©2013, Miguel Angel Pino Moyano Título: La vida del adorador Copyright de la edición en español ©2013, por Despertarespiritual.es (SEVILLA, ESPAÑA)
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Un ministerio cristiano sin fines lucrativos de despertar espiritual y entrenamiento de líderes dirigido por Irismênio Ribeiro Almeida y Sônia Freire Lula Almeida. (SEVILLA, ESPAÑA)
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CONTENIDO Presentación
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Introducción
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PRIMERA PARTE: UN RECORRIDO POR EL ANTIGUO TESTAMENTO
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1. La adoración en el Pentateuco
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2. La adoración en los Libros Históricos
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3. La adoración en los Libros Poéticos
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4. La adoración en los Libros Proféticos
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5. La adoración en el Antiguo Testamento: conclusiones
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Test 1 SEGUNDA PARTE: UN RECORRIDO POR EL NUEVO TESTAMENTO
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6. La adoración en los Evangelios
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7. La adoración en los Hechos de los Apóstoles
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8. La adoración en las Epístolas de Pablo
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9. La adoración en Apocalipsis
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Test 2 TERCERA PARTE: LA ADORACIÓN QUE AGRADA A DIOS
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10. Una síntesis de los principios bíblicos sobre la adoración
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Test 3 CUARTA PARTE: LA VIDA DEL ADORADOR
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La adoración personal
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La adoración en comunidad
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La adoración como forma de servicio
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Test 4
Conclusión
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Ejemplo de devocional en 15 minutos
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Sobre el autor
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PRESENTACIÓN
Querido alumno,
El módulo ADORACIÓN Y ADORADORES está diseñado para aquellos cristianos que necesitan formación para el liderazgo de adoración en su iglesia o para todos aquellos que quieran aprender cómo actuar en el ministerio de adoración, abordando los aspectos técnicos y estudiando la adoración con profundidad bíblica. El objetivo general es formar líderes con corazón de siervo y siervos con corazón de adorador. El curso La vida del adorador es la primera asignatura de este módulo. Por lo tanto, deseamos que al final puedas crecer en la experiencia de adoración a Dios y que esto se refleje en la adoración en comunidad y en tu misión al mundo. Los demás cursos de este módulo son: Aprendiendo a liderar y a solucionar conflictos, Culto y adoración y Formación espiritual (disciplinas espirituales), sobre los que encontrarás más información en la última página.
SOLI DEO GLORIA.
IRISMÊNIO RIBEIRO ALMEIDA Director del CBET
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INTRODUCCIÓN
Se inicia este curso desde el principio haciéndonos saber de la importancia que tiene la adoración en la vida del discípulo de Jesús. Se ha venido enseñando en nuestra época que la iglesia tiene cinco funciones que cumplir: la evangelización/predicación (kerygma), la enseñanza (didaskalía), la comunión entre miembros (koinonía), el servicio a los necesitados (diakonía) y la adoración (proskunía). Es más que seguro que en muchas de nuestras iglesias la importancia que les demos a esas funciones vendrá determinada por la visión, por los dones y por los talentos del pastor. Pero nos surge la interrogante: ¿Pudiera ser que alguna de las cinco sea más importante que las otras? Desde luego que sí…sin lugar a dudas…la más importante de todas ellas es la adoración. No es casualidad que pasaremos una eternidad en adoración al Rey de reyes y Señor de señores. Y nos surge la siguiente interrogante: ¿Si es tan importante…le estamos dando cada uno de nosotros la suficiente importancia? Lo que implica tener un conocimiento acerca de lo que la Biblia nos enseña acerca de la correcta adoración a Dios y poder desarrollar un firme propósito de poner en práctica lo aprendido. Y al decir estas palabras lanzamos una premisa transcendental para el avance de este curso: nuestra adoración a Dios está condicionada por nuestro conocimiento de Dios. Quiere decir que cuanto más conocemos a Dios, implicando ese conocimiento varios aspectos, el bíblico pero también el que nos trae la experiencia de nuestro caminar con Dios, nuestra vida devocional, es seguro que tendremos más deseos de adorarle y más profunda se tornará nuestra adoración. Aprender a adorar a Dios será para nosotros una tarea que nos lleve, por tanto, toda nuestra vida. Empezando por una manera sencilla podremos “bogar mar adentro” como los discípulos y pescar milagrosamente experiencias gloriosas sobre nuestro Dios. La primera experiencia de adoración del ser humano registrada en la Escritura la encontramos en Génesis 4. Se trata de las ofrendas de Caín y Abel. Ya en esa historia encontramos algunas verdades a tener en cuenta: 1) Que la ofrenda fue voluntaria. 2) Que había ofrendas que agradaban a Dios y otras no. 3) Que los dos hermanos pensaron que su ofrenda sería agradable a Dios pero una de ellas no lo fue. La consecuencia de una mala adoración trajo consigo más pecados en la vida de Caín, terminando por destruir su vida.
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La última vez que en la Biblia se nos habla de adoración tiene que ver cuando el ángel ordena: “Adora a Dios” (Apocalipsis 22.9). Vemos a través de toda la Biblia los diferentes intentos y maneras de como el hombre ha tratado de adorar a Dios y como el hombre ha adorado otros dioses y por lo tanto ha desagradado a Dios en gran manera, porque para Dios uno de los peores pecados es la idolatría, ya que él espera que nuestra adoración consista en una rendición completa de todo nuestro ser y nuestra vida a él. En este curso haremos un breve recorrido por toda la Biblia y así podremos llegar a algunas conclusiones sobre la adoración que agrada a Dios y sobre tu vida como adorador. ¡Prepárate!
EL AUTOR
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PRIMERA PARTE: UN RECORRIDO POR EL ANTIGUO TESTAMENTO Por definición, adorar significa arrodillarse, postrarse, rendirse. En el hebreo, la lengua original en que fue escrito el Antiguo Testamento, la palabra que más aparece (101 veces) es shachah, que aparece 101 y se traduce por adorar 57 veces, postrarse 39 veces e inclinarse 5 veces. En griego, idioma en que fue escrito el NT, la palabra es proskuneo y aparece un total de 61 veces, donde se traduce por adorar en 54 ocasiones, 6 veces como postrarse, y una como rendir homenaje.
1. LA ADORACIÓN EN EL PENTATEUCO GÉNESIS La primera adoración que se recoge en las Escrituras no es al dios sol, ni a los padres, ni a nada de la creación sino al Creador. La adoración es realizada por medio de ofrendas voluntarias (Génesis 4.1-5); frutos de sus respectivos trabajos: Abel era agricultor y Caín era pastor de ovejas. Como ya hemos mencionado, esas ofrendas tuvieron consecuencias porque fueron evaluadas por Dios. Dios mira nuestra ofrenda, por tanto, y después evalúa (Mateo 5.23-24; Isaías 1.11-13). Dios se agradó de la ofrenda de Abel porque este le ofreció lo mejor que tenía. Cuando Noé salió del arca lo primero que hizo fue construir un altar para adorar a Dios:
Y edificó Noé un altar a Jehová, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar. Y percibió Jehová olor grato; y dijo Jehová en su corazón: No volveré más a maldecir la tierra por causa del hombre; porque el intento del corazón del hombre es malo desde su juventud; ni volveré más a destruir todo ser viviente, como he hecho. (Génesis 8.20-21)
Es la primera vez que se habla en la Biblia de un altar, lugar donde eran sacrificados los animales a Dios. De esa idea nos viene el concepto de ofrenda. La esencia del animal quemado en holocausto “sube a Dios” en el humo o vapor. El altar nos representa la entrega personal convertida en adoración que agrada a Dios.
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Además del altar para Dios era importante nuestra actitud física en la adoración, por eso, adorar, implica también postrarse voluntaria e intencionalmente ante Dios: “Entonces Abram se postró sobre su rostro […]” (Génesis 17.3a). La adoración implica una obediencia absoluta al Creador, como el ejemplo que nos dio Abraham, saliendo obedientemente de su tierra y parentela a la tierra que Dios le mostraría, por lo que Dios hizo un pacto con él (Génesis 12.1-3). Esa fórmula de fe y obediencia la encontraremos en toda la Biblia vez tras vez. Abraham le abrió la puerta a ser un hombre usado por Dios para un propósito mayor. Es en Abraham donde encontramos precisamente (Génesis 22) uno de los mayores ejemplos de la implicación y coste que tiene la verdadera y profunda adoración cuando Dios le pide que sacrifique a Isaac su único hijo, el hijo nacido del milagro. Abraham obedeció sin entender y sin saber todo el plan de Dios creyendo, probablemente, que una vez sacrificado su hijo lo que Dios haría sería resucitarlo. Sören Kierkegaard describe ese evento en su libro La pureza del corazón es el desear una sola cosa. Su tesis es que en esa prueba Abraham llegó a definir su deseo más caro, el deseo de una sola cosa, el obedecer a su Dios.
ÉXODO El término hebreo shachah aparece 7 veces en el libro de Éxodo (4.31; 12.27; 24.1; 32.8; 33.10; 34.8,14). Moisés fue llamado a pedirle al Faraón que dejara ir a su pueblo al desierto para rendirle culto. Quiere decir que la liberación tenía un propósito definido: ser libres para adorar a Dios. Anterior a la adoración el pueblo de Dios pasó por un gran sufrimiento; la opresión y las injusticias de un Faraón por largo tiempo. Esa historia nos enseña una lección interesante: El pueblo de Dios no “esperó” a la liberación para adorar a Dios. Se inclinaron y postraron aun en medio de su sufrimiento. La adoración, además, les llevó a una obediencia inmediata e instantánea. Hicieron su parte según Dios les había mandado, y fueron librados de la mortandad de los primogénitos. Una vez liberados y habiendo entendido lo que era obedecer a Dios cuidadosamente fue en el monte Sinaí donde recibirían la ley a través de Moisés siendo instruidos detalladamente sobre como tenían que adorar de una manera correcta (Éxodo 20.24-26):
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Altar de tierra harás para mí, y sacrificarás sobre él tus holocaustos y tus ofrendas de paz, tus ovejas y tus vacas; en todo lugar donde yo hiciere que esté la memoria de mi nombre, vendré a ti y te bendeciré. Y si me hicieres altar de piedras, no las labres de cantería; o porque si alzares herramienta sobre él, lo profanarás. No subirás por gradas a mi altar, para que tu desnudez no se descubra junto a él.
Vamos entendiendo que la adoración no es algo opcional para el discípulo sino una mandato de Dios que tiene que ser obedecido primeramente por los lideres (Éxodo 28 y 29) y después por todo el cuerpo de creyentes. También en esa ocasión hubo una ofrenda que ofendió a Dios (Éxodo 32.8). El líder Aarón falló mientras Moisés se encontraba ausente (Éxodo 24.15). Volvieron a su pasado construyendo un becerro de oro como los que los egipcios usaban. Así el pueblo eligió seguir su propio camino, con sus propias ideas, gustos, emociones e influencias paganas que ya habían aprendido que tanto desagradaban a Dios. El pueblo tuvo que arrepentirse, y buscar el perdón de Dios para poder restablecer la relación con Dios nuevamente. Tuvo que aprender a depender de Dios, es decir, nada podemos hacer si Dios no está con nosotros. Moisés tuvo una experiencia de Dios impresionantemente grande. Dios se agradó en la adoración de Moisés, se manifestó a él, como nunca antes, llegando a brillar su rostro por haber estado con el Señor (Éxodo 34.29). Así, de la misma manera, hoy en día el siervo de Dios que ha estado en la presencia de Dios se “nota”.
