Domingo 4o cuaresma ciclo a

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La luz que disipa la ceguera

AMBIENTACION: Seguimos viviendo la Cuaresma como preparación e inicio de la Pascua. En la oración colecta pedimos a Dios: «haz que el pueblo cristiano se apresure, con fe viva y entrega generosa, a celebrar las próximas fiestas pascuales». Y lo hacemos en una clave, sobre todo estos últimos Domingos, de iniciación de catecúmenos que se preparan al Bautismo. Si el tema litúrgico del domingo pasado fue la gracia salvadora de Jesús como agua viva, hoy El se revela como la luz auténtica que ilumina a la humanidad, que disipa las tinieblas del error y del mal. La perspectiva sigue siendo la Pascua

1. PREPARACIÓN: INVOCACIÓN al Espíritu Santo Ve, Espíritu Santo, ilumínanos para que, escuchando la Palabra, dejemos entrar a nuestra vida la llamada del Padre a la conversión para beneficiarnos de su misericordia. Amén.

2. LECTURA: ¿QUÉ DICE el texto? 1Sm. 16, 1b.6-7: «El Señor no ve las apariencias sino el corazón» En las etapas de la historia de la salvación que seguimos en la 1a lectura de los domingos cuaresmales, no podía faltar la figura del rey David, uno de los personajes más importantes de la historia de Israel, junto con Abrahán y Moisés. David, además de su fervor religioso -en conjunto, a pesar de sus pecados, fue un rey «según el corazón de Dios»-, fue quien dio unidad política y prestigio a Israel entre las naciones. Este pasaje nos cuenta cómo David es escogido como primer rey de Israel. Es elegido por Samuel, Juez y Profeta de Dios. Iluminado por el Espíritu, Samuel es capaz de tomar una buena decisión, sin dejarse engañar por falsas apariencias. Hoy leemos cómo Samuel, a pesar de que todavía vivía y seguiría reinando el primer rey, Saúl, recibe el encargo de elegir ya su sucesor. De los hijos de Jesé, parecían favoritos los mayores. Pero Dios tiene una manera de pensar distinta: no juzga por apariencias, sino que ve el corazón. Y elige precisamente al hermano más joven, David.


Samuel, el mismo que antes había ungido a Saúl, ahora unge a David como futuro rey. La unción (masaje) es un simbolismo muy antiguo de la fuerza y la salud que Dios comunica a una persona para la misión que le encomienda, de la misma manera como el aceite cura y fortalece nuestra piel y nuestros músculos. Después de esta unción «invadió a David el Espíritu del Señor». ¡Es necesario aprender la lección!: los hombres ven la apariencia, Dios ve el corazón. La historia de la salvación, ya en sus etapas del AT, nos revela cómo actúa Dios. Cuáles son sus intenciones y planes.

Sal. 23(22): «El Señor es mi pastor, nada me falta» El salmo nos recuerda que el verdadero rey, el que gobierna la historia de todos los pueblos, el auténtico pastor, que elige luego como pastores a los que él quiere, es Dios mismo: «el Señor es mí pastor, nada me falta... nada temo, porque tú vas

conmigo». Ef. 5, 8-14: «Antes eran tinieblas, pero ahora son luz por el Señor» La lectura de Pablo, en una de las últimas páginas de su carta a los cristianos de Éfeso, en la actual Turquía, nos prepara para escuchar el evangelio con la clave de la luz.

«En otro tiempo eran tinieblas, ahora son luz en el Señor», «caminen como hijos de la luz». Por encima de la metáfora de la luz, .Pablo hace la descripción de qué es un creyente y qué consecuencias tiene para su vida la fe en Cristo Jesús, Luz del mundo.

«Cristo será su luz»

es el mensaje de San Pablo. Participamos en la luz de Cristo. Si es así, no debemos seguir los caminos de las tinieblas, como antes, sino los caminos de la luz, dejando atrás el pecado, el mal y el materialismo. La Cuaresma es una invitación a luchar contra las formas de tinieblas que aún se aferran a nosotros, a fin de prepararnos para el don pascual de la luz.

Jn. 9,1-41: «Creo, Señor» EVANGELIO DE JESUCRISTO SEGÚN SAN JUAN R/. Gloria a Ti, Señor.


