“Dalila Jaramillo, oscura poeta de Quimbaya, añejada en los barriles de roble del estilo grecocaldense, es un vino que rompe los odres viejos de las formas alambicadas, fugándose por desagües de nuevos paisajes. Su búsqueda es la de una mujer cuya imaginación sobrepasa la estrechez del terruño, el confinamiento de la vida doméstica, la palidez de la sociedad provinciana. Su poética escudriña espacios desconocidos, rompe viejos esquemas, anuncia un mundo que está por venir. Sus versos se arman con la violencia de un volcán dormido, con el caudal ancho de un río sereno, con la majestuosidad de una montaña en silencio. Su voz es imponente y profunda, un mar en calma, fuego fatuo en las noches sigilosas”.
Ricardo Campos