Revista Casapalabras N° 11

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Álbum con tres discos de colección De venta en:

Avs. Seis de Diciembre N16–224 y Patria Telf.: 2565-808 Ext. 110 2


editorial Política y cultura

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ontinuando con la filosofía que alienta los 70 años de trabajo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, diremos que no hay culturas mejores o peores. Todas son reales, diferentes, dialécticas, necesarias. La cultura nace y vive antes de los estados y de los gobiernos, muchas veces en contra de ellos, como en el caso del Chile de Pinochet o la Argentina de Videla. La cultura es lo que queda cuando se ha olvidado todo, dije alguna vez. Entonces tenemos que comprometernos a alimentar la Revolución Ciudadana, a no dejarla coja o manca sin la revolución cultural, porque en ella se expresa lo bueno para el pueblo, lo noble, lo bello, lo útil, lo necesario para alimentar su espíritu, todo aquello que ahora está recogido en el Sumak kawsay: la filosofía del buen vivir que viene de lejos, de los tambores y los cóndores, de nuestra ancestralidad donde el ser humano era el eje de la vida en total armonía con la naturaleza. Esta Casa incluyente se enmarca en esta filosofía productora de esa nueva ideología que riega nuestra América y que será capaz de movilizar el pensamiento más profundo de la sociedad ecuatoriana. La Casa es el espacio de todos, nos contiene a todos. En estos pocos meses, ¿dónde expresó su pensamiento filosófico el gran pensador francés Edgar Morin?, aquí, en la Casa de la Cultura; ¿dónde habló al pueblo ecuatoriano Lula da Silva?, ¿dónde la profundidad de José Saramago? ¿Dónde se le escuchó su palabra sencilla y cargada de ancestral sabiduría al compañero Evo Morales? Aquí, en la Casa; ¿dónde nos estremecimos con la ternura y la rabia poética de Juan Gelman?; aquí, en esta Casa de todos. Aquí, donde se ha acumulado el pensamiento por 70 años, donde están los pintores, los teatreros, los bailarines, los músicos, los cineastas. A todos ellos mi solidaridad, mi respeto. Ya es hora de que al artista ecuatoriano se lo trate con dignidad, ya es hora de que tenga su seguro, su casa, su alimento diario. Muchos creen que los artistas vivimos del aire y en el aire. En este tiempo ha habido una constante preocupación por las personas con capacidades especiales, o por las empleadas domésticas, pero ningún apoyo social a los artistas. Yo aplaudo el abrumador trabajo del presidente Rafael Correa en la patria, el enorme crecimiento económico de un país integral y unitario, la inversión social para derrotar la pobreza, la calidad de la educación que tiene nuevos referentes, las nuevas universidades indispensables para un cambio revolucionario en la educación, los nuevos sueldos de los maestros, los hospitales, las escuelas del milenio, el enorme abrazo social que significan las flamantes carreteras y los puentes extendidos por todo el país, los extraordinarios logros obtenidos por una inédita concepción de la matriz productiva, la necesidad de crear mecanismos internacionales legítimos para defendernos del injusto orden mundial, y tantos otros logros que tienen que ver con la seguridad, con el ordenamiento jurídico, con la soberanía, logros que han llevado a que Ecuador sea uno de los países más respetados y respetables del mundo. Yo sé, con Octavio Paz, que “estamos condenados al desarrollo: hagamos menos inhumana esta condena”. Queremos contribuir, señor Presidente, ser parte de la obsesión que usted tiene de transformar la patria para beneficio de todos, por ello aspiramos a reflexionar junto a usted y decirle (desde la solidaridad crítica que es una herramienta de lucha), que una revolución ciudadana está incompleta si a la par no se desarrolla una revolución cultural.

número once • septiembre 2014 Presidente Raúl Pérez Torres Vicepresidente Gabriel Cisneros Abedrabbo Director Patricio Herrera Crespo Editores Patricio Viteri Paredes Yuliana Marcillo Colaboran en este número: José Aldaz, Adriana Borja Enríquez, María Gabriela Borja, Martín Buitrón, Eduardo Galeano, Isabel Guerrero, Wilma Granda Noboa, Héctor Hernández Montecinos, Diego Montalvo, Camila Pontón, Antonio Sacoto y Silvia Stornaiolo. Edición de textos Katya Artieda Diseño Tania Dávila López Portada Muñeca en Lago Agrio, en una calle. Luis G. Mejía, años setenta. Casa de la Cultura Ecuatoriana Benjamín Carrión Dirección de Publicaciones Avs. Seis de Diciembre N16–224 y Patria Telf.: 2565-808 Ext. 426 gestion.publicaciones@casadelacultura.gob.ec www.casadelacultura.gob.ec Quito–Ecuador. casapalabrascce @casapalabrascce casapalabrascce@gmail.com

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índice

10 Silvia Stornaiolo rubrica un artículo sobre la escritora dublinesa Margaret Mazzantini, reconocida por la novela La palabra más hermosa.

El escritor chileno Nicanor Parra celebra 100 años de vida y la publicación de su poemario perdido en 1987: Temporal. Yuliana Marcillo nos ofrece una reseña de su vida y obra.

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20 Casapalabras presenta un artículo de María Gabriela Borja sobre la vida del fotógrafo quiteño Luis Mejía.

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Héctor Hernández Montecinos analiza la poesía joven de Chile, a propósito de la realización de la antología Halo: 19 poetas chilenos nacidos en los noventa.

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Una cita adolescente, cuento de Adriana Borja Enríquez.

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Eduardo Galeano reflexiona sobre la situación en Gaza frente a los ataques de Israel.

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José Aldaz analiza la literatura italiana, tomando como referente la obra del poeta Edoardo Sanguineti.

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Patricio Herrera comenta la exposición Andrés Sánchez Gallque y los primeros pintores de Quito, montada por los 70 años de la CCE.

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Ensayo sobre Stephen Edwin King, a cargo de Diego Montalvo.

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Martín Buitrón nos presenta su cuento Flujo.

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Camila Pontón nos descubre la vida de Mesías Maiguashca, músico experimental dentro y fuera del país.

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Selección de poemas del libro Poesía negra, de Edgar Allan García.

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Antonio Sacoto analiza el libro Los lenguajes de la piel, del escritor ecuatoriano Modesto Ponce.

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Ideas Virales, taller de cine para jóvenes.

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Tributo a la pianista Celia Zaldumbide, fallecida el 3 de agosto de este año.

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Cuentos cortos de la escritora cubana Dazra Novak.

Reseña del libro Calcografías del Louvre, en el cual se encuentran grabados basados en obras de pintores como Botticelli, Rembrant, Nanteuil, Jacques Rigaud, Gustave Courbert, entre otros.

44 Para el músico francés Yann Tiersen la música fluye y habita en el cuerpo, conozcamos más de él a través de un artículo de Isabel Guerrero.


centenario

ÂŤEl autor no responde por las molestias que puedan ocasionar sus escritos al lectorÂť.

1914-2014

Nicanor Parra

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Yuliana Marcillo

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o vamos a venir ahora a descubrir a Nicanor Parra, menos cuando está en su cumpleaños número 100. Es ampliamente conocido que el que vino del Olimpo no se anda con formalismos ni intenta descubrir el agua tibia. Él manda nomás a los ‘envidioses’ al diablo y de la metáfora no quiere saber nada; le ha declarado la guerra desde sus primeros escritos. Entonces, en vez de comenzar a hablar de aquel anciano-joven que hoy vive enclaustrado en su casa de Las Cruces –ya que sólo sale para recopilar frases de niños y figuras populares de la calle–, iniciaremos conociendo al hijo pródigo de Nicanor Parra: su desaparecida obra Temporal. En 1987 se produjo el invierno más crudo en la historia de Chile. Fueron cerca de 15.000 los milímetros de agua que cayeron en Chile la segunda semana de julio de ese año. Esa semana ocurrió algo distinto: las lluvias cayeron más arriba, desde casi tres mil metros de altura, muchísimo más de lo habitual, diluyendo la nieve en las cordilleras y socavando con más fuerza la tierra abajo. El resultado para Chile fue un total de 57 víctimas mortales, 18 heridos y 22 desaparecidos. Para

Nicanor Parra, quien aún vivía en su casa del barrio La Reina, y que vio cómo la ciudad era tremendamente afectada, significó el aterrizaje de la antipoesía en la ‘realidad real’, descubrir el ‘lenguaje de la tribu’, refiriéndose a ese texto con el que creía haber logrado lo que siempre había buscado: sacudirse por fin de todos los rastros literarios para acceder a la poesía social. Con todos estos elementos, Nicanor creó un poema compuesto por 29 unidades sobre la catástrofe que bajaba del cielo: «A la tortura sórdida de la tierra / se suma ahora la tortura del cielo», dice el poema de Parra donde todos hablan, desde un muy anticomunista personero de gobierno hasta el mismísimo río Mapocho. Temporal resume, al puro estilo del que emerge de los escombros; del que creó el nuevo sistema poético, el de los antipoemas; del que escribe de energúmenos que se vanaglorian de serlo; de teorías putrefactas; de personajes que sueñan sueños absurdos; de la ‘pornocultura’ y el ‘basurarte’; de la izquierda y derecha; de conductores ‘inconductores’, de ‘doctores de nada’; de la buena crianza; del dizque progreso; de la moral; del poder de la Iglesia;


valores sociales y otras yerbas venenosas; el mal tiempo que azotaba a Chile en sentido literal y figurado. «Hagamos una vaca / para los damnificados / que don Francisco / se haga cargo del muerto», escribió Parra. Y también: «Por qué no llaman / a un ingeniero civil / Los milicos no tienen idea / El ministro del ramo / va a tener que ponerse la peluca». Por ese mismo año, los vientos que soplaban en 1987 también eran políticos, ya que la visita del papa Juan Pablo II, en abril, desató masivas pasiones cristianas, como también protestas contra el régimen de Augusto Pinochet. Parra siempre estaba con un ojo en la calle; siguió los pasos del Pontífice con tanta atención que terminó escribiendo el poema La sonrisa del Papa nos preocupa. «Nadie tiene derecho a sonreír / en un mundo podrido como este / salvo que tenga pacto con el Diablo», así empieza. Después de la visita del Papa, con intenciones de sugerir el fin de la dictadura, inició el temporal.

El hijo perdido El poema aparecía una y otra vez en sus conversaciones, presumía del texto cual padre se envanece de las cualidades y destrezas de su hijo. Hacía referencia a Temporal como uno de sus trabajos más importantes escritos durante la dictadura, como un texto que abría un nuevo horizonte a la poesía, lo que años más tarde Parra llamaría Discursos de sobremesa (2006). Sin embargo, Temporal no pudo ser publicado porque se extravió por más de 20 años. «Se traspapeló», dijo en más de una ocasión Parra a sus cercanos. Así se refería Nicanor Parra sobre su hijo: «Es un poema largo, es un libro. Temporal se llama y está todo hecho en lenguaje de la tribu y con el tema de la tribu… En último término, lo que me interesa a

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«Junto con Gabriela Mistral, Pablo Neruda y Vicente Huidobro, forma parte de los Cuatro Grandes de la poesía chilena».

Parra, Adán Méndez, supo de las conversaciones e hizo las gestiones necesarias para conseguirlas, transcribirlas y luego poder publicar el poema. «Cuando apareció, Nicanor quiso que se publicara de inmediato», cuenta Méndez. «El poema le importa mucho, él sabía que había batido nuevos récords», agrega. Al final, Temporal alumbró, pues este año ingresó a imprenta a través del sello Ediciones Tácitas –a propósito del centenario de Parra–, dejando atrás la categoría de ‘hijo pródigo’, para convertirse en una obra más de su amadísima estantería de libros publicados.

Un anciano centenario Ahora es un anciano centenario. Quien lo ve por la calle pensaría que se trata de un loco salido de un sanatorio, pero de genios. Unos dicen que es huidizo, contradictorio, irónico y paradojal. Lo definen como aquel que creó un nuevo alfabeto donde todo es poesía, ironía, de acentos escandalosos muy vinculados a la realidad, de línea antirromántica, siempre abierta a la ironía y al humorismo; crítico demoledor de los modelos político-económicos predominantes durante el siglo XX, conciliando

siempre lo alto y lo bajo, lo solemne y lo vulgar. Calificativos abundan, lo cierto es que Nicanor, nacido en el campo un día de septiembre de 1914, según sus vecinos, a sus 100 años sigue teniendo «la mente intacta y siempre alerta». Ellos son los únicos que pueden saber de él, debido a que son pocos los que pueden ingresar a su hogar. Hace tiempo el antipoeta vive alejado de la prensa, cámaras, entrevistas y visitas inesperadas. Rosita es la mujer que lo acompaña y cuida desde hace 18 años, ella es la encargada de espantar a los imprudentes visitantes que insisten en verlo. Uno de los últimos que pudo ingresar a ese círculo íntimo fue el gestor Fidel Torres, quien a lo largo de diez años ha forjado una amistad con Parra. «En las murallas de su casa, él mismo se ha encargado de escribir los números de teléfono que para él son los más importantes, de familiares y amigos. Cuando tiene visitas, de las muy pocas que pueden llegar hasta su hogar, le gusta bailar una cueca chora que conoció en el Puerto de Valparaíso», señala Torres en una entrevista publicada este año, donde nos regala detalles íntimos de la casa de Nicanor. Por ejemplo, que en el lobby hay una escultura de Venus y al pie la frase: «Soy frígida, sólo me

Las fotos a continuación corresponden a la exposición fotográfica ‘Parra 100’, que se presenta en el Centro Cultural Gabriela Mistral (GAM), Santiago de Chile, entre agosto y diciembre de 2014, en conmemoración del centenario de Parra.

Fotos: www.eldinamo.cl

mí es la crítica social. Es una necesidad impostergable en mí; es decir, yo no quiero ser un fotógrafo de las imágenes oníricas, sino que quiero ser la voz de la tribu, y no tan sólo la voz de la tribu sino la conciencia de la tribu… En este momento estoy casi convencido de que, por fin, se inventó la poesía social. O sea, creo ahora estar trabajando en dos planos; hay un superyó social que es responsable del destino de la comunidad, pero también está el lenguaje en que se expresa este personaje. Es el lenguaje de la tribu, que no es un lenguaje poético ni es un lenguaje literario, sino que así habla la gente. Yo creo que ahí logro unir las dos cosas que, necesariamente, tiene que unirlas alguien alguna vez… La sensación que tengo es que estoy aterrizando por primera vez y que vengo desde la literatura hacia la realidad». Un año después de escribirlo, es decir, en 1988, Nicanor se sentó frente al crítico español René de Costa en Chicago y, ante una grabadora, el antipoeta dijo que ese poema se llamaba Temporal, y tal fue su emoción que no sólo hablaba varias veces del poema, también lo leía. Dos veces. Entero. Ese diálogo grabado no se perdió. De Costa guardó los casetes y desde el 2007, el editor y hombre de confianza de

Nicanor Parra, Roberto Bolaño e Ignacio Echeverría en su visita en la casa de Las Cruces.


«En el año en que el antipoeta cumple un siglo, se publica Temporal, un largo poema de 1987, social y político, sobre las fuertes lluvias que inundaron Santiago». muevo por fines de lucro», una salamandra y una máquina de escribir antigua. De una pared cuelga una enorme foto de su hermana preferida, Violeta Luna Parra (cantora y compositora de la famosa canción Gracias a la vida, muerta por su propia mano en 1967), además de un retrato de Ana María Molinare Vergara, la musa que inspiró Un hombre imaginario. «Tiene un cuaderno college, de esos universitarios, en donde escribe todo el día con esa vista al mar. Yo tomé el cuaderno entre mis manos esta semana y me pude percatar que tenía poemas de pocos días atrás. Está muy lúcido y también muy preocupado del acontecer de Chile, a través de las noticias. En resumen, a sus 100 años, yo diría que es tremendamente feliz», relata Torres.

«La matemática aburre pero nos da de comer» Su naturaleza venía formada para que fuera hombre de números, cálculos; matemático o físico. Todas estas carreras afines fueron las que Nicanor Parra estudió y concluyó parcialmente. De ahí el verso

«La matemática aburre pero nos da de comer / En cambio la poesía se escribe para vivir». Pero en la poesía, el profesor de matemáticas (sólo con 82 años dejó la docencia) practica la escritura automática, su habla es coloquial, cáustica y humorística, rescatando la picardía criolla, nada que ver con números, nada que ver con las ciencias exactas; es más bien un hombre-fiesta. Además de matemáticas y física, Nicanor creció en un ambiente marcado por el lirismo: su padre, de quien heredó el nombre, era profesor de escuela primaria, músico y bohemio incurable; y su madre, Rosa Clara Sandoval, era una modista y tejedora de origen campesino con aficiones artísticas que disfrutaba cantando folclor. «Ni muy listo ni tonto de remate», Nicanor afirma que no compra ropa nueva, todo lo que usa es de segunda mano. Se presenta como el «hijo mayor de un empleado de banco y de una modista de trastienda». Asegura que fue el autor de nada «porque siempre he pescado cosas que andaban en el aire». Cree que «la buena vida y la poca vergüenza son el secreto de la juventud eterna». Sobre el amor recomienda: «que no se forme en pareja porque en la pareja hay derrota» y para los poetas ‘mayores’ tiene lo siguiente: «No creemos en ninfas ni tritones/ La poesía tiene que ser esto: una muchacha rodeada de espigas/ O no ser absolutamente nada». Cree que «deben ser procesados y juzgados / por construir castillos en el aire/ Por malgastar el espacio y el tiempo/ redactando sonetos a la luna».

