Disciplinas espirituales

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©2014, material compilado por Stella-Maris Merlo Gil Título: Formación espiritual: disciplinas espirituales Copyright de la edición en español ©2014, por Despertarespiritual.es (SEVILLA, ESPAÑA)

Todos los derechos en lengua española reservados por Despertarespiritual.es

Un ministerio cristiano sin fines lucrativos de despertar espiritual y entrenamiento de líderes dirigido por Irismênio Ribeiro Almeida y Sônia Freire Lula Almeida. (SEVILLA, ESPAÑA)

Cedido para uso exclusivo del: CBET, Centro Bautista de Estudios Teológicos

Un ministerio de la AIBAE (Asociación de Iglesias Bautistas de Andalucía y Extremadura) www.aibae.es/cbet Impreso en España. Printed in Spain. 1ª. ed. 2014

QUEDA PROHIBIDA TODA REPRODUCCIÓN POR CUALQUIER MEDIO Y EL USO NO AUTORIZADO DEL MATERIAL, PERMITIÉNDOSE ÚNICAMENTE LA CITA DE PÁRRAFOS, SIEMPRE Y CUANDO SE CITE LA FUENTE.

Todos los textos bíblicos citados de la Santa Biblia han sido extraídos de la versión Reina Valera, 1960, salvo indicación de lo contrario.

Director del CBET: Irismênio Ribeiro Almeida Coordinación editorial: Sônia Freire Lula Almeida Equipo editorial: Normalización: Sônia Freire Lula Almeida Cubierta: Gabriel Eli Oliveira Web designer: Fernando de Gregorio


PRESENTACIÓN

Querido alumno,

El módulo ADORACIÓN Y ADORADORES está diseñado para aquellos cristianos que necesitan formación para el liderazgo de adoración en su iglesia y para todos aquellos que quieran aprender cómo actuar en el ministerio de adoración, abordando los aspectos técnicos, estudiando la adoración con profundidad bíblica. El objetivo general es formar líderes con corazón de siervo y siervos con corazón de adorador. El curso Formación espiritual: disciplinas espirituales es la cuarta asignatura de este módulo. Esta asignatura es esencial para la vida cristiana, pues las disciplinas espirituales son claves para el crecimiento y para la madurez espiritual de cada cristiano. Los demás cursos de este módulo son: Aprendiendo a liderar y a solucionar conflictos, La vida del adorador y Culto y Adoración, sobre los que encontrarás más información en la última página.

SOLI DEO GLORIA.

IRISMÊNIO RIBEIRO ALMEIDA Director del CBET

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CONTENIDO Presentación

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Introducción: El poder de las disciplinas espirituales

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Capítulo 1 Las disciplinas espirituales y el evangelio

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Capítulo 2 Disciplinas internas

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a. b. c. d.

La meditación La oración El ayuno El estudio

Capítulo 3 Disciplinas externas a. b. c. d.

La sencillez El retiro La sumisión El servicio

Capítulo 4 Disciplinas colectivas a. b. c. d.

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La confesión La adoración La búsqueda de asesoramiento La celebración (el gozo, la alegría)

Material de apoyo para el desarrollo de las disciplinas espirituales

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Bibliografía

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Sobre la tutora

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INTRODUCCIÓN EL PODER DE LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES*

Juegos Olímpicos 2012. 36 disciplinas diferentes = tiro con arco, bádminton, 4 tipos de ciclismo, tiro, etc. ¡Impresionante! 1Corintios 9.24-27: “Sabéis que, en una carrera, todos corren pero solamente uno recibe el premio. Pues bien, corred de tal modo que recibáis el premio. Los que se entrenan para competir en un deporte evitan todo lo que pueda dañarles. Y lo hacen por alcanzar como premio una corona de hojas de laurel, que en seguida se marchita. Nosotros, en cambio, luchamos por recibir un premio que no se marchita. En cuanto a mí, no corro a ciegas ni peleo como si estuviera dando golpes al aire. Al contrario, castigo mi cuerpo y lo obligo a obedecerme, para no quedar yo mismo descalificado después de haber enseñado a otros.” 2Corintios 3.12-18.  Israelitas = tenían un “velo” que les impedía ver el plan de Dios.  v. 15. Aun leyendo la Ley se aferraban a su perspectiva de las cosas.  v. 16. Consecuencias volverse a Dios = “el velo se le quita”. o V. 17. Libertad por el Espíritu. o V. 18. Proceso de transformación constante hacia la gloria de Dios. o V. DHH = “vamos transformándonos en su imagen misma”. NBLH: “estamos siendo transformados en la misma imagen”. “Transformados” = μεταμορφόω metamorfóo; —transfigurar, transformar. (1)  Cuando realmente nos volvemos a Dios, iniciamos un proceso de metamorfosis que no para (continuo en el tiempo).  De acuerdo a un famoso autor cristiano (Donald S. Whitney), Dios usa tres “catalizadores” para cambiarnos y conformarnos a la imagen de Cristo: (2) 1. Las Personas. Prv 27.17, “El hierro se afila con hierro, y el hombre con otro hombre”. Dios usa amigos para afilarnos más hacia Cristo y aún enemigos para rebajar nuestros filos toscos y brutos. Amigos, familia, hijos, compañeros trabajo, clientes, vecinos, etc. ¡Dios nos cambia a través de estas personas! 2. Las Circunstancias. Ro 8.28, “Sabemos que Dios dispone todas las cosas para el bien de quienes lo aman, a los cuales él ha llamado de acuerdo con su propósito”. Presiones financieras, condiciones físicas, clima, problemas. Dios usa todo eso para llevarnos a la santidad. 3. Las Disciplinas Espirituales. El único factor que está bajo nuestro control.

1Timoteo 4.7-10 ¿Qué son las disciplinas espirituales?  NBLH: “Pero nada tengas que ver con las fábulas profanas propias de viejas. Más bien disciplínate a ti mismo para la piedad”.  “Disciplinarnos” para la “piedad” (también traducida como “santidad”): *

Ministerio Enseñanza ICMAR, de Arturo V. Elizarrarás R. (1) James Strong, Nueva Concordancia Strong Exhaustiva: Diccionario (Nashville, TN: Caribe, 2002), 54. (2) Donald S.Whitney, Spiritual Disciplines for the Christian LIfe (Colorado Springs,CO:NavPress,1991),17.

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o gumnazo (γυμνάζω, 1128) ejercitarse, entrenar el cuerpo o la mente. (3) o Ejercitarnos para la piedad = las disciplinas espirituales. o Ejercicio físico (v. 8), “sirve para algo” pero “la piedad es útil para todo”. 

Así como en el ejercicio físico hay diferentes disciplinas, así en la búsqueda de la santidad hay diferentes disciplinas espirituales. o Ver Tabla de Disciplinas Espirituales. o Son hábitos de devoción y de experiencias de vida, muy antiguos. La única forma de alcanzar madurez cristiana y santidad es practicando las disciplinas espirituales. No se logra de otra forma. ¡Disciplina! Diferencias con los otros 2 catalizadores: o En las DI Dios trabaja de adentro hacia fuera, y en con la gente y las circunstancias es de afuera hacia dentro. o En las DI Dios nos da la libertad de escoger si las aprovecharemos o no, en las otras 2 no tenemos control sobre gente o circunstancias.

Lucas 18.35-43. Un ejercicio espiritual que atrajo a Jesús.  Ciego gritando cada vez más fuerte a pesar de la oposición de otros. Quería recibir compasión de Jesús.  v. 40-41. “Jesús se detuvo y mandó que lo trajeran -¿Qué quieres que haga por ti?” o La persistencia en gritar y buscar atrajo la atención de Jesús. o La actitud de Cristo es, “¿qué quieres que haga por ti?”  Las disciplinas espirituales nos ponen en el camino de la gracia de Dios así como la búsqueda del ciego lo puso en el camino de Jesús.  Las disciplinas espirituales son los canales de la gracia transformadora.

Hebreos 6.9-12.  ¿Qué habían hecho que Dios no olvidaría? = Heb 10.32. o Soportaron con fortaleza sufrimientos, insultos, maltratos, mostraron compasión con encarcelados, se desprendieron de cosas materiales.  Finalmente, ejercitaron disciplinas espirituales. ¡Dios no lo olvidaría!  Llamado a no ser perezosos, ¡seguir ejercitándose! ¡Peligroso andar así!  Como cristianos podemos tener vidas sin fruto porque ya no nos ejercitamos espiritualmente, ¡andamos perezosos y negligentes!  Lo más cómodo es no profundizar en la Biblia, es no orar más, es no disciplinar la lengua, es dejar de sacrificar, etc. ¡Es decir, no dar fruto!  Sin disciplina, somos una milla de anchos y una pulgada de profundos.

(3) W.E. Vine, Vine Diccionario Expositivo De Palabras Del Antiguo Y Del Nuevo Testamento Exhaustivo, electronic ed. (Nashville: Editorial Caribe, 2000, c1999).

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Gálatas 5.1.  Cristo nos dio libertad pero nos dejó la responsabilidad de mantenernos firmes en esa libertad y no recaer en la esclavitud. 

Las Disciplinas Espirituales nos dan libertad…: o Para citar Escrituras en cualquier momento por memorización. o De la insensibilidad espiritual a través del ayuno. o Del egoísmo a través de la adoración, el servicio, evangelismo. o Para descubrir el autocontrol, el dominio propio, la prudencia, la sabiduría, la humildad, etc. o ¡Para ser transformados a imagen de Cristo!

TABLA DE DISCIPLINAS ESPIRITUALES4 #

DISCIPLINA

CONCEPTO

REFERENCIA

1

Adorar

Honrar y adorar a la Trinidad.

Heb 12.28-29

2

Auto-estima

Valorarme a mí mismo como Dios me valora.

Sal 139.14.

3

Ayunar

Dejar ir un apetito para buscar a Dios en asuntos claves.

Mt 6.16-18

4

Bajar la Velocidad

Rechazar la adicción al negocio, prisa y al trabajo para disfrutar el momento.

Sal 46.10.

5

Caminata de Oración

Conectarme con Cristo mientras camino en lugares específicos.

1Ti 2.1-3.

6

Castidad

Honrar a Dios con nuestros cuerpos y nuestro respeto a los cuerpos de otros.

Gal 5.13.

7

Celebración

Deleitarse y gozarse en Dios

8

Compañero de Rendición de Cuentas Compañeros de Oración

Rendir un reporte regular y honesto de elecciones, prioridades, tentaciones a un compañero sabio que me apunte a Cristo Compartir oraciones con alguien.

Sal 16.7, 9, 11. Stg 5.16

9

4

Col 4.3.

Adele Ahlberg Calhoun, Spiritual Disciplines Handbook (Downers Grove, ILL: IVP, 2005), 11-13.

6


10 Compasión

Convertirnos en la presencia sanadora de Cristo para otros

1P 3.8-9.

11 Comunidad

Expresar el amor de Dios invirtiéndonos en la comunión con otros.

Heb 10.23-25.

12 Confesión y Autoevaluación

Rendir nuestras debilidades y fallas a Cristo y dejarnos transformar por él.

2Co 13.15.

13 Contemplación

Despertar a la presencia de Dios en todo

Hch 17.27-28.

14 Contentamiento

Aprender a estar satisfecho con lo que tenemos y no aferrarnos a cosas.

Fil 4.11-12.

15 Control de la Lengua Cambiar de rumbo la destructividad de las palabras hacia algo constructivo.

Stg 3.

16 Cuidado de la Tierra

Honrando al Creador al amar, cuidar y administrar bien su creación.

Gn 1.29, 31; 2.15.

17 Desapego

Nutrir el espíritu de confianza en Dios.

18 Descanso

Honrar a Dios y mis limitaciones humanas a través del descanso.

Gal 2.20, Lc 12.15 Sal 116.7

19 Discernimiento

Deleitarse en y reconocer la voz y voluntad de Dios.

Fil 1.9-10.

20 Discipulado

Estar en una relación donde soy animado y animo a otros a seguir a Cristo

2Tes 2.15

21 Entrenar

Ayudar a otros a crecer en su potencial para Dios.

1Ti 1.18

22 Estudio Bíblico

Conocer lo que la Biblia dice y cómo intersecta con mi vida Identificar el deseo de Dios en el día

Sal 119.11

24 Fijar Límites

Vivir un ritmo de vida que refleje mi amor por Dios y respeto por cómo me hizo.

Dt 30

25 Gratitud

Estar sensible a las bendiciones y ejercitar la gratitud a Dios y a otros.

1Tes 5.16-18

23 Examinar

Sal 25.4

7


26 Grupo Pequeño

Entrar en una relación sanadora con un grupo de creyentes comprometidos.

Heb 3.13

27 Hospitalidad

Ser una persona que ofrece gracia y cobijo a otros.

Heb 13.1-2

28 Humildad

Escoger el camino del amor en lugar del orgullo.

Col 3.12

29 Justicia

Amar a otros buscando su bien, protección, bienestar y buen trato.

Stg 1.27-2.1.

30 Lectura Devocional

Rendición y reencuentro con Dios a través de las Escrituras

Heb 4.12-13.

31 Llevar un Diario

Estar alerta en mi vida de la presencia de Dios y Sal 119.18 registrarlo por escrito.

32 Maleabilidad

Mantener un corazón de aprendiz permanente. Mrc 4.22-24

33 Mayordomía

Aprender a administrar los recursos que Dios nos da y entender que todo lo que tengo es de Dios.

Dt 8.17-18

34 Meditación

Mirar más profundamente a Dios y sus obras.

Sal 63.6.

35 Memorización

Guardar en el corazón y la mente la Palabra de Dios y llevarla a todas partes

Sal 119.11

36 Oración Centrada

Acallar corazón y descansar en Dios.

Sal 62.1.

37 Oración Contemplativa 38 Oración Conversacional 39 Oración de Enfoque

Desarrollar receptividad a la Trinidad.

Ro 8.26-27

Hablar de forma natural a Dios con otros

2Tes 1.11

Permitir que Dios calme y sane mi alma fragmentada y distraída.

Sal 131.2

40 Oración de Hacer un peregrinaje silencioso hacia Dios Laberinto 41 Oración de Sanación Asistir al quebrantado y herido Interna emocionalmente a encontrar la sanidad 42 Oración de Suspiro

Sal 84.5, 7. 3Jn 2

Hacer una oración simple e íntima a Dios desde 1Tes 5.16-18 8


el fondo del corazón. 43 Oración Fija

Detener el ritmo diario y orar.

Sal 119.164

44 Oración Intercesora

Entrar en el corazón de Dios para el mundo y orar desde ahí.

Sal 23.3-4

45 Oración Litúrgica

Conectarnos con Dios x patrones establecidos u oraciones escritas

Dt 31.12-13.

46 Orar las Escrituras

Dejar que Dios moldee mi vida de oración a través de las Escrituras.

Sal 119.97.

47 Practicar la Presencia

Desarrollar una apertura y sensibilidad continua a la presencia de Dios.

Dt 30.14.

48 Retiro

Hacer espacio en mi vida para Dios.

Mrc 6.31.

49 Sabbath

Apartar un día a la semana para descansar y adorar a Dios.

Ex 20.8-10

50 Santa Cena (Comunión) 51 Servicio

Recordar el sacrificio de Cristo por ti

Mrc 14.22-24

Reflejar el cuidado y el amor de Cristo al mundo.

Jn 13.

52 Silencio

Liberarme del ruido y distracciones del mundo para estar con Dios.

Lc 5.16.

53 Sumisión

Dejar que Jesús sea el Señor de toda área de vida.

Ef 5.21

54 Testificar

Revelar el amor de Cristo a otros.

Mt 28.19-20

55 Unidad

Vivir en armonía con el deseo de Cristo de unidad

Sal 133.1

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PREGUNTAS

1. ¿Metamorfosis espiritual es algo continuo en la vida del cristiano? ( ) Verdadero ( ) Falso

2. Las personas, las circunstancias, las disciplinas espirituales, ¿podemos decir que son tres catalizadores para cambiarnos y conformarnos a la imagen de Cristo? ( ) Verdadero ( ) Falso

3. ¿Existen muchas formas de alcanzar madurez cristiana y santidad al no practicar las disciplinas espirituales? ( ) Verdadero ( ) Falso

4. El autocontrol, el dominio propio, la prudencia, la sabiduría, la humildad, etc. ¿son algunas disciplinas espirituales que nos dan libertad? ( ) Verdadero ( ) Falso

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1. LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES Y EL EVANGELIO5 Todo creyente verdadero desea crecer y madurar en su vida cristiana. De hecho, es muy probable que muchos puedan identificar algunas áreas específicas en las que desean ver cambios significativos en este año que recién empieza. Pero también es posible que algunos se sientan un poco frustrados antes de empezar, porque en “Eneros” anteriores han comenzado el año con los mismos propósitos y el mismo deseo de cambiar, pero el resultado no ha sido satisfactorio. Puede ser que el problema radique en el hecho de haber comenzado a edificar sin haber puesto primero el fundamento que habría de soportar ese edificio. Esa base no es otra que la doctrina de la justificación por la fe sola. Ningún creyente podrá experimentar verdadero crecimiento en gracia a menos que posea un claro entendimiento de que ha sido plenamente aceptado en la presencia de Dios por causa de la justicia perfecta de Su Hijo y Su obra redentora en la cruz del calvario. Eso quiere decir que el amor de Dios por ti no depende de que te dediques fielmente a leer la Biblia y orar durante todo este año, sino de lo que Cristo hizo a nuestro favor hace 2,000 años atrás. Ahora bien, esa no es toda la historia. También debes saber que ahora Dios tiene como propósito en tu vida hacerte cada vez más semejante a Su Hijo (la doctrina bíblica de la santificación). Y uno de los instrumentos que Dios usa para hacer avanzar este proceso de cambio en nuestras vidas son las disciplinas espirituales. El ejercicio de estas disciplinas no nos gana méritos delante de Dios, sino que nos ayudan a centrar nuestras vidas en Cristo, quien es en realidad el que produce el cambio en nosotros. “Estas prácticas se llaman ‘disciplinas’ porque requieren nuestra participación deliberada en entrenar por el propósito de la piedad. Se les llama ‘disciplinas espirituales’ porque su efectividad depende de la obra de gracia del Espíritu de Dios” (Brian Hedges; Christ Formed in You; pg. 192). La Biblia es sumamente clara en cuanto a la responsabilidad que tiene el creyente en el uso de estos medios de gracia. Pablo le dice a Timoteo: “Ejercítate para la piedad” (1Tim 4.7). Y escribiendo a los Corintios les advierte: “¿No sabéis que los que corren en el estadio, todos a la verdad corren, pero uno solo se lleva el premio? Corred de tal manera que lo obtengáis. Todo aquel que lucha, de todo se abstiene; ellos, a la verdad, para recibir una corona corruptible, pero nosotros, una incorruptible. Así que, yo de esta manera corro, no como a la ventura; de esta manera peleo, no como quien golpea el aire, sino que golpeo mi cuerpo, y lo pongo en servidumbre, no sea que habiendo sido heraldo para otros, yo mismo venga a ser eliminado” (1Cor 9.24-27). “Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios” (He 12.1-2). 5

Escrito por Sugel Michelén. Todo Pensamiento Cautivo.

