Boletin Communitas No. 4

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ECOCIUDADANíA

Educarnos y educar al respeto y cuidado de la creación, significa entrar en el descubrimiento de un encuentro con el Creador que transforma a cada persona haciéndola colaboradora al completar la obra de la “creación y la redención del mundo”,

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COMMUNITAS

EDITORIAL “Estamos llamados a atestiguar la fidelidad a la tierra, porque ésta no es lugar de puente, como para el Islam, o de purificación, como para las religiones orientales, sino el lugar de la Encarnación.”1 La emergencia ambiental que vive nuestro planeta actualmente nos exige reflexionar primero como ciudadanos activos sobre nuestra responsabilidad ética en la búsqueda del bien común, que se manifiesta en el cuidado y defensa del medio ambiente, pero también desde nuestra perspectiva como creyentes, los cristianos tenemos un compromiso ecológico que se transforma en una obligación de servir a la humanidad. Educarnos y educar al respeto y cuidado de la creación, significa entrar en el descubrimiento de un encuentro con el Creador que transforma a cada persona haciéndola colaboradora al completar la obra de la “creación y la redención del mundo”, por eso el asunto del cuidado del medio ambiente no tiene que ver con un tema de moda para la Iglesia, para los cristianos no se trata de aprender una nueva sensibilidad, sino más bien de recordar que la tierra es una creación divina cuyo cuidado también es nuestra responsabilidad. Los Padres de la Iglesia fueron consciente de ello, los Benedictinos por ejemplo lo entendieron y administraban los recursos de la tierra con sabiduría, también San Francisco de Asís, con su espiritualidad y en su tiempo nos invitó a un estilo de vida sobrio, que tanto urge en estos momentos, a los cristianos del siglo XXI se nos hace un llamado urgente para realizar un cambio efectivo de mentalidad que nos conduzca a adoptar nuevos estilos de vida, que tienen que ver con la forma de consumir, de producir y de relacionarnos con la naturaleza. Como ciudadanos y como cristianos no podemos no sentirnos interpelados por este tema, cada una de nuestras opciones, cada uno de nuestros comportamientos, por pequeño que sea, puede contribuir a hacer del mundo un lugar mejor o peor, aunque tal como decía la Beata Teresa de Calcuta “a veces sentimos que lo que hacemos es tan solo una gota en el mar, el mar sería menos si le faltara una gota”. El presente número del Boletín Communitas, tiene por tema ECOCIUDADANIA, es decir ciudadanos que asumen el cuidado y la protección del medio ambiente. El boletín busca estimular la reflexión y el compromiso social de los cristianos en este tema para destacar la necesidad de que seamos ciudadanos preocupados y ocupados en el cuidado del medio ambiente. 1 Ecociudadanía, Revista de las Hijas de María Auxiliadora, Nº 9/10 septiembre-octubre 2000, pág. 9

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CIUDADANÍA

ECOLÓGICA

Marshall Berman economista de origen británico, alude en su libro Todo lo sólido se desvanece en el aire una ruptura de statuo quo a nivel mundial. Habla de una modernización en economía y política, y de un modernismo en el arte, la cultura y la sensibilidad. Trata de explicar un periodo de la historia, donde el hombre confronta lo sagrado con lo profano, donde se ve forzado a considerar sus condiciones de existencia y sus relaciones recíprocas. Es una etapa de lucha dentro de la conciencia del propio hombre sobre lo que está sucediendo realmente en su entorno, y sobre su trascendencia, dando como consecuencia suscitar una reflexión sobre lo que puede acaecer. Es una etapa donde la permanencia del mercado mundial hace que constantemente éste busque expandirse a toda costa, absorber y destruir todos los mercados locales y regionales. En donde la producción, el consumo y las necesidades humanas se hacen más internacionales y cosmopolitas. Los campesinos y artesanos independientes no pueden competir con la producción en serie capitalista, y se ven forzados a abandonar la tierra y cerrar sus talleres. El autor no sólo describe, sino que evoca y pone en escena la marcha desesperada y el ritmo frenético que el capitalismo imparte a todas las facetas de la vida moderna. Nos hace sentir que somos parte de la acción, arrastrados por la corriente, lanzados hacia delante, sin control, deslumbrados y amenazados al mismo tiempo por la avalan-

