Conjuro Revista cultural No. 10

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AGO S T O 2 021

issn: 2500-6754

QU I M BAYA, QU I N DÍO, CO LO M BIA.

Maneras otras de representar el territorio Iván Darío García Carlos Alberto Castaño

Historias en La Línea Daniel Vejarano Contacto Escuela de Fotografía

C A R T OGR A F Í A S OCI A L

Baudó Agencia Pública: Los 12 de Punta del Este Víctor H. Galeano Laura S. Mejía


QU I M B AYA , QU I N D Í O , C O LO M B I A . E D I C I Ó N N Ú M E R O 10 A G O S T O , 2 0 21 Q U I M B AYA , Q U I N D Í O , C O L O M B I A . EDITORIAL: JOHN JAIRO OSORIO G. I M A G E N P O R TA D A : A N D R ÉS F E L I E C I F U E N T ES F O T O G R A F Í A C O N T R A P O R TA D A : DANIEL EUGENIO VEJARANO IMÁGENES INTERIORES: A N D R ÉS G A L LO DANIEL VEJARANO J ES S I C A A R C I L A O R R EG O B AU D Ó A P A N D R ÉS F E L I P E C I F U E N T ES MANUELA MURIEL

COORDINADOR GENERAL: EQU I P O E D I TO R I A L C O N J U R O DISEÑO Y DIAGRAMACIÓN: A N D R ÉS F E L I P E C I F U E N T ES REVISIÓN DE ESTILO: J H O N AT H A N V I L L EG A S JOHN J. OSORIO EQUIPO EDITORIAL: J H O N AT H A N V I L L EG A S B . NINI JOHANA OSPINA L. JOHN JAIRO OSORIO G.

PERIODICIDAD: A N UA L DOMICILIO: CALLE 15 NO. 3-23. 2 PISO QU I M B AYA QU I N D Í O C O LO M B I A TELÉFONO: 3 1 3 6 8 9 7079 EMAIL: C A RT E R O S D E L A N O C H E@ G M A I L . C O M C O N J U R O R E V I S TA C U LT U R A L@ G M A I L . C O M W W W. C A RT E R O S D E L A N O C H E . C O M I S S U U . C O M /C A RT E R O S D E L A N O C H E

@ C A R T ERO SDEL A NO CHE

“ ESTA P U B L I CAC I Ó N ES P RO D U CTO D E L ES F U E R ZO D E D I V E RS O S A RT I STAS, G ESTO R ES C U LT U R A L ES, E N T I DA D ES Y O RGA N I Z AC I O N ES, QU E A P U ESTA N P O R ES CA PA RS E D E LO C OT I D I A N O Y V E N E N E L A RT E Y L A C U LT U R A L A P O S I B I L I DA D D E T R A N S FO R M A R E L M U N D O . A T O D E S , G R A C I A S .”

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CON TENI DO: EDITORIAL POR: JOHN JAIRO OSORIO G. CARTOGRAFÍA SOCIAL MANERAS OTRAS DE R E P R E S E N TA R E L T E R R I T O R I O P O R : I VÁ N G A R C Í A Y C A R LO S A . C A S TA Ñ O N O H AY M E D I D A E N L A T I E R R A P O R : A N D R ÉS G A L LO C A M P O G R A F Í A S N A R R AT I VA S VISUALES RURALES P O R : J ES S I C A A R C I L A O R R EG O AMBIENTE SOMOS EL TERRITORIO P O R : N ÉS TO R J A I M E O C A M P O G I R A L D O

PERIODISMO BAUDÓ AGENCIA PÚBLICA P O R : L AU R A S . M E J Í A Y V Í C T O R GA L E A N O CINE P E D A L E A R C I N E PA R A CONSTRUIR SOCIEDAD P O R : C I N E E N L A S M O N TA Ñ A S CARTOGRAFÍAS DE LA RESISTENCIA

L I T E R AT U R A C A R AVA N A D E A L M A S P O R : C E LS O R O M Á N

E L PA R T I D O D E L A V I D A P O R : F I TO C E L I S [ U S M E ]

FOTOGRAFÍA HISTORIAS EN LA LÍNEA P O R : B E N J A M I N C A S A D I EG O

B I TÁ C O R A D E V I A J E H A C I A L A S PEQUEÑAS VICTORIAS P O R : J U L I Á N ÁV I L A [C A L I ] RESEÑA: TUMBAGA, ENCUENTRO CON LA MEMOR I A Q U I M A B AYA 6 A . P O R : N I N I J O H A N A O S P I N A LO A I Z A

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Las

nuevas

Cartografías del estallido

social John Jairo Osorio G.

Era el amanecer de un ya lejano 28 de abril de 2021 en Colombia, cuando el derribo de la estatua de Sebastián de Belálcazar en Cali, en una acción simbólica adelantada por el pueblo misak, anunciaba la configuración de nuevos relatos sobre el espacio público y la memoria histórica en Colombia; la construcción de otras cartografías, el derrumbe de antiguos símbolos de la opresión, la Colonialidad del poder y el racismo estructural de los que los pueblos indígenas, afros y otras naciones han sido objeto a lo largo de nuestra historia republicana. El paro nacional, que se convirtió pronto en un gran estallido social o, en palabras de un insidioso expresidiario, una revolución molecular atomizada (vaya retruécano), empezaba a desdibujar los territorios del poder y los discursos hegemónicos, y a gestar desde las acciones nuevos espacios de disputa y construcción de pluralidad, antirracismo y descolonización.

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Los monumentos empezaron a caer en muchas ciudades del país: Cristóbal Colón, Jiménez de Quesada y hasta Antonio Nariño. El pueblo salió a reclamar el sacrificio de los ídolos, las cabezas de los héroes de papel, y a intervenir las espacialidades usurpadas por la violencia. Empezaron a nombrarse de otras maneras muchos lugares: la Avenida Misak y Portal Resistencia en Bogotá; Puerto Resistencia y el Paso del Aguante en Cali. El paro construyó nuevos lenguajes, resignificó los antiguos, empezó a hablar en su propio idioma y a ofrecernos nuevas versiones de los acontecimientos. Rompimos el cerco mediático y surgió una multiplicidad de narrativas tejidas alrededor de la transformación sociopolítica y la crítica del antiguo régimen: la caída de las viejas estructuras que ahogan la vida, oprimen la dignidad, reprimen las emociones, producen desigualdad y excluyen la diferencia. De esa manera empezamos a reescribir la historia, a realizar otras inscripciones sobre el espacio: volvimos la mirada a lo público, a nuestra enorme diversidad y nuestras profundas injusticias; e identificamos claramente a los responsables: contra ellos se dirigieron nuestros reclamos. Volvimos a vivir lo político: las ollas comunitarias, las manifestaciones masivas, las canciones y las arengas, los grafitis y los murales. Recuperamos el espacio público para el encuentro de las ciudadanías dignas y rebeldes –mujeres, negrxs, campesinxs,

indígenas, LGBTIQ, trabajadorxs, estudiantes–; para el diálogo y para la juntanza. Para sumar acciones y sueños con la esperanza de tejer una sociedad distinta, donde primen la vida, la dignidad, la paz y la convivencia. Esta edición de Conjuro, que llega a su número 10, es una celebración de esas nuevas cartografías de la resistencia. Decidimos abordar el tema de las cartografías sociales porque creemos que en este momento crucial es necesario volver la mirada sobre los territorios, identificar las conflictividades sociopolíticas, ambientales, culturales, y encaminar acciones que nos permitan actuar con profundo conocimiento de los espacios que habitamos, de nuestra responsabilidad como ciudadanxs y de las múltiples amenazas que se ciernen hoy sobre los ecosistemas y sobre los recursos naturales. En este número quisimos visibilizar, a partir de distintas experiencias, el territorio del Quindío, que es el lugar que nos acoge; pero incluimos también perspectivas de otras regiones que, desde distintos soportes, reflexionan sobre la violencia, el conflicto armado, la realidad del campo en Colombia, la infraestructura pública, el ordenamiento territorial y las problemáticas socioespaciales. Esperamos que se pueda nutrir la discusión y que los contenidos de este nuevo número aporten al reconocimiento, apropiación y transformación de los territorios en los que vivimos.

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Maneras otras de representar el territorio :

Las cartografías sociales como relatos que tensionan las lógicas de la georreferenciación

Carlos Alberto Castaño Aguirre contacto: carlos.castano@usbmed.edu.co Iván Darío García Ordóñez contacto: ivan.garcia@tau.usbmed.edu.co

Introducción La representación gráfica del territorio históricamente ha tenido un enfoque reduccionista y aparentemente neutral que se limita a la descripción física del espacio. El presente artículo busca reflexionar sobre la práctica de la cartografía social o mapeo como una experiencia significativa dentro de la comprensión de las complejidades territoriales y como instrumentos para relatar otras realidades que se tejen en el habitar un territorio. Actualmente se hacen lecturas de los lugares a través de su topografía, características geográficas, urbanismo, arquitectura y una serie de productos planimétricos que tiene un alcance meramente físico del lugar, esto debe ampliarse a partir de la comprensión del territorio como un espacio relacional en el que se entrecruzan los sentires, experiencias, luchas y resistencias de los diferentes grupos sociales y su entramado vital. No se puede hacer un reconocimiento amplio y multidimensional de un territorio sin entender las prácticas socioculturales que en él se configuran. La acción del habitar implica el engranaje del ser a un espacio relacional y su comprensión como resultado de este, lo que requiere explorar nuevas formas de narrar el territorio, unas representaciones que se salen de los cánones de la geografía tradicional y sus formas de trazar y comprender la realidad.

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A manera de cierre Tejiendo un concepto sobre las cartografías sociales La cartografía social es un método y herramienta de investigación que permite una aproximación a las realidades múltiples dentro de un territorio; tiene un fuerte contenido simbólico y gráfico que permite comunicar ideas e imaginarios de manera sencilla y práctica para sus creadores. “Se entiende la cartografía social como una metodología participativa y colaborativa de investigación que invita a la reflexión, organización y acción alrededor de un espacio físico y social específico” (Vélez Torres at al., 2012: 62), lo cual resalta la interrelación de dos componentes, el espacio físico y el espacio social, y plantea la actividad reflexiva y colaborativa como la esencia del proceso de elaboración de la cartografía.

