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RESEÑA BIOGRÁFICA

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EPÍLOGO

EPÍLOGO

RESEÑA BIOGRÁFICA

Dalila Jaramillo nació en Quimbaya (Quindío) el 16 de diciembre de 1959, a una década del asesinato de Jorge Eliécer Gaitán, y en pleno auge de la violencia bipartidista en Colombia. Hija de campesinos andariegos, heredó de sus padres ese espíritu nómada que la mantuvo alejada de su familia durante buena parte de su vida. Aprendió a leer, escribir, sumar y restar bajo la tutela de su madre Pureza, en hojas de periódicos que servían de envoltura para las cebollas, las zanahorias y otras hortalizas, que paradójicamente llegaban de la ciudad al campo, pues eran cultivadas en regiones más frías del país. En dichas hojas de periódico, Dalila leyó la vastedad y la barbarie del mundo que la rodeaba, así como algún poema de Rafael Pombo en la sección literaria. Fue en la pequeña escuela de la vereda La Montaña donde transcurrieron los primeros años de su vida escolar. Allí aprendió Dalila a declamar poemas de José Asunción Silva. En el año 1970 ya había cursado su formación primaria, y cuando afloraba su adolescencia se encontraba estudiando la secundaria en el Colegio Oficial La Quiebra-Santa Bárbara en la vereda La linda en Manizales, al amparo de una profesora que la adoptó temporalmente con el fin de que continuara sus estudios, frecuentemente interrumpidos a consecuencia de las obligadas migraciones y desplazamientos de sus padres andariegos a otras regiones cafeteras. En este colegio combinaba sus estudios con actividades lúdicas y la recitación. Su distanciamiento familiar generó en ella la necesidad de escribir continuamente

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Reseña biográfica cartas para mantener informada a su madre, especialmente, del transcurrir de su vida. Tuvo que regresar sin terminar sus estudios de secundaria a Quimbaya, Quindío, en el año 1974, a causa de la muerte de su abuelo paterno, suceso que marcaría su vida emocional de manera radical. A los 14 años, conmocionada por la tragedia que había cobrado la vida de varios familiares, víctimas de la injusticia social que se reflejaba en todos los rincones del campo colombiano, Dalila se sustrajo de las doctrinas de la iglesia católica, a la que consideraba cómplice de la barbarie, decisión que se haría visible en su manera de escribir y generaría en ella un carácter transgresor frente a las costumbres de la época. Desplazada a la casa de su tía materna Celina Loaiza, en la vereda Palermo en su tierra natal, trabajó en los oficios caseros y jardinería en la finca La Amerindia, propiedad del reconocido escritor greco caldense Bernardo Pareja. Allí, en el transcurso de un par de años, se regocijó entre lecturas de autores desconocidos para ella hasta el momento, que se encontraban en la vasta biblioteca del señor Bernardo, la cual ocasionalmente le dejaba explorar. Dicha actividad la alternaba con el hábito ya establecido de escribir cartas. En tardes de tertulia improvisada, con las eventuales visitas en la finca del escritor, conoció al novelista y poeta Iván Cocherin, quien intuyó en Dalila una habilidad particular en su manera de declamar poesía, al escucharla recitar de memoria los versos de Jorge Zalamea y de Jorge Mistral. En época de vacaciones escolares, junto a Pilar Pareja Martínez, hija del escritor, aprendió a escribir a máquina y acarició el sueño de culminar su bachillerato y recorrer de nuevo la ciudad para descubrir los paisajes que su imaginación le producía al leer novelas europeas, pues su espíritu en continuo desenraizamiento la hacía sentir atrapada en un solo lugar.