DEUTERONOMIO El término adorar y sus derivados no aparecen en dos de los libros del Pentateuco: Levítico y Números. Deuteronomio nos habla de los preparativos para entrar a la tierra prometida. Es curioso que en ese contexto aparezcan seis de las siete referencias a la adoración advirtiendo en contra de la idolatría, la adoración prohibida por Dios, especificando la voluntad de Dios al respecto. Las lecciones que aparecen en cuanto a la idolatría son las que siguen.
a. La adoración debe ser dirigida hacia el Creador, nunca hacia las cosas creadas. Esto se especifica claramente a través del segundo mandamiento (Éxodo 20.4), y se prohíbe específicamente que se hagan imágenes:
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[…] para que no os corrompáis y hagáis para vosotros escultura, imagen de figura alguna, efigie de varón o hembra, figura de animal alguno que está en la tierra, figura de ave alguna alada que vuele por el aire, figura de ningún animal que se arrastre sobre la tierra, figura de pez alguno que haya en el agua debajo de la tierra. (Deuteronomio 4.16-18)
Esas palabras de Dios no eran casuales. También en la historia del hombre siempre ha habido, y sigue habiendo, pueblos que adoraron los cuerpos celestiales y que Dios prohíbe igualmente su adoración (Deuteronomio 4.19; 17.3).
b. Se prohíbe la adoración a dioses paganos. El celo de Dios no permite otra adoración que a él mismo (Deuteronomio 8.19; 11.16; 17.3; 29.26; 30.17). Una de las luchas del pueblo de Israel vez tras vez fue olvidarse de su Dios para ir en pos de los dioses paganos. Como ya hemos mencionado con el becerro de oro. c. La idolatría tendrá serias consecuencias. Y Dios es muy específico cual será el resultado de la idolatría para el hombre. Porque la idolatría es una ofensa contra Dios, que provoca su ira y furor (Deuteronomio 11.16). Se expone delante del hombre la posibilidad de elegir entre dos caminos: el de la vida y el bien o el de la muerte y el mal. Cuando se desobedece a Dios en cuanto a la adoración se expresa que: el hombre muere totalmente (Deuteronomio 8.19; 11.17; 30.18); la muerte (Deuteronomio 17.5); hay maldición (Deuteronomio 29.27), cielos cerrados, falta de lluvia y malas cosechas (Deuteronomio 11.17). Antes de entrar a la tierra prometida el pueblo recibiría las instrucciones específicas acerca de cómo tenía que ser su adoración. Habría tres fiestas anuales que se celebrarían en el Tabernáculo (Deuteronomio 6.1-17). La entrada del pueblo de Dios es una imagen de la salvación que nosotros hemos recibido en Cristo. Era una adoración basada en las ofrendas. Había que “traer algo” al acercarse en adoración a Dios: las primicias del fruto de la tierra. Eso colocaba a Dios en el primer lugar de sus vidas y les recordaba que la bendición venía de Dios. Hasta ese momento la ofrenda había sido voluntaria pero ahora se había convertido en un mandamiento. Eso nos enseña que cuando venimos a adorar a Dios nosotros necesitamos traer algo también. La verdadera adoración tiene un precio.
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La adoración implica también confesión. Se daría testimonio de la obra de Dios en sus vidas (Deuteronomio 26.5-10). La adoración traería alegría al corazón (Deuteronomio 26.11), por eso las fiestas judías eran además de un acto de adoración una expresión de alegría y celebración.
2. LA ADORACIÓN EN LOS LIBROS HISTÓRICOS De los 12 libros que comprenden esta sección solo encontramos el término hebreo shachah (adoración) en 9 de ellos, pero encontraremos más referencias (36) que en el Pentateuco (16). Tristemente el contexto donde aparece la palabra en casi la mitad de las referencias tendrá que ver con la práctica de la idolatría por parte del pueblo de Dios o su condena.
JOSUÉ El sucesor de Moisés, Josué, tiene una experiencia con el jefe de los ejércitos de Dios después de cruzar el rio Jordán. Esa experiencia nos enseñará acerca de cómo tiene que ser la adoración que a Dios le agrada.
a. La adoración está relacionada con la obediencia. Josué sigue al pie de la letra todas las instrucciones marcadas por Dios para poder cruzar el rio Jordán. Esto incluyó la elaboración de un altar con doce piedras (una por cada tribu) y la circuncisión de los varones.
b. La adoración que surge ante los muros de Jericó. Los muros de Jericó eran el gran impedimento para el comienzo de la conquista de la tierra prometida.
c. La adoración que surge ante la manifestación celestial. El jefe del Ejército de Jehová mismo se presenta a Josué y éste se postra y le adora. Las referencias al ángel de Jehová (Génesis 16.7; 21.17; 22.11; 31.11, etc.) nos suelen indicar que era Jehová mismo. No fue una visión sino un encuentro real y nos recuerda a la experiencia que también tuviera Moisés.
d. En la verdadera adoración hay un deseo profundo de parte del adorador de que Dios hable. La adoración, por lo tanto, es diálogo con Dios. Y Dios quiere manifestarnos clara y específicamente su voluntad a nuestras vidas. 11
e. En la adoración se revela el plan de Dios para la victoria. Siguiendo ese ejemplo, cuando nos enfrentamos a “muros” en nuestra vida como los de Jericó que nos impiden avanzar es en los periodos de adoración cuando Dios nos puede revelar su plan. Los planes de Dios siempre serán más altos que los nuestros (Isaías 55).La adoración de Josué agradó a Dios.
JUECES En un periodo de tiempo que abarcó 300 años el pueblo de Israel vivió bajo un régimen de anarquía y apostasía. Dios levantaría jueces con la misión de traer unidad a Israel así como para defenderlo del ataque de otros pueblos (Jueces 2.16). Un ejemplo fue Gedeón. En su historia encontramos la única referencia a la adoración en este libro. Las lecciones que aprendemos son las que siguen.
a. Gedeón fue obediente a Dios en todo lo que Dios le dijo. Y destruyó el altar de Baal contradiciendo a la tradición de su padre y costumbres de los pueblos.
b. La fidelidad de Dios en cumplir su promesa hizo brotar la adoración a Dios en Gedeón. c. La adoración a Dios produjo en Gedeón el coraje para enfrentar la batalla y obtener la victoria prometida por Dios.
1SAMUEL En este libro encontraremos cinco referencias a la adoración agrupadas en dos grupos y que nos enseñan que…
a. Tenemos que adorar en toda circunstancia (1Samuel 1.3,19,28) mismo en tiempos conflictivos. Es el ejemplo que encontramos en la vida de Ana, mujer de Dios, estéril, que pedía con todo su corazón que Dios le concediera un hijo. Subía a adorar cada año en Silo trayendo sus ofrendas al lugar donde se encontraba el arca de la alianza. Ana adoró a Dios prometiéndole que si le daba un hijo ella se lo entregaría a él. Así oró y adoró basándose en la promesa de Dios que recibiera a través del sacerdote Eli. Cuando más tarde se quedó embarazada y tuvo un hijo, se acordó de la promesa hecha a Dios y volvió a adorarlo (1Samuel 1.28). La manera en como Dios se 12
agradó de Ana se nota en varias circunstancias que siguieron. La primera que Ana tuvo más hijos después de Samuel (1Samuel 2.21). La segunda de mayor importancia, el papel tan importante que tendría Samuel en la historia de Israel siendo quien ungiría a Saúl y David los dos primeros reyes de Israel. Así que Samuel fue fruto de la promesa en medio de la adoración a Dios.
b. Hay una adoración que ofende a Dios (1Samuel 15.25,31). Saúl cometió la imprudencia de pensar que podía ofrecer sacrificios a Dios, labor reservada exclusivamente a los sacerdotes. Como consecuencia Samuel le reprendió y anunció que su reino le sería quitado (1Samuel 13.14). Más adelante Saúl vuelve a desobedecer a Dios pensando que se puede adorar a Dios desde la desobediencia (1Samuel 15.15). El profeta Samuel tuvo una palabra que nos enseña profundamente como la obediencia se relaciona con la adoración cuando le dijo: Y Samuel dijo: ¿Se complace Jehová tanto en los holocaustos y víctimas, como en que se obedezca a las palabras de Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios, y el prestar atención que la grosura de los carneros. (1Samuel 15.21)
Las consecuencias fueron que el profeta le denunciara, su muerte prematura y violenta y la pérdida del reino.
2SAMUEL En este libro tenemos dos ejemplos de adoración. Los dos relacionados con la vida de David. Veamos…
a. La adoración que brota del arrepentimiento (2Samuel 12.20). David fue definido como un hombre según el corazón de Dios (1Samuel 13.14), pero eso no le excluyó de experimentar el pecado en su manera más cruda. Ante la acusación directa del profeta Natán, es reconocido claramente el pecado por David: “Pequé contra Jehová” (2Samuel 12.13). Esa historia nos enseña acerca de la gracia y misericordia en perdonar cuando un corazón se arrepiente del pecado.
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b. La adoración en el monte de los Olivos (2Samuel 15.32). El hijo de David, Absalón, acaba de usurpar el reino y David tiene que huir. Se dirige al monte de los olivos donde solía ir a adorar (2Samuel 15.32). En la manera en como David se dispuso a adorar encontramos algunas lecciones… Había un lugar especial y apartado para la adoración. Parece que la gente se sentía más cerca de Dios en ese monte. La adoración es recomendada en tiempos de crisis. David estaba atravesando un tiempo de crisis personal y nacional. El futuro de muchas cosas dependía de lo que aconteciera a partir de ese momento. Por eso, busca la dirección de Dios reconociendo su dependencia. Que Dios se agradó de la adoración de David aun cuando había pecado se ve en el hecho que Dios le revela la estrategia a seguir con Absalón.
1REYES En este libro el término hebreo shachah puede ser encontrado en 5 ocasiones, pero todas relacionadas con la idolatría. Por un lado, advirtiendo que no se practique y por otro condenándola. Lo peor de todo es que no encontramos en todo el libro ninguna referencia a una adoración realizada adecuadamente como le agrada a Dios. Salomón, hijo de David y sucesor suyo en el reino, pudo construir el templo al Señor. El día en que fue dedicado Dios se manifestó de una manera especial con Salomón (1Reyes 9.6). Israel perdería la bendición en el caso de que abandonara a Dios y fuera tras otros dioses (1Reyes 9.9). El final de los días de Salomón fue desastroso al casarse con mujeres paganas y ceder a sus deseos (1Reyes 11.1-5). El mal ejemplo de Salomón hizo que los hijos siguientes siguieran sus mismos pasos haciendo lo que desagradaba a Dios.
2REYES La idolatría sigue reinando en la casa de Israel y la de Judá. En este libro encontraremos en 8 ocasiones el término hebreo shachah. Se vuelve a advertir sobre la adoración a otros dioses como algo desagradable a Dios. La consecuencia de ese pecado fue la deportación al cautiverio. En este libro se nos enseña como Dios había bendecido a Israel, liberándolos de la esclavitud de Egipto hasta llevarles a la tierra prometida. El amor demostrado por Dios hacia su 14
pueblo tenía que haber bastado para que Israel adorara a Dios. Después de desarrollar una gran paciencia con su pueblo finalmente “se airó en gran manera contra Israel, y los quitó de delante de su rostro” (2Reyes 17.18).