El taller de cartografía social propicia un intercambio e involucramiento por parte de quienes participan en él, es un proceso de sensibilización, entendiendo este como el tejido que une la interioridad con la exterioridad y que se manifiesta en un dispositivo cultural que produce realidades. Los mapas representan los recuerdos, vivencias, sentires y pensares de una comunidad que constituyen el territorio habitado, evidenciando la diversidad de expresiones y maneras de ser y relacionarse con el mundo de la vida. Cabe resaltar que los mapas no solo representan unas realidades, sino que también hacen parte de la producción sociopolítica del territorio, son materializaciones sensibles de la comprensión de este en un lugar y tiempo específico; por eso más allá de ser una cosa, son un fenómeno a través del cual se significa, apropia y constituyen formas de habitar un lugar. El taller es un detonante para la construcción colectiva de imágenes sobre el territorio, también de reflexiones con respecto al lugar que se habita y las prácticas sociales que lo constituyen, dan la posibilidad de documentar los conocimientos y las memorias propias o heredadas desde la tradición oral y escrita.

Si bien este método es un medio de recolección y producción de información, también añade un valor a las comunidades participantes en cuanto a que estas hacen un reconocimiento e identificación con el territorio habitado desde lo geográfico, social y cultural; quien esquematiza y dibuja su territorio se da la oportunidad de (re)pensarlo, (re)conocerlo y (re)flexionarlo, además de fortalecer las redes de colaboración entre la misma comunidad. Igualmente, ante las maneras hegemónicas de representación del territorio por parte de disciplinas como El territorio es el resultado de la relación compleja entre la geografía y el urbanismo, que se pretenden como única un ecosistema, las lógicas de la vida social y la cultura, realidad, neutrales y científicas, las cartografías sociales entendiendo esta como esas prácticas cotidianas que se presentan como una posibilidad emancipadora de reflejan lo que deseamos, pensamos y soñamos como mirar y comprender el territorio; el mapeo facilita nuevos comunidad. Para Risler y Ares (2013) el mapeo colectivo relatos que logran reunir acontecimientos, percepciones, permite “un proceso de creación que subvierte el lugar de comportamientos, emociones, sentires y reflexiones de enunciación para desafiar los relatos dominantes sobre manera interrelacionada y desde una mirada crítica sobre los territorios, a partir de los saberes y experiencias el espacio habitado. Todo mapa es una representación de cotidianas de los participantes.” (p.12). Hay un proceso de ideologías que sirve para perpetuar ciertas jerarquías y valoración de las experiencias y conocimientos de quien ordenamiento de las relaciones que le son permitidas a participa, en contraposición de las representaciones los sujetos con el espacio, o para resistir a ellas y exigir un hegemónicas que se dan a un lugar, las cuales, lejos de ser futuro distinto. reflejos fieles de la realidad, son representaciones de esta, y esta técnica de recolección de información ha ocupado Referencias un escenario protagónico en el reconocimiento amplio de Risler, J y Ares, P. (2013). Manual de mapeo colectivo: recursos cartográficos los territorios con fines tanto académicos e investigativos, críticos para procesos territoriales de creación colaborativa. Tinta Limón. https://iconoclasistas.net/4322-2/ como legales, sobre la tierra y los recursos; igualmente su pertinencia en la documentación de aprovechamientos y Vélez Torres, I., Rátiva Gaona, S. y Varela Corredor, D. (2012). Cartografía social como metodología participativa y colaborativa de investigación en el usos, el desarrollo de zonificaciones propias y estrategias territorio afrodescendiente de la cuenca alta del río Cauca. Cuadernos de de manejo para beneficios locales que partan del saber de Geografía - Revista Colombiana de Geografía, 21(2), 59-73. http://www.scielo.org. co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S0121-215X2012000200005&lng=es&tlng=es. las mismas comunidades. F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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No hay medida en la tierra1 Andres Felipe Gallo contacto: afgallo@uniquindio.edu.co

Preludio Visité por primera vez Nacederos en el año 2016, cuando me encontraba recorriendo la ciudad en busca de escombros. En el desarrollo de una intervención en este lugar conocí a Adrián Trejos, un joven del barrio que colaboró conmigo en ese y otros proyectos posteriores. Cuando lo visité al año siguiente tuve la oportunidad de ingresar a dos viviendas (sótanos) construidas justo bajo la casa donde residía; juntos bajamos hasta el segundo sótano donde él ya había comenzado la demolición. Al descender por las estrechas escaleras en medio de la oscuridad y encontrar ese piso derruido pensé en una especie de organismo que se consumía desde su núcleo; debido a la oscuridad, los escombros y el suelo parcialmente inundado, encendí la linterna de mi celular: del techo caían gotas, su impacto sobre el agua originaba ondas que se proyectaban sobre la pared por el efecto de la luz del dispositivo, como en un teatro de sombras. En esta caótica cueva, la arquitectura era una extensión de la naturaleza en el reino artificial. Allí confluían el río, la humedad de la noche, la bóveda celeste y la profundidad de la tierra.

Nacederos El ser humano da testimonio de lo que tiene ante los ojos, de su pertenencia a la tierra, y dicho testimonio acaece no sólo por pertenecer a un mundo sino principalmente por construirlo, territorializarlo. A diferencia de lo que con frecuencia parece pensar el urbanismo, el territorio es un terruño demarcado por una colectividad, que trae consigo una relación de apego, pertenencia y arraigo; no es simplemente un espacio físico a administrar, es el lugar de confluencia de un habitar que es apropiado, significado,

encarnado, y desde el cual surgen comunidades emplazadas en barrios, sectores, esquinas, cuadras, todo un tejido de símbolos y materialidades. Este es el telón de fondo del sector de Nacederos, en la ciudad de Pereira, surgido en los años sesenta por el empeño y la lucha de un grupo de personas que buscaban un sitio para hacer de él su hogar. Unas teorías apuntan a que el nacimiento del barrio, como otros tantos en el país, obedece a movimientos de invasión que tuvieron lugar durante la mitad del siglo XX como contestación a una estrategia de concentración de la tierra por parte de los empresarios cafeteros que despojó al campesinado usando la violencia como estratagema2. El caso es que, como invasores, las personas se asentaron en la zona aledaña a las vías del ferrocarril y construyeron sus casas. Más de 50 años después, sus propios habitantes las echaron abajo: y es que quien crea un mundo lo hace ya sea por hacerlo surgir, bien por destruirlo o por hundirlo en el ocaso. Estos antecedentes tienen que ver con la producción social del hábitat, lo que puede leerse como ciclos de tensiones por la tenencia del suelo que responden a distintas perspectivas de crecimiento de la ciudad. Por un lado, la ciudad pensada por arquitectos o urbanistas, así como por empresas constructoras y, por el otro, la ciudad construida y practicada por sus habitantes. El barrio Nacederos estuvo de este modo en el centro de estas tensiones desde su surgimiento debido principalmente a su cercanía con el Aeropuerto Matecaña. Esta historia de desencuentros continuó en 1976 con una ampliación del aeropuerto para brindar servicio a aviones de hasta cuatro motores, lo que “obligó la variación del eje de la pista y la adquisición y demolición del caserío de Nacederos”4.

1 Proyecto de sitio específico en el Barrio Nacederos en Pereira, Colombia, (2017) 2 Diagnóstico Socioeconómico de la Comuna Ferrocarril. Dicho documento me fue remitido por correo, luego de realizar una solicitud formal en la Secretaría de Planeación de Pereira. 3 La referencia a este concepto puede leerse en Hábitat en movimiento. Viaje al encuentro del hábitat popular en América del Sur (2017), de Arnold, Pierre y Lemarié, Charlène. 4 González, Luis Carlos (1984). “Retocando imágenes: 33 crónicas del Pereira Antiguo”. Pereira: Fondo Editorial de la Gobernación de Risaralda. pp. 20.

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fotografìa: Andrès Gallo

fotografìa: Andrès Gallo

En el 2013 el sector sufre otra agresiva transformación urbana a causa del mejoramiento de la vía de acceso al aeropuerto y la ampliación de su pista. Durante los seis años que tomaron las obras, más de 250 familias dejaron sus viviendas para ir en búsqueda de un nuevo lugar, dejando como consecuencia una actividad comercial casi extinta en el sector. Pero lo más dramático del impacto de estas obras sobre el barrio no recae en la caída de la economía local, sino en la pérdida de la familiaridad, en el extrañamiento ante las calles y esquinas, en la fragmentación del tejido de relaciones que supone una comunidad y en la pavorosa constatación de que ese orden es vulnerable. No en vano los sociólogos han descubierto que el duelo por la pérdida del hogar, puede ser muy parecido al de la muerte de un familiar; otra evidencia del ejercicio de poder y dominio en las diferentes concepciones instrumentalizadas de los espacios, donde el habitar es un privilegio de clase y las remodelaciones urbanas se ejercen mediante diversas violencias.

5 Véase el libro Habitar (2016), de Pallasmaa, Juhani.

Esta dinámica de transformación y violencias la constaté cuando, en 2017, regresé al lugar para proponerle a Adrián trabajar sobre su casa, la cual estaba casi demolida, puesto que había sido comprada por el conglomerado del aeropuerto a su dueño. Adrián había empezado a construir, de manera empírica, su propia casa en guadua con algunos de los materiales extraídos de la demolición de la anterior. Su nueva vivienda se ubicaría en un lote de invasión sobre la montaña, al final de la larga fila de casas que recorre la ladera, donde la inclinación es ya demasiado pronunciada. Ello me demostró que no es la superficie de la tierra la que genera lugares privilegiados para habitar, sino que cualquier lugar es bueno para ser convertido en tal, haciendo referencia al sentido del habitar como un cuidar y un erigir que reconoce que la tierra nos soporta, como lo plantea Heidegger. La tierra nos parece extensión infinita hasta que alguien la nombra y entonces ese nombrar, según sea su naturaleza, la delimita de modos particulares que, para hacerse legibles, requieren siempre de acuerdos y convenciones entre las personas. La afirmación “No hay medida en la tierra”, alude justamente a una disposición a la medida que no está en la tierra, sino en la persona: la condición de un espacio que sólo deviene lugar específico y determinado, a fuerza de seres humanos que entran con herramientas que tienen a la mano a volverlo habitable y hospitalario.

Ver video

Barcelona: Editorial Gustavo Gili.

