Letras del Ecuador N 202

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ISSN 1390-9452

LETRAS

DEL ECUADOR

Elogio a la irreverencia

El oficio del escritor

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En los caminos del arte, ellos fueron siempre combatidos por quienes, apegados al canon, no concebían la posibilidad de los cambios. El ojo avizor, que comprendía las cosas de modo distinto, que sabía existían otros modos y otras maneras, acaso más lúcidas, para entender la belleza y expresar un mensaje estético, eran los irreverentes de siempre, aquellos a quienes había que marginar y combatir, los sublevados.

A mí al menos me sucede que muchos cuentos, muchos pasajes de novela han salido de mis manos justamente como en sueños, para encontrarme al otro día con esa flor (el texto) cuyos pétalos me impresionan por eso, porque era una flor percibida en sueños y que luego la encontraba tangible, viva, palpitante.

o son siempre bien vistos quienes, de improviso, arremeten contra los valores vigentes en una sociedad. En cierta época fueron calificados de herejes, en otra de iconoclastas; fueron también los que recibieron el estigma de revoltosos, radicales y rebeldes.

Mas aquello siempre fue transitorio, pues a la postre se impuso el papel histórico de estos precursores, adelantados al tiempo, que, como verdaderos zapadores del arte, permitieron que avance al ritmo de las inquietudes del espíritu humano, siempre uno y no siempre el mismo. Todo esto, recordado en pocas palabras, para reconocer la obra y el legado de Miguel Varea, como el irreverente magnífico que es, y a quien, con orgullo alojamos hoy en nuestra «casa». Dejemos que él nos replique y nos rete.

Dibujo de Miguel Varea

Raúl Pérez Torres i un hombre atravesara el paraíso en un sueño y se le diera una flor como prueba de que había estado allí, y si al despertar encontrara esa flor… ¿Entonces qué? Esta frase citada por Borges en boca de Coleridge, ¿no es quizá lo que más nos acerca a ese misterioso, tortuoso y desesperante oficio de escribir?

desprende del contexto social e histórico en el que se desarrolla. Creo que empecé a escribir por temor. Por el miedo que sentía al quedarme solo en mi dormitorio frente a una noche larga, eterna, poblada de fantasmas y de sombras. Allí comencé a planificar otros mundos, a leer e inmiscuirme en otras aventuras, a sentirme un gran titiritero que manejaba los hilos del mundo, de un mundo creado por mí y para mí, un mundo que quizá me alejaba dulcemente de lo prosaico, lo vulgar, lo agresivo, del mundo que encontraba al salir de mi cuarto, y que además me daba un pequeño poder porque me permitía manejar la vida (la vida literaria) a mi antojo.

Particularmente nunca he podido organizar esquemas, teorías y todas esas cosas terriblemente serias y especializadas alrededor de la literatura, Más aún si se considera que había de por medio inclusive la crítica estructuralista la he sentido un carácter completamente introvertido, tímien ciertos momentos, como una autopsia sobre do, neurótico y hasta cobarde. un muerto. Empecé a escribir entonces, a forjar historias en El escritor, como todo ser humano, es una las cuales yo era siempre el héroe o el mártir, un contradicción viva, permanente, y son quizá juego que a falta de amigos, me proporcionaesas contradicciones las que me obligan ba el placer de tenerlos y hacer de ellos lo que a escribir, a dar patadas de ciego con las me viniera en gana. Luego, sin darme cuenta, palabras, a buscarme y buscar mi conexión, mi (como sucede con cualquier otro vicio), esa comunicación con el mundo, que en la vida droga, la literatura, se fue metiendo en mí de real se da cada vez más tenue y desorientada, tal tal manera que ahora, cuando de alguna forma vez por efectos de un sistema que nos aliena e he derrotado al miedo y a la soledad rellenánindividualiza hasta el punto de hacernos olvidar dola de jeroglíficos, cuando me he dado cuenta el ser social que llevamos dentro, aunque esta que la escritura es también un acto de solidaalienación también alimente de alguna manera, ridad humana, un acto que nos lleva por labeconsciente o inconscientemente el trabajo del rintos oscuros al centro del hombre, que es un escritor, más aún si sabemos que todo arte se juego donde se potencializa la sensibilidad y el Continúa en la página 3

No 202 julio de 2015 Contenido El

Miguel Varea, Yo como John Lennon (detalle), tinta china sobre papel, 60 x 45 cm., 1989

• Estado y cultura, claves de un debate • «Letras» al cuidado de hugo alemán • En el centenario de para matar el gusano de josé rafael bustamante • Alrededor de los escritos de alejandro moreano • Piedad paredes: el arte una elección de vida • El pacífico americano, 500 años de exploración • «De fila india», poesía de galo alfredo torres • «Oscuro ojo de un churo», cuento de andrés cadena • Libros • Actividades de la casa • Microhistorias en la mirada de maia gambis oficio de escritor


2 LETRAS DEL ECUADOR

Los caminos de la cultura

E PERIÓDICO DE LITERATURA Y ARTE

Fundado por Benjamín Carrión el 1 de abril de 1945 Año LXXIX No 202 JULIO 2015 • Casa de la Cultura Ecuatoriana Raúl Pérez Torres Presidente Gabriel Cisneros Abedrabbo Vicepresidente • Irving Iván Zapater Director Williams Kastillo Editor • ISSN 1390-9452 Los autores responden de las ideas expresadas bajo su firma. • Diseño y diagramación: Ernesto Proaño Apoyo administrativo: Alexandra Cañas y Bolívar Fajardo Impresión: Editorial Pedro Jorge Vera de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito • Avenida 6 de Diciembre N16-224 Teléfonos 2902274 / 2565808 letrasdelecuador@gmail.com Quito Ecuador

xisten varias rutas para entender lo que significa la cultura. De atrás, nos viene una concepción rica en significados, que asimilaba la cultura al cultivo de las bellas letras y de las bellas artes. Así comprendida, solo unos tantos, una suerte de elegidos, podían crear y sentir el mensaje estético que, partiendo de la literatura y de las artes, implicaba el refinamiento espiritual propio de la persona culta. Y si a esta forma de entender la cultura se la puede calificar hoy como elitista, es indispensable no olvidar al tiempo histórico en el cual floreció este pensamiento a fin de encontrar su verdadero valor. ¿No son las élites, acaso, y en el buen sentido del término, las que siempre abren la ruta al curso de las generaciones y las que marcan el paso en la búsqueda espiritual de las colectividades de toda época?

acaso viene desde el origen de los tiempos y que coexiste con propiedad en los tiempos que vivimos, caracterizados por una continuada preocupación por las cuestiones sociales. Así, entonces, «a más de las letras y de las artes —nos decía la Declaración de México de 1982— [la cultura] comprende los modos de vivir, los derechos fundamentales del ser humano, los sistemas de valores, las tradiciones y las creencias».

Ahora bien, si es a través de esta simbiosis conceptual como podemos encontrar el camino apropiado para entender el verdadero significado de la cultura, otra será la ruta que se nos abrirá de inmediato: la que concierne al papel y a la ubicación del oficio de crear cultura que anida en toda alma humana, en aquella búsEmpero, no olvidemos que esta forma de en- queda de los modos y maneras de expresión de tender a la cultura, de entender lo que es ser lo que está en lo más profundo del espíritu huculto, produjo serias distorsiones cuando unos mano y que se concretará en una diversidad de pueblos se encontraron en la posibilidad de so- manifestaciones culturales. Ello exige considejuzgar a otros. De allí aquellos afanes civilizato- rar, como capítulo indispensable de convivenrios tan propios de la dominación colonial y de cia, el respeto a la libertad para crear y recrear, los procesos de aculturación, comunes incluso para participar y compartir, sin límites, sin trabas, sin condicionamientos, sin alineamiento ahora. alguno del orden que éste pueda ser. En la actualidad, más conscientes de los valores colectivos, en una época preocupada por la Y, entonces, uno se pregunta sobre cuál el paprevalencia de lo social, se entiende a la cultu- pel que se debe asignar a los diversos elementos ra como el conjunto de comportamientos que que configuran la moderna organización polídan carácter a una colectividad y que la vuelven tico-jurídica de la sociedad actual; al Estado, singular en sus costumbres, en sus hábitos y en en suma. ¿Cuál la intervención de sus diversos sus normas sociales. Todo es cultura se suele estamentos a fin de buscar un orden, en otras escuchar y no falta quien se confunda ante ta- palabras, un sistema? maña expresión, tan amplia en contenido y en Y si partimos de la necesidad de dar curso libre significación. a la generación de toda práctica cultural en la Pero son nada más que dos caminos para sociedad, queda claro que al Estado le debe coentender el ilimitado afán del ser humano por rresponder solo lo indispensable, esto es, fijar cultivarse. Para percibir lo que es la cultura. un sistema garantizado por un ordenamiento El uno de orden humanista, cuyas raíces más legal; y, permitir que la institucionalidad públirobustas se afincan en el renacimiento europeo; ca apoye la creación y el acceso a la cultura de el otro, con claros rasgos antropológicos, que todos los habitantes, sin exclusión alguna. No poca cosa, en realidad, pero con límites sobradamente claros. De este modo, deberían existir dinámicos mecanismos de sostén y de estímulo a la actividad cultural, robustos en su institucionalidad y amplio en sus alcances; con límites claros, porque ninguna interferencia desde el poder puede pretenderse o concebirse en un ámbito tan complejo como el de la cultura. Esto que se expone, ¿es pedir mucho en un momento en el cual en nuestro país se vuelve a discutir las bases de un sistema nacional de cultura y los principios rectores de una ley, largamente postergados, ambos, pero siempre indispensables?

Museo de Arte Colonial, Quito. Dibujo de Jean Pierre Reinoso


LETRAS DEL ECUADOR Viene de la página 1 asombro, donde se produce como en un caleidoscopio el color de los pueblos y de los hombres, cuando he reflexionado sobre todo esto, digo, el miedo subsiste, pero es un miedo que se parece mucho al miedo que se siente cuando por primera vez vamos a hacer el amor. Miedo a que salga mal, a que no conectemos con el duende de la palabra, a que no seamos capaces en el terreno (es decir en la hoja de papel, en el otro cuerpo) de demostrar y experimentar lo que tan claramente tenemos delineado en el cerebro y en el corazón. Porque la escritura como cualquier manifestación de arte, es principalmente un acto de amor, y ese acto de amor se da en las transgresiones, ese terreno hermoso del erotismo, donde aparece la muerte y la continuidad con una dialéctica obsesiva, donde se va sintiendo la voluptuosidad de la palabra, su poder de sugestión y de abrazo. En ese sentido, el acto de escribir es también un gesto de completa libertad, una libertad que como toda libertad tiene sus derechos y sus deberes, una libertad donde participa lo subjetivo y lo aparentemente extraño, pero todo dentro de una estructura que empieza siendo misteriosa (inclusive para el autor) y que luego se ensambla, se constituye, se resuelve, se revela bajo un código de sensaciones múltiples. Así, salgo de mi casa sin salir, convoco, construyo y afino personajes, que quizá no existen en la vida real, que apenas están construidos de ideas, pero que a la par han nacido de una experiencia real, que únicamente han sido restituidos a la realidad literaria (exagerada, enfermiza, qué se yo) y que se va conformando como un rompecabezas, tomando los ojos de Daniela, el gesto lúbrico de Marcela, la ternura de María, la combatividad de Quijano, la rebeldía de Fico o la desazón de Manuel; doy a esos personajes, aliento, contradicción y zozobra, hasta que en un momento caminan por sí solos, me atrapan en su dialéctica tenaz y me siento uno más y todos, en el mismo juego de espejos que reproduce nuestra imagen con deformaciones distintas (madame Bobary soy yo, decía Flaubert) y es posible que vaya encontrando incoherencias como las que se desprenden de los sueños, pero que quizá bien mirado no es incoherencia, sino la otra coherencia, la coherencia del texto literario que cada vez pide más sangre, más alimento para su cuerpo sofocado. Y lo mismo el personaje puede acostarse en una pensión de la Avenida 24 de Mayo en Quito y despertarse bajo el puente donde Horacio Oliveira bebía sidra junto a un clochard, en París, que sentir auténticamente un dolor de muelas en el corazón, o hablar cara a cara con el espectro del padre de Hamlet que reclama venganza. Esa es una de las cosas más bellas de la literatura, su ruptura lógica, su poder de ubicuidad, su visión totalizadora, su imagen de dios omnipotente. Por ello también me parece que la literatura es una de las formas que tiene la historia para ensamblar la memoria, la memoria del hombre, la memoria de los pueblos. Ya lo decía alguien: cuando la realidad parece estar muriendo social e históricamente, es cuando surge esa necesidad de representaciones verbales de la realidad. Continúa en la página 4

Rol y destino del escritor Raúl Andrade

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roponía un escritor hispano-argentino, al desanudamiento de la revolución largo años atrás, que la literatura en el pro- tiempo covada y transferida, los seres visten ceso de las disputas políticas y, más y actúan como para un gran baile de disfraaún en las guerras civiles ideológicas, desem- ces. Y cada cual encaja en su propio disfraz, peñase un papel intermedio parecido al de lo mismo Luis XIV que Montaigne, igual Luis la Cruz Roja, sin abanderizamiento con uno XV que Voltaire, poseídos de los papeles que u otro sector. La fórmula parecía ideal, pero les ha asignado el destino para la vistosa y como toda fórmula ideal resultaba inaplica- dramática zarabanda histórica en que van a ble. A través de la evolución de las sociedades participar. El tercer estado es el único que ha se ha regateado siempre al escritor su presen- entendido la prédica de los enciclopedistas y cia y su influencia en la misma. Cuando Pla- está en capacidad de movilizar al estado llano, es decir al pueblo, tón imagina su república para que cuelgue de ejemplar, propone corolos faroles a peluquinar de rosas a los poetas y nes y pelucones figudesterrarlos de ella. En la realidad, esa repulsa táciA veces sucede rantes, en una sádica «masacre» de figurita e inconfesada subsiste que las ideas del nes. Sólo entonces el y, poeta, filósofo, novelisescritor se abren hombre comienza a ta, dramaturgo o lo que camino y culminan vestirse de hombre y sea el mantenedor de una imponiendo a contemplar la vida tradición intelectual cualsu visión a ras de tierra, curado quiera, es decir el escride los hechos de la tortícolis a que tor, siempre se encuentra lo sometió la postura marginado, situado en un forzada para poder campo de concentración mirar el festín que se simbólico cuando se trata desenvolvía sobre su de la remodelación de la cabeza, iniciado en el sociedad en que vive. El artesano, entonces, reemplaza con ventaja y palacio real y culminando en el patíbulo. derecho discutible al creador. Corresponde al El escritor en la lucha política, a su pesar y economista, al tratadista, al leguleyo, al sima pesar de quienes la incitan, conducen y ple aventurero y capeador de la marea polídesenlazan, es siempre el espontáneo que se tica, instalarse en los centros neurálgicos de lanza al ruedo, por pura emoción y anhelo la sociedad para conducirla y reformarla, a de movimiento; triunfe o fracase, el epílogo veces por las cifras, casi nunca por el espíritu. es el mismo: salir en medio de la pareja de Quiere la paradoja constante que vive toda la guardia civil, mientras el matador cobra la sociedad en evolución, que Séneca se abra las oreja, el toro cobra la víctima, el público cobra venas mientras Nerón pulsa la lira afónica y de uno y otro y se encarniza con el vencido, realiza cabriolas ante Roma en llamas. vocifera, exige del torero que se deje matar y La tragedia de la sociedad francesa del siglo del toro que destripe caballos y banderilleros. dieciocho consiste en que los enciclopedistas No se qué suicida instinto arroja al escritor por encima de la barda hasta dejarlo caer en creen escribir para el individuo francés de mitad de la riña, dar una lección al torero cualquier latitud social, es decir para todos, sin pundonor que hace la lidia detrás de la mientras se limitan a leerlos solo algunos barrera y encarar las marejadas políticas de adelantados o excluidos del orden social que un bando u otro. La verdad es que siempre impera. Durante los tres siglos que preceden ha sido así y no hay razón plausible para que sea de otra manera. A veces sucede que las ideas del escritor se abren camino y culminan imponiendo su visión de los hechos; a veces ocurre lo contrario, o sea que los hechos, con su explosiva virulencia, se imponen sobre el escritor y sus ideas y terminan arrollándolo. En sí, ello carece de importancia. Lo esencial es decir, exponer, llevar la contraria, como la sola alternativa instintiva de dar con la verdad al acaso, sin que importe mucho que las mulillas del arrastre lo lleven como al toro muerto. Dibujo de Jean Pierre Reinoso

El Comercio, Quito, 28 de septiembre de 1971.

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4 LETRAS DEL ECUADOR Uno escribe en la excitación, en el miedo que produce no solamente el ir en busca de la belleza, del amor o el desgarramiento, sino en el miedo que produce una soledad llena de multitudes, una soledad hecha de humo, de papeles blancos, donde los animalitos de las letras te pinchan y aprisionan con su inagotable impaciencia. Sí, uno escribe en la excitación y esta excitación se parece mucho al amor de Dafnis y Cloe, quienes solamente conocieron la excitación que hacía más eterna, más fosforescente, más dinámica, más obsesionante esa relación, y es allí donde empieza el secreto de los cuentos de Borges y que él mismo se encargó de descifrar: en la literatura debe temblar la inminencia de una revelación que no se produce. La naturaleza es un diccionario, corresponde al artista lo demás, decía Declaroix, nos corresponde desentrañarla, producir con una palabra una naturaleza humanizada, palabra como palabra y no como sustituto, palabra electrizada, en la cual la magia del verbo clave la idea, la afiance, la eternice, porque lo bello, ya se sabe, es la forma sensible de la idea. Muchas veces me he sentido bloqueado frente a la máquina de escribir, con unas ganas locas de que suene el teléfono, de que mi mujer me busque, de que se incendie la casa, absorto frente a la máquina, en ese estado de estupor alcohólico donde la mente es más blanca que el papel y donde la única cosa que te acomete obsesiva es el pavor a la locura, al otro lado; a la «otredad», pero con la ayuda del diablo que vela por los escritores he ido saliendo, de la estupidez como se sale del agua, y una palabra me ha reconfortado, una línea me ha dado el preciso ritmo, una frase me ha sugerido el tono y el concepto, me ha revelado aquello de que yo estoy en el mundo para escribir, para testimoniar mi época, para incidir y buscar la identidad de lo que ocurre, para hacerme digno de la vida y su alborozo, y su tragedia. Entonces empiezan a hablar mis órganos, habla mi nariz y mi frente, mi vientre y mis manos, y me lleno de una literatura que obra en mí como el suero en el intoxicado, porque también esa literatura que se va formando se convierte en el sillón del psicoanalista, en el vaso del bebedor, en el bastón del ciego, y el texto va creciendo por sí mismo, adquiere sus alas propias, empieza a ser inteligible casi sin necesidad de reflexión, es decir sin una reflexión fría o calculadora, y uno es el primer sorprendido de ver que la obra se ha desarrollado con una estructura autónoma y una economía interna que los críticos llaman nivel sincrónico. Aunque escribir es también, a veces, asqueroso, te llenas de una asquerosa ternura, de un asqueroso pesimismo, de una asquerosa maldad, de una experiencia vergonzante de la que sin embargo casi siempre sales purificado, porque su alegoría te transforma. Y a mí me sucede una cosa que quizá sea melodramática y hasta cursi, pero que la digo porque está dentro de mi experiencia. Necesito sentirme bueno. Conmigo y con los demás. Todos los días que voy a escribir, empiezo por darme un paseo por los alrededores de mi casa, pienso en mi vida, me tomo cuentas, hago un balance,

música de Julio como un recurso, como un pasado) paredes de corcho para que amortigüen las pisadas y las voces, necesito aire tibio que no permita filtraciones de ruidos, necesito oler ajonjolí, o amapola, o por lo menos cartucho, y que sean tres, o cinco, o siete los besos que me has dado al dejarme, necesito no recordar tu perfil, Laura, ni tu voz, ni tu epidermis, necesito que mi mente esté en blanco, que no haya estrellas en el horizonte, ni luna, que no suene el teléfono, ni la cadena del baño, necesito haber dormido (es un decir) toda la noche boca abajo y con las manos en el pecho, necesito recordar la última pesadilla, asegurarme de que era literaria, necesito que ningún bicho me pique en la pierna ni en el brazo ni en la espalda, necesito ver los cuadros de la pieza bien dispuestos, más que todo el de Nos han contado que Ingres lloraba durante Van Gogh que siempre le da por amanecer horas antes de empezar chueco, que las cobijas al a pintar. dejarlas no se asemejen a los mantos del Greco, es Alguna vez escribí fidecir que la realidad no guradamente sobre las cosas que yo necesito Cuando la realidad copie del arte sus gestos solitarios, necesito recorpara escribir, pero en parece estar dar lo que pasará mañarealidad no se tratamuriendo social e na, tres palabras necesito ba de las cosas que allí históricamente, es para empezar, o cinco, enumeraba, se trataba cuando surge o siete, también que me únicamente de ejemesa necesidad de duela un poco la cabeza, plificar el miedo frente representaciones y el estómago, necesito fual oficio, el miedo y el verbales de mar mucho, empezar a embrujo, algo como el la realidad temblar, que el cerebro se vértigo, como el crime embote con el humo, men, como el salto en que haya alguna planta paracaídas. cerca de mis ojos pero que no se le ocurra retoñar Un escribidor joven me el momento que la estoy salió al paso luego de la mirando fijamente lelo, necesito plantas lectura de ese texto y dijo que eso era una fanque no tengan hijos, que crezcan autónotochada, que lo único que él necesitaba para esmas como las barbas de Quijano; necesito cribir era papel y tinta. Tenía tanta razón (pero ponerme la camisa que en Cruz Loma le tan burda) que en homenaje a él y con riesgo de cayó un poco de jugo de mango, como aquel plagiarme le reproduzco aquí. Mi texto decía lo del conocimiento de Daniela, necesito un siguiente: escritorio grande y una silla blanda, papel …¡Mierda!, lo que yo necesito es una inblanco que no tenga arrugas, que no tenga fraestructura para escribir, ¡Maldita sea, manchas, necesito tres palabras, necesito…. una infraestructura! Necesito un gran escriHasta aquí el artículo, que mal interpretado y torio y una silla blanda, papel blanco que todo, incluí en uno de mis libros. no tenga arrugas, que no tenga manchas, y muchos lápices de puntas afiladas, y necesiEn cuanto a las formas, a los pequeños presato caminar sobre la lluvia sin mojarme, y gios, a las cábalas, tengo muchas y con ellas me encerrarme en el cuarto escuchando la múbato desde que amanece. Prefiero escribir en sica de Julio Jaramillo, lejana, vaga, necesilas mañanas. La noche y el sueño obran como to que mis pies estén calientes todo el tiempo un filtro que cierne la imagen y la idea de una y que la taza de café humee expresando su situación significante por obra y gracia de la lipresencia. Necesito kilómetros de cigarrillos teratura. Y de igual manera siempre preferiría encendidos y que los fósforos al caer al ceescribir en verano, aunque en el invierno hay nicero no dejen su huella malévola, su cáalgo que no se ha dicho nunca como lo observa bala implacable, necesito que la máquina aquel poeta argentino enorme, casi desconocisea negra y que la letra T quede justo a la do en América, Mazzechi. altura del corazón, y también que al levanEn cuanto a los géneros, he incursionado en tarme medio sonámbulo e idiota por la esalgunos de ellos, novela, teatro, poesía, a pesar critura secreta de la noche, asiente primero de que piense que cada vez se van borrando el pie izquierdo y no en aquella tabla dimás los límites impuestos por una preceptiva ferente, necesito no mirarme al espejo sino trasnochada y caduca, en todo caso quizás el después de la primera página para apreciar género que nos escoge tenga mucho que ver la huella que va dejando la grafía, no tocar con el carácter, con la idiosincrasia, con el el agua, ni el fuego, ni el aire, ni la tietemperamento. Siempre será ejemplificador lo rra: necesito el silencio más absoluto (con la y en la desesperación frente a una maldad que siempre está en acecho, que siempre duerme a los pies del hombre, busco la cara de Dios, clamo porque la tierra me entregue su energía, porque el agua y el aire, el sol y la noche me transmitan su sencillez prodigiosa, y luego llego a mi escritorio, todavía nervioso, con un dolor punzante en el pecho, acomodo la máquina, afilo los lápices, dispongo las hojas, busco los cigarrillos, los fósforos, el café, cierro la puerta de mi estudio, desconecto el teléfono, y al revés de Bacon ya inmiscuido en la soledad de la creación que he escogido para siempre, mi instinto se prende, y necesito escuchar a mi mujer en los otros cuartos canturreando su trabajo cotidiano, porque su actividad, su voz sencilla y desmistificadora me serena, pone una caricia sobre mi exaltación.


LETRAS DEL ECUADOR

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Edouard Manet, Bajo la lámpara (detalle)

que decía nuestro José de la Cuadra, uno de los mejores cuentistas de América: cuando le preguntaban por qué había escogido el cuento, el respondía: yo soy como los gallos, acabo pronto. Sí, acabar pronto, decir las cosas como en un ataque, como en una convulsión, como en un abrazo, como en un espasmo. Es en el cuento donde mejor me siento, en el relato, en la historia corta. Allí mi espíritu se tensa como una cuerda de violín (a propósito siempre recuerdo un símil de que nos hablaba un viejo profesor. El nos decía que la literatura es como un violín, las palabras son las cuerdas del violín, pero es una sola la caja de resonancia). El cuento es muchas cosas pero ninguna de las que dice la teoría literaria, el cuento es una garrapata que nos camina en el corazón, en los intestinos, es la manera desdichada que tenemos de afianzar la melancolía de un instante. Contiene la duración de una lágrima, de un beso, de una bala. Es la mala pasada que nos hace la memoria, el hijo ilegítimo del recuerdo que ha dejado huella, es sacarse el escarabajo de la espalda, es como el

bolsillo del payaso o el sombrero del mago, o la cartera de la mujer amada, donde siempre cabe algo que te sorprenderá. El cuento es un rayo, un deslumbramiento, una flecha encendida en la noche, una flecha que parte rauda hacía el corazón de la inteligencia.

todos los sentidos. Porque uno siente la muerte y la vida como en la culminación del coito, de su deslumbramiento.

Y luego el trabajo artesanal, el trabajo de orfebre la necesidad de pulir y repulir la palabra no solo con insistencia sino con humildad, con En el cuento pretendemos atrapar el espacio y la sencillez que practica el carpintero para hael tiempo de un solo manotazo, en una cohe- cer una silla, tratando de buscar la entonación, sión donde cada palabra tiene el deber de ser el ritmo adecuado, la respiración del texto, a inteligente, cada final una descarga eléctrica, fin de que llegue al lector, ese monstruo de mil buscando lo que buscaba Eliot, la plenitud de ojos, de la manera más directa, más sugestiva. la fórmula verbal. Si la novela es extensa, el Porque un libro empieza su circulación vital socuento es intenso. Quizá por ello amo también lamente cuando alguien lo lee. la poesía, por su breve estallido, por ese orden lingüístico que define el misterio escondido en Desde luego el escritor es un insatisfecho, un los hombres y las cosas, por su carácter subver- contestario, un vampiro nocturno que muchas sivo, verídico, sin apariencia, porque rompe veces se alimenta de su propia sangre. Su deseo la paz interior, porque se escribe con todo el no se colma, su obsesión no se serena, su descuerpo, no a los lados, ni al contorno sino en garramiento no se precisa. A menudo lleva la profundidad, porque es el ejercicio de la exci- culpa del mundo sobre sus hombros, y también tación de la inteligencia, de la vigilia de la in- la esperanza, esa forma que tiene el hombre de teligencia, porque agudiza (y a veces quiebra) aligerar la condena.


6 LETRAS DEL ECUADOR / ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE

La cultura y el estado Fernando Tinajero

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n la escala individual, setenta años pa- cada una de las cuales parece haber representarecen ser un tiempo suficiente para cul- do un momentáneo predominio de alguna de minar un proyecto de vida; en la esca- las tendencias que existen al respecto, se podrá la institucional, en cambio, acaso representen apreciar la necesidad que había y hay de poner solamente el ingreso a la madurez. En un país sobre el tapete las complejas variables que intervienen en la mentada que se ha caracterizado relación. Quienes hasta el por su permanente inesmomento han tenido a su tabilidad, sin embargo, cargo la formulación de setenta años pueden ser los varios proyectos que una proeza sobrehumaTrascendiendo su propia han sido elaborados hasna. Tal es, sin exageración alguna, el caso de la instimotivación circunstancial, ta esta fecha, si bien han tución fundada por Benestos encuentros fueron considerado de modo jamín Carrión en 1944, juzgados de necesidad muy atento las peculiaal calor de la insurrección imperiosa, puesto que aún ridades de la administrade Mayo. se encuentra pendiente la ción estatal de la cultura tan esperada, anunciada, y los desajustes de su gesMe refiero, desde luego, tión privada, han pasado deseada y a veces temida por alto, desgraciadaa la Casa de la Cultura Ecuatoriana y a la publiLey de Cultura mente, la consideración cación que le ha servido de la naturaleza misma de de insignia: Letras del la cultura y de su función Ecuador. La primera ha en la vida social. Ese es llegado ya a los setenta el vacío que el encuentro y un años; la segunda, de intelectuales se propuso llenar, y representa creada pocos meses después, cumplió en abril apenas el primero de una serie de pasos que nede este año sus primeros setenta años, consti- cesariamente reclaman continuidad. tuyéndose, después de la Revista de la Sociedad Jurídico-Literaria, de la Revista América y del Cuatro fueron los temas propuestos a la consiBoletín de la Academia Nacional de Historia, en deración de los participantes: una de las publicaciones periódicas de mayor 1. Los conceptos de política y cultura en el penvida y vigencia en nuestra historia cultural. samiento de Bolívar Echeverría; Con motivo de estas dos conmemoraciones, en marzo de este año tuvo lugar en Quito un En- 2. La prensa y la cultura; cuentro de Intelectuales sobre el estado y la cultura, 3. Usos políticos de la cultura, y al cual asistieron, en calidad de ponentes, quince intelectuales de primera línea, provenientes 4. Interculturalidad y cultura nacional. de los predios de la historia, la antropología, la Cada uno de estos temas respondió a una cuifilosofía y el periodismo. Bajo el tema general dadosa reflexión que, sin olvidar los horizontes ya enunciado en el nombre del encuentro, los teóricos, tuvo muy en cuenta las circunstancias invitados propusieron, ante un nutrido público concretas en las que se encuentra la gestión culque acompañó todas sus sesiones, algunas ideas tural en el Ecuador. El primer tema, que es el de fundamental importancia para la reflexión más teórico de todos, fue decidido por la necesobre las relaciones que se establecen entre el sidad de anclar los debates de la política cultuaparato estatal y las diversas y variadas prácticas ral en un pensamiento de fondo que sea capaz sociales que en conjunto solemos denominar de superar las consabidas ideas que han sido ya «la cultura». mucho tiempo repetidas, aunque no son capaNo se trataba de un acto destinado a rellenar ces de agotar las perspectivas. Ese pensamiento, un programa de conmemoraciones, ni perse- a nuestro juicio, es el de nuestro compatriota, guía repetir las viejas y permanentes demandas el filósofo riobambeño Bolívar Echeverría, cuya de auspicio y apoyo que los actores culturales reciente desaparición ha dejado un vacío en el suelen dirigir de tiempo en tiempo al estado. Se pensamiento latinoamericano. Desde puntos trataba (y tal fue el espíritu con que fue orga- de vista que integran la teoría de Marx, el psinizado) del primero de una serie de encuentros coanálisis y la lingüística, Echeverría ha proque se proponen poner en evidencia la multi- puesto un modelo teórico que sin duda repreplicidad de criterios en torno a una relación tan senta un avance en la reflexión contemporánea contradictoria como inevitable. Trascendiendo sobre la cultura, la sociedad y el poder. su propia motivación circunstancial, estos encuentros fueron juzgados de necesidad impe- El segundo tema, huelga decirlo, no solo oberiosa, puesto que aún se encuentra pendiente dece al hecho incuestionable de que la prensa la tan esperada, anunciada, deseada y a veces ha sido y sigue siendo uno de los principales vehículos de la difusión cultural, sino además a temida Ley de Cultura. la circunstancia harto conocida y comentada de Si se considera que la elaboración de dicha ley los cuestionamientos a la prensa y a la función ha tenido ya una serie de etapas diferentes, real que desempeña en la vida social.

El tercer tema, que se acerca notablemente al tema específico de las políticas culturales y la gestión del estado en este campo, incide además en los diversos mecanismos a través de los cuales la política echa mano de las formas culturales para lograr sus propios objetivos, convirtiendo a veces las expresiones culturales en simples herramientas cuyo valor se reduce a la funcionalidad dentro del esfuerzo por alcanzar objetivos que no son culturales sino políticos. Por fin, el cuarto tema busca cuestionar las razones por las que el estado ecuatoriano se ha puesto en mora frente a su propia declaración constitucional relativa a la interculturalidad como factor definitorio de nuestra sociedad. Letras del Ecuador, cuyo septuagésimo cumpleaños fue celebrado con el encuentro al que alude esta nota, no podía dejar en el olvido las reflexiones desarrolladas en torno a estos temas. No es en estas reflexiones donde se alcanzan conclusiones definitivas, sencillamente porque conclusiones de ese carácter no pueden existir en ningún asunto relativo al ser humano y su vida en el contexto social. Comenzamos ahora por publicar cinco extractos de las ponencias presentadas. Próximamente daremos a luz las memorias del encuentro, haciendo votos porque su lectura en todos los rincones del país promueva nuevas discusiones y nuevos aportes a un tema que es sin duda inagotable.

En el Teatro Prometeo, Quito. Fotografía de Iván Mejía


ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE / LETRAS DEL ECUADOR

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Política, cultura y lenguaje

Enunciación como crítica en la ontología social de Bolívar Echeverría Wladimir Sierra Freire

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l famoso giro lingüístico es incorporado en la teoría crítica por Bolívar Echeverría de un modo particular. Si para los teóricos francfurtianos, la necesaria transformación que debía experimentar la teoría crítica céntrica, se la hizo mediante la incorporación a su universo reflexivo de los aportes generados por los textos sobre filosofía de las lenguas ordiMesa sobre Política y Cultura en el pensamiento de Bolívar Echeverría. narias de John Austin y Ludwig Wittgenstein, De izquierda a derecha, en la mesa: Wladimir Sierra, Valeria Coronel, Rafael Polo y Fernando Tinajero. Fotografía de Iván Mejía sobre todo; Bolívar lo realizó, curiosamente, a través de la recuperación del cuerpo argumental Es en la actualización reiterativa de los lenguajes modernas, estructurando así las cuatro formas de la lingüística estructural, en la figura princi- sociales donde los seres humanos pueden poner discursivas fundamentales de criticidad en la en cuestión el momento profano de su cultura modernidad capitalista. palmente de Roman Jakobson. y su politicidad. Lo político en su dimensión El resultado más importante de esta apropia- sagrada, es decir, en su momento crítico-inter- En este sentido hay que diferenciar una ción fue lograr que coincidiera el proceso de pelante de la sub-codificación cultural se expre- discursividad crítica para y desde la modernidad producción de bienes materiales de origen mar- sa como crisis semántico-lingüística. Son los realista, otra para y desde la modernidad xiano con el proceso de producción de codifi- modos linguísticos problematizados de lo po- clásica, una tercera para y desde la modernidad caciones semánticas de proveniencia jackobsia- lítico y lo filosófico los que advierten el enveje- romántica y, finalmente, una última para y na. De este modo, Echeverría logró entender la cimiento del sub-código vigente y anuncian la desde la modernidad barroca. procesualidad de la vida social, es decir, la cul- posible apertura a la novedad codificante. Rastrear las distintas formas en que las discurtura, como un doble proceso, material y simbólico al mismo tiempo. De ahí que para este au- En el momento reflexivo de las lenguas sividades críticas se van construyendo en detor el acto de producir sea al mismo tiempo un políticas y filosóficas se concentra la capacidad pendencia del modo particular y la pertenencia que guardan con cada uno de los ethe de la acto de codificar y el acto de consumir también de afirmación y negación modernidad es una tarea sea un acto de decodificar. Leamos a Bolívar: de los disímiles subimportante y necesaria códigos de las culturas para contribuir a ampliar humanas. En ellas se No debe extrañar el paralelismo que intento el legado teórico que nos subrayar entre esta descripción (la de Jakobson) logra una distancia con y la del proceso de reproducción social que dejara Bolívar Echevería. el momento profano, con subyace en El Capital de Marx […] incluso en el El lenguaje Reconstruir, cómo en el momento naturalizado menos discursivo de los procesos de producción/ consumo de cosas se encuentra una producción/ reflexivo de la sus textos, en su apuesta de la artificialidad social. consumo de significanciones; incluso la más sutil de las palabras poéticas deja traslucir el hecho de que es materia trabajada, objeto preparado por un humano para el disfrute de su comunidad. (Echeverría, 2010: 76)

La cultura, de este modo, puede ser leída indistintamente desde su dimensión productiva material o desde su dimensión semánticosimbólica. La coincidencia entre estos dos momentos permite, no únicamente una visión global del proceso de trans-naturalización desplegada por las sociedades humanas, sino también la incorporación de la esfera simbólica vinculada ya indisolublemente al modelo marxiano de producción. La lengua, en esta perspectiva, se convierte en el modo de mayor plasticidad en que las distintas apuestas humanas arriesgan su existencia social. En la codificación lingüística y en sus subcodificaciones los seres humanos permiten que su puesta en escena cultural y política abran un camino a su reflexividad crítica, pues, es solo la lengua en su desdoblamiento metalinguístico la que permite poner en escena, poner frente a los ojos a la cultura como dimensión simbólica.

política y de filosófica, se construye Esos modos particulares la filosofía dan una voz particular, un de tensión política y ficuenta de la discurso crítico que prelosófica respecto al mancaducidad y tende poner en cuestión tenimiento o la transforla apertura de la las sub-codificaciones mación de la apuesta culafirmación modernas —desde un tural, se dan en la modercultural lugar particular de enunnidad frente al hecho caciación— es un requeripitalista vinculados a esas miento que tenemos que cuatro formas modélicas realizarlo para descubrir como la cultura enfrenta en Bolívar el lenguaje que el dispositivo económico: articula la teoría crítica la realista, la clásica, la rode origen barroco, la teomántica y la barroca, según la misma propuesta ría crítica que se gesta en el sub-código barroco comprensiva de Echeverría. de la modernidad capitalista. Cada ethos de la modernidad capitalista presupone una forma particular de afirmación y de negación de la sub-codificación moderna1. De Nota: 1 Cuando Echeverría entiende al sub-código realista ahí que se deba indagar por el modo en que en como militante del hecho capitalista y al sub-código cada uno de estos, de los ethe, el lenguaje re- barroco como permanente contradictorio de ese mismo flexivo de la política y de la filosofía dan cuenta hecho, no excluye, por supuesto, una teoría crítica que se geste desde esos dos modos opuestos de vivir en el de la caducidad y la apertura de la afirmación capitalismo. cultural. Cada una de estas formas de vivir la modernidad debe crear los discursos críticos que En la mesa sobre los conceptos de política y cultura en el pongan en cuestión las cuatro sub-codificaciones pensamiento de Bolívar Echeverría.


