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Inmersión en la contemporaneidad
Apostillas sobre el Concurso de Obra Realizada 2021
Arq. Salvador Schelotto
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Salvador Schelotto es arquitecto uruguayo graduado en la Facultad de Arquitectura de la Universidad de la República, en la que fue docente desde 1985 hasta 2022 y decano entre 2001 y 2009. Actualmente dirige la Maestría en Ordenamiento Territorial y Desarrollo Urbano en esa Facultad. Presidió ARQUISUR entre 2005 y 2009 y ha sido profesor invitado en universidades de Argentina, Brasil y España. Ha publicado libros, capítulos de libros y artículos sobre temas de arquitectura y urbanismo en revistas científicas y especializadas en Uruguay y el extranjero. Recibió en 2008 el premio en la docencia otorgado por la FPAA. Actuó como Jurado y Asesor en concursos de arquitectura y urbanismo en Uruguay y el exterior. Ha recibido premios y distinciones en concursos de arquitectura y urbanismo nacionales e internacionales, integrando o coordinando equipos interdisciplinarios. Fue Director de Planificación en la Intendencia de Montevideo, Coordinador de Programa en la Oficina de Planeamiento y Presupuesto y Director Nacional de Ordenamiento Territorial y Director Nacional de Vivienda en el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente.
La experiencia del Concurso de Obra Realizada 2021 (COR2021) aporta algunos elementos para comprender a la arquitectura uruguaya contemporánea.
Podrían ser múltiples las posibles lecturas para compartir en esta publicación a partir del voluminoso material recogido que da cuenta de un alto número de obras realizadas. En breves apostillas intentaré exponer algunos aspectos llamativos que pueden aportar a una reflexión colectiva y plural.
1.- Producción arquitectónica en su contexto social y cultural (y profesional)
Los datos de contexto no siempre explican o dan cuenta suficientemente de la razón de una arquitectura consistente con su tiempo. Pero en nuestro caso contribuyen a reconocer algunas correlaciones, confirmando la relevancia social y cultural del hecho arquitectónico y su aporte a nuestra definición e identidad como sociedad.
No es posible entonces desconocer que el contexto político, económico, social y cultural en el que se produjo un alto número de obras de arquitectura es absolutamente excepcional en la historia reciente del Uruguay. En ese período, se verificaron elevados niveles de inversión tanto pública como privada, circunstancia que permitió la presentación al Concurso de una importante cantidad de trabajos verdaderamente competitivos. Aún así, no tengo la menor duda que quedaron sin ser presentados un número similar de trabajos de calidad.
En relación a esas determinantes del tiempo histórico, el equipo asesor, en un texto preparado para el BeSAU, decía: “Se debe advertir que ese período extenso de siete años coincide con un tiempo muy particular en la historia reciente en nuestro país, la segunda década de este siglo XXI, en el que la inversión pública y privada en general tuvo un crecimiento muy importante con relación a sus niveles históricos, y dentro de ella, la inversión en obras de arquitectura de las más diferentes escalas y funciones. De alguna manera ese país en crecimiento tuvo un correlato en su arquitectura. Y ese correlato se expresa en la innovación tecnológica, en la innovación social, y en las diferentes prácticas profesionales, ya sea en el ámbito liberal de la profesión o en el ámbito público”.
Por otra parte, cabe señalar que en la ventana temporal que registra el COR21 se han dado procesos simultáneos y convergentes que permiten confirmar para el medio nacional algunos trazos genéricos de la evolución de la arquitectura y el urbanismo a escala global. Por un lado, tenemos los cambios y tendencias que hacen a las determinaciones contextuales en la producción material y por otra parte se expresan alteraciones o diversificaciones en las prácticas profesionales. Un breve listado de ellas podría ser el siguiente:
- Arquitectura y urbanismo no son materias ni prácticas profesionales escindibles, más allá de ciertas especializaciones en el quehacer de los técnicos, como ocurre en otras facetas del trabajo profesional en arquitectura.
- La arquitectura es, cada vez más, una tarea de equipos, tanto a nivel del proyecto como de la materialización de las obras. Esa condición, sumada a la interdisciplina y la multidisciplina es la más contemporánea y desafiante en nuestro quehacer, por cuanto aprendemos de esos intercambios.
- La velocidad del cambio tecnológico y la disponibilidad de nuevas tecnologías y materiales requiere de una gran capacidad de incorporar innovaciones y una actitud de asimilación pragmática de aportes e influencias diversas.