1CRÓNICAS Los dos libros de crónicas registran una experiencia positiva acerca de la adoración. En el primer libro será David quien aparece como actor principal, quien no solamente adora a Dios sino que motiva al pueblo de Dios a adorar también al llevar al Arca hacia Jerusalén (1Crónicas 15). Fue un día muy especial donde todo el pueblo participó (1Crónicas 16.1). Esta historia nos enseña como a Dios le gusta cuando sus líderes dirigen la alabanza con su propio ejemplo. En la adoración que realiza David y el pueblo con él dan un lugar central a la música. Los levitas fueron encargados para ese ministerio para llevarlo adelante cada día durante todo el día (1Crónicas 15.16-22,28-29; 16:5-6). Aunque a David no se le permitiría construir el templo del Señor sí se dedicó a recoger una gran ofrenda preparando todo lo necesario para que Salomón su hijo lo pudiera construir. Eso nos vuelve a enseñar sobre el costo de adorar. Ya sea dinero, ya sea por medio de invertir la vida misma, uno se está dando a Dios (1Crónicas 29.10).
2CRÓNICAS Hablaremos de tres referencias realizadas por los siguientes reyes de Israel: Salomón, Josafat y Ezequías.
a. En el capítulo 6 se recoge una oración realizada por Salomón durante la dedicación del templo recién construido. Una vez orado, le pidió a Dios que viniera a ocupar su templo con el resultado de que la gloria de Dios llenó el lugar y ni los sacerdotes podían mantenerse en pie. Fue una experiencia muy similar a la de Isaías (Isaías 6.1-9).
b. El rey Josafat ante el peligro de un ejército poderoso que iba a luchar contra ellos decidió consultar a Jehová y esperar su dirección en vez de buscar ayuda en otra nación pagana. Dios habló las siguientes palabras por medio de un levita: “paraos, estad quietos y ved la salvación de Jehovah con vosotros” (2Crónicas 20.17).
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c. El rey Ezequías hizo un acto de restauración y adoración animando al pueblo a volverse a Dios. Celebraron un día especial donde los levitas obedeciendo al rey hicieron ofrendas, holocaustos y música de adoración con canciones. El resultado fue un despertar espiritual del pueblo. Leer Reyes 18.
NEHEMÍAS En este libro se relaciona la adoración (shachah) con la fiesta del séptimo mes. Fiesta realizada como símbolo de gratitud por haber podido reconstruir la muralla de la ciudad de Jerusalén. Quisieron escuchar la Palabra del Señor para conocerla y sobre todo poderla obedecer. Así se juntaron personas de todas las edades para escuchar la Palabra del Señor. Fue en la fiesta de las trompetas (Levítico 23.23-25): Y [Esdras] leyó en el libro delante de la plaza que está delante de la puerta de las Aguas, desde el alba hasta el mediodía, en presencia de hombres y mujeres y de todos los que podían entender; y los oídos de todo el pueblo estaban atentos al libro de la ley. (Nehemías 8.3)
3. LA ADORACIÓN EN LOS LIBROS POÉTICOS
Aquí mencionaremos solo el libro de Job donde encontramos una referencia y por supuesto el libro de los Salmos donde se encuentran 16 referencias al término shachah.
JOB En este libro encontraremos la adoración de un hombre que se encuentra inmerso en una tremenda crisis personal. ¿Cómo habríamos respondido nosotros ante una crisis semejante? Job respondió humillándose y adorando a su Dios:
Yo sé que mi Redentor vive, Y al fin se levantará sobre el polvo; Y después de deshecha esta mi piel, En mi carne he de ver a Dios […]. (Job 19:25-26)
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Que Dios se agradó de la respuesta de Job se nota en como restituyó todo lo que había perdido y volvió a bendecirlo nuevamente pero multiplicándole todo (Job 42.7-17).
SALMOS Las referencias que encontramos en el libro de Salmos como hemos dicho son dieciséis y son las siguientes: 5.7; 22.27,29; 29.2; 45.11; 66.4; 81.9; 86.9; 95.6; 96.9; 97.7; 99.5,9; 106.19; 132.7; 138.2). Hay seis salmos que aunque no utilizan el término hebreo sachak sin embargo tienen una rica enseñanza acerca de la adoración (Salmos 26, 73, 84, 100, 116, 122). Veamos algunas enseñanzas:
a. Había un anhelo de ir al templo para experimentar la relación con Dios (Salmos 27.4). El templo era, por tanto, un lugar de encuentro con Dios donde encontraban la paz, la fortaleza espiritual (Salmos 84). b. En el templo podían adorar en comunión con otras personas. Había un valor añadido en la adoración comunitaria (Salmos 26.12). c. A menudo cuando el pueblo se reunía Dios les daba solución a problemas en su vida trayéndoles una solución (Salmos 73.23-26). d. La adoración en la casa de Dios traía también fortalecimiento espiritual en la vida del salmista (Salmos 84) e. La adoración tiene como uno de sus objetivos principales la alabanza a Dios (Salmos 100). Encontramos tres motivos especialmente de alabanza: Jehová es bueno, misericordioso y fiel en todas las edades. f. El salmista adoraba en Jerusalén como testimonio a otros acerca de la experiencia vivida (Salmos 116). Habiendo estado sumido en una gran depresión es levantado y restaurado por Dios.
Aprendemos en este libro que si no conocemos a Dios con sus hechos no podremos agradarlo en la adoración (Salmos 5.4-7). En el libro de Salmos también aprendemos que Dios se agrada con las personas de corazón humilde y obediente. Por último decir, que con este libro podemos encontrar mucha inspiración para alabar, adorar y orar a Dios. Recomendamos su uso para orar en su devocional privado. 17
4. LA ADORACIÓN EN LOS LIBROS PROFÉTICOS PROFETAS MAYORES ISAÍAS Isaías enseña que Dios es santo y justo, pero también es amante y perdonador. Su amor es tan tierno como el del esposo para con su esposa (Isaías 54.5,10). El profeta vislumbra la creación de un nuevo cielo y una nueva tierra (Isaías 61.1-3; 65.17-25; 66.22), muestra del propósito bondadoso de Dios. Habrá, no obstante, un día del juicio del Señor, pero el pueblo del Señor se levantará en alabanza y adoración al Santo de Israel (Isaías 56.1-7; 58.13-14; 63.15—64.12). Se hace un énfasis especial en la adoración en los capítulos 56—66 insistiendo en: la condenación de la idolatría (Isaías 57.3-13; 65.1-12; 66.17); la insistencia en guardar el sábado como día de adoración colectiva (Isaías 56.1-2; 58.13-14); y el énfasis en la eficacia de la oración (Isaías 56.6-7; 64.1-12). Isaías emplea el término shachah 10 veces, 5 en la primera sección (1-39) y 5 en la segunda (40-66).
JEREMÍAS Jeremías fue uno de los profetas que más sufrieron al ser fiel en la proclamación del mensaje de Dios. Fue golpeado, encarcelado, dejado como muerto en una cisterna (cap. 38). En este libro encontraremos 8 referencias a la adoración (Jeremías 1.16; 7.2; 8.2; 13.10; 16.11; 22.9; 25.6; 26.2) donde encontraremos el término hebreo shachah. En el llamamiento de Dios a Jeremías (Jeremías 1.4-12) encontramos como la adoración es la respuesta del hombre a la revelación de Dios. Dios siempre será quien tome la iniciativa en su encuentro con el hombre y le hablara personalmente (Jeremías 1.4). Una vez que el hombre recibe la palabra del Señor le quedan dos opciones: o responder afirmativamente o negativamente. Sea cual sea la respuesta del hombre, éste será siempre responsable de la misma. Toda adoración comienza de esta manera pero no termina aquí. Al responder positivamente abrimos un camino a una adoración más profunda a través del diálogo. El diálogo con Dios es una experiencia común de muchos hombres en la Biblia.
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La adoración que agrada a Dios además siempre concluye en obediencia a Dios tanto a nivel general como a nivel particular.
EZEQUIEL Ezequiel experimento algo común a los profetas: que su mensaje fuera rechazado. Sufrió personalmente en su propia vida, pero eso no fue un obstáculo para que desarrollara una comunión íntima con Dios. En este libro encontramos 4 referencias a la adoración (Ezequiel 8.16; 46.2-3,9). En la primera referencia se relata como Dios le muestra al profeta la manera en que se estaba adorando de una manera terrible y abominable en su templo (Ezequiel 8.16), llegando los mismos sacerdotes a volverle sus espaldas a Dios postrándose ante el sol. El comportamiento de los lideres indignó a Dios de tal manera que llegó a expresar las siguientes palabras: “Pues también yo procederé con furor; no perdonará mi ojo, ni tendré misericordia; y gritarán a mis oídos con gran voz, y no los oiré” (8.18). No hay nada más terrible que el silencio de Dios y que se separe de nuestras vidas. Las siguientes referencias se encuentran en el contexto del tiempo futuro cuando el Mesías trae tiempos de paz (Ezequiel 46.2-3,9). Empezando desde el capítulo 40 Ezequiel vislumbra el futuro lleno de esperanza del pueblo de Dios donde el templo es reconstruido y donde la gloria del Señor regresa al templo donde ahora hay un río que sale de él produciendo vida a todos los que se acercan.
PROFETAS MENORES Es llamativo el hecho de que en los doce profetas menores las referencias a la adoración son mínimas. Se ocupan, por tanto, de transmitir otro mensaje. Sobre todo, llamando al arrepentimiento y volverse a Dios. Encontraremos tan sólo 6 referencias sobre la adoración en: Miqueas 5.13; Sofonías 1.5 (2 veces); 2.11; Zacarías 14.16-17.
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5. LA ADORACIÓN EN EL ANTIGUO TESTAMENTO: CONCLUSIONES Es importante apuntar que la enseñanza y los principios acerca de la adoración que analizamos en el Antiguo Testamento son aplicables a la hora de analizar la adoración en el Nuevo Testamento. La adoración en el Antiguo Testamento es, sin lugar a dudas, uno de los temas más importantes. La adoración se establece como un mandamiento del hombre ante su Creador. Se legisla como tiene que hacerla y se establece que sucede al hombre que no lo hace, o peor aún, se convierte en un idólatra. Dios establece desde el principio que él es el único Dios verdadero merecedor de adoración. De esa manera, todo lo que se establece — altares, el tabernáculo, más adelante el templo, con todos sus ofrendas y sacrificios — sirve para que el hombre primeramente pueda encontrar el perdón de sus pecados y restablecer su relación con Dios, primer paso para la adoración a Dios. En la adoración a Dios siempre había implícitamente el concepto de obediencia a Dios porque si no era una adoración llena de hipocresía. Habría consecuencias positivas para el hombre que adorara a Dios adecuadamente y consecuencias negativas para el hombre que eligiera otro camino, el de la idolatría. La historia de Israel tristemente fue que, tras periodos de gran bendición, el pueblo terminaba olvidándose de su Dios para ir tras los dioses paganos, lo que resultaría en maldición para ellos y un gran sufrimiento. Que podamos aprender de la historia de Israel, y podamos elegir nosotros que nuestra vida sea una de adoración a nuestro Señor y Dios, Jesucristo.
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TEST 1 Contesta las siguientes cuestiones de acuerdo al contenido de la lección: 1. La primera adoración que se recoge en las Escrituras es realizada por medio de: ( ) a. ofrendas voluntarias. ( ) b. ofrendas comunitarias. ( ) c. Ambas respuestas son correctas. 2. El autor menciona una ofrenda que ofendió a Dios (Éxodo 32.8). Mientras Moisés se encontraba ausente, el sacerdote hizo un becerro de oro (Éxodo 24.15). El nombre del sacerdote es: ( ) a. Josué. ( ) b. Abram. ( ) c. Aarón. 3. En el libro de 2Crónicas, el autor habla de tres referencias realizadas por los siguientes reyes de Israel: ( ) a. Salomón, Josafat y Daniel. ( ) b. Salomón, Josafat y Ezequías. 4. Estudiando sobre la adoración en el libro de Salmos, el autor afirma que “Aprendemos en este libro que si no conocemos a Dios con sus hechos no podremos agradarlo en la adoración”. Esa frase está: ( ) a. Correcta. ( ) b. Incorrecta.