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Al pasar, vio a un hombre ciego de nacimiento. 2 Sus discípulos le preguntaron: «Maestro, ¿quién ha pecado, él o sus padres, para que haya nacido ciego?». 3 «Ni él ni sus padres han pecado,

respondió Jesús; nació así para que se manifiesten en él las obras de Dios. 4 Debemos trabajar en las obras de aquel que me envió, mientras es de día; llega la noche, cuando nadie puede trabajar. 5 Mientras estoy en el mundo, soy la luz del mundo». 6

Después que dijo esto, escupió en la tierra, hizo barro con la saliva y lo puso sobre los ojos del ciego, 7 diciéndole: «Ve a lavarte a la piscina de Siloé», que significa «Enviado». El ciego fue, se lavó y, al regresar, ya veía. 8 Los vecinos y los que antes lo habían visto mendigar, se preguntaban: «¿No es éste el que se sentaba a pedir limosna?». 9 Unos opinaban: «Es el mismo». «No -respondían otros- es uno que se le parece». Él decía: «Soy realmente yo». 10 Ellos le dijeron: «¿Cómo se te han abierto los ojos?». 11 Él respondió: «Ese hombre que se llama Jesús hizo barro, lo puso sobre mis ojos y me dijo: “Ve a lavarte a Siloé”. Yo fui, me lavé y vi». 12 Ellos le preguntaron: «¿Dónde está?». Él respondió: «No lo sé». 13

El que había sido ciego fue llevado ante los fariseos. 14 Era sábado cuando Jesús hizo barro y le abrió los ojos. 15 Los fariseos, a su vez, le preguntaron cómo había llegado a ver. Él les respondió: «Me puso barro sobre los ojos, me lavé y veo». 16 Algunos fariseos decían: «Ese hombre no viene de Dios, porque no observa el sábado». Otros replicaban: «¿Cómo un pecador puede hacer semejantes signos?». Y se produjo una división entre ellos. 17 Entonces dijeron nuevamente al ciego: «Y tú, ¿qué dices del que te abrió los ojos?». El hombre respondió: «Es un profeta». 18

Sin embargo, los judíos no querían creer que ese hombre había sido ciego y que había llegado a ver, hasta que llamaron a sus padres 19 y les preguntaron: «¿Es este el hijo de ustedes, el que dicen que nació ciego? ¿Cómo es que ahora ve?». 20 Sus padres respondieron: «Sabemos que es nuestro hijo y que nació


ciego, 21 pero cómo es que ahora ve y quién le abrió los ojos, no lo sabemos. Pregúntenle a él: tiene edad para responder por su cuenta». 22 Sus padres dijeron esto por temor a los judíos, que ya se habían puesto de acuerdo para excluir de la sinagoga al que reconociera a Jesús como Mesías. 23 Por esta razón dijeron: «Tiene bastante edad, pregúntenle a él». 24

Los judíos llamaron por segunda vez al que había sido ciego y le dijeron: «Glorifica a Dios. Nosotros sabemos que ese hombre es un pecador». 25 «Yo no sé si es un pecador, respondió; lo que sé es que antes yo era ciego y ahora veo». 26 Ellos le preguntaron: «¿Qué te ha hecho? ¿Cómo te abrió los ojos?». 27 Él les respondió: «Ya se lo dije y ustedes no me han escuchado. ¿Por qué

quieren oírlo de nuevo? ¿También ustedes quieren hacerse discípulos suyos?». 28 Ellos lo injuriaron y le dijeron: «¡Tú serás discípulo de ese hombre; nosotros somos discípulos de Moisés! 29 Sabemos que Dios habló a Moisés, pero no sabemos de dónde es éste». 30 El hombre les respondió: «Esto es lo

asombroso: que ustedes no sepan de dónde es, a pesar de que me ha abierto los ojos. 31 Sabemos que Dios no escucha a los pecadores, pero sí al que lo honra y cumple su voluntad. 32 Nunca se oyó decir que alguien haya abierto los ojos a un ciego de nacimiento. 33 Si este hombre no viniera de Dios, no podría hacer nada». 34 Ellos le respondieron: «Tú naciste lleno de pecado, y ¿quieres darnos lecciones?». Y lo echaron. 35

