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De negocios y plantas

¿Te has preguntado qué tienen en común un negocio y una planta? A simple vista parecería que nada, pero si lo analizas detenidamente te darás cuenta de que son más parecidos de lo que imaginas.

Planta

Antes de sembrar una planta tienes que decidir qué tipo es la que quieres.

Una vez decidido qué tipo de planta vas a sembrar, tienes que conseguir los materiales y las herramientas necesarias, así como el lugar donde crecerá tu planta.

Ahora sigue lo más emocionante: sembrar tu semillita que después se convertirá en una bonita planta. Acomódala bien y dale los cuidados necesarios para que crezca grande y hermosa.

Y, por último, hay que darle mantenimiento a tu planta, regarla, cuidar que le dé la cantidad correcta de sol o sombra y vigilar que crezca adecuadamente. Debes mantenerte informado sobre los cuidados que hay que darle y las novedades que existen respecto al tema. No olvides que, aunque ya haya crecido, no puedes dejar de regarla y atenderla.

Negocio

Con un negocio pasa exactamente lo mismo, lo primero que tienes que hacer es decidir qué tipo de negocio es el que deseas tener.

El siguiente paso es conseguir los materiales que utilizarás para fabricar los productos o proveer los servicios que ofrecerás en tu nuevo negocio. También es importante que definas en qué lugar ofrecerás tus productos o servicios.

Una vez que hayas decidido lo anterior, es momento de prepararlo todo. Definir cuál será la presentación de tu producto, dónde lo ofrecerás, qué tipo de publicidad harás para darlo a conocer, etc.

Al igual que con la planta, tienes que cuidar que tu negocio crezca; deberás buscar clientes constantemente mientras procuras a los que ya tienes. Debes actualizarte y estar al pendiente de las oportunidades que se te irán presentando. El hecho de que tu negocio esté funcionando exitosamente no quiere decir que dejes de trabajar en él ya que, al igual que la planta, en el momento en que dejes de cuidarlo se te puede venir abajo.