8 LETRAS DEL ECUADOR / ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE

La prensa, la libertad y la cultura Juan Valdano

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os medios de comunicación de masas (la televisión y la Internet sobre todo) están cambiando los referentes tradicionales que los ecuatorianos teníamos de nuestra identidad cultural. Hay que reconocerlo, en los actuales tiempos se han impuesto otras reglas de percepción de la nación y es aquí donde juega un papel fundamental la televisión, el medio de comunicación más influyente en nuestra sociedad. Al respecto Tomás Pérez Vejo ha dicho: «Es posible que por primera vez en la historia de la humanidad, la mayoría de los habitantes del planeta no seamos ya, desde el punto de vista cultural, herederos de nuestros abuelos sino de la televisión. En este último sentido una nación es una forma de identidad colectiva, específicamente moderna, causa y consecuencia de la ruptura de las viejas formas de identidad características de las sociedades tradicionales. Pero también arrastrada por la velocidad del cambo histórico, la nación se ha convertido, a su vez, ella misma, en una de estas culturas tradicionales en trance de desaparición». Apreciaciones como estas nos indican que deberíamos andar sobre aviso de una amenaza que estaría cerniéndose sobre conglomerados nacionales como los nuestros, concebidos, como siempre ha sido, sobre la base de su historia y sus valores, fundamentos que hoy estarían en crisis frente a un mundo que ha empezado a ser dirigido por los mass-media y en el que el lugar del nacimiento o la ancestralidad de los lazos culturales ya no importan sino la internacionalización del mensaje. Resultaría paradójico para pueblos como los nuestros que día a día se empeñan en construir una nación moderna y que, al llegar al final de su cometido, se encontrarán con

que ese concepto mismo de nación que tanto se empeñaron en sustentar se haya convertido en algo caduco y en consecuencia, vuelvan a sentirse anacrónicos como cuando iniciaron ese proceso modernizador, pues no contaban con la nueva paradoja de que la modernidad, tal como ahora evoluciona, está diseñando un futuro para sociedades desmemoriadas y apátridas. ¡Qué destino!

Igual que los médicos, un periodista en el ejercicio de su oficio puede hacer mucho bien o mucho daño con su dosis diaria de palabras e información.

No hay revolución moderna que no haya endiosado al Estado a costa de la libertad individual. La rebelión humanista que surge en pro de la justicia y la libertad no debe degenerar en la revolución fanática que irrespeta los deOtra relación que no debe perderse de vista rechos básicos del ser humano. Frente al mal es la que existe entre la ética y el ejercicio del está la rebelión del que dice no a la injusticia, periodismo, entre la étiestá la solidaridad de los ca y el interés que puehombres en esta lucha y de tener la prensa en los el reconocimiento de que acontecimientos de la existe un derecho que vida pública. Hablar de No hay perdurará aun en el caso ética es hablar de un derevolución de que ellos desaparezber ser. La ética proclama moderna que can. Toda rebelión es el una conducta guiada por no haya reconocimiento de que la valores que íntimamente los considero superiores y endiosado naturaleza humana exispermanentes que deben al Estado a te. Si el mal es invencible, la lucha contra este ennoser respetados siempre costa de la blece a los hombres. En como la libertad, el amor libertad ella, se reconocen como a la verdad, la justicia, la individual hermanos, se sacrifican, solidaridad, la tolerancia, se niegan a sí mismos y se el respecto a las creencias entregan a los demás. No y modos de vida de los se trata de ser feliz uno otros, el respeto al medio solo sino de luchar por la ambiente. La ética supofelicidad de todos. ne la reflexión acerca de obrar o no en un sentido o en otro, la libertad para decidir, la voluntad consciente para actuar Todo sistema totalitario tiene necesidad de la y la responsabilidad por lo decidido y actuado. mentira para sobrevivir. Pero el engaño, por En el espectáculo cotidiano de nuestra prensa se bien concebido y maquillado que fuese, no observa con preocupación que la honra de los dejará de descubrirse con el consiguiente desciudadanos no siempre es respetada. Lo singu- crédito de sus tramoyistas. Y si la democracia lar del caso es que, hoy en el Ecuador, esta falta no puede vivir sin la verdad, el totalitarismo no de ética se genera, con mayor frecuencia, desde puede vivir sin la mentira. las más altas instancias del poder, un poder que En 1939, Albert Camus era un joven periousando de su privilegiada situación, escarnece y dista que desde Argel defendía la liberación humilla a quienes públicamente no comparten de Francia invadida, a la sazón, por las tropas sus opiniones. nazis. De aquella época data uno de los textos Decir la verdad con la mayor precisión posible más penetrantes que se hayan escrito sobre la es el principio básico de un periodista. Aunque libertad de prensa. Para Camus, cuatro son las la objetividad completa nunca es posible, se condiciones que un periodista debería tomar debe informar lo más imparcialmente posible. en cuenta para no perder su independencia frente al poder: lucidez, rechazo, ironía y obstinación. Lucidez porque «supone la resistencia a los mecanismos del odio, de la ira y el culto a la fatalidad… Un periodista… no se desespera, lucha por lo que cree verdadero… No publica nada que pueda excitar el odio o provocar desesperanza». Rechazo: «Frente a la creciente marea de la estupidez, es necesario oponer alguna desobediencia… Todas las presiones del mundo no harán que un espíritu limpio acepte ser deshonesto… Porque, si no puede decir todo lo que piensa, puede no decir lo que no piensa o lo que cree que es falso… Rechazar aquello que podría obligarlo a servir a la mentira». Ironía: «es un arma sin precedentes contra los poderosos. Completa a la rebeldía en el sentido de que permite no solo rechazar lo que es falso, sino decir a menudo lo que es cierto». Y obstinación: «para superar los obstáculos que más desaniman: la constancia en la tontería, la abulia organizada, la estupidez agresiva».

Juan Valdano, Patricia Noriega, Mónica Mancero y Tatiana Hidrovo . Fotografía de Iván Mejía

En la mesa sobre usos políticos de la cultura.


ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE / LETRAS DEL ECUADOR

El sesgo de la razón: de lo instrumental a lo digital Catalina León Pesántez

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que no anula lo real, sino que lo concibe como indeterminable: «Mientras que el pensamiento dialéctico, el pensamiento crítico forman parte del ámbito de las referencias intercambiables, el pensamiento radical se sitúa en la zona de la referencia imposible, de la inequivalencia, de lo ininteligible, de lo indeterminable».1 Parecería que la crisis de la cultura de la modernidad, ocasionada por la «muerte del sujeto» moderno, nos ha conducido a ensayar otro tipo de re-presentación, ubicada no necesariamente en la centralidad del sujeto ni en un punto x de una historia sin sujeto, sino en lo que de él puede derivar o en los «residuos» ubicados en un archivo digital. Parecería que los «inmateriales» nos presentan otra forma de re-presentar la temporalidad, situada en lo que pueden provocar los aparatos. De esta manera, «la especificidad de los aparatos es la de emanciparnos de la adhesión originaria al cuerpo y a los lugares. Los aparatos suspenden, desarraigan, arrancan, deslocalizan, desplazan con violencia los cuerpos. Los aparatos no se enfrentan en el terreno «ontológico», en el sentido en el que algunos serían más realistas que otros, sino en el de la emancipación y la complejización de las invenciones de temporalidad»2.

odríamos decir que, en la actualidad, las relaciones entre «poder» y «digitalización», discordantes —en apariencia—, constituyen el entramado de la «nueva» racionalidad y racionalización de las relaciones sociales, en cuyo quehacer se encuentran nociones como archivo, imagen, redes, nodo, demo, conexión, aparatos, soporte, entre otras, cuyo desarrollo se genera en el movimiento de una «simbología lógica» que no apela al referente físico para su existencia. El poder del saber, hoy, no es otro que el de saber digitalizar, lo que nos conduce al tecnicismo de la razón o a la asimilación de una razón digitalizada, cuyo horizonte de sentido, no es otro que la producción de su propia lógica, anclada en la reproducción de los aparatos. Desde esta perspectiva, el acontecimiento se torna en un no lugar de la representación; al Estamos en un momento en el cual los efectos contrario, su temporalidad se genera en la rupde la digitalización son impredecibles; de ahí tura de aparato contra aparato. Así, «una nueque, nombrar o caracterizar esta época se vuelve va temporalidad surge contra una antigua, tan una tarea compleja; pues, no es suficiente apelar al tiempo del imperialismo, de la globalización, bien anclada que podría haberse tomado por una temporalidad «natural», si de la modernizaeso tuviera algún sentido».3 Sin ción del capital, de embargo, la cámara fotográfilos socialismos moca, la imprenta, el teléfono, endernizados, de los getre otros, no puede prescindir nocidios culturales, de un constructor que concrede los esencialismos Nombrar ta una forma racional diseñada religiosos, de la adiauna época para su propia gratificación, y forización de las aces complejizar para la ejecución de políticas ciones humanas, de la actividad tendientes a gobernar los cuerlas relaciones sociade los sujetos pos y las mentes de sus suborles digitalizadas, de en las historias dinados. la transparencia de los derechos humaAl decir de Giorgio Agamben, nos, de las demoen el poder político, «en el que cracias participaticuriosamente convergen tanto vas, de la innovael paradigma liberal como el ción tecnológica; al intervencionista, las democracualificarla ¿qué es cias occidentales se preparan lo que se pone en suspenso o entre paréntesis? Probablemente, no la relación con el mundo para organizar el archivo de ADN de todos los sensible exterior sino el vínculo alienante que ciudadanos, tanto con una finalidad de segulos sujetos construyen consigo mismo. No cabe ridad y de represión del 4crimen como de gesduda, nombrar una época es complejizar la ac- tión de la salud pública». Lamentablemente, al parecer, estamos condenados al círculo hermetividad de los sujetos en las historias. néutico que comienza y termina en los sujetos Para ciertas filosofías este es el punto de y sus determinaciones. colisión entre concepciones que celebran el acontecimiento como re-presentación de una En la mesa sobre usos políticos de la cultura. época, y otras que al tratar de superar toda filosofía de la conciencia, nos enfrentan a otra, la Notas: 1 Jean Baudrillard, El paroxista indiferente, Barcelona, signada como «la época de los aparatos», anclada Anagrama, S.A., 1998, p. 59. no en los límites de una razón instrumental 2 Jean-Louis Déotte, La época de los aparatos, Buenos Aisino encarnada en la impalpabilidad de una res, Adriana Hidalgo editora, 2013, p. 52. razón que cada vez pierde su referente; se 3 Ibíd., p.52. trata de una razón sin referencialidad, de un 4 Giorgio Agamben, Desnudez, Barcelona, Anagrama, «pensamiento radical» —según Baudrillard— S.A., 2011, p. 69.

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¿Dónde está el intelectual orgánico hoy? Carol Murillo Ruiz

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n el escenario ecuatoriano de hoy, en el que cultura y una parte poco afortunada de intelectuales parecen seguir embrollados en la puesta en marcha de un Ministerio de Cultura repleto de obstáculos —por nuevo y sin brújula desde que se lanzó como una botella al mar ¿sin mensaje?— sigue vigente la visión no tan clara ni tan correspondiente con las necesidades reales y no ideales de esta porción del mundo, es decir, el ser un país separado entre aquello que proclama el sustrato de su gente y lo que el Estado considera espacios de liberación de la creación individual o colectiva. El año pasado, cuando se celebraba en Bolivia el último triunfo electoral de Evo Morales, fue tremendamente interesante observar cómo su vicepresidente, el intelectual (de izquierda) Álvaro García Linera era —es­— uno de los rostros más visibles y más predominantes del período político que vive el país vecino. Es lo que se podría llamar el intelectual orgánico de un proceso que ya lleva más de una década y al que ha proporcionado soporte ideológico y político, a más de su inocultable simpatía personal y ciertos destellos formativos del hacer política desde macro y micro conceptos de autores y líderes revolucionarios que vienen de otros contextos e historia.

Mirando aquella escena en la Plaza Murillo me llegué a preguntar, casi por instinto, ¿quién es el intelectual orgánico que acompaña y piensa el fenómeno político ecuatoriano en los últimos ocho años? Podría hacer la pregunta en plural pero la delimito a una persona, siguiendo a Bolivia, por puro afán pedagógico. Ese intelectual no tiene por qué ser simpatizante o detractor de lo que se ha dado en llamar revolución ciudadana; ese intelectual podría estar ubicado en los márgenes o en el centro de la producción sociológica, literaria o política; de la producción histórica, antropológica o artística; de la producción etnográfica o testimonial. En cualquier área este intelectual tendría la formidable tarea de interpretar (primero) las condiciones de un liderazgo unipersonal y (segundo) investigar el contexto nacional —previo— que lo hizo posible luego de tantos años de parir dirigentes políticos clásicos (un liberal cristiano como León Febres Cordero o un socialdemócrata como Rodrigo Borja, a fines del siglo XX) para la dirección parcial del Estado. Me temo que ese intelectual no existe; porque la herencia (no gramsciana) de pensar que el intelectual es un crítico del poder solo puede llevar a concebir, por perezosa, una reseña descriptiva de gestas y gestos matizada por una diatriba contra el presidente de turno o, en su defecto, un panegírico sin ton ni son. Cuando hablo de un intelectual orgánico pienso en


10 LETRAS DEL ECUADOR / ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE

Samuel Tituaña, Ileana Almeida, Patricia Noriega, Marisol Cardenas y Ariruma Kowi. Fotografía de Iván Mejía

alguien que esté dentro o fuera de esta causa social —y gobierno—, pero que delibere y estudie el proceso con los instrumentos de la política, la ideología, la cultura; incluso con los referentes luminosos de categorías como revolución, dialéctica o doctrinas; o nociones como ciudadanía, partidos políticos, valores, democracia, nuevas izquierdas, etc.

claro, solo decir «revolución en democracia» puede causar escozor intelectual en determinadas comarcas de especulación diletante y/o de fabricación de toxinas mediáticas, pero es precisamente sobre estas nuevas y complejas realidades —y no antiguos deseos— que un intelectual orgánico hoy debe escribir —con una mirada analítica y crítica, en perspectiva y a largo plazo—, sin Cuando hablo de un verse agobiado por los intelectual orgánico calificativos que los pienso en alguien que dispersos intelectuales esté dentro o fuera orgánicos de la tradición de esta causa social, contestataria endilgan a quienes, sin rigor y pero que delibere y con una alta dosis de estudie el proceso con panfletarismo, hoy los instrumentos de la defienden a la revolución política, la ideología, ciudadana.

La creación del Ministerio de Cultura también aquí es un pretexto ilustrativo para pensar los usos políticos de la cultura en el Ecuador actual; pero un uso subsumido a la idea utilitaria de cultura y no a la comprensión amplia de lo que ella teje y desteje en un ambiente político de cambios en las distintas esferas de la vida social y la emergencia de nuevos actores en la formulación de políticas públicas. Esos cambios, que son vastos y fundamentales para el país, no tienen un correlato intelectual (no tecnocrático ni academicista) que organice las ideas, los postulados y la praxis que nuestra revolución en democracia genera cada día. Y

la cultura

Habría que notar además que la relación estado e intelectual no siempre ha devenido en romance de alegorías y proyectos, y menos en la actualidad, cuando la disputa por crear una hegemonía política general no halla correspondencia con una hegemonía cultural también general. Las específicas orfandades del proceso político que vivimos

tienen que ver más con las añejas querellas materiales (los intereses) y no con el sentido ético del proyecto (la política). Semejante divorcio hace imprescindible un pensamiento diferente y suscitador dentro y fuera del proceso. O, mejor aún, diseccionar sin pena la contradicción de decir revolución ciudadana, justo en un momento en que esa —siempre leve— noción de ciudadanía por todas partes se diluye; porque coyunturalmente ha sido un salvavidas tramposo para probar la muerte de las ideologías y la incidencia cierta de nuevos sujetos sociales pero… despellejados de la acción política orgánica. Es bastante obvio que no invoco aquí a las arcaicas militancias religiosas de izquierda, que rezan a la utopía como a una diosa a la que hay que alcanzar cueste lo que cueste, no; invoco una forma de pensamiento y de reflexión que prefigure nuestra cercana realidad, sus condiciones históricas, su contexto político y económico, las tendencias regionales y los matices globales. Solo para empezar. Pero algunos intelectuales están más ocupados en probar que sus ideas de antaño no estaban equivocadas o que la realidad es susceptible de ser leída a partir el agravio, del desagravio y la desconfianza, y nunca considerar unas circunstancias que interpelan esencialmente esa manera de ser intelectual que se refugia en el odio sin más al poder, en la inercia existencial o, lo que es peor, en la amargura de la burocracia cultural. En la mesa sobre usos políticos de la cultura.


ESTADO Y CULTURA. CLAVES DE UN DEBATE / LETRAS DEL ECUADOR

Cultura nacional e interculturalidad Ariruma Kowii

¿Q

ué retos debemos asumir la sociedad ecuatoriana en un país intercultural y plurinacional?

En la Constitución del 2008 se establecen normas importantes como las siguientes: El inciso segundo del Artículo 2, manifiesta: «El castellano es el idioma oficial del Ecuador; el kichwa y el shuar son idiomas oficiales de relación intercultural. Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley. El Estado respetará y estimulará su conservación y uso». ¿Qué significa reconocer una lengua como oficial? Al respecto recordemos que todas las constituciones que se han elaborado antes de la del 2008 reconocen al castellano como lengua oficial. Desde ese reconocimiento, la lengua castellana se erige como indispensable. Así es usada en las instituciones públicas y privadas; es la lengua de la comunicación; la lengua que rige en el sistema educativo; la lengua que registra la memoria del país, la lengua con la que se dialoga, se enseña. Es la lengua castellana y fundamentalmente su vigencia, su valoración se expande en todo el territorio nacional, incluidas las delegaciones diplomáticas que se encuentran en los diferentes países. Si ese es el espíritu, el valor, el sentido de lo oficial, al reconocer que el kichwa y el shuar son lenguas oficiales de relación intercultural, significa lo mismo; la expresión de «relación intercultural« no le resta su estatus nacional, incluso externo. En el caso de las otras lenguas se dice: «Los demás idiomas ancestrales son de uso oficial para los pueblos indígenas en las zonas donde habitan y en los términos que fija la ley». Las zonas se refieren al territorio ancestral, el mismo que en la mayoría de los casos incluyen las zonas colonizadas en el caso de la Amazonía, por lo que las provincias, a más del castellano, el kichwa, el shuar, deben garantizar la vigencia de las lenguas.

incumplimiento es lo que menciona el literal segundo del Artículo 343, en el cual se señala: «El sistema nacional de educación integrará una visión intercultural acorde con la diversidad geográfica, cultural y lingüística del país, y el respeto a los derechos de las comunidades, pueblos y nacionalidades».

presupuestarias que garanticen el sostenimiento de programas que apuntalen los proyectos culturales, lingüísticos de las nacionalidades y pueblos.

En suma, nuevamente retornamos a la idea de que no existe voluntad política para valorar y poner en práctica los mandatos de En la misma Constitula interculturalidad. Por ción el literal 9 del artícuejemplo, a mí me lo 347, dice: «Garantizar parece fácil que en las el sistema de educación provincias en donde intercultural bilingüe, en existe población indígena el cual se utilizará como como en Chimborazo, lengua principal de eduImbabura, las autoridades cación la de la nacio¿Será que debemos de las instituciones públinalidad respectiva y el cas deben ser bilingües renovar la propuesta —kichwa-español—. En castellano como idioma y pensar en procesos ese sentido, no importa de relación intercultural, de liberación de cada su pertenencia étnica; bajo la rectoría de las ponacionalidad? puede ser indio, mestizo líticas públicas del Estado y con total respeto a los o afro, lo que importa derechos de las comunies que por la referencia dades, pueblos y nacionahistórica, por la realidad lidades». lingüística y cultural de la provincia, del territorio, En el mismo artículo, el sus autoridades deben ser numeral 10 manifiesta: bilingües, y para ello no «Asegurar que se incluya en los currículos de es necesaria ninguna ley especial, solamente la estudio, de manera progresiva, la enseñanza de voluntad política de las autoridades. Lo único al menos una lengua ancestral». que se necesita es anotar en los términos de ¿Se cumplen dichas normas? ¿Existe conciencia, referencia, en el perfil de la convocatoria, el voluntad política para hacer realidad los dominio de las dos lenguas, el conocimiento de las diferentes culturas que existe en la provincia. derechos de los pueblos indígenas? Para hacer esto, no hace falta financiamiento Similar situación vivimos en el campo cultural. alguno, sino voluntad política. En este sentido quisiera insistir en la pregunta: Es necesario pensar en la importancia de la ¿Cómo debemos concebir las instituciones cul- concepción de lo público en el marco de la diturales en un país intercultural, plurinacional? versidad, interculturalidad y plurinacionalidad, Las instituciones culturales públicas y privadas lo cual implicará pensarlo desde tres realidades: ¿están cumpliendo con el principio de intercul1. Las responsabilidades que tienen turalidad y plurinacionalidad? ¿Están garantilas instituciones públicas del país. Su zando los derechos colectivos de las nacionaliestructura, su definición, sus políticas dades y pueblos? deben responder a los principios de La respuesta nuevamente es no. No se cumple, la diversidad, interculturalidad y no se avizora voluntad política de querer plurinacionalidad. hacerlo; las instituciones que deben asumir 2. La responsabilidad que tiene el sector dichas responsabilidades no se organizan en privado de responder a la realidad del función de la diversidad cultural, lingüística país. del país; no se definen políticas culturales que respondan a esa realidad No existen políticas 3. El derecho que tenemos las nacionalidades y pueblos de iniciar procesos de reconstrucción de las instituciones que existían en nuestros pueblos, instancias «públicas» de las nacionalidades y pueblos que deben ser garantizadas por el Estado respetando sus propias formas de organización. Pero desde la perspectiva de lo público, el Estado debe velar por su funcionamiento, es decir, proveer del presupuesto que requieran las mismas.

La pregunta al respecto es: ¿Qué instituciones públicas, privadas están cumpliendo con dicho mandato constitucional? Ninguna. En ese sentido, significa que el Estado está violando los derechos de las nacionalidades y pueblos del país. En consecuencia, se viola también el mandato constitucional de que este país es intercultural y plurinacional. En suma, se desconoce la interculturalidad. Un segundo ejemplo de la importancia de las normas constitucionales y de su

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Finalmente, dejo sentada la siguiente inquietud: ¿si a pesar de tener una constitución que garantiza los Derechos Colectivos de las nacionalidades y pueblos, las autoridades que rigen el país no dan cumplimiento a dichos derechos, qué acciones debemos realizar para que se cumplan los mismos? ¿Será que debemos renovar la propuesta y pensar en procesos de liberación de cada nacionalidad? Dibujo de Jean Pierre Reinoso

En la mesa sobre interculturalidad y cultura nacional.


12 LA HISTORIA DE LETRAS DEL ECUADOR

«Letras del Ecuador» al cuidado de Hugo Alemán Alejandro Carrión Aguirre*

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o fue muy fácil para el doctor Pío Jaramillo Alvarado proveer del cargo de editor de «Letras del Ecuador». Siguiendo su modo de proceder dudó algún tiempo, miró, escuchó: no quería equivocarse, sabía lo importante que era la tarea. En realidad, los números 37-38 y 39-40 fueron cuidados por el Secretario General, Humberto Mata Martínez, con la ayuda siempre entusiasta de Hugo Alemán, Jorge I. Guerrero y Alfredo Chaves Granja, todos ellos candidatos. La situación se definió para el número 41, que salió en enero de 1949.

me daba derecho mi calidad de miembro titular de la Junta General. Hugo Alemán no hizo, en lo formal, cambio alguno: el sistema adoptado por mí continuó inalterado. Pero los lectores perspicaces pudieron anotar la concurrencia de nuevos colaboradores, entre los que vale citar a Augusto Arias, José Alfredo Llerena, Juan Viteri Durand, Rafael Borja, Mary Corylé, Piedad Larrea Borja, Raúl López Díaz, Sergio Núñez, Bolívar H. Naveda. Ricardo Álvarez y Darío Guevara, provenientes principalmente del Grupo América y la Unión Nacional de Periodistas.

César Andrade Cordero, brillante poeta cuencano que sucedería a Jorge Carrera Andrade en el sillón de los poetas. Se presentó, siguiendo la tradición establecida, nuevos escritores jóvenes o no tanto: Horacio Hidrovo, Nicolás Kingman, Gustavo A. Serrano, María de Lourdes Bayas y Luis Verdesoto Salgado, que más tarde sería presidente de la Casa por breve tiempo, en un periodo tumultuoso y negativo.

La colaboración extranjera que obtuvo Hugo Alemán, fue muy buena: Jules Supervielle (Francia), Miguel Ángel Asturias (Guatemala), Luis Alberto Sánchez (Perú), Juvenal Ortiz Saralegui (Montevideo). Luis Emilio Soto La selección hecha por el doctor Jaramillo AlAdemás, comenzaron a colaborar ilustres escrito- (Argentina), Rafael Pineda (Venezuela), Roger varado fue excelente y recayó en la persona más res, como el doctor Alfredo Pérez Guerrero, que Caillois (Francia), Emilio Harth-Ferré (Perú), adecuada: en Hugo Alemán. El poeta, excelendespués fue rector de la Universidad Central y Eduardo Mendoza Varela (Colombia), Raúl te burócrata, en el mejor sentido de la palabra, en el de oficinista ágil, oportuno, técnicamente perfecto, era Prosecretario desde la fundación de la Casa y llevaba el peso de la Secretaría en un grado de eficiencia indiscutible. Era mi amigo fraternal y lo fue hasta el último día de su admirable vida, serena y armoniosa: nos unía un profundo afecto, hecho de afinidades y coincidencias, de un parentesco espiritual que ambos sentíamos cálido y viviente. Su selección fue para mí gratísima: nunca nadie se sintió más bien reemplazado. Hugo Alemán había asistido, en la noche inolvidable, a la primer armada de «Letras» y desde entonces conocía todo lo que a ella se refería, estaba enterado de cómo se la elaboraba, cómo se reunía el material, cómo se encargaban las ilustraciones, con qué anticipación debía entregarse el material a los talleres, conocía a todos y cada uno de los obreros gráficos que en ellos laboraban, estaba al tanto de los colaboradores nacionales y extranjeros, sabía lo que la Casa quería al publicar su periódico de literatura y arte, era amigo de todos, nunca se pudo hallar alguien que pensara mal de Hugo Alemán o no lo quisiera. Como si esto fuese poco, era amigo, y muy querido, de los escritores y artistas que se habían resentido y no participaban en las actividades de la Casa y en obsequio a los cuales yo me había retirado, ya que se estimaba que mi presencia era uno de los factores que los mantenía lejos. Así, los propósitos que movían al doctor Jaramillo Alvarado en su nueva política resultaron servidos admirablemente con la acertada elección de Alemán para cuidar de «Letras». Su nombre como editor aparece ya en el número 41, que comienza con la entrevista que el escritor centroamericano Rafael Heliodoro Valle le hizo al doctor Benjamín Carrión. No se dio ninguna explicación de mi salida, no se me despidió en forma alguna. No se hizo reconocimiento de ninguna clase a mi labor: mi nombre fue silenciosamente trasladado de «editor» a miembro de la redacción, sitio al que


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González Muñón (Argentina), Wilson José Rojas (Venezuela), Moisés Fuentes Ibáñez (Chile), Enrique Lucas (Argentina), Albert Beguin (Francia), Agenor Argüello (Nicaragua), Maruja Vieira (Colombia), Teresa López de Vallarino (Panamá), Anne L. Goodman (Estados Unidos), José María Méndez (España), Albert Ranc (Francia), Enrique Ruiz Vernacci (Panamá) y Javier Gomensoro (Argentina).

pánico generalizado que, al saber su verdadera Paredes, que fue presentada por Benjamín causa, degeneró en un furioso motín que causó Carrión, ya de regreso en Quito de su embajada el incendio, la destrucción total de los talleres, el en Chile. El joven narrador lojano Augusto archivo y los muebles del diario y de la empresa Mario Ayora ganó el «Premio Hernández y la pérdida de algunas vidas. El famoso dúo Catá», de cuento, el más prestigioso entonces quiteño Benítez-Valencia, que tenía audición en América Hispana, que se discernía en Cuba. esa noche, casi pierde la vida. Waldo Frank Galo Galecio pintó su famoso mural en el presenció la increíble tragedia desde un balcón nuevo edificio de la Casa. Alejandro Carrión del Hotel Majestic, a una cuadra del lugar del salió para un prolongado viaje por América del hecho, donde se hospedaba. Cuando al otro día Sur, designado «enqueteur» de la UNESCO para Fue en esos días cuando el Presidente de la Re- lo fui a ver en compañía de Jorge Icaza, resumió producir un informe sobre el verdadero estado pública don Galo Plaza y su ministro de Re- su impresión en esta frase: «¡Cuán grande y en que se hallaban los medios de comunicación laciones Exteriores doctor Neptalí Ponce Mi- terrible es el poder de las palabras!». colectiva. randa crearon el cargo de agregado cultural en algunas embajadas ecuatorianas, con categoría En este periodo «Letras del Se realizaron muchas y sueldo de ministro y los proveyeron con dis- Ecuador» reseñó y comentraducciones de libros tinguidos escritores, con la tarea de promover tó algunos grandes aconteecuatorianos a idiomas las relaciones culturales del Ecuador: todos cimientos mundiales como foráneos. Se registran en ellos se convirtieron en relacionadores y corres- la muerte de Axel Munthe, «Letras» las siguientes: ponsales de «Letras» en los países a donde fue- con un hermoso ensayo La Beldaca, novela de ron enviados: Jorge Icaza a la Argentina, Deme- de César Dávila Andrade; Hugo Alemán. El poeta, Alfredo Pareja al frantrio Aguilera Malta al Brasil, Jorge Fernández a el centenario de Chopin, excelente burócrata, cés; al mismo idioma Chile, Raúl Andrade a España, Enrique Garcés con vario y rico material; en el mejor sentido cinco libros de Jorge a México y Adalberto Ortiz al Paraguay. Tres lo mismo el de Goethe; el de la palabra, en el de Carrera Andrade: Poede ellos, Aguilera Malta, Fernández y Ortiz se centenario de Poe, donoficinista ágil, oportuno, mas escogidos (por Edconvirtieron en diplomáticos profesionales y de arriesgué un pequeño técnicamente perfecto mond Vandercammen), llegaron a ser, a su debido tiempo, embajado- ensayo, que resultó demaEcuador del corazón (por res. Lograron también muy fácil entrada a las siado lírico, acaso; el triAndré Mikel), Las llaves grandes editoriales. centenario de Descartes; el del fuego (por Robert centenario de Miranda, el Ganzó), Boletines de viaEn el tiempo que cuidó de «Letras» Hugo Ale- de Chateaubriand y el de je, Aquí yace la espuma mán vinieron al Ecuador, invitados por la Casa, Emily Brontë. Se comentó y, al inglés por Muna el famoso escritor Waldo Frank, el poeta uru- dignamente el sentido deLee, Visitantes de niebla. guayo Carlos Sabat Ercasty, el bibliófilo argen- ceso del gran pintor muralista mexicano José tino Jorge Brogliano, el guitarrista uruguayo Clemente Orozco, que influyó mucho en los La novela Cholos de Jorge Icaza al italiano. En sentido inverso, el padre Aurelio Espinosa Pólit Julio Martínez Oyanguren, el pianista francés pintores ecuatorianos de mi generación. tradujo del inglés El lebrel del cielo de Francis Pilles Gilbert, la recitadora argentina Berta Singerman y el universalmente conocido ballet Hugo Alemán estuvo muy activo en lo que res- Thompson. cubano de Alicia Alonso. Todos ellos fueron debidamente registrados por «Letras».

Por cierto que en la entrevista que le hice a Sabat Ercasty, a quien conocí y traté en Montevideo años atrás, en casa de Leopoldo Benites Vinueza, entonces nuestro embajador en el Uruguay, ocurrió algo lamentable, pero muy instructivo: el poeta me habló extremadamente mal del famoso crítico Alberto Zum Feide, especialmente por la guerra que le había dado al mayor de los poetas uruguayos, a Julio Herrera y Reissig. No me advirtió que eso debía quedar «entre nous» y cuando llegó «Letras» a Montevideo, las relaciones del poeta con el crítico se fueron a pique. Entre molesto y satisfecho me escribió al respecto, diciéndome que mi involuntaria indiscreción, debida a un olvido suyo, lo había ayudado a desembarazarse definitivamente de una «amistad» que en realidad nunca lo fue, por lo que se sentía «más joven y más libre».

pecta al acontecer cultural nacional. La Casa de la Cultura presentó su «Ballet del Guayas», en el que se había trabajado años bajo la dirección de la coreógrafa alemana Inge Bruckmann, en donde comenzó a destacarse la joven bailarina Noralma Vera, que más tarde ingresó en el ballet de Alicia Alonso, en Cuba. Se inauguró la Radiodifusora de la Casa en la que Humberto Proaño ejerció la dirección musical; este brillante musicólogo se fue a México y nunca volvió, causando un grave vacío en nuestro medio, tan falto de elemento capacitado en esa disciplina. La Radiodifusora de la Casa tiene su propia, prolongada y accidentada historia, que quizá alguien relate algún día; su influencia en la cultura general fue notable.

Además, se realizó en Quito el V Congreso de la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP) y con tal motivo vinieron notables escritores y periodistas como los colombianos Alberto Galindo, Carlos Puyo Delgado, Abdón Espinosa Valderrama y Hernando Santos Castillo, los cubanos Guillermo Martínez Márquez, Manuel Braña y Carlos Rafael Rodríguez, éste que llegó a Vicepresidente de la nación caribeña; Héctor Inchaústegui, de la República Dominicana; Genaro Carnero Checa (que había vivido prolongadamente en Quito como exiliado), Eudoxio Ravines y Esteban Pavietich del Perú. Los salones del flamante edificio de la Casa en el Parque de Mayo fueron el escenario del Congreso.

Waldo Frank coincidió aquí en el incendio del diario «El Comercio», realizado por una multitud enfurecida por la transmisión, desde «Radio Quito», propiedad del diario y su inquilina en el último piso del edificio en el centro de la urbe, de la famosa farsa «La guerra de los mundos», escenificación radiofónica hecha por Orson Welles de la novela de ciencia ficción del mismo título escrita por H. G. Wells, adaptada a nuestro ambiente por Leonardo Páez con un grupo de ingeniosos y excelentes Otros acontecimientos reseñados: la exposición radio actores. Se produjo, como es sabido, un unipersonal del joven maestro Diógenes

Aparecieron importantes libros: La novela ecuatoriana de Angel F. Rojas en la Colección «Tierra Firme» de la editorial del Fondo de Cultura Económica de México, visión de conjunto de nuestra novela hasta ahora no superada; Cuatro grandes clásicos de Gonzalo Zaldumbide, publicado en Buenos Aires por la Academia Argentina de la Lengua; Presencia del pasado, el bello libro de recuerdos literarios de Hugo Alemán; la reedición del inencontrable poemario de Humberto Fierro El laúd en el valle, con prólogo de Hugo Alemán Fierro, pariente del nostálgico poeta modernista; y, finalmente, Ecuador amargo, primer libro del poeta Jorge Enrique Adoum. Se registra el fallecimiento del fundador y director del gran diario liberal El Día, don Ricardo Jaramillo, lo cual trajo consigo la desaparición de ese ilustre medio de opinión, donde comenzaron a escribir, entre otros, Pío Jaramillo Alvarado, Benjamín Carrión, Jorge Reyes y tantos otros y cuyo jefe de redacción era Jaime Chaves Granja, más tarde presidente meritísimo de la Casa de la Cultura. Llegaron a la Casa de la Cultura Ecuatoriana muchos telegramas de condolencia por el terremoto del 5 de agosto de 1949, que destruyó el Ecuador central y desencadenó una aguda crisis económica en el país. Continuaron haciendo traducciones para «Letras» Arturo Montesinos Malo y Laura de Crespo.