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“Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Fil 3.13-14). No hay atajos para el crecimiento espiritual. “La formación del carácter espiritual en nosotros es un proceso que dura toda la vida, y las disciplinas espirituales son medios que nos ayudan en ese proceso” (Brian Hedges; pg. 192). Y lo que quiero hacer ahora es responder tres preguntas claves con respecto a las disciplinas espirituales, usando algunos materiales de Brian Hedges y Donald Whitney. ¿QUÉ SON LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES? “Son medios ordenados por Dios a través de los cuales nos traemos a nosotros mismos delante de Dios, para experimentarle a Él y ser transformados a la imagen de Cristo” (Donald S. Whitney; Ten Questions to Diagnose Your Spiritual Health; pg. 92-93). “Si el Señor pudiera ser comparado con un río puro de agua de vida, las disciplinas espirituales serían las maneras por las cuales venimos a ese río a beber de Él, sumergirnos en Él, nadar en Él, alimentarnos de Él, bañarnos en Él e irrigarnos con Él” (Ibíd.; pg. 193). ¿CUÁLES SON LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES? Según el autor Richard Foster en su libro Celebración de la disciplina, son las siguientes las 12 principales disciplinas espirituales: Las disciplinas internas 1. La meditación 2. La oración 3. El ayuno 4. El estudio Las disciplinas externas 5. La sencillez 6. El retiro 7. La sumisión 8. El servicio Las disciplinas colectivas 9. La confesión 10. La adoración 11. La búsqueda de asesoramiento 12. La celebración (el gozo, la alegría)

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¿CUÁL ES EL USO CORRECTO DE LAS DISCIPLINAS? A. Debemos recordar que se trata de recibir algo, no de lograr algo: “Las disciplinas espirituales son los medios para abrir nuestras bocas para respirar todos los recursos amantes que Dios ya nos ha provisto. Abrir mi boca en oración y alabanza no manufactura más del amor de Dios por mí, de la misma manera que el abrir mi boca no hace que haya más aire. Los medios de gracia simplemente me permiten experimentar la plenitud del amor que Dios ya nos ha provisto plena y completamente” (Bryan Chapell; Holyness by Grace; citado por Brian Hedges; pg. 206). “Cuando vienes a esa fuente, no traes una copa llena de auto suficiencia pensando que puedes añadirle algo a la misericordia infinita de Dios. Acércate más bien con una copa vacía de necesidad para que Dios la llene” (Ibíd.). B. Debemos aprender a integrar las disciplinas en el todo de nuestra vida al cultivar nuestra relación con Dios: Una de las razones por las que nuestras resoluciones no se mantienen es porque dividimos nuestras vidas en compartimentos. Tratamos la lectura de la Biblia y la oración como deberes sagrados, pero luego nos sumergimos en nuestra vida diaria y muy pocas veces relacionamos con el Señor las cosas que nos ocurren en nuestras vidas cotidianas. Esto refleja una mala comprensión de las disciplinas espirituales, porque éstas están supuestas a ayudarnos a cultivar nuestra comunión con Dios. “La meta no es meramente reunirnos con Dios en un lugar sagrado, sino caminar junto a Él a través de todo el día” (Brian Hedges; pg. 206). C. Debemos recordar que las disciplinas espirituales nos benefician cuando son practicadas con regularidad: Dedicar nuestras energías para tener un breve momento de intensidad con Dios que pronto se desvanecerá y se apagará no es precisamente lo que nos ayudará para crecer espiritualmente. Hacer el compromiso de pasar dos horas cada día leyendo la Biblia y orando es una resolución difícil de cumplir; pero hacer el compromiso de comenzar con 20 minutos diarios no solo es más realista, sino que puede ser el inicio de una práctica regular que nos beneficiará en gran manera con el paso de los años. Y lo mismo podemos decir de los cultos de adoración. “Los ministerios que se enfocan en manufacturar experiencias espirituales, independientemente de la buena intención que tengan, lo que pueden estar haciendo en realidad es retardar el crecimiento espiritual al convertir a la gente en dependientes de experiencias” (Jared Wilson; Gospel Wakefulness; pg. 17). D. Recuerda que la clave de la transformación en la vida cristiana es el evangelio: Las prácticas religiosas por sí mismas no pueden transformar nuestras vidas, sino el saciarnos constantemente del amor de Dios en Cristo. He ahí precisamente donde radica la

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eficacia de las disciplinas espirituales, en el hecho de que mantienen nuestros corazones en una constante contemplación de Cristo y de Su gloria (2Cor 3.18). “En la medida en que empapas tu mente con el evangelio y absorbes profundamente sus verdades en tu alma, tú serás cambiado” (Brian Hedges; pg. 208). Las disciplinas espirituales en sí mismas no pueden cambiar a nadie. Es Cristo el que nos transforma por medio de la aplicación del evangelio en nuestras vidas por el poder de Su Espíritu. ¿Cuál es, entonces, el papel que juegan las disciplinas espirituales en todo esto? Ayudarnos a mantener a Cristo en el centro de nuestras vidas. Es por eso que la práctica de las disciplinas espirituales no produce cristianos que llevan una vida monástica, aislados de los demás, sino que nos equipa para servir a otros con el evangelio, porque esa fue la vida que Cristo vivió. “Las disciplinas espirituales nos convierte en misioneros, no en monjes” (Brian Hedges; pg. 208). “Las disciplinas comienzan en privado, pero terminan en la calle. Si permaneces en lo privado, has perdido el punto por completo. La verdadera semejanza a Cristo es medida, no por la anchura de tus conocimientos o el largo de tus oraciones, sino por la profundidad de tu amor por otros” (Brian Hedges; pg. 209). Que el Señor nos ayude a cultivar las disciplinas espirituales, privadas y colectivas, y beneficiarnos de ellas, al acercarnos a ellas con un claro entendimiento del evangelio y sus implicaciones.

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PREGUNTAS 1. Se les llama Disciplinas Espirituales porque su efectividad depende de la obra de gracia del Espíritu de Dios. ( ) Verdadero ( ) Falso

2. Las Disciplinas Espirituales son medios ordenados por Dios, a través de las cuales nos acercamos a él para experimentar su presencia y ser transformados a la imagen de Cristo. ( ) Verdadero ( ) Falso

3. ¿Son disciplinas espirituales colectivas el ayuno y la oración privada? ( ) Verdadero ( ) Falso

4. Debemos aprender a integrar las disciplinas en el todo de nuestra vida al cultivar nuestra relación con Dios. ¿Es el uso correcto de las disciplinas? ( ) Verdadero ( ) Falso

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2. DISCIPLINAS INTERNAS6 a) La meditación El hecho de que la meditación sea una palabra extraña a tus oídos es un triste comentario sobre el estado espiritual del cristianismo moderno. La meditación ha sido siempre una parte clásica y fundamental de la devoción cristiana, una preparación decisiva para la oración y una obra conjunta con ella. Sin duda alguna, parte de la ola de interés en la meditación oriental se debe a que las iglesias han abandonado este campo. Ciertamente la meditación no fue extraña a los autores de la Escritura. “Y había salido Isaac a meditar al campo, a la hora de la tarde” (Génesis 24.63). “Cuando me acuerde de ti en mi lecho, cuando medite en ti en las vigilias de la noche” (Salmos 63.6). Estas eran personas que estaban cerca del corazón de Dios. Dios no les habló por cuanto tenían capacidades especiales, sino porque estaban dispuestos a oír. Los salmos cantan virtualmente las meditaciones del pueblo de Dios en la ley de Dios. “Se anticiparon mis ojos a las vigilias de la noche, para meditar en tus mandatos” (Salmos 119.148). El salmo que sirve de presentación para todo el Salterio, llama al pueblo a emular al varón “bienaventurado” que “... en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche” (Salmos 1.2). Luego hay los que piensan que la idea cristiana de meditación es sinónima del concepto de meditación basado en la religión oriental. En realidad, son dos mundos separados. La meditación oriental es un intento de desocupar la mente; la meditación cristiana es un intento de desocupar la mente a fin de llenarla. Las dos ideas son radicalmente diferentes. Todas las formas de meditación oriental destacan la necesidad de despegarse del mundo. Se hace hincapié en perder la personalidad y la individualidad y fusionarse con la mente cósmica. Hay un anhelo de ser librado de las cargas y los dolores de esta vida y ser absorbido en la bienaventuranza suspendida y sin esfuerzo del Nirvana. La meditación cristiana va mucho más allá de la idea del desprendimiento. Hay necesidad de desprendimiento: “el día de reposos de la contemplación”, como lo llama Pedro de Celles, un monje benedictino del siglo XII. Pero nosotros tenemos que pasar a la adhesión. El desprendimiento de la confusión que está alrededor de nosotros es para tener adhesión más fuerte a Dios ya los demás seres humanos. La meditación cristiana nos conduce a una integridad interna, necesaria para entregarnos a Dios libremente; y a la percepción espiritual, necesaria para atacar los males sociales. En este sentido, es la más práctica de todas las disciplinas. Hay un peligro al pensar sólo en la función del desprendimiento, como lo indicó Jesús en su relato acerca del hombre que había quedado vacío de lo malo, pero que no se llenó de lo bueno. “Cuando el espíritu inmundo sale del hombre... va, y toma otros siete espíritus peores que él; y entrados, moran allí; y el postrer estado de aquel hombre viene a ser peor que el primero” (Lucas 11.24-26).

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El resumen que reproducimos en los capítulos 2, 3 y 4 son citas literales extraídas del texto original Celebración de la discplina, de Richard Foster. Para un mejor aprovechamiento del tema recomendamos a los alumnos leer el libro completo del autor. [Nota del editor]

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Tenemos que llegar a comprender, por tanto, cuán fundamental todo nuestro día es en la preparación para los ratos específicos de meditación. Si constantemente nos está arrebatando la actividad frenética, no podremos estar atentos al momento del silencio interno. Una mente que está atormentada y fragmentada por los asuntos externos, difícilmente estará preparada para la meditación. Los Padres de la iglesia hablaron frecuentemente acerca del otium sanctun: “ocio santo”. La expresión se refiere a un sentido de equilibrio en la vida, a una capacidad para uno estar tranquilo en medio de las actividades del día, una capacidad para descansar y tomar tiempo para disfrutar la belleza, una capacidad para regular nuestros pasos. ¿Y qué diremos del lugar para la meditación? Este aspecto lo explicaremos detalladamente cuando estudiemos la disciplina del retiro. Por ahora bastan unas pocas palabras. Consigue un lugar que sea tranquilo y esté libre de interrupciones. No debe haber teléfono cerca. Si es posible conseguir un lugar desde el cual puedan observarse los árboles o las plantas, mucho mejor. Es mejor tener un lugar determinado, y no buscar un sitio diferente cada día. Como el eje de una rueda, así la meditación bíblica llega a ser el punto de referencia central por el cual se mantienen en su adecuada perspectiva todas las demás meditaciones. Todos los maestros consideran la meditatio Scripturarum como el fundamento normal de la vida interior, En tanto que el estudio bíblico se centra en la exégesis, la meditación bíblica se fundamenta en la internación y en la aplicación personal del pasaje. La Palabra escrita se convierte en palabra viviente por medio de la cual Dios te dirige. Otra forma de meditación tiene como objeto llevarte a una profunda comunión con el Padre en que lo miras a él, y él te mira a ti. Imagínate que estás andando por un bello sendero en el bosque. Tómate tu tiempo y permite que el estridente ruido de la inmensa ciudad moderna sea dominado por el murmullo de las hojas y de las frescas corrientes de la floresta. Después de observarte un rato, toma la perspectiva de uno que está caminando, en vez de tomar la de uno que está siendo observado. Trata de sentir la brisa en tu cara, como si estuvieras llevándote suavemente toda la ansiedad. Otra de las sugerencias de meditación es en algunos sentidos completamente lo opuesto a la que acabo de explicar. Consiste en meditar en los eventos de nuestro tiempo y tratar de percibir su significación. Tenemos la obligación de penetrar en el significado más profundo de los eventos y de las presiones políticas, no para conseguir el poder, sino para conseguir la perspectiva profética. b) La oración La oración nos lanza a la frontera de la vida espiritual. Es una investigación original en un territorio no explorado. La meditación nos introduce en la vida profunda. El ayuno es un medio acompañante, pero la disciplina de la oración nos lleva a la obra más profunda y más elevada del espíritu humano. La verdadera oración crea la vida y la transforma. “La oración — la oración secreta, ferviente y de fe — está en la raíz de toda santidad personal”,' escribió William Carey. Orar es cambiar. La oración es la avenida principal que Dios usa para transformarnos. Todos los que han andado con Dios han considerado la oración como la principal tarea de la vida. Marcos escribió: “Levantándose muy de mañana, siendo aún muy oscuro, salió y se fue a un lugar desierto, y allí oraba” (Marcos 1.35). Estas palabras sobresalen como un comentario sobre el estilo de vida de Jesús. El deseo que David tenía de Dios rompió las cadenas complacientes del sueño: “... De madrugada te buscaré...” (Salmos 63.1). Cuando los apóstoles 17


se sintieron tentados a emplear sus energías en otras tareas importantes y necesarias, determinaron entregarse continuamente a la oración y al ministerio de la palabra (Hechos 6.4). Martín Lutero declaró: “Tengo tanto que hacer, que no puedo continuar sin pasar tres horas diariamente en oración”. El tenía un axioma espiritual: “El que ha orado bien ha estudiado bien”. John Wesley dijo: “Dios no hace nada que no sea en respuesta a la oración”. El respaldaba su convicción dedicando dos horas diarias a ese sagrado ejercicio. El aprendizaje de la oración La oración real es algo que se aprende. Los discípulos le pidieron a Jesús: “Señor, enséñanos a orar” (Lucas 11.1). Ellos habían orado toda la vida y, sin embargo, algo relacionado con la calidad y el tiempo en la oración de Jesús hizo que ellos comprendieran lo poco que sabían acerca de la misma. Si la oración de ellos había de producir alguna diferencia en el escenario humano, necesitaban aprender algunas cosas. Tal vez la más sorprendente característica de la oración de Jesús fue que, cuando oró a favor de otros, nunca concluyó diciendo: “si es tu voluntad”. Tampoco hicieron esto los apóstoles ni los profetas cuando oraron a favor de otros. Obviamente, antes de hacer la oración de fe, ellos creían que sabían cuál era la voluntad de Dios. Estaban tan inmersos en la atmósfera del Espíritu Santo, que cuando encontraban una situación específica sabían qué era lo que debía hacerse. Su oración era tan positiva, que con frecuencia tomó la forma de un autorizado mandamiento directo: “Anda”; “Sé sano”; “Levántate”. Uno de los aspectos más críticos al aprender a orar por otros consiste en ponernos en contacto con Dios, de tal modo que su vida y su poder puedan ser canalizados a través de nosotros hacia otros. El hecho de ponernos a tono con el aliento divino es una obra espiritual; pero sin ese aliento nuestra oración es una vana repetición (Mateo 6.7). Para tener éxito en la intercesión, el primer requisito es oír al Señor, y también es el segundo y el tercero. Algunas veces sentimos el temor de que no tenemos suficiente fe para orar por algún niño o por una relación conyugal. Debemos hacer que reposen nuestros temores, pues la Biblia nos dice que es posible hacer grandes milagros con una fe del tamaño de un granito de mostaza. Por lo general, el hecho de tener el valor real para ir a orar por alguna persona es una señal de suficiente fe. Con frecuencia, lo que nos falta no es fe, sino compasión. Parece que una genuina empatía entre el que ora y la persona por la cual se ora es lo que frecuentemente produce la diferencia. Se nos dice que Jesús “tuvo compasión” de la gente. La compasión fue un rasgo evidente en todos los actos de sanidad que se produjeron en el Nuevo Testamento. Tus propios hijos pueden y deben cambiar por medio de la oración. Como sacerdote de Cristo, puedes realizar un maravilloso servicio al tomar a tus hijos en los brazos y bendecirlos. Una excelente idea desarrollada por Frank Laubach en sus numerosos libros sobre la oración es el método de las “oraciones rápidas”. ¡El se propuso aprender a vivir de tal modo que “ver a alguien” sería orar! ¡Oír a alguien, a estos niños hablando, a ese muchacho llorando, podría ser orar!”. Eso de lanzar oraciones firmes y directas a la gente es una gran emoción y puede producir interesantes resultados. La oración es como cualquier trabajo: Tal vez no sintamos el 18


deseo de hacerlo, pero tan pronto como hayamos estado un rato realizándolo, comenzamos a sentir el deseo de trabajar. No tenemos que preocuparnos en el sentido de que este trabajo nos tomará demasiado tiempo. El asunto no consiste en agregar oración al trabajo, sino en orar simultáneamente con el trabajo. Nosotros oramos antes del trabajo, envolvemos nuestro trabajo en oración y oramos después del trabajo. La oración y el trabajo se unen.

c) El ayuno La Biblia dice mucho acerca del ayuno. Haríamos bien en echar de nuevo una mirada a esta antigua disciplina. La lista de los personajes bíblicos que ayunaron llega a ser un informe sobre “Quién es quién” en la Escritura: Moisés, el legislador; David, el rey; Elías, el profeta; Ester, la reina; Daniel, el vidente; Ana, la profetisa; Pablo, el apóstol; Jesucristo, el Hijo encarnado. Muchos de los grandes cristianos a través de la historia de la iglesia ayunaron y dieron testimonio del valor del ayuno; entre ellos podemos mencionar a Martín Lutero, Juan Calvino, Juan Knox, John Wesley; Jonatán Edwards, David Brainerd, Charles Finney y el pastor Hsi, de China. El ayuno en la Biblia En toda la Biblia, el ayuno se refiere a la abstención del alimento con propósitos espirituales. Se distingue de la huelga de hambre, cuyo propósito es el de lograr el poder político o el de atraer la atención hacia una buena causa. También se distingue de la dieta para la salud, que destaca la abstinencia de alimentos, pero con propósitos físicos y no espirituales. A causa de la secularización de la sociedad moderna, el “ayuno” — en caso de que se haga alguno — está motivado por la vanidad o por el deseo de poder. Según la Escritura, la manera normal de ayunar consistía en abstenerse de toda clase de alimento, sólido o líquido, pero no del agua. En el ayuno de cuarenta días que hizo Jesús, se nos dice que “no comió nada”, y que al final del ayuno “tuvo hambre”, y que Satanás lo tentó a comer, y en la tentación indicó la abstención del alimento, pero no del agua (Lucas 4.2-13). Desde el punto de vista físico, esto es lo que generalmente implica el ayuno. Algunas veces se describe lo que pudiéramos considerar como un ayuno parcial; es decir, hay restricción de la dieta, pero no abstención total. Aunque el profeta Daniel parece que tenía la costumbre de ayunar normalmente, se menciona una ocasión en que, durante tres semanas, según él, “No comí manjar delicado, ni entró en mi boca carne ni vino, ni me ungí con ungüento” (Daniel 10.3). Hay también varios ejemplos en la Biblia de lo que correctamente se ha llamado un “ayuno absoluto”, es decir, una abstención total tanto de alimento así como de agua. Ester, al saber que a ella y a su pueblo les esperaba la ejecución, le dio las siguientes instrucciones a Mardoqueo: “Ve y reúne a todos los judíos... y ayunad por mí, y no comáis ni bebáis en tres días, noche y día; yo también con mis doncellas ayunaré igualmente...” (Éster 4.16). Pablo, después de su encuentro con el Cristo viviente, se dedicó a un ayuno absoluto de tres días (Hechos 9.9).

