issn: 2500-6754
QUIMBAYA, QUINDÍO, COLOMBIA.
FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
JULIO 2020
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QU IM BAYA, QU INDÍO, COLOM BIA.
EDICIÓN NÚMERO 07 JUL IO, 2020 QUIMBAYA , QUINDÍO, COL OMBI A . EDI T ORI A L : FUNDACIÓN CULT URAL CART EROS DE LA NOCHE IM AGEN P OR TA DA : LEO VÁSQUEZ F O T OGR A F Í A CON T R A P OR TA DA : LEO VÁSQUEZ IM ÁGENE S IN T ERIORES: JULIÁN F. ÁVILA LEO VÁSQUEZ ANDRÉS CIFUEN T ES
DIREC T OR: LAGAR COORDIN A DOR A GENER A L : NINI JOHANA OSPINA LOAIZA DISEÑO Y DI AGR A M ACIÓN: ANDRÉS FELIPE CIFUEN T ES RE V ISIÓN DE ES T IL O: LISA COLORADO JULIÁN FELIPE ÁVILA AGUILAR EQUIP O EDI T ORI A L : JHONAT HAN E. VILLEGAS B. JOHN JAIRO OSORIO GIRALDO LISA COLORADO NINI JOHANA OSPINA LOAIZA JULIÁN FELIPE ÁVILA AGUILAR LAGAR
PERIODICIDA D: SEMEST RAL DOMICIL IO: CALLE 15 NO. 3-23. 2 PISO QUIMBAYA QUINDÍO COLOMBIA T EL ÉF ONO: 312 897 8185 - 313 689 7079 EM A IL : CART EROSDELANOCHE@GMAIL.COM CONJUROREVISTACULT URAL@GMAIL.COM www.carterosdelanoche.com
“ESTA PUBLICACIÓN ES PRODUCTO DEL ESFUERZO DE DIVERSOS ART ISTAS, GESTORES CULT URALES, EN T IDADES Y ORGANIZACIONES, QUE APUESTAN POR ESCAPARSE DE LO COT IDIANO Y VEN EN EL ART E Y LA CULT URA LA POSIBILIDAD DE T RANSFORMAR EL M UNDO. A T ODE S, GR ACI A S.”
@ CA R T ERO SDEL A NOCHE FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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CONTENIDO: EDI T ORI A L POR: CART EROS DE LA NOCHE
T E AT RO INSPIR ACIÓN URBA N A POR: MART ÍN BOLÍVAR FLÓREZ
P OESÍ A POR: MARISOL VERA GUERRA Y ÁNGELA ACERO
CON T R A P UN T O SEGUIR GIR A NDO POR:LEO VÁSQUEZ
CUEN T O CUEN T O S EN CUA REN T EN A POR: RODOLFO CELIS, JOSÉ JOAQUÍN CUENCA, MÓNICA TAT IANA JARA, LILIANA MORENO MART ÍNEZ
PERF ORM A NCE PA IS A JE DEL CUERP O OLV IDO Y MEMORI A POR: JHOAN MANUEL OSPINA HERNÁNDEZ Y LWDIN DAVID FRANCO.
MÚSICA S ONOR A M A L E VA POR: PABLO VÉLEZ
DA NZ A COMPA ÑÍ A DE DA NZ A CON T EMP OR Á NE A EU T OPÍ A POR: ERIKA SÁNCHEZ GUISAO
A MBIEN T E /CIENCI A L A CONSERVACIÓN EN EL QUINDÍO POR: JHULYANA LÓPEZ-CARO. CINE UN A NECESIDA D BÁ SICA POR: LIZ MARIANA RAIGOSA FLÓREZ A R T E URBA NO/ MUR A L ISMO A L K A L A R T E, L A O T R A CA R A DEL ES T IGM A POR: LUISA MARÍA GU T IÉRREZ REST REPO
A R T I V ISMO DE MUSA S A A R T IS TA S: L EC T UR A F EMINIS TA DEL A R T E DESDE A RMENI A POR: YUKASA - CASA FEMINISTA T UMBAGA , ENCUEN T RO CON L A MEMORI A QUIMBAYA POR: EQUIPO T UMBAGA 2020
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EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL EDITORIAL 6AM: Soñé que era un niño de 33 años que vivía en el vientre de su madre: comía de ella, de la vivacidad de sus entrañas luminosas, alojado allí de forma parasitaria. Ella, la madre, pese a todo y sus bondades, me veía como un peso, una carga vertical, un augurio materializado tras el paso de cada año, el mantra de un desastre lento. 7AM: Otra vez me despierto con sueño, luego de un leve paseo con la muerte. Me desperté cansado, con ganas de vivir en otro presente, que sería, tal vez, lo mismo que no existir; y con un cansancio de años en el cuerpo, algo así como vivir vidas prehistóricas con todo y sus nostalgias, pesos y añoranzas, me muevo de forma torpe por la casa. No sé qué día es hoy. La habitación vuelve a llenarse de luz y no respiro. Un hielo interior me quema, empieza a crecer de nuevo en mis entrañas. 8AM: Desde mi cuarto lleno de luz, anclada a ondas encapsuladas, me pregunto qué hacer hoy, como si el día y la noche fueran un extenso vacío que busco llenar, y siento culpa por no hacer nada. Para lo que siento, no puedo articular lenguaje alguno. No hay palabras que llenen el vacío de lo que quiero decir. Sólo hastío, pensamientos desordenados, humo de cigarrillo, sabor amargo de café. 8.30AM: Compré una cafetera de 12 tazas, programable. Hago lo de siempre, el hábito que crea hábitos. Voy a la terraza, y me descubro echándole agua a las plantas. El mundo empieza a llover en algún lugar de mi cuerpo que se quedó por fuera de mí. 9AM: ¿Qué pasará bajo este mismo cielo que ahoga, que disemina las partículas que nos unían y ahora invaden los cuerpos distantes a través de satélites metálicos, de ondas ficticias, aparentes, de voz e imágenes fatídicas, de paisajes diferentes encapsulados en calles extensas, saturadamente vacías? 10AM: Página en blanco, mente en blanco; un cursor que titila sobre la pantalla. No hay palabras que llenen el vacío de lo que quiero decir. Por dentro todo suspendido, montañas invertidas de angustia, silencio ácido, rabia reprimida. De repente, “pendiente” es una montaña que se va desmoronando y yo me voy desmoronando con ella. Volví a renunciar a los pendientes y a repetirme que tengo un trabajo de mierda. ¿Por qué no hago otras cosas? Porque tengo miedo.
FOTO: LEO VÁSQUEZ
11AM: Veo la pantalla del celular con un poco de repugnancia. No sé si ahora mismo estoy vivo, entonces abro la ventana para consolarme: memes idiotas me anestesian el cerebro, la última payasada del presidente en televisión. FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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12PM: Pasaba y sigo pasando rápido las noticias, los titulares. La cotidianidad en la cuarentena fue darme cuenta de que me abrumo fácilmente y que todo me atraviesa la piel. 1PM: Pausa. No haré nada. No controlaré la hierba, dejaré que inunde cada espacio, que crezca disparatada, que copule con el cielo, que se enrede en el cemento, que brote frenética. Pausa. No me atormentará el día, pues aun siendo frágil no hay amenaza, no tengo que enfrentar el sol que quema en busca de agua, mis pies no se hunden en el encierro de cuatro paredes, no es mi sangre la que se derrama en la lucha, no es el hambre mi desvelo, no es mi montaña la que se viene encima, no es mi oscuridad la que se posa en la ventana. 2PM: La cotidianidad ahora es leer y comprar libros compulsivamente. Llorar mucho. Llorar. Saber que a veces no quiero regresar a la casa de la madre o de la abuela, aunque sí quiero estar con ellas. Querer ver a mi sobrino leer, preparar una pizza con él, hacerle muchas cosquillas. 4PM: Como a un vicio, vuelvo a la pantalla del celular: protestas en Bogotá alimentadas por el hambre, la masacre de ayer en el Cauca, miseria que ondea banderas rojas, un delito más en el enorme prontuario de éste cínico gobierno, la policía asesina otro joven en Colombia, el sistema de salud asesina a una mujer trans con VIH. Rabia, angustia, hastío, desespero. 6PM: Qué lejos están amigos míos. Qué oportuna lejanía en estos momentos aciagos, de ocaso… 8PM: Ocho en punto: “la hora del SOMA”, le digo yo. Un vecino se revienta los pulmones pegado a la vuvuzela, ese cuerno hipócrita de guerra; se le suman otras, una flauta aquí, un pito allá, una campana invisible en el parque de la fuente. Perros, muchos perros, tal vez los más honestos, y quién sabe cuántos aplausos; luces de celulares vienen y van, a lo lejos varias ventanas parpadean. ¿Aplauden lo que dice la televisión? ¿Aplauden a quién? Y si es esperanza verdadera, ¿acaso no está bienmantenerla? ¿Seré entonces demasiado mamerto, demasiado exclusivo y huevón? 9PM: No quiero saber más del mundo, no quiero que el confinamiento termine. Quiero quedarme encerrado en mi casa mientras sigo entrenándome para vivir pasivamente en esta dictadura y recordar, cada noche, que ahora encajo menos. 10PM: La ansiedad crece en un rincón de mi habitación y me canta canciones de cuna para adultos, para tranquilizarme. Quiero salir y tengo miedo; quiero protestar, pero solo posteo en redes sociales: es más fácil, más seguro, más taquillero. Sé que nada va a cambiar y maldigo mi existencia cínica y pesimista, porque sólo gente que tiene un refugio y la nevera llena y acceso a internet y a plataformas de streaming, como yo, puede desear que no se acabe la cuarentena. 11PM: Nada. No pasará nada.Todo seguirá igual, lamentablemente igual, dejando un vacío infeccioso en este bruto cuerpo… confinado arbitrariamente a no entender la corresponsabilidad con los otros, que ahora, con máscaras tapabocas, se hacen más frágiles.