Jesús se enteró de que lo habían echado y, al encontrarlo, le preguntó: «¿Crees en el Hijo del hombre?». 36 Él respondió: «¿Quién es, Señor, para que crea en él?». 37 Jesús le dijo: «Tú lo has visto: es el que te está hablando». 38 Entonces él exclamó: «Creo, Señor», y se postró ante él. 39

Después Jesús agregó: «He venido a este mundo para un juicio: Para que vean los que no ven y queden ciegos los que ven». 40 Los fariseos que estaban con él oyeron esto y le dijeron: «¿Acaso


también nosotros somos ciegos?». 41 Jesús les respondió: «Si stedes fueran ciegos, no tendrían pecado, pero como dicen: “Vemos”, su pecado permanece».

Palabra del Señor R/. Gloria a Ti, Señor Jesús RE-LEAMOS EL TEXTO PARA INTERIORIZARLO: - ¿Cuáles son los personajes de este relato? - ¿Qué hace y qué dice cada uno de esos personajes? - ¿Qué transformaciones se realizan en este relato y a qué se deben? - ¿Qué considero como lo principal en estos textos? - ¿Cuáles enseñanzas saco para mi vida?

a) Contexto: Es un texto dramático. Representable. Tiene suspenso, personajes bien caracterizados. Espacios para la reflexión. Interpretado históricamente como enseñanza bautismal. Todo el evangelio de Juan puede considerarse como una gran catequesis sobre los sacramentos de bautismo y eucaristía. En los tiempos del antiguo catecumenado hacía parte de los «escrutinios» cuaresmales. En los últimos domingos de la cuaresma se leían Jn 4. 9 y 11 y se hacía examen, sobre ellos, a los que iban a ser bautizados en la noche de la Pascua. El bautismo fue llamado «iluminación» (fotismoj = fotismos) Hbr. 6,4; 10, 32; Ef. 5,14; 2Tm. 1, 10. En Jn 8,12 Jesús ha afirmado que es la LUZ. Esta afirmación se dramatiza en esta narración. Jesús es la luz porque hace ver, da la luz; no una luz renovada sino absolutamente nueva: el ciego lo es de nacimiento. El tema de la luz recorre toda la Biblia, desde Gn 1, 3 hasta Ap 22, 5. Algunos textos: Is 9, 1; 42, 6; 60, 1-3; Sal 36, 10; 104, 2; 119, 105; Mt 4, 16; 5, 13; Lc 2, 30-32; Jn 1, 5. 9; 12, 46; Ef 5, 8. 13-14; 1Jn. 1, 5; Ap 21, 23. etc. El tema de la luz tiene sus resonancias: vida, fecundidad, purificación, alegría, rectitud moral, etc.

b) Observaciones iniciales: Saliva: Según Tácito y Plinio (Hist. 4, 81) la saliva era usada como medicina para la ceguera, en la antigüedad. Aquí, mejor entender que algo del mismo Jesús, de su cuerpo, va al ciego. Es lenguaje sacramental.


Barro: ¿Aumentar la ceguera? O mejor alusión a la creación del hombre en Gn. 2, 7: allí como aquí el griego «pelos». La segunda creación a partir de Cristo: hace vivir para una vida eterna. Allá Dios, Creador; acá Jesús, el enviado.

Siloé: del hebreo shalah: «enviar». Túnel construido en 740 a C. para entrar agua a Jerusalén, previendo tiempos de asedio (2Re. 20, 20; 2Cr. 32, 20; Is. 8, 6; Sir. 48, 17). El agua bautismal da vida a la nueva creatura (2Co. 5, 17). Jesús, el enviado, hace la nueva creación. Personajes: Jesús, los discípulos, el ciego, los padres del ciego, los vecinos, los fariseos, los «judíos»...

