perla. Se trata de un ejemplar de la primera edición del primer diccionario castellano-quichua santiagueño. Como afirma el autor en el prólogo, casi veinte años antes había elaborado un diccionario en sentido inverso (del quichua santiagueño al castellano), pero faltaba esta versión de vuelta. El quichua santiagueño es una lengua oral -este diccionario dota a sus fonemas de escritura desde el alfabeto español- derivada del quichua boliviano, y que se habla en la zona central de nuestra provincia de Santiago del Estero. El autor afirma que la hablan entre cincuenta y sesenta mil personas bilingües que emplean también el castellano. Dispone de unas seis mil palabras. Recorremos sus páginas. No hay una voz para la palabra libro, ni para biblioteca. Tampoco para sudestada. No soplan tales vientos por Santiago del Estero, y un idioma es el emergente de cierto modo de relacionarse las personas con el entorno, de manera que no deberían extrañarnos tales carencias en una lengua que, a juzgar por la cantidad de vocablos que antes indicamos, es parca. Más bien: parcos son sus hablantes, de lo cual se deriva una lengua frugal. Lo que bien podría ser mirado como una fuente de felicidad, cuando se nos ocurre hacer parangón con el derroche de palabras a que nos vemos llevados los rioplatenses cuando tenemos que pedir un delivery, o cuando reclamamos por un mal servicio ante algún call center, o cuando una tienda del barrio de Once nos grita desde sus vidrieras que hay sale off 30% o que llegó el spring time. Curioseamos al azar más páginas y nos suena muy bello llamar múnay al amor, o munascka a la persona amada. Múchay a un beso, o simi a la boca. Pero no parecen andarse con más detalles, porque no encontramos un co-

rrelato para labios. Si hay una boca, no hace falta más: allí hay que echar un múchay o algo de micuna (comida) y a otra cosa pilpintu (mariposa). Frase esta última que es de imposible traslación al quichua santiagueño, porque no hay una voz para la palabra cosa, con lo cual se nos ocurre que en esta lengua una ontología o estudio del ser tendría sus particularidades, porque no hay palabra diferenciada para denominar al ente, a lo que es o participa del ser, sino que se usa ser como verbo y como sustantivo: cay es la que encierra ambos significados. Una piedra es, para nosotros, una cosa, no un ser. Para quien habla quichua santiagueño, una piedra es un ser, es cay. Si se participa de la misma naturaleza del ser, hombre, flor, piedra o viento, todos son seres. Y ni nos asombremos por esto, desde que bien sabemos que los angloparlantes no distinguen entre ser y estar, lo cual es posible que también apareje menos preocupaciones cuando se trata de relacionarse con el mundo. ¿O era al revés?




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