FOTO: LEO VÁSQUEZ
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FOTO: JULIÁN ÁVILA FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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Mi padre me previene del coronavirus aunque le digo que tengo suficientes leucocitos y no he ido a China antes de cerrar la puerta del coche él me pone el kit salvador a la espalda: cubrebocas gel desinfectante una estampita para rezarle al santo de mi devoción no ve al verdadero enemigo el que escanea mi entrepierna el que ausculta mi axila recién afeitada el que revisa si tengo un pañuelo alrededor del cuello una píldora en la mano / muslos de antílope o guepardo listos para escapar y no se lo digo luego de subir mi valija al techo del mundo él se irá entre volutas de aire quisiera correr a abrazarlo como nunca corrí cuando era niña no lo hice tampoco al cumplir diecisiete y abordar un tren hacia el vacío ni las tres veces que lo cambié por otro hombre y fracasé miro las yemas del tiempo mis uñas mordidas lo entiendo llevo en el bolsillo mi pase de abordar mi navaja de explorador mi rayito de luna voy a volver, le digo cuida entre tanto a los nenes M E L A N C H O L Y esta noche ellos soñarán con abejas (me siento barro) desde un país lejano y papá no encenderá la televisión Cada ciudad tiene un sitio para matarse no hace falta los puentes son bien cotizados hace mucho hemos aprendido más si pasan encima a dormir bajo sábanas envenenadas de ríos que se llaman Carlos (así lo dijo el poeta sentado en su orilla) o si tienen el nombre de un presidente y te llevan entre las montañas Ciudad de México, o si cruzan el Gran Canal febrero de 2020 de un casco donde flota el tiempo a veces la oscura carpeta asfáltica una ventana con barrotes rotos el chorrito anegado por los rezos es el refugio exacto para el tedio el suicida nunca sentirá que la roca y el agua se olvidaron de él pero el suicida no sabe que si no va al puente aun así va a morir
Bogotá, Colombia, febrero de 2020
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V I S I Ó N E N M I F I E S T A D E C U M P L E A Ñ O S para Alfredo y Dolores y Rebecca
Ayer vi a la ternura y no la senté en mis piernas / desde hace más de un siglo nos quedó claro / nada puede hacerse contra el tedio: insaciable tarea de traficar espejismos la dejé recostada en el sofá con la mandíbula abierta (esa membrana rota entre los incisivos y un par de hoyuelos azules) mientras succionaba uno dos tres gusanos verdes alacranes la vi ahí como una mujer que acaba de cruzar un puente hacia el abismo como un hombre que hace mucho ha dejado de reconocer su rostro en la ventana como una estudiante que ensueña el futuro y solo halla un cargamento de pólvora yo había estado caminando sobre agujas mirando un cielo sin pájaros sin fuegos de ocaso sin fragor de tambores y conocí la palabra tantas veces negada a mis labios ahí estábamos las dos la ternura y la salvaje que a veces soy vomitando restos de plumas en la alfombra con la paciencia de un monje quise abrazar su pecho sacudirla hasta abrir sus alas ¿cómo espantar mi letargo? lo normal habría sido el sebo que disuelve arsénico bajo la lengua pero ella estaba tan cerca y era tan mía y era mi madre un Virgilio andrógino bajo las puertas córneas del sueño San Antonio, EE. UU, septiembre de 2019
G U Í A P A R A A B O R D A R U N A V I Ó N E N P A R Í S Ubica en un mapamundi el tren de asientos rojos: lo verdadero es el color en tu cabeza / la textura de las luces en el Charles de Gaulle aéroport Camina sin pisar los pliegues de tu sombra como si entendieras el ritmo de la lluvia Memoriza dos o tres palabras donde se arrastre un animal azul atterrissage passager por ningún motivo preguntes la hora pensarán que eres demasiado torpe / un poco vulgar Aprende a correr como rarámuri y a serenarte como Sokushinbutsu aunque no tan descalzo ni tan ascético Mira las pantallas / no dejes de mirar las pantallas son más confiables que la lotería más lúcidas que los monjes y los publicistas Recuerda: no todas las lenguas romances son livianas y amigables algunas tienen demasiadas erres o les sobra cortesía No beses la boina de las sobrecargo ni los botones del piloto Déjate ir hacia las nubes en un perfume de turbulencias Y cuando llegue la hora de tumbar las bandas amarillas ¡hazlo sin piedad! abre la boca grande / (hiper)ventila El avión no se irá sin ti París, Francia, marzo de 2019
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H I P Ó D R O M O
Esta noche espío a mi cuerpo y me deleito en la negrura como las yeguas cuando persiguen su propia sombra en la arena a veces me hace bien (sabes) inyectarme un poco de veneno igual que una vacuna así en el labio superior en la vena cava o en los poros de la nariz luego tomo la estopa me sacudo limpio los rastros de sangre y sigo un pie y otro pie hasta la línea que corta el horizonte: es un buen escudo contra los trenes una manera más sutil de adulterio en la que soy yo misma el jinete y el caballo que cae a media pista con el cuello destrozado y se levanta para avanzar un tramo rodar de nuevo avanzar hacia ningún lado no importa ¿entiendes? fui hecha para incendiar muros para sacar chispas a las rieles (aun en esta hora en la que todos somos tolvanera) con mis manos que pulen el fuego Tampico, México, diciembre de 2018
Marisol Vera Guerra.
Maestra en ciencias de la educación y la comunicación, psicóloga, escritora y editora mexicana. veraguerra07@gmail.com www.mujerespejo.blogspot.com https://www.instagram.com/veraguerra07/
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DIAGNÓSTICO Todo indica que fue una infección, de humanos, de tristeza, de mundo Tuve una fiebre por ausencia a 39 grados de familia, 38 y medio de poesía Tuve estornudos y mares, seguidos de dolor de alma. Tan sólo tuve lucidez para pensar en la poca lucidez de esta humanidad que no se salva ni por mérito, ni por nombre, ni por ansias ni por futuro, ni por infancias, ni por oraciones, ni por salvaciones, ni por búsquedas en otros planetas, ni siquiera por error se salva Fue una infección de salvajismo, una falta de aire, una sola falta de todo. Todo indica que fue una infección, un virus televisivo que carcomía las esperanzas en las fronteras de mi patria. Me vi en el espejo contracturado de mis 33 insomnios con 39 grados de discontinuidad. me descontrolé en escalofríos que susurraban cuerpos arrojados al mar, como si fueran moneditas sin valor de un deseo maldito, como si fueran basuritas arrojadas a una fuente que no aparece en ninguna postal de coleccionista. Abrí y despegué mis pestañas mientras la fiebre se quedaba en la almohada a 39 grados de familia y 38 y medio de dolor de mundo. El malestar siguió deambulando en mis pañuelitos de bolsillo -que por suerte, son descartablesDe: Dos días después de vos.
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Que vengan, todos, de a uno, de a dos me da igual, pero que vengan... Que vengan los milicos, los dictadores, los demoledores de ideologías, los conspiradores contra besos, los incrédulos, los apóstatas de la vida... Que vengan todos, con sus pastillas, sus religiones, sus versiones, sus discursos, sus gritos, sus señas, sus bigotes, sus botas, sus legiones, sus apellidos... Que vengan todos a mirarme, a mentirme a decirme que la poesía no sirve, no es buena, no es fuerte, no es invencible... Que vengan todos a desmentirme, a desvestirme o a hacerme llorar... Que vengan con sus fusiles, sus cuchillos, sus agujas a gritarme en el corazón que la poesía no es pertinente... ¿Qué saben? Acaso, ¿Qué saben? Que vengan, total para entonces yo seré libre y estaré viva caprichosamente abrazando el cielo que ellos nunca podrán tocar... De: Los peldaños de la inercia. Uniediciones, Bogotá, 2019
[ S i n
t í t u l o ]
La ciudad se insola de noche, hay tanto ruido, tanto grito, tanto asfalto, una madre tropieza y el llanto de su hijo asusta a los semáforos El insomnio parece una luz intermitente de un cruce caótico alguien retrocede, se persigna al compás de la cuarta ambulancia La ciudad se inmola en un silencio tan confuso, que nosotros, -sus hijossolo lloramos para asustar a la muerte. De: Los peldaños de la inercia. Uniediciones, Bogotá, 2019
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REQUILORIO Hace algún tiempo fui un gato, ronroneaba angustias al frente de la noche, caminaba en puntillas sobre la orilla del tiempo, me bebía la vida mientras calculaba el salto, maullaba una que otra premonición Hace algún tiempo, aprendí a cazar el alma en la limonada, Aseché en la letra, y en el track para el camino, Escalé otro árbol, musité otro libro olvidé que los mapas se leen al revés Caminé en contrasentido y me bañé de noche en un vodka sin hielo Hace bastante tiempo no divagaba sobre lágrimas, no dejaba huellas en ninguna playa, ni jugaba con la esfera que controla el equilibrio. Alucinaba en la promesa siguiente y me lamía las penas en una estación de autobús Sin sentirlo me fui enredando entre las burbujas, la risa de los niños, el saxofonista de la calle, la hierba de los buenos días, la caricia de las buenas noches la playa, los mapas, el vodka, la noche sin hielo, el track en el árbol, la orilla del salto, la letra inconclusa. Hubiera preferido seguir siendo un gato, Pero nunca aprendí a caer de pie. De Manecillas en estado alterado. Garcín Ediciones, Duitama. 2013
Ángela Acero Rodríguez Bogotá, 1981. Filósofa. Ha publicado los libros de poesía: Manecillas en estado alterado (2013), Dos días después de vos (2016), La Poetería (2018) y Los peldaños de la inercia (2019). mayolimbo@gmail.com https://www.facebook.com/mayolimbo
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FOTO: LEO VÁSQUEZ
ENTO CUENTO CUEN FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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vel cribe ordo 34
El capitan Pavel Dobrovolski escribe en su diario a bordo de un tanque T34 Por: Rodolfo Celis
Kursk, 14 de junio de 1943 Esta madrugada un sapo me hizo llorar. Bajé a buscar un poco de agua al estanque. Una claridad de zanahorias se vertía por el oriente. Todo era tan silencioso. Hace una semana le temo al silencio. Cuanto más silencio, más tensión, más frenesí. Entonces, un sapo croó con fuerza junto al pozo. Lo iluminé con la linterna. El sapo seguía croando. Le dije cállate, asqueroso, pero el sapo me ignoró. Entonaba sin duda un canto de amor. Algo decía en idioma batracio. Qué tipo de canción era esa. Qué decía de nosotros. Recordé un verso de Whitman. No pensé en Pushkin, ni en Maiakovski. Pensé en el gran cabronazo de barba blanca. En sus hojas de hierba que no son menos que el trabajo de las estrellas. Recordé que la hormiga y la rana y el ratón son perfectos y que mis articulaciones avergüenzan a las máquinas. En estos días de horrores se proscribe toda poesía. Nadie cante como él cantaba. Ni siquiera tú, sapito mío. Cuando todos dicen mata, aniquila, extermina, el viejo marica celebra la vida, se canta a sí mismo y canta a cada gramo de arena que pisan sus sandalias. Ahí, pensando al padre espiritual de América, lloré como un crío, con unas lágrimas fangosas y redondas. Lloré por mí, por la patria de los muertos y por este cementerio de los vivos. Lloraba por Whitman, por la poesía, por este bípedo implume que es el hombre, la jodida humanidad. Hace tiempo, cuando enseñaba filosofía en mi aldea, qué contento me hacía el triunfo de la razón, el imperio de la voluntad. Esos días era cartesiano, optimista, amaba a Spinoza, creía en la necesidad de la historia. Habría dado mis manos por el futuro que arábamos. La vida era una muchacha que reía coqueta en un campo de girasoles. ¡Qué infinitamente superior a los sapos, a los ratones, a las laboriosas hormigas! Pero esta mañana Whitman y el sapo, el sapo y Whitman. Qué es esta metafísica de la muerte y cuán sencilla es la vida. He bebido el agua del pozo y en el agua del pozo mojé mis lágrimas. Nadie me ha visto. Sólo ese sapo que croaba para alguna hembra ignota, silenciosa. Pensé que ya no quedaba otra vida sobre la tierra, excepto los gusanos regordetes y peludos. Quizá no había ninguna señora sapa. Tal vez estaba muerta. Dios mío, aquello no era un ritual de apareamiento. Ninguna serenata. Era un réquiem por todos los difuntos, por los suyos y los míos y los nuestros. Él cantaba para mí porque sabía que estábamos solos en el mundo. Dos almas penitentes conocedoras de las llamas. Los libros de historia dirán que un día, dos días, siete días, destrabamos las puertas del infierno. Contarán del olor que expide el acero derretido y de la muerte bailando con un vestido rojo. Quizá contabilicen uno a uno todos los huesos de los difuntos y digan que éramos obreros y luchábamos por nuestros hijos no nacidos. Tal vez no exista Kursk, como no existen Troya ni Cartago. ¿Qué diablos es Kursk, preguntarán los escolares? Si pudiera decirles, ay, si pudiera. Kursk son estas lágrimas y los setenta y seis milímetros de mi cañón. Las nubes de humo, el chillido fantasmal de las katiuskas, el lugar donde van a morir los elefantes. Kursk es, sobre todas las cosas, el canto fúnebre de un sapo a la madrugada.