¿Parra qué sirve la antipoesía? Según Alejandro Zambra, prologuista del libro La vuelta del Cristo de Elqui, en la poesía de Parra hablan dos personajes por lo me-

nos: el poeta y el antipoeta. «Los admiradores y los detractores de la obra de Parra a menudo confunden a estos personajes con el sujeto real que actualmente vive en Las Cruces y que cumple años. El carácter ‘dramático’ de la obra de Parra asoma desde Cancionero sin nombre, aunque sólo a partir de Poemas y antipoemas el autor adopta los procedimientos y los temas centrales de la poesía contemporánea». Y agrega que: «Muchos textos de Parra corresponden, de hecho, al tipo de poemas que, desde Browning y Tennyson, la tradición llama ‘monólogos dramáticos’, es decir, poemas puestos en voz de un personaje y, por lo tanto, reacios a una idea estable de ‘sujeto’». Numerosos críticos han señalado que la antipoesía es puramente negativa, que expresa la nada, que hace irrisión de la esperanza, que carece absolutamente de mensaje, que «parece carecer también de ética». Estas afirmaciones, acreditadas por el mismo Parra cuando declara que el tipo de trabajo que él hizo siempre fue una poesía de negación total, desconocen, sin embargo,

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una zona de la antipoesía perceptible incluso en textos considerados modelos de «nihilismo material e ideológico». Por otra parte el escritor uruguayo Mario Benedetti precisa que la «mejor lección» legada por Parra a la nueva poesía latinoamericana es «esa especie de obsesión suya por ciertas formas de comunicación con el lector, y el hecho incluso de haber puesto sobre el tapete una cantidad de temas que parecían no poéticos». Para Parra, el gran desmitificador que no deja ‘títere con cabeza’, la antipoesía es «Un temporal en una taza de té / Un azafate lleno de excrementos humanos / Un espejo que dice la verdad / Una advertencia a los poetas jóvenes/ Una capilla ardiente sin difuntos». Ha dicho además que el antipoeta «también está ahí para que el árbol no crezca torcido». Al ‘bailarín al borde del abismo’ que en su juventud leía con desenfreno a T.S. Eliot, Ezra Pound y Franz Kafka, que se apasionaba por las películas cortas de Charles Chaplin y los textos del surrealismo, la retórica del lenguaje le tiene sin cuidado y lo que hablen sus ‘detractores’ también. Después de todo, no sé por qué tanta juerga si desde el inicio todos estaban advertidos: «El autor no responde por las molestias que puedan ocasionar sus escritos al lector».

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«Nicanor Parra es considerado uno de los grandes poetas vivos de la lengua española y, muy posiblemente, el más influyente en la actual poesía latinoamericana».

Nicanor Parra entonando cuecas chilenas.

Nicanor Parra junto a sus hijos menores, Colombina y Juan de Dios, en su casa de La Reina.

Nicanor abraza a su cuarto hijo, Ricardo Nicanor.


Mujeres

Discursos de sobremesa

La mujer imposible, la mujer de dos metros de estatura, la señora de mármol de Carrara que no fuma ni bebe, la mujer que no quiere desnudarse por temor a quedar embarazada, la vestal intocable que no quiere ser madre de familia, la mujer que respira por la boca, la mujer que camina virgen hacia la cámara nupcial pero que reacciona como hombre, la que se desnudó por simpatía porque le encanta la música clásica, la pelirroja que se fue de bruces, la que sólo se entrega por amor, la doncella que mira con un ojo, la que sólo se deja poseer en el diván, al borde del abismo, la que odia los órganos sexuales, la que se une sólo con su perro, la mujer que se hace la dormida (El marido la alumbra con un fósforo), la mujer que se entrega porque sí, porque la soledad, porque el olvido… La que llegó doncella a la vejez, la profesora miope, la secretaria de gafas oscuras, la señorita pálida de lentes (Ella no quiere nada con el falo). Todas estas walkirias todas estas matronas respetables con sus labios mayores y menores terminarán sacándome de quicio.

XXI Pido la palabra Me llamo Pedro Páramo No he leído a Juan Rulfo Soy un hombre de campo Ni tengo tiempo de leer a nadie He oído decir eso sí que me deja muy mal en su novela Su razones tendrá digo yo Nada en el mundo ocurre porque sí Recordarase que era un dipsómano compulsivo Ojo Nació en Sayula Lugar de moscas en lengua mapuche Él no tiene la culpa de nada A ustedes probablemente sí Pero a nosotros no nos mete el dedo en la boca don Juan En lo que a mí se refiere soy un analfabeto compulsivo No tengo ganas de leer a Pérez (Ése era su nombre verdadero Se lo cambió de un día para otro) Yo leo sólo mis propios sonetos Si les parece les recito uno que le escribí a la Susana San Juan O será mejor que me multipliqué x cero tal vez Hacen mal en sacarme de la tumba!

Nicanor Parra

(San Fabián de Alico, 1914) Poeta, cuentista y ensayista chileno. En 1969 recibió el Premio Nacional de Literatura de Chile, por Obra gruesa. En 1991 fue galardonado por segunda vez en su país y luego obtuvo el Premio Internacional Juan Rulfo. En 2011 su obra fue reconocida con el máximo galardón de la lengua castellana, el Premio Cervantes. Su obra ha sido traducida a numerosos idiomas. Algunas de sus publicaciones son: La cueca larga (1958); Antipoemas (1960); Versos de salón (1962); Manifiestos (1963); Canciones rusas (1967); Poems and Antipoems (1967); Obra gruesa (1969); Los profesores (1971); Emergency Poems (1972); Artefactos (1972); Sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1976); Nuevos sermones y prédicas del Cristo de Elqui (1979); El anti-Lázaro (1981); Chistes para desorientar a la poesía (1983); Coplas de Navidad (1983); Poesía política (1983); Cachureos, ecopoemas, guatapiques, últimas prédicas (1983); Hojas de Parra (1985); Poemas para combatir la calvicie (1993).

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Silvia Stornaiolo

«…Sabía que no eran más que charlatanes, pero estaba convencido de que la mayor parte de los artistas está compuesta de impostores. Con talento. Y que el terror de ser desenmascarados estaba siempre presente ante sus ojos». Margaret Mazzantini

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scritora, licenciada en Arte Dramático, actriz de teatro y cine, mujer que de una manera desoladora y cínica va desmenuzando los sinsabores de amor, el desamor y el tedio. Margaret Mazzantini nació en Dublín en 1961, aunque hoy vive en Roma con su esposo, el actor y director de cine Sergio Castellitto y sus cuatro hijos.

De una expresión asombrosa, sin limitaciones, y con una narrativa descarnada y limpia, desarrolla y destruye todo lo que uno alguna vez ha pensado o sentido, pero que ha costado mucho explicarlo. Al leer el libro Nadie se salva solo, de Margaret Mazzantini, sentí que finalmente se me dijo todo eso que me daba tanto trabajo desembrollar, con detalles que abastecen, de una manera tan sutil como descarada, con palabras tan adecuadas que me sentí un erizo durante toda la lectura. Y es que sí, cómo duele cuando te dan en el clavo (literalmente). En este libro se puede ver claramente cómo la pasión incipiente de una relación, eventualmente desemboca en rabia y en la clásica pregunta: ¿por qué me metí en esto? Lo lamentable de la involución del amor, que no obstante el tedio sigue siendo amor. Y bien dice: «no han sido otra cosa que actores de una pantomima, repetida desmañadamente. Al final no eran tan distintos a los demás. Como si el dolor, después de tantas vueltas intestinas, no rebosara más que la estupidez. Una sucesión de disputas de una bajeza desoladora». Bello.


actualidad Las novelas de Margaret Mazzantini están narradas con esa carga de humanidad dentro del género melodramático. Sus textos se basan en los problemas de una Italia marginal y olvidada pero que pueden interpretarse en cualquier otra parte del mundo donde el desuso, la frustración, la incapacidad de vivir y la ingratitud reflejan la miseria humana y la falta de aliento. Ávida por esta revelación encontré otro título igual de intenso: La palabra más hermosa, en el que madre e hijo –seguramente la relación más fervorosa que puede existir– se enfrentan a un pasado que esconde secretos, huellas de un dolor antiguo, la búsqueda del sentido de los errores. Así es como Gemma, quien vive con su hijo Pietro y su marido de 53 años y tiene una buena vida, recibe una llamada telefónica que la transportará de regreso al pasado y hurgará en su herida ya cicatrizada (o al menos eso creía ella). «Yo no debería sufrir porque todo sucedió hace muchos años; no se trata de una herida abierta, sino de una cicatriz blanca, desaparecida en la piel del tiempo. Sin embargo, el dolor es justamente ese tiempo transcurrido sin que yo lo haya sabido». Decide volver a Sarajevo, esa ciudad lacerada, todavía en reconstrucción y arrasada por la guerra. Ahí su reencuentro, veinticuatro años después, con Gojko, un viejo amigo y poeta bosnio, gracias al cual en 1984 conoció a un fotógrafo llamado Diego, la pasión de su vida. Como todos los amores verdaderos, la historia de Gemma y Diego no fue perfecta, pero sí de una intensidad insuperable. Ahora, años después, regresa con su hijo a esa vida que tanto se empeñó en superar, pero que en el fondo nunca quiso olvidar. Veramente una novela que rinde homenaje al arte de la literatura. Poco después me encontré con el trailer de la última película de Penélope Cruz: Volver a nacer, cuyo título viene del original en italiano Venuto al mondo, guión elaborado por la misma Margaret en base a La palabra más hermosa. Las novelas de Margaret Mazzantini están narradas con esa carga de humanidad dentro del género melodramático. Sus textos se basan en los problemas de una

Italia marginal y olvidada pero que pueden interpretarse en cualquier otra parte del mundo donde el desuso, la frustración, la incapacidad de vivir y la ingratitud reflejan la miseria humana y la falta de aliento, elemento tan característico en la obra de Mazzantini. Ha recibido numerosos premios tanto por su labor interpretativa como literaria, se destaca entre ellos la Orden del Mérito de la República Italiana. Uno de sus libros, No te muevas, fue llevado a la pantalla grande siendo su marido director. Como novelista es autora de La palangana de zinc (1994). Non ti muovere (No te muevas) (1998). En 2005 publicó Zorro, un monólogo para su esposo. Nadie se salva solo, en 2012, esta novela fue ganadora de los premios Strega, Grinzane Cavour y Supercampiello, y traducida a 35 idiomas con más de 4’000.000 de lectores. Y Mar de mañana (2013) en la que dos madres, dos hijos, un país y un exilio modelan una gran novela cuya semblanza con el amor, tanto maternal como romántico, es de una impactante crudeza, Mazzantini nos relata cómo Jamila, de veinte años, viuda y madre y su hijo Farid, quien ha crecido rodeado del polvo rojo del desierto y nunca ha visto el mar, han sufrido los estragos de la guerra y emprenden un viaje en barcaza para encontrar refugio en Italia. Desde la otra orilla, Angelina ve los navíos procedentes de Trípoli llegar a puerto. Hace cuarenta años emprendió el mismo viaje y ahora rememora la imagen del temible Gadafi, los amigos árabes que la recibieron y a su promesa: Alí. Los caminos de Angelina y Jamila nunca se cruzarán, pero ambas tejen distintas tramas de una misma historia. Definitivamente un libro que deja huella. Con una escritura de inconfundible identidad literaria.

Silvia Stornaiolo (Quito, octubre de 1980) Estudios en Ciencias de la Educación, Filosofía y Literatura en la Universidad Católica del Ecuador y en Newport University de California, y talleres de apreciación del arte en Roma, Italia. Ha publicado el libro de cuentos Cuerva críos y las novelas Tanto joroba y Tenga.

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HĂŠctor HernĂĄndez Montecinos 12


ensayo

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o sé si es porque sea el comienzo de un milenio en que todo lo nuevo pareciera tener un carácter fundacional, de primera vez, o el hecho de que las sociedades patriarcales estén viviendo una suerte de puerización por la enorme cantidad de juguetes tecnológicos y entretenimiento, que la pregunta por la poesía escrita por jóvenes, y no poesía joven, es decir, sustantivo y no adjetivo, ha adquirido un carácter que antes no tenía. Será debido a una madurez y conciencia literaria más prematura, es posible. Será el acceso a más información pertinente debido al Internet y a los nuevos modos de leer. Sea como sea, desde el dos mil, lo joven ha ido tomando un protagonismo cierto y pertinente que primero se percibió en el ámbito artístico, que nosotros vimos en especial con la poesía, luego en lo social, gracias a las revueltas del movimiento estudiantil y actualmente en lo político con varios de esos ex líderes en el Congreso. Pareciera ser que el famoso futuro que sería tomado por los jóvenes era hoy, pero bajo ningún punto de vista ha sido fácil, ni mucho menos ideal. Las precauciones y reservas al respecto son evidentes, pues miramos hacia atrás cómo, por ejemplo, la academia ha querido ir ampliando su canon de intervención sobre las comunidades indóciles. Si durante los ochenta la atención institucional recayó sobre la mujer, en los noventa fue sobre lo gay, en el dos mil sobre lo mapuche y en esta década sobre los jóvenes y estudiantes. Las sospechas son innegables tanto en el ámbito social en cuanto a las identidades o al Estado, y en el literario que ha querido frenar la velocidad de entrada de estos muchachos y muchachas, salvo por instancias casi excepcionales como los talleres de Balmaceda Arte Joven, donde

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gran parte de ellos, como nosotros, tuvo una primera formación, o en menor grado en los talleres de la Fundación Neruda. Al pensar en la relación entre juventud y poesía volvemos, en primer lugar, y ya casi como un cliché, a Rimbaud, aquel niño genio que pintó las vocales y describió el infierno antes de la mayoría de edad. Quizá sea el ejemplo más concreto de una metáfora arriesgada que piensa a la misma poesía como un agenciamiento siempre jovial, eterna constante de la primera vez de la belleza. Tanto así que lo joven pareciera ser un subgénero dentro de la poesía moderna, y las antologías retomar ese espíritu rimbaudiano en su gesto abrupto, precipitado y temerario. En los estudios literarios chilenos aún da la sensación de que lo joven connota inmadurez o apresuramiento en ser parte de un canon que la academia cuida celosamente. Allí recién están entrando autores que sobrepasan los cuarenta años y las lecturas son más bien tímidas y contextuales. No han sido muchos los críticos que se han referido a la poesía escrita por autores jóvenes de los últimos 25 años. Aunque debemos reconocer que en su momento sí hubo una extrañeza con la poesía escrita por jóvenes una vez terminada la dictadura. Un desconcierto que afortunadamente ha ido in crescendo, pero que por otro lado en la crítica ha tenido un movimiento contrario. Las muestras editoriales son cada vez más pocas, los apoyos estatales no dan cuenta de la riqueza del fenómeno y los escasos acercamientos al respecto vienen de los propios poetas que se han visto en la urgencia de escribir sobre sus promociones, espacios de circulación y movimiento editorial. La primera lectura sistemática de los poetas del noventa la hizo Javier Bello bajo el nombre de ‘Los

...no hay poetas jóvenes, sino escrituras nuevas o nada. Ciertamente ese es el espíritu de Halo: 19 poetas chilenos nacidos en los noventa. No es una apología a la juventud, ni siquiera a la juventud de las escrituras, sino a la potencia y singularidad de este corpus. Chile es una tradición ininterrumpida de poetas que encuentran en lo más insólito de sus empresas una peligrosa sinergia que no se da en otros puntos geográficos. náufragos’, a pesar que hubo otros intentos como el más reciente propuesto por Julio Carrasco, ‘La retaguardia’, nombre también del seminario al respecto, con el cual se pretende tensionar su presencia de la escena de vanguardia de los ochenta y los despuntes vanguardistas que se han leído en los poetas del dos mil. Carrasco agrega: «Fuimos la última generación literaria del milenio, la bisagra entre lo análogo y lo digital, entre la Guerra Fría y la guerra contra el terrorismo», a lo que Rodrigo Rojas complementa: «Lo que tienen en común es la diversidad. Es una generación que se educó en los ochenta, en una época de poca circulación de autores nacionales, y muchos se empaparon de litera-

turas extranjeras. Esto generó una multiplicidad de poéticas». Algo similar sucedió con los poetas del nuevo milenio. A pesar de haber llamado la atención sobre varios de ellos, cierta parte de la crítica puso el ojo en lo que se denominó ‘la novísima’, nombre que por lo demás –como se ha visto en este contexto– se viene usando hace veinte años. Es evidente que hay muchos más poetas que ‘náufragos’ y ‘novísimos’, por lo cual esta antología sirve a modo de tensión para conectar y ampliar los registros. Raúl Zurita dijo una vez que no hay poetas jóvenes, sino escrituras nuevas o nada. Ciertamente ese es el espíritu de Halo: 19 poetas chilenos nacidos en los noventa. No es una apología a la juventud, ni siquiera a la juventud de las escrituras, sino a la potencia y singularidad de este corpus. Chile es una tradición ininterrumpida de poetas que encuentran en lo más insólito de sus empresas una peligrosa sinergia que no se da en otros puntos geográficos, ante lo cual dicha inestabilidad se contrapone al excesivo optimismo nacional por las instituciones y los conductos regulares. Muchos son los poetas olvidados en aquellas antologías de las que hablamos anteriormente y muchos más serán obviados en las que sigan; lo mismo quienes permanecen en la autogestión, la autonomía y la desconfianza en las instituciones culturales o educacionales. No es una antología de poetas jóvenes sino de poetas menores que usted que tiene este libro en sus manos, y el hecho mismo de reunirlos no pretende más que una cartografía de lecturas, no de escrituras, que incite al diálogo, a la recuperación, y ciertamente resucite nuevas polémicas, otras diatribas y recriminaciones que hacen por lo general que este tipo de libros sobrevivan. En España un poeta joven pue-


de tener aún cuarenta años, o en México treinta y cinco, no obstante, en Chile, la aceleración en la producción poética se inaugura en este libro con un muchacho de dieciocho años. A varios de estos poetas los conocí en talleres que impartí o en lecturas donde los pude escuchar. Muchos han terminado la enseñanza media, llamada secundaria en otras partes, o están en sus primeros años de universidad. Son casi todos inéditos y comienzan a participar en recitales literarios o publicaciones en Internet. Conocen la poesía chilena mucho mejor que varios de nosotros y se ven interesados en el quehacer en Latinoamérica y Es-