Por recomendación del poeta Bernardo Pareja, Dalila trabajó con Luis Quintero, quien se dedicaba a la labor de tinterillo , en la redacción de cartas en la oficina ambulante que éste ubicaba en la hilera de puestos de escribanos sobre las calles 2o y 21 con carrera 17 de Armenia. Allí, Dalila tipiaba a máquina y de manera sencilla pero especial redactaba cartas y descubría su habilidad de escribir homologando voces y sentimientos de otros que hacía suyos. Pudo así pagar un lugar cómodo donde vivir mientras retomaba sus estudios de bachillerato en el colegio oficial Santa Teresa en Armenia. En las estancias nocturnas conocería a Luis Fernando Molina García, librero reconocido en Armenia por su pasión por la literatura y su acogedora librería, que abría sus puertas y estanterías a todos aquellos que quisieran sumergirse en profundas tardes de lectura. Fernando fue su segundo aliado en el encuentro con la literatura y con una cultura bohemia y amante de las artes que surgía en contados espacios de la ciudad de Armenia y del Quindío a inicios de los ochenta y que, a mediados de la misma década, consolidaría a una generación de estudiosos escritores, publicaciones de revistas literarias, cine clubes, salas culturales para el disfrute de la música y el teatro, entre otros. En la Librería Universitaria, propiedad de Fernando, mientras Dalila trabajaba como librera, dio en una ocasión con El día del odio de José Antonio Osorio Lizarazo, libro que le revivió las memorias trágicas del bipartidismo e inspiró en ella un ejercicio literario muy poco conocido en el Quindío, incluso después de su muerte. El periódico La Patria de Manizales fue el primer espacio en el que Dalila publicó, firmando con seudónimo, uno de sus textos más leídos. Su decisión para publicar con seudónimo se basó en la escasa oportunidad que las mujeres tenían en el

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

Reseña biográfica campo de la literatura en el Quindío (y en general en Colombia), en el que las mujeres se convertían en mera “decoración” de tertulias literarias y cuyas expresiones artísticas y opiniones políticas eran muy poco estimadas. No obstante, algunas mujeres participaron en otras expresiones del arte y la cultura para la época, aunque en numerosas ocasiones dicha participación estuvo mediada por la anuencia de algunos hombres. Durante los años ochenta, desilusionada de este panorama, Dalila desató su estética agónica y se abrió paso en otros escenarios literarios reconocidos principalmente en el departamento de Caldas, gracias a la amistad y apoyo incondicional que le ofreció la artista, reconocida declamadora para la época, Margarita Rosa Tirado Mejía, con la que colaboró en un extinto periódico llamado El colador, del que se publicaron pocos números, conservándose apenas retazos de algunas páginas. Con Margarita Rosa era convocada por su especial forma de declamar y frecuentaba diferentes escenarios artísticos. Dalila participó en algunos concursos de declamación, pero no se tiene evidencia de si alguna vez se hizo acreedora de algún premio. En el año 1981, Dalila participó en el primer Encuentro de Mujeres de América Latina y del Caribe, con sede en Bogotá, el cual fue determinante para su posterior participación en los escenarios de creación y divulgación artística y cultural en el departamento del Quindío. Este congreso feminista marcaría la obra posterior de Dalila, contribuyendo a la consolidación de un estilo novedoso, irreverente, destacado por una voz potente y un marcado acento político, que la convierten en renovadora de las estéticas modernistas, dejando ver claras influencias de poetas tan importantes para ella como Gabriela Mistral y Juana de Ibarbourou. Pese a ello, la obra poética de Dalila Jaramillo no alcanzó la trascendencia que hubiera merecido, no solamente por el lugar de subordinación y desconocimiento que enfrentaban las

mujeres de su época, por la dificultad para acceder a espacios culturales y políticos, absolutamente cooptados por los hombres; sino también por su origen campesino y su posición socioeconómica, que la ubicaban lejos de los círculos intelectuales y las redes de poder, pese a los escasos contactos que logró hacer a través de algunos escritores, que sin embargo no le representaron el capital social suficiente para darse a conocer entre las élites de la cultura. Su único libro publicado en Colombia lo editó El Áncora Editores en el año 1993, con un tiraje de cien números, del cual al término de esta investigación, no se conocía ningún ejemplar. En el año 1995, con algunos de sus ahorros y las escasas regalías que le había generado el contrato de publicación de su obra con El Áncora, Dalila vio en un viaje a Italia la oportunidad de buscar nuevos referentes artísticos y de creación, así como con la esperanza de hallar escenarios más propicios para el desarrollo y la difusión de su poética personal. Fue allí donde produjo la parte ulterior de su obra literaria, perdida de forma póstuma luego de su prematura partida. Dalila Jaramillo murió en Roma en el año 1998, a la edad de cuarenta años, aquejada de un cáncer invasivo. Al momento de su deceso no se conoció de ningún pariente cercano interesado en la repatriación del cadáver. La embajada de Colombia en Italia tampoco colaboró con los trámites necesarios para la inhumación de la escritora en su tierra natal. Su cuerpo permanece sepultado en el Cementerio Flaminio de la ciudad eterna, donde sus restos descansan en el casi absoluto anonimato.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

PRIMERA PARTE. LA TRAGEDIA DE TESTIMONIOS BIRLSTONE

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

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