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El Dob en s de u
F OTO: J H OY M A N B E D OYA
Su mamá nos va a matar Por: José Joaquín Cuenca
A uno lo mandan con tranquilidad por un kilo de arroz, un kilo de papa, un kilo de carne sangrienta y no hay mayor inconveniente. Un kilo. Un kilo de marihuana es ya otra cosa. Un kilo de marihuana. Me habían estado esperando con ese recado. Había quedado de llegar a la casa de un amigo de la universidad que iba a estar solo el fin de semana. Únicamente un par de perros, tesoro eterno de doña Aurora, vieja querida. Los dos perritos eran en realidad un par de pulgosos que hacían parte de la misma familia. La perrita, a la que le decíamos con afecto la Pulgui, era una criollita cruzada de un Schnauzer y algún criollo del barrio que debió haber sido café y peludo. Deme un café que no sabe por la que pasé, deme un puto tinto cargado y a la próxima yo no vuelvo a ir, que vaya otro. Me desmayé y todo, maricón. El otro perrito era su hijo, no el hijo de doña Aurora, no Camilo, mi amigo, sino el hijo de la perrita, de la Pulgui (que mote más bobo). Era todavía un cachorrito. Lo habían dejado como el último de la camada porque era divertido el perrito y querían conservar uno. ¿Cómo era que le decíamos al canchoso? El maldito perro era hermoso. Una coquetería de juguetón intenso. Un chiquitico que no me dejaba en paz. El perrito me quería y yo intenté quedármelo unos días antes de que se acabaran todos los cachorros. Mi mamá no me dejó y yo ya lo sabía, ella quería a los perros, pero no tanto como para tener uno en la casa, igual el palo no estaba pa’ cucharas.
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¿Qué les estaba contando? ¿Del tinto? ¿De los perritos? ¿De la marihuana? Ah sí. Bueno, a ver cómo es que fue. La idea era vender marihuana en la universidad. La mayoría de los que vendían allá no eran estudiantes de esta y por eso les caían fácil los de Seguridad. Después de que acabaron el Cartucho muchos dealers fueron a parar allá y en la Universidad había infiltrados de todo lado. Con la excusa de las drogas metieron detectives del DAS, pero, esos pirobos estaban realmente buscando otra cosa. Bueno, otra vez me desvié. La marihuana. El caso es que sacaron a todo el mundo y ya no había quién vendiera, entonces decidimos correr el riesgo con unos amigos, venderle solo a conocidos y en los baños y, por eso, el puto kilo de bareta. El horno ya estaba caliente. La cocina era una pieza independiente de la casa y la separaba un pequeño patio, al aire libre, del resto de los cuartos. Llegó Vicente con una mezcla para hacer brownies y Eduardo con unos acetatos de hasta pa’ la mierda. Ese hijueputa era una verdadera discoteca. Dejamos todo así y nos fuimos a sacar a la Pulgui y al otro perrito. ¿Cómo es que se llamaba ese verriondo? De paso fuimos por unas polas, cigarros y un litro de Néctar. Regresamos y pusimos acetatos. Primero jazz, una versión de Nightcrawler del Montreux Festival. Un ensamble, una gonorrea, con Stan Getz en el saxo, Billy Cobham en los tarros, Eric Gale en las seis cuerdas, Bob James pegándole a los teclados y Hubert Laws soplando la flauta. Una mierda para volarse la cabeza. Unas cervezas, un porro y el horno ya estaba más que hirviendo. Preparamos el brownie entre todos, la mezcla normal. Después un buen trozo de alegría verde, sin tacañería, finalmente teníamos un kilo. La Pulgui le ladraba al cachorro porque a pesar de que ya tenía unos cinco meses, aún le buscaba las mamas. ¿Cómo es que se llamaba? La mezcla al molde y luego al horno. Nos metimos en el cuarto donde estaba el tocadiscos y destapamos más cerveza. Vicente no podía ver que no hubiera humo rotando y apenas veía que ya quedaba solo una pata, empezaba a enrollar otro. El cuarto estaba lleno de humo. Eduardo estaba más preocupado por la música que por otra cosa. En esos momentos todavía creía que tener acetatos era ser un anarquista. Camilo esperaba que no se le quemara la torta y yo consentía a la Pulgui y al cachorrito.
Después de no sé cuántos álbumes, y no sé cuántos porros, la torta estuvo. Cada uno se comió como tres pedazos y los bajamos con aguardiente. Cerramos la puerta del cuarto y mientras comíamos torta Vicente seguía armando porros. El cuarto estaba lleno de humo. A Eduardo le entró la obsesión por el rock progresivo y puso Tarkus de Emerson Lake and Palmer. A Camilo le entró la monchi y nos trajo comida a todos. No me acuerdo qué era, pero sí que sabía muy rico. Terminamos y bajamos la comida con guaro y con pola y con otro porro. Eduardo puso el Atom Heart Mother de Pink Floyd y yo subí a la Pulgui y al cachorro a la cama. Me recosté. Atom Heart Mother me puso los oídos sensibles y me profundicé mientras consentía a los perros. Cuando me desperté el tocadiscos no sonaba. No tenía ni idea de cuánto tiempo había pasado, pero aún era de noche y la luz del cuarto estaba prendida. Vicente estaba dormido en una silla. Eduardo estaba dormido junto al tocadiscos. Camilo estaba dormido tirado en el tapete y la Pulgui me lamía una mano. La consentí y consentí al cachorro. ¿Cómo putas se llamaba ese perro? Pero el perrito no hizo nada cuando yo lo consentí. Siempre que yo lo consentía el maldito cachorro se estremecía de placer, y de amor, y esta vez no había hecho nada. Entonces le alcé una pata y se la solté y esta cayó como piedra y “marica, no me haga esto”, le jalé la cola y no hizo nada. Maricas, vengan güevones, el perro. Camilo reaccionó. Maricas, el perro. Eduardo y Vicente se pararon. Y me empezaron a salir lágrimas. Maricas, matamos el perro. Le abrí un ojo lo tenía perdido. ¡Jueputa!, matamos al perro. Entonces lo alcé y vi la culpa y la rabia y la tristeza, en la cara de todos y sacudí al perro, no quería destrozar su cuerpo, quería traer del más allá a ese perro. Lo sacudí con fuerzas y soltó un guaaaauuuuu, que tenía la pereza del universo concentrada en él. Creí que era una alucinación mía y volví a sacudirlo y volvió a lanzar una expresión de pereza que me devolvió el alma al cuerpo. Lo desperté con lágrimas de júbilo y grité ¡Marica perro, no se profundice tanto! Lo llevé al patio y empezamos a jugar con un palo. Vicente empezó a pegar un porro. A Eduardo le dio por la cumbia y puso La Subienda de Gabriel Romero. Camilo me trajo un guaro y me dio a entender, mientras brindábamos, que si a ese perro le hubiera pasado algo, doña Aurora nos hubiera matado. La Pulgui le ladraba al cachorro y las estrellas, frías en la distancia, lo contemplaban todo sin titilar.
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SPor:P Mónica A C ETatiana I MJaraP A C T
FOTO: LEO VÁSQUEZ
I Una noche salvé al mundo. Mis padres no se enteraron. Una amenaza alienígena interrumpía mi tranquilidad. Me oculté bajo las cobijas. El mundo no debía perecer. Así que no lo dudé, me enlisté en la batalla. Abordé la nave con rumbo hacia el universo exterior. Empecé a disparar. Muchas veces me mataron. Pero el tiempo y el espacio, incluso la vida, en esta dimensión ofrecen otras, tantas oportunidades. Y reviví. El riesgo era inminente. Calculé las debilidades del contrincante, calenté mis manos, de nuevo en primera fila. Permanecí en silencio. La nave enemiga apareció y vencí. Fui cautelosa y veloz. II Salto. Disparo. Ti ti ti tic. Salto. Disparo. Ti ti ti tic. (Léase con tono dactiloscópico) Imposible abandonar la misión. Algunos animales se han unido al enemigo. Enfrento una zarigüeya deforme. Le doy con todo. Tititititi tic. Hace calor. ¡Meidei! ¡Meidei! ¡May day! Batería baja. En la otra habitación mis padres duermen. Sigilosamente, me escurro de la cama. Contemplo las formas de los objetos en la oscuridad. Un destello se cuela entre el borde de la cortina y la ventana. ¡Allí está! III El universo se oscurece. Hay grietas peligrosas. Espacio poco conocido. Repito: espacio poco conocido. Ardor en los ojos. Me atacan gusanos electrónicos. Vuelo de arriba a abajo. De abajo a arriba. Una lluvia de meteoritos. No puedo fallar. Disparo. Tititititi tic – Tititititi tic - Tititititi tic. La vida. Una vida. Una pata. Dos patas. Un brazo. Tres brazos. Seis brazos. Un pulpo. Un pulpo con un ojo enorme en medio de su cuerpo. Una monstruosidad. El pulpo se mueve con velocidad. Ataco el ojo. Directo al ojo. Persisto. Me duelen los dedos. Hace mucho calor. Tititititi tititititi titititititi. Desfallece. Una explosión. Mi nave avanza: Titiriti titi. (Léase con tono ganador) ¡Fin! Puntaje Máximo: 9925. Yo salvé al mundo con un Nokia 1100. Supérela. FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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Ter tu lia
Hilo. Eso fuiste. Hilo sobre tela cruda, tersa, limpia. Contorsión de algodón, una hebra con ganas de saltar, salir, escapar. Una figura a media línea, inicio de puntada, aún sin voluntad, forma, color. Fuiste presencia ausente, a medio hacer, a medio imaginar, a medio sentir. Presagio, presentimiento, premonición. Detrás de la ventana habías pasado sin pasar. Habías corrido sin abrir los ojos, sin haber aprendido a caminar, sin haber nacido. Luego te fuiste haciendo, llenando, armando, puntada a puntada. Medio hecha, medio vida, y al mismo tiempo, medio muerta, sin reflejos, sin destellos de luz. La cola estaba sin terminar y ya tenías un collar negro con taches rosa. Y las orejitas paraditas, bien paraditas, como amarradas de los dedos de un gigante niño.
Por: Liliana Moreno Martínez
Tus dos patas traseras eran una sola masa, nada, nada de nada. Aún no tenías manchas, ni rayas, ni garras. Eras tan solo una adivinanza que no se adivina, incompleta, imprecisa. Entiende. No es que no te haya querido, porque te quise sin quererte o como sin querer queriendo, gata mía. Es que no sabía de tu existencia de canasto. No sabía que hacías parte de mi vida sin serlo. Yo sólo te encontré, una tarde, en aquel museo.
Cuando estuviste completa hicimos una fiesta, invitamos a los gatos de la cuadra y a los ratones, tan aburridos los ratones que siempre están haciendo de las suyas. Naturaleza sabia. Sabia de qué. Ese día te brilló el pelo y tenías completa la geografía de tus valles y montañas. Te levantaste de la superficie clara, brincaste del círculo de madera y te fuiste detrás de una mosca grande, verde, ruidosa. De esas que tanto te gustan atrapar. Un frasco lleno tengo para ti en la alacena. No huelen bien, ya no huelen bien, nunca han olido bien. Qué iban a oler bien esas porquerías que te gustaba comer.
