10 minute read
Capítulo 19: Ritz tiene una cita............................................................................................Pp
from Hokuou Kizoku 2
Capítulo 19 %
Ritzhard tiene una cita
Advertisement
El día de hoy tenía una cita. A pesar de eso, caminaba pesadamente porque vería a una mujer hermosa y, encima de eso, sentía culpa por mantenerlo en secreto de Sieg.
Todavía tenía tiempo antes de irme, así que lo pasé en compañía de mi esposa.
—¿Entonces verás a tus amigos el día de hoy?
—Ah, sí.
Inconscientemente desvié mi mirada de Sieg y miré al techo.
—Ritz.
—¿Sí?
—¿Estás diciendo la verdad?
—¡P-por supuesto!
Estaba tratando de comportarme de la forma más natural posible, pero mi voz titubeó por las preguntas de Sieg. La otra persona me pidió que mantuviera este tema en absoluto secreto.
—… Hoy… —Sí.
—¿No te ves más apuesto que de costumbre?
—Quise aprovechar la oportunidad para usar la ropa que el abuelo me regaló.
— … No sería raro levantar sospechas si alguien se arreglaba un poco más que lo normal.
La mirada afilada de Sieg me atravesó como una daga. Comencé a sentirme intranquilo, así que me levanté de la silla y me dirigí a la ventana. Saqué un reloj de bolsillo y lo abrí. Todavía faltaba algo de tiempo hasta que llegara la hora de salir. Tenía que esperar en esta habitación por un rato. El cielo estaba despejado el día de hoy. No se veía ni una sola nube en el claro cielo azul. «Qué buen clima», cuando murmuré eso
con una mano sobre la repisa de la ventana, de pronto alguien me empujo desde atrás. Mi frente chocó contra el cristal de la ventana.
—¡Uwa!
— …
Por lo visto, Sieg se acercó mientras eliminaba su presencia y silenciaba sus pisadas. No me había dado cuenta en lo absoluto. Luego me sujetó por detrás, torció mi brazo hasta llevarlo a mi cuello, mientras que con la otra mano sujetó con fuerza mi muñeca, la cual mantenía en mi espalda. No podía moverme porque tenía presionado los puntos clave y su peso sobre mí. Como se esperaría de alguien del ejército, está acostumbrada a restringir personas.
—¿Qué pasa, S-Sieglinde-san?
Se sorprenderá el bebé que llevas dentro, o al menos eso dije para tranquilizarla de una forma sutil. A pesar de eso, Sieg no respondió. Cuando me calmé y volví a sentir, no tenía el estómago presionado contra mí. Suspiré aliviado de que ese estrés no se transmitiera al bebé. Por lo general, estaría excitado si nuestros cuerpos hicieran contacto de esta forma, pero hablando en sentido figurado, esto es “arrestando a un sospechoso que actúa de manera extraña”. No es una posición placentera en lo absoluto. —Ya, ya me tengo que ir, Sieg-san.
Necesito comprar flores o algo para ganar el favor de la otra persona. Incluso si salía más temprano, fácilmente podía matar el tiempo en la ciudad.
—Regresaré a casa tan pronto como sea posible, así que… —Mi cuñada me contó sobre, eso… —¿Sobre qué cosa?
Lo dijo con un tono de voz tan aterrador que me causó escalofríos por todo el cuerpo. ¿Qué podría ser? Cuando pregunté eso, respondió algo absurdo.
—Que el 50% de los hombres mantienen aventuras amorosas durante el periodo de embarazo de sus esposas.
—Eso, ¡¿de dónde sacó esa información?! ¡¿Quién hizo esa investigación?! —grité sin querer. No puedonegarlo, tengo una cita con una mujer hermosa, pero no se trata de una aventura amorosa. Incluso si le decía claramente eso, la llave de Sieg no cedió.
Aunque le dije que era la mejor del mundo, solo ejerció más fuerza en su llave. Dolía un poco, así queterminé soltando un gritito.
—¡Hie!
En ese momento, su llave se aflojó.
— … ¿Creo que sería la primera vez en mi vida que tengo miedo de dar la vuelta?
Mientras estaba paralizado, pronunció mi nombre con una voz baja, así que me giré. Luego de ver su rostro, grité «¡Hie!» una vez más.
Sieg estaba llorando. Sus ojos estaban repletos de lágrimas, tantas que incluso un pestañeo causaría que se desbordaran.
