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Capítulo 29: Historia de un día de verano -Parte 2....................................................Pp
from Hokuou Kizoku 2
Capítulo 29 %
Historia de un día de verano -Parte 2-
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Cuando desperté, mi esposa ya se había levantado. Como ella es una madrugadora, esto sucede a menudo. Tal vez porque salieron a tomar un paseo, la cuna de mi hijo también estaba vacía, lo cual provocó que mis hombros cayeran en depresión. Toqué la mantita, pero ni siquiera el calor seguía allí. Qué triste.
A un lado de mi cama, la ropa para el día de hoy estaba colgada: camisa, corbata, chaleco, pantalones y cinturón. Sieg las elegía todos los días. Mientras pensaba que la forma en cómo hacía estas cosas sin decirme nada, era muy lindo, me cambié de ropa. Cepillé mis dientes, lavé mi cara y también me afeité ya que estaba en ello. Peiné mi cabello y lo trencé apropiadamente. Una vez que terminé de arreglarme, me dirigí al salón comedor para desayunar.
Mi suegro estaba ahí. Al parecer acababa de regresar de trabajar en el rancho. Yo solo ayudaba por las mañanas una o dos veces por semana. Me gustaría ayudar más, pero, por desgracia, no soy bueno para madrugar. Mi suegro iba al rancho todos los días muy temprano por la mañana, así que lo admiraba por ser un trabajador diligente.
—Buenos días, suegro.
—Buenos días.
Hoy de nueva cuenta me saludó con una sonrisa.
Mi suegro es confiable y ama a su familia. Totalmente diferente a cierto padre pródigo que se la pasa por ahí. En serio, es el modelo del padre ideal. Siento envidia de Sieg.
Cuando le comenté eso, mi suegro declaró algo espléndido.
—Ritzhard-kun también es uno de mis hijos del que estoy orgulloso.
—¡S-suegro!
¡Estoy tan feliz que quiero abrazar a mi suegro! O al menos eso pensé, pero me contuve porque podría no estar acostumbrado a eso. Mientras sonreíamos entre nosotros, mi abuelo llegó al salón comedor. Llevaba a Arno entre sus brazos, poco después entró Sieg.
—Qué, hay dos personas sospechosas sonriendo entre ellas.
Llamó a nuestro encantador momento entre padre e hijo, sospechoso. Qué cruel. Arno fue entregado a un sirviente y puesto en una cuna en un rincón del salón comedor. Por lo visto, los tres habían salido a tomar un paseo. El abuelo lo presumió con orgullo.
Mientras charlábamos, el tema cambió al rancho. En ese momento recordé algo.
—Ah, ahora que lo pienso, ¿me podrías regalar un poco de leche, suegro?
—No me importa, pero, ¿para qué la quieres?
—Hoy tenemos planeado hacer helado.
Cuando le conté la historia, mi suegro aceptó encantado.
—Aparte de eso, probablemente necesitarás huevos y crema —dijo y prometió darnos ingredientes frescos del rancho.
—¿Estaría bien si Edelgard y Adeltraud nos ayudan a prepararlos?
—Sí, supongo que no habría ningún problema siempre y cuando ellas no coman mucho.
—Gracias.
Hace un tiempo escuché que había padres que no les gustaban que sus hijos comieran helado, así que estaba un poco preocupado.
—Como lo pensé,¿podría darles dolor de estómago?
—No es por eso, Ritzhard.
—¿Eh?
De acuerdo a mi abuelo, las tiendas de helado usan leche diluida y una gran cantidad de colorante artificial, inclusive algunas de ellas empleaban sustancias dañinas, por ese motivo no les gustaba que comieran helado. En esta ocasión usaremos leche del rancho, así que no habrá ningún problema. El abuelo estaba muy bien informado sobre las tiendas de helados en la ciudad.
Poco después, mis sobrinas, su madre y mi suegra entraron. Mis cuñados ya habían salido a trabajar, así que estaban ausentes. Llegó la hora del desayuno con todos los miembros de la familia presentes.
Luego de nuestro desayuno, le pedí permiso a la esposa de mi cuñado para hacer helado con las niñas.
