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La excelencia de la arquitectura uruguaya contemporánea Arq. Nivaldo Andrade

Nivaldo Andrade es arquitecto brasileño graduado en la Universidade Federal da Bahia (UFBA), donde también obtuvo el título de doctor. Profesor asociado de la Facultad de Arquitectura de la UFBA, donde fue director de la Maestría y del Doctorado. Desarrolló investigación posdoctoral en la École d’Urbanisme de Paris y ha sido profesor y conferencista invitado en distintas universidades en las Américas, Europa, Asia y África. Publica extensivamente sobre temas de arquitectura, ciudades y patrimonio. Es Investigador del Consejo Nacional de Desarrollo Científico y Tecnológico (CNPq) y miembro del Consejo Consultivo del Patrimonio Cultural de Brasil y del Consejo Deliberativo de Icomos Brasil. Ha sido presidente nacional del Instituto de Arquitetos do Brasil (IAB) y secretario ejecutivo de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (FPAA). Es socio fundador del estudio A&P Arquitetura e Urbanismo, con proyectos arquitectónicos y de diseño urbano en ciudades Patrimonio Mundial Unesco como Salvador de Bahia, Goiás y São Luís.

Para los arquitectos brasileños en general, la arquitectura uruguaya es, lamentablemente, poco conocida, a pesar de su elevada calidad y las intensas conexiones que siempre nos han acercado.

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Estos acercamientos son más claros en Rio Grande do Sul, el Estado más meridional de Brasil y que tiene más de mil kilómetros de frontera con Uruguay. Algunos de los principales pioneros de la arquitectura y el urbanismo modernos en Rio Grande do Sul, como Edvaldo Pereira Paiva (1911-1981) y Demétrio Ribeiro (1916-2003), realizaron sus estudios de grado o especialización en Montevideo en las décadas de 1930 y 1940. Por otro lado, importantes obras en Porto Alegre fueron firmadas o han tenido la participación de uruguayos en su realización, como el Hipódromo do Cristal, proyectado por el uruguayo Román Fresnedo Siri (1903-1975) a partir de 1951 e inaugurado en 1959, o el Centro de Abasto del Estado (CEASA), diseñado y construido entre 1969 y 1972 por los arquitectos locales Carlos Maximiliano Fayet, Claudio Araújo y Carlos Eduardo Comas, con la decisiva participación del ingeniero uruguayo Eladio Dieste (1917-2000).

La contribución uruguaya a la arquitectura brasileña no está limi- tada a Rio Grande do Sul. Dieste ha participado, en la década de 1970, de obras en muchos otros estados brasileños, como Alagoas, Goiás, Paraná, Pernambuco, Rio de Janeiro y Santa Catarina. La experiencia única de las cooperativas de vivienda de ayuda mutua uruguayas influyó en una serie de iniciativas relevantes en Brasil a partir de la década de 1980, especialmente en São Paulo, como los proyectos habitacionales autogestionados de Vila Nova Cachoeirinha, iniciados en 1982, y la actuación de Usina, una oficina de asistencia técnica en arquitectura y urbanismo creada a fines de esa década y que ha operado en varias ciudades del país.

También se destaca la excepcional producción de Héctor Vigliecca, nacido en Montevideo en 1940 y radicado en Brasil en 1975, cuando ya había participado en importantes proyectos en Uruguay, como el Complejo Habitacional Bulevar Artigas, construido entre 1971 y 1973. En Brasil, Vigliecca y sus socios brasileños han ganado decenas de concursos públicos de arquitectura y urbanismo y es coautor de proyectos como Sesc Nova Iguaçu (1985-92), la renovación de Arena Castelão (2008-12), en Fortaleza, y el Parque Novo Complejo Habitacional Santo Amaro V (2009-12), en São Paulo. Su excepcional trabajo en los dos países lo llevó a recibir, en 2020, el Premio Arquitecto de las Américas de la Federación Panamericana de Asociaciones de Arquitectos (FPAA).

Por otro lado, es innegable la influencia de la arquitectura moderna brasileña en la producción uruguaya, como se puede apreciar en obras como el Urnario Municipal del Cementerio del Norte, de Nelson Bayardo (1922-2002), construido entre 1959 y 1962.