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cha que se nos viene encima. De esta manera descubrimos que las sólidas formaciones sociales que nos rodean se han desvanecido, en una palabra, nos encontramos en “crisis”. Antes era solo citada por cambios de gobierno, o por estudiosos, refiriéndola casi exclusivamente a cuestiones económicas, hoy desafortunadamente se habla de distintos tipos de crisis “energética”, “ecológica”, “alimentaria”, “social”, “económica”, “cultural”, etc. Hay autores que aglutinan todas estas crisis en una sola: la crisis civilizatoria. Con esta idea se hace evidente que estamos presenciando el agotamiento, la debacle de un modelo de organización económica, productiva, política, cultural, social e ideológica.

Estamos presenciando el agotamiento, la debacle de un modelo de organización económica, productiva, política, cultural, social e ideológica.

Uno de los aspectos de esta crisis civilizatoria tiene que ver con el abandono por parte de la sociedad de su responsabilidad pública y política; facilitando que aquellos que detentan el poder (en cualquiera de sus manifestaciones especialmente el político y el económico), inmiscuyan intereses privados en la búsqueda del interés público. El modelo socioeconómico actual presenta a los ciudadanos como simples cifras, estados de cuenta, número de pasaporte, cédulas de identidad; como simples consumidores que estuviesen aislados de su entorno físico y social y como si fuesen, a la manera conductista, unas hojas en blanco en las que poder escribir toda la información que queramos, que utilizarán automáticamente y en las mismas condiciones. Estamos en un punto de quiebre, de cambio de paradigma. Es el momento de obtener resultados distintos, por lo tanto, debemos arriesgarnos a tomar caminos distintos. Necesitamos nuevas formas de pensar, para crear nuevas formas de convivencia, de relaciones en sociedad, siempre en el marco de una visión holística del mundo.

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Hay que enfatizar la difusión y el aprendizaje de valores éticos, de forma individual y colectiva, en pos de un nuevo concepto de ciudadanía.

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Una ciudadanía con una identidad para construir a partir de un ejercicio efectivo de sus derechos. Convertirnos en actores colectivos y no solo en sujetos sometidos a los principios de la ley; la condición de esta ciudadanía se debiera de entender no solo como un estado de derecho formal, sino un estado democrático de derecho, que permitiera convertirnos en ciudadanos activos, de tal forma que se aliente la organización ciudadana bajo los criterios de diálogo entre las esferas de la sociedad y por lo tanto, permitiera el desarrollo de la sociedad civil en un esquema de sociedades complejas. Hay que abandonar el etnocentrismo, promover la justicia ecológica y la justicia social y comprender que van de la mano, reconocer los límites (físicos, sociales, éticos) y ponerlos en práctica. Debemos realimentar el valor de lo público, de lo común. Necesitamos reelaborar una idea de desarrollo verdaderamente cualitativo y no unido al concepto cuantitativo de crecimiento. Tenemos que buscar la creatividad política, desarrollar la autoestima, valorar la solidaridad y aceptar y defender la diversidad. En definitiva, nuestra acción como ciudadanos tiene la urgente necesidad de un planteamiento ético desde el que se revisen en profundidad los pilares mismos de nuestra civilización2. Se hace un llamado a la “sociedad civil responsable” a los ciudadanos que, de manera individual o asociada, establecen relaciones que dan vida al tejido social y base a una verdadera comunidad de personas. Es importante subrayar la nota que alude a la responsabilidad, pues en la sociedad civil pueden existir grupos organizados y legítimamente constituidos para defender sólo sus idearios o intereses, sin apropiarse las exigencias del bien común. En cambio, en la “sociedad civil responsable” las cosas no funcionan por imperativos externos a ella, no participa, ni se organiza en función del poder político, administrativo o económico, sino por propia iniciativa, por autodisciplina y por sentido del interés general; es decir, por responsabilidad cívica y ciudadana que le lleva a ser vigilante y propositiva frente a las instituciones del Estado3. Es prioridad en esta sociedad civil responsable, una participación real, efectiva, activa, crítica y dirigida a la acción transformadora. La democracia no puede quedarse como una mera herramienta de un sistema de gobierno. La demo2 3

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¿Hacia la configuración de una EcoCiudadanía Global? fue publicada por Mario Robledo el 24/07/2007 a las 15.34 en Ecología. Exhortación Pastoral Que en Cristo nuestra paz México tenga vida digna CEM, Numeral 211, México 2010.