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En la mayoría de los casos, el ayuno es un asunto privado entre el individuo y Dios. Hay, sin embargo, ocasiones en que hubo ayunos de grupo o públicos. El único ayuno público anual que exigía la ley de Moisés era el del día de la expiación (Levítico 23.27). Ese debía ser el día del calendario judío en que el pueblo debía entristecerse y afligirse como expiación por sus pecados. A través de la historia también se desarrollaron lo que pudiera llamarse ayunos regulares. En el tiempo de Zacarías, se habían desarrollado cuatro ayunos regulares (Zacarías 8.19). La jactancia del fariseo, en la parábola de Jesús, evidentemente indica la práctica de su tiempo: “... ayuno dos veces a la semana” (Lucas 18.12). La Didache instaba a observar dos ayunos semanales: uno el miércoles y otro el viernes. En el Segundo Concilio de Orleáns, en el siglo VI, se estableció obligatorio el ayuno regular. John Wesley trató de revivir la enseñanza de la Didache e instó a los primeros metodistas a ayunar los miércoles y los viernes. El tenía un sentimiento tan fuerte sobre esta materia que, de hecho, se negaba a ordenar para el ministerio metodista a cualquiera que no observara estos dos días de ayuno. Las personas modernas ignoran muchos de los aspectos prácticos del ayuno. Los que desean ayunar necesitan familiarizarse con esta información. Como ocurre con todas las disciplinas, debe observarse un desarrollo progresivo; es prudente aprender primero a andar para luego correr. Comienza con un ayuno parcial de 24 horas de duración. Muchos han descubierto que el mejor lapso para hacer esto es el que transcurre entre almuerzo y almuerzo. Esto significaría que suspenderá dos comidas. El jugo de frutas frescas es excelente. Intenta esto una vez por semana durante varias semanas. Al principio, quedarás fascinado por los aspectos físicos de esta práctica; pero lo más importante que tienes que verificar es la actitud interna de adoración. Externamente, estarás realizando los deberes regulares del día, pero internamente estarás en oración y adoración, rindiendo culto y alabanza al Señor. Otro día, haz que toda tarea del día se convierta en un sagrado ministerio para el Señor. Sin importar cuán mundanas sean tus actividades, para ti son un sacramento. Termina el ayuno con una comida liviana de frutas frescas y verduras y mucho regocijo interno. Después de dos o tres semanas, estás ya preparado para intentar un ayuno normal de 24 horas. No sería necesario decir que debes seguir el consejo de Jesús en el sentido de guardarte de llamar la atención hacia lo que estás haciendo. Los únicos que deben saber que estás ayunando son aquellos que tienen que saberlo. Si llamas la atención al hecho de que estás ayunando, la gente se impresionará por ello y, como Jesús lo dijo, esa será tu recompensa. Tú sin embargo estás ayunando para obtener recompensas más grandes y más profundas. d) El estudio El propósito de las disciplinas espirituales es la transformación total de la persona. Su meta es la de reemplazar los antiguos hábitos destructivos de pensar por unos nuevos hábitos que producen vida. En ninguna parte este propósito se ve más claramente que en la disciplina del estudio. El apóstol Pablo nos dice que la manera de ser transformados es por medio de la renovación de la mente (Romanos 12.2). El entendimiento se renueva al aplicarle aquellas cosas que lo transformarán. “Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad” (Filipenses 4.8). La disciplina del estudio es el primer vehículo que nos lleva a cumplir con el precepto: “en esto pensad”. Por tanto, debiéramos regocijarnos por el hecho de que no quedamos entregados a nuestros propios 20


artificios, sino que se nos han dado los medios de gracia de Dios para la transformación de nuestro espíritu. Muchos cristianos permanecen como esclavos de los temores y de los afanes, simplemente porque no aprovechan la disciplina del estudio. Pueden ser fieles en cuanto a asistir a la iglesia y sinceros en cuanto a cumplir sus deberes religiosos, pero aun así no han cambiado. Aquí no nos referimos solamente a los que se someten a fórmulas religiosas, sino a aquellos que genuinamente buscan adorar y obedecer al Señor Jesucristo como Señor y Maestro. Jesús declaró inequívocamente que el conocimiento de la verdad es lo que nos hará libres: “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8.32). Los buenos sentimientos no nos harán libres. Las experiencias extáticas no nos harán libres. El hecho de fascinarnos con Jesús tampoco nos libertará. Sin el conocimiento de la verdad no seremos libres. El estudio es una clase específica de experiencia en la cual, a través de la cuidadosa observación de estructuras objetivas, hacemos que nuestro proceso de pensamiento se mueva en determinada manera. Tal vez estudiemos un árbol o un libro. Lo vemos, lo sentimos. Al hacerlo, nuestro proceso de pensamiento adopta un orden en conformidad con el orden que hay en el árbol o en el libro. Cuando esto se hace con concentración, percepción y repetición, se forman en nosotros hábitos arraigados de pensamiento. En el Antiguo Testamento se dieron instrucciones para que las leyes se escribieran en las puertas y en los postes de las casas, de tal modo que fueran “por frontales entre vuestros ojos” (Deuteronomio 11.18). El propósito de esa instrucción era dirigir la mente repetida y regularmente hacia cierto modo de pensamiento con respecto a Dios y a las relaciones humanas. Por supuesto, el Nuevo Testamento reemplaza las leyes escritas en los postes por leyes escritas en el corazón y nos conduce hacia Jesús nuestro Maestro interno siempre presente. El proceso que ocurre en el estudio debe distinguirse del de la meditación. La meditación es devota; el estudio es analítico. La meditación saboreará una palabra; el estudio la explicará. Aunque la meditación y el estudio con frecuencia se entrelazan y funcionan de manera concurrente, constituyen dos experiencias distintas. El estudio ofrece cierta estructura objetiva dentro de la cual la meditación puede funcionar con éxito. En el estudio hay dos clases de “libros” que se han de estudiar: los escritos y los no escritos. Los libros y las conferencias, por tanto, sólo constituyen la mitad del campo del estudio, tal vez menos. El mundo de la naturaleza y, aun más importante, la cuidadosa observación de los eventos y de las acciones son los campos principales de estudio que no están escritos. La tarea principal del estudio es la percepción de la realidad de una determinada situación, determinado encuentro, o de un determinado libro.

Cuatro pasos para el estudio El estudio envuelve cuatro pasos. El primero es la repetición. La repetición es una manera de concentrar regularmente la mente en una dirección específica, para arraigar así los hábitos de pensamiento. 21


La concentración es el segundo paso en el estudio. Si además de dedicar la mente repetidamente al tema, la persona se concentra en lo que está estudiando, el aprendizaje aumenta inmensamente. La concentración enfoca la mente. La atención se enfoca en lo que se está estudiando. La comprensión es, entonces, el tercer paso en la disciplina del estudio. La comprensión nos conduce a la penetración y al discernimiento. Nos ofrece la base para la verdadera percepción de la realidad. Se necesita dar un paso más: la reflexión. Aunque la comprensión define lo que estamos estudiando, la reflexión define su significado. El hecho de reflexionar, de rumiar los eventos de nuestro tiempo, nos conducirá a la realidad interna de ellos. Estudio x lectura devota Tenemos que entender, sin embargo, que existe una inmensa diferencia entre el estudio de la Escritura y la lectura devota de ella. En el estudio de la Escritura se le concede una alta prioridad a la interpretación: lo que significa. En la lectura bíblica devota se concede una alta prioridad a la aplicación: lo que significa para mí. En el estudio no buscamos el éxtasis espiritual; de hecho, el éxtasis podría ser un obstáculo. Cuando estudiamos un libro de la Biblia buscamos estar dominados por la intención del autor. Estamos determinados a oír lo que él dice, no lo que nos gustaría que dijera. Estamos dispuestos a pagar el precio de pasar días infructuosos, uno tras otro, hasta que el significado sea claro. Este proceso revoluciona nuestra vida. El apóstol Pedro halló algunas cosas en las epístolas de “nuestro amado hermano Pablo” que eran “difíciles de entender” (2Pedro 3.15, 16). Si a Pedro le pareció así, a nosotros también nos parecerá. Necesitaremos estudiar bastante sobre el particular. La lectura devota diaria ciertamente es recomendable, pero, eso no es estudio. Cualquiera que esté buscando “una palabrita de Dios para hoy” no está interesado en la disciplina del estudio. El promedio de clases de escuela dominical para adultos es demasiado superficial, muy dedicado a lo devoto y, por tanto, no nos ayuda en el estudio bíblico; aunque algunas iglesias creen suficientemente en el estudio como para ofrecer cursos bíblicos en serio. Retiros para estudio Para muchas personas, un fin de semana es buen tiempo para tal experiencia. Otros pueden hacer el arreglo de tomar unos días en la mitad de la semana. Si sólo es posible tomar un día, con frecuencia el domingo resulta excelente. Cualquier lugar es bueno, con tal que estés retirado de la casa. El hecho de salir de la casa no sólo te libra del teléfono y de las responsabilidades domésticas, sino que también da a tu mente una disposición para el aprendizaje. Haya menudo centros de retiro que reciben a personas que desean un retiro personal privado.

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Los retiros organizados en grupo casi nunca toman en serio el estudio, de modo que muy ciertamente necesitarás estructurar tu propio retiro. Por el hecho de que en este retiro estarás a solas, necesitarás disciplinarte y medir tu tiempo con mucho cuidado. Si eres nuevo en esta actividad, no querrás excederte. Sin embargo, con la experiencia, tendrás la esperanza de dedicar de diez a doce horas a un buen estudio cada día. ¿Qué debes de estudiar? Eso depende de lo que necesites. No conozco tus necesidades, pero sé que una de las grandes necesidades entre los cristianos de hoyes simplemente la necesidad de leer grandes porciones de la Biblia. Gran parte de nuestra lectura bíblica es fragmentaria y esporádica. Realmente he conocido a estudiantes que han tomado cursos bíblicos y nunca leyeron ni siquiera todo el libro bíblico que estaban estudiando. Pensemos, por ejemplo, en escoger un libro largo de la Biblia: como Génesis o Jeremías, y en leerlo por completo. Nota la estructura y el desarrollo del libro. Nota los aspectos difíciles y vuelve a ellos más tarde. Apunta pensamientos e impresiones. Algunas veces es conveniente combinar el estudio de la Biblia con el estudio de alguno de los grandes clásicos de las devociones. Tales experiencias de retiro pueden transformar tu vida. Otro método para el estudio de la Biblia consiste en escoger un libro más pequeño, como Efesios ó 1Juan, y leerlo por completo todos los días durante un mes. Más que cualquier otro esfuerzo particular, este colocará la estructura del libro en tu mente. Léelo sin tratar de adaptarlo a categorías establecidas. Espera oír nuevas cosas de nuevas maneras. Lleva un diario de lo que vayas descubriendo. En el transcurso de estos estudios, obviamente querrás usar el mejor material secundario de apoyo que tengas a tu disposición. Estudio de los “libros” que no están escritos Llegamos al campo de estudio menos reconocido, pero tal vez el más importante: la observación de la realidad en las cosas, los eventos y las acciones. El lugar más fácil para comenzar es la naturaleza. No es difícil ver que el orden de la creación tiene algo que enseñarnos. Por supuesto, hay muchos “libros”, además de la naturaleza, que debiéramos estudiar. Si observas las relaciones que existen entre los seres humanos, recibirás una educación a nivel de grado universitario. Está atento a las relaciones ordinarias que encuentras a lo largo del día: en el hogar, en el trabajo, en la escuela. Nota las cosas que dominan a las personas. Recuerda que no estás tratando de condenar ni de juzgar a nadie, estás tratando de aprender. Si en realidad descubres que dentro de ti está surgiendo un espíritu crítico, observa ese hecho y aprende. Haríamos bien en estudiar las instituciones y las culturas y las fuerzas que les dan forma. También debiéramos reflexionar en los eventos de nuestro tiempo y con un espíritu de discernimiento, notar en primer lugar qué es lo que nuestra cultura considera un “gran evento”, y qué es lo que no considera como tal.

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PREGUNTAS

1. Hay los que piensan que la idea cristiana de meditación es sinónima del concepto de meditación basado en la religión oriental. ¿Qué es la meditación oriental? ( ) a. Un intento de desocupar la mente. ( ) b. Un intento de desocupar la mente a fin de llenarla de Dios.

2. Tal vez la más sorprendente característica de la oración de Jesús fue que, cuando oró a favor de otros, nunca concluyó diciendo: “si es tu voluntad”. Tampoco hicieron esto los apóstoles ni los profetas cuando oraron a favor de otros. Eso porque: ( ) Antes de hacer la oración de fe, ellos creían que sabían cuál era la voluntad de Dios. ( ) Su oración era tan positiva, que con frecuencia tomó la forma de un autorizado mandamiento directo: “Anda”; “Sé sano”; “Levántate”. ( ) c. Ambas respuestas son correctas.

3. En toda la Biblia, el ayuno se refiere a la abstención del alimento con propósitos espirituales. No se distingue de la huelga de hambre y tampoco de la dieta para la salud. A causa de la secularización de la sociedad moderna, el “ayuno” — en caso de que se haga alguno — está motivado por la vanidad o por el deseo de poder. ( ) Verdadero ( ) Falso

4. Aunque la meditación y el estudio con frecuencia se entrelazan y funcionan de manera concurrente, constituyen dos experiencias distintas. ¿En qué se distinguen? ( ) a. La meditación es devota; el estudio es analítico. ( ) b. La meditación saboreará una palabra; el estudio la explicará. ( ) c. Ambas respuestas son correctas.

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3. DISCIPLINAS EXTERNAS

a) La sencillez La disciplina cristiana de la sencillez es una realidad interna que da como resultado un estilo de vida externo. Tanto los aspectos internos como los externos de la sencillez son esenciales. Nos engañamos a nosotros mismos si creemos que podemos poseer la realidad interna sin que ella tenga un profundo efecto en nuestra manera de vivir. El hecho de intentar arreglar nuestro estilo externo de sencillez de vida sin la realidad interna conduce a un mortal legalismo. El hecho de experimentar la realidad interna nos libera externamente. La conversación llega a ser verdadera y sincera. Desaparece el deseo apasionado de adquirir condición y posición, por cuanto ya no se necesitan la condición ni la posición. Dejamos de manifestar extravagancia, no porque no podamos darnos el lujo, sino porque estamos basados en un principio. Nuestros bienes llegan a estar disponibles para los demás. La Biblia se refiere de manera constante y decisiva al espíritu interno de esclavitud que trae consigo el apego idolátrico a las riquezas. “Si se aumentan las riquezas, no pongáis el corazón en ellas”, aconseja el salmista (Salmos 62.10). El décimo mandamiento de la ley de Dios va dirigido contra la codicia, aquel apasionado deseo interno de “tener”, que conduce al robo y a la opresión. El sabio entendió que “El que confía en sus riquezas caerá” (Proverbios 11.28). Jesús declaró la guerra al materialismo de su día. El término arameo mammon se traduce riquezas. Jesús condenó a las riquezas como a un rival de Dios: “Ningún siervo puede servir a dos señores; porque o aborrecerá al uno y amará al otro, O estimará al uno y menospreciará al otro. No podéis servir a Dios y a las riquezas” (Lucas 16.13). El habló con frecuencia y de manera no ambigua sobre los asuntos económicos. El dijo: “Bienaventurados vosotros los pobres, porque vuestro es el reino de Dios”. También dijo: “Mas ¡ay de vosotros, ricos! porque ya tenéis vuestro consuelo” (Lucas 6.20, 24). De una manera gráfica describió la dificultad del rico para entrar en el reino de Dios. Es más fácil pasar un camello por el ojo de una aguja. Para Dios, por supuesto, todas las cosas son posibles; pero Jesús entendió claramente la dificultad. El vio las garras que las riquezas colocan sobre la persona que la posee. El comprendió que “... donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6.21). Esa fue la razón por la cual ordenó a sus seguidores: “No os hagáis tesoros en la tierra...” (Mateo 6.19). El no estaba diciendo que el corazón debe o no debe estar donde estén las riquezas. Está afirmando el hecho claro de que, donde tengas tu tesoro, allí estará tu corazón. La manifestación externa de la sencillez Según el autor, son 10 las manifestaciones externas de la sencillez: Primero, compra cosas por la utilidad que representan y no por el nivel social que sugieren. Segundo, rechaza cualquier cosa que te produzca propensión. Tercero, desarrolla el hábito de regalar cosas. Reduce la acumulación. 25


Cuarto, niégate a dejarte programar por los custodios de la fabricación de modernos artefactos superfluos. Quinto, aprende a disfrutar las cosas sin poseerlas. Sexto, desarrolla un aprecio más profundo hacia la creación. Séptimo, mira con un saludable escepticismo todo lo que diga: “Compre ahora y pague después”. Octavo, obedece las instrucciones de Jesús con respecto a un lenguaje sencillo y sincero: “Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede” (Mateo 5.37). Noveno, rechaza cualquier cosa que alimente la opresión hacia otros. Décimo, evite cualquier cosa que lo distraiga de su meta principal.

b) El retiro Podemos cultivar un retiro y un silencio internos que nos libren del sentimiento de soledad y temor. En primer lugar, el retiro no es un lugar, sino un estado de la mente y del corazón. Hay un retiro del corazón que puede mantenerse en todo tiempo. La presencia de las multitudes a la ausencia de ellas tiene muy poca relación con esta atención interna. Es muy posible ser un ermitaño del desierto y nunca experimentar este retiro. Pero si poseemos el retiro interno, no tendremos el temor de sentirnos solos, pues sabemos que no estamos solos. Tampoco tendremos el temor de estar con otros, pues ellos no nos dominan. En medio del ruido y de la confusión, estamos tranquilos en un profundo silencio interno. El retiro y el silencio Sin silencio no hay retiro. Aunque el silencio envuelve algunas veces la ausencia de palabras, siempre envuelve el acto de oír. El sólo hecho de refrenarse uno de hablar, sin que el corazón esté oyendo a Dios, no es silencio. Hay un antiguo proverbio que dice que “el hombre que abre su boca, [cierra los ojos”. El propósito del silencio y del retiro es poder ver y oír. La clave del silencio es el control del ruido, y no la ausencia de él. Las analogías del timón y del freno que nos da Santiago nos sugieren que la lengua nos guía, nos domina. La lengua guía el curso que seguimos de muchas maneras. Si decimos una mentira, somos guiados a decir más mentiras para cubrir la primera. Pronto nos vemos obligados a portarnos de cierto modo para dar crédito a la mentira. No es raro que Santiago declare: “... la lengua es un fuego...” (Santiago 3.6). Uno de los frutos del silencio es la libertad para permitir que nuestra justificación descanse por completo en las manos de Dios. No necesitamos enderezar el entendimiento de otros. Ve con qué frecuencia nuestra conversación es un intento frenético de explicar o justificar nuestras acciones. Habiendo observado esto en ti mismo, haz el experimento de hacer lo que te corresponde sin ninguna palabra de explicación. Nota que tendrás cierto temor de que la gente entenderá mal la razón por la cual lo has hecho. Trata de permitir que Dios lo justifique. 26


