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Entrevista

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En profundidad

En profundidad

“Cáritas nos abraza y sostiene en los momentos de dificultad”

Mario Iceta

Entrevista a Monseñor

D. Mario Iceta,

Obispo de Bilbao

¿Cómo ha sido este tiempo hasta su ordenación como Obispo de Bilbao?

El tiempo siempre es trepidante, intenso, lleno de muchas cosas, también ilusionante. En este tiempo los dos cometidos fundamentales son continuar impulsando el plan de evangelización y con la renovación de los diversos consejos. Estamos en un curso pastoral en este aspecto constituyente de renovar los consejos; son los dos aspectos fundamentales, además el trabajo en la diócesis es un trabajo siempre muy intenso, porque esta es una diócesis con mucha vida y con parroquias, comunidades e instituciones que hay que atender.

¿Qué le puede decir a la gente que está padeciendo la crisis?

En primer lugar les diría que no están solas; en situación de crisis todos tenemos que entrelazar nuestros brazos y ayudarnos en todos los niveles, no sólo si hay dificultades económicas. Hay personas que a veces con el desempleo sufren una crisis de autoestima; ayudarles, decirles que no es culpa de uno sino de esta cultura que estamos viviendo; apoyar que no se pierda la autoestima, fomentar la esperanza, poner todos los recursos que tenemos en nuestras manos para ayudar a encontrar trabajo… Ciertamente las instituciones están ayudando no sólo en solventar las necesidades perentorias de una persona que está atravesando la crisis, sino que también debemos multiplicar los esfuerzos en estimular la economía, que surjan puestos de trabajo, y luego animarlos

“Vivimos en un mundo con recursos enormes y desgraciadamente el abismo entre ricos y pobres cada vez se agranda más”

con esperanza de que las crisis pasan tarde o temprano. Ójala pasen pronto, y ójala pronto tantas personas puedan recuperar su empleo. Mientras tanto que nadie se sienta solo, sino acompañado. Creo que vivir la solidaridad, compartir los bienes y multiplicarnos en las formas de ayuda en todos los niveles, es lo que tenemos que hacer. Yo en mi entorno tengo amigos y conocidos que han perdido el trabajo y que tienen dificultades en llegar a fin de mes, en afrontar la hipoteca, -tanta gente joven está metida en hipotecas-, hay que intentar que lo vivan de la forma menos traumática posible, también veo que esto se ceba en jóvenes y en emigrantes, y en personas a veces con poca capacitación y ese riesgo de exclusión luego se hace una exclusión verdadera.

¿Qué se puede hacer contra la “pobreza estructural?

Creo que el núcleo fundamental ante todo, es una crisis ética. Una crisis de la concepción de la persona y del mundo, una crisis de valores; esa zozobra ética nos ha permitido que nuestro mundo cristalice en estructuras que pueden ser definidas como estructuras de pecado, donde la persona no es el centro de la actividad económica, sino que la persona y la dignidad de su trabajo, se ven sometidas al servicio de otros intereses. También lamento que volvamos a decir ‘salir de la crisis’ y parece que es volver a lo de siempre, como si la crisis fuera un momento del ciclo que inevitablemente tengamos que pasar. Echo de menos una reflexión profunda de esa crisis antropológica, de esa crisis ética que, como digo, ha hecho que se cristalice en estructuras que no son conformes a la dignidad humana y para lo que sí necesitamos una gran reflexión. Yo propondría -hay precioso y práctico acerbo de doctrina social de la Iglesia- la Iglesia tiene su propia reflexión a partir del Evangelio y la dignidad humana, y yo creo que ahí tenemos una fuente que nos puede ayudar a dar luz e iluminar estas situaciones, en este aspecto: instituciones cristianas y católicas, universidades, pensadores católicos que pueden arrojar luz…, pero yo sí echo de menos esta reflexión profunda que luego tenga una conclusiones prácticas para transformar la sociedad y cambiar estas estructuras que no son conformes en la realidad humana, y han generado o al menos tienen parte de responsabilidad en esta crisis que estamos sufriendo.

¿Qué puede hacer la Iglesia en general para luchar contra eso?

Estamos ante algo poliédrico. Por un lado está la sensibilización. Sensibilizar de estas dificultades grandes y tomar conciencia de la profundidad de la crisis, no sólo quedarnos en los aspectos, más prácticos, sino acudir a esa crisis de valores y de pensamientos que subyace.

“Faltan botatzen dut krisi antropologiko horri buruzko gogoeta sakona, gizakiaren duintasu- narekin bat ez datozen egituretan finkatzea gauzatu duen krisi horri buruzkoa”

También la denuncia profética también de esas estructuras de pecado: hay que identificarlas, ver cuales son las raíces y cuales son las causas y de que modo pueden ser superadas. La acción a varios niveles: una acción de ayuda inmediata pero también una acción a medio y largo plazo. Vivimos en un mundo con recursos enormes y desgraciadamente el abismo entre ricos y pobres cada vez se agranda más. Muchas veces la globalización, que tiene aspectos positivos y negativos, parece que sólo afecta a aspectos económicos y no a la globalización de humanidad como un intercambio de bienes, una globalización de la caridad y del compartir. ¿Cómo hacer que esto sea posible y que esta idea no quede en un deseo inconcluso?: yo creo que ahí tenemos que aportar todos y no sólo la Iglesia y los somos parte de ella, sino todas las instituciones y gobiernos: si podemos hacerlo, debemos hacerlo.