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cracia no es solamente como una estructura jurídica y un régimen político, sino como un sistema de vida fundado en el constante mejoramiento económico, social y cultural del pueblo. Cuando hablamos de Ecociudadanía nos referimos a la formación participativa, incluyente y resolutiva de personas, personas creativas en la búsqueda de más y mejores alternativas a conflictos ambientales. Preocupadas por el fundamento y el fin, que es la persona humana, es decir regresar al origen a lo local, que refuerza los procesos de democracia participativa, y viceversa. Reconociendo el valor de la diferencia, de la pluralidad, incluso del conflicto, pues es a través del conflicto bien orientado por criterios pedagógicos y ético-ambientales, como se reconstruye el tejido social. El medio ambiente es uno de los ejes en el que hoy debe apoyarse el cambio social. Ahí radica la importancia de educar a partir de los problemas ambientales, ya que son problemas que nos ponen en contacto con sistemas y realidades complejas y nos ofrecen la oportunidad de ejercitar y aprender sobre esta complejidad; y sobre todo que nos involucran obligadamente a todos. Por tanto, es preciso que se convierta a la ciudadanía en protagonista, eludiendo la indiferencia y unificación de conciencias que caracteriza la sociedad de masas de hoy, donde reina un conformismo generalizado en torno a una propaganda bien construida. Los cristianos no pueden eximirse de participar en tareas ecológicas, pues se trata de un derecho y un deber que debe de ejercerse en el marco de una sociedad pluralista, conduciéndose ente todo con ejemplaridad, sentido de responsabilidad y siempre con voluntad de servicio. En todo ello cobran un papel fundamental dos actores: los medios de comunicación y las ciudades. Los primeros tienen un papel estratégico en la sociedad que es importante para el aprendizaje de un lenguaje de paz con la creación y para la difusión de los gestos de paz; sin embargo, como hemos señalado, muchas veces abonan más al clima de violencia, inseguridad y desperdicio. Deben de reconocer su responsabilidad social en la difusión de las problemáticas ambientales con el fin de interesar al individuo en un proceso activo. Así también, la utilización de los medios de comunicación como recurso educativo, con sus características dinámicas y ágiles, ayuda a que los ciudadanos se movilicen en la acción participativa.

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“La Ecociudadanía desafía a los ciudadanos, a las instituciones, a las organizaciones de la sociedad civil y a los responsables políticos y económicos” La vuelta a lo local refuerza el proceso de democracia participativa. Es por ello que las ciudades adquieren un fuerte protagonismo, como referencia cercana, donde convergen aspectos disciplinares, pedagógicos y metodológicos que hacen de ellas magníficos recursos poco explotados y referentes obligados de la educación actual y del futuro. La Ecociudadanía desafía a los ciudadanos, a las instituciones, a las organizaciones de la sociedad civil y a los responsables políticos y económicos en el marco del cambio hacia un nuevo paradigma que contemple la complejidad también en nuestro papel dentro de las sociedades. Para ello, la educación ambiental puede convertirse en herramienta fundamental para contribuir a hacer de nuestras sociedades en general, y de la ciudad en particular, lugares cada vez más humanos, sustentables y democráticos.

