Communitas No. 2

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Communitas

Año 1 JUNIO 2011 No.2

Ciudadanos

En Igualdad

Ejercer la ciudadanía implica participar activamente en su construcción, establecer una relación de solidaridad y coparticipación con los otros para construir comunidad.

El contexto de los derechos políticos de las mujeres en México

Actualmente no se puede concebir el mundo sin considerar la participación activa de la mujer en la vida pública.

Espiritualidad cristiana Las mujeres en el Evangelio

Leyendo a los expertos

Artículo de Sor Ma. Dolores Martínez Vázquez. FMA

¿Y ahora qué?

Pasemos del VER al ACTUAR

Audiencia General del Papa Juan Pablo II, 6 de julio de 1994 Fotografía por:

Marlen Vanessa Martínez Ocegueda (Univ. La Salle del Bajío)



Índice Editorial .................................................................................... 5 El contexto de los derechos políticos de las mujeres en México.................................................................................. 7 Espiritualidad Cristiana ......................................................... 11 Leyendo a los expertos ............................................................ 15 ¿ Y ahora qué ?........................................................................ 20



EDITORIAL Es una realidad que a pesar de que las mujeres han ido incorporándose cada vez más a la vida política y social del país, en pleno siglo XXI, aún persisten la discriminación y la subordinación de muchas mujeres, no solo en México sino en el mundo entero. Las mujeres no solo tenemos menos oportunidades que los hombres, contamos menos social y políticamente hablando, sino que además sufrimos discriminación económica, social, política y cultural por el simple hecho de ser mujeres. Tal como hemos estado analizando en los números anteriores del Boletin Communitas, ejercer la ciudadanía implica participar activamente en su construcción, estar al pendiente del cumplimiento de los acuerdos entre la sociedad y el Estado y establecer una relación de solidaridad y coparticipación con los otros para construir comunidad. Las mujeres hemos participado desde siempre en tareas colectivas, la mayoría de las veces siempre como voluntarias, en los barrios, en los sindicatos, en los grupos de vecinos, en las Parroquias, en las escuelas de nuestros hijos, en los servicios públicos Generalmente la participación femenina es una práctica social silenciosa con un escaso reconocimiento social y político, solo en contados y particulares momentos su presencia cobra visibilidad. Esta invisibilidad del trabajo de las mujeres en el ámbito social y político se refuerza por las actitudes y conductas de las propias mujeres que muchas veces actuamos preferentemente en espacios próximos al hogar y a las tareas domésticas y tal como lo dice Mariela Mazzotti1: [...] “el liderazgo representa para las mujeres una cuestión compleja, por lo que muchas, 1 Presidenta de la Comisión de la Mujeres de la Intendencia Municipal de Montevideo, Uruguay, citada por Clara Fassier en Desarrollo y participación política de las mujeres.

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Communitas aunque estén ocupando espacios de decisión y representación (a nivel local) no se identifican como tales”, [...] Pese a todo, es una realidad que la participación de las mujeres a nivel local es una experiencia necesaria para avanzar en la construcción de nuestra propia identidad, pero para poder incidir en las políticas públicas y participar en las decisiones, las mujeres tenemos que posicionarnos y legitimarnos como actores sociales y políticos en todos los ámbitos de la sociedad, incluido el religioso. Ahí está el hecho de nuestro sistema electoral, que pretendiendo ser democrático ha instaurado las cuotas de género, diseñadas para garantizar el acceso equitativo de la mujer a los puestos de elección popular; sin embargo esto no es suficiente. Por ejemplo, en el 2009 ocho diputadas fueron escogidas por sus partidos políticos con el único propósito de aparentar que cumplían con dicha cuota y renunciaron inmediatamente después de haber sido instaladas en San Lázaro, para permitir que sus suplentes varones cumplieran el término electoral para el que fueron elegidas, cayendo en una gran simulación del ejercicio democrático2. Esto demuestra que no se trata sólo de incluir cuotas de género, sino que es necesario ir más allá para cambiar conductas y valores arraigados tanto en hombres como en las propias mujeres sobre la concepción que existe de la importancia de la participación política de las mujeres. Nuestra participación como mujeres es una herramienta importante para lograr la equidad. Falta mucho por hacer, no podemos eximirnos de esta tarea, pero como miembros de la Iglesia, bautizadas tenemos una doble responsabilidad: ser cristianas críticas y comprometidas y ciudadanas responsables y participativas. Mtra. Jimena Esquivel Leautaud