Hay en los 19 autores que componen Halo algo que los une al resto, pero a la vez los separa. Un interesante movimiento de pliegues se puede construir en su lectura que se sobrepone a lo lineal, a lo encasillable, a lo cómodo de una idea de antología (...). Si la poesía que les precede significó un primer momento de crisis, ellos llegan a confirmarla, pero sobre todo a visibilizar un nuevo locus menos territorializado y tal vez sí, más digital, pero no por eso menos real.

paña. Es aquí donde una coetánea de ellos, Luna Miguel (1990), le ha dado nombre a esta promoción, posnoventista, y justamente la ha difundido sobre todo en Internet. Es la compiladora de la antología Tenían veinte años y estaban locos1, publicada allá con poetas nacidos desde fines de los ochenta en adelante. Han creado fanzines virtuales, espacios específicos en la red y socializan vertiginosamente sus escritos. La prensa cultural española ciertamente habla de un fenómeno inusual que no tan sólo tiene una enorme cantidad de seguidores sino algunos detractores que ven todo esto como un babyboom mediático entre cibernautas. Hay en los 19 autores que componen Halo algo que los une al resto, pero a la vez los separa. Un interesante movimiento de pliegues se puede construir en su lectura que se sobrepone a lo lineal, a lo encasillable, a lo cómodo de una idea de antología, de nueva generación, de estilo común. Si bien es cierto, se puede decir de manera general que no temen en visibilizar su clase social, su género, su pertenencia racial o sus condiciones minoritarias y que hallan una nueva emocionalidad más cercana a Rojas que a Parra, a Teillier que a Lihn, a Zurita más que a Martínez, por mencionar su contexto en la poesía chilena, o más actualmente a la poesía del dos mil que a la del noventa. Lo suyo es más devenir que genealogía y viven los sentidos de comunidad y creatividad de modo integral en la autogestión. Si la poesía que les precede significó un primer momento de crisis, ellos llegan a confirmarla, pero sobre todo a visibilizar un nuevo locus menos territorializado y tal vez sí, más digital, pero no por eso menos real. 1 Miguel, Luna. Tenían veinte años y estaban locos.

Córdoba: La Bella Varsovia, 2011.

Héctor Hernández Montecinos (Santiago, Chile, 1979) Licenciado en Letras Hispanoamericanas (P. Universidad Católica de Chile). Doctor en Filosofía mención Estética y Teoría del Arte (Universidad de Chile). De su proyecto total, ‘Arquitectura de la mentalidad’, que consiste en tres trilogías, dos ya han sido publicadas, La divina revelación (Ciudad de México: Aldus, 2011) y Debajo de la lengua (Santiago: Cuarto Propio, 2009). Ha publicado cerca de una treintena de libros recopilatorios de su obra en una decena de países como por ejemplo Putamadre (Perú, 2005), Libro universal (Brasil, 2008, traducido al portugués), NGC 224 (México, 2009), Microcosmos (Guatemala, 2010), El título de un sueño (España, 2013), LSD (Costa Rica, 2014), entre otros. A los 19 años recibió el Premio Mustakis a Jóvenes Talentos. A los 29, el Premio Pablo Neruda por su destacada trayectoria tanto en Chile como en el extranjero.

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Una

adolescente

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Adriana Borja Enríquez

a intimidad contigo era un sepelio de arañas, la desnudez transitada por cicatrices, la torpeza y los miedos compartidos a partes iguales. Soñé contigo hace poco, no te quité el vestido celeste que llevabas, ni mataste arañas con tus zapatos plateados, pero quiero pensar que sí. En mi sueño te parecías a Layla de Buffalo’66, con su vestido celeste y zapatos brillantes, la ingenuidad traviesa pintada en la boca. Quizás sólo he soñado con Layla pero he decidido pensar que eras tú porque esa fue la primera película que vimos juntos. Tal vez por eso en sueños me encuentro contigo disfrazada de Layla, o con Layla disfrazada de ti. En el sueño estábamos comiendo papas fritas, compartíamos del mismo plato, tú casi lo habías llenado con salsa de tomate. No me gusta la salsa de tomate, nunca me gustó. Nunca supe si a ti te gustaban las papas fritas. A mí me gustaban mucho hasta que una vez vi una cucaracha —que podría haber sido un cangrejo— en un restaurante de comida rápida cuando tenía siete años. Y tan fácil como suena, desde entonces asocio papas fritas con cucarachas del tamaño de un cangrejo; me asustan los insectos, las arañas, las mariposas, todo animal que se mueva velozmente y ajeno a mi control; no he vuelto a comer mariscos y tampoco papas fritas, a menos que en sueños no me quede elección. Quizás es eso también lo que me recordó a ti, la paciencia; la paciencia con que buscabas las arañas en el baño para que yo pudiera entrar; la paciencia al verme reaccionar con horror al encontrar una —por más pequeña que ésta fuera— y a pesar de atacarla con todo el insecticida del mundo, no poder estar tranquilo hasta encontrar su cuerpo muerto y exiliarlo por el retrete. Y ahí estabas tú, dispuesta. A veces desnuda y recién despierta, armada únicamente con un spray insecticida, defendiéndome de los miedos de toda la vida. No sé si alguna vez te molestó el asunto de las arañas. De vez en cuando me molestaba mi cobardía. Me preguntaba si se lo habías contado a alguien; te imaginaba en distintos escenarios, contándoles a tus amigos, a tu hermana, a tu terapeuta quizás, que tu novio gritaba y hasta podía llegar a llorar con desesperación asfixiante al ver una araña. Los imaginaba riendo al escucharte, sin saber si se reían de mí, o de ti por enamorarte de un cobarde, o si en vez de risa les daba pena, aunque es casi

lo mismo. Sin embargo, me gustaba no tener que fingir que no me asustaban, me agradaba que conocieras mis miedos como yo conocía tus cicatrices. Me gustaban tus cicatrices, las historias que contaban tus rodillas, las travesuras, los lugares que conocí en tus caídas de infancia contadas después de hacer el amor con tu cuerpo adulto. Me gustaba la intimidad salpicada de una matanza de arañas, un mapa de tropiezos sobre el cuerpo, el miedo y la valentía, la torpeza y la pericia, la complicidad. Pero en el sueño no hubo arañas, ni insecticida, ni sexo, ni rodillas, solo papas fritas, vestido celeste y zapatos plateados, un niño que comía junto a nosotros con hambre furiosa, y un perro amarillo —como el que tuviste de niña— mirándonos a través de una ventana. Una escena que recordaba una cita adolescente, una de esas citas que no tuvimos porque nos cruzamos adultos y al apuro, y todo empezó precozmente, como empiezan las cosas cuando se es grande y, a pesar de todo, emocionalmente torpe. Hasta que un día comenzamos a aburrirnos como dos amantes viejos que han dejado de descubrir algo en el otro, algún miedo, alguna historia, alguna herida rancia en la piel, alguna araña muerta en las rendijas de la convivencia. Las parejas se aburren, se despiden, a veces bien, a veces mal; quizás si se encuentran en la calle se saludan, quizás no. Nosotros no volvimos a cruzarnos. He sido solo yo quien te ha encontrado, a Layla o a ti, y ha compartido un plato de papas fritas en sueños, con mucha, mucha salsa de tomate. Y al despertar me he encontrado escurrido sobre un sofá, frente a una pantalla que muestra una película de la que he visto seguramente solo los primeros minutos, antes de quedarme dormido, junto a una mujer que aún no ha matado, por mí, araña alguna. Ella se llama Susana. Susana no sabe de mis temores, tampoco suele hablar de los suyos y tiene, además, las rodillas intactas. Susana no me ha dejado ser, de algún modo, su cómplice. A veces me acuerdo de ti y lo que nos faltó para que funcionáramos, como si el amor fuera un reloj que de golpe un día deja de andar. Susana es muy buena pero me recuerda lo mucho que te extraño, a ti y las horas que anduvimos, las historias que nos contamos desnudos, los miedos compartidos. Susana también se ha quedado dormida viendo la película, supongo que hemos empezado a aburrirnos juntos, como los amantes viejos en que contigo nos convertimos, pero sin tanta intimidad. A Susana le gustan las papas fritas, tiene las rodillas perfectas pero no lleva un vestido celeste, ni pisa arañas calzando zapatos plateados, ni aparece en mis sueños, ni entiende lo que me asusta; pero tal vez luego de un tiempo, extrañe también algo de ella y me la encuentre en un sueño, y quizás de nuevo, te vuelva a extrañar.


cuento

Adriana Borja Enríquez (Quito en 1990) Estudia Psicología Clínica en la PUCE y Guión de Cine y Televisión en la CCE. Es Premio Nacional de Relato ‘Mentor Mera Oviedo’ otorgado por la Casa de la Cultura Ecuatoriana Núcleo de Tungurahua (Ambato, 2013). Seleccionada entre los ganadores del Concurso Nacional de Cuento organizado por el Taller Cultural Retorno (Quito, 2012) y Concurso Nacional de Relato General Rumiñahui (Quito, 2013). Finalista en la III Convocatoria de microrrelatos de la Revista Internacional Microcuentista (2012). Algunos de sus cuentos han sido publicados en las antologías: MicroQuito I (2010), Bajo las luces oscuras (2012), Ajeno amanecer (2013), Escenarios (2013), Il Futuro, un luogo nel mondo (2013).

Muchacha en la ventana, Salvador Dalí, 1925.

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GAZA Eduardo Galeano

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ara justificarse, el terrorismo de Estado fabrica terroristas: siembra odio y cosecha coartadas. Todo indica que esta carnicería de Gaza, que según sus autores quiere acabar con los terroristas, logrará multiplicarlos. Desde 1948, los palestinos viven condenados a humillación perpetua. No pueden ni respirar sin permiso. Han perdido su patria, sus tierras, su agua, su libertad, su todo. Ni siquiera tienen derecho a elegir sus gobernantes. Cuando votan a quien no deben votar, son castigados. Gaza está siendo castigada. Se convirtió en una ratonera sin salida, desde que Hamas ganó limpiamente las elecciones en el año 2006. Son hijos de la impotencia los cohetes caseros que los militantes de Hamas, acorralados en Gaza, disparan con chambona puntería sobre las tierras que habían sido palestinas y que la ocupación israelí usurpó. Y la desesperación, a la orilla de la locura suicida, es la madre de las bravatas que niegan el derecho a la existencia de Israel,

gritos sin ninguna eficacia, mientras la muy eficaz guerra de exterminio está negando, desde hace años, el derecho a la existencia de Palestina. Ya poca Palestina queda. Paso a paso, Israel la está borrando del mapa. Los colonos invaden, y tras ellos los soldados van corrigiendo la frontera. Las balas sacralizan el despojo, en legítima defensa. No hay guerra agresiva que no diga ser guerra defensiva. Hitler invadió Polonia para evitar que Polonia invadiera Alemania. Bush invadió Irak para evitar que Irak invadiera el mundo. En cada una de sus guerras defensivas, Israel se ha tragado otro pedazo de Palestina, y los almuerzos siguen. La ‘devoración’ se justifica por los títulos de propiedad que la Biblia otorgó, por los dos mil años de persecución que el pueblo judío sufrió, y por el pánico que generan los palestinos al acecho. Israel es el país que jamás cumple las recomendaciones ni las resoluciones de las Naciones Unidas, el que nunca acata las sentencias de los tribunales internacio-


variaciones ensayando exitosamente en esta operación de limpieza étnica. Y como siempre, siempre lo mismo: en Gaza, cien a uno. Por cada cien palestinos muertos, un israelí. Gente peligrosa, advierte el otro bombardeo, a cargo de los medios masivos de manipulación, que nos invitan a creer que una vida israelí vale tanto como cien vidas palestinas. Y esos medios también nos invitan a creer que son humanitarias las doscientas bombas atómicas de Israel, y que una potencia nuclear llamada Irán fue la que aniquiló Hiroshima y Nagasaki. La llamada comunidad internacional, ¿existe? ¿Es algo más que un club de mercaderes, banqueros y guerreros? ¿Es algo más que el nombre artístico que los Estados Unidos se ponen cuando hacen teatro? Ante la tragedia de Gaza, la hipocresía mundial se luce una vez más. Como siempre, la indiferencia, los discursos vacíos, las declaraciones huecas, las declamaciones altisonantes, las posturas ambiguas, rinden tributo a la sagrada impunidad. Ante la tragedia de Gaza, los países árabes se lavan las manos, como siempre. Y como siempre, los países europeos se frotan las manos. La vieja Europa, tan capaz de belleza y de perversidad, derrama alguna que otra lágrima mientras secretamente celebra esta jugada maestra. Porque la cacería de judíos fue siempre una costumbre europea, pero desde hace medio siglo esa deuda histórica está siendo cobrada a los palestinos, que también son semitas y que nunca fueron, ni son, antisemitas. Ellos están pagando, en sangre contante y sonante, una cuenta ajena. Tomado de: http://falsasbanderas.wordpress.com

nales, el que se burla de las leyes internacionales, y es también el único país que ha legalizado la tortura de prisioneros. ¿Quién le regaló el derecho de negar todos los derechos? ¿De dónde viene la impunidad con que Israel está ejecutando la matanza de Gaza? El gobierno español no hubiera podido bombardear impunemente al País Vasco para acabar con ETA, ni el gobierno británico hubiera podido arrasar Irlanda para liquidar a IRA. ¿Acaso la tragedia del Holocausto implica una póliza de eterna impunidad? ¿O esa la luz verde proviene de la potencia mandamás que tiene en Israel al más incondicional de sus vasallos? El ejército israelí, el más moderno y sofisticado del mundo, sabe a quién mata. No mata por error. Mata por horror. Las víctimas civiles se llaman daños colaterales, según el diccionario de otras guerras imperiales. En Gaza, de cada diez daños colaterales, tres son niños. Y suman miles los mutilados, víctimas de la tecnología del descuartizamiento humano, que la industria militar está

Eduardo Galeano (Montevideo, 3 de septiembre de 1940) Escritor y periodista uruguayo cuya obra, comprometida con la realidad latinoamericana, indaga en las raíces y en los mecanismos sociales y políticos de Hispanoamérica. Una de sus obras más conocidas es Las venas abiertas de América Latina, un análisis de la secular explotación del continente sudamericano desde los tiempos de Colón hasta la época presente, que desde su publicación en 1971 ha tenido más de 30 ediciones. En dos ocasiones obtuvo el premio Casa de las Américas: en 1975 con su novela La canción de nosotros y en 1978 con el testimonio Días y noches de amor y de guerra.

