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Capítulo 04:La pareja: juntos y separados.....................................................................Pp

Capítulo 04 %

La pareja: juntos y separados

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En el cuarto día nos preparamos para ir al pueblo natal de Sieg y nos marchamos luego de desayunar.

El abuelo se despidió de nosotros mientras usaba su piel de oso.

—Preparé un carruaje que no ejerce mucha presión sobre el cuerpo.

—Abuelo.

—Le agradezco su consideración.

El abuelo era atento con Sieg, quien podría tener un bebé.

—La próxima vez, veamos la aurora boreal o algo juntos.

—Una vez que esté más cálido.

—Estaré esperando nuestra próxima reunión.

Los dos dimos una pequeña reverencia y nos marchamos de la mansión del Marqués.

En el carruaje tenían preparadas mantas y cojines para reducir el impacto. Qué considerado, pensé mientras intercambiaba miradas con Sieg.

Tardaríamos alrededor de tres horas en carruaje hasta llegar al pueblo natal de Sieg.

—¿Quieres acostarte en lo que llegamos, Sieg?

—Ah, sí.

El primer díasufrió de náuseas, así que Sieg realmente la pasó mal. No pudo comer su platillo favorito y estaba algo emocionalmente inestable. El doctor que vino anoche dijo que esos síntomas eran vistos comúnmente durante las primeras fases del embarazo.

—Aquí, Sieg.

A veces las llantas del carruaje topan con piedras y provocan que el carruaje se sacuda. Por eso, pensando que tenía que apoyar su cuerpo mientras dormía, le hice un gesto para que usara mi regazo como almohada.

Coloqué una frazada sobre mis piernas y le dije a Sieg que se acostara.

—¿Está bien?

—Será un placer.

Sieg se acostó, así que la cubrí con una manta. Luego, le indiqué al conductor que partiéramos.

Por un rato, quizá porque no estaba acostumbrada a esa situación, tenía el cuerpo tenso; no obstante, luego de que la acariciara unos minutos, cerró los ojos y comenzó a respirar suavemente.

Moverse por largos periodos de tiempo, es decir, viajar, no era recomendable para las mujeres embarazadas, pero Sieg mejoró luego del primer día, por eso el doctor dijo que solo no estresáramos su cuerpo.

Decidimos que no le contaríamos todavía a los padres de Sieg. Aún no teníamos la certeza de que realmente estuviera embarazada, por eso no lo haremos.

El abuelo sugirió que descansáramos en su casa hasta que mejorara su condición. Pero, llegó una carta de la familia de Sieg diciendo «Te estamos esperando». Cuando le mencioné al abuelo que no deberíamos cambiar nuestra agenda de esa forma, él también accedió.

Cuatro horas más tarde. Como descansamos varias veces en el camino y también viajamos más lento por Sieg, llegamos más tarde de lo esperado e hicimos que los Wattin se preocuparan.

—Nos lo tomamos con calma para disfrutar del escenario.

—Con que así fue, Señorita.

—Ya no soy más “Señorita”. —Ah, así es.

El anciano mayordomo era alguien que había servido a la Casa Wattin desde que Sieg era niña, así que terminó diciendo eso por costumbre y luego sonrió avergonzadamente. Luego, nos guió hacia el salón de dibujo donde fue servido café caliente.

Una vez que el mayordomo se retiró, suspiramos por haber llegado sanos y salvos al hogar de Sieg.

—Lamento el desorden.

—No, para nada.

Mientras charlábamos, Sieg solo disfrutó del aroma del café, pero no tomó, solo sujetó la taza.

—El embarazo tiene sorpresivamente muchas limitaciones.

—Así es.

Anoche, escuchamos sobre las cosas que no deberían comerse durante el embarazo y ambos quedamos sorprendidos por la cantidad.

El café también era una de ellas. No pasaba nada si solo era un poco, pero Sieg opinó que sería mejor abstenerse de ello.

—Aun así… —¿?

Me miró con una expresión seria. Cuando le pregunté qué sucedía, contestó que dormir en el regazo se sintió bien.

—Cómo debería decirlo, es bueno dormir mientras sientes el calor de alguien más.