2 Camil, Jorge, “Las Juanitas de San Lázaro”, sección Política, La Jornada, septiembre 2009.

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El contexto de los derechos políticos

de las mujeres en México A pesar de que actualmente no se puede concebir el mundo sin considerar la participación activa de la mujer en la vida pública, las mujeres han tenido que vivir un proceso largo y recorrer un camino tortuoso para que la sociedad haya aceptado los nuevos roles que ha ido asumiendo más allá del hogar y el cuidado de los hijos. En el caso de nuestro país, en el ámbito político, las mujeres han sido marginadas históricamente, por ejemplo no fueron invitadas a participar en el Congreso Constituyente de 1917, durante la primera mitad del siglo XX las políticas públicas estuvieron controladas totalmente por los hombres y no fue sino hasta la administración del presidente Adolfo Ruíz Cortines, en el año 1953,que se reconoció en la legislación nacional, el derecho de la mujer al voto, siendo así México uno de los últimos países del continente, en reconocer los derechos políticos de su población femenina.

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Communitas Entre los principales avances de las mujeres hacia la igualdad política es importante mencionar algunos de ellos tales como: 1870

1935 1954 1959 1979 1981

Por primera vez una mujer accede a la Universidad Nacional, cuando Matilde Montoya inició sus estudios de obstetricia en la Escuela Nacional de Obstetricia. Palma Guillén es la primera diplomática mexicana, acreditada como representante de México en Colombia. Aurora Jiménez de Palacios es la primera Diputada Federal. María Lavalle Urbina y Alicia Arrelano Tapia son las primeras Senadores. Griselda Alvarez Ponce de León es la primera mujer que accede a una Gubernatura de Estado (Colima). Rosa Luz Alegría es la primera mujer titular en una Secretaria de Estado (Secretaría de Turismo).

Fuente: http://www.griseldaalvarez.org/pdf/femenino.pdf

Griselda Álvarez Ponce de León es la primera mujer que accede a una Gubernatura de Estado (Colima).

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Communitas A pesar de que México ha ratificado diversos instrumentos internacionales en los que asume sucompromiso para lograr una mayor participación de las mujeres, los avances en este tema han sido lentos. En la actualidad, puede hablarse de un considerable incremento en la participación de la mujer en tareas de administración pública y gobierno, lo mismo en funciones inherentes al Poder Ejecutivo, que al Legislativo y Judicial, en los tres diversos ámbitos del ejercicio gubernamental: federal, local y municipal, pero tal como lo demuestran algunos datos duros, la participación de las mujeres en la toma de decisiones políticas aún es mínima e insuficiente, por ejemplo en el documento : “Las mujeres en la toma de decisiones. Participación femenina en los Poderes del Estado “,1 se señala que 1 de cada 3 mujeres que trabajan en el gobierno federal ocupan el cargo de “Jefas de departamento”, el segundo más bajo en la escala de 14 niveles existentes, lo que muestra la baja participación en la toma de decisiones. En el nivel de “subdirectores de área”, en 2006 sólo una de cada cuatro funcionarios en este nivel eran mujeres.En el nivel de dirección de área, el porcentaje baja aún más, pues sólo 1 de cada 5 funcionarios en este nivel son mujeres.En el nivel de Titula de Unidad el porcentaje desciende a 16.8%; en el de dirección general adjunta, es de 16.6%; en el de Dirección General o puestos análogos el porcentaje es de 14%; en el de auditores o análogos el porcentaje es de sólo 9.7%. Y finalmente en el nivel máximo, que es el de Secretario de Estado u homólogo, el porcentaje en 2006 fue de una mujer por cada 9 hombres. En los cargos de representación popular la situación no es muy distinta: sólo 4 mujeres han sido Gobernadoras (destacando el caso de Yucatán, que ha tenido a 2 mujeres Gobernadoras).En el Senado, uno de los espacios de mayor influencia y peso político actualmente, sólo 1 de cada 5 Senadores es mujer, (26 de 128).En la Cámara de Diputados, en la Legislatura que concluyó en el 2009, el 28.2% eran mujeres, es decir, menos de 1 de cada 3 Diputados. Para el Periodo 2009-2012, actualmente hay 140 Diputadas Federales, de un total de 500. 1