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Foto: Iván Mejía

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a fotografía: la posibilidad de eternizar un momento, de transmitir con las imágenes aquello que el lenguaje no alcanza, de asumir una postura sin diatribas de por medio. Los fotógrafos: seres extraordinarios, cazadores natos, testigos silenciosos de la miseria y lo sublime, instrumentos de la historia para no dejarnos olvidar. Luis Mejía es uno de ellos. Hombre sencillo, alegre, en extremo inteligente y audaz. Compartimos una tarde con él y con sus más de 25 álbumes de fotografías y pudimos conocer aspectos originales sobre su vida y su profesión. Su inclinación a la fotografía nació de repente –ya desde la escuela le gustaba el dibujo–, en el colegio, impulsado por uno de sus compañeros, quien ya la ejercía como su oficio. Él fotografiaba fu-

nerales, iba a la casa del difunto, a la capilla ardiente, a la iglesia y al cementerio. Como era lógico, nadie se negaba a adquirir las imágenes, pues constituían el único recuerdo de su ser querido. En eso se inició Luis Mejía, siguiendo los pasos de su amigo. Luego vinieron las experiencias más artísticas, los paisajes, el retrato y su incursión en el periodismo gráfico, que ha sido su principal vertiente desde hace más de 40 años. Las fotografías de Luis Mejía son conmovedoras, tal vez porque, en sus propias palabras, «todas las fotos las hacía con entusiasmo, con vigor, todas las que tomaba me gustaban, nunca tuve preferencia por una o por otra». Empezó con cámaras pequeñas y poco a poco fue perfeccionando su técnica y mejorando sus equipos. Fue uno de

Luis Mejía es un hombre sencillo, tierno, muy seguro de su talento y capacidades. Su formación fue autodidacta (...). Y en reconocimiento a esta pasión recibió en cinco ocasiones el Premio Nacional de la UNP. los primeros en usar teleobjetivo. Cuando, por ejemplo, los fotógrafos deportivos debían estar apostados junto al arco para capturar las acciones, Luis podía ya tomar imágenes con el teleobjetivo desde la media cancha o a varias distancias. Ahí estaba él y su pasión, en donde quiera que fuese asignado. Y en reconocimiento a esta pasión recibió en cinco ocasiones el Premio Nacional de la UNP: 1967, 1970, 1973, 1980 y 1984.


instantánea Muchas anécdotas enriquecen su oficio. Una de las que más recuerda es la caída de Carlos Julio Arosemena, pues él, joven e inexperto, estuvo en la Plaza Grande cuando llegaron los militares, registrando todo el suceso. Esa misma tarde fue a diario El Comercio para compartir este material con Pepe Pérez, quien era el fotógrafo estrella del diario. Conversaron, Pepe le pidió la cámara y luego se la devolvió con un rollo nuevo de reemplazo. Al siguiente día, su foto se había publicado en primera plana, lo cual lo emocionó y le valió ganarse la confianza de Pérez. Un tiempo después, habiendo realizado algunos trabajos para él, lo invitó a trabajar a diario El Tiempo, pues había sido nombrado jefe de Fotografía en el naciente medio. Luis Mejía es un hombre tierno, muy seguro de su talento y capacidades. Su formación fue autodidacta. Compraba la revista Life para aprender sobre estilos, enfoques y conceptos fotográficos. Esa fue su escuela, como también lo fueron las calles, las plazas, los personajes anónimos y la historia misma del país. Recuerda con afecto a Velasco Ibarra, pues lo fotografió en algunas ocasiones, incluso con Salvador Allende. No cree tener alguna deuda respecto de su trabajo, pues siempre se dio modos para conseguir la foto ansiada. Es tenaz, persistente y siempre tuvo su cámara lista para el disparo. A la pregunta de qué podría recomendarle a un joven fotógrafo, nos responde: «...tiene que ser centrado en su afición, que no sea circunstancial, pasajera. Si quiere ser buen fotógrafo tiene que estudiar y practicar, sobre todo ahora que hay la facilidad para hacerlo». Se acaba la conversación, revisamos sus álbumes, los premios, los recuerdos. De nuestra parte el mejor homenaje: el mundo a través de su lente. (MGB).

s/t, 1972.

Visita del presidente Charles de Gaulle, 1964.

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Labrador y aeropuerto, 1976

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Pasando revista, 1984


Autorretrato, 1969.

Convento del Carmen Bajo, 1965.

M煤sicos en procesi贸n. 1960.

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José Aldaz «…oggi il mio stile è non avere stile». Sanguineti. 62. Postkarten

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a enseñanza básica de la literatura italiana siempre ha tomado en cuenta puntos demasiado superficiales en su transmisión; es decir, los conceptos relacionados con la literatura italiana siempre estarían ligados a una cita clásica o a una referencia que conecte a lo dicho con la antigüedad. Pero nada más separado de la realidad. Ya a mediados de los sesenta, la filosofía europea había sobrevivido con éxito a sus raíces romanticistas creando en primera instancia la teoría filosófica del existencialismo alemán, cuya cúspide se halla en las obras relacionadas con el tiempo de Martín Heidegger. En la misma línea estarían los posteriores JeanPaul Sartre y Albert Camus en Francia. Estas nuevas indagaciones nos darán por primera vez en la historia una literatura con fundamentos en la filosofía naciente (anteriores versiones separadas de ensayo y literatura, incluso en la narración meditada de Pedro Abelardo), hará que existan obras como La peste o La náusea. Afortunadamente el existencialismo dio paso al estructuralismo, nacido en el lenguaje como si se tratase de un objeto recientemente descubierto, pero sí en muchas formas apenas analizado (también de esta rama estructuralista nos quedan varios autores por conceptualizar y sus trabajos para sustentar lo que ya en esos momentos decían post-estructuralismo). Entre la nueva ola de autores intervendrán los nombres de Michel Foucault, cuyos estudios psiquiátricos sobre el poder, la sexualidad y la locura continúan dominando el campo temático de los estudios antropológicos y sociológicos; también la indispensable ayuda de Lévi-Strauss, quien

dejó a la cultura explicada a través del mito (Vladimir Propp para la literatura), dejando la lista interminable apenas empezada. Aquellos inicios permitirían que en nuevas formas se ejecutara una simbiosis de géneros con subgéneros o viceversa, para re-crear las nuevas formas y estructuras de narrar lo imaginado: con todo ello la literatura europea, en lugar de reservarse un lugar en el pasado, producía un índice temático extensísimo y en muchas formas, nuevo. También porque después de lo que llamamos boom, que sucede aproximadamente desde el año 1965 con el lanzamiento de obras como Cien años de soledad, Rayuela, El obsceno pájaro de la noche, toda la literatura, no solo la europea, tomará formas propias de las narraciones latinoamericanas. En tanto Leonardo Sciascia, en Italia, ejecutará los más diversos usos conceptuales de la novela histórica en búsqueda de nuevas estructuras narrativas. De ello da constancia El archivo de Egipto, que empieza con una historia principal y termina con otra, diferente pero relacionada con la inicial (es decir la falsificación de los archivos de Egipto y Alexandría hasta la muerte por decapitación del abogado actuante); también las sendas aventuras de Montalbano, el detective de Andrea Camillieri, hasta llegar a las puertas de los nuevos días. Actualmente coexisten tres ramas primordiales: la literatura ensayística representada por Umberto Eco (que a pesar de no tener más de cinco novelas ha deshecho estructuras de una en una, siempre de la mano del ensayo en donde se ha ejercitado con más libertad); la literatura experimental que desarrolla Alessandro


geografías Baricco (Seda, convertida en película. Una adaptación lectora de la Ilíada. City, de westerns y locos, de genios y leyendas, de putrefacciones baratas en torno a decisiones líricas, City de relojes muertos que caminan al revés); y la tradicional poesía que habita entre sus páginas mucho antes que las ramas anteriores. La contemporaneidad hará de la poesía su recurso de expresión, más útil y cercano que las complejas formas narrativas que prosiguen su evolución en torno a la de-construcción. El más cercano: Pier Paolo Passolini, pero lejano también, considerando que de su trabajo se conoce solamente las obras cinematográficas, achacando la culpa a las ediciones de difícil circulación o al comportamiento lector de cada persona, junto a Edoardo Sanguineti, de quien nos ocuparemos: a pesar de ser editados en antologías temáticas juntos y de haber tenido disputas intelectuales que deliberan públicamente en sus poemas o en artículos de revistas, es Sanguineti el de menor circulación. También había incursionado en la narrativa con Capriccio italiano e Il giuoco dell´Oca, y ejercido algún cargo burocrático, alguna vez antes de morir. Todos su libros de poesía, a excepción de una pequeña colección de poemas reunidos como Fuori Catalogo que tienen títulos cada uno, todos tienen poemas numerados. El trabajo abarca los años desde 1951 empezando con Laborintus (donde juega con el latín, el italiano y el inglés tal como le place) hasta 1981 con Scartabello, libro en el cual su poesía ha tomado ya una solidez experimental: los paréntesis usados como indicadores de sustancia, como corifeos repetidos, vicios incontrolables del estudio del griego o el latín. También en este sentido otro error tácito: cada vez que se menciona el latín o el griego clásico (por ser lenguas extintas) se piensa de inmediato en antigüedad, en tiempo o cosa podrida y pasada (la Colonia estuvo plagada del latín hasta que más o menos se pudo controlar un idioma que fuera cultivo del español, del latín, del kichwa, y de tantas otras variedades; entonces, ipso facto los currículums y los vademécums), cuando un uso estructural podría variar las cosas, añadir sentidos a una oración, ya que los pensamientos adicionales que completan el sentido, la dirección metafórica del verso, se encierran en paréntesis, para terminar, como relacionándose con todo lo que escribiría antes y después, con dos puntos caníbales finales: ejemplos tenemos en los poemas reunidos en Fuori Catalogo, todos con un título y la gran mayoría con una dedicatoria. Entre estos poemas se encuentra la polémica con Passolini en torno a la publicación de un artículo en la revista que por entonces dirigía Passolini (Una polémica en prosa). Todas son piezas con una experimentación más arriesgada:

A-Ronne 1. a: ah: ha: hamm: anfang: In: in principio: nel mio principio: am anfang: in my beginning: ach: in principio erat das wort: en arche en: verbum: am anfang war: in principio erat: der sinn: caro: nel mio principio: o logos: è la mia carne: am anfang war: in principio: die kraft: die tat: nel mio principio: 2. nel mezzo: In medio: nel mio mezzo: où commence?: nel mio corpo: où commence le corps humain? nel mezzo: nel mezzo del cammino: nel mezzo della mia carne: car la bouche est le commencement: nel mio principio è la mia bocca: parce qu’il y a opposition: paradigme: la bouche: l’anus: In my beginning: aleph: Is my end: ein gespenst geht um: 3. l’uomo ha un centro: qui est le sexe: en meso en: le phallus: nel mio centro è il mio corpo: nel mio principio è la mia parola: nel mio centro è la mia bocca: nella mia fine: am ende: In my end: run: is my beginning: l’âme du mort sort par le pied: par l’anus: nella mia fine war das wort: In my end is my music: ette, conne, ronne: Detrás del oficio de poetizar lo cotidiano (lo giornalistico, lo giornaliero), el autor escondido, percibiendo y huyendo de la realidad, la literatura utilizada como escudo y arma en la guerra de los días. En las cosas diarias, en los materiales sesudos. Sanguineti nos dejó solo versos secos de su presencia, desde el 2010.

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Por andar sentada en las piernas de un extraño

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uando el muy hijo de puta del chofer me metió el primer frenazo (a fin de no comerse a la mujer del coche con todo y bebé) nos desperdigamos como piezas de bolera. Al soltar bruscamente y sin más remedio el pasamanos, la anciana del bastón le clavó el codo en las mismísimas costillas al estudiante que iba a su lado, la mochila del muchacho dio en la cara de una mujer, las papas de la bolsa de la mujer rodaron por el piso de la ‘guagua’ mientras freíamos huevos a coro y en medio de aquel desastre colectivo yo caí sentada en las piernas de un pasajero que, en ese primer frenazo, fueron solo eso, piernas de un extraño. Al segundo frenazo, muy por el contrario, ya fue-

Un mulato joven y no demasiado apuesto, pero tampoco desagradable. En algún momento se abrió la camisa y miró descaradamente hacia arriba, como si por fin yo fuera la prenda extraviada que andaba buscando. ron unos brazos fuertes que me aguantaron por las caderas y sentí (aunque luego de esto yo no estaría tan segura) una pelvis que se me insinuó contra las nalgas. Ya para entonces, por darme la vuelta no había visto sus grandísimos ojos pardos, su barba incipiente, su hermosa dentadura. Ese tercer frenazo no me quedó para nada natural y reconocí, también por el asombro de los demás pasajeros, que el porrazo de su novia venía a estar más que justificado.

El acoso Desde que lo vi acercarse bordeando el muro por debajo, como buscando algo en el arrecife, sabía que andaba en cosa rara. No me preocupé porque esa parte es alta y le costaría subirse. Pretendí estar concentrada en el mar, en mis pensamientos. Preparándome para lo que vendría, crucé las piernas tranquilamente, pero en realidad lo miraba con el rabillo del ojo. Un mulato joven y no demasiado apuesto, pero tampoco desagradable. En algún momento se abrió la camisa y miró descaradamente hacia arriba, como si por fin yo fuera la prenda extraviada que andaba buscando, con unas manos tan ágiles que no vi cuando se abrió la cremallera y empezó a sacudírsela. Así estuve unos segundos, mirándolo sin mirarlo. El tiempo que me lleva en estos casos es ínfimo, es solo cuestión de apretar mucho los muslos hasta que no puedo aguantar más, y termino antes que ellos.


narrativa

Foto: Ricardo Naula

Desde que lo vi acercarse bordeando el muro por debajo, como buscando algo en el arrecife, sabía que andaba en cosa rara. No me preocupé porque esa parte es alta y le costaría subirse. Pretendí estar concentrada en el mar, en mis pensamientos. Preparándome para lo que vendría.. * Estos tres cuentos fueron publicados en la revista Casa de las Américas y forman parte de un próximo libro a publicar.

Doméstica Cuando me entrego a las labores domésticas, me entrego toda. Hasta meto la mano en la espuma abundante cuando la lavadora termina el primer ciclo, cómo decir, ese lento romperse de las burbujas me alborota. Asisto con gusto al roce cómplice de unos granos de frijol con sus semejantes y es tan sutil esa caricia polvorienta del arroz cuando le clavo los dedos que, en ocasiones, los escojo dos veces seguidas. Reconozco mi retorcido placer por las cebollas que siempre, siempre me hacen llorar. Ver cómo se espesa la natilla mientras la meneo para evitar que se contraiga en pelotas es una experiencia única, por eso la reservo solo para esos momentos en que recibimos invitados. La manera lenta en que me hacen sudar las emanaciones de la cocina no se compara con nada. Y por si esto fuera poco, confieso mi rara costumbre de usar

un blúmer viejo para humedecer las piezas, más porque el seseo repetido de la plancha caliente, al entrar en contacto con tu ropa mojada, hace subir aquel vapor directo hasta mi cara. Cuando tiendo la cama estiro bien y meto debajo del colchón, vuelvo a estirar bien y paso mi mano suavemente por toda la sábana, con los ojos cerrados. Barro los rincones hasta sacarles todo, baño los rodapiés y hasta me arrodillo para cepillarlos, paso la colcha y canturreo y me sonrío, porque lo mejor está por llegar y eso es el final donde me rindo ante los beneficios de la limpieza, lo mismo en la sala, en el comedor, que en la cocina. A lo mejor por eso, porque ya no doy más cuando siento el piso todavía húmedo y duro bajo mi cuerpo, a lo mejor por eso es que piensas que lo mío es otra cosa.

Dazra Novak (Guanabacoa, 1978). Licenciada en Historia por la Universidad de La Habana. Egresada del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. Mención en el Concurso Calendario 2007 por el libro de cuentos La noticia. Premio Pinos Nuevos 2007 por el libro de cuentos Cuerpo reservado. Premio David 2007 por el libro de cuentos Cuerpo público. Actualmente Especialista cultural del Centro de Formación Literaria Onelio Jorge Cardoso. 27


Foto: Christoph Hirtz Arrepentimiento de San Pedro. Siglo XVI-XVII. Pintura sobre madera. Monasterio del Carmen de la Santísima Trinidad.

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Patricio Herrera Crespo

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ndrés Sánchez Gallque y los primeros pintores de Quito’ tituló Ximena Carcelén, coordinadora del Museo de Arte Colonial de la CCE, a la magnífica exposición montada por los 70 años de la Institución. «La exposición recoge algunas obras y documentos que testifican no solo la creación de algunos pintores activos en las primeras épocas de vida de la Audiencia de Quito, sino que nos acerca al sistema de contratación utilizado en esa época, al rol y participación de los artistas en la vida de la naciente ciudad y su influencia en el desarrollo de las artes». Se muestran además pinturas y fotografías de obras en las que algunos artistas inscribieron su firma, en una época en la que no fue usual; tal es el caso de pintores como Fray Pedro Bedón, Andrés Sánchez Gallque, Mateo Mexia, Juan de Salinas, Montúfar, Medoro y Chiriboga. Para el efecto se tomó como referencia la última publicación de la doctora Susan V. Webster, cuyo título en la versión española es: El arte letrado: Andrés Sánchez Gallque y los pintores quiteños de principios de la época colonial, texto que forma parte del Catálogo preparado por la Dirección de Publicaciones. Según la autora, su participación en la exposición empezó hace una decena de años, con el proceso de leer de una manera sistemática todos los libros de protocolos notariales hoy existentes, que abarcan los dos primeros siglos de la Colonia en la Audiencia de Quito; todo eso en búsqueda de información sobre los artistas y constructores del Quito colonial. Quería acercarme, dice, a quiénes eran, dónde y cómo vivían, cómo aprendieron y practicaron sus oficios y cuáles eran sus aportes a la fábrica y la cultura visual de la ciudad. Afirma que en el proceso le llamó la atención una disyun-


Foto: Museo Colonial Charcas, Bolivia.

paleta

Negación de San Pedro, 1605. Museo Colonial Charcas, Sucre, Bolivia.

Los documentos de protocolos relacionados con estos pintores demuestran que todos los artistas iniciaron contratos, manejaron el sistema burocrático, y actuaron como protagonistas importantes en la vida socioeconómica y artística de la época.

ción entre la historiografía de los pintores, sobre todo los pintores indígenas, y lo que estaba encontrando en los documentos: los libros modernos hablan de los pintores y artesanos indígenas de principios de la Colonia como «la voz de anonimato» —una masa sin nombre que no firmaban sus obras y así eran analfabetos pero hábiles artistas, que trabajaron para y bajo la tutela de las órdenes religiosas—.