Disciplínate de tal modo, que tus palabras sean pocas y llenas de significado. Hazte conocer como una persona que tiene algo que decir cuando habla. Mantén la conversación sencilla. Haz lo que dices que harás. “Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas” (Eclesiastés 5.5). Trata de vivir un día entero sin decir palabras en absoluto. Retírate durante tres o cuatro horas con el propósito de reorientar las metas de tu vida cuatro veces al año. El fruto del retiro es el aumento de la sensibilidad y de la compasión hacia los demás. Viene una nueva libertad para estar con la gente.

c) La sumisión ¿Qué libertad le corresponde a la sumisión? La capacidad para descargar la terrible carga de siempre tener que obtener 10 que queremos: La obsesión de exigir que las cosas se hagan de la manera como las queremos es una de las mayores esclavitudes de la sociedad humana hoy. La enseñanza bíblica sobre la sumisión se centra primariamente en el espíritu con el cual vemos a las demás personas. La Escritura no intenta establecer una serie de relaciones jerárquicas, sino comunicarnos una actitud interna de mutua subordinación. Pedro, por ejemplo, exhortó a los esclavos de su época para que estuvieran sujetos a sus amos (1Pedro 2.18). Este consejo parece innecesario mientras no comprendamos que es muy posible obedecer al amo sin estar con un espíritu de sujeción a él. Externamente podemos hacer lo que las personas nos pidan, e internamente estar en rebelión contra ellas. Ese interés por un espíritu de consideración hacia los demás impregna todo el Nuevo Testamento. El antiguo pacto estipulaba que no debemos matar. Jesús, sin embargo, destacó el hecho de que el asunto real era el espíritu interno de matar con el cual vemos a las personas. Lo mismo ocurre con el asunto de la sumisión: El asunto real es el espíritu de consideración y deferencia que tengamos cuando estamos con los demás. Con la sumisión quedamos al fin libres para evaluar a otras personas. Sus sueños y planes se vuelven importantes para nosotros. Hemos entrado en una libertad nueva, maravillosa y gloriosa, la libertad de renunciar a nuestros propios derechos por el bien de los demás. ¿Has experimentado la liberación de renunciar a tus propios derechos? Eso significa que quedas libre de esa ardiente ira y de esa amargura que sientes cuando alguien no actúa hacia ti como tú piensas que debiera actuar. Eso significa que tienes libertad para obedecer el mandamiento de Jesús: “Amad a vuestros enemigos... y orad por los que os ultrajan y os persiguen” (Mateo 5.44). Significa que por primera vez entendemos que es posible renunciar al derecho de venganza: “... a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvela también la otra” (Mateo 5.39). La piedra de toque para el entendimiento bíblico de la sumisión es Marcos 8.34. “Y llamando a la gente y a sus discípulos, les dijo: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame”. Casi instintivamente retrocedemos de estas palabras. Nos sentimos mucho más cómodos con expresiones como “satisfacción personal” y “realización, personal”, que con pensamientos como el “renunciamiento”. Amarse a uno mismo y negarse a uno mismo no son acciones conflictivas. Jesús dijo claramente más de una vez que la negación 27


de nosotros mismos es sólo una manera segura de amarnos a nosotros mismos. “El que halla su vida, la perderá; y el que pierde su vida por causa de mí, la hallará” (Mateo 10.39). De nuevo tenemos que destacar para nosotros mismos que el renunciamiento significa la libertad para dar lugar a otros. Significa poner los intereses de los demás por encima de los propios. Jesús llamó a sus seguidores a una vida de cruz. “Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame” (Marcos 8.34). Jesús dijo claramente a sus discípulos: “Si alguno quiere ser el primero, será el postrero de todos, y el servidor de todos” (Marcos 9.35). Cuando Jesús inmortalizó el principio de la vida de cruz al lavar los pies a sus discípulos, agregó: “Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13.15). La vida de cruz es la vida de la sumisión voluntaria. La vida de cruz es la vida que libremente acepta la servidumbre. Los límites de la sumisión Los límites de la disciplina de la sumisión están en los puntos en que se vuelve destructiva. Es entonces cuando llega a ser una negación de la ley del amor tal como la enseñó Jesús, y una afrenta a la genuina sumisión bíblica (Mateo 5, 6, 7; y especialmente 22.37-39). No es una evasión del asunto decir que al definir los límites de la sumisión tenemos que depender profundamente del Espíritu Santo. Al fin y al cabo si tuviéramos un libro de normas que cubriera toda circunstancia de la vida, no necesitaríamos depender de nada. El Espíritu Santo es un agudo discernidor de los pensamientos y de las intenciones del corazón, tanto en las demás personas como en nosotros. Él será para nosotros un Maestro y Profeta que estará presente y nos instruirá en lo que debemos hacer en cada situación. d) El servicio Cuando se reunieron en la fiesta de la Pascua, los discípulos estaban perfectamente conscientes de que alguno debía lavar los pies de los demás. El problema estaba en que los únicos que lavaban los pies eran los menores. Así que se sentaron, con los pies cubiertos de polvo. Era un punto tan sensible que ellos ni siquiera hablarían al respecto. Ninguno quería ser considerado el menor. Entonces Jesús tomó una toalla y una vasija con agua, y así volvió a definir la grandeza. Habiendo vivido la condición de siervo delante de ellos, los llamó a la vida del servicio: “Pues si yo, el Señor y el Maestro, he lavado vuestros pies, vosotros también debéis lavaros los pies los unos a los otros. Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho, vosotros también hagáis” (Juan 13.14, 15). En la disciplina del servicio hay gran libertad. El servicio nos capacita para decir “no” a los juegos de promoción y autoridad del mundo. Elimina nuestra necesidad (y deseo) de una “ley del más fuerte”. En general, un grupo de personas no puede reunirse durante mucho tiempo sin que se establezca “la ley del más fuerte”. Él rechazó de manera total y completa los sistemas procedentes de la ley del más fuerte que imperaban en su día. ¿Entonces, cómo debía ser entre ellos? “...el que quiera hacerse 28


grande entre vosotros será vuestro servidor... como el Hijo del Hombre no vino para ser servido, sino para servir” (Mateo 20.25-28). Por tanto, la autoridad espiritual de la cual hablaba Jesús no era aquella autoridad que se halla en una posición, o en un título, sino en una toalla.

El servicio farisaico contra el verdadero El servicio farisaico se produce a través del esfuerzo humano. Gasta grandes cantidades de energía calculando e ideando la manera de prestar el servicio. El verdadero servicio procede de una relación con otro Ser divino que tenemos en lo profundo de nosotros. El servicio farisaico se impresiona con lo grande. Se preocupa por lograr triunfos impresionantes que figuren en los tableros donde se anotan los resultados. Al verdadero siervo le parece casi imposible distinguir el servicio pequeño del grande. El servicio farisaico exige recompensas externas. El que sirve así necesita saber que las personas ven y aprecian su esfuerzo. El verdadero servicio se contenta con quedar escondido. El que presta el servicio farisaico se preocupa mucho por los resultados. Espera con anhelo para ver si la persona a quien sirve le recompensa de la misma manera. El que presta el verdadero servicio está libre de la necesidad de calcular los resultados. El que sirve del modo farisaico escoge a quién va a servir. El verdadero siervo no discrimina en su ministerio. Ha aceptado el mandamiento de Jesús de ser “servidor de todos” (Marcos 9.35). El que sirve de la manera farisaica está afectado por las disposiciones de ánimo y por los caprichos. Sólo puede servir cuando “siente el deseo de servir”. El verdadero siervo sirve simplemente por cuanto hay una necesidad. El que sirve de la manera farisaica presta un servicio temporal. El verdadero servicio es un estilo de vida. De todas las disciplinas espirituales clásicas, la disciplina del servicio es la que más conduce al crecimiento de la humildad. Cuando salimos a cumplir conscientemente un determinado curso de acción que acentúe el bien de los demás y en su mayor parte sea una obra oculta, se produce en nuestro espíritu un cambio profundo. Hay un gran regocijo en la servidumbre voluntaria. El lenguaje figurado tomado de la esclavitud puede parecernos difícil a nosotros, pero no constituyó ninguna dificultad para el apóstol Pablo. Él se jactó con frecuencia de ser un esclavo de Cristo, e hizo un uso extenso del concepto de “esclavo de amor” del primer siglo (es decir, el esclavo que por amor y con libertad ha decidido seguir como esclavo). El servicio no es una lista de cosas que realizamos, aunque en él descubrimos que hay cosas que hacer. No es un código de ética, sino una manera de vida. Por tanto, tenemos que tratar de percibir lo que es el servicio en nuestra vida diaria: 29


Hay el servicio en cosas pequeñas. Hay el servicio que consiste en cuidar la reputación de otros. Hay un servicio que consiste en permitir que otros nos sirvan. Hay el servicio de la cortesía elemental. Hay el servicio de la hospitalidad. Hay el servicio que consiste en oír. Hay el servicio que consiste en llevar los unos las cargas de los otros.

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PREGUNTAS 1. Entre las manifestaciones externas de la sencillez, se puede mencionar: reducir la acumulación y rechazar cualquier cosa que alimente la opresión hacia otros. ( ) Verdadero ( ) Falso 2. “Sin silencio no hay retiro. Aunque el _______ envuelve algunas veces la ausencia de palabras, siempre envuelve el acto de ______. El sólo hecho de refrenarse uno de hablar, sin que el _______ esté oyendo a Dios, no es silencio.” Las palabras que completan la frase son: ( ) corazón, oír, silencio ( ) silencio, oír, corazón

3. La vida de cruz es la vida del rendimiento voluntario. La vida de cruz es la vida que libremente acepta la servidumbre. ( ) Verdadero ( ) Falso 4. “La disciplina cristiana de la sencillez es una realidad interna que da como resultado un estilo de vida externo”. ¿Qué quiere decir esto? ( ) Tanto los aspectos internos como los externos de la sencillez son esenciales. ( ) El hecho de intentar arreglar el estilo externo de sencillez de vida sin la realidad interna puede que sea mero legalismo. ( ) Ambas respuestas son correctas.

5. El que presta el servicio farisaico se preocupa mucho por los resultados. El que presta el verdadero servicio no está libre de la necesidad de calcular los resultados. ( ) Verdadero ( ) Falso

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4. DISCIPLINAS COLECTIVAS

a) La confesión Sin la cruz, la disciplina de la confesión sólo sería una terapia sicológica. Pero es mucho más. Envuelve un cambio objetivo en nuestra relación con Dios y un cambio subjetivo en nosotros. Es un medio de sanidad y transformación para el espíritu interno. En un sermón titulado “El arrepentimiento de los creyentes”, John Wesley habló acerca de la necesidad de que los cristianos entren más en la gracia perdonadora de Dios. La disciplina de la confesión puede ayudar al creyente a crecer hasta que llegue a ser “un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo” (Efesios 4.13). “Pero, ¿es la confesión una gracia en vez de ser una disciplina?” Es una gracia y una disciplina. A menos que Dios dé la gracia, no se puede hacer ninguna confesión genuina. Pero también es una disciplina porque hay cosas que tenemos que hacer. Es un curso de acción que se escoge conscientemente y que nos somete bajo la sombra del Todopoderoso. “¿Por qué se incluye la confesión en las disciplinas colectivas? Yo pensé que este era un asunto privado entre el individuo y Dios.” De nuevo hay que responder que la confesión no es exclusivamente lo uno o lo otro, sino tanto lo uno como lo otro. Estamos agradecidos por la enseñanza bíblica, puesta de manifiesto en la Reforma, según la cual “... hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo hombre” (1Timoteo 2.5). También estamos agradecidos por la enseñanza bíblica, que nuevamente llega a ser apreciada en nuestro día, según la cual la siguiente amonestación es válida: “Confesaos vuestras ofensas unos a otros, y orad unos por otros...” (Santiago 5.16). Las dos enseñanzas se hallan en la Escritura, y ninguna necesita excluir a la otra. Autoridad para perdonar A los seguidores de Jesucristo se nos ha dado la autoridad para recibir la confesión del pecado y para perdonarlo en su nombre. “A quienes remitiereis los pecados, les son remitidos; y a quienes se los retuviereis, les son retenidos” (Juan 20.23). ¡Qué maravilloso privilegio! ¿Por qué huimos de tal ministerio que da vida? Si a nosotros, no por mérito nuestro, sino por pura gracia, se nos ha dado la autoridad para libertar a otros, ¿cómo nos atrevemos a retener este gran don? Tal autoridad no amenaza de ningún modo el valor ni la eficacia de la confesión privada. Es una maravillosa verdad que el individuo puede abrirse paso hacia la nueva vida en la cruz sin la ayuda de ningún mediador humano. Esa realidad arrasó como un aliento de aire fresco en los días de la Reforma. Se convirtió en un llamado de trompeta a la liberación de la esclavitud y de la manipulación que se habían introducido subrepticiamente en el sistema eclesiástico confesional. Pero también necesitamos recordar que el mismo Lutero creyó en la confesión mutua entre los hermanos. La Escritura nos enseña que todos los creyentes son sacerdotes de Dios. “Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio” (1Pedro 2.9). En el tiempo de la Reforma, a esto se le daba el nombre de “el sacerdocio universal de todos los creyentes”. El libro de los Hebreos, aclara 32


que Jesús es el sacrificio final y suficiente. Pero él nos dejó a nosotros su sacerdocio, el ministerio de hacer que ese sacrificio sea real en el corazón y en la vida de otros seres humanos. A través de la voz de nuestros hermanos en Cristo se oye la palabra de perdón y se arraiga en nuestra vida. San Alfonso Liguori escribe: “Para una buena confesión son necesarias tres cosas: un examen de conciencia, tristeza, y una determinación de evitar el pecado”. En la experiencia del examen de conciencia en que nos volvemos accesibles a la “mirada de Dios”, tenemos que estar preparados para hacer frente a pecados definidos. Una confesión general puede salvarnos de la humillación y de la vergüenza, pero no producirá la sanidad interna. La “tristeza” es necesaria en una buena confesión. La tristeza, en cuanto se relaciona con la confesión, no es fundamentalmente una emoción, aunque la emoción puede entrar en ella. Es un aborrecimiento por haber cometido el pecado, un profundo reproche por haber ofendido el corazón del Padre. Esta tristeza es un asunto de la voluntad, antes que de las emociones. De hecho, si uno está triste emocionalmente, sin tener una tristeza de voluntad, destruye la confesión. “Una determinación de evadir el pecado” es el tercer elemento esencial de una buena confesión. En la disciplina de la confesión, le pedimos a Dios que nos conceda el anhelo de una vida santa, el odio hacia una vida impía. John Wesley dijo una vez: “Dadme un centenar de predicadores que no le teman a nada, sino al pecado, y no deseen nada, sino a Dios... sólo eso sacudirá las puertas del infierno y establecerá el reino de Dios en la tierra”. Lo que buscamos de Dios al prepararnos para la confesión es la voluntad de ser librados del pecado. Tenemos que desear que Dios nos venza y domine, y si no lo deseamos, debemos desear tener ese deseo. Tal deseo es un don generoso de Dios. La búsqueda de este don es uno de los pasos preliminares para confesar el pecado a algún hermano en Cristo. Una nota adicional sobre la preparación para la confesión. Tiene que haber un definido punto final en el proceso del examen personal. De otro modo, fácilmente podemos caer en el hábito de condenarnos permanentemente. La confesión comienza con tristeza, pero termina con gozo. Hay alegría en el perdón de los pecados, pues el perdón trae como resultado un genuino cambio de vida. Luego, está un asunto práctico: ¿a quién debemos acudir para confesar? Desde el punto de vista teológico es muy correcto decir que todo creyente cristiano puede recibir la confesión de otro. Pero no todo creyente cristiano tendrá suficiente simpatía y comprensión. Aunque es algo infortunado, es un hecho de la vida que algunos individuos son incapaces de guardar una confidencia. Otros no estarían capacitados por cuanto se horrorizarían al tener conocimiento de ciertos pecados. Aun otros, al no entender la naturaleza ni el valor de la confesión, tratarían de no hacer caso, diciendo: “Eso no es tan malo”. Afortunadamente, hay muchas personas que sí entienden y se deleitan en servir de este modo. Aun el descubrimiento de la persona a la cual debemos confesar el pecado puede ser un bondadoso ejercicio de la disciplina de la oración.

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b) La adoración7 Adorar es avivar la conciencia mediante la santidad de Dios, alimentar la mente con la verdad de Dios, purgar la imaginación con la belleza de Dios, abrir el corazón al amor de Dios, dedicar la voluntad al propósito de Dios. — William Temple

Adorar es experimentar la realidad, tocar la Vida. Es conocer, sentir, experimentar a Cristo resucitado, en medio de la comunidad congregada. Es una penetración en la gloria (Shekinah) de Dios; aun mejor, es ser uno invadido por esa gloria de Dios. Dios busca activamente adoradores. Jesús declaró: “... los verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad; porque también el Padre tales adoradores busca que le adoren” (Juan 4.23). Dios es el que busca, atrae, persuade. La adoración es una respuesta humana a la iniciativa divina. En el tiempo a que se refiere Génesis, Dios anduvo en el huerto buscando a Adán y a Eva. En la crucifixión, Jesús atrajo a los hombres a Sí mismo (Juan 12.32). La adoración es nuestra respuesta a las proposiciones de amor del Padre. Su realidad fundamental se halla en la expresión “en espíritu y en verdad”. Se enciende en nosotros sólo cuando el Espíritu de Dios toca el espíritu humano. El formalismo y los ritos no producen la adoración, ni tampoco el dejar de usar el formalismo y los ritos. Podemos usar todas las técnicas y los métodos correctos, podemos tener la mejor liturgia posible, pero no hemos adorado al Señor mientras su Espíritu no toque nuestro espíritu. Las palabras del coro, “Liberta mi espíritu para que yo te adore”, indican la base de la adoración. Mientras Dios no toque y libre nuestro espíritu, no podemos entrar en este reino. El canto, la oración, la alabanza, todo ello puede conducir a la adoración, pero la adoración es más que cualquiera de esas cosas. Nuestro espíritu tiene que estar encendido con el fuego divino. Las consecuencias de la adoración Si la adoración no nos cambia, no ha sido adoración. Estar delante del Santo de la eternidad equivale a cambiar. Los resentimientos no pueden retenerse con la misma tenacidad cuando entramos en su bondadosa luz. Como dijo Jesús, tendremos que dejar nuestro presente en el altar e ir primero a reconciliarnos (Mateo 5.23, 24). En la adoración, un poder creciente se abre camino hacia el santuario del corazón, una creciente compasión surge en el alma. Adorar es cambiar. Si la adoración no nos impulsa hacia una mayor obediencia, no ha sido adoración. Así como la adoración comienza con una santa expectación, termina con una santa obediencia.