Citado en: Mario Luis Fuentes/CEIDAS/www.ceidas.org, 09 de Septiembre de 2009

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Communitas Es preciso reconocer, tal como lo señala la Ministra de la Suprema Corte de Justicia, Margarita Beatriz Luna Ramos, que aunque lentamente, las instituciones públicas, realizan esfuerzos cotidianos por cristalizar la igualdad jurídica entre hombre y mujer. La reciente reforma al Código Federal de Instituciones y Procedimientos Electorales, en materia de género, es un ejemplo de lo anterior. Dicha reforma“permite configurar ahora en la legislación electoral la igualdad de oportunidades y la equidad entre hombres y mujeres, para tener acceso a cargos de elección popular. Asimismo se establece como obligación de los partidos políticos el realizar lo necesario para garantizar la participación de las mujeres en la toma de decisiones en las oportunidades políticas; queda expresamente señalada también la obligación para los propios institutos políticos, promover y garantizar igualdad de oportunidades y equidad entre mujeres y hombres, cuando se trate de postularlos a cargos de elección popular en el Congreso de la Unión, es decir, tanto Cámara de Diputados, como de Senadores”. “Existe también la determinación de que en lo sucesivo las solicitudes de registro de candidatos de partidos políticos y coaliciones, en ningún caso habrán de incluir más del 70% de candidatos propietarios de un mismo género… Esta reforma establece que en cada uno de los tres primeros segmentos de cada lista de representación proporcional habrá una candidatura de género distinto…”2 Finalmente, no obstante que el voto femenino ha sido fundamental en el proceso de democratización de la sociedad, y que se ha ido avanzando en los derechos políticos de la mujeres, la participación social, comunitaria y ciudadana de las mismas, aun es poco visible en los espacios de representación y toma de decisiones en los diferentes ámbitos de gobierno, así como en el terreno de los partidos políticos, de las organizaciones sociales, de los medios de comunicación, de las instituciones públicas y privadas. Es preciso que todas las instituciones, incluida la Iglesia Católica asuman su responsabilidad para impulsar la organización, participación social y ciudadana de las mujeres buscando una verdadera equidad en todos los ámbitos, incluido el político. 2

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Luna, Ramos Margarita Beatriz, Los Derechos políticos de la Mujer, Derechos Reservados © 2011 IIJ-UNAM


Espiritualidad

Cristiana

Las mujeres en el Evangelio Audiencia General del Papa Juan Pablo II, 6 de julio de 1994

1. Cuando se habla de la dignidad y de la misión de la mujer según la doctrina y el espíritu de la Iglesia, hay que tener presente el Evangelio, a cuya luz el cristiano ve, examina y juzga todo… En esa fuente divina encontramos otros signos de la voluntad de Cristo acerca de la mujer. Habla de ella con respeto y bondad, manifestando con su intención acogerla y pedirle que se comprometa en la instauración del reino de Dios en el mundo.