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Alejandro Carrión, de pie primero a la derecha, y Hugo Alemán, sentado primero a la izquierda

Mi «extrañamiento» de la Casa, como puede verse, no fue total; en mi calidad de miembro titular de la Junta General seguí participando en su vida (hubo también una efímera intervención mía como «asesor literario» en la radiodifusora) y colaboré esporádicamente en «Letras», asediado por la generosa amistad, nunca desmentida, de Hugo Alemán y de los que componían la plana mayor de la administración: Humberto Mata Martínez, Juan Cabrera Noboa, Gonzalo Maldonado Jarrín. El doctor Jaramillo Alvarado hizo una distinguida y muy prudente administración, dirigida a evitar que la Casa de la Cultura Ecuatoriana y sus revistas, incluido su periódico de literatura y arte, cayeran en reducidos círculos: su política fue tan amplia, que en muchas ocasiones la calidad sufrió ante la extensión del propósito. La relación de la Casa de la Cultura Ecuatoriana con el exterior se redujo ostensiblemente; al Presidente le interesaba más la gestión interna. El doctor Jaramillo Alvarado, un maestro universitario conocido en todo el continente y en todas partes respetado, fue el pionero de la defensa del indio —es clásico su libro El indio ecuatoriano, inicial de toda bibliografía sobre el tema—, historiador de primera línea —sus libros La Presidencia de Quito y La nación quiteña—; internacionalista famoso; fue un gran periodista y sus crónicas políticas en

Laura Romo de Crespo y Hugo Alemán

su Junta General a los mejores. Me aceptaron la renuncia inmediatamente, casi no pudieron disimular la complacencia con que la habían recibido, ya se sentían incómodos conmigo desde que me separé de «Letras». Pero no lo pudieron nombrar a Carrera Andrade sino interinamente, hasta que en su debido tiempo las plenarias le confirieron el nombramiento definitivo, lo cual ocurría al cumplir el doctor Jaramillo Alvarado su período. Pero, en cambio, le ofrecieron la dirección de «Letras», que Carrera Andrade aceptó y como él nunca tuvo cargo que no ejerciera, la presencia de Hugo Alemán como editor salió, aparentemente, sobrando, por lo cual regresó a su cargo de prosecretario de la Casa.

Alemán y Carrera Andrade eras amigos fraternales desde su adolescencia, de manera que lo ocurrido no implicó ninguna molestia para El Día, con su seudónimo «Petronio», marcan ellos; Alemán, como yo, estaba dichoso de que una época en la historia del periodismo ecuael muy querido amigo y admirado poeta hutoriano. Cuando fue elegido Presidente de la biese regresado y, como era lógico, entrase en Casa, había ya pasado la época de la vida en la Casa de la Cultura como en su propia casa. que la agilidad del espíritu y su audacia llevan De modo que Alemán volvió a su cargo de proal hombre a la flor de la acción y se había vuelto secretario y eso fue todo: todo, en cuanto a él, extraordinariamente prudente, estaba en la eta- pero en cuanto al doctor Jaramillo Alvarado la pa en la que se intentan cosa se dio muy diferentodas las reconciliaciones; te: Carrera Andrade era en ese ánimo coincidía en invasivo y poco a poco todo con Hugo Alemán, dejó sentir su presencia por lo que su identifidefinitoria en todas las ¡Cuán grande y actividades de la entidad, cación fue completa: el que apareciese el doctor terrible es el no solamente en «Letras Jaramillo Alvarado como poder de las del Ecuador». director en nada afectó la palabras! En el No. 100, probaautoridad total del editor Waldo Frank blemente de la pluma de sobre la publicación. Jorge Enrique Adoum, se En ese tiempo, ya se haevaluó la labor de Hugo Alemán en la forma sibía dicho, estuve en el guiente: exterior, cumpliendo la comisión que me dio la Hugo Alemán fue el UNESCO de indagar las segundo editor de «Letras». Familiari«verdaderas condiciones» en que se desenvolzado, más aún, entrañado con la labor vían en la América del Sur los medios de comurealizada por su antecesor, no vaciló un nicación colectiva. Esta parte del mundo estaba instante en el esfuerzo indispensable para afligida por dictaduras como las de Odría en el que la existencia del periódico se asegure Perú, Perón en la Argentina, Stroessner en el y continúe dando los frutos y los resulParaguay y Getulio Vargas en el Brasil. Estando tados culturales para los que fue creado. en Santiago de Chile —presidente don Gabriel Hugo Alemán, pulcro y transparente esGonzález Videla, que aún no se peleaba con el píritu, sensibilidad siempre abierta a la Frente Popular, razón por la cual Pablo Neruvida y a la historia de la intelectualidad da le hacía poemas— supe ecuatoriana, actuó en la edición de «Leque había regresado a Quito tras» con una experiencia nada común. «definitivamente» Jorge CaDesde sus primeros años de escritor harrera Andrade y me pareció bía participado en actividades de esa naabsurdo el que residiendo turaleza, formando parte de la dirección en el país tan grande poeta, y redacción de prestigiosas publicaciones yo ocupara en la Junta Geliterarias de Quito. Constituyó, pues, su neral el sillón de la poesía. paso por «Letras» una experiencia más en su fecundo y destacado tránsito por los Por lo mismo, escribí al campos de las letras nacionales. presidente doctor Jaramillo Alvarado, renunciando a La presencia de Hugo Alemán Fierro en «Letras mi sillón, para que lo ocu- del Ecuador» duró dos años. pase el gran poeta que había retornado a la patria, como Nota: un homenaje tanto a su ma- * Capítulo V de «Breve historia de Letras del Ecuador» ravillosa obra como a la ins- escrita por Alejandro Carrión en 1988, publicado por titución, que debía tener en primera vez en estas páginas.


José Rafael Bustamante, su tiempo y su legado: 1881-1961 Sebastián Donoso Bustamante

J

osé Rafael Bustamante nació en Quito el 19 de agosto de 1881 en un hogar caracterizado por la austeridad económica. Muy pronto, en pocos meses entre los años de 1894 y 1895, perdió a sus padres, lo que marcó profundamente su personalidad; aquella añoranza por las caricias y amor maternal, la sensación de soledad y tristeza por la falta del indispensable apoyo de su padre durante su desarrollo físico y emocional, son evidentes en sus posteriores escritos y en la forma suya propia de entender los retos de la vida. Huérfano, fue acogido por sus tías maternas, Mercedes, soltera, y, en especial, Rosa Cevallos, cónyuge de Juan José Guarderas y Villacís, quienes lo apoyaron en su crianza y formación. La tía Rosa era católica pero de convicciones liberales, lo cual influyó en el pensamiento del joven José Rafael. Graduado de bachiller en filosofía y literatura en el colegio San Gabriel en mayo de 1898, siguió por tres años la carrera de derecho en la Universidad Central, mas, problemas de orden familiar, la administración de la hacienda «Palugo», que estaba en peligro de ser rematada por una mala gestión de familiares cercanos,

le exigió dejar sus estudios y transitoriamente el círculo de sus más íntimos amigos, entre los cuales se contaban: Luis Robalino Dávila, Carlos Tobar, Gonzalo Zaldumbide, Arturo Borja Pérez y Luis Antonio Cevallos.

íntegra, en la revista Letras fundada por Isaac J. Barrera.

Hacia 1910, como fruto de su trabajo agrícola, adquirió una pequeña casa al borde del parque de La Alameda, en ese entonces en los extraEn el silencio de «Palugo», en tardes y noches muros de la ciudad. Va a ser este parque el esa la luz de las velas, encontró tiempo necesario cenario de múltiples de sus paseos en soledad para meditar y escribir, para traducir mediante o en compañía de amigos predilectos y al que la escritura sus pensamientos. Fue en este am- dedicará dos de sus escritos más sentidos. biente de soledad donde empezó a concebir la que sería su obra más importante: Filosofía de Capítulo importante de su vida en esos años fue su participación en la fundación del diario la Libertad. El Día, que nace del abatimiento espiritual de Este aislamiento no le impidió colaborar en pu- un grupo de intelectuales ante la serie de sublicaciones de la época. La más importante de cesos trágicos de la política ecuatoriana, que ellas, la Revista de la Sociedad Jurídico Literaria, culminaron con el asesinato del general Julio acogió varios de sus artículos, reflexiones sobre Andrade en marzo de 1912. El Día, en su prila paz del alma y la alegría de vivir, el libre pen- mera etapa, que va de 1913 a 1915, acogerá samiento, o la obra cumbre de Cervantes. algunos artículos suyos. Es en este mismo año de 1915, que contrae matrimonio con Hipatia Fue en esta época que comenzó a escribir su Cárdenas Navarro, una dama de altos relieves Para matar el gusano, novela de carácter rea- intelectuales y de gran fuerza de voluntad, lista, uno de cuyos capítulos aparecería ya en quien será el indispensable complemento septiembre de 1909 en La ilustración ecuatoria- espiritual de Bustamante. na, la emblemática revista de Celiano Monge y Roberto Cruz. Posteriormente, y a partir de Su desempeño político y diplomático fue, pese 1912, por capítulos, esta obra se publicaría, casi a su carácter retraído, capítulo importante de

Para matar el gusano apareció en sucesivas entregas a partir del primer número de la revista Letras. Esta publicación, entre varias de carácter periódico que circularon en el Ecuador de entonces, acogió a un gran número de escritores alineados con el modernismo. La novela se publica en veinte y seis entregas de la revista, entre agosto de 1912 y abril de 1915, faltando algo menos de diez párrafos del capítulo XIV para que la misma concluyera, si es que se compara con el texto de la primera edición de la novela, editada veinte años después como parte del plan de publicaciones de la Academia Ecuatoriana correspondiente de la Española. Pese a esta inexplicable omisión (¿el autor acaso pretendía dar otro final a su escrito?), es factible ubicar a este 2015 como el del centenario de su aparición. Letras del Ecuador ha considerado este hecho no solo como motivo para recordar una novela que, a criterio del propio Barrera en su Historia de la literatura ecuatoriana, «sigue el realismo español, con la misma maestría de Pereda», sino también para destacar los valores de un ecuatoriano que, para muchos, fue una de las mentes más lúcidas de nuestro Ecuador del siglo XX y un envidiable ejemplo de desapego al poder y a las cosas vanas de la vida.


16 LETRAS DEL ECUADOR / EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO su vida. Ya en 1919, el presidente Baquerizo Moreno le nombra encargado de negocios de nuestro país ante el gobierno de Chile, función que la desempeñará durante tres años y de la que se apartará transitoriamente por diferencias de criterio con la cancillería, aunque retornará a ella un año después, por decisión del presidente Tamayo.

como uno de sus miembros de número y entre los más destacados. De la mano de su esposa, colaboró con el «Grupo América» y en espacial con su revista, que en aquella época estaba ocupando el nicho que iba dejando la de la Sociedad Jurídico Literaria.

Este capítulo de los finales de su vida política constituye un ejemplo de su patriotismo y de la forma cómo entendió la participación en la solución de los problemas nacionales. Contarlo a breves rasgos, se constituye en lección para el futuro del país.

Bustamante, en los días del derrocamiento de Velasco Ibarra a su segunda Rasgo distintivo de su carácter, fue la respuespresidencia, agosto de 1947, se había ta que dio al doctor Rafael Elizalde, su comretirado a la soledad y al trabajo en patriota y antiguo canciller, por los consejos su hacienda; desencantado acaso por que recibió para vincularse adecuadamente los requiebres de nuestra política, se con la aristocracia santiaguina. Se cuenta que había dedicado, como siempre en sus el consejo de Elizalde fue que debía rasurarse momentos libres, a filosofar y a esla barba, adquirir una membresía en el Club cribir. Tenía entre manos su Filosofía de la Unión y asistir a la misa dominical de de la Libertad aún inconclusa y nada mediodía en la catedral. Bustamante, imperhacía presumir que volviera a los afatérrito, le respondió que en el Ecuador era el nes públicos. Empero, el congreso exúnico que conservaba la costumbre de llevar traordinario de aquel año, enfrascado barba a la usanza de su padre, sin que a nadie en graves tareas y en la búsqueda de le ofendiera; en segundo lugar, que no tenía salidas a la grave crisis política, pensó dinero para ingresar a un club tan exclusivo; en Bustamante para el desempeño de y, por último, que creía incorrecto asistir a cela vicepresidencia de la república. Fue remonias religiosas como acto social. necesario que una delegación del parlamento acudiera a la lejana hacienda Por un breve lapso fue senador funcional por del elegido, le visitara y le solicitara su la Agricultura en el Congreso Extraordinaconcurso tal a un moderno Cincinario de 1923, mientras en octubre de 1924 el to, como en verdad lo era. Fue difícil presidente Córdova le designó como su canconvencerlo pero, a la postre, aceptó, ciller, cargo que lo desempeñó durante corto se posesionó en improvisado viaje a la tiempo, menos de un mes, dados insalvables sede del congreso en el palacio de gocriterios suyos sobre la manera de enfocar los bierno y ejerció tal cargo con su prograves problemas económicos y políticos de verbial frugalidad, con su característiaquella época. ca honradez, constituyendo este paso por la historia nacional, un nuevo Justamente esta manera diferente de ver las ejemplo de su personalidad, rara avis cosas, le motivó a colaborar con el semanario JRB junto a su esposa Hipatia Cárdenas en un escenario siempre tan convulEl Sol, que, dirigido por Homero Viteri LaCabe subrayar también su participación en lasionado como ha sido el de nuestra política. fronte e Isaac J. Barrera, mantenía una posición de crítica con el gobierno y había reunido en su bores académicas. En abril de 1928, al fundarse De 1945 hasta su muerte fue director de la Acaseno a un importante grupo de intelectuales, la Facultad de Filosofía y Letras en la Universidemia Ecuatoriana de la Lengua y fue buscado descontentos por la pasividad del presidente dad Central, Bustamante fungió como su pritantas veces cuantas fueron necesarias para dar de la república ante las dificultades políticas de mer decano y fue profesor de la misma hasta lustre a un acto, para pronunciar una confe1934. todo orden que sobrevenían. rencia y hasta para encabezar una lista de seFue precisamente esta pasividad la que motivó Importante también su participación en capí- nadores, sabiéndose que solo su nombre traía el golpe militar conocido como «revolución tulos trascendentales de la política ecuatoriana, al pensamiento de sus conciudadanos todas las como el de la descali- virtudes ciudadanas al haber de un ser humano. juliana». La primera junta ficación del candidato provisional de gobierno triunfante a la presiden- Se podrían agregar muchos más datos de su contó a Bustamante cia de la república Nep- vida, todos ellos válido legado a las futuras como uno de sus vocales, generaciones. Sin duda, el más importante, el encargado de los asuntos Ejerció tal cargo con su talí Bonifaz, en cuyo conjunto de sus escritos, su pensamiento, la exteriores. Fue en el proverbial frugalidad, episodio, junto con el filosofía de vida que predicó. A su muerte, el periodo de su desempeño con su característica doctor José María Ve- 14 de abril de 1961, fue de unánime consenso lasco Ibarra, fue parte ministerial (15 julio a 8 honradez, constituyendo de la comisión para es- social que se había creado un vacío difícil de lleoctubre de 1925) que se este paso por la tudiar las implicaciones nar en la intelectualidad ecuatoriana. Quedó, rompieron las relaciones de historia nacional, un jurídicas del caso; la in- como queda dicho, su legado espiritual. Cinco nuestro país con Colombia nuevo ejemplo de su clusión de su nombre años después, por ejemplo, en el número 24 de como consecuencia de personalidad, rara avis en en la terna para elegir la Revista de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, la cesión de este país al un escenario siempre tan candidato presidencial aparecerá publicado su «testamento filosófico». Perú, de territorio antes convulsionado como ha en 1934 por parte de la En él, al glosar una de las coplas de Manrique entregado por el Ecuador a sido el de nuestra política Junta Nacional del Su- dirá que «de tal tristeza y dolor [que es nuestra Colombia. fragio Libre; el ejercicio vida más que un breve día] brota la aspiración Pero en todo el tiempo del ministerio de Go- a la quietud y beatitud de la sustancia que no transcurrido en sus afanes bierno en la presidencia cambia, que se mantiene una e inmóvil, segura diplomáticos y políticos y del doctor Manuel Ma- y eterna». en los años subsiguientes, ría Borrero; su nombraBustamante no descuidó el ejercicio de su plu- miento como miembro del directorio del Ban- Bibliografía: ma. Había escrito en varios periódicos y revis- co Hipotecario y vicepresidente del mismo; y, Bustamante, José Rafael y Sebastián I. Donoso tas, prólogos para libros, pronunciado confe- en fin, su elección como vicepresidente de la Bustamante (Ed.) Filosofía de la Libertad, Quito: Donoso Editores, 2015, pp. 23-89. rencias e ingresado a la Academia Ecuatoriana república en 1947.


EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO / LETRAS DEL ECUADOR

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Para matar el gusano, entre la ficción y el testimonio Vicente Robalino

L

a novela Para matar el gusano, del escritor ecuatoriano José Rafael Bustamante (1881-1961), nos revela, al mismo tiempo, un mundo de ficción y otro de carácter testimonial. La ficción adquiere mayor desarrollo en la construcción del paisaje andino, en la caracterización de los personajes y, en general, en la descripción. Sin duda, Bustamante es un gran pintor o, como actualmente diríamos, un gran fotógrafo, con una maravillosa capacidad para captar el detalle por medio de la figura retórica de la evidencia, como en este ejemplo: En una pieza contigua a la cocina, en donde estaba el horno, preparaban el pan cinco mujeres; de rodillas, delante de la artesa se habían colocado dos de ellas, una de las cuales era Inés, que estaba soba que te soba la masa; la otra, una doña pringosa y desgreñada, se ocupaba en lavar y fregotear el estradillo que había de servir para la hechura del pan y su consiguiente introducción en el horno; […] Maritornes, recia e inflada de carnes, aviesa de mirada y enmarañada de pelo y rostro, confeccionaba la mixtura de queso y cebolla para el condumio de las empanadas, lanzándose a la boca a hurtadillas buenos pedazos del primer ingrediente.1

Lo testimonial se pone de manifiesto en la configuración de una época histórica, la del triunfo del liberalismo (1895). Sin embargo, el tiempo del relato se retrotrae a unos años anteriores a la fecha señalada, donde predomina un acerbo feudalismo, representado en la novela por la hacienda de Jorge: «[…] El indio es la tortura del patrón que no acierta, ni con el látigo ni con el afecto, a dar espontaneidad a su trabajo; y es la tortura del poeta, codicioso siempre de penetrar en el fondo de las almas y el secreto de las vidas…»2. Es reiterada en esta novela la concepción determinista del indio, destinado al trabajo embrutecedor y a la bebida. La figura que destaca en la hacienda es la del chagra, mestizo quien es una suerte de administrador-capataz: «Los chagras lucieron su habilidad para enlazar y la agilidad y fortaleza de sus caballos; los indios volvíanlo todo infernal barahúnda […]»3. Nótese el contraste que se establece entre «la habilidad del chagra» y la «torpeza del indio». Sin embargo, la hacienda de Jorge no solo es el escenario donde con mayor amplitud se representan las relaciones aristocrático-feudales, sino que es el lugar visitado por Roberto, el muchacho citadino, «de medio pelo», que busca en la hacienda de su amigo Jorge un lugar de ensoñación romántica y de pureza: «Roberto se puso loco de contento al contemplar la hermosura del pintoresco vallecito que en aquel día, despejado y apacible, lucía un aspecto lleno de dulzura con sus dorados llanos de trigo, verdes dehesas, enjalbegados caseríos y oscuras arboledas, […]»4. A pesar de la amistad que une a estos dos personajes —Jorge y Roberto— hay una situación que los distancia de manera irremediable, es el hecho de pertenecer a clases sociales

distintas: Jorge, a la clase aristocrático-feudal, terrateniente; mientras que Roberto, a la clase media, urbana-quiteña, que en aquella época —finales del siglo XIX y comienzos del XX— estaba formándose en el Ecuador. La condición socioeconómica de Roberto hace que él junto a su madre, la costurera Rosa Jácome, vivan en un barrio marginal de Quito, en un vecindario. Por esta razón, cuando Roberto regresa de la hacienda de su amigo Jorge, añora y contrasta el espacio amplio y cómodo de la hacienda con el carácter lúgubre y pesado que muestra Quito: «Ya en la ciudad que le parecía triste y opresora por lo angosto de las calles, lo gris del aspecto y el hormigueo de las gentes, después de la anchurosa, clara y libre del campo»5.

que vive en la extrema pobreza y con una madre que agoniza. De ahí que la intención del autor parecería orientarse a poner en evidencia el carácter acomodaticio de la clase media que, como en las novelas de Alfredo Baquerizo Moreno, lo único que busca es arribar socialmente hacia la clase aristocrático-feudal. Por esta razón Roberto no se cansa de criticar a los «ricos», crítica que implica una forma de añorar la situación que disfrutan las clases altas: —Ricos malditos —decía Roberto, que se había exaltado grandemente al recuerdo de su cobardía y del gentil modo en que Jorge le había confundido— ¿por qué no nos dejan siquiera a los pobres el consuelo de querernos en paz?8

Esta misma actitud socialmente ambigua, se Si bien es cierto que la anécdota narrativa se mantiene en esta novela cuando el narrador reduce a un triángulo amoroso: Jorge, Inés y exalta las relaciones de explotación de la haRoberto, que concluye con la total decepción cienda, que se confunden por parte de este último, con la exaltación del paidecepción que lo lleva al saje o la caracterización alcoholismo; lo imporde los personajes o de la tante es el poder apreciar naturaleza, para formar en esta novela cómo, deun cuadro de costumtrás de esta anécdota, se Los personajes bres. Observemos cómo representa todo un comde esta novela se enumera este orden soplejo juego de intereses y se ubican en un cial convertido en cuadro clases sociales que giran punto intermedio de costumbres: en torno al surgimiento entre la herencia … Iba, en primer término, de la revolución liberal. colonial y el un longo, con zamarros de Como bien afirma Jorge advenimiento cuero de chivo de luengas E. Vivanco Mendieta: y colgantes lanas; detrás la del liberalismo gente menuda, compues«La Revolución del 5 de ta de todos los chiquillos, junio de 1895 no nació desde los jóvenes Jorge y en esa fecha. Fue gestánRoberto hasta los niños tiernos que eran llevados dose desde la colonia con por delante; después las pensadores como Espeseñoras, veladas el rostro jo, y en las luchas de la y enguantadas las manos Independencia, con la […]; en seguida, las criadas, con blancos sombrepresencia de quienes esros de paja y ropa chillona […]; y por último, la tablecieron entonces la soberanía del talento y majestad del patrón, con zamarros de cuero de 6 la virtud cívica» . En efecto, los personajes de león y espuelas de plata […], llevando a su lado esta novela se ubican en un punto intermedio al mayordomo o administrador para que le diera prolija cuenta […], de la marcha del fundo.9 entre la herencia colonial y el advenimiento del liberalismo. Sin mostrar una clara definición ideológica hacia un lado o hacia el otro. Pues Tómese en cuenta cómo la figura imponente por momentos parecerían estar de acuerdo con del patrón destaca «con zamarros de cuero de el sistema hacendario, en otros, apoyar la causa león y espuelas de plata». Pues hay una claliberal. Esta actitud pendular se puede apreciar ra relación metafórica: el patrón es un león; el momento en que Roberto se entera del triun- mientras que «un longo» solo lleva «zamarros fo del liberalismo y su actitud no es de regocijo de cuero de chivo». «Un longo» es apenas un chivo que puede ser devorado por el león. Este sino de desconcierto: mismo contraste se establece entre las señoras … hasta que llegó Alfaro a Quito y se organizó el y las criadas. Las primeras, «veladas el rostro y nuevo Gobierno, quedándose Roberto sin el emenguantadas las manos», en tanto las segundas pleo mientras su madre empeoraba y ya, postrada llevan «blancos sombreros y ropa chillona». Las en cama, nada podía hacer en orden a hablar con «señoras» son imágenes pulcras. Las «criadas» algún personaje influyente que pudiese conseguir que le conservasen a Roberto en dicho empleo.7 destacan por el colorido de su ropa, expresado por medio de una sinestesia. Pues, para este personaje es mucho más importante su situación individual y familiar, y Estos contrastes sociales son muy frecuentes en su acomodo burocrático que los cambios que esta novela. Así, Roberto «era nieto de Pedro podría traer la revolución liberal. Acomodo bu- González, chagra […] que poseyó en su pueblo rocrático que quizá podría justificarse debido a una casa regular con cuadras de terreno, […];


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en cambio Jorge es de añejo abolengo, pues sus ojos son azules y su rostro blanco». Sin embargo, la participación en la trama de este último personaje es muy limitada, el que desarrolla un papel muy amplio es Roberto. Sin duda, él es el protagonista, pues experimenta transformaciones igual que la sociedad en la que vive: de joven romántico ingenuo y enamorado de la naturaleza, al final de la novela se convierte en un alcohólico, es decir, en una lacra social: «Ved a Roberto, al Roberto de este cuento. Bebe también. Pertenece ya a la legión oscura y repugnante de los infelices, a ese haz de fuerzas perdidas, a ese grupo fatídico de sombras vergonzantes que desfilan al azar, andrajos vivientes, despojos que aún palpitan, de la vida»10. Sin embargo, no solo Roberto es el incorregible borrachín, quien deambula por las cantinas pestilentes de Quito, con otros personajes que, como él, han sido desplazados socialmente: «Y en el rincón oscuro y pestilente, están los borrachos, los que beben todos los días, los que matan el gusano a diario»11. Otro personaje que, como Roberto, sufre transformación es su madre Rosa Jácome, pues primero la pobreza, luego la enfermedad ha ido poco a poco minando sus fuerzas hasta llevarla a la muerte. Así, Roberto posee una triple orfandad: es huérfano de padres, de amigos —Jorge le arrebata el amor de Inés—, huérfano de una sociedad que lo margina; de ahí que termine olvidado de sí mismo: «Como es su medio natural, como el pez en el agua y el pájaro en el aire, él se mueve en la atmósfera caldeada del vicio»12. Asimismo, el narrador desde su omnisciencia juzga y valora el mundo narrado, tanto que expresa sus opiniones en extensas digresiones, como esta: «¡Cómo! ¿Tenía derecho Jorge, solo porque era rico, para jugar con el cariño de los pobres y dar un puntapié, sin más ni más, a la amistad y a la gratitud? ¡Ah! el ingrato amigo, ¿con qué tanto alarde aparatoso de hidalguía y

nobleza encubría un corazón egoísta, soberbio y seco? […]»13. Desde este punto de vista, esta novela, por medio de su narrador, construye un discurso que corresponde a una moral social, pues el mundo narrado y con él los personajes van a ser juzgados en todas y cada una de sus acciones. Esta actitud de reflexionar desde la conciencia individual y social de esta novela, tanto el narrador como los personajes, concuerda con el pensamiento del autor. En efecto, José Rafael Bustamante posee una gran formación filosófica y está interesado en el problema de la libertad y de la conciencia. Así lo expresa en sus ensayos: «Y si todavía no es dable concebir el ser sin la conciencia, se nos hace difícil, casi imposible, hablar del yo suprimida aquella revelación y presencia del ser en sí mismo; […]»14. En cambio, el problema de la libertad lo relaciona este autor con los principios del liberalismo: «El libre pensamiento es, pues, si bien se mira, la raíz y tronco del liberalismo; de aquel dimanan la libertad de palabra y de imprenta, la libertad de conciencia o de cultos, la libertad de asociación y la enseñanza laica»15. En la novela que estamos comentando, la libertad de los personajes se encuentra gravemente amenazada por su situación social, así la pobreza de Roberto lo conduce fatalmente al alcoholismo; mientras que la riqueza de Jorge, el hacendado, hace que él reproduzca en sus relaciones sociales el sistema de explotación de la colonia. De esta manera vemos cómo Para matar el gusano, novela escrita en 1915, nos muestra a unos personajes —Jorge, Roberto, Rosa e Inés— atrapados en una encrucijada entre un feudalismo, decorado con un paisaje romántico, y una revolución liberal que estalla en la ciudad, cuyo sentido y consecuencias aún no han sido asimilados por dichos personajes; por ello su reacción es de desconcierto y hasta de ambigüedad. El contenido testimonial de esta novela se combina —se ficcionaliza— con

una retórica orientada hacia lo descriptivo y enunciada desde la perspectiva de un narrador omnisciente que, como tal, asume el discurso de sus personajes desde una óptica ético-moral: hacer que el lector reflexione en torno a las buenas y malas costumbres, a su libertad de elección, entre los vicios como el alcoholismo y las virtudes como la humildad, la sencillez, la honradez… Virtudes y defectos predeterminados por la sociedad, concretamente por la clase social a la que pertenecen tales personajes. Notas: 1 José Rafael Bustamante, Para matar el gusano, Quito, Ed. Fernández, 1935, p. 39. 2 Ibíd., p. 33. 3 Ibíd., pp. 18-19. 4 Ibíd., p. 26. 5 Ibíd., p. 120. 6 Jorge E. Vivanco Mendieta, «Las libertades sociales o públicas como conquistas de la revolución liberal del 5 de junio de 1895», en El liberalismo en el Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional, 1991, p. 158. 7 José Rafael Bustamante, op. cit., p. 155. 8 Ibíd., p. 167. 9 Ibíd., p. 8. 10 Ibíd., p. 179. 11 Ibíd., p. 180. 12 Ibíd., p. 181. 13 Ibíd., p. 82. 14 José Rafael Bustamante, De la Filosofía y otros ensayos, Quito, Universidad Alfredo Pérez Guerrero, 2006, p. 32. 15 Ibíd., p. 122. Bibliografía: Bustamante, José Rafael, Para matar el gusano, Quito, Ed. Fernández, 1935. _____________, De la Filosofía y otros ensayos, Quito, Consejo Nacional de Cultura, 2006. Vivanco Mendieta, Jorge E., «Las libertades sociales o públicas como conquistas de la revolución liberal del 5 de junio de 1895», en El liberalismo en el Ecuador, Quito, Corporación Editora Nacional, 1991.


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El filósofo José Rafael Bustamante Jorge Luis Gómez Rodríguez

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hace posible una idea de filosofía tan madura y, al mismo tiempo, menospreciadora del ser como fructífera, pues el idealismo que pro- nacional, en su idea de filosofía, al parecer, fesaron, les sustrae del ámbito político como buscó superarla. de las propuestas positivistas que saltaron a la palestra en el ámbito educativo, con la llega- Nuestro filósofo salva y no salva al mismo tiempo con su idea de la filosofía, una visión sesgada da al país de las Misiode la idea de nacional nes Pedagógicas Alemay nos hace ver que la nas entre 1914 y 1924. falta de un concepto del En este caso, la pedagoser nacional, fue lugar gía positivista alemana, La idea de común del liberalismo la famosa pedagogía de Bustamante y su y, al mismo tiempo, Herbart, impulsó una generación fue fue factor determinante fuerte discusión sobre la de superar la en los idealismos que el modelo pedagógico inestabilidad intentaron trascender ese que debía sustentar el ideológica del vacío con propuestas no modelo laico y, en esta liberalismo político, siempre consistentes. Si discusión, se hizo manihasta alcanzar carecemos de filosofía en fiesto el vacío ideológico del liberalismo, sobre la libertad como el Ecuador, si la carencia todo en lo concerniente integración que de este tipo de estudios es a una idea del ser nacioconcibe desde más notable en el Ecuador nal y de la idiosincrasia la filosofía que en otras regiones de Latinoamérica, se debe del ecuatoriano. Pero si a «los males de la raza y bien Bustamante hizo la naturaleza» y a la falta uso de la afirmación code libertad. Con esta mún a los liberales de la afirmación, Bustamante época, sobre los «males de la raza y la naingresa en el grupo de los ecuatorianos que turaleza» como única causa del deterioro y la inconsistencia del ser nacional, en su idea negaron al Ecuador una filosofía, como Julio de la filosofía hay precisamente el intento de Endara o Benjamín Carrión, y esta distinción se unir todas las partes en una unidad trascen- debe en parte, creemos nosotros, al positivismo Y es posible que el contexto generacional dente, con lo que nos hace ver que si bien del que se sostenía sin crítica alguna, pero no al de Bustamante sea el factor que presiona y participó de esa suerte de visión positivista idealismo con el que se liberaba de éste. ue Julio Enrique Moreno quien afirmó que el liberalismo nacional no maduró y siempre vivió de una «inestabilidad ideológica» o «anticlericalismo», pues la libertad que profesaron los liberales, fue solo emancipación o independencia de los dogmas como se manifestó en la lucha por la conquista del laicismo y el desarrollo de un modelo educativo y cultural independiente del régimen colonial eclesiástico. En esta idea de una libertad negativa, como enseñaba Isaiah Berlin, lo prioritario fue el enfrentamiento con las limitaciones dogmáticas, límites y trabas que el antiguo régimen sustentaba impidiendo la manifestación de una nueva idea de la educación y la cultura. No obstante, la generación de José Rafael Bustamante fue consciente de este límite a pesar de su idealismo y de la deuda con la metafísica de su tiempo que luchaba en contra del positivismo. La propuesta generacional de la conexión entre lo uno y lo múltiple, como acostumbraron a decir, no tuvo otro rumbo que el de intentar unir la diversidad, de concebir una libertad como integración o síntesis, es decir, una idea de la libertad afirmativa, madura y definitiva. En este sentido, la idea de Bustamante y su generación fue la de superar la inestabilidad ideológica del liberalismo político, hasta alcanzar la libertad como integración que concibe desde la filosofía.


20 LETRAS DEL ECUADOR / EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO Con la idea de la unidad de lo uno y de lo múltiple, con su idea de la libertad como integración de todos los factores y aspectos de la totalidad que Bustamante concibe como filosofía, su autor piensa a ésta como un orden trascendente e ideal, pues en ella se libera del dominio natural e instintivo, de la vida práctica, de la política y la voluntad de poder, es decir, el filosofar es un más allá, una necesaria trascendencia, una madurez que supera todas las contradicciones y se instala en una visión telescópica donde se manifiesta la diversidad de cosas, enseres y problemas unidos, donde no existen los obstáculos ni partidismos. En este dominio pretende Bustamante situar a la filosofía, en el dominio de la libertad, pues allí no hay exclusión ni enajenación alguna, allí no hay obstáculo ni impedimento, allí la panorámica cósmica, el orden de todo, distribuye cada cosa en su lugar, cada género en su concepto, cada individuo en su especie. Por eso no puede existir filosofía cuando no se haya conquistado ni madurado una auténtica libertad.