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ESPIRITUALIDAD

CRISTIANA

Queremos aprovechar este número del Boletín Communitas para compartir algunos extractos del artículo del P. Angel Galindo García titulado “Cambio Climático a la luz de Caritas in Veritate y de la Doctrina Social de la Iglesia”, el cual publicamos en la editorial Caritas en agosto del 2010 con motivo de la reunión de la COP16 celebrada en Cancún y en la cual participó Caritas Mexicana. La encíclica última de Benedicto XVI afirma que el desarrollo está íntimamente ligado a la relación del hombre con el medio ambiente (CV 48). Desde esta perspectiva el papa vuelve a insistir en el Mensaje de la última Jornada de la paz diciéndonos que “si procuras la paz, cuida de la naturaleza y de la creación”[ ]El Papa en esta encíclica, sale al paso, sin querer entrar en polémica de la acusación hecha a la teología judía y católica de que han infiltrado en la cultura occidental la tendencia a la destrucción de la creación y al abuso de la naturaleza cuando interpretan erróneamente el mandato de la creación de ´dominar” la naturaleza. El Papa se refiere a la teología del Génesis e insiste en el sentido cuidador del término dominar (del latín “Dominus”: Señor) la creación, equivalente a ser Señor, cuidador, guardador de las cosas creadas en cuanto son un don de Dios. […] La naturaleza está a nuestra disposición no como un “montón de desechos esparcidos al azar” (Heráclito de Éfeso), sino como un don del creador que ha diseñado sus estructuras intrínsecas para que el hombre descubra las orientaciones que se deben seguir para guardarla y cuidarla.[…]

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Es necesario un cambio efectivo de mentalidad que tenga como fin adoptar nuevos estilos de vida.

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El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. De aquí, según el Papa, nacen unas exigencias:

“Que la sociedad actual revise seriamente su estilo de vida hedonista y consumista” Es necesario un cambio efectivo de mentalidad que tenga como fin adoptar nuevos estilos de vida. Estos estilos de vida han de poner fuerza en que la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un crecimiento común sean los elementos que determinen las opciones del consumo, de los ahorros y de las inversiones (Cf CA 36). El consumo debe por tanto estar al servicio de los trascendentales y de la búsqueda de un crecimiento y desarrollo común.[…] El Papa insiste en su encíclica en la importancia de ver el deterioro de la naturaleza como responsabilidad global en cuanto que formamos una gran familia humana. Esta responsabilidad es global, porque no concierne solo a la energía, sino a toda la creación, para no dejarla a las nuevas generaciones empobrecidas en sus recursos Debemos considerar un deber muy grave el dejar la tierra a las nuevas generaciones en un estado en el que puedan habitarla dignamente y seguir cultivándola.[ ] Los proyectos para un desarrollo humano integral no pueden ignorar a las generaciones sucesivas, sino que han de caracterizarse por la solidaridad y la justicia intergeneracional, teniendo en cuenta múltiples aspectos, como el ecológico, el jurídico, el económico, el político y el cultural (CDSI 451-486) […] Ha llegado el momento en que resulta indispensable un cambio de mentalidad efectivo, que lleve a todos a adoptar nuevos estilos de vida, “a tenor de los cuales, la búsqueda de la verdad, de la belleza y del bien, así como la comunión con los demás hombres para un desarrollo común, sean los elementos que determinen las opciones de consumo, de los ahorros y de las inversiones”. Se ha de educar cada vez más para construir la paz a partir de opciones de gran calado en el ámbito personal, familiar, comunitario y político.

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Conclusiones 1ª. No se justificarán ni la desesperación, ni el pesimismo ni la pasividad. (SRS 47) 2ª. Vamos en el mismo barco y Solo tenemos una tierra. 3ª. Convicción de la limitación de los recursos naturales. Algunos no renovables (SRS 34). La finitud de los recursos hace necesaria una política global de explotación internacional. 4ª. El control del consumo. Tanto la explotación de recursos como la contaminación han de ser controladas. 5ª. “El tener al servicio del ser”. La posesión ha de respetar la calidad y la ordenada jerarquía de os bienes que se tienen. (SRS 28) En resumen, dice Benedicto XVI, todos somos responsables: Todos somos responsables de la protección y el cuidado de la creación. Esta responsabilidad no tiene fronteras. Según el principio de subsidiaridad, es importante que todos se comprometan en el ámbito que les corresponda, trabajando para superar el predominio de los intereses particulares. Un papel de sensibilización y formación corresponde particularmente a los diversos sujetos de la sociedad civil y las Organizaciones no gubernativas, que se mueven con generosidad y determinación a favor de una responsabilidad ecológica, que debería estar cada vez más enraizada en el respeto de la “ecología humana”.