Escenas: consecutivas, desplazamientos. Es un episodio filmable: se puede hacer de él un video. Para subrayar el tema de la salvación como luz, la Iglesia nos presenta hoy el Evangelio de la curación del ciego de nacimiento. Esta curación es una parábola de nuestra propia sanación espiritual de las cegueras del corazón, por obra de Jesús. El conjunto: es una enseñanza sobre el Bautismo, sacramento de la fe: el paso de las tinieblas a la luz por la acción de Cristo (cfr. Col. 1, 13). El bautizado entra en un «drama» que va a durar toda la vida: sanado, soledad, cuestionado, interrogado, avanzando lentamente hacia la plena luz, hasta el acto culminante de la fe, al final.

c) Comentario: =>: Descubrimos un doble movimiento: -> El ciego que progresa lentamente, desde la oscuridad total hasta la plena luz en la final confesión de fe. Su ceguera natural es lenguaje para mostrar otra ceguera, la de la fe, que se va haciendo claridad progresivamente. -> Y los adversarios de Jesús, que, creyéndose iluminados, fieles a sus posiciones personales, por no acoger la misión y la obra de Jesús, van a caer finalmente en una total ceguera espiritual.

=>: En este doble camino hay varios puntos que nos interrogan: este evangelio señala, paso a paso, el «itinerario de la fe»: A. El descubrimiento lento, ascendente del misterio de Jesucristo: «ese hombre» (v. 11), «un profeta» (v. 17), «viene de Dios» (v. 33), «Creo, SEÑOR» (v. 38). Destaquemos el significado de los nombres: Jesús, el nombre con que era


conocido en su entorno social; Cristo, el Ungido, el Mesías, unido en especial a su Bautismo; Señor, el que le viene en su glorificación, nombre divino (1Co. 12, 3; Ro. 10, 9; Fp. 2, 11). B. El bautizado lanzado al mundo: no puede esconderse, pasar inadvertido. Debe mostrar al mundo la gracia recibida. Se hace testigo de alguien y de algo. Es sacado de su oscuridad, de su insignificancia, a la luz pública. C. El mundo lo interroga: ¿qué te pasó... quién te curó... qué te hizo... dónde está... quién es... qué piensas de él? (vv. 10.12.15.17. 26). el «mundo» tiene derecho a interrogar al bautizado y éste está obligado a confesar su fe hasta llegar al punto final: el SEÑOR. Somos protagonistas del drama de la fe ante la incredulidad del mundo (v.21b) D. La soledad-oscuridad de la fe: Jesús lo deja aparentemente solo en ese conflicto (v. 12). De seguro el ciego quería encontrar a Jesús. Decir ante los que lo interrogaban: «fue él» y señalarlo ahnte todos.. Pero se debate en soledad ante los contradictores de Jesús. ¿Qué se hizo el que hizo barro, me lo untó, me mandó a lavarme? Y ahora, cuando veo el mundo, a él no lo veo: así nos envía Jesús al mundo una vez bautizados. E. Necesidad de dar una respuesta personal, adulta, de nuestra fe. Nadie responde en lugar nuestro cuando somos requeridos sobre nuestra fe. Los padres del ciego responden el interrogatorio correctamente hasta cierto punto. Pero: «¿Cómo ve ahora?... pregúntenle a él. Ya es mayor» (vv. 20-21). F. La fe bautismal llama a arriesgarlo todo por Jesús. Jesús arranca de su mundo al discípulo y lo pasa a su mundo nuevo. El ciego pierde su familia (sus padres no responden por él), pierde su pueblo (es expulsado de la sinagoga: v. 34), pero no se aparta de Jesús. Aun más, ese rompimiento es el momento del verdadero encuentro con Jesús (v. 35) que lo lleva a la máxima confesión de fe: «Creo, Señor» (v. 38a). G. ¿Qué es evangelizar? Transformar al hombre y su mundo... Aquí Jesús evangeliza y nos enseña a hacerlo. De un no vidente hace un vidente; de un no creyente hace un testigo de la fe. Nos envía a hacer lo mismo frente a un mundo ciego y no creyente, después de haber vivido la misma experiencia: paso de la nofe a la fe. H. Se dan los pasos tradicionales de la metodología pastoral: Ver, juzgar, actuar. Observar que esos pasos da Jesús: Ve al ciego (es Jesús el que repara en el


ciego). Juzga: para que se manifiesten las obras de Dios en él... Y actúa: lo hace vidente y creyente.