Pero a pesar de este contrasentido, pensamos que las ideas de José Rafael Bustamante sobre la libertad nos pudieran proporcionar un rico horizonte reflexivo muy fructífero para la poesía y el arte, pues en ella observamos esa necesidad de síntesis que, en un país tan diverso, debe calar hondo en la imaginación de los artistas nacionales y así contribuir con una idea de lo nacional como unidad creativa del todo, como reunión de las diversidades en un principio de integración. En este caso, como conflicto entre lo exterior y lo interior, la libertad para Bustamante, nos enseña que es esta pugna entre mi voluntad y lo que se opone a mi deseo, a mi anhelo, que mi individualidad dejará de ser frenada por una comunidad que niega la libre disposición de mi voluntad. Por eso la libertad es la síntesis de esta lucha, la armonía entre lo exterior y lo interior, donde ninguno de ellos ahogue al otro, pues « el alma de la libertad es la inteligencia, la inteligencia que aprehende lo universal y libera al hombre de la estrechez y la esclavitud, de lo concreto y limitado». Como poder sintético « la libertad consiste en exterioComo podemos apreciar, el idealismo filosófi- rizar lo interior del propio ser y en interiorizar co de Bustamante garantiza de suyo un mundo lo externo». sin problemas ni beligerancias, un mundo sin banderas ni camisetas del partidismo, un mun- Hay en la idea de libertad de Bustamante un do integrado y sin límites. En cierta medida, al manantial muy rico para su explotación y huir del positivismo cae, sin lugar a dudas, en creemos nosotros, que valdría la pena prestar el extremo opuesto. La fuerte discusión sobre el atención a esta idea, sobre todo en el ámbito valor del positivismo pedagógico como funda- del arte. Pues fuera de quitarle el sentido mento del laicismo parece aquí soslayada. Pero radicalmente subjetivo de la idea de la libertad las huidas de uno y otro obstáculo, no garanti- en la filosofía moderna, la libertad como factum zaban un auténtico sustento, ni una contribu- de la razón en la filosofía kantiana, en esta idea ción madura al concepto del ser nacional. Las la libertad se ve trasladada a la realidad exterior afirmaciones de Julio Enrique Moreno sobre como un factum de la realidad. Y en ello reside la inestabilidad ideológica del liberalismo, co- el rasgo tan inusual de ella, una manera de bran aquí pleno sentido y llegan a manifestarse observar la realidad pero sin la interrupción como el testimonio de una elusión todavía pre- ni ordenación que pone el principio de razón, sente en la cultura contemporánea. mediante un salto intuitivo. Y tiene razón

Bustamante cuando dice que la filosofía es la unidad de Parménides y Heráclito, idea que también hemos leído en los escritos de Gadamer sobre la filosofía antigua, pues con esta idea, se produce un quiebre del racionalismo moderno, una superación que con la unidad de lo uno y de lo múltiple, garantiza no solo un nuevo concepto de la filosofía, sino un modo de discutir al todo de la historia conceptual de la filosofía desde una nueva perspectiva. En el texto «La claridad en la elocución» (1928) Bustamante expone su idea del arte que bien pudiera aplicarse y hasta hacerse realidad entre nosotros, pues como creía Carrión, la idea de lo nacional debe ser creado por el arte, debe ser parte de un mito de lo nacional, debe ser parte del «Cuento de la patria». Cuando expone su idea del arte, Bustamante no vacila en afirmar que «La oposición de las artes materiales y espirituales reclama un arte superior que las concilie, un arte universal y absoluto, en el que la forma y la idea, el objeto y el sujeto, sean inseparables. Este arte que, resumiendo todos los otros, construye, esculpe, pinta, canta, habla, piensa, es la poesía». Si bien aquí la reivindicación de la poesía como el arte que une todo, un arte mayúsculo, es lugar común del romanticismo, la posibilidad de pensar a la poesía con esta tarea y con estas metas supremas, parece lejos de las corrientes poéticas nacionales y continentales, pues allí más vale un erotismo de salón y una renuncia anti sistémica tan superficial como anodina, que el verdadero oficio de la construcción del sí mismo, de una individualidad madura que pueda y quiera entregarnos eso que tanta falta nos hace, pero que se demora en venir a la luz. Nada más pensar en la unidad de lo diverso, para acordarnos de José Rafael Bustamante y del Ecuador.

Dibujo de Miguel Varea


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José Rafael Bustamante o la honradez política

N

no responda a una voluntad leal y firme». Y cinco años después, vuelve a dicha cartera de Estado llamado por el presidente Borrero para garantizar los propósitos de una asamblea constituyente que repare el orden político roto por una de las tantas dictaduras de aquellos convulsos años, siendo calificada su figura como la de un «puritano en sus principios liberales [sobre quien] nadie ha puesto en duda su honradez política, su delicadeza personal y las virtudes cívicas que le honran». ¿Qué más pedir a aquel que, renunciando a la tranquilidad de la cual era tan afecto, debe encontrarse, por fuerza, en medio de la tormenta política ejerciendo una responsabilidad cívica como mandato del destino?

o le fueron extraños a José Rafael Bustamante los campos de la política. Los arduos y traicioneros ámbitos de nuestra política en la primera mitad del siglo XX. Su vocación, como ha quedado anotado en varios escritos sobre su personalidad, iba por otros rumbos: el pensamiento, la cátedra, los cenáculos de intelectuales. Pero exigencias nacidas de las circunstancias que rodearon su existir, impulsaron, no solo en una oportunidad sino en varias y en las más complejas, su activa participación política. Las circunstancias… tal como lo enfocara Ortega y Gasset en lúcida advertencia sobre los condicionamientos a los que todos estamos sometidos en el tiempo y lugar en los cuales nos corresponde vivir. A Bustamante, todavía joven, le afectó la serie de sucesos de violencia política que arrancaron con el asesinato del general Emilio María Terán y culminaron con la muerte, otro asesinato más, del general Julio Andrade. Se cuenta que el mismo día del entierro del ilustre personaje —en quien la patria perdió a uno de sus posibles mejores estadistas—, un grupo de intelectuales, entre los cuales se encontraba Bustamante, concibió que la fundación de un diario era el mejor instrumento para poder difundir sus pensamientos en hora tan trágica del convivir nacional. En otras palabras, enfrentar la componenda y la vileza política con la pluma y el pensamiento. Duró poco más de un año dicha empresa pero ella sirvió para que Bustamante afirmara las bases de lo que creía fundamental para el convivir en sociedad: el respeto a las ideas y el ejercicio pleno de las libertades, en otras palabras, su credo liberal. Esto de ser liberal, filosóficamente hablando, no significaba otra cosa que ser demócrata, creer en las bases republicanas de la vida política, en el respeto a los derechos ciudadanos y en la garantía a la pureza del sufragio. Suponía esto contradecir la praxis de quienes, cobijados por una estructura partidista, decían ser liberales, simple membrete para usufructuar del poder político a nombre de una revolución debilitada en sus principios. Con esta actitud tan propia suya, creer y obrar en una misma línea, sin desvíos ni flaquezas, en el más puro respeto al significado de las palabras, Bustamante se convertiría en indispensable referencia moral, a quien se recurrirá en los momentos de mayor tensión y desconcierto político de nuestro país. Pero vayamos en orden. En el semanario El Sol, que edita un grupo de escritores dirigidos por Homero Viteri Lafronte e Isaac J. Barrera para orientar a la opinión pública a finales del régimen de Gonzalo S. Córdova, Bustamante expone algunas ideas de lo que será el norte de su pensamiento: la filosofía de la libertad. «Para los políticos —dice en el número 21 de 25 de junio de 1925— la libertad no existe». Y agrega: «Ellos ven, sienten y comprenden tan solo la autoridad, el poder, el gobierno; y de la autoridad, la función de imponer, de mandar, de compeler. Nada

Dibujo de Jean Pierre Reinoso

saben del principio moral de unidad, de armonía, de síntesis que informa toda autoridad y que constituye su elemento esencial». A poco, la Revolución Juliana le llevará a ser parte de la primera junta provisional de gobierno, ocuparse en ella de los asuntos concernientes a los negocios internacionales y participar de las primeras decisiones de un régimen revolucionario que, en medio de una estructura plural no concebible para el temperamento nacional, irá lastimosamente desgastando sus energías a ritmo vertiginoso. Se apartará de ella cuando decisiones tomadas sin su anuencia, serán incompatibles con lo que él cree es sustancia del ejercicio del poder, el respeto a las ideas ajenas. Pero la vida le seguirá ofreciendo oportunidades políticas no reclamadas por él, menos aún deseadas. En el congreso de 1932 debe participar de los debates alrededor de la impugnación al candidato ganador de las elecciones presidenciales, con el pretexto de su cuestionada nacionalidad, y vota a favor de su calificación por estimar que había que respetar la voluntad popular manifestada en las urnas. Vísperas del proceso electoral de diciembre de 1933, una multitud congregada frente a su residencia le presiona para que acepte la cartera de Gobierno como garantía de la pureza electoral en unos comicios que, en verdad, fueron de los más puros en la historia republicana de nuestro país. En aquella ocasión, al dirigir una circular a los gobernadores de provincia, les recuerda su propósito de «convertir en una realidad indiscutible el derecho fundamental, base y demostración de la soberanía del pueblo ecuatoriano, génesis y raíz de los poderes públicos» y, para que no quede duda que su palabra no es parte de la farsa tan recurrida por los políticos «liberales» de entonces, recuerda a los propios gobernadores que su proclama no es «fórmula de estilo, de promesas que no habrán de cumplirse, de una retórica vana que

La presencia de las dictaduras en todo ese largo transcurrir de la década de los treinta, motiva a su esposa a formular una encuesta a diferentes personalidades de entonces y, por cierto, a su propio cónyuge. En su extensa respuesta, Bustamante duda si los ecuatorianos tengamos verdadero espíritu democrático. «Siendo [nuestro país] de contrastes violentos en su naturaleza, no lo es menos en la psiquis de las gentes», afirma. Hay algo más. Si bien su temperamento lo mantenía alejado del desorden y la vocinglería tan propios de nuestra política, no dejaba de constituir recurso para los mismos políticos que veían en él la tabla de salvación a sus continuadas iniquidades y no escasos desafueros. Su tranquila existencia, en medio del campo al que amaba y del trabajo agrícola que lo conocía desde muy joven, del reposo en medio de sus libros y sus apuntes, de los días serenos y apacibles, debió ser violada una vez más por el pedido ciudadano. Acudió a este que fue el último capítulo de su vida política y se posesionó de la vicepresidencia de la república el 18 de septiembre de 1947 con estas palabras: «Como hombre tengo flaquezas y errores, pero he conservado mis ideas y convicciones liberales en su más puro concepto. Y porque creo que estamos en un momento de sincera ordenación y de franca reestructuración con el concurso de todos los ciudadanos de buena voluntad, no he vacilado en abandonar mi retiro donde me refugio huyendo de la política bárbara, de la política de abusos y extorsiones». La opinión ciudadana no dudó en afirmar que la decisión del congreso de entonces, urgido por proceder a uno de los tantos parches de nuestra Constitución, había procedido con el mayor acierto. Su mandato, fiel a su ser liberal, recibió muy pronto el reconocimiento nacional. Ya en los últimos años de su vida, prestará todavía su nombre para encabezar la lista de senadores del Frente Democrático Nacional en las elecciones presidenciales de junio de 1956. Será el canto del cisne, que no amenguará en lo más mínimo sus creencias y su fe en la doctrina liberal. Él, que obligado por las circunstancias, debió estar en medio de las tormentas de nuestra política, pese a ser uno de aquellos que se refugian dentro de sí para escapar de aquellas turbulencias, había cumplido honrosamente su patriótico papel de ciudadano. (IZ)


22 LETRAS DEL ECUADOR / EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO

El pensamiento de José Rafael Bustamante Los inadaptados rebeldes

Woolf, sugestiva novelista inglesa, esposa amada y amante, madre dulce y tierna, que, con la grandeza de su corazón dejó el nido feliz de su familia para dilatar la mirada y contemplar el ntre los inadaptados rebeldes yo simpamundo. Al adivinar con intuición penetrante tizo grandemente con Bakounine que, el infierno y la tragedia latente en la humanicaballero de un sueño, nunca llegó a dad de hoy, dijo con exacerbada sensibilidad: un acuerdo con Marx, sin duda porque vio en «No entiendo nada de lo que pasa en la tierra». éste al inadaptado que ambiciona el papel de Y corrió como loca a dormir su soledad en la adaptador mediante la dictadura, el despotistumba, buscando la muerte, cobarde y valiente mo, la tiranía totalitaria para convertirse así en a la vez, fugitiva y rebelde al propio tiempo, los peores enemigos de la libertad. Caballero de como el solo remedio para su espanto, congoja un sueño, Bakounine soñó con un federalismo y desolación. de los pueblos de Europa, los Estados Unidos de Europa dijo él que, a manera del sistema fe- No entendía nada de lo que pasa en la tierra. deral que practicaba Suiza en su organización Un alma de mujer, llevada en alas de fuerzas interna, ensanchándose y ampliándose, abar- espirituales a delirar en un orden y una armocase a estados nuevos que para hacer triunfar nía que supera en la ceguedad de la ley física y la libertad, la justicia y la paz en las relaciones la brutalidad de la vida animal; ¿cómo podía internacionales, se formasen sobre bases esen- entender, en pleno mundo humano, el estallicialmente democráticas, do de la energía material, descentralizadas y autódescubierta, concentrada nomas como los cantoy manejada por el homnes del pueblo suizo. Y, bre para emplearla en la rodando por el mundo, disputa y en la lucha, en Bakounine se preguntaba No hay bien el poder y en la rebelión, si el exceso del bien o de fuera de la en la difusión de las ideas lo que así se llama puede libertad y y los mandamientos de producir el mal, y contesésta es la la moral, erigida la espataba que sí, que lo puede da, el cañón y la bomba fuente y nuclear, en el altar del producir, cuando se imcondición universo como numen, pone como ley despótica absoluta de musa y diva de los tiemy absoluta, sea religiosa, todo bien pos? Condigna respuesta, doctrinal, filosófica, política, jurídica, social o adecuada negativa la que como ley patriarcal de Virginia Woolf dio al esla familia; en una palatruendo desafiante de la bra, cuando todo bien se fuerza bruta que señorea impone a un individuo el orbe. La voz del espíricomo la negación de la tu ha de resonar siempre libertad y no es producto si no ha de extinguirse de ésta, porque no hay bien fuera de la libertad del todo lo que hay verdaderamente humano y ésta es la fuente y condición absoluta de todo y superior en el hombre, si algo ha de perdurar bien, digno verdaderamente de este nombre, con él, que lo distinga y eleve sobre el animal «pues el bien no es más que la libertad». Y yo y la montaña. Esa voz trazará infatigablemente agrego que la libertad no es sino la misma vida la ruta del futuro, rompiendo el cerco de la inhumana, su virtualidad, su dignidad, su valor; mensidad tenebrosa que le abruma. la vida individual misma que, purgada del instinto bestial y destructor, en espiritual ascen- No está lejos la figura, gigantesca e imponente so y conquista, puede forjarse, merced a una para mí, de Federico Guillermo Foerster, proeducación prolija para el vuelo independiente fesor, pedagogo, filósofo, intelectual puro, que del espíritu y el corazón en plenitud, su propio ingresó espontáneamente como Max Scheler, en la iglesia católica con profundo sentimiento bien y destino. religioso sin abdicar por ello la autonomía de su Un día, el ilustre mejicano Alfonso Reyes, dejó razón. Nacido en Berlín, hijo de un astrónomo, escapar, en una breve y rápida hora de luz, estas profesor en la Universidad de Zurich y en las de mágicas palabras: «Impuesta, ni la felicidad». Y Munich y Viena, publicó sus primeras obras soyo, caballero también de un sueño, me apoderé bre pedagogía y ética política que le dieron gran de ellas asimilándome su pensamiento hasta la reputación. Perteneciente con todas sus fibras a médula de los huesos y las hice resonar como la la Alemania humanista del período clásico, lecfórmula, el símbolo, la quinta esencia de toda tor de Constantino Franz, el gran intelectual, una concepción política y social. Tiempos antes opositor de Bismark, preso unas veces, desteotro excelso inadaptado, Mariano José de Larra, rrado otras, escribió en plena guerra, cuando en España, dejó caer de su pluma palabras simi- el nazismo había desencadenado sus fuerzas solares. «Violentar para alterar, forzar la voluntad bre el mundo, un libro fenomenal, «Europa y existente y dar a los hombres por la fuerza su el problema alemán»; respuesta al Mein Kampf felicidad misma, es un crimen». Pobre Virginia de Hitler, en que remontándose a los tiempos

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de formación germánica, señala la influencia desviadora y absorbente de los caballeros teutónicos y la Prusia en los destinos de Alemania. Recuerda a Constantino Franz que, combatiendo a Bismarck, solitario, recorrió a pie, el báculo en la mano, varias zonas de su patria tratando de renovar y resucitar la Alemania de pensamiento universal llamada por su situación geográfica a ser el centro de la federación europea, en que de manera supranacional se asegura la unidad de Europa sobre la base de la autonomía de todos los países que la componen. Era contra Bismarck, Guillermo II, von Bülow que llegaron a deformar y falsear las mentes, enalteciendo el culto de la guerra y volviéndose verdaderos anticristos, merecedores del terrible anatema de Verhaeren: «Con todo, si se le execra es menos por toda la sangre vertida por causa de crímenes dementes, que por haber pensado de modo tan monstruoso». Pensar monstruoso en realidad, divinizando el Estado con Hegel, considerando la guerra como actividad sagrada, como la manifestación más noble de la vida que lleva el corazón del hombre por encima de las vulgaridades de la existencia cotidiana. Y por eso, Foerster, ante esta religión de la fuerza bruta, acusa a su pueblo diciendo que si los otros tienen sus vicios, ninguno ha llegado a esa pasión inmoral de la guerra, a la demencia militar, a la idolatría del Estado, a la obsesión del poder que embrutece y envilece. Su espíritu, espíritu religioso, cristiano y católico fue la voz que faltaba cuando la mayoría de los creyentes cometieron el pecado más negro de su vida, solidarizándose con la más grande de las inmoralidades históricas; y el Papa, no quiso o no acertó a pronunciar la condenación rotunda que guiase a la conciencia católica a ver claro en las negruras donde relampagueaban tan solo los rayos generados por la concentración de las pasiones infernales de la conquista y la usurpación, la diabólica luz que hace el juego a la primitiva animalidad insurrecta. Se trataba de la guerra que ha engendrado todos los conflictos presentes, despertando a la fiera dormida e inspirando el descubrimiento y la forja de las armas nucleares que amenazan acabar con la humanidad toda. De «Esencia y existencia. Testamento Filosófico», Revista de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, No. 24, 1966.

El liberalismo

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l liberalismo, que quiere que la sociedad sea un mundo de hombres libres, no puede menos de mirar toda especie de servidumbre como algo que debe ser borrado de la faz de la tierra. En esto, puede estar de acuerdo con el socialismo, en cuanto a la servidumbre económica, pero no en los medios de conseguirlo como el colectivismo, el estatismo, el totalitarismo que no hacen sino sustituir una servidumbre con otra, unimismando la servidumbre


EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO / LETRAS DEL ECUADOR

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que el principium idividuationis erige seres que son y no son, como la materia platónica, y que en su egoísmo, en su inmersión en la división quieren, no obstante, ser lo que no son y armar la lucha y la guerra y viven desgarrándose a sí mismos y desgarrando a los demás, porque se individualizan hasta lo infinito y quieren hasta lo infinito ser lo que no son. He aquí el supremo dolor: querer ser, querer vivir y dividir el ser y dividir la vida y en cada fragmento infinitésimo prender la inextinguible llama del deseo que devora y que permanece en toda su fuerza paradojal de ansia y necesidad de ser lo que no se es. Lo infinito queriendo irracionalmente volverse finito y lo finito queriendo volver a la infinitud ciega que lo originó. Plotino estableció el contraste de los dos movimientos: el de la dispersión o procesión y el de retorno o conversión, como igualmente divinos Schopenhauer dará a entender que entreambos son igualmente diabólicos, impulsados por la sinrazón y el espíritu del mal. De «Schopenhauer y Nietzche», Memorias de la Academia Ecuatoriana correspondiente de la Española, Entrega 18, 8 de mayo de 1964. José Miguel García Moreno, Alfonso Calderón Moreno, José Rafael Bustamante, Carlos Julio Arosemena Tola y Alfredo Pérez Guerrero

La libertad política con la económica, creando así un poder monstruoso en que la explotación del hombre por el hombre se suma a la dominación del hombre por el hombre, el poder político y el económico en una sola mano. El liberalismo combatirá para lograr su fin liberador el monopolio de la tierra y el del capital, restaurará, difundiéndola, la propiedad privada, como quiere Hilaire Belloc, estimulará las cooperativas y la cooperación, propenderá a convertir a los obreros en socios en las sociedades industriales, fomentará los institutos de previsión y seguros, y tenderá a establecer como derechos naturales económicos del hombre, como opina Carlos Carranza, estos tres: derecho igual al uso y explotación de los elementos naturales o tierra; derecho igual al empleo de las facultades humanas o «al trabajo»; y, derecho pleno de propiedad sobre el producto íntegro del trabajo. Y mientras subsista la servidumbre, que tal vez no podrá desaparecer del todo, recurrirá a los códigos especiales de trabajo para proteger la situación de gente por completo desposeída, proletaria y que vive tan solo por sus manos y fomentará los sindicatos de trabajadores. Del prólogo al libro En busca de valores de Luis Pallares Zaldumbide, Quito, 1956.

La voluntad ciega e irracional en Schopenhauer

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a cosa en sí, inaccesible para Kant, sentida y concebida en el yo por Fichte, vuelta el logos universal en Hegel, la encuentra Schopenhauer en la voluntad ciega e irracional de vivir que domina en el universo y se hace

consciente en el hombre. Como Kant, él cree que el conocimiento intelectual nos mantiene en el mundo de la apariencia, en el reino de los fenómenos, que es un engaño, el ilusorio «velo de Maya»; pero una intuición, una autointuición descorre el velo y nos muestra, primero en nosotros, y después en el mundo todo, la realidad íntima, la realidad última, el fondo del ser, que es voluntad, voluntad de existir y de vivir, voluntad insatisfecha, infinita, dolorosa, que nunca se agota y nunca se sacia. Como cosa en sí es absolutamente una —monismo también como la sustancia de Espinosa, como el yo de Fichte, como la idea de Hegel— pero apetito, impulso, instinto irracional, habrá de diversificarse y multiplicarse en los individuos donde se exacerba el suplicio infernal del deseo y el afán de ser, en lucha perpetua, en oposición mortal, en choque perenne. La eterna voluntad universal, ansiando ser lo que no se es, desgarrada por el frenesí sin objeto ni sentido de crear, de hacer, de moverse, de cambiar, hará brotar el infinito de las individualidades, el mundo de la apariencia, el «velo de Maya» donde la ilusión y el sufrimiento llegará al grado supremo. El principium idividuationis engaña al individuo, le separa de los demás, le encubre el principio de identidad, el principio de lo uno y como, según piensa Eckehart, «donde hay dos, hay dolencia, porque el uno no es el otro, y ese no es lo que hace diferencia y amargura» resulta

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l problema de la libertad, que tiene su sentido vital en el terreno de la relación externa, social y política, puede plantearse también en el terreno ético y subjetivo en esta forma: ¿Cuándo un hombre es más libre, descartada la presión externa si se une, por dictado propio, al todo universal o cuando sigue los impulsos instintivos y egoístas que lo recluyen en su ser limitado? Y la respuesta es clara. La libertad estará allí donde el espíritu se abra y abarque el todo. Por eso se ha dicho que el alma de la libertad es la inteligencia, la inteligencia que aprehende La libertad lo universal y liberta al estará allí hombre de la estrechez donde el y esclavitud, de lo conespíritu creto y limitado. Y así se abra y vemos cómo si por un abarque lado, amparándose en el todo el principio de la variedad, el ser libre rechaza la opresión externa, por otro, volviendo al principio de la unidad, se une a todo lo externo, a lo otro por la compresión y el amor. Lo que cabría sintetizar diciendo que la libertad consiste en exteriorizar lo interior del propio ser y en interiorizar lo externo. Poder de obrar es la libertad y ella aumenta, se magnifica, cuanto mayor es ese poder; ella se reduce, se debilita, se anula cuando merma y desaparece el poder. El obstáculo, que limita a éste, limita aquella. El obstáculo es siempre un límite, el cual es siempre la realidad que está fuera de nosotros. El gran problema de la libertad es la lucha con el límite; que será tanto


24 LETRAS DEL ECUADOR / EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO mayor cuanto mayor sea la relación de exterio- La complejidad ridad, cuanto más difícil sea que esa realidad se comunique con nosotros, con nuestro ser ínti- y riqueza de lo individual mo, se compenetre con la realidad subjetiva de nuestro yo, obre con nosotros en conjunción plena, en armonía y unión perfectas. Ser libre ice el filósofo alemán Heimsoeth que no es ni puede ser romper la vinculación que los antiguos metafísicos subordinanos une con el mundo exterior, sino afán de esban lo individual a lo general y a lo trecharla, de convertir la simple relación matetípico. Sabido es como Platón, después de que rial en unión, unión vital, unión moral, unión el ingenuo padre de la metafísica, Parméniespiritual. La relación de exterioridad misma des, identificó el ser y el pensamiento y negó es un principio de unión; lo que nos limita y la existencia de lo particular, llegó a otorgar a resiste unido está a nosotros de algún modo, las ideas verdadera sustancia, plenitud de reaobrando está en nosotros, recibiendo está nueslidad, mientras veía en los individuos sombras, tra influencia y los efectos de nuestro poder. remedos, participaciones mezquinas de la perLa relación, como la pluralidad, es también ley fección ontológica, eterna e imperecedera, que fundamental porque es la expresión de la sosolo estaba en las esencias, en las esencias unilidaridad primordial de versales. La famosa disputa todos los seres y de toentre realistas y nominadas las cosas. Pero nueslistas que, arrancando de tro poder se acrecienta Platón y Aristóteles, cruza cuando por cualquier Es el principio encendido el horizonte fimedio lo exterior se de la unidad losófico de la Edad Media y vincula con nosotros, que arrolla y perdura, siempre viva, con estrecha su relación, otros caracteres y nombres absorbe al en la Edad Moderna, no es decrece en su carácter de límite. El hombre, principio de sino una faz de este eterno a la inversa de lo que la variedad problema: la dificultad de pensara Rousseau, nace explicar cómo lo uno se esclavo porque nace diversifica en lo múltiple, indigente de muchas cómo lo múltiple se reduce cosas que diría Platón. a lo uno. Y es, en la filosofía Robinson Crusoe, solo del conocimiento, la oposien su isla, tiene que ir ción entre el individuo, la conquistando su libertad poco a poco, en labor sustancia primera de Aristóteles, la que siempre paciente y porfiada, en lucha abierta con un es sujeto y nunca predicado, y las generalidades medio físico que en todo se halla en estado brudel concepto que vinculan en una unidad ideal to, esto es, no transformado convenientemente las variadas realidades concretas. Así como, para satisfacer las necesidades humanas, o sea, en el campo social, en el terreno de las cienpara unirse e incorporarse a la vida del hombre. cias políticas, la antítesis La libertad no puede concebirse como la facul- entre el individuo y la sotad de destruir el obstáculo en cuanto realidad, ciedad, entre los derechos sino en cuanto límite. Lo que hay de realidad individuales y los poderes en el obstáculo nos atrae e interesa, despierta del Estado, entre el intenuestro deseo, estimula nuestra actividad. De- rés de un hombre y el de seamos siempre conocerla y unirnos a ella. Lo los demás hombres es la que deseamos destruir, lo que desearíamos que faz práctica y humana del despareciese en cierta medida —y si fuese posi- mismo problema, de este ble de manera absoluta— es el carácter de lími- constante problema fite, la condición de límite, la relación de límite losófico en que vienen a que la realidad exterior tiene para nosotros. Ese parar todas las ciencias y es el afán de la vida, ese el afán del pensamien- todas las lucubraciones. to, ese el afán de la voluntad y el corazón. Una gran reacción, empeAl concebir la libertad como independencia de ro, se hace sentir en favor la voluntad, pueda que se tienda a imaginársela de la realidad, de la comcomo desligada de toda relación con las cosas plejidad y riqueza de lo y los demás hombres. Y eso es absurdo. Desli- individual, que, sin quigarse es esclavizarse. Lo que rompiese los lazos tar valor a lo abstracto y que nos unen con el mundo exterior, en vez general ni menoscabar su de estrecharlos y robustecerlos, rebajaría nues- importancia, tiende a justro poder, el poder de nuestra voluntad, daría tipreciar el principio de la fuerza a la relación de exterioridad, nos aislaría individuación, que es el y empequeñecería. «Somos partes y miembros principio de la variedad unos de otros», dijo San Pablo, y así nuestro de la vida, el que da a cada poder y nuestra libertad se nutren de las otras existencia su matiz, su cosas, de las otras voluntades, de los otros hom- cualidad propia, su esencia bres, de la posesión de las unas, del acuerdo y singular, su alma inefable, armonía con los otros, de la comprensión y su destino intransferible, su insustituíble papel. El amor de todo. individuo trae algo nuevo, algo único y complejo, De «Consideraciones sobre la libertad», Quito, 1938.

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que jamás puede estar comprendido en lo simple y abstracto de los conceptos generales y que, por ende, se sustrae al conocimiento científico. El individuo es algo original, que llena un vacío, que colma una deficiencia, que cumple una misión, que enriquece y desenvuelve la realidad. No es lo contingente. Su existencia prueba su necesidad aún cuando en ésta no acertemos a ver la conexión causal. Y cuando el individuo es un ser humano, dotado de sensibilidad y pensamiento, lleva en sí virtualidad fecunda, que debe desarrollar, cuyo desenvolvimiento es alto deber moral. Cada hombre debe ser lo que es, debe abrir su espíritu y derramar el tesoro de ideas y bellezas propias que necesariamente ha de encerrar en su ser profundo. Hay que ser original, dando estímulos a la verdad interior. Por desgracia, la presión de los otros, el mundo poderoso de ideas y hábitos que la obra colectiva erige, tiende a ahogar al individuo, a uniformar los pensamientos y las vidas. Es el principio de la unidad que arrolla y absorbe al principio de la variedad. Es lo general que destiñe y desvirtúa lo particular. Es la autoridad que mata la libertad. De donde se infiere que para cumplir con el alto deber moral de cultivar la individualidad propia, el ser interior, rico y nuevo y único, de decir su verdad y desempeñar su especial misión en la vida, el hombre ha menester valor extraordinario, entereza no común, ya que tiene de contrarrestar el espíritu unificador de las colectividades y de los hombres poderosos y despóticos. Discurso de contestación al pronunciado por el nuevo académico de la lengua doctor José María Velasco Ibarra. 6 de diciembre de 1930.

Dibujo de Miguel Varea


EN EL CENTENARIO DE PARA MATAR EL GUSANO / LETRAS DEL ECUADOR

Sobre las dictaduras* Pifo, mayo de 1938. Sra. Dña. Hipatia Cárdenas de Bustamante Quito.

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uerría corresponder a la sobria precisión de su pregunta realizando la ambición de un escritor francés de «poner un libro en una página, toda una página en una frase y esta frase es una palabra». Pero mi respuesta necesita de una explicación que, por corta que sea no dejará de ocupar un poco de espacio y de tiempo. Mi respuesta es una pequeña duda que me hace cavilar y sonreír. ¿Tenemos los ecuatorianos verdadero espíritu democrático? País de contrastes violentos en su naturaleza, no lo es menos en la psiquis de sus gentes. Junto a dictaduras casi perpetuas, resuena también un perpetuo clamor democrático. La guerra de la independencia nos legó el caudillaje y la serie de grandes hombres de corte y tipo dictatorial. Y es en ellos en quienes gustamos de ver nuestros héroes máximos y a nuestros personajes representativos. Bolívar, Rocafuerte, García Moreno, Alfaro son otras tantas figuras dictatoriales que adoramos con fervor: al Libertador, todos; a los otros, según el partido en que militamos o las ideas que tenemos a bien profesar. La democracia exigüidad de un Javier Espinosa, de un Antonio Borrero, de un Antonio Flores es harto insignificante y despreciable. Toda la historia de la República se desarrolla en un ambiente despótico-revolucionario que no tiene solución de continuidad y que sitúa la contienda política en el campo violento y primitivo de la fuerza que excluye la posibilidad democrática y exalta la autocracia. La política ecuatoriana oscila entre dos crímenes, dije alguna vez: el crimen del despotismo en el gobierno y el crimen de la revolución en los gobernados. Y los mismos hombres que, cuando están abajo, hacen la revolución en nombre de la libertad, ejercen el despotismo cuando están arriba en nombre del orden. La psicología individual, como la de grupo o partido, tiende a imponer la doctrina y voluntad propia y a aniquilar las ajenas por medio del grito, la injuria, el desafuero y la coacción. La Institución armada es, primero, la tribu de un caudillo; luego, una máquina electoral, un instrumento pasivo que los gobiernos manejan a su antojo para la suplantación del voto, y hoy, el árbitro supremo de los destinos nacionales. Hay, empero, en la psicología ecuatoriana un fondo de rebeldía que se toma por sentimiento democrático. Cuando la rebeldía es defensa de la propia libertad, ultrajada y conculcada resulta efectivamente un factor importante de la democracia. Pero puede tornarse con facilidad en pura demagogia y en cuanto es poder, en puro despotismo. La libertad propia, cuando no ve ni siente la ajena, es atropello y tiranía para los demás «El sentido más profundo del principio democrático, dice el profesor Hans Kelsen, radica en que el sujeto no reclama libertad sólo para sí, sino para los otros: el yo quiere que también el tu sea libre, porque ve en él su igual». Justamente, para hacer respetar la libertad de todos, para armonizar las libertades, se ha instituido la autoridad, que debe ser acatada cuando nace la libertad y la ampara.

Rebeldes, muchas veces, cuando no podemos asimilarnos al dictador o al grupo dictatorial; serviles, no pocas, cuando logramos medrar a la sombra de la dictadura y conseguir que ella proteja nuestros intereses o nuestras ideas. Hombres libres, respetuosos de la libertad y derecho ajeno, muy de cuando en cuando.

seguir en la historia inacabable de los pronunciamientos españoles —heredados para mal suyo, por algunos de nuestros hermanos de América— como detrás de cada cuartelada aparece el civil que dirige la escena, unas veces embozado en su capa de conspirador y otras en manga de camisa, dando al militar el mal ejemplo del olvido de sus deberes de abstención política, e incluso el mal ejemplo de embozarse a destiempo o de quedarse en mangas de camisa, cosa que quien lleva uniforme no debe hacer jamás.»

Si los dos poderes, el legislativo y el ejecutivo, entran en conflicto por reacción del primero contra el segundo —porque a lo largo de la historia el legislativo ha estado sometido, como un instrumento, a la autocracia del ejecutivo— la opinión de la prensa muestra su predilección por el segundo, que La política maneja la fuerza, y censura al primero porque se vuelecuatoriana ve discusión impertinente oscila entre y elemento de trastorno y dos crímenes: demagogia. La democracia el crimen es, empero, discusión y fisdel despotismo calización. La existencia y organización de partidos, otro factor democrático, se hace imposible porque los de oposición encuentran tapiado el campo legítimo de la competencia, restándole tan sólo el de la insurrección; y el partido de gobierno es absorbido por el grupo que está en el poder.

en el gobierno y el crimen de la revolución en los gobernados

Las peores dictaduras, las más ignominiosas, las que violan todos los derechos y borran hasta el sentido de patria, cuentan, por uno u otro motivo, por tal o cual pretexto, con la colaboración de los mejores hombres, aún de los que recibieron de ellas la afrentosa bofetada en pleno rostro. Indicio y síntoma es también de nuestra escasa consistencia democrática la manera cómo se polarizan las opiniones en torno a los palpitantes hechos políticos del mundo. Nuestras derechas simpatizan con el fascismo y se entusiasman con el avance de las huestes de Franco en España; las izquierdas, no pueden disimular que sueñan con el soviet ruso, y las voces del liberalismo, que debieran ser de equilibrio y de la más pura democracia, suenan a hueco porque es de ayer no más su obstinación en no tener otro título de gobierno que la farsa o la fuerza. Parece, pues, que en un medio así las dictaduras deben encontrar abono y condiciones muy favorables. ¿Será posible que nuestra sensibilidad indo-latina se penetre de espíritu democrático? Sólo entonces las dictaduras desaparecerían como por encanto. Sólo entonces el civil dejaría de tentar al militar a entrometerse en la política. «Cuando se ha motejado al militar, sobre todo al español, dice un escritor de la península, de sus incurables intromisiones en la vida pública, ha sostenido siempre que no era culpa de ellos, sino de los civiles, que les hacían subir para su conveniencia al escenario de la política, tirando de los hilos de su vanidad desde los bastidores, para hacderlos accionar a su antojo. En un país con hombres civiles severos e icapaces de enredar en antecámaras y camarillas, el militar está siempre en su puesto. Es muy fácil

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Y el militar comprendería, por fin, el único objeto de su misión y su única razón de ser. Porque si atenúa su falta de tentación con que le incita el civil a él que, por su psicología simplista y de fuerza es menos permeable para el sentir democrático, no podemos tomarle como un ser inconsciente e irresponsable y debe darse cuenta de que a la institución armada, más que a cualquiera otra, la corrompe la intervención en la política y el sostenimiento de dictaduras. El sentimiento del honor, el deber de lealtad y otras cualidades que debieran ser el nervio del espíritu militar son atacadas en su raíz y el ejército dividido, con mil rivalidades, ambiciones, celos en su seno, se vuelva una desgracia patulea.

Y los partidos, encontrando ancho campo para sus actividades y el estímulo necesario, podrían cobrar vitalidad y organizarse de veras para cumplir su esencial función democrática. No puede haber partidos donde la democracia no existe. Quizá entonces pensaríamos con Sócrates que al hombre de excelsas cualidades se le debe «venerar como a un ser divino, maravilloso y digno de ser amado; pero, después de advertirle que en el Estado democrático no puede existir un hombre así, ungiéndolo con óleo y adornándolo con una corona de flores, debemos acompañarle a la frontera». Y exclamaríamos con Diodoro de Sicilia: «Los grandes hombres pierden a los Estados». Y, afinada nuestra sensibilidad política, quizá, quizá iría aún más lejos y aprehendería que no cabe dictadura buena, dictadura que haga el bien, porque el bien, como lo pensó Miguel Bakounine, «no es más que la libertad»; el bien impuesto es un mal. Atentamente, José Rafael Bustamente Nota: * Respuesta a la encuesta formulada por Hipatia Cárdenas de Bustamante sobre qué debe hacer el Ecuador para librarse de las dictaduras, Quito, 1938.