Cuando se habla de la dignidad y de la misión de la mujer según la doctrina y el espíritu de la Iglesia, hay que tener presente el Evangelio, a cuya luz el cristiano ve, examina y juzga todo… 2. Podemos recordar, ante todo, los numerosos casos de curación de mujeres (cf. Mulieris dignitatem, 13). Y las otras ocasiones en que Jesús revela su corazón de Salvador, lleno de ternura en los encuentros con quienes sufren, sean hombres o mujeres. “No llores”, le dice a la viuda de Naím (Lc 7, 13). Y luego le devuelve a su hijo resucitado. Este episodio permite vislumbrar cuál debía de ser el sentimiento íntimo de Jesús hacia su madre, María, en la perspectiva dramática de la participación en su pasión y muerte.

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Communitas Jesús habla también con ternura a la hija muerta de Jairo: “Muchacha, a ti te digo, levántate”. Y, después de haberla resucitado, ordena que le den de comer (cf. Mc 5, 41. 43). Asimismo, manifiesta su simpatía por la mujer encorvada, a la que cura: y, en este caso, con su alusión a Satanás, nos hace pensar también en la salvación espiritual que ofrece a esa mujer (cf. Lc 13, 10-17). 3. En otras páginas del Evangelio se expresa la admiración de Jesús por la fe de algunas mujeres. Por ejemplo, en el caso de la hemorroísa, a la que dice: “Tu fe te ha salvado” (Mc 5, 34). Es un elogio que tiene gran valor, porque la mujer había sido objeto de la segregación impuesta por la ley antigua. Jesús libera a la mujer también de esa opresión social. A su vez, la cananea merece esta alabanza de Jesús: “Mujer, grande es tu fe” (Mt 15, 28). Se trata de un elogio que tiene un significado muy especial, si pensamos que se dirige a una extranjera para el mundo de Israel. Podemos recordar también la admiración que Jesús siente por la viuda que da su óbolo para el tesoro del templo (cf. Lc 21, 1-4); y su aprecio por el servicio que recibe de María en Betania (cf. Mt 26, 6-13; Mc 14, 3-9; Jn 12, 1-8), cuyo gesto, como él mismo anuncia, se conocerá en todo el mundo. 4. También en sus parábolas Jesús presenta comparaciones y ejemplos tomados del mundo femenino, a diferencia del midrash de los rabinos, donde sólo aparecen figuras masculinas. Jesús se refiere tanto a las mujeres como a los hombres. Si se hace una comparación, podríamos decir que las mujeres quizá tienen ventaja. Esto significa, por lo menos, que Jesús quiere evitar incluso la apariencia de que a la mujer se la considere inferior. Más aún: Jesús abre la puerta de su reino tanto a las mujeres como a los hombres. Al abrirla a las mujeres, quiere abrirla a los niños. Cuando dice: “Dejad que los niños vengan a mí” (Mc 10, 14), reacciona contra la actitud de sus discípulos, que querían impedir a las mujeres presentar sus hijos al Maestro. Se podría decir que da razón a las mujeres y a su amor por los niños. Numerosas mujeres acompañan a Jesús en su ministerio, lo siguen y lo sirven a él, así como a la comunidad de sus discípulos (cf. Lc 8, 1-3).

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Communitas

Jesús, que atrajo a esas mujeres para que lo siguieran, manifiesta también así que superó los prejuicios difundidos en su ambiente, como en buena parte del mundo antiguo, sobre la inferioridad de la mujer.”