Pasaron los días y parecías no una sino tres gatas de lo linda que te pusiste. Lo supe por tus ojos doblemente delineados intensidad-felina que dan miedo de lo hermosos que son, que eran, que fueron. Esa mañana mirabas por la ventana hacia el bosque en busca de toches, mirlas, copetones. Te instalaste justo allí, en el lugar de siempre, encima de los libros, al lado del florero, equilibrista, contorsionista, payasa. Y seguías su trayectoria con la cabeza y las antenas alerta, de un lado a otro, como una leona enjaulada. Y luego me miraste y me espanté y me
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alejé. Tenías el destello opaco, la mirada espesa, perdida. Esa tarde, como siempre, te abrí la puerta para que te fueras; para que caminaras entre los penachos de las zanahorias y las flores moradas de la papa. A perseguir ratones de campo como siempre imaginé que hacías, a cazar mariposas, polillas, cucarrones. Te fuiste corriendo y negué ese gesto que hiciste con la cola y que sólo meses después comprendí. Te busqué durante 99 días. Soñé que te habías enredado en una pelea de perros y que te habías ido a morir al río, que eras Ofelia, acostada toda llena de flores con las patas hacia la luna. Los primeros días tapicé el pueblo con carteles, pregunté a los vecinos, a la policía (tan idiota, qué van a saber ellos de gatas perdidas, de perros muertos, de pájaros ahogados). Grité tu nombre a la noche, a los campos, a los cultivos, a la sombra de los árboles. Hasta que un día encontré un indicio de ti, una huella y otra y otra y otra y caminé y caminé y caminé, tanto que yo misma era la noche a la que le había gritado, y tú estrella negra, chiquita, lejana. Y vi sobre el manto de yerba un destello, como tu mirada, y juré que sí, que tenías que ser tú y palpé con las yemas de los dedos, y hallé una punta, tal vez tu nariz o tu lengua que era tan delgada, tan fina, pero no podía ser ni lengua ni nariz, tal vez un pelo de tu cola, una pestaña, un bigote de tu barbilla. Y por miedo a perderte para siempre halé del pelo que no era pelo sino un hilo largo, interminable y yo seguía como una tonta halando de ese hilo como si estuvieras sosteniendo la otra punta, pero es mentira, debí saber que el hilo, ese hilo, sólo tenía una punta y era la que estaba entre mis dedos, y así no supe en qué momento te desbaraté completamente y lo supe porque en mi desesperación sentí bajo las yemas vértebras, articulaciones, cartílagos y colmillos. Y luego de acabar contigo, acabé con el pasto, con las piedras, con el río que dejó de sonar, con Raulito, el burro de la entrada de la finca, con las cercas y las lejas, con el portón de madera, con cada uno de los caminos. Con los árboles, los cultivos, las mariposas, las polillas, los cucarrones. Las flores moradas de la papa, los penachos de las zanahorias, con don Jorge (el de la tienda), con doña Aurita (la de las arepas), con todos los niños de la escuela (y con la escuela). Desbaraté la alcaldía, el consejo, la iglesia y la estación de policía (cosa que no me dolió). Mi propia casa, las moscas podridas del frasco, la ventana, todos los muebles, la ropa, lo que había en la nevera, lo que no había también se fue yendo, fue desapareciendo… Y cuando sólo quedaba yo y tu recuerdo de gata ahogada, huida, robada, las puntas de mis sandalias fueron descociéndose, hilachas de dedos, de codos, de ojos, los míos. Porque los tuyos, doblemente delineados intensidad-felina que dan miedo de lo hermosos que son, que eran, que fueron, quedaron prendidos en la tela limpia, tersa y cruda del bastidor.
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SICA MÚSICA MÚS FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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SONORA MALEVA
FOTO: ALEJANDRO SALGADO
Esta agrupación conformada por cinco quindianos surge hace poco más de tres años, en la ciudad de Bogotá, fusionando las herramientas que les brinda la experiencia musical a un grupo de amigos que comparten el interés por la creación y la exploración.
Daniela Hernández, Andrés Rodríguez, Pablo Vélez, Juan David Cifuentes y Camila Moreno se reúnen en un apartamento en el barrio la Soledad, cerca de la Universidad Nacional de Colombia, para recorrer los laberintos que habitan en sus mentes plagadas de sonoridades eclécticas y, en algunos momentos, contradictorias. En ese momento inició la primera etapa de búsqueda y experimentación de lo que hoy se conoce con el nombre de Sonora Maleva, dando pie al proceso de composición de sus primeras canciones con la simple intención de crear, sin mayores pretensiones.
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Después de pasar algunas semanas desarrollando un par de canciones, deciden grabar su primer trabajo en un formato de sesión en vivo, que fue elaborado en los estudios el Cinco, en una hermosa locación rural cerca al aeropuerto el Edén y cuyo ingeniero de captura y mezcla fue el músico e ingeniero de sonido Alejandro Marín (Marvin) radicado en Atlanta, Georgia, U.S.A. Alejandro aportó sus conocimientos sobre procesos de captura análoga, logrando plasmar la naturalidad y esencia de la propuesta musical de la banda; la sinergia generada, entre la banda y el equipo de producción, quedó retratada en dos canciones. De estas se destaca “Una señal”, pieza musical que fue incluida en el compilado binacional Puebla Ciudad Del Rock Conexión Colombia, en el que aparecen agrupaciones colombianas y mexicanas y que fue distribuido en diferentes festivales como el Vive Latino y otros destacados escenarios del país “manito”.
Luego de este periodo, la agrupación se reestructuró debido al retorno de tres de sus músicos al departamento del Quindío: Daniela, Andrés y Pablo se radican en Circasia dando pie a la entrada de Jairo Andrés Giraldo Flórez y Mateo Cárdenas, en la batería y la percusión menor respectivamente. De esta manera se consolida la alineación actual y se inicia la producción de su propuesta musical, que ha encontrado una interesante manera de fusionar géneros y atmósferas; que se convierten en un interesante diálogo entre la tradición y la modernidad, amalgamando diferentes vertientes relacionadas con la música vernácula, el folklore latinoamericano y las expresiones contemporáneas como el rock, el funk, la salsa y las nuevas músicas urbanas. Así, se ha generado una propuesta estética atrayente para un público amplio, que disfruta de este puente generacional y que ha empezado a congregarse en una tulpa cultural, alrededor del diálogo sonoro entablado por estos cinco músicos. Actualmente, se encuentran promocionando dos de sus nuevos sencillos, un video clip grabado en 4k dirigido por Ximena Salas, con la dirección de fotografía del argentino Ariel Gonzáles Amer y que hacen parte de una producción realizada por Sonora Maleva y el reconocido productor musical Jorge Holguín (Pingwy) Ártico records y de donde se desprenden dos canciones que pueden encontrarse en todas las plataformas digitales. Esta es una de las propuestas más frescas y destacables del departamento del Quindío en este momento.
Si quieren saber más de su música pueden encontrarlos y seguirlos como @SonoraMaleva y suscribirse a su canal de Youtube. SonoraMaleva@gmail.com Facebook: @SonoraMaleva Instagram: @SonoraMaleva Twitter: @SonoraMaleva1 Tel:3223775803 Whatsapp: +57 322 377 58 03
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FOTO: JULIÁN ÁVILA
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COMMUNITY ARTS RESIDENCY IN COLOMBIA QUIMBAYA OCTUBRE/NOVIEMBRE 2019 AUTOR: KEN WONG
LA CONSERVACIÓN EN EL
Quindio
En el Quindío los días son maravillosos. Las mañanas vienen cargadas de un clima perfecto, de bellos cánticos entonados por aves, del delicado aroma a café que se filtra por los poros de las habitaciones y el sol radiante que se asoma por las ventanas. Las tardes siempre están pintadas de tonos inigualables que te acarician el alma, llevándote a desear vivir un día más para poder volver a sentirlos. Las noches te deleitan con un hermoso espectáculo de estrellas que superan cualquier experiencia artificial, frente a una pantalla. Su ubicación geográfica, geología y características ambientales le permiten albergar una gran cantidad de especies de plantas y animales, que no cualquier lugar tiene la fortuna de poseer. Sin embargo, se considera que hace algunos años contábamos con una cobertura boscosa mucho mayor a la actual y esto se debe a que, con el pasar de los años, hemos ido cambiando el entorno a nuestros gustos y necesidades. Los sistemas naturales, al igual que cualquier otro sistema, funcionan gracias a la existencia de diferentes piezas (esenciales) que realizan tareas bastante específicas (tal y como lo hace una polea en un reloj). Por lo tanto, cuando modificamos el número de piezas o generamos variaciones de éstas, dentro de dicho sistema, hacemos que colapse y deje de funcionar. Es decir, cada vez que hacemos cosas como talar o quemar un bosque, cambiar la trayectoria de un río o introducir especies que no pertenecen a este bosque, estamos haciendo que dicho ecosistema empiece a perder partes vitales que lo componen y, por ende, comience a tener dificultades para mantenerse “estable”. El aumento de la población y la falta de educación ambiental hacen que crezca la contaminación, la demanda de recursos naturales y la pérdida de calidad de los
bosques Quindianos. En 1989 se registraban aproximadamente 453.000 habitantes y salió un reporte en el que se indicaba que solo quedaba el 30% de bosque natural (IGAC, 1989), ya que, en el resto del departamento se desarrollaban actividades agrícolas, pecuarias y forestales para abastecer las necesidades del pueblo. Actualmente, somos 509.640 habitantes y, a pesar de los esfuerzos que algunas personas, grupos y entidades han hecho para minimizar el daño ambiental en el que estamos sumergidos, pareciera que no es suficiente La gestión del territorio no es la mejor en el Departamento ni en el país. Las políticas ambientales son esenciales para la toma de decisiones; sin embargo, contamos con la mala suerte de tener políticas desactualizadas y con enormes vacíos. No basta con tener potencias mundiales indicándonos los pasos que deberíamos seguir para gestionar de forma “responsable” el territorio, preferimos hacernos “oídos sordos” y seguir cometiendo los mismos errores cometidos por otros países. Por lo tanto, uno de los efectos que tienen estos vacíos legales, y la falta de acción del gobierno, es el gran porcentaje del suelo que aún está siendo utilizado en actividades demasiado invasivas con la naturaleza, tales como la ganadería, la deforestación, los monocultivos y vertimientos irresponsables, que hacen que la calidad del suelo y de las aguas no evolucionen de forma positiva. El ecoturismo es una alternativa de actividad económica más amigable con el medio ambiente; sin embargo, puede ser un arma de doble filo. Darles el uso correcto a nuestros recursos naturales y poder utilizar correctamente el término servicio ecosistémico, requiere más que solo “buena intención”. Implica una actualización y mejora de las políticas que se poseen, una mejor inversión de dinero por parte de gobierno. Es necesario que se gestionen, adecuadamente, los permisos otorgados a las empresas que pretenden brindar este tipo de servicios, puesto que arrastrar ríos de gente hacia el bosque que nos queda también es una forma de perturbación. Por eso, se deberían implementar estudios preventivos para asegurar el bienestar de la fauna y flora asociada, ya que la zona en la que se está focalizando la actividad es la alta montaña y de allí es de donde nos abastecemos gran parte de los pueblos del departamento. La medida preventiva que ha tomado el gobierno ante la gran pérdida de bosque ha sido la compra de tierras, que son administradas por las corporaciones autónomas regionales, en nuestro caso la CRQ: entidad encargada de ejecutar las políticas, planes y programas nacionales en materia ambiental definidos por la ley aprobatoria del Plan Nacional de Desarrollo y del Plan Nacional de Inversiones o por el Ministerio de Medio Ambiente. Contamos con 54.563 hectáreas registradas y reportadas en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas y el Registro Único Nacional de Áreas Protegidas.