Nunca antes había visto una expresión tan frágil. Sentí un impacto como si hubiera sido golpeadoen la nuca.
—¡L-lo siento!
Me disculpé apropiadamente lo más fuerte que pude y me postré en el piso con la frente sobre él. Luego, le expliqué los detalles sobre la persona con la que me reuniría el día de hoy y cómo fue que llegué a eso.
❄❄❄
Hablé después de que recuperáramos la compostura y estuviéramos sentados lado a lado. La persona que vería hoy, era la prima de Sieg, Hildegart von Hertling. Hace poco decidieron su matrimonio y solo hace un par de días arribó una carta de ella. Me pidió que la viera para quejarse.
—Perdón. Pensé que sería lindo si tu prima me veía como una persona bien acomodada, así que me enfoqué en vestirme mejor que de costumbre.
—Entonces fue por eso…
Además, me dijo que no le contara a Sieg. Le preocupaba que Sieg la odiara si decía algo así.
Sieg se quedó inmóvil mientras miraba el suelo. No sé qué debería hacer en este tipo de situaciones. Solo pude sentir pena.
En lo que hacíamos eso, llegó la hora de marcharme. A pesar de eso, agonicé sobre si estaría bienque saliera ahora. Por si acaso, la miré una vez más.
—Ee~h, Sieg-san, tengo que irme ahora.
—Yo también iré.
—¡¿Eh?!
—¿Dónde la verás?
—Ah, pues… —¿Dónde?
—E-en la cafetería de la ciudad.
—Mi prima es muy bella, así que no quiero que la veas tú solo —dijo Sieg de manera sorprendente. Aun cuando le dije que era una mujer soltera y que estaría en compañía de su sirvienta, no soltó mi mano.
Probablemente solo vaya a ser abusado verbalmente por su prima. No estoy ni un poquito preocupado. En cambio, si Sieg viene, la otra persona regresará a casa todavía sintiéndose frustrada.
Por eso, lo mejor sería que Sieg me esperara en casa.
—Sieg.
— … Cuando dije que regresaría pronto mientras acariciaba su mano, me dejó ir.
Como me sentiría mal irme, así como así, me acerqué a ella para darle un beso de despedida. Antes de que mis labios pudieran tocar su mejilla, la dócil Sieg se alejó. Me impactó que me siguiera detestando a pesar de que estaba siendo considerado, pero tampoco me estaba rechazando por completo.
En cuanto le susurré palabras de amor al oído, sus mejillas se tiñeron de rojo. Sieg se veía muy linda con los ojos cerrados fuertemente. Por lo que besé sus labios.
Aun cuando me sentía triste, me marché. Después de todo, siento mis pies pesados.
Su prima ya se encontraba en la cafetería designada. Por lo que pude ver a lo lejos, se trataba de una belleza atractiva e iba acompañada por tres sirvientas.
—Ah, hola~. Buenas tardes.
Troté al interior de la tienda y me apresuré a saludar a la prima mientras me quitaba el sombrero.
—Quería verte —dije eso en una voz frágil, pero ella solo me fulminó con la mirada.
—Siéntate.
—Sí, gracias.
Tomé asiento mientras sonreía un poco. Ordené jugo de frutas del mesero que vino a recibir la orden. Luego.
—Aun cuando eres un caballero, estás ordenando eso —comentó con un tono acusador.
¿Qué tipo de bebida es de caballeros? Reflexioné seriamente.
No solo estaba recibiendo una mirada asesina desde el frente. También desde arriba, las tres sirvientas detrás de la prima me fulminaban con sus ojos. ¿Podría ser que también admiran a Sieg-sama? Tenía un poco de miedo, así que no podía confirmarlo.
Sacié la sed con el jugo de frutas que trajo el mesero, luego fui al tema principal.
—Entonces, ¿de qué te gustaría hablar?
—Escuché que Sieglinde-Onee-sama está embarazada, ¿es verdad?
—Ah, eh, sí, por fortuna.
Sieg, te llaman Onee-sama. Qué inesperado. También me gustaría llamarla “Oneesama”. Al imaginarla jugando con su prima, me sentí más relajado. Quizá porque estaba sonriendo demasiado, se molestó la prima. Todo lo que pude hacer fue disculparme.
—¡No te perdonaré…!