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No hay medida en la tierra Fue gracias a las propias dinámicas del barrio que tuvo cabida un proyecto de esta naturaleza. El aeropuerto negociaba la compra de los predios con sus propietarios, pero el proceso de demoler las casas fue dejado en manos de sus habitantes, lo que llevó a que surgiera un comercio de la demolición entre quienes estaban interesados en ganar un excedente por la venta de los materiales, antes que permitir que otro extraño tuviera todo el provecho de su destrucción. Luego de descubrir dicha práctica compré la demolición -en curso- a la madre de Adrián, quien a su vez la había comprado al propietario de la casa. En la casa, como promesa de ruina, se intuía un instante frágil, poco corriente, efímero. Era un espacio poético en el sentido etimológico: era posible hacer algo con él. La obra surgía de allí, emana como intersticio en el que fuera posible habitar, por última vez, los cuatro pisos de la casa (o lo que quedaba de ellos), a través de intervenciones que reflexionaban el espacio tanto en su tendencia hacia arriba, como en su anclaje a lo profundo de la tierra. Las condiciones de destrucción y reconstrucción de este tipo de espacios, así como su estado inacabado, abrían la Una estructura en guadua y esterilla se podía apreciar a posibilidad de cuestionar si la realidad está en ruinas o está la distancia. Su materialidad y forma contrastaban con el en obras6. entorno. Esta reproducía la forma de la torre de control del Aeropuerto Matecaña. Arriba, una vez se había ascendido hasta la torre, era posible contemplar el barrio en su transformación, percibir el viento y los sonidos del río, así como ser testigo de la ruda ráfaga y el estrepitoso ruido de los motores de los aviones al despegar del aeropuerto. A través de unas escaleras se descendía al interior de la casa. Al momento de llegar al primer sótano una malla ocupaba el lugar de lo que antes era una puerta, ese símbolo usado para dibujar las fronteras de la propiedad privada en la ciudad. La memoria interactúa con los elementos a los que se enfrenta, de ahí que el pasado sea incorporado en la acción de recorrer la morfología de un lugar como una casa, donde la experiencia está estructurada en actividades definidas –cocinar, comer, socializar, leer, almacenar, dormir, actos íntimos-. La obra colaboraba y trastocaba el modo en que la memoria, apoyada en la arquitectura, inicia, dirige y organiza el comportamiento y el movimiento.

Aire

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Augé, Marc (2003). El tiempo en ruinas. Barcelona: Gedisa pp 19

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Agua

Fuego En la pared adyacente se proyectaba desde el interior de una habitación el vídeo de una fogata que iluminaba y calentaba un lugar que de otro modo aparecería inhóspito, era como una luz que espera7. El calor de ese fuego era como un hogar o la atmósfera cordial que envuelve y protege, de la cual me puedo ausentar pero no sin sentir nostalgia por el origen. El fuego del video buscaba dar cuenta de la manera contundente en la que en ocasiones la vida se impone. Sirviéndose de la tregua pactada con el proceso de demolición a causa del desarrollo de la obra, la habitación que albergaba la proyección había sido utilizada como refugio, durante más de un mes, por un niño del vecindario que había sido exiliado por su familia al descubrir que consumía drogas. Este acontecimiento terminaba de condensar la comprensión del hogar como un lugar difuso y complejo que se asocia con el calor, la protección y el amor, pero también despierta todas las angustias y los miedos de nuestra infancia. En suma, “además de ser un símbolo de protección y orden, el hogar también puede convertirse en la materialización de la desgracia humana: soledad, rechazo, explotación y violencia”8.

No había otro camino más que bajar o regresar y salir por la torre. A cada paso por la escalera, la luz proyectada por el fuego en el vídeo se perdía en la penumbra hasta ceder a las sombras. El desplazamiento por la “construcción” se hacía extraño y el espacio se tornaba completamente oscuro, con excepción de un par de luces dirigidas. En la oscuridad la arquitectura era un espacio indeterminado, los bordes rectos se deformaban siguiendo estructuras arcaicas y misteriosas. Todo el suelo estaba inundado 20 centímetros. Del techo caían gotas de agua. El suelo era sinuosa geografía cada vez que una gota se entregaba a lo grávido. Su sonido reverberaba igual que en una cueva. Las ondas danzantes se proyectaban en las paredes9. En esta parcela de oscuridad que obligaba a caminar a tientas se recuperaban otras modalidades sensoriales en la experiencia de la arquitectura. Este espacio buscaba recuperar la vivencia potente de retraimiento y el estremecimiento que me conmovió la primera vez que lo visité, porque estaba convencido que dicha experiencia se apartaba de lo ordinario.

7 Bachelard, Gaston (2013). La poética del espacio. México: Fondo de Cultura Económica. pp 65 8 Pallasmaa, Juhani (2016). Habitar. Barcelona. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. pp.20 9 Pallasma recupera bellamente el registro del oído en la construcción espacial: “Cualquiera que se haya sentido embelesado por el sonido del agua goteando en la oscuridad de una ruina, puede dar fe de la extraordinaria capacidad que tiene el oído para esculpir un volumen en el vacío de la oscuridad. El espacio que traza el oído en la oscuridad se convierte en una cavidad esculpida directamente en el interior de la mente”. Pallasmaa, Juhani (2006). Los ojos de la piel. Barcelona: Editorial Gustavo Gili. pp. 51.

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La tierra

Descanso Viajar por la casa constituía un cuerpo de imágenes que se organizaban como haciendo referencia al cosmos, brindando ilusiones de estabilidad. El sótano que participa de los poderes subterráneos; la calidez y tosquedad que manan de los recuerdos de la infancia; la intimidad segura del sueño y el sentido de diferencia y cosmicidad que implica la verticalidad, todo ello provocaba interacciones entre el cuerpo, la mente y el entorno, pero este impacto emocional de la arquitectura está vinculado a una acción en el espacio, no a un objeto o elemento visual. Algo que explica la fuerza con la que embestía el espacio a aquellos que lo recorrían venía de los estímulos exteriores, tanto como de aquellos que se activaban al interior a través de la memoria y la imaginación, por la participación activa del cuerpo.

Las escaleras se abrían a una habitación en la que la casa se contenía a sí misma. Todos los escombros resultantes del proceso de demolición, llevado a cabo por Adrián, reposaban allí; la idea de la casa como espacio esencialmente diseñado y construido como morada del hombre, quedaba truncada por toneladas de escombros que le daban una consistencia pétrea a lo fugaz, transitorio y huidizo de la coreografía cotidiana que, sin embargo, pervive en las superficies arañadas. Estos trozos de vida vivida encontraban la manera de prolongarse en la casa, sedimentándose como un lecho henchido. Sobre esta acumulación era necesario encogerse para caminar de cuclillas, debido a que la distancia desde el techo se había reducido a causa de los escombros. En el sitio una foto concedía una experiencia distópica del tiempo: con los pies sobre las ruinas de la casa se contemplaba una imagen de la escombrera de Pereira: las casas demolidas y las que estaban aún por demoler se reunirían allí, de manera que pasado y futuro coincidían en aquella imagen del devenir ruina, dando cuenta del desastre permanente que la arquitectura y el urbanismo producen para efectos del “desarrollo de la ciudad”. Del primer sótano restan tres habitaciones. El acceso a una de ellas estaba bloqueado con tablas clavadas a la pared, replicando el gesto que el niño realizó al momento de refugiarse. A la segunda habitación se llegaba bajando unos escalones desde el lugar que contenía los escombros, en ella reposaba una imagen de archivo que mostraba una de las primeras fotos del barrio Nacederos en la que estaban retratadas algunas casas construidas en bahareque, insistiendo en las distintas capas que habían ido componiendo este territorio. Finalmente, la última habitación dejaba ver otra perspectiva del cúmulo de escombros, descubriendo que éste era soportado por un fino cristal que transparentaba una estratigrafía compuesta de tierras del barrio, materiales y elementos recogidos en la casa. Frente a la estratigrafía, en la superficie del suelo, estaba dibujada, con óxido del acero del esqueleto de la casa, la frase: “Algunos viven del miedo”, que despedía de forma contundente a los visitantes.

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fotografìa: Andrès Gallo

El presente Las obras que afectan el barrio Nacederos han terminado. Ahora modernas vías reemplazan cientos de casas de las que no quedan rastros evidentes; las nuevas fachadas que limitan abruptamente con la carretera están cubiertas con coloridos grafitis que exaltan y celebran la cultura cafetera, el Bolívar Desnudo, las raíces indígenas, la biodiversidad y a “Pereira como capital del eje”. La nueva pátina es eficiente para cubrir los vestigios, y a los ojos extraños, el espacio luce como si siempre hubiera sido tal como se ofrece ahora; ocultando, en su apariencia que “[…] El espacio es político e ideológico. Es un producto literalmente lleno de ideologías10; hoy la memoria de la obra es un archivo que fomenta y restaura la habilidad del observador de aprehender los conflictos, interrumpiendo más que asegurando la aparente coherencia y cerramiento del espacio.

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Lefebvre, Henri, citado en catálogo de exposición “Oscar Muñoz: Protografías” (2011). Museo de Arte del Banco de la República

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Campografías, paisajes interiores.

Jessica Arcila Orrego contacto: tripulanteinicial@utp.edu.co

La actividad de un campesino es manual. Su propósito es humano. La cuestión de elegir, para un campesino, es una cuestión de composición. Él pertenece al paisaje. Yves Berger

Recuerdo, cuando era niña, ver a mi papá lijar la madera, pintarla, darle figuras en las que luego podría reconocer chivas, jeeps o fachadas de fincas cafeteras. Pintaba la madera y plagaba de símbolos esos objetos: con banderas de Colombia, arepas, fogones, el mercado; canastas llenas de flores y muñequitos vestidos con ruanas y sombreros. Yo tendría cuatro o cinco años apenas, pero recuerdo de manera latente ver a mi papá labrar ese oficio que

entonces no entendía, pero que era su forma de condensar el paisaje cafetero. Nunca pensaría que, veintidós años después, esos mismos paisajes que mi papá replicó de forma empírica, serían los mismos que definirían mi narrativa personal en este oficio de contar historias.

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Jessica Arcila Orrego

La influencia artística siempre estuvo clara en mi entorno familiar, no solo por el trabajo con artesanías de mi padre, sino también con mi mamá, por la fuerte relación con la música como mediadora de relatos, como sucede con el vallenato y su fuerte legado de los paisajes campesinos en el Caribe a finales del Siglo XIX y principios del XX. Al final, con los años, acentué mi mirada en la reportería gráfica, donde he podido explorar durante más de ocho años historias, personas, lugares, momentos y vidas que configuran parte de lo que soy.

Jessica Arcila Orrego

El soporte fotográfico y audiovisual ha sido una forma de crear una especie de cartografía visual que condensa las dinámicas, las formas de sentir y habitar el paisaje de quienes viven y crecen en el campo; el paisaje interior que vive dentro de estas personas, y la forma en que el mismo paisaje construye un relato desde el silencio de sus formas.

Jessica Arcila Orrego

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Jessica Arcila Orrego

Tratar de entender y escuchar ese paisaje campesino ha sido, y aún es, un camino largo. En él se han trazado los relatos de Doña Edilia, yerbatera y partera de la vereda Los Alpes en Belén de Umbría, quien ha jugado un rol fundamental en estos territorios donde el acceso a la salud es tan precario; los relatos de resistencia con los oficios domésticos que las mujeres campesinas han vivido por décadas, en una vida llena de injusticias e invisibilizaciones, en donde el trabajo doméstico, que es fundamental, no es reconocido económica ni socialmente; o la estética del arraigo de don Luis Gonzága, campesino y minero que condensó en sus versos los paisajes de un Marmato que ya no existe. También, la mirada sensible y voraz de los niños de la vereda Santa Emilia, en Belén de Umbría, quienes recrearon los pasos de sus ancestros fundadores y abuelos campesinos; o la configuración de la estética campesina con los jardines montañeros que las mujeres han construido por décadas de manera silenciosa, consignando una relación con la tierra lejos de la mirada instrumental bajo la cual siempre ha estado mediada con el hombre.

