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DICIEMBRE/2014
Mural de Pavel Egüez
Grito de la memoria
Intervención del escritor Raúl Pérez Torres, presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, en el acto de develamiento del mural “Grito de la memoria”, del artista Pavel Egüez, en honor a las víctimas de violaciones de derechos humanos y crímenes de lesa humanidad, en el Ecuador y América Latina.
B
ienvenidos a esta Casa que es la Casa de todos. Un saludo fraterno, de admiración y de respeto, de permanente solidaridad con su proyecto político, que es también el nuestro, al Presidente de los Ecuatorianos, compañero Rafael Correa, y desde luego a la singular sensibilidad del Ministro Fiscal, Galo Chiriboga que nos ha permitido multiplicar espacios donde la cultura y la identidad de nuestro pueblo, hable y se exprese, desde esa voz libre y multitudinaria que es el arte. Acabo de llegar de Roma, deslumbrado por la voz eterna y casi sagrada del arte y del tiempo. Repleto de arte. Sensible como una hoja de trigo azotada por el viento. Ayer nomás, en compañía de varios escritores hispanoamericanos y del mundo, invitados por el Instituto Italo Latinoamericano, he visitado nuevamente los Museos del Vaticano, la Basílica de San Pedro donde La Piedad de Miguel Ángel todavía me saca lágrimas, y la Capilla Sixtina, ese otro grito de la memoria, donde verdaderamente Miguel Ángel creó la utopía del juicio Universal y donde apenas se tocan los dedos del hombre y del superhombre en el destello de la creación de su fe y de su esperanza. Agitado vengo entonces, con el mismo respeto sagrado que depara el arte en todas partes, porque es manifestación del espíritu, más aún si es un arte comprometido con su pueblo y con su historia, a decir unas palabras que para nada servirán, pues este Grito de Pavel Egüez lo dice todo, a no ser para temblar en la palabra frente a este mural, frente a este muro de la patria, frente a este graffiti del pueblo, frente a estos colores y a estos gestos y a estas formas que pintan la conciencia de nuestro país. Pavel Egüez, el artista instrumento de este recordatorio, hace estallar ante nuestros ojos la metáfora subversiva de la vida y de la muerte, de la injusticia y la rebelión,
convirtiendo al cuerpo y su acrobacia metafísica, al rostro y su angustiosa denuncia, en la voz ronca, inolvidable del grito justiciero, de la denuncia, de la evidencia, de la estética de la libertad. Aquí, en este mural memorial, en este mural fiscal, en este informe de la verdad con colores esplendorosos y vivos, aquí está sucediendo una declaración de principios y aquí se define el fin que justifica su genio, aquí la memoria nos salva de la amargura del olvido, aquí, la huella ensangrentada del poder y la ignominia, y la violencia, aquí el cuerpo multiplicado del dolor de la patria, y la tristeza de la patria, y la esperanza de la patria. Aquí la inocencia del niño que llevamos dentro, del corazón Restrepo fresco, inolvidable en la pupila ecuatoriana. Aquí la sangre derramada por los sicarios de los leones con nombres de corderos. Aquí el coraje de los jóvenes que nos recordaron que Alfaro Vive. Aquí en este muro, quiero decir en esta bandera, vecina a la Casa de la Cultura, donde el pueblo se abraza en la
Foto: Iván Mejía
libertad y en la idea, aquí también el indígena y su lágrima de tierra y su puño de esperanza. Aquí, con su voz airosa, digna, los que sufren de sexo estigmatizado, y las Dolores, expresando su angustia y su coraje. Aquí las madres de la guerra, calentando todas juntas, el corazón para el amor y la paz. Coro de personajes, ritual de colores y gestos, coro de hombres, de mujeres y niños, coro que canta en la pared una liturgia contra el olvido, como lo hizo Goya que no nos permite olvidar lo tétrico de los fusilamientos del 3 de Mayo de 1808, como lo hizo Picasso para rememorar desde Guernica la infamia del fascismo, como lo hizo Guayasamín, con el pétreo rostro del anticolonialismo, con la expresión rebelde eterna de pueblo ante la usurpación y la perversidad colonial. Llenos de magia todos, todos los fantasmas vivos, para convocarnos, para decirnos que el olvido es la máscara de la tiranía, que es necesario recordar, tener presente, ser un espectador atento del devenir, saber narrar la ofensa, la injusticia, con la entonación precisa, con la singular espada
de la memoria, con la multifacética mirada del arte, con la fantasmagórica, permanente, presencia de los ofendidos y humillados de este mundo. En este mural aparecerán vivos, reclamando, gritando, los aparentemente desaparecidos, los de Tlatelolco, los de Guerrero, los de Buenos Aires, los de Santiago, los de Quito, los de Bogotá, todos los desaparecidos, que son uno, que son el ejército guerrero de nuestra América, todos los mártires y todos los héroes, con una cromática de colores encendidos, con una fuerza de trazo que perennizará sus afanes y su pensamiento libertario. A Pavel Egüez lo conocí de niño. Vivía junto a mi casa. Conocí sus primeros afanes, sus líneas poéticas, fui su hermano mayor, serené de alguna manera su obsesión artística, ayudé a templar su acero. Ahora, es él quien me da lecciones colectivas de libertad.
Raúl Pérez Torres Presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana
Quito,10 de diciembre de 2014
Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjam铆n Carri贸n Av. Seis de Diciembre N16-224 y Patria Quito, Ecuador - 2014
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