Por el contrario, agrega, los documentos de protocolos relacionados a estos pintores demuestran una realidad distinta, en la cual todos los artistas iniciaron contratos, manejaron el sistema burocrático, y actuaron como protagonistas importantes en la vida socioeconómica y artística de la época. Indica la doctora Webster que en la exposición, cada uno de los pintores, sea cual fuere su etnia, firmó múltiples contratos con una ca-

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Don Francisco de Arobe y sus hijos, Pedro y Domingo, 1599, óleo sobre lienzo.

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ligrafía elegante y segura. En la sala principal del Museo hay un cuadro que recoge ejemplos de las firmas para que se pueda examinar la buena caligrafía de los pintores. El hecho de que todos ellos firmaran contratos es notable en una sociedad en la cual el alfabetismo no fue muy común, enfatiza. Se sabe que, en el caso del Colegio de San Andrés, regentado por los padres franciscanos, los hijos de caciques aprendieron a leer, escribir y cantar, además de practicar una variedad de oficios. Los frailes enseñaron la lectura y la escritura a través de cartillas, catecismos y

gramáticas, no solamente en castellano y quichua, sino también en latín. En la exposición se puede apreciar una de las gramáticas más populares y reeditadas de la época, publicada primero en 1486 por el erudito español Antonio de Nebrija. Los documentos demuestran que se vendieron en Quito numerosos ejemplares de ese libro, conocido popularmente como El arte de Antonio. Incluso, en 1582, Francisco Atahualpa, el Señor Inca más poderoso de Quito, y su hijo Alonso Atahualpa, compraron a un mercader «una mano de papel» y Un arte de Antonio.

Una de las frases más conocidas de Antonio de Nebrija, la cual aparece en su famosa gramática castellana publicada por primera vez en 1492, reza: «La lengua siempre fue compañera del imperio». Para Nebrija, la idea fue unificar la península ibérica bajo una sola lengua, así como bajo una sola religión y una monarquía. Pero su frase adquiere aún más resonancia para el imperio español en las Américas, en donde la lengua estaba íntimamente vinculada con el poder. Andrés Sánchez Gallque y los primeros pintores quiteños de la


Andrés Sánchez Gallque y los primeros pintores quiteños de la Colonia manejaron no solamente la lengua visual de la pintura, sino la lengua del imperio, documentada en sus diestras y elegantes firmas sobre los contratos de protocolos y en algunas pinturas.

PARTICIPANTES EN LA EXPOSICIÓN Susan V. Webster Ángel Justo Estebaranz Convento de San Agustín Convento de Santo Domingo Convento de San Francisco Monasterio del Carmen de la Santísima Trinidad Museo del Carmen Alto Monasterio de Santa Clara

Colonia manejaron no solamente la lengua visual de la pintura, sino la lengua del imperio, documentada en sus diestras y elegantes firmas sobre los contratos de protocolos y en algunas pinturas. Es más, los pintores indígenas manejaron varios idiomas poderosos: el castellano, el quichua y el latín. A través de su dominio de las lenguas escritas y pictóricas, los pintores indígenas de principios de la Colonia participaron y eran importantes protagonistas en la ciudad letrada, concluye Susan V. Webster.

Foto: Christoph Hirtz

Biblioteca Nacional CCE

Patricio Herrera Crespo, Ximena Carcelén, Guido Díaz, Raúl Pérez Torres y Susan Webster.

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tephen King, para un gran número de personas, es un sinónimo de terror. Todos tenemos diversas clases de miedos y temores y él ha sido capaz de tratarlos de una manera única y como nadie nunca lo había hecho antes. A 67 años de su nacimiento, se ha convertido en uno de los autores más exitosos y más vendidos. En 2003 recibió el premio de trayectoria por The National Book Awards, esto causó varias reacciones negativas en el mundo literario, entre ellas la más descalificadora fue la de Harold Bloom. El lenguaje de King es coloquial y fácil de entender, pero lo mejor son las notas de autor en las cuales plasma sus vivencias y experiencias, pero sobre todo su talento y sensibilidad humana. «Tengo poca paciencia con los escritores que no se toman el trabajo en serio, y ninguna en absoluto con aquellos que consideran el arte de los relatos de ficción esencialmente desgastado. No está desgastado, y no se trata de un juego literario. Es uno de los caminos vitales a través de los que intentamos dar sentido a nuestra vida y al mundo a menudo terrible que vemos a nuestro alrededor». 1 King nació en la pequeña población de Portland, en el estado de Maine (Estados Unidos), el 21 de septiembre de 1947. Es el segundo y único hijo biológico de Donald King y Nellie Ruth Pillsbury. Se crío junto a su madre y hermano mayor, David. Stephen King realizó sus estudios en la Durham Elementary School y posterior-

Diego Montalvo mente los continuó en el Lisbon Falls High School. Junto con David, formaron un periódico local, el Dave’s Rag. De ese modo, Stephen empezó a vender sus relatos cortos entre sus compañeros a un muy bajo precio. Siempre estuvo entusiasmado con la idea de escribir relatos cortos, así que empezó a probar suerte como escritor. Finalmente, tras varios intentos fallidos, su primer relato fue incluido en la revista Comics Review, a cargo de Mike Garrett, en 1965. King, en ese tiempo trabajaba como cavador de tumbas, lo que le permitió escribir dicho relato, el título original Yo fui un ladrón de tumbas, adolescente fue modificado por el editor bajo el título In a Half World of Terror. En sus diversos libros, King narra puntos clave de su vida, pero la mayor parte la recopila en su célebre ensayo Mientras escribo: «[…] Yo tuve una infancia muy rara, con una madre soltera que al principio viajaba mucho, y que durante una temporada (aunque no estoy completamente seguro) quizá nos dejara a mi hermano y a mí al cuidado de una hermana suya porque no estaba en una situación anímica como para ocuparse de nosotros. Otra posibilidad es que sólo lo hiciera para perseguir a mi padre que a mis dos años (cuatro en el caso de David), habiendo acumulado una montaña de deudas, se despidió a la francesa».2 Las novelas de Stephen King presentan una gama de matices únicos y sus temáticas espectrales nos hielan la sangre. Quizá la mejor obra fue El resplandor. Novela

brillantemente escrita, posee los elementos adecuados para causar los más profundos temores. Aquí se presenta a Jack Torrance, un enloquecido profesor de literatura adicto a la bebida y que, al encerrar a su familia en el encantado Hotel Overlook, su hijo está en peligro de ser poseído por El resplandor. Los efectos audiovisuales de la película, que fue dirigida por Stanley Kubrick en 1980, causan el impacto adecuado en el espectador al quedar petrificado del miedo al ver a un niño manejando su triciclo en los largos pasillos del hotel y aquella mirada lunática característica de Jack Nicholson al dar vida al terrible Jack Torrance. Puedo decir que tendría mucho miedo al enfrentarme a un perro desenfrenado y loco (Cujo), además de imaginarme ir caminado por la calle y ver que un auto con vida propia me persigue y tiene sed de venganza y celos (Christine), o posiblemente ver un espectro antiguo transformado en un payaso y que me sorprenda en la ducha en pleno baño (It), o el ir a la escuela y encontrarme con una chica que posee poderes extraños y sobrenaturales (Carrie y ojos de fuego), ¿y qué hay de la idea de encontrar una nave enterrada y que los extraterrestres controlen las mentes humanas? (Tommyknockers). La lucha de King por reflejar los conflictos y guerras como la de Vietnam o la discriminación, también tocaron las almas de los lectores, como cuando escribió la novela Rabia, que fue prohibida por incentivar a la violencia. Otras novelas, Cementerio de animales o El umbral de la noche, recrean espantos profundos capaces de dar a conocer el amor de un padre por su hijo, en el caso de la primera novela y en el caso del segundo libro de relatos cortos, se logra desenterrar los más profundos miedos y topar delgados nervios de la sensibilidad del lector. La novela más extensa pero la


novísimo más rica en cuanto a temática (para mi punto de vista) es La tienda, en ésta, King refleja una sociedad totalmente banal que sólo brinda atención a los objetos materiales; es más, puede matar para defender sus bienes. El maestro del terror puede describir escenas tan dramáticas como en La milla verde, hasta situaciones tan terroríficas como en Cementerio de animales o La niebla. «Sin duda se equivoca quien piense que existe un límite para el horror que puede experimentar la mente humana. Por el contrario, parece ser que, según van cerrándose las tinieblas, empieza a actuar una especie de multiplicador que, por poco que nos agrade admitirlo, la experiencia demuestra de múltiples maneras que cuando arrecia la pesadilla, el horror engendra horror, que una desgracia fortuita acarrea otras, acaso provocadas, hasta que el horror lo llena todo».3 La fantasía y la ficción se mezclan de una manera deliciosa en La torre oscura: a través de la aventura de Roland Deschain, el pistolero, se presentan una serie de incidentes y personajes que, desde luego, sólo podrían ser creados por el maestro del terror. «El hombre de negro huía a través del desierto, y el pistolero iba en pos de él», por medio de esta frase Stephen King nos introduce en el Mundo Medio y en las extraordinarias hazañas de Roland, hasta llegar a su fin. La humanidad es quizá lo más terrorífico que se pueda imaginar, pues llega a superar a las criaturas sobrenaturales. En historias como Rabia, La niebla y La cúpula, se puede apreciar que la forma de la sociedad puede producir demasiado pavor. ¿De dónde nacen los cuentos? ¿Acaso a alguien podría interesarle? Escribir, como todo arte, se basa en emociones y deseos personales que pueden ser reflejados en las distintas obras que los escrito-

res desean plasmar. Sin embargo, y bajo mi criterio, no se necesita saber las partes técnicas literarias y narrativas para disfrutar de un libro, o específicamente de los cuentos o relatos cortos. «No a todo el mundo le interesa saber de dónde salen los cuentos, lo cual es perfectamente válido. No hay ninguna necesidad de saber cómo funciona un motor de combustión para conducir un coche. Ni tampoco hay por qué conocer las circunstancias que rodean la elaboración de una obra literaria para encontrar placer en su lectura. De la misma manera que los motores interesan a los mecánicos, la creación de una novela interesa a los académicos, los lectores y los curiosos (los primeros y los últimos son casi sinónimos, pero no importa)».4 Lo mejor de escribir es disfrutar de ello. Es el momento en el cual

(como lo expresa Stephen King en su ensayo Mientras escribo) el escritor y el lector se unen por medio de una telepatía que transmite el autor. Escribir es un momento de paz, de autorreflexión y sobre todo de expresión creativa que puede gustar a unos y molestar a otros. Pero sean cuales sean las circunstancias que rodean a un escritor, como dice Terry Pratchett: «Escribir es lo más divertido que se puede hacer sin ayuda». 1 KING, Stephen, Todo oscuro, sin estrellas, Buenos Aires, Plaza Janés, 2012, pág. 435. 2 KING, Stephen, Mientras escribo, Barcelona, Debolsillo, 2012, pág. 19. 3 KING, Stephen, Cementerio de animales, Barcelona, Debolsillo, 2013, pág. 269. 4 KING, Stephen, La expedición, Barcelona, Debolsillo, 2011, pág. 355.

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Flujo Martín Buitrón

«…Mi corazón vomita su verdad». Bersuit

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adie lo soportaba, tuvieron que irse… Había sentido el paso del tiempo desde la primera botella. Las voces decían que ya era muy de noche; sin embargo, en la última aeración…, el corcho salió volando. No recuerdo cómo empezó, pero pude escapar de la música y las risas en la casa de Sebastián, totalmente ebrio, poniendo un pie frente al otro; solo era otro tipo achispado, nada fascinante. Las calles a medianoche me hacían sentir más hastío de lo ‘normal’. En fin, me gustaba sentir la poca importancia por las personas en ese tipo de lugares.

La luz del poste golpeaba levemente mi rostro, estrepitosa en la oscura noche. No vale la pena contar cómo logré pisar la primera grada de esa casa, aunque yo no recuerde ninguna. Una vez que atravesé la puerta, pasando vivo pero casi muerto al frente de Cerbero, mis ojos se detuvieron por

un segundo, como imaginando un mundo que andar, buscando la ansiada carretera del culto de mi juventud. La nada, y alucinando, mi reloj me advertía que el tiempo estaba en mi contra. A pesar de mi insistencia por cerrar un poco los ojos para concentrar la vista, se me hizo casi imposible

Una vez que atravesé la puerta de esa casa, pasando vivo pero casi muerto al frente de Cerbero, mis ojos se detuvieron por un segundo, como imaginando un mundo que andar, buscando la ansiada carretera del culto de mi juventud.


relato diferenciar un número de otro, solo estaba el segundero, mofándose, como si se tratara de la broma de Dios; uno mismo juega sus bromas. Sin conocer el tiempo, palpitando levemente el verdadero infinito, deambulé por las calles rojas, fundadas sobre agracejos frescos; distinguí una que otra fragancia entre las callejuelas. Mi pecho se cerraba con el no pasar del tiempo, mi corazón era la única luz en la noche, la candelaria romana sobre la pira. Vinieron recuerdos vagos de lo que alguna vez fue estar vivo, luego entendería que nunca lo he estado… No quería que esto fuera así, pero a veces tu obra muerde la manzana del pecado. Reiteradamente recordé su rostro, mil veces en los segundos inexistentes. Su sonrisa ocupaba el atrio en el palacio Acragas de mi cabeza. Cada espasmo en mi rostro por el alcohol la mantenía viva, añejaba las alucinaciones, les daba su propia tonalidad y sutileza. Mientas contaba esto, mis pies no se habían detenido en ninguna circunstancia, salvo para saludar y golpear a uno que otro gato; no soporto ver esos ojos a oscuras. Mareado y confundido (como siempre) ante este mundo de colores tenues, cerré los ojos y pude sentir que por mi nuca recorría un soplo helado, como esos que sientes en el momento en el que pasa atrás tuyo aquel espectro de todas las noches, de todas las camas. En mi lucha contra los pensamientos ctónicos, se me ocurrió no amar a una humana; después de todo, ¿por qué habría de hacerlo? Siempre he amado el cielo. El tiempo no corría, nunca corría... En medio de mis deseos infructuosos y delirantes por una mujer celestial, y gritando las penas a la noche amarga, escuché la voz más hermosa. Todo mi mundo se desvaneció con la primera

Vinieron recuerdos vagos de lo que alguna vez fue estar vivo, luego entendería que nunca lo he estado… No quería que esto fuera así, pero a veces tu obra muerde la manzana del pecado. Reiteradamente recordé su rostro, mil veces en los segundos inexistentes. Su sonrisa ocupaba el atrio en el palacio Acragas de mi cabeza. nota de ese canto, de la primera sinfonía de mi agonía; entre tanto maullido y tránsito en la calle donde estaba parado, la voz continuó suave pero firme, llamándome solo a mí. —Es hora de volver, príncipe de los muertos. La voz provenía de la noche, de mi obra. Destruía todo lo planeado en mi viaje. Sentí que la noche se alumbraba, tan brillante como el día. Y otra vez, la voz... —Basta de escapar, es hora de regresar. Vuelve a Latmo. Los gatos que había pateado hacía un momento se acercaron a mí. Intrigados con la voz de la mujer más hermosa que nunca habían visto. El gato más feo y repugnante de todos se entretuvo con mi pie y en un momento lo tenía en mi cabeza, subiendo y bajando. Se acercó a mi oído y con palabras suaves dijo: —Este mundo no es tuyo Endimión. La mujer bajó, haciendo que las aguas de mi copa se derramaran, aumentando la marea de mi sangre. Entre suspiros y brisas, con los labios más pálidos que he visto en mi vida, ella dijo muy suave su nombre: «Selene».

A mi alrededor los amantes se entregaban a su luz, querían bajarla del cielo. Ella se fue caminando por las estrellas, se alejó; de repente, el tiempo volvió y mi reloj marcó las 10:00 pm; recordé los labios de Celeste, sus brazos humanos, su sangre corriendo por sus piernas. No podía dejar eso atrás. Cerré los ojos, una última vez, porque algo me decía que iba a ser la última. Y me negué a seguir a Selene, me negué a volver con la Luna. Sus brazos se cerraron y su voz, ya no delicada, condenó mi alma. —Ya no vivirás para siempre, morirás como ellos. Desapareció. Inmediatamente me di la vuelta y escuché las campanadas de la iglesia de la plaza central. Era el fin de mi noche. Decidí que acabaría así… Morí. Abrí los ojos, me levanté del piso de la casa. Con mi mano retiré el vómito de mi rostro. Di un último sorbo a la botella de vino. Busqué el corcho en el piso, y lo tapé. Sabía que esa había sido una noche diferente. Me levanté y me fui, con el vino, mirando la Luna.

Martín Buitrón Galárraga

(Quito, 22 de noviembre de 1997)

Realiza sus estudios en el Colegio San Gabriel de Quito. Ha publicado sus cuentos en la revista La ruta natural, 2014. Pasante del Departamento de Publicaciones de la CCE.