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El CBET ofrece material completo sobre este tema en los cursos La vida del adorador y Culto y adoración, ambos en el módulo Adoración y Adoradores.

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c) La búsqueda de asesoramiento8

Toda la enseñanza sobre la dirección divina en nuestro siglo ha sido notablemente deficiente en su aspecto colectivo. Hemos recibido excelentes instrucciones sobre la manera como Dios nos dirige por medio de la Biblia, y por medio de las circunstancias y a través de los estímulos del Espíritu en el corazón del individuo. Pero hemos oído muy poco sobre la manera como Dios nos guía por medio de su pueblo, el cuerpo de Cristo. Sobre este tema hay un profundo silencio. Por esta razón es importante colocar este tema entre las disciplinas colectivas y hacer hincapié en su carácter de asesoramiento dentro de la comunidad. Dios, en realidad, guía al individuo de manera rica y profunda, pero también guía a grupos de personas y puede instruir a los individuos a través de la experiencia del grupo. Tal vez nuestra preocupación por obtener la dirección divina de manera privada sea producto del individualismo occidental. El pueblo de Dios no siempre ha sido así. Dios sacó a los hijos de Israel, como un pueblo, de la esclavitud. Todos veían la columna de nube y la de fuego. Ellos no eran un grupo de individuos que por causalidad iban hacia el mismo destino; constituían un pueblo que estaba bajo el dominio teocrático de Dios. Dios preparó pacientemente al pueblo, y cuando llegó el cumplimiento del tiempo, vino Jesús. Con él comenzó un nuevo día. Una vez más se reunió un pueblo que viviría bajo el inmediato gobierno teocrático del Espíritu. Con tranquila persistencia, Jesús les enseñó lo que significaba vivir en respuesta a la voz del Padre. Les enseñó que ellos también podrían oír la voz enviada del cielo, de la manera más clara cuando estuvieran reunidos: “... si dos de vosotros se pusieren de acuerdo en la tierra acerca de cualquiera cosa que pidieren, les será hecho por mi Padre que está en los cielos. Porque donde están dos o tres congregados en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mateo 18.19, 20). Con esas palabras, Jesús dio a sus discípulos tanto la seguridad como la autoridad. Había la seguridad de que cuando el pueblo genuinamente se congregara en su nombre, podría discernir su voluntad. La presencia del Espíritu Santo como Superintendente utilizaría las verificaciones y balances de los diversos creyentes para asegurar que cuando los corazones de ellos se unieran, también estuvieran a ritmo con los latidos del corazón del Padre. Si estaban seguros de que habían oído la voz del verdadero Pastor, podían orar y actuar con autoridad. La voluntad de él, más la voluntad de ellos, más la unidad equivalían a autoridad. Aunque Jesús fue un extraño para su propio pueblo, y fue crucificado, por tanto, fuera de las puertas de la ciudad, algunas personas abrazaron su gobierno. Estas personas se juntaron como un pueblo. “Y la multitud de los que habían creído era de un corazón y un alma; y ninguno decía ser suyo propio nada de lo que poseía, sino que tenían todas las cosas en común. Y con gran poder los apóstoles daban testimonio de la resurrección...” (Hechos 4.32, 33). Se convirtieron en una banda enardecida de testigos, que declaraban en todas partes que la voz de Cristo se podía oír y su voluntad se podía obedecer. Tal vez el más asombroso rasgo de esta fraternidad incendiaria fuera su sentido de asesoramiento colectivo. Esto quedó bellamente ilustrado en el llamamiento de Pablo y de 8

Con respeto a este tema, el CBET ofrece el curso Vida en comunidad: iglesia, comunidad terapéutica.

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Bernabé para que recorrieran a lo largo y a lo ancho el imperio romano con las buenas nuevas del reino de Dios (Hechos 13.1-3). El llamamiento de ellos se produjo cuando cierto número de personas habían estado reunidas durante un período prolongado de tiempo. En esta reunión se incluyeron las disciplinas de la oración, el ayuno y la adoración. Cuando el pueblo estuvo preparado, recibieron colectivamente el llamamiento: “Apartadme a Bernabé y a Saulo para la obra a que los he llamado” (Hechos 13.2). Mediante este procedimiento de recibir la dirección divina en forma colectiva, la iglesia primitiva se enfrentó a su problema más explosivo y lo resolvió (Hechos 15). Algunos cristianos independientes habían ido a Antioquía y habían comenzado a predicar la necesidad de la circuncisión para todos los cristianos. El asunto estaba muy lejos de ser trivial. Pablo comprendió de una vez que eso equivalía a que la Iglesia fuera una cautiva cultural de los judíos. Los ancianos escogidos y los apóstoles se reunieron en el poder del Señor, no para buscar posición mediante manipulaciones, ni para levantarse los unos contra los otros, sino para oír lo que el Espíritu Santo tenía que decir. Finalmente, los que se habían reunido lucharon hasta llegar a lo que tiene que llamarse una gloriosa unidad enviada del cielo: decidieron rechazar la religión cultural y aferrarse al evangelio eterno de Jesucristo. Concluyeron con lo siguiente: “... ha parecido bien al Espíritu Santo y a nosotros...” (Hechos 15.28). Se habían enfrentado al asunto más duro de su tiempo, y habían discernido la voz de lo alto. Tal fue la marca más alta en el libro de los Hechos. Eso fue más que una victoria con respecto a un asunto; fue una victoria del método para resolver las situaciones. Como pueblo, habían decidido vivir bajo el gobierno directo del Espíritu Santo. Habían rechazado tanto el totalitarismo humano como la anarquía. Incluso, se habían atrevido a vivir basados en la norma del Espíritu; no hubo una votación de 51 por ciento a favor; no hubo compromisos sino una unidad dirigida por el Espíritu. Y funcionó. Sin duda alguna, tales experiencias de discernir la voluntad de Dios en la comunidad contribuyeron grandemente al entendimiento que Pablo tenía de la Iglesia como cuerpo de Cristo. El comprendió que los dones del Espíritu le fueron dados de tal modo al cuerpo por el Espíritu, que quedaba asegurada la interdependencia. Ninguna persona lo poseía todo. Aun los más maduros necesitaban la ayuda de los demás. Los más insignificantes tenían algo con lo cual contribuir. Ninguno podía oír todo el consejo de Dios de manera aislada. Modelos de asesoramiento Un modelo de asesoramiento colectivo se puede hallar en lo que algunos han llamado “reuniones para buscar la claridad”. Tales reuniones se convocan específicamente para buscar la mente del Espíritu Santo para alguna cuestión individual. Recientemente un joven talentoso me pidió consejo con respecto a su futuro. Se había graduado del colegio universitario y estaba luchando por saber si debía entrar al ministerio cristiano o no. El se había beneficiado de todas las pruebas vocacionales y de los cursos que se habían ofrecido en el colegio pero aún estaba indeciso. Yo sinceramente no sabía qué sería lo mejor para él; así que le sugerí que convocara una reunión para buscar claridad. Así es que él reunió a un grupo de personas que lo conocían bien, que poseían madurez espiritual y que no tenían temor de ser sinceros y honestos con él. No hubo visiones conmovedoras que dar a mi amigo, pero esa noche, mientras adoraban y compartían, ellos se convirtieron en una comunidad de apoyo. A lo largo de un período, los dones y el llamamiento de ese joven fueron confirmados, y hoy él está en el ministerio pastoral. 36


El director espiritual En la Edad Media, ni siquiera los santos más grandes intentaron llegar a las profundidades del viaje interno sin la ayuda de un director espiritual. Hoy este concepto casi no se entiende, y mucho menos se practica, excepto en el sistema monástico católico. Eso es lamentable, pues la idea de un director espiritual es altamente aplicable a la escena contemporánea. Es una bella expresión de la dirección divina a través de la ayuda de hermanos en Cristo. La dirección espiritual tiene una historia ejemplar. Muchos de los primeros directores espirituales fueron los Padres del desierto, quienes eran tenidos en gran estima por su capacidad para “discernir los espíritus”. Las personas viajaban con frecuencia muchos kilómetros por el desierto sólo para oír una breve palabra de consejo, o una “palabra de salvación”, que resumiera la voluntad y el juicio de Dios para ellos en la situación concreta por la que atravesaban. Los llamados “Dichos de los padres” (Apophthegmata) constituyen un elocuente testimonio de la sencillez y profundidad de este asesoramiento espiritual. Muchos de los hermanos laicos cirtercienses en la Inglaterra del siglo XII se distinguieron por su capacidad para comprender y guiar a las almas. Los límites del asesoramiento colectivo Como todos sabemos, existen peligros en el asesoramiento colectivo así como los hay en la búsqueda personal de la dirección divina. Tal vez el peligro más amenazante sea la manipulación y el control. Si el asesoramiento colectivo no se maneja dentro del contexto más amplio de la gracia que todo lo impregna, degenera hasta convertirse en un modo ineficaz para enderezar la conducta desviada. Se convierte en cierta clase de fórmula casi mágica a través de la cual el grupo puede imponer su voluntad al individuo, un “sistema papal” a través del cual todas las opiniones divergentes pueden ponerse a raya. Tal perversión manipulante da como resultado el sofocamiento de la fresca vitalidad espiritual. El profeta Isaías dijo con respecto al Mesías: “No quebrará la caña cascada, ni apagará el pábilo que humeare” (Isaías 42.3; Mateo 12.20). El método de Jesús no es el de aplastar a la persona más pequeña, ni el de apagar la más pequeña esperanza. Otro peligro está en que el asesoramiento colectivo llegue a separarse de las normas bíblicas. La Escritura tiene que impregnar y penetrar todos nuestros pensamientos y acciones. El espíritu único nunca nos guiará de manera contraria a la Palabra escrita que él inspiró. Siempre tiene que haber la autoridad bíblica externa así como también la autoridad interna del Espíritu Santo. De hecho, la misma Biblia es una forma de consejo colectivo. Es una manera como Dios habla a través de la experiencia de su pueblo. Ese es un aspecto de “la comunión de los santos”. Dallas Willard dijo: “El objeto de Dios en la historia es la creación de una comunidad global de personas amorosas, en la cual se incluye a Sí mismo como su primer Sustentador y su más glorioso Habitante”.

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d) La celebración (el gozo, la alegría)

Cuando los pobres reciben las buenas nuevas, cuando los cautivos son liberados, cuando los ciegos reciben la vista cuando los oprimidos son liberados, ¿quién puede retener el grito de júbilo? En el Antiguo Testamento, todas las estipulaciones sociales del año de jubileo: la anulación de todas las deudas, la libertad de los esclavos, el hecho de no planificar cosechas, la devolución de las posesiones a su propietario original: constituían un júbilo por la bondadosa provisión de Dios. Se podía confiar en que Dios proveería lo necesario. El había declarado: “... yo os enviaré mi bendición...” (Levítico 25.21). La libertad de los afanes y preocupaciones constituyen la base del júbilo. Por el hecho de que sabemos que él nos cuida podemos echar toda nuestra solicitud en él. Dios ha cambiado nuestro gemido en danza. En la sociedad contemporánea no existe el espíritu libre de cuidados y de gozosa festividad. La apatía, y aun la melancolía, dominan en nuestros tiempos. El gozo da fortaleza a la vida El júbilo trae gozo a la vida, y el gozo nos hace fuertes. La Escritura nos dice que el gozo del Señor es nuestra fortaleza (Nehemías 8.10). Sin él no podemos continuar por mucho tiempo en ninguna cosa. El júbilo es fundamental en todas las disciplinas espirituales. Sin un espíritu de gozo y festividad, las disciplinas se vuelven monótonas, herramientas que respiran muerte en las manos de los fariseos modernos. Toda disciplina debe caracterizarse por una alegría libre de preocupaciones y un sentido de acción de gracias. El gozo es uno de los frutos del Espíritu (Gálatas 5.22). Al antiguo Israel se le ordenó congregarse tres veces por año para celebrar la bondad de Dios. Esos eran los festivales anuales en el más alto sentido del término. Eran las experiencias que daban fortaleza y cohesión al pueblo de Israel. Es importante evitar la clase de gozo que realmente no es una celebración de nada. Peor aún es pretender celebrar cuando el espíritu de gozo no está en nosotros. Nuestros hijos nos observan cuando bendecimos los alimentos y pronto procedemos a acongojarnos por esos mismos alimentos: bendiciones que no son bendiciones. Una de las cosas que casi destruye a los niños es obligarlos a estar agradecidos cuando en realidad no lo están. Hoy hay una enseñanza popular que nos instruye a alabar a Dios por las diversas dificultades que vienen a nuestra vida: y afirma que hay un gran poder transformador en alabar a Dios de esta manera. En su mejor forma, tal enseñanza consiste en animarnos a mirar el camino un poco a través de los ojos de la fe, y a ver lo que ocurrirá. Afirma en nuestros corazones la gozosa seguridad de que Dios toma todas las cosas y hace que obren para bien de los que le aman. En su peor forma, esta enseñanza niega la vileza del pecado y acepta las más horribles tragedias como manifestaciones de la voluntad de Dios. La Escritura nos ordena a vivir con un espíritu de acción de gracias en medio de todas las situaciones; no nos ordena a que tengamos gozo por la presencia del mal. 38


El espíritu de gozo libre de cuidados El apóstol Pablo nos hace un llamado: “Regocijaos en el Señor siempre. Otra vez digo: ¡Regocijaos!” (Filipenses 4.4). ¿Pero cómo debemos hacer eso? “Por nada estéis afanosos”, responde el Apóstol. Ese es el lado negativo del regocijo. El lado positivo es el siguiente: “... sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias”. ¿Y el resultado? “Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4.6, 7). Pablo nos instruyó sobre cómo podemos estar siempre gozosos. El primer consejo que dio fue: “por nada estéis afanosos”. Por supuesto, Jesús dio el mismo consejo cuando dijo: “No os afanéis por vuestra vida, qué habéis de comer o qué habéis de beber; ni por vuestro cuerpo, qué habéis de vestir” (Mateo 6.25). Los beneficios del gozo El beneficio más importante del júbilo es el que nos salva de tomarnos a nosotros mismos demasiado en serio. Esa es una gracia que necesitan urgentemente todos los que son serios con respecto a las disciplinas espirituales. Un riesgo ocupacional que corren las personas devotas es el de llegar a ser pesadas y aburridas. No debiera ser así. De todas las personas, nosotros debiéramos ser los más libres, vivos e interesantes. El gozo agrega una nota de alegría, festividad e hilaridad a nuestra vida. Al fin y al cabo, Jesús sé regocijó tan plenamente de la vida que fue acusado de ser un hombre comilón y bebedor. La vida de muchos de nosotros es tan agria, que no hay la posibilidad de que pudiera acusársenos de tales cosas. El hecho de cultivar el aprecio de la vida es algo que sana y refresca. Nuestro espíritu puede llegar a fatigarse con el esfuerzo de buscar a Dios, así como nuestro cuerpo puede fatigarse con el exceso de trabajo. El gozo nos ayuda a relajarnos y a disfrutar de las buenas cosas de la tierra. El gozo puede ser un antídoto eficaz para la tristeza periódica que puede constreñir y oprimir el corazón. François Fénelon, en un capítulo titulado “Helps in Sadness”, aconsejó a aquellos que estaban doblados por las cargas de la vida a que se animaran “con la buena conversación, aun divirtiéndose”. El gozo nos ofrece perspectiva. Podemos reírnos de nosotros mismos. Llegamos a creer que las causas de las cuales somos campeones no son tan monumentales como nos gustaría creerlo. Con el gozo, los altos y poderosos vuelven a ganar su equilibrio, y los débiles y bajos reciben nueva estatura. Así, libres de un concepto inflado de nuestra propia importancia, también quedamos libres de nuestro espíritu crítico. La práctica del gozo Si el gozo es esencialmente una disciplina colectiva, y si trae tal beneficio al pueblo de Dios, ¿cómo se practica? Esta es una buena pregunta, pues las personas modernas han llegado a ser tan mecanizadas, que hemos extinguido casi todas las experiencias de gozo espontáneo. Nuestras experiencias en ello son artificiales, y plásticas. 39


A causa de la bondad de Dios, el corazón irrumpe en salmos e himnos y cánticos espirituales. La adoración, la alabanza, la danza, la risa fluyen de las cámaras internas. El salmista declaró: “De Jehová es la tierra y su plenitud” (Salmos 24.1). En el salmo 150 vemos la manifestación de gozo del pueblo de Dios con trompeta, con salterio y arpa, con cuerdas y flauta, con címbalos resonantes, ¿Qué hacen los niñitos cuando están contentos? Hacen ruido, mucho ruido. No hay nada de malo en el ruido cuando se hace en el tiempo apropiado, así como no hay nada de malo en el silencio cuando es apropiado. Los niños danzan cuando tienen gozo. David saltó y danzó con toda su fuerza delante del Señor (2Samuel 16.14, 16). Cuando los hijos de Israel se escaparon de las garras de Faraón por el poder de Dios, María la profetisa dirigió al pueblo en una gran danza de celebración (Éxodo 15.20). La danza folklórica ha sido siempre una carrera de valores culturales y se la ha usado repetidas veces en celebraciones genuinas. Por supuesto, la danza puede tener manifestaciones malas y perversas, pero esa es una cuestión enteramente diferente. La danza y el hacer ruido no son formas requeridas para el gozo. Sólo son ejemplos, para imprimir en nosotros que la tierra y su plenitud son en realidad del Señor. Como Pedro, necesitamos aprender que nada que venga de la mano de Dios es inmundo (Hechos 10). ¡Tenemos la libertad de celebrar el poder de Dios con todo nuestro ser! Podemos hacer algunas cosas específicas para cultivar el arte del gozo. Una de ellas consiste en acentuar los dones creadores de la fantasía y la imaginación. Harvey Cox observó que “las facultades del hombre para celebrar e imaginar se han atrofiado”. En otro lugar escribe: “Hubo un tiempo en que los visionarios eran canonizados y los místicos eran admirados. Ahora los estudiamos, nos reímos de ellos, tal vez aun los juzguemos. En todo sentido, la fantasía se mira con desconfianza en nuestro tiempo”. Nosotros, los de la nueva era, podemos arriesgarnos a ir contra la corriente. Saboreemos con libertad los juegos fantásticos de los niños. Veamos visiones y tengamos sueños. Juguemos, cantemos, riamos. La imaginación puede poner en movimiento un flujo de ideas creadoras, y ejercer nuestra imaginación puede ser algo muy divertido. Sólo aquellos que están inseguros de su propia madurez le tendrán temor a tan deleitosa forma de júbilo. Otra cosa que podemos hacer es convertir los eventos familiares en ocasiones de celebración y acción de gracias. Esto es particularmente cierto con respecto a las ceremonias pasajeras de nuestra cultura, como cumpleaños y graduaciones. Sin embargo, debe ser cierto con respecto a eventos menores, pero igualmente importantes. ¿Por qué dejar que la llamada “víspera de todos los santos” sea una fiesta pagana en conmemoración de los poderes de las tinieblas? Llena la casa o la iglesia de luz; canta y celebra la victoria de Cristo sobre las tinieblas. Que los niños (y los adultos) se vistan como personajes bíblicos. Además, forma ceremonias regulares de celebración que no estén relacionadas con eventos históricos, sino con tu familia solamente. ¡Como familia, pasen más tiempo juntos, y canten! Una tercera cosa que podemos hacer es aprovechar las fiestas que se celebran en nuestra cultura, y celebrarlas realmente. La Navidad puede ser una causa perdida, pero el día de Resurrección ciertamente no lo es. Olvide el estilo de función primaveral y celebre el poder de la resurrección. Realicen juegos familiares de resurrección. Haga revivir el gozo del primero

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de mayo. Recoja flores y entréguelas a sus vecinos y amigos. Regocíjese en la belleza del color y de la variedad. Conclusión Hemos llegado al fin de este estudio, pero sólo al comienzo de nuestra jornada. Hemos visto que la meditación eleva nuestra sensibilidad espiritual, lo cual a su vez nos conduce a la oración. Pronto descubrimos que la oración envuelve el ayuno como un medio acompañante. Estando al corriente de estas tres disciplinas, podemos movernos eficazmente hacia el estudio, el cual nos da discernimiento acerca de nosotros mismos y del mundo en que vivimos. Por medio de la sencillez vivimos con los demás en integridad. El retiro nos permite estar genuinamente presentes con las personas cuando estamos con ellas. Por medio de la sumisión vivimos con otras personas sin manipularlas, y por medio del servicio somos bendición para ellas. La confesión nos libra de nosotros mismos y quedamos en libertad para adorar. La oración abre la puerta para que obtengamos la dirección de Dios. Cuando se ejercen con libertad, todas las disciplinas producen la doxología del gozo. Las disciplinas clásicas de la vida espiritual nos hacen señas para que ascendamos a los montes Himalaya del Espíritu. Ahora estamos en el límite de la vegetación arbórea, asombrados ante los picos nevados que hay allá arriba. Salimos con confianza, acompañados de nuestro Guía, quien ha abierto el camino y ha coronado el pico más alto. Algunas veces podemos desanimarnos en nuestro viaje. Los picos, en los cuales nos gustaría estar, parecen demasiado distantes. Estamos dolorosamente enterados de que aparentemente vagaremos de manera interminable por las montañas bajas de las estribaciones. Pero, cuando miramos atrás, vemos que vamos avanzando, y en eso nos regocijamos. El apóstol Pablo sabía que él tenía muchas alturas aún por conquistar. Sin embargo, en vez de desanimarse, sintió el desafío: “... prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús” (Filipenses 3.14). Ese es el mismo reto que tenemos hoy.

