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Margarita Rosa Tirado

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Catherine Rendón

Catherine Rendón

EL EXILIO DE UNA POETA

Margarita Rosa Tirado Mejía

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[Transcripción]

Quien me relacionó con Dalila fue Iván Cocherín*. Un día me dijo: Tú me recuerdas a tu versión campesina, yo conozco tu versión campesina en una vereda en Quimbaya, Quindío, la conocí en la casa de Bernardo Pareja. Ella también como tú, recitaba a solas poesías. No me dijo más. Yo tampoco le pregunté nada. Otro día, un tiempo después, en el año 78, no recuerdo bien, vine a Armenia un fin de semana y me vi con Iván Cocherín. Siempre que llegaba de Manizales iba al almacén de telas donde una amiga de mi mamá, que siempre le mandaba cortes y retazos. Nos dimos cita con Cocherín en el Dombey, en el centro de Armenia, un café que frecuentaba. Me invitó a la casa de José Ramírez, en la carrera 17, entre 20 y 19 por donde quedaba el almacén Don Mario, en un segundo piso. Subiendo las escaleras, Cocherín me dijo: “vamos a ir a saludar a José y a su esposa, Bernardo Pareja nos está esperando también, él me dijo que iba a venir”. Había una tertulia o una reunión de esas que a veces eran muy planeadas y a veces muy improvisadas. Allí estaba Carmelina Soto, y efectivamente estaba Bernardo Pareja junto a una joven de casi la edad mía, yo tendría como 20 años.

El exilio de una poeta Esa joven era Dalila. Ni ella ni yo hablamos en casi toda la noche, la palabra la tenían ellos. En esos contextos la palabra no era siempre permitida para las mujeres. Carmelina era la poeta, pero hasta ella tenía una manera de relacionarse un poco seca ante ellos, que eran los varones. ¡Cómo íbamos a abrir la boca Dalila y yo! Pasaron dos meses y volví a verme con Cocherín, en Chipre, Manizales, donde él vivía. Yo estaba estudiando psicología en la Coofis, Cooperativa para el fomento de la educación superior. Él como poeta se la pasaba cerca de la Universidad. Cocherín me preguntó: “¿Te acuerdas que quería que conocieras a una muchacha que recita como tú?” Le respondí: sí me acuerdo. Me dijo: “Esa noche que estábamos donde José, ella estaba ahí, pero ninguna de las dos abrió la boca para declamar”. Recuerdo que el ambiente era un poco intimidante. Yo era como la muñequita de mostrar de Cocherín: joven, recitaba poesía, estudiante de psicología. Pero absolutamente intimidada por la imagen de Carmelina. Ese día cantó José Ramírez, él era músico y compositor. Estaba algo enfermo. Hablé por primera vez con Dalila esa noche. Ella estaba buscando el baño y le mostré dónde era, ahí le pregunté con quién había llegado. Me dijo que con Bernardo Pareja. Supe que se trataba de la muchacha que declamaba y no me despegué de ella en toda la noche. Éramos las mujeres más jóvenes que estábamos allí. Conversamos como íntimas. Las dos teníamos una pasión por la poesía. Las dos escribíamos, pero no nos atrevíamos a mostrar, y queríamos publicar, aunque fuera como anónimos, porque ese mundo era un poco hostil con las mujeres. Cuando le hablé de Cocherín, me dijo que lo conoció en la casa del poeta Bernardo Pareja, que siempre le había parecido muy atento, muy preguntón, pero que le caía bien porque era el que siempre la escuchaba declamar y le hablaba del mundo de la poesía como si fuera algo alcanzable para ella. Le parecía muy

curiosa la forma de vestir de Cocherín: vestía con sombrero gris o negro, usaba pipa, traje verde limón en leche, blanco y gris, caqui, y un moño corbatín granate.

Iván Cocherin. Por: Leonardo Quijano

Le llevaba como dos años a Dalila, estaba estudiando en Manizales y ella apenas estaba introduciéndose a la ciudad y al mundo de la literatura. Sin embargo, gracias a ese primer encuentro -y a la obsesión de Cocherín que decía que éramos como dos lados de un espejo de la poesía recitada, una el espejo rural y otra el espejo citadino- comenzamos una amistad que se mantuvo mucho tiempo, a pesar de la distancia. Cuando venía a Armenia me la encontraba y en ocasiones ella viajaba a Manizales. Casi siempre nos escribíamos cartas. Cuando la conocí ella estaba haciendo el bachillerato en la nocturna en Armenia, mientras trabajaba en la Librería Universitaria.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta Alguna vez me contó que compartió correspondencia con una persona que conoció haciendo cartas por encargo. Nunca me habló de él como si le gustara. A ella no le interesaba tener nada con nadie, pero su deseo de devorarse el mundo la impulsaba a hacer amigos y a conocer personas. Él era policía. Le hablaba de los lugares que recorría gracias a su trabajo, mientras ella le describía los lugares que no conocía, pero que mencionaban en los libros que leía. En un primer poema que escribió Dalila -conservo algunos- dejaba ver heridas que a pesar del tiempo no habían cerrado. Creo que esas heridas eran tan profundas que la hacían reticente a relaciones amorosas, tal como yo:

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...y así continuó el día hasta que… Empezará el fin. El miedo, la rabia, el hastío, provocaron la explosión.