Acercarse a esas figuras de realidades íntimas y verdades subjetivas es una forma de deconstruir la vida rural, de consignar su relación con el mundo y de aprender de las dinámicas y maneras de asumirse en este plano terrenal desde el campo; porque sus historias, sus prácticas y su relación con el paisaje, son el medio de resistencia que permite que se sepa y no se olvide lo que sucede en las montañas. Así, en ese sentido, Campografías atiende tan sólo a mi forma de denominar el mundo de la vida campesina, el paisaje como sujeto, los cuerpos como territorios donde confluyen tradiciones, prejuicios, promesas, olvidos, encuentros y relatos.

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Somos

el territorio

Néstor Jaime Ocampo Giraldo contacto: funcosmos@gmail.com

algos (dolor), el dolor que produce el deseo de regresar, «la pena de verse ausente de la patria o de los amigos» dice el diccionario. Podríamos decir que es «el dolor de la ausencia». Dolor que llega hasta los huesos pues mientras Quindío es una palabra singular que no se repite en creamos y habitamos un territorio éste a su vez nos los mapas del mundo, escucharla provoca emociones habita, porque somos consustanciales. indefinibles, revive recuerdos profundos del entorno que conocemos y de nuestras vidas. Nombra el territorio Nuestro territorio, reconocido Patrimonio de la de nuestra identidad, define sus límites, los que solo Humanidad, Paisaje Cultural Cafetero de Colombia, el corazón entiende. Enlaza el presente con leyendas es “ejemplo sobresaliente de adaptación humana a de pueblos ancestrales, trae a la memoria historias de condiciones geográficas difíciles sobre las que se colonos que construyeron el mundo que tenemos como desarrolló una caficultura de ladera y montaña […] caso herencia. excepcional en el mundo”. Hábitat creado en la Naturaleza, fruto de un esfuerzo común. Somos paisaje cultural, Habitamos un lugar prodigioso del planeta donde la somos territorio. energía del sol abunda en un escenario de procesos geológicos que han generado, al cabo de millones de años, Pero el Quindío, nuestro hogar, está en peligro, la región con mayor diversidad biológica: el Neotrópico. amenazado por grupos económicos que han llegado Somos parte de una maravilla que disfrutamos a diario, a explotar y expoliar nuestros recursos, a imponer un sin darnos cuenta: climas benévolos, aguas abundantes, modelo económico que destruye la vida y la obra humana. suelos fértiles, vida, humanidad. Usan y envenenan las aguas, explotan los suelos hasta agotarlos, ensucian el aire, extraen recursos del subsuelo, Nuestro territorio, es allí donde nos sentimos cómodos, lo acaparan todo para acumular riqueza y poder. tranquilos y seguros; donde nuestras vidas tienen sentido y los recuerdos funden raíces con la tierra. Crisol Algo en nuestro interior se subleva. Ese no es el camino de nuestra identidad individual y colectiva. Parcela de reciprocidad que la savia ofrece y reclama. Debemos donde se cultiva y cosecha lo que deseamos. Vecindad volver a lo SAGRADO de los TERRITORIOS en donde de las personas que amamos y conocemos. Geografía la VIDA y nuestra vida son posibles. Solo valorándolos que hemos caminado, selvas, páramos, valles y pueblos como sagrados tendremos la fuerza necesaria para que susurran mitos, cuentos, leyendas y canciones que defenderlos de la insaciable voracidad de quienes hoy reconocemos. se apropian, violentamente, de los BIENES COMUNES NATURALES (aire, suelo, agua, mares, minerales…), de El mejor lugar para comprender el territorio es la lejanía, los BIENES COMUNES SOCIALES (servicios de energía, cuando nos acosa la nostalgia, malestar espiritual que agua, telefonía…) y hasta de los BIENES COMUNES sufrimos lejos de casa y de las personas que conocemos; INTANGIBLES (cultura, subjetividad, derechos laborales…), extrañando olores, sabores, colores y paisajes. La bienes esenciales de los territorios y de quienes los palabra nostalgia proviene del griego nostos (regreso) y habitamos. F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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Historias en la línea

Benjamin Casadiego contacto: escuelacontactoarmenia@gmail.com

fotografìa: Daniel Vejarano

De pronto la carretera irrumpe en una sala de exposición. Nos envuelven los sonidos cansinos de las llantas, las músicas que nunca terminan ni comienzan, los jirones de voces, el viento que silba. Luces que pasan y pasan hasta el infinito en una pantalla. Una casona de dos pisos, con balcones ondeando ropas al sol, es redefinida por un puente que desguaza la montaña. Somos ese puente, su idea de velocidad y modernidad; somos también esa conversación de corredor y taburete pausada por un tinto, transparentados por ruidos de radio, vacas y gallinas, borrados por el ronquido de una tractomula. Al igual que en la carretera, aquí no podemos permanecer ante esa fotografía: debemos avanzar con el resto de visitantes.

Nos encontramos al borde de la niebla con los motociclistas fantasmales salidos de la nada. El caballo lechero detenido en el tiempo, al fondo una mula hecha de tiempo: el gris de los cántaros de leche recoge nuestra visión dispersa. Seguimos. Ahora la carretera se enrosca como una serpiente y engulle los camiones que, en la otra fotografía, aparecen abiertos y sin destino. La estética fugaz: pimpinas de gasolina, aceite, copas, llantas, rines, embudos. Metal sobre fondo gris. La carretera se pierde en la geografía montañosa aplastada por las nubes, se hace insustancial para reaparecer de nuevo dejando otras señales: una torre de la energía, un muro de contención en la montaña, los crespos de la niebla ligera y un

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carrotanque plateado reorganizando el punto de atención de la composición. De pronto nos encontramos con un túnel clausurado y un carro al borde: experimentamos el mismo estupor de los pasajeros que deben bajarse en mitad de la carretera.

la carretera desde hace más de 30 años, al tiempo que hallaba relaciones y comportamientos de una comunidad que subsiste de las instancias efímeras del viaje. La idea era detenerme y fotografiar esas historias que cuentan la vida de un país”.

El fotógrafo Daniel Vejarano se bajó de su carro en un punto de la carretera que une la región andina con el Pacífico: La línea, recordada por ser el principal premio de montaña de la Vuelta a Colombia y por las kafkianas obras que nunca se terminan a pesar de haberse quemado pólvora, regado aguardiente y cantado himnos en sus legendarias inauguraciones. “El proyecto fotográfico se inicia en el 2017 con algunos viajes de exploración que me permitieron conocer familias que viven al borde de F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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fotografìa: Daniel Vejarano

fotografìa: Daniel Vejarano

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Caravana Celso Román contacto: khokhoto@gmail.com

de almas

Publicamos un fragmento de la novela*, cedido generosamente por el escritor colombiano para este número de Conjuro. Los hechos narrados por el autor tienen lugar en la zona cafetera de Cundinamarca, durante la primera mitad del siglo XX. En ella, Celso Román relata, mediante los recursos de la ficción histórica, la vida de Antonio Cunde Román, joven herrero de profesión, y el trasegar de la serie de personajes que lo acompañan por las haciendas cafeteras de las zonas templadas que se ubican a mitad de camino entre el altiplano de la sabana y el valle medio del río Magdalena. En este fragmento veremos cómo los primeros atisbos del amor se ven interrumpidos por la colosal tarea que Don Esutacio de la Torre y Borja, dueño de la hacienda, le encomienda al joven muchacho. * Ed. Planeta, Bogotá: 2014.

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Para entonces Eloísa Cunde ya estaba organizada con su hijo en una casa de la hacienda donde pudo montar su taller de costuras –decía “cuesturas”-, y después de la larga ausencia lo encontró ya hecho un hombre, pues con el oficio de la herrería había crecido y embarnecido y se estaba dejando crecer un bigote que quería parecerse al de su padre el General Román, que a su vez era imagen y semejanza del bigotazo del General Rafael Uribe Uribe, y ella lo encontró alegre y seguro de sí mismo, tan distinto al muchacho que salió corriendo de Útica en medio del escándalo para que no lo mataran –pensaba ella- se ve que ahora sí está haciendo feliz a alguna muchacha, y estaba en lo cierto, lo comprobó y lo confirmó con su intuición de madre cuando Antonio le presentó a Etelvina y a los suegros, y a su vez ella le cosió varios vestidos porque la muchachita también se había vuelto mujer y ya no cabía entre su ropa de adolescente, y cuando Antonio le dijo que ahora sí había encontrado el amor de su vida, Eloísa también sintió un estremecimiento, porque después de tanto sol suele aparecer la noche con toda su tragedia, como si el destino cobrara el regalar objetos cortantes.

y los plácidos atardeceres con un buen brandy, porque desde el principio de los tiempos los poderosos mueven los hilos para que sean los siervos de la gleba quienes pongan los muertos y derramen la sangre, y por eso él agotó las bibliotecas hasta que encontró los pergaminos que exhibía, primorosamente enmarcados, a las visitas en la gran sala de la hacienda.