—Sí. Es agradable dormir juntos en las noches heladas.

—Tienes razón.

Nos reímos mientras conversábamos sobre cosas triviales.

Nuestra vida en pareja era buena.

Por eso, realmente creo que todo seguiría estando bien incluso si no estuviera embarazada.

Conforme Sieg servía jugo de frutas en un vaso, la puerta se abrió con mucha fuerza.

La persona que lo provocó fue el enérgico sobrino de Sieg, Claus.

—Hey, ya llegaste abue………… ¡¿?!

Debido a la inmediata mirada fulminante de Sieg, Claus se tragó sus palabras. De forma insegura, comenzó a declarar nuevamente.

—Eh, el viejo, quiero decir, mi querido abuelo desea hablar un poco con la abue… eh, mi tía.

—¿Papá?

Claus asintió.

—Entiendo, Claus, hazle compañía a Ritzhard mientras tanto.

— … —¡¿Y tu respuesta?!

—S-sí.

Claus se quedó en la habitación conmigo. Por alguna razón, sentí lastima por él.

—¿Por qué no te sientas?

—Sí… Tomé el vaso de jugo y le sugerí que tomara asiento.

—Has crecido mucho en tan poco tiempo.

—Te lo agradezco.

Claus cumplió trece este año, ¿creo? Está en una edad donde es difícil interactuar con los adultos, así que tendré cuidado de no ponerlo nervioso.

Hablamos sobre la escuela. Por lo visto, Claus estaba en el club de tenis de su escuela, un deporte que se juega al golpear la pelota con una raqueta.

—Conseguí un premio en la última competencia…

Comenzó porque Sieg le enseñó a jugar tenis cuando era niño. Sin embargo, en los últimos años, Sieg solo practicó con él en intervalos cortos y no pasaba mucho tiempo con él.

—El tenis, ya soy bueno así que esperaba mostrárselo, pero ella siempre decía que estaba ocupada, así que para atraer su atención… Por esa razón llamaba a Sieg “abuela”. Bien, ¿qué debería decir? Entiendo cómo se siente querer hacerle bromas a la chica que te gusta.

—Aun así, me sorprendí cuando vi a mi tía hoy.

—¿Te sorprendiste?

—Ella estaba, pues… se veía femenina.

Ciertamente. Sieg se volvía más linda cada día. Así que debe haberse sorprendido por ver de repente un cambio como ese.

—Ha pasado un año desde que comenzó a vivir en el bosque, así que estábamos pensando que tal vez se había convertido en una bestia salvaje, más grande que antes.

—Eso es…

Por lo visto, tienen la imagen de que somos una tribu que come carne cruda. Um, nuestros antepasados sí llegaron a comer carne de reno cruda y beber su sangre cuando vivían como nómadas; pero, ahora nuestra vida no es muy diferente a vivir en la capital.

Poco tiempo después, Sieg regresó a la sala.

—¿Espero que no hayas sido grosero, Claus?

—¡N-no lo fui!

Mientras contemplaba a Claus, quien no podía mirar a los ojos a Sieg, le dije que había sido un chico muy bueno.

Después, los padres de Sieg también entraron.

—Te agradezco que hayas venido hasta aquí, Ritzhard.

—¡Sí, por supuesto!

Los padres de Sieg también estaban felices de ver a Sieg luego de mucho tiempo. Claus dijo que las pláticas de los adultos eran aburridas y salió de la habitación.

—¡Cielos, me sorprendió la transformación de mi hija!

—Te entiendo, nunca pensé que vería a mi hija tan femenina y rellenita.

—Papá, mamá, están exagerando.

Mi suegra se limpió las lágrimas con un pañuelo.

—Es buena hora, ¿les parece si comemos ya?

Cuando mi suegra sonó la campanita en su mano, entraron sirvientas a la habitación para preparar la comida.

Dijeron que el día de hoy habría la comida favorita de Sieg. Al escuchar eso, su expresión se tensó. En estos últimos días declaró que no quería carne que tuviera grasa, así que llevamos un estilo de vida centrada alrededor de frutas, vegetales y platillos de carne ligeros. El embarazo cambia el sabor de la comida, por lo que Sieg estaba evitando los pesados platos de carne.

