Libro fuerte agui

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FUERTE SAN MIGUEL DE AGÜI

1777 - 2012


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FUERTE SAN MIGUEL DE AGÜI 1777 - 2012

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© Ministerio de Obras Públicas de Chile Registro de Propiedad Intelectual Inscripción Nº 219741 Primera edición: Octubre 2012 Instituciones Responsables: Gobierno Regional de Los Lagos / Intendente Sr. Juan Sebastián Montes Porcile Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo / Subsecretario Sr. Miguel Flores Vargas Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas / Director Nacional Sr. James Fry Carey Unidad Técnica: Dirección Regional de Arquitectura Los Lagos Director Regional: Oliver Reinke Opitz, Arquitecto Inspección Fiscal del Estudio: Francisco Contreras Mayorga, Constructor Civil Asesor a la Inspección Fiscal: Ricardo Neira Sánchez, Arquitecto Responsable de la Edición: Ricardo Neira Sánchez Autores de los Capítulos: Gabriela Santander Horta, Patricio Galarce Cornejos, Jose Ulloa Cortés, Eduardo Rivera Silva, Oscar Fuenzalida Reyes, Francisco Contreras Mayorga, Ricardo Neira Sánchez, Fanny Canessa Vicencio. Ilustraciones: Humberto Molina Díaz, Eduardo Rivera Silva, Oscar Fuenzalida Reyes, Ricardo Neira Sánchez. Fotografías: Rodrigo Muñoz Carreño, Registro Fotográfico de Equipo Jaspard 2003 - 2004, Registro Fotográfico de Claro Vicuña Valenzuela 2011 - 2012, Armando Gesell, Roberto Montandón, Registro de la Dirección Regional de Arquitectura - MOP. Foto Portada: Rodrigo Muñoz Carreño, 2012 Foto Contraportada: Nicanor Bahamonde Vidal, 1940 Edición: La Bauda ediciones, Ancud. Correctores de Texto: Ricardo Alvarado Bórquez, Cristina Alvarado Zapata. Diseño Gráfico: Alberto Cárdenas Sánchez. Impresión: Imprenta América, Osorno. Se autoriza la reproducción total o parcial de los contenidos citando la fuente.

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Proyecto Conservación Puesta en Valor Fuerte San Miguel de Agüi

Dirección de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas Región de Los Lagos

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ÍNDICE PRESENTACIÓN SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO REGIONAL Y ADMINISTRATIVO PRESENTACIÓN GOBIERNO REGIONAL DE LOS LAGOS PRESENTACIÓN DIRECCIÓN NACIONAL DE ARQUITECTURA PRÓLOGO INTRODUCCIÓN CAPÍTULO I. Marco Geográfico Chiloé Prehispánico El Impacto de los Asentamientos Coloniales CAPÍTULO II. Los Primeros Pobladores de Lacuy CAPÍTULO III: Historiografía del Fuerte de San Miguel de Agüi Siglo XVI al XVIII: Importancia geoestratégica del archipiélago de Chiloé, fortificación del Puerto de San Carlos, Península de Lacuy y Punta de Agüi Período Fundacional de San Miguel de Agüi, 1777 -1778. S. XIX, 1818. Informe sobre el estado de Agüi y de Las Baterías de San Carlos de Ancud, por el Brigadier y Sub Inspector de Ingenieros don Manuel Olaguer Feliú. a. Observaciones respecto a la construcción en mampostería de cancagua en los repuestos de pólvora. El Fuerte de Agüi y las Campañas de Anexión de Chiloé a la República, 1820 - 1826: a. Primera Expedición: Asalto al Castillo de San Miguel de Agüi . b. 1822. Segunda Expedición: No logra zarpar. c. 1824. Tercera Expedición: El Combate de Mocopulli. d. 1825: Motín en las filas insulares: Acuartelamiento de Agüi. e. 1825. Una capitulación unilateral anticipada que pudo cambiar el curso de la guerra y la capitulación de la fortaleza. f. Las falsas esperanzas de refuerzos y la armada peninsular que jamás arribó. g. La última batalla por la independencia: Bahía de Ancud, Lomas de Bellavista, y Fuerte de San Miguel de Agüi, 14 y 15 de enero de 1826. h. Armisticio y capitulación de Chiloé junto al Fuerte de San Miguel de Agüi. i. El Tratado de Tantauco y la Anexión de Chiloé a la República, 19 de enero de 1826. j. El Fuerte de Agüi nuevamente en armas. Primer alzamiento Republicano en Chiloé. Primeros testimonios del abandono. 1854: Informe Intendente José Rondizzoni. Plan de Refortificación: Guerra contra España. 1865 - 1866. a. Proyecto de Reconstrucción Fuerte de San Miguel de Agüi, 1865, por el Ingeniero Militar, Capitán Raimundo Ansieta. San Miguel de Agüi en el Siglo XX. Un abandono sostenido hasta 1966. a. 1911. Acuarelas de Ernest Courtois de Bonnencontre. b. 1928 - 1954. Registros fotográficos de Guillermo Feliú Cruz y Roberto Montandón. c. Terremoto y Tsunami de 1960. Testimonio del último guardián del Fuerte: don Pedro José Maldonado y su hijo Omar Maldonado Vargas d. 1966. Intervención de la Escuela de Canteros de La Universidad de Chile.

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CAPITULO IV: Identificación de La Artillería existente. Caracterización General de la Artillería Cañones Británicos a. Aspectos Constructivos y Tecnológicos b. Individualización Cañones Estadounidenses a. Aspectos Constructivos y Tecnológicos b. Individualización Cureñas Conclusiones CAPÍTULO V: Características Arquitectónicas del Fuerte Agüi Descripción Características CAPÍTULO VI: Proyecto de Conservación y Puesta en Valor del Fuerte San Miguel de Agüi Estado de Conservación Inicial Valores Patrimoniales Proyecto de Intervención CAPÍTULO VII: Monitoreo Arqueológico Análisis estratigráfico a. Corte 1 b. Corte 2 c. Corte 3 d. Corte 4 Restos materiales recuperados Conclusiones CAPITULO VIII: Proceso de Conservación Conservación de las estructuras de piedra cancagua a. Limpieza de los muros de piedra cancagua b. Proceso de hidrofobización de la piedra cancagua Proceso de conservación de cañones Proceso de conservación del faro histórico. Conservación de piezas arqueológicas a. Proceso de reensamblaje de piezas arqueológicas b. Rotulado del material CAPÍTULO IX: Los Canteros de Yuste: Maestros labradores en cancagua de Agüi. Los Últimos Canteros de Yuste y Ancud: Don Miguel Barría y Ramón “Moncho” Pérez. ANEXO 1. Tratado de Tantauco ANEXO 2. Las Lanchas Cañoneras Generalidades Acciones de las lanchas cañoneras en la campaña de 1826. Combate naval de Puquillihue. BIBLIOGRAFÍA

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SUBSECRETARÍA DE DESARROLLO REGIONAL MIguel Flores Vargas Subsecretario Vivimos en un país que, enfrentado a un desarrollo y distribución de los recursos desigualitario a lo largo de todo su territorio, aspira a una efectiva descentralización y a ofrecer condiciones de vida equivalentes a todas las personas, cualquiera sea la región, comuna o localidad en la que hayan nacido o habiten. Una descentralización que en esencia implica reconocer y poner en valor la diversidad de los territorios y de su gente, de sus necesidades, historias, patrimonio, rasgos socioculturales, actores y tiempos: destacando esta heterogeneidad. En palabras del Presidente Sebastián Piñera: “la gran riqueza de Chile es nuestra diversidad cultural”. El patrimonio histórico y cultural constituye un activo que, bien utilizado, abre campos de desarrollo económico para los territorios locales y regionales y a sus comunidades. A la vez colabora en el fortalecimiento de las identidades socio-territoriales y la cohesión social; elementos fundamentales no sólo para contar con comunidades cada vez más protagonistas de sus procesos de desarrollo, sino también para profundizar la democracia y avanzar hacia una mejor calidad de vida para cada uno de nuestros compatriotas. Por estas razones la Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo (SUBDERE), institución encargada de impulsar el proceso de descentralización y de fomentar el desarrollo armónico, asume una responsabilidad protagónica como ejecutora del Programa Puesta en Valor del Patrimonio –financiado en parte por un préstamo del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), en alianza con los Gobiernos Regionales y la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas. En esta línea, en mi calidad de Subsecretario de Desarrollo Regional y Administrativo, celebro la aparición del presente libro, que corona exitosamente la ejecución de la primera obra financiada por el Programa en la Región de Los Lagos, proyecto que resulta destacable por estar localizado en la Provincia de Chiloé, el último territorio dominado por los españoles en América. Este fuerte es un testimonio de las condiciones geográficas y de ocupación del territorio, con sus particularidades

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culturales, étnicas, religiosas e históricas, además de su calidad arquitectónica. El objetivo principal de su restauración e intervención, es la puesta en valor del sitio, lo que significa potenciar el Fuerte de San Miguel de Agüi como lugar estratégico y patrimonial. Es indispensable su conservación, puesto que constituye un circuito natural, cultural y turístico de fortificaciones que reflejan la totalidad de un sistema defensivo propio de una época histórica. Por ello, el proyecto implicó construir la infraestructura necesaria que permita, por un lado, realzar sus valores históricos y materiales revelando los restos de una tipología ya extinta, y a la vez, otorgarle un activo de desarrollo sostenible que sea un orgullo para la localidad, la comuna y la región.