Antonio y Milcíades también tuvieron el honor de ser llamados para recibir una felicitación personal en la gran sala en penumbra de la casona de Ceylán, y cuando el administrador los hizo seguir, quedaron maravillados por la sensación de tiempo detenido, que empezaba desde los jardines con altísimas palmas y árboles centenarios, cubiertos de parásitas, orquídeas, helechos diminutos y larguísimos líquenes que llamaban barbas de chivo y que les daban el aspecto de abuelos canosos, detenidos entre los parterres con ollas y tiestos de barro del tiempo de los indígenas, llenas de flores traídas de otros trópicos porque estas familias querían tener más relaciones con los mundos de ultramar y de las antípodas que con América y por eso sus haciendas se llamaban Java, Ceylán, Argelia, Don Eustacio de la Torre y Borja era un hombre que se Liberia, Florencia, Argentina, Pekín, Arabia, Escocia, Palestina, acercaba a los setenta años, y cuando venía a la hacienda Costa Rica, Africana y California. personalmente revisaba las obras y recorría los cafetales dándole la mano sus trabajadores ala te felicito por tu buen Antonio percibió el peso de la aristocracia en las maneras desempeño, y era un conservador pacífico que durante los medidas y los ademanes pausados de ese anciano años de la guerra civil se había ido a Europa para indagar impecable, vestido de blanco lino, con la piel del cuello personalmente en los archivos vaticanos de Roma y en arrugada como la de un lagarto antediluviano, quien el Ayuntamiento de Valencia para verificar por sí mismo los felicitaba por el excelente trabajo de la fragua y las el parentesco de su familia con el Duque de Gandía de la mejoras del sistema mecánico y eléctrico, esta hacienda les Compañía de Jesús y su nieto don Juan de Borja, Caballero estará eternamente agradecida –respiraba lento y profundo de la Orden de Santiago, nacido en Valencia y venido a como si el asma le quitara el aire y tuviera que aspirar por la América a pacificar a los feroces Pijaos aliándose con el nariz el aroma del agua de colonia que empapaba su pañuelo Cacique Coyaima –bautizado Baltasar-, a quien conquistó con el anagrama de la familia- y creo que es la hora, ala, para sus filas con la ayuda de una dama española de las Antonio, de darte mayores responsabilidades y por eso quiero que seguían los ejércitos, y con su ayuda prepararon una que me hagas el favor de llevarme un arreo de ganado hasta emboscada al rebelde Calarcá, quien murió atravesado Chaguaní, donde tenemos una tierra en compañía con mi por la lanza de guayacán de su hermano de raza. El arma querido compadre Diositeo Concha, embajador de Colombia fratricida fue bendecida por la Iglesia como máximo en París, y que acordamos aprovechar como potreros, porque testimonio de sumisión al invasor y dejada como un las plantaciones de añil ya no valen un carajo y esas tierras exvoto en la catedral de Ibagué, mientras que el cacique están ociosas. Ala, tu tocayo te dará los detalles para que salgas Calarcá sólo recibió los honores de dar su nombre a una cuanto antes. población en la zona cafetera, y de permanecer algunas décadas con su perfil guerrero y sus plumas al viento en una moneda de diez centavos, que con el tiempo y la devaluación salió del mercado, pero la conquista siguió su curso para que uno a uno fueran reducidos a la esclavitud los indígenas y en este ubérrimo presente, se le pudieran garantizar a don Eustacio los tranquilos amaneceres F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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Efectivamente después de unos minutos más de charla intrascendente se despidieron y el administrador Ancízar los acompañó hasta la salida y siguió con Antonio hacia la oficina donde los había recibido hacía casi tres años – miren ustedes cómo pasa el tiempo- para mostrarle la ruta que debería seguir el arreo de ganado y que va a ser una verdadera prueba para usted –decía “usté”-, y sobre un mapa le señaló la orilla del río Magdalena –el Yuma de los antepasadosdiciéndole tiene que ir desde aquí hasta aquí, pasando por San Juan de Rioseco y Cambao hasta Chaguaní, la hacienda del embajador Concha.

El viaje fue preparado con minuciosidad, y Milcíades lo tomó como algo personal ayudándole a herrar las bestias de remuda para la tropilla de seis vaqueros que lo iban a acompañar, calzándolas todas con herraduras nuevas, le preparó una mochila con tenazas, escofina, martillo, clavos, herraduras de repuesto y otras herramientas para cualquier eventualidad por el camino. Eloísa le hizo una tula en lona gruesa para su ropa –varias agujas de la máquina se le partieron en las costuras-, y Etelvina le regaló un carriel para sus implementos de afeitarse, la curarina para las picaduras de culebra, una estampita de San Antonio con la oración para librarlos de plagas y animales ponzoñosos, y en el bolsillo secreto le puso la foto de ellos dos enmarcados en un corazón –siempre te amaré-, que les había tomado un fotógrafo itinerante que pasaba por los pueblos el día de mercado registrando los amores con su cámara oscura.

Antonio había aprendido a leer planos con el electricista Campoelías Tique durante su paso por Sans Souci, y comprendió que las distancias eran enormes y que llevar doscientas cabezas de ganado, joven y viejo, sería un verdadero reto pero acaso era la prueba definitiva poder llegar a ser un torete como su tocayo, y no estaba equivocado. En menos de una semana todo estuvo listo, y Antonio se despidió de Etelvina en el cuarto del número cinco, pero Esa misma noche, muy emocionado, le contó a Etelvina la en contra de lo que él creía, ella estaba triste y se puso buena nueva y ella se alegró por los dos y para celebrar, se a llorar diciéndole que no la olvidara, y que iba a rezar encontraron en el cuarto del beneficiadero con el número para que le fuera bien en ese viaje tan largo y tan lleno cinco, que se había vuelto su altar para ofrendar al amor, de peligros, y que por favor le mandara razones con los y esa noche Antonio estuvo especialmente inspirado, arrieros que se encontrara en el camino y que vinieran creativo como nunca en las artes de hacer feliz a la mujer para Viotá, que ella estaría preguntando en la Herrería que amaba. de los Lampreas cuando bajara al pueblo los domingos a ayudarle a la mamá con el mercado. ***

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Baudó Agencia Pública

contacto: baudoap@gmail.com

Es una agencia independiente que gestiona y desarrolla proyectos innovadores de cobertura periodística relacionados con medio ambiente, memoria, paz y conflicto, género e inclusión. Ofrece espacios de formación que cualifican las producciones nacionales desde las narrativas visuales, escritas y sonoras. Aporta a la comprensión del mundo, desde una investigación comprometida y una comunicación innovadora, para una sociedad más justa. Baudó Agencia Pública le apunta a los temas que los espacios tradicionales no abordan, sin guiarse por intereses económicos o agendas mediáticas. Funciona con un modelo de periodismo sin fines de lucro que le permite mantener la independencia en los contenidos.

Ocho años después de aquella visita, el equipo de Baudó Agencia Pública buscó una manera novedosa para volver a contar la historia de Punta del Este, abarcando detalles y matices que el primer reportaje fotográfico no alcanzaba a cubrir. La religiosidad que impregna el acto conmemorativo realizado cada año en homenaje a las víctimas, que se funde además con las celebraciones de la Semana Santa y el baile tradicional de los Matachines, heredado por la comunidad de sus ancestros en el río Yurumanguí, había derivado en un acto de protesta y memoria que impugna cada año a los poderes establecidos en Buenaventura, quienes han instrumentalizado la violencia para impulsar un modelo de desarrollo económico arrasador, de espaldas a las comunidades.

Un equipo de diez personas que incluye ilustradoras, programadores, un reportero, un fotógrafo, un músico, un diseñador y varias comunicadoras, trabajó durante un año en la producción de este cómic interactivo cuyo propósito es recrear la historia de Punta del Este desde el relato de las madres víctimas. Hoy, 16 años después de la masacre, aún no hay una reparación completa para las familias ni la comunidad, y subsisten vacíos en la verdad Uno de sus proyectos más recientes en coberturas de lo que ocurrió, pues los máximos responsables nunca periodísticas es: fueron a juicio.

Los 12 de Punta del Este

El 19 de abril de 2021 el equipo de Baudó AP participó en la conmemoración anual de Punta del Este. El cómic El 19 de abril del 2005, once jóvenes de Punta del Este fue presentado a las madres y familiares, quienes entre en Buenaventura fueron engañados para que salieran de risas y comentarios de sorpresa mostraron su gratitud su barrio a jugar un supuesto partido de fútbol. Varios por mantener viva la memoria de sus hijos. días después de su desaparición, sus cuerpos fueron hallados con signos de tortura en un paraje del Estero San Antonio junto a otro cadáver que no fue identificado en ese momento. En 2013 el fotógrafo Víctor Galeano, cofundador de Baudó Agencia Pública, visitó el barrio y convivió varios días con las madres y los vecinos de las víctimas mientras se realizaban los actos conmemorativos de aquel macabro hecho.

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Baudó Agencia Pública

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Fundación Cine en las Montañas

Pedalear cine para construir sociedad Fundación Cine en las Montañas

Fundación Cine en las Montañas contacto: cineenlasmontanas@gmail.com

Acabamos de terminar una nueva jornada de esas en las que pedaleamos cine. Durante siete días tuvimos –en dos escenarios alternos: Salento y Filandia–, la propuesta anual de la Fundación Cine en las Montañas de realizar un festival de precisamente allí, en el centro de nuestros caminos de herradura y corredores naturales.

Precisamente, uno de los invitados especiales a esta conversación en la montaña fue el escritor colombiano William Ospina. En su intervención generó una reflexión sobre cuánto urge en el país la apropiación del territorio, una aventura que parta del conocimiento, la creatividad, el viaje colectivo, para dejar de vivir en esa especie de bodega sórdida, lejos de lo esencial, del diálogo abierto Como lo hacemos cada año, en este primer encuentro entre lo urbano y lo rural, priorizando una mirada nueva nacional y presencial luego de la pandemia, proyectamos a lo natural. cerca de 75 cortos, largos, documentales, ecocortos y animaciones. Y luego, en el marco del Segundo Mercado En la Fundación Cine en las Montañas, en cada proyecto, Audiovisual del Quindío, logramos reunirnos con los en cada actividad, en cada pedaleada por el sector, agentes del sector para discutir sobre las necesidades de le concedemos importancia a la aventura, porque le proyectar el departamento y referirnos a la importancia apostamos a la construcción de ese territorio desde lo de que el Quindío se convierta en una locación de cine social, desde la experiencia cultural, para influir en las para el mundo. representaciones mentales, gráficas, subjetivas y del contexto socio-cultural del departamento. Siempre hemos querido mostrarle a la región y al país El trabajo que hemos desarrollado, especialmente que se puede consolidar la posibilidad del encuentro con niños y niñas, nos ha permitido acercarnos a un de públicos y de tender puentes a partir del cine, desde conocimiento integral del territorio, con la confianza de territorios que históricamente han sido alejados, y que que podemos elegir colectivamente una mejor manera requieren de una nueva mirada que parta de la integración, de vivirlo, comprendiendo la realidad que nos rodea, pero de la construcción cultural entre los habitantes de dichos sobre todo, construyendo el futuro que deseamos. espacios. F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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Adicionalmente a esta propuesta divulgativa, nos hemos preocupado por trabajar en la formación de públicos, entendiendo que en el arte tenemos una herramienta que usamos para producir una obra colectiva acerca del territorio donde vivimos. Nuestros proyectos se han extendido y nos han permitido tener productos propios, no solo desde lo audiovisual, sino desde la transformación que generamos en el entorno. Ahora tenemos una marca propia de café, llamada también Cine en las Montañas, y la distribuimos con el entusiasmo de que nuestros compradores piensen que aportan a dibujar un mapa que implica una tarea compartida, un importante intercambio de ideas, un debate sobre acciones, procesos y resultados.