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SEGUNDA PARTE: UN RECORRIDO POR EL NUEVO TESTAMENTO La adoración en el Nuevo Testamento sigue siendo, como no podría ser de otra manera, un tema central. Encontraremos 61 referencias al término griego proskuneo localizadas en los siguientes textos: Mateo (13); Marcos (2); Lucas (3); Juan (12); Hechos (4); 1Corintios (1); Hebreos (2); Apocalipsis (24). Esa palabra se traduce normalmente por adorar, pero también postrarse, arrodillarse. Nos llama la atención lo poco que es usada en las epístolas de Pablo. La adoración cobra un nuevo sentido en la persona de Jesús porque al revelarnos la escritura acerca de su persona, sus enseñanzas así como sus obras, alcanzamos un mayor conocimiento de quien es Dios. Y si recordamos la enseñanza del Antiguo Testamento cuanto más conocemos a Dios más fácil y mejor nos resulta adorarle. Así que la nueva perspectiva de quien es Dios a través de la figura de Jesús posibilita que nuestra adoración adquiera una mayor profundidad.
6. LA ADORACIÓN EN LOS EVANGELIOS El templo era el lugar central de adoración para el pueblo judío. Llama la atención que Jesús protagonizara un hecho sin precedentes en su vida, cuando realizó la limpieza del templo (Mateo 21.12ss) y eso nos habla de la importancia que Jesús atribuía a realizar una adoración correcta a Dios. Ese suceso es tan inusual que hasta nos presenta a un Jesús que no parece Jesús porque lo vemos indignado, violento, amenazador hasta tal grado que los vendedores salieron sin ofrecerle resistencia. ¿Por qué tuvo Jesús semejante reacción? El texto nos da la respuesta a esa pregunta: "y dijo a los que vendían palomas: Quitad de aquí esto, y no hagáis de la casa de mi Padre casa de mercado" (Juan 2.16). En cierta manera, Jesús continúa con el mensaje profético que encontrábamos en el Antiguo Testamento donde los profetas llamaban al pueblo de Dios al arrepentimiento por haber pervertido la adoración a Dios. En los Evangelios, encontraremos la mitad de las referencias a la adoración. La novedad, ahora, es que la mayoría de las referencias será en cuanto a cómo los discípulos adoraron a Jesús como Dios. 22
MATEO Desde el principio notaremos el cambio en cuanto a la adoración. Jesús es adorado desde su mismo nacimiento (Mateo 2.2-11) hasta su despedida en el capítulo 28. La primera lección que encontramos de los magos llegados de oriente es que ellos venían con el objetivo claro de adorar al rey de los judíos. En contraposición, sin embargo, se encuentra el rey Herodes quien maquinó la muerte de Jesús para que no pudiera quitarle su reino. Otra lección es que para poder adorar a Jesús los magos tuvieron que recorrer un largo camino (unos 2.500 km aproximadamente1) esto nos recuerda el viaje que Abraham tuviera que realizar también para llegar al lugar que Dios había provisto para su vida. Estamos hablando de un viaje que probablemente duró varios meses, lo que implicaba un costo personal y económico. Nuevamente vemos que la verdadera adoración que agrada a Dios no es algo barato ni rápido. Implica una inversión, un coste por nuestra parte:
Entonces dijo David a Ornán: Dame este lugar de la era, para que edifique un altar a Jehová; dámelo por su cabal precio, para que cese la mortandad en el pueblo. Y Ornán respondió a David: Tómala para ti, y haga mi señor el rey lo que bien le parezca; y aun los bueyes daré para el holocausto, y los trillos para leña, y trigo para la ofrenda; yo lo doy todo. Entonces el rey David dijo a Ornán: No, sino que efectivamente la compraré por su justo precio; porque no tomaré para Jehová lo que es tuyo, ni sacrificaré holocausto que nada me cueste. (1Crónicas 21.22-24)
Igual que Abraham, ellos no tuvieron mucha idea de adónde iban, y solo tenían una estrella que les guiaba. Su viaje, sin embargo, fue lleno de alegría. Vinieron preparados para ofrendar en su adoración. No llegaron con las manos vacías. La ofrenda que traían representaba en primer lugar sus propias vidas. Así cuando venimos al Señor con nuestros diezmos y ofrendas estamos ofrendando parte de nuestra propia vida, y Dios se agrada tanto en esa actitud, y bendice nuestra vida (2Corintios 8.5). El hecho de que ese relato se haya registrado en el Evangelio es una clara evidencia de su importancia para nosotros hoy.
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Esta distancia es basándonos de la procedencia de los magos, quienes se dicen vinieron del oriente a Jerusalén. Aunque es evidentemente un misterio de donde vinieron podemos hacer algunos razonamientos al respecto. Primero, no había una ruta directa del oriente a Palestina porque en medio estaba el vasto desierto de Arabia que los separaba. Como en el caso de Abraham cuando fue llamado tuvo que hacer una travesía de unos 2.500 km. Segundo, es evidente la demora en llegar a Jerusalén ya que cuando llegaron José y María se encontraban en una casa (versículo 11); y tercero, Herodes había mandado matar a todos los niños de la zona de dos años de edad para abajo (versículo 16).
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Jesús fue tentado a adorar al diablo (Mateo 4.9-10) y desviarse de su misión divina. Sin embargo, la respuesta de Jesús no nos deja lugar a dudas acerca de a quien tenemos que adorar basándose en las Escrituras (Deuteronomio 6.13). Como discípulos seremos tentados de la misma manera para así desviarnos de la voluntad de Dios para nuestras vidas. En el ministerio de Jesús una de las cosas que destacaron fue su compasión por las necesidades de las personas. En tres ocasiones de sanidad encontramos un patrón interesante. Las personas enfermas vinieron en busca de Jesús, le adoraron, y posteriormente recibieron la sanidad (Mateo 8.2; Mateo 9.18; Mateo 15.25). De la misma manera los discípulos de Jesús le adoraron después de presenciar como realizaba tres milagros en Mateo 14.22-36:
En seguida Jesús hizo a sus discípulos entrar en la barca e ir delante de él a la otra ribera, entre tanto que él despedía a la multitud. Despedida la multitud, subió al monte a orar aparte; y cuando llegó la noche, estaba allí solo. Y ya la barca estaba en medio del mar, azotada por las olas; porque el viento era contrario. Mas a la cuarta vigilia de la noche, Jesús vino a ellos andando sobre el mar. Y los discípulos, viéndole andar sobre el mar, se turbaron, diciendo: ¡Un fantasma! Y dieron voces de miedo. Pero en seguida Jesús les habló, diciendo: ¡Tened ánimo; yo soy, no temáis! Entonces le respondió Pedro, y dijo: Señor, si eres tú, manda que yo vaya a ti sobre las aguas. Y él dijo: Ven. Y descendiendo Pedro de la barca, andaba sobre las aguas para ir a Jesús. Pero al ver el fuerte viento, tuvo miedo; y comenzando a hundirse, dio voces, diciendo: ¡Señor, sálvame! Al momento Jesús, extendiendo la mano, asió de él, y le dijo: ¡Hombre de poca fe! ¿Por qué dudaste? Y cuando ellos subieron en la barca, se calmó el viento. Entonces los que estaban en la barca vinieron y le adoraron, diciendo: Verdaderamente eres Hijo de Dios. Y terminada la travesía, vinieron a tierra de Genesaret. Cuando le conocieron los hombres de aquel lugar, enviaron noticia por toda aquella tierra alrededor, y trajeron a él todos los enfermos; y le rogaban que les dejase tocar solamente el borde de su manto; y todos los que lo tocaron, quedaron sanos.
El anuncio de Jesús de la Gran Comisión fue precedido por la adoración de sus discípulos (Mateo 28.1-10), eso nos recuerda que “antes” de que Dios nos haga anuncios importantes en nuestra vida tenemos que pasar tiempo en adoración (ver Hechos 13, el llamamiento de Pablo y Bernabé).
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MARCOS En este Evangelio encontraremos tan solo 2 referencias a la adoración que además se relacionan con situaciones que no agradan a Dios (Marcos 5.6 y 15.19). Es el caso del endemoniado gadareno y la parodia de adoración de Pilatos a Jesús.
LUCAS En este Evangelio la palabra adoración aparece en 3 ocasiones nada más (Lucas 4.7-8; 24.52). En la primera de ellas hace referencia a las tentaciones que Jesús tuvo después de su bautismo que se ha comentado anteriormente, la segunda es cuando Jesús fue adorado por sus discípulos durante su ascensión al cielo. En esa experiencia peculiar somos conscientes como los discípulos habían asumido completamente la divinidad de Jesús. Ahora no había lugar a dudas. Era una respuesta natural a la convicción total que había en sus corazones acerca de quién era Jesús. Eso producía gozo en sus corazones acerca del futuro que les esperaba y producía una obediencia total hacia el Maestro.
JUAN En este Evangelio encontramos unas 10 referencias y todas ellas se encuentran además localizadas en cinco versículos (Juan 4.20-24), que además es uno de los pasajes más hermosos sobre la adoración entre otras cosas porque Jesús fue el maestro que dicto estas lecciones:
Nuestros padres adoraron en este monte, y vosotros decís que en Jerusalén es el lugar donde se debe adorar. Jesús le dijo: Mujer, créeme, que la hora viene cuando ni en este monte ni en Jerusalén adoraréis al Padre. Vosotros adoráis lo que no sabéis; nosotros adoramos lo que sabemos; porque la salvación viene de los judíos. Mas la hora viene, y ahora es, cuando los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren. Dios es Espíritu; y los que le adoran, en espíritu y en verdad es necesario que adoren.
La adoración ya no depende de un lugar geográfico. Pero sí depende de a que Dios adoramos. Jesús aclara que es el Dios de los judíos de donde viene la salvación. Otra vez recordamos que nuestra adoración está absolutamente condicionada por el Dios que conocemos. Para adorar a Dios tenemos que hacerlo conforme a su propia naturaleza porque ahora “los verdaderos adoradores adorarán […] en espíritu y en verdad”. Y no solo eso, sino que además esos son los adoradores que Dios está buscando. 25
Mi oración en este momento es que tú, querido lector, puedas ser uno de esos adoradores que Dios busca que le adoren.
7. LA ADORACIÓN EN LOS HECHOS DE LOS APÓSTOLES El escritor de Hechos, Lucas, sigue en su misma línea que en el Evangelio (Lucas) al utilizar pocas referencias a la adoración en este libro (Hechos 7.43; 8.27; 10.25 y 24.11). Dos tienen que ver con gentiles (el etíope y Cornelio) y sólo una a un judío creyente (Pablo), quien adoraba a Jehová. Reflexionaremos sobre esta última. El apóstol Pablo fue a Jerusalén con el firme propósito de adorar a Dios (Hechos 24.16) en la fiesta de Pentecostés (Hechos 20.16). Pablo necesitó purificarse por el rito judío. Como creyentes, necesitamos limpiarnos reconociendo nuestros pecados antes de acercarnos a Dios. Pablo tuvo que pagar un alto precio en su vida personal al realizar esa adoración. Recibió acusaciones falsas y fue perseguido. En muchas ocasiones encontraremos ejemplos similares en la Biblia donde creyentes tuvieron que pagar un alto precio para seguir siendo fieles en la adoración.