1- El traje sobrio, perfecto para la ocasión bajo el frío de la madrugada, sin sentir pudor, sino la benévola intención del que guarda un as bajo la manga.

2- Un lugar cualquiera era preciso para el incesto una vez queriendo respiración, fingió estar ahogándose bajo su cama.

3- El tiempo que ya no quería detenerse irrumpió en su cabeza, enloqueciendo, con los recuerdos a cuestas.

4-Un libro empezó sutilmente leyendo sobre su estómago pero su desesperación hizo que se fueran cayendo las hojas.

Terminando el ciclo sacó del baúl más apropiado un corta uñas que durante años estaba propuesto.

El ruido sordo, el estruendo, el grito enloquecedor, el cabello enredado en las ramas.

Solo quedó ella con lágrimas de satisfacción, cuando descubrió en su víctima el rostro familiar del verdugo.

En el año 1979 iba a participar de la inauguración de la Casa de la cultura en Marmato, Caldas. Allí, Cocherín había invitado a Dalila a recitar poesía. Recitamos a Luis Vidales y a Nicolás Guillén, quienes estaban presentes. Recité un poema de Alfonsina Storni, Tú me quieres alba, y ella recitó un poema de Jorge Zalamea, La queja del niño negro, que se sabía de memoria, entre muchos otros, pues los escuchó muchas veces de los discos de acetato que Bernardo Pareja ponía en tardes de tertulia.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta La queja del niño negro

-Las tortillas de maíz no me saben a nada, madre. Los níqueles no me sirven de nada, madre. El traje nuevo no me alegra nada, madre. Nada me sirve de nada porque soy un niño negro. -¡Pero si estás hecho de miel y leche, hijo! -¿De miel negra, madre? -¡No! De miel... -¿De leche negra, madre? -¡No! De leche...

-Aprendí a leer y de nada me sirve, madre. Aprendí a escribir y de nada me sirve, madre. Aprendí a contar y de nada me sirve, madre. Nada me sirve de nada porque soy un niño negro.

-¡Pero si estás hecho de carne y hueso, hijo! -¿De carne negra, madre? -¡Ay! -¿De huesos negros, madre? -¡No! De huesos...

-Lo que tengo no me sirve de nada, madre. Lo que doy no me sirve de nada, madre. Lo que sueño no me sirve de nada, madre. Nada me sirve de nada porque soy un niño negro.

-¡Pero si estás hecho de sangre, hijo! -¿De sangre negra, madre? -¡No! De sangre roja... Mira, como ésta... ¡Mírala! ¡Quieras o no, tienes que mirarla!

Conseguía recitales caminando el territorio y tocando puertas. Participábamos de las fiestas de los pueblos, en las plazas de Pueblo Rico, Risaralda, y Anserma, Caldas, donde ya me conocían y yo invitaba a Dalila. Generalmente en estos eventos se integraba la poesía, la pintura, la música... En una ocasión gestioné con unas mecenas en el estadero Las vegas, en Supía, para pintar mi primer mural. Era miniaturista hasta ese momento. Pasé de pintar miniaturas a pintar un mural de 20 metros de largo por 2.40 metros de altura. Ese día hubo recital de poesía y Dalila narró un poema suyo por primera vez:

El grito del pueblo

El grito del pueblo debe ser ondeado puesto al descubierto del velo intimidante de los imperios solapados que se oculta en discursos clientelistas, demagógicos ausentes de lógica incluyente, fingiendo libertad.

Secuelas de dos partidos políticos y una sola guerra Dos colores de bandera y una sola guerra Se desangra el campo y sus trabajadores en una sola guerra Se desmoraliza al pueblo en una sola guerra

Qué desolación de país, qué ausencia de patria

La iglesia da la espalda y se vende al mejor postor, peor aún, se licencia para sobornar el alma en nombre de la moral y crucificar a los de abajo con la patente de la impunidad divina que, así como la justicia, está ciega.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta Los marginados de la sociedad “esos residuos sociales” que se atrincheran en sus cuatro latas de madera para no ser mordidos por la indiferencia de un estado arrogante y despreocupado, son las mismas gargantas de protesta que quieren arrinconar, desplazar y minimizar.

Pero las insurrectas no callarán.