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Sin embargo, es muy poco el dinero destinado al seguimiento dichas tierras, por lo cual, aunque hay un bosque intentando resurgir, no se evidencia su evolución. Con esto no buscamos desmeritar lo que se hace, pero no está demás mencionar que son acciones cuyo impacto sólo sirve para decir que se está haciendo algo por la conservación, cuando realmente no se están tomando las medidas necesarias para controlar y recuperar el bosque perdido, ni invirtiendo el dinero en la investigación necesaria para realizar un buen plan de manejo.
Independientemente de lo que puedan hacer estos grupos, o entidades, una de las mejores formas de ayudar a esta causa es el reciclaje, algo tan simple como separar lo orgánico de inorgánico, el cartón del cristal, o al menos no tirar la basura en la calle. En el Quindío es necesario mejorar la educación ambiental y la concienciación sobre el valor del reciclaje y de no liberar especies exóticas en el ambiente. Así pues, es apremiante apoyar las iniciativas de pequeñas fundaciones, entidades y personas interesadas en la divulgación científica.
La Universidad del Quindío y los aportes que generan los centros y grupos de investigación asociados a esta juegan un rol bastante importante, puesto que crean una base que puede servir para la toma de decisiones a posteriori. La información sobre diversidad faunística o florística, brindada por los grupos adscritos al Centro de investigación de la Universidad del Quindío, es vital para saber a qué nos enfrentamos cuando se quiere recuperar un ecosistema. Estudios realizados por el grupo Evolución, Ecología y Conservación han permitido descubrir que el objetivo principal de los corredores biológicos, a saber, propiciar conectividad entre paisajes, ecosistemas y hábitats para asegurar el mantenimiento de la biodiversidad, puede estarse viendo afectado por las carreteras, o por el hecho de que durante años se pudieron llevar a cabo estimaciones de atropellamientos de fauna, posiblemente incorrecta. También, ha resaltado la importancia de conservar algunos tipos de cultivos o relictos boscosos inmersos en las áreas urbanas, debido a que ayudan a amortiguar la perturbación del hábitat natural en la fauna autóctona. Grupos como el Centro de Estudios de Alta Montaña, que busca herramientas para trabajar en pro de la conservación y el desarrollo sustentable de los sistemas de montaña, generan proyectos para documentar la biodiversidad de mamíferos de la montaña y desarrollar de planes de manejo que ayuden a enfrentar el cambio climático y proteger los Andes Centrales de Colombia.
En conclusión, se podría decir que hay un largo camino por recorrer al hablar sobre la conservación en el Quindío. Hay que trabajar desde lo básico, como intentar presionar a nuestro gobierno para que invierta más dinero en combatir la problemática, poniendo en marcha políticas medioambientales sensatas que eviten la sobreexplotación. Es más fácil gestionar desde el ámbito de la prevención que intervenir cuando ya solo queda intentar recuperar. recuperar. No esperamos a que nos aplique la frase: “nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde”.
Jhulyana López-Caro Bióloga e investigadora. Magister en Ecología, gestión y restauración del medio natural. Universidad de Barcelona, España. Caro.lopezjhulyana@gmail.com
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UNA NECESIDAD BÁSICA
El cine transita continuamente en la esfera elitista, se centra en la satisfacción de un público específico que se encuentra colonizado por las grandes compañías y ahora es visto, por dichas compañías, tan sólo como un producto de consumo. Según estadísticas, el género cinematográfico que más taquillas ha vendido durante los últimos años es el de acción, dejando en último puesto al “realidad”. La acción, la violencia y la pornografía son lo que mueve al cine actual, abandonando la noción sensible del arte que debe ser la característica principal de la imagen. Es cierto que las personas pueden alejarse a través del cine de los asuntos reales que afectan su entorno, pero se han alejado por completo de temas que deben ser tratados para dar solución a las problemáticas que afectan a sus propias comunidades. El cine es el mejor lenguaje para transmitir ideas al público, a las personas, sin importar su estrato social, o su edad, quienes están capacitadas para interpretar lo que propone un autor en una pieza audiovisual. En este territorio
es necesario brindar una perspectiva que lleve a comprender las distintas maneras de habitar, de concebir los espacios, cuerpos e ideales. La conclusión a la que uno llegaría es que hay que incitar a la gente a acudir a las salas de cine, aunque surge la preocupación generada por las nuevas plataformas que se apoderan del público. Dice Jesús Mota, pensando la sala de cine como el único lugar apropiado para visualizar una película: “Dentro de pocos años desaparecerán los cines del centro de las ciudades y el cine acabará viéndose en la esfera del reloj de muñeca”. La verdadera intranquilidad que generan los nuevos medios para acceder a las producciones no es perder el espacio tradicional de visualización, es el dinero que el público dejará de entregar; además, ¿cómo se puede esperar que la gente acceda con regularidad a estos sitios si darse el gusto de ingresar a la sala, en un estreno, por ejemplo, y consumir lo que es ofrecido en estos espacios, cuesta aproximadamente lo que se gana una persona en un día de trabajo? Esto, en el contexto del Quindío, se hace más difícil, cuando este es uno de los
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departamentos con menor índice de empleos en el país y con mayores tasas de suicidio que, posiblemente, pueden estar relacionados al distanciamiento que crea la sociedad dentro de las familias. ¿Puede el cine de alguna manera aportar a disminuir estos factores dañinos? Esta es una pregunta que surge con frecuencia. Se hace necesario salvar el cine independiente, opacado por estas grandes empresas que afectan la circulación del arte cinematográfico. Hoy día existen lugares que intentan crear lazos entre la comunidad de esta misma región para construir espacios de apreciación, pero se busca también la generación de espacios que inciten a la creación, que giren en torno al cine, que involucren a quienes son invisibilizados y produzcan sobre estas comunidades que habitan las calles, que buscan una manera de crecer de manera personal y de hacer crecer a sus familias. Porque la manera más práctica para dar cambios desde la mirada que me pertenece es hablando de lo propio, creando desde donde surgen los problemas, para estas mismas personas involucradas y, si es posible, para otros que se enfrentan a presentes parecidos.
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LIZ MARIANA RAIGOSA FLÓREZ Estudiante de artes visuales lizmariana1727@gmail.com
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“Alcalá lugar querido, sitio hermoso” así reza el himno de un territorio que se ha visto atravesado por la fuerza de la violencia pero que ha conseguido resurgir como el fénix de su contexto, y que, al igual que esta ave, ha buscado anunciar la buena nueva en los cambios que el pueblo cruza dentro de la cultura y la participación de sus habitantes. La pintura, la imagen y el festival se han convertido en los intermediarios para lograr la unión de residentes que buscan la belleza de sus calles y muros que en algún momento se encontraban olvidados por los mismos. El festival Alkalarte, como movimiento
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cultural, pretende expresar las emociones de un colectivo con pensamiento crítico, político y formativo; al igual que los artistas que nos visitan, compartimos una ideología en la que la trascendencia de la historia nos permite transmutar con “latas” aquella carga que el pueblo ha tenido durante tanto tiempo y es allí donde la fábula se transforma, cuando se unta de la energía de la bulla, la algarabía, la música, la danza, los cuentos, los acercamientos a la pintura con los niños del municipio, cuando las donaciones de los oriundos se hacen visibles desde la moneda más pequeña hasta las ofrendas económicas más grandes. Alkalarte parte del principio del amor por el lugar que vio nacer tantas generaciones, al
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que los cantos de su abuelo samán se sienten vibrar en cada cuerda de guitarra, en las notas conjuradas por sus compositores locales, en fin, un lugar que permite al caminante abrir los ojos a un contexto que no era cotidiano, pues cada año se alza la voz con pinturas, con sudor y en ocasiones lágrimas de un colectivo que trabaja por el embellecimiento de su terruño. “Alcalá lugar querido, sitio hermoso” donde nace la historia de un colectivo que quiere cambiar la carga violenta, cruenta y sangrienta que ha atravesado una historia y un pasado que se ha hecho presente. Alkalarte nace como fuerza solemne en respuesta a los atavíos que la vida, por alguna u otra razón, ha escogido para un territorio que goza de grandes hábitats, de veredas en las que el campesino recibe al forastero como si fuese oriundo de la misma; de dinteles de bahareque y guadua, donde reposa la matrona a conversar con la vecina. Alkalarte surge como una propuesta cultural al embellecimiento de las fachadas, donde el colectivo y la comunidad se han apropiado de un espacio que ha alcanzado grandes magnitudes. No sólo nace una propuesta artística y cultural, sino que nace una alianza con el pueblo, con el residente, con la educación y con la vida misma al momento de tomar un territorio y hacerlo florecer por medio de la pintura.
Alkalarte es la unión y la camaradería que un grupo de amigos soñó, en la que se han llevado a cabo propuestas de grandes formatos. También ha sido la posibilidad de imaginar que el pasado difícil de nuestro municipio se puede acabar y que la semilla que crece puede derribar los imaginarios construidos al dar a conocer posibilidades distintas a las que la televisión vende y las narconovelas nos hacen creer. Ha sido un espacio donde la música se arraiga, como la reivindicación cultural que Alcalá ha buscado por mucho tiempo. Es allí donde Alkalarte enfatiza y promueve las habilidades culturales de sus moradores. Esta iniciativa es importante en nuestro territorio y entre nuestra población porque cuenta, a través del arte, la cultura y la educación, una historia que nos ha atravesado por décadas y que ha construido tradición en sus habitantes. Pretende también resolver problemas sociales que ha tenido nuestro municipio, de violencia y cultura para reconstruir espacios públicos que han sido mal utilizados socialmente y, con ellos, generar conciencia ambiental y evitar que estos lugares sigan siendo usados como depósitos de basuras, por ejemplo; para aprovechar nuestro territorio e incentivar a los pobladores a hacer parte de un proyecto social y educativo por medio del arte.
“Alcalá lugar querido, sitio hermoso” donde el visitante se vuelve habitante, donde el mundo camina un poco más lento, donde el humo de las grandes fábricas y empresas no tienen acceso, donde se respira ese “azul clarito” que el día nos ofrece, donde las noches calurosas permiten ver las estrellas y la luna un poco más cerquita de lo habitual. Sí, es Alcalá y Alkalarte la fuerza que surge, la magia que pinta y los designios que se sueñan a las vicisitudes que algunos imponen. Luisa María Gutiérrez Restrepo Licenciada en educación básica con énfasis en humanidades y lengua castellana. gumalu_1220@hotmail.com
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FOTOGRAFÍAS: ALKALARTE FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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INSPIRACIÓN URBANA En el corto tiempo que llevo, o llevamos, haciendo teatro en el grupo La Chaza, las personas varias veces nos han preguntado, ¿Qué es el teatro?, y nos hemos quedado mudos. Siendo aparentemente una pregunta fácil de solo cuatro palabras, nos enfría y en pocos segundos nos encontramos haciendo una autoevaluación de lo que creamos y presentamos. Es una pregunta pretenciosa, equivalente al famoso interrogante ¿quién soy? Después de un largo raciocinio, y esperando pues que este pensamiento no sea una copia inconsciente de todo lo que he escuchado, he llegado a la conclusión de que el teatro es la vida misma, o por lo menos, una representación limitada por el tiempo, donde la gente va a ver, escuchar y sentir una historia inspirada en lo que vivimos a diario. Se cambia el nombre de los personajes, los lugares, el espacio y para combatir la modorra creciente que se genera al sentarse como espectador en el mutismo de un teatro por una hora o más, nos aliamos con la imaginación para inventarnos un gato que habla y resuelve crucigramas o un soldado mutilado en estado de mendicidad, impostamos voces oblicuas, nos pintamos extravagancias en el cuerpo y probamos miles de ocurrencias más.