- No existe un modo de producción hegemónico de obras de arquitectura sino, por el contrario, multiplicidad de modos que coexisten intervenciones de tipo más tradicional y artesanal con otras que involucran una carga de innovación1.
- Las demandas de los comitentes (institucionales, individuales), mu- chas veces consolida formatos programáticos y modos de producción en los que el rol profesional es tomador de decisiones que son adoptadas en otros espacios.
- La evolución de la industria de la construcción genera una diferenciación entre los roles de proyectista, director de obras, supervisor de obras, jefe de obras, gerenciador, entre otros, en los que actúan profesionales de la arquitectura con prácticas que no se condicen con los roles tradicionales en la profesión y de la organización empresarial.
- La calidad de producción tiene entonces que ver con un variado conjunto de instancias, componentes y controles. Y ella tiene un vínculo más complejo con el/la arquitecto/a, quien suele perder individualmente la condición de garante de la resultante final, en tanto se ha venido una cultura del gerenciamiento y la tercerización de algunas responsabilidades de ejecución en la obra.
- A su vez, la relación de la producción con la formación de las y los arquitectos plantea algunas evidencias nuevas, por cuanto se sigue generando un alto número de profesionales que responden de manera creativa y apropiada a los desafíos contemporáneos. Se comprueba entonces que la enseñanza y el aprendizaje, la calidad de la formación, tienen que ver no solamente con un plan de estudio o un currículum explícito (más allá de las virtudes o de las carencias de ese programa), sino sobre todo con un contexto más amplio que incluye el “currículum oculto” y las condiciones institucionales, ambientales y culturales para la adquisición y desarrollo de esos aprendizajes y capacidades.
- A su vez la aceleración de la actualización de conocimientos y reciclaje profesional hace que a lo largo de su ciclo de vida profesional los arquitectos y las arquitectas desempeñen en diferentes momentos diferentes tareas y asuman responsabilidades distintas en fases y dimensiones muy diversas de su quehacer.
- En esa búsqueda, las sensibilidades hacia lo ambiental y la sostenibilidad adquieren un lugar relevante, incluso a nivel tecnológico y de la materialidad.
- En consecuencia, la arquitecta o el arquitecto proyectista se reafirma en su rol en ese intercambio o diálogo con las asesorías o experticias diversas que son convocadas para resolver un proyecto.
2.- ¿Praxis sin teorías?
Parte del contexto que reseñé más arriba comprende a la dimensión de lo cultural en sentido amplio. En el mundo actual, particularmente en esta tercera década del siglo XXI signada por características de modernidades líquidas, los aspectos teórico-doctrinales claramente han cedido espacios a pragmatismos más o menos acríticos. Esto ha ocurrido en todos los terrenos del quehacer y del pensamiento.
En lo relacionado específicamente a la arquitectura, claramente hay una disolución de las preocupaciones doctrinales o teórico-conceptuales que rigieron a la arquitectura en décadas anteriores y correlativamente se verifica una ausencia de sustentos alternativos. Esa ausencia o falta de sustrato conceptual o declinación de aque- llas referencias más reflexivas o críticas, que anteriormente convocaban a la producción arquitectónica prestigiada, está asociada también a una menor incidencia en el medio productivo de la academia y de la escasa crítica arquitectónica.
Esto es, también, una manifestación, para nuestro ámbito disciplinar específico, de tendencias globales que nos involucran y de las que somos parte.
Sin embargo, este signo de los tiempos, común con otras expresiones del arte y la cultura contemporáneas, no es una tendencia absolutamente hegemónica: ocurre que por otro lado, estas ausencias están contrapesadas por otros factores. Entre ellos, la actuación de los jurados de arquitectura genera también una valoración que no debe ser desdeñada.
Muchas de la obras reconocidas o premiadas, un gran número de las obras postuladas, son el resultado de concursos o convocatorias abiertas. Es decir, ya habían participado de instancias competitivas y habían superado criterios de validación y calidad a través del juicio de pares y obtuvieron su viabilidad a través de ese ejercicio de valoración crítica que realiza un jurado.
Por otro lado, la realización de concursos de arquitectura (de ideas, de anteproyectos, concursos de proyecto-precio y otras modalidades) constituye en sí una instancia no solamente de competencia sino por sobre todo de investigación y propuesta. De alguna manera, quienes nos expresamos a través de los proyectos, también sustentamos tesis o planteamos nuevas indaga- ciones a través del propio proyecto. Y al mismo tiempo, quienes tienen el cometido de ejercer como integrantes de jurados una labor de selección también adquieren la responsabilidad de hacer docencia y señalar rumbos a través de sus decisiones y de los juicios que emiten. Por lo que la labor del jurado es de docencia y eventualmente de construcción teórica, la que podrá verse reflejada en el texto de sus actas.