Dalila trabajaba en el Quindío y se la conocía por ser ayudante de librero, un poco inquieta y lectora, pero al parecer nadie conocía su habilidad para declamar y mucho menos que había empezado un ejercicio de escritura. Ella se fue para Manizales motivada por escribir. Yo tenía más conocidos en Caldas porque me la pasaba allá, entonces la invité a que viviera conmigo. Frecuentábamos el Teatro Manizales, el Teatro de Chipre, el Café Kien, Bellas artes, y algunos espacios de la Universidad de Caldas donde nos convocaban para declamar. Juntas colaboramos en un periódico hecho en esténcil y a mano, llamado “El colador”, que no publicó más de diez números. Ella más o menos a los 20 años empezó a transformar los rasgos de su personalidad, su forma de vestir, su postura; con una apariencia andrógina, ocultando su feminidad. A pesar de que estaba motivada, fascinada por ese mundo que conocía, que le permitió involucrarse en los círculos literarios y artísticos, que para ella era un nuevo ambiente, tenía una constante insatisfacción y queja por el mundo.

[Sin título]

Las calles ya son tenues también el bar lo está, por su condición de intimidad no permitida por el día y por la poca luz de sus bombillas parecidas a faroles.

Un par de grupitos enardecen en diálogos competitivos de quién sabe más acerca de tal o cuál tema, al parecer sin importancia alguna.

Tras el mostrador, el cantinero intercambia vinilos para la preferencia musical de sus clientes y en la esquina, que queda cerca del baño, un hombre y una mujer susurran a corta distancia el uno del otro.

Estas escenas se repiten noche a noche en medio de la turbiedad del bar. Luces dialécticas estrepitan como universo inquieto un poco antes del big bag, en la punta del tabaco.

Son esas noches en las que nuestros cuerpos en medio del avispero de lo insondable y de aberrantes emociones que creíamos caducas, escapan del humo del tedio, y transforman la luz de la vela en una nueva llama desordenada, que termina en el incendio de los ríos.

Dejaré que mi cuerpo muera como todas las noches, para el otro día, en el día, ser un sonámbulo más…

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta Dalila publicó en el diario La Patria de Manizales. Era muy ambiciosa y arriesgada. Tanto, que un día le escribió al director del diario, que había conocido en un evento social, pero él nunca le respondió. Ella, al no tener eco, decidió enviar un decálogo de escritor para la sección literaria del diario, pero con el seudónimo de Braulio Garzón:

DECÁLOGO DE ESCRITOR

I Es increíble cómo un verso después de muchas correcciones logra destruir un poema y mostrar un universo oscuro donde todo lo que habita allí, es fugaz.

II Es sorprendentemente placentero cómo después de muchas correcciones, un verso logra ser destruido y deja ver el universo obscuro y fugaz que habitaba.

III La poesía captura del ser, lo que la cámara fotográfica intenta con sus diminutos espejos figurativos.

IV El primer poema terminado, es precisamente el momento justo para empezar una búsqueda tormentosamente infinita, de las imágenes poéticas, del ejercicio literario.

V Si eres poeta, mujer, negra, homosexual, aborigen, extranjera y de provincia, o compaginas con una o más de una de las mencionadas características,aprende a gritar fuerte.

VII Escribir es colateral a todo… he ahí el temblor del cuerpo cuando la tinta moja el papel en conjugación con el pensamiento.

VIII Las onomatopeyas son el más fiel reflejo de los gritos del ser que es incomprendido, en un poema radicalmente subjetivo.

IX La poesía es una actitud frente a la vida. Existen escritores que, como poetas, son buenos jardineros.

X Utiliza siempre tu voz a menos que quieras ser un poeta farsante, es fácil impostar otras voces, pero alguien en algún momento se dará cuenta.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta

Página interior del diario La Patria, donde se encuentra el Decálogo del escritor, firmado por Braulio Garzón

Bogotá fue otro encuentro inspirador para Dalila. En su único viaje a la capital del país tuvo la oportunidad de conocer otras mujeres que se encontraban en búsquedas y exploraciones similares a las suyas, que se estaban haciendo las mismas preguntas a través de diversos lenguajes artísticos: la música, la poesía, la pintura, la narrativa. Pero también fue su primera ocasión de contacto con el mundo, con una metrópolis populosa y caótica, con las primeras señales de la globalización. Bogotá se le reveló a Dalila como una memoria del futuro: museos, bibliotecas, galerías, calles y lugares bohemios donde el arte, la memoria y las tertulias eran protagonistas de una modernidad intelectual y cultural para ella hasta entonces desconocida. Viajé a Roma en agosto del año 1991 y a los cuatro años Dalila se me unió en Europa. Ese viaje se había convertido en una meta inaplazable para ella. El manejo del idioma no era nada bueno en Dalila, pero ensayábamos viendo películas de Vittorio de Sica, Federico Fellini, de Paolo Passolini y cómo no enamorarse de Italia con las canciones de San Remo y No tengo edad de la bella Gigliola Cinquetti. Yo estuve en Italia más o menos doce años y recorrí gran parte de Europa en esos mismos años, luego regresé a Colombia. Dalila algunas veces viajó conmigo, pero se le dificultaban más los idiomas, entonces prefería estar en Roma. Allí no se preocupaba tanto por hacer amigos, no le importaba caminar sola la ciudad, decía que la inspiraba y que en las noches solitarias y de invierno se sentía segura. Hablaba mucho de ellas. Roma le fascinó a Dalila. Sin embargo, se sintió siempre lejos, siempre desarraigada, desenraizada, sola... siempre extraña. Tenía momentos de profunda nostalgia, o por lo menos eso dejan entrever algunos textos que conservo. Mientras vivimos juntas en Roma, ella aprovechaba cualquier excusa para quedarse sola y escribir sin parar. Hay un poema, del que me contó estaba inspirado en una noche de desvelo, de esas en las