¿Y de dónde nos llega la inspiración? Es fácil: nos llega de la calle, de la urbe, de un lugar aquí o un lugar allá. El mundo es la más grande obra de teatro y las ciudades son el escenario perfecto, donde convivimos sin pausa millones de actores, actrices, técnicos, espectadores y directores; es un juego de intercambio de papeles constante: empezamos en la niñez, haciendo escuela, aprendiendo de varias técnicas, moldeando nuestros conceptos y por allá en la adolescencia nos estrenamos como directores de nuestras vidas, con el ego en las nubes y con la fascinación intacta, hasta que somos juzgados por el público y esto nos obliga a replantearnos una y mil vez veces… y así nos pasamos la vida. FOTO: MARTÍN BOLÍVAR FLÓREZ FU N DACIÓ N CU LT U R AL CART EROS DE LA N OCH E / CONJ URO 7
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FOTO: MARTÍN BOLÍVAR FLÓREZ
Hoy por ejemplo, me di a la tarea de corroborar lo que pienso y conscientemente, observando por la ventanilla del bus, aprecié la obra de 45 minutos que se presentó en la ciudad de Armenia, desde el mirador de la Secreta hasta el paradero del restaurante La Fogata. El acto lo abrió la musicalidad de los buses carcasaroja combinado con los gritos de un personaje de extraño acento que ofrecía puesto cómodos para llegar al centro. Una señora con un traje suave y elegante se sentó a mi lado, llevaba ella un collar de perlas blancas similar al que utilizo con el personaje de un obra (el teatro como la vida misma). Durante el recorrido, al interior del vehículo, se dividía la cosa: un par de actores hablaban de la situación del país, de un león enfermizo y del coronavirus; una actriz escuchaba en su teléfono cosas graciosas, me imagino, pues desprendía carcajadas y muecas espectaculares, toda una clase de clown gratuita. Y no faltó el drama del abuelito enfermo con cara de mártir y con la lágrima pegada al ojo, método Stanislavski diría yo. Afuera, la cosa era radiante en términos artísticos: centenares de colores en vestuarios, luces cambiantes, un montón de personajes con diferentes formas de caminar, expresarse y existir, diferentes ritmos y energías teatrales, entre muchas cosas más. Entonces, no se tendría que hablar de arte urbano para referirse a una representación planeada de teatro, música, pintura o poesía en algún parque o en alguna calle estrecha, pues considero que la sociedad como tal ya es una manifestación de muchas ideas, es la proeza de comunicar. Ahora bien, lo preocupante es cómo el sistema de vida que se viene desarrollando nos atrapa a todos en un mismo estilo o línea artística. Cada vez son más las reglas y personajes que limitan la diversidad en la
calle, como los papeles que intentan impedir el consumo de una cerveza o el esparcimiento de los jóvenes donde surge la creación de guiones filosóficos, generados en cualquier andén citadino, y que nada tienen que envidiarle a los mejores guiones de los mejores escritores. Quieren meterse hasta con la forma de caminar y con un susurro nos dicen “conserven su derecha”; quieren meterse hasta con la forma de hablar y con un anuncio de letras penetrantes nos informan “guarde silencio”; quieren meterse hasta con la forma de pensar y de la nada, un día, salimos amenazados en panfletos de grupos paramilitares. Quieren hacer del mundo una obra conservadora o mecánica, quieren, como dice la canción de Blades, “gente de rostros de poliéster que escuchan sin oír y miran sin ver”. Es por eso que desde Teatro La Chaza extendemos la invitación a volcarnos a las calles, a gritar arte, a pintar un mundo que se viene mecanizando, a luchar por las diferencias y a nunca perder la inspiración que nos puede regalar cualquier desconocido del bus, cualquier árbol en medio del cemento, cualquier vida urbana. Martín Bolívar Flórez Actor martinbolivarf@hotmail.com Conoce un poco más sobre el trabajo del grupo La Chaza en sus cuentas oficiales: YouTube @teatro_la_chaza Teatro La Chaza - Home Para leer mejor este artículo, recomendamos la película Synecdoche, New York - Trailer
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FOTO: LEO VÁSQUEZ
SEGUIR GIRANDO La cultura del skateboarding es solo una de las muchas subculturas sociales contemporáneas cuya filosofía se basa en la aspiración a la diversión y, además, en la necesidad de utilizar el espacio abierto en el contexto de la libertad de expresión. SEGUIR GIRANDO es un punto de vista de la comunidad del skateboarding, en el que se entiende la patineta como vehículo con el que eres tú mismo y buscas tu propia identidad con creatividad, teniendo como inspiraciones los mismos integrantes de la comunidad, música, arte, el entorno callejero y el natural.
Skateboarding como arte en movimiento: nos gusta patinar de manera totalmente libre, en todas partes y en todo momento. Ante el progreso que se presenta en forma de concreto, alzando cada vez más edificios y conquistando así la naturaleza, el skateboarding es una forma de ver la ciudad: de apropiársela y reinterpretarla. El skater no es un ser independiente de lo urbano, es alguien que se compromete con su entorno, lo reinventa y le da un nuevo uso. Leo Vásquez
Diseñador gráfico y fotógrafo leonardo.1017@hotmail.com
Conoce un poco más del trabajo de Leo Vásquez: Contacto Escuela de Fotografía - Expositor invitado Leo Vásquez “Seguir girando” Memorias sobre papel Leo Vásquez (@leo.vasquez)
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PAISAJES DEL CUERPO - OLVIDO Y MEMORIA
Del cuerpo para el cuerpo con el cuerpo Desde el cuerpo y hasta el cuerpo.
A n to n í n
A r t a u d
El paisaje no es una cosa dada, se trata de una relación subjetiva entre el hombre y el medio en el que vive, la cual se establece a través de la mirada. Y solo aparece en el ojo del habitante de la ciudad cuando, por primera vez, sale de la naturaleza y puede mirarla a la distancia. Por esto, según Regis Debray, “la ciudad es la condición necesaria para que aparezca el paisaje”. El Colectivo artístico tr3ce lunas se dedica a la investigación, reflexión y creación alrededor de temas relacionados con el cuerpo y sus formas de exhibición en el espacio público. Desde tr3ce lunas nos preguntamos, a través de la acción artística, sobre las maneras de habitar
de nuestras sociedades contemporáneas. Para ello nos valemos de medios como el happening y la performance, indagando en las maneras de uso de los espacios y los mobiliarios urbanos, por las nociones de público y privado y por las maneras de relacionarse de los individuos y grupos humanos; privilegiamos la acción colectiva y la participación activa del espectador, involucrándolo como actuante y potencial cocreador. Las creaciones del colectivo tienen la noción de pregunta, de la persistencia de la pregunta por la vida, por eso nos cuestionamos cómo hablar de “arte urbano, contextual y comunitario”,
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otorgándole al “cómo” el valor de lugar que anticipa el acto creativo y que siempre pone en juego al artista, al que solemos llamar a modo ritual “celebrante”. En los últimos años, los conceptos de urbano, contextual y comunitario en relación a la performance y su necesidad vital han tomado una popularidad e interés de un importante grupo de trabajos teóricos. También ha despertado la inquietud crítica de una nueva definición de lo político en el arte contemporáneo, que atrae la atención sobre su imperativo presencial, su necesidad de contacto, su construcción de sentidos múltiples desde la materialidad del cuerpo, siempre en un aquí y ahora. A partir de ahí, es en el individuo y su despliegue de lo cotidiano en donde subyace toda su extensión artística y aflora principalmente la idea de “performatividad”, idea en la que confluyen los tres conceptos ya mencionados, y sobre dicha perfomatividad se hace imperiosa la experiencia. El arte exige ser, entonces, una actividad de reunión en la que se comparten tiempo y espacio. La co-presencia de los cuerpos es su rasgo distintivo.
Nombrado así, el individuo no es un agente sino un “gesto” colectivo de nuestra contemporaneidad. Sabemos que el individuo es un gesto que asiste a nuestro tiempo, tiempo en el que, a pesar de proclamar la solidaridad como acción fundamental de la construcción y noción de colectivo o fuerza colectiva, sigue ausente en los seres que se conciben aún como partes independientes y no partes de una unidad interdependiente. De ahí que la infinita particularidad de las experiencias estéticas que cualquier observador del “arte” pueda tener, según la delicadeza particular de cada lectura, dan al acto creativo un rasgo único de imprevisibilidad. Tendremos en cuenta para nuestro caso que al interpretar el cotidiano (gentes que caminan de un lugar a otro, develando apenas atisbos de su realidad, gentes que llevan consigo, en silencio, realidades e historias por ser contadas), queremos decir que es el paisaje, como elemento de la cultura, el lugar donde puede suceder el arte y donde el acto creativo puede surgir. Asimismo, el arte funciona como mediador en nuestras maneras de relacionarnos con la naturaleza. Estas relaciones son de diversas índoles, pero los sistemas de poder señalan al arte, en su mayoría, como estrategia al servicio del discurso del progreso y del desarrollo económico. El paisaje no obedece a esas estrategias, por lo tanto, tampoco lo hace el acto creativo, la naturaleza-paisaje se concibe como una fuente de recursos que sobrepasan las necesidades humanas, y es precisamente en este lugar donde está el germen que el Colectivo tr3ce lunas quiere plantar, sembrar; ahí radica su gesto: transformar y cuestionar los actos que nombramos “cotidianos” para reestablecer su sentido primigenio.
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Basados en las estéticas decoloniales, el colectivo tr3ce lunas busca la no tan evidente necesidad de la memoria, fomentar el ejercicio de recordar a través del cuerpo para generar una suerte de microfísica que articule de manera muy precisa las relaciones entre lo visible y lo invisible, lo que se oculta y lo que se da a ver, lo que se puede decir o nombrar y lo que permanece en las penumbras del lenguaje. De esta forma, hay un efecto político en el “dar a ver” de la performance, puesto que logra recuperar imágenes, tradiciones, problemáticas, incluso sonidos perdidos u ocultos, y se da en el hecho mismo de la performance puesta en el paisaje. Más allá del “contenido” político de una producción artística, tr3ce lunas habla de los efectos políticos de la acción, de la capacidad del celebrante para organizar un campo de experiencias sensibles que afecten a quienes las perciben, reestructurando su relación con el poder-saber y, en definitiva, transformando su sentido de lo real. Es una responsabilidad ética y política que está en manos de los artistas y no solamente en el campo de la performance, que todo registro, imagen, sonido o palabra que se devele en el “cotidiano de los cotidianos” ofrezca la posibilidad de acceder a un universo de signos y símbolos que sobrepasen el nivel de lo evidente. Cuando el contexto es sobrepasado desde el acto sensible, es decir el acto creativo, podemos empezar a avizorar una redistribución de la sensibilidad, así se cuestionan las formas del percibir el sentido de “comunidad” y “comunitario”.