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LEYENDO A LOS

EXPERTOS

ECOCIUDADANIA El modo en que el hombre trata el ambiente influye en la manera en que se trata a sí mismo, y viceversa. (Caritas In Veritate, 51)

Desde principios de la humanidad pero, especialmente a finales del siglo XVIII con la Revolución Industrial, vino el desgaste de nuestro planeta a partir de la exigencia de producir cada vez más. Al mismo tiempo, la explosión demográfica exigió que la industria se desarrollara de forma vertiginosa al crecer la demanda de productos y servicios. Nuestra condición de temporalidad en nuestro planeta nos hace olvidar que nuestras acciones presentes impactarán profundamente el futuro de nuestros hijos, de nuestros nietos y de las generaciones venideras. Si bien, los cambios en nuestro entorno son tan lentos que a veces los pasamos inadvertidos, no significa que no existan. Por esta razón, hablar del cambio climático no sólo tiene que ver con datos científicos, negociaciones internacionales y acciones a partir de los gobiernos; se trata de reconocer lo que hacemos de nuestra casa, de nuestro espacio de vida y de la calidad que nos espera al vivir en ella. Para el cristiano, la vida propia y de los demás es importante. Tener la posibilidad de vivir dignamente es una meta que se consigue a partir de reconocernos cooperadores y participantes del bienestar comunitario, pero también debemos reconocernos responsables del maltrato y abuso de nuestro medio ambiente, especialmente del que tiene que ver con el uso de los recursos naturales por nuestros estilos de vida.

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El calentamiento de la tierra, conocido como calentamiento global, es resultado de la dinámica humana, tiene que ver con lo que consumimos, el tipo de energía que usamos, los materiales que producimos y los que compramos. Desde la visión científica se trata de un fenómeno antropogénico porque no es de origen natural o fortuito, sino de origen humano. Aunque no es posible detener el calentamiento global, la meta que los científicos y los países de la Convención Marco se proponen es que la temperatura no aumente más 2°C, ya que esto sería desastroso en la vida del ser humano. El aumento de la temperatura trae consigo el surgimiento de ciertas enfermedades, pérdida de espacios verdes, aumento en la frecuencia y agresividad de los huracanes y tsunamis, deshielo de los polos y por ende el aumento del nivel medio del mar, que trae como consecuencia inundaciones más agresivas y finalmente, que muchas ciudades y pueblos desaparezcan. Para que el modelo neoliberal en el que actualmente vivimos siga vigente, es necesario que las personas aumentemos nuestro nivel de consumo, de lo contrario la industria se detendría. Entonces, nos envuelven en un sistema mercadológico que nos invita a comprar más y más, estableciendo la obsolescencia programada y la obsolescencia percibida. La primera, se refiere al tiempo en que un aparato o producto deja de servir (para tener que comprar otro), la segunda, es un insatisfacción que conduce a la infelicidad por creer que los productos dejan de tener utilidad cuando aparece uno con mejores condiciones, características o elementos, entonces, las personas que se han dejado programar de esta manera se sienten insatisfechas y ven como basura lo que hace unos meses era una novedad. Con estos estilos de vida, los seres humanos dejamos en nuestro camino una estela llamada “huella de carbono”. Se trata de la suma de todos los gases contaminantes que emitimos a nuestro ambiente, pero ojo, no sólo hablamos de los que directamente emitimos, sino de aquellos que se generan por procesar, transportar y distribuir todos los materiales que consumimos. Si bien, no somos directamente responsables de los procesos para fabricar esos productos, al consumirlos estamos colaborando y nos volvemos copartícipes de la generación de más gases de efecto invernadero (gases responsables del