3.- Cuando irrumpe la dimensión de género
He hecho referencia en términos generales a la “ventana temporal” que abarcó la convocatoria del COR2021. Ese período coincide también con la bienvenida e incontenible irrupción de la dimensión de género en los diversos campos del quehacer arquitectónico: en el medio profesional y la industria, en la crítica y la reflexión, en las instituciones y el mundo académico, en la programática emergente en algunos temas de arquitectura (claramente en la escala urbana, pero también en ámbitos como la propia vivienda, los espacios colectivos y de cuidados, entre otros) y en el proyecto en sus diferentes escalas.
En el conjunto de las presentaciones se constata que un alto número de trabajos presentados (y distinguidos) son de autoría de arquitectas mujeres, ya sea actuando en forma individual o integrando equipos de proyecto.
En el caso de las obras del sector público, esa participación aún más relevante, lo que permite inferir que esto sería un indicador indirecto de situaciones de desigualdad acentuadas en algunos espacios laborales y profesionales.
Corresponde advertir que, además, por expresas decisiones de SAU, tanto en la convocatoria como en las Bases del COR2O21 se buscó utilizar criterios y lenguaje no sexistas y a la vez convocar a colegas mujeres a participar en los diferentes ámbitos de aporte.
Al mismo tiempo, se integró el equipo asesor y las ternas de jurados de modo que se asegurara participación de varones y mujeres en ellos.
4.- Las obras que no comparecieron Debe prestarse atención al hecho de que, en algunas de las categorías, se evidenció que un cierto número de colegas no se sintieron convocados a presentar sus obras y consecuentemente no se presentaron algunos ejemplos y tipos de obras que, me consta, se construyeron y tienen alto interés.
Me refiero en particular a dos de ellas.
En el caso de la de proyectos urbanos e intervenciones en el espacio público, las presentaciones fueron escasas.
Curiosamente esto contrasta con la alta inversión pública en infraestructura urbana y social, en programas nacionales, departamentales y municipales en todo el territorio nacional, que incluye no solamente la extensión de redes, drenajes y obras viales, sino además espacios públicos de diferentes escalas, y obras de arquitectura (equipamientos sociales).
En el caso de vivienda, resalta que no se haya presentado un número mayor de ejemplos de obras de vivienda colectiva. Es el caso por ejemplo de programas habitacionales, que tuvieron en el período un desarrollo cuantitativo importante y obras destacables: entre ellos, conjuntos cooperativos o de viviendas para el BPS.
Esta circunstancia podría haberse debido, en parte, a cuestiones de comunicación y de difusión de la convocatoria. Si bien se hizo un esfuerzo importante (y exitoso) en términos comunicacionales. Pero pudo deberse asimismo a que la convocatoria haya llegado pero que los destinatarios no sintieran o no asumieran que podrían haber sido partícipes. En este último caso, entiendo que a futuro deberá construirse una dirección de trabajo para incluir a más colegas en estas convocatorias. Un desafío más para nuestra SAU.
5.- Balance esperanzador, cuestiones pendientes
¿Qué deja el COR2021? Por lo pronto, la posibilidad de exponer una amplia producción contemporánea, de la que se podrá extraer algunas posibles conclusiones y muchas líneas de trabajo hacia adelante.
Sin lugar a dudas son los integrantes de los jurados del Concurso quienes podrán, con mayor profundidad y pertinencia, argumentar y fundamentar sobre la calidad de la producción presentada y distinguida con premios, menciones, destaques y selección.
En lo personal, desde el rol de integrante del Equipo Asesor de este concurso, considero que el aprendizaje colectivo que supuso el armado de su formato, modo de postulación y definición de las modalidades de evaluación, lo que debería ser ca- pitalizado por la SAU y aplicado en futuras instancias.
Se suma a este hecho el desafío, siempre pendiente, de lograr otorgar continuidad y periodicidad a este tipo de convocatorias.
Por lo pronto, lo deseable sería que lograra una cadencia bienal, de manera de poder no solamente mantener activo este ejercicio de convocar, mostrar y divulgar los mejores resultados de nuestra arquitectura, sino de además establecer series y registros comparables que nos ayuden a estudiar y analizar procesos, regularidades y variaciones de nuestra arquitectura efectivamente realizada.
En definitiva, apostar a seguir cultivando un espacio que nos invite, en lo individual y en lo colectivo, a exponernos, a mirarnos, a conocernos mejor, para intentar ser cada vez mejores.