26 LETRAS DEL ECUADOR / LA CASA

Setenta años del Núcleo del Guayas

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No fue raro, entonces, que este entusiasmo sea secundado, que esa primera simiente fructificara en la república gracias a la capacidad y entusiasmo de otros personajes importantes de nuestra cultura. En Guayaquil, Carlos Zevallos Menéndez, Leopoldo Benites Vinueza, Abel En el informe que Benjamín Carrión presentó Romeo Castillo, Enrique Gil Gilbert, entre a la Junta General de la Casa el 12 de septiem- otros, se propusieron fundar un núcleo de la bre de 1946, se refirió ya a la necesidad de que Casa de la Cultura y se pusieron manos a la la tarea de la institución se extendiera por todo obra. el país, por todos los centros principales de actividad en la república «con el objeto de suscitar El primer directorio del Núcleo del Guayas esen cada uno el mayor entusiasmo y el más vivo tuvo integrado por algunos de ellos y por otros interés por la cultura». que unieron sus capacidades y sus dones para tal fin. Allí estuvieron, también, Abel Gilbert, Eran aquellos días, efectivamente, los del mayor el padre de Araceli, quien poco después sería entusiasmo, envidiable entusiasmo de todos los elevado a segundo magistrado de la nación, Pedías, muchos ya, de la historia institucional. dro Jorge Vera, Colón Serrano, Rigoberto OrCarrión mismo, desplegando sus envidiables tiz Bermeo y Alberto Ordeñana Cortés. energías, había conseguido un amplio terreno frente al Parque de Mayo donde se edificaba Las crónicas de aquellos días relatan las priel que sería el primer edificio de la institución meras actividades del Núcleo: exposiciones de bajo planos diseñados por el arquitecto Alfonso arte, cursos de teatro y radioteatro, conferenCalderón Moreno. Y se movía, de aquí para cias, talleres, los recordados «lunes literarios», allá, para obtener recursos, concitar el favor la visita de ilustres personajes extranjeros. del público a la tarea emprendida, llamar a su seno a la intelectualidad del país, favorecer la Larga y recordada la existencia de este Núcleo obra de escritores, artistas y científicos, publi- en sus setenta años, con altos y bajos propios de car y difundir lo publicado por todos los rinco- una vida institucional en un ámbito como el de nes de un país que poco a poco iba recobrando la cultura, no siempre estimulado por los podesu autoestima luego de la mutilación territorial. res públicos o por la filantropía privada. Pero su ste Núcleo, el más antiguo de los que ahora mantiene la Casa de la Cultura Ecuatoriana en todo el país, fue fundado el 4 de julio de 1945 e inició sus actividades semanas después, en los primeros días de agosto.

hoja de vida exige reconocimiento nacional en esta hora de aniversario. Luego de Zevallos Menéndez —todo un referente en la vida del Núcleo— han pasado por su presidencia personalidades de primera línea en la vida intelectual del país como Abel Romeo Castillo, Jorge Pérez Concha, Miguel Roca Osorio, Enrique Gil Calderón, Rafael Díaz Ycaza, Fernando Cazón Vera, Miguel Donoso Pareja y allí está la obra desplegada por todos ellos y por quienes trabajaron en el cumplimiento de sus programas y objetivos. Desde la consecución de los terrenos para la sede y la construcción del edificio, el teatro, la radiodifusora, el ballet, la biblioteca y el museo, los salones de arte, el celebrado Salón de Octubre, los diversos talleres y escuelas, los concursos, las publicaciones. ¡Cómo no recordar esa colección de libros titulada «Letras del Ecuador»! Allí están, por último, los diversos órganos periodísticos de la institución, joyas, hoy, de cualquier hemeroteca, La Semana, Cuadernos del Guayas, Catedral salvaje, Crónica del río entre otras. Este aniversario encuentra al Núcleo del Guayas en plena y fructífera actividad gracias al interés de sus actuales directivos y al competente trabajo de su presidenta, Rosa Amelia Alvarado Roca. A nuestras felicitaciones únanse los mejores deseos por el éxito de las varias y amplias tareas que se propone para el futuro.

La historia de la Casa en imágenes 16 de septiembre de 1948, en Quito. A propósito de una reunión de los miembros de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. En primera fila, al centro, Carlos Zevallos Menéndez, presidente del Núcleo del Guayas, Pío Jaramillo Alvarado, presidente de la Casa y Jorge Escudero, vicepresidente. Al extremo derecho, Carlos Cueva Tamariz, presidente del Núcleo del Azuay. Atrás, de izquierda a derecha: Antonio Jaén Morente, Humberto Mata Martínez —secretario general—, Enrique Gil Gilbert, Alfredo Pareja Diezcanseco, Jorge Bolívar Flor, x, Abel Romeo Castillo, Pedro Jorge Vera, Alejandro Carrión, Alberto Semanate, Eduardo Kingman, Hugo Alemán, Jorge Icaza, Pedro Saad, Colón Serrano.

De aquí en adelante, Letras del Ecuador presentará a consideración de sus lectores una serie de fotografías con escenas de la vida institucional de la Casa de la Cultura Ecuatoriana a lo largo de sus setenta y un años de existencia. Fotografías poco conocidas que estaban conservadas en archivos públicos y en ocasiones, no raras, en colecciones particulares. Es la imagen un valioso elemento para conservar la memoria a través del tiempo y para suscitar sensaciones y sentimientos de identidad; en el caso presente, de adhesión institucional. Cualquier colaboración con nuevas fotografías o con la precisión de datos sobre aquellas que vayan publicándose, será gratamente reconocida por la redacción de Letras.


ARTE / LETRAS DEL ECUADOR

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Piedad Paredes Álvarez: el arte, una elección de vida Yvonne Zúñiga

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os conceptos de arte y vida se funden en esta pintora ecuatoriana que falleció el 6 de agosto de 2003 a los noventa y tres años. Se fue silenciosamente, sin esperar premios ni reconocimientos. El arte para los verdaderos artistas es su aliento de vida; cuando Piedad dejó de pintar inició el camino hacia la muerte. Hay coherencia en la obra y en la vida de Piedad Paredes, eligió ese camino para dar sentido a su existencia. La búsqueda constante de respuestas a las incógnitas que nos plantea la realidad está reflejada en su pintura. Las obras artísticas producidas por todo creador reinventan la realidad, sea en las artes plásticas, en música o en literatura. Piedad Paredes proyecta en las diferentes etapas de su lenguaje pictórico, el testimonio de las exploraciones que realizó, tanto en el uso de la técnica del color y de la forma, como en los temas que expresaban los momentos y tiempos de su concepción estética.

Bellas Artes de Quito. Compartió las aulas junto a Eduardo Kingman, Oswaldo Guayasamín, Germania de Brehil, Carlos Rodríguez, Carmela Estévez, Luis Moscoso, Guillermo Muriel, Leonardo Tejada. Allí ganó su primer premio en escultura con la cabeza de un muchacho negro. Se formó bajo la orientación de maestros como los hermanos Mideros y el italiano Cassadío. En esa época, nuestra sociedad buscaba sacudirse de su modorra conventual, tuvo los logros más importantes a los que nuestra república ha llegado sobre todo en pintura y en literatura. Los años treinta, cuarenta y cincuenta, vieron surgir a nuestros mejores artistas plásticos y escritores ecuatorianos. Benjamín Carrión, fundador de la Casa de la Cultura, figura trascendental, entregada a la tarea inmensa de rescatar al Ecuador de su mediocridad cultural, difundió dentro y fuera del país los valores estéticos del arte ecuatoriano. En aquel escenario prometedor, Piedad Paredes realizó varias exposiciones de pintura, tanto en la Casa de la Cultura como en el Museo de Arte Colonial; fue el momento más fructífero de su vocación como pintora. Sus mejores cuadros son de esa época, se reveló, además, como una excelente retratista.

Al ingresar a la Escuela de Bellas Artes se inició una de las épocas más felices de su vida, allí logró concretar su vocación artística, destacando en todas las expresiones de las artes plásticas. En las enormes esculturas telúricas de su primera etapa: «El Monte», «El Torrente» e «Indoamérica», demostró paralelamente un sello de armonía, fuerza y pulso. Dentro del estilo indigenista se destacaba aquel enorme lienzo de los «Esclavos» también titulado «La huida» (indios que empujan una canoa) o el de «El indio y el asno», y que tienen la grandeza del vigor interior, según los críticos de la época, muchos de los cuales se preguntaban viendo esas inmensas esculturas: «¿Cómo es posible que la deliA lo largo de cada quintaesencia de la existencia, la Piedad Paredes trabaje satisfacción una materia tan dura y suprema ha sido, viril?». para mí, trabajar,

Posteriormente trabajó explorando otras técnicas; los colores y las formas fueron puestos en la tela con mayor libertad, trabajaba con espátula y pincel y pintaba con otros materiales además del óleo, etapa que la llevó a experimentar en el abstraccionismo aunque no por mucho tiempo. Después volvió a la figura estilizada, poniendo su mayor énfasis en los colores, jugando con los intensos brillantes y los tonos suaves. Este estilo nuevo suyo iba de la mano con la experiencia vital y la conciencia del color, de la luz y de las sombras.

poder trabajar, Piedad Paredes expeplasmar en obras rimentó con distintos mi pensamiento materiales y técnicas; exploró otros géneros de la plástica además de la pintura, la escultura, cerámica, dibujo; incursionó en el teatro, en la literatura. Fue una gran lectora, escribió un poemario, dos obras de teatro, textos narrativos y ensayos para conferencias sobre temas relacio- Invitada a varios países para realizar exposiciones, recibió comentarios de reconocidos crítinados con el arte. cos de esa época. Octavio Menéndez Pereira, Pertenece a una generación valiosa de hombres figura importante del pensamiento panameño y mujeres que se formaron en la Escuela de escribió sobre ella:

Autorretrato, 1940, óleo sobre cartón, 30 x 20 cm., Museo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Fotografía de Christoph Hirtz

Piedad Paredes es una joven pintora y escultora del Ecuador —hablaba en julio de 1940— que parece destinada a continuar la tradición de esa tierra en donde el arte ha echado tan hondas raíces. Ya en sus primeros vuelos se nota la lucha entre su natural timidez y las audacias de su inspiración en el dominio de la plástica; lucha también entre el arte tradicional y las rebeldías de un arte propio y moderno. Hay luces y sensibilidad en la pintura de Piedad Paredes; hay arrestos, movimiento y vida en su escultura, sin duda palpita en ella el alma de una artista que ha de triunfar con los jugos de su tierra y con su propia inspiración realista y soñadora. Panamá la acoge como una inmensa promesa, llena de simpatía.

Y en un diario de Costa Rica se dice: Creadora de un arte propio, fuerte, hondo, que le señala puesto de honor entre las cultoras de la pintura y de la escultura, no solo en su patria sino en todo el continente… admirándola sentimos que por medio de ella nos llega el hechizo de Quito, la antigua, que todos los días cobra nueva expresión en sus artistas.

Desde el mirador de su taller, Piedad tomaba apuntes y captaba imágenes. Allí estaba el secreto de algunas de sus creaciones: «Mujer en la ventana» y «Detrás de los cristales», por ejemplo eran cuadros que representaban a mujeres angustiadas o nostálgicas naufragando en su propio silencio. «A lo largo de la existencia, la satisfacción suprema ha sido, para mí, trabajar, poder trabajar, plasmar en obras mi pensamiento» decía Piedad Paredes en una entrevista hecha por Justino Cornejo.


28 LETRAS DEL ECUADOR / ARTE «¿Y qué me dice usted de la gloria?» Le preguntaba Justino Cornejo y ella respondía: «Si ella depende de los otros, le confesaré que la he saboreado pocas veces, pues cierta crítica menos ilustrada que apasionada llenó muchas veces mi cáliz de veneno. Pero yo no cedí jamás. Y hoy, usted no lo ignora, el campo es mío, mi carácter me protegió pues nunca me amilané.» A su última exposición la tituló «El mundo que soñé, el mundo que vivo»; en ella expuso cuadros de los últimos veinte años y se podía ver que las pinturas del último período se entenebrecieron notablemente, pues dejó de usar esos colores vitales y brillantes de las obras anteriores y pasó a la creación de personajes que surgían y se sumergían en la oscuridad. Percibía tal vez la época gris en la que nuestro mundo se precipitaba, o quizás la noche en la que ella ingresaría paulatinamente para encontrarse con el luminoso e infinito silencio. Durante aquellos dos últimos años en los cuales salía de su casa a caminar por el parque de El Ejido con ayuda de otra persona, se encaminaba siempre hacia la Casa de la Cultura. Su mente poblada de recuerdos se iba distanciando del presente, visitaba las salas, veía su cuadro, —el de los hombres empujando una barca—, y lo contemplaba con sus grandes ojos diáfanos, como viendo más allá del presente, el pasado y el futuro. Después de su última exposición en agosto de 1998, terminó de pintar su último cuadro, un lienzo grande: en él están algunos indios señalando algo que venía de las montañas. Ella decía, cuando empezó a dar indicios de pérdida de su memoria, no saber lo que señalaban con su índice pero que algo extraño sucedía. Dejó en su taller un boceto que insinuaba la silueta de una mujer y explicó que se trataba de una mujer y su soledad en medio de la muchedumbre. Y no pintó más, sino que quizás entró en el personaje que no llegó a definir en su cuadro. Así, sumida en aquella soledad indescifrable, partió con dignidad y con una mirada interrogante, como de niña, que buscaba respuestas a los enigmas de la vida, el sufrimiento y la muerte.

Romeriantes, óleo sobre tela, 90 x 100 cm., 1932. Museo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Fotografía de Christoph Hirtz

Encontré en su viejo cuaderno los siguientes versos escritos por ella y que acaso interpretaban esa sensación última que no pudo expresar ni con el pincel ni con sus labios: …Y yo quedo flotando en el inmenso espacio azul y desaparezco en la oquedad profunda y sin fin.

Salasacas, óleo sobre tela, 290 x 100 cm., 1951. Museo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Fotografía de Christoph Hirtz


ARTE / LETRAS DEL ECUADOR

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Gilberto Almeida Rodrigo Villacís Molina

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enía Almeida 87 años cuando falleció, en abril de este año, y uno de sus últimos cuadros, quizás el último, lienzo de formato mediano, cuelga en un taller de artesanías de San Antonio de Ibarra, parroquia donde nació este pintor ya incorporado al registro de los grandes artistas nacionales. En este cuadro, pintado en los días de la más reciente Semana Santa, se ve al centro una figura humana, solo perfilada, en el aire y en la pose de un crucificado; le rodea una multitud. Algo quiso el artista decirnos con eso… De hecho, era él una persona muy comunicativa, se prestaba con facilidad a las entrevistas, y su anecdotario es vasto: «He ganado varios premios a lo largo de mi trayectoria, algunos importantes —me relataba en cierta ocasión—, y alguna vez, cierto conocido marchante había enviado un cuadro mío a un concurso, sin mi conocimiento. El jurado premió mi cuadro, y el marchante me entregó el pergamino, eso sí, pero se quedó con el dinero…» Se reía de aquello, mas la tos de fumador empedernido ponía puntos suspensivos a la conversación.

Levantó con ilusión construcciones que, salvo la de su vivienda, hay que decirlo, no le sirvieron para nada. Era un soñador empedernido, que andaba casi siempre en las nubes, concibiendo proyectos que nunca se realizaron. Soñaba, por ejemplo, en montar un «gran museo» con las piezas arqueológicas que desde siempre venía coleccionando (por compra o canje), y con las cuales convivía como si fuera con sus ancestros. Quería hacerlo —en el edificio que construyó junto a su vivienda— con esas cerámicas y con «obras que voy a pintar…», y que se quedaron así mismo en proyecto.

juicio del grupo, en la Primera (y única) Bienal de Quito. A partir de ahí se mostró más libre en su trabajo, y, como se dijo en su momento: «no vacila ante ninguna audacia, y el resultado es, no pocas veces, desbordantemente imaginativo, como en ciertos cuadros que acumulan toda clase de formas arbitrarias».

El cuadro aludido al principio, que resultó una despedida, nos remite a la serie que Almeida pintó al regreso de una visita a Israel. En esos lienzos aparecen los personajes bíblicos, trataTambién quiso en cierto momento mostrar- dos por este artista a su manera, con su propia se rebelde, uniéndose al Grupo VAN, años 60 óptica, y en ciertos casos en un contexto abs(con Hugo Cifuentes, Oswaldo Moreno, Luis tracto de singular concepción. Molinari, Guillermo Muriel, Tábara, Villacís y León Ricaurte), inconforme con la realidad Almeida ya no está con nosotros, pero su obra de la plástica nacional de entonces, reflejada, a permanecerá para siempre.

Quien estudia la obra de Almeida halla que hay dos pintores en la misma persona, el uno es ciertamente de una talla superior, como se puede ver, por ejemplo en la colección que posee el Banco Pichincha: óleos de gran formato magistralmente trabajados, con temas que aluden generalmente al paisaje y a las costumbres rurales, a sus ritos; a esa ave doméstica, el gallo, que es el reloj mañanero del campesino, etc. Pero repetía que no le interesa una sola temática; aunque hablaba siempre de «lo telúrico nuestro». Texturaba con maestría sus lienzos; muchas de sus obras son acordeladas, y no faltan las elaboradas solo con clavos, sembrados éstos en el soporte, la madera, para generar las formas, figurativas o abstractas, con una creatividad fuera de lo común. De hecho tampoco tenía preferencia por ninguna técnica y contaba al respecto que, alguna vez, sus amigos, oyéndole ufanarse de que podía hacer obra con cualquier cosa, le dejaron sin material alguno en su taller, a ver qué hacía en esas condiciones. Y él se las arregló con lo que había en la cocina para «pintar» un cuadro, que fue adquirido después, como una curiosidad, por el embajador de Venezuela. El otro pintor, su otro yo, se limita al «asunto puertas», con las figuritas que se hallan por ahí. Es su obra comercial, como él mismo lo confesara en más de una ocasión («para dar de comer a mi familia»). Pero era una persona que se encogía de hombros ante cualquier juicio negativo al respecto. Sabía su valor como artista y eso le bastaba.

Danzante, clavos metálicos. Museo de la Casa de la Cultura Ecuatoriana. Fotografía de Christoph Hirtz


30 LETRAS DEL ECUADOR / POESÍA

Galo Alfredo Torres: poemas*

Siempreviva

El huésped

La abuela de mi madre era medio india y curandera. Cuenta la siempre indiscreta leyenda familiar que además era bella, jovial y enamoradiza. Por eso, como nadie ella sabía de cuerpos, de músculos, fiebres y temblores, los del placer y el dolor, los de la quietud y el sobresalto. Era entendida en los jugos secretos que van de la carne vegetal a la animal y de esta a la humana. Jamás leyó un libro, pero palpó, olió, tocó, comió y excretó materias, la suya, la de sus amantes y sus pacientes. Su aire venía de la tierra y de una sed que solo se calma con yerbas, raíces, semillas y bulbos. De ellos sacaba jugos, esencias con que socorría al barro recién nacido y al tendón quebradizo.

Cuando construí mi casa, primerizo y febril, creí que al fin había coronado un diminuto país para mí y mi diminuto gremio. Pronto me di cuenta del error: había levantado mis paredes en territorio ajeno y poblado, no por ectoplasmas, apariciones o ruidos, sino por miríadas rastreras o voladoras, unas negras y peludas, otras pegajosas. Lo que llamo mi casa es una nación más populosa que el Arca de Noé. Cuando voy a dormir, miles de patitas o alas se lanzan a la oscuridad y pasean orondas por mis pisos y ventanas. Para colmo repiten los mismos trazados que yo: van del patio a la cocina, del dormitorio al baño, de la alacena a la mesa y algunas al fregadero. ¿Quién imita a quién? Si hasta las moscas (única inmortalidad que conozco, aparte de las arañas) se acercan a la taza y prueban mi café.

Me gusta creer que esas noches en que sueño con mujeres etéreas y adivinas, es su mano siempreviva la que limpia mi piel con un atadito de hierbabuena, amorconstante y nomeolvides.

Mi casa no es mi casa y mi cuerpo no es mi cuerpo, acaso dos enjambres, cien manadas y miles tribus, entre las que soy y voy como un huésped.

Un día de feria Vayamos al altar sin despertarlos: los divinos ya tuvieron su fiesta. Deprisa, unamos al coro y empecemos el rezo. Si lo prefieren, antes leamos versículos y respondamos con aleluyas. No estaría mal una burbuja de incienso, mirra y tierna cera. Repitamos mantras y acompañemos la melopea del almuecín. Porque aquí entre ustedes me siento blando y acepto todas las alas, la miel en la lengua y el tercer ojo de sándalo. Me uno al canto de todos y propongo también un breve himno profano. Ahora que los dioses duermen subamos al altar sin interrumpir su resaca. Mañana cuando despierten al templo volverán las furias. Dibujo de Miguel Varea


POESÍA / LETRAS DEL ECUADOR

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Fila india Ella lleva de paseo a sus hormigas y las alimenta con granitos de azúcar: les ofrece primero los de bordes ordinarios y guarda para el mes lluvias los de perlada redondez. Si alguna de las paseantes cae en melancolía, la consuela con una canción italiana que nadie sabe dónde la aprendió. Nunca ha robado pero la hemos visto llegar con semillas de geranio y huevos azul cobalto que solo crecen en las ciudades boreales. Dibujo de Miguel Varea

Ella lleva de paseo a sus hormigas y las alimenta con cubitos de sal que recoge en las fábricas de bajamar. Toda disputa en la comuna la peina como una trenza. Dice que vamos al Sur, que no le gusta la tierra con máquinas. Si los perros atacan ella arriesga su linfa y salvaguarda el paso de sus hormigas. Una fila india la sigue. Yo voy en ella alegre con mis granitos.

Abacería Con este desorden de llaves y cabellos ¿Cómo escribir en la pizarra? Tengo que recordar, querida mía, la lista de compras que me dictó mi madre, aquel invierno en que explotó el río, aquel mes de lodo en que mi madre me subió al autobús y fui solo al país de los adultos y los precios. ¿Recuerdas, amiga querida? ¡Qué rimas, qué armonía, qué ritmo! Ella que dictaba y yo borroneando: «1.- Lunes: arroz de cebada para que dios bendiga toda la semana. 2.- El grano maduro para la sopa. 3.- La cecina para el voraz mediodía; 4.- Y si te asaltan diez centavos de mango, no te resistas, cierra los ojos e inhala». Aquella lista tenía su apoteósico final: «medio atado de hierba para los cuyes». Y en ocasiones ensayaba un segundo finale: «un litro de gasolina para el reverbero». Así eran sus poemas, musa querida: realismo cotidiano en estado puro. Sin llaves y descalzo, un pajarito entraba en las abacerías.

Morir con los bororo a Dawi, que rozó a los Bororo Cuando un bororo muere, estos indios de Quejara, Brasil, entran en un tiempo deslumbrante de bailes, tintes, flores y plumas. Un adereço suntuoso en las formas preside un ritual luctuoso que se prolonga por semanas, y comienza con un llanto público, a gritos y en coro, de familiares y amigos del difunto. Los bororo creen que su forma humana es nada más un paso entre el pez y el guacamayo. Un canto fúnebre, el roiakurileo acompaña al difunto en su retorno a las aves. Se visten y adornan meticulosamente para bailar y bailar y bailar y acompañar al muerto, que yace en el centro de la aldea. Enseguida celebran la sustitución simbólica, el mori: salen a cazar, de preferencia una pieza grande, un jaguar, por ejemplo, a fin de quitarle a la selva algo a cambio del amado ido. Luego viene el doble entierro: mojan el cadáver, lo envuelven en hojas y lo colocan en una fosa cubierta de ramas. Esperan un tiempo prudencial hasta que la carne se desprenda, exhuman los restos, lavan la osamenta, la pintan con trazos coloridos y la adornan con plumas pequeñísimas. El conjunto se mete en una cesta y es depositado al fondo del río. Siguen otros exquisitos y elaborados juegos mortuorios y vegetales. A su manera, los bororo aspiran y propician la «vida eterna» o el «eterno retorno», esas ficciones con que los hombres amansan el pavor a la muerte, o, lo que es igual, su amor por la vida. ¡Qué maravilloso sería morir entre los bororo y terminar con mis huesos pintados y emplumados al fondo del agua! ¡Abrase visto manera más poética de devolver la materia que se nos ha dado en préstamo¡ Pero no, no aspiro a tanto. Lo mío será un simple apagar la luz. *

Selección de textos de Fila india, 2015.


32 LETRAS DEL ECUADOR / RELATO

Oscuro ojo de un churo Andrés Cadena

(1)

crear. Y no sólo de nuestra vida, sino también de la de los demás, de la naturaleza, de los fenóo curioso es que los archivé juntos en la menos del cosmos, del universo encerrado en memoria, a Ernesto y Elena, cuyos rela- nuestro código genético. tos ahora se me confunden en uno solo, desde el principio, desde antes de saber lo que Sorbió el café que había dejado enfriar sobre la sólo al final terminé comprendiendo. Ahora me mesa de madera rústica, en un gesto que luego es imposible separar de su historia la idea de las reconocería siempre en Valentierra, ese breve fuerzas ficticias, esa explicación irreal en las en- buche con que saboreaba alguna bebida, arretrañas de la vida, como una invención o un sue- bujando y exponiendo su labio inferior como si ño lo más cercano a eso que llamamos verdad. fuera un caracol brillante y rojo que coronara su quijada. Conocí a Ernesto Valentierra cuando estaba escribiendo un texto sobre su libro de poemas —Somos, de alguna manera, invención —senFuerzas ficticias para la revista de la universidad tenció—. Literatura. donde yo trabajaba. El encuentro tuvo lugar en un café en Miranda, adherido al barranco, con Con estas ideas, volví a leer el poemario de Vael pedregoso trinar del río a nuestro alrededor. lentierra. La voz de Fuerzas ficticias recorría una En ese encuentro, en la pequeña ciudad en el ciudad en ruinas y le daba vida con las palasur del país, el escritor me aclaró el principio bras, entre recuerdos, anhelos y pesadillas. En movimientos circulares, el hablante poemático metafórico de su poemario: ambulaba por esa imaginaria urbe como dando —Una fuerza ficticia —me dijo, observando vueltas alrededor de un eje, del «vórtice / oscon recurrencia, por la ventana, el flujo del río curo ojo / de un churo», como mencionaba en Braca— es un proceso humano inconsciente cierto pasaje. para entender ciertos fenómenos tras percibirlos. En el movimiento circular uniforme, por Al final de nuestro encuentro, Ernesto me invitó a su casa. Conocí a su esposa, Silvia, cuejemplo, un objeto gira en yas maternales maneras torno a un punto central, me dejaron adivinar un dibujando una circunferenequilibrio en la vida del cia, ¿verdad? escritor, acaso esa soga Hizo una pausa para escuSólo que terminaba atándodriñar alguna variación en absorbemos lo a tierra y evitaba que mi mirada. Para ver si lo detalles de se perdiera en sus ideas. seguía. nuestras

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experiencias —Imagina —continuó— presentes... (2) que has clavado una estaca el resto lo y estirado una soga atada Fui yo el que condujo reconstruimos a ella; y luego empiezas a a Elena Troya hasta Vacon esa base lentierra, sin presentir moverte hacia un lado, sin de datos lo que aquella acción dejar de tensar la cuerda. almacenada en podía significar. Ella era La real fuerza que hay allí el cerebro, doctora en sicología, y es la que te atrae al centro, que simplifica se encontraba realizany no permite que cambies las cosas do un estudio sobre la de órbita; y por eso es que tu desplazamiento es cirmanera en que el cerecular. Ésa se llama fuerza bro humano aprehende centrípeta, y es real. Pero el mundo, a nivel de también sentirás que algo procesos neurológicos. ejerce una fuerza que te aleHabía dado conmigo ja de la estaca. Esa energía meses después de la pucentrífuga, que fuga del centro, no existe. Es blicación de mi estudio sobre Fuerzas ficticias, una fuerza ficticia. cuando yo ya tenía una relación estrecha con Ernesto. Elena Troya me dijo que necesitaba Yo lo miraba atónito, sin entender por qué no hablar sobre el autor. me hablaba de poesía. —Su poesía comulga con una hipótesis mía —Es un asunto de nuestra percepción —agre—me dijo esa mujer menuda, bronceada y de gó Valentierra, acaso seguro de que yo no había pelo lacio tan oscuro como mirar a un pozo sin encontrado el hilo de su pensamiento—: donfondo. de no logramos penetrar, donde está eso que no entendemos, inventamos. Rellenamos los espa- Me había abordado, presentándose, en el cios vacíos de la vida con nuestra capacidad de pasillo del último piso de la Facultad, el de

oficinas de los profesores. En ese momento, conversábamos aún de pie. —Escucho —dije, reconociendo en mí un interés que empezaba a generarse por esa figura que aparentaba diez años menos de los que tenía. —La invención como medio de captar el mundo —resopló—. No es nada nuevo, pero Ernesto Valentierra ha tenido especial sensibilidad para entenderlo a fondo. Es lo que se lee en su obra. La invité a tomar un café frente a la universidad, tras superar mi asombro por la sutil lectura que había hecho la sicóloga sobre la poesía de Valentierra, algo que yo no habría podido alcanzar sin la guía del mismo autor. Sentí que mis estudios sobre su obra eran tan frágiles como imágenes espejeantes en la superficie del agua. En esa conversación en la cafetería, la doctora Troya me habló de sus investigaciones en neurociencia: me explicó que parcialmente vivimos en una ilusión, que no sólo nuestra memoria trastoca las cosas, hechos y personas que creemos recordar, sino que nuestros propios sentidos funcionan de una manera engañosa. —Vemos lo que esperamos ver —recuerdo que me dijo entonces, cuando afuera del cristal la ciudad empezaba a sumergirse en la azulada noche de los Andes—. Nuestras experiencias previas nos dicen cómo, más o menos, es una flor, la lluvia, el sabor del cangrejo o la melancolía. Sólo absorbemos detalles de nuestras experiencias presentes, por decirlo de algún modo. Porque el resto lo reconstruimos con esa base de datos almacenada en el cerebro, que simplifica las cosas, que completa los detalles con información conocida. Para ser más precisa, se trata de una simulación. Hablaba con un énfasis cercano a la vehemencia, por completo segura de lo que decía. Parecía sentirse ajena a todo cuanto atribuía a la humanidad en general. Me di tiempo para atenderla y a la vez observar que bajo el abrigo de paño rojizo y el pantalón oscuro latía el cuerpo de una mujer atractiva, o que lo había sido poco tiempo atrás. —Tenemos una especie de expectativas inconscientes sobre lo que ocurre a nuestro alrededor, y acomodamos nuestra percepción según estos conocimientos, de manera preconcebida. Es, directamente, engañarnos a nosotros mismos. —¿Por qué lo hacemos? —interpuse, siguiendo un camino que ella había propuesto—, ¿por qué no prefiere el cerebro percibir toda la realidad? Ella sonrió, y un pálpito instantáneo en mi mente la dibujó desnuda.


RELATO / LETRAS DEL ECUADOR

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«Empecé a hacer uso de las noches para leer, y volví a fumar con la excusa de despejarme y relajar la mente, pero pronto esas actividades fueron prolongándose hora tras hora hacia la madrugada, devorando mi sueño y debilitando mi presencia diurna.» Dibujo de Jean Pierre Reinoso

—Por incapacidad. Nuestro cerebro no podría nunca percibir cada detalle de cada pulsión sensorial: sería demasiado. Sólo las mentes prodigiosas, los genios científicos, los artistas y otros seres únicos, pueden escapar (durante lapsos variables) a este funcionamiento sistemático: ser conscientes de él, verlo desde afuera, y poder abrir, exponenciar, su capacidad perceptiva. Medité mientras terminaba mi café. Elena Troya me provocaba sensaciones contrapuestas. Me hablaba con una superioridad evidente, pero invertía cuidado en cada palabra que me dirigía. Como si sintiera que, desde mi pequeñez, le era necesario.

el fondo, huía ante todo de un manuscrito que llevaba modificando y readecuando casi una década sin publicar, y que se iba tornando una idea cada vez más diluida, cada vez más similar al pasado. Salimos de madrugada, para evitar la congestión del callejón interandino en dirección al sur. Elena estuvo dormida cinco de las seis horas de ruta. La sucesión de curvas ceñidas a la cordillera y ojos de gato flanqueando la calzada se unían al acompasado vaivén con que respiraba a mi lado esa mujer de cuerpo frágil, que parecía querer evitar cualquier contacto conmigo fuera del necesario en rigor. Para la hora del almuerzo, bajo la seca claridad de los Andes, traspusimos una loma y tuvimos ante nosotros los encarnados tejados de Miranda, que eran como un tiesto de arcilla en plena llanura verde oliva.

—¿Y usted cree que Ernesto es uno de estos «seres únicos»? —pregunté, algo irónico, y consciente del uso del nombre en lugar del apellido de esa persona que nos juntaba sin estar presente. —Ernesto —le dije a Valentierra en el momento de las presentaciones, en la plaza central de La sicóloga respondió sonriendo. Parecía que la ciudad, afuera de una cafetería—, ésta es la esperaba cada una de mis intervenciones. doctora Elena Troya. Elena, le presento a Er—No es probable. Eso lo sabré sólo cuando nesto Valentierra. lo trate en persona. Por eso he venido. ¿Puede No noté nada extraño en ninguno de los dos, usted coordinar una reunión? Pero —añadió, ninguna conexión especial afiló sus miradas. Si como entrando en confidencias—, por favor, algo enganchó a ambos esa primera vez, habrá no le vaya a adelantar nada de lo que hemos ocurrido en un nivel oculto, indescifrable a hablado. simple vista. Entramos al local y tuvo lugar un soliloquio sobre el autor y su obra. Elena disponía una (3) pregunta tras otra para que Valentierra reavivara Me uní al viaje de la doctora Troya con la áci- su discurso sobre sí mismo —algo que, a decir da alegría de la huida, seducido por la idea de verdad, le resultaba de lo más natural—; alejarme unos días de la capital y el trabajo. En era como si ella sólo introdujese, uno a uno,

pedazos de carbón a las flamas danzarinas de una hoguera. Tras terminar dos cafés bebidos reposadamente y con apenas participación en el encuentro, decidí dejarlos solos y caminar por la ciudad. Deambulé a la vera del Braca en un segmento tranquilo de su curso. Cuando volví al hotel, llamé a Silvia de Valentierra para el saludo protocolario, le expliqué que partiría al siguiente día y que no podría visitarla esta vez; me abstuve de comentarle que horas atrás había estado con su esposo, pero percibí que ella aún se encontraba sola en casa —zumbaba el insecto del silencio tras su voz— y que no estaría al tanto de la reunión con Elena. Cerré la comunicación, cené solo y bebí dos vasos de whisky antes de maldormir un par de horas en mi habitación. Recuerdo haber tenido la sensación del error, una especie de decepción de mí mismo, originada por una idea clara: no hubiera debido salir de la cafetería dejando solos a los otros dos. Una figura, envuelta en las telarañas del sueño, se me presentó en el silencio de la alborada mirandina: Elena Troya. Ese fue el primer embate de una batalla que la presencia fantasmal de la mujer librara a partir de entonces contra mi descanso y mi tranquilidad, sugiriéndose en el más imperceptible sobresalto en mi visión nocturna, multiplicando falsamente su contorno ante mis ojos, que evitaban parpadear para no dejarla ir. Por la mañana, un mensaje de la doctora en la recepción del hotel me agradecía mucho por todas las molestias y atenciones que había tenido con ella, y me comunicaba que en adelante


34 LETRAS DEL ECUADOR / RELATO

«Por la ventana, vi cómo la noche se colaba entre los edificios de ese barrio de oficinas y embajadas lujosas, no con una negrura decidida, sino en una acción gris, con nostagia de borracho.» Dibujo de Jean Pierre Reinoso

no me necesitaría, que regresaría por otros medios unos días después, tras haber establecido un hallazgo muy valioso para su investigación. Salí de Miranda al mediodía, con la sensación de que el viaje, en realidad, no había tenido lugar, de que había sido probablemente producto de mi imaginación.

(4) Demoré un tiempo en asimilar todo el tren de sucesos de las semanas siguientes. Abandonar a una novia que antes había considerado estable, vender el mobiliario del departamento, dejarme crecer el pelo y la barba como hacía años, y comprar compulsivamente libros de todo tipo (divulgación científica, novelas policiales, biografías de suicidas, relatos de experiencias místicas) fue todo un solo movimiento, o al menos así lo registro ahora. Empecé a hacer uso de las noches para leer, y volví a fumar con la excusa de relajarme y despejar la mente, pero pronto esas actividades fueron prolongándose hora tras hora hacia la madrugada, devorando mi sueño y debilitando mi presencia diurna. Dejé que las clases y otras actividades se manejaran con el

automatismo de la rutina, falté no pocas veces, y recuerdo cierta nostalgia de esos días en la universidad como semejante a los atardeceres dominicales durante mi adolescencia, cuando la idea de irme a la cama y no despertar nunca era como una dulce promesa imposible.

