CULTURA
La feria del libro como espacio de éxito cultural
Carlos Batalla *
E
sta nueva versión, la 24ª Feria Internacional del Libro de Lima, que se inaugura el 19 de julio de 2019 y estará abierta al público hasta el 4 de agosto, tiene un solo invitado de honor. No es un país, como ha sido en los últimos años, sino un hombre, un intelectual, un escritor peruano tan notable como puede ser el premio Nobel de Literatura, Mario Vargas Llosa (1936). Una tarea titánica de la Cámara Peruana del Libro (CPL) para organizar un megaevento cultural, literario, libresco, pero también artístico-expresivo y, quizás, el único realmente popular que mueve una masiva participación del público lector de todas las edades. Con 23 ediciones anteriores, la feria de Lima ya tiene el nivel de convocatoria de las reconocidas ferias de Guadalajara, Buenos Aires y Bogotá. En esos 17 días de feria, el universo editorial peruano y extranjero, que interviene tanto en las exposiciones como en las ofertas de libros, contarán con unos 160 stands para ofrecer sus productos. La expectativa es poner a la venta unos 200 mil títulos y asegurar la
asistencia para unas 900 actividades culturales. No hay país invitado, lo que puede resultar una apuesta arriesgada, ya que el público peruano solo tiene esta opción en el año para saber, disfrutar y ampliar –en vivo y en directo– su mirada cultural, artística y literaria con el conocimiento de la producción editorial de todo un país. Sin embargo, se trata de una apuesta que viene con un as bajo la manga, pues permitirá penetrar en detalle en el universo narrativo, novelesco, cuentístico, ensayístico y hasta teatral de un escritor primordial de la lengua castellana. Vargas Llosa, un peruano universal, merece un homenaje de la feria más importante de su país. El Perú se debe sentir comprometido con esa literatura vargasllosiana que, a decir de la Academia Sueca en el 2010, logró construir una “cartografía de las estructuras del poder y sus imágenes
de la resistencia, rebelión y derrota del enemigo”. Esa lectura del país, vista desde el poder y sus fantasmas es lo que convierte al escritor de “La ciudad y los perros” (1963) y “La casa verde” (1966) en un certero fabulador de los diferentes rostros del Perú.
Unos 300 metros cuadrados estarán destinados para la exposición “Mario Vargas Llosa, la libertad y la vida”, que coorganizan la CPL y la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP). El universo Vargas Llosa se irá construyendo y deconstruyendo desde los libros, las fotografías y los elementos audiovisuales e interactivos, propios de estos tiempos posindustriales y ciertamente digitales. En dicho espacio central, como si fuera la capital de ese país de ficción, las fuerzas simbólicas que representan la obra novelística de Vargas Llosa confluirán con sus habitantes, es decir, cohabitarán con los lectores del Nobel peruano, en un proceso de reconocimiento e identificación. Ello devendrá por etapas en una mecánica vivencial e intelectual fructífera y retroalimentadora entre la vida y obra del escritor y los lectores con los que se producirá –lo creemos así– una sinergia especial que deberá ir desde el campo de lo afectivo, sensorial y estético, hasta las complejidades de lo crítico e ideológico, en un discurso sembrado de caminos rectos, curvos, de luces y sombras; algo así como una metáfora del propio país en que habitamos. Desde esa mirada literaria, la feria limeña internacional nos regalará la geografía física y emocional de un país completo, hecho de franjas de ficción, sueños e imaginaciones, y siempre concebido con un profundo sentido de su rol social y respeto a la libertad de la creación. Si ampliáramos esos conceptos a la cultura moderna que deseamos vivir como parte de nuestros objetivos na-
*Periodista. Lima / Mayo - Agosto / 2019
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