Es un hecho nuevo con respecto a la tradición judía. Jesús, que atrajo a esas mujeres para que lo siguieran, manifiesta también así que superó los prejuicios difundidos en su ambiente, como en buena parte del mundo antiguo, sobre la inferioridad de la mujer. Su lucha contra las injusticias y la prepotencia le llevó también a esa eliminación de las discriminaciones entre las mujeres y los hombres en su Iglesia (cf. Mulieris dignitatem, 13). 5. No podemos menos de añadir que el Evangelio destaca la benevolencia de Jesús también hacia algunas pecadoras, a las que pide arrepentimiento, pero sin reprenderlas por sus faltas, entre otras cosas porque dichas faltas implican la corresponsabilidad del hombre. Algunos episodios son muy significativos: a la mujer que va a la casa del fariseo Simón (cf. Lc 7, 36-50) no sólo le perdona sus pecados, sino que también la elogia por su amor, a la samaritana la transforma en mensajera de la nueva fe (cf. Jn 4, 7―37); a la mujer adúltera, además de perdonarla, la invita a no pecar más (cf. Jn 8, 3-11; Mulieris dignitatem, 14). Es evidente que Jesús rechaza el mal, el pecado, no importa quién lo cometa; pero ¡cuánta comprensión muestra hacia la fragilidad humana y cuánta bondad hacia el que ya sufre a causa de su miseria espiritual y, más o menos conscientemente, busca en él al Salvador!

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Communitas

La historia de las primeras comunidades cristianas atestigua la gran contribución que las mujeres dieron a la evangelización, comenzando por “Febe, nuestra hermana como la llama san Pablo; diaconisa de la Iglesia de Cencreas [...]. Ella ― dice― ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo” (Rm 16, 1-2).

6. Por último, el Evangelio testimonia que Jesús invita expresamente a las mujeres a cooperar en su obra salvífica. No sólo admite que lo sigan para ponerse a su servicio y al de la comunidad de sus discípulos, sino que también les pide otras formas de compromiso personal. Así, a Marta le pide mayor empeño en la fe (cf. Jn 11, 26-27): y ella, respondiendo a la invitación del Maestro, hace su profesión de fe antes de la resurrección de Lázaro. Después de la Resurrección, a las mujeres piadosas que habían ido al sepulcro y a María Magdalena les confió la tarea de transmitir su mensaje a los Apóstoles (cf. Mt 28, 8-10; Jn 20, 17-18): “Así las mujeres fueron las primeras mensajeras de la resurrección de Cristo para los propios Apóstoles” (Catecismo de la Iglesia católica, n. 641). Son señales bastante elocuentes de su deseo de hacer participar también a las mujeres en el servicio del Reino. 7. Esta actitud de Jesús se explica teológicamente por su deseo de unificar a la humanidad. Como dice san Pablo, Cristo quiso reconciliar a todos los hombres, mediante su sacrificio, “en un solo cuerpo” y hacer de todos “un solo hombre nuevo” (Ef 2, 15. 16), de modo que “ya no hay judío ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos vosotros sois uno en Cristo Jesús” (Ga 3, 28). Esta es la conclusión de nuestra catequesis: si Jesucristo ha reunido al hombre y a la mujer en la igualdad de su condición de hijos de Dios, los compromete a ambos en su misión, pero sin suprimir la diversidad, sino eliminando toda desigualdad injusta y reconciliando a todos en la unidad de la Iglesia. 8. La historia de las primeras comunidades cristianas atestigua la gran contribución que las mujeres dieron a la evangelización, comenzando por “Febe, nuestra hermana como la llama san Pablo; diaconisa de la Iglesia de Cencreas [...]. Ella ―dice― ha sido protectora de muchos, incluso de mí mismo” (Rm 16, 1-2). Me complace rendir homenaje aquí a su memoria y a la de tantas colaboradoras de los Apóstoles en Cencreas, en Roma y en todas las comunidades cristianas. Junto con ellas recordamos y exaltamos también a todas las demás mujeres ― religiosas y laicas ― que a lo largo de los siglos han dado testimonio del Evangelio y han transmitido la fe, ejerciendo un gran influjo en la creación de un clima cristiano en la familia y en la sociedad.

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Leyendo a los

expertos

Sor Ma. Dolores Martínez Vázquez. FMA Mujer, hecha también ella, a “Imagen a y semejanza de Dios” (Gén.1, 27).