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aumento de la temperatura en el planeta). La huella de carbono nos permite identificar qué parte de nuestros estilos de vida están siendo dañinos al planeta. Si quieres calcular tu huella de carbono ve a la siguiente liga: http://www.josoclasolucio.com/calculadora/calc1es.php Reciclar, mantener en buen estado las áreas verdes y depositar la basura en los lugares adecuados son acciones necesarias pero insuficientes. El problema que nos embarga ha sobrepasado a las pequeñas acciones individuales. Desde la comunidad que formamos al compartir el mismo planeta, el problema nos está exigiendo una acción colectiva, que nos anime a participar organizadamente. El planeta es nuestra casa común, nadie es dueño y a mismo tiempo todos somos responsables. La no participación en acciones del bien común es un rechazo claro a pensar que el otro es tan valioso como los soy yo, es una forma de negar nuestra responsabilidad con los demás. Las acciones a favor del medio ambiente son un signo de comunión en los que habitamos este planeta, es procurarnos, es cuidarnos. De la misma forma en que los seres humanos nos dinamizamos para buscar sobrevivientes en tragedias como un terremoto, de esa misma forma debemos buscar los caminos, los pequeños huecos y túneles que nos permitan modificar nuestros estilos de vida, porque no basta con consumir menos, además habrá que consumir diferente. La Declaración de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Medio Ambiente Humano, Estocolmo (1972) dice que “el hombre tiene el derecho fundamental a la libertad, la igualdad y el disfrute de condiciones de vida adecuadas en un medio de calidad tal que le permita llevar una vida digna y gozar de bienestar, y tiene la solemne obligación de proteger y mejorar el medio para las generaciones presentes y futuras. La responsabilidad de los ciudadanos es indiscutible, así como indiscutible es la responsabilidad de los gobiernos en la tímida planeación de estrategias que impulsen acciones capaces de revertir el daño que hacemos a nuestro espacio vital de vida. La responsabilidad del hombre de cuidar de sí mismo es en sí un derecho fundamental de supervivencia al que tampoco podemos renunciar o relativizar.

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El problema nos est谩 exigiendo una acci贸n colectiva, que nos anime a participar organizadamente.

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Acciones desde lo personal y de la participación ciudadana Ahorra energía: Apaga, usa la luz solar con celdas, consume menos gasolina, cambia a focos ahorradores. Si te pones de acuerdo con los vecinos puedes obtener más baratos estos productos, con ello logras que la comunidad se eduque y aprenden a decidir colectivamente. Ahorra agua. Cuida que no haya fugas en tu casa ni en tu comunidad, reutiliza el agua con la que lavas la ropa para lavar el auto o el sanitario. Instala llaves y regaderas ahorradoras de agua. Involúcrate en las decisiones políticas en relación al medio ambiente. Hazte acompañar de tus vecinos, en soledad conseguirás poco, en grupo muchas cosas se mueven. Practica la triple “r”. Recicla, Reduce y reutiliza. Compra local. Investiga el origen de las cosas y rechaza enfáticamente aquellas que no tienen cuidado de los recursos naturales o que fueron fabricadas en condiciones de explotación sin un plan sustentable. Aprende a hacer composta con los desechos orgánicos, además de servir de abono evitas acumular más basura. Anima en tu trabajo, escuela y vecindario a practicar el reciclaje. Esta práctica es formadora y se puede obtener alguna remuneración económica por ello. Pero lo más importante es generar conciencia con la gente cercana a ti, por una persona que comprenda la necesidad de educarnos en el cuidamos del planeta, habrá más gente a su alrededor que desee, por lo menos, segur animando el cambio. Dimensión Pastoral del Trabajo Área: Pastoral de la Tierra Comisión Episcopal para la Pastoral Social, CEPS