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GOBIERNO REGIONAL DE LOS LAGOS Juan Sebastián Montes Porcile Intendente La Conservación del Fuerte San Miguel de Agüi en la Provincia de Chiloé, se enmarca dentro de la política del Presidente Sebastián Piñera, a través de la línea de financiamiento del programa “Puesta en Valor del Patrimonio”, siendo su objetivo principal la habilitación del fuerte como Museo de Sitio. En este contexto, la presente publicación recoge esta experiencia y desarrolla la investigación histórica que identifica su importancia histórica y estratégica. Esto significa potenciar la importancia de San Miguel de Agüi como lugar estratégico y patrimonial, que otorga a la comuna de Ancud un nicho para el desarrollo turístico. Además pretende convertir al fuerte en parte de un circuito cultural de fortificaciones conformado por los fuertes San Carlos, San Antonio, San Miguel de Agüi y las baterías de Chaicura y Balcacura. San Miguel de Agüi se transformará en un espacio histórico, cultural y turístico consolidado que entregará una mejor infraestructura y potenciará un movimiento económico para el sector al incorporar servicios complementarios que apoyen al circuito, permitiendo la generación de nuevos empleos en el lugar, gracias al turismo patrimonial que se quiere potenciar en la zona. A través de la intervención en el bien patrimonial no sólo se preserva el legado histórico, sino que también se aumentan las posibilidades de desarrollo local, que desde el Gobierno Regional y el Consejo Regional estamos apoyando con fuerza y decisión, ya que para el Gobierno del Presidente Sebastián Piñera el valor patrimonial es de suma importancia para el desarrollo integral de las comunidades que poseen un fuerte capital histórico cultural, que sin duda hay que mantener y consolidar. Al finalizar, quiero expresar un reconocimiento especial a quienes han participado de este proyecto, quienes han recopilado información muy valiosa para potenciar el patrimonio cultural de nuestra Región, específicamente en zonas tan ricas en cultura y tradiciones como lo es la Isla Grande de Chiloé.

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DIRECCIÓN NACIONAL DE ARQUITECTURA James Fry Carey Director Nacional de Arquitectura La conclusión del proyecto Conservación y Puesta en Valor del Fuerte San Miguel de Agüi marca un hito en la historia de este monumento nacional, al poner a disposición de la comunidad el primer Museo de Sitio de la isla de Chiloé. La presente publicación recoge esta intervención, relevando en contexto los valores históricos, políticos, estratégicos y arquitectónicos, así como la historia constructiva del bien: desde los ingenieros militares encargados de levantarla y modificarla de acuerdo a las necesidades defensivas, su papel en la lucha por la posesión y defensa de la Isla, y las distintas intervenciones contemporáneas, en las que destaca el arquitecto Roberto Montandón en la década de 1960. Este proyecto, ejecutado por la Dirección de Arquitectura en el contexto del Programa Puesta en Valor del Patrimonio, está íntimamente relacionado con las obras ya entregadas de las baterías de Chaicura y Balcacura y que estamos seguros serán el punto de partida de la puesta en valor del histórico sistema defensivo de Chiloé, transformando inmuebles y sitios patrimoniales en polos de desarrollo que generen beneficios sociales, culturales y económicos para toda la comunidad. Junto con celebrar esta obra, es necesario valorar el trabajo de los distintos profesionales de la Dirección Regional de Arquitectura de Los lagos, Subdirección de Desarrollo Regional y Gobierno Regional, quienes han puesto su afán en la materialización de ella, y que sin duda continuarán en la tarea de rescatar el patrimonio arquitectónico de la región bajo una mirada sostenible y territorial, con el objeto de heredar a las generaciones venideras espacios significativos y constructores de nuestra identidad.

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PRÓLOGO

Cuando hablamos de Patrimonio nos referimos a una herencia, un legado que hombres y mujeres del pasado fueron traspasando para dejar testimonio material e intangible de las obras de sus artistas y sabios. Sin embargo, al conversar de Patrimonio Cultural, lo identificamos con diversas manifestaciones representativas de los grupos humanos de una determinada sociedad. En Chiloé, esta riqueza nos permite señalar que el archipiélago conforma dentro del país una de las zonas más especiales, no sólo por su desmembrada geografía, sino por sus habitantes empapados de costumbres y tradiciones producto de centurias de ocupación borde marina. Por todo lo anterior, se valora profundamente el proyecto de recuperación de las fortalezas del periodo histórico, que da cuenta de la ocupación española de estas islas, siendo la península de Lacuy, en la comuna de Ancud, un ejemplo que la Dirección de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas quiso perpetuar en el tiempo. La puesta en valor del fuerte San Miguel de Agüi, en cuyo portal se escribieron gloriosas paginas por la defensa de Chiloé, permitió volver la mirada a pequeñas y grandes historias, episodios que se plasman en este libro donde sus autores se han empeñado en entregar nuevos y valiosos antecedentes que ilustran este texto. Desde los primeros pobladores de la península, los orígenes e historia de la fortaleza y los canteros de cancagua de Yuste, se reescribe una historia que va encontrando su espacio en cada uno de los capítulos de esta obra, que nos permite viajar a una época donde la Isla Grande era el lugar de abastecimiento de las embarcaciones que cruzaban el estratégico Estrecho de Magallanes, paso obligado de los viajeros europeos que lo navegaban para llegar al Océano Pacifico, con rumbo a desconocidas regiones asiáticas. Chiloé, epicentro importante de expediciones militares, cartográficas y científicas, requirió de fortificaciones adecuadas para defender el dominio hispano en el extremo más austral del planeta.

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Las ilustraciones, fotografías y planos que adornan este trabajo no son más que el reflejo documental apropiado para comprender que el esfuerzo de unos pocos son las glorias del último bastión español en America Del Sur. Las piedras cancaguas que levantaron San Miguel de Agüi y los magníficos cañones que defendieron su trinchera tienen en estas páginas un tratamiento especial. Una a una estas piezas de artillería relatan una historia escrita en los añosos metales que resonaron para impedir el paso a la “llave del mar del sur”, como era conocida la villa de San Carlos de Ancud. Asimismo, las intervenciones para la conservación del fuerte que otrora dejaron su impronta, encuentran en estos escritos el tratamiento adecuado para profundizar en el entendimiento del principal baluarte del Archipiélago. Al apreciar el valor de este libro no cabe duda que servirá para ahondar los conocimientos sobre la particular historia de Chiloé, con episodios poco difundidos que esperan que en una educación con pertinencia se encuentre el camino para que nuestros estudiantes puedan reforzar su identidad, comprendiendo que las obras materiales nos testimonian de los quehaceres y valores que otros hombres fueron conservando para beneficio de futuras generaciones. Finalmente, la conservación del patrimonio cultural de los pueblos es responsabilidad de toda la sociedad, porque el cuidado y la preservación en el tiempo de los monumentos más representativos de nuestra cultura, permitirá que en el futuro otras personas disfruten de un legado que obligatoriamente es nuestro deber conservar. Felipe Montiel Vera Profesor de Historia y Geografia Director Museo Municipal de Castro C.A.M.N. Chiloe