Fundación Cine en las Montañas

En la Fundación Cine en las Montañas amamos nuestro territorio. Lo defendemos con el arte, contamos sus historias, y seguiremos trabajando para que cada uno de nuestros logros nos permita valorarlo como una Como en la cartografía social, nuestros logros han sido un herramienta de transformación social. proceso de planificación participativa, y quienes nos han acompañado en este viaje por y desde el cine, también se Trabajamos siempre destacando el valor de todos los han atrevido a repensar el lugar que habitan, desde sus actores sociales que aportan con sus conocimientos, saberes individuales y colectivos, buscando soluciones ideas, sueños y experiencias. Sabemos que el cine aporta desde la participación y el diálogo. en esa construcción en doble vía y por eso seguiremos pedaleando para impulsar, como en la cartografía social, Durante siete años hemos tirado semillas al aire, que el ejercicio desde los aportes individuales con la finalidad empiezan a dar sus frutos, para que desde la base: el de construir colectivamente más sueños y horizontes arte, el cine y la cultura, se cuenten las historias del artísticos para todos. territorio. Una de las estrategias ha sido la escuela de cine para niños y niñas. Les transmitimos el concepto de lo audiovisual, pero también la idea de que al territorio debemos devolverle en alguna medida todo lo que nos provee. Cuando llegamos a Salento vivíamos en una vereda en la que recurrentemente faltaba la energía eléctrica. Así que para llegar a más públicos y veredas, perfeccionamos la idea de llevar películas, adaptando una bicicleta para que quien la pedaleara generara suficiente energía para toda la función. Desde la primera cita de la gente con ese cuarto oscuro, hemos llegado con películas y talleres a todas las veredas y corregimientos de nuestro municipio, extendido esas funciones a los pueblos cordilleranos del Quindío, a Filandia, que complementa nuestro corredor natural, y hemos participado de festivales de cine mostrando esta experiencia, que incluso antes de la pandemia llegó a la Alta Guajira. F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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El partido de la vida Fito Celis

NARRADOR

Buenas noches, damas y caballeros, jóvenes y jóvenas, residentes del mundo mundial y gente de bien de las galaxias vecinas, humanos de la Colombia humana y especímenes de los reinos mónera y prostituto —Usted no, presidente—. Aquí estoy narrándoles el estallido social, una de las dos cosas que más me gusta hacer en la vía pública. Sean bienvenidos a este enfrentamiento histórico en los campos de fuego. Vamos con las formaciones. En esta esquina, debajo del palo de mango de chancleta, junto al puesto de frutas de doña Maryuris, el equipo ñero, la alegría del pueblo, ¡qué maravilla! Una legión colorida de cabecitas negras dispuestos a jugarse primero lo primero. Dos cuadras más allá, todo de negro, el equipo de los galácticos, los robocops de la banda presidencial cruzada con su patrocinio de cerveza águila, pero ojo que es águila negra. Comente usted, compañero.

COMENTARISTA

Buenas noches, compañero. Un saludo a todos los televisores y celulares que se pegan a la transmisión. Este será un desencuentro dramático, lacrimógeno, pitagórico, hermenéutico, cuasi pornográfico. Uno de esos partidos de sangre, sudor y lágrimas. Usted sabe, compañero. El equipo galáctico, con su rígida formación ideológica, dirigido a través de twitter por el matarife, tiene la orden de salir a rematar de media y larga distancia. Ya saben, matar, rematar y contramatar al primer toque de queda. Es su vieja táctica de juego, patear cabezas. Oigan ustedes su grito de guerra: ¡Ajúua! ¡Ajúua!

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VOZ COMERCIAL

VOZ COMERCIAL

Este partido va con el patrocinio de la virgen del Para estos momentos de efervescencia y calor, agua del agarradero, pa que no te agarren de primero. esmad, con mucho gas. ¡Su sabor incomparable te hará llorar!

NARRADOR

Ya rueda la pelota y ruedan las cabezas del gobierno. No ha transcurrido el primer minuto de fuego y ahí va la del ministro Carrasquilla. ¡No, no, nooo, Albertico, no hay tiempo de llorar! Ahora, desde la tribuna oriental algo se ha caído. De lejos parece una reforma tributaria, una estatua. Este equipo popular salió muy decidido, aunque la jugada todavía está empatada. En patadas por aquí y por allá. Ahí van los robocops al ataque dando tanta pata que sus dueños ya se ganaron el botín de oro. Un botín de diecisiete billones que se roban cada año. Ahora el equipo para, para, prepara, compara, dispara. Esto es ilegal, una salvajada, estos bárbaros están disparando armas no convencionales. ¡Juego limpio, caballeros! ¿Por qué no pueden ser seres de luz?

COMENTARISTA

Efectivamente, compañero, en todo el mundo civilizado esta jugada no debería ser solo de expulsión, también debería dar cárcel. Los galácticos violan el reglamento, violan en los cais, violan en las uris, violan por deporte. ¿Dónde están los jueces, el defensor del pueblo, la CIDH? Exijo una revisión del VAR.

NARRADOR

Pero no hay bar, compañero, ningún bar abierto, que entre impuestos y cuarentenas, todos quebraron. Y mejor no pidan domicilios, que los trabajadores de Rappi también están en paro. Vamos con el corresponsal bancario en la planta baja. Qué novedades tenemos.

CORRESPONSAL

NARRADOR

Ahí continúa todo en juego. Por todos lados hay falta. Falta de oportunidades, de futuro, de salud y educación. Ahora el equipo ñero va al contragolpe. Juegan al ollazo comunitario en el área de candela, hacen la finta y la pinta, ¡Santa María! La revolución es un carnaval de piedras y palos. Se estremecen las redes, las redes sociales. Mucha solidaridad, emoticones, caritas felices. Los campeones mundiales del positivismo. Atacan por la izquierda y por el centro. El equipo rival se refugia en la extrema derecha. Intentan bloquear esta andanada. Bloquean Instagram, twitter, todas las señales. El técnico del bolillo se desgañita gritando que esto es una revolución molecular. Nadie le escucha. El juego se calienta. Hay fuego en el 23 y en Siloé y en todos los pueblos. Ahí viene el gol, ya llega el gol, esto es un gol, golpe al sistema. Gol, gol, gol, golpe a la represión. Gol, gol, gol, golpe a la desesperanza. ¡Caantalo, caantalo, caantalo!: “Vamos, pueblo, carajo. El pueblo no se rinde, carajo”. ¡Una foto para la tapa de los cuadernos del próximo año, compañero!

COMENTARISTA

Esto que estamos viviendo es un golpe de estadio, la dinámica de lo impensado. ¿Quién diría que si no hay pan nadie quiere circo? Esto me recuerda a noviembre del 85, aquella jugadita del travieso Betancourt para salvar la democracia, maestro. O cuando el cancerbero Videla tapó con papelitos el monumental grito de libertad del pueblo argentino en el 78. Y más atrás, cuando Mussolini, aquel famoso capo cañoniere italiano, le dio a beber a su país, mezclada con fútbol, la copa amarga del fascismo. Pero esto es distinto, un giro holístico de 360 grados, compañero. Es conmovedor. No crea que estoy llorando, es que se me metió un Lucas Villa en el ojo.

Sí, Ricardo, Jorge, aquí vemos que el equipo galáctico tiene muy buena banca. Sí, señores, ahí está toda la banca completa con Sarmiento Angulo, los Char, Ardila Lulle, Santodomingo. Aunque estos buenos muchachos como que quieren huir del estadio. Debe ser que cuando el VOZ COMERCIAL duque se hunde, las ratas son las primeras que escapan. Este momento nostálgico llega a ustedes con el patrocinio de Chocolate Jiménez de Quezada, la bebida oficial de los COMENTARISTA Hijos del Imperio. Será el buque, no el duque, corresponsal.

CORRESPONSAL

Sí, tal cual. ¡Maldita bislexia! Sigan en estudio, Ricardo, Jorge.

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NARRADOR

Aquí seguimos llevándoles el partido pecho a tierra, palpitando cada jugada, minuto a minuto. Reinician las acciones de hostigamiento tras el tiempo de hidratación a chorros. Aumenta el consumo de uña, porque las uñas todavía no tienen iva. Los K-pop animan en sus tribunas. Viene la ola, la ola del cambio, que afortunadamente esta vez no es la ola verde. A propósito, un saludo al bendito Fajardo en algún lugar del Pacífico Sur, en Tuvalú o Bora Bora, donde quiera se halle una ballena blanca. El público sigue alentando. El equipo popular practica su jogo bonito, su tiqui taca, tuya y mía. Esto es un baile, una gozada. El rival intenta un toque toque que no pasa de toque de queda. Hace un cambio de frente, del frente nacional a los frentes de seguridad ciudadana. Apela a sus aturdidoras y sus lacrimógenas. O sea, ¡gas!, equipo vendepatria y vendehumo. En cambio, del otro lado está el perfume del fútbol europeo, elegance de Paris, 1789. ¡Ilústrenos usted, compañero!

COMENTARISTA

Efectivamente, lo que vemos es que el equipo nacional montó una primera línea donde todos juegan de cinco. De sin comida, sin condiciones materiales, sin coche, sin cómo comerse un coco. Para decirlo en la filosofía del Totono Grisales: Hay un sinsabor muy amargo. Por eso mismo, a estas alturas del partido piden un cambio histórico, ya quieren pasar del sistema de la ley del embudo, todos colgados de los tres palos, a un modelo más horizontal de juego, uno que rompa el estigma de jugar como nunca, para perder como siempre.

VOZ COMERCIAL

Para este dolor de patria, Dolorán. Y para quemaduras de cais, use también dolorán. Que dolorán se frota y lo facho se agota.

NARRADOR

Ahí vemos cómo juega este equipo de gente común y corriente. Sobre todo, corriente. Miren cómo corren estos muchachos para no quedar en fuera de lugar, para huirle al pressing asfixiante del establecimiento, a sus artimañas, manoseos, falsos positivos y jugaditas. Ahora, en medio de un juego caótico que no entiende, el innombrable da órdenes. Es experto en dar órdenes. Ha dado más de 6.402 órdenes. Por eso su equipo se arma desde atrás, infiltran jugadores. Una típica táctica de autodefensa para tapar la bola del paro que crece como bola de nieve, pero no pueden. Vean cómo ese robocop le pega a la pecosa. Sí, a una muchachita pecosa que lo grababa con su celular. Qué peligro, se viene un tiro de esquina. Otro tiro de esquina. Y otro, y otro, que gracias a dios se van por encima del palo de mango. Eso es mucha presión, mucha presión, mejor dicho, es la represión, la represión oficial. Sus barras bravas piden penales. Penales, penas máximas, penitenciarias, penas de muerte. ¡Dan es pena! Mientras que el equipo ciudadano sigue haciendo en la cancha lo que mandan los profes. Conjugando el verbo resistir en presente. Colombia, aquí están tus hijos. ¡Indios, negros y mestizos hermosos, están en mi mundo! Así es que se hace respetar la localía. Esta noche espérenme en la casa, que vamos a caceroliar.