LA CUESTIÓN DE GÉNERO, UNA CONSTRUCCIÓN SOCIAL. La problematización de las concepciones tradicionales sobre ser mujer/ser hombre, y la construcción de los conceptos de masculinidad/feminidad y sus implicaciones socioeconómicas, culturales, políticas y subjetivas, configuran en esta segunda mitad del siglo diversas corrientes del pensamiento feminista. (Barreto Gama J. 1998). La humanidad, en términos generales es una sola pero está conformada por personas que manifiestan diferencias entre sí desde el aspecto bio-psico- somático hasta las normas establecidas socialmente para ser y actuar según algunos modelos establecidos para hombres o mujeres.

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Communitas A través de los siglos, se viene dando de generación en generación un concepto que influye en la vida cotidiana sobre el significado de ser hombre o de ser mujer y de los roles que debe desempeñar cada uno. Esto constituye una inmensa carga histórica que viene desde las raíces de nuestras culturas, tanto la prehispánica como la occidental. Sólo como un dato, entre los mexicas, existían ritos, especie de oraciones que la partera tenía que recitar después del nacimiento, y éstas eran diferentes si se trataba de un varón o de una mujer. La oración para el varón hacía alusión a la vida fuera del hogar, especialmente se le asignaba la guerra; en cambio la, de la mujer estaba orientada a ubicarla con una misión siempre dentro de la casa. (GUERRA, 1994). La preocupación por el género forma parte de ese proceso mediante el cual los seres humanos se preguntan sobre el sentido de su participación en la historia de la sociedad, es decir se reconocen como sujetos históricos: como personas, como individuos, como ciudadanos y como sujetos. Al mismo tiempo, es condición fundamental para reconocer y valorar las múltiples diferencias que nos constituyen como seres humanos, y para que tales diferencias no sean más motivo de discriminación, subordinación, dominación y muerte. Allí va gestándose la necesidad de lo que hoy se conoce como “construir una perspectiva de géneros”, la cual es en la actualidad una condición para hacer posible que las palabras, acciones y sentimientos de amplios sectores de la población que durante mucho tiempo permanecieron invisibilizadas y silenciadas, sean reconocidas y escuchadas. (Barreto Gama, ibidem). No se puede deslindar la perspectiva de géneros de las estructuras y procesos de poder económico, político y cultural, las cuales tienen y han tenido efectos nefastos sobre las prácticas sistemáticas de exclusión, marginación subordinación por situaciones de sexo, etnia, edad y otras. Una postura creativa ante estas situaciones implicaría desarrollar procesos, en la medida de nuestras posibilidades en los espacios en los que interactuamos, para ir transformando paulatina pero sistemáticamente los roles asignados tradicionalmente a los hombres y a las mujeres , de tal manera que no se reproduzcan creencias, imágenes y representaciones que han sido lesivas a unas y a otros, porque sustentan

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Communitas procesos de concentración del poder, de dominio y apropiación de unos seres humanos por otros. Aunque la historia de la humanidad, desde sus inicios, haya sido construida por hombres y mujeres, tuvieron que darse muchas vicisitudes en diferentes lugares para que en el siglo XIX, pero específicamente a partir de la segunda mitad del Siglo XX se den las condiciones, aunque todavía incipientes, de la efectiva participación social de la mujer. El género trabaja lo masculino y lo femenino como modos de ser, de estar, de tener, de actuar, de sentir y de vivir. Hoy en día es una categoría no sólo descriptiva sino sobre todo analítica, muy fecunda para el esclarecimiento del orden simbólico, de los imaginarios colectivos, de los fenómenos del poder. Ilumina la construcción y el develamiento de un sistema fundado en la superioridad de unos, que tiene su contrapartida en la inferioridad de otras (y otros)”. (THOMAS Florence,1997). No se puede desconocer que, en la lógica de “los pequeños pasos”, el pensamiento feminista va abriéndose camino mediante la producción social e intelectual de las mujeres. Son varios los países que han hecho esfuerzos para asumir compromisos reales con lo que se refiere a la igualdad de género, por citar un ejemplo la Unión Europea en el año 2009, al presentar en un folleto que lleva por título: “Una Europa para las mujeres”, ratifica que la igualdad de trato entre hombres y mujeres fue uno de los principios fundacionales de la Unión Europea en 1957 cuando el tratado de Roma estableció el principio de igualdad salarial. Aunque desgraciadamente no sólo en México las leyes son, como dijo Mons. Martínez, como el idioma inglés, que se escribe en una forma y se pronuncia en otra, pues a pesar de que ahora las chicas obtienen mejores calificaciones en la escuela y representan un 59% de los titulados en las Universidades de la UE, ya en la vida real, las mujeres siguen cobrando un 15% menos que los hombres, y su presencia sigue siendo minoritaria en los altos cargos y en la toma de decisiones. No en un solo lugar sino en la humanidad un nuevo paradigma está naciendo, que entre luces y sombras deja entrever un amanecer diferente donde cada uno tenga su espacio y su función.