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INTRODUCCIÓN

El Programa Puesta en Valor del Patrimonio desarrolla estratégicamente desde 2007 diversas intervenciones encaminadas a potenciar el desarrollo social y cultural de las comunidades asociadas a los inmuebles y sitios de valor patrimonial de la región de los Lagos, propiciando intervenciones físicas, diseños, estudios y actividades asociadas. El sistema de Fortificaciones de Chiloé es una de las áreas de desarrollo definidas por la mesa regional del Programa. En ese contexto, esta intervención –junto a las baterías de Chaicura y Balcacura entre 2009-2010- consolida el subsistema de Lacuy, de manera complementaria y asociada a la realización de los estudios Diagnóstico del Sistema de Fortificaciones de Ancud y la Prefactibilidad del Fuerte San Carlos de Ancud entre 2012 – 2013. La presente publicación recoge el proyecto “Conservación y Puesta en Valor del Fuerte San Miguel de Agüi”, ejecutado por la Dirección Regional de Arquitectura MOP a través de la constructora Claro Vicuña Valenzuela S.A., entre 2011-2012. Con el objeto de entregar una visión ordenada, se estructura en sus variables contextual y técnica como se indica a continuación: El contexto original de Lacuy (Caps. I y II) define las características etnográficas, geográficas y ambientales de su localización. La historiografía (Cap. III) pone de manifiesto el valor político, estratégico-militar e histórico del Fuerte San Miguel de Agüi como defensa del Puerto de San Carlos de Ancud, en el contexto del sistema Antemural del Pacífico, su papel en la lucha y defensa de la Isla, y reconociéndolo como último bastión español. Se identifica su evolución defensiva desde la simple empalizada hasta el denominado Castillo de Agüi , su abandono, redescubrimiento e intervenciones de conservación contemporáneas. Esta lectura histórica se complementa con ilustraciones de la evolución constructiva del fuerte y un completo análisis de su artillería (Cap. IV) y arquitectura (Cap. V).

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El proyecto de Intervención (Cap. VI) resume los antecedentes técnicos de la habilitación como Museo de Sitio bajo criterios de conservación de mínima intervención, reversibilidad, y diferenciación. Estos antecedentes técnicos, profundizan en los criterios y alcances de las actividades de Monitoreo Arqueológico (Cap. VII) y Conservación (Cap. VIII). Asimismo, se releva el patrimonio inmaterial asociado al trabajo en piedra cancagua de los canteros de Yuste (Cap. IX), el Tratado de Tantauco (transcrito en anexo 1) y la tipología de lanchas cañoneras (anexo 2) utilizadas como complemento esencial en el desarrollo de las acciones bélicas. En el contexto de puesta en valor de la ruta del sistema de fortificaciones de Chiloé, es esperable que la recuperación del Fuerte San Miguel de Agüi como Museo de Sitio, así como la presente publicación, permitan la revalorización de este sitio como un lugar fundamental para la interpretación histórica de la Isla y orgullo de sus habitantes.

Ricardo Neira Sánchez Arquitecto, Encargado Regional de Patrimonio Dirección de Arquitectura MOP, Región de Los Lagos

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Fig. 1.- Vista aĂŠrea del Istmo. En el horizonte se identifica la ciudad de Ancud.

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CAPÍTULO I: MARCO GEOGRÁFICO Gabriela Santander Horta / Patricio Galarce Cornejos.

El Castillo San Miguel de Agüi pertenece al conjunto histórico ubicado en el extremo oriente de la península de Lacuy, frente a la península de Ancud cerrando por el N el Golfo de Quetalmahue, entrada natural al puerto de Ancud. La zona se ubica en el área agroclimática del Maullín, correspondiente al clima marino templado lluvioso, el cual se extiende por la faja costera sureste de la ciudad de Valdivia (40°S) hasta el borde oriental de la Isla Grande de Chiloé (43°S) y se caracteriza por presentar temperaturas medias anuales que bordean los 10,9°C con una máxima media en el mes más cálido (febrero) de 20,1°C y una mínima media en el mes más frio (julio) de 4,0°C. Las precipitaciones son abundantes bordeando los 1890 mm anuales, siendo el mes de junio el más lluvioso con 227 mm, sin estación seca. Por otra parte, los vientos predominantes en la zona son los NW aunque en la época estival los vientos cambian a la dirección SW. Desde la llegada del otoño (mes de marzo), hasta el comienzo de la primavera (mes de septiembre) los vientos norte se anuncian en la zona con presencia de neblina acompañadas por abundantes lluvias (Castillo et al. 1998). En lo que respecta a las características geomorfológicas de la zona podemos decir que la península de Lacuy se encuentra dispuesta sobre dos formaciones geológicas relevantes; A mayor profundidad podemos encontrar el Complejo Volcánico de Ancud, de una edad atribuida al Mioceno inferior a medio, caracterizado por presentar una composición predominantemente volcánica, constituida por andesitas, tobas soldadas, brechas y aglomerados, cuyos afloramientos se ubican en colinas y acantilados costeros de la zona. Por otra parte, encontramos la denominada Formación Lacuy constituida principalmente por lahares con intercalaciones arcillosas, encontrándose superpuesta estratigráficamente a las facies marinas y continentales del complejo Volcánico de Ancud. La base de esta formación se encuentra bien expuesta en acantilados costeros de la zona, donde los sedimentos semi consolidados se

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superponen a rocas volcánicas altamente cohesionados del complejo volcánico de Ancud. Su principal característica es su composición litológica, donde se registran estratos de piedra cancagua, la que corresponde a una roca del tipo arenisca tobácea, compuesta por clastos de lava primarios, piroclásticos y materiales epiclásticos.

Fig. 2.- Acantilados de arenisca cancagua en Yuste.

Sobre las dos formaciones detalladas con anterioridad es posible encontrar depósitos de terrazas las cuales se encuentran a diferentes alturas respecto al nivel del mar y depósitos de playa distribuidos a lo largo de la costa y compuestos por un agregado no consolidado de gravas y arenas provenientes de rocas locales erosionadas y removidas. El elemento predominante de la morfología geográfica del área es la presencia de serranías bajas y redondeadas, formadas por rocas volcánicas, rocas descompuestas y suelo vegetal erosionado muy desarrollado, constituido por materiales provenientes de la descomposición físico químico de rocas. La serranía presenta niveles de terraza de diversas alturas que han sido erosionadas por corrientes de aguas superficiales y el nivel allanado original ha sido modificado por un paisaje en el que actualmente podemos ver suaves colinas.

Fig. 3.- Vista sur de la Península de Lacuy.

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Dichos parajes se ven contrarrestados con la presencia de costas abruptas formadas por rocas volcánicas modeladas por una serie de procesos erosivos oceánicos y corrientes superficiales, procesos que han mermado el desarrollo de playas. Todas estas formas se han desplegado sobre una herencia geomorfológica glacial reciente (Pleistoceno), otorgando un alto grado de fragilidad al sistema, condición acentuada por diversas variaciones recientes (Holoceno) del nivel marino.


CHILOÉ PREHISPÁNICO Antes de la llegada de los españoles a la isla de Chiloé, densos bosques cubrían la mayor parte de la isla, favorecidos por el desarrollo de factores climáticos de temperatura de alta pluviosidad (Villagrán 1191, Villagrán et al. 1997, Niemeyer 2000). Entre las formaciones vegetacionales más difundidas encontramos el bosque laurifolio de Chiloé, el bosque siempreverde con turberas de Chiloé y en importantes áreas el bosque siempreverde de Puyuhuapi (Villagrán 1991, Gajardo 1994). Toda esta conformación vegetacional sido transformada antrópicamente desde tiempos pretéritos. Los investigadores Hausser (1994) y Moreno (2000) postulan así, la existencia de cambios vegetacionales atribuidos a fuegos generados por actividad humana desde el Pleistoceno tardío. Tales perturbaciones habrían acaecido a nivel local siendo de baja severidad (Moreno 2000). Sin embargo durante el Holoceno, particularmente después del 5000 A.P. (Hausser 1994) reconoce un notorio incremento de fuegos extensivos en el archipiélago de Chiloé, en donde si bien la agricultura de tala y roce pudo haber sido una práctica agresiva contra el bosque, esta actividad parece no haber superado los límites de la tolerancia y resiliencia de los ecosistemas locales (Dillehay 1976, 1990, Aldunate 2000) constituyéndose así en una variable más del paisaje ecológico del Chiloé prehispánico (Torrejón et al. 2004).