Horas después, arrodillado sobre mi cama, penetrándola desde atrás, admirando esa cabeza sin rostro, esa espalda que era como una delgada y blanca flecha apuntando a mi pelvis, dejé escapar una exclamación, aunque susurrante, que me esclareció lo que ocurría:

Salí algunas noches, o hice el intento al menos, pero la emoción de la penumbrosa vida de los bares no despertaba nada en mí, ni siquiera el miedo que solían generarme los esperpentos de la juerga. En esos momentos más que nunca, sentía que buscaba algo, pero que me estaba fijando en el lugar equivocado. En una salida, encontré y abordé a una alumna, que accedió a mi propuesta directa, acaso atraída por mi imagen entre ruda y desamparada. Cuando estuvimos en mi departamento, me preguntó por qué estaba prácticamente vacío, sin muebles, como si me encontrara en medio de una mudanza.

—Elena —le dije, a punto de eyacular—, putita mía, Elena —me oí decirle, jadeando.

(5) Semanas después, la llamada de Valentierra a mi oficina me despertó en medio del sopor vespertino en que solía adormecerme para contrarrestar la falta de sueño nocturno, y me tomó unos largos segundos establecer qué estaba ocurriendo.

—¿Dónde has estado? —me decía Valentie—Para que tú lo llenes —me escuché respon- rra—: te he llamado a tu casa desde hace días y der, patético, como si me viese desde afuera, nadie contesta. descentrado de mí mismo. —Sí —dije—, he estado ocupado —compleLa sonrisa que ella me devolvió fue el éxito de té, sin revelarle que toda esa semana la había una conquista, el revés de todo lo que yo nece- pasado en mi oficina, evitando la vaciedad de mi departamento, probando si el cambio de sitaba entonces.


RELATO / LETRAS DEL ECUADOR

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ambiente podía contribuir a mi ya entonces fortunas por complacer a canales de televisión incomparable en mi vida hasta ese momento. que lo llevaban a una ciudad para él desconocida, Tomé un taxi, al igual que lo había hecho Eleinexistente reposo. le daban un paseo por plazas, callejones y entre na, y me oí repitiendo la frase escuchada en —Espero que estés bien —pronunció con una la gente, y unos días después entregaba un tantas películas y series de televisión: voz arrebatada por una inusual emoción—. plano tridimensional de precisión milimétrica ¿No has sabido nada de Elena? de toda la urbe, tomando en cuenta los detalles —Siga ese auto, por favor. Parpadeé repetidas veces, intentando ubicarme. más nimios, como el número de ventanas de un Nuestro avance era lento a causa del tráfico. Por edificio cualquiera o las formas de las volutas la ventana, vi cómo la noche se colaba entre los —¿La doctora Troya? —dije al fin, titubeando, en las fachadas de las construcciones históricas. edificios de ese barrio de oficinas y embajadas con temor de que el viejo estuviera al tanto de lujosas, no con una negrura decidida, sino en esa creciente obsesión en mi interior—; no, no: Este síndrome, poco estudiado en la historia, se una acción gris, con nostalgia de borracho. La la última vez que la vi fue en esa reunión con presenta en rarísimas ocasiones, y no sobrepacerteza de la soledad me repletó el cuerpo, y usted, en Miranda… hace casi dos meses, ¿no? san las decenas los pacientes que en todo el planeta hayan sido diagnosticados como savants. casi perdí de vista a Elena Troya, que descendía Valentierra hizo un silencio en el que percibí Así que poco se sabe de la condición: apareció del vehículo tras unos minutos de viaje, cerca que él mismo se sacudía un poco para saber qué descrita como conjunto de síntomas en los años del Hotel Europa. decir. setenta, en una revista de psicología de Prince- Yo también bajé de mi taxi, y me confundí enton. El nombre con que se designa a estos seres tre algunos oficinistas que salían por las bocas —Una mujer extraordinaria —resopló al fin—, se traduciría no como «sabios» sino como «per- de los edificios y se apuraban a las varias cafesin duda. El estudio que tiene entre manos es sonas que saben», que «están sabiendo», lo cual terías que empezaban a encender la noche de la algo sumamente interesante. es también una constante en su condición: cada calle. La doctora Troya pasó bajo las banderas Yo no respondí, mientras miraba por la ventana momento de su vida es una nueva aprehensión y la entrada luminosa del Europa, y torció por de mi oficina la alegre vida del campus, donde la por completo fidedigna del mundo, e imposi- Paradero, con un ritmo en el que yo quise leer despreocupación flotaba de manera primaveral. ble de borrar; por ello, todos los savants apenas enfado o extrema decisión. duermen, reponen energías en inconsistentes —Necesito un favor, y espero que me puedas duermevelas, no terminan de desconectarse del Al principio me costó trabajo seguirle el paso, ayudar —aumentó al cabo de un silencio—: universo que los rodea, como si su fin último pero luego la persecución se volvió algo natural: necesito que averigües una cosa. yo conocía —de algún fuese vivir el conocimienmodo— de antemano la to de forma pura, intoca—Claro —repliqué, cansado de antemano. historia que se desarrollable, infinita. —¿Has oído de los savants? ba ante mis ojos, porque Esa noche, tras la invescuando avanzamos unas —No —respondí—, ¿qué es eso? ¿«Sabios»? tigación en mi oficina, cuadras más yo crucé la me entretuve escribiendo —Más o menos —dijo, emocionado de Los savants avenida como ejecutando un minucioso informe nuevo—. Una mezcla entre superdotados e son una una coreografía repasada, sobre los savants para Erimpedidos mentales. muestra del para colocarme en la ponesto Valentierra. Se lo retorcido sición precisa y tener un Y luego oí ciertas ideas ambiguas sobre el tér- envié al correo electróniequilibrio que plano general del encuenmino, muy aproximativas, antes de sumirme co cuando del otro lado opera en tro, cuando Elena Troya en una tarde entera de investigaciones sobre los del cristal de la ventana el universo llegó a Itaca como si fuera savants, una tarde más alejado de mi casa, de mi una neblina movediza se su casa, donde cerca de la encargaba de distribuir rutina, de mi vida. entrada lo esperaban dos una claridad manchada, hombres en una mesa de un día que empezaba junto a la ventana; uno a rumorar afuera, mien(6) de ellos se levantó mientras yo caía —como hacía tras el otro, cuya imagen Los savants son una muestra del retorcido mucho— en una dormino fue para mí más que equilibrio que opera en el universo. Son autistas, ción contundente, como un perfil de oscuridad, severamente imposibilitados de comunicarse un desmayo, en donde incluso el mecanismo permanecía sentado, desparramado en realien términos convencionales, pero que en del soñar se había desactivado; como si todo mi dad, en su puesto a la mesa. El que había ido cambio poseen capacidades cerebrales únicas, organismo estuviera reiniciándose desde cero. a recibir hasta la entrada a Elena era Ernesto que se muestran en ciertos ámbitos especiales: Valentierra, mostrando una vejez renovada, la la música, las matemáticas, la pintura, el graduada procacidad que traen los años, y la lenguaje… siempre, regidos por memorias (7) abrazó y la condujo al interior del local, sacánsobrehumanas. Uno de los más famosos savants Recuerdo —aunque con imágenes a media dola de mi vista, de ese paisaje que era la calle y en el mundo había aprendido palabra por luz— la figura de paso espectral que era la noche aleteando ante mi perplejidad. palabra más de diez mil libros enteros, y los Elena Troya cuando la vi cruzar el parque de podía recitar como si los estuviera leyendo. O la universidad. Desde el segundo piso, en la realizar operaciones matemáticas con números antesala del decanato donde había sido citado, (8) de nueve cifras en apenas segundos, como una me precipité escaleras abajo para darle alcance verdadera calculadora humana. Otro, viejo ya pero, antes de salir al descampado del jardín Cuando estuve de vuelta en mi departamento, y que no habló nunca (pese a que no mostraba donde hormigueaban decenas de alumnos, algo me sorprendió una sensación de extrañeza, no ningún impedimento físico para ello), tras en mí decidió seguirla escabulléndome, en lugar por lo inhóspito del lugar ni porque no hubieobservar por instantes a un caballo, por de enfrentarla. Me había vuelto una especie de ra estado ahí en numerosos días. Era más bien ejemplo, era capaz de tallarlo luego en madera, sombra en busca de cuerpo, de ese cuerpo que como si accediera a revivir cada paso, cada insen cuestión de minutos, con una exactitud observara atravesar en diagonal el parquecito tante, desde una inocencia total, fronteriza al pasmosa que reproducía cada rasgo particular universitario, tajando mi visión y abriendo una olvido. Como si ese departamento fuese un ludel animal. Algún otro era capaz de repetir estela invisible que parecía succionarme hacia gar completamente nuevo para mí. al piano una composición clásica entera —lo ella. Bebí en una sola jornada que —saqué luego había hecho con Tchaikovsky, Rachmaninov, Brahms— tras haberla escuchado una sola La seguí en silencio por la calle desde la vere- cuentas— copó varios días. En cierto momento, vez, pocos minutos antes. Otro había recibido da de enfrente, embriagado por una emoción con una lucidez inexplicable, pude apreciar mis


36 LETRAS DEL ECUADOR / RELATO actos en frío, y concluí que todas mis acciones de los últimos tiempos apuntaban a negar algo. Eran una resistencia sistemática a dejarme ir, la expresión del miedo a sucumbir frente a algo que sabía poderoso. Entendí la abismal magnitud de ese verso de Fuerzas ficticias, el único que ahora recuerdo de todo ese libro, el que menciona a un «vórtice / oscuro ojo / de un churo». Entre sueños de borrachera, di por fin con la imagen de la doctora Elena Troya. Apenas la había conocido unos días, pero eso, su imagen, me había enganchado por dentro, como un virus inoculado con la fugacidad de una picadura. No era amor, pues ahora entiendo que el amor es una palabra para lo que no podemos controlar. Lo mío era voluntario, un apasionamiento decidido, más que por una persona, por una idea, una figura mental. Pero ahora la había perdido, merced a Ernesto Valentierra. El original, la fuente de mi anhelada imagen había permanecido junto al viejo, al poeta cuyas palabras yo nunca había podido descifrar en lo profundo. Comprendí que durante años había estado en la sombra, en una existencia frustrada por la falta de novedad, de verdadera fuerza, de claridad alguna; una trama sin protagonista. La sombra del viejo me había ocultado demasiado tiempo, y Elena había sido la luz que me demostrara esa vergonzante realidad. Y ahora esos dos seres, en mi cabeza, se revolvían —se revolcaban acaso— en una relación corporal que los mancillaba, que los enlodaba el uno en el otro, mezclando sus superficies, emborronando sus pieles, uniéndolos, destruyéndolos.

(9) La carta fue sólo un epílogo lógico, acaso un invento predecible dentro de todo. Mi acercamiento a Valentierra, el aparecimiento de Elena, las fuerzas ficticias y los savants en los extremos de mi comprensión; el sonido fluvial e indetenible de Miranda, la soledad de mis noches en blanco, cuando paseaba en redondo por mi departamento una vida que parecía un ente ajeno a mí. Todo se sucedía en ensoñaciones, en incertidumbres, que lo único que me dejaban claro era que todo el tiempo yo no había tenido ninguna idea de qué estaba ocurriendo. En el fondo de ese pozo

de imágenes temblorosas como el agua, adiviné la silueta infatigable de Valentierra, que parecía haberlo tenido todo bajo control de alguna inimaginable manera.

a mi nombre, con una condescendencia inalterable hacia mí, una subestimación revestida de cercanía. No me terminaba de aclarar qué tipo de problemas con su esposa le ocasionara mi carta: hacía como si todo el asunto careciera fiPor eso la carta, por eso las palabras y la fic- nalmente de importancia. Tras breves líneas en ción, porque eran la única forma en que podía que zanjaba para el futuro cualquier relación enfrentar toda la situación en que me hallaba. conmigo, se dedicaba más bien a hacerme parEn la carta, compuse todo cuanto me imagi- tícipe de ciertos datos que, decía, era justo que naba que había ocurrido, afirmé ciegamente lo yo conociera de alguna manera y pese a todo. que hasta entonces sólo intuyera o creara entre Teodoro Troya, hermano menor de la doctora pesadillas, e incluso desarrollé detalles hermo- Elena Troya, era un savant. Sólo hablaba para sos y pérfidos en habitaciones de moteles, en la reproducir a la perfección, y en el idioma trastienda del Itaca, en autos estacionados en original, pasajes de poesía universal que se cines nocturnos; y también en Miranda: en ca- relacionaran —de manera asombrosa— con fés del barranco, en asolados hostales cercanos a la situación precisa en que se encontraba cada la universidad, donde el Braca difundía su siseo momento. Por ejemplo, para describir cómo socapando las palabras de engaño y lujuria que se sentía cierto día, recurría a unos versos de se prodigan los amantes. Byron: «And the whole earth would henceforth Imaginé y describí un be / A wider prison unto me; / No child —no amor retorcido pero in- sire— no kin had I, / No partner in my misery»; quebrantable, construido o se refería a su hermana y el mismo Valentierra a base de mensajes pro- en los atemorizantes términos de un Réquiem tervos y sustancias aluci- de Rilke: «Da müssen ja doch tote Kinder sein, / Con el nantes, de noches dioni- die mit mir spielen kommen. Sind doch immer / tiempo he siacas donde revoloteaba welche gestorben. Lagen erst im Zimmer, / so wie aprendido a el reverso de una vida ich lag, und wurden nicht gesund». de intelectual y hombre sospechar de de familia, que Ernesto Elena se había dedicado a la neurociencia para todo, incluso Valentierra —afirmaba poder tratar a su hermano, para posibilitar la de mi propia en la carta— tantos años comunicación y abrir su mente hacia la sencipercepción había sabido llevar con llez del mundo exterior, donde ella lo esperaba con irrenunciable amor fraternal. (No me lo hipocresía. decía Valentierra, porque no estaría al tanto de Escribí en la cara blanca mi visión, pero pude suponer que la sombra del del sobre la dirección tercer hombre en el Itaca, en la tarde umbría en Miranda donde me que seguí a Elena desde la universidad, se trahabían recibido tantas taba de Teodoro, con quien Valentierra trataba veces, y en lugar del de estrechar relaciones.) El viejo, al final, se desnombre del viejo puse en letra clara Silvia de, pedía sin palabras; simplemente, acabando el y conservé el apellido, sintiendo que esa misiva traspaso de la información, firmaba. en el fondo iba destinada a él, que yo ansiaba más que nada en el mundo que la leyese, y se Con el tiempo he aprendido a sospechar de enfrentara con la realidad inventada que yo le todo, incluso de mi propia percepción, puesto que a menudo observo cómo el pensamiento extendía. es incapaz de desentrañar hasta el fondo la más nimia expresión de la vida cotidiana. Creo más que nunca en lo oculto y olvidado, en lo que (10) no puedo ni presentir, sino tan sólo inventar; y entiendo que lo contrario, el anhelo de apreLa respuesta de Ernesto Valentierra había llehenderlo todo, como para Teodoro Troya, sería gado a mi antigua oficina en la universidad, antes un castigo que un privilegio. Esta nueva meses más tarde. Una silenciosa secretaria de la convicción de vida fue la que inauguré con la facultad, que me guardaba algún afecto, tuvo redacción y el envío de la carta a Silvia de Vala gentileza de remitírmela a mi departamenlentierra, cuando decidí romper relación con el to. Fue una nota que leí en un parque bajo un escritor y con Elena. Para ella, sin embargo, me sauce llorón que, a pesar de su juventud, me han quedado muchas ideas en la mente, todas obsequiaba una sombra tenue, ajena a la ciudad falsas, todas más verdaderas que mi propia vida, ecuatorial, y semejante a la semipenumbra de todas hermosas. Pienso escribirle cada una de mis madrugadas con ojos abiertos, que de tanto esas versiones del mundo que he logrado consen tanto solían regresar con burla y mañosería. truir desde la ruina, en un libro que, sin duda, En la carta pude leer un solapado regocijo, deberá llamarse Fuerzas ficticias, como el de Vacomo una suerte de elegante venganza por par- lentierra; un libro que planeo empezar a escrite de Ernesto. Empezaba como solían hacerlo bir inmediatamente después de que le ponga el sus mensajes, con la palabra «Apreciado» junto punto final a esta historia.


LETRAS DEL ECUADOR

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Alejandro Moreano: una crítica radical de la literatura Carlos Arcos Cabrera

1.

U

nas palabras iniciales, que en sentido estricto deberían ser finales. No son mías, son de Nietzsche y me permiten enmarcar el aporte de Alejandro Moreano al debate sobre literatura, arte, política y cultura: «Recientemente alguien nos ha querido enseñar que Goethe a sus ochenta y dos años había agotado todas sus capacidades» afirma Nietzsche. «Pero yo cambiaría con gusto carretas enteras de vidas jóvenes y ultramodernas por algunos años de este Goethe agotado, para poder tener parte en diálogos como aquellos que él mantenía con Eckermann y preservarme así de las enseñanzas de los legionarios del momento.» Con diversa intensidad, los artículos que contienen los dos volúmenes del pensamiento crítico-literario de Alejandro Moreano, publicados por la Universidad de Cuenca, tienen un vigor y una actualidad incontrastable y no sólo que nos enseñan, sino que además, nos permiten debatir los problemas de fondo de la literatura ecuatoriana y latinoamericana. Alicia Ortega Caicedo, en su estudio introductorio, destaca este hecho y realmente hace difícil añadir algo nuevo a su notable análisis. Algunos de los textos de Alejandro tienen el carácter de clásicos del pensamiento crítico literario de América Latina. 2. ¿Por qué Alejandro Moreano opta por el ensayo? En Elogio del ensayo, un texto que, desde mi punto de vista, debía ser el preámbulo a los dos volúmenes, reconoce un hecho: ha sido una forma clave a través de la cual se expresó el pensamiento en América Latina. Es una afirmación agonística para un momento en que el pensamiento que se produce en las universidades, especialmente en las ciencias sociales y que se expresa en un lenguaje academicocrático, que ha renunciado a todo uso creativo de la palabra y a toda reflexión crítica que no sea el dato, la referencia, la cifra, la caza de citas en el coto cerrado de las revistas especializadas e indexadas, en el ánimo de evitar que el mundo y por tanto la vida, alcance al sujeto que piensa y sus reflexiones. Para Moreano, el ensayo, «lejos de negar la individualidad, afirma la intervención del sujeto en el mundo, y se postula a sí mismo como intrusión en la vida social. Se propone organizar y movilizar pasiones, las ideas, los gustos, los estados de ánimo. Un discurso político y una forma literaria, a la vez una visión literaria del mundo y un lenguaje político… El ensayo no prueba ni demuestra nada. Afirma y niega. Expresa y agita. Y a veces también canta… Se

mueve entre el saber y la vida, entre el saber y pensar solo lo que el poema sabe. Pero, por su el mundo, entre el saber y las pasiones. Es una parte, el poema quiere que se sepa, experimente forma literaria». y aprenda todo lo que él sabe y que no se vuelva a olvidar jamás. La exactitud de la comprensión autobiográfica no es en sí mayor que una más distanciada y abstracta. La riqueza de detalles que 3. obtiene el lector de comunicaciones biográficas Los ensayos contenidos en Pensamiento críti- o exegéticas particulares no aumenta de por co-literario de Alejandro Moreano. La literatu- sí la precisión del poema». Es sorprendente ra como matriz de cultura, tienen un elemento la convicción de que el poema, no el poeta, en común, una tensión que los atraviesa, una es quien nos habla. Por extensión se podría tensión de orden epistémico. En términos de afirmar lo mismo de todos los textos literarios. Alejandro Moreano, expuestos en El escritor, la El señalado es un aspecto central de su teoría de sociedad y el poder, los polos de esta tensión son: la comprensión: «El que quiere comprender un «la lógica social y la lógica de las formas lite- texto —afirma en Verdad y Método— tiene que rarias», los referentes sociales y culturales y, la estar en principio dispuesto a dejarse decir algo comprensión de las obras como realidades au- por él… Tiene que mostrarse receptivo desde tónomas. ¿Es posible una lectura o una escritu- el principio para la alteridad del texto…». El ra basadas en esos dos puntos de vista o en estos texto es una realidad más allá o más acá del dos enfoques? ¿Qué tan complementarios, que entorno que lo vio surgir. tan contradictorios son? ¿Cuál es finalmente el En los ensayos de Alejandro Moreano se escuresultado? cha a los textos, pero además los emplaza históHans Georg Gadamer, en un breve texto al cual ricamente. Los referentes están siempre presensiempre regreso, se pregunta ¿qué debe saber tes, especialmente uno: la compleja, oscilante, el lector? frente a un poema. En sus palabras, contradictoria, modernización de América La«no es necesario conocer detalles personales tina, sobre la cual se despliega la historia espe(se refiere al autor) ni estar al día. Incluso si se cífica de su literatura que como lo afirma reitesabe algo de ello hay que apartarlo del poema y radamente no es una recepción pasiva de obras


38 LETRAS DEL ECUADOR Cervantes, afirma, en Anatomía de la influencia, que su poesía fue engendrada por la de Walt Whitman. Una apreciación injusta para los dos poetas. En el caso de Whitman, sobreestima su influencia a pesar de ser importante y de ser un poeta extraordinario, en el de Borges lo subestima. En el breve ensayo publicado en El futuro de la imaginación, lo considera un gran fabulador. En Cómo leer y por qué, Kafka es el «principal precursor» de Borges y «reemplazó a Chejov como influencia cuentística de la segunda mitad del siglo XX.» Bloom recomienda: «Necesariamente —afirma— entender cómo debe leerse a Borges es más una lección en la forma de leer a sus precursores que un ejercicio de auto comprensión.» Lo cierto es que en Borges todas las influencias son posibles, pues hizo ficción de la literatura, la religión, la historia, la filosofía y la misma ficción. Y en esto radica su originalidad. ¿Qué Borges construiremos luego de la interpretación de Moreano? Me refiero a jugar con sus textos con la fascinación de una lectura ingenua que nos sumerge en un juego, que como todo juego, tiene resultado incierto. 5.

y autores de fuera de la región sino un juego de tensiones y de búsquedas, de contradicciones y conflictos culturales y lingüísticos. Una literatura con preguntas propias y originales. Los ensayos de Alejandro Moreano llevan el pensamiento crítico-literario, la discusión y el debate a un nuevo y prometedor escenario. 4. «Cada cual construye un Borges a su imagen y semejanza» afirma Alejandro Moreano, en una de las más originales lecturas de la obra del argentino. La Universidad de Cuenca publicó a comienzos de año dos volúmenes con los ensayos de Moreano entre los que destaca Borges, vanguardia y modernidad latinoamericana. En palabras de Alicia Ortega Caicedo, editora de la obra, Moreano «es uno de los principales representantes del pensamiento crítico ecuatoriano». Habría que añadir: pensamiento crítico marxista algo que a muchos debe causar abundante escozor. Moreano es parte de una rica y rigurosa tradición intelectual en la que se inscriben Agustín Cueva, Bolívar Echeverría, Françoise Perrús y Fernando Tinajero. Todos ellos partícipes de los Tzántzicos. La idea de «un Borges a nuestra imagen y semejanza» hace de nosotros, simples lectores, dioses, demiurgos hacedores del autor, y no solo del texto. Además el Borges de Moreano tiene dos atributos. Por un lado, llevó la sublimación, entendida como «representación sin lo representado, significante puro, autonomía total del orden simbólico» a un extremo tal que finalmente la forma estética alcanzó su pureza absoluta, librándose de todas las figuras del trabajo concreto: el cuerpo, el eros, el mundo, la

vida, la condición humana, la originalidad de América Latina. Por otro, «destronó a la filosofía de su sitial —centro de la tradición occidental—y colocó en su lugar a la literatura, convertida así en el gran metalenguaje contemporáneo.» ¿Existe una lectura más original de Borges?

En América Latina y el Neo barroco, Moreano analiza las narrativas de Severo Sarduy y de Luis Rafael Sánchez y la poética de Néstor Perlongher. Los textos de estos tres autores se muestran diáfanos, cautivantes, a nuestra comprensión, una comprensión mediada por la lectura de Moreano y sus notas críticas, al punto que podríamos abandonar la lectura en ese momento. Sin embargo, en el ensayo no hay concesiones y nos enfrentamos a los impetuosos capítulos de cierre, en que los referentes, el contexto del texto se hace presente a partir de Mercado, metáfora, metamorfosis, donde despliega su tesis central: la correspondencia histórica entre neobarroco y postmodernidad. Cito algunas de sus frases:

Borges realiza una doble operación: convierte la ficción en materia prima de una nueva ficción y va más allá: transforma a todos los otros discursos filosóficos, históricos, literarios, «en materia prima —lenguaje-objeto— de su propio absoLa idea de luto metalenguaje». Esta «un Borges a doble operación creativa nuestra imagen es de acuerdo a Moreano y semejanza» «el eje de la revolución hace de nosotros, borgeana de la literatusimples lectores, ra». Borges deviene en el dioses, demiurgos contrapunto de toda otra hacedores del literatura.

Travestismo, metamorfosis, transformaciones ilimitadas, engendradas no por la materialidad de los procesos sino por el lenguaje… Tal es la expresión estética del mercado y de la realidad virtual. El mercado aligera las pasiones, banaliza las perversiones y las convierte en parte necesaria de una oferta bien surtida, autor, y no solo disuelve el heroísmo y el Lectores y críticos han del texto martirio. construido un Borges a El mercado de signos lo «su imagen y semejanza». devora todo en su incesante metamorfosis. El neobaAlgo que probablemente rroco participa también de Borges temía y, a la vez tal antropofagia. deseaba. El Borges de En la inacabable circuMoreano, o la percepción lación de monedas, imágenes y palabras,…, el que Moreano tiene de Borges lleva la lectura principio es idéntico: la representación sustituye lo representado, el signo a la cosa, la vivencia virdel autor de Historia de la eternidad a un punto tual a la real. extremo. Una lectura diferente a la ya conocida

que limita la literatura borgeana a la ficción, o Para concluir: «el neobarroco —el posmoderque destaca su cosmopolitismo y sus múltiples nismo— disuelve la realidad y convierte la influencias: desde Spinoza a Whitman. representación —imágenes, significantes, moHarold Bloom, para quien Borges es el autor nedas— en el mundo real». A la luz de su temás destacado de lengua castellana, después de sis central, deberemos volver a Severo Sarduy,


LETRAS DEL ECUADOR Luis Rafael Sánchez y Néstor Perlongher y a hicieron los escritores ecuatorianos fue asesinar la mutua influencia entre el neobarroco y el a mama Domitila en un intento desesperado por liberarse del peso histórico de la literatura posmodernismo. de los años 30 y buscar un espacio, una identiUna estructura analítica similar configura los dad en el turbulento escenario de la literatura ensayos Literatura andina en el siglo XX y, Mu- universal. Cortadas sus raíces, optaron por el jer y literatura en Latinoamérica: romanticismo y «éxodo» en búsqueda de identidad literaria y modernismo. Nuevamente se presenta la tensión lingüística y rehuyeron la confrontación estéentre «la lógica social y la lógica de las formas tica con la literatura social. Moreano pregunta: literarias». En este último nos encontramos con «¿Por qué, …, no hubo, junto a tales corrientes, un proceso de comprensión—interpretación de una potente literatura similar a la que hubo con poemas de Juana Borrero, Eugenia Vaz Ferrei- Arguedas, Scorza y la actual narrativa andina, y ra, Delmira Agustini y Alfonsina Storni, cada que comprendiera la continuidad-ruptura con poeta en su registro, en su voz única. el indigenismo icaciano prefigurado en BoleLa lógica de las formas literarias o lo que los tín y elegía de las mitas de Dávila Andrade?» El poemas nos dicen o lo que quieren que apren- Edipo literario ecuatoriano responde el autor, damos de ellos, en términos de Gadamer, vuel- trató de huir de sus «orígenes en Huasipungo, ve cautivante a los cuatro grandes poetas. Nue- de los indios de la Mama Pacha, de la mama vamente Alejandro Moreano se desprende de Domitila… tal es la metáfora de la literatura ecuatoriana contemporáesta lectura y va más allá y nea —aquella que irrumlos inscribe en el paso de pe en los setenta— que se romanticismo al moderinaugura con el asesinato nismo, en la resistencia y de Domitila Yocasta». apropiación del símbolo El matricidio Y lo cierto es que no es romántico de la femme habría cortado posible elegir una madre, fatal y sobre todo la conslas raíces de al estilo Genet, recuerda trucción de una poética la literatura Moreano, si has asesinadel deseo femenino. ecuatoriana do a la tuya. Es una opecontemporánea ración literaria inversa a con el mundo la del escritor nigeriano 6. andino y montubio Chinua Achebe, autor de El debate sobre la literaprivándola de la trilogía Todo se desmotura ecuatoriana tiene su la fuerza creativa rona (1958), Me alegraría historia, su intensidad y la originalidad, de otra muerte (1960) y La flecha del dios (1964), y su densidad. Algunos obligándola a que si bien, escribe en textos se han convertierrar sin rumbo inglés, ancla su narrativa do en hitos, destaco tres: en la compleja historia Entre la ira y la esperanza de la relación entre el (1967) de Agustín Cuecolonialismo inglés y la va, El síndrome de Falcón cultura de las comunida(2008) de Leonardo Vades nigerianas. lencia y Pensamiento crítico-literario La generación de los 30: literatura, La tesis de Moreano es de rigor extremo y de raensayo, historia (2014) de Alejandro Moreano. dicalismo devastador. El parricidio, aquel ritual Moreano proporciona una visión, a la vez renovada y totalizadora de la narrativa del Grupo de Guayaquil: De la Cuadra, Gallegos Lara, Gil Gilbert. Destaca las diferencias entre este grupo y la de los andinos, especialmente Icaza, en la construcción de los personajes, el uso de los tiempos, la trama, la mirada, la referencia a los espacios. Se construyeron dos mundos literarios marcadamente diferentes. Si en la narrativa del Grupo de Guayaquil la lucha contra la naturaleza y en ese contexto, la lucha entre los hombres, hacía de la historia, mito y tragedia, en la narrativa andina se construyó el imaginario de la opresión encarnada en el hacendado y en el indio. Fue sin duda una gran literatura. ¿Qué sucedió después? Moreano formula la tesis del matricidio, el asesinato de mama Domitila, que ha significado que la literatura ecuatoriana haya cortado sus raíces que le unían al lenguaje y al contexto, cercenando su fuerza creativa. La tesis tiene el peso de una maldición. En oposición al retorno generacional del parricidio que se ha presentado en varios momentos: la generación del 30 en su momento de declive en los años 50, los Tzántzicos en los sesenta y en escritores post setenta, Moreano sostiene que lo que en realidad

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nacional». Una cultura por lo demás artificial. Fernando Hidalgo Nistri, en La República del Sagrado Corazón, demuestra luminosamente que la idea de nación se enmarcó en lo que llama la construcción del ethos conservador, que por lo demás fue la respuesta al reto de inventar un país después de las guerras de la Independencia, pues inclusive su nombre, antes que un nombre que lo ligara a la historia, era la referencia a una convención geográfica. El matricidio literario, puede ser brutal, pero también puede ser liberador. Curiosamente Arguedas no tenía madre y fue adoptado y adoptó una cultura y de allí su explosiva originalidad. Los interrogantes sobre la literatura ecuatoriana están planteados: ¿Maldición por partida doble? A la vez matricidas y condenados a vivir el síndrome de Falcón en la perspectiva de Leonardo Valencia. Tal vez la salida sea una «lectura errónea», parafraseando a Bloom, del realismo social y de las vanguardias, que permita, casi en un ejercicio psicoanalítico, despedir a los padres literarios nacionales y así despedirnos de una literatura que marcó un hito en América Latina. 7. Ensayos como los de Moreano abren un diálogo con el pasado y con el presente literario, nos permite proyectar nuestra dudas e inquietudes al futuro incierto de la literatura en un mundo en que es evidente la disolución de las fronteras entre géneros, estilos y aún referencias lingüísticas, como aquel que se crea en los intersticios de la sociedad global, que todo lo convierte en marginal y a la vez global.

Hoy se escribe, edita y publica como nunca antes en la historia literaria del país. Vivimos un magma hirviente de tendencias, estilos, referentes que nacen y mueren al vaivén de los flujos y contraflujos de un mundo de la virtualidad hasta en sus sensaciones. La obsolescencia generacional contra el realismo social, convirtió de las obras es casi instantánea. Se podría decir a los escritores de los treinta en espectros odia- que se escribe para el olvido. El sentido de la dos y temidos. Sombras que vienen del pasado palabra ya no es la memoria, sino la naturaleza y que oscurecen la existencia literaria del pre- evanescente del mensaje de texto, de la nota de sente. Recuerdo las sorprendentes palabras del Facebook, del comentario de un blog. joven poeta Alejandro Carrión, quien acompañó a Icaza a Venezuela, en 1948, invitado por Confieso que el acto mismo de escribir, se ha Rómulo Gallegos: convertido en algo insubstancial o, por lo menos, ha trastocado su naturaleza. En El espectro En torno de Icaza —relata Alejandro Carrión— de capote, (labarraespaciadora.com) uno de los llovió todo lo que la gloria llueve sobre los ídolos capítulos extraviados de la novela Para guardarcontemporáneos: desde el abrazo del presidente, […], hasta el jubileo incesante de periodistas, la lo en secreto (Alfaguara, 2014) el narrador hace publicación de anécdotas, la aparición de instanla siguiente reflexión: táneas indiscretas, tomadas quién sabe cuándo, las invitaciones a grandes fiestas […]. Los tres jóvenes escritores que Io acompañamos […] gozamos de su gloria tanto como él […] Nos calentábamos al sol de la fama de Icaza y estábamos sinceramente admirados de haber tenido, ¡tanto tiempo! entre nosotros, a un hombre tan famoso y no habernos dado cuenta.

El matricidio habría cortado las raíces de la literatura ecuatoriana contemporánea con el mundo andino y montubio privándola de la fuerza creativa y la originalidad, manifiesta en Arguedas, en García Márquez o Juan Rulfo, obligándola a errar sin rumbo. Tal vez el matricidio, anticipándose a la historia, fue la diana que señalaba la disolución de la «cultura

Los muchachos sabían que los manuscritos, los compuscritos, como los llamaban, casi nunca llegaban a convertirse en libros. Ellos escribían y mucho. Subían sus textos a algún blog, los posteaban en el muro de Facebook o los enviaban como cortas frases a través de mensajes que en instantes eran sustituidos por otros digitados simultáneamente en otros lugares y por otras personas. —Es la fugacidad de toda palabra escrita y de todo pensamiento —afirmó uno de ellos en una discusión, acariciándose la perilla, de la que nacían unas pocas barbas—. Lo que fue creado para recordar, para tapar los huecos de la memoria, se ha convertido en escritura para ser olvidada.