8. LA ADORACIÓN EN LAS EPÍSTOLAS DE PABLO 1CORINTIOS Hay una sola referencia a proskuneo en la primera carta de Pablo a los corintios (1Corintios 14.25); la enseñanza que aquí se recoge es que cuando la revelación de Dios es entendida por los creyentes aprovecha más y produce en los oyentes el deseo de adorar a Dios.
HEBREOS Después de Jesucristo la adoración experimenta un cambio con la adoración anterior del sistema judío. En Hebreos se nos defiende esa superioridad de Cristo a lo antiguo. Ya no habrá necesidad de intermediarios humanos, podemos acercarnos confiadamente y directamente a Cristo. Aquí la palabra proskuneo se encuentra sólo 2 veces (Hebreos 1.6; 11.21) siempre en relación con dos citas del Antiguo Testamento.
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9. LA ADORACIÓN EN APOCALIPSIS Apocalipsis es un libro maravilloso donde se nos presenta el final de los tiempos con la esperanza de que el pueblo de Dios esté con su Dios, en un cielo nuevo, una nueva tierra y la nueva Jerusalén. Dios tiene el control de la historia. Un libro lleno de visiones del futuro. Entre los temas que sobresale, sin embargo, se encuentra el tema de la adoración, donde se encuentran 24 referencias de las cuales 10 serán a Dios (Apocalipsis 4.10; 5.14; 7.11; 11.1; 11.16; 14.7; 15.4; 19.4; 19.10; 22.9), dos más se refieren a “los que no habían adorado a la bestia ni a su imagen” (Apocalipsis 13.15 y 20.4), pero también 9 referencias tienen que ver con la adoración de Satanás de alguna manera (Apocalipsis 9.20; 13.4,8,12; 14.9,11; 16.2; 19.20).
Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir: Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir. Y siempre que aquellos seres vivientes dan gloria y honra y acción de gracias al que está sentado en el trono, al que vive por los siglos de los siglos, los veinticuatro ancianos se postran delante del que está sentado en el trono, y adoran al que vive por los siglos de los siglos, y echan sus coronas delante del trono, diciendo: Señor, digno eres de recibir la gloria y la honra y el poder; porque tú creaste todas las cosas, y por tu voluntad existen y fueron creadas. (Apocalipsis 4.8-11)
La gran verdad, es que el ser humano en todas las edades ha contado con la capacidad de elección de poder adorar a Dios o poder adorar a Satanás.
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TEST 2 Contesta las siguientes cuestiones de acuerdo al contenido de la lección: 1. Hablando sobre la adoración en el Nuevo Testamento, el autor llama la atención lo poco que la palabra griega para adoración proskuneo es usada en los escritos de: ( ) a. Pedro. ( ) b. Juan. ( ) c. Pablo 2. En el libro de Mateo, encontramos un patrón interesante (en tres ocasiones) en relación al ministerio de sanidad de Jesús: Mateo 8.2; Mateo 9.18; Mateo 15.25. Indique cuál afirmación es verdadera: ( ) a. Las personas enfermas vinieron en busca de Jesús, le adoraron, y posteriormente recibieron la sanidad. ( ) b. Las personas enfermas vinieron en busca de Jesús, recibieron la sanidad y posteriormente le adoraron. 3. Según el autor, ¿en cuál de los libros del Nuevo Testamento se encuentra el tema de la adoración, donde se encuentran 24 referencias? ( ) a. Juan. ( ) b. Hechos. ( ) c. Apocalipsis. 4. Completa la frase: Estudiando sobre la adoración en los Evangelios, el autor menciona que en el libro de __________ hay solamente 2 referencias a la adoración. Y las dos se relacionan con situaciones que no agradan a Dios. ( ) a. Mateo. ( ) b. Marcos. ( ) c. Lucas.
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TERCERA PARTE: LA ADORACIÓN QUE AGRADA A DIOS 10. UNA SÍNTESIS DE LOS PRINCIPIOS BÍBLICOS SOBRE LA ADORACIÓN En la vida del creyente siempre encontramos tres etapas:
1. PREPARACIÓN. La influencia de lo que uno es y hace como preparación para tener una experiencia de adoración. 2. ENCUENTRO. La adoración como encuentro real con Dios. 3. MISIÓN. El reflejo de la experiencia con Dios en lo que se es y se hace.
Analizaremos las tres etapas.
1. PREPARACIÓN
Ninguna persona podrá agradar a Dios en la adoración sin una debida preparación. De una manera general, la vida misma de la persona es una preparación. Pero, de una manera específica, también la persona debe prepararse “a conciencia” del momento que busca al adorar a Dios. En estos tiempos de crisis, de cambios vertiginosos, de tanto ruido, el ser humano más que nunca tiene que buscar la quietud para tomar conciencia de Dios. Sin prisas, debemos abrir nuestras Biblias antes que nada y no solo leerlas también estudiarlas para encontrar la revelación precisa de quien es Dios, quien es Jesús antes de entrar al periodo de adoración. Necesitamos también tener conciencia de la voluntad de Dios para nuestras vidas personalmente y su propósito eterno. Cuando nos acercamos a Dios en adoración tenemos que ser conscientes de lo que Dios está haciendo en el mundo, sus obras. Debemos recordar la historia de la salvación. Y también necesitamos ser conscientes de que de todas las necesidades que podamos tener como personas la más imperiosa, la más importante es la necesidad espiritual. Esa necesidad tantas veces reflejada en la Escritura es algo anterior a la adoración.
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En la preparación previa a la adoración, Israel tuvo que ser obediente y preciso en relación a las instrucciones que Dios les dio para adorarle. Así nosotros hoy tenemos también que ser obedientes a las instrucciones de Dios para nuestras vidas. En la preparación para la adoración también se incluye reunir o cumplir con todo lo necesario para hacerlo. Como, por ejemplo, en el caso de los diezmos y ofrendas, venir preparado de antemano con lo que se va a ofrendar o como dijo Jesús cuando pide el reconciliarse antes de entregar la ofrenda a Dios (Mateo 5.23-24).
2. ENCUENTRO
En todo encuentro con Dios mediante la adoración podemos esperar que sucedan algunas cosas como:
a. Conocer más acerca de quién es Dios. La adoración verdadera es un encuentro personal con Dios en el cual el adorador se concentra en la persona de Dios y expresa su admiración y alabanza por cada una de sus virtudes. Conocer sus atributos nos hace más conscientes de quien es Dios. Por ejemplo, en el libro de Salmos se dice que Dios es: santo (5.4-6; 29.2; 96.9; 99.3,5,9), abundante en gracia (5.7), soberano (22.27-29; 97.5), nombre glorioso (29.2; 66.2; 138.5), justo (45.6-7; 97.6; 99.4,8), bueno (86.5); perdonador (86.5; 99.8), grande en misericordia (86.5,13; 138.2), incomparable (86.8), grande (86.10; 96.4; 99.2-3), hacedor de maravillas (86.10), salvador (96.2), digno de suprema alabanza (96.4), glorioso (96.6; 97.6), responde a la oración (99.8; 138.3), el Fuerte de Jacob (132.2,5). En Salmos encontramos como se nos muestra a Dios en toda su majestad venciendo siempre a sus enemigos. Sin alabanza a Dios por lo que ha hecho no podremos tener después adoración por lo que él es.
b. Reconocer su mano en nuestras vidas y sus obras en general. Muy a menudo encontramos al pueblo de Dios dando testimonio de las obras realizadas por Dios en medio de sus expresiones de adoración (p. ej. Salmos 96, 98–101). En Salmos se dice: ¡Cuán asombrosas son tus obras! (Salmo 66.3), y también: “Venid, y ved las obras de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres” (66.5). Tenemos muchas razones para agradecer a Dios por su bondad en nuestras vidas. Pero el ser humano es ingrato. Eso se ve reflejado en la historia 30
de cuando Jesús sanó a los leprosos y de los nueve ninguno regresó para darle las gracias (Lucas 17.17).
c. Tener un entendimiento sobre nuestros pecados. Acercarse a la luz de Dios a través de la adoración en ocasiones nos hará conscientes de nuestro pecado. Pecado como naturaleza humana, pero también nos revelará pecados personales. De hecho, ha sido siempre la experiencia de los hombres de Dios que cuanto más se acercaban a Dios más conscientes eran de su pecado (ej. de Isaías 6.5; cf. Salmos 51).
d. Pedir la misericordia de Dios. En el corazón de Salomón estaba la idea de que el templo pudiera ser un lugar donde las personas pudieran recibir el perdón de sus pecados (2Crónicas 6.36-39). A Dios le agrada la lectura bíblica junto con la confesión de pecados (Nehemías 9.1-3). Pedir la misericordia de Dios también puede ser como una manera de pedir su protección (2Crónicas 20.12-18); o pedir por las necesidades materiales (Mateo 8.2; 9.18; 15.22,25).
e. Oír la voz de Dios contándonos su voluntad para nuestras vidas. Además de conocer el propósito general de Dios para la humanidad es vital que el adorador sea conocedor de la voluntad específica de Dios para su vida, y lo cierto es que Dios desea revelarnos su plan específico a cada uno de sus hijos. Y es que al leer las Escrituras descubriremos como en cada encuentro que el hombre tuvo con Dios, él siempre le reveló su voluntad. Tenemos el caso de Abraham y sus descendientes (Génesis 12.1-3; 17.4-8, 15-21; 22.1518a), el caso de Isaías (Isaías 6.1-13); Jeremías (Jeremías 1.4-10) y Ezequiel (Ezequiel 2.1-10). Otro ejemplo en el Nuevo Testamento sería Pablo (Hechos 9.1-6; 13.1-3; 16.6-9; 18.10; 22.17-21; 23.11; 26.14-18; 27.23-24).
f. Reconocimiento de Jesús como el Señor y dueño de nuestras vidas. La adoración en si misma implica un acto de rendición ante el Soberano Dios. De hecho, la adoración implica la postura física de tumbarse completamente en el suelo como señal de humillación y reconocimiento de la majestad de Dios.
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g. Ofrecer algo de valor, que nos cueste, de nosotros mismos a Dios que le ponga a él en el primer lugar de nuestras vidas. Toda adoración, ya hemos dicho, implica un precio. Todos los que venían a adorar traían una ofrenda que tenía un coste. Pero no solo eso, Dios mira el corazón del ofrendador para evaluar si su ofrenda es aceptable (Mateo 5.23-24; Marcos 12.41-44).
h. Interceder por otros. Es innegable que aquel que adoraba también oraba. Como Abraham (Génesis 18.16-33); Moisés (Éxodo 17.11-16; 32.7-14); Jesús (Juan 17; Lucas 22.32; 23.34); Pablo (Romanos 1.9; 10.1; Efesios 1.15-23; Filipenses 1.3-11; Colosenses 1.3-14; 1Tesalonicenses 1.2-3; 2Tesalonicenses 1.34,11-12; Filemón 4-6).
3. MISIÓN
Por último debemos explicar que es lo que debería seguir al acto de encuentro con Dios en la vida de los discípulos. Porque no podemos estar en la presencia del Altísimo y experimentar su amor para seguir viviendo una vida de pecado o sin que algo dentro de nosotros sea cambiado o transformado. ¿Qué cosas deberían suceder después del acto de adorar? Veamos…
a. Dios bendecirá nuestra adoración…o no. Depende. Tenemos que asegurarnos que nuestro acto de adoración se ha realizado de acorde con las instrucciones que recibimos en la Palabra del Señor. En el diálogo con Dios podremos escuchar inmediatamente su aprobación o no. Pero también por los acontecimientos posteriores podremos ser conscientes si ha bendecido o no nuestra adoración. No debemos olvidar que Dios siempre mira nuestro corazón y después mira nuestra ofrenda (Génesis 4.4b).
b. Dios es glorificado y su reino extendido. Siempre habrá una relación directa entre la adoración de un creyente a Dios con la extensión de su reino. El creyente que adora a Dios y obedece su voluntad será participante en la extensión del reino sin lugar a dudas.