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TRASCENDENTE

Agradezco la oportunidad de permitirme compartir con el público lector de Communitas algunos puntos de vista relacionados con la ecociudadanía. El nombre de la publicación evoca la vida en común, el ser comunidad, la comunión a la que hemos sido convocados y la ecociudadanía nos refiere también al asunto de una visión ciudadana que bien podemos calificar de universal, más allá de los límites que imponen las fronteras, participando en una causa común que es el entorno natural en el que todos convivimos. Como miembros de esta comunidad universal disponemos en la actualidad de observatorios desde donde podemos contemplar, desde una visión exterior, la maravilla de nuestro mundo, nuestra casa común, hábitat que compartimos sin importar edad, sexo, condición social, estudios realizados, actividad económica, estado civil, coeficiente intelectual, salud lo real es que todos vivimos bajo el mismo techo y nos maravillamos cuando vemos imágenes de nuestro planeta captadas desde algún satélite. De igual forma nos maravillamos cuando observamos desde el punto en que nos encontremos el espectáculo celeste. La inventiva humana también ha creado instrumentos que nos posibilitan observar más allá de donde nuestros ojos lo permiten y contemplamos el universo y nos preguntamos por él, qué hay en él, detrás de él. Miles de millones de tiempo y espacio luz nos rodean. Y el ser humano también ha creado los aparatos que nos permi-

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ten observar hacia dentro de nuestra casa común: descendemos y profundizamos los océanos, el interior de la tierra, el microcosmos y todas esas imágenes captadas no dejan de sorprendernos. Constelaciones, peces de una inmensa gama de formas y colores, ríos, bosques, células, átomos, aves, bosques, desiertos, ríos, el bebé en el seno materno, estamos rodeados de la maravilla de la vida y del milagro de la vida. Ese es nuestro entorno, este es el lugar del que somos ciudadanos y por tanto del que somos responsables. Tomás de Aquino enseña que el ser superior asume las perfecciones del ser inferior. Los vegetales asumen las perfecciones de los minerales, los animales de los minerales y los vegetales; el hombre asume las perfecciones, dicho en forma resumida, de la creación. La persona, el ser humano, es el ser más perfecto en el universo, razón por la que es quien se constituye en responsable de la conservación de la naturaleza. Si partimos del principio contenido en el Génesis, Dios entrega la creación al hombre para su servicio y cuidado, lo que implica una adecuada administración de los recursos naturales. El ser humano, como creatura de Dios, participa de la naturaleza material y de la naturaleza espiritual, constituyéndose así en colaborador de la creación divina, no solo en el sentido de dar continuidad a la vida humana, también en el sentido de perfeccionar la naturaleza, el orden de la sociedad, la economía, todo para su beneficio y gloria de Dios. De esta forma la ecociudadanía trasciende las fronteras del universo. Gerardo Mosqueda Martínez gminfo@gerardomosqueda.com.mx www.gerardomosqueda.com.mx

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COMPARTIENDO

EXPERIENCIAS

Hace unos días tuvimos oportunidad de compartir una reunión de Pastoral Social con la Provincia de Xalapa, y visitar la Diócesis de Córdoba en particular, donde pudimos conocer directamente un esfuerzo ciudadano muy importante y que viene muy al caso con el tema de este Boletín, nos referimos al Comité de Defensa Naturaleza Verde para siempre, se trata de un grupo de ciudadanos de diferentes comunidades del estado de Veracruz, que ante el inminente proyecto de construcción de una hidroeléctica, se han articulado y organizado ante la preocupación de que no existe información y no han sido tomados en cuenta para saber en qué perjudicará o beneficiará este proyecto a las comunidades. Queremos compartir con los lectores este esfuerzo ciudadano sobre un asunto específico del cuidado del medio ambiente, en donde hemos encontrado la importancia de ser ciudadanos responsables y comprometidos. Creemos que es necesario socializar esfuerzos de este tipo y en la medida de nuestras posibilidades apoyar acciones como ésta, cada uno desde nuestras trincheras. Para mayor información les invitamos a visitar el blog: http://www.rioblancolibre. blogspot.com/ y les compartimos algunas notas de prensa y fotografías que los propios compañeros nos han hecho llegar.

LA JORNADA VERACRUZANA

Celia Díaz García - sábado, julio 09, 2011 Repudia el comité de Defensa Naturaleza Verde proyecto de hidroeléctrica Naranjal Lo que más preocupa, señalaron, son los efectos posteriores y más graves que El Naranjal contraerá a varias comunidades y municipios de la zona centro. Córdoba, Ver.- Cada día son más los campesinos que se unen al llamado del comité Defensa Naturaleza Verde para Siempre, para manifestarse contra la instalación de la planta hidroeléctrica El Naranjal propiedad de la empresa Agroetanol de Veracruz que, aseguran, no traerá beneficio alguno para los ejidatarios de la zona centro, por lo que este domingo cientos de campesinos participarán en la marcha regional pacífica, con la cual harán llegar su reclamo a todos, a dependencias gubernamentales para que impidan la continuidad del proyecto.