Fig. 4.- Bosque siempreverde de la Península de Lacuy.

Como veremos posteriormente, la estrecha relación de los grupos aborígenes chilotes con el medio ambiente marino, y que permanece como herencia hasta nuestros días, habría sido fundamental para su subsistencia. A pesar de lo anterior, dichas tareas extractivas del medio ambiente marino se habrían visto complementadas con labores agrícolas y ganaderas. De esta manera podemos registrar variada evidencia documental que nos indica de tempranos cultivos autóctonos en Chiloé en donde destacan variadas especies de papas (Solanum tuberosum), quínoa (Chenopodium quinoa) y maíz (Zea mays). (Latcham 1936) además reconoce la presencia de otras dos especies autóctonas cultivadas por los grupos autóctonos, como una oleaginosa denominada madi (Madia sativa) y un cereal llamado mango o mangu (Bromus mango), ambos cultivos de los cuales ya no tenemos registro en la actualidad. Como mencionamos anteriormente, otra forma de economía empleada desde épocas prehispánicas que habría coadyuvado a moldear el paisaje prehispánico, fue la ganadería, la cual se expresó por

Fig. 5.- Actividad de arado y siembra de papas.

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medio de una relativa abundancia de rebaños de llamas (Lama glama) o, como eran llamadas por los cronistas, “ovejas de tierra”. EL IMPACTO DE LOS ASENTAMIENTOS COLONIALES Se ha postulado que algunas de las transformaciones medioambientales más importantes en América fueron generadas debido al proceso de colonización europea, siendo sus principales causas la introducción de animales domésticos y cultivos exógenos. A pesar de lo anterior, estos cambios se habrían manifestado de diversas maneras en los distintos hábitats y ecosistemas de acuerdo al desarrollo de los eventos históricos. En Chiloé las características biogeográficas y el aislamiento propio de la isla dificultó el proceso de poblamiento y sistema económico colonial, obligando a los colonos a la generación de nuevas estrategias de subsistencia basadas en las tradicionales actividades productivas de antaño como en la asimilación de estrategias indígenas locales (Contreras et al. 1971, Urbina 1983), lo que generó una transformación del entorno por parte de los colonizadores distinto a lo ocurrido en otras zonas Fig. 6.- Corral de Pesca ubicado en Lamecura.

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del país. Desde el establecimiento en el año 1567 de los primeros asentamientos españoles, se habrían comenzado a generar en la isla grande de Chiloé progresivas alteraciones en los hábitats locales. Vemos que es durante la construcción de fuertes y poblados donde eran usados preponderantemente como materia prima fundamental maderas autóctonas, debiendo implicar junto con ello una tala selectiva de árboles nativos. Ejemplo de ello es la utilización privilegiada de luma para la construcción de los empalizados en los fuertes debido a su alta dureza (Urbina 1983). Así, la tala de los bosques debió constituirse como una práctica recurrente y necesaria, para el acondicionamiento diario de las estructuras de madera, producido por el deterioro permanente de éstas derivado de las altas condiciones de humedad de la zona (Olguín 1970, Guarda 1990). Ello sin duda debió verse acrecentado por la utilización permanente de leña para satisfacer los requerimientos domésticos de las vivienda, cuestión que habría incrementado la presión sobre la vegetación nativa. Otro procedimiento que produjo cambios notables en el paisaje de la zona, fue el desmonte, proceso mediante el cual se despejaban totalmente parcelas de tierra con el fin de ser destinadas de manera sostenida a la agricultura. Para ello, en primer lugar se realizaba el corte total del bosque para posteriormente ser secado en la temporada de estío y quemado. Una vez incinerada el área se procedía al destronque. Esta última actividad aseguraba la no aparición de nuevos brotes de árboles nativos, dejando el área totalmente despejada. Las actividades reseñadas con anterioridad generaban asentamientos altamente modificados, desde el punto de vista paisajístico, alterando notoriamente la fisonomía del paisaje al cual los aborígenes estaban acostumbrados, lo que gatilló, junto con otros factores en el decaimiento del sistema productivo indígena - español. Los españoles comenzaron a introducir de manera más sistemática sus cultivos y animales domésticos para facilitar su subsistencia y así en el siglo XVII y a pesar de lo agreste del clima, se habían introducido varios cultivos en Chiloé entre los que destacan la cebada, nabos, arvejas, habas, trigo. Mención especial lo ocupa la papa, la cual siguió siendo el producto principal del área. En lo que respecta a los frutales, su aclimatación fue relativa, siendo la excepción a la regla el manzano, el cual habría sido el frutal que mejor se habría aclimatado. También en menor medida se habría dado el membrillo, la ciruela, la guinda y los duraznos.

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Fig. 7.- Ruca Huilliche y desmonte en Punta Arenas, PenĂ­nsula de Lacuy, 1835. Acuarela de Conrad Martens, Biblioteca de la Universidad de Cambridge.

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CAPÍTULO II: LOS PRIMEROS POBLADORES DE LACUY José Ulloa Cortés / Gabriela Santander Horta

El asentamiento humano más temprano en la Península de Lacuy se encontró en el sector de Puente Quilo, a 15 Km al Oeste de la actual ciudad de Ancud, en un área equidistante entre el Golfete de Quetalmahue y la costa oceánica occidental, a 20 Km al Sur de Fuerte Agüi. Las excavaciones realizadas por un equipo interdisciplinario de expertos, dirigidos por los arqueólogos y antropólogos Carlos Ocampo, Pilar Rivas, Eugenio Aspillaga y Doina Munita entre 1995 a 2004, concluyeron en una primera etapa de estudios que: •

El Sitio de Puente Quilo 1 constituye uno de los registros más antiguos de ocupación humana en la costa de Chiloé.

Presenta ocupaciones continuas de poblaciones ecotonales canoeras y un último nivel ocupacional arqueológico, adscrito al periodo alfarero.

La tecnología lítica registrada en el sitio, tendría un carácter co-tradicional en relación a las ocupaciones costeras más australes y meridionales. (Desde el Canal Beagle hasta la Costa de Valdivia.)

El Sitio Arqueológico de Puente Quilo 1, se constituye como parte importante del Patrimonio Cultural de la Humanidad, considerando el grado de información potencial que posee para el entendimiento de los procesos de poblamiento costero-marítimo en las secciones más australes del hemisferio sur. En base a esto y gracias a la conservación del área y de los materiales arqueológicos allí registrados, es posible realizar interpretaciones que dan cuenta de realidades de más de 5000 años de antigüedad. (Doina Munita y Rodrigo Mera. Informe Arqueológico Sitio Puente Quilo 1 a I. Municipalidad de Ancud, Julio 28 de 2011.)

Fig. 8.- Sitios arqueológicos en la Península de Lacuy. 1. Puente Quilo 2. Catrumán 3. Batería Balcacura 4. Fuerte Agüi 2 1

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Fig. 9.- Dibujos mujer chilota tejiendo en Kelwo horizontal, Conrad Martens, Universidad de Cambridge. Este trabajo artesanal era realizado exclusivamente por las mujeres, con exquisita delicadeza y arte, en telares de madera llamados Kelwo.

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Complementa lo anterior el hallazgo de un conchal encontrado en el sector sur de la Batería de Balcacura, cuyos restos arqueológicos entregaron una extraordinaria data de 2600 a 2700 años de antigüedad. Denotando una ocupación permanente en el sector, sumado a un sitio tipo curanto en Catrumán, datado en 1800 a.p. en un periodo que se podría describir como agroalfarero, probablemente asociado a la ocupación Mapuche-Huilliche del Archipiélago. (Munita, 2011). Como legado de la ocupación Mapuche Huilliche de la Península de Lacuy, Agüi toponímicamente deriva del fonema Mapudungun Acuy, que se puede traducir como “Punta Saliente”, o península, lo que describe muy bien su característica geomorfológica, del brazo de tierra que cierra la Bahía de Ancud por el Oeste y Noroeste. El Gobernador Beranger la nombra así en su Plano de la Bahía de Ancud, el 2 de Agosto de 1768. Este topónimo es coincidente con su homónimo en la Isla de Acuy, Comuna de Queilen, que concuerda también con la geoforma de una punta saliente o península de tierra que se adentra en el mar, esta vez como un islote. Las variantes Agui, Agüi, Aguy o Ahui son deformaciones fonético-gramaticales del topónimo original Acuy. Prevaleciendo consuetudinariamente en su denominación habitual Agüi o Ahui. Fig. 10.- Dibujo de Ruka en Punta Arenas, Península de Lacuy, Conrad Martens, Universidad de Cambridge. El diseño de la ruka Huilliche, era muy similar a la Mapuche, salvo porque solía ser rectangular en su base y el sistema de evacuación del humo de la fogata interior era hecho en ángulos salientes en ambos extremos del techo, cubierto de juncos de gran volumen y ángulos de caída para las abundantes lluvias de la zona.