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Communitas En México, en la década de los noventa, progresivamente el movimiento de las mujeres se ha ido fortaleciendo. Ha alcanzado logros significativos en la participación política, y ha sido definitiva su participación en la transformación de las fuerzas del Congreso de la Unión. Además la participación de mexicanas en las Conferencias Internacionales de la Mujer promovidas por la ONU, va siendo cada vez más central en su aspecto propositivo. (Henry Ford P. y Bracamontes M., 1998) El estudio de la familia como espacio privilegiado de la vida de las mujeres ha sido abordado sistemáticamente por quienes han querido sacar a la mujer de su espacio de invisibilidad en la historia y por aquellos historiadores que han trabajado la representación binaria del género. Con mirada y sensibilidad de mujer consagrada educadora, antes de cerrar esta reflexión vienen a mi mente algunos cuestionamientos para compartir: En los programas de formación de padres de familia: escolares, parroquiales, diocesanos, ¿cómo se incluyen los temas que contribuyen a la equidad de género? ¿Los programas de formación de los niños, de los adolescentes y jóvenes dedican espacios considerables a esta cuestión? ¿Las políticas educativas contribuyen a generar cambios en los estereotipos y discriminación genérica a través de la incorporación de género en el currículo escolar, de la formación de formadores y de los docentes? ¿Los planes de Pastoral Diocesana y Parroquial contemplan este rubro como parte fundamental de la evangelización?

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Communitas

En México, en la década de los noventa, progresivamente el movimiento de las mujeres se ha ido fortaleciendo. Ha alcanzado logros significativos en la participación política, y ha sido definitiva su participación en la transformación de las fuerzas del Congreso de la Unión. Además la participación de mexicanas en las Conferencias Internacionales de la Mujer promovidas por la ONU, va siendo cada vez más central en su aspecto propositivo. (Henry Ford P. y Bracamontes M., 1998)”

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Y ahora

¿qué? Para un mayor conocimiento sobre temas referentes a la mujer y sus derechos, te dejamos unas ligas de interés para ahondar en dichos temas: Declaración Universal de los Derechos del Hombre http://www.un.org/es/documents/udhr/ Carta Apostólica Mulieris Dignitatem de Juan Pablo II http://leonxiii.upsam.net/seminarios/07_seminario/biblio_mulieris_dignitatem.pdf Benedicto XVI invita a profundizar el papel de la mujer http://www.zenit.org/article-23610?l=spanish Carta a los obispos de la Iglesia católica sobre la colaboración del hombre y la mujer en la Iglesia http://es.catholic.net/empresarioscatolicos/721/848/articulo.php?id=18718 Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer http://www.unhchr.ch/huridocda/huridoca.nsf/(symbol)/a.res.48.104.sp Convención sobre la eliminación de todas las formas de discriminación contra la mujer http://www.hchr.org.mx/documentos/CEDAW%20Final.pdf