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La invitación de los compañeros de la Sociedad de Arquitectos del Uruguay (SAU), en especial de los amigos Juan Articardi y Fernando Pereira, a participar del jurado del Concurso de Obra Realizada 2021 en las categorías 6 – Intervenciones en el patrimonio construido, rehabilitaciones y restauraciones y 7 – Intervención en el espacio público, proyectos urbanos y proyectos de paisaje , me permitió conocer mejor la calidad de la producción arquitectónica uruguaya contemporánea. Los largos y enriquecedores encuentros virtuales con los arquitectos Alejandro Baptista y Ángela Perdomo, con quienes tuve el honor de compartir la responsabilidad de la evaluar las obras inscritas en las categorías 6 y 7, me permitieron someter estos proyectos a otras miradas, impregnadas de experiencia. y conocimiento de la realidad local, y de esta forma madurar mi apreciación.

En respecto a la Categoría 6, el premio otorgado al proyecto de adecuación del edificio El Yacht en un restaurante de comida rápida destaca la delicadeza y rigor del trabajo realizado por los arquitec- tos Víctor Lorieto, Conrado Pintos y Luis Santellán al intervenir en el edificio art déco de líneas aerodinámicas e inspiración naval diseñado por Buenaventura Addiego en 1935 y ubicado en el borde del Parque Rodó de Montevideo. La intervención contempla el derribo de 1.300 metros cuadrados de anexos que, construidos a lo largo de los años, comprometían su expresividad y sus principales valores arquitectónicos, como la voladiza de la marquesina y la generosa espacialidad interior.

Además del premio principal, se otorgaron dos menciones en la categoría 6. El proyecto Paseo de la Brecha, de Frazzi Arquitectos, recibió una mención por la calidad espacial y formal de los nuevos elementos arquitectónicos, de carácter expresamente contemporáneo, insertos en el casco histórico de Colonia del Sacramento, incorporando, en un desarrollo privado que incluye vivienda, bar y espacio cultural, un espacio de acceso público en la planta baja en el que se creó un paseo arqueológico con hallazgos que cuentan la historia de este sitio patrimonial. Por estos motivos, al Paseo de la Brecha también le fue otorgado el destaque por “Obra realizada en el contexto de la Práctica Profesional Privada”.

La otra mención fue otorgada al proyecto del Instituto Tecnológico Regional de la Universidad Tecnológica del Uruguay (UTEC) en Fray Bentos, de la autoría de Alejandro Dibarboure, Inés Llorente, Ingrid Grauert y Virginia Ruiz Mirazo. Edificado en el antiguo Frigorífico Anglo, sitio inscrito en la Lista del Patrimonio Mundial de la Unesco en la categoría de paisaje industrial, el proyecto incorpora, sin concesiones al mimetismo fácil y superficial, nueva arquitectura a elementos remanentes de antiguas construcciones. Como afirman los autores del proyecto en su memoria descriptiva, “Se toman notas de color y textura del entorno para proponer una piel envolvente de chapa perforada con terminación de acero corten, que se eleva por encima del fuerte basamento del viejo muro de fachada. Este muro con sus texturas y señales del pasado se pone en valor con la incorporación de un ‘espacio de amortiguación’, recurrible, transición entre el espacio público calle y el ámbito reservado de estudio. En la contrafachada, con la misma direccionalidad, el patio inglés provee de iluminación y ventilación natural a las aulas que se instalan en el subsuelo.”

Las tres obras citadas están ubicadas en sitios muy diferentes, que representan un amplio arco geográfico, pues incluyen la capital nacional Montevideo y dos de los tres sitios uruguayos inscritos en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO: el histórico distrito de Colonia del Sacramento y el paisaje industrial de Fray Bentos, inscritos en 1995 y 2015, respectivamente (el tercer sitio, reconocido como patrimonio de la humanidad por la Unesco en 2021, es la Iglesia de Atlántida, de Eladio Dieste). Estas tres obras reflejan también la diversidad del patrimonio cultural uruguayo y las diferentes estrategias de intervención posibles: la cuidadosa restauración y reutilización de un edificio moderno de la década de 1930; la inserción de una nueva edificación en un sitio urbano colonial, articulado con la difusión de los hallazgos arqueológicos; y la integración de la nueva arquitectura con los elementos restantes en un complejo industrial.