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Tenemos algunos ejemplos: La obediencia absoluta de Abraham, que culminó en la adoración (Génesis 22.5), facilitó el plan de Dios de que todas las naciones serían bendecidas en Abraham. Cuando los padres de Samuel le presentaron para servir al Señor todos los días de su vida se inició el comienzo de un ministerio que contribuyó a la expansión del reino (1Samuel 1.28).
c. La persona que adora adecuadamente será bendecida en toda manera (recibiendo el perdón de Dios, siendo restaurada, fortalecida, prosperada, etc.). Cuando adoramos a Dios y tenemos un encuentro con él recibimos más amor de Dios, más luz, y eso nos posiciona contra el pecado y Satanás. Cuanto más nos acercamos a Dios mayor será nuestra convicción para vivir una vida santa y obediente a Dios y su Palabra. Sucederá la renovación de nuestro corazón y vendrá más bendición de Dios a nuestra vida. Algunos ejemplos: Noé cuando salió del Arca inmediatamente presentó un holocausto a Dios; la respuesta de Dios fue bendecir a Noé y a su familia haciendo un pacto con él (Génesis 9.1; Génesis 9.9ss). Después de que Salomón hiciera la dedicación del templo, la gente volvió a su casas “alegres y gozosos de corazón” (2Crónicas 7.10). Aquellos discípulos que vieron como Jesús ascendía a los cielos “[…] volvieron a Jerusalén con gran gozo; y estaban siempre en el templo, alabando y bendiciendo a Dios” (Lucas 24.52-53).
d. Siempre que hay verdadera adoración al Señor encontraremos también obediencia a Dios. Así que el resultado de la adoración siempre será obedecer fielmente a Dios. Recordemos como Isaías, en su experiencia con Dios en el templo, salió con la firme decisión de ser un vocero obediente de Dios (Isaías 6.1-13). Dios sonríe sobre nosotros con agrado cuando nos contempla en adoración: “Oh Dios, restáuranos; has resplandecer tu rostro, y seremos salvos.” (Salmos 80.3)
e. La adoración es un arte que encuentra su fundamento en la Palabra del Señor. Cuanto mejor y más conocemos a Dios a través de su Palabra mejor y mayor será nuestra adoración. Así que la adoración y la Palabra de Dios se complementan y van de la mano. Un estudio sistemático de la Palabra de Dios nos descubrirá muchas verdades, y las más importantes, las que nos enseñan quien es Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo nos llevarán a rendir nuestro corazón en adoración a Dios.
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TEST 3 Contesta las siguientes cuestiones de acuerdo al contenido de la lección: 1. En la vida del creyente siempre encontramos tres etapas con relación a adoración: ( ) a. Preparación, encuentro y obediencia. ( ) b. Preparación, obediencia y misión. ( ) c. Preparación, encuentro y misión. 2. Indique si la siguiente afirmación es verdadera (V) o falsa (F): ( ) En la preparación previa a la adoración, Israel tuvo que ser obediente y preciso en relación a las instrucciones que Dios les dio para adorarle. 3. ¿Qué palabra falta en este versículo? “Venid, y ved las_______ de Dios, temible en hechos sobre los hijos de los hombres.” ( ) a. Maravillas. ( ) b. Bendiciones. ( ) c. Obras. 4. ¿Qué acontece cuando adoramos a Dios y tenemos un encuentro con él? ( ) a. Cuando adoramos a Dios y tenemos un encuentro con él recibimos más amor de Dios, más luz, y eso nos posiciona contra el pecado y Satanás. ( ) b. Cuando adoramos a Dios y tenemos un encuentro con él recibimos más amor por nosotros mismos, y eso nos posiciona contra los impíos que no quieren saber de Jesús.
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CUARTA PARTE: LA VIDA DEL ADORADOR El objetivo para todo adorador es que la adoración no sea algo excepcional en su vida sino que se convierta en su estilo de vida. ¿Cómo llevar esto a la práctica? Haremos una reflexión de la escalera que tendremos que subir. La escalera tiene tres peldaños: 1) la adoración personal; 2) la adoración en comunidad y 3) la adoración como forma de servicio. La idea es subir la escalera pero ir sumando cada paso que se da al otro hasta que se viven de forma simultánea los tres a la vez.
1. La adoración personal
Hablamos aquí acerca del tiempo íntimo o a solas con Dios. El principal impedimento para esta adoración siempre será el tiempo para estar con Dios. En esta sociedad y forma de vida en la que vivimos, siempre con prisas, siempre ocupados, siempre planeando la siguiente cosa que hacer, nos da la sensación que cuando paramos para hacer nuestro devocional diario es como… si no estuviéramos haciendo nada. Tenemos que recordar vez tras vez que Dios es y tiene que ser el centro de nuestra vida. Como dice el salmista: “Con todo mi corazón te he buscado; no me dejes desviarme de tus mandamientos. En mi corazón he guardado tus dichos, para no pecar contra ti” (Salmos 119.10-11). Una verdad que no podemos dejar de expresar es que terminamos convirtiéndonos en aquello que adoramos. Como ya hemos dicho el término griego para adorar que se recoge en el Nuevo Testamento es proskuneo y significa acercarse para besar, postrarse con reverencia. Y surgen las preguntas: ¿Ante quién nos postraremos? ¿A quién serviremos? El objetivo de la adoración es rendir nuestros corazones a Dios, estar con él, sentir su amor, y decirle que le amamos, abriendo nuestros oídos para escuchar su dulce voz con la disposición de obedecer sus palabras. Es lo mismo que cuando amamos a alguien. Si amas a una persona de verdad querrás pasar tiempo con ella, hablar con ella expresándole tu amor. Con Dios no es diferente; cuanto más amamos a Dios más tiempo querremos pasar con él, querremos agradarle con nuestros pensamientos, acciones y palabras. 35
Y ya hemos dicho que Dios busca adoradores que le adoren adecuadamente: en espíritu y en verdad (Juan 4.21-24). Es, por tanto, una adoración profunda porque es “en espíritu” (Salmos 51.17) y es una adoración basada en la verdad de la Palabra de Dios y en la verdad personal, así que no cabe la mentira o la hipocresía como le pasara a aquellos fariseos a los que dijo Jesús:
Hipócritas, bien profetizó de vosotros Isaías, como está escrito: Este pueblo de labios me honra, mas su corazón está lejos de mí. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de hombres. (Marcos 7.6-7)
Adorar a Dios personalmente en la intimidad transformará nuestra vida y solamente por esto ya merece la pena vivir en esa disciplina espiritual. Dios desea estar con nosotros, hablarnos, bendecirnos, dirigir nuestra vida para bien. Cuando nos acercamos a Dios en adoración, trayendo nuestras vidas a su presencia podemos estar seguros que las bendiciones vendrán. La adoración a Dios traerá a nuestra vida un amor apasionado nada indiferente que traerá vida: Él le dijo: ¿Qué está escrito en la ley? ¿Cómo lees? Aquél, respondiendo, dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con todas tus fuerzas, y con toda tu mente; y a tu prójimo como a ti mismo. Y le dijo: Bien has respondido; haz esto, y vivirás. (Lucas 10.26-28)
Merece la pena y mucho poder tener tiempos a solas con Dios en adoración, oración, meditación en su Palabra. Tener tiempo de silencio y soledad. Ese será el fundamento del resto de actividades que realicemos en nuestra vida. En la adoración a Dios nuestra alma será asombrada por la magnificencia de Dios. Nos traerá de vuelta el asombro que teníamos ante lo nuevo cuando éramos niños. Y surgirá el agradecimiento en nuestros corazones (Lucas 7.3650). Como decía el salmista:
Bendice, alma mía, a Jehová, Y bendiga todo mi ser su santo nombre. Bendice, alma mía, a Jehová, Y no olvides ninguno de sus beneficios. El es quien perdona todas tus iniquidades,
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El que sana todas tus dolencias; El que rescata del hoyo tu vida, El que te corona de favores y misericordias; El que sacia de bien tu boca De modo que te rejuvenezcas como el águila. (Salmos 103.1-5)
Una de las experiencias más especiales que podemos tener en nuestra adoración personal es “conocer” a Dios como Padre. Es sentir que estamos en casa, protegidos, a salvo, y experimentar el abrazo del Padre (Romanos 8.14-17; Gálatas 4.6-7; Lucas 11.11-13). Pasar tiempos a solas con Dios en adoración nos traerá también los frutos del Espíritu Santo: “Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley” (Gálatas 5.22-23).
2. La adoración en comunidad
La adoración personal en intimidad nos prepara también para la adoración en comunidad. Adorar en comunidad es cuando un grupo de personas, no importa si el grupo es grande o pequeño, se pone de acuerdo para adorar a Dios. Es especial “la conexión” que se produce cuando la comunidad cristiana adora a Dios en una sola voz. No es simplemente cantar o alzar la voz en unidad, Dios mismo ha prometido que estaría en medio de ellos: “Pero tú eres santo, tú que habitas entre las alabanzas de Israel” (Salmos 22.3) De hecho, sin la adoración a Dios la comunidad cristiana se convertiría en un simple grupo social. El resultado de la adoración en comunidad es que nos amamos, buscamos la unidad, nos perdonamos, nos confesamos nuestros pecados y nos servimos unos a otros. Como dijo el escritor de Hebreos:
“Y considerémonos unos a otros para estimularnos al amor y a las buenas obras; no dejando de congregarnos, como algunos tienen por costumbre, sino exhortándonos; y tanto más, cuanto veis que aquel día se acerca”. (Hebreos 10.24-25)
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Una de las cosas más hermosas que podemos experimentar en la adoración en comunidad es la manifestación del poder de Dios. Dios desciende sobre la comunidad cristiana que le adora. Jesús nos enseñó a orar diciendo: “Que tu voluntad sea hecha en la tierra como en el cielo”. Pero nos hemos preguntado: ¿Qué pasa en el cielo? Veamos…
Y cuando hubo tomado el libro, los cuatro seres vivientes y los veinticuatro ancianos se postraron delante del Cordero; todos tenían arpas, y copas de oro llenas de incienso, que son las oraciones de los santos; y cantaban un nuevo cántico, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos; porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre nos has redimido para Dios, de todo linaje y lengua y pueblo y nación; y nos has hecho para nuestro Dios reyes y sacerdotes, y reinaremos sobre la tierra. Y miré, y oí la voz de muchos ángeles alrededor del trono, y de los seres vivientes, y de los ancianos; y su número era millones de millones, que decían a gran voz: El Cordero que fue inmolado es digno de tomar el poder, las riquezas, la sabiduría, la fortaleza, la honra, la gloria y la alabanza. Y a todo lo creado que está en el cielo, y sobre la tierra, y debajo de la tierra, y en el mar, y a todas las cosas que en ellos hay, oí decir: Al que está sentado en el trono, y al Cordero, sea la alabanza, la honra, la gloria y el poder, por los siglos de los siglos. Los cuatro seres vivientes decían: Amén; y los veinticuatro ancianos se postraron sobre sus rostros y adoraron al que vive por los siglos de los siglos”. (Apocalipsis 5.8-14. Ver también 14.2-3.)