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Las primeras descripciones historiográficas de las poblaciones originarias de Agüi y la Península de Lacuy, o Wapilacuy, datan el siglo XVI, abundando aún más en el XVIII, por la importancia geoestratégica que cobró el archipiélago en este siglo, y particularmente Ancud y la Península de Lacuy, dando cuenta de asentamientos permanentes en toda el área noroccidental. Uno de los registros más explícitos del siglo XIX, son los excelentes dibujos realizados por el artista de la Beagle, Conrad Martens, en el famoso viaje del naturalista Charles Darwin, fondeados en la Bahía de San Carlos, Balcacura y Punta Arenas, Península de Lacuy, entre 1834-35. Los dibujos muestran pequeños espacios parcelados, libres de bosques a tala y roza, con una casahabitación, del tipo Ruka Mapuche en su centro, siempre muy cerca del mar. En los alrededores de la Ruka se erigían pequeños cercados, para la crianza de animales domesticados.


Fig. 11.- Dibujo Asentamiento en Punta Arenas, Península de Lacuy, Conrad Martens, Universidad de Cambridge.

Fig. 12.- Grabado holandés de un Weke u oveja de la tierra. Bitácora de Enrick Brouwer, Biblioteca Nacional Santiago de Chile.

La población originaria de la Península, en su periodo agroalfarero fue una rama de los Mapuche, llamados Huilliche, o Gente del Sur. Y a partir del siglo XVII y XVIII, el mestizaje se desarrolla para conformar a la población chilota actual. Su espacio vital era la Ruka, conocida como Casa-Fogón, con casi todos los utensilios domésticos hechos de madera y sus vestimentas en su totalidad hechas de lana, de Weke u “Oveja de la Tierra”, una especie de llama andina y posteriormente de ovejas ibéricas. Todos los asentamientos se construían muy cercanos al mar, ya que la base de su sustento y alimentación era la pesca y recolección de pescados y mariscos, obteniendo del espeso y variado bosque nativo, leña para su calefacción, frutos y bayas, hierbas medicinales y madera para la construcción de casas y embarcaciones.

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Fig. 13.- Detalle del Plano del Puerto de San Carlos, 1770, de autor anónimo y publicado por el R.P. Gabriel Guarda en Monumenta Geographica Chiloensia. La letra H señala el Fuerte y Villa de San Carlos, D Punta Agüi, E Punta y Fondeadero de Balcacura, C, Yuste, B, Punta del Inglés, Y, Rio Pudeto y G, Capilla de Quetalmahue, llamada Catalinco. (Los números interiores corresponden a la batimetría o cotas de profundidad medidos en varas castellanas.)

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CAPÍTULO III: HISTORIOGRAFIA DEL FUERTE DE SAN MIGUEL DE AGÜI José Ulloa Cortés

SIGLO XVI al XVIII: IMPORTANCIA GEOESTRATÉGICA DEL ARCHIPIÉLAGO DE CHILOÉ, FORTIFICACIÓN DEL PUERTO DE SAN CARLOS, PENÍNSULA DE LACUY Y PUNTA DE AGÜI. Desde el establecimiento hispano en Chiloé por la expedición de Martín Ruiz de Gamboa en 1567, la nueva posesión incorporada a la Corona de Castilla con el nombre de Nueva Galicia, se constituyó en la más remota provincia en América del Sur. La trascendencia estratégica de la Isla de Chiloé comenzó a acrecentarse desde el siglo XVII, y especialmente en el XVIII, por ser la estación obligatoria de recalada de los buques que hacían el peligroso derrotero desde Europa, vía Estrecho de Magallanes y Cabo de Hornos. Hacia el año 1768 existían en la Provincia cinco fortificaciones, tres de ellas en Tierra Firme (Carelmapu, Maullín y Calbuco) y dos en la Isla Grande (Castro y Chacao). Los fuertes del continente datan de principios del siglo XVII, como respuesta a la gran rebelión Mapuche-Huiilliche de 1599. El Fuerte de San Miguel de Calbuco se situaba originariamente en el continente para trasladarse luego a la isla homónima. El de San Javier de Maullín se levantó primariamente a orillas del río y plaza de la actual ciudad. Aunque se conserva una batería primitiva sobre un promontorio denominado Punta Castillo, a orillas del Río Peñol.

Fig. 14.- Plano de Chiloé y Magallanes, anónimo 1671, publicado por Gabriel Guarda, 1991.

San Antonio de Carelmapu, estaba ubicado en una terraza muy cerca de la actual bahía y Chanqui, fue el más importante hasta fines del siglo XVII. Todos estaban construidos de madera, con gruesas estacadas de luma, fosos y baluartes.

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se llevó a cabo, debido a la escasez de presupuesto, provocado por el conflicto bélico con España, la que concluyó después del cobarde bombardeo al Puerto de Valparaíso el 31 de Marzo de 1866, y la derrota de la flota española en el Perú. SAN MIGUEL DE AGÜI EN EL SIGLO XX. UN ABANDONO SOSTENIDO HASTA 1966. a. 1911 - ACUARELAS DE ERNEST COURTOIS DE BONNENCONTRE. La pimera evidencia gráfica del estado de consevación del Fuerte de San Miguel de Agüi, a principios del siglo XX, son las bellas acuarelas de la fortaleza y su emplazamiento, pintadas por el artista y viajero Courtois de Bonnencontre, hechas en 1911, existentes en la Sala Medina de la Biblioteca Nacional y publicadas por el P. Gabriel Guarda en su Flandes Indiano. Ellas nos muestran su emplazamiento y el formidable portal con dos torreones hechos de cancagua y que se erigían imponentes en su frente o Gola que mira a tierra. Fig. 37.- Entrada al Calabozo o Reparo de Pólvora, se reconocen sus muros de Cancagua y Arco de Medio Punto en Columnas, 1911. Acuarela de Courtois de Bonnencontre, publicado por el P. Gabriel Guarda G.

Fig.- 38.- Portal del Castillo de San Miguel de Agüi, Courtois de Bonnencontre, 1911. Publicado por Gabriel Guarda G.

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También la acuarela del portal nos muestra claramente la entrada original, que se conectaba a la playa sur, única entrada a la fortaleza por mar, pero cuyo acceso estaba muy bien protegido por una batería baja y lanchas cañoneras. En la muralla Sur, a la derecha de la acuarela se aprecia el “peinado” o corte de la vegetación, aspecto que mantuvo desde la refortificación en piedra mandada a realizar por el Gobernador Quintanilla, último oficial hispánico de la monarquía en el Archipiélago. Otras acuarelas de Bonnencontre también muestran el pésimo estado del cureñaje, estando los cañones tendidos a barbeta en la terraza. De igual manera confirma la existencia del polvorín, excavado en la roca madre, con revestimiento de cancagua y arco de medio punto, existente hasta la actualidad en la gola o acceso de tierra del Fuerte.


Fig. 39.- Castillo de San Miguel de AgĂźi, Acuarela de Courtois de Bonnencontre, 1911. Publicado por Gabriel Guarda.

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Fig. 48. Reconstrucción del muro sur. Fotografía de Don Roberto Montandón, 1966. Fig. 49.- Canteros trabajando en el portal de entrada, totalmente destruido por el terremoto de 1960. Fotografía de Don Roberto Montandón, 1966.

Fig. 50.- Trabajo de los Canteros de la U. de Chile en la pared sur cerca del portal. Fotografía de Don Roberto Montandón, 1966.

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Fig. 51. Areas que habrĂ­an sido intervenidas por la Escuela de Canteros, 1966. IlustraciĂłn: Ricardo Neira.