Estamos convencidos de que tenemos la posibilidad de arrojar nuevas luces y hacer de nuestra realidad un acontecimiento relevante, debemos aventurarnos a pensar en nuevas lecturas y miradas en relación a nuestro paisajecontexto, a hechos o personajes engarzados en la historia o la memoria, nuestra memoria, para hacer de ellas y con ellas nuevas configuraciones estéticas que extrapolen nuestras realidades existentes haciendo real las transformaciones del espectro sensorial. El arte hace largo tiempo se ha dedicado a esta tarea, pero es en la producción de la obra donde el celebrante halla una confluencia de imágenes y palabras del pasado transhistórico y transpersonal, en ese lugar donde hemos recuperado recuerdos, acontecimientos evocados, sonidos conjeturados, hechos sabidos, horrores intuidos, heridas no cicatrizadas, vidas perdidas, ignorancias infranqueables, y más. Lo hemos hecho con el ánimo de cultivar nuevas formas de hacer que neutralicen la repetición anodina, las historias oficiales y el avance del olvido, encontrar en la performance pura potencialidad. Porque, después de todo, no se trata de recuperar el pasado —como si eso fuera posible. En todo caso, a lo máximo que se puede aspirar es a conjurarlo desde el presente, desde el lugar que ocupa aquel que se da la tarea de invocarlo.
Jhoan Manuel Ospina Hernández
Actor, director, dramaturgo, gestor cultural Lwdin David Franco Artista plástico, actor y ceramista Creadores y directores de los proyectos “TRECE LUNAS” y del Centro Cultural “CASAPARTE” casapartearmenia@gmail.com
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COMPAÑÍA DE DANZA CONTEMPORÁNEA EUTOPÍA
Eutopía significa “un buen lugar”. Es un laboratorio del cuerpo, una búsqueda de nuevas posibilidades, desde la transgresión de diferentes cotidianidades que giran en torno a nuestros tiempos. La búsqueda del reconocimiento y reinterpretación de nuestro cuerpo y su acción en un tiempo y espacio, nos han llevado a preguntarnos si es posible experimentar, desde la esencia de cada uno, desde lo individual y lo colectivo. FOTO: SEBASTIÁN VILLEGAS A.
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La maestra alemana Pina Bausch dijo alguna vez: “No me interesa cómo se mueven las personas, sino qué les hace moverse”. Esta frase sirvió de inspiración para que, en junio del 2015, naciera, desde un profundo deseo de plantear nuevas propuestas dancísticas en nuestro municipio, este proceso de vida y experimentación llamado: Compañía de Danza Contemporánea Eutopía. Es necesario resaltar el aporte significativo de quienes fueron el inicio para nuestro caminar por los escenarios convencionales y no convencionales. Me refiero a las niñas y los niños de amigas, y conocidos, que por sus edades no eran permitidos en las escuelas de formación (quizás, por ser “tan pequeños” o porque tenían distintos intereses). Y por supuesto, de las madres y padres de familia que acolitaron esta locura de experimentar con el cuerpo, en explosiones creativas que consideramos acciones poéticas. Durante todo este tiempo, nos encaminamos a transformar nuestra cotidianidad desde y hacia la comunidad de la cual hacemos parte. Puesto que es un estilo que sólo se puede vivenciar y estudiar en grandes ciudades del país, tener una escuela en Quimbaya para niños, jóvenes y adultos es muy importante. En nuestro país, la danza ha sido, a la vez, una de las expresiones artísticas más acogidas y una de las más violentadas, ya sea por falta de información, poco apoyo institucional, político, económico, de formación e, incluso, por la propia comunidad.
En esa búsqueda, nos encontramos con el reto y nos encaminamos a construir el 1er y 2do Festival de Danza Contemporánea en el municipio. Decidimos hacer un evento municipal, dándole un componente de vida y amor a todo este proceso. Esto se logró gracias a diferentes agrupaciones, fundaciones, colectivos, estudiantes y padres de familia, que aportaron acompañando el proceso desde principio a fin, con una conexión de amistad y experiencias vividas. Es de mi más grande respeto y gusto mencionar aquí a algunos de ellos, como el Colectivo Equilibrio, dirigido por Gustavo Medina (Codirector de los festivales) y la Escuela de la Fraternidad del municipio de Quimbaya, orientada por Gladis Molina. En este mismo orden, hay que resaltar el importante aporte de la Fundación Cultural Carteros de la noche, el Club de Leones y el Centro Cultural de Artistas de Quimbaya, quienes facilitaron los espacios físicos para adelantar los procesos de formación y montaje con miras a los festivales.
Nos caracterizamos por querer buscar otras posibilidades de exploración dancística y su conjugación con el movimiento, el cuerpo y la danza. Nos entrenamos en la vivencia majestuosa, visibilizando problemáticas sociales, de construir, de danzar al planeta, a la vida, a la relación del cuerpo inspirados en textos poéticos. En la danza contemporánea se buscan unos acuerdos para la creación de formas particulares en la resignificación del cuerpo. Parafraseando a Ángel Ávila (2012), el cuerpo está presente, habla, se mueve y juega, experimenta y se conecta con otros por medio de la acción y las experiencias de vida; también desde la quietud, como un competente primordial de lo contemporáneo. Así mismo, dice Sara Fonseca: “El cuerpo es donde está la vida. Yo tengo dificultades en estar donde no está mi cuerpo”. Hago estas acotaciones porque los bailarines que habitamos este cuerpo presente, a veces, no nos encontramos del todo, en ciertas líneas de la danza, o no nos reconocemos en ciertas agrupaciones. Ya que hay cuestiones del interior que desean ser exploradas fuera de ellas. Por lo que también se intenta explorar el sentir y el habitar de los niños, jóvenes y adultos, a través de sensaciones y emociones en relación con su habitar.
FOTO: SEBASTIÁN VILLEGAS A.
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Bajo mi dirección artística, y la coordinación logística del gestor cultural Gustavo Medina, el primer festival se enfocó en visibilizar y resignificar la problemática social que ha vivido nuestro país, con los asesinatos y las desapariciones de nuestros líderes sociales. Una experiencia que nos marcó a todos quienes pudimos vivirla, tanto para celebrar la danza, como para hacer conciencia del territorio que habitamos. Ya que parte del sistema de este país no le interesa proteger personas que sacan sonrisas, que acuden a las necesidades de las poblaciones más vulnerables, defensores de sus comunidades, seres llenos de amor y solidaridad; habitantes firmes con su entorno, proponiendo el buen desarrollo de sus gentes, sin buscar una recompensa o un pago de millones de pesos. Es preocupante que se acabe con la memoria y las creencias de las comunidades indígenas, que se atente contra las comunidades campesinas y los grupos comunitarios, que han tenido que padecer por un sistema mal organizado.
FOTO: SEBASTIÁN VILLEGAS A.
Nuestro 2do festival habló de un tema que también nos compete como sociedad, como humanidad y es nuestro entorno natural. Lo diseñamos para darle un componente y un mensaje de conciencia hacia el cuidado del ambiente, su naturaleza y todo lo que la compone, para explicarle a la comunidad el gran valor significativo que tiene para la coexistencia de todos los que en ella habitamos. A través de la danza, hablamos del impacto que ha ocasionado el cambio climático, el mal uso de los recursos ecosistémicos, el aumento de las especies en extinción, la multiplicación de la basura, la reducción de los bosques, el consumo masivo, la contaminación del agua y mucho más. Nosotros, como sociedad, somos los causantes del desequilibrio entre la naturaleza y las especies; sobre todo, inconscientes con la vida. Pienso que la danza contemporánea se convierte en nuestra forma más real y sensitiva de comunicarnos desde nuestros sentires y pensares, a partir del movimiento, el tiempo y el espacio, en relación con los demás. En Eutopía el movimiento ayuda a descubrir otros universos que nos permiten entrar en experiencias de investigación y creación.
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FOTO: COLECTIVO MUJERES CREANDO
D e
m u s a s
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a r t i s t a s :
Lectura feminista del arte desde Armenia Somos una casa cultural y organización feminista ubicada en Armenia, Quindío, que desde finales del 2018 viene generando espacios y acciones para cuestionar las inconformidades, desventajas y violencias que hemos vivido durante años las mujeres*1. A partir de acciones directas que hemos generado, en espacios públicos, como la placita campesina o el CAM (zona habitada por mujeres trabajadoras sexuales, trans, comerciantes y habitantes de calle), hemos podido dejar plasmadas con jornadas de pintura, performance con artistas de la región e intervención del lugar, reflexiones en torno a debates sobre el desmonte de la maternidad obligatoria. Así mismo, hemos posicionado la defensa de nuestros derechos sexuales y nuestros derechos reproductivos en talleres, pelicharladas y debates políticos, con el objetivo de posicionar y comunicar el mensaje
colectivo de que nosotras somos dueñas de nuestro cuerpo y tenemos todas las capacidades para determinar lo que queremos para nuestras vidas. Estas acciones colectivas, y lecturas de contexto, desenmascaran la realidad que se esconde en lo cotidiano y la desigualdad social que existe en el ámbito laboral, económico, familiar, religioso, académico, dentro de un territorio que históricamente no acepta y ve con sospecha aquello que es diferente a la norma. Pudimos hacer evidente la homofobia y la misoginia incorporada de la ciudadanía cuyabra, durante la acción colectiva y performance “Mientras no les vea”2 de la Escuela Audiovisual de Mujeres LBTI Cine o Yuka, realizado en la Plaza de Bolívar de Armenia, donde irrumpimos con un elemento privado / íntimo - como es una cama- y con acciones de cuerpos de mujeres* en toda su
1- Con * nos referimos específicamente a mujeres sexualmente diversas o con identidades de género no normativas 2- ‘Mientras No Les Vea’ - Videoperformance disponible en: https://www.youtube.com/watch?v=Yt-2-RASC0E
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diversidad. Quisimos irrumpir en el espacio público, desde nuestra intimidad, para hacer evidente la existencia de vidas diversas que también conviven en este territorio, querámoslo o no. Como dice María Galindo3, “somos y hemos sido parte de los procesos sociales y políticos, regalando a las luchas creatividad y fuerzas expresivas” razones por las cuales mujeres*, amigas, artistas de la región y del país, jóvenes y de la vieja guardia, vemos la necesidad de crear red entre nosotras, pensándonos el contenido de las obras y el rol que, como artistas, ocupamos en distintos gremios y ventanas independientes. Las reflexiones propuestas giran en torno al papel que jugamos dentro del gremio artístico y que contribuye a la apertura de prácticas artísticas, con sentido crítico y perspectivas diversas en espacios no convencionales en los que queremos ser escuchadas. Del mismo modo, planeamos reflexiones en espacios públicos donde queremos ser visibles sin miedo. Impulsamos herramientas que influyen en la transformación de vidas en todo tipo de escenarios, con una mirada que, desde “la polémica”, incide en lxs artistas y obras que, hasta el momento, son para la contemplación y disfrute artístico. Nuestra apuesta y principal compromiso es seguir movilizando acciones y construyendo propuestas de difusión cultural, desde lo colectivo y participativo, que vayan más allá de lo comercial, bonito, estético y aceptable; que tengan en cuenta múltiples realidades de vida y que reconozcan el potencia de las expresiones diversas, en un entorno que aún es incapaz de aceptar y asumir la garantía y circulación de nuestros sentí-pensares como mujeres*, quienes tenemos mucho por decir.