En la categoría 6, otras dos obras, ambas ubicadas en Montevideo, han sido seleccionadas para, junto con esas tres, formar parte de una muestra en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad de la República: la conversión de la antigua fábrica de cigarrillos Barrera Hermanos, proyectada por Mauricio Cravotto en 1930, en Sede de Altavista Lab & Trend, intervención de los arquitectos Daniel Christoff y Fernando de Sierra; y la primera etapa de refuncionalización del Edificio Palacio Gómez, una construcción con grado de protección grado 4, donde ha sido instalada la Biblioteca José Artigas, bajo un proyecto de Sofía Segredo y Horacio Herbert.

Del mismo modo que el proyecto del edificio El Yacht, el Edificio la Casa Cravotto es un interesante ejemplo de recuperación y reúso de obras de la primera fase de la arquitectura moderna, que encuentra importante precedente, en Uruguay, en la excepcional intervención desarrollada entre 1992 y 1999 por Gustavo Scheps en la Sala de Máquinas de la Facultad de Ingeniería de la Udelar, proyecto paradigmático de Julio Vilamajó. La Biblioteca Artigas es un excelente ejemplo de la importancia de la investigación sobre el edificio preexistente y sobre sus transformaciones a lo largo del tiempo para el proyecto de restauración y reúso y por eso también se le ha otorgado el destaque por “Obra realizada en el contexto de la práctica profesional en el sector público”.

En la categoría 7, el primer premio fue otorgado al proyecto del Paseo Pélouse Racine, de autoría de Daniella Urrutia y Constance Zurmendi, en Canelones. El Paseo Pélouse Racine es un espacio público lineal creado en el Parque de los Derechos de los Niños y de las Niñass Franklin Delano Roosevelt que intenta “dar cohesión e insertar nuevas actividades con alcance local y metropolitano” en un “modelo territorial de desarrollo sostenible con equidad social”. La gran calidad del proyecto deriva de la decisión de las arquitectas de crear un circuito de actividades con total integración al paisaje, con sutiles elementos que se adaptan, amoldan y ajustan al suelo creando plataformas deportivas, toboganes, juegos de palos, etc. El proyecto es un conjunto de acciones mínimas y ligeras que adopta materiales naturales, como la piedra o la madera, lo que, además de la integración con el paisaje, minimiza las inversiones de mantenimiento. El resultado general cargado de una belleza poética minimalista y, al mismo tiempo, respetuosa del contexto.

Las dos menciones otorgadas en la categoría 7 reconocen la calidad de dos proyectos de escalas, ubicaciones y funciones muy distintas. La Unidad Alimentaria Metropolitana (UAM), de los arquitectos Álvaro Cayón, Juan Daniel Christoff, Fernando de Sierra y Roberto Villamarzo, fue construida en las afueras de Montevideo y tiene una superficie total edificada de más de 96 hectáreas, siendo parte de un Plan para una superficie de 2.200 hectáreas. El Memorial Penal Punta Carretas, de los arquitectos Leandro Alegre, Federico Lagomarsino y Federico Lapeyre, ocupa un área de pocos metros cuadrados en el espacio pú- blico exterior del antiguo Penal de Punta Carretas, hoy convertido en centro comercial. Si la UAM tiene una función muy pragmática, pues es un centro de abastecimiento de importancia metropolitana, el Memorial tiene una función eminentemente simbólica, aún que no menos importante, que es la de recordar y rendir homenaje a los presos políticos recluidos en el antiguo penal de Punta Carretas. Dos funciones absolutamente distintas, pero igualmente importantes.

A la UAM ha sido otorgado el destaque por “Innovación social y/o sostenibilidad socioeconómica y ambiental” como “reconocimiento al proceso de transformación urbano y territorial a mediano y largo plazo que se obtiene con la propuesta urbanística planteada y sus componentes de sostenibilidad.”

Otras dos obras han sido seleccionadas para, junto con esas tres, formar parte de la muestra: la Restauración de la Plaza 18 de Julio, en Canelones, de los arquitectos Esteban Cedrés, María Eugenia González y Ana Vigo, y la “Idea en un papel – Homenaje a Idea Vilariño”, de los arquitectos Victoria de Álava, Maite Faguaga, Bruno La Buonora y Santiago Vera.

Las obras premiadas, mencionadas y seleccionadas en las categorías 6 y 7 del Concurso de Obra Realizada 2021 de la SAU y el hecho de que en ambas categorías había muchas otras obras de gran calidad que no hemos podido premiar por los límites del reglamento demuestran la vitalidad y la excelencia de la arquitectura uruguaya y el compromiso de la SAU en su reconocimiento y difusión.

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