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A decir de Lilia Díaz Ramírez, integrante del comité, a este reciente llamado se han unido más personas, toda vez que desconocían el impacto que el proyecto tendría en sus tierras, por lo que se pretende que para este movimiento masivo participen más de 18 comunidades de los distintos municipios que se verán afectados con la construcción de la hidroeléctrica, entre ellos, Fortín, Amatlán, Cuichapa, Naranjal y Omealca, por lo que se estima una copiosa participación. Integrantes del comité refirieron que al paso de los días y mediante las caravanas informativas realizadas por todas las comunidades de la zona centro que incluyen el proyecto, la respuesta ha sido positiva, puesto que muchos campesinos desconocían la realidad de la hidroeléctrica, ya que habían sido engañados por personal de la empresa, por lo que ahora, al conocer el real fondo de la situación se suman a la protesta para que no se ejecute el proyecto El Naranjal. Díaz Ramírez indicó que durante las caravanas de información los campesinos han revelado las vejaciones de las que han sido objeto por parte de los representantes de la empresa, y señalan especialmente a Isidro Tobías de la Rosa, quien se acerca a los ejidatarios de manera alevosa, con acosos y prepotentemente a pretender comprar las tierras bajo el argumento de que serán utilizadas para la extracción de mármol o estudios del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), entre otras mentiras, aunado a ello a que el antes mencionado se ha presentado como ejidatario, cuando no pertenece siquiera a la comunidad, por lo que no descartan que adquirió el título con otra persona. Lo que más preocupa, señalaron, son los efectos posteriores y más graves que El Naranjal contraerá a varias comunidades y municipios de la zona centro; el mayor consideración se refiere al desvío del cauce del río Blanco en 22 kilómetros que será conducidos a través de varias localidades de los municipios de Fortín, Córdoba, Amatlán, Yanga y Cuichapa, lo que afectará además a Ixtaczoquitlán, Naranjal, Coetzala y Omealca, lo que desaparecerá prácticamente todo el río en las comunidades de Naranjal, Coetzala y Cuichapa.

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Aunado a ello, insistieron, los daños también son graves en cuanto a la tala inmoderada, filtraciones de agua contaminada que surtirán a las poblaciones, entre otras afectaciones mayores que les han sido señaladas a las autoridades del estado y municipales. Sin embargo, lamentaron que hasta la fecha las autoridades hagan caso omiso a sus llamados para frenar esa obra, a pesar de que en los recorridos de los comités se han señalado la detección de maquinaria en ejidos, la tala inmoderada, las perforaciones para hacer estudios de suelo, las aperturas de camino, todo ello sin mostrar un permiso de la empresa en mención. Por lo que, al no haber una respuesta de parte del gobierno, el comité adoptó acciones, como asambleas regionales y para este domingo una marcha pacífica regional que abarcará todos los municipios y localidades que incluye el proyecto El Naranjal. Además, advirtieron que no permitirán que ingrese más maquinaria, en caso de que la detecten no dudarán en frenar los trabajos, tal como sucedió en esta semana en la comunidad de Chilipanapa perteneciente al municipio de Amatlán. De este caso, recordaron, el alcalde se comprometió con los habitantes mediante una minuta firmada para no permitir el ingreso de maquinaria a su jurisdicción; caso contrario, podrían tomar acciones legales. Integrantes del comité señalaron que hasta el momento éste ha sido el único municipio que ha adoptado una postura firme contra el proyecto, mientras que los campesinos de Córdoba y Fortín no han mostrado apoyo a los movimientos. La marcha partirá este domingo 10 de julio en punto de las ocho de la mañana en el municipio de Amatlán y recorrerá las zonas incluidas. HABITANTES de varias comunidades de la zona centro realizaron ayer una rueda de prensa para manifestar su rechazo a la construcción de una hidroeléctrica.

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