Sorprendentemente mis sobrinas, aunque originariamente eran niñas de ciudad, nunca habían probado el helado. Uno de los motivos fue porque eran enfermizas. Al
escuchar del inesperado evento de preparar helado, Adeltraud saltó arriba y abajo de felicidad, mientras que Edelgardse ruborizó de dicha.
—Mi querida madre siempre dice que solo las princesas pueden comer helado.
Edelgard asintió también al comentario de Adeltraud.
—Pues hoy podrán comerlo como una ocasión especial —declaré eso y ellas parecían alegres.
Qué princesas tan adorables, pensé mientras las abrazaba.
Luego de mostrarles la máquina de helados, sus ojos brillaron aún más. Cuando mencioné que el abuelo lo trajo, lo vieron llenas de admiración.
—Es una magia pasada de generación en generación entre las hadas.
—Uwaa, asombroso.
— …
El abuelo volvió a decir algo irresponsable. Al parecer él había estado hablando sobre hadas con las hermanas. Cuando miré a Sieg por ayuda, ella también estaba sonriendo avergonzada. Como no había motivos para destruir los sueños de las niñas, lo acepté sin decir una palabra.
En cuanto a las porciones de los ingredientes, el repostero nos ayudaría para que no hubiera errores.
—Pues bien, ¡comencemos!
—Hurra~.
—Sí…
A fin de hacer el helado, nos dirigimos al salón comedor donde había una mesa grande. El abuelo acercó una silla mecedora y sentó a Arno en su regazo. Por lo visto, su papel el día de hoy sería el de supervisar.
Los ingredientes eran: leche, huevos, crema, azúcar, vainilla, hielo y sal.
Primero abrimos las vainas de vainilla y descartamos la cáscara.
—¿Qué son esas, querido tío?
—Estas son vainas de vainilla secas. Los dulces huelen bien cuando le agregas vainilla.
—Eeeh~.
El fruto con forma de guisante es una especia que emite un aroma dulce. La esencia de vainilla que venden en las tiendas, son fragancias sintetizadas hechas al colocar los granos de vainilla en alcohol o al menos eso dijo el repostero. La vainilla se usará tal y como está, por lo que el helado resultante será un producto extravagante en el que podremos disfrutar por completo del sabor original.
En una olla servimos la leche y luego la vainilla. Antes de que comenzará a hervir, apagamos el fuego.
—¿Pesaron el azúcar?
Cuando le pregunté a las niñas, tenían el azúcar preparado apropiadamente. Como no tenían nada más que hacer, estaban viendo cómo Sieg separaba la clara del huevo de la yema. En cuanto a las claras, pensé en hornear “Langue de chat” con ellas, así que le pedí a un sirviente cercano que lo llevara a la cocina. Batí bien las yemas, después agregué el azúcar. Una vez que no quedaran grumos, añadí vainilla. A continuación, en el recipiente con el azúcar, las yemas y la vainilla, vertí la leche de antes y luego la revolví. Para mejorar la textura, se filtraba a través de un pedazo de telay se colocaba en una olla, la cual se ponía a calentar a fuego bajo. Si subía mucho la temperatura, se podían formar grumos, así que debíamos ser cuidadosos. Tras unos minutos apagué el fuego y moví los contenidos a un recipiente, el cual se colocaba en agua fría para que se enfriara más rápido.
—La mezcla de leche, azúcar, yemas y vainilla; se le conoce como “crème anglaise”. Significa “crema inglesa” según el idioma de un país extranjero. Por lo visto, esta crema provenía de un país en específico, así que estaba nombrado de acuerdo a él. Los ingredientes eran los mismos que la natilla, pero aquí no se usaba harina por lo que su forma era líquida.
Mientras se enfriaba la “crème anglaise”, batimos crema y azúcar en un recipiente. Una vez que se volvió pegajoso, dejé de revolver. Le pedí a Sieg que mezclara la “crème anglaise” fría con la crema batida.
Entretanto le puse sal al hielo y lo coloqué en la capa exterior de la máquina para helado. Luego de esparcir un poco más de sal encima, terminé con las preparaciones.