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Camila Pontón

a música experimental o contemporánea es un género musical vanguardista. Utiliza lenguajes musicales nuevos e innovadores y procedimientos de producción musical modernos. Una propiedad de la música contemporánea es el empleo de sonidos concretos, estos sonidos son todos aquellos que nos rodean a diario y que antes se concebían como ruido, tales como los emitidos por los carros, las ciudades, las voces y hasta el murmullo del agua y la naturaleza, que ahora se los combina con música electroacústica producida con computadoras. Todo esto es la música de Mesías Maiguashca. Ésta se caracteriza por usar diversos lenguajes concretos que le dan cierta identidad latina a sus obras; por ejemplo, sonidos de procesiones, de música nativa del Ecuador, de voces de políticos del país o incluso de vendedores de periódicos en las plazas de Quito, que le otorgan un ‘color’ nacionalista a su trabajo. En el solsticio de junio de 2013, Maiguashca visitó Ecuador para presentar su obra La canción de la Tierra, en el parque Itchimbía. Su último trabajo, The first law of motion, fue compuesto este año en Alemania y representa su obra número 76. Lamentablemente, en Ecuador y en el mundo entero la música experimental no tiene aún gran acogida; sin embargo, se trata de un género representado por artistas tan multifacéticos como Mesías Maiguashca, artista ecuatoriano nacido el 24 de diciembre de 1938 en Quito, quien a los 71 años aún da conciertos en Ecuador y Alemania. Estudió en el Conservatorio de Música de Quito, en la Eastman School of Music, en el Instituto Di Tella de Buenos Aires y en la Escuela Superior de Música de Colonia. Realizó producciones en varios estudios europeos y fue docente en


megáfono más de diez ciudades de Europa. En 1988, junto a Roland Breitenfeld, fundó una iniciativa privada para el cultivo de la música experimental, se trata del K.O.Studio Freiburg. Maiguashca, conocido por sus composiciones electrónicas y su gran aporte al patrimonio cultural del Ecuador, es un hombre lleno de humor. Cuando habla, refleja la alegría de sus logros y su amor por dos culturas completamente diferentes. Dos culturas que, según él, establecen relaciones muy modernas a diferencia de la que existe, por ejemplo, entre Ecuador y España, con un recorrido histórico de siglos, mientras que el diálogo entre Alemania y nuestro país recién empieza a florecer. La fusión de estas dos culturas se da también con la unión entre ciudadanos de los dos países, Maiguashca recalca la importancia del intercambio de culturas con respecto al matrimonio, ya que «el contacto personal entre los dos mundos trae buenas consecuencias», señala. No se trata tan sólo del acercamiento y la abolición de prejuicios entre las dos culturas, sino, sobre todo, del vínculo que representan estos matrimonios, en el sentido de exportar conocimientos artísticos y musicales. En contraste con este aspecto, es ampliamente conocido que la música popular alemana no es muy deseada fuera del país. El artista alemán representa la música del género clásico, fino y elevado, que forma la cultura del país. Para el europeo, la música latina, entre otros aspectos, se parece al mismo latino; romántico e informal. Según la experiencia de Mesías Maiguashca, el alemán no valora del mismo modo al ecuatoriano común y corriente que al ecuatoriano culto. Mientras, parece que el ecuatoriano admira y contempla al alemán, cuando en realidad bien podría cuestionar su lado práctico y hasta un tanto abu-

rrido. Estas características o prejuicios los vemos representados en la cultura de cada país. El músico considera que el arte ecuatoriano en el extranjero no está definido como un concepto sólido. Únicamente varios fragmentos de la cultura ecuatoriana y latinoamericana, como la pintura de Guayasamín o Kingman, o la literatura académica, representada por Gabriel García Márquez o Jorge Icaza, en más pequeños círculos, han encontrado gran aceptación en Alemania y Europa; aunque, la música popular, como la salsa, el tango o el merengue con sus caracteres exóticos, sí tienen mucho éxito en los países europeos y hasta han llegado a generar turismo en Latinoamérica, señala Maiguashca.

Maiguashca, conocido por sus composiciones electrónicas y su gran aporte al patrimonio cultural del Ecuador, es un hombre lleno de humor. Cuando habla, refleja la alegría de sus logros y su amor por dos culturas completamente diferentes. Con una pequeña anécdota, el músico da a conocer acerca de la cultura que más ha influenciado su trabajo: «Cuando yo era un niño vivía al lado de una taberna donde pasaban música popular ecuatoriana, como la bachata y la salsa, ocho horas diarias. Mientras yo me encontraba en mi habitación tocando el piano y estudiando música clásica, en su mayor parte europea, escuchaba constantemente la música de mi país a través de las paredes. ¿Entiendes lo que quiero decir?». Esta imagen refleja el encuentro cercano entre dos culturas. Mi inquietud entonces de por qué vive en Alemania fue muy fácil de responder: «En mi país natal, en el

caso de hacer música, no se genera dinero»; y Mesías Maiguashca, como un músico profesional y conocido, al menos trabajando con el género de música experimental, electrónica, no habría podido vivir en Ecuador de su trabajo. Lo que existe en el país, según él, es una amplia variedad de música comercial, al igual que en las propagandas o en las películas; la música, en su sentido más representativo, no es el centro de atención. Maiguashca nos habla sobre los diversos circuitos culturales, de los que la neue musik (música nueva) del género experimental se aparta completamente; sin embargo, las instituciones alemanas estatales y privadas, como es muy común en un país de ‘alta cultura’, brindan apoyo económico y soporte a la difusión de estas obras. Alemania siempre ha promovido el pequeño círculo que forman los artistas experimentales, en el que Mesías Maiguashca es sumamente reconocido. Este artista es un referente del intercambio cultural entre Alemania y Ecuador. Sus presentaciones en los dos países y sus obras caracterizadas por cadencias y melodías nativas de nuestro país, han logrado una exportación de lo nuestro a Alemania y Europa, mostrando que las dos culturas tienen mucho que aprender la una de la otra. Afortunadamente, también desde lejos Mesías Maiguashca aporta a la cultura del Ecuador siendo un representante de ésta en otras fronteras, y sin olvidar su origen, lo visita cuando puede. Camila Pontón Paul (Quito, 21 de enero de 1998) Estudia actualmente en el colegio Alemán de Quito. En su tiempo libre escribe historietas y cuentos. Pasante en la Dirección de Publicaciones de la CCE. 37


Trópico suelto III

María Gabriela Borja

Yo también soy América

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El tambor, a ratos, va poniendo furiosos tus zapatos. Ya con su limpia agilidad de fiera trepa el son y trabaja en tu cadera. La terca tempestad de la tambora sopla la ola de tu vientre ahora. Y tu taco toca, y tu taco toca así, riega por el aire tu caliente Haití. Reventó la selva, desde tu cintura hasta el paraíso de tu mordedura.

Yo también canto a América. Yo soy el hermano más oscuro. Me mandan comer en la cocina cuando hay visita pero yo me río, me alimento bien y me hago fuerte. Mañana me sentaré a la mesa cuando las visitas vengan. Nadie se atreverá a decirme «come en la cocina», entonces. Además, verán lo bello que soy y se avergonzarán. Yo también soy América.

Tu canción de curvas canta más que tú: sabe los secretos que te dio el vudú. Negra que sin ropa, tienes lo de aquel que siendo secreto se quedó en tu piel.

Langston Hughes 1902-1967 (Misuri, Estados Unidos)

Trópico furioso y alegre a la vez, desde que tu rabia se bajó los pies.

«Yo también soy América», sí, eso precisamente nos gritan las páginas de esta Antología de la poesía negra que Edgar Allan García publicó con el sello editorial de la Campaña Nacional Eugenio Espejo por el Libro y la Lectura. ¡Y lo es!... Él, ellos, ustedes, nosotros, todos somos la América vibrante y deliciosa que tantos han intentado retratar. ¿Quiénes son los ‘negros’? Nuestros hermanos; hermanos con herencias culturales distintas, venidos de un continente lejano, hostil, misterioso, pero hermanos al fin. El rescate de su poesía en este libro puede darnos una luz respecto de sus sentires y sus deseos, de sus búsquedas y sus silencios, de ellos frente a nosotros y todos frente al mundo.

Ya te vas quedando vestida de viento. Allí son tus pechos dos buches de ron. Algo de la tierra me sube violento, oigo que tus curvas cantan más que el son. Y tu taco toca, y tu taco a ratos, echa al aire el Congo que hay en tus zapatos.

Tiro mis ojos en tus pezones cuando tu vientre derrite sones. Trópico que bailas –deja que te siga el terremoto de tu barriga, terremoto alegre que sudando ron, con su voz callada canta más que el son. Negra desatada –deja a tu cintura que se derrita con su calentura. Que ya vayan saliendo del ronco bongó abuelos remotos del Papá-bocó. Abuelos que tienen en rumba enredados tus supersticiosos pies huracanados.

Manuel del Cabral 1907-1999 (Santiago de los Caballeros, República Dominicana) Vemos a esa ‘negra desatada’ en esta poesía, vemos sus curvas y cadencias. Vemos rostros de amantísimas mujeres en un solo rostro negro, exhuberante, feliz.


anaquel

¡Bamba, bamba, bamba, qué palo de negra, zamba condonga! Tu boca bemba y rezonga sílaba negra que zumba. Aoeeeh..., aaaah... Comba la cintura ya, combaláaa... Bamba como una llama que arde en la madrugada asida al leño ardiente de su lujuria fresca, se desgaja en racimos de eternidad que crujen sobre su dorso húmedo, sobre su danza crespa. Bamba retumba y tiembla rodando por la rambla con sus rampantes crines de resonante tromba. Bamba, atada a la noche, se tumba entre la sombra mordida por los ebrios tambores de la rumba. ¡Bamba, bamba, bamba, qué palo de negra, zamba candonga! Tu boca bemba rezonga sílaba negra que zumba. Aoeeeh..., aaaah... Comba la cintura ya, combaláaa...

Bamba se bambolea como bullente bomba, burbuja que brota su borbollante cimbra. Quimba zamba del negro brincando por la chamba del ritmo, que ofrece su rechinante timba. Bamba negra: en el ritmo de tu carne deshilada retuerce en torbellinos tu piel lechosa y turbia; esparcen tus caderas su frenesí sonámbulo, flotando entre tambores de miel picante y rubia. ¡Bamba, bamba, bamba, qué palo de negra, zamba candonga! Tu boca bemba rezonga sílaba negra que zumba. Aoeeeh..., aaaah... Comba la cintura ya, combaláaa... Arturo Camacho Ramírez 1910-1982 (Ibagué, Colombia)

Foto: Luis Freire en http://esmeraldas2012.blogspot.com

Bamba

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«Bamba, bamba...», sintiendo el ritmo desde Estados Unidos, México, Nicaragua, República Dominicana, Puerto Rico, Jamaica, Cuba, hasta llegar a nuestra Esmeraldas, sintiendo el ritmo decía, los poemas nos cuentan también historias, vidas, encuentros y tragedias. Con un minucioso estudio introductorio, Edgar Allan García sitúa históricamente los hitos de la ‘poesía negrista’ y la ‘poesía de la negritud’, estableciendo su aparición, desarrollo y perspectivas en el continente.

Canto negro ¡Yambambó, yambambé! Repica el congo solongo, repica el negro bien negro; congo solongo del Songo baila yambó sobre un pie. Mamatomba, serembe cuserembá. El negro canta y se ajuma, el negro se ajuma y canta, el negro canta y se va. Acuememe serembó, aé yambó, aé. Tamba, tamba, tamba, tamba, tamba del negro que tumba; tumba del negro, caramba, caramba, que el negro tumba: ¡yamba, yambó yambambé!

Rumbera Morena, la tumba tiene soltura pa tu cadera, óyela, negra, ya viene enredada en la candela. Látigo pa tu cintura es el bum bum de la tumba oye que viene la rumba ¡suelta tu cuerpo, rumbera! Caliente, negra, caliente, la cosa se desenfrena, y en el fuego de tu vientre el mismo fuego se quema. ¡Caramba!, en las piernas locas la tormenta se desata, y tu pecho se alborota como la mar agitada. Se desbarata, ¡caramba!, tu cuerpo de berbiquí, ¡eso!, ¡muy bien!, ¡dale así!, ¡dale que dale, mulata! Antonio Preciado 1941 (Esmeraldas, Ecuador)

Nicolás Guillén 1902-1989 (Camagüey, Cuba)

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«Era pues no solo un canto ritual que recordaba –echando mano de jitanjáforas y onomatopeyas– el embrujo trepidante de los tambores y el ritmo sincopado de la música vernácula, sino que pretendía, además, convertirse en un canto colectivo...». Y sí, así es, llegó a ser el canto de todo un continente, porque cada vez estamos más cercanos, y no por esas campañas antirracismo, sino porque estamos aprendiendo a superponer los verdaderos problemas a nuestros conflictos inventados o impuestos. Hoy nos reconocemos en el otro más que antes. Parte del ritmo, de la euforia, de la pasión de la poesía del pueblo negro nos contagia, como también la nostalgia y la dignidad indígena o la rica diversidad del mestizo. Aquí estamos todos, hermanos somos todos, en esta, nuestra América.

Edgar Allan García (Guayaquil, 1958)

Autor de numerosas obras, entre las que se destacan Julio Jaramillo, ruiseñor de América (ensayo), Esmeraldas: estudio integral sobre ‘la provincia verde’ (ensayo), Cuentos mágicos (literatura infantil) y Crueldad de la memoria (poesía). Obras suyas forman parte de nueve antologías literarias entre nacionales y extranjeras.


biblioteca

Antonio Sacoto

Profesor Emérito,City University de NuevaYork

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os lenguajes de la piel (2013) es una novela desafiante, hermosamente atrevida, que mantiene en vilo el interés del lector por el enorme reto a la sociedad en sus simientes, en sus raíces: la infidelidad castigada por la Iglesia, repudiada por una sociedad díscola e hipócrita y observada con dudosa y engañosa displicencia por unos y acogida como apoteosis y madero de salvación por otros cuyos hogares han naufragado en un mar sin horizontes. Este tema lo trata el escritor con toda la audacia y valentía necesarias, con un enorme bagaje de saber extraído de un centenar de libros, amén de su enorme conocimiento en materia religiosa, teológica, filosófica y literaria. La novela es además profunda, avizorante y ambiciosa por tejer y entretejer y presentar un enorme lienzo de pensamientos y aforismos ya sea en la frase y la oración, ya sea en el miniensayo, dilatándose a veces al verdadero ensayo literario sobre la más amplia variedad temática que nace de la cita de los varios autores barajados en el texto o que emanan del escritor, la mayor parte óptimas contribuciones que abren ventanas a la meditación; otros, que coadyuvan a la creación de los personajes y a cimentar el andamiaje temático y estructural; pero hay también otros que interrumpen el flujo narrativo creando un matiz de morosidad. La historia se desarrolla en Santa Cruz de los Ríos (cualquier ciudad latinoamericana) y en un suburbio paradisíaco, El Valle, que no se encuentran en Ecuador porque Matías, el protagonista, conoce Quito y Ecuador cuando viene invitado a

participar en un seminario sobre literatura latinoamericana en Quito. Sin embargo, la idiosincrasia de la ciudad no puede ser otra sino Quito y uno de sus valles adyacentes (Tumbaco, San Rafael). El autor trata, sin lograrlo, de camuflar la ciudad, dándole tintes de Ambato por la fruta, las flores y el clima, o Cuenca por el toponímico De los Ríos. La trama gira alrededor de matrimonios agostados por la rutina, el tiempo, el tedio, jardines hoy marchitos que en su tiempo florecieron por el agua y la energía que no faltaron en la juventud; pero hoy, sin agua –digamos sexo–, fueron secándose, marchitándose, desvaneciéndose, muriéndose en lenta y desolada agonía. Cuando en su camino, como un espejismo, tropezaron con la fuente de agua que da vida, pero vedada, unos saciaron su sed; otros, sensualmente, sintieron cómo el agua lamía su piel: sus pies, sus pantorrillas, sus senos, pero sordos al lenguaje de la piel, no se atrevieron a beber el líquido vedado y prefirieron seguir mustios y agostados. A los primeros pertenecen Matías y Vera, los protagonistas, y a los segundos, Anaya y Roberto. Matías y Vera son dos divorciados que salieron de sus matrimonios caducos; cada uno vivió sus experiencias, sus affaires en un verdadero jubileo, apoteosis a la que nos referiremos en el desarrollo del análisis de los personajes ya que el título Los lenguajes de la piel

no es sino una alegoría al erotismo y al sexo. Los dos se encontraron y desde un principio supieron que se pertenecían el uno al otro; era la pareja ideal (parece) y cada uno lució vida y calor y no sucumbieron a las torpezas cometidas en sus matrimonios anteriores. Fueron a vivir en El Valle, un lugar paradisíaco. La estructura es clásica: principio, nudo y desenlace; pero está reajustada con múltiples saltos en la trama, retrocesos, niveles múltiples de narración en primera y tercera persona, omnipresentes, omnisapientes, anónimos, oníricos y de fantasía. Todo esto escrito en una prosa límpida, depurada y de una claridad del sol quiteño de mediodía. Después de todo, Modesto Ponce es un escritor fraguado en la disciplina, la experiencia, de un enorme y rico bagaje de cuentos y novelas. Por todo ello, es una novela que se lee con gusto de principio a fin y una de las grandes novelas de estos últimos años.