COMENTARISTA

Claro que sí, compañero. Aquí se juegan cosas importantes, el futuro, por ejemplo. Ustedes, mantengan la sintonía, la empatía, que el paro no para. Síganlo en las calles, en las plazas, en toda Colombia. Rompan el twitter, las cadenas y la indiferencia.

VOZ COMERCIAL

Esta transmisión tuvo el patrocinio de Brillos Misak, para quinientos años de resistencia.

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28A

BITÁCORA DE VIAJE HACIA LAS PEQUEÑAS VICTORIAS Julían Felipe Ávila Aguilar contacto: javilaa@unal.edu.co

Cali, capital de la Resistencia 28A – Día 1 7:30 a.m.: Cielo despejado. Lxs Misak ya derrumbaron la estatua de Sebastián de Belalcázar. El Paro promete bastante. Empaco lo necesario para una emergencia: un litro de alcohol para mantener al Covid a raya, cámara, tapabocas, un cuellito, agua con bicarbonato, un gorro, casco, agua y fruta. Arranco. Destino: Punto de concentración Universidad del Valle. Me encuentro con varios grupos de personas a lo largo del camino, una marcha que se moviliza en sentido contrario. En Univalle me encuentro con amigxs que no veía hace más de un año (gracias, pandemia). Hablamos, seguimos las noticias, comentamos la nube de humo negro a lo lejos, cantamos arengas. Ronda de desinfección cada 10 minutos. Se declara toque de queda a la 1:00pm, nadie se sorprende. Itinerario según lo esperado. Me dirijo a casa. Apocalipsis:

almacenes y bancos sobre la calle 5ta saqueados, parcialmente quemados, gente con pacas de arroz al hombro. Avanzo lento. Al frente, una fila de gigantes de humo que se yerguen aletosos. Atravieso mi ciudad, se puede rastrear la rabia acumulada desde el 21N. Loma de la Dignidad: farra techno satánica. Mucha gente, buena música. Me encuentro a Marco y a Hugo. Me presentan amigxs, me rotan cerveza. Ya qué. Posponen el toque de queda para las 3. Lacrimógena, tensión, pánico. Me monto en la bici, pedaleo casi sin ver. Me chorrean leche en la cara: No se toque los ojos. Me escondo a una cuadra, Marco no contesta. Me muevo, les encuentro orinando detrás de un árbol, la farra sigue. Llueve, nos escampamos. Vamos a casa de alguien del grupo, comemos, escuchamos música. Me voy a casa.

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30A – Día 3: 2:00 p.m.: Loma de la Dignidad. Me gusta que la movilización se haya descentralizado. Encuentro más sentido en que nos apropiemos de espacios que normalmente no son parte de la protesta, que el movimiento se extienda a las comunidades en vez de concentrarse frente al CAM, ese edificio muerto donde nunca nadie nos oye. Llueve, la gente resiste. Se riega la voz de que otros puntos también se consolidan. Me encuentro a Adela. Nos vuelven a gasear. Me he acostumbrado. Todo el tiempo envío fotos y videos a mamá, periodista independiente. Me voy cuando se me descarga el celular, no quiero quedarme en la calle incomunicadx. A pesar de que salgo solx, en cada manifestación encuentro un montón de gente que me hace sentir acompañadx, a salvo. 1M – Día 4: 12:00 p.m.: Salgo tarde y con pocas expectativas de encontrar gente en el punto de La Loma. Me equivoco rotundamente. La calle 5ta, atestada; La Loma de nuevo a reventar. Pasa la Minga, la gente pinta murales, E S M A D V I O L A D O R . Un viejo sindicalista grita, más bien ordena, que nos movamos al CAM. Cero copeo. La gente entiende que la protesta necesita cambiar. Bye-bye, dinosaurio. Vemos helicópteros militares, llevan fusiles que apuntan a la manifestación. Me voy a casa, cargo el celular, como y camino al punto El Ancla, a 200 metros del punto Portada a la Libertad, antigua Portada al mar. Son las mismas calles, pero se siente una ciudad nueva. Los referentes van cambiando y se van trazando nuevos mapas, nuevas rutas, no solo en el lenguaje, también dentro de mí. Un Primera Línea se me acerca: Hola, hermoso. Es Pulpo. Intercambiamos abrazos, le informo de La Loma y él del Ancla. Lo abrazo fuerte y con algo de miedo: Cuidate, ve, que están cerdos. Camino hasta la Portada, hay bloqueo y guaracha. Me encuentro a Juanca, me cuenta de su novia mientras desviamos carros. Un tipo nos tira la camioneta, se la vuelven mierda. Saquean un cajero: infiltrados. No frecuento esa zona, así que no tengo claro dónde esconderme cuando empiezan los disparos. Mamá pregunta si estoy bien. Con cada punto que visito me doy cuenta de que la quiero mucho y de que me enorgullece mucho su trabajo. 3M – Día 6: 10:00 p.m.: El terror se adapta a la Resistencia: helicópteros sobrevuelan permanentemente la ciudad, lo primero al despertar y lo último cuando por fin te tumba el sueño, cuando te ha agotado el miedo. Pasan sirenas todo el día: ¿ambulancia o policía? Nadie pensó que Cali se fuese a

convertir en laboratorio de guerra. Los halcones, más bien chulos, se concentran en Siloé, esa colina llena de casitas y coronada por una estrella, el pesebre de Cali. Desde el cielo llegan con fierros, baliza y plomo. Las noticias nos envenenan: cadáveres por toda Cali, muertos, heridos en cada punto, Paso del Aguante, Puente de las Mil Luchas. Puerto Resistencia es muy grande, allá no llegan por miedo. Lloro hasta quedarme dormidx; esta noche la ciudad que se viene (re)construyendo dentro de mí me duele, me duele la gente cuyo rostro pude llegar a ver sin darme cuenta y que mañana, con certeza, no veré. Me duele el cuerpo. Me duele este país. 7M – Día 10: 2:00 p.m.: Olla comunitaria de La Loma. Este lugar se ha vuelto algo más que un punto de concentración, al menos para mí. Reconozco rostros, me reconocen y saludan. Cantamos, nos cuidamos. Saludo a lxs PL, me saludan también. Intercambiamos palabras, son tan humanxs como yo. Confío en ellxs. Señal de partida, celular al 4%. Subo hasta la rotonda principal de La Loma, me encuentro con que el CAI que había fue desmantelado y es ahora la Biblioteca Popular La Dignidad. Ganas de llorar cada persona que ha muerto, no solo estas semanas: llorar cada muertx y desaparecidx paridx en esta tierra y que la violencia y la opulencia de las vacas sagradas de este platanal nos han arrebatado durante décadas. Veo esa biblioteca a medio pintar llena de gente, de libros, de insumos y camino hacia ella. Intercambio números con alguien y me voy sin dimensionar lo que he descubierto. 9M – Día 12: 11:00 a.m.: La Loma. Tomo fotos, me encuentro a un par de amigxs. Después de un rato de sol, mosquitos, arengas y Cola & Pola me dirijo a la biblioteca. No recuerdo cómo se veía antes del Paro, pero sí a la tomba: Me colabora parándose de ahí, me colabora con el cigarrillo, me colabora con la marihuana, con la cerveza. ¿Me colaboran con la matanza, tortura y desaparición de personas, hijos de puta? Alguien toca la guitarra, micrófono abierto, el sol de la tarde se escurre sobre los libros. Algunas personas declaman para quien se detenga a escuchar. Leo un par de poemas, uno de Horacio Benavides y Alguien barre la casa, de Jotamario Arberláez. Nunca he entrado nunca a un CAI ni he querido. Este lugar, en todo caso, parece que nunca lo fue. Sus colores, sus mensajes y afiches de protesta, son un grito, ¡Nos mamamos de su puta injusticia! Es una piedra en el zapato del narcoestado. Nos vienen matando, desapareciendo, pero este lugar dice que somos más y organizadxs podemos hacer lo que nunca

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han hecho por nosotrxs. Hoy decido que aquí hay algo que hacer, algo por qué luchar. 28M – Día 31 (primer mes del Paro): 7:30 a.m.: El Colectivo La Dignidad se reúne en el colegio donde guardamos los insumos de la biblioteca. Plan: marchar por primera vez como colectivo. Destino: Punto de concentración Uniresistencia. Ruta: glorieta de Siloé – calle 5ta hasta que se vuelva la 100 – destino final. Pasamos lista: mochilas viajeras, parlante, tapabocas, botiquín, agua con bicarbonato, carteles de Uribe paraco. Todo check. En la marcha paramos frente a un CAI y abrimos las mochilas, ¡MÁS POESÍA, MENOS POLICÍA! Una señora llora, teme que nos maten. Seguimos y un niño marcha con nosotrxs. Cantamos y bailamos. Una chica se me acerca, ¡Teacher!, me besa en la mejilla. Juliana. Casi un semestre en clase y por primera vez nos vemos en persona. He conocido, por fin, a muchxs de mis estudiantes a lo largo de este viaje; hemos podido estrechar un abrazo, cantar una arenga sin pantallas de por medio, reconocernos en la indignación. Me encuentro también a mamá. Nos abrazamos fuerte. En casa nunca hubo educación política, pero cada unx se ha trazado rumbos en la vida, se ha encontrado y desencontrado y todo eso hoy nos trae aquí, a reconocer a medio camino lo que nos hemos enseñado, a pensar que ella hace esto por mí, que yo lo hago por ella. Batallón Pichincha: ¡¿DÓNDE ESTÁN LOS DESAPARECIDOS?! No soy consciente de que grito con lágrimas en los ojos. Forti y Di me abrazan. Desde hace días me duele salir a la calle y saber que alguien falta, que cada mañana un papá, una mamá, hermanx, amigx, primx, estudiante, vecinx busca a alguien con desespero en el agua y en los matorrales. Uniresistencia: cruzamos la primera barricada. Silencio y solemnidad. Lxs PL prohiben grabar y tomar fotos. ¡Amigx, capucha, gracias por tu lucha! Avanzamos cantando: Yo no nací sin causa, yo no nací sin fe. Mi corazón pega fuerte para gritar a los que no sienten y así perseguir a la felicidad. Nos observan, nos escuchan. Yo también nos miro. Antes del Paro no tenía amigxs, o por lo menos un círculo, una red. Y heme aquí, cantando, trabajando, soñando, queriendo a un montón de gente igual de loca que yo. ¿Y qué es estar loca, estar cansada de esta injusticia y violencia, estar llena de amor y dispuesta a darlo, a vivirlo, a gritarlo?