40 LETRAS DEL ECUADOR

Literatura y pensamiento crítico en Alejandro Moreano Pedro Bravo Reinoso

El ensayo, considerado un género literario, es quizá, en ese sentido, su forma más significativa: flujo de diversos discursos, reflexión política y social, crítica literaria, filosofía en estado práctico y, sobre todo, forma literaria. Alejandro Moreano

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oland Barthes en el discurso emitido en la sesión inaugural de su cátedra en el College de France, dedica varios pasajes a reflexionar sobre la literatura, y el lugar que tiene ésta en la sociedad; además de la relación que posee con el resto de disciplinas académicas. Durante su alocución, dice algo que reviste de total interés y pertinencia para el tema del presente artículo, ya que define del siguiente modo la función de la literatura: «la literatura trabaja en los intersticios de la ciencia, siempre retrasada o adelantada con respecto a ella, semejante a la piedra de Bolonia, que irradia por la noche lo que ha almacenado durante el día, y mediante este fulgor indirecto ilumina al nuevo día que llega.» (Barthes, 1993: 124-125). La metáfora de la «piedra de Bolonia», usada por Barthes, que sin duda la retoma del Werther de Goethe, es una imagen contundente para situar el lugar que ocupa la literatura en nuestras sociedades. La literatura irradia lo que ha absorbido durante el día, es decir, es el lugar en el cual se objetivan las relaciones sociales, donde se condensan los puntos de tensión y antagonismos propios de una época; así como las expectativas de emancipación de una generación. Pero, no solo actúa como punto de condensación; sino de desplazamiento de la sociedad, pues en ella se anuncia, de modos no siempre unívocos, la sociedad que vendrá, y los caminos —múltiples— que existen para construirla. En ese sentido, la literatura no es una pieza neutral en el tejido social, sino que a través de ésta nos podemos (re)conocer como individuos y colectividades que buscamos nuevas formas de nombrarnos, y nombrar nuestra cotidianidad. Por eso, Barthes continúa diciendo: «La ciencia es basta, la vida es sutil, y para corregir esta distancia es que nos interesa la literatura» (1993: 125). La literatura posibilita modos de romper con la realidad por medio del lenguaje que la ha estructurado, y genera así, el deseo insaciable de nombrar las cosas. Por tanto, es inevitable ubicar a la literatura frente a las relaciones de poder, o poderes, que afectan y alteran la sociedad en un momento determinado. Esta breve alusión a Barthes, sirve como elemento introductorio para acercarnos al pensamiento de Alejandro Moreano, pues, el lugar que ocupa la literatura en su producción intelectual tiene relación con lo que Barthes señala, aunque ciertamente los problemas de investigación de Moreano son distintos. De

acuerdo con Alicia Ortega (2014), Moreano es un pensador, ensayista, sociólogo, que se ha servido de la literatura, no como recurso didáctico para ejemplificar los contenidos de la investigación social; sino como aquel elemento que puede revelar las complejidades de la Modernidad latinoamericana. La profesora Ortega, con un brillante y elegante estilo, introduce al lector a los aspectos más relevantes de la obra de Moreano, especialmente, aquellos que tienen que ver con lo que ella denomina «la literatura como matriz cultural». Las reflexiones que a continuación se ofrecen, pretenden reseñar el estudio introductorio que realiza la profesora, intercalando algunos debates teóricos dentro de los cuáles se puede situar el pensamiento de Moreano. Las facetas del pensamiento crítico-literario de Moreano La profesora Ortega desarrolla su exposición por medio de tres secciones, cada una de las cuales permite comprender una de las dimensiones de la obra de Moreano, a saber: el ensayista, el parricida y el crítico de la literatura ecuatoriana. Antes de señalar algunas de las ideas relevantes de estas secciones, es importante ubicar a Alejandro Moreano como uno de los críticos referentes no solo del país, sino de la región latinoamericana. Alejandro Moreano, junto con Bolívar Echeverría, Fernando Velasco y Agustín Cueva constituyen, ciertamente, puntos de referencia obligatoria para conocer la trayectoria del pensamiento crítico del país, puesto que sus escritos poseen la virtud de seguir suscitando debates y cuestionamientos al orden social. Uno de los puntos que conecta a estos autores es la crítica a la modernidad capitalista, sus contradicciones, paradojas y posibilidades. Lo que a continuación se va a exponer es una de las formas que ha tenido Alejandro Moreano para acercarse a este fenómeno: la crítica literaria. Así que siguiendo la propuesta de la profesora Alicia Ortega se presentarán algunos puntos desde los cuáles se puede leer su libro Pensamiento crítico-literario de Alejandro Moreano. La literatura como matriz de cultura. El ensayismo Es importante señalar que el pensamiento de Alejandro Moreano —como lo califica Ortega— está múltiplemente situado, y por tanto, trata problemáticas sociales desde distintos lugares de enunciación. Así, este autor aborda cuestiones referentes al marxismo latinoamericano, la modernidad en el Ecuador y en la región, historia y crítica cultural y política del Ecuador, los movimientos indígenas, la Teología de la Liberación, pensamiento sobre la Universidad, entre otros.

Sin embargo, la rigurosidad académica e intelectual —dice Ortega— no está desligada de lo estético, pues, tanto lo uno como lo otro se ocupan de la tarea de la representación. La primera, es una representación que busca «hablar en nombre de lo otro», es decir, pretende indicar cómo está configurada la realidad, y las tensiones que atraviesan a la misma. Mientras que la segunda, la estética, se sitúa «en el lugar del otro», se ocupa de volver a hacer presente una realidad que, en algunos casos, corre el riesgo de ser olvidada. Representar, por tanto, tiene algo de político y de estético, ya que en estos ámbitos la realidad se (pre)figura, (con)figura, y se (re)estructura. Para señalar esto, Ortega hace referencia a la profunda influencia que tiene Jean-Paul Sartre en los escritores ecuatorianos de la generación de Moreano. Para Sartre, el acto de escribir no es neutral, y tampoco —en oposición a Kant— es una finalidad sin fin, es decir, imposible de ser reducido a valores utilitarios porque, según Kant, estaría orientado hacia lo supremo. Sartre, sin embargo, considera que en la literatura hay un compromiso con la libertad, pues, el autor se dirige a la capacidad creativa del lector para que éste pueda continuar con la obra y, por tanto, el producto artístico no busca ejercer una acción sobre el lector (seducirlo, impactarlo, emocionarlo, etc.), sino que tiene una finalidad política, ya que se sitúa en el orden de la acción. Así, por medio del libro, el diálogo que se genera entre autor y lector pretende producir un tipo de mundo, reordenar las cosas para otorgarles un nuevo sentido. Esto hace que la literatura sea para Sartre un modo de comprometerse con la transformación social, porque su producción y difusión dependen de las condiciones sociales. A este respecto, afirma: «la libertad de escribir supone la libertad del ciudadano. No se escribe para esclavos. El arte de la prosa es solidario con el único régimen donde la prosa tiene un sentido: la democracia. Cuando una de estas cosas está amenazada, también lo está la otra.» (Sartre, 1967: 84). Ortega destaca la influencia del pensamiento sartreano en autores como Moreano, para justificar la utilización del ensayo como aquel género literario encargado de transmitir el pensamiento crítico. En efecto, en la obra de Alejandro Moreano el ensayo tiene un lugar importante porque es un modo de hacer frente al pensamiento positivista que, por dar preeminencia al método de la ciencia, descuida los aspectos críticos y utópicos del pensar. Moreano busca rebelarse contra el saber academicista que se refugia en la supuesta objetividad que ofrecen las ciencias sociales, especialmente cuando éstas se fundamentan en lo medible y cuantificable, ya


LETRAS DEL ECUADOR que esto no permite hacer visible el lugar de enunciación del investigador y, tampoco, permite el ingreso de la subjetividad creadora de quien escribe.

como un lugar de síntesis de la sensibilidad de una época, una meseta —en el sentido deleuzeano del término— sobre la cual confluyen los rizomas que indican el agotamiento de un modo de vida, y la emergencia de una nueva El ensayo se presenta como una estrategia de habitabilidad. El momento tzántzico, en ese intervención en el mundo, ya que se propone sentido, se expresa en sus publicaciones, pero confrontar al lector para que pueda salir de los no se agota en éstas, ya que señala el devenir lugares comunes, es decir, interpela el sentido de una época, y las sospechas que se generan al común, las formas en las cuales se han sedimen- ingresar en la modernidad capitalista. tado los significados sociales. Por todo esto, el ensayo se mueve entre lo político y lo literario, En esta práctica de «reducir cabezas» y buscar entre la rigurosidad del saber, y la intervención otros referentes culturales, que ejerció el mosobre la realidad, entre el conocimiento y la pa- vimiento Tzántzico, la literatura tiene un lugar sión por el mundo. importante, ya que como se ha indicado antes, por medio de ésta el lenguaje puede señalar Alejandro Moreano proviene de una tradición el mundo que desfallece —y al cual hay que marxista y sus trabajos están orientados a ha- ayudar a morir— y el mundo que emerge. Por cer una crítica radical de las diferentes formas tal motivo, en el análisis que hace la profesora de poder presentes en la sociedad. Esta postura Alicia Ortega, el pensamiento literario de Moteórica se traduce en un modo de vida, ya que reano tiene tal relevancia, y es al que dedica la la defensa de la libertad aparece como uno de última sección de su estudio para desglosarlo. los postulados fundamentales que se revela en sus escritos, y en su práctica política. Se trata de una libertad —es importante indicar— que se construye y se hace plena en las condicio- Debates sobre la literatura ecuatoriana nes que el socialismo propone. A este respecto, En la exposición que hace Alicia Ortega de los Moreano evoca el importante ensayo escrito aportes de Alejandro Moreano a la crítica litepor Oscar Wilde titulado «El alma del hombre raria ecuatoriana, se destacan los puntos en los bajo el socialismo». En éste se señala que en el cuales este autor realiza un giro decisivo en la socialismo, y solamente ahí, el individuo puede forma de comprender el sentido y la trayectoria encontrar la autenticidad de su ser. Por todo de la misma. Así, Moreano se desprende de la esto, el ensayo se presenta como forma política forma lineal, universal y progresista de abordar de lucha; además, como manifestación de un la literatura, ya que en esa perspectiva la literamodo de habitar en la exterioridad del poder, tura latinoamericana aparece como un reflejo para no cesar en las luchas y demandas sociales. de lo que acontece en Europa, lo cual, ciertaWilde lo dice en el ensayo antes mencionado: mente, no permite mirar la complejidad de «¿Por qué sentir agradecimiento por las migajas las producciones literarias, como tampoco las que caen de la mesa del rico? Deberían estar particularidades que ésta asume en el territorio sentados compartiendo la mesa, y lo están em- regional y nacional, especialmente cuando se pezando a saber.» (Wilde, 1897) trata de analizar las rupturas que ella produce. Parricidios Alejandro Moreano formó parte del movimiento Tzántzico que sacudió la escena cultural del Ecuador de los años 60. Este grupo, tal como se autodefinió en su primer manifiesto, pretendía «reducir las cabezas» del poder colonial presente en el país, y para ello, su acción se concentró en desacreditar la herencia occidental y cristiana que impedía la emergencia de una auténtica «cultural nacional». Para Rafael Polo el momento tzántzico se caracteriza por «la radicalización política de los escritores, poetas, “jóvenes” que buscaron replantear el juego de la legitimidad en el interior del campo cultural, al tiempo que propugnaban por la realización de la transformación radical de la sociedad; sin duda alguna, una ruptura y un asalto a la modernidad.» (Polo, 2012: 43). El movimiento Tzántzico —dice Polo— puede ser comprendido desde sus producciones culturales, tales como las revistas Pucuna, Indoamérica, Bufanda del Sol, Revista Z, Ágora, en las cuales se encuentran las producciones estéticas y políticas que analizan el ingreso del Ecuador en la modernidad capitalista. Moreano figuró como escritor activo y director de alguna de estas revistas.

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Los textos literarios de autores como Pablo Palacio ponen en escena que el realismo es equivalente, también, a la producción de diferencias, y que es posible encontrar formas de salir de aquellos «grilletes» donde la representación de la subjetividad nacional ha estado cercada. Moreano denomina a todos estos intentos literarios como la «huida de Edipo», ya que se intenta salir de aquellas figuras «paternas» que han controlado las formas de hacer y entender la literatura nacional y latinoamericana. Sin embargo, la propuesta teórica de Alejandro Moreano es mostrar las paradojas que entraña el proceso de modernización de la sociedad latinoamericana, puesto que, así como el realismo social adquiere nuevos sentidos, principalmente por la influencia de autores como Borges, Cortázar y Onetti, del mismo modo, el estilo de escribir emergente señala la falta de diálogo entre los autores ecuatorianos y las clases populares del país o con el movimiento indígena. Así, mientras la década de los 90 asiste a la irrupción de lo indígena en la escena política ecuatoriana, la literatura se aleja de estos movimientos e, incluso, se le dificulta realizar un diálogo intercultural entre diferentes cosmovisiones. Moreano señala este tipo de paradojas surgidas por la conformación de un Estado con raigambre colonial, razón por la cual, la labor del crítico apunta a desvelar la complejidad presente en la sociedad ecuatoriana, y los conflictivos procesos de modernización.

Finalmente, hay que indicar que el estudio que realiza Alicia Ortega muestra la forma cómo Alejandro Moreano restituye el vínculo entre literatura y vida, entre la estética y la ética y la política. Habitamos en un tipo de modernidad que desconectó las esferas de la vida social, y relegó al arte a una función en sí misma («el arte por el arte») o condicionó su ingreso por medio A diferencia de los modelos eurocéntricos de del mercado (la era del best seller). Todo esto organización de la literatura, en función de dificulta ver la función ética y política del arte. etapas que transitan del realismo hacia las van- Pero, tal como lo presenta Ortega, en los estudios de Alejandro Moreano se pueden apreciar guardias, Moreano observa que para el caso la centralidad que tiene la literatura para comecuatoriano este movimiento no se ha dado en prender los procesos históricos que configuran ese sentido, sino de manera inversa; pero que, la estructura de un país, las contradicciones que además, la misma comprensión de lo que puelo atraviesan y las posibilidades que dispone. de ser denominado realismo social es más diversa y compleja de lo esperado. Con la selección de textos presentados por Alicia Ortega, sin duda, se pueden retomar los deA este respecto, Moreano destaca la figura de bates sobre crítica literaria en el país y, además, Pablo Palacio como un punto de transgresión pueden ser leídos en el marco de los debates de la historiografía literaria de cuño europeo, sociológicos y culturales, ya que son una puerta pues uno de los aportes de este autor es mostrar de acceso a las diferentes formas de nombrar y que el realismo social no se reduce al discurso narrar al país. político, o a la fidelidad con el referente; sino en la autonomía del texto como expresión de Bibliografía: ruptura social.

Sobre la problemática de la representación hay todo un debate teórico respecto a las posibilidades y límites de la misma, pero puede resultar de utilidad retomar el análisis que hace Gilles Deleuze (2002), quien sostiene que el pensamiento en Occidente ha estado sometido a los «grilletes de la representación», que no hace otra cosa que repetir lo «Mismo» en los límites de aquello que ya está instituido. Para salir de esto, Deleuze propone la repetición de la diferencia, es decir, la producción de exterioridades que no pueden ser asmilables o reducidas a lo Lo tzántzico, además, como señala Polo, se lo conocido, sino que están operando como aconpuede abordar como un momento, es decir, tecimientos de ruptura y creatividad social.

Barthes, R. (1993). Lección inaugural de la cátedra de semiología lingüística del Collège de France pronunciada el 7 de enero de 1977. En R. Barthes, El placer del texto (pp. 111-149). México: Siglo XXI Editores. Deleuze, G. (2002). Diferencia y repetición. Buenos Aires: Amorrortu. Ortega, A. (2014). Pensamiento crítico-literario de Alejandro Moreano. La literatura como matriz de cultura. Cuenca: Universidad de Cuenca. Polo, R. (2012). La crítica y sus objetos. Historia intelectual de la crítica en Ecuador (1960-1990). Quito: FLACSO. Sartre, J. P. (1967). ¿Qué es la literatura? Buenos Aires: Losada. Wilde, O. (27 de mayo de 1897). El alma del hombre bajo el socialismo. Revisado el 1 de julio de 2015, en: https://docs.google.com/file/d/0B14Synwe1mHzSzNkWi 0zTHROcVE/edit


42 LETRAS DEL ECUADOR

Pacífico americano 1513-2013 Quinientos años de exploración Matthias Abram

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pesar de su nombre, este litoral y estas costas del Pacífico tienen poco de pacíficas; han sido y son teatro de múltiples enfrentamientos, violencias del hombre contra el hombre, de la naturaleza contra los habitantes y últimamente de los humanos contra la naturaleza. El impacto de la conquista acabó con casi todos los pueblos que vivían en el litoral y los pocos que sobrevivieron fueron aniquilados en el siglo XIX con el avance de la frontera agrícola, en nombre del progreso y de la modernización. La independencia cobró pesado tributo y las guerras decimonónicas hicieron lo mismo. Solo recuerdo

la llamada Guerra del Pacífico, en la cual Bolivia perdió una parte de su altiplano y su acceso al mar y Lima fue invadida. La naturaleza cobra más. La corriente que sale del punto más húmedo del litoral, que es el Darién, choca con la otra corriente que sale de la región más seca y caliente, el desierto de Atacama; este encuentro produce tormentas y lluvias poderosas, catástrofes, inundaciones y devastación cíclica. Hablo del Niño y de la Niña. No sorprende que nuestros antepasados necesitaban contar con poderosos chamanes, cada vez más potentes, para apaciguar a los dioses responsables de estas demostraciones de fuerza.

Perú, Brasilia, Tierra Firme y Amazonas, Homann Herederos, Nuremberg, 1740

Según últimas investigaciones, entendemos que todo este ecosistema frágil y vulnerable se halla asentado sobre quiebres de placas marinas que chocan, se rozan, se superponen y se mueven: nuestro futuro está en el mar. La exposición dedicada al litoral pacífico de América del Sur se ha acercado a su realidad a través de cinco

América del Sur según dibujo de Guillaume Delisle, Alemania, ca. 1780. Editorial de Justino Gebauer

Telescopio, óptica, mecánica, bronce, hierro. Constructor: Ducretet & Leseure. París, siglo XIX. Colección: Colegio San Gabriel. Antiguo Gabinete de Ciencias (Biología). Provinciae Aecuatorianae Societatis Iesú

Beatrice, mascarón de proa. Madera tallada y policromada, siglo XX. G. Donoso I.,

capítulos: Habitantes, navegantes, ciudades, piratas y misiones científicas/viajeros; y en toda ella se han expuesto grabados, mapas, fotos, instrumentos de navegación, libros y arqueología.

muchas sorprendentes piezas de cerámica de uso diario y ceremonial. Se expusieron ollas en forma de conchas, ollas silbato aludiendo a olas marinas, hombres remando y animales marinos, peces, pelícanos, etc.

Habitantes

De igual forma, integraron la muestra grabados que recuerdan a los patagones, los fueguinos, los habitantes de Lima y los de la isla de Pascua, éstos últimos procedentes de la primera edición del viaje de Cook alrededor del mundo. Presidía esta sección

En el litoral han habitado muchos pueblos indígenas los cuales han desarrollado sus culturas específicas y nos han dejado evidencias en construcciones y en

¿Como hemos respondido? Camaroneras por manglares. La deforestación de nuestra costa ecuatoriana que, al contrario de la gran parte del litoral peruano y chileno, es de microclimas propicios y estaba poblada de manglares y de bosques. Es la página más triste de la historia reciente y la destrucción sigue a ritmo acelerado.

una copia en tamaño real del cuadro pintado por Adrián Sánchez Gallque (1599) que el cacique zambo Illescas mandó como obsequio al rey Felipe II a finales del siglo XVI. Junto a dicho cuadro, cuatro grabados de Teodoro de Bry (1598), en los cuales se denuncia el tratamiento de los españoles a los esclavos negros. Además, dos textos: uno de fray García sobre el origen de los indios que alude a la disputa y sobre las implicaciones teológicas de su salvación o ausencia de


LETRAS DEL ECUADOR ésta; otro, el famoso ensayo sobre la población indígena de América y sus aspectos cuantitativos debido a Ángel Rosenblatt. Ciudades Solo hay cuatro ciudades importantes en este litoral que han tenido control de los movimientos de hombres y mercaderías y han ejercido poder sobre la costa: Panamá, Guayaquil, Callao por Lima y Valparaíso por Santiago. La exposición posibilitó su conocimiento a través de planos antiguos: Lima y Santiago en los de Jorge Juan y Antonio de Ulloa (1748), Guayaquil en el de Villavicencio (1858) y, en el caso de Guayaquil y Callao, a través de dos fotos más bien tempranas para la región, no más tardías de 1860, una pequeña sensación, si se quiere. Navegantes: mapas Se mostraron diez mapas importantes del litoral de América del Sur que buscan documentar el progreso del mapeo de la región. Se sabe que los mapas eran instrumentos de poder y su exactitud y lealtad eran garantía de segura navegación para los unos, y potencial derrotero de agresión y conquista para los otros. No sorprende, por lo tanto, que los mapas más exactos hayan sido los guardados en los departamentos de guerra de España y de las otras potencias europeas, sobre todo de Francia, Inglaterra, Holanda y, mucho menos, Rusia. Los grandes centros de cartografía producían cartas y mapas según el gusto del tiempo, lo que se aprecia sobre todo en los mapas del siglo XVIII que vienen coloreados, con cartuchos barrocos y lucen muy decorativos. Mencionamos aquí algunos: los del Atlas de Blaew, que en el caso del Perú y Chile no están orientados al norte, sino presentan el litoral «acostado»; el mapa del cartógrafo de Propaganda Fide del Vaticano, Nicolosi, de 1667, visto desde el norte al sur, perspectiva que nos resulta inusual, pero no lo era en su tiempo, pues, recién en el siglo XIX, las naciones se ponen de acuerdo sobre la orientación al norte y sobre el meridiano de Greenwich como punto de partida para toda medición. Antes existían meridianos de cada ciudad importante, de Madrid, de París, de Roma. El primero de los mapas exhibidos fue una magnífica representación del subcontinente, el primer mapa científicamente construido, salido del taller del geógrafo del rey Luis XV en 1751. Contribuyeron a hacerlo Charles Marie de la Condamine con los resultados de la medición de un grado de meridiano sobre el ecuador y con el curso del río Amazonas, usando los mapas de los jesuitas de Maynas y el de Pedro Vicente Maldonado de la región de Esmeraldas. También de los jesuitas es el mapeo de la zona del río de la Plata, del Paraná y de la misión de los guaraníes, como la parte de la Chiquitanía y de los mojos. El litoral que nos interesa está basado en los datos del almirantazgo británico que, a su vez, se basa en los datos de sus corsarios y piratas, Frazier, Lord Anson y Morgan. Igualmente se mostró el mapa original de la misión geodésica francesa de 1736-1745 con los triángulos de Quito hasta Tarqui y que sirvieron para la medición de un grado de la meridiana. Este mapa, también hecho en el taller de Monsieur D´Anville, geógrafo del rey Luis XV, lo publicó La Condamine en París en 1751, mientras que una variante a escala ligeramente más grande y con la toponimia en español, se publicó un año antes en homenaje póstumo a Pedro Vicente Maldonado.

Navegantes: barcos, balsas, arqueología El mundo de la navegación se articuló en varias secciones: una de grabados de barcos a vela y batallas navales, estas últimas en grabados de Teodoro de Bry de finales del siglo XVI; libros sobre navegación, como el capítulo sobre almirantes y flotas de la Colección de Leyes de Indias (1776) y artículos de Olaf Holm y Jenny Estrada sobre la navegación precolombina y la famosa balsa huancavilca encontrada por Pizarro en su primer viaje de 1528 y cuya lista de mercadería que transportaba se halla en las crónicas de Oviedo y de Zárate. De esta balsa los españoles tomaron al joven Felipillo quien ejercerá, cuatro años más tarde, de traductor en el tribunal de Cajamarca, que condenó a muerte al Sapa Inca. Dentro de las valiosas piezas expuestas, se destacó el tomo XI de la obra De America de Teodoro de Bry en una edición coloreada de la época, enseñando el estrecho de Magallanes, imagen impresionante por el manejo de la representación cartográfica y su estética tipicamente europea en la representación de los indígenas. Lugar preponderante se concedió a San Nicolás de Bari, santo de los navegantes, recreado en una miniatura preciosa sobre alabastro y en un marco espléndido de producción barroca quiteña. La arqueología expuesta presentó algunos ejemplares sorprendentes de las culturas de la costa: ollas silbato en formas de conchas y caballitos de totora, conchas espóndilus elaboradas en ornamentos y joyas, animales marinos. Un personaje altivo e impresionante está remando, mirando por el otro lado como si viera ya el puerto de su destino. Dentro de este marco, es evidente el despliegue de instrumentos de navegación, de fechas mucho más recientes, velas, una hélice, brújulas, aparatos de comunicación. Todo esto presidido por dos mascarones de proa, Beatrice y Guillermina. Piratas Esta sección de la muestra fue curada por Sebastián Donoso y se dedicó a los piratas, filibusteros, corsarios y bucaneros. Se expusieron libros como el del viaje de Frazier (1707) y una biografía del temible Morgan (1754). En un texto mural, Donoso cuenta el asalto a Guayaquil de 1668. Hay otros objetos que buscaban recrear un ambiente sobre estos importantes actores de la historia del litoral, que dominaron durante 200 años y cuya historia ha sido olvidada y marginada, tal vez por el miedo, el terror, las muertes y el daño que causaron. Sin embargo, tenían otros efectos estos piratas, introdujeron un intercambio alternativo, suministraron mercadería nueva y no conocida y ofrecieron productos a veces más baratos que los traídos de España. Se quiera o no, introdujeron la literatura prohibida en Europa por la Corona y la Iglesia y contribuyeron, así, a preparar el ambiente a las ideas de la Ilustración.

Viajeros y expediciones científicas El visitante podía observar el libro (en facsímil) del primer viajero italiano al litoral: Girolamo Benzoni, milanés, (1556), y un grabado (original de 1598) que lo retrata recibido por caciques locales al lado de una escena interesante de caza de tortugas en la playa. Las observaciones de Benzoni eran muy críticas en cuanto a la conquista española; por ello, la primera edición de su relato, aparecida en Venecia en 1556, fue comprada por el embajador español y destruida. Quedan de ella poquísimos

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ejemplares. Estaba ilustrada por xilografías muy amenas y etnográficamente importantes. Solo en el siglo XVIII hubo 52 misiones científicas al Pacífico entre geodésicas, hidrográficas, geográficas, etnográficas, botánicas. Aludimos a algunas: a la misión geodésica francesa con el libro de Charles Marie de la Condamine; a la de Alexander von Humboldt; a la misión de Mutis en Colombia; a la misión botánica de Ruiz y Pavón y a los hermanos Heuland; y, al viaje de Poepping a Chile. De Chile justamente hay dos litografías espléndidas del Cabo de Hornos y de la costa sur. Sigue el mapa del viaje de De Agostini a la Patagonia de 1934 y está el grabado de la Geographie de Plantes de von Humboldt (1828). Se expuso un mapa de Galápagos (1890), así como algunos libros sobre las islas y la famosa historia trágica de Friedrich Ritter, Dora Strauch, la familia Wittmer y la baronesa von Wagner. Un diccionario de la lengua de la isla de Pascua y un espléndido grabado de un habitante de la misma procedente del viaje de Cook a esta tierra lejana, hoy parte de Chile. La exhibición arqueológica procuraba mostrar que, antes de que llegaran los científicos europeos, había gente que tenía una maestría asombrosa en representar en barro a su hábitat y fauna. Al mismo tiempo, estos artefactos fueron objeto de estudio de algunas de las misiones extranjeras, como de la segunda misión geodésica francesa, bajo la dirección, en esta sección, de Paul Rivet. A la salida de la muestra se exhibía un cartel del Institut pour la Recherche du Developpement, IRD, que nos traía una sumaria información sobre las placas tectónicas marinas sobre las cuales está situado nuestro litoral. Nuestro futuro está en el mar; nuestro destino parece ligado al comportamiento de estas placas que, como ya se ha dicho, se sobreponen, rozan y chocan. En 2016 habrá una tercera misión geodésica francesa que se ocupará del estudio de estas placas y de la implicación que ellas tienen respecto al comportamiento de nuestra costa. En resumen, lo ofrecido en esta muestra fue una imagen ecléctica, sin ambición por decirlo y nombrarlo todo, seleccionando solo algunas dimensiones de tan compleja realidad. Pero nos guió el afán de abrir una ventana sobre este, nuestro litoral, su historia, sus tragedias y su belleza, con la segunda intención de permitir comprender que su permanencia está condicionada por nuestro manejo y que, en consecuencia, se halla también en nuestras manos el destino de esta región de frágil equilibrio. De otra parte, esta exposición fue un modesto recuerdo de todos los pueblos que han habitado este litoral y un homenaje a los miles y miles de seres humanos que, embarcados para salir o para llegar o simplemente viviendo en las orillas de este mar, han encontrado en sus aguas su tumba. Y finalmente, una invitación a todos nosotros para conocer más a fondo este litoral y su historia, aunque acaso nos asuste los efectos generados por el Niño y los siniestros que podrían provocar las placas marinas; pero, en contraste, asombrándonos por los espectaculares paisajes, los misterios como el de las líneas de Nazca, los tesoros que nos devuelve la tierra, como el Señor de Sipán, por las ballenas que nos visitan todavía, y, por este mar que alimenta y castiga, da vida y destruye, permite utilizar sus recursos, aunque también nos quita, pero que siempre nos tiene a todos encantados. A proposito de la exposición efectuada en el Museo de Arte Colonial, Quito, 2015.


44 LETRAS DEL ECUADOR / MÚSICA

Shlomo Mintz en la Casa de la Música Fernando Larenas

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or lo general cuando se presenta una orquesta o un solista ruso, el repertorio es dedicado a los grandes compositores de esa nacionalidad, eso creía al enterarme que el maestro Shlomo Mintz, nacido en Moscú en 1957, ofrecería un concierto en la Casa de la Música junto a la Orquesta Sinfónica Nacional del Ecuador (OSNE) que está celebrando sus 65 años de fundación. Considerado un discípulo de Isaac Stern, Mintz emigró a Israel con su familia cuando tenía apenas dos años de edad. Lo interesante en esta clase de programas es la selección de la partitura y ese fue el primer gran acierto; comenzó barroco con el Concierto en la menor para dos violines de Antonio Vivaldi y luego se fue a lo clásico, con el único concierto para violín, el opus 61 en re mayor compuesto en 1806 por Ludwig van Beethoven; al cierre del programa la Sinfonía 2 en do mayor escrita por Robert Schumann, quien se inspiró en el maestro Johan Sebastian Bach. En el concierto para dos violines, el ruso estuvo acompañado por el violinista ecuatoriano Santy Abril, una de las grandes promesas de la música académica. Con 24 años de edad, Abril ha ganado concursos y se ha presentado en varios escenarios mundiales de la música clásica. Salvo por un leve error durante los primeros acordes del primer movimiento por causa de las trompetas, la calidad del violinista ruso se comenzó a apreciar en la interpretación del concierto de Beethoven, especialmente en la coda más larga que tiene esa partitura. Fue admirable también porque Mintz, aparte de ser el solista, dirigió a la orquesta. Que un pianista dirija a una orquesta no sorprende tanto después de ver que Barenboim lo hace con mucha frecuencia, pero el piano está integrado a la orquesta, en el caso del violín el solista da la espalda a los músicos y eso pudiera generar alguna descoordinación. Eso

no ocurrió pese a que Mintz tuvo apenas tres días para ensayar con los músicos de la OSNE. El final fue genial porque Schumann, otro de los grandes compositores alemanes, no se repite con mucha frecuencia en el repertorio de la OSNE. Schumann es más conocido por su Sinfonía 3 (Renana) pero toda su creación es considerada como de las más prolijas en el amplio repertorio sinfónico. Mintz dejó una lección cuando explicó el proyecto «Violines de la esperanza», mediante el cual se enseña música, arte e historia. Son más de 20 violines que fueron encontrados entre las ruinas que dejó el Holocausto y que pertenecieron a músicos judíos. Los instrumentos fueron restaurados y los futuros músicos los tocan, con ello se pretende difundir un mensaje de paz y esperanza a la humanidad.

Traversari Juan Carlos Franco

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esde hace ya varios años que el Ecuador no contaba, desde la institucionalidad pública, con un medio especializado y crítico que aborde aspectos de la gran riqueza y diversidad del mundo sonoro ecuatoriano. El intento más exitoso constituyó la revista Opus, editada en su momento por el Centro de Investigación y Cultura del Banco Central del Ecuador y que duró en su andamiaje alrededor de tres años (1986-1989). La Casa de la Cultura Ecuatoriana, creada en 1944, constituye un hito en la historia cultural del país, especialmente en la difusion, promoción y contribución a la memoria del arte ecuatoriano. En la Ley Orgánica expedida en enero de 2006, se establecen no solamente los objetivos ya señalados, sino otros de distinta índole, que señalan claramente las competencias de esta institución, para «fortalecer, ampliar e impulsar el pensamiento, el arte y la investigación científica» en el país.

En concordancia con sus objetivos institucionales y bajo la necesidad impostergable de contar con un espacio para la investigación sonora y musicológica, la Casa de la Cultura Ecuatoriana ha tenido el acierto de sacar a la luz la revista Traversari, cuyo título expresa un reconocimiento al importante músico ecuatoriano Pedro Pablo Traversari (1874-1956), quien en 1951 vende a la institución su apreciable colección de instrumentos musicales, considerada como uno de los acervos organológicos más importantes de Latinoamérica. El primer número de Traversari, de abril-2015 comprende varios artículos escritos por colaboradores con distintas formaciones y trayectorias. Carlos Freire resalta otras facetas de Pedro Pablo Traversari, no solamente como coleccionista de instrumentos musicales, sino también como investigador, compositor y educador. Norberto Novik, Luis Gabriel Mesa y Juan Mullo coinciden en la necesidad de reformular las políticas de administración y manejo del Museo de Instrumentos Musicales Pedro Pablo Traversari, bajo un plan que abarque no solamente la clasificación, conservación, preservación, restauración, contingencias, sino que permita la escucha y disfrute del instrumento musical, a lo que se suma María Nathaly Escudero, quien sostiene entender el museo desde las sonoridades y los movimientos.

Lo sonoro es abordado por Fabiano Kueva, quien deja ver las incongruencias y contradicciones de la política pública relacionada con los archivos sonoros, la poca valoración de los mismos y la ausencia de una agenda institucional clara que, según Ivette Celi, no logra instalarse en la agenda pública, aspecto que pone en riesgo los repositorios y colecciones de la memoria. Mario Godoy topa el tema de la gran carga negativa emocional del cancionero mestizo y propone algunas alternativas para superar la cultura del lamento y el desencanto. Por su parte, Gustavo Lovato nos habla del descubrimiento de la partitura original de la Suite Ecuatoriana No. 3 del maestro Segundo Luis Moreno, hallazgo ocurrido justamente en el Museo Pedro Pablo Traversari, en febrero de 2015, destacando el hecho del uso de melodías pentafónicas en cada uno de los cinco movimientos, las cuales se enmarcan en armonizaciones del sistema tonal funcional occidental, lenguaje que Lovato denomina sincrético y propio del nacionalismo de la primera mitad del siglo XX. Wilman Ordoñez presenta una reseña sobre los cantos, bailes e instrumentos musicales montubios, recurriendo preferentemente a sus propias investigaciones, efectuadas desde hace muchos años atrás. Presenta tablas sistematizadas de los géneros, repertorios y funciones. Finalmente Mauricio Proaño reflexiona sobre la continuidad de las publicaciones musicales en el Ecuador, para lo cual realiza una reseña sobre el origen y contexto en el que aparecieron varias revistas (Gaceta Musical, Opus, El Diablo Ocioso, Microtono). Deseamos larga vida para Traversari. Para que pueda constituirse en un espacio incluyente de los investigadores, músicos, artistas y todos aquellos que desde sus distintas formaciones, visiones y enfoques, quieran aportar al debate crítico sobre lo sonoro, sobre las músicas y músicos del Ecuador y el mundo.


LIBROS / LETRAS DEL ECUADOR En nuestros días, el lector se convierte en satelital, virtual, fugaz, al igual que sus viajes, sus textos y sus deseos. Leer para vivir, para dar color al mundo. Leer como un refugio contra la imbecilidad del mundo, como lo definió Flaubert.

El viajero, la torre y la larva. El lector como metáfora Marco González

A

lberto Manguel es un ciudadano del mundo, nació en Buenos Aires en 1948, ha vivido en Israel, Canadá, Tahití y otros países. Tiene nacionalidad canadiense y actualmente vive en Francia. En este último país, específicamente en Mondion, fundó su biblioteca personal que hoy en día cuenta con más de cuarenta mil libros. Orgulloso, narra que el día que terminó de montarla durmió en el piso, en un acto que le permitió apropiarse de sus libros. Para él, solo se necesitan una cama y un libro para sentirse en casa. Entre los años 1964 y 1968, cuando Manguel tenía aproximadamente 15 años, fue uno de los lectores que Borges, ya ciego para esa época, contrató para que le leyeran sus autores favoritos: Joyce, Stevenson, Kipling, entre otros. Un poco indignado, y sin reparos, comenta que hubo un libro que botó a la basura, se trata de American psycho, de Bret Easton Ellis. Según el autor argentino, era infeccioso y el personaje principal de la novela se regocijaba en causar dolor a los demás. Para Manguel, un buen libro o un libro clásico se identifica, coincidiendo con el crítico canadiense Northrop Frye, como «aquel cuya circunferencia es mayor a la del mejor de sus lectores, aquel que en la exploración del mundo no presenta límites». Se confiesa lector de autores contemporáneos como Cees Nooteboom, Enrique Vila-Matas, Antonio Lobo Antunes e Ian McEwan. En una nota introductoria del libro que nos ocupa, Manguel advierte «Debido a mi falta de formación universitaria, mis hábitos lectores son menos rigurosos que los de los académicos y al proporcionar una fuente suelo omitir la página en la que se encuentra la cita original. Espero que el lector perdone mi falta, que no se debe tanto al descuido como al entusiasmo aficionado». En las tres partes que se divide el libro, Manguel deja claro que leer es un misterio y, tal vez, «la más humana de las actividades creativas». En este apasionante ensayo nuestro autor nos habla del libro como recipiente de la memoria, que permite viajar a las palabras por el mundo, sin tiempo ni espacio. Para el autor de La biblioteca de noche, el texto escrito permite al lector conocer la experiencia del mundo, una metáfora precisa que nos deja ser un «Crusoe de sillón». Ya en la Epopeya de Gilgamesh el poeta incita al lector para que mire, considere, escale, pasee, inspeccione, busque, abra, saque y lea. Es decir, que viaje por el mundo a través del texto. Después de casi tres mil años, Dante nos invitó a unirnos a sus arriesgados viajes y descubrir juntos el camino de la vida.

Entre el 10 y el 12 de septiembre Alberto Manguel participará del 5° Festival Visiones de México en Colombia, en el Centro Cultural Gabriel García Márquez, sede del Fondo de Cultura Económica filial Colombia. El viajero, la torre y la larva. El lector como metáfora. Alberto Manguel. Fondo de Cultura Económica, colección Tezontle, Buenos Aires, 2015.