Mientras estaba en el ejército, comía una gran cantidad de carne a la parrilla para fortalecerse. Sieg temía que esos platillos fueran servidos hoy.

Solo pudedarle palmaditas a Sieg en la espalda para tranquilizarla.

Primero sirvieron las bebidas: un vino espumoso. Sieg le dijo al sirviente que preferiría agua. A continuación, entregaron los aperitivos: puré de papas y jamón con queso, así como una sopa de tubérculos. El plato principal fue carne de ternera a la parrilla con una salsa de vino tinto.

Aunque, claro está, tan pronto como eso apareció, Sieg presionó su boca con la mano y se puso de pie. Lo miró por un rato, pero casi de inmediato salió corriendo. Una sirvienta, que parece haberse percatado de la situación, corrió tras ella.

Cavilé qué debería hacer; aunque, tras ver la expresión sorprendida de sus padres, decidí que no había ningún motivo para ocultarlo de ellos.

—Eh, son las náuseas del embarazo.

—¡¿Qué?!

—Pues…

Estaba preocupado por Sieg, pero, si yo también me iba, se preocuparían aún más, así que les conté todo mientras seguíamos cenando.

—O eso dijeron… —¿De verdad?

—Suena difícil.

La ciencia médica moderna solo puede determinar el embarazo luego de cinco meses.

—Sin duda, mi intuición me decía… bueno, pensé que podría estarlo. Ha ganado algo de peso después de todo.

Tal y como se esperaría de una madre de diez. Me dijo que no había problema por no haberles dicho.

—¿Dará a luz en tu país?

—No… todavía no lo hemos decidido.

El doctor desalentó viajar durante el embarazo. Por eso pensé en dejar a Sieg aquí y regresar solo a casa. Aun así, no se trataba de algo que pudiera decidir yo solo.

Luego de almorzar, me apresuré a ir con Sieg quien se encontraba descansando en su habitación. Estaba dormida cuando llegué. La sirvienta me comentó que comió fruta y luego se fue a dormir. Por lo visto, también vino un doctor.

Por la tarde, mi suegro me llevaría a un salón bar. Tenía que prepararme. Le di un beso en la frente a Sieg y salí del cuarto.

En el salón bar jugamos billar, juegos de cartas, bebimos alcohol y hablamos sobre eventos del mundo. Lejos de las mujeres, se trataba de un lugar popular de relajación para los caballeros.

Mi suegro me invitó a disfrutar un poco de alcohol.

—Lindo lugar, ¿no te parece? Puedes beber todo lo que quieras aquí.

—Es como una base secreta.

—Así es.

Una base secreta, era un lugar donde los niños pasaban su tiempo fuera de la vista de sus padres. Conocía la palabra, pero no podía darme el lujo de hacer dicha base. Solo dije lo que había aprendido de los libros.

—¡Pues bien, comencemos con un brindis!

—Muy bien.

Mi suegro ordenó cerveza oscura. Pensé con satisfacción que padre e hija se parecían mucho.

—¿Qué te parece?

—Un poco fuerte. Prefiero las Ales.

—No. Me refiero a mi hija.

—Ah, ¿eso?

Entonces, hablaba sobre Sieg, no sobre la cerveza. Qué vergonzoso. Ya que se trataba de un tema serio, bajé el tarro y arreglé mi postura.

—Sieglinde-san es una mujer encantadora, es más de lo que merezco.

—¡¿Uh?!

—¿Eh?

—¡¿E-en serio?! ¡¿Estás bien de la cabeza?!

—Sí, no miento.

Mi suegro lucía desconcertado e incrédulo. Le volví a declarar que era cierto.

—No…… Perdón por haber dudado de ti.

Mi suegro me invitó porque esperaba dejar salir mi frustración reprimida; sin embargo, se sorprendió por mi respuesta.

—Bueno… mi hija tiene un carácter fuerte y no es nada femenina. Nosotros, mi familia, todos pensamos que tenía el control total en el matrimonio.