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta que solía asomarse a la ventana del edificio donde vivíamos y dejar que pasaran las horas. Dalila era una mujer profundamente observadora, se podía quedar viendo cualquier objeto insignificante y generalmente le daba trascendencia:

El humo se desvanece cada vez que ya lo tengo en el estand

Noche fría, no tan fría… Las luces amarillentas que penden de las paredes o volados de las casas alumbran mi objetivo, que no es otro, que ir al encuentro con un par de tragos y la bohemia situación con que puedo saciar la ansiedad nocturna.

La puerta suena tras mi espalda mientras en la mitad de la callejuela percibo el suave, frágil y grisáceo hilo de humo… humo que se desprende de un cigarro casi sin empezar a fumar.

Esta visión crea una profunda inquietud en mí, pues las calles de lado a lado se encuentran totalment vacías y ¿dónde está el artífice de este cigarro encendido? No debe estar muy lejos ¿Qué sucedió que lo dejó abandonado en media calle? ¿Qué ocasionó que no lo terminara? ¿Cuál es su afán, si es que lo hay? ¿Por qué desaparece como fantasma por la noche sin que su humeante tabaco esté calcinado por completo?

Saco mi cajetilla de cigarrillos y enciendo el mío, que no dejaré hasta que haya fenecido y no quede más lumbre en él.

Doy pasos largos hasta la esquina donde espero ver el cuerpo callejero que lo dejó allí, pero este plano cartesiano de la urbanidad no presenta testigo alguno para mi inquietud.

Dalila tenía también manifestaciones depresivas, solitarias y lunáticas, como se puede evidenciar en algunos de sus poemas:

[Sin título]

Han pasado muchos milenios y la evolución prometida en sus extensas teorías, no son más que papeles atestados de palabras rotas que fingen la verdad.

Y nosotros aquí como mensajeros absortos, nos revolcamos en nuestra propia mierda y felices gritamos de emoción que somos la especie superior de la escala animal, cada vez más decadentes con propuestas repetidas siglo tras siglo.

Y yo, como sujeto impávido esperando el aniquilamiento sutil y sucesivo de un cuerpo que no quiero, un cuerpo que es asfixiante, monótono y tortuoso, que no logro que entienda la vida.

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

El exilio de una poeta Cuerpo testarudo que se resiste a todos los oprobios que le genero y sigue ahí, inmutable, marmolado… sin reaccionar…

Los poemas que conservo son parte de un manuscrito que me envió y que luego sería publicado en Colombia por El Áncora Editores. A Patricia y Felipe, de Áncora, los había conocido, según me contó, en el café Osiris, donde fue presentada por Pablo Correa, entonces tipógrafo de una litografía famosa de Manizales.

Publicidad en Magazine Dominical de El Espectador, mayo de 1985 Fuente: fotografía tomada por Paula Marín Colorado al ejemplar de la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá.

Ella me pidió que hiciera la carátula. Luego supe que el libro se publicó con otro nombre: Púrpuras angustias, me gustó más que el que tenía inicialmente, creo que se llamaba Luz de luna negra. Conservo esos recuerdos como muchas otras cosas que tengo de mi ejercicio literario y de los grandes amigos y amigas con los que me he encontrado en el mundo maravilloso del arte…

¦¦¦ Biografía Dalila Jaramillo

Margarita Rosa Tirado Mejía

Nació en Barranquilla el 28 de noviembre del 1957. Vivió con su familia en Medellín y Armenia. Inició su desprendimiento e independencia al ingresar al programa de Sicología en la Coofis, Cooperativa para el fomento de la educación superior en el año 1976. Poeta, artista plástica y multidisciplinar, defensora de derechos humanos y de la naturaleza, ambientalista, feminista, creadora y directora de la Reserva natural Rosa de los vientos ubicada en la vereda Boquìa en Salento, Quindío.

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