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Fig. 52.- Estado Actual de la artillerĂ­a en esquina sur del fuerte tras trabajos de conservaciĂłn

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CAPITULO IV: IDENTIFICACIÓN DE LA ARTILLERÍA EXISTENTE. Eduardo Rivera Silva

Este capítulo tiene por objeto identificar cada una de las quince (15) piezas de artillería existentes en el fuerte San Miguel de Agüi. Esta identificación se expresará en aspectos como calibres, denominaciones técnicas y fabricantes, complementando con información respecto a su empleo táctico, tecnología y otros que se consideren de interés. Dado que la materia de este informe corresponde al tratamiento de una tecnología con un lenguaje propio y especializado, se respetarán las denominaciones propias de mediados del siglo XIX y se incorporarán las definiciones que sean menester; aún así, se debe considerar que por ejemplo, el calibre de las piezas se expresará de forma nominal, esto es, no en el diámetro del ánima, sino que en libras, es decir, en el peso estimado de un proyectil de hierro compacto. Por otro lado, y con el objeto de identificar la artillería de acuerdo a sus denominaciones originales, se respetarán las abreviaturas empleadas en su lugar de origen, señalándose las libras en pounders (Pdr), las centenas de libras en hundredweights (cwt) y los cañones de ánima lisa de cargar por la boca en smoothbore muzzle loader (SBML), mientras que los de ánima rayada de cargar por la boca en muzzle loading rifle (MLR). Junto a esto, es necesario señalar que las piezas de artillería se medían desde el plano de boca hasta la faja alta, salvo en el caso de los cañones Parrott, que se consideró el largo total al no ser identificado gracias a esta medida. El número asignado a los cañones, obedece al orden en que están montados hoy en Agüi, de sur a norte.

CARACTERIZACIÓN GENERAL DE LA ARTILLERÍA El armamento mayor en Agüi presenta un amplio rango temporal –por lo menos para los parámetros de la tecnología artillera del siglo XIX- abarcando desde aspectos técnicos propios de la artillería de hierro de cargar por la boca o avancarga en su modo más clásico, hasta la última fase de este

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Nº 11: Cañón de 32 Pdr. 45 cwt Monk Pattern C Fabricante: Walker & Company Ánima: lisa, 163 mm / 6,4”. Largo del cañón: 2,61 m. / 8,5 pies / 102” Marcas muñón derecho: I (1) (probable número de orden en un lote o pedido) Marcas muñón izquierdo: W Co (Walker & Company) Marcas superiores (de la boca a la culata): 362 / corona sobre una P Fig. 65.- Cañón N° 11

Nº 13: Cañón de 32 Pdr. 45 cwt Monk Pattern C Fabricante: Walker & Company Ánima: lisa, 163 mm / 6,4”. Largo del cañón: 2,61 m. / 8,5 pies / 102” Marcas muñón derecho: 2 (probable número de orden en un lote o pedido) Marcas muñón izquierdo: W Co (Walker & Company) Marcas superiores (de la boca a la culata): 1854 / corona sobre una P / 44-3-14 (44 cwt+3 quarter+ 14 Pdr.= 2279 Kg.)

Fig. 66.- Cañón N° 13

Cuarto lote: cañones de 32 libras de 6’ de largo fabricados en 1847 para el servicio británico. Los cañones de este lote, tienen como elemento diferenciador, un dado en el cascabel con rosca interior, lo que permitía elevar el cañón por medio de un tornillo, facilitando así esta labor y conservando así la puntería ya marcada.

Fig. 67.- Cañón N° 6

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Nº 6: Cañón de 32 Pdr. 25 cwt Fabricante: desconocido, con seguridad, británico. Ánima: lisa, 163 mm / 6,4” Largo del cañón: 1,83 m. / 6 pies / 72” Marcas muñón derecho: 153 (probable número de fundición), marca de centro de gravedad. Marcas muñón izquierdo: T&S / W Marcas superiores (de la boca a la culata): Broad Arrow / 25-2-4 (25 cwt + 2 quarters + 4 Pdr.= 1297 Kg.) / 1847 (año de fabricación) Otras marcas: marcas de eje longitudinal y de centro de gravedad.


Nº 8: Cañón de 32 Pdr. 25 cwt Fabricante: desconocido, con seguridad, británico. Ánima: lisa, 163 mm / 6,4” Largo del cañón: 1,83 m. / 6 pies / 72” Marcas muñón derecho: 149 (probable número de fundición), marca de centro de gravedad. Marcas muñón izquierdo: T&S / W Marcas superiores (de la boca a la culata): Broad Arrow / 25-1-10 (25 cwt+1 quarters + 10 Pdr.= 1287,2 Kg.) / 1847 (año de fabricación) Otras marcas: marcas de eje longitudinal y de centro de gravedad. Nº 14: Cañón de 32 Pdr. 25 cwt Fabricante: desconocido, con seguridad, británico. Ánima: rayada, tres estrías de paso a la derecha, 163 mm / 6,4” Largo del cañón: 1,83 m. / 6 pies / 72” Marcas muñón derecho: 177 (probable número de fundición), marca de centro de gravedad. Marcas muñón izquierdo: T&S / W Marcas superiores (de la boca a la culata): Broad Arrow / 25-2-14 (25 cwt+2 quarters + 14 Pdr.= 1320,8 Kg.) / 1847 (año de fabricación) Otras marcas: marcas de eje longitudinal y de centro de gravedad. Nº 15: Cañón de 32 Pdr. 25 cwt Fabricante: desconocido, con seguridad, británico. Ánima: lisa, 163 mm / 6,4” Largo del cañón: 1,83 m. / 6 pies / 72” Marcas muñón derecho: ilegible (probable número de fundición), marca de centro de gravedad. Marcas muñón izquierdo: T&S / W Marcas superiores (de la boca a la culata): Broad Arrow / 25-2-20 (25 cwt+2 quarters + 20 Pdr..= 1304 Kg.) / 1847 (año de fabricación) Otras marcas: marcas de eje longitudinal y de centro de gravedad.

Fig. 68.- Cañón N° 8

Fig. 69.- Cañón N° 14

Fig. 70.- Cañón N° 15

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Fig. 76.- Vista del acceso a Calabozo, posterior a los trabajos de conservaciรณn.

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CAPÍTULO V: CARACTERISTICAS ARQUITECTONICA DEL FUERTE AGÜI Oscar Fuenzalida Reyes.

DESCRIPCION El Fuerte Agüi forma parte del denominado “Antemural del Pacífico”, que debía proteger los Reinos de Chile y Perú de las incursiones e invasiones de otras potencias extranjeras. Su ubicación en el borde costero de la península de Lacuy obedece a la estrategia del sistema defensivo de Chiloé, el que estaba constituido por cuatro zonas, compuestas de centinelas, baterías y fuertes: - La primera, conformada por los fuertes de San Carlos de Ancud y de Agüi con sus correspondientes baterías. Estos dominaban la costa meridional de la entrada y el centro del Canal de Chacao. - La segunda estaba constituida por el fuerte Carelmapu y sus baterías, los cuales debían custodiar el borde marítimo septentrional del paso de Chacao, desde su acceso hasta el sector de Pargua. - La tercera estaba a cargo del fuerte de Chacao y sus recintos menores, los que debían proteger al canal del mismo nombre y el fondeadero. - La cuarta, correspondiente al área central de la isla, de la que dependía el puerto interior y el fuerte de Castro, con un sistema de postas desde Cucao.

Fig. 77.- Planta esquemática del Fuerte San Miguel de Agüi. Dibujos del autor.

Su emplazamiento, en una meseta de una extensión aproximada de 1 Há, (incluyendo el área de fosos perimetrales), y elevada 25 a 26 msnm., permite una vista panorámica del territorio, que incluye la Ciudad de Ancud, el acceso al Canal, su desarrollo y su borde norte, donde se ubicaba el Fuerte Carelmapu, mediante cuyo concurso se podía establecer un fuego cruzado sobre cualquier nave que ingresara al territorio custodiado.

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CARACTERÍSTICAS

Fig. 78.- Esquema del arco en cancagua del calabozo (ilustración del autor).

Fig. 79.- Esquema del arco en cancagua del polvorín (ilustración del autor).