3. MEDITACIÓN: ¿QUÉ NOS DICE el texto? «Queridos hermanos y hermanas, la Cuaresma es el tiempo propicio para renovarse en el encuentro con Cristo vivo en su Palabra, en los sacramentos y en el prójimo. El Señor ―que en los cuarenta días que pasó en el desierto venció los engaños del Tentador― nos muestra el camino a seguir. Que el Espíritu Santo nos guíe a realizar un verdadero camino de conversión, para redescubrir el don de la Palabra de Dios, ser purificados del pecado que nos ciega y servir a Cristo presente en los hermanos necesitados. Animo a todos los fieles a que manifiesten también esta renovación espiritual participando en las campañas de Cuaresma que muchas organizaciones de la Iglesia promueven en distintas partes del mundo para que aumente la cultura del encuentro en la única familia humana. Oremos unos por otros para que, participando de la victoria de Cristo, sepamos abrir nuestras puertas a los débiles y a los pobres. Entonces viviremos y daremos un testimonio pleno de la alegría de la Pascua» (Papa FRANCISCO: Mensaje para la Cuaresma de 2017)

La paradoja divina Dios no elige al que hubiera sido más lógico, a uno de los hijos mayores de Jesé, alto y fuerte, sino a un muchacho débil, en quien nadie había pensado: David, un hombre que luego se mostrará lleno de virtudes y también de defectos, y que está en la línea genealógica de Jesús, al que en el NT se lo llamará «Hijo de David». Los instrumentos más débiles son los que parece elegir Dios a lo largo de la historia: matrimonios ancianos o estériles, o personas que pertenecen a un país insignificante en el concierto de las naciones. Dios no suele elegir a los grandes y fuertes, sino a los sencillos y pequeños, a los que humanamente tal vez hubiéramos marginado. ¡Así se ve mejor que la iniciativa de la salvación es totalmente de Dios y siempre gratuita! También en el NT vemos a un hombre de pueblo, hijo de un obrero, pobre, que no pertenece a la nobleza ni a las clases sacerdotales. Pero este hombre, Jesús de Nazaret, es el Enviado de Dios y el que con su muerte (aparentemente un fracaso trágico) salva a la humanidad. ¡Los planes de Dios son distintos de los nuestros, ciertamente!

El Bautismo como «iluminación» = «fotismos» Con el evangelio del «ciego de nacimiento» estamos ante una teología del bautismo, sacramento inicial. La obra de Jesús en el fiel: lo conduce de la incredulidad (la tiniebla) a la fe (la luz). Le participa de su ser. Lo hace hijo de Dios, templo del Espíritu.


Destaquemos algunas reflexiones sobre este Evangelio: a) La ceguera de espíritu es también un mal: la incapacidad de «ver» los valores de la fe; error y confusión con respecto al bien y al mal; incapacidad para hacer discernimientos cruciales en nuestra vida. b) Por lo tanto, Jesús también vino a salvarnos de la ceguera de espíritu. Por eso él se muestra a menudo en los Evangelios como «Luz»: «Yo soy la luz del mundo. El que me sigue no anda en tinieblas, sino que tendrá la luz de la vida». c) Como en el caso de la ceguera material, no podemos adquirir luz espiritual sin ayuda exterior. No podemos producirnos luz a nosotros mismos. Y Jesús, luz y fuente de luz tiene muchos modos de salvarnos de la tiniebla espiritual. d) Los caminos para superar las tinieblas del espíritu y para crecer en la luz de la fe, del conocimiento propio, de la bondad y de la sabiduría, están también señalados, como parábola, en el Evangelio. Antes de que el ex-ciego pudiera ver a Jesús, sufre varias pruebas. Es humillado. Es causa de discusiones. Se encuentra aislado. Al final, le implora a Jesús para que le deje ver al Hijo de Dios.