19J – Día 83: 11:00 a.m.: Asamblea Nacional Popular en Univalle – Maloca Cultural de la Unión de Bibliotecas de la Resistencia Caleña. ¿Cómo y cuándo llegué aquí? ¿En qué momento alcé tanto, tanto la voz? He seguido un mapa invisible que se fue dibujando en mi corazón y que me trajo hasta acá, un mapa incompleto, a veces engañoso, a veces fatigante. ¿Qué rutas voy dejando en él? ¿Qué marcas van dejando mi familia, mis amigxs, mi comunidad, esta nueva ciudad que se construye desde mi rabia y mis sueños? ¿Cómo me reconstruye ella? En este viaje me he descubierto en el rostro y en los gritos de lxs otrxs, he amado y me han amado. Me he rodeado de gente que lucha, de su pasión y de su angustia. En este camino me he encontrado. Y la pregunta que me queda es: ¿a dónde quiero ir?

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Nini Johana Ospina Loaiza Contacto: nini.ospina@utp.edu.co

“Tumbaga, encuentro con la Memoria Quimbaya” es un festival que la Fundación Cultural Carteros de la Noche celebra desde hace seis años a finales del mes de julio, previo al aniversario del municipio de Quimbaya en el Quindío.

Podríamos decir entonces que un cumpleaños se convierte también en una ocasión para cuestionar nuestro lugar en el mundo, nuestra identidad, o lo que creemos que es eso.

Carteros de la Noche ha decidido preparar anualmente una fiesta -desde hace seis años- y le ha dado el nombre de Tumbaga. El homenajeado, es el municipio de Quimbaya, y por supuesto, sus habitantes. Antes de realizar cualquier actividad, como ya lo hemos Como sucede en muchas regiones del mundo, los dicho, se plantean una o más preguntas que definirán cumpleaños se celebran con una fiesta. Y como en toda la temática, la imagen, la decoración, l@s invitad@s, la fiesta, se requiere realizar algunos preparativos: definir comida, entre otros preparativos de dicha conmemoración. la lista de invitad@s, la comida a servir, la temática para la decoración, la imagen del evento, el espectáculo central, Algunas de las preguntas que han definido la temática entre otras actividades. Importante: no puede faltar una para esta fiesta o celebración llamada Tumbaga, han sido torta con una o más velas. por ejemplo: ¿qué somos los quimbayun@s?, ¿qué relación tiene vivir en un territorio ancestral con nuestra forma El día del cumpleaños se entregan regalos al homenajead@, de ver el mundo?, ¿qué influencia ha tenido, en nuestra y amigos, amigas, familiares, personas cercanas y porque forma de habitar el territorio, la colonización antioqueña no, perfiles de Facebook conocidos y algunos no tanto, y otras colonizaciones?, ¿cómo nos reconocemos los realizan declaraciones de afecto, dedicatorias y dejan quimbayun@ en pleno siglo XXI?, ¿qué dice de nosotr@s lo mensajes conmovedores para el homenajead@. que comemos, nuestra arquitectura, nuestras expresiones artísticas?, ¿qué significa ser de Quimbaya?, entre otras Es ineludible para el cumpleañer@ un momento de tantas cuestiones. reflexión cuando se acerca el día de su santo o, en su defecto, en medio de la celebración. Algun@s revisamos el Tumbaga es una fiesta para la reflexión y se anticipa al calendario, calculamos el tiempo que ha pasado, los años espectáculo central del cumpleaños del municipio de que cumpliremos y nos cuestionamos, por ejemplo, qué Quimbaya. En el año 2021, Tumbaga, encuentro con la hemos hecho con nuestra vida, qué se ha transformado memoria Quimbaya, reflexionó alrededor de la pregunta en nosotr@s, qué metas hemos cumplido, qué relaciones por el territorio, por las representaciones, las experiencias sociales hemos construido, qué hemos abandonado, y las intervenciones que hacemos en los espacios qué fracasos hemos superado, qué de nuestro pasado que habitamos, que transitamos, por los procesos recordamos y traemos al presente, cómo nos proyectamos de ocupación social y la configuración histórica del a futuro, y por supuesto, pedimos deseos y soñamos que municipio de Quimbaya, por el mapa que conocemos, por todo pueda ser mejor en la nueva vuelta al sol. Esto último, las toponimias de los barrios y veredas que recorremos, generalmente, mientras es encendida y apagada la vela por el tejido social construido y la identidad proclamada. en la torta -que no puede faltar- lo cual se convierte en un Así pues, la temática escogida para esta fiesta fue momento clave en la celebración. la cartografía social, la cual nos permitió definir l@s invitad@s, y en general, la programación de Tumbaga en su sexta versión. F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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Manuela Muriel

reflexiones alrededor del territorio y la memoria a través de la imagen fotográfica. Buscando la ruta del blues colombiano llegó el ocaso, allí el músico Jorge Vanegas, por medio de su guitarra, y en medio de anécdotas, búsquedas y experiencias narradas, nos trasladó a un recorrido por las rutas de este género en Colombia. Para cerrar la jornada del primer día, el artista visual y performer bogotano Adrián Hueso activó su acción “220 mil impresiones térmicas” para intervenir e irrumpir con el espacio, conduciéndonos hacia una reflexión sobre el territorio incorporado y las huellas de la memoria del conflicto armado en Colombia. Manuela Muriel

Como es propio de nuestra cultura algunas celebraciones las extendemos más de un día. Tumbaga no es la excepción, y este año se celebró el día 30 y 31 de julio con una amplia programación. En la mañana del primer día, los académicos Carlos Castaño e Iván García, de la Universidad San Buenaventura, abrieron los espacios de conversatorios poniéndonos en contexto sobre la cartografía como herramienta para la apropiación del territorio y la memoria. Nos compartieron sus saberes y experiencias alrededor de la cartografía social, enfocándose en el caso de una cartografía social realizada en Armenia, Quindío. Posteriormente el ambientalista y caminante Néstor Ocampo, producto de su larga trayectoria y conocimiento del territorio quindiano, hizo un llamado de atención a tod@s l@s invitad@s a repensar el Territorio, el Ambiente y el desarrollo en el Quindío, teniendo como eje a las principales amenazas ecológicas. En la tarde, los fundadores de Baudó Agencia Pública, Laura Mejía y Víctor Galeano, conversaron sobre la innovación en el periodismo y nos compartieron su trabajo desde el periodismo alternativo y la comunicación multimedia. Daniel Vejarano, fotógrafo y fundador de Contacto, escuela de fotografía, compartió seguidamente su experiencia sobre el trabajo de documentación y sus

El segundo día la programación inició con un taller de teatro, Educación por el Arte, a cargo del actor y director de teatro colombiano, Jorge Vanegas, quien compartió con l@s participantes enseñanzas sobre trabajo corporal y la expresión artística, pero, sobre todo, presentó al teatro como posibilidad que no sólo forma actores, sino seres humanos. Al mismo tiempo se estaba desarrollando, en la mañana del segundo día de Tumbaga, una Exposición ambulante de fotografías antiguas de Quimbaya: “Recorrido por la historia urbana de Quimbaya”. Esta exposición se realizó por diferentes parques del municipio, donde los transeúntes hicieron un importante ejercicio de memoria en su encuentro con las fotografías. “Las ventanas de la memoria”, a cargo de Leidy Cortes, y “Las tres orillas de la memoria”, en la voz de Mauricio Trujillo, le dieron apertura a la tarde donde la narración oral, la palabra, tuvo su espacio para la limpieza del alma. Cerramos la tarde con teatro: “Oh Gloria Inmarcesible”, una obra de la Loca compañía en la que se reflexionó sobre nuestro país, sobre nuestra historia y su funesta repetición. En Tumbaga no puede faltar una exposición fotográfica. Esta vez el fotógrafo Daniel Vejarano nos presentó su exposición “Historias en la línea”, fotografías a blanco y negro que invitan a sentir el frío y la neblina y a develar historias en el recorrido de la línea. Y como ya es costumbre, la música fue la encargada de cerrar

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la fiesta de la memoria. Después de mucha reflexión, l@s invitad@s cantaron y bailaron al compás del blues en español con la agrupación quindiana Cafeto Blues, quienes describen en sus letras la esencia de la cultura urbana y rural de la zona cafetera. El cierre estelar estuvo a cargo de Vanegas Blues, agrupación que a través de los años y la experiencia de compartir con otros músicos, en sus diversos viajes, nos trajo a Quimbaya la calidad del buen blues en español.

una reseña realizada por una amiga de Carteros de la noche Leidy Johana Mejía, ella realiza una interesante reseña de las primeras versiones de Tumbaga. De la misma manera, en la edición No. 9 de Conjuro https://issuu.com/ carterosdelanoche/docs/carteros_9_2, podrán conocer l@s invitad@s, expresiones artísticas y conversaciones que se realizaron en la celebración No. 5 de Tumbaga, la cual fue atípica y tuvo como escenario las redes sociales y la virtualidad por encontrarnos en aislamiento social en época de pandemia.

Posdata: puedes conocer los detalles y la memoria fotográfica y fílmica del festival en la página web https:// www.carterosdelanoche.com, donde además podrás conocer algunos momentos previos a la gran celebración de la memoria Quimbaya. Conjuro, revista cultural, ha sido también una escenario en que contamos y contextualizamos a nuestros lectore@s sobre las preguntas que Tumbaga intenta responder en cada versión. Por ello, les invitamos a que se pasen por la edición No. 8 en la página: https://issuu. com/carterosdelanoche/docs/conjuro_8, donde podrán, entre otras cosas, encontrar una reseña realizada por Leidy Johana Mejía, amiga de Carteros de la noche, en la que plantea una interesante mirada sobre las primeras versiones de Tumbaga. De la misma manera, en la edición No. 9 de la revista https://issuu.com/carterosdelanoche/ docs/carteros_9_2, podrán conocer l@s invitad@s, expresiones artísticas y conversaciones que se realizaron en la atípica celebración No. 5 de Tumbaga, que tuvo como escenario las redes sociales y la virtualidad por encontrarnos en aislamiento social en época de pandemia. Para cerrar, queremos invitarles a que nos sigan en todas nuestras redes sociales para que estén pendientes de las diversas ofertas culturales que nuestra fundación gestiona. Puedes conocer los detalles y la memoria fotográfica y fílmica de la fiesta, en la página web https://www. carterosdelanoche.com, donde además podrás conocer algunos momentos previos a la gran celebración de la memoria Quimbaya. Conjuro, revista cultural, ha sido también una escenario en que contamos y contextualizamos a nuestros lectore@s sobre las preguntas que Tumbaga intenta responder en cada versión.

Manuela Muriel

En la edición No. 8 de Conjuro https://issuu.com/ carterosdelanoche/docs/conjuro_8, podrán encontrar F U N D A C I Ó N C U LT U R A L C A R T E R O S D E L A N O C H E / C O N J U R O 10

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fotografìa: Daniel Vejarano

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