Sentí un miedo que nunca antes había experimentado de la belleza temblando furiosa frente a mí. Agaché tanto la cabeza que mi frente casi golpeó la mesa y esperé a que se tranquilizara.
—¿Qué parte de Onee-sama te gusta?
—No te atrevas a decir que solo te gusta su apariencia.
Desde luego, fue amor a primera vista. En cuanto vi a Sieg, «Ella es la indicada. ¡La encontré!» fue lo que pensé y mi cuerpo se movió de manera natural. ¿Eso significa que le pedí matrimonio porque me gustó su apariencia? No estoy seguro.
Pese a eso, hay algo que puedo declarar con seguridad.
—Yo… amo todo sobre Sieg.
Revelé mi corazón por completo, el cual ni siquiera le había mostrado a Sieg, a su prima. Me dio vergüenza en el transcurso, así que tartamudeé un poco, pero conseguí transmitirlo.
—Así es como es…
La prima tenía su abanico abierto y ocultaba la mitad de su rostro con él, por eso no sabía qué clase de expresión tenía. Sin embargo, ya no sentía las miradas asesinas de antes, ¿eso quiere decir que estoy perdonado?
—Ah, eeh, aparte de eso, ¿tienes otra pregunta?
—…rias. —¿Perdón?
—Cuéntame historias sobre Onee-sama.
Me comentó que le gustaría saber cómo le iba a Sieg recientemente, por eso relaté felizmente cómo era ella en las tierras remotas.
Cómo había cautivado Sieg a las mujeres de la aldea, cómo había recibido a Emmerich con una patada giratoria, cómo detuvo a un reno que había perdido el control, cómo disparó a un alce que estaba muy lejos con su gran habilidad con las pistolas, le conté sobre esas historias. La prima escuchó con una expresión alegre.
—Qué bien. Onee-sama tiene una vida relajante en una tierra extranjera sin necesidad de contenerse.
Me dijo que Sieg no sería capaz de ser la esposa de un noble ya que no había recibido educación de cómo ser una dama. Incluso si estuviera bien, su prima estaba preocupada de que Sieg se estuviera conteniendo todos los días.
—Pensé que sin duda alguna estaría experimentando una vida dura en una tierra extranjera… Sin embargo, parece que me equivoqué.
Todo este tiempo tuvo miedo de reunirse con Sieg, murmuró. Por lo visto, le preocupaba que Sieg se hubiera marchitado por el ambiente hostil al vivir en un país extranjero. Además, le insistió a su papá que le contara cómo es que se había casado Sieg. Le angustiaba pensar que Sieg se había comprometido a un matrimonio no deseado por culpa de ella.
La prima sonrió al escuchar cómo estaba viviendo Sieg. Yo también me sentí aliviado.
Luego de eso, oí las hazañas de Sieg durante sus años de servicio militar y perdí la noción del tiempo. Al final, solo estábamos preocupados por la persona que nos gustaba.
Regresé en sí cuando el sol comenzó a ponerse.
—¡Uwa!
—¿Qué sucede?
—Bueno, a decir verdad…
Confesé que fui atrapado con las manos en la masa por Sieg justo antes de venir.
—¡Vaya, eso es un gran problema!
Tras decir eso, su prima, Hildegart-san, me acompañó a la casa. Cuando vio el rostro de Sieg, comenzó a llorar. Dijo que no había tenido el valor de reunirse con ella, con una voz temblorosa. También se disculpó por lo de hoy. Sieg abrazó gentilmente a Hildegartsan y acarició su cabeza. Me sentí conmovido por el amor fraternal.
Una vez que pasó la tormenta, me disculpé con Sieg una vez más.
—Sieg, eeh, perdón.
—No, comprendo lo que sucedió.
—Sí… Sieg también comentó que se disculpaba por haber sospechado de mí.
—Hildegart es muy bella, así que… Estaba intranquila de que pudiera distraerme.
Retiré su seductorcabello rojo de su mejilla y le susurré al oído.
—Aunque mis ojos no pueden ver a nadie más que a Sieg…
Contemplé por un buen tiempo a Sieg, quien tenía la mirada hacia el suelo debido a la vergüenza.
De esa forma, conseguí sobrevivir al problema de Sieg y su prima.
Además, esta fue la historia del día en que decidí que nunca volvería a hacer llorar a Sieg.