Nos proponemos acabar con el pacto de silencio frente a las denuncias dentro producción de mujeres* artistas, no dejaremos que el miedo y el rechazo sigan poniendo en segundo plano lo social en el arte, así como nuestra visión y creación. Somos conscientes de las infinitas posibilidades creativas para borrar los límites impuestos, desde los prejuicios y expectativas sociales, a nuestros cuerpos y existencias. Propiciamos y posibilitamos, con nuestro quehacer, la ampliación de discursos que circulan y con los que habitamos este territorio.
“¿Las mujeres tienen que estar desnudas para entrar al Metropolitan Museum de NY? Menos del 4% de los artistas en la sección de arte moderno son mujeres, pero el 76% de los desnudos son de mujeres”
Es urgente que los museos, centros históricos, café-artes, facultades de arte, programas académicos de arte, casas culturales, cine clubs, institutos de artes, salas de exposición, talleres de arte, maestrxs y secretarías de cultura, transformen sus prácticas machistas contra las mujeres* artistas, pues, la creación, producción y difusión intelectual en relación a los hombres ha silenciado y vuelto difusa la información contextual de las obras de las pocas artistas que no se conocen de la región. Esto revela, una oferta cultural y una formación artística que, en general, no corrige la situación de desigualdad estructural relacionada con el comportamiento que tenemos ante el arte que nos venden hoy.
Conoce un poco más del trabajo de YUKASA en: Yukasa (@yukasafeminista) Instagram photos and videos Yukasa Feminista Yukasa - Home La imagen que abre este artículo pertenece a MUJERES CREANDO. Conoce un poco más sobre su trabajo en: MUJERES CREANDO YUKASA
Yinna Quiroga, Camila Gracia y Sara Rodas Dirección: Barrio Granada Kra 23C N°10-70 Armenia, Quindío Obra de Deborah Castillo4/ El secuestro de la ministra de Cultura
3- Activista boliviana, anarcofeminista, psicóloga, escritora y cofundadora del movimiento boliviano ‘Mujeres Creando’ 4- Artista Multidisciplinar Venezolana reconocida por sus obras irreverentes, intelectuales y viscerales relacionadas con hechos históricos, personajes épicos y políticos. 5- Guerrilla Girls: Colectivo artístico y anónimo de feministas y antirracistas de Estados Unidos.
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Este año celebramos la quinta edición de Tumbaga, encuentro con la memoria Quimbaya, memoria revolcada ahora por el Covid-19, que pone en evidencia la fragilidad de nuestra historia y la interrelación con la humanidad. El distanciamiento en medio de la pandemia para evitar ser contagiados, nos recuerda que vivimos en un siglo donde las nuevas tecnologías han sido protagonistas, y han transformado nuestra relación con los otros, ocasionando un distanciamiento con el hábitat, el desencuentro con nuestros vecinos, con nuestras familias, nuestros amigos…con nosotros mismos. El Covid-19 nos presenta una brecha más amplia, donde la virtualidad media entre la desolación y el individualismo. La identidad es mellada y sustituida por la indiferencia. A pesar de esta contingencia, Tumbaga ha iniciado hace más de dos meses, con la aleación de la Quimbaya actual, con su pasado colonizado y sus ancestros indígenas exterminados. Ha iniciado el escudriñamiento entre la tierra amarilla y negra, para reinterpretar sus legados antropológicos, patrimoniales, sus tradiciones, costumbres y saberes. Se ha trazado un propósito: destacar ¨la importancia del campo en la construcción de sociedad¨, pues mientras las ciudades están parcialmente detenidas, las campesinas y campesinos con su laboriosidad constante, dan ejemplo contundente de cómo se hace y cómo debe funcionar un país, sin detenerse en reparar en lo relegados, ultrajados y desprotegidos que están por los gobiernos indolentes que no quieren comprender ni reconocer la verdadera importancia del agro en las dinámicas de estabilidad social y económica que son un reclamo general de su pueblo. Ellos y ellas tienen la humilde virtud de cuidar y retoñar la tierra para que de ella se pueda cosechar conciencias, muestran la capacidad de compartir lo que tienen y producen para menguar y abastecer las despensas no solo de los más carentes sino también de los banqueros, de políticos corruptos, de la fuerza pública, de grupos armados ilegales y de ciudadanos indiferentes.
Campesinos y campesinas fortalecen en nosotros la creencia de que este país desigual cambiará y que por fin vociferaremos orgullosos, con la mano apretada a nuestro pecho que cesó la horrible noche y que la importancia de los campesinos y campesinas colombianas es inmarcesible ( jajajaja que utópica esta frase). Pero... ¿Qué es Tumbaga? nos preguntan casi siempre que hablamos de nuestro festival. Si se trata de un colombiano promedio, que ha ido por lo menos una vez al Museo del Oro en una excursión escolar o haciendo las veces de guía de una visita forastera, sabrá que tiene algo que ver con los indios, con la joyería. Si, en cambio, se trata de un guaquero paisa –o arqueólogo–, le dirá que es una aleación de oro y cobre (en mayor o menor proporción) que se encuentra en las tumbas de los indios (no tan) ricos –o en los ajuares funerarios de individuos con algún rango dentro de la jerarquía social (si es el arqueólogo el que habla)–. Para nosotros, los Carteros de la Noche, Tumbaga también surge de una pregunta: ¿Qué somos los quimbayunos? ¿Qué significa habitar un territorio que lleva el topónimo indígena de Quimbaya? Este festival, encuentro con la memoria de nuestros ancestros (los de antes y los de ahora), aflora de la necesidad de buscar respuestas para esas preguntas; de la necesidad de esculcar en la memoria e indagar en el pasado las claves de un presente confuso, que no terminamos de entender, pero al que nos aproximamos como quien se sumerge con un farol en la oscuridad y remueve la tierra en busca de raíces, o de guacas y encantos, que es lo más común en nuestra tierra. Simplemente por tercos, por contrarios, decidimos desde el 2016 abrirle espacio a Tumbaga, encuentro con la memoria Quimbaya, un festival para la confluencia de saberes, sabores, tradiciones, innovaciones, historias en el que buscamos reconstruir el espejo roto, las ruinas, las vasijas, los tiestos y las narigueras de nuestra identidad indígena, negra y campesina. Así empezó esta odisea que nos ha llevado a explorar la memoria cultural y el pasado arqueológico de nuestro territorio, incluyendo prácticas satanizadas como la guaquería, ligada a la colonización antioqueña en el Quindío, y casi que la única forma de conocer el pasado remoto de los antiguos habitantes de estas tierras, en un país donde se invierte excesivamente poco en ciencia e investigación social.
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Esos avatares nos han llevado a trasegar por nuestra diversidad ambiental, agrícola y ecológica, por nuestras cocinas tradicionales, por la arquitectura del bahareque y nuestro paisaje cultural (que no es únicamente cafetero, también hay potreros y cultivos de pino y aguacate Hass); por la presencia negra e indígena en nuestro territorio, por la soberanía alimentaria y la custodia de semillas, y por una amplísima gama de temas y debates que sería demasiado extenso enumerar aquí. Tumbaga se ha nutrido de esa variedad de matices que nos permiten tejer y desentramar ese lienzo complejo de identidades y manifestaciones culturales que le dan forma a este terruño, del que dijo el maestro Jorge Villamil, en su famoso bambuco, que es un paraíso. Justamente, en este cruce de caminos que ha sido y es el Quindío, y del que Tumbaga es apenas un pedacito, nos hemos encontrado con hombres y mujeres magníficos que nos han ampliado la mirada para reconocer mejor el espacio que habitamos. Nuestro festival ha sido lugar de encuentro de académicos, campesinos, artistas, escritores, músicos, narradoras orales, portadoras de saberes, líderes y lideresas sociales, fantaseadores y, lo que más nos interesa, personas del común que han participado de las cuatro versiones en sus ciclos de conversatorios, debates, conferencias, celebraciones y presentaciones artísticas. Tumbaga ha sido un espacio para intercambiar la palabra, avivar la memoria, contagiar la risa, compartir la comida, experimentar las tradiciones y, sobre todo, para imaginar y para crear en colectivo. Estos cuatro años nos han permitido conocer personas magníficas, como la comunidad indígena Quimbaya Kumba de Riosucio (Caldas), que afirma ser descendiente directa de los antiguos Quimbaya, portadora de su memoria y sus saberes. Son este tipo de descubrimientos los que nos han animado a seguir dinamizando estos espacios con el deseo de que se consoliden como otros campos de saber, y saberes de otro modo, desde lo que los entendidos llaman ‘epistemologías del sur’, pero por fuera de los espacios colonizados y jerárquicos de la academia más tradicional.
Por eso, si nos preguntan qué es Tumbaga, tal vez no lo tengamos tan claro; pero sí sabemos muy bien qué no es: no es un simposio académico ni un congreso científico al que venimos a escuchar a los expertos. Aquí todas las voces, todos los conocimientos, las gentes todas, tienen la misma validez y la misma prelación. Tumbaga es un diálogo fraterno alrededor de preguntas que nos incumben colectivamente, de problemas que nos afectan como sociedad y, por qué no, una cadena de afectos y parcerías para construir y desear colectivamente las maneras como nos soñamos este territorio que amamos y defendemos y, por supuesto, miramos con una visión crítica en un movimiento doble que nos lleva a reapropiarnos del pasado y la memoria y también a imaginarnos el futuro. Este año, Tumbaga, encuentro con la memoria Quimbaya llega a su 5ª versión con una programación nutrida que, por supuesto (y por limitaciones de presupuesto) no le hace justicia a la diversidad de interlocutores con la que quisiéramos, pero que ha sido cuidadosamente pensada para seguir alimentando el debate alrededor del patrimonio, la memoria histórica y las manifestaciones culturales propias de este territorio. Para esta versión, hemos elegido dos ejes sobre los que nos parece fundamental reflexionar en este momento de nuestro presente: la importancia del campo y las identidades campesinas en la construcción de sociedad y la transmisión de los saberes y las tradiciones culturales.
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FOTOS: ANDRÉS RODAS
Para eso tendremos una serie de invitados e invitadas locales y nacionales que dinamizarán las discusiones, con eventos como mercado artesanal y campesino, exposición de fotografía, conversatorios sobre permacultura, soberanía alimentaria, conflictos socioambientales, identidad y memoria cultural, presentaciones musicales, escénicas y de narración oral. Esta versión del festival, que por primera vez se realizará de manera virtual, iniciará el viernes 17 de julio y tendrá como fechas centrales los días viernes 24 y sábado 25 del mismo mes.
Esperamos, con este abrebocas, antojarles de este encuentro con nuestra memoria y nuestra identidad y les invitamos a participar de los Live que estaremos transmitiendo durante toda nuestra franja de programación a través de nuestra página @CarterosdelaNoche en Facebook. Esta es una manera de apoyar la labor de gestores y gestoras culturales que trabajamos todos los días por democratizar el acceso a las artes y la cultura en territorios donde escasamente se les considera un derecho y donde poco se debaten estos temas, cruciales para la construcción de una sociedad distinta.
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