Acto seguido, la mezcla para helado se vertía en la capa interior y cerrábamos la tapa con fuerza. Después se hacía girar la manivela alrededor de media hora y el helado estaba listo, o al menos eso decía el manual.
Hice girar la manivela mientras recibía miradas expectantes de las niñas. Poco a poco se volvió más difícil, por lo que sentí mis ojos llorosos.
Conforme hacía mi trabajo, las niñas me miraron sin descanso… no, me observaron atentamente. Aprecié eso e incluso lloré un poco. Cuando iba a la mitad, Sieg me preguntó si debería relevarme, pero le dije que la intención era más que suficiente.
Treinta minutos después, cuando quitamos la tapa con anticipación, había un lote de helado muy bien hecho.
Primero que nada, para verificar queel sabor fuera el correcto, le pregunté a nuestro experto, a mi abuelo, que hiciera un control de calidad… Quiero decir que lo probara. Sí, le pedí que probara qué tal sabía.
—Um. Sabe muy bien para ser de un principiante.
—Uwaa~. ¡Menos mal!
Ya que recibió una calificación aprobatoria del abuelo, nos servimos un poco de helado en tazones. Un sirviente llegó a tiempo con las “langue de chat”, así que las puse sobre el helado.
—¿Qué son, querido tío?
—“Langue de chat”. Bocadillos hechos con las claras dehuevo.
—¿Acaso usaste las claras que no necesitamos?
—¡Correcto!
“Langue de chat” o “lengua de gato” era un postre del extranjero. También oí al respecto por el personal de cocina. Los ingredientes eran claras de huevo, mantequilla, harina y azúcar. Se trataba de una galleta horneada con una textura ligera. Tal y como implicaba el nombre: lengua de gato, era delgada y larga. La textura ligera y la dulzura no sobresalían, así que iba bien con el helado que poseía un sabor fuerte.
Las herramientas que usamos fueron retiradas por los sirvientes y Arno se encontraba profundamente dormido en su cuna. Ahora bien, comeremos el helado antes de que se derrita.
Primero vi a las niñas probarlo. En el instante en que pusieron un poco en sus bocas, sus ojos brillaron tan intensamente que podrían haber salido estrellas de ellos.
—¡Delicioso!
—M-mágico…
Terminé sonriendo mientras las veía comer felizmente sus helados. En verdad son princesas encantadoras. Quisiera seguir mirándolas, pero el helado se derretirá, así que yo también comencé a comer.
¿Qué clase de textura tendría? Mientras mi corazón se aceleraba debido a la misteriosa comida frente a mí, tomé una cucharada y lo llevé hasta mi boca.
—¡Uwa, delicioso!
En cuanto exclamé eso, mi abuelo soltó una carcajada.
—¿Sucede algo malo, abuelo?
—¡¿Malo?! ¡Tus ojos están brillando como los de un niño!
—¿Tenía estrellas en mis ojos?
—Sí, tanto que me hizo reír.
—¿De verdad tenía una expresión como esa?
No, ¿o sí? Cuando miré a Sieg mientras preguntaba eso, estaba ocultando su boca y tenía sus ojos ligeramente entrecerrados. Sin duda alguna se estaba riendo. Me sentí un poco avergonzado.
Pero el helado estaba realmente sabroso.
Gracias a que usamos leche fresca, el helado poseía un sabor fuerte, mientras que la textura era suave. La forma en cómo enfriaba y se derretía en mi boca, era mágico. Cuando probé un poco de helado con una “langue de chat”, la textura crujiente y el sabor de la leche suave formaron una armonía en mi paladar. La esencia dulce de la vainilla también fue indescriptiblemente buena.
Me sentí conmovido de que existiera un postre tan lujoso y elegante que no pudiera describir bien. Mis sobrinas comentaron que era una magia asombrosa. Se trataba de una magia que requería una gran cantidad de fuerza, pero les gustó, así que sonreí junto a ellas.
El primer helado que hicimos fue un gran éxito.
Por la tarde, fui a dar un paseo al bosque hasta llegar al lago con Sieg y Arno, pero esa es una historia para otra ocasión.