Modesto Ponce Maldonado (Quito, Ecuador, en 1938) Estudió Derecho en la Universidad Católica del Ecuador. Lcdo. en Ciencias Políticas y Sociales. Se dedicó a tareas gerenciales y administrativas durante 35 años. La literatura ha sido su vocación oculta. Escritor en la madurez de la vida, rompió sus silencios y comenzó a los 56 años. Colabora con artículos y comentarios en diversos medios y revistas. Ha dictado conferencias y participado en eventos culturales y es autor de varios libros.

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e encontré un día con Carlos Yánez quien es ya ‘un activo fijo’ de los Museos de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, donde trabaja más de 33 años. «Qué hacemos ahora Carlitos», le dije, pues ya habíamos editado el libro Álbum particular de Joaquín Pinto y se había montado una extraordinaria exposición. «Los grabados franceses», me respondió, y allí comenzó la aventura. Ir a ver (no tocar porque es prohibido) en la reserva del Museo los famosos grabados, hablar con el director Guido Díaz, quien inmediatamente me propuso: «Hagamos igual que Pinto, una exposición y un libro». Entonces empezó el trabajo de curaduría con Verónica Muñoz, la participación de la Embajada de Francia, los permisos del Museo de Louvre, la investigación, traducciones, fotografías, escaneos, textos, edición, diseño, etc. etc. El resultado: un hermoso libro en gran formato de 200 páginas que fue presentado con la exposición en la que, además, participó la Estampería Quiteña. La colección de la Casa de la Cultura Ecuatoriana consta de 91 grabados calcográficos y


boceto

Como respaldo de la donación se conservan en los archivos de la Escuela de Bellas Artes, las actas en las que se detallan los nombres de las obras; un setenta por ciento de ellas coincide con las pertenecientes a la CCE, y mantienen en su mayoría el sello seco de Louvre con la inscripción Chalcographie du Louvre. 7 en diferentes técnicas. Esta recopilación se originó con las obras que la Escuela de Bellas Artes de Quito poseía. En sus archivos consta que en 1921 el director José Gabriel Navarro recibió como soporte para la enseñanza la donación del señor Edouard Clavery, ministro de Francia en Ecuador, 83 grabados de calcografías de los museos de Louvre, de artistas destacados en Europa desde el siglo XV. Como respaldo de la mencionada donación se conser-

van en los archivos de la Escuela de Bellas Artes, las actas en las que se detallan los nombres de las obras; un setenta por ciento de ellas coincide con las pertenecientes a la CCE, y mantienen en su mayoría el sello seco de Louvre con la inscripción Chalcographie du Louvre. Entre los 87 grabados publicados en este libro, cada uno de los cuales tiene el cuadro original, la ficha técnica y la descripción, se encuentran nombres de

pintores como Botticelli, Rembrant, Nanteuil, Jacques Rigaud, Gustave Courbert, Tiziano Vecellio, Gericault, Corot, así como pinturas y esculturas de autores anónimos. Hermoso libro en diseño y contenido, pues, como dice el presidente de la CCE, Raúl Pérez Torres, es un «libro delicioso cuyas páginas reclaman la caricia del sensualista para fascinarlo con todos los enfoques y texturas que en sus páginas se insinúan». (PHC).

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Isabel Guerrero

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partitura

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ann Tiersen es un nombre que a muchos nos resulta indisociable de las particulares melodías que acompañan a las escenas de Amélie –película taquillera francesa dirigida por Jean-Pierre Jeunet en 2001–, filme por el que se popularizó la primera etapa de su producción musical. Constituye sin embargo un desatino homogeneizador relacionar toda la obra de Tiersen únicamente con una banda sonora que, si bien es de una beldad indiscutible, está desvinculada de la película misma; sus canciones la preceden, es una recopilación de los temas de tres de los anteriores discos del compositor. Solo dos de las canciones del soundtrack fueron creadas especialmente para la película. Además, las posteriores creaciones del compositor muestran rupturas y giros inesperados que conjugarán armoniosamente una producción que formará a su vez parte de una trayectoria en constante reinvención y evolución. Quessant, la isla donde actualmente reside Yann Tiersen, constituye un elemento que potencia su capacidad de creación. Las canciones que fueron elegidas para que se incluyeran en el soundtrack de Amélie emergieron en un momento en el que el compositor estaba obsesionado con el naufragio del buque Drummond Castle (1896), en el que una niña llamada Alice Reed murió junto a doscientas personas. Las melodías que fueron compuestas por la motivación del fantasma de aquella niña enterrada en la isla, son las que acompañan las escenas en las que el personaje de la fantasiosa Amélie se desarrolla. A pesar de que no había ningún nexo entre el fantasma de Alice con el personaje principal de la película, eso que para él es la música: «algo abstracto, casi misterioso», se fusionó de un modo perfecto con aquellas imágenes por

una cuestión que involucró al azar. Este músico compositor y productor de 44 años nace en Brest, Francia. Recibe una formación clásica en varias academias musicales donde, desde los cuatro años de edad, aprende a tocar el piano y luego el violín. Su potencial autodidacta se refleja en toda su carrera creativa: a los 13 años empieza a tocar la guitarra eléctrica, luego el acordeón, la melódica, el xilófono, carillón, el chelo, el banjo, el juguete del piano, el clavicordio y la máquina de escribir, cuyos sonidos son parte inherente a su particular forma de componer. «Yo no toco muchos instrumentos, uso muchos instrumentos. El instrumento no es importante, sino lo que haces con él», cuenta. Su producción musical es amplia, variada y con quiebres desde los que podemos percibir la constante transformación de su obra. Ha ido incorporando a través del tiempo renovados elementos a sus canciones: en una primera etapa, muestra una clara inclinación hacia los sonidos acústicos; en las posteriores creaciones va incluyendo sonidos de guitarras, líricas y componentes electrónicos. Su último disco se enmarca en su totalidad en lo que concierne a una producción electrónica. El carácter ecléctico de sus composiciones ha ocasionado que los entendidos ubiquen su música dentro de un espectro de categorías que van desde los sonidos clásicos hasta el post rock, el minimalismo, la música electrónica y el ambient. No obstante, los sonidos y los silencios de sus canciones rebasan cualquier intento de categorización cuando quienes escuchamos su música somos perturbados por sus canciones. Aquellos sonidos, de una armonía extravagante, se instalan en nuestros cuerpos, conmueven y emocionan. Unida a su formación académica, su adolescencia está influenciada

En toda su carrera, sus conciertos han contenido siempre un plus que rebasa a él y a sus canciones, la interpretación en vivo abre un agujero en el que las melodías son resignificadas: Yann Tiersen ‘se comunica’ con el otro –el público–. por la contracultura punk y la propuesta de Joy Division y Nick Cave. Tras formar una banda de rock que después de algunos años se disuelve, empieza a componer independientemente con un sampler, un sintetizador y una caja de ritmos. Así los sonidos fueron apareciendo de forma espontánea, entre sensaciones. Para él, aquella es una experiencia física que se despliega a través de los sonidos que se van formando con los instrumentos y la improvisación: se van juntando sin significado alguno. Es parte del instinto. En 1995 lanza su primer disco: La valse des monstres. Sus canciones nos remiten a su formación de conservatorio fusionada con sonidos propios de la música popular, mixtura que va creando la peculiaridad de su obra. Los temas fueron compuestos para formar la parte musical de dos obras de teatro. Rue de Cascades es el nombre de su segundo álbum, que realizó en 1996. En este disco las canciones mantienen el estilo y la armonía del primero, pero empieza a incluir letras; dos de sus tracks incluyen la voz de la cantante francesa Claire Pichet. Sus dos primeros discos contienen una armonía y belleza que nos sugiere apacibles delirios oníricos, pero no alcanzan una significativa popularidad. La isla de Quessant empieza a convertirse en un fuerte referente; allí, en aislamiento voluntario, graba en 1998 su tercer disco: Le Phare, mientras habita 60 días en una casa alquilada observa cada noche

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uno de los faros más potentes en el planeta: el Phare du Creach. Este constituye un punto significativo en su carrera. La participación de Dominique A, cantante, compositor y escritor de culto francés, provoca que la obra ingrese en el mainstream francés. Los temas de este disco mantienen una relación directa con los anteriores, podemos percibir su evolución en la inclusión de sonidos atípicos como cacerolas, rueda de bicicleta y máquina de escribir. Al igual que en sus dos anteriores discos, el violín, el piano, el acordeón son recurrentes. En su cuarta producción: Tout est Calme (1999), la evolución de Tiersen se concretiza en la incorporación de la guitarra eléctrica y la batería en sus composiciones, elementos que interactúan de modo estético con los ritmos característicos de su estilo. Claire Pichet vuelve a colaborar en el disco. En 2001 sucede un evento que aunque inserta a la producción del compositor de una manera incluso obscena en las filas del mercado musical, provoca que su música se difunda a nivel mundial: sus canciones son parte de la banda sonora de Le fabuleux destin d’Amélie Poulain. L’absente, su cuarto disco, emerge también en 2001, el escuchar sus canciones nos permite reconocer nuevamente su original y virtuosa forma de conjugar los sonidos. La genialidad de sus composiciones lo ubican en un terreno donde el tratar de compararlo con alguna otra referencia más sería improcedente. En este álbum, además de Dominique A, colaboran Neil Hannon –compositor y cantante irlandés, vocalista de la banda The Divine Comedy– y Lisa Germano –multiinstrumentista, compositora y cantante estadounidense–. Dos soundtracks originales son parte de su producción: Good Bye, Lenin! (2003) y Tabarly (2008), la música que acompaña estas pelí-

...la música reside en el olvido del conocimiento que de ella se tiene, «hacer música que ya no es música», una música reinventada donde la ausencia de significado y el olvido de los hábitos y clichés imperantes, constituye su obra. culas comprende un inconmensurable contenido estético, pero la composición de bandas sonoras no es parte de su elección preferida al momento de componer; comenta que su capacidad creativa se restringe. Pese a que el hacer bandas sonoras es una tarea aburrida para Yann Tiersen, ha compuesto dos soundtracks de modo ocasional porque las películas eran de su entero agrado y eran producidas por amigos suyos. No comulga con el pensamiento de quienes aseguran que es posible crear música para ciertas escenas: «Lo desprecio, no creo en eso. Yo creo que puedes poner cualquier música en cualquier película que quieras. La música no tiene nada que ver con palabras ni con imágenes o escenas; pueden ir juntas como las canciones que contienen palabras, que son cosas distintas, pero que se convierten en una misma cosa. Tú puedes escribir un texto o un poema de algo, tú no puedes hacerlo con la música; es imposible. Tú no puedes hacerlo con canciones, tú no puedes escribir música; no es un lenguaje, solo son sonidos. Eso es todo», comenta. Para él, lo mágico de la música es que es inaprensible: no puede ser explicada; solo es sonidos. Constituye un lenguaje antes del lenguaje. En 2004 graba un disco en conjunto con la cantautora estadounidense Shannon Wright: Yann Tiersen & Shannon Whrigth, que

lo compusieron en 20 días. Produce Les Retrouvailles en 2005, en sus temas notamos de nuevo una amalgama entre sonidos preeminentemente de violín, acordeón y piano, con guitarra eléctrica. Colaboran en este disco Elizabeth Fraser, vocalista de la Banda Cocteau Twins; Stuart Staples, vocalista de Tinderstiks y la cantante británica Jane Birkin. Empieza a integrar elementos electrónicos en sus composiciones en 2010, en su disco Dust Lane trabaja en su producción durante dos años. En este disco se desborda la versatilidad de sus creaciones y su ímpetu por escapar a la compulsión por la repetición. Dice haberse aburrido de que su atención se haya centrado siempre en el escenario, y de su reiterada interpretación de canciones con múltiples instrumentos. En esta ocasión se centra en la guitarra. A partir de este álbum se hace posible reconocer que «lo más excitante a la hora de hacer música es no saber a dónde te lleva», lo que se ratificará en sus posteriores trabajos. Skyline, producido en 2011, contiene nueve pistas que sugieren ser la segunda parte de Dust Lane. Su último trabajo: ∞ (Infinity), que fue lanzado en este año, es el punto de inflexión en su carrera, sus canciones están impregnadas de elementos nunca antes incluidos, fue creado a partir de aquel componente recurrente: Quessant, al que se sumó otro elemento similar: Islandia. En el disco, que considera enteramente electrónico, se combinan sonidos ambient, grabaciones de campo, melodías y sonidos de pianos, cuerdas y campanas. Sus nueve canciones no fueron armadas con sonidos acústicos originales; fueron hechas con sonidos procesados en un computador, reeditados con componentes electrónicos y sonidos retocados que remiten a los de la naturaleza. Es la tecnología la que facilitó la completa individualización de su producción: trabajó


en solitario, con su computador, por el lapso de un año. Este trabajo el compositor se lo dedica a las islas, cuyo punto en común es la preeminencia de enormes rocas y la inexistencia de árboles. Las letras de los temas son cantadas en bretón –uno de los idiomas que se habla en Quessant–, feroés, inglés e islandés y cuentan relatos relacionados con piedras y rocas. En este disco el perderse también fue parte de su proceso creativo, en el que una condición necesaria fue usar todo el material que fue grabado previamente –por dos semanas– en Islandia, transformarlo en algo diferente sea considerado bello o no. «Así tomaba distancia con mi propia música, con mis propias ideas: no tenía respeto por nada. Además, tener malas ideas es una de mis obliga-

ciones, ya que me ayudan a encontrar las buenas», asegura. En toda su carrera, sus conciertos han contenido siempre un plus que lo rebasa a él y a sus canciones, la interpretación en vivo abre un agujero en el que las melodías son resignificadas: Yann Tiersen ‘se comunica’ con el otro –el público–. Una extraña comunicación sin lenguaje, cuando crea no intenta transmitir ningún mensaje; considera que la música es una manifestación del subconsciente que no posee ningún significado. El instinto lo lleva a adentrase en un terreno de espontaneidad y evolución plasmado en el ritmo y los cambios en cada uno de sus discos. Para Tiersen, la inspiración no existe; la música es algo abstracto que fluye y habita en el cuerpo, no en la mente. Asegura que la músi-

ca reside en el olvido del conocimiento que de ella se tiene, «hacer música que ya no es música», una música reinventada donde la ausencia de significado y el olvido de los hábitos y clichés imperantes, constituye su obra. Isabel Guerrero Valencia Nació en Quito, Ecuador. Estudió Sociología y Ciencias Políticas en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Ha escrito notas para la revista MAX y Casapalabras, y publicará un artículo en el libro Juegos, transgresiones e invitaciones al lesbofeminismo latinoamericano. Escribe cuentos, microcuentos y ensayos. Es editora y redactora creativa en proyectos independientes.

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Wilma Granda Noboa

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a Cinemateca Nacional de la Casa de la Cultura y el Laboratorio Audiovisual Ideas-Virales, integrado por Matías Kuykendall (guión), Camila Mancero (actuación), Alejandro Chauvín (fotografía) y Segundo Fuérez (sonido), convocaron a 30 estudiantes de entre 13 y 18 años para que participaran del Taller Panorámico de Cine para Jóvenes que se realizó del 14 de julio al 9 de agosto. Por primera vez, jóvenes instructores facilitan a otros más jóvenes los aspectos importantes del cine desde cinco disciplinas

fundamentales. Cada participante recibió 36 horas de clase y 20 horas más entre rodaje y edición. Se cumplieron los cometidos del taller que inició la formación de los futuros artistas visuales, desde su edad más temprana. El taller concluyó con la exhibición de dos cortometrajes que se realizaron colectivamente: El baño y El borrador, como una conjunción de teoría y práctica que empezó con conceptos y herramientas básicas acerca de cada rama del quehacer cinematográfico, y se sostuvo luego con un solvente proceso de ejercicios prácticos.

En guión se crearon personajes al tenor de la creatividad de Alejandro Jodorowsky y se formularon historias con técnicas de imaginación musical. La actuación tuvo improvisaciones, puestas en escena, ejercicios de presencia, respiración, análisis de texto y juego de personajes. En fotografía se utilizaron soportes como el trípode, glidecam y la cámara en mano. Se efectuaron encuadres en cruz y con la ley de tercios; travelling, paneos y tilts. Se usaron cámaras digitales y lentes. El sonido también tuvo novedades: el boompole y el micrófono


escaleta Por primera vez, jóvenes instructores facilitan a otros más jóvenes los aspectos importantes del cine desde cinco disciplinas fundamentales. Cada participante recibió 36 horas de clase y 20 horas más entre rodaje y edición. unidireccional, que se utilizaron en ejercicios de actuación para analizar el ruido, el timbre, la reverberación, etc. Después de un trabajo individual de escritura de guión, los 30 estudiantes, divididos en dos grupos, construyeron colectivamente el guión definitivo del cortometraje a filmar. Se dividieron en las diferentes áreas de un equipo de rodaje: dirección, actuación, fotografía, sonido y arte. Así se profundizó la puesta en escena tanto actoral como fotográfica, mediante ejercicios y actividades en cada asignatura. En el rodaje, los estudiantes cumplieron sus funciones de forma extraordinaria, consiguiendo material de calidad que utilizó equipos profesionales de fotografía, iluminación y sonido. Todo el trabajo culminó con una clase de edición y montaje del material filmado, en el que se utilizaron programas de Adobe Premier y After Effects. Además se vio el funcionamiento de programas de guión, sonido y dirección de arte. Los talleristas e instructores, así como el público asistente a la clausura del taller, aplaudieron la iniciativa de la formación de jóvenes hacia otros más jóvenes, a favor del futuro del cine nacional. Y solicitaron que se reitere este tipo de taller.