¿Qué le parece la labor de Cáritas?

Cáritas es el rostro de la Iglesia en la ayuda al hermano. Veo en ese aspecto varias facetas; a nivel de la Iglesia sois los que nos tenéis que recordar cada día que tenemos que entregarnos a los demás. Y eso no es sólo para un día de campaña o para un domingo que de modo especial se hace una colecta, o se trae una preocupación particular a la eucaristía o a la jornada, sino que Cáritas tiene que ser aquel despertador que continuamente nos llama y nos invita a salir de nosotros para darnos a los demás. Y eso dentro de la Iglesia y a todos los niveles, siempre nos recordáis que nuestra vocación es darnos a los demás. El segundo aspecto yo diría que lo que más valoro de Cáritas es el ‘darnos’, por eso creo que es tan importante el voluntariado y el que el mundo lo conformamos una comunidad de personas y es donde recuerda la inspiración cristiana de Cáritas: el señor no nos ha dado cosas, se nos ha dado a sí mismo, se nos entrega cada día y nosotros nos tenemos que entregarnos a nuestros hermanos, y por eso Cáritas nos tiene que recordar, que no sólo debemos compartir nuestros bienes, sino también entregar nuestro tiempo; entregar la compañía a quienes no la tiene, entregar nuestra sonrisa, nuestra esperanza, el darnos a muchas personas. Tercero: que Cáritas alivia eficazmente las necesidades y pobrezas de nuestros hermanos, ya no sólo nos empuja a darnos sino que lo hace con eficacia, pues acude a esas necesidades de hermanos nuestros en la exclusión, con sus comedores sociales, con

“Cáritasen ekintza maitasunezko ekintza da: ekintzen bidez maitatzea”

los sin techo, con personas que necesitan integrarse en nuestra sociedad, que necesitan compañía, con exclusiones de todo tipo (en la cárcel, en la droga, en las dependencias de variado signo…); yo creo que la labor social que hace es inmensa y devuelve la esperanza a tantas personas… Por último, en cuarto lugar, Cáritas es un cauce eclesial en el que nos encontramos tantos, incluso personas que no comparten nuestra fe. Yo creo que Cáritas tiene esa capacidad de aunar esfuerzos y cuántas instituciones no confesionales, cuántas personas no creyentes en la nuestra echan una mano con Cáritas, porque saben que es un lugar de encuentro, de aunar voluntades, esfuerzos; nos aúna como hermanos a tantas personas, yo creo que eso es muy importante.

¿En qué debe incidir la acción socio-caritativa de la Iglesia en los próximos años?

Siempre tenemos que cuidar nuestra identidad; Cáritas no es una ONG más. Como digo, es el rostro de la Iglesia, de todos; Cáritas no son sólo los voluntarios de Cáritas, Cáritas somos todos los cristianos, aunque vosotros nos ayudéis a canalizar estas fuerzas. Por tanto, primero esa identidad, nosotros tenemos una identidad clara, que es una identidad cristiana y eclesial.

¿Cómo debe incardinarse la caridad con la liturgia y la catequesis?

El cristiano tiene diversas dimensiones: liturgia, catequesis y caridad, son las dimensiones de un cristiano que quiere vivir su fe, por un lado es discípulo de la palabra de Dios, quiere estar a la escucha del señor; en la catequesis en un sentido amplio, uno recibe y escucha la palabra del Dios y al ser una comunidad en la liturgia celebra eso que ha recibido y luego lo lleva a la vida, lo vive lo lleva fuera; por tanto, quizás en la vida cristina y también en la de la Iglesia la compartimentación puede ser muchas veces pues una limitación, el que uno esté volcado en dar a los demás conlleva que eso lo lleva a la liturgia, lo celebra, y le lleva no hacia sí, sino, para darse a los demás. Yo creo que esos tres pilares es lo que todo cristiano tiene que vivir, y también en Cáritas, aunque su labor es más este rostro caritativo.

¿Qué les diría a las personas que colaboran con Cáritas y leerán este número de la renovada revista ‘bihotzez’?

En primer lugar mi agradecimiento y mi reconocimiento a la labor que hacen, tantas veces callada (porque Cáritas es una red muy capilar, son tantas las personas que ponen su granito de arena a veces en primera línea, a veces en última línea…) y decirles que Dios ve nuestro corazón y que no nos cansemos de amar con obras. La obra de Cáritas es una obra de amor; es amar con obras. Además, decirles que tampoco se cansen de estimularnos a los demás a entregarnos a los demás, por decirlo en términos coloquiales, que nos deis la tabarra, para que no nos durmamos, que no nos aburguesemos porque nuestro peligro es a veces acostumbrarnos a la pobreza. Luego, que sigáis implicados en la sociedad para estar siempre buscando nuevas pobrezas que a veces existen y a veces no las percibimos; que no haya ningún rincón donde alguien pueda sufrir, y no nos demos cuenta que sufre, tenemos buscar esos lugares. También que seamos esa ayuda eficaz y cercana y -por último- que ayudemos a derribar estructuras que alienan al hombre y dar pistas para poder construir esa civilización nueva como el señor quiere ese reino de Dios salido de nosotros.

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