—No, enrealidad no.

Sieg es diestra en muchas cosas; pero, nunca intentó hacer algo mejor que yo, su esposo, tampoco trató de forzar su opinión en mí. Cuando hay un problema, lo hablamos.

—Estoy muy contento de que mi hija sea feliz y conozca las dichas de sermujer.

—A pesar de eso, creía que todo era gracias a que Ritzhard-kun se sacrificó por nosotros.

Suegro, exactamente qué opinión tienes de tu hija. Estuvo en el ejército desde los trece hasta los treinta y uno, quizá Sieg nunca tuvo la oportunidad de relajarse con su familia, de conocerse mejor entre ellos.

Mientras tomábamos alcohol, charlamos sobre nuestra vida en el país de la nieve. Al final, mi suegro comentó que le gustaría ir, lo cual me hizo feliz.

Regresamos tarde a casa. Antes de darme cuenta, estábamos hablando con mucho entusiasmo.

Cuando escuché de un sirviente que Sieg me estaba esperando, entré en pánico y corrí hacia su habitación.

—Lo siento, Sieg, acabo de regresar.

—No… está bien.

Sieg estaba recargada en el respaldo mientras bordaba. Su complexión era mejor que antes, así que me sentí aliviado.

—Entonces, nos descubrieron.

—Sí. Pero, tal vez eso fue lo mejor.

Luego de acariciar la cabeza de Sieg, me senté junto a ella.

Enseguida, le conté lo que había estado pensando.

—Sieg… ¿por qué no te quedas aquí un tiempo? —¡¿Eh?!

Aquí los doctores podían venir rápidamente, así como parteras que tenían experiencia dando a luz. Probablemente también podría pasar su tiempo más cómodamente aquí que en las tierras remotas.

—Regresaré en el verano.

Bueno, si resulta que no está embarazada, podría venir en primavera. De cualquier modo, no puedo llevarla al frío extremo mientras se encuentra débil.

—N-no tengo ningún plan para descansar aquí por mucho tiempo.

—Podrías tener un bebé dentro, no puedo permitir que subas a un barco por dos días.

— …

El doctor comentó que era posible sufrir abortos espontáneos en esta fase, además no hay doctores a bordo. Sería malo si algo llegara a pasar.

Había personas mayores que sabían mucho sobre dar a luz, pero las posibilidades de que ellas ayudaran a Sieg eran bajas.

—Me pone triste tener que separarme de ti, pero no tenerte por el resto de mi vida es más doloroso.

— …… Sieg aceptó.

—Te escribiré cartas.

—… Sí…

Su expresión abatida también me dolió. Aun así, esto era lo mejor. No puedo presionarla a regresar y que pierda posiblemente una vida.

—¿Regresarás mañana temprano?

—… Sí…

Posiblemente tenga montañas de trabajo por hacer de vuelta en casa. No hay muchas tareas como Lord, pero lascosas se apilan cuando dejo la casa por unos cuantos días.

—Me pregunto cómo puedo deshacerme de este miedo.

—Lo siento, Sieg.

—No, no tomaste una mala decisión.

Me angustiaba saber qué podría hacer para tranquilizar a esos ojos grises temblorosos; pero las palabras correctas no salían.

—¿Cómo debería decirlo? Estoy sorprendida. Por lo visto dependía bastante de ti.

—Eso no es cierto. Te iba muy bien en esas tierras extranjeras.

—Si es así, entonces, ¿por qué es tan dolorosa esta despedida?

Abracé a Sieg con fuerza. En mi situación actual, esto fue lo mejor que podía hacer para consolarla.

Mientras la abrazaba y acariciaba su espalda, alguien tocó la puerta.

Cuando la abrí, un sirviente me dio una carta.

El remitente era mi abuelo. Se trataba de una entrega exprés. Cuando abrí el sobre mientras me preocupaba que algo malo hubiera sucedido, vi una cosa absurda escrita allí.

«Mi hijo y su esposa, he capturado a tus padres. ¿Cómo debería cocinarlos?»

Tal parece que mi abuelo encontró a papá y a mamá, quienes estaban desaparecidos.

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