Talleristas:

Alejandro Chauvín

Graduado en Fotografía y Sonido para Cine y TV en INCINE. Como director de fotografía tiene ocho cortometrajes, además de varios sketches para la serie masiva de internet Enchufe TV. Ha trabajado como director de fotografía y primero de cámara en comerciales de importantes empresas e instituciones como IESE, Supermaxi, la Vicepresidencia del Ecuador, entre otros. Editor de comerciales de Coca-Cola. Director de fotografía en material documental de la Opera IO. Esudiante de Actuación en INCINE. Fue protagonista en la serie de televisión Secretos, del dramaturgo Peki Andino. Se ha desempeñado como actriz en más de ocho cortometrajes y varios videoclips. Ha realizado estudios con maestros como Brontis Jodorowsky y John Strasberg.

Camila Mancero Giler

Matías Kuykendall

Graduado en Realización y Actuación para Cine y TV en INCINE. Estudió guión en la Escuela Internacional de Cine y TV en San Antonio de los Baños, Cuba. En el campo del guión cinematográfico ha estudiado con el maestro cubano Gerardo Fernández y ha participado en talleres con guionistas como Facundo Agrel. Ha realizado estudios con maestros como Brontis Jodorowsky y de dirección actoral con John Strasberg. Tiene siete cortometrajes como realizador, en los que también ha sido editor y ha compuesto la música. Su cortometraje El escuchatorio fue Selección Oficial en el festival internacional de Sao Paulo, Brasil y en el festival internacional de escuelas de cine en Uruguay.

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EA EN LA CCE PRESIDENTE CORR epública Rafaél CoEl presidente de la R de ido por el presidente rrea Delgado es recib z re Pé Ecuatoriana Raúl la Casa de la Cultura ra al Teatro Nacional pa Torres a su ingreso s ne nizado por agrupacio asistir a un acto orga sociales. izquierda, la doctora En la fotografia, a la to ejecutiva del movimien Doris Soliz, secretaria Alianza País.

PARQUE DE LA CULTURA

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Avanzan los trabajos de implementación del proyecto ‘Integración del espacio público de las áreas colindantes a la Casa de la Cultura Ecuatoriana’ en una primera fase, según convenio de cooperación interinstitucional entre el Municipio del Distrito Metropolitano de Quito a través de la Secretaría de Territorio Hábitat y Vivienda, la Empresa Pública Metropolitana de Movilidad y Obras Públicas y la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En su primera etapa, el proyecto contempla el retiro del cerramiento y la construcción de rampas para acceso peatonal y peinado de taludes perimetrales en los tres frentes de la Casa. Igualmente la colocación de mobiliario urbano y la implementación de luminarias en coordinación con la Empresa Eléctrica Quito. En la fotografía: Alberto Rosero Cueva, secretario de Territorio, Hábitat y Vivienda; María Salgado, abogada; Raúl Pérez Torres, presidente del la CCE, e Ivonne Dávila, directora del Departamento Jurídico de la CCE.


HOMENAJE A LOS CHIGUALEROS Al cumplirse treinta años de la orquesta Los Chigualeros, la Cinemateca Nacional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana proyectará seis documentales sobre la riqueza cultural de la población afro del Ecuador, el 13 y 14 de octubre, en la sala de cine Alfredo Pareja Diezcanseco, en tres funciones: 15h0 0, 16h00 y 19h00. El martes 14, a las 19h00, se exhibirá el documental Los Chigualeros, de Alex Schlenker. Previo a la proyección el presidente de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Raúl Pérez Torres, ofrecerá un reconocimiento a Segundo Teófilo Quintero, director de la orquesta, y a los integrantes del reconocido grupo musical. La orquesta ‘Los Chigualeros’ es una talentosa banda de son y salsa y música afro, compuesta por músicos afroecuato rianos, originarios de las más alejadas regiones de la olvidada provincia de Esmeraldas; se formaron de manera autodidacta en la composición y ejecución musical de sus temas. Por más de treinta años se han presentado en importantes escenarios dentro y fuera del Ecuador. Este documental cuent a su historia, sus sueños y la realidad de un país que ha olvid ado a gran parte de su gente afro.

NUEVO MURAL EN LA CCE Los pintores y muralistas cubanos Jesús Mederos y Dairon León Álvarez son los autores de un mural ubicado en el edificio de los Espejos de la CCE, que representa la tragedia ambiental que sufrió la amazonía ecuatoriana y la solidaridad de los pueblos del mundo con el Ecuador, así como la defensa de sus pueblos por el medio ambiente. En la foto: el embajador de Cuba, Jorge Rodríguez Hernández, agradece en nombre de su país a la CCE y a los muralistas, por este aporte del pueblo de Cuba al pueblo ecuatoriano a través de su principal institución de cultura.

Foto: Iván Mejía

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Taller de escritura creativa

De la muerte y otros amores

Autores: Varios Género: Narrativa y poesía Editorial: CCE Año: 2014 Páginas: 213

Autor: Sara Vanegas Corveña Género: Poesía Editorial: CCE Páginas: 115

«En el libro Tumor se recogen las voces de quienes integran el Taller de Escritura Creativa CCE. Son poemas y cuentos de aprendizaje, de iniciación en la ardua búsqueda por conseguir un texto literario. Pero también son cuentos y poemas auténticos que gozan de encanto y del nerviosismo de dar a conocer, por primera vez, a sus autores, quienes vienen trabajando semana a semana, de manera disciplinada y con el firme propósito de conseguir una escritura superior para llegar a culminar una obra, individual y honesta de sus mundos». (EM).

Dramaturgia Tomos I y II Autor: Gerardo Fernández García Editorial: CCE Género: Dramaturgia Año: 2014 Primer tomo: 331 páginas Segundo tomo: 352 páginas

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«Este poemario guía al lector por las experiencias misteriosas y conmovedoras de la pérdida de un ser querido. Sus bellos versos empiezan con un encuentro amoroso cotidiano donde experimentaremos el momento crítico en el que reconocemos nuestro origen primordial, el pasado, presente y futuro de todo trashumante… Es un hermoso canto a la vida, muerte y esperanza universal del amor. Estos versos son un regalo para quienes han amado, han perdido y se sienten conmovidos por la soledad compartida y la esperanza de un eterno retorno atemporal de la vida». (KEC).

«…éste es un libro escrito con la pasión, el rigor y la

maestría de quien conoce los fundamentos teóricos, la organización estructural, el decurso científico-técnico y tantos otros secretos del guión cinematográfico, la dramaturgia y el arte en nuestro tiempo… Drama-

turgia se erige como un texto de consulta ineludible donde los profanos seducidos por la perfección del séptimo arte, indagarán con meticulosa objetividad cada uno de los múltiples enfoques temáticos que el autor sugiere hasta alcanzar la sensibilidad, el encanto y la destreza discursiva que les permita escribir sus propios e inquietantes guiones». (RPT).


Estos bosques interiores Autor: Violeta Luna Género: Poesía Editorial: CCE Año: 2014 Páginas: 102

Identidad ecuatoriana Autor: Franklin Barriga López Género: Ensayo Editorial: CCE Año: 2014 Páginas: 591

Los animales puros Autor: Pedro Jorge Vera Género: Narrativa Editorial: CCE Colección: Esenciales Año: 2014 Páginas: 202

Recuerdos callejeros Autor: Guillermo Muriel Editores: Stéphen Rostain, Belém Muriel y Álvaro Muriel Género: Dibujo Editorial: CCE Año: 2014 Páginas: 131

«Este volumen comprende tres pequeños trabajos, de los cuales dos obtuvieron un reciente reconocimiento en eventos poéticos efectuados en Cuenca (2009 y 2011). Este libro contiene textos cortos, de temática sencilla, con vivencias, observaciones, sensaciones del normal acontecer. Es lo telúrico uno de mis pilares, y con él la naturaleza y todo su abanico de ritmos y colores. También es la nostalgia como sinónimo de amor no saboreado a plenitud». (VL).

«…El objetivo principal de este libro es que los ecuatorianos valoremos a nuestro país y contribuyamos a su bienestar y adelanto, curando las heridas y las lacras que no tienen que ocultarse, menos avivarse, y, a la vez, apreciar, en su justa dimensión, lo que efectivamente somos… Nuestra identidad nacional, que es la suma de las identidades locales o regionales, es el cauce por el que transcurre lo ecuatoriano que no debe confundirse con la mediocridad y la ordinariez». (FBL).

«Los animales puros, de Pedro Jorge Vera, está compuesto por 16 textos divididos en dos partes. Aquí encontramos historias de personas de diversa índole pero con una misma ansia: revolución. En el mundo novelado de Vera se plasma un escollo durísimo: la incongruencia de los hombres para vencer sus propias taras y limitaciones. La pureza que trata la novela se relaciona con la misma condición humana que nos impone una suerte de pecado original que muchas veces no nos deja conciliar los anhelos de cambio con los reales motivos que nos animan por dentro».

«Este libro es una selección bastante parcial de los trazos de Guillermo Muriel. Son únicamente unos ciento treinta dibujos en blanco y negro los que presentamos en esta selección. Sin embargo, en ella encontraremos al menos un recuerdo del Quito que él amaba. La primera parte nos da una muestra de casas y calles; la segunda se centra en la gente y la última son escenas varias. Encontraremos un testimonio profundamente íntimo, emocional, político, crítico, irónico e irrespetuoso del cotidiano quiteño, que nunca antes fue divulgado». (SR).

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Conversaciones: Pedro Jorge Vera y Galo Mora Witt Transcripción y edición: Esteban Poblete Oña Compilación y selección: Miguel Mora Witt Género: Testimonio Año: 2014 Páginas: 250 «Este libro recoge el testimonio oral de Pedro Jorge Vera, producto de un diálogo con Galo Mora Witt; diálogo interactivo, pleno de contribuciones constantes que ponen en contexto la temática tratada. Galo Mora hace las veces de entrevistador y prolijamente recorre con Pedro Jorge varios tópicos que parten desde la niñez de Vera, su familia, el Guayaquil de sus primeros años y juventud, su militancia política temprana, sus lecturas, la influencia de los escritores ecuatorianos y del mundo…». (MMW).

La magia de la fotografía Autores: Varios Editorial: Consejo Nacional de Cultura del Ecuador Año: 2014 Páginas: 234

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Cartas desde Guápulo Autores: Oswaldo Páez Barrera Editorial: Universidad Internacional SEK Género: Ensayo Año: 2014 Páginas: 267

«El conjunto de ponencias, ensayos breves y artículos aquí reunidos han surgido como resultado de mi presencia docente y administrativa en la Universidad Internacional SEK del Ecuador. A la selección de textos que integran este compendio les cualificaría su intención analítica y reflexiva y ese afán de aportar al avance del pensamiento, con objeto de iluminar las acciones académicas y conferir espesor ético a las diferentes actividades profesionales para las cuales preparamos a nuestros estudiantes».

El número 26 de la Revista Nacional de Cultura contiene los siguientes estudios: Amor prohibido: la obra melodramática de Humberto Salvador; Carolina, Marco y Juan Pablo Reyes Puig, Gorki Ríos Alvear y Freddy Velásquez Alomoto: Sapos y ramas en las estribaciones del Tungurahua; Enrique Muñoz Larrea: La testamentaría del general Juan José Flores; Diego Demetrio Orellana: Ricardo Márquez Tapia y el mito de fray Vicente Solano; Javier Gómez Jurado y Santiago Espinosa Rosero: La familia de San Ignacio Loyola en el Ecuador. En la sección de fotografía encontramos el artículo El arte y legado de Isidro Kaplan, por Gabriela Kaplan.


Ese loco burdel del tiempo Autor: Jorge Patarón Herrera Género: Poesía Editorial: CCE, Núcleo de Chimborazo Año: 2014 Páginas: 150

La casa del fabulante Autor: Jorge Velasco Mackenzie Género: Narrativa Editorial: Mar Abierto Año: 2014 Páginas: 523

Cien años de un animal puro

«Ese loco burdel del tiempo, la más reciente obra de Patarón, es una estación de avanzada madurez poética, versos pasajeros girando en la rueda del tiempo y el destiempo, entre aires de realidad y quimera, con intención de condenar desmemorias acudiendo a sueños y recuerdos, para que ‘la piel urbana de los días’ no se arrugue en la ansiedad de los insomnios ni fracase en la oscuridad de los exilios. En esta colección de poemas, Patarón mantiene los hitos de su agitación íntima: las contrapuestas encrucijadas existenciales con infortunios o gozos transitorios…». (GMM).

«Jorge Velasco Mackenzie, destacado autor de las letras ecuatorianas, presenta su más reciente trabajo: La casa del fabulante, en un solo libro al que añadimos: En nombre de un amor imaginario, novela inspiradora para proyectos culturales y literarios de gran alcance. La casa del fabulante constituye una novela que se integra a la literatura testimonial de este país, en un contexto que procura reflejar la situación de aquellos seres que buscan encontrar un alivio para sus adicciones y terminan recayendo en ese mismo círculo vicioso del que pretendieron escapar». (VG).

Autor: Pedro Jorge Vera Editor: Miguel Mora Witt Año: 2014 Páginas: 329

«Este año 2014 se torna especial por la celebración de los centenarios de nacimiento de figuras representativas de las letras latinoamericanas. Pedro Jorge Vera es parte de ese grupo de hombres queridos y respetados por sus pueblos. Por ello, era indispensable emprender el recordatorio de Pedro Jorge, por medio del presente documento. Se trata de un retrato colectivo que escritores como Eugenia Viteri Segura, Abdón Ubidia, Jorge Núñez Sánchez, Édgar Allan García, entre otros, hacen de Pedro Jorge Vera».

Crónica de algún día

«En el presente volumen, quinto de esta colección

Transcripción y edición: Francisco Granizo R. Impresión: FR ediciones Año: 2014 Páginas: 193

dirigida a recopilar selecciones de artículos de opinión publicados en la prensa nacional, la pluma de Francisco Granizo Ribadeneria adquiere otra dimensión: la de periodista o, más bien, la de columnista. Capítulo desconocido éste, si se recuerda que Granizo ha ganado, por derecho propio, un privilegiado sitial en la lírica ecuatoriana». 55


tributo

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a música amaneció con lágrimas; los pianos cerraron por luto el domingo 3 de agosto: Celia Zaldumbide Rosales había muerto. La conocí hace unos diez años al publicar en la colección Escritores de Quito los libros de su abuelo el poeta Julio Zaldumbide Gangotena y de su padre el escritor y diplomático Gonzalo Zaldumbide Gómez de la Torre. De él, como de su madre, la pianista guayaquileña Isabel Rosales Pareja, recibió esa amplia riqueza cultural que poseía, su inclinación a la música, en especial al piano, y esa filantropía que fue uno de los signos de su vida. Algunas veces, en la sede de la Fundación Zaldumbide Rosales, que creó en homenaje a sus padres, cerca de la Casa de la Cultura, tuve oportunidad de conversar con doña Celia, como la llamaba, y conocí bajo su guía el gran patrimonio cultural que poseía en objetos precolombinos, arte europeo y ecuatoriano, esculturas, muchas de ellas de caballos, muebles, sobre todo pianos, y, en especial, uno de ellos, el de jade. El contacto fue mi amigo Efraín Villacís, para entonces funcionario de la Fundación y quien fue el brazo ejecutor de innumerables proyectos culturales, de investigación, música y libros que llevó a cabo la Fundación bajo la dirección de doña Celia y con quien trabajamos en las publicaciones que me correspondió editar. De ella podemos decir que dedicó la vida a la cultura, sobre todo a la música, no solo como concertista sino

como maestra e impulsora para jóvenes talentos ecuatorianos, además de promover la música en Ecuador, como presidenta de la Orquesta Sinfónica Nacional y como la principal artífice de la Casa de la Música para hacer realidad el legado que para ese fin dejó la familia Neustaetter. Dijo Efraín en el homenaje póstumo: “Celia Zaldumbide Rosales decía que cuando escuchaba una buena interpretación musical de Beethoven, Chopin y Bach, sin duda al piano le hacía creer que el ser humano valía la pena, y que Dios, a pesar de sus andanzas, era el responsable de esa magia única que hace brillar a algunos de la especie. ‘No son tantos’, le sentía pensar al respecto entre tantas tardes compartidas, de trabajo y de ocio, ese ocio productivo sin agenda ni esquemas preconcebidos. La vida sin música, sin arte, sin cultura en general, no tiene sentido. Celia era, Celia es vital, más esta noche de homenaje, de saludo merecido. ”Celia fue muchas cosas, aparte de generosa y mecenas del arte y la cultura, fue protectora de nuestra cultura precolombina, una mujer de talante extraordinario que supo enfrentar lides con entereza y honradez intelectual; inteligente como ella sola, siempre creí que madame Zaldumbide, como la Yourcenar, pecaba de inteligencia”. Rendimos tributo a “una gran maestra, mujer incomparable, ser humano sensible y de genio, sin dulzuras si era necesario”. (PHC).



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