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PREGUNTAS 1. San Alfonso Liguori escribe: “Para una buena confesión son necesarias tres cosas: un examen de conciencia, tristeza, y una determinación de evitar el pecado”. Sobre la tristeza, es correcto decir:

( ) Es fundamentalmente una emoción sincera. ( ) Es un aborrecimiento por haber cometido el pecado, un profundo reproche por haber ofendido el corazón del Padre.

2. Sobre la adoración, es correcto decir: “El formalismo y los ritos no producen la adoración, ni tampoco el dejar de usar el formalismo y los ritos. Podemos usar todas las técnicas y los métodos correctos, podemos tener la mejor liturgia posible, pero no hemos adorado al Señor mientras su Espíritu no toque nuestro espíritu”.

( ) Verdadero ( ) Falso

3. Tal vez nuestra preocupación por obtener la dirección divina de manera privada sea producto del individualismo occidental […]. Dios sacó a los hijos de Israel, como un pueblo, de la esclavitud. Ellos no eran un grupo de individuos que por causalidad iban hacia el mismo destino; constituían un pueblo que estaba bajo el dominio teocrático de Dios.

( ) Verdadero ( ) Falso

4. “Nosotros, los de la nueva era, podemos arriesgarnos a ir contra la corriente. Saboreemos con libertad los juegos fantásticos de los niños. Veamos visiones y tengamos sueños. Juguemos, cantemos, riamos.” Esa frase se refiere a la disciplina de la:

a. Adoración b. Celebración 42


MATERIAL DE APOYO PARA EL DESARROLLO DE LAS DISCIPLINAS ESPIRITUALES

Es muy difícil poder vivir una relación con alguien a quien no conocemos. Por ello, el mayor desafío dentro de la práctica de las disciplinas espirituales está en conocer al Dios Trino, ya que en sus nombres se haya la fuente del Poder y la manifestación de la acción de Dios a favor de su pueblo. Te desafío a estudiar dentro de las disciplinas espirituales los Nombres del Dios Trino, entrar en el secreto de Dios y experimentar su gracia de una manera nueva que revolucionará tu vida espiritual.

a) Nombres de Dios Padre 1) ADONAI, Significado: El Señor, Mi gran Señor. Aplicación: Dios es el Amo y Señor majestuoso. Dios es nuestra autoridad plena. Referencias bíblicas: Salmos 8; Isaías 40.3-5, Ezequiel 16.8; Habacuc 3.19. Comentario: Adonai (plural) deriva del singular Adon (Señor). Este término se expresaba para reemplazar a YHWH (que se consideraba demasiado sagrado como para ser pronunciado). 2) EL, Significado: El fuerte. Aplicación: Él es más poderoso que cualquier Dios falso. Dios vencerá todos los obstáculos. Nosotros podemos depender de Dios. Referencias bíblicas: Éxodo 15.2; Números 23.22, Deuteronomio 7.9 (Marcos 15.34). Comentario: Aparece más de 200 veces en el Antiguo Testamento (incluyendo las formas compuestas). Nombre semítico genérico para Dios, utilizado por otras culturas para referirse a sus deidades. Él se emplea en nombres propios compuestos tales como Isra-el (el que lucha con Dios), Bet-el (casa de Dios), y El-iseo (Dios es salvación). 3) EL ELOHE ISRAEL, Significado: Dios el Dios de Israel. Aplicación: El Dios de Israel es totalmente distinto de todos los dioses falsos y es único; nadie es como él. Referencias bíblicas: Génesis 33.20; Éxodo 5.1, Salmos 68.8; Salmos 106.48. Comentario: Es el nombre del altar que Jacob (Israel) erigió después de su enfrentamiento con Dios y de la bendición de Dios sobre él (Génesis 32.24-30; Génesis 33.19, 20). 4) EL ELYÓN, Significado: El Dios Altísimo. Aplicación: Él es el Dios soberano en quien podemos colocar nuestra confianza. El Elyón tiene supremacía sobre todos los Dioses falsos. Referencias bíblicas: Génesis 14.17-22; Salmos 78.35; Daniel 4.34 (Hechos 16.17). Comentario: Melquisedec, el rey de Salem (Jeru “Salem”) y sacerdote del Dios Altísimo, se refirió en dos oportunidades a Dios como “El Elyón” cuando bendijo a Abraham. 5) ELOHIM, Significado: El Creador Todopoderoso. Aplicación: Dios es el creador Todopoderoso del universo. Dios conoce todo, crea todas las cosas y está en todas partes en todo momento. Es el plural de “El”. Referencias bíblicas: Génesis 1.1-3; Deuteronomio 10.17, Salmos 68 (Marcos 13.19). Comentario: Forma plural de El. Este nombre generalmente se asocia a Dios en relación con su creación. Algunos utilizan la palabra plural “Elohim” como prueba de la Trinidad (Génesis 1.26). Elohim también se emplea para referirse a los dioses falsos e incluso a los jueces humanos (Salmos 82.6,7; Juan 10.34). 43


6) EL OLAM, Significado: El Dios Eterno. Aplicación: Él es el Principio y Fin, el que lleva a cabo sus propósitos a través de las edades. El da fuerzas al fatigado. Referencias bíblicas: Génesis 21.33; Salmos 90.1,2; Isaías 40.28 (Romanos 1.20). Comentario: Jesucristo posee atributos eternos. Él es el mismo ayer, hoy y para siempre (Hebreos 13.8). Él obtuvo para nosotros la redención eterna (Hebreos 9.12). 7) EL-ROI, Significado: El Dios que me ve. Aplicación: No existe ninguna circunstancia de nuestra vida que escape de su conocimiento y cuidado paternales. Dios nos conoce a nosotros y a nuestros problemas. Referencias bíblicas: Génesis 16.11-14; Salmos 139.7-12. Comentario: Agar llamó al Señor con este nombre junto al pozo de agua en el desierto. Dios conoce todos nuestros pensamientos y sentimientos. Jesús conocía los pensamientos de aquellos que lo rodeaban, lo que demostraba que él es El-Roi (Mateo 22.18; 26.31,34; Lucas 5.21-24). 8) EL-SHADDAI, Significado: El todo suficiente, El Dios de las montañas, Dios Todopoderoso. Aplicación: Dios es la fuente inagotable de toda bendición. Dios es Todopoderoso. Nuestros problemas no son demasiado grandes como para que Dios no los pueda manejar. Referencias bíblicas: Génesis 17.1-3; 48.3; 49.25, 35.11; Salmos 90.2. Comentario: Algunos eruditos sugieren que El-Shaddai se refiere al poder de Dios manifestado en su juicio. Otros proponen que El-Shaddai significa “Dios de las montañas”. Dios se refiere a sí mismo como “El-Shaddai” cuando confirma su pacto con Abraham. 9) EMANUEL, Significado: Dios con nosotros “YO SOY”. Aplicación: Jesús es Dios entre nosotros. En él habita corporalmente toda la plenitud de la Deidad. Referencias bíblicas: Isaías 7.14; 8.810 (Mateo 1.23). Comentario: Este nombre indica que Jesús es más que un hombre. Él también es Dios. Isaías dijo que el niño que iba a nacer de la virgen sería llamado “Emanuel” (Isaías 7.14, 9.3). Él es el resplandor de la gloria de Dios y la representación exacta de su naturaleza (Hebreos 1.3). 10) JEHOVÁ, Significado: ”YO SOY”, el que es autoexistente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, Él es fiel. Es necesario que le obedezcamos. Referencias bíblicas: Éxodo 3.14; 6.2-4, 34.5-7; Salmos 102. Comentario: Un traductor alemán del siglo XVI escribió el nombre YHVH (YHWH) utilizando las vocales de Adonai debido a que los textos judíos antiguos que estaba traduciendo tenían las vocales de Adonai debajo de las consonantes de YHVH. Al hacerlo ideó el nombre YaHoVah. 11) JEHOVÁ JIREH, Significado: El Señor proveerá. Aplicación: Así como Dios proveyó un carnero como sustituto de Isaac, él proveyó a su hijo Jesús como el sacrificio definitivo. Dios suplirá todas nuestras necesidades. Referencias bíblicas: Génesis 22.13, 14; Salmos 23 (Marcos 10.45; Romanos 8.2) Comentario: Conocido también como YHWH o Yahvé-Jireh. Abraham llamó “el Señor proveerá” al sitio donde Dios le proveyó un carnero para que lo sacrificara en lugar de su hijo Isaac. Jesús dijo que él era el pan de vida y que todo el que fuera a él hallaría provisión (Juan 6.35). 12) JEHOVÁ MEKADDESH, Significado: El Señor que santifica. Aplicación: Dios aparta un pueblo escogido, santo para Dios, un real sacerdocio, un pueblo propio. Él limpia nuestro pecado y nos ayuda a madurar. Referencias bíblicas: Éxodo 31.12,13 (1Pedro 1.15,16; Hebreos 13.12; 1Tesalonicenses 5.23,24). Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Mekaddesh. Nosotros hemos sido apartados, hechos santos y redimidos por la sangre de Jesucristo, nuestro Jehová-Mekaddesh. Por lo tanto, debemos continuar viviendo una vida santa y que agrade a Dios (1Pedro 1.13-25). 13) JEHOVÁ-NISSI, Significado: El Señor es mi bandera. Aplicación: Dios nos da la victoria contra la carne, contra el mundo y contra el diablo. Nuestras batallas son sus batallas de la luz contra 44


las tinieblas y del bien contra el mal. Referencias bíblicas: Éxodo 17.15,16; Deuteronomio 20.3,4, Isaías 11.10-12 (Efesios 6.10-18). Comentario: También se conoce como Yahvéh-Nissi. Nombre del altar que edificó Moisés después de derrotar a los amalecitas en Refidim. Isaías profetiza que la “raíz de Isaí” (Jesús) se levantará como un estandarte para los pueblos (Isaías 11.10). 14) JEHOVÁ-RAFA, Significado: El Señor sana. Aplicación: Dios ha provisto en Jesucristo la sanidad definitiva para la enfermedad espiritual, física y emocional. Dios puede sanarnos. Referencias bíblicas: Éxodo 15.25-27; Salmos 103.3, 147.3 (1 Pedro 2.24). Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Rafa. Jesús demostró que él era Jehová-Rafa al curar a los enfermos, a los ciegos, a los paralíticos, y al echar fuera demonios. Jesús también sana a su pueblo del pecado de la injusticia (Lucas 5.31,32). 15) JEHOVÁ-ROHI, Significado: El Señor es mi pastor. Aplicación: El Señor protege, provee, dirige, guía y cuida a su pueblo. Dios nos cuida tiernamente como un pastor poderoso y paciente. Referencias bíblicas: Salmos 23.1-3, Isaías 53.6 (Juan 10.14-18; Hebreos 13.20; Apocalipsis 7.17). Comentario: Conocido también como Yahvéh-Ra’ah. Jesús es el buen pastor que puso su vida por todas las personas. 16) JEHOVÁ-SABAOT, Significado: El Señor de los Ejércitos. Aplicación: El Señor de las huestes celestiales cumplirá siempre sus propósitos, aun cuando fracasen las huestes de su pueblo terrenal. Referencias bíblicas: 1Samuel 1.3; 1Samuel 17.45; Salmos 46.7, Malaquías 1.10-14 (Romanos 9.29). Comentario: Conocido también como Yahvéh-Sdabaot. Muchas versiones españolas de la Biblia traducen Sabaot por Todopoderoso. Ra’ah. Jesús es el buen pastor que puso su vida por todas las personas. “Jehová-Sabaot” se traduce a menudo El Señor Todopoderoso. Sabaot también se traduce como Huestes o Ejércitos celestiales. 17) JEHOVÁ-SHALOM, Significado: El Señor es paz. Aplicación: Dios derrota a nuestros enemigos para darnos paz. Jesús es nuestro Príncipe de paz. Dios da paz y armonía interior. Referencias bíblicas: Números 6.22-27; Jueces 6.22-24, Isaías 9.6 (Hebreos 13.20). Comentario: También se conoce como Yahvéh-Shalom. Nombre del altar que Gedeón edificó en Ofra como recordatorio del mensaje de Dios “Paz a ti”. Isaías nos dice que el Mesías también será conocido como el “Príncipe de Paz”, nuestro Jehová-Shalom (Isaías 9.6). 18) JEHOVÁ-SHAMMAH, Significado: El Señor está presente. El Señor es mi compañero. Aplicación: La presencia del Señor no está limitada o circunscripta al tabernáculo o al templo, sino que es accesible para todos los que lo aman y lo obedecen. Referencias bíblicas: Ezequiel 48.35; Salmos 46 (Mateo 28.20; Apocalipsis 21). Comentario: Conocido también como Yahvéh-Sama. Dios le reveló a Ezequiel que el nombre de la nueva Jerusalén será “el Señor está presente”. El Espíritu de Dios mora en nosotros por medio de Jesucristo (1Corintios 3.16). 19) JEHOVÁ-TSIDKENU, Significado: El Señor nuestra justicia. Aplicación: Jesús es el rey que vendría del linaje de David, y es quien nos imparte su justicia. Referencias bíblicas: Jeremías 23.5,6; 33.16; Ezequiel 36.26,27 (2Corintios 5.21). Comentario: Se conoce también como Yahvéh-Tsidkenu. Todas las personas pecan y están destituidas de la gloria de Dios, pero él gratuitamente nos hace justos por medio de la fe en Jesucristo (Romanos 3.22,23). Dios promete enviar a un rey que reinará sabiamente y que hará lo que es justo y recto. La gente vivirá segura (Jeremías 23.5,6).