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Communitas Instituto Nacional de las Mujeres http://www.inmujeres.gob.mx/ Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGAMVLV.pdf Ley General para la Igualdad entre Hombres y Mujeres http://www.diputados.gob.mx/LeyesBiblio/pdf/LGIMH.pdf Diagnóstico sobre la Situación de Derechos Humanos en México http://www.hchr.org.mx/documentos/libros/5derechosmujeres.pdf Reparaciones con perspectiva de género http://www.hchr.org.mx/Documentos/Libros/241109Reparaciones.pdf Feminicidio http://www.hchr.org.mx/Documentos/libros/feminicidio.pdf

A continuación te presentamos una serie de preguntas con el afán de seguir construyendo ciudadanos sensibles ante las diferencias entre mujeres y hombres. •

Crees tú que el hombre y la mujer tengan las mismas características en general, o consideras que cada uno tiene su psicología.

¿Con qué palabra definirías a un hombre?

¿Cuál palabra utilizarías entonces para definir a una mujer?

¿En qué punto se complementarían estas dos características de hombre y mujer, para vivir en armonía?

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Communitas •

En su carta a los Efesios (5, 22-23), San Pablo nos dice: “La mujer esté sometida al varón, porque éste es la cabeza, como Cristo es cabeza de la Iglesia...” Reflexiona si esto tiene algo que ver con determinadas cualidades inherentes a cada sexo.

Platica con tu cónyuge, amigo o hermano respecto a qué característica(s) aprecias más en él (la) y cómo te ha enriquecido y complementado a través de tu vida familiar, matrimonial, de amistad, noviazgo, etc. Por ejemplo: “Él me ha ayudado a no desesperarme ante alguna dificultad, gracias a su prudencia y al control de su imaginación.”

Reflexión en Grupo Objetivo: Identificar y aceptar como reales y naturales, las diferencias entre el hombre y la mujer, a partir de la propia experiencia, y de los miembros del grupo del mismo sexo. Instrucciones • • •

Dividir el grupo en dos, hombres y mujeres. Dar solución a los casos. Al final reunirse y comparar sus respuestas, tratando de llegar a una conclusión. Es importante que tus respuestas sean sinceras, apegadas a lo que tú realmente harías en cada caso.

Desarrollo (casos) Tu hijo llega a casa furioso y te dice que la maestra le jaló las orejas. ¿Qué harías? Durante una reunión, tu esposo(a) hizo un comentario muy desagradable, con el cual te sentiste ofendido(a). ¿Cuál sería tu reacción? Tu hijo lleva tres semanas en picada en sus calificaciones de conducta. ¿Cómo reaccionarías?

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Communitas Tu esposo(a) te pidió que hicieras un pago urgente y se te olvidó. ¿Qué excusa le darías? Tu esposo(a) y tú acaban de poner un castigo a tu hija de “no permisos”, durante dos semanas, debido a una falta grave que cometió. En ese momento llegan sus amigas para decirte que le tienen preparada una fiesta sorpresa para el día siguiente y que el pretexto va a ser llevarla al cine, te preguntan que si pueden pasar por ella. ¿Qué solución darías? Tu esposo(a) pierde su cartera con todas las tarjetas de crédito e identificaciones y se da cuenta cuatro horas después, cuando están de camino a un compromiso en la noche. ¿Cómo reaccionarías?

BIENAVENTURANZAS DE LA MUJER • Felices las que luchan por la igualdad, porque engendran una nueva manera de vivir • Felices las rescatadoras de la libertad, porque con su vida conquistan la justicia • Felices las que se convierten ellas mismas en Evangelio, porque hacen creíble la presencia de Dios en la humanidad • Dichosas aquellas que expresando su sensibilidad, recuperan el rostro materno de Dios • Dichosas aquellas que con resistencia y constancia, glorifican a Dios transformando la sociedad • Dichosas aquellas que, siendo fieles al Espíritu, recuperan para nuestro tiempo la vida en la Iglesia

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