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Su construcción es en base a piedra cancagua (roca sedimentaria de tipo arenisca), en bloques de aproximadamente 60 x 30 x 15 cm en el caso de las murallas. Este formato coincide con el del adobe, utilizado en forma generalizada en construcciones de todo tipo desde la llegada de los españoles hasta principios del siglo XX. Los elementos de piedra se unen entre sí mediante una argamasa, que en este caso sustituye la cal (normalmente usada en la época), por la molienda de la misma piedra o de conchas calcinadas y trituradas. Actualmente permanecen en pié aproximadamente 900 m2 de murallas, estimándose que originalmente éstos debieron ser unos 1.500 m2. Esto significa que se utilizaron unos 450 m3 de piedra elaborada y que para ello debieron emplearse unos 150 obreros por un año entre canteros, transportadores y constructores. La cancagua, por su gran maleabilidad, la vemos aquí formando diversos elementos arquitectónicos que no son frecuentes en otras edificaciones de su tipo en nuestro país (salvo en la zona de Valdivia, donde también existían canteras de este material), pero que son la tónica en las fortificaciones del Caribe. De estos elementos arquitectónicos destacan las bóvedas, molduras y columnas. En el trabajo de la piedra se debieron de aplicar las técnicas de trazado de cantería establecidas en diversos tratados de fortificaciones ya existentes desde el siglo XVI. Estas consistían en fabricar plantillas de los diversos elementos a tallar. Es de suponer, por los elementos encontrados que no se limitan solamente a los cerramientos, que en su ejecución tuvieron que intervenir expertos de la época, no tan sólo en corte y tallado sino también en trazado y geometría. Sólo así han podido permanecer hasta nuestros días, sin deformaciones, las estructuras de los arcos, de bóvedas y las correspondientes caras de intradós, todo a pesar de temblores, del clima y de la acción humana. En el diseño del fuerte, podemos observar, por los restos arquitectónicos, así como por diversos testimonios fotográficos y pictóricos, una completa muestra de los elementos utilizados por sus diseñadores, el Real Cuerpo de Ingenieros Militares de España, incluyendo el estilo neoclásico de la época. A este estilo se le ha denominado “Flandes Indiano”, por la similitud con que los ingenieros de entonces, expertos en la guerra de Flandes, diseñaron las edificaciones, así como por la semejanza entre las batallas que allá y acá se libraron. El término fue acuñado por Diego de Rosales en su obra “Historia General del Reino de Chile”, y se refiere, según Gabriel Guarda, “al estilo y modo ingenieril y arquitectónico en la construcción de fortificaciones en Chile”.


Entre los elementos arquitectónicos se destacan los siguientes: PORTADA, el único acceso por tierra, y tras el foso, se encontraba flanqueado por una portada de acceso con pórtico en arco de medio punto, dos baluartes y parapeto superior. GLACIS, terreno en declive cuya función era dificultar y desgastar al enemigo en caso de asalto al fuerte, asalto que se hacía menos probable aún, considerando la tupida vegetación del bosque nativo. FOSO, en este caso, rodeando al fuerte, salvo en los sectores cuya pendiente hacia el mar es casi la de un acantilado y por lo tanto, inaccesible.

Fig. 80 y 81.- Elevación y planta esquemática de la Portada (ilustración del autor).

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Fig. 88.- Vista aérea sur oriente del Fuerte San Miguel de Agüi.

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CAPÍTULO VI: PROYECTO DE CONSERVACION Y PUESTA EN VALOR DEL FUERTE SAN MIGUEL DE AGÜI Francisco Contreras Mayorga / Ricardo Neira Sánchez

El proyecto de Conservación y Puesta en Valor del Fuerte San Miguel de Agüi surge a a fines de 1999 a la luz de un estudio de prefactibilidad desarrollado por la Dirección Regional de Arquitectura con fondos sectoriales. A partir de ello, se realizará el diseño del proyecto a cargo de la consultora Equipo Jaspard Arquitectos entre el 2004 y 2005 financiado por la provisión Turismo Chiloé – Palena. Esta iniciativa coincide con el inicio de los estudios de declaración de Patrimonio de la Humanidad de las fortificaciones de América Latina y El Caribe gestionadas por la UNESCO. Entre esta serie de inmuebles están las fortificaciones de Valdivia y las de Chiloé, ya que todas forman un sistema integrado denominado Antemural del Pacífico (Vargas Guarategua, 2007). Este diseño inicial se configura como el Plan Maestro de Intervención para el sitio, y será modificado y complementado por la Dirección Regional de Arquitectura en virtud de consideraciones de valor patrimonial, museogáficas, técnicas y económicas. Sus principales objetivos son el resguardo y conservación del sitio y el impulso al turismo y actividades culturales y económicas asociadas. En este mismo contexto se desarrollan entre 2009 y 2010 las obras de conservación y habilitación de las Baterías de Chaicura y Balcacura por parte de la Dirección de Arquitectura en la Península de Lacuy. ESTADO DE CONSERVACIÓN INICIAL Como se ha graficado anteriormente, el estado de conservación de la infraestructura del Fuerte al 2004 era casi ruinoso, considerando en todo el siglo XX sólo intervenciones puntuales como la realizada por la Escuela de Canteros de la Universidad de Chile en 1966 o la Armada en 1995.

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Fig. 92.- Vista aérea del Fuerte San Miguel de Agüi desde el poniente.

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Fig. 94.- Vista desde mirador de acceso hacia Ancud.

Fig. 95.- Vista desde mirador de acceso hacia sendero de Centro de interpretaciรณn.

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Fig. 104.- Vista panorámica desde acceso hacia polvorín.

Fig. 105.- Vista panorámica desde parapeto del polvorín. Se aprecia el acceso, calabozo, casa de farero y faro actual.

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Fig. 114.- Vista comparativa de Glacis y Muros desde Foso Sur. 2004-2012.

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Fig. 115.- Vista comparativa del Muelle. 2004-2012.

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Fig. 118.- Trabajo de limpieza de piezas arqueológicas. Corresponde a bala de cañón encontrada en cañón 50 Parrott N° 12.


CAPÍTULO VII: MONITOREO ARQUEOLOGICO Gabriela Santander Horta / Patricio Galarce Cornejos.

El monitoreo arqueológico tuvo como principal objetivo la prevención y mitigación de los posibles daños que la ejecución de obras pudiere generar. Su implementación contempló la realización de una serie de acciones metodológicas de corte arqueológico con el fin de poder caracterizar el área y prevenir la pérdida de información de tipo arqueológica, entre las que se cuenta la ejecución de una inspección periódica del área de intervención como también la evaluación de los sedimentos removidos y las estratigrafías presentes en perfiles expuestos que quedaren debido a las excavaciones que las distintas obras requieren. ANÁLISIS ESTRATIGRÁFICO A partir de las excavaciones supervisadas, se generó la posibilidad de registrar los perfiles estratigráficos en distintos sectores del sitio, cuyo análisis nos permite entender la dinámica depositacional ocurrida en el lugar durante las ocupaciones del mismo, así como los procesos naturales que han conformado el entorno del fuerte. Aunque se dispone de una gran cantidad de perfiles estratigráficos revisados, se presentan en esta ocasión los cuatro perfiles considerados más representativos, los cuales se ubican en sectores espaciados dentro del sitio. Los perfiles evaluados corresponden a la excavación realizada para instalar un tótem de señalética junto al camino de acceso al fuerte que denominamos Corte 1, la excavación que se realizó para instalar otro tótem de señalética junto al puente de entrada al fuerte (Corte 2) y la excavación que se hizo para instalar otro tótem de señalética en el acceso al muelle (Corte 3). Asimismo, se consideró un perfil representado en el sector de explanada, específicamente de forma contigua al faro nuevo existente en el extremo NW del fuerte (Corte 4).

Fig 119.- Ubicación de los cortes estratigráficos (cortes 1, 2, 3 y 4) representativos del sitio Monumento Histórico Fuerte San Miguel de Agüi.