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20) JAH, Significado: ”YO SOY”, el que es auto existente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, Él es fiel. Dios promete su presencia continua. Referencias bíblicas: Éxodo 3.14; 15.2; Salmos 46.1, 68.4; Isaías 26.4. Comentario: Forma abreviada de Yahvéh. Se utiliza a menudo en combinación con otros nombres o frases. Aleluya significa “Alabanza a Jah (el Señor)”; Elías quiere decir “Dios es Jah (el Señor)”; y Josué significa “Jah (el Señor) es mi salvación”. 21) JHWH/YHVH, Significado: ”YO SOY”, el que es autoexistente. Aplicación: Dios nunca cambia. Sus promesas nunca fallan. Cuando nosotros somos infieles, él es fiel. Referencias bíblicas: Éxodo 3.14; Malaquías 3.6. Comentario: Nombre de Dios revelado a Moisés. También se le denomina tetragrama (“cuatro letras”). Aparece alrededor de 6,800 veces. En las versiones españolas de la Biblia se traduce “Jehová” o “Señor”, en este último caso se debe a que se convirtió en práctica común que los Judíos dijeran “Señor”, (Adonai) en vez de pronunciar el nombre (YHWH/YHVH). b) Nombres de Jesús 1) ADMIRABLE CONSEJERO. Isaías 9.6. Significado: Jesús es nuestro abogado defensor. Explicación: Cristo es nuestro consejero admirable ante Dios. Él es nuestro mediador e intercesor que nos calma, nos consuela y nos aconseja. Como nuestro abogado ante Dios, él nos defiende ante el tribunal de la justicia de Dios y se ofrece a sí mismo como pago de nuestras transgresiones. Nombres asociados: Abogado, Consolador, Consolación de Israel, árbitro, intercesor, mediador, paracleto. (1Juan 2.1; Juan 14.16; Lucas 2.25; Job 9.33; 1Timoteo 2.5). Ver Juez/Guiador. 2) AGUA VIVA. Juan 4.10; 7.38. Significado: Jesús es nuestra bebida espiritual. Explicación: Cristo es el manantial de vida que brota de lo profundo de cada creyente, como si fuera un manantial inagotable. Nombres asociados: Fuente de agua viva, manantial, espíritu vivificante (Jeremías 2.13; Zacarías 13.1; 1Corintios 15.45). 3) AMADO. Efesios 1.6. Significado: Jesús es el centro del amor de Dios. Explicación: Cristo es el amado Hijo del Padre y, como tal, el deseo de todos los que aman a Dios. Jesús atraerá a todos los que aman a Dios. Nombres asociados: Deseado de todas las naciones (Hageo 2.7), Compañero de Jehová (Zacarías 13.7). 4) ÁNGEL DEL PACTO. Malaquías 3.1. Significado: Jesús es el último mensajero de Dios. Explicación: En el Antiguo y Nuevo testamento, mensajero y ángel se usan indistintamente. Cristo es el último mensajero del nuevo pacto de la gracia de Dios y el principal de las huestes celestiales. Nombres asociados: Ángel de Jehová, príncipe del ejército del Señor (Éxodo 3.2; Jueces 13.1518; Josué 5.14). 5) AUTOR Y CONSUMADOR. Hebreos 12.2. Significado: Jesús es nuestro inicio y fin. Explicación: Jesús estaba en el principio de la creación y permanecerá hasta el fin. Él es el autor de todo lo que hay y el que perfeccionará la creación hasta su culminación. Nombres asociados: El Alfa y la Omega, el principio y el fin, el primero y el último (Apocalipsis 1.8; 21.6; 22.13). 6) CABEZA DE LA IGLESIA. Efesios 5.23. Significado: Jesús guía a la iglesia. Le seguirán porque él cuida de ellos y les señala el camino. Nombres asociados: Cabeza del cuerpo (Efesios 4.15,16). Ver Esposo. 46


7) CAMINO, VERDAD Y VIDA. Juan 14.6; Hechos 9.2. Significado: Jesús es nuestro camino a Dios. Explicación: Jesús es el camino que conduce a Dios. Él es el maestro humano. Él es el mapa, el camino, el destino y nuestro precursor, porque va delante de nosotros. Nombres asociados: Precursor, la escalera de Jacob (Hebreos 6.20; Génesis 28.12; Juan 1.51). 8) CARPINTERO. Marcos 6.3. Significado: Jesús es como nosotros. Explicación: Jesús, el creador de la madera, se convirtió en un artesano de la madera y murió por nosotros en una cruz de madera (Gálatas 3.13). Nombres asociados: Hijo del carpintero (Mateo 13.55). 9) CORDERO DE DIOS. Juan 1.29,36; 1Pedro 1.19; Apocalipsis 5.6-12; 7.17. Significado: Jesús es nuestro sacrificio. Explicación: Jesús, al ser nuestro Cordero pascual, es el cumplimiento supremo de todo el sistema de sacrificios (Hebreos 7.26-29). Como Cordero de Dios, con su sacrificio Jesús pagó el precio de nuestros pecados pasados, presentes y futuros. Nombres asociados: Ofrenda (Hebreos 10.10), Pascua (1Corintios 5.7), Propiciación (1Juan 2.2) Sacrificio (Efesios 5.2). 10) DIOS. Juan 1.14-18; Romanos 9.5; Tito 2.13; Hebreos 1.8 Significado: Jesús es Dios. Explicación: Cristo es, por naturaleza, Dios; y toda la plenitud de la esencia divina está en él. Jesús es digno de nuestra adoración. Nombres asociados: Plenitud de Dios (Colosenses 2.9). Ver Hijo de Dios y Yahveh. 11) EMANUEL. Isaías 7.14-8.8; Mateo 1.23. Significado: Jesús es Dios con nosotros. Explicación: Jesús nació en la tierra como un verdadero ser humano. Al ingresar en el espacio y el tiempo se hizo semejante a los seres humanos para que nosotros pudiéramos estar para siempre con Dios. Nombres asociados: Unigénito Hijo (Juan 1.18). 12) ESCOGIDO DE DIOS. Lucas 23.35. Significado: Jesús es el escogido de Dios. Explicación: Jesús es el escogido de Dios; escogido para gloria y gran sacrificio. En él somos el pueblo escogido de Dios. Nombres asociados: Escogido (Isaías 42.1). 13) ESPERANZA. 1Timoteo 1.1. Explicación: Jesús es la única esperanza del mundo. Cuando venció la muerte, nos dio esperanza para el presente y el porvenir. Nombres asociados: Esperanza de gloria (Colosenses 1.27), Esperanza de Israel (Jeremías 17.13). 14) ESPOSO. Mateo 9.15; Juan 3.29; Apocalipsis 21.9 Significado: Jesús nos guía y nos cuida. Explicación: Jesús es el esposo y su iglesia es la esposa. Él es la cabeza de la iglesia; la ama y la cuida. Nombres asociados: Cabeza de la iglesia (Efesios 5.23), Cabeza del cuerpo (Efesios 4.15,16). 15) ESTRELLA RESPLANDECIENTE DE LA MAÑANA. Apocalipsis 22.16. Significado: Jesús ilumina nuestro sendero. Explicación: Jesús es la estrella más luminosa de los cielos y es la luz del mundo. Si andamos en su luz, no nos perderemos. Nombres asociados: Lucero de la mañana (2Pedro 1.19), Estrella (Números 24.17), Aurora (Lucas 1.78), Sol de justicia (Malaquías 4.2). 16) HIJO DE DIOS. Lucas 1.35; Hebreos 4.14 Significado: Jesús es el Hijo de Dios por naturaleza. Explicación: Cristo es el único Hijo de Dios “biológico”; es decir, participa plenamente de la naturaleza divina. Nosotros somos hijos de Dios por adopción y herederos de toda la creación, en Cristo y por medio de Él. Nombres asociados: El Unigénito, Hijo del Altísimo, heredero (Juan 1.14,18) Lucas 1.32; Hebreos 1.2). Ver Dios.

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17) IMAGEN DEL DIOS INVISIBLE. 2Corintios 4.4; Colosenses 1.15. Significado: Jesús es la imagen perfecta de Dios. Explicación: Como Cristo y el Padre participan de la misma naturaleza. Jesús es el reflejo perfecto de Dios. Cuando miramos a Jesús, vemos a Dios en forma de hombre. Nombres asociados: Imagen misma de su sustancia (Hebreos 1.3). 18) JESÚS. Mateo 1.21. Significado: Jesús salva. Explicación: Jesús es la forma griega del nombre hebreo Yeshúa (Josué), que significa “Yahveh (Jehová) salva”. Nombres asociados: Yeshúa (Josué). 19) JUEZ/GUIADOR. Juan 5.22,23; Miqueas 4.3; Mateo 2.6; Hechos 10.42. Significado: Jesús es nuestro juez, pero también nuestro abogado e intercesor. Explicación: Jesús, nuestro abogado, que intercede por nosotros ante el tribunal de la justicia de Dios, es también el juez de todos (Romanos 8.33,34). Nombres asociados: Ver Admirable consejero. 20) LEÓN DE LA TRIBU DE JUDÁ. Génesis 49.9,10; Apocalipsis 5.5. Significado: Jesús es hijo de David. Explicación: Jesús cumplió las profecías del Antiguo Testamento, porque descendía de la tribu de Judá y era del linaje de David. Nombres asociados: Hijo de David (Mateo 12.23). Ver Rey de reyes. 21) LUZ DEL MUNDO. Juan 8.12. Significado: Jesús es la luz. Explicación: El resplandor de Jesús nos revela a Dios y ver cómo es Dios. Los que siguen a Jesús no andarán en tinieblas (Juan 8.12) Nombres asociados: Luz, resplandor de la gloria de Dios (Juan 1.4,5; Hebreos 1.3). Ver Estrella resplandeciente de la mañana. 22) MAESTRO. Mateo 8.19. Significado: Jesús es nuestro maestro. Explicación: Maestro o Rabí era el nombre que designaba a las personas que instruían en el conocimiento de Dios. Jesús es el origen de la verdad de Dios. Él es el único maestro que puede mostrarnos en el camino. Nombres asociados: Rabí, Raboni, maestro, verdad (Juan 20.16; Juan 14.6,7). 23) MESÍAS. Daniel 9.25; Juan 1.41; 4.25. Significado: Jesús es el Mesías. Explicación: Mesías es una palabra hebrea que traducida al griego es Cristo. Ambas palabras significan “el Ungido” (alguien especialmente escogido por Dios para cumplir su plan y su propósito). Nombres asociados: Cristo, Ungido (Mateo 1.16; Salmos 2.1,2). 24) PADRE ETERNO. Isaías 9.6; 1Juan 1.1-3. Significado: Jesús es eterno. Explicación: Cristo no tuvo principio y no tendrá fin. Él es el origen del tiempo, del espacio y de toda la creación. Nombres asociados: Principio de la creación de Dios (Apocalipsis 3.14). 25) PAN DE VIDA. Juan 6.32-35. Significado: Jesús es nuestro sustento. Explicación: Jesús nació en Belén, que significa “casa del pan”. Él es nuestro sustento espiritual y el sustento del mundo. Él sostiene todas las formas de vida. Nombres asociados: Pan vivo (Juan 6.51), Agua viva (Juan 7.37,38). 26) PASTOR. 1Pedro 2.25. Significado: Jesús es el buen pastor. Explicación: Jesús protege y guía a las ovejas extraviadas, a los hombres y las mujeres que están perdidos. Sus ovejas conocen su voz y nadie las arrebatará de su mano. Nombres asociados: La puerta de las ovejas, el buen pastor (Juan 10.7,14). Ver Puerta. 27) PIEDRA PRINCIPAL DEL ÁNGULO. Isaías 28.16; Salmos 118.22; Efesios 2.20; 1Pedro 2.6 Significado: Jesús es nuestra roca firme. Explicación: Jesús es la piedra angular que los líderes religiosos rechazaron, pero que Dios escogió desde la eternidad para construir su casa, ¡un templo de piedras vivas! Podemos estar seguros en él: nuestro cimiento firme. Nombres asociados: Fundamento, piedra viva, piedra preciosa, roca, piedra de tropiezo, piedra. (1Corintios 3.11; 1Pedro 2.4; Isaías 28.10; 1Corintios 10.4; 1Pedro 2.8; Salmos 118.22).

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28) PRIMOGÉNITO. Hebreos 12.23; Apocalipsis 5. Significado: Jesús es nuestro hermano mayor. Explicación: Cristo es el primogénito de entre los muertos, las primicias de una nueva humanidad, resucitada con un cuerpo nuevo. Como nuestro hermano mayor (Hebreos 2.11), él es el heredero de todas las cosas. (La importancia del primogénito también está relacionada con la Pascua. En Éxodo, el ángel de Dios “pasó de largo” y, gracias al sacrificio de un cordero, el hijo primogénito de los hebreos salvó su vida.) Nombres asociados: Primicias (1Corintios 15.20), Primogénito de entre los muertos (Colosenses 1.18). 29) PRÍNCIPE DE PAZ. Isaías 9.6. Significado: Jesús es nuestra paz. Explicación: Jesús es nuestra paz. Con su muerte en la cruz, él puso fin al conflicto que había entre Dios y los hombres, y también nos llenó de su paz porque su Espíritu derramó amor en nuestros corazones. Nombres asociados: Paz (Efesios 2.14), Rey de Salem (Hebreos 7.1,2). 30) PROFETA. Juan 6.14; 7.40; Deuteronomio 18.15-22; Lucas 7.16; Mateo 21.11. Significado: Jesús es el profeta anunciado. Explicación: Mucho antes del nacimiento de Jesús, Moisés y otros anunciaron que un profeta como él vendría con el mensaje de las palabras de Dios. Jesús es ese Profeta, el supremo y último vocero de Dios. Nombres asociados: Ver Sumo Sacerdote, Apóstol. 31) PUERTA. Juan 10.9. Significado: Jesús es nuestra entrada. Explicación: Jesús es la manera de llegar a Dios. Él es el único camino al cielo. Nombres asociados: Puerta de las ovejas (Juan 10.7). Ver Camino, verdad y vida. 32) REDENTOR. Job 19.25. Significado: Jesús es nuestra redención. Explicación: La muerte de Cristo es el pago que nos redime de la deuda pendiente con la ley de Dios, porque fue nuestro rescate y nos garantiza por siempre un lugar en su familia. Nombres asociados: Pariente, rescate, redención, fiador (Rut 4.14; Mateo 20.28; 1Timoteo 2.6; 1Corintios 1.30; Hebreos 7.22). 33) RENUEVO. Isaías 11.1, NVI; Jeremías 23.5; Zacarías 3.8; 6.12. Significado: Jesús es el retoño del tronco David. Explicación: Jesús es el renuevo del tronco de David y, paradójicamente, también es la raíz. Él es la vid de la que dependemos para obtener los nutrientes y tener vida. Nombres asociados: Nazareno (significa renuevo, del hebreo netzer; Mateo 2.23; Isaías 11.1), Raíz de David, vástago, vid (Apocalipsis 5.5; Isaías 11.10; 53.2, NVI; Juan 15.1). 34) RESURRECCIÓN Y VIDA. Juan 11.25 Significado: Jesús es la vida. Explicación: Cristo es la Vida. La muerte no lo pudo sujetar ni tampoco podrá sujetar a todo aquel que permanezca en Él. Nombres asociados: El que vive (Apocalipsis 1.18). Ver Primogénito. 35) REY DE REYES. Apocalipsis 17.14. Significado: Jesús es el rey Soberano. Explicación: Cristo es soberano sobre todos los reyes y gobernantes. Como súbditos de su reino, debemos serle completamente leales. Nombres asociados: Rey, Rey de Israel, Rey de los judíos, Señor de señores, Maestro, Mesías Príncipe, Soberano (Mateo 21.5; Juan 1.49; Mateo 2.2; Apocalipsis 19.16; Lucas 8.24; Daniel 9.25; 1Timoteo 6.15). 36) SABIDURÍA DE DIOS. 1Corintios 1.24,30. Significado: Jesús es nuestra sabiduría de Dios. Explicación: Aunque el texto de Proverbios no es estrictamente una profecía sobre Cristo, la personificación de la sabiduría asociada a Dios se cumplió en Jesús. Conocer a Jesús es poder acceder a la sabiduría de los tiempos. Nombres asociados: Comparar la sabiduría personificada (Proverbios 8.22-31; Lucas 11.49).

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37) SALVADOR. Lucas 1.47-2.11; Juan 4.42; 1Juan 4.14. Significado: Jesús es nuestra salvación. Explicación: Cristo es el Salador del mundo que vino a liberarnos del poder de la muerte. Él busca y salva a los perdidos. Nombres asociados: Autor de la salvación, Libertador, cuerno de salvación, salvación (Hebreos 2.10; Romanos 11.26; Lucas 1.69; 2.30). 38) SANTO. Marcos 1.24; Hechos 2.27; 3.14; Salmos 16.10. Significado: Jesús es perfecto. Explicación: Cristo es sin pecado y no hay maldad en él. Por eso, él fue el único hombre perfecto que anduvo sobre esta tierra y es el único hombre perfecto que anduvo sobre esta tierra y es el único que pudo morir para salvarnos. Nombres asociados: Santo, Hijo, Jehová justicia nuestra, el justo, santificación (Hechos 4.30; Jeremías 23.5,6; 1Juan 2.1; 1Corintios 1.30). 39) SEÑOR DE SEÑORES. Apocalipsis 19.6; 1Timoteo 6.15. Significado: Jesús es el Señor. Explicación: Jesús señorea sobre todo. Como Hijo de Dios y Creador del universo, ese título le corresponde por derecho propio. Es también el nombre que Dios le otorgó por humillarse a sí mismo y hacerse semejante a los seres humanos para redimirnos por medio de su muerte. Nombres asociados: Señor (Filipenses 2.11). Ver Rey de Reyes. 40) SILOH. Génesis 49.10. Jesús es nuestra promesa de paz. Explicación: Siloh puede traducirse como “aquel a quien le pertenece el cetro” o como un nombre derivado de la palabra hebrea que significa paz. Jesús cumplió la profecía de ser el Rey al que le pertenece el cetro y es también nuestro Príncipe de paz. Nombres asociados: Ver Mesías y Príncipe de Paz. 41) SUMO SACERDOTE, APÓSTOL. Hebreos 3.1,2. Significado: Jesús es nuestro profeta y sacerdote. Explicación: Un apóstol es una persona que se ha comunicado directamente con Dios y que tiene autoridad para hablar de su nombre. El sumo sacerdote era la persona designada por Dios para presentarse ante él en representación del pueblo. Jesús es el vocero de Dios y nuestro representante ante Dios. Nombres asociados: Obispo de nuestras almas, ministro del santuario, el Profeta (1Pedro 2.25; Hebreos 8.1,2; Deuteronomio 18.15,18; Juan 6.14). 42) TESTIGO FIEL Y VERDADERO. Apocalipsis 1.5; 3.14 Significado: Jesús es fiel. Explicación: Cristo es la verdad encarnada. Su testimonio es siempre fiel. Podemos confiar en su palabra. Nombres asociados: Amén (Apocalipsis 3.14), Fiel y verdadero (Apocalipsis 19.11), Verdad (Juan 14.6). 43) TODOPODEROSO. Apocalipsis 1.8. Significado: Jesús es Todopoderoso. Explicación: Cristo es el Señor Todopoderoso. No hay nada imposible para él; él todo lo puede. Nombres asociados: Dios Fuerte, poderoso en batalla, Soberano, poder de Dios (Isaías 9.6; Salmos 24.8; 1Timoteo 6.15; 1Corintios 1.24). 44) ÚLTIMO ADÁN. 1Corintios 15.45, NVI. Significado: Jesús es el Padre de una nueva naturaleza humana. Explicación: El primer Adán nos trajo el pecado y la muerte. Jesús, el último Adán, nos trae vida. Jesús es la fuente de vida eterna. 45) VARÓN DE DOLORES. Isaías 53.3. Significado: Jesús llevó nuestros dolores. Explicación: Jesús no vino a la tierra a vivir como un rey. Vino para llevar el pecado y los pesares del mundo, para que nosotros pudiéramos disfrutar el gozo eterno con él y con Dios, el Padre. Nombres asociados: Siervo, esclavo, despreciado y rechazado (Isaías 42.1,2; 49.7; 52.13-53.12; Mateo 12.18-20). 46) VERBO. Juan 1.1,14 Significado: Jesús es el Verbo de Dios. Explicación: Jesús es la palabra pronunciada por Dios, el Padre, al impulso del aliento del Espíritu de Dios. No es mera