Está, por tanto, bastante claro que la voluntad de Dios en el cielo es la adoración del Padre y del Hijo ante el trono. Así que lo que sucede cuando en la tierra nos juntamos como discípulos del Señor para adorar a Dios es que nos estamos conectando con lo que ya está sucediendo en el cielo permanentemente: la adoración celestial. La imagen que se nos ofrece en el cielo del estruendo de muchas aguas es posiblemente el sonido de los muchos santos unidos adorando a Dios. Cuando Jesús murió en la cruz del Calvario dijo: “Consumado es”. En ese instante se produjo un fenómeno singular, se rasgó el velo del templo de arriba abajo (Marcos 15.37-38) significando el comienzo de un nuevo tiempo para la humanidad. Ahora el hombre podría venir libremente a la presencia de Dios en cada momento y lugar, se abría, por tanto, el camino hacia Dios y se establecía el puente entre el hombre y Dios Padre por medio del sacrificio en la cruz de Jesús. Nuestra adoración bendice a Dios, pero también produce que Dios nos bendiga a nosotros: “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová. Desde Sion te bendiga Jehová, el cual ha hecho los cielos y la tierra” (Salmos 134.2-3).
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La adoración a Dios comienza en nosotros un ciclo de bendición de parte de Dios: bendiciones físicas, de liberación (1Samuel 16.14-23); de salvación (Zacarías 2.10-11); Dios hablando (2Reyes 3.15-16a), del alma y de transformación interior:
[…] si se humillare mi pueblo, sobre el cual mi nombre es invocado, y oraren, y buscaren mi rostro, y se convirtieren de sus malos caminos; entonces yo oiré desde los cielos, y perdonaré sus pecados, y sanaré su tierra (2Crónicas 7.14).
Porque el Señor es el Espíritu; y donde está el Espíritu del Señor, allí hay libertad. Por tanto, nosotros todos, mirando a cara descubierta como en un espejo la gloria del Señor, somos transformados de gloria en gloria en la misma imagen, como por el Espíritu del Señor. (2Corintios 3.17-19)
Entre las formas bíblicas que tenemos para adorar a Dios podemos mencionar las que siguen:
a. Mediante la voz Diciendo palabras de alabanza: “Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan, y digan siempre los que aman tu salvación: Jehová sea enaltecido” (Salmos 40.16); cantando palabras de alabanza: “Cantad a Dios, cantad; cantad a nuestro Rey cantad” (Salmos 47.6); gritando su alabanza: “Aclamen a Dios con gritos de alegría. […] Dios el Señor ha ascendido entre gritos de alegría y toques de trompeta” (Salmos 47.1b,5, Nueva Versión Internacional; ver Salmos 32.11; 132.9,16).
b. Mediante las manos Aplaudiendo (Salmos 47.1a) mostrando así alegría, aprecio y aprobación, reconocimiento. Esta manera es la menos mencionada en la Biblia. Levantando las manos: “Alzad vuestras manos al santuario, y bendecid a Jehová” (Salmos 134.2 y también Salmos 63.4). Cuando levantamos las manos, estamos reconociendo nuestra dependencia de Dios y nuestra rendición a él, quien es más grande que nosotros. Al levantar las manos estamos diciendo que él es quien tiene el control de nuestras vidas.
c. Mediante instrumentos musicales Hay varios textos que citan instrumentos musicales, pero veamos uno de ellos: 39
Cuando sonaban, pues, las trompetas, y cantaban todos a una, para alabar y dar gracias a Jehová, y a medida que alzaban la voz con trompetas y címbalos y otros instrumentos de música, y alababan a Jehová, diciendo: Porque él es bueno, porque su misericordia es para siempre; entonces la casa se llenó de una nube, la casa de Jehová. Y no podían los sacerdotes estar allí para ministrar, por causa de la nube; porque la gloria de Jehová había llenado la casa de Dios. (2Crónicas 5:13-14. Ver también: Salmos 33.2-3; Apocalipsis 14.2.)
d. Mediante nuestra postura corporal Adorando de pie: Salmos 134.1; Salmos 135.1-2). Es interesante que tanto en el tabernáculo de Moisés como en el de David o en el templo de Salomón no había sillas. Así tanto los sacerdotes al ministrar como la congregación estaban todo el tiempo de pie:
Y los sacerdotes desempeñaban su ministerio; también los levitas, con los instrumentos de música de Jehová, los cuales había hecho el rey David para alabar a Jehová porque su misericordia es para siempre, cuando David alababa por medio de ellos. Asimismo los sacerdotes tocaban trompetas delante de ellos, y todo Israel estaba en pie. (2Crónicas 7.6)
Adorando con la danza: “Alaben su nombre con danza; con pandero y arpa a él canten” (Salmos 149.3. Ver también: Salmos 150.4). En el idioma hebreo se recoge una variedad de expresiones relacionadas con la danza especificando la manera en que esa se realiza. La danza puede ser un medio para expresar nuestro agradecimiento a Dios en total libertad. Adorando mediante nuestra postración: “Venid, adoremos y postrémonos; arrodillémonos delante de Jehová nuestro Hacedor” (Salmos 95.6; y también 2Crónicas 7.3). En la actualidad en algunas iglesias se está dando una forma nueva de adorar a Dios de una manera espontánea. El principio se encuentra en una interpretación de 1Corintios 14.15, que dice: “¿Qué, pues? Oraré con el espíritu, pero oraré también con el entendimiento; cantaré con el espíritu, pero cantaré también con el entendimiento”. Tiene que ver con lo que decía el salmista de “cantar un cántico nuevo”. Es maravilloso cuando la comunidad cristiana canta junta en armonía, pero se da un fenómeno especial cuando surgen cánticos nuevos y espontáneos en medio de la adoración de la iglesia. Es como cuando el novio escribe un poema a la novia con palabras que salen de su corazón. De la misma manera podemos dejar que nuestras palabras de alabanza y adoración surjan de nuestro corazón directamente al Padre (Juan 7.38).
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Parece que la iglesia primitiva lo practicaba, por eso, Pablo dice: “No os embriaguéis con vino, en lo cual hay disolución; antes bien sed llenos del Espíritu, hablando entre vosotros con salmos, con himnos y cánticos espirituales, cantando y alabando al Señor en vuestros corazones” (Efesios 5.18-19), de donde los salmos se consideran a pasajes bíblicos escritos como cantos y acompañados con música; los himnos son palabras inspiradas por un escritor y que se cantan y los cánticos espirituales son una expresión cantada inspirada por el Espíritu Santo en nuestro idioma o en lenguas. En esos cánticos espirituales también pueden aparecer palabras que Dios mismo da a la comunidad, expresando su amor y su verdad. Es como decía el profeta:
Jehová está en medio de ti, poderoso, él salvará; se gozará sobre ti con alegría, callará de amor, se regocijará sobre ti con cánticos. (Sofonías 3:17. Ver también 1Samuel 10.5-6,10; Ezequiel 33.31-33; 1Crónicas 25.1,3.)
La pregunta es inevitable: ¿Podemos aprender a cantar cánticos nuevos? La respuesta es sí. Podemos hacerlo en nuestro devocional diario, dando lugar a una adoración donde cantar “espontáneamente” las palabras que van surgiendo del corazón. También podemos hacerlo igualmente en comunidad si le damos el espacio para que surja.
3. La adoración como forma de servicio
El objetivo en nuestra vida de adorador es llegar a este nivel. Y resulta el más difícil. Que bendición es experimentar la adoración a Dios de una manera personal y en comunidad, pero muy a menudo se nos olvida que como discípulos tenemos una misión que llevar adelante:
Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén. (Mateo 28.18-20)
Otros de los términos griegos para la adoración es latreuo (Lucas 2.37; Hechos 26.7; Filipenses 3.3; Hebreos 12.28). Significa servir y adorar. Quiere decir que la adoración cobra una nueva dimensión: la de servir a Dios a través de nuestra misión.
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Recordemos que la misión que Dios nos ha dado nació en su corazón: “Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna” (Juan 3.16). Meditemos por un momento: ¿Cómo es el amor de Dios? Es grandioso, podríamos decir “exagerado” porque Dios amó al mundo. Y ahí tienes que incluirte tú también. Dios te ha amado primero, tomó la iniciativa en su amor, te tuvo misericordia y compasión. No olvidemos nunca esto. De la misma manera ahora nosotros deberíamos amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Y en nuestro tiempo devocional ¿de qué podrá hablarnos Dios? Seguro que es del amor que tiene por las personas que nos rodean. Así nuestra adoración a Dios nos llevará siempre a la MISIÓN de: amar a nuestro prójimo no solo con nuestras palabras sino también con nuestros hechos; amar sin discriminar a nadie porque el amor de Dios no discrimina: “Mas Dios muestra su amor para con nosotros, en que siendo aún pecadores, Cristo murió por nosotros” (Romanos 5:8); amar a los pecadores, orando y creando relaciones con la gente que todavía no conoce a Jesús para poderles presentar el mensaje de salvación; amar a nuestros enemigos, perdonando a los que nos persiguen y aquellos que nos quieren hacer daño de alguna manera; amar a los que culturalmente son diferentes a nosotros, porque el reino de Dios está compuesto por personas de diversas etnias, razas, naciones; entendiendo que esto es una de las grandes riquezas de la iglesia, que aun siendo diferentes podemos amarnos y complementarnos; amar a los despreciados; a tanta gente olvidada de nuestra sociedad: los pobres, los marginados socialmente, los toxicómanos, los ancianos; dar sacrificialmente de nuestro tiempo, talentos, y diezmos (dinero) a Dios, a la iglesia y a otros. Recordemos que la naturaleza de Dios es dar. Si pasamos tiempo con Dios, se notará en que nos volveremos “dadores” alegres igual como es Dios.
También nuestra adoración puede ser evangelística.
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En el original griego encontramos que la palabra evangelismo está formada por la combinación de “eu”, que significa bueno, y “aggelos”, que significa ángel o mensajero. Juntando las dos palabras su significado literal podría ser buen ángel. Desde ese punto de vista, el adorador es un mensajero de Dios enviado a las vidas de sus prójimos (familiares, vecinos, compañeros de trabajo, colegio, etc.). Pablo enseña acerca del evangelismo como una obligación: “¡ay de mí si no predico el evangelio!” (1Corintios 9.16); habla también como si llevar la buena noticia fuera una deuda (Romanos 1.14-16). Cuando facilitamos que alguien pueda llegar a los pies de Jesús se nos enseña que se produce una fiesta en los cielos: “Os digo que así habrá más gozo en el cielo por un pecador que se arrepiente” (Lucas 15.7,10,23,32). Jesús nos enseña que su padre estaba trabajando. No somos llamados a actuar por nuestra cuenta sino a descubrir que es lo que el Padre está haciendo. Al revelarnos Dios su voluntad y estar dispuestos a actuar podremos conocer a Dios de una manera más profunda. Así que en nuestra adoración podremos aprender a vivir en la voluntad de Dios para nuestras vidas, pero tendremos que:
Separar tiempo para los inconversos. Uno de los errores que se comenten en nuestras iglesias es “romper” relaciones con nuestras amistades e incluso familia cuando nos convertimos. Si no seguimos pasando tiempo con ellos ¿cómo se darán cuenta del cambio operado por Dios en nuestras vidas? Ejemplo tenemos en Jesús que fue llamado “amigo de publicanos y pecadores” (Mateo 11.19; Lucas 7.33).
Amar sin condiciones. Siendo sabios con los no que creen y aprovechar las oportunidades que Dios nos da de poderles compartir con nuestra vida y palabras (Colosenses 4.5, “aprovechando al máximo cada momento oportuno”, Nueva Versión Internacional). La incondicionalidad de nuestro amor consiste en seguir amando a la persona aun cuando ésta no responda a nuestro mensaje o no quiera ir a nuestra iglesia.