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El análisis de los perfiles estratigráficos reseñados, muestra diferentes dinámicas depositacionales dentro del sitio. De este modo, los depósitos más representativos en términos de su resolución estratigráfica corresponden a los cortes 1 y 2. En el caso del corte 1, su historia formacional nos muestra la dinámica del paisaje circundante al fuerte, donde la presencia de un potente estrato arenoso inorgánico (capa 2) señala el fuerte impacto que tuvo la construcción y ocupación del fuerte sobre el bosque existente en la puntilla implicando una marcada deforestación, reflejada en una muy baja formación de suelo orgánico. Por contraposición, los depósitos turbosos y arenosos registrados de manera subyacente (capas 3, 4 y 5) muestran la formación continua de suelo vegetal bajo condiciones de bosque higrófilo prexistente a la ocupación histórica de la puntilla. La capa 6 de este corte corresponde al depósito arcilloso base de la terraza labrada en la puntilla. Por su parte, la secuencia estratigráfica del corte 2, nos permite apreciar el proceso de formación de depósitos estratigráficos en sectores extramuros inmediatos, donde la dinámica depositacional se presenta fuertemente incidida por la actividad antrópica desarrollada en los alrededores del complejo fortificado, enfatizando el carácter de basurero secundario doméstico que muestran los restos depositados. Esta situación se registra en los conchales de las capas 2 y 4. La capa 3 de este corte se trataría de un evento discreto relacionado con labores de construcción / mantención del foso perimetral, donde se registran sedimentos arcillosos y rocas argilizadas. En el caso de los cortes 3 y 4, su importancia para entender el comportamiento estratigráfico del sitio viene dada por la consideración de dos áreas relevantes dentro del ámbito del fuerte y la puntilla. De este modo, el corte 3 se relaciona con la discreta explanada que se encuentra ubicada cerca del embarcadero al S del fuerte y nos muestra una breve depositación antrópica (conchal disperso) que se ubica en la capa 2, la presencia de suelos arcillosos en la capa 3 y la roca basal de la puntilla en la capa 4. Claramente, este sector se constituyó como un área de depositación antrópica marginal dentro del sitio. Por último, el corte 4 nos representa claramente la situación estratigráfica esperable para el sector de explanada del fuerte, donde la escasa representación de suelo vegetal, el bajo contenido orgánico de los sedimentos y la escasa frecuencia de material indican la recurrencia de actividades de despeje y limpieza realizadas en la explanada, con el objeto de mantener los espacios funcionalmente defensivos del fuerte despejados de basuras y otros restos. Sugiere además que la depositación de basuras dentro de la explanada fue altamente focalizada, como se desprende de

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las altas concentraciones de restos en torno a cañones y polvorín.

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RESTOS MATERIALES RECUPERADOS A partir de las distintas excavaciones y movimientos de tierra efectuados en el marco del proyecto ha sido posible registrar el hallazgo de variados restos culturales asociados a las distintas estructuras y áreas. El total de estos materiales corresponde a 4809 piezas entre las que destacan gran cantidad de fragmentos de tipos históricos entre los que contamos vidrios (N° 2437), loza (N° 1410) y metales (N°721). Además fue posible encontrar algunos fragmentos de restos osteofaunísticos (N° 101) y 140 fragmentos de vasijas cerámicas que se destacan por ser de factura tanto local como alóctona. Cabe destacar que no se registró el hallazgo de restos líticos u otro artefacto que nos hable de ocupaciones de tiempos prehispánicos aunque si algunos fragmentos cerámicos que nos recuerdan una posible manufactura indígena. Estos restos corresponden a distintos fragmentos de cuerpos globulares, asas y bordes de tipo rectos, en arcillas locales.

1410 2437 721 101 Cerámica Loza metal osteofaúnicos vidrio Ilustración 1: Gráfico de materiales recuperados.

Además se registraron algunos fragmentos de las denominadas botijas o jarras de aceite, cuyos fragmentos muy similares a las botijas en excibición del Museo de Ancud, pueden ser atribuidas al periodo Medio (1550 a 1800) o Tardío (1800 en adelante) de Goggin (1960).

fig. 124 y 125.- Proceso de Catalogación de cerámicas recuperadas.

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Fig. 135.- Actividades de conservaciĂłn de los caĂąones.

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CAPITULO VIII: PROCESO DE CONSERVACIÓN Gabriela Santander Horta / Fanny Canessa Vicencio

Debido a Las condiciones ambientales y estado de abandono del fuerte, y de acuerdo al plan de intervencion propuesto, el proceso de conservación definió acciones para Las estructuras de piedra cancagua, los cañones, el faro histórico, y las piezas arqueológicas. CONSERVACIÓN DE LAS ESTRUCTURAS DE PIEDRA CANCAGUA a.

LIMPIEZA DE LOS MUROS DE PIEDRA CANCAGUA

La primera acción de limpieza consistió en el retiro manual de Las malezas y arbustos que cubrian Las distintas estructuras de piedra cancagua. Efectuado este despeje, se realizó la evaluación de la resistencia mecánica de cada uno de Los bloques, mediante la penetración de un pequeño punzón en su superficie de acuerdo a la siguiente tabla:

Fig. 136.- Proceso de limpieza de malezas en muro de cancagua.

Una vez determinada la resistencia mecánica de cada una de las piedras, se marcaron con tiza aquellas que presentaba un estado de cohesión y dureza que permitía seguir con los tratamientos de limpieza. Posteriormente, y siempre colocando especial atención en el comportamiento especial de cada una de los bloques, se procedió a la eliminación de líquenes y limpieza detallada de su

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distinto a los cañones. Para esto se decidió utilizar un color similar a los vestigios encontrados en la base del faro, los cuales fueron encontrados después de su limpieza. Para su registro se utilizó una Carta de Color y se logró establecer como color de la primera capa de pintura el tono código WS 6886. Se resolvió aplicar una pintura epóxica y se estimó necesario bajar en un tono dicho color para integrarlo a los acabados con pátinas y diferenciarlo de la pintura brillante del actual faro en uso.

Fig. 152.- Estado de conservación del faro al inicio de los trabajos.

fig. 153.- Proceso de limpieza de corrosión del faro

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CONSERVACIÓN DE PIEZAS ARQUEOLÓGICAS a.

PROCESO DE REENSAMBLAJE DE PIEZAS ARQUEOLÓGICAS

El material de cerámica cocida a alta temperatura (loza, gres y porcelana), provino casi en su totalidad de la pequeña excavación efectuada bajo la cureña del cañón Parrott N°12, localizado en el margen noreste del Fuerte, lugar en el cual fueron depositados de forma intencional a modo de relleno. Con la ayuda de estudiantes de la carrera de Conservación de la Universidad SEK, se procedió a la limpieza y reensamblaje de Los fragmentos. La limpieza manual se realizó por medio de la utilización de agua destilada y algodón, y en algunos casos fue necesaria la aplicación de alcohol para desprender óxidos y otras adherencias. Con posterioridad se procedió al reensamblaje de las piezas, lo cual se realizó con APV.

fig. 154.- Actividades de monitoreo arqueológico en sector del cañon Parrott N° 12.

fig. 155 y 156.- Actividades de reensamblaje de piezas arqueológicas.

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b.

ROTULADO DEL MATERIAL

Otro de los trabajos realizados durante el proceso de conservación de los materiales fue el rotulado de los materiales que por su volumen o relevancia necesitan de un etiquetado especial. Lo anterior se efectuó en razón de los estándares de recepción de materiales arqueológicos DIBAM y se realizó en las balas de cañón de tamaños grandes y medianos, con el fin de evitar la pérdida de la información o del material mismo. Este trabajo es detallado a continuación: Lo primero fue la búsqueda de una superficie limpia y lisa sobre las balas, en donde con la ayuda, de cinta de enmascaramiento, se efectuó una ventana en cada una de las superficies de las balas. Posteriormente se aplicó dentro de la ventana dos capas de barniz transparente de secado rápido. Después con la ayuda de tinta china blanca se efectuó un siglado en donde se constató la procedencia de cada una de las balas. Las siglas utilizadas son las siguientes: FSMA/C12 (Fuerte San Miguel de Agüi/Cañón 12) FSMA/S01 (Fuerte San Miguel de Agüi/Sitio 01) FSMA/DMS (Fuerte San Miguel de Agüi/Donación de Don Marcos Saldivia) fig. 157, 158 y 159.- Actividades de registro y rotulado de materiales.

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Una vez finalizado, el siglado fue sellado con una capa del mismo barniz para la generación de la fijación en el material.


fig. 160.- Vista general de los trabajos en explanada histĂłrica. Se aprecia cubierta de polietileno sobre polvorĂ­n y caĂąones, y trabajos de limpieza en explanada y muros perimetrales de cancagua.

fig. 161 y 162.- Trabajos en portada de ingreso al fuerte.

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Foto: Nicanor Bahamonde Vidal, 1940.

Subsecretaría de Desarrollo Regional y Administrativo + Dirección de Arquitectura Ministerio de Obras Públicas


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