El camino e la fe Cuando Juan nos transmite uno de los milagros-signo de Jesús, suele rodearlo de una explicación cristológica muy detenida. En este caso, a la curación del ciego le acompaña un diálogo muy movido, a veces irónico, con intervenciones del mismo ciego, de sus familiares, de los fariseos y del mismo Jesús. La curación de su ceguera le crea al personaje una serie de situaciones incómodas con sus familiares y con los fariseos, que acaban por expulsarle, porque les ha puesto en evidencia y les ha confundido con su buen sentido común. Pero Jesús se le hace el encontradizo y, en una escena muy similar a la que leíamos el domingo pasado, en que Cristo conducía a la samaritana hacia el terreno de la fe, también hoy guía hábilmente al ciego curado hacia otra luz más profunda, la de la fe: a aceptar a Cristo como luz, hijo del hombre, enviado, profeta, Mesías y Señor. Por lo tanto, como también lo muestra la experiencia, los caminos de la iluminación espiritual son la oración, la humildad y el sufrimiento. Este Evangelio es muy hermoso. Podemos sacar de él muchas enseñanzas, útiles para el tiempo de Cuaresma, del detallado relato de la curación del ciego. La curación de la vista corporal le sirve al evangelista Juan para construir una catequesis de la luz espiritual, con la que Cristo nos ilumina a nosotros y nosotros le reconocemos como el Enviado de Dios.


Esta clave de la luz va a ser también fundamental en la Vigilia Pascual y durante toda la Cincuentena, para entender mejor y sintonizar con el misterio de la nueva vida pascual de Cristo. La Pascua es Pascua de luz.

4. ORACIÓN: ¿QUÉ LE DECIMOS NOSOTROS a Dios? Padre, al principio creaste la luz y reconociste que la luz es buena. Con tu luz revelas, iluminas y salvas, porque habitas en una luz inaccesible. «Tu luz nos hace ver la luz». Queremos alejarnos de lo propio de la noche: el sueño y la embriaguez, para acercarnos a lo que exige el día: la sobriedad y la vigilancia. En la Eucaristía, al hacer memoria de la muerte de tu Hijo en las tinieblas de una tarde, y de la su resurrección en la aurora de un nuevo día, te ofrecemos nuestra plegaria para que caminemos en la luz, en comunión unos con otros, ya que su sangre nos purifica de toca ceguera y de toda injusticia. Ya no habrá noche porque Tú nos alumbrarás con tu luz eterna. Amén.

5. CONTEMPLACIÓN - ACCIÓN: ¿QUÉ NOS PIDE HACER la PALABRA. Hemos de apropiarnos el texto. Somos protagonistas hoy de lo acontecido: somos bautizados. Enviados al mundo, nuestro mundo cualquiera sea, para ser allí testigos del Señor. ¿Hemos vivido el drama de la fe? ¿Qué tan testigos somos del Señor? ¿Nuestra fe ha crecido? ¿Qué significa el nombre de SEÑOR que damos a Jesucristo tantas veces en la vida? ¿Qué sentimientos de adoración, alabanza, arrepentimiento, entrega, suscita en mi


corazón este texto? ¿Cómo los expreso? ¿Sé quién me bautizó... dónde... cuándo... mis padrinos...guardo el documento, partida, que hace fe en mi vida de este hecho? En silencio interior, profundo, dejarse tocar por la gracia bautismal: el Padre Dios que nos ha hecho hijos suyos, el Señor Jesús que nos ha incorporado a su misterio y nos ha revestido de sí mismo, el Espíritu que nos hace templos de su habitación. Disfrutar con alegría esta gracia... ¿En qué me comprometo hoy, como bautizado y testigo del Señor en el mundo.? Debo tomar una decisión personal, en secreto o comunicada, para decidirme a caminar en la luz.

Relación con la Eucaristia Para el trabajo diario de cada cristiano necesitamos acudir a la luz, la Luz de la Palabra que ilumina y la Luz de la vida que se reparte en abundancia. En la Eucaristía encontramos esa Luz de la vida.

Algunas preguntas para pensar durante la semana 1. ¿Me he dado cuenta de las formas de ceguera espiritual en el curso de mi vida? 2. ¿Cómo actuar en medio de luces y sombras? 3. ¿Qué significa el nombre de SEÑOR que damos a Jesucristo tantas veces en la vida? 4. ¿Qué sentimientos de adoración, alabanza, arrepentimiento, entrega, suscita en mi corazón este texto? 5. ¿Cómo los expreso? ¿Sé quién me bautizó... dónde... cuándo... mis padrinos...guardo el documento, partida, que hace fe en mi vida de este hecho? 6. Piense en momentos en que la oración o el sufrimiento le han ayudado a iluminar su vida. 7. Ver el juego de luces y sombras en la v ida de cada uno y de los grupos.

P. Carlos Pabón Cárdenas, CJM.

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