El cajón postergado

C

on este título, la Casa de la Cultura Ecuatoriana ha puesto en circulación un libro con artículos, intervenciones en actos culturales, informes administrativos, todos ellos escritos en su momento por Edmundo Ribadeneira Meneses. La riqueza de la obra es de carácter testimonial, pues, no solo recupera papeles dispersos redactados por Ribadeneira para presentar una exposición o un libro, referirse a la memoria de un personaje de nuestra vida cultural, comentar una película o una publicación recientes, sino para repasar diversos eventos realizados en la Casa de la Cultura durante su administración como presidente y, además, para reproducir informes o discursos alrededor de las funciones por él desempeñadas en un periodo de cerca de dos lustros. Como es conocido, el autor fue un personaje que se desenvolvió en varios ámbitos de nuestra vida cultural. Pese a haber estudiado la carrera de Derecho, dedicó prontamente sus energías a la rama editorial, desempeñando en ella diversas funciones, desde las más elementales hasta las de articulista de opinión. Pero de igual manera, la cátedra universitaria le permitió nutrirse de informaciones varias, todas ellas vinculadas con el arte y la literatura, que las supo transmitir con brillo a varias generaciones de estudiantes de la Universidad Central del Ecuador, de la cual, ya al final de su carrera, fue su vicerrector. Para conocer mejor su carácter, conviene no olvidar otras facetas como las de deportista —fue un apasionado futbolista y no en menor escala, hincha fervoroso— y las de persona sociable y amante de la ciudad capital en la que vivió la mayor parte de su vida, que se manifestó, por ejemplo, como socio activo de «Crack», una legendaria agrupación, hoy casi desaparecida, que reunió a varias generaciones de personajes de Quito en algo así como un club de la vida citadina, a la usanza de los antiguos «mentideros» de la plaza grande. No hay que olvidar, empero, que desde muy joven se adhirió a la izquierda radical, ideología en la que se mantuvo con firmeza inclusive en tiempos de dictadura, cosa que le acarreó la cárcel y el destierro. Todo esto que queda dicho sirve para comprender mejor el carácter de la obra que se comenta. Dividida en dos secciones, la primera titulada simplemente como «testimonios», y la segunda como «la Casa de la Cultura», traduce desde varios ángulos el trabajo cultural y el pensamiento de Ribadeneira. Lo uno, desde una cátedra al servicio de la ciudadanía; lo otro, como funcionario público para cumplir con

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su obligación de informar los logros y aspiraciones de su gestión administrativa. En ambas situaciones, su testimonio permite entender su filosofía de vida y sus aficiones intelectuales, no se diga el curso vital de sus últimos años. Daba gusto escuchar la forma como él introducía un discurso, tanto para presentar un libro como para abrir una exposición artística. Tomaba el pensamiento de algún escritor conocido o de un sobresaliente crítico de arte, se adentraba en el mismo a través del análisis de sus ideas y al salir airoso de su intento, enfocaba el asunto para el que había sido llamado. Muchas veces nos tenía embobados con sus conocimientos, de arte sobre todo, e inevitablemente sentíamos que algo habíamos perdido al no haber sido uno de sus alumnos en la cátedra universitaria. Hablaba de Payró como de Martínez Estrada, de Darwin o de Haeckel, también de Hesíodo o de Mantegna, así como evocaba recuerdos de Gallegos Lara: Cuando […] venía a Quito, corríamos a saludarlo en el hotel al que solía llegar y allí, entre repetidos y fragantes canelazos, manteníamos largas e intensas conversaciones…

o de Pareja Diezcanseco, Hernán Malo González o Miguel Ángel Zambrano: Hay mucho que recordar en torno [a él]: su imagen habitual, su sonrisa, su simpatía, su agudo sentido del humor, su flor en el ojal, su pulcritud, su entusiasmo.

Y, asimismo, asombraba la forma tranquila que empleaba al narrar el trabajo realizado como presidente de la Casa, la obra que faltaba terminar, sus proyectos para más adelante. Todo ello, en su gigantesco afán por concluir las obras físicas de la institución soñadas tanto tiempo ha por Benjamín Carrión, realizadas en parte en la administración de Galo René Pérez, su predecesor, pero que, en buena parte inconclusas, debían estar listas para servicio del público y para afianzar la misión de la entidad por él representada. Aspiraba a que la labor de la Casa sea «orgánica y permanente», pero advertía que «una labor cultural que quiera ser o presuma de ser verdaderamente popular, tiene que partir, forzosamente, de la investigación, sobre todo tratándose de nuestro país envuelto hasta hoy por las brumas de las hipótesis y, sobre todo, desorganizado culturalmente hablando». Todos estos retazos de su pensamiento y muchos más, por cierto, repletan este libro que es fuente no solo para entender su legado intelectual, sino también para comprender uno de los capítulos más importantes de la historia de la propia Casa de la Cultura. (IZ) El cajón postergado, Colección «Antítesis», Volumen segundo, Casa de la Cultura Ecuatoriana, Quito, 2015, 410 páginas.

La vida y las palabras

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asi desapercibida, circuló hace muy pocos años esta obra de José Serrano González. Ha sido una de las tantas inequidades de nuestro mundillo cultural que, en no pocas veces, se enreda en elogios y loas desmesurados sobre eventos de ocasión, —libros, inauguraciones de exposiciones artísticas, presentaciones musicales— si no sobre personajes que rápido se desvanecen, ambos, pues su manifiesta levedad no les permite soportar con dignidad el paso del tiempo.


46 LETRAS DEL ECUADOR / LIBROS

Dibujo de Jean Pierre Reinoso

Lo contrario ocurrirá con esta obra. El tiempo se encargará, por sí solo, de valorarla, cosa que nuestros críticos, si los hay, no hicieron en su momento. De amplias y numerosas lecturas, el autor no fue de aquellos casos, frecuentes entre quienes dedican sus días al foro y al magisterio, restringidos en sus lecturas a lo indispensable para ganarse el pan en el ejercicio profesional. Él, según se ve, iba de la literatura a la filosofía con toda naturalidad, como algo propio, no impostado. Alguien dijo, en los días que el dolor de su muerte avivaba el recuerdo en sus amistades más cercanas, que Serrano leía hasta en la tarda hora de una jornada de bohemia, sin inmutarse siquiera. Se percibe por el detalle descrito, un desmesurado amor por la lectura, si no un manifiesto deseo de evasión hacia territorios de mayor provecho para el espíritu. Y algo más: queda claro que su oficio de lector no solo le permitía una cosecha de ideas ajenas sino una siembra de las propias. Para prueba, este libro. Una por una, en cada una de sus páginas y en todas juntas a la vez, se va descubriendo a un personaje singular, letrado en el propio sentido del término. De aquellos que hoy faltan a menudo, por desgracia. Se lo descubre, claro, como lector, cosa ya dicha, pero también como filósofo y, además, como maestro, todo en indisoluble unidad. Unidad también porque el libro, en el conjunto de los artículos que lo conforman, 127 en total, divididos en tres secciones a más de una introducción, se complementan admirablemente al punto de no saberse con exactitud el comienzo de la una o el final de la otra. Del comentario de un libro, se desprende con presteza un juicio o una reflexión filosófica, de un hecho o de un recuerdo personal, rápido también se remite a una obra o a un pensamiento. Ese ir y venir de lo concreto a lo abstracto, de lo material a lo espiritual, constituye el real mérito del

escritor, pues no se detiene en evocar un episodio de vida, con la nostalgia propia de un hombre que ha acumulado años y años de lecturas y meditaciones, sino nos lleva a otros territorios más amplios y nos permite compartir como nuestras muchas de las conclusiones a las que él llega. Apacible en la forma de escribir, sin ornamentaciones inútiles, puede repasar a Cioran en su lúcida amargura, tal él la califica, como formular inteligentes disquisiciones a propósito de El jardín perfumado, —literatura erótica de cierto calibre—, disquisiciones cargadas de la inevitable resignación de quien ha acumulado los años de existencia en sana paz consigo mismo: «Tanto los teléfonos profesionales como los teléfonos sentimentales —dice— los voy borrando de mi agenda porque ya no sirven o “peor aún” porque yo no sirvo». Pero igual puede reflexionar sobre la muerte o sobre la vida, sobre la tragedia o la intolerancia, sobre los intelectuales y sobre los ídolos de la política nacional, sobre el amor y la amistad, la moda y el mito, la originalidad de la escritura en Paul Auster o las aventuras y maquinaciones del coronel Lawrence. Al final de su libro, el propio autor se pregunta sobre la razón por la cual escribe. Por la cual ha escrito toda su vida. Resulta insólito, a veces, que un gran lector se incline también a la escritura, tal cual como un gran conversador prefiere mostrar sus dones en los territorios de la tertulia antes que en los de la escritura. Pero con Serrano ocurre todo lo contrario, lee, escribe, conversa, porque tiene que haber sido un buen conversador. Y, entonces, ¿por qué escribe? Él mismo responde y dice: Tal vez escribo para exorcizar un dolor, por un lejano instinto de conservación, por el vanidoso temor de esfumarme completamente, de que seres y cosas que atestiguaron mi camino de hombre lleguen a morir en mi propia muerte: la obra sería un rastro que se

deja, retazos de la historia que se ha vivido y que fui obligado a soportar, un ingenuo deseo de cambiarla.

Y en el fondo de todo esto, según él mismo lo confiesa, como un acto de soledad, como una necesidad de reencontrarse con uno mismo, en el eterno diálogo de que de dónde venimos y a dónde vamos. Repito. Pocas obras como la presente en la literatura ecuatoriana. Porque no es solamente una recopilación de artículos escritos en el espacio de unos años vividos entre libros y lecturas, sino porque despliega en ellos una filosofía de vida, cercana al drama existencial del ser humano, el de todas las edades. En la solapa del libro se califica al autor como «la mezcla única de conocimiento enciclopédico, prodigiosa memoria y humor negro». ¿Fue tan solo eso lo que le caracterizó en vida? Sin duda algo más, aquello que posiblemente ocultó en su yo interior y que por suerte, aunque por cuentagotas, ha aparecido en estas páginas. Por fin, este libro deja también una extraña sensación: la de convertirse, sabiéndolo por parte del autor, en una especie de testamento. No desencantado, pero sí abatido, va deshilvanando sus últimas reflexiones en medio del dolor causado por la repentina muerte de su hijo, tremenda desgracia que le concede, otra vez, la posibilidad de mostrarse estoico, tal cual fue en vida. «Me miro a mí mismo con creciente despego y hasta con cierto recelo», dice al inicio de uno de sus artículos. Mirémosle, más bien, con admiración y con agradecimiento por el legado que nos ha transmitido en esta obra. (IZ) José Serrano González, La vida y las palabras, Ediciones SS, Quito, 2012, 248 páginas.


LIBROS / LETRAS DEL ECUADOR

Obra reunida de Rafael Díaz Ycaza

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l Consejo Nacional de Cultura acaba de publicar, en sobrio pero elegante volumen, una selección de las obras de Rafael Díaz Ycaza, Premio Nacional Eugenio Espejo 2011. El estudio introductorio y la selección de escritos han sido trabajados por Fernando Balseca, profesor de la Universidad Andina Simón Bolívar. La idea de agrupar en una colección obras de los ganadores de una presea cultural como la que nos ocupa en esta ocasión, no es nueva. Recordemos tan solo las dos afamadas iniciativas de las editoriales españolas Aguilar y Plaza Janés con la «Biblioteca de Premios Nobel de Literatura» iniciada en 1955 y con «Los Premios Goncourt de Novela» de 1964, respectivamente. En el presente caso, el Consejo Nacional de Cultura ha sido más ambicioso, pues en el prospecto de la colección ha anunciado que el propósito de la misma es «recopilar selecciones de la producción literaria, artística y científica de las personas naturales e instituciones agraciadas con el Premio». Cosa notable pues se requerirá un consejo asesor de carácter multidisciplinario. Igual ambición demuestra al agrupar la colección en dos series: una, dedicada a recopilar escritos de autores ya fallecidos, lo que le convierte al libro en una verdadera antología; y, otra, dirigida a recuperar textos inéditos de premiados aún vivos, lo que permite mantener la vigencia del premiado.

Balseca ha agrupado los escritos de Díaz Ycaza en tres segmentos: poesía, cuento y artículos de prensa, ámbitos principales de la actividad literaria del galardonado. A la poesía, el autor dedica sus primeros afanes, que vienen ya impresos para la lectura del público desde cuando tenía 19 años, pues en 1944 unos tantos aparecen en la página literaria del diario porteño El Telégrafo, el más importante de la época. Muchos años luego, llegará a alcanzar preseas tan reconocidas en el género poético como el organizado por el diario El Universo por su fecha aniversaria. Su primer libro de cuentos, con ilustraciones de Alfredo Palacio, Enrique Tábara y Juan Gavilanes, Las fieras, cuentos de andar y ver, se publica en 1953 y le consagra como uno de los principales cuentistas del país, cosa que ratificará en 1969 al obtener el Premio Nacional José de la Cuadra. Pero hay que advertir que no se queda en el cuento sino que ingresa a los territorios de la novela con títulos como Los rostros del miedo o Los prisioneros de la noche, el primero de los cuales, según criterio de Balseca, permite «admirar por igual ese su característico fluir y la ternura exquisita con que penetra profundamente en sus personajes». En tanto como articulista de opinión, Díaz Ycaza escribe durante muchos años una columna titulada Botella al mar, espacio que nunca fue pasado por alto por los lectores del diario, de la cual se ha hecho una apretada pero sugestiva selección. Pero Díaz Ycaza fue también importante gestor cultural, destacándose su trabajo en el Núcleo del Guayas de la Casa de la Cultura Ecuatoriana y en su iniciativa por emprender una de las más ambiciosas colecciones de libros de alcance popular titulada «Letras del Ecuador».

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El libro que motiva esta reseña tiende, entonces, a un mayor conocimiento de la obra de este escritor, sistematizándola y presentándola con un estudio introductorio en el cual abundan juicios sobre las más importantes ideas del autor que van desplegándose en sus libros. El tema de la tierra, por ejemplo, se identificará como compañero inseparable de sus mejores momentos poéticos; el puerto de Guayaquil y más concretamente el barrio «como enseña de identidad local», animará el curso de su escritura; su convicción por el imperio de la paz ante la brutalidad de la guerra y las consecuencias de dolor y muerte, se avivará por la destrucción causada por las primeras bombas atómicas; la capacidad de plasmar en poderosas imágenes el mundo circundante escenario de sus vivencias mostrará su sensibilidad; las contradicciones de la existencia humana que le desanimarán a ratos, no dejarán de torturarle; la búsqueda de sí mismo como enseña de un camino sin fin; todo esto y mucho más, que las páginas de esta obra permite recordar. Como colofón de la obra, se ofrece una apretada cronología del autor, fallecido en su amada ciudad natal el 27 de agosto de 2013. En resumen, este libro —segundo de una colección que ofrece para los próximos años un amplio panorama de la cultura del país en los últimos cuarenta años, porque son ya cuatro décadas de creado el Premio Nacional Eugenio Espejo—, permite un real conocimiento de la persona y la obra de Rafael Díaz Ycaza, valor de la literatura ecuatoriana de los últimos tiempos. Rafael Díaz Ycaza, Obra reunida, Colección Premio Espejo, Serie Antologías, Consejo Nacional de Cultura, Quito, 2015, 415 páginas


48 LETRAS DEL ECUADOR / LIBROS

Un relámpago sobre el lago Alejandro Aguirre Salas

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n esta primera publicación del sello editorial Contraelviento, Patricio Vallejo recopila una parte significativa de sus escritos de la última década, entre los cuales se conforma una amplia exposición de su perspectiva creativa, declaración de principios desde los que trabaja y piensa el arte escénico como proceso. Vallejo —actor, director, dramaturgo, docente e investigador— dirige desde 1991 el grupo quiteño Contraelviento Teatro, junto a otra serie de emprendimientos, que van desde la gestión cultural a la formación de actores. En su texto, al rechazar un «teatro de complacencia» —signado por la industria del entretenimiento—, el autor propugna otro cuya esencia sea poner en tensión y crisis los sentidos instituidos por el orden social y cultural. Teatro que cuestione, evidenciando la complejidad irreductible del ser humano, que el arte pone en primer término. Creación contra la alienación de un mundo reducido a certidumbres unívocas que anulan la existencia como posibilidad. «El teatro no repite ni reproduce la vida, la revela», dice. Opone así al fingimiento y al simulacro social impuesto, la honestidad de lo teatral, «hecho vivo», «verdad íntima». Vallejo hace por momentos de su experiencia personal eje de la reflexión —de vivencias infantiles a influencias estéticas diversas, teatrales y de otras artes—, dando somera cuenta de un proceso

formativo que va de la búsqueda autodidacta al vínculo con maestros como Víctor Hugo Gallegos o María Escudero, discurrir en el que va esbozando formas de trabajo. El autor comprende al actor como el eje primordial del teatro como arte, donde debe primar el proceso —formativo, creativo, de exploración diversa—. La puesta escénica es parte y no meta del trabajo. Teatro de búsqueda, metódico y riguroso, reflexivo e intuitivo a la vez, más que de «eficiencia» y consumo rápido. La obra final torna entonces «organización estética de la crisis interna», no afirmación tajante. Se propone aquí una «dramaturgia del espectáculo teatral» como entrecruzamiento y encuentro de diversas formas expresivas —varios sistemas de significación, de sentidos múltiples, entre los que el textual es sólo uno más—. Frente a ellas, el director de escena cumple el papel de catalizador y «tejedor» del trabajo personal y colectivo, dice, y el público deviene también creador. Propone Vallejo pensar al Teatro como una comunidad extendida, «patria secreta, transnacional, como un archipiélago de islas de rebelión y dignidad», entre todos quienes buscan en él rutas. Espacio de rebeldía, afirma, en oposición a un medio generalmente hostil y distante. Textos creados en circunstancias diversas, en su agrupamiento se optó por mantener la forma original, por lo que en ocasiones se vuelve a algunas de las reflexiones. Emprendimiento que busca incentivar y profundizar el pensamiento sobre la práctica escénica local, tarea sin duda necesaria. Patricio Vallejo Aristizábal, Un relámpago sobre el lago. Selección de artículos y escritos sobre teatro, Quito: Editorial Contraelviento, 2014.

Editorial El Fakir Libros impresos y digitales

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ditorial El Fakir (http://fakirediciones. com/) es el resultado de la confluencia de dos anhelos de sus fundadores: 1. La admiración y entusiasmo que sentimos por la obra narrativa (ante todo, pero también por su poesía) de quien consideramos el escritor ecuatoriano más importante del siglo XX: César Dávila Andrade y 2. La búsqueda de una renovación y replanteamiento significativo de las letras ecuatorianas, sobremanera en el momento contemporáneo de transición hacia lo digital. Creemos que el planteamiento de toda nueva postulación radical sobre la literatura no deja nunca de ser tradicional y es en ese sentido, entonces, y en ese espíritu, que planteamos la necesidad de ver el avance de las letras ecuatorianas mediante el gesto de regresar a ver al legado de nuestra literatura e identificar en él un modelo. Ese modelo es César Dávila Andrade. Creemos que la situación actual de nuestra literatura —el agotamiento de un tipo de discurso literario reconocible, la bancarrota de las instituciones culturales, el desfallecimiento de circuitos de consumo literario, el envejecimiento de los medios de reproducción cultural y la ausencia de un proyecto crítico— guarda muchos paralelos con la crisis de producción y representación literaria de mediados del siglo pasado y vemos en la obra de César Dávila Andrade no solamente un modelo de escritura sino también un cúmulo de respuestas narrativas a los grandes desafíos de nuestro tiempo. Estamos convencidos de la necesidad de explorar las potencialidades expresivas del nuevo entorno electrónico y digital para la literatura del Ecuador, de la importancia de identificar y buscar audiencias para la literatura ecuatoriana del siglo XXI. Creemos que esta tarea deberá resultar a su vez de una búsqueda urgente de nuevas y nuevos escritor@s decididas a dialogar con nuestro pasado literario y en particular, con el legado daviliano. Editorial El Fakir (la designación obligada con que sus amigos hacían referencia al gran escritor cuencano) entonces aspira a convertirse en un nexo para la producción crítica y literaria necesaria para pensar y escribir el presente, desde un promontorio que divisa por igual la figura titánica de César Dávila Andrade y el clima sideral del ciberespacio. En nuestros primeros cuatro meses de existencia hemos publicado tres títulos de tres de nuestras colecciones: 008 contra Sancocho de Hernán Hoyos, Virus Tropical de Powerpaola y «Vinatería del Pacífico» de César Dávila Andrade con ilustraciones de Eduardo Villacís Pastor. Lanzamos nuestro proyecto editorial en el marco de la Feria del Libro de Bogotá (2015) y 008 contra Sancocho se convirtió en el libro más vendido de la prestigiosa librería La Madriguera del Conejo de la capital colombiana. Virus Tropical y «Vinatería del Pacífico» se presentaron en la Feria del Libro de Guayaquil. El Fakir Editores son César Salazar, Álvaro Alemán, Gabriela Alemán, Carlos Villareal Kwasek, Edwin Fuentes, Ernesto Proaño y Luciana Musello.

Dibujo de Jean Pierre Reinoso


ACTIVIDADES DE LA CASA / LETRAS DEL ECUADOR donación a la Casa de la Cultura de un grupo de obras de esta artista.

Cine

Publicaciones La Dirección de Publicaciones de la institución ha continuado en este trimestre con la edición de obras de su programa anual. Como se señaló en el número anterior, el programa se ha articulado a través de varias colecciones, cada una de ellas con su propia razón de ser. En la Colección «Antítesis» ha aparecido el libro El cajón postergado de Edmundo Ribadeneira, ex presidente de la institución, libro testimonial de su paso por la Casa de la Cultura y de su apreciación sobre personajes y hechos de la cultura, obra presentada públicamente en acto realizado en el aula Benjamín Carrión el 29 de julio pasado. En la Colección «Letras claves» hay que señalar Usted es la culpable. Antología del amor de Raúl Pérez Torres, catorce cuentos de este reconocido escritor ecuatoriano los cuales, según Eduardo Galeano, «tienen amor y coraje». En la Colección «Yachana. Saberes», Culturas prehispánicas del Ecuador de Consuelo Yánez Cossío, tercer volumen de la misma. En la Colección «Casa de niños», Era o no un colibrí, cuentos para niños escritos por Rosa Cecilia Abril y Fábulas en luna llena de María Antonieta Viteri. Y en la Colección «Casa nueva»: Maullidos y metralletas de Pablo Carrillo, Los adioses y otros males de Fanny Rodríguez, Sembradora de lluvia de Matilde Aguilar, Vientos paralelos, acotaciones sobre la cultura y la literatura de Freddy Ayala Plazarte —presentado públicamente el 1 de julio— así como el poemario Ubicación geográfica de los sucesos de Andrea Torres Armas y, recientemente, Theoden, poemas de Pablo Mériguet Calle. Hay que mencionar, además, que el volumen dedicado a los cuentos de Enrique Gil Gilbert, Cuentos reunidos, cuarto de la Colección «Esenciales», fue presentado en Guayaquil el 13 de julio y, en estos días, circulará un libro dedicado a la poesía de Alfredo Gangotena, quinto volumen de la misma. De otra parte, han salido de las prensas de la Casa los siguientes libros: La representación del sujeto andino ecuatoriano en el grupo de teatro «La espada de madera», ensayo de Jaime Flores Meza; Un relámpago en el lago, selección de artículos y escritos sobre teatro de Patricio Vallejo Aristizábal; Cronista de las fiestas populares de Luis Baca; la novela De tinieblas y fuego de Manuel Paladines; y, El discurso del arte de Galo Rodríguez. A este grupo de obras se incorporan dos editadas en asocio con «El Ángel Editor» a propósito de la séptima edición del encuentro internacional de poetas «Paralelo Cero»: una selección de los poemas de los escritores participantes (Poesía en paralelo cero. En homenaje a Ana María Iza); y, Bajo las alas hay un hombre, de Cristian López Talavera, Premio Nacional Paralelo Cero 2015. Por fin, se añade la aparición de los números 14 y 15 de la revista cultural de la Casa de la Cultura Casapalabras, el primero de ellos con una portada dedicada a Eduardo Solá Franco al recordarse el centenario de su nacimiento, el segundo con un autorretrato de Piedad Paredes, a propósito de la

En el período comprendido entre abril y julio de 2015, la Cinemateca Nacional ha ofrecido varios ciclos, recibiendo en todos ellos comentarios elogiosos por la prosecución de sus políticas institucionales. En los primeros días de abril se dio el ciclo «Brasil: cine y literatura» que comprendió la exhibición de cinco películas con adaptaciones de importantes obras de escritores brasileños como Joao Guimaraes Rosa o José Mauro de Vasconcelos. El ciclo se inició con el filme «Mutum» de Sandra Kugut. Del 22 del propio mes de abril al 3 de mayo se presentó la retrospectiva «Grandes directores del cine francés de los años 1930 a 1970», con obras de Jean Vigó, Jean Renoir, Marcel Carné, Jean-Luc Godard, Robert Bresson, Francois Trauffaut, Alain Resnais y Eric Rohmer. En mayo, del 7 al 10, se ofreció un ciclo de cine coreano contemporáneo y del 13 al 17 del propio mes, se proyectaron películas rusas a propósito del septuagésimo aniversario de la victoria rusa en la segunda guerra mundial. En la inauguración de este último ciclo se vio la cinta «Stalingrado» de Fyodor Bondarchuk producida en 2013 y candidata a varios premios Óscar de cinematografía. En el transcurso de junio se presentaron varias retrospectivas. A inicios del mes, una de Luis García Berlanga con obras emblemáticas como «Bienvenido Mr. Marshall» o «Plácido»; a mediados, otra de Nino Manfredi, actor, director y guionista italiano; y, en fin, la reposición de la de Alan Berliner, cineasta estadounidense e independiente, de los más reconocidos en la actualidad. En julio, entre el 9 y el 12, la Cinemateca presentó la Segunda Muestra de Cine Palestino por la Paz; en la inauguración se proyectó el documental «Nacido en Gaza» del director Hernán Zin, una mirada pausada y diferente del conflicto a través de las vivencias de diez niños palestinos sometidos, como toda la población, a la inclemencia de los bombardeos israelitas. En este mismo mes se continuó con la muestra «Cine del Perú» y la de cine cubano contemporáneo.

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De otra parte, el 16 de abril se estrenó la película «Cadáver destruido» de Wilmer Pozo, una producción de más de cien realizadores ecuatorianos. En los primeros días de julio se presentaron dos documentales: el primero, de Rafael Barriga titulado «El secreto de la luz» sobre los trabajos de Rolf Blomberg en el Ecuador; y, el segundo, «Ochentaisiete» de Daniel Andrade y Anahí Hoeneisen. Finalmente, con el auspicio de la Casa de la Cultura Ecuatoriana, su Cinemateca, la embajada italiana y la Orquesta Sinfónica Nacional, se ofreció un concierto con la música de películas ecuatorianas titulado «Cine silente», en el que se incluyeron las producciones musicales realizadas por Marco Biscarini alrededor de tres películas del archivo de la Cinemateca: «Alto Amazonas» de Carlos Crespi, «Noticiero Film» de Manuel Ocaña y la obra fílmica de Miguel Ángel Álvarez. A la Cinemateca se le dio el nombre de Ulises Estrella, su fundador y entusiasta mantenedor durante largos años, en acto público realizado en la sala Alfredo Pareja Diezcanseco el 18 de junio. La invitación correspondiente señalaba que «este reconocimiento constituye un gesto simbólico de la Casa de la Cultura a la destacada trayectoria del fundador y exdirector de la Cinemateca». Hacia finales de julio apareció el quinto número de 25 Wats, la revista de la Cinemateca, que contiene, entre otros artículos y notas, lo siguiente: entrevistas alrededor de la pregunta ¿De qué hablamos cuando hablamos de la ley de cine?; el cine según Rocío Gómez; Claudia Lapage refiere sobre lo que significa producir cine independiente en Venezuela; y, las últimas fotos a Albert Maysles tomadas en el II Festival de Cine Documental EDOC por Francois Laso.

Artes plásticas En mayo y hasta la primera semana de septiembre, la sala Joaquín Pinto del Museo de la Casa, en Quito, aloja una amplia muestra dedicada a la vida y obra de la artista Piedad Paredes Álvarez (19132003) con un grupo de setenta cuadros donados a la Casa de la Cultura por los sobrinos de la pintora, sus herederos, los hermanos Yvonne, Santiago y Luis Zúñiga. La muestra, que despertó interés del público, presentó también obras pertenecientes a las reservas de la Casa de la Cultura, fotografías


50 LETRAS DEL ECUADOR / ACTIVIDADES DE LA CASA Artes escénicas El martes 5 de mayo en el teatro Prometeo, el grupo «Cuervos Danza Teatro Contemporáneo», con la dirección de Byron Paredes, estrenó la obra «Pieles» inspirada en el poemario de igual nombre de Gabriel Cisneros Abedrabbo. El viernes 22, en la sala de artes escénicas «El Tri», ubicada en el «Edificio de los espejos» de la propia Casa de la Cultura, la primera promoción de graduados de la escuela de mimo presentó la obra de Bertolt Brecht «¿Cuánto cuesta el hierro?» El 28 del propio mes, y en la misma sala, se representó la obra «Acto sin palabras» de Samuel Beckett con la actuación de Franc González y la dirección de Luis Cáceres y el día inmediato anterior, en el Museo de Arte Colonial se presentó una obra dentro del Festival Internacional de Perfomance. A esto hay que añadir que el Ballet Ecuatoriano de Cámara actuó en el Teatro Nacional la obra «Romeo y Julieta».

Ecuador durante muchos años y, como aficionado a la fotografía, dejó varios testimonios sobre la vida en nuestro país en los años treinta y cuarenta del siglo pasado. De otra parte, el ministro de Cultura y Patrimonio realizó una amplia y detenida visita a las instalaciones de la Casa el viernes 10 de julio y

Música

sobre la vida de la artista y algunos recuerdos personales de ésta. En los primeros días de mayo se clausuró la muestra «Guerrero por Guerrero» que en la sala Víctor Mideros se había inaugurado el 22 de abril anterior y, en la propia sala, el 13 de mayo se abrió una exposición del colectivo «Ferox» con obras de Adolfo Aguirre, Oswaldo Bonilla y Natalia Obando. Mientras tanto, en las salas Kingman-Guayasamín, Edwin Lluco expuso un conjunto de sus obras desde el 7 de mayo hasta el 28 del mismo mes con el título de «Desfiguraciones»; y lo propio hizo Gabriela Garzón con una muestra de pintura y diseño de vestuarios denominada «Piel, armonía y alma» que estuvo abierta entre el 4 y el 25 de junio. «Utopías», una exposición de pinturas de Manuel Tricalotis estuvo abierta en la sala Mideros del 3 al 20 de junio, «Multiversos» de Didier Galindo entre el 24 de junio y el 8 de julio; y, una retrospectiva del artista Efraín Andrade Viteri, «Afro y trópico», mereció la atención del público desde el 2 de julio y hasta el 23 del mismo mes. De otra parte, en la denominada Galería Presidencial de la Casa, el artista Mario Oñate expuso «Viajes a mundos oníricos», serie de pinturas de su autoría. Los artistas Nelly Aupaz y Fernando López Guevara presentaron en el Área de la Mujer, en su orden, una muestra pictórica, y, una serie de trabajos de artes aplicadas con el título de «Creación y gestación». En estas últimas instalaciones, los estudiantes del Centro de Promoción Artística inauguraron su exposición anual. Por fin, en el Museo de Arte Colonial se clausuró el 16 de mayo la exposición fotográfica de María Teresa García titulada «Fiesta y fe. El mundo rural en la semana mayor del cristianismo» y el 11 de junio, en el propio museo, se inauguró una muestra sobre la trayectoria del Teatro Ensayo de la Casa de la Cultura con objetos y fotografías que atestiguan el trabajo efectuado por este conjunto en largos años de actividad y la acertada conducción de Antonio Ordóñez. Sigue abierta la muestra «Pacífico Americano 1513-2013. 500 años de exploración», sobre la cual se reseñó ya en el anterior número de esta publicación. El Museo anuncia dos próximas muestras importantes: la dedicada a Washington Mosquera y una antológica de Napoleón Paredes.

El 12 de mayo se recordó en el Teatro Nacional el vigésimo primer aniversario de la creación del Conjunto de Cámara y el 20 del propio mes, un concierto de gala de la Camerata dirigida por Cecilia Tapia Samaniego, efectuado en la Sala Jorge Icaza, conmemoró su segundo año de trabajo, oportunidad en la cual se presentó un disco con una selección de doce obras de su repertorio. Unos días antes, el 16, el propio conjunto había ofrecido un concierto en el Museo de Instrumentos Musicales «Pedro Pablo Traversari» a propósito del Día Internacional de los Museos.

Otras actividades El 30 de junio la doctora Gabriela Kaplan Ortiz, propietaria de una colección de fotografías, dibujos y documentos de la colección de su padre, Isidoro Kaplan, entregó en comodato dichos bienes para que la Casa de la Cultura las conserve y exhiba. El doctor Kaplan fue un radiólogo afincado en el

en esa oportunidad se cruzaron algunas opiniones entre el ministro y el presidente de la Casa sobre aspectos vinculados con la administración cultural de la institución y asuntos que conciernen a la relación entre las dos instituciones. Por último, la escultura «La parole» del artista Cesar, donada por el presidente Francois Mitterand durante su visita al país en 1989, fue reubicada en los jardines de la Casa que dan a la avenida 6 de Diciembre.

La Casa, sede de eventos Entre los actos más destacados del trimestre, del 14 al 16 de mayo y en al aula Benjamín Carrión se efectuó el IX Congreso Ecuatoriano de Desarrollo del Talento Científico Infanto Juvenil y el miércoles 20, en el Teatro Nacional se inauguró el XIV Festival EDOC. Encuentros del otro cine, que habrá de realizarse en Quito hasta el 31 y, en Guayaquil hasta el 13 de junio. Asimismo, el 20 de mayo la periodista colombiana Catalina Restrepo presentó el libro de su autoría Asamblea del fuego, una recopilación de entrevistas sobre la violencia en Colombia durante los diálogos de paz de los ochenta. En las instalaciones de la Casa, entre el 7 y el 11 de junio, se efectuaron la inauguración y otros eventos del Encuentro Internacional de Poetas Ecuador 2015 y lo propio sucedió con actos vinculados con la Conferencia Internacional de Ecuatorianistas realizada el 20 y 21 de julio, entre ellos, la presentación del libro De Atahuallpa a Cuauhtémoc. Los nacionalismos culturales de Benjamín Carrión y José Vasconcelos. Los estudiantes de la carrera de artes escénicas de la Universidad Central del Ecuador representaron en el teatro Prometeo, el 24 y 31 de julio, dos piezas de Bertolt Brecht: «El círculo de tiza caucasiano» y «La ópera de tres centavos».


FOTOGRAFÍA / LETRAS DEL ECUADOR

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Maia Gambis

L

a fotografía ha sido mi primer amor. A pesar de que ahora experimento con muchos otros medios (pintura, escultura, video; abierta a formas híbridas de expresarme), la imagen fotográfica, creo, siempre estará presente dentro de mi proceso de creación y experimentación.

Empecé a explorar el arte fotográfico hacia 1993, en Francia y participé en el festival de fotografía en Arles en ese año. Luego, estudié en la escuela de Bellas Artes de Nueva York entre los años 1995 y 1999, siendo mis maestros los fotógrafos norteamericanos Steven Shore y Larry Fink. Mientras transcurre el tiempo, entiendo cada vez más la obra de Stephen Shore y considero a él como un genio de la fotografía contemporánea. A pesar de que mi trabajo es diferente, la influencia de Shore y de Fink en mi obra es indudable. Otros nombres importantes, que descubrí temprano, y que son como mis mentores, incluyen a Harry Callahan, quien propone una fotografía minimalista, de una extrema sensibilidad; al igual que Hiroshi Sugimoto. Pienso también en Lásló Moholy-Nagy, padre de la fotografía experimental. La lista de artistas que admiro podría ser interminable, pues siempre está creciendo e incluye todos los medios. Como la obra de Pierre Huygues o Marina Abramovic, artistas conceptuales, performers, perspectivas con las cuales también me identifico. Y también con Louise Bourgeois, una de mis grandes obsesiones, cuya obra me conmueve profundamente. O mi propio padre, Alexis Gorodine, pintor francés, quien es una constante fuente de inspiración. Como se suele decir, soy muy buen público, admiradora y curiosa de todo creador y que se encuentra una verdad íntima a través del objeto que concibe. Como también soy psicóloga con formación psicoanalítica, creo que el punto de encuentro entre estos mundos distintos que manejo, el arte y la psicología, es el ser humano, a la vez autor y testigo de su propia historia. En cuanto al debate sobre fotografía digital y fotografía analógica, prefiero más bien hablar de imágenes que de soportes. Claro que con los cambios siempre se pierde y se gana, pero me parece que en el fondo, es la expresión lo que vale ante el instrumento que lo permite. En fin, cuando fotografío o empiezo un nuevo proyecto, hay varios tiempos: el tiempo de la observación y lo que surge en concreto. El acto.

Circus, 2002


52 LETRAS DEL ECUADOR / FOTOGRAFÍA

Windmills, 1999

Highway, 1999


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