Servir a otros. No podemos negar que en este tiempo que vivimos nadie se cree que pueda haber algo que nos den completamente gratis. Hoy en día hay iglesias que han elegido el camino del llamado “evangelismo de servicio” en el que se hace algo a cambio de nada para 43
demostrar el amor de Dios de una manera práctica: “Amad, pues, a vuestros enemigos, y haced bien, y prestad, no esperando de ello nada; y será vuestro galardón grande, y seréis hijos del Altísimo; porque él es benigno para con los ingratos y malos” (Lucas 6.35).
Dejar el temor al rechazo. Parece que una de las razones por la que no evangelizamos lo que deberíamos es debido al temor a ser rechazado. No siempre la gente está lista para recibir el mensaje y al final de cuentas realmente a quien están rechazando es a Dios: “El que a vosotros oye, a mí me oye; y el que a vosotros desecha, a mí me desecha; y el que me desecha a mí, desecha al que me envió” (Lucas 10.16). Como cristianos, sin embargo, tenemos que ser conscientes que seremos rechazados, pero eso no nos tiene que detener y debería de convertirse en un motivo de gozo en nosotros: “Bienaventurados seréis cuando los hombres os aborrezcan, y cuando os aparten de sí, y os vituperen, y desechen vuestro nombre como malo, por causa del Hijo del Hombre” (Lucas 6.22).
Superar el temor al fracaso. Dios puede “usar” a cualquiera de nosotros para llevar su obra adelante. No tenemos que ser especiales, o con grandes talentos, solo necesita corazones obedientes a su voz. Lo importante no es que se conviertan grandes multitudes como pasó con Pedro o con los grandes evangelistas. Lo importante es que seamos sus mensajeros en cualquier lugar donde estemos. A veces por compararnos con los que hacen grandes cosas nos quedamos detenidos pensando que solo eso podemos hacer. Pensemos cuantos cristianos “anónimos” hay en la historia de los que no sabemos nada, pero que hicieron grandes cosas para Dios. ¿Qué habría pasado con Pablo si no hubiera habido un simple discípulo llamado Ananías que “OYÓ” la voz de Dios? (Hechos 9).
Ponernos como meta no solamente que la gente sea salva sino que también se conviertan en adoradores como nosotros. Quien se acerca a Dios siempre quiere compartir su hermosa y maravillosa experiencia a otras personas para que ellas también puedan experimentar lo mismo. Y el contacto con Dios a través de la adoración nos hace más como Cristo. Que en nuestro corazón esté el deseo de que otros puedan parecerse más a Cristo.
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Por último, la verdadera adoración nos mostrará el corazón del Padre: que defiende a los que no tienen poder, que él es el Padre de la gente discriminada a la que se oprime y que piensa siempre en los más necesitados: “A Jehová presta el que da al pobre, y el bien que ha hecho, se lo volverá a pagar” (Proverbios 19.17); “Padre de los huérfanos y defensor de las viudas es Dios en su morada santa” (Salmos 68.5, Nueva Versión Internacional).
Así adorar a Dios nos llevara a “conocer” el corazón del Padre y necesariamente “abrirá” nuestros ojos a las necesidades alrededor nuestra:
No le niegues sus derechos al extranjero ni al huérfano, ni tomes en prenda el manto de la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto, y que el Señor tu Dios te sacó de allí. Por eso te ordeno que actúes con justicia. Cuando recojas la cosecha de tu campo y olvides una gavilla, no vuelvas por ella. Déjala para el extranjero, el huérfano y la viuda. Así el Señor tu Dios bendecirá todo el trabajo de tus manos. Cuando sacudas tus olivos, no rebusques en las ramas; las aceitunas que queden, déjalas para el extranjero, el huérfano y la viuda. Cuando coseches las uvas de tu viña, no repases las ramas; los racimos que queden, déjalos para el inmigrante, el huérfano y la viuda. Recuerda que fuiste esclavo en Egipto. Por eso te ordeno que actúes con justicia.” (Deuteronomio 24.17-22, Nueva Versión Internacional)
Había, por tanto, tres grupos de personas que cuidar: primero los extranjeros, los huérfanos y las viudas. Hoy en día en nuestra sociedad podemos encontrar personas desamparadas en todas las esferas, emigrantes, inmigrantes, ancianos, personas con desórdenes mentales o problemas físicos, toxicómanos, minorías, pobres, personas sin casa. Cuando tengas tu tiempo de adorar a Dios, pídele al Espíritu Santo que te muestre a esa gente alrededor tuyo. A veces, no somos conscientes de que las personas están cerca de nosotros, pero cuando el Espíritu Santo nos las hace presentes casi siempre solemos exclamar: ¿Cómo no me había dado cuenta de esta realidad antes?
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TEST 4 Contesta las siguientes cuestiones de acuerdo al contenido de la lección: 1. La adoración no debe ser algo excepcional en la vida del adorador sino su estilo de vida. Para llevar esto a la práctica, el autor sugiere una escalera con tres peldaños que tendremos que subir: a) la adoración personal; b) la adoración en comunidad y c)____________________: ( ) a. La adoración virtual ( ) b. La adoración en forma de servicio 2. Elija la opción verdadera: “__________, bien profetizó de vosotros__________, como está escrito: Este pueblo de _________ me honra, mas su corazón está lejos de ___________. Pues en vano me honran, enseñando como doctrinas mandamientos de ________.” ( ) a. Hipócritas, Jeremías, boca, nosotros, hombres. ( ) b. Hipócritas, Isaías, labios, mí, hombres. ( ) c. Hipócritas, Isaías, falsos, mí, falsos profetas. 3. Indique si la siguiente afirmación es verdadera (V) o falsa (F): ( ) Adorar a Dios personalmente en la intimidad transformará nuestra vida y solamente por esto ya merece la pena vivir en esa disciplina espiritual. 4. ¿Cuál de las siguientes frases están correctas, según el autor? ( ) a. La adoración personal en intimidad nos prepara también para la adoración en comunidad. ( ) b. La adoración en comunidad nos prepara también para la adoración personal en intimidad.
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CONCLUSIÓN Por último, queremos responder a la siguiente pregunta: ¿Dónde está el equilibrio en nuestra adoración? Al leer la historia de la iglesia encontramos los dos extremos: aquellos cristianos que en su manera de buscar a Dios se aislaron completamente de la sociedad y aquellos cristianos que en su búsqueda de justicia social tomaron las armas. Son dos extremos nada saludables. En una ocasión se le preguntó a la madre Teresa de Calcutá sobre que pensaba ella acerca del equilibrio en la adoración, y su respuesta sin pensar fue: “De cierto os digo que en cuanto no lo hicisteis a uno de estos más pequeños, tampoco a mí lo hicisteis.” Esas no fueron palabras suyas; fueron recordando las palabras de Jesús. Esto nos trae una verdad muy importante de entender y es que existe una relación muy clara en cuanto a cómo tratamos a los pobres y como es nuestra relación con Dios, porque Dios ama mucho a los pobres, que no nos pase como dijo el profeta Amós:
Aborrezco, desprecio vuestras fiestas, tampoco me agradan vuestras asambleas solemnes. Aunque me ofrezcáis holocaustos y vuestras ofrendas de grano, no los aceptaré; ni miraré a las ofrendas de paz de vuestros animales cebados. Aparta de mí el ruido de tus cánticos, pues no escucharé siquiera la música de tus arpas. (Amos 5.21-23, La Biblia de las Américas)
Nuestra adoración nunca será verdadera si no hay obediencia en nuestras vidas. Dios Padre está buscando adoradores. Mi oración al concluir este estudio es que te encuentre a ti, querido lector. Que estas páginas te sirvan para animarte a desear una adoración más profunda con Dios, que te lleve a conocerle mejor y que te dirijan hacia la misión personal que Dios te ha tenido preparada desde antes del principio de los tiempos.
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EJEMPLO DE DEVOCIONAL EN 15 MINUTOS En el día anterior, deja tu Biblia en su lugar apropiado para no perder tiempo buscándola al día siguiente:
Preparación: En 20 segundos: Con las manos levantadas y en silencio interior, entra en la presencia del Señor y pídale el deseo de disfrutar de su presencia y oír su voz. Adoración: En dos minutos: Canta al Señor una alabanza de adoración. Meditación: En cinco minutos: Lea un texto bíblico y medita en sus palabras. Memorización: En dos minutos: Memoriza un versículo bíblico que sea fuente de poder, fuerza y paz del Señor durante todo el día. Reflexión: En tres minutos: Reflexiona: ¿Qué dice el Señor a mí en términos de santidad, dirección, sabiduría, cambio de vida, perdón, etc.? Oración: De rodillas, ora al Señor. Intenta oír la voz del Espíritu Santo hablando a tu corazón, con respecto al texto de la Palabra que acabas de leer. Pídale al Señor que traiga a tu mente cualquier pecado no confesado; confiésalo al Señor y pídale su perdón y purificación (1Juan 1.9 y 2.1). Clama al Señor por tus necesidades, desafíos, etc. Dile que él es más grande que tus problemas y dificultades. Por último, adora al Señor por sus obras maravillosas y lo que hará por ti. Acuérdate de que Dios es Dios de victoria y de poder.
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SOBRE EL AUTOR MIGUEL ANGEL PINO MOYANO encontró al Señor mediante la lectura de la Biblia cuando era seminarista católico. Tiene una experiencia pastoral de treinta años y una visión por la plantación de iglesias. Ha sentido pasión por hacer discípulos y algunos de ellos son hoy pastores. Desde el momento de su conversión a los quince años ha estado involucrado en ayudar a la iglesia a experimentar una adoración profunda. Es licenciado en Teología por el CEIBI y tiene una Maestría en Estudios Bíblicos y Teológicos por la Universidad Doxa en Florida. Es casado con Inés María y padre de cuatro hijos: Miguel Angel, David, Inés María y Juan Marcos.
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¡PREPÁRATE PARA SER UN VERDADERO ADORADOR! Este módulo está diseñado para aquellos cristianos que necesitan formación para el liderazgo de adoración en su iglesia o para todos aquellos que quieran aprender cómo actuar en el ministerio de adoración, abordando los aspectos técnicos y estudiando la adoración con profundidad bíblica. El objetivo general es formar líderes con corazón de siervo y siervos con corazón de adorador.
ASIGNATURAS: 1. Aprendiendo a liderar e a solucionar conflictos Esta asignatura tiene como objetivo tratar de sueños vivos y liderazgos muertos; también trata de las consecuencias de un liderazgo inadecuado para la iglesia y como ser un líder según el corazón de Jesús, llevando los participantes a descubrir su estilo de liderazgo y así actuar con más excelencia en el Reino de Dios. 2. Culto y adoración Esta asignatura tiene como objetivo aprender valores de la adoración individual y comunitaria, estructurar un equipo de adoración, preparar cultos para diversas ocasiones, reflexionar sobre contextualización versus modismos, estudiar diversidad de estilos y lenguaje, aprender sobre el papel de la liturgia en la iglesia, etc. 3. Formación espiritual (disciplinas espirituales) Esta asignatura tiene como objetivo estudiar las disciplinas espirituales desde el punto de vista bíblico, pues siguen siendo necesarias tanto para el crecimiento personal, como el de la iglesia. Tambiém tiene como objetivo desarollar una profunda vida de oración para que Dios traiga la renovación a su pueblo. 4. La vida del adorador Esta asignatura tiene como objetivo proponer el estudio de la personalidad del adorador, la construcción del carácter del adorador cristiano y las relaciones que deben establecerse entre la iglesia y el líder-adorador.
Más informaciones: www.aibae.es/cbetsecretaria_cbet@aibae.es o director_cbet@aibae.es
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