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información, sino el Verbo eficaz y poderoso que creó el universo de la nada y de la muerte hizo nacer la vida. Nombres asociados: Verbo de vida (1Juan 1.1). 47) VID VERDADERA. Juan 15.1 Significado: Jesús es nuestra fuente inagotable de vida. Explicación: Jesús es nuestro vínculo con el origen de la vida. Al ser Dios, él tiene vida en sí mismo. Al hacerse hombre, él transmite esa vida a todos los que creen en él. Nombres asociados: Ver Renuevo. 48) YAHVEH (JEHOVÁ). Isaías 40.3-5; Mateo 3.3; 28.19; Filipenses 2.6-11; Éxodo 3.14. Significado: Jesús tiene el nombre de Dios. Explicación: El nombre santo Yahvéh significa “El que es”. Expresa la idea de que sólo Dios tiene existencia propia. El nombre era tan sagrado que los judíos no lo pronunciaban en voz alta. Cristo también tiene este nombre. Nombres asociados: YO SOY; El que era, el que es, y el que ha de venir (Marcos 6.50; Lucas 21.8; Juan 8.24, 28, 58; Apocalipsis 4.8). c) Nombres del Espíritu Santo 1) ALIENTO DEL TODOPODEROSO. Job 33.4. Significado: El Espíritu Santo es el divino hálito de vida. Aplicación: El Espíritu Santo es la fuente de vida que procede de Dios. Por medio de Cristo, el espíritu nos une a Dios. Las palabras griegas y hebreas traducidas como “viento”, “hálito” y “espíritu” tienen el mismo origen. Denotan un aire que nos infunde vida. Ver Espíritu de vida. 2) CONSOLADOR/AYUDADOR. Juan 14.16,26; 15.26; Romanos 8.26. Significado: El Espíritu Santo consuela, aconseja y nos da fuerzas. Aplicación: El Espíritu Santo es nuestra fuerza y consuelo. Debemos procurar su ayuda en momentos de debilidad o para enfrentar los problemas, porque él intercede con nosotros a nuestro favor. La palabra en griego es paracletos y se refiere a un abogado o intercesor, una persona que nos acompaña para fortalecernos y para defendernos. Ver Espíritu de Consejo. 3) ESPÍRITU DE CONSEJO. Isaías 11.2. Significado: El Espíritu Santo nos aconseja y enseña a medida que crecemos en Cristo. Aplicación: Necesitamos aceptar la dirección de Dios y dejar que el Espíritu Santo nos guie y nos enseñe. Jesús es el Consejero admirable (Isaías 9.6). Así como el Espíritu Santo llevó a Jesús al desierto (Lucas 4.1), él nos guía a la verdad mediante su consejo (Juan 14.26). 4) ESPÍRITU ETERNO. Hebreos 9.14. Significado: El Espíritu Santo es el Dios eterno. Aplicación: El Espíritu no es una fuerza creada. Él es el eterno Creador que nos ama desde y para siempre. El Espíritu Santo es coeterno con Dios el Padre y Dios el Hijo. 5) ESPÍRITU NOBLE. Salmos 51.12. Significado: El Espíritu Santo es el espíritu generoso y noble de Dios. Aplicación: El Espíritu quiere cambiar nuestro corazón endurecido y liberarnos. Sin el Espíritu de Dios que nos predispone a recibirlo, nunca podríamos liberarnos de las cadenas del pecado. 6) DIOS. Hechos 5.3,4. Significado: El Espíritu Santo es la tercera persona de la Trinidad. Él es Dios. Aplicación: El Espíritu Santo no es un ente, ni una energía ni un poder. Es una persona a quien debemos adorar y obedecer porque Él es Dios. Debemos entender que Dios es uno en esencia, pero existe en tres personas. 7) BUEN ESPÍRITU. Nehemías 9.20; Salmos 143.10 Significado: El Buen Espíritu de Dios nos enseñará y conducirá por el camino recto. Aplicación: El Espíritu Santo es un don de Dios para ayudarnos en el presente. No estamos solos en el mundo. El Espíritu de Cristo nos acompaña para que todas las situaciones obren para bien. 51


8) ESPÍRITU SANTO. Salmos 51.11; Lucas 11.13; Efesios 1.13; 4.30. Significado: Dios es Espíritu y ese Espíritu es santo. Él es el Espíritu de santidad. Aplicación: El Espíritu Santo que nos da vida también nos hará santos. El adjetivo Santo sirve para diferenciar el Espíritu de Dios de otros espíritus malignos. 9) SEÑOR. 2Corintios 3.16,17. Significado: Como Jesús y el Padre, el Espíritu Santo también es Señor y digno de adoración. Aplicación: El Espíritu Santo es la presencia de Dios en nosotros. Él es nuestro Señor. El señorío del Espíritu significa que debemos obedecerlo y nunca agraviarlo. 10) PODER DEL ALTÍSIMO. Lucas 1.35 Significado: El Espíritu es poder de Dios; el poder mas grande del universo. Aplicación: El poder de Dios, el Espíritu Santo, puede obrar a través de nosotros y lograr cosas que nunca hubiéramos podido hacer sólo por nuestros medios. En griego “poder” es dynamis, de donde deriva la palabra dinamita. 11) ESPÍRITU DE PODER. Isaías 11.2 Significado: El Espíritu Santo es Espíritu de fortaleza. Aplicación: Dios nos infunde valor por el Espíritu de Jesús. Jesús dijo que nos daría el poder del Espíritu (Hechos 1.8). 12) ESPÍRITU DE ADOPCIÓN. Romanos 8.15. Significado: El Espíritu nos hace hijos de Dios. Aplicación: El amor de Dios hacia sus hijos nos llega mediante. El Espíritu Santo. Gracias a la persuasión del Espíritu, somos parte de la familia de Dios. Podemos llamar Padre o Papá a Dios (Abba, en arameo) por el Espíritu de Jesús habita en nosotros. 13) ESPÍRITU ABRASADOR. Isaías 4.4. Significado: El Espíritu es el fuego divino de purificación. Aplicación: El Espíritu de Dios nos purifica del mal. En varias ocasiones, el Espíritu de Dios se presenta como fuego (Mateo 3.11; Hechos 2.3). 14) ESPÍRITU DE JUICIO. Isaías 4.4; 28.6. Significado: El Espíritu de Dios nos convence de pecado y nos juzga. Aplicación: El Espíritu de Dios discierne el bien del mal. Jesús dijo que el Espíritu Santo convencerá y juzgará al mundo (Juan 16.8). 15) ESPÍRITU DE CRISTO (JESUCRISTO). Romanos 8.9; 1Pedro 1.11. Significado: El Espíritu Santo es el espíritu de Jesús en comunión con el Padre. Aplicación: Jesús da su Espíritu de amor a quienes creen en Él. Recibimos el Espíritu de amor para disfrutar la misma comunión que el Padre tiene con el Hijo (1Juan 1.3). 16) ESPÍRITU DE LA GLORIA. 1Pedro 4.14. Significado: El Espíritu siempre glorifica a Cristo. Aplicación: El Espíritu nos hace centrar en la vida de Cristo. El Espíritu Santo moldea nuestra vida conforme al glorioso modelo de Cristo. 17) ESPÍRITU DE DIOS. Génesis 1.2; 1Corintios 2.11; Job 33.4. Significado: El Espíritu Santo es el Espíritu del Trino Dios. Aplicación: Dios es Espíritu y verdad (Juan 4.24). El Espíritu Santo es la esencia y el fundamento de la relación entre el Padre y el Hijo. 18) ESPÍRITU DE JEHOVÁ (Espíritu de Dios, el Señor) Isaías 11.2; 61.1. Significado: El Espíritu tiene el nombre sagrado de Dios: Jehová. Aplicación: Podemos usar este nombre sagrado, porque el Espíritu es Dios. Jesús mandó a sus discípulos a bautizar en el nombre (en singular) del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo (Mateo 28.19). 19) ESPÍRITU DE GRACIA. Zacarías 12.10; Hebreos 10.29. Significado: El Espíritu de Dios es un espíritu de compasión. Aplicación: Conocemos la gracia de Dios solo cuando el Espíritu abre nuestro corazón. En la cruz, Jesús realizó la obra de gracia por nosotros, pero es el Espíritu quien opera esa gracia en nosotros al darnos fe. 52


20) ESPÍRITU DE CONOCIMIENTO. Isaías 11.2 Significado. El Espíritu no produce confusión, sino que nos guía al verdadero conocimiento (1Corintios 14.33). Jesús es el retoño que brota del tronco de Isaí, el Mesías que profetizó Isaías; Jesús tenía la plenitud del Espíritu de conocimiento (Isaías 11.1,2). 21) ESPÍRITU DE VERDAD. Juan 14.17; 15.26. Significado: En el Espíritu Santo sólo hay verdad, nunca hay falsedad. Aplicación: El Espíritu nos conduce a la verdad, nunca al error. Jesús dijo que él es la verdad. Nosotros recibimos su Espíritu de verdad. 22) ESPÍRITU DE ENTENDIMIENTO. Isaías 11.2. Significado: el Espíritu es el entendimiento mismo. Aplicación: no se trata de un mero conocimiento técnico sino que el Espíritu comprende nuestras necesidades. 23) ESPÍRITU DE SABIDURÍA. Isaías 11.2; Efesios 1.17. Significado: El Espíritu Santo es sabio. Aplicación: el Espíritu no es solo intelectual, es personal. Él es sabio y nos guía en su sabiduría. La sabiduría es muy apreciada por Dios (ver Proverbios). El Espíritu es la fuente de la verdadera sabiduría. 24) ESPÍRITU DE VIDA. Romanos 8.2. Significado: El Espíritu Santo nos da vida. Aplicación: Así como el aire y la respiración son necesarios para la vida biológica, necesitamos el Espíritu de Dios y su aliento para vivir de verdad. Jesús dijo que él es la vida (Juan 14.6). Su Espíritu es el dador de vida. 25) ESPÍRITU DEL DIOS VIVO. 2Corintios 3.3. Significado: El Espíritu Santo es el Espíritu del Dios de la vida. Aplicación: el Espíritu de Dios es vivo y es nuestro dador de vida. A Dios se le llama el Dios viviente, porque él es la vida y el origen de la vida mediante su Espíritu en el mundo. 26) ESPÍRITU DE LA PROFECÍA. Apocalipsis 19.10. Significado: El Espíritu Santo inspira la verdadera profecía. Aplicación: El Espíritu nos ayuda a entender la Palabra de Dios, porque él es el origen de la profecía. Toda Escritura es inspirada (por Dios). El Espíritu es el aliento de la inspiración (2Timoteo 3.16). 27) ESPÍRITU DE REVELACIÓN. Efesios 1.17. Significado: El Espíritu de Dios nos revela su verdad. Aplicación: la obra del Espíritu consiste en revelarnos a Dios y a su verdad. Ver Espíritu de la profecía y Espíritu de verdad. La revelación viene del Padre mediante Jesús por el Espíritu, que es la voz de Dios en nosotros. 28) ESPÍRITU DEL PADRE. Mateo 10.20. Significado: El Espíritu Santo es el Espíritu del Padre en comunión con Jesús. Aplicación: El Espíritu del Padre y de Jesús está con nosotros. Recibimos el Espíritu y la comunión del Padre y el Hijo, el Espíritu de amor. Ver Espíritu de Cristo y Espíritu del Hijo. 29) ESPÍRITU DE TEMOR DEL SEÑOR. Isaías 11.2. Significado: el Espíritu es el Espíritu de reverencia al Señor. Aplicación: El Espíritu Santo siempre nos guiará a honrar a Dios. Dios es digno de temor reverente. El Espíritu Santo inspira esta actitud en nosotros. 30) ESPÍRITU DEL SEÑOR (DIOS). Hechos 5.9. Significado: El Espíritu es la presencia del Señor. Aplicación: Debemos adorar y obedecer al Espíritu como nuestro Señor. En nombre indica la identidad del Espíritu como nuestro Señor. 31) ESPÍRITU DEL HIJO. Gálatas 4.6. El Espíritu es el Espíritu de Jesús, el Hijo, con quien el Padre tiene comunión. Aplicación: Ahora tenemos el amor del Espíritu del Hijo de Dios. El Espíritu nos atrae al amor y a la comunión que hay entre el Padre y el Hijo. 32) ESPÍRITU. Mateo 4.1; Juan 2.6; 1Timoteo 4.1. Significado: Al Espíritu Santo también se lo llama Espíritu a secas. Aplicación: El Espíritu es la esencia plena del amor, la vida y la verdad. El Espíritu es verdaderamente la fuente de toda la vida; todo lo que existe vive solo por él.

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BIBLIOGRAFÍA FOSTER, Richard. Celebración de la disciplina. Buenos Aires: Peniel, 2009. [Título anterior: Alabanza a la disciplina, Miami: Editorial Betania, 1986]. TOZER, A. W. ¿Qué pasó con la adoración? BIRCH, Andrés; BERROCAL, José Moreno; FRANCO, Xosé Manuel López. ¿Qué es la adoración? NELSON G., Eduardo. Que mi pueblo adore.

SOBRE LA TUTORA STELLA-MARIS MERLO GIL es pastora de la Iglesia Bautista Centro de Encuentro Cristiano (CEC) en Montequinto (Sevilla) y en la Iglesia Evangélica Bautista BINÉFAR (Huesca). Además, es presidenta de la UMMBE Andalucía Extremadura y vicepresidenta de la Junta Directiva del Colegio Pastoral UEBE; miembro del Ministerio de Iglesias en Desarrollo, UEBE. Pastora Stella es diplomada en Consejería Cristiana y en Teología Pastoral por el Seminario Reina Valera (Houston-Tejas). Además tiene formación en centros especializados para personas mayores (Junta de Andalucía) y participación en el I Seminario de Formación Continua de Profesionales del Sector Andaluz de Centros de Mayores (Agrupación Empresarial de Mayores en Andalucía).

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¡PREPÁRATE PARA SER UN VERDADERO ADORADOR! Este módulo está diseñado para aquellos cristianos que necesitan formación para el liderazgo de adoración en su iglesia o para todos aquellos que quieran aprender cómo actuar en el ministerio de adoración, abordando los aspectos técnicos y estudiando la adoración con profundidad bíblica. El objetivo general es formar líderes con corazón de siervo y siervos con corazón de adorador. ASIGNATURAS: 1. Aprendiendo a liderar e a solucionar conflictos Esta asignatura tiene como objetivo tratar de sueños vivos y liderazgos muertos; también trata de las consecuencias de un liderazgo inadecuado para la iglesia y como ser un líder según el corazón de Jesús, llevando los participantes a descubrir su estilo de liderazgo y así actuar con más excelencia en el Reino de Dios. 2. Culto y adoración Esta asignatura tiene como objetivo aprender valores de la adoración individual y comunitaria, estructurar un equipo de adoración, preparar cultos para diversas ocasiones, reflexionar sobre contextualización versus modismos, estudiar diversidad de estilos y lenguaje, aprender sobre el papel de la liturgia en la iglesia, etc. 3. Formación espiritual (disciplinas espirituales) Esta asignatura tiene como objetivo estudiar las disciplinas espirituales desde el punto de vista bíblico, pues siguen siendo necesarias tanto para el crecimiento personal, como el de la iglesia. También tiene como objetivo desarrollar una profunda vida de oración para que Dios traiga la renovación a su pueblo. 4. La vida del adorador Esta asignatura tiene como objetivo proponer el estudio de la personalidad del adorador, la construcción del carácter del adorador cristiano y las relaciones que deben establecerse entre la iglesia y el líder-adorador. Más informaciones: www.aibae.es/cbet 55


secretaria_cbet@aibae.es o director_cbet@aibae.es

Este módulo busca ofrecer a los alumnos una visión de las misiones transculturales con énfasis en España y sus diferentes regiones y las culturas cercanas, como la musulmana, a fin de trabajar mejor en la expansión del evangelio de Cristo y Reino de Dios. ASIGNATURAS: 1. Historia del movimiento cristiano en España Conocer la rica e inspiradora historia protestante de España. Dar al nuevo creyente y a los extranjeros la posibilidad de entender la historia del verdadero cristianismo en España, o el que se llama inmersión cultural o misiones transculturales. Profundizar en la idiosincrasia española. 2. Islamismo Ofrecer una visión de la cultura, de la religión y de los valores de la cultura islámica y demostrar como hacer un puente a fin de alcanzarlos para Cristo. 3. Cómo comprender la misión cristiana en el siglo veintiuno Esta disciplina se propone ofrecer a los miembros de la iglesia el porqué de las misiones, entendiendo que las misiones cristianas son el anuncio, la encarnación y la extensión del reinado de Cristo en el mundo. 4. Vida en comunidad: iglesia, comunidad terapéutica ¿Cómo es una iglesia que vive en el amor y en la verdad? Según la Biblia, la iglesia necesita más de cristianos llenos del Espíritu, viviendo en la gracia del Padre y derramando el amor de Jesús a los corazones heridos. Este es el propósito de esta asignatura: Ser una comunidad de amor, viviendo bajo la dirección del Espíritu Santo. Más informaciones: www.aibae.es/cbet secretaria_cbet@aibae.es o director_cbet@aibae.es

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Este módulo está dirigido a los nuevos creyentes y a aquellas personas que deseen crecer en la gracia de Cristo. Objetivos generales: • Desarrollar el carácter cristiano; • Obtener una visión general de la Biblia; • Conocer y aplicar los diversos métodos de estudios bíblicos; • Aprender a discipular al nuevo creyente; • Saber administrar la propia vida para poder ser ejemplo para otros. ASIGNATURAS: 1. Administración de la vida: mayordomía y finanzas personales Ofrecer una visión amplia de la mayordomía, teniendo en cuenta que Dios es dueño de todo. Esta asignatura se propone a ayudar los cristianos en las áreas de la familia, tiempo y dinero. 2. Métodos de estudios bíblicos Conocer diversos métodos de estudiar la Biblia, a fin de profundizar el conocimiento y extraer el máximo provecho y enseñanzas de la Palabra de Dios. 3. Panorama del Nuevo Testamento Presentar un panorama en general de todos los libros del Nuevo Testamento, su importancia para la actualidad, sus escritores, sus personajes principales y su teología básica. 4. Preparando discípulos y discipuladores Preparar “padres espirituales” con un plan de acción, a fin de llevar los seguidores de Jesús a la madurez espiritual. Ayudar a implantar en las iglesias el cuidado mutuo. Más informaciones: www.aibae.es/cbet secretaria_cbet@aibae.es o director_cbet@aibae.es

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Este módulo está dirigido a los miembros de las iglesias que ejercen funciones de liderazgo y apoyen el ministerio de la iglesia local en sus distintas áreas. Objetivos generales: • Preparar a los miembros de las iglesias locales para que asuman funciones de liderazgo que apoyen el ministerio de la iglesia local en sus distintas áreas. • Aprender a solucionar conflictos y a respetar las autoridades eclesiásticas. • Saber administrar la propia vida para poder ser ejemplo para otros. ASIGNATURAS: 1. Administración de la vida: mayordomía y finanzas personales Ofrecer una visión más amplia de la mayordomía, teniendo en cuenta que Dios es dueño de todo. Esta asignatura se propone a ayudar los cristianos en las áreas de la familia, tiempo y dinero. 2. Aprendiendo a liderar e a solucionar conflictos En este curso, hablamos de sueños vivos y liderazgos muertos; las consecuencias de un liderazgo inadecuado para la iglesia y como ser un líder según el corazón de Jesús, llevando los participantes a descubrir su estilo de liderazgo y así actuar con más excelencia en el Reino de Dios. 3. Formación espiritual (disciplinas espirituales) Esta asignatura tiene como objetivo estudiar las disciplinas espirituales desde el punto de vista bíblico, pues siguen siendo necesarias, tanto para el crecimiento personal, como el de la iglesia. También tiene como objetivo desarrollar una profunda vida de oración. 4. Homilética (curso básico) Este curso busca capacitar a los miembros de nuestras iglesias sobre cómo preparar un mensaje o estudio bíblico. Escrito en un lenguaje adecuado, el estudio está orientado a cualquier persona que, bajo la iluminación del Espíritu Santo, desea exponer la Palabra de Dios. Más informaciones: www.aibae.es/cbet secretaria_cbet@aibae.es o director_cbet@aibae.es 58


MÓDULO